Letras de la Tierra de Letras - La poesía y la narrativa de Hispanoamérica
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Edición Nº 47
18 de mayo
de 1998

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Poemas

Julián Sánchez Caramazana


Filosofía de la muerte

Dedicado a Eloísa y Abelardo, por ejemplo

Despacio. Los que han llorado, dicen que es lenta.
Bruma primero, andanza mortecina,
cenital cansancio, otro dormir inmutable.
Los cerebros expertos dicen que no duele.
Murmullo plácido, dejar la mirada sin mirar.
Teorías del instante, la fe y la garrulería.
La muerte. Amenaza en el horror y onírico fraude de Fausto.
Ser Mefistófeles o Idea en un imaginario
materia, física, extensión y espíritu.
Los cementerios y crematorios, construcciones de lujo
filosofía de la muerte del 2000 son.

Rostro de pergamino en un cuadro,
muerto, muerte, leyenda y personaje bretón o piel roja, ¿importa?

La filosofía de la muerte es una circunstancia
con sus tendencias, de angustia, escepticismo, miedo o placer.
Lentamente, como excusa del buen vivir, morimos actuando en este teatro.
Morimos y vivimos. Ya está.

5 de febrero de 1997



Flores y pétalos en el tiempo

En el tiempo en que una flor sea quemada
arderá el paladar y la palabra escrita estará hundida.
Maquiavélica aseveración sin tristeza ni esperanza
como desnudos pétalos con apariencia mística,
labios corridos y el velo de una muerte
a punto de encubrir los otros sueños,
de los que se habla y no son acto
de los que amargamente huimos sin posibilidad
porque son la tumba prisión del momento.

En el tiempo en que la voz se piensa

todo será inútil, obtuso y una broma;

el mal gusto del engaño, de la traición material

de estas flores que somos sin aceptar la temporalidad.

Palma de Mallorca, del 11 al 19 de diciembre de 1995



El viaje, el lugar
(durante la lectura del poemario "Pero el viajero que huye", de M. V. Montalbán)

El viajero interpreta como desesperación el crujido del mar
en la ruta que le abre el viento hacia la arena,
en el escondite del cielo y las estrellas cuando es espejo.
Pero el ruido es la línea del viaje, del planeta.
Eso no cambia aunque haya muerte viviendo en su fondo.

El hombre es el perfecto estrangulador de los caminos,
del dolor de las tinieblas y del rito del sexo.

El lugar siempre existe.
Las mochilas se acumulan empíricas
sólidas o en la niebla del anochecer mediterráneo por ejemplo.

El viajero es un viaje, columna de humo y consumo,
billete de embarque en el ascensor y en el prostíbulo.

Putas, macarras y VIPS,
Asia y Africa, pervertidas como muchas otras.
El viaje no tiene tiempo de ser
guarda en su maleta el embrión revolucionario
el que asesinará agencias y turoperadores,
el que fornicará con el ECU y la nueva gran Europa.

En el tiempo el mar sigue esperando un enigma
venganza del huracán, hielo, sal, fuego y tierra.

El viajero sube al avión, coge un taxi
y se despierta incluido en la oferta.

Playa del Arenal
Palma de Mallorca, 23 de enero de 1996


       

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