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¡Que la Poesía sea... y la Poesía fue..!
(Carta a una amiga para quien la poesía es cosa de vanidades)

La poesía, amiga mía, puede ser vista como cosas frívolas, cavilaciones de viejas señoras empolvoradas y añejos poetas desdentados, púberos y adolescentes afiebrados por un acné primaveral, soñadores encerrados en sus torres mentales, rentistas con pasado y sin porvenir, damas encopetadas en busca de trasmutar sus primeras verrugas cerebrales... También, como no, puede ser catalogada hasta de vanidades (“Vanidad, todo es vanidad”)...

Pero más allá de consideraciones retóricas intrascendentes, gusta o no gusta, duele a quien duele, los poemas son expresiones del alma profunda, son notas de música que resuenan e irradian desde lo más alto de cristalinos y diáfanos montes parnasianos del Espíritu Creador, son notas “pianoteadas” por cada célula del Corazón del Alma universal, son canciones órficas tarareadas por deidades que moran en los pliegues de cada corazón amante...

Publicarlos o no publicarlos son, sí, cómo no, cosas de cada uno y de cada una y hasta pueden ser vistas como cosas terrenales o, ya lo dicho: ¡vanidades..! Aunque publicarlos (es decir, estrictamente hablando, “hacerlos públicos”), también, puede ser visto de otra manera: es darles a conocer a los demás, es, de una u otra forma, dejar de pensar sólo en uno mismo, es soltar (y soltarse), es deshacerse de..., es desapegarse..., es regalar sin cálculos, es dejar de guardar todo para uno mismo, es dejar de amontonar cosas en los gavetas y escaparates de la memoria y de la vida, es en parte, por lo tanto, dejar de ser egoísta (en el sentido estricto y a la vez llano de la palabra), es ser dadivoso, es compartir, es dar de sí mismo...

“Hacerlos públicos” es, así mismo, despertar en los demás sentimientos y pensamientos que pueden ser creadores, es elevar una plegaria a Dios y darle las gracias por este don que nos ha dado; a la vez que es darle las gracias a los demás por leernos y compartir alegrías y vicisitudes, búsquedas e inquietudes, penas y glorias...

Escribir y publicar poemas es, en cierto modo, también, darle gracias a la vida por lo que nos ha dado y que, a lo mejor, hemos guardado por mucho tiempo en el baúl del Tiempo, decididos, un día, a transformar este tesoro virtual en este oro espiritual llamado Poesía, nacida como toda Poesía (y como bien lo dice su raíz etimológica) de una crisis, de una catarsis, de un éxtasis, de una exaltación de los sentidos y del espíritu creador, y... quién sabe cuántas cosas maravillosas más... aunque, amiga mía, gusta o no gusta, duele a quien duele, la Poesía, en esencia, es... y nada más..., y todo lo demás es... vanidad...

¡Que la Poesía sea... y la Poesía fue..!

5 de agosto de 2004

J. P. Leroy. Periodista, ex director de medios; autor de Contacto divino en Caracas, Mi primer viaje a la India y Una nueva manera de pensar, todas obras publicadas por el joven sello alternativo Editorial Alianza Universal, Caracas, Venezuela, años 2003- 2004.


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