Sobre dudas y temores,
sobre vientos y tormentas,
vuela sereno tu nombre
Ximena, siempre Ximena.
Quien diga que todo es miel
en el mar del matrimonio
es falso como el demonio
y miente como Luzbel.
Quien ha sido timonel
del barco de los amores
sabe que no siempre hay flores
al fin de cada jornada,
que la lucha es descarnada sobre dudas y temores.
El matrimonio es andanza,
ganas de dar y de hacer,
donde el hombre y la mujer
se aferran a la esperanza.
Es compromiso y alianza
contra las horas violentas;
puede, con alas atentas,
volar sobre el descontento,
sobre angustia, desaliento, sobre vientos y tormentas.
Así seguimos en rumbo
contra apuestas y presagios,
sobreviviendo a naufragios,
siendo más, de tumbo en tumbo.
Ni cedes ni me derrumbo
(y eso que a nadie le asombre).
Eres mujer, yo soy hombre,
siempre seremos los mismos.
Sobre tormentas y abismos vuela sereno tu nombre.
Acá nos encuentra el viento
cuatro veces en octubre
y este verso me descubre
contigo en mi pensamiento.
El barco del sentimiento
navega con luna llena,
y tú me alumbras serena
en la noche más oscura
con tu imbatible ternura, Ximena, siempre Ximena.
José Luis Mejía
Cuatro veces en octubre