Libertad de expresión, poder y censura • Varios autores
Ilustración: Maki YamamotoIndefensión informativa

Comparte este contenido con tus amigos

La selección de noticias

¿No es asombroso que todas las redacciones elijan diariamente los mismos quince o veinte temas? ¿Es que no existen otras noticias que las preseleccionadas por las grandes agencias distribuidoras? Claro que sí, pero para encontrarlas tenemos que recurrir con frecuencia a la red: blogs, páginas web, redes sociales o iniciativas de periodismo ciudadano como Bottup. ¿Otra vez el debate sobre nuevas tecnologías? Sí, pero advirtiendo que en la actualidad hay dos miradas muy diferentes sobre ellas. Mientras que los profesionales de los medios se interesan por las NT como soporte, los actores y usuarios de los nuevos medios se interesan también por los contenidos y el modo de contarlos.

 

Banalización de la complejidad

Vivimos en sociedades cada vez más desarrolladas y complejas, pero los medios de comunicación manifiestan cierta torpeza para hacerse cargo de esa complejidad. Con frecuencia en determinados ámbitos, como los de la política social o la de seguridad, se recurre al simplismo de ofrecer unos pocos datos que, tomados aisladamente, pueden parecer noticias escandalosas. En general se echa en falta un trabajo previo de investigación y contextualización, sin los cuales el significado se pervierte o se pierde. Algunos medios especializados y determinados nichos de Internet constituyen brillantes excepciones, demostrando en la práctica cómo es posible combinar la especialización con la divulgación.

 

La narración melodramática

Al introducir elementos narrativos propios del melodrama los medios de comunicación han dado un paso más en el proceso de producción de la noticia, en su esfuerzo por captar consumidores.

¿Cuáles son los elementos esenciales del melodrama que el periodismo está tomando prestados del teatro?: grandilocuencia, impudor, exageración, exhibición sentimental, espectacularidad, heroicidad, tremendismo, escándalo... engarzado todo ello en una trama paranoica. Los ejemplos abundan por doquier: conductores de tertulias que han sustituido su papel de moderador por el de agitador; parrillas saturadas de programas híbridos de realidad y ficción basados en la exhibición sentimental; producción de noticias al estilo de las telenovelas; telediarios que abren con imágenes tremendistas y sangrientas.

 

Las apariencias engañan

La sociología ya demostró hace años que la representación social de un determinado fenómeno puede no coincidir con el fenómeno en sí y a la vez ser muy relevante. O sea que “las cosas son lo que son y lo que parecen”. Hasta ahí nada que objetar. El problema es confundir deliberadamente las cosas con su apariencia. Los políticos han sabido sacar buen partido de ello preocupándose más por las encuestas que por la realidad, de igual manera que los medios lo han hecho por los índices de audiencia.

Además, mientras el número de periodistas empleados en los gabinetes políticos de comunicación aumenta, desciende el de los que trabajan en los medios independientes, si es que merecen ese calificativo los medios que mantienen fuertes vínculos con los partidos políticos y los gobiernos.

 

¿Nos resignamos a la indefensión informativa?

No. Por una parte, habría que empezar por hacer bien el trabajo periodístico: con independencia, diciendo la verdad aunque no sea políticamente correcta, buscando e identificando adecuadamente las fuentes, no dependiendo exclusivamente de las agencias, haciendo un trabajo de contextualización, de divulgación y de investigación periodísticos. Por otra, conociendo la naturaleza melodramática del discurso dominante, se pueden atacar sus puntos débiles. Uno de los riesgos del melodrama como género es su exageración. Un grado más de exageración y se cae en el ridículo, una pizca más de piedad o de temor y se desemboca en el humor. Utilizando viejas armas como la ironía y el sentido del humor se puede deconstruir el discurso melodramático. También en eso son pioneros muchos trabajos colgados gratuitamente en la red.