La pequeña muchacha nadando
En lo azul de la distancia,
Sola y junto a las olas del recuerdo.
Más que de ella misma
Conocía el llanto de los ríos
Y si se perdía entre la niebla
Arqueaba su cuerpo
Y retornaba a través del arquetipo
Que separaba la iridiscencia de la mudez.
2
Morir como el sentimental emperador
Que ayer vi partir
Y lo vi llorar costeando
Con bobalicones
La inocencia de las monedas,
Las estelas y el boato.
3
Leo lo curtido del plan del diablo
Y algo me quema en la respiración.
De la cola halan a un cuarteto
Y de los bornes de su estridencia
Suenan campanas que debaten estrategias.
Algún comodoro
Pellizca al pueblo que ama
Y el daño no llega a cero.
En la escuela cercana
Se modelan mozalbetes
Para que mezclen la música
Con creencias del oro.
4
Danzar mientras se interpreta una romanza:
Seguro logro de un legendario perfil.
El misterio de los montes
Develado por viudas que lloran.
Rosas y moscardas
En el viento frío que bromea.
Una piedra camina
En medio de la veracidad
De los árboles de jaspe.
5
Sobre el arcosolio
Gubias o karmas
Y una tonada en meloja.
La nana con cara sonriente
Hace crecer la vida
Y la pobre mariposa
Encuentra exacta réplica en su sombra.
(Las cosas no fueron usadas para que fueran,
Sino para que al no comerlas se jorobaran).
6
La casa estaba levantada con limo y blenda
Y en la buhardilla yo me confesaba
Con la actitud del liberto.
En ciertas ocasiones
La carne se asaba sobre la barbacoa
Y estrujaba las narices de los hambrientos.
Un jeep llegaba de improviso,
Esturado, adicto,
Y una dama de buen ver
Descendía con sus pantalones barbados.
Cuando la luna dubitaba en lo alto
Tomaba mis cinco dedos
Y una llovizna descendía allí.
Entonces algo pasaba en mí
Y la dama me ahogaba entre sus senos.
7
Ahora es el tiempo
Cuando yo tomaba el tren
Rumbo al sur del río.
Fuera de ninguna parte
Crispaba los músculos
Y jineteaba a la imaginación.
En los melones
Encontraba la tolerancia
Que faltaba en el barbecho.
De pronto un códice
Me era concedido
Y la desmesura abría su terreno.
8
Los balidos huyeron
Hasta el borde del este.
El juego de los lunáticos
Maximizaba la danza
Y las cuadrillas enrollaban
A la medianoche
Para lamentarse bajo el calendario.
Los deseos iban de aquí a allá
Y en el bosque una forja
Avivaba los coágulos del destino.
9
Fuego en el bolero
Y la madama podía escuchar
El ruido sobrio de mi pantalón.
Cifrado, concebía caminos por doquier:
Magnífico divertimento que no restaba energías.
La intuición eclosionaba
Y un yaraví
Traía a mi memoria
Vistas nocturnas de un junio enloquecido.
10
Agua marina del álbum del azúcar.
La fiesta y las mujeres en su trampa.
Las vías para torcer y deleitarse.
Días unidos de tres en tres
Y hojas de un verano relampagueante.
Nos imantábamos con nuevos hallazgos
Y los arbustos servían de refugios
De coitos, tristezas y bondades.
Tiempo atrás
Nos sobrecogió la tristeza,
Pero encontramos voces iguales
Que enarbolaban coros
Y nada más.
El viaje se hizo perfecto;
Musicalizó los afueras.
El final fue de fantasía
Y algún otro momento
Del color del caqui
Se introdujo en el seno
Del clímax y lo subvirtió.