XIII. Experimento de letromancia • Varios autores

Comparte este contenido con tus amigos

La ushpinuna

Ilustración: Taylor S. Kennedy

La ushpinuna es una bestia alada y de largas patas que habita los bosques de neblina en las regiones de ceja de selva peruana. El plumaje alterna pequeños hilillos transparentes a manera de pelos que cubren la parte interior de las alas, que son iridiscentes en la edad adulta. El tamaño usual de las ushpinunas, a caballo entre un kiwi y una gallareta, muchas veces sobrepasa, por citar un ejemplo, el de un jumento alado, pero con un pico muy gracioso: tal es la quimera que produce, sobre todo si está al borde de un abismo donde suelen correr aguas.

La visión, muchas veces, trastorna la vista de minúsculos pobladores de Tierra Dorada, donde habita rodeada de aves diversas, monos, pavas aliblancas, osos de anteojos y hasta ardillas del tamaño de una uña.

Con la salida y filtración de los primeros rayos solares, entre los carniceros y los romerillos (árboles nativos), deja rastros de heces por donde va, y cada vez que éstos son mirados, echan humo como si recién hubiesen sido depuestos, aunque se sabe por manifestación oral de los pobladores de Tierra Dorada, que cada vez que uno ve los restos de excremento, es señal inequívoca de que el animal ha cruzado la zona hace unos tres días. Ésta es la ilusión que produce entre la gente de la región, que presta importancia a los aparecidos, gentiles, entierros y huacas que dan “malaire”. Se trata pues de imaginación más que de certeza.

La ushpinuna tiene pico y alas, como todas las aves del paraíso. Muchos atribuyen su aparición a la adrenalina segregada por los viajeros, en medio de la penumbra del bosque, separados del grupo. La ushpinuna sólo se presenta ante un solo individuo, a través de la atmósfera neblinesca de estos bosques fronterizos con el Ecuador, donde flota el miedo de los solitarios. Generalmente las víctimas de estas visiones son materos de la zona atardecidos y practicantes de ciencias forestales. Después de tal aparición, las víctimas quedan convertidas en robustos árboles de Cedrella odorata, pero otras versiones relatadas por materos de Tierra Dorada, aseguran la conversión de algunos humanos en ushpinunas, gracias a la acción soporífera de grandes hojas de oreja de elefante, donde el caminante que tiene mucha sed bebe del agua que corre bosque abajo, usando dichas hojas como recipiente, a manera de cucurucho vegetal.

La fisonomía fantasmagórica de las ushpinunas se atribuye a una mutación producida en el material genético de alguna ave maravillosa que habitó hace millones de años los bosques aún vírgenes de Tierra Dorada.

En la primera edición del famoso bestiario de Borges, con la colaboración de Margarita Guerrero: Manual de zoología fantástica (Fondo de Cultura Económica, México, 1957), la ushpinuna aparece melancólica y lejana, trepada en árboles caducifolios, oteando paciente sobre caminos anegados; pero su aparición está relatada en escasas tres líneas, que el erudito bibliófilo eliminó antes de la edición ampliada y publicada bajo el título de El libro de los seres imaginarios (Kier, Buenos Aires, 1967).

(de Bestiario).