El sueño de Beethoven

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Escultura de Beethoven en un parque de Bonn. Fotografía: Jacques Pavlovsky
Escultura de Beethoven en un parque de Bonn. Fotografía: Jacques Pavlovsky.

Todo el mundo sabe, o debería saber al menos, cómo Charles Dickens influyó decisivamente para proteger los derechos de autor, y cómo Mozart tuvo la osadía de romper el yugo que ataba al músico con sus protectores, léase reyes, príncipes y nobleza en general, para convertirlo en un artista libre. Lo que muchos ignoran es que Beethoven soñó con Internet en sus anhelos de conseguir mejoras para su profesión.

No se trata de ningún sueño profético ni mucho menos sino de una reflexión consciente nacida de una necesidad muy real.

El hallazgo ha tenido lugar leyendo una biografía del artista en un libro editado hace años, concretamente en 1975 por Espasa Calpe, en su colección “Clásicos de la Música”, del autor francés André Gauthier.

Como esto sucedió mucho antes de Internet, no se puede hablar de influencias ni siquiera casuales a la hora de encontrar similitudes, pero la deducción salta por ella misma.

El asunto empieza con una denuncia, que podríamos llamar eterna, respecto al trato abusivo que los músicos recibían de los “editores que saquean y despojan desvergonzadamente a los pobres compositores, deseando que hubiese en el mundo para las cosas del arte, un único almacén en el que cada artista sólo tuviera que ocuparse de su trabajo”, concluyendo con una frase reveladora: “Es preciso, también, ser un medio comercial, ¿mas cómo conseguirlo?”.

Un único almacén, eso suena a Internet y, en cuanto al medio comercial, la promoción de los propios autores.

¿Que deduzco gratuitamente, que veo visiones?, no lo creo.

Beethoven soñaba con ese mundo perfecto que pertenece a la utopía mientras no se concreta materialmente, pero su sueño se convirtió en una realidad, fuerza es reconocerlo y no deja de admirar la capacidad, casi profética, de muchos personajes célebres a la hora de desear, o imaginar, lo que en siglos futuros pueda ser una realidad cotidiana; en este caso concreto, la anécdota me ha parecido sumamente curiosa.