AeonManual para cruzar la frontera (3)

Comparte este contenido con tus amigos

Una vez que se pasa el control de Malasia hay que ir a la cola correspondiente (hay varias, busque la suya con calma, que, total, si este bus se va, espera el próximo) y tomar el CW3. Después de unos quince o veinte minutos por la carretera (y pasando, antes, frente a “Legoland”), el bus llega al “Aeon Bukit Indah Shopping Centre”. A eso de las once de la mañana de un sábado el lugar tiene muy poca gente, así que es un placer pasear por allí.

Primer consejo: si viene de Singapur y hace mucho está acostumbrado a cruzar la pista sin mirar porque “los automovilistas siempre se detienen en la línea de cebra”, ¡cuidado!, ya está en Malasia y acá lo atropellarán sin pedirle permiso ni disculpas; así que mirar a izquierda y a derecha (que los autos no sólo avanzan sin consideraciones sino que, además, retroceden indebidamente sin inmutarse).

Dentro del centro comercial está “Aeon”, que es una enorme tienda de departamentos, también se halla otro negocio inmenso de dos pisos que dice “Outlet” en alguna parte de su largo nombre, un supermercado (“Giant”), una farmacia (con cientos de productos cosméticos), un banco (donde es muy sencillo cambiar dólares de Singapur por ringgits malayos, y atiende hasta tarde), muchos restaurantes (casi todos cadenas, internacionales y malayas, nada extraordinario, pero suficiente para tener un almuerzo simple y olvidable), decenas de tiendas (donde venden de todo, desde electrodomésticos hasta ropa de bebé), media docena de “salones de belleza”, algunas academias (música, matemáticas) y un cine con media docena de salas.

Segundo consejo: si quiere ir a caminar a los alrededores del centro comercial, se encontrará que en Malasia, como en Indonesia, el peatón es un ser de segunda categoría y eso de hacer veredas es un lujo que se dan algunos constructores y que otros valientemente evitan. Vaya con cuidado, que sólo cruzar al McDonald’s que está al frente del centro comercial es ya un reto. Cerca, salvo un par de tiendas irrelevantes y varios “centros de masaje” inmensos, no existe nada más; a decir verdad, unos cientos de metros más allá hay otras tiendas a lo largo de la avenida que conduce, como a un kilómetro de distancia, a Tesco. Si no tiene experiencia haciendo cabriolas entre los automóviles, vaya en taxi, negocie con el conductor y regatee, el taxímetro está de adorno.

¿Vale la pena ir a Aeon? Aparentemente. Si se va en transporte público, cualquier compra voluminosa es complicada (si le gusta cargar, buena suerte). Sin embargo, cosas pequeñas (cosméticos, un par de anteojos, alguna pieza de ropa) pueden generar un ahorro simpático (recuerde que, si se queda menos de 48 horas en Malasia, sólo puede llevar a Singapur hasta SG$150 en mercancías). Donde el asunto se pone interesante es en los servicios. Entre una madre entusiasta que pase por “el salón de belleza” (“manicure”, “pedicure”, corte, lavado) y un padre paciente que compre boletos en el cine para toda la familia, mientras la espera y aguarda a los hijos en sus clases de piano o geometría, “con su cena más”, pueden ahorrarse una buena cantidad de dólares al mes.

Tercer consejo: no vaya al baño. Las cabinas, todas menos una, son de estilo “hoyo en el piso” (acróbatas, bienvenidos) y, claro, sucias; en el mejor de los casos, llenas de agua. Si no le queda otra y debe ir, vaya a los de la tienda Aeon, son más limpios, tienen jabón y los insectos han sido momentáneamente disuadidos de no pisar esas losetas.

¿Cómo regresar a Singapur? Fácil. Vaya al paradero donde lo dejaron en la mañana (sí, al mismo) y sea paciente. El bus pasará de nuevo. No hay cola (recuerde, está en Malasia), sólo un mar de gente que atropelladamente querrá ingresar primero. Sea paciente. Dos dólares (se paga en efectivo, cinco ringgits) y quince minutos después, estará en el control migratorio de malayo y, otra vez, haga, pero en sentido inverso, el recorrido matutino.

Último: Me dicen que cruzar en bus por Woodlands es más fácil y más rápido (entre muertos y heridos uno se demora dos horas yendo y otras dos viniendo por Tuas), que uno llega al “mall” de la frontera en menos de una hora. El martes lo intentaremos. Ya les cuento.