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“Vila-Matas portátil (Un escritor ante la crítica)”, edición de Margarita HerediaVila-Matas portátil (Un escritor ante la crítica)

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Personaje de autoficción, el novelista Enrique Vila-Matas se reinventa a diario a través de lo que lee. Escribe desde lo que lee, como le confesó a Juan Villoro. Se hace y le añade a su propia creación “la historia de su estilo”, para seguirle las huellas a la afirmación de Nabokov.

Vila-Matas portátil (Un escritor ante la crítica), Editorial Candaya, Barcelona, España, 2007, es una enciclopedia de lo que han dicho de su obra y más allá de su obra. Arduo trabajo realizado por Margarita Heredia, una curiosa investigadora mexicana, quien se encargó de la compilación, prólogo y edición. Cuenta Heredia que preparaba su tesis de licenciatura sobre el escritor catalán en la Universidad Autónoma de México. Para hacerse de materiales bibliográficos acerca del autor, hizo un viaje Madrid y se encerró un rato en la biblioteca de la Universidad Complutense, donde no encontró nada acerca del autor de París no se acaba nunca. Regresó a México y concluyó que más se sabía de Vila-Matas en su país que en el de origen del novelista. Y entonces, arreó. Ante la orfandad de páginas dedicadas a su objeto de estudio, Heredia se dedicó a recoger toda nota que tocara la narrativa del escritor mediterráneo. Así nació Vila-Matas portátil (Un escritor ante la crítica).

 

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Pasado el trago del tortuoso periplo, Heredia logró incluir en el libro una Autobiografía caprichosa en la que Vila-Matas cuenta su relación con Colombia, toda vez que nació el mismo año que mataron a Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá. Sintió una suerte de revelación cuando se vio instalado en el escenario del crimen, lugar que dio origen a un odio que aún mancilla la dignidad de los colombianos. “Fue el primer acontecimiento político importante después de mi llegada al mundo”, dice de aquel año 1948. El Bogotazo forma parte, entonces, de la vida más honda de quien hoy recibe de los colombianos una especial deferencia.

Contada la vida a saltos en una hoja de papel leída en 2006 en el Hay Festival de Cartagena, Vila-Matas pasa a mirarse en su propia obra a través de una Breve autobiografía literaria. Cada uno de los libros descubre su historia. Vila-Matas —en pocas palabras— se pasea por los veintidós tomos de su biblioteca personal. Ahí están los volúmenes —todos— tratados por un numeroso grupo de escritores: narradores, ensayistas y críticos, los responsables de que Enrique Vila-Matas sea parada de una larga lectura, de un infrecuente y portátil acercamiento a un autor que ahora sí tiene quien lo lea, no sólo en España, sino en 26 diferentes idiomas. Razón por la cual es uno de los imprescindibles, uno de los que hacen falta y hasta revelan con la primera lectura las páginas que faltan por leer.

 

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La lista de títulos propios nos toma y no nos deja: Mujer en el espejo contemplando el paisaje, La asesina ilustrada, Al sur de los párpados, Nunca voy al cine, Impostura, Historia abreviada de la literatura portátil, Una casa para siempre, Suicidios ejemplares, El viajero más lento, Hijos sin hijos, El traje de los domingos, Lejos de Veracruz, Extraña forma de vida, Para acabar con los números redondos, El viaje vertical, Bartleby y compañía, desde la ciudad nerviosa, El mal de Montano, París no se acaba nunca, Aunque no entendamos nada, El viento ligero de Parma y Doctor Pasavento.

Libros que son estudiados por Roberto Bolaño, Roberto Brodsky, Javier Cercas, Ernesto Ayala-Dip, Pedro Domene, Ignacio Echevarría, Álvaro Enrigue, Rodrigo Fresán, Jorge Herralde, Jordi Llovet, Juan Antonio Masóliver Ródenas, Justo Navarro, Antonio Tabucchi, Juan Villoro, Soledad Puértolas, Joan de Sagarra, Fernando Valls, Sergio Pitol, Alan Pauls, Ignacio Vidal-Folch, entre otros, quienes ahondan en la obra de este prolífico narrador catalán.

 

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Cierra el libro con una conversación entre Vila-Matas y el narrador mexicano Juan Villoro. Una breve muestra será suficiente:

“Juan Villoro: “Tanto Borges como tú escriben a partir de un texto previo que a veces no existe. Borges se asume como el corrector o el comentarista de una realidad que ya fue contada por alguien, un mundo que ya está más o menos narrado. Con erudición, con ironía, se acerca a esa realidad y la modifica. En ocasiones ese primer texto no existe. Borges inventa a un autor, inventa una literatura, inventa referentes, pero necesita actuar como comentarista, como el que llega después. De ahí la expresión de Alan Pauls segunda mano. El que escribe primero, el que hace el borrador, es otro autor. Me gustaría que hablaras de esta relación con la lectura como acto creativo. Muchos de tus libros han salido de cosas que has leído y que has convertido en historias a través del comentario crítico, del comentario irónico, o de situar a personajes que proceden de otros autores en otras circunstancias.

”Enrique Vila-Matas: Sí, el referente que mencionas de Borges es el más adecuado para lo que hablamos. Creo que se me puede definir como un lector que escribe. Cuando leo, ya quiero escribir aquello que estoy leyendo, aunque cambiándolo. Siempre que leo tengo tendencia a ser un crítico, un crítico literario de lo que estoy leyendo. Por eso siempre me he considerado un escritor que es al mismo tiempo un crítico...”. Vale.