¿Qué es escribir?
Ya no me lo pregunto. Ahora escribo. Siempre surge de la necesidad
imperiosa de manifestar algo. Ni siquiera una idea clara. Sólo algo que va
más allá de la palabra dicha o de la imagen retratada. Algo que gira y
empieza a gestar nuevas formas. Algo que muta hacia la palabra y las
palabras, hacia las ideas y hacia los argumentos. Algo que se transforma en
historias al fin.
¿Cómo escribir?
Es no dejar escapar ese algo, tenerlo allí entre el sueño y la vigilia,
aprisionarlo entre las emociones y la razón. Aprisionarlo. Atarlo con
brazos y letras. Y dejarlo impreso. Luego encender un fuego, poner un
caldero y echarlo allí, para transmutarlo a través de la alquimia de la
literatura.
¿Las formas, la técnica..? Eso es lectura y más lectura, y talleres si es
posible, y comunicación con otros alguien que se dediquen a esto de
transformar palabras.
¿Condiciones imprescindibles?: la rebelión. Rebelión a los dogmas, a las
cadenas del alma y a las cadenas de la razón.
Y si uno no desiste, y si no se entregan las alas, el tiempo hace el
resto.