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Chile: todos los premios huelen a Dinamarca
La literatura, ¿un premio nacional?

Escritores chilenos

Lo único que se podría decir con alguna certeza sobre el Premio Nacional de Literatura de Chile, es que el 2008 debieran de otorgárselo al poeta Efraín Barquero, por la calidad, trascendencia y continuidad de su obra. Pero este año recae en un prosista y las dificultades crecen para su escogencia. Ya los nombres se barajan en los medios de comunicación y seguramente en los círculos que otorgan el lauro. Una lotería que cuenta con algunas pistas provenientes de la escogencia de los jurados, en el oficial sentido de la palabra. La jubilación del Premio Nacional de Literatura adquiere su encanto cada dos años, cuando se premia la obra de toda una vida a un narrador y posteriormente un poeta y viceversa. El turno es cada dos años. Estos aprontes son comentarios sobre información de El Mercurio de Chile, del sábado 8 de abril. 13 millones de pesos, más de 20 mil dólares y una pensión de por vida de poco más de mil dólares. Y la gloriola chilensis, como diría Huidobro.

La chismografía, dimes y diretes, previos al premio y posteriormente, todo ese andamiaje de merecer o no la distinción, le dan vida a una premiación ritual, casi provinciana, que certifica y justifica la vida literaria de un escritor chileno.

Ya han comenzado las primeras apuestas, selecciones, inclinaciones, y cada pupilo cuenta con sus patrocinadores, admiradores, un círculo que sigue paso a paso y le apoya en este camino a la posteridad. Se habla poco o casi nada de la obra y comienzan a circular algunos listados de libros. La fecha debiera dar paso a la obra, la literatura, crítica, a un balance del género y también desde el punto de vista editorial. Qué hacer para que la literatura pueda respirar mejor en un mundo banal. Es una tarea pendiente de los diarios, editoriales, críticos, y del Estado que patrocina el premio. Una oportunidad única para hacer literatura y reencontrarse con escritores olvidados. No todos los buenos escritores contaron con padrinos adecuados en su momento. Enrique Lihn y Jorge Teillier, para nombrar a dos poetas indispensables en la historia poética chilena y olvidados por la dictadura militar. Más bien borrados. Es conocida la historia dramática de Pablo de Rokha, a quien le llegó el premio poco antes de que se suicidara. Los tiempos han cambiado, pero la lotería del Premio Nacional tiene sus encantos y desencantos. La narradora Isabel Allende y el poeta Oscar Hahn, dos candidatos al Premio Nacional en sus respectivos géneros y que tarde o temprano obtendrán el lauro, son chilenos nacionalizados norteamericanos. Gajes del oficio de la dictadura de Pinochet.

Barquero, quien es un candidato meritorio, vive en Francia. La mayoría de los postulantes actuales se exilió en su momento. José Miguel Varas, Poli Délano, Germán Marín, Antonio Skármeta, Isabel Allende. Casi todos superan los sesenta largos años. Lo importante, dirán algunos, es que ha llegado, permanecieron contra viento y marea. Una carrera con no pocos obstáculos. El escritor es un corredor de fondo solitario. ¿Un premio para la antigüedad? Se saltaron a Roberto Bolaño, el mejor narrador chileno de los últimos veinte años, quien le quita la solemnidad, el pesado traje de buzo, el ataúd de hierro a la narrativa chilena. Hizo que se pensara que Chile no era sólo un país de poetas. Lanzó por la borda el complejo de la prosa ilusa sin ilusión y rompió el corsé provincial de la narrativa chilena. Aprisiona muchas veces al lugar común, casi anecdotario, a la ausencia de grandes, conmovedores escenarios. Hay excepciones, desde luego, como en toda regla arbitraria. Son algunos puntos de vista, y recientemente Ricardo Piglia hizo un inventario de paso por Chile: Donoso, Bombal, Droguett, Bolaño. La obra de Bolaño es incomparable, muy compleja y de gran intensidad, dijo el crítico y narrador argentino, del autor chileno que confunden con mexicano o argentino, pero es chileno a pesar de Chile. Piglia, recientemente laureado en Chile con el Premio José Donoso, elogia sin reservas a Nicanor Parra y a Bolaño, y dice de Neruda: Todos nosotros admiramos sin ninguna reserva Residencia en la tierra. Ese libro justifica todo. Pocas literaturas más contaminadas que la chilena, de la golosina negra del exilio. Se miden ahora los que están en el escaparate, quienes han pedaleado por más de tres y hasta cuatro décadas en este oficio con su esqueleto, sombras y volúmenes a cuestas. Todos los premios huelen a Dinamarca. Después de todo, Parra opina sobre la historia de la literatura chilena: “Los cuatro grandes poetas de Chile / son tres: / Alonso de Ercilla y Rubén Darío”. Ahí sigue a su maestro Vicente Huidobro, con los puntos cardinales. El que más veo próximo al Premio Nacional en el 2008 es a Sergio de la Cruz Barahona Jofré, es decir, Efraín Barquero. La disputa cerrada será con Oscar Hahn. A no ser que se filtre un tercer: Gonzalo Millán.

Después de este viaje y del de la poesía en el 2008, pienso se lo darán a Isabel Allende. Prestigiará las letras chilenas en Estados Unidos. No es fácil adivinar la mano del Premio Nacional de Literatura. No sabemos aún por donde viene. Candidatos hay, nombres, literatura, pero quién será el escogido. Nos podemos inclinar por dos o tres, pero dejemos el azar, a los pasillos hablar y fallar a los jurados, que lo harán en su debido momento. Habrá tiempo y detractores para despedazar el fallo. Es sólo cosa de tiempo. Para desesperarse, los candidatos.

 

El poema en el poema...

Que otros se dejen arrebatar por las cosas hechizas.
Yo pienso en el trabajo hecho por el buen utensilio
de mango suavizado por el amor más durable.
La poesía es como hacer un gran fuego
un soplido largo, muy largo en las tinieblas...
Aquí donde respiramos un momento
aquí el fuego arde.
Y tú nunca olvidas quién estaba sentado al lado tuyo.
Un poema es como beber en un agua profunda
donde cada círculo es más grande que el anterior...
El poema y el poeta uno tallado a golpes en la piedra
y el otro en la carne viva.
Y cuyos miembros aún sangran
recordando cómo se hizo el mundo...
Un poeta y antes de él un árbol
junto al cual sentimos toda la tierra bajo los pies.
Porque existe una palabra para decirlo todo
y es ver un aromo florido
al mismo tiempo que nombrarlo.
El poeta aguarda un año entero
para decirnos esto.
Los verdaderos poemas son los póstumos
que se escriben a oscuras
con la luz del relámpago...
Busco la compañía del agua y de la tierra
y como ya no puedo confundirme con ellas
las uno si desposarlas es coger el barro
de que fuimos hechos
amasándolo en mis manos hasta olvidar quién soy...
El poema en el poema

Efraín Barquero