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Elucubraciones en torno a la palabra penumbra

martes 29 de agosto de 2023
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Elucubraciones en torno a la palabra “penumbra”, por María Soledad Pereira
La penumbra es una especie de aproximada, de inminente oscuridad.

Aunque puede asociarse al momento en que la noche da paso a la mañana, la penumbra no nos sugiere el amanecer, sino la caída del sol, la huida. En ese declive o limbo tenebroso, la oscuridad crece y, al hacerlo, nos adentra, plenos, en la noche.

No hace mucho, mientras cursaba la materia Introducción a la Lengua Latina, el profesor mencionó, en un trabajo, la palabra penumbra, y preguntó dos cosas: cuál era su etimología y en qué momento del día, a nuestro entender, se manifestaba. La causa y el origen de estas divagaciones vienen de ahí.

Dice el Diccionario de la lengua española que penumbra es “una sombra débil entre la luz y la oscuridad, que no deja percibir dónde empieza la una o acaba la otra”. La componen las palabras latinas paene, “casi”, y umbra, “sombra”. La penumbra es entonces una especie de aproximada, de inminente oscuridad. Aunque puede asociarse al momento en que la noche da paso a la mañana, la penumbra no nos sugiere el amanecer, sino la caída del sol, la huida. En ese declive o limbo tenebroso, la oscuridad crece y, al hacerlo, nos adentra, plenos, en la noche.

En el poema “Las calles”, Borges construye con las palabras penumbra y ocaso dos complementos coordinados para un mismo núcleo (el orden —penumbra primero, ocaso después— es justo y necesario). “Las calles de Buenos Aires / ya son mi entraña / No las ávidas calles, / incómodas de turba y ajetreo, / sino las calles desganadas del barrio, / casi invisibles de habituales / enternecidas de penumbra y de ocaso”.

Borges también alude a la penumbra, aunque en forma de metáfora, al hablar de su ceguera. “Esta penumbra es lenta y no duele; / fluye por un manso declive / y se parece a la eternidad”.

Algo curioso ocurre en el siguiente verso de su poema “Afterglow”: “Siempre es conmovedor el ocaso / por indigente o charro que sea, / pero más conmovedor todavía / es aquel brillo desesperado y final / que herrumbra la llanura / cuando el sol último se ha hundido”.

El vocablo herrumbra (forma de la tercera persona del singular del presente del indicativo activo del verbo herrumbrar, que no tiene nada que ver con la sombra) configura, en las dos últimas sílabas, “umbra”. Si bien no hay rastro de sombra en herrumbrar, no nos animaríamos a decir que Borges haya elegido el verbo al azar. Por lo demás, según él, penumbra es una de las diez palabras más bellas de la lengua castellana. Lo confirma Esteban Peicovich en su libro Poemas plagiados.

13
El palabrista

Sándalo
Jacarandá
Penumbra
Cristal
Sombra
Anhelar
Runa
Arena
Hexámetro
Ámbar

(Las diez palabras más bellas de la lengua castellana según Borges)

María Soledad Pereira
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