Comparte este contenido con tus amigos

De edades desconocidas y otros poemas

Poesía

Una poesía nueva,
rezada apenas por tus vocales.
Graffiti, muro insomne,
página ardiente,
mi vocal liviana,
noche de ovarios cansados,
sí, virgen pudriéndose en su pedestal.

Rolando Gabrielli.

 

Nubes

La Musa lee,
dicta poemas
a mi memoria.
Yo estoy en las nubes
y no bajaré.

Rolando Gabrielli es chileno, periodista, poeta, ensayista y narrador. En Colombia editó el 2007 los poemarios Entre paréntesis, amor y Los poetas de Chile, aunque este último apareció en febrero del 2008. Tiene varios libros en preparación, en prosa y poesía. Ha obtenido premiaciones en Chile, México y Panamá. Es un poeta sin generación, país ni compañeros de juego, y no cree en las fronteras. Ha ejercido el periodismo desde 1970, en Chile, Colombia, Panamá e Internet, y no se arrepiente de ninguna palabra. Trabaja actualmente en Panamá en uno de los estudios de arquitectura más grandes de América Latina. En poesía comparte la idea que el Lector tiene la última palabra. El Lector de poesía está en todas partes y en ninguna, es un rumor de mar y tierra que se desmorona, pero existe. Siente que recién está tanteando el verbo poético, la díscola página en blanco, frontera de ventura y aventura personal. El poeta no es pintor, porque no dibuja ni pinta palabras, ni arquitecto, porque no las diseña, y menos abogado, porque las palabras se defienden solas y más bien las imagina, y vuelve a ellas una y otra vez, como el asesino al lugar del crimen. Hoy más que nunca el poeta es un marginado, aguafiestas, un convidado de piedra y las editoriales, con algunas raras excepciones, decidieron embalsamar su palabra. Un mundo sin poetas sería más real.

Estos poemas son un puñado de dudosas convicciones de su autor. Palabras bajo la responsabilidad de su propio silencio. Un lenguaje que se seguirá reciclando con cada lectura. La poesía debiera poner la palabra de moda. Ser testigo del desencanto y de la felicidad. Amor a primera palabra, el poema. Son textos surgidos en un tiempo extremadamente corto, vertiginoso, entre diciembre del 2007 y mayo del 2008, y podrían integrar un libro bajo el mismo título de esta crónica. Corren ese riesgo, son poemas.

Rolando Gabrielli

El amor es

El amor es
como un ataúd,
ciego, sordo, mortal.

 

De edades desconocidas

De edades desconocidas
yo recuerdo ese ritmo
en la frágil aurora,
cuando el cuerpo iba y venía.
La bella fue piel y viento,
de edades desconocidas.

 

La belleza perdió la cabeza

La belleza
perdió la cabeza,
dejó el viento extranjero,
la nieve,
un puñado de sombras
y se fue al mar.

 

La llamada

Me devuelve tu voz
la llamada,
el eco agónico,
tartamudo
de una grabación
a distancia
que conozco de memoria
y crece apagada
frente al mar.
Se ahoga una bañista
que respiró hondo
en mis brazos
en una playa lejana
de arena blanca.

 

Devota retórica

Permítame señora
esta devota retórica
beatitud de mi palabra
consagración definitiva del verbo
en su grácil figura
mi confianza absoluta
pongo su inocencia y la mía
sobre una cama
más liviana que las plumas
blanca inmaculada nívea
los cuerpos escriben
pintan vocales sobre sílabas
palabras en llamas,
mi lengua es Babel.

 

Mujer

Mujer,
el tiempo sigue
siendo redondo
como un naipe francés,
la otra punta del sable.

 

Tu devoto

A pie de página
sigo orando,
en tu altar
no se me prohíbe
nada,
limpia oscuridad,
comulgo y me confieso
devoto de tu pozo oscuro.

 

Año bisiesto

Toco,
toco inmóvil,
abismo y cielo,
aire y fuego,
verano,
mi año bisiesto.

 

Mujer

Fue nada,
viento
primero polvo,
alga,
estrella,
piedra,
efigie,
sombra en la arena
y se reprodujo
finalmente
para que el misterio
no muriera.

 

Sólo escribo

Sólo escribo tu nombre
que nace de la nieve
y me devuelve todo
lo que me pertenece.

 

El amor del espejo

El amor del espejo
me devuelve tu mirada
Donde busco el rostro
su doble me acaricia
Una historia real
cuando el sueño realiza
la historia y nada detiene
a la oscuridad
El amor no tiene que ver
con los acertijos.

 

Utopía

Magritte
nos devuelve
parte por parte
la evidencia perdida,
el cuerpo.
Tuyo es el reino
de mis palabras.

 

Musa in nube arcaica

Una musa siempre flota
con el cuerpo del delito,
nube arcaica, idioma de cera
arde vela arde,
no te abandones
llama del deseo.
Ahora poesía ahora,
que la llama ignora
el reflejo dorado,
la pulpa desconocida
de la palabra.

 

Mujer

Mujer,
estos peces
danzan y desovan
tu cuerpo
como dios manda,
desde la oscuridad.

 

Cosa nueva

Cosa nueva,
hallazgo
polen de estos días,
respira, palpa, vive,
cosa mutante,
nova, novísima,
mi pequeña flor.
Todo es cosa nueva,
amanecer,
sol vivísimo,
quemante,
mutante,
en tierra firme
sólo tus santas piernas.

 

Línea imaginaria

En la línea imaginaria
de los cuerpos,
amó, amó.

 

Diosa

Diosa,
mi infierno
es perfecto