Comparte este contenido con tus amigos

Alfonsina StorniAlfonsina se despide, dispuesta a todo

¿Es más importante la muerte que la vida de un poeta? La pregunta no devolverá la ausencia que dejó Alfonsina Storni al partir, entre el mito y la desesperación. Se despidió en el poema: “¡Adiós!”:

Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!

Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...

El abismo y el vértigo no mueren, Alfonsina, alguien se hará cargo de sus pasos. Hay quienes piensan que dejaste la razón y te enamoraste del vacío. Algunos tocan trompetas para anunciar sus propias tempestades. El mito se renueva y yo siento el eco en un caracol de mar, el viento que lo trae en tu voz.

¿Es mejor saber que no saber? ¿Tú me preguntas a mí o ambos sabemos la respuesta? No tardará en salir el sol aquí y estoy frente al mar. El horizonte se deja ver, pero no tocar. El pasado es a veces un perro sin dientes, idolatrado por el olvido. ¿La grandeza del mar es dejar que lo circunden de tierra y naufraguen una y mil veces?

Alfonsina se despide en el poema de su amigo entrañable, Horacio Quiroga, quien no pudo llevársela a vivir a la selva donde terminó suicidándose... y le escribe un poema al suicida:

Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
Y así como en tus cuentos, no está mal;
Un rayo a tiempo y se acabó la feria...
Allá dirán.
Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
Que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías...
Allá dirán.

Menos de dos años después, Alfonsina decidió partir, y para ello escogió las aguas de Mar del Plata... Alfonsina decía que su nombre quería decir, dispuesta a todo. Fue, sin duda, una mujer apasionada, de avanzada en su tiempo. De origen suizo, su familia se residenció en la Argentina. Trabajó como obrera a los 14 años de edad, mesera y en el teatro. Finalmente se hizo maestra rural, como Gabriela Mistral, que siempre tuvo elogios para su poesía y cabellera. Alcanzó varios premios y reconocimientos importantes por la crítica en su época.

Fue un 25 de octubre cuando decidió partir, hace 71 años. Y no deja de hacer noticia y ser recordada desde ese entonces, tal y como ella lo solicitara en una carta de despedida encontrada hace unos días en la Sociedad Argentina de Escritores. La carta está dirigida a su amigo Manuel Galvez y no tiene fecha. Le da las gracias y un adiós.