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“El código Da Vinci”, de Dan Brown¿El plagio de un código secreto?

Pareciera que los secretos de El código Da Vinci estuvieran a punto de ser develados, y al mismo tiempo, podría caer el telón para la versión cinematográfica del best-seller de Dan Brown. El famoso superventas con 40 millones de ejemplares de la editorial Random House ha sido denunciado de plagio por unos historiadores que editaron el libro de investigación Holy Blood and Holy Grail (La sangre santa y el santo grial), que hace más de dos décadas revelaba que Jesucristo se casó con María Magdalena y tuvieron un hijo, cuya dinastía protegerían los Caballeros de la Orden de los Templarios.

El juicio en contra de Random House ya se inició en Londres y se reiniciará el próximo lunes “con la presentación de pruebas”, basadas en una demanda del neocelandés Michael Baigent y el estadounidense Richard Leigh, que acusan de violación de sus derechos de autor. Brown es sólo un testigo. En opinión de los autores del exitoso El enigma sagrado,El código Da Vinci basa su historia, estructura arquitectónica, en las investigaciones editadas en su libro. Por ello exigen 10 millones de libras esterlinas, unos 15 millones de euros, unos cuantos millones más de dólares, para desistir de la acusación. De no ceder a sus peticiones, solicitarán la suspensión de la novela y de la película, cuyo protagonista es Tom Hanks, filmación que se desarrolla en Inglaterra.

El enigma sagrado sostiene que Jesucristo sobrevivió a la crucifixión, huyó con María Magdalena a Francia y sus descendientes se unieron a la realeza. Sí, fundan los merovingios en Francia, sostiene El código Da Vinci, y el Opus Dei intenta impedir que se conozca el secreto de que el Grial (Santo Grial, sangre de rey) son los hijos de Jesús y María Magdalena. Brown sostiene en su libro que todo lo escrito allí es fidedigno. Ha dicho el autor que es una vieja idea este tema del dios femenino. Son millones las mujeres muertas, sostienen algunos, por la Iglesia católica a lo largo de la accidentada historia religiosa de los últimos tres siglos. El código habla de anillos secretos como los de la Olimpiada, sostiene que María Magdalena es el Grial en la última cena de Leonardo da Vinci y además establece una condena clara al “machismo de la Iglesia”.

El tema tiene más detalles y muchas otras connotaciones (“Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris”); los primeros seguidores de Jesús adoraban “el sagrado femenino”; esta adoración a lo femenino está oculta en las catedrales construidas por los Templarios, en la secreta Orden del Priorato de Sion —a la que pertenecía Leonardo da Vinci—, y en mil códigos culturales secretos más.

Lo cierto es que el autor de este super best-seller viaja en su jet privado porque no puede seguir firmando los libros en los aviones y aeropuertos, ya que tiene que enfrentar este juicio. Seguramente se han incrementado las ventas del libro al igual que las de El enigma sagrado, y las expectativas para la cinta que se exhibirá en Cannes a mediados de mayo próximo. La literatura vive hoy uno de sus mejores shows y tendrá una duración de aproximadamente 15 sesiones en las cortes británicas.

No será fácil probar una acusación de la naturaleza presentada por los demandantes. No porque no les asista alguna razón, sino porque, expertos en leyes de protección de la propiedad intelectual consultados por la agencia de noticias Bloomberg sostienen que es muy difícil probar que una obra de ficción plagia de forma ilegal un libro académico. “Si pueden demostrar que El código Da Vinci cuenta los mismos eventos históricos y en el mismo orden, y se basa en el mismo esquema narrativo que su obra, pueden sacarlo adelante”, sostuvo Lorna Brazell, una abogada especializada en la materia.

Un juez de Nueva York rechazó en agosto pasado una demanda parecida. El escritor Lewis Perdue pedía una compensación de 150 millones de dólares y que se bloqueara la distribución de la obra de Brown, porque, según él, plagiaba elementos de sus obras Daughter of God y The Da Vinci Legacy. El juez determinó que “aunque los tres libros narran acontecimientos históricos y religiosos parecidos, los detalles y el carácter de la narración diferían”. Dijo además que “los derechos de reproducción no protegen una idea, sino la expresión de esa idea”. Según el derecho británico no se puede juzgar por plagio a una persona, por ello Brown es sólo testigo y Random House la editora acusada.

En el marco de los argumentos de los demandantes, éstos se sienten aludidos en la novela. Sostienen que el personaje de Leigh Teabing es una alusión. Leigh corresponde a Richard Leigh, Teabing es uno de los anagramas utilizados por Brown y responde a Baigent. ¿El código Da Vinci se convertirá en el más formidable plagio de los últimos tiempos o la historia ficcional está para ser plagiada por cualquier autor?