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Carmen Rosa Orozco

Carmen Rosa Orozco

Cuando la conocí hace aproximadamente diez años era una jovencita intensa, excéntrica, con una existencialidad complicada. Con gran afán de dar a conocer su trabajo. Durante varios años le perdí la pista, habíamos coincidido en algunos eventos pero sin la oportunidad de una conversación. El año pasado nos encontramos en la ciudad de Cúcuta, Colombia, en el XIV Encuentro Binacional de Escritores; resultó muy grato hallar a una mujer madura, centrada, serena pero sin perder ni la intensidad ni la vitalidad. Una mujer que ha tomado el aprendizaje que las lecciones de la vida le han brindado. “Tuve una adolescencia y una juventud temprana que viví de manera muy acelerada; viví, leí, escribí, viajé, disfruté mucho para esa edad. Ahora mi filosofía es llevar una vida tranquila, sosegada, desvinculada de círculos sociales y personas estériles; solidificar un piso profesional y económico para el futuro; publicar poemarios de calidad editorial y sobre todo vivir de la manera más gratificante para mí. En el centro de mi ser he encontrado la plenitud del universo y de mí misma, a ratos estoy feliz y a ratos triste, pero siempre plena. Además, considero muy importante vivir en concordancia con cada etapa de la vida, y no hacer el ridículo cuando una ya se ha adentrado en los años”. Se describe a sí misma: “Soy tranquila, tumultuosa, impredecible, noble, generosa, constante, fuerte, vengativa, optimista, ambiciosa, ácida, huraña, agradable, antipática, apasionada, superficial, profunda, alegre, depresiva”.

Carmen Rosa es una mujer de sentires profundos que se notan tanto en sus poemas como al conversar con ella, para quien el amor en general es la fuerza motriz que nos permite llevar una vida más grata con nuestros congéneres. Además opina que hay que practicar con más frecuencia el amor y que el dar a los más desposeídos es algo manido pero muy cierto. En fin, que amar es dar, entregarse, es compartir y significa para ella la única alternativa para no entregarnos al odio. Sin duda que por esa hondura de sentimientos y por su sensibilidad ha estado más expuesta al dolor del alma; quizás quien la vea a veces sonriente, a veces huraña, no creería que el sufrimiento ha tocado tan duramente su corazón: “Las traiciones de tres hombres con los cuales compartí momentos de mi vida, los cuales fueron mis parejas formales, cada uno en su tiempo. Y las traiciones de un par de amigas(os) en los cuales creí firmemente. La muerte de mi abuela paterna... cambiaría todo lo que viví con esos tres hombres con quienes compartí mi vida, porque todo fue falso, superfluo, sin un verdadero compromiso de vida. Fue muy decepcionante comprobar al término de esas relaciones que estuve con una persona que no era lo que demostraba y lo que yo creí; y la facilidad con la que se comportaron de manera vil, desleal, poco caballerosa. No compartiría de nuevo ni un solo instante de mi vida con estas personas”. Pero los dolores y las decepciones la hacen creer más firmemente en Dios como un todo que lo abarca todo, la nada, el caos, a la plenitud y el silencio. No cree en las religiones: “Hablo mucho con Dios, le increpo, le respondo, le pido, le lloro, le suplico, lo busco, lo desatiendo, le interrogo. Creo en los ángeles. Creo en los espíritus, los he visto. Tengo una amplia y lo que algunos llamarían dislocada vida espiritual-mística-esotérica. Poseo el don de la clarividencia y puedo visualizar cosas que no han sucedido, además he tenido experiencias y contactos con ángeles, seres espirituales, personas que han muerto o están por morir. Mi vida ha estado tan plena de estos seres que ya los veo como algo normal. Creo en la reencarnación, en las vidas pasadas”.

Una mujer de gustos eclécticos, cuyo pintor favorito es Salvador Dalí, le gusta todo tipo de música, desde la clásica por excelencia pasando por el jazz, merengue, blues hasta llegar al reguetón. En fin es sumamente amplio el espectro musical de sus gustos. Realmente eso depende de su estado anímico y de la ocasión. Como buena géminis perteneciente al elemento aire es cambiante, suave como una tierna brisa de un soleado atardecer o feroz como la ráfaga de la tormenta.

De su vida en los actuales momentos dice: “Soy profesora. Estoy revisando mi libro De Horacia y otros apuntes, que es mi sexto libro, y he comenzado un nuevo poemario al cual no le encuentro un nombre que lo defina y resuma. Quisiera atreverme a publicar uno de mis libros inéditos, por allí tengo una oportunidad, pero en estos momentos estoy tan desconectada de la literatura formal, sólo vivo hacia mis adentros, leo y escribo con mucha pausa, sin la premura de mi adolescencia. Además, unos estudios universitarios que culmino en diciembre han absorbido mucho mi tiempo y concentración, creo que para el 2008 estaré más libre para la poesía y para mí misma”. Asume que escribe sólo porque le da la gana y no obedece a ningún motivo o causa externa. “Lo hago en referencia a mis caudales internos, a lo que se sucede en mí, por tanto me obedezco a mí misma”. Al hablar de la poesía dice: “Cada tiempo histórico tiene sus ritmos musicales, sus vetas creativas, sus decisiones generacionales, sus gustos y preferencias, sus mitos, sus fetiches, tantas cosas más. Creo que cada quien elige lo que le gusta o desea aprender o hacer; y que a la gente de ahora no hay que embutirle la poesía, siempre habrá cultores para todo, y, además, la poesía y el arte siempre han sido predilección de pocos en referencia a los otros aspectos de la vida. No está en crisis, porque ahora se publica más, y la Internet es un libro amplio, electrónico, multidiverso, donde los poetas consagrados y no consagrados pueden publicar cuanto deseen... como dije hay a quienes les gusta el cine, o los deportes, o viajar, o hacer dinero, o estudiar medicina o escuchar música o bailar o miles de quehaceres más. El ejercicio de la poesía o de cualquier arte u oficio es libre, es individual, es de plena elección, es disfrutable; por ello, hay gente que prefiere leer, o escribir, o viajar, o practicar el fútbol, o ser veterinarios, o ser actriz, o lo que quiera ser o hacer. La poesía es una actividad para recrear el espíritu por espontánea decisión, qué terrible sería obligar a alguien a leer o escribir poesía, por ello todos los quehaceres del comportamiento humano funcionan en grupos afines en sus gustos y preferencias, y la poesía no es excepción en esto”.

“Si el camino se acorta o se ensancha, depende de muchos factores, no sólo de mi voluntad o deseos o perseverancia. También entra en juego la suerte, el destino, el destino, los contactos que se tengan, las oportunidades que se presenten, la cuota de trascendencia que lleve inmersa una obra artística o literaria que depende de su solidez en el tiempo. Por ahora, siento un camino latente que me llama a abordarlo, ya veremos qué pasa, que los dioses estén de mi parte. En cuanto a la musa... viene a ratos, a ratos no, y cuando ella llama a nuestro pensamiento hay que capturarla en el instante y apuntar en una libreta lo que nos quiso decir, lo que sucede es que a veces desoímos la inspiración, ya sea por falta de tiempo, por pereza, por aletargamiento de los sentidos o por una simple excusa; hay que escucharla y apuntar”.

Al preguntarle sobre cuál es el lugar de sus sueños nos cuenta: “El lugar de mis sueños está en mi corazón y en todo lo que hago, además también abarca todo aquello que a veces creo que no puedo lograr”.

El gran amor de su vida sin duda alguna es su hija Camila y con ella comparte una grata anécdota que no olvida: “El acostarme en la playa con mi hija, cuando ésta tenía dos años, y sentir su manita en mi mano, y sentir una completa paz y felicidad, las dos miramos al cielo y el horizonte, y ella me dijo que siempre me amaría y yo le dije que yo también siempre la amaría. Esto fue en Cayo Sombrero en el estado Falcón”.

Ésta es Carmen Rosa Orozco, una poeta real, de adentro. Una mujer que siente y vive esos sentimientos; en fin, una mujer con defectos y virtudes pero una mujer de verdad, una persona real.

Carmen Rosa Orozco