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Viajeros de la muerte
El otro Sueño Americano

Dannie Baker, Nicolás Corp Torres y Racine Balbontín Argandoña

Hay noticias que no están en la agenda. Esta es una. Febrero es un mes mágico para los piscianos, verano, carnavales, mar, montaña, memoria, memoria, poesía, poesía. Y en nuestra infancia decíamos febrero es un mes mocho, sólo trae 28. En un mundo insomne por la violencia, uno quiere sorprender con cosas nuevas, diferentes, más que positivas, creativas, con esperanza.

Sin embargo, la locura trasciende nuestros derroteros más íntimos. Como periodista chileno, escritor con conciencia crítica, universal, apegado a los valores éticos y a la búsqueda incesante de un mundo realmente mejor para todos, estoy obligado a referirme a una situación y unos hechos desmoralizadores, degradantes, perturbadores, inquietantes y propios de una tribu que anda loca y viaja al revés de un iceberg por las profundidades del caos, desintegración, frustración y quiebra moral. Hago un alto para referirme a un tema que no es aislado, más bien recurrente, en geografías civilizadas, desarrolladas, sociedades cerradas, inquietantes y que olvidaron que son hijas de inmigrantes o que acudieron a nuestras tierras a hacer una nueva vida, a formar nuevas familias, a vivir en otro país, a compartir y recibir un nuevo hogar.

Los accidentes, crímenes por robo, violencia callejera delincuencial, ocurren en todas partes del mundo, pero las agresiones, asesinatos xenófobos que se están dando en Estados Unidos y Europa, son algo más que preocupantes y deben ser condenados por el mundo severa y oportunamente.

Los países que no están preparados para “recibir a extranjeros” deben tomas medidas de seguridad e incluir en un ítem especial de su presupuesto una política apropiada de resguardo, protección a las colonias de extranjeros y sobre todo a los inmigrantes. Hay muchos inmigrantes en países desarrollados que son buscados por los mismos países debido a sus elevadas calificaciones profesionales y capacidades que el país receptor requiere muchas veces con urgencia.

La inmigración es un fenómeno mundial desde tiempos inmemoriales, en las últimas décadas por el crecimiento de los países, las oportunidades laborales y las propias necesidades de las naciones demandantes, ser inmigrante es una condición más en cualquier país del mundo o debiera serlo. Hay varios países que en estos tiempos no pueden acogerse a este concepto esbozado en el párrafo anterior y curiosamente son aquellos que más hablan de democracia, libertad, derechos humanos, etc. Estos países son conocidos por su racismo cubierto y encubierto, no necesitamos nombrarlos, sólo esperamos una sanción moral y mundial, por ahora, un llamado de atención de las Naciones Unidas, la Unesco, los organismos defensores de los Derechos del Hombre a vivir donde estime conveniente.

En América Latina existe tradición para acoger a extranjeros, desde las dos guerras mundiales, la Guerra Civil española, el conflicto palestino-israelí y las propias confrontaciones entre nacionales latinoamericanos. Panamá es un país excepcionalmente abierto, generoso, pluralista, y que a pesar de su pequeño territorio y ser el menos poblado de América Latina, ha recibido grandes contingentes de inmigrantes chinos, norteamericanos, judíos, españoles, colombianos, venezolanos, ecuatorianos, hindúes, árabes, chilenos, peruanos, griegos, y todos viven pacífica y armónicamente y la libertad de culto es absoluta. Judíos, hindúes, pakistaníes, rusos, árabes, shiítas, todos visten sus atuendos típicos e ingresan a cualquier sitio público de la ciudad y del país sin que nadie les diga absolutamente nada. Las sinagogas y las mezquitas, las iglesias católica, mormona, bautista, griega, templos budistas, Iglesia ortodoxa rusa, evangélicos, comparten el mismo cielo, a veces un mismo dios, pero el sol y la lluvia torrencial panameña es igual y cae para todos. La Unesco debiera asumir este reto en Panamá para mostrar este ejemplo al mundo civilizado, cómo un pakistaní o una mujer árabe caminan junto a un judío sin la que la más mínima sombra opaque sus pasos por las calles pacíficas de esta pequeña nación que se acrecienta con estos ejemplos de convivencia y amor al prójimo sin hacer ninguna ostentación, sino con naturalidad y generosidad. Asimismo, el Istmo es un país de tránsito, paso, de contacto e intercambio permanente con el mundo.

La historia es otra y ocurrió en Pensacola, la Florida, Estados Unidos, y ha llenado de dolor a varias familias chilenas y de indignación al gobierno de Chile, a todos los chilenos y a quienes aboguen por la causa de la vida, pluralidad de ideas, opiniones, culturas y libertad de cultos religiosos, a quienes no creemos en las fronteras y menos artificiales en América, que es un solo continente, el Hemisferio Americano, tal vez uno de los de mayor futuro. Dannie Baker, de sesenta años, cuya fotografía, que ha circulado por el mundo, refleja un temperamento y perfil desquiciado, en un acto de cobardía disparó un rifle sin mediar problema alguno, oculto desde una ventana, a un grupo de jóvenes que preparaban una cena de manera tranquila en un condominio común y corriente de Estados Unidos, un país aterrorizado por el terror global. Dos murieron instantáneamente bajo los certeros disparos del francotirador. Tres más resultaron heridos, dos de ellos gravemente.

Todos iban por una de las instancias, derrotero parcial, el chispazo del Sueño Americano a través de un programa especial de intercambio llamado Travel and Work, que facilita una estancia en Estados Unidos por dos o tres meses para trabajar, conocer y ganar algún dinero a jóvenes universitarios seleccionados previamente.

El vocero de Michelle Bachellet, Francisco Vidal, calificó de macabros los crímenes de los dos jóvenes chilenos, Nicolás Corp Torres, de 22 años, y Racine Balbontín Argandoña, de 23, ambos oriundos de Valparaíso, el principal puerto de Chile. Tragedia lamentable, brutal, agregó el funcionario chileno. Los heridos son Sebastián Arrizaga Suárez, Francisco Javier Cofré Fernández (25) —novio de Balbontín— y David Alonso Bilbao Meza, informó el cónsul de Chile en Miami, Jorge Valdés. Corp era estudiante de ingeniería de la Universidad Técnica Federico Santa María y formaba parte, junto a su hermano Oliver, del equipo de basquetbol Sportiva Italiana. Racine Balbontín, en tanto, tenía una página en Facebook y junto a su novio, quien es uno de los heridos, trabajaban en una discoteca.

Dannie Baker, dijeron los vecinos del lugar, odia a los inmigrantes hispanos. El año pasado envió correos electrónicos con amenazas a candidatos demócratas a las elecciones celebradas en noviembre. ¿Cómo anda suelto un individuo en Estados Unidos con esos antecedentes? Pareciera ser que algunos ignoran que duermen con el enemigo.

El cónsul chileno en Miami dijo que los jóvenes universitarios iban a conocer la cultura norteamericana.