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Wilfredo Carrizales
 Desde el cinabrio(Brevedades)
(a mi madre) Desde el cinabrio el cardenal graba sus huesos en relieve y luego anota en la puerta del vino el día de su nacimiento prematuro. -o- El enano fue ejecutado por tragarse una perla. Su cuerpo se contorsionaba aun después de que en el entorno todo era oscuridad y pesadumbre. -o- Las monedas rodaron tras los mendigos y brillaron en el cálculo de los ábacos. -o- El tronco del árbol fue roído por la liebre en su obstinación. Mientras, por una telaraña, corre el último vestigio de la tarde muda. -o- En los museos se acumulan muchos talentos y se forman saberes que contienen el cansancio de las neuronas. -o- Un lechón que dormía, al escuchar ruidos de cacerolas, despertó. No sobrevivió a la avalancha de hongos y legumbres en el fogón. -o- Los espíritus vagan borrachos por los bordes de los estanques y espantan al dragón sin cuernos escondido en el límite del trueno. -o- El poeta giróvago conforma su destino en el barco de recreo que avanza bajo el árbol donde duermen los niños. -o- Para manifestarse inmortal es imprescindible haber tomado una opípara cena a la luz de una lámpara de papel aceitado. -o- Los pescadores advierten la transparencia del río cuando conducen, aguas arriba, a sus propias muertes. -o- Unas pocas hojas de papel y una casaca quedan en el campo de batalla una vez que se ha firmado el armisticio. -o- El remo en su crujido incita al alba que se desguarnece tras los postreros efluvios. -o- La bruma da término a la tarde en el ascenso de la artemisa. -o- Detecta la yesca el fuero interior del desfiladero, a la hora de la desazón, y lo obliga a manifestarse en el campo asoleado. -o- Aplicado al sol el nubarrón originado en las metas del fuego se aclimata y se distrae con maniobras que molestan al pronóstico del tiempo. -o- Cree conocer bien el eucalipto a su ramaje y a la flojedad de su fatiga. Pero sólo aprehende atisbos. -o- La codorniz se apoya en la choza y busca, a través de los aros del perihelio, la noción olvidada cuando estuvo clueca. -o- El padre de los cinabrios y su parentela purpurada concurren al crisol y formalizan el orden de precedencia para la novísima alquimia. -o- Cierto artrópodo vuela con alas de cántaro derretido y pasado el examen se deprime en su colosal leyenda. -o- Una anciana pronuncia un trabalenguas en un pequeño valle entre montañas. El perímetro se trastoca y en humo descienden los ademanes. -o- La dueña de la charada danza, enamorada de sí misma, y, de un chasquido, impulsa la hierba olorosa de las estancias. -o- Degüella la noche al amanecer y en una prueba de paladio sale a relucir la daga utilizada. -o- Separa, parte, abre y cierra el borracho el curso de la ebriedad que, en su justo momento e instante, se acoda a su prodigiosa garganta. -o- Con rostro de circunstancias se cuela el actor en la ceremonia, pero cuando intenta el culto a la imagen de los ancestros, decae su ánimo y debe postrarse sobre la tierra, de cualquier manera. -o- La meretriz se traslada desde el balaustre hasta el jardín y, de allí en adelante, el rápido desarrollo de su movimiento distrae el final que había pagado. -o- Bajo la suela agujereada de un zapato que suda puede nacer un arroyo, en albricias de verano o en otoño, y en el líquido preciso que emerja acaso se visualicen penurias de viajes y domicilios. -o- El engreimiento de la almeja ofende a la cesta, al albergue de las mareas y al sol perlado. Pese a ello, el mar paga sus cuotas y no impide la náusea que al agitarse desentona. -o- La avutarda crecía en la exuberancia de la casa de putas. Sus maneras resultaban informativas para los clientes y cuando faltaba el agua, el ave otorgaba abluciones para la contienda de las habitaciones. -o- En la estela el barco lleva la cuenta de los agravios sufridos y de las aflicciones que provocaron lamentos. Al norte o al este, un ulular de un cuarto de vuelta y el destino transmigra. -o- A llama lenta el yunque se gradúa de principal. Con chispa y soldadura ocupa su faz auténtica en la primera idea de su imagen. -o- El niño pone cara de locomotora y silbato y su madre enciende el fogón para que pase la orfandad no prescrita en el calendario. -o- Alguien abusa de la aldaba, limpia sus mocos poco pronunciados y sigue la respiración de otro. De aquí a acullá la confesión encaja en su idóneo breviario. -o- El arrozal sabe de sus granos huecos; la difunta madre, de su tumba cambiada; el espejo, de la imperfección que lo contrae. -o- Cerca del talud o la ensenada aprisionan un seno que, en las volteretas, se encuentra con su propia seducción. -o- La araña y su aguja tejen la periferia del apotema. Distante en el designio un drama poco conocido resiste al trabajo de improvisación. -o- De un bocado la brida de un caballo por nacer enaltece su sangre. Aptitud o ejemplo o aprobación, todo concuerda en la tabla de las apuestas. -o- Una manzana llega a las manos necesitadas en derroches de aspereza y acidez. El rojo no fruteció en su árbol y se depositó en olvidados terrones. La agonía del dulzor no se prestó al juego: las hormigas decidieron por ella. -o- Según y cuando murmure el cazador, mi deber obra como un motivo para la discusión. Hasta allí la excelencia me incumbe; más allá, es otro el clamor. -o- El moscardón estrena su arte aprendido del rechazo a la oruga vacilante. Mientras el desarrollo sea un asunto de moho y adivinación, ninguna argucia podrá disponer de un espacio para la ventura. -o- La otra ciudad es una precedencia infinita en la imaginación de sus moradores. La discordia se patentiza al interior de cada mapa familiar. -o- El funcionario maltratado y apaleado no codicia riquezas. Los bienes plantean una original disyuntiva: o los guillotinas para que se duelan o les atribuyes bondades que te salvan de tristezas. -o- Verde tras lo oscuro y, tal vez, escondrijo de conejos, el celaje asoma un aliento de ajos. En un abrir y cerrar de ojos el bosque te ha transformado a su acomodo. Al final los cambios rebotan en la ausencia. -o- El ángel voló en los cometas y de todos cayó al vacío. Notoria era la privación de asideros. El Viejo del Cielo reía y reía. -o- Siempre hereda el pordiosero las mismas riquezas: una jarra de té que no se desborda; el matiz ocre de la dobladura de un cayado; la fragancia del recuerdo de su primer baño; los rugidos del tigre de tela atrapados en su circo de cartón... -o- Los reflejos de la ciudad se contristan en las ventanas y en los ángulos que acosan las luces de neón desaparecen, momentáneamente, las malas intenciones de Dios. -o- Son organizadas las sombras por el causante de la defección y luego ingresa a aquel estamento con chispas de almas forjadas. -o- Encima del oprobio del légamo un viejo pescador cuenta los años como si calculase eslabones expuestos a la intemperie. La humedad y la maravilla de sus formas completan la superficie de las cosas en contacto con la impermanencia. -o- Mientras el exiliado explora la casa tendida junto al mar, su interés se desvía hacia las puertas manchadas por el salitre y el musgo. Demasiadas texturas superpuestas hacen que las puertas no concentren el balance de los ángulos. -o- La exclusión de los parches que mostraban los pantalones del payaso fue motivo de más risas que todas las funciones juntas. -o- El guardagujas mide las sombras para conocer las direcciones de los ferrocarriles. La luz del ocaso origina apariencias en los cursos de la humareda. A lo lejos cae el sol atravesado por los cuervos. -o- Se hizo necesario volver a aquellas complacencias, a esas removidas tierras. Las lágrimas sobre las flores nunca empapan a los trapos de la noche. -o- El amante y su laxitud ofrecen vanas delicias y fantasías que amarillean las danzas. La música de la opulencia expulsa aires hacia escenarios no propicios. -o- En las islas se confiesan los dioses y luego se lamentan de los fantasmas que crean. -o- El punto del oro se revuelca en el verano y atrae hacia sí un cielo de monedas. Superado el acrisolamiento decrece la estadía que practica una oportunidad para los brillos. -o- La muerte y el mar desvalijan a sus barcos en un interludio de borrasca y alzamiento de algas. El espectro de las cuadernas en la playa se aposenta y se prolonga asimetrado. -o- En una canción el ansia múltiple de los bosques normaliza la ira de los búhos. -o- Abrazado a la noche un ángel llegó a los límites de la astucia. -o- El tiempo se despedazó al concluir su pasión por las aguas. -o- En el país mental el destino sólo supo de una temporada que huía a pesar de la vastedad de su firmeza. -o- Un brillante aplicado a los ojos provoca destellos que, con el devenir, se transforman en derroteros para la mirada. -o- En un valiente se manifestó un rostro de cisne y no pocas águilas trataron de cazarlo. -o- El hipo de la ballena constituye un peligro para los reinos sumergidos. -o- El ataúd con el cadáver adentro necesita un rótulo para pasar a la eternidad. -o- Las pepitas de oro incrustadas entre los dientes súbitamente tienden una trampa a los fabricantes de riquezas. -o- En el ojo del gato acaece una lluvia de peces que juegan a la imprudencia. -o- Abundan las corrientes con el termómetro acostado a la sombra de los glaciares. -o- Con la luna nueva el boticario saca a airear el diploma y las confidencias. -o- Ponerse al abrigo de los tabúes para luego caer en la impudicia es práctica común en pueblos sin ventajas. -o- Los huesos trenzan sus blancores al compás de andaduras sin término. -o- Censuran duramente los vespertilios a los estandartes que simbolizan soles de arrogancia. -o- Un torbellino de viejos vientos escolta las bridas de caballos inflamados y parece un cristal de reloj a deshora. -o- El vagabundo que vive de limosnas se resiente del encanto excepcional de ciertas monedas que intiman en sus bolsillos. -o- En las máscaras se escucha un silencio que proviene de innumerables rostros antiguos. -o- Sin hospitalidad los dientes salientes emergieron de la boca para nunca más regresar. -o- Mientras despellejan a un conejo los hermanos siameses hacen elogios de la cabra que los alimenta. -o- El recién nacido abraza a un haz de leña convencido de la hermosura de su gesto. -o- Las orejas de mar escuchan a los pescados salados y pronto se acostumbran a sus cuitas. -o- Pegar un capullo a un pedazo de tela es como montar en bicicleta con el manubrio volteado. -o- El corazón le late con fuerza al necio cuando salpica los morrillos con vinagre. -o- Debe empezar risueño el vuelo el avión de cortos alcances. -o- Encima de las ciudades flotan agujeros por donde se escapan los accidentados. -o- Salvado e inservible el pincel dejó de escribir por exceso en la moderación. -o- La sirvienta viste de harapos cerca de la empalizada de bambú a la espera del traje celestial. -o- Según ciertos libros antiguos las hierbas olorosas en ellos descritas primero chapotearon en el barro, antes de entrar en las memorias. -o- Cuando se empina la copa de vino se capta el sentido del malabarismo de la uva. -o- Por rehusar hartarse de maldiciones el sueño descabellado de un hombre sufrió una incandescencia. -o- Con alquitrán en los pupitres los alumnos aprenden las lecciones y presumen de reducir los argumentos. -o- Resulta de gran importancia tratar a un juez con una causa perdida. -o- Los pétalos dan un traspié y se fragmentan en pedazos para que aparezcan las esperadas frutas. -o- Junto al alba el libelo de la ostra difama a las mareas que no saben cómo defenderse. -o- No hay que demorar mucho el balazo, so pena de cansar a la pistola suicida. -o- La neblina de la tarde suele ser afable, pero enana en sus decisiones. -o- Entre montañas que se odian la garganta traga en seco. -o- Al aplicar a un hoyo un puñado de semillas se logra una preñez de grave terreno. -o- Contra la vasija panzuda se recostó una atmósfera primaveral y la sombra proyectada anuló los rocíos. -o- En los collados se cuecen las sopas de mijo a la manera especial como les gusta a las ancianas que disimulan y muerden las cucharas. -o- Traspuesto el fondo de la habitación principal de una casa abandonada se siente un cúmulo de miradas que interrogan por la ausencia. -o- Si un niño se asemeja a un mirlo lo carcome la rigidez de ideas y la pobreza de cometidos. -o- El marido y la mujer envejecen juntos entre miradas de soslayo y una lámpara colgante que desarrolla lo chistoso. -o- Se enmohecen los goznes de la puerta y suspiran las doncellas en mangas de camisa. -o- Caen de espaldas los borrachos al hacer la comedia de la expiración. Si nadie los ayuda a levantarse comienza la verdadera función. -o- Muchos hombres ataviados de luto parecen familiares a los ojos humedecidos. Después de las plegarias hay cosecha de parpadeos. -o- Vomitan rizos los niños al momento de su hormigueo. Más tarde levantan lanzas de aire y celebran victorias. -o- Las noches queman sus pestañas en las cercanías de esferas luminosas y esto les produce insomnios que las afean. -o- Los yoes o los nosotros permiten escapar la sed para ulteriormente cavar pozos donde las aguas yazgan extintas. -o- En malos términos los desobedientes evitan errores en sus siestas por temor al sobresalto de sus almohadas. -o- La bruma se coloca fuera del alcance del antojo del mar con sólo torcer su señal. -o- Gozar de un distante estigma significa poseer la imperfección como esplendor. -o- Cuando los ciegos riñen por una lámpara la noche amanece a tientas. -o- Cualquier fisura posee un antecedente en un chispazo precursor de dificultades. -o- A la cabeza de la clarividencia siempre va el tonto de la familia. -o- Los viajeros explican con detalles las posibles consecuencias del despuntar del alba en prematuras subidas. -o- No siempre se llega a conocer el vigor de las muñecas cuando abandonan los exilios. -o- Se hacen un ovillo los cantos fúnebres al anticiparse la mortandad de los gordos. -o- Por el regocijo manifiesto se descubre a los locos escondidos entre las multitudes. -o- En el canto del gallo se encubre el fastidio por la rajadura constante de las horas oscuras. -o- Desde dentro de un cántaro se escucha la conversación de ranas atrapadas en sus vórtices de palabras resfriadas. -o- Sobre la tienda de campaña se tienden las camisas inmundas para que los cuervos las consideren parte de su reinado. -o- Es innegable la existencia de tungsteno en la muerte gratuita del hechicero. -o- Bajo un árbol rechoncho la escolopendra resulta poco sistemática para los asuntos de la merienda. -o- Los soles almacenados degeneran en despojos que luego son asiento y muda de meteoros. -o- Se esclaviza la salamandra al croar y se devana los sesos cuando no logra la libertad. -o- En los meandros los ríos se tuercen los tobillos. -o- El cuchillo serpentea entre los cerros. Posteriormente extirpa los recodos y gana un palo torcido. -o- La última parte de la noche deplora los suspiros que se instalan en mitad del retraso. -o- Acomete el temporal y el botón de la flor rueda con la ligereza de su incoherencia. -o- Transcurrió demasiado tiempo y el loro se sintió abandonado en las querellas domésticas. -o- Detrás de los muros del cementerio desaparece el acicate de la tristeza. -o- El buitre trasvasa la noche a la liebre ciega que huye. -o- En la jarra el vino forma ondas para ahogar con ellas a los gorgojos de la sed. -o- Suelto la pierna y me labro un camino desde el muslo hasta el tobillo. -o- Mi casa solariega la recuerdo despierta de alba y debe continuar siendo blanca aún después de la caída de las flores del toronjal. -o- Los mineros cosecharon la pólvora y lanzaron petardos al aire para quemar las puntas del cielo. -o- Después del fragor del trueno quedan los clavos ardiendo y únicamente con salivazo temerario se aniquila la crisis. -o- La nube genérica gana monedas de cobre para la aleación de los clanes. -o- Un hombre con las pupilas dilatadas regresa a la virginidad y un traje infantil se ajusta a su condición. -o- Al abrirse las espigas se desecha la impetuosidad de la avispa rampante. -o- Los cuchillos declaran su guerra con la astucia montada sobre los filos. -o- Se mueve el oleaje a la manera embravecida de su fiebre y hurga en la peripecia del vigor. -o- El puerto se metió en el cuaderno llevado de la mano por el tintero. -o- Adopta la lengua la posición de batalla al encontrarse en la frontera del idioma. -o- En los charcos de agua reina el silencio que traen aparejados los renacuajos. -o- Las manchas del té experimentan las variaciones de color que propone la tarde en sus ocios. -o- Los zapatos andaban en el barro ahorquillados y sonando como pequeños címbalos. -o- Una corriente murmurante despierta a la cigarra en medio de su sueño frívolo y la obliga a plantearse otro destino. -o- Con gran cantidad de presagios los apelativos salieron a conquistar las alabanzas. -o- Aquel terreno escogido sólo sirvió para plantar mangos de cuchillos y pajaritas. -o- Los peces adultos luchan por completar los modismos del mar, pero apenas alcanzan a esbozar tartamudeos en la arena. -o- Por la senda entre los campos avanza la embriaguez desnuda y con los relámpagos marcando los hitos de la noche. -o- Los espíritus malignos del monte se alimentan de estrígidos heridos por las centellas. -o- La sopa y la cuchara se las ingenian para estar a solas y despotricar contra los niños. -o- No más que un gusano se le subió a la cabeza al arrebatado por la muerte locuaz. -o- Entre sedas y trapos el adversario le ganaba a la hostilidad lo mejor de la faena. -o- Las personas muy feas andan por la vida en busca de recompensas para embellecer al mundo. -o- Dice el heno: pienso en mi forraje y no me corto por observación a los principios que rigen lo rústico. -o- El golondrino se prendó de la margarita de los prados y de continuo le ofrecía un vuelo contrapuesto a la prisa. -o- Jadean las aguas y estos percances evaporan las lluvias del mañana. -o- El borracho se sienta a la ventana para ver pasar a la sobriedad en andas. -o- Se ha acabado el esmalte de la cabecera de la cama debido a la frigidez de los sueños. -o- Bruscamente la madre abandonó el hogar y se dedicó a prohijar cachorros de la errancia. -o- El gato que buscaba pelos en el huevo al final quedó calvo y viudo. -o- Alardea el humo del fuego de la cocina de su facilidad en excitar el hambre. -o- Quien se debatía con la muerte logró agonizar hasta que un ángel proscrito vino a aconsejarlo. -o- La chinche acumulaba oro de ley por sólo el placer de verlo brillar en la oscuridad. -o- Entrado en años, el hombre que se creía puro comenzó a sentir que le florecía la mácula. -o- Esas bagatelas que mordisquearon sus labios adquirieron pronto gran prestigio. -o- La ropa se le hizo jirones al torpe palurdo y las codornices supieron dónde iban a poner sus huevos. -o- Fue perforado el secreto por la lezna más puntiaguda del lugar. -o- El espíritu del vinagre le causaba celos; el tiempo fallecía en sus cabales; las palabras le hacían fuego nutrido en el alma. -o- En la seda viajaba un barquichuelo siguiendo el rastro de la blanca espuma. -o- El gallo de madera se asombra de la poca constancia demostrada por la termita. -o- Antes de que la montaña haga llover las nubes renuncian a su apogeo. -o- Sobre la región pubiana creció la raíz de la salvia para expresar la fidelidad al bermellón. -o- En el lapso de un día el papel del cobarde fue roído por las ratas. -o- La mujer del mercader concibió un alumbramiento fantástico que debía ocurrir entre los extremos de una pértiga. -o- Bajo el impacto de la bala la gallina aovó la penuria de sus últimos días. -o- Lo que se rogó en el conocido país insular nunca apareció en los mapas turísticos. -o- El ladrón tuvo sus razones al llorar al difunto quien lo robó. -o- Cuando la imagen del santo, suspendida cabeza abajo, comenzó a invertirse la feligresía descubrió la precedencia de toda lógica. -o- Entre los hábitos del sacerdote estaban: dar en el clavo equivocado; portarse con mojigatería; revelar las calzadas; pedir perdón con cantos populares y coleccionar estatuas sin cabeza. -o- La avenida alzaba sus balizas para derrochar las luces que le sobraban del día. -o- Al subir los peldaños los pies de las ancianas consideran de poca importancia la marca de los zapatos que llevan puestos. -o- A un lado de la piedra de afilar el hueso sacro tiende a participar de lo profano. -o- El casateniente tanteó el peso de la hipoteca y luego miró de soslayo la caja fuerte. -o- Roza el agua el demente para poner a punto la omisión del termómetro. -o- El soldado herido subió a la cama de la enfermera y le puso puntillas donde no debía. -o- Empañado su ojo de vidrio el mozo de la fonda buscó en la fachada la mancha que le daría reputación. -o- Si no llevas dinero cuando vas al restaurante pagarás los platos rotos y una mesa que cojea. -o- Había venido pensando en su familia y, de improviso, echó los cimientos para su presente funerario. -o- Una arandela se puso debajo de otra y enmuescaron los ejercicios hacia el azul índigo. -o- El pícaro apresó la pierna de cordero y a punto de hincarle el diente se le mustió el apetito. -o- Como tenía ampollas en los pies, decidió caminar de manos y decolorar la marcha forzada. -o- Las mariposas aparecieron repetidamente sobre la ciudad abatida por el calor y la doblegaron hasta hacerla perder el nombre. -o- Cierta familia poseía un cuarto con tronco celeste y de él se desprendió un bebé con cara de planeta errante. -o- Guardaron duelo los mosquitos por la muerte del hombre que más se rascaba. -o- Contra el viento la bicicleta la emprende con inusitada tozudez, pero, al cabo, la derrota pedalea hacia atrás. -o- Seguir a la huéspeda del agua dulce resulta en vano si no se cuenta con zancos apropiados. -o- En la cúspide de su fama el mono mostró el equilibrio de un jarrón sobre su cabeza, mas los esperados aplausos se convirtieron en añicos. -o- Una piedra servía de ancla a una barcaza y en el fondeadero los cangrejos se divertían a su costa. -o- Con las nalgas al aire el marino se declaró culpable de transportar piojos de contrabando. -o- Sólo en el aceite de hierro amargo se puede confiar a la hora de sacar a flote los naufragios. -o- Para que un caballo se desoriente el método más eficaz consiste en azotarle las dos orejas con una rama defectuosa. -o- El pedante cambia de residencia en mitad de la primavera y alega que una morada mucho más apropiada lo espera en el sur. -o- Quiénes vendieron las puertas de sus casas? Aquellos que querían revelar todos los detalles del interior que habitaban. -o- Las velas amanecieron rotas y las llamas se escurrieron en silencio por los pábilos. -o- El luchador del doble brazo arqueado infundía tanto miedo que su esposa debía acompañarlo en cada combate. -o- Un bizco denunció a un tartamudo por hacer trampas en el juego de cartas y un policía manco de ambas manos los apaleó a ambos por alterar la ley natural. -o- La calavera estudiaba con diligencia el idioma de los extranjeros, pero su pronunciación malsonaba en la quietud del cementerio. -o- De qué vivía en épocas pasadas la gorda lista? De lo que veían sus propios ojos en la alacena. -o- Pasa el río el insecto sin mirar hacia abajo por temor de que lo carcoma la prisa. -o- Quitaron la teta al niño para llevarla al cadalso. -o- En la calle el loco dialogaba con su espejo y le daba vueltas para mirarse la nuca. -o- El vino fue bautizado y declaró que antes de nacer vivió a sus anchas en el mosto. -o- Para que se ponga en camino el mortero de piedra hay que atapuzarlo de granos y plantones frescos. -o- A fuego lento el metal inclinó su orgullo hasta el suelo. Luego se hizo cuchillo y su realidad se acomodó a los pretextos de sangre. -o- No había ni una almena en el mapa; no aparecía ninguna batalla en las memorias; arma alguna nunca fue inventada. -o- Dio el indolente una patada en el suelo y un canto suave emergió como respuesta. -o- Cayó en la trampa al caer del caballo que trampeaba las caídas. -o- Sobre la piel del asno la mujer coqueta esbozó sus ademanes y fue tan estridente el rebuzno que hubo conmoción en la comarca. -o- En un instante el ruso omitió la errata. Entonces el vodka le recitó en los labios. -o- Montó el cólera y se puso furioso. Intentó reprimirse y contuvo más alegrías de las debidas. -o- Con sueño angustioso el cocodrilo se puso a llorar: se había visto caminando en la avenida convertido en hermosos zapatos. -o- El dentista enseñó los colmillos, formuló una pregunta, le dio cuerda al reloj y se puso a dormir. -o- La leche se cortó con una navaja de acero y de la hemorragia quedó un queso de primera. -o- La vulva de admisión logró ingentes hazañas al acatar las leyes de los jefes guerreros. -o- Para vencer a la caracola el bonzo se elogia a sí mismo y no produce ningún eco. -o- Se agitan las olas y el sargazo incógnito rezuma los elementos que una y otra vez se agrietan en los corales. -o- Proliferan en los setos las jaulas de pájaros y nadie se atreve a abrirlas porque fecundarían de cantos el horizonte. -o- Era hombre de palabra y su mudez lo caracterizaba notablemente. -o- Temprano se parte el mal: un pedazo va al corazón; el otro, a la cabeza. -o- Las avionetas silvestres volaban en círculos y desgranaban sus atavismos de esa manera. -o- La pelusa de algodón se arroja al fuego cuando se entera que en su provincia se propagan malévolos chismes sobre ella. -o- Cae copiosamente el hombre y se hace famoso y vende artículos al por menor. -o- La cucaracha se confundía con la jadeíta: la una llevaba alas como rastrillos; la otra rastreaba los verdes bajo el cobre. -o- Un perro suplanta a su sombra y los ladridos se pierden en la resolana. -o- El que juega encima de las tumbas el hollín lo trabaja de noche y de día. -o- El ratón ciego blanqueó con tiza su madriguera y desde entonces sus parientes lo localizaban a tiempo. -o- Se adorna de viento la luna y de la nieve saltan flores. La constancia percibe los cambios en cada nuevo giro. -o- A través de la rendija de la roca el barquero aprendió tardíamente su doctrina. -o- Se reunían los polluelos jubilosamente bajo el mismo cascarón y la gallina les alejaba los días de la canícula. -o- Gozaba de alto prestigio el canario, aunque no tenía corazón para complacer todos los deseos. -o- El modista tiraba del coche fúnebre para convencer al difunto de que el traje no le quedaba a la medida. -o- Entregada la tarja al general el soldado concordó con él en impulsos y requisitos para lograr el botín. -o- Los espíritus de la tierra fueron invocados con palmadas y la amplitud de su buenaventura tocó suavemente los rostros de los vecinos. -o- Se hundió el barco en su propia agua. Corrió la misma suerte que su constructor. -o- En un lugar apartado y estrecho la gente se apiñó para trabar amistad, pero un chasquido dispersó rápidamente a la multitud. -o- Cerca de la morada la mañana se obstinaba en ser fuerte e inflexible, mas debía ceder ante el avance del huso horario. -o- Un pez sufrió un infarto y su corazón espinoso se clavó en el fondo del cieno. -o- Al oso negro se le acusó de cobarde porque no enfrentó al perro con mal de rabia. -o- El sol arroja su sombra sobre la tortuga y le agrieta la longitud del período climático.
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