El escritor es un tipo que vive, y
además escribe.
Si bien uno escribe más o menos solo, la lectura es la socialización
directa de su trabajo.
Es recomendable participar en talleres, aun para los "consagrados", o por
lo menos contar con un pequeño grupo de lectores de confianza que nos
ayuden a, justamente, socializar u objetivar lo que escribimos. Mejor aun
si es (son) otro(s) escritor(es), que vean la falta de claridad, los
errores, las confusiones en el texto.
No hay que sentir pena ni gloria acerca de lo que se crea. Las palabras son
materiales. Las que en mí generan sentimientos elevados y maravillosos,
pueden interpretarse como un pésimo y estúpido discurso.
Escribir no es nada; el drama es publicar.
Superado este drama, queda el otro drama tamaño Amazonas: la distribución y
venta, los derechos de autor que en la mayor partte de los casos son
solamente humos y espejismos.
Y ahí no hay consejos válidos.
¡Sáquenle punta al ordenador, y dénle para adelante!