Ernest Christopher Dowson

Dos casualidades y una triste historia

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Una vez existió un poeta muy desdichado que murió joven pero, como antes escribió sus versos, especialmente dos, su recuerdo ha llegado hasta nosotros, mas, como siempre sucede, demasiado tarde para él, que murió a los 32 años indigente y alcoholizado. Sin embargo, y merced a la magia de sus poemas, no sólo escapó del olvido, sino que hizo algo más sin él llegar a saberlo nunca, dio título a una novela inmortal y convirtió en película estos versos que todos recordamos con fascinación: “Largos no son los días de vino y rosas. De un nebuloso sueño surge nuestro camino. Y se pierde en otro sueño”.

El poeta se llamaba Ernest Christopher Dowson.

La novela se titula Lo que el viento se llevó, y lo debe a este verso hoy archifamoso, tanto, que no necesita traducción: gone with the wind.

Y la película recibe también su nombre del poema de días de vino y rosas.

Quién le hubiera dicho a Ernest Christopher Dowson muerto en la miseria que un día, o en días muy lejanos, sus poemas serían conocidos en el mundo entero “apadrinando” dos obras maestras a las que el éxito acompañó desde el primer momento.

Siempre me han causado mucha tristeza estas historias de póstumos triunfos de los que el protagonista nunca tendrá noticia, al menos en el mundo de los vivos; no puedo resistir ese olvido tan profundo, ese desconocimiento de lo que en vida le hubiese hecho muy feliz. Es injusto.

Dowson nació en Londres el 2 de agosto de 1867 y falleció a los 32 años; fue poeta, novelista y autor de relatos cortos, tuvo un amor desgraciado que le marcó, y la muerte de sus padres, él de tuberculosis y ella por suicidio ahorcándose, terminó de hundirle en una profunda depresión que aceleró su final, expirando el 23 de febrero de 1900.