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Alejandro Tarazona

Alejandro Tarazona

La música es un paraje particular. Como un mundo dentro del mundo. Los músicos son tan particulares como la música misma. Personas con una sensibilidad intensa, a veces tormentosa y otras pausada. Algunos logran el equilibrio entre la subjetividad y la objetividad; tal es el caso de Alejandro Tarazona, excelente saxofonista de la Banda Oficial de Conciertos Marco Antonio Rivera Useche de San Cristóbal, capital del estado Táchira, en Venezuela. Está en el mundo de las notas y los pentagramas desde muy joven, pues la música le viene en los genes: su padre también es músico y formó parte de la Banda Oficial de Conciertos viniendo de su nativa Colombia, junto a un grupo de maestros invitados por doña María Santos Stella a trabajar a tierras tachirenses.

Alejandro comenzó siendo integrante del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, reconocidísima cantera de talentos guiada por la mano del ilustre maestro José Antonio Abreu. Luego de un tiempo en el SOIJ ingresa a las filas de la Banda Oficial del Estado, donde aún permanece. Pero como dijimos un poco antes, Alejandro ha sabido equilibrar una carrera artística con una carrera universitaria. Al comparar ambas carreras parecieran no tener nada en común, es licenciado en administración y actualmente trabaja en la directiva del Colegio de Licenciados en Administración del Estado Táchira en el cargo de vicepresidente. Pero es que Alejo es así: un artista con los pies muy bien puestos en la tierra.

Siempre ha comentado que todo artista debe tener una profesión alterna que le dé una base firme, y agrega: “Puedo desarrollar ambas facetas desvinculándolas y relacionándolas dependiendo del momento”. En cuanto a planes y proyectos afirma: “A corto plazo, culminar el post grado. A mediano, completar un proyecto para el mejoramiento del sistema de bandas; y, a largo plazo, ser feliz”.

Alejandro me da la sensación de un iceberg. ¿Por qué?, porque a simple vista se ve un pedacito que tal vez no impacte, pero si miras con atención y te adentras en las profundidades quedas impresionado con la fuerza, la contundencia y la inmensidad de aquéllo. Así es él, cuando te adentras a conocerlo encuentras un paisaje interior tan variado, tan contrastante... como su respuesta cuando le pregunté sobre un lugar al que quisiera volver, y me dijo: “Nueva York... ¡esa ciudad es arrechísima! La calle 48 porque está llena de burdeles. Es la única calle completa llena de burdeles. Creo que no hay otra ciudad que tenga una calle tan llena de burdeles para todos los gustos como esa”. Él se describe a sí mismo: “Sensible. Esquizofrénico. Inteligente y consecuente”. Y yo le agregaría solidario, amoroso y excelente amigo.

Alejandro TarazonaComo buen representante del signo de cáncer, Alejandro es amante de su familia a la que describe hermosa y con mucha sabiduría tal vez sea por eso que califica a su infancia de linda y verdadera. De hecho al preguntarle por una grata anécdota no duda en recordar que cuando tenía seis años sembró junto con su papá un árbol que todavía está en la casa y que tiene cuarenta años de existir. Su filosofía consiste en ser útil y feliz, amor por sobre todas las cosas. Porque el amor es complemento, es vida.

Aunque es un viajero incansable, el lugar de sus sueños es alguno con mucha gente sensible, solamente, no importa donde sea. “La vida es lo que tenemos para disfrutarla con los seres humanos y con los sentimientos que cada quien tenga. Yo soy muy respetuoso de lo que sienta la gente”. Y aunque hay cosas terribles que le han dolido mucho, como la vaguada en La Guaira en 1999, nada le quita motivación, así dice: “El compromiso con la gente me motiva. Nunca me desmotivo ya que siempre tengo compromiso con la humanidad”.

Refiriéndose al aspecto artístico-cultural reconoce sentir que siempre tiene nuevos horizontes ante sí. De la poesía, no cree que esté en crisis porque todo lo que la gente quiera ver con amor es poesía, sea lo que sea; pero sí cree que hay élites en la literatura en cuanto a lo que se refiere a la difusión. Al hablar de la musa inspiradora comenta: “Cuando no la tengo, la tengo que fabricar. No todo el tiempo la tengo para mí...”. Pero si tuviese la oportunidad de ser y hacer otra cosa en la vida, este increíble hombre sería ¡policía o bombero!

Al hablar sobre su ámbito místico y espiritual lo trasladó de esta manera a la música: “Es como una sinfonía de Beethoven: denso, pasional, artístico, profundo, extraordinario”. De Dios dice que siempre está con todos y en todas partes. No cambiaría nada de su vida, está contento con todo lo que hay y ha habido en ella, Alejandro es de esas personas que realmente han construido la vida que quieren y como la quieren.

Hombre de gustos sencillos, prefiere el agua para beber y la comida que esté bien preparada y que tenga muchos vegetales. En la pintura, el francés Monet y el italiano Miguel Ángel Buonarotti. Su color, el azul, color muy común entre la mayoría de los artistas. En la música, toda la que sea bien hecha, bien ejecutada. Y de sí mismo: “Lo que más me gusta es la mente. Y lo que menos me gusta es la mente porque a veces me juega sucio...”.

Este es Alejandro Tarazona, un hombre que ha sabido combinar, amalgamar y conciliar muy armónicamente al artista bohemio, sensible y soñador que toca bellamente el saxofón con el hombre pragmático, objetivo, realista que da clases en una universidad y que ama su profesión de administrador sin que el uno opaque o menoscabe al otro. Logrando ser los dos y uno solo al mismo tiempo.

Alejandro Tarazona