El poema tejido

Exposición “Urdimbres y tramas”, de Sachenka Oropeza
Exposición Urdimbres y tramas, de Sachenka Oropeza.

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Poética y estética: dos caras y una sola pasión: imaginar, tramar la ficción, hacer con los dedos, con los sueños. Quien imagine el Universo podrá entrar y salir a través de múltiples laberintos. Quien tenga la osadía de retar la extensión de la mirada podrá penetrar y a la vez sortear el tejido que las manos de Sachenka Oropeza han creado para hacernos, como espectadores de su aventura, cómplices de una urdimbre de significados.

Teje la mirada, teje la imaginación, teje el cuerpo con la piel en vilo: lo hace con los ojos puestos en formas que a la vez inventan la posibilidad de destejer el mundo: se vale del pelo de las bestias mitológicas y reales, de la crin ondeante de los caballos y los unicornios, y luego le da consistencia con la tensión anímica a punto de rozar la figura que más tarde habrá de explicarnos como seres transmutados. Es decir, somos eso que ella creó. Somos pelo y pulsión, piel y clima, forma y pensamiento. De allí que quien mira lo construido por esta artista siente que parte de él está allí, adosado a la pared, en silencio.

¿Se puede ser caballo alado desde las formas elaboradas por Sachenka Oropeza?

Una malla nos atrapa y convierte en peces. Deja su marca, la atarraya, una huella de hilos calcados en la piel. Un rollo de pelo parece un largo cometa, un látigo enrollado, círculos concéntricos que mueven el horizonte; volutas que rodean nuestros cuerpos y nos atajan en el aire. Por esa razón podemos afirmar que se trata de poemas visuales, de artefactos que concitan muchos significados. Un manto de estrellas deshace la noche, construye el fondo de otros cielos.

 

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Los materiales usados por Sachenka Oropeza indagan en la curiosidad de quien trata de desmontar el tramado. Las formas configuran códigos que se alejan de lo convencional. El trabajo de esta artista obliga a sensibilizar más el instante en que aparece en la imaginación del espectador algún signo que remita a otras instancias: nada, la abstracción no tiene un porqué en el decir: contiene, simula, esconde, abre y cierra.

¿Cuántas preguntas habrá que hacerse para no alejarse de estas materias que descubren una narrativa tramada, una poética silenciosa, un mapa de posibilidades? Entonces, el poema, la sonoridad de lo visible, el texto que se lee entre la urdimbre del tejido. Vale decir: somos parte de un vértigo que nos desnuda.

Creación pura, negación de lo común: Sachenka Oropeza reta porque arriesga. Debate con quien la mira, con quien se desmira en su obra.

Tejer fragmentos, retazos de materia orgánica, torcer hilos, pelos, cabellos, líneas: la revelación, el objeto convertido en palabra en el momento en que lo pronunciamos. Ficciona, inventa con la mirada ajena, se la apropia desde ese riesgo que la acosa pero que finalmente vierte en imagen, en un lenguaje vigoroso.

 

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Me atrevo con Andrée Chedid para celebrar estas urdimbres y tramas de Sachenka:

Estos textos tratan de explorar fragmentos de nuestra tierra común;
a través de cavernas y soles, degradación y renuevo (...)
No hay término en el misterio de las cosas naturales...

En efecto, se trata de un misterio. ¿Por qué tejer, para qué? Poemas y tejidos viajan en la imaginación y se consagran. Arte visual, arte manual, arte del alma.

Las paredes atrapadas por estas mallas, por estos tejidos que contienen astros, pequeños planetas invisibles, movimientos del cielo, corrientes subterráneas, evaporaciones, rescates de animales desprevenidos. El ojo de quien se queda detenido deja de ser ojo y se hace trama.

Un poema habla desde el silencio. Quien no lo advierta no ha visto el batir de un ventarrón contra un caballo invisible que corre atravesado por los tejidos de Sachenka Oropeza.

El poema nos teje y se teje en nosotros.