Contramarcas

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Textos y collage: Wilfredo Carrizales

1

Contramarcas

MENGUA la luna bajo la atenta vista de la muchacha. El gavilán observa brillar la cola del cometa y siente miedo de que se le tuerzan las patas. Padre mío, ¿me darás tu opinión? Te regalaré mantequilla de coco si no me llevas la contraria.

EN la tranca de la puerta se encadenan las ideas que conducen a los crímenes. Así vivimos en el mismo sitio que, generación tras generación, constituye el punto crítico que pone en contacto el pasado con el futuro.

SOMBRA sobre la sal. Extraordinario compás. Jaspe y rosas enfrentados en la mirada vaga. Se adivina la distancia entre una rueda y las grietas del orbe. En la encrucijada, por fortuna, aparece un sordo de nacimiento, quien hace avergonzarse al heredero del vacío.

A lo lejos la niebla se eleva del monte. Obstruye el camino; envuelve los parapetos. En el periódico se recoge el bello paisaje, pero no está presente el aroma de los geranios de papel. Más tarde sacan del agua a una persona que habitualmente se envejece. Sus costillas tiemblan como las nervaduras de las hojas. Al final, cuando muere, el elogio fúnebre es pronunciado por un triste con sombrero de paja.

 

2

SENTADO a la orilla del canal bebo esa agua, generosamente difusa. Por extensión, las ramas de los árboles redundan en sus vapores y glosan las formas de lo que asciende.

SE disolverá el terreno sobre el cual yo muera. Caerán mis huesos arrastrando consigo los trazos que una vez les dieron vida.

EL sarampión aprovecha para instalarse en la cubeta donde se reparten las meriendas. Me rasco la cabeza en busca de una estética nueva. Así aprovechan para pescarme y darme un revolcón sobre la arena desprendida de los desiertos.

ME hablan luego a través de ventanas que no poseen emoción. Desde el fondo de una oscuridad colectiva me llegan voces que son como zumbidos de buitres ayunando. Me obstino en descifrar todos los signos que revolotean, pero fracaso, debido principalmente, a la ubicación de mis antenas receptoras. (El alambre cuando no conviene al hombre se vuelve alumbre). De aquí a esperar cualquier membrecía sólo hay un salto de cama y unas yemas que se contorsionan.

A la postre se cansan las obleas de tanta reyerta, mientras en el dominio de al lado abundan los mediastinos y los arcabuces trasnochados. Más no se puede pedir. Pax et bonus.

 

3

COMO un trepagato desmantelo las afrentas. Con la ropa vieja que llevo a cuestas congrego a un conjunto de orates. Uno de ellos me habla sentenciosamente. Dice: “La persona liviana se anubla con facilidad. Cuando está frente al bronce lo nombra con una vulgaridad que enfada. Fuera del tiempo cree existir, pero la composición alocada de sus palabras lo trae pronto de vuelta a la realidad. ¿Cuál es el estado perfecto para que en la cámara disminuya el cauce de la sangre? Dejo aquí esta cuestión y me separo para inocularme con mis propios efluvios”.

LE vi partir, sin intimidación, y luego se perdió tras un lagar donde el mosto hedía a cochambre.

LA más lactígena de las mujeres que rapiñaban por ahí cerca se me avecinó. Me permitió que tocase varias veces sus voluminosos pechos. Cuando me sintió a punto de desfallecer se retiró, ladinamente, y a distancia me hizo tragar mi humillación. En mi zona lumbar amarilleó un reflejo e hice un mohín para no persistir en la purgación de las costumbres.

 

4

DOMINO a la gran extensión frente a mí. Estoy vestido de plumas. Allá, en lontananza, se produce una huida tumultuosa de animales. En mis entrañas se expresa una conmoción.

EL día se ha hecho largo y su luz me penetra por todas partes. El vehículo a través del cual se manifiestan los seres vivos huele a junco oloroso. Ahora vagabundeo. Siento un estandarte que flamea con su impronta y sin duración. Cuando me toque embestir lo haré con decisión y cierta brusquedad. Para ello dispongo de una alabarda de utilería. Sé que soy rápido en odiar. Evito pronunciar el nombre de mi enemigo.

POSADO sobre un árbol insignificante diviso a un búho ficticio. Supongo que representa a la muerte aparente. Delimito su territorio del mío y condesciendo a ocupar una posición algo destacada.

AL cabo me pongo en contacto con el creador de sofismas y le ofrezco una pluma alargada de la cola del pájaro avizor. Él se golpea el puente de la nariz y se pone de puntillas para mirar mi porvenir. Luego ríe y en sus dientes aparece una extraña lumbre.

 

5

NO me encorvo. Cierro los puños, eso sí. Hastiado de los asuntos del mundo. Entreveo una encrucijada. La atisbo, al acecho. No me apresuro; no hay por qué. El cuerpo humano es una talla solitaria.

UN tábano podría ser mi modelo, si no destruyera sin convicción, si no se vaciara tan a menudo.

AL oeste proliferan las fronteras. ¿A qué debo apelar? Yo, el que no otorga tributos. Vuelvo sobre mis pasos y desembucho el alimento para los cuervos. ¿La reina margarita ya se habrá humedecido? También doy de comer a los ofidios, esos monumentos del triunfo conmemorativo.

SEGÚN parece me voy conformando a la subsistencia. Aún no lo tengo muy claro, pero se agrupan las marmitas para algún deleite.

PULULO en los panales. Doy unas puntadas. Los bandidos hilvanan sus secretos, mas se les notan los remiendos.

HAN llegado cartas cerradas herméticamente. No me atrevo a abrirlas. Con seguridad contienen cuentas pendientes, frenesíes, túmulos... Si abro las cartas saldrán en grupos y en desorden.

ENTONCES, migro, cambio de residencia. Me llevo la esterilla y aspiro a emular a los sabios que se regocijaban con nada.

 

6

A la edad de dirigirme a los rincones, me desplazo con pasos de antaño. Por calles sinuosas exhorto a orientarse hacia los tragaluces. Los espíritus me acompañan en mi hedonismo.

AL alborear se mira lo blanco en la pura imaginación. ¿En cuál? En la distante y perdurable.

LAS grietas del metal me hacen más perspicaz. Me aproximo a las clavijas del arrebol, después que los comadreos han cesado y el chirrido de un carro anuncia su jurisdicción.

DIMITO de mi ciudadanía. Goteo a mis anchas. Cojo y aprieto con dos dedos el periodo de tiempo, su partícula de aserrín. Surge un ruido suave: minucia para pasar la noche.

EL aire me sobra y relaja los músculos. ¿Y si alguien me está haciendo un retrato sin que yo lo descubra? Bueno, modulo una siesta. El líquido que se escape es de mi entera responsabilidad.

AL rato las maderas cercanas ceden ante tanta presión. Los gusanos bromean. Alzo la cabeza y precipito el desenfreno. No me marchitaré si no es necesario. A menos que... La heterodoxia del escorpión se pone en evidencia. Mi alma remonta vuelo y profana la armonía que importuna.

 

7

EL pájaro hembra me lleva una ventaja. De su pecho emanan afectos y clamores. Eso es demasiado para mí. Hay un brillo que se me atribuye. Craso error. Me sepulto en la oscuridad.

LA madre de aquella alardea. ¿Acaso sus flores secas son comestibles? Me ofusco. Lo abstruso me rebaja el tono; me torna lacrimante. No taciturno.

NO existe ningún peligro y puedo colgar las proclamas que embrollan las ideas. El agradable y tenaz paisaje resalta sobre la sábana. Que otros se encarguen de los remolinos del viento y las aguas que murmuran.

ALGUIEN coloca una barrera frente a mi vista. Un obstáculo más que no me cercena. En mis riberas caliento a gusto las corrientes más difíciles. Dentro del segmento de mi círculo desprecio la pequeñez. Persevero en la orfandad. Todo entero. Trago azufaifas y no pido socorro.

RESBALO con calculada astucia. Siembro el desorden entre mis hipócritas vecinos. Juego a la morra con mis sombras y, vencido, bebo hasta emborracharme.

LUEGO se escucha un jaleo. Siento un dolor en un tobillo. Una dama que estaba encinta pare de improviso. Me aflijo porque el niño llevará mi nombre.

 

8

EL primer rayo del sol lo trae una luciérnaga. ¿Fasto o nefasto? ¡Al carajo! No voy ahora a blandir el cuchillo. El ojo que es menester me vigila. Comprendo y pago. En un instante: Peking.

AGRANDO mi espacio. Tenedor de libros. Entablo batalla contra el comején. Comprendo que es lucha perdida, pero puede que encuentre alguna coyuntura.

DERRAMO el oro del cual carezco sobre la bondad de los arrepentidos. Con la escoba resumo las categorías de los beneficios. Aquí los excelentes; allí los circunstanciales. Lo airoso se torna rojo, por contraste, no por devoción política.

UN objeto redondo, cae; una boca, muerde; una jarra de vino, se endereza; una respiración, se afana; un par de guantes, se afloja. Compendio unánime de prodigios.

DEL mismo rango que yo, una araña se expone a convertirse en cadáver. Mas ella sabe que soy generoso, poco dado al orgullo destructivo.

YO hablo soñando. Anoche se lo dije en un puente a la concubina de uno que comete fraudes. “Esa es una costumbre adquirida a buen precio”, le confieso. Ella se apoyó en mi hombro y oteó la ciudad en la lejanía. “Si yo pudiera, la arrasaría”, afirmó con calma y en un canturreo.

 

9

LAGARTO o lagartija. Medular sobre los granos de loto. Lego las instrucciones para los seguros desplazamientos. Por ejemplo: desde el lugar del reposo hasta el ámbito de las frutas en agraz.

MI opinión personal: el jabón limpia las grasas de las tripas, aunque no falte quien diga que es un juicio sin fundamento. (Se abrió la puerta. ¿Habrá llegado uno amistoso?).

TRADUZCO: “la música lasciva cura las enfermedades del alma”. Trato bien a las pacientes con tacto de veterinario, pero a la izquierda se muestra una inquietud. En zigzag los fonemas alcanzan su debida providencia.

NO todo está perdido, por supuesto. Los compaisanos nunca vienen por casa, pero eso no obsta para que molesten desde lejos. Así son y así se despojarán. Lo que se hereda es una carga que no se omite.

GOTEA la escritura, a placer. No me atrevo a abandonar el ocio y echar una cabezada. El prólogo aguarda y el olor del pescado recuerda a una mala reputación.

NOTA. El carácter se emplea a fondo. Traspasa sus provincias menos dóciles y se fuga con la más radical de las decisiones. ¿Desgracia o plan mal calculado? ¿Vestigios del pasado? ¿Fiebre o rodeo?

 

10

EXCITO las hierbas. Inspiro a las mujeres. Calor. Pasión. Envoltura tan dúctil. Exuberancia y cesión.

RECONOZCO que a veces temo. A conciencia. No obstante, maduro el grano y lo cuezo. ¿Cómo? Secreto de familia, lo admito. La rueda no se detiene.

HAY también un pan cotidiano que sube y crece como una nuez bajo una inclemencia. El calendario no es un ocaso, ni la jornada se agota en su harina. Oficio sin dilaciones.

EL polvo invade la estancia. Llega a alcanzar niveles de miedo. Sin embargo, una burbuja parecida a una teta viene en auxilio y el mal desaparece. Abreviemos los comentarios.

SE impregnan los muebles de un suplemento legítimo. Sólo entonces empieza la fragilidad a aposentarse como es debido. De no ser así todo se revuelve y abundan las desapariciones.

UN chasquido puede corregir los vicios. Entre dos objetos se inserta un cigarro sin fumar y sobreviene el mareo o el fastidio al por menor.

TAL resulta la manera de ser. Acaso canto anónimo de victoria o rasero para enjugar el olvido. Perdonen mi atrevimiento, pero, ¿podría yo dormir a pierna suelta, mientras ustedes conducen a toda velocidad?