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José Miguel VarasJosé Miguel Varas

El Premio Nacional de Literatura de Chile tiene un atractivo: es tan arbitrario que lo transforma en un objeto codiciado y deseado, por los mismos que lo critican por su carácter también de propina post jubilación. No hay quien no se refiera con desdén al mayor lauro literario de Chile, por la manera en que se realiza su escogencia y el monto que representa para quien ha dedicado toda su vida a las letras. Se supone que es por amor al arte, pero el mundo neoliberal reclama las cuentas del mercado. Y aun así, esos mismos ácidos detractores “se la juegan con el Premio Nacional” y hacen fila cada dos años en el turno, que son cuatro porque se alternan los dos géneros premiados: poesía y prosa. La próxima ruleta rusa es para los poetas, cuyo enjambre hace aun más compleja la decisión.

Roberto Bolaño, uno de los escritores más premiados de Chile en el extranjero, quien criticaba hasta por los codos estas puestas en escena, fue postulado poco antes de morir. Gabriela Mistral es uno de los casos más patéticos de la miseria humana que trascienden estos premios, porque recibió el Premio Nacional seis años después que el Nobel de Literatura. Lihn, ni Teillier, recibieron el premio. De Rokha lo recibió en la agonía de sus días. Ahora para qué, alcanzó a decir poco antes de destaparse los sesos. María Luisa Bombal, una narradora de excepción, no pasó la antesala de los verdugos. La lista de injusticias es más amplia, pero nuestro tema es otro: el periodista y narrador chileno José Miguel Varas, de 77 años de edad, autor de una vasta obra narrativa, cuento y novela, así como de crónicas, es el Premio Nacional de Literatura 2006 y fue escogido por unanimidad en menos de media hora. Conozco sólo algunos relatos de su obra, de manera fragmentaria. Cuando encargué sus cuentos, estaban agotados. Nada de él se encuentra en Panamá. Aquí estuvo Chile como invitado especial de la Feria del Libro, pero no trajeron nada de José Miguel Varas.

La prosa que he leído de JMV me gusta porque es sencilla, profunda, ingeniosa, entretenida, anecdotaria también. Es un premio cantado, porque era un favorito. Varas es un escritor de oficio, con casi sesenta años, no sólo en la literatura, sino en el periodismo, donde se fogueó diariamente. Hombre de radio, cronista, biógrafo y exiliado. Fue director del diario El Siglo y jefe de Prensa de Televisora Nacional en la época de Salvador Allende. Su candidatura derrotó a 18 escritores, entre ellos a Germán Marín y a Diamela Eltit. Días antes de recibir el premio se le preguntó si se sentía líder en la nominación de las candidaturas y respondió: “No estoy seguro de que yo lidere nada. Eso es relativo. Hay un grupo de gente amiga mía que se ha propuesto hacer una serie de cosas en relación con el premio, y yo les agradezco mucho. Pero es muy antipática la exigencia de la postulación, y el modo en que se hace, que es un poco burocrático”.

El galardonado dijo: “Este premio representa una gran responsabilidad para mí, pues antes lo habían recibido grades escritores como Pablo Neruda y Gabriela Mistral, y al recordar esos nombres yo me siento como un enano por mi trabajo literario”.

¿Si usted no ganara, quién es su candidato? Así respondió Varas: “Creo que Germán Marín tiene méritos notables como escritor; yo le tengo mucho respeto. He leído no toda su obra, pero sí muchas de ellas. Círculo vicioso me pareció notable. Además es un buen cuentista. Me parece que si se le da el premio a él, va a ser un premio bien dado. Diamela Eltit también tiene méritos notables, ha hecho una literatura experimental y de difícil acceso para muchos lectores. Le tengo mucho respeto como escritora, y también me gustan mucho sus artículos de opinión”. Armando Uribe Arce, poeta, el anterior Premio Nacional de Literatura, había calificado a Varas, tiempo atrás, como el mejor cuentista chileno.

Sorprende, al menos, lo que leo y reviso, que la noticia del Premio Nacional de Literatura de Chile, tenga una mínima trascendencia allende las fronteras del país del sur. He revisado diarios argentinos, país limítrofe, y no me he encontrado con la noticia aún.

Isabel Allende, la exitosa novelista chileno-norteamericana, residente en California, a su llegada a Chile, calificó el Premio Nacional de Literatura de machista y burocrático. Dijo que no volverá por una nueva candidatura a ese lauro y denunció que “existe un grupito en Chile de gente muy envidiosa que me detesta”. En ningún momento habló de literatura, sino se refirió al mundo que le rodea con sus lectores ávidos para que le firmen sus libros e inclusive los mozos de los restaurantes chilenos que hacen fila para que les firme una servilleta. (¿No querrán leer algo más que una servilleta?) Isabel Allende, sobrina del ex presidente Salvador Allende, se encuentra promocionando su última novela: Inés del alma mía. Viajará a Buenos Aires en los próximos días, anunció, donde espera editar un nuevo libro de memorias.

Obras: Cahuín, cuentos (1946), Sucede, cuentos (1950), Porái, novela (1963), Chacón, biografía novelada (1967), Lugares comunes, cuentos (1968), Historias de risas y lágrimas, cuentos (1972), Las pantuflas de Stalin, crónicas (1990), Neruda y el huevo de Damocles (1992), El correo de Bagdad, novela (1994), La novela de Galvarino y Elena, biografía novelada (1995), Exclusivo, cuentos (1996), Cuentos de ciudad (1997), Nerudario, crónicas (1999), Cuentos completos (2001), Neruda clandestino, crónica (2003), Los sueños del pintor, novela (2005).