Fe de desaciertos

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Textos y dibujo: Wilfredo Carrizales

Fe de desaciertos

1

Comienzo a columbrar las estancias del mediodía. Estoy expresado con mi certeza inmóvil. No he terminado de construir lo que fuimos. Una estantigua se desplaza por la casa sucia. No estoy en su asunto. Quedo estancado y me apropio del cansancio que está a punto de caer. Temo el castigo: un estaqueamiento a la antigua usanza.

Hoy me duelen las uñas y me siento atraído por su matiz. ¿A cuánto está la carne?, le pregunto a una puta de esquina y de su boca salen insultos como una estampida. Un viento sopla sin dirección y algunas latas ruedan por el piso. Me exulté y la eyaculación llegó en su justo momento: capullo hilando su baba.

 

2

He perdido el capuchón en bienaventurado día. Me transformé en adulto con el favor de las barraganas. Me aprehendieron y me convertí en su rehén y cohabitamos y recogimos los frutos de la concupiscencia y nos sorprendíamos de encontrarnos tan cogitabundos, desfogados, con holgura y sin obligación.

El pastor alemán que custodiaba la casa sólo obedecía a su antiguo dueño y, éste, ya había muerto hacía más de un año. Sin embargo, ello no era óbice para que yo me obcecara y planteara irme al extranjero a estudiar la magia y la uromancia.

Verdad es que me propongo arribar como veraneante, a la buena ventura. Tenderé a utilizar la verbosidad, ¡qué remedio! Siempre me obstino en dominar la filantropía, pero luego me percato de que carezco de fondos en el banco. Así que estallo en múltiples estadías y hablo hasta que nadie aguante.

Los secretos se marchan y en sus libranzas se expresan los temores de la licantropía.

 

3

Se contorneaba y eso empezó a hartarlo. La desavenencia surgiría de un momento a otro. Estaría gritando; estaría agitando los brazos; estaría amenazando con grandes voces.

Como esteta, la exuberancia lo apabullaba. Ni hablar de las imágenes que, iluminadas, sobresalían a merced de la humedad circundante.

La palidez se amortiguaba y se sedimentaba frente a las tenazas que se ponían derechas. ¿Le concederá el destino suficientes años de vida para remontar los remansos?

 

4

Estatua insigne perdida en el estercolero. No hay indulgencia que valga. Todo indica que las palomas la cagaron hasta más no poder. ¿Quién la recobrará para la posteridad? ¿De dónde acudirá el reclamante? La sensatez es una moneda que ha sido manoseada hasta dejarla sin lustre.

Furtivamente entibiamos las entrañas y no derrochamos ni vitalidad ni energía. Un regalo de gran vistosidad nos alegraría el cieno que se acumula en los talones.

 

5

Él y ella se han portado muy bien sobre la cama. Ambos elaboraron normas de higiene. Ejecutaron maniobras para no quedar lisiados. Noctámbulos, desarrollaron una pirología con características más que tolerables. Ufanos, tutelaban los milagros que surgían como sustancias volátiles.

Con los tobillos envueltos por gruesas toallas alejaban de sí el pánico provocado por el panorama de un crudo invierno. Nunca llegaron a la plena libertad, mas la indignidad no pudo aposentarse en sus ámbitos.

 

6

En buena hora ahorcaron al hombre que deshonraba a su familia. Su último gesto fue una simulación de gimoteo. El aliento le apestaba a ginebra y eso fue la gestación de su final.

Estalló la alegría mientras el ahorcado se balanceaba de la rama del árbol. Ya ducho en el estado de la muerte pregonaba un duelo y no aceptaba ninguna dubitación por parte de los curiosos.

 

7

La aversión a las piedras pulimentadas arrancó desde el principio de la temporada cuando se derramó la glicerina. Miraba el globo terráqueo y la gloria le entró por el ojo más masticador.

Delante de los demás principió a alabar la rigidez de los glaucomas. En los jardines como prados desembocaban los pecados sin restricción. Los cristales disponían de soltura en los elementos que los rodeaban. Las lámparas se tornaron dulces y los mechones de pelo se quemaban entre olores póstumos e hipnóticos.

 

8

En el futuro habrá vuelto de ninguna parte, adonde partió siendo aún un infante. Le aplaudirán quienes salgan a recibirlo y le darán con huesos por la cabeza y le harán huérfano a pesar de los kilómetros que le faltan por recorrer. La frustración será su fuerte y de golpe y porrazo le sobrevendrá un hijo pródigo.

Con el hígado ya sin valor, alcanzará el hieratismo por el cual luchó toda la vida, aunque nunca lo reconoció en sus tardías memorias.

 

9

Implícito en el déficit de su extranjería; impopular en la normativa indirecta; impoluto, pero implantado en el accidente de los desechos.

Jefe con aceitunas y con una jerga de camioneros y estibadores. Jefe con pautas para negar los empleos. Jefe con la madre comercializada en el departamento de remates.

Hay juzgamundos para rato y lo kitsch se interna en el laberinto de su labia.

 

10

Con la daga en la mano le recordaba las muchas ocasiones felices que pasaron juntos. El reflejo de la luz sobre la hoja del arma le encandilaba de manera intermitente y le obligaba a protegerse los ojos con ambas manos. Momento que aprovechaba ella para hacer sonar la daga restregándola contra la pared. Ese ruido le cortaba las entrañas y ella disfrutaba plenamente del terror que tal situación le producía. Después de interminables minutos lanzó la daga a través de la ventana abierta y sus maldiciones se fueron tras ella.

 

11

Pisar sus propios orines y montar en cólera. Si uno se descuida se le escapan los peces y se yerra en los pronósticos meteorológicos.

La quiromancia provoca sueños recurrentes y un cierto apresamiento de lo sagrado. Hace sangre la escritura que se desatiende. Soy de un planetario donde circunvuelan seres sedientos y taimados. Van de arrogancia en arrogancia y sus testas son susceptibles de emitir vapores.

La facultad que más alcanza a ser empleada es aquella que adivina sucesos en las aduanas o en las vísperas cuando los sentidos se cubren de un velo de altar.

El zafarrancho se veía venir. (Es un suponer). Se infiere de ello que las luces en el futuro serán más pálidas y que reflorecerán las pruebas que se descifran a golpes o a palo seco.

No hay objeción que hacer. La contumacia mariposea con sus alas de escamillas. En ocasiones auspiciosas un gorro de estambre adquiere una cierta rotación desde abajo que imbrica una falacia.

 

12

Letal como las letras antiguas porque pasan desapercibidas a pesar de la buena calidad del papel donde se asientan. Al lado de los tomos que amamantan se sufren humillaciones y se pisotean los platos que contienen legumbres de la estación.

Malquisto con marmota en grabado alegórico para cautivar a los chiflados y poner la mente tan en blanco como para que se proyecten documentales.

Nos sabemos vinculados a otra estirpe de sagaces. Aquellos para quienes los proyectiles pueden servirles a las mujeres que elaboran ojales. El trabajo no debe saturarse de alarmas o de reprimendas. Para esos casos resulta provechoso el que llora con dificultad y esconde el jabón bajo el círculo de sus nalgas.

En un muro se excede la calma. El escritor de panfletos se reviste de autoridad y come su pan con parsimonia. Se hace notable un paisaje tal por la belleza de su panorámica. En el juego de pelota se lanza el saque y quedan muchos participantes desnucados.

 

13

Bellacos en los maderos que molestan las cinturas. La vida se torna tirante y desde las axilas hasta las corvas aparecen detalles que la explican y la justifican. ¡Ahí está el busilis! (¿Adónde habrá ido a parar el signo del garabato?).

Las chicharras se manifiestan chéveres y el conglomerado de sus certezas nos oprime que da miedo. Coscorrones que se ganaban en los planteamientos de la trigonometría. Se requiere frenar las tuberías para que no desperdicien los refrescos. No sea cosa que se trame algo siniestro y salgamos con las baterías descargadas. ¡Cuánto falta todavía! Y las causales van surgiendo con los antecedentes y los guiños que las guerras verbales propician.

El señor sabio se tendió sobre sus garbanzos y abortó una cantidad imposible de sufragarse. Su alma entró cuando yo descansaba y le hice invertir sus ovaciones para que amaneciera con las mancebas ponderadas en su dedicación. Sólo así merece la pena trasponer las concesiones y contar los pájaros borrachos en el tiempo más productivo.

 

14

Serpentea y mete la pata hasta el fondo de la sinuosidad. Se da por supuesto que el pelo se cae porque así es su parecer. Luego por más resoplidos que haya las narices no ganan su albedrío para espabilarse con mocos. ¿Atribución del amago?

A veces nos enfrentamos con objeciones y trascendemos sin reproches. ¿Quién lo aseguraría? Se subraya y se olvida que la solemnidad es un enunciado sin gracia.

Con delirio se agotaron los alcoholes y por más que nos escudáramos tras los espíritus que cometían delitos nada logramos, ni siquiera una mísera apariencia de sostenimiento.

Imperativamente criamos mensajes. Después nos hurtamos a sus consecuencias. Al final nos ocupa la caspa que lastimaba al vecino. ¡Deslumbre de los sitios por efecto del comercio! No son de nuestro dominio los chillidos destemplados que en las fechas de adelante se insinúan. Un déspota domestica a un perrazo y lo convierte en su gobierno con malas pulgas.

 

15

La anatomía se ennoblece con el boxeo. ¡Que otros se plieguen por encima del pleamar! Medio día duró el combate y ya la imaginación no daba para más. A medida que se razonaba el resultado provocaba tragarse unas empanaditas.

El réferi me llama todas las noches y yo recupero en algo el arte de pleitear. Intuyo la furia en su mirar, pero sé que la lotería no duda de mi fidelidad.