El pasado viernes 24 de septiembre de 2010 fue presentado en el Salón Oval del Edificio de Posgrados de la Facultad de Ciencias Humanas, en la Universidad Nacional de Colombia, el cuaderno número 76 de la serie “Viernes de Poesía”, encarnado en el poemario Cuerpo de amor herido del escritor Triunfo Arciniegas. En el evento participó la poeta Margarita Fernández, y también se presentaron libros de Hernando Guerra y Carlos Fajardo. Hoy, ilustrado con fotografías del ruso Vadim Stein, ofrecemos a los ojos de la Tierra de Letras los poemas que conforman este cuaderno.
Herida al sol
Una a una
Apagó las luces de la casa
Para seguir la luciérnaga ansiosa de mis dedos
Luego se abrió
Para darme
A beber de su herida
Dijo
De un caballo
Que la hirió
Cerca al sol
Lecciones de gramática
Se ríe maliciosa
inclinada sobre mí
descolgados los senos
ahora que reviso su cuaderno de apuntes
Asedios
Atravieso la ciudad
en ruinas
bajo la lluvia de las balas
hasta tu cuerpo
y caigo
Tendidos
Después del amor,
oímos los pasos
de los hombres
que van a la guerra.
Espuelas
Sus talones
clavados
en mi espalda
mientras escarbo
la humedad de sus muslos.
Hotel
Se oyen los gemidos
De una mujer
En otro cuarto
Algo le duele
Algo deja de dolerle
Y pide más
Mientras tú y yo
Nos envolvemos en la noche
Marea
El mar terco
una y otra vez
golpea las rocas
Así mi cuerpo
contra el tuyo
Balance
En la ventana
El viento
Me lame como un perro
Eso fui para ella
Tres noches de hotel
La mano que te escribe
La mano que te escribe es la misma
Que te encendió el deseo
Escarbó en la isla de tu cuerpo
Hasta encontrar el más codiciado
De los tesoros
La mano que te escribe duerme conmigo
Me acaricia y me da de comer
A la hora del espanto
La mano que te escribe es la misma
Que cada noche sueña contigo
Y amanece muerta de sed en la almohada
Como una araña en la colina
Ruido y olvido
Tanta algarabía callejera
de hombres que venden fruta,
lotería, mendigos que ansían una moneda,
traquetear de buses atestados que se parten
los hierros del alma,
tanto estruendo de música barata,
tanto sol ahí afuera,
y yo aquí, desdichado,
en la mesa del bar,
tratando de olvidarte.