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Nelson Jovandaric y la captura fotográfica de Peking

Fotos del fotógrafo venezolano Nelson Jovandaric

Acompañado por la mirada alerta y acuciante de Nelson Jovandaric y de su impromptu fotográfico descubrí otra Peking que siempre había estado ahí, cotidianamente, y yo no la había sabido ver.

El mes de septiembre en Peking se caracteriza por una inestable y desordenada transición de los restos del verano hacia las primicias del otoño con su frescura en ciernes y su intempestiva bajada de la temperatura. Fuertes vientos septentrionales suelen recurrir a sus artimañas para molestar y perturbar a los inadvertidos habitantes de la ciudad.

Fotos del fotógrafo venezolano Nelson JovandaricFue durante este mes que Nelson Jovandaric, de día y de noche, se dio a la tarea, contando con mi complicidad y la de dos amigos chinos capitalinos, de atisbar, escudriñar y observar con el corazón y el alma cargados de energía lúdica, diversos y magníficos retazos del Peking de ayer, de hoy y de los tiempos detenidos.

Entre las sombras nocturnas de los viejos callejones nuestro fotógrafo se movía como gato camuflado para atrapar instantes signados por el silencio y la soledumbre. El encuentro en las bocacalles con una confluencia de claroscuros que lo hacían encontrar los ángulos más propicios para el encuadre y el deleite estético. También nosotros prestamos nuestras sombras para el divertimento del diafragma.

Una tarde, en el Altar del Cielo, Nelson nos hizo subir con el lente de su cámara fotográfica hasta las alturas que había alcanzado un larguísimo dragón-cometa. Trepamos por la mano del anciano que domesticaba al animal legendario y nos divertimos con las virtualidades. Descendimos un rato después y nos dedicamos a vagar sobre las baldosas. La cámara de Nelson no dejaba de seguirnos y memorializar cada momento y cada ajuste de los pasos. También se ocupaba de otros rostros y otras expresiones corporales.

Fotos del fotógrafo venezolano Nelson JovandaricEl día que recorrimos el sector Badaling de la Gran Muralla, Nelson mostró su pericia para testimoniar las imágenes que muchas personas no captan por carecer de mirada zahorí. Los hundidos ladrillos por el continuo tránsito de millones de personas atrajeron su ojo alerta y creó una historia que pudimos palpar. A través de los huecos entre las almenas introdujo su lente y éste se fue alejando, ante nuestra sorpresa. De regreso el lente traía unas especie de postales impregnadas de texturas vetustas y el derruido zigzaguear de la muralla en lontananza.

Cuando de retratar rostros se trataba, Nelson recurría a los cortos viajes en el metro para documentar su interés por las insólitas y sorprendentes facciones que conforman el conglomerado de la faz del pueblo chino.

Otra faceta que no escapó a la curiosidad de Jovandaric fue la de las “clandestinas” posiciones que ocupan los pies de los comensales en los restaurantes populares y los diversos objetos que frecuentemente se encuentran bajo las mesas (tapas de refrescos, servilletas usadas, palillos para comer, botellas…) Pies que se divierten tropezándose, sopesándose, meciéndose, inquietos, juguetones o traviesos…

Nelson Jovandaric era, en realidad, nuestro guía espiritual en el mundo pekinés. De un parque antiguo a otro nos demostraba la impronta de la agudeza de sus pupilas. De una callejuela a una gran avenida nos advertía, con el único recurso de su cámara fotográfica, que sus imágenes de Peking ayudarán a completar nuestra deficiente percepción.

Fotos del fotógrafo venezolano Nelson Jovandaric