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CalamarDesde calamar hasta caramelo

En latín, calamus significa “caña”, y “pluma de escribir”: calamo currente = con el correr de la pluma; calamum sumere = tomar la pluma. De la misma procedencia latina, nos llegó el italiano calamaro (calamar), con el significado de “tintero”, por la tinta que segrega el dicho molusco cefalópodo. Del mismo calamus deriva el diminutivo calamellus (cañita), bifurcado en dos nuevos vocablos castellanos: por un lado, “caramillo”, una flauta rústica de caña, semejante a la flauta incaica o quena; y por el otro, “caramelo”, que se introdujo en nuestro idioma a través del portugués caramelo, primero con el significado de “carámbano” y divulgado como sinónimo de la popular confitura.