|
Edición Nº 57 19 de octubre de 1998 |
cómo decir que día a día
me estoy muriendo
si es tan obvio
que consumimos días y versos
cómo decirte, amor
que un día dejé mi corazón
entre tus manos
—tú lo sabes—
dejé en la página de un libro
su factura
y en tus manos morenas
esta bomba de carne
que me hace transitar
hacia tus venas
Malecón de San Juan
vamos al malecón
en San Juan vivo
a mirar a la luna que sonroja
y al mar negro que a carcajadas
la devora
vamos, haced amor
los barcos y las barcas
besan el agua
los horizontes llaman
mi niña llora
Radiotelescopio de Arecibo
estoy en este cerro
donde rompen el cielo
y miran sus entrañas
con un hueco gigante
entre estómago y espalda
al frente hay un paisaje
atrás hay una barra con tirantes
al lado un pasadizo
y en el entorno grillos sin orquesta
y pájaros con alas de mariposa vieja
invento laberintos
me duermen las estrellas
me entrego al infinito de amor
me acuesto en ellas...
Poema 2
cuando menos te espero
como un ave que pasa
por sobre mi cabeza
como una lluvia frágil
o como un meteorito
te apareces, poema
y vienes y me quitas
de lo que estoy haciendo
y me tapas la boca
y los oídos
y me tiras las hojas
y las álgebras
y te sientas conmigo
y mi sangre se agolpa
y el corazón se agita
me vuelvo un remolino feroz
mis ojos brillan
—al menos eso estimo—
y entonces nos ponemos de acuerdo
tu risa y mis sentidos
y nos ponemos manos a la obra
y horadamos los hoyos de la noche
o el fin del infinito
o amamos al amor
o atamos un hilo
para que el niño, el menor
hale su cochecito
algún día lo haremos tú y yo
correremos entre risas y gritos
y entre calles y barrios
historias y amoríos
cuando ya nadie valga una moneda
cuando la risa sea de dentro y no de fuera
cuando no valga el traje sino el trino
Poco
le pregunto a la lluvia
qué será del poema
si las palabras vuelan o descansan
o se ponen en huelga
—las explotamos tanto...—
y la lluvia respetuosa no responde
la lluvia me ha mirado con sus gotas
redondas y brillantes
salgo con un bulto de pasos en las manos
para irlos repartiendo por el mismo camino
para ir regando huellas y miradas
en esta tierra de caribe y alas
un pedazo de mí se va quedando
otro pedazo va a tomar camino
mi corazón es poco para tanto
Fusiles
duermen mis estrellas matutinas
mientras la noche se abalanza sobre mí
el cuerpo rinde menos ya
y el corazón tira su sangre
sobre esta hoja azul
ideas que van, que vienen
—se me atraganta el alma—
y un concurso de frases
se derrama
en el nocturno espacio
y comienzan, de a poco,
a salirme las alas
que frágiles me llevan
por paisajes sin voz
entonces la novela
de tantas noches muertas
aparece y me mira:
me provoca un suspiro
y yo la beso
y beso a mis estrellas matutinas
antes que el sol despierte
beso también mi historia
beso al cosmos y al caos
los pequeños infiernos
los milagros
las manos dolorosas
los fusiles sanguíneos
de mis venas