Julio Verne
Julio Verne.

De plagios y plagiarios

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No hace mucho me enteré de una noticia que me dejó estupefacta: Julio Verne pagó 100 francos a un escritor llamado Louis Michel por el argumento de Veinte mil leguas de viaje submarino, y no para ahí la cosa, ya que al parecer era costumbre de monsieur Verne.

Esto por un lado; por el otro, el afamado autor, siempre al parecer, repito, no tuvo manías a la hora de “inspirarse” en el mismísimo Giacomo Casanova para escribir Viaje al centro de la Tierra.

Resulta que Casanova, aparte de amante profesional, también novelista, había escrito una obra titulada Icosameron, en la cual se habla de un viaje al centro de nuestro planeta, cuyas características son idénticas a las del Viaje al centro de la Tierra.

Un argumento tan original no puede tener una repetición debida a la casualidad, hipótesis que se ve reforzada en otra obra de Verne Las Indias negras.

Esta novela la leí de pequeña, bien que sólo a medias porque pertenecía a una colección juvenil del siglo XIX y faltaba la segunda parte, era de la biblioteca de mi tío y una especie de reliquia. El caso es que ignoro si se me ocultó esa segunda parte por considerarla inadecuada para mi tierna edad, yo tenía demasiada fantasía y no me faltaba más que eso, de manera que nunca pude saber cómo acababa la aventura, ahora más o menos sí pero sigo con las ganas de haberla leído, curioso que en tantos años no lo haya podido hacer, ¿verdad?

Otro paralelismo con el Icosameron lo volvemos a hallar en Las Indias negras, al mencionarse un “sistema de notación musical basado en los intervalos de los tonos”, lo que recuerda la transcripción del lenguaje de los megamicros, habitantes del interior de la Tierra en el Icosameron. Por último, los protagonistas de Veinte mil leguas de viaje submarino, igual que los de dicha novela, son absorbidos por el Maëlstrom “a las profundidades marinas”.

Bien, o más bien mal, ¿es lícito que un escritor se “inspire” de manera tan descarada, por muy Julio Verne que se llame, en los textos de otro?; el hecho de que Casanova ya estuviera muerto no le autorizaba al plagio, y no creo en casualidades.

Ahí se encierra el núcleo del problema. ¿Podemos admirar a un autor que copia a otros y por esa misma razón pasa por genio, cuando si eso hace, o compra argumentos con la mayor tranquilidad, no revela precisamente un talento con el que pasará a la historia de la literatura?

Es más que sabido que Alejandro Dumas (padre) tuvo muchos “colaboradores” a la hora de escribir, y también que el verdadero autor tanto de Los tres mosqueteros como de El conde de Montecristo fue en realidad su “negro” Auguste-Jules Maquet.

Mas fue un secreto a voces. Lo triste es que Verne se nos haya presentado como un genio sin serlo realmente, porque ahora sabemos lo de los plagios a Casanova, pero ¿hubo otros?

Fuente de la información sobre los plagios de Verne: El País Semanal, 21 de julio de 2013, pág. 58.