Poética del reflejo • Varios autores
Ramón María del Valle InclánMax al sur

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Donde se narran los apócrifos lances ditirámbicos
de Max Estrella y D. Latino de Híspalis
junto a la ribera del Guadalquivir...

Juguete esperpéntico a la memoria de D. Ramón María del Valle Inclán

Dramatis personae

  • Max Estrella, “Marqués de Tumbaclaretes”.
  • D. Latino de Hispalis.
  • Leocadio Morales
  • Cayetana, Duquesa de Alba.
  • Morena Pisabien.
  • Tabernero modernista.
  • Santos, tasquero local y neoclásico.
  • Madame Can-Can.
  • Carmencita “La collares”.
  • Masturbín de Pastaflora, cupletista machihembrado.
  • Gitano petenero.
  • Lacayo Ducal.
  • Botero rubeniano.
  • Dos guindillas o más.
  • Un cochero, ni más, ni menos.
  • Coro de chiquillos.
  • Grupo de borrachos.
  • Ramillete de novicias.
  • Lechuza siseante.
  • Langostino saltarín.
  • Apócrifa langosta.
  • Cuervo azul.
  • Un coche de caballos.
  • La carretela de la Infanta Elena.
  • Marchas jazmineras, sones gregorianos, muñeiras tristes, dulce soleá, afilada saeta, negra petenera.
  • Manzanilla fresquita
  • ...y tinto peleón.

 

PRÓLOGO

NARRADOR

D. Ramón, el famoso autor, se dispone a presenciar el estreno de una de sus obras. Parapeteado tras su barba de chivo o cabra ocupa, junto a otros gorrones modernistas, la platea reservada a la propiedad del teatro, que habitualmente sólo la pisa cuando vienen por la capital espectáculos de revista.

D. Ramón: ¿Echegaray? ¡Cómo se atreve usted a hablarme de ese viejo idiota!... Mire usted, los dramas de ese señor no son más que la autobiografía de un marido cornudo...

Voz: ¡Oiga, hable usted de su obra y no de su vida privada!

D. Ramón: ¿Y quién es usted, mequetrefe, para intervenir?

Voz: ¡Yo soy el hijo de D. José de Echegaray!

D. Ramón: ¿El hijo?... ¿Está usted seguro, joven?

Voz: ¡D. Ramón... no consiento!

D. Ramón: ¡No se me excite tanto, mozalbete!... ¡Usted no es más que un pedazo de bruto!

Voz: ¡¡¡D. Ramón!!!

D. Ramón: ...Por el respeto... por el poco respeto que tengo hacia su padre, retiro lo de... pedazo.

 

NARRADOR

Justo en el instante en el que el presunto hijo de D. José iba a abalanzarse sobre Valle, con la fría intención de manquearle el brazo restante, se apaga la luz de la sala, se abre el telón, y por una vez el teatro le salva la vida.

 

ESCENA I.

NARRADOR

Mientras se apaga el sol y comienzan a encenderse las farolas... un cantaor, oculto tras el tenue dorondón del crepúsculo, nos revela el hilo argumental de la historia que ustedes han venido a contemplar.

CANTAOR

Era la noche de bodas
de la Infanta Dª Elena,
del Alcazar sevillano
robaron la carretela
y hasta Triana volaron
D. Latino y Max Estrella.

En la historia que les cuento
laten mil hazañas viejas,
donde conviven verdades
con aromas de leyenda.
...lo cuento como lo dicen
los que lo dicen y cuentan.

 

ESCENA II. En el Arenal

NARRADOR:

De una carretela con blasones borbónicos descienden un barbudo ciego y un poeta cubierto con un ajado carrik, allá por las lindes del Arenal.

—Max Estrella: ¿Qué tierra pisamos, Latino?

D. Latino: No empieces a ponerte aristocrático...

Max: ¡Responde a mis cuestiones o te declararé vate local y neoclásico!

Latino: ...Los nobles arenales de la Maestranza... Lo sabes muy bien por sus olores...

Max: ¡Santa Luz para mis ojos turbios!... Huelo a fritanga y mosto, Latino. ¡Dame un trago que aspiro a ver más claro!

Latino: ¡No bebas, Max!... ¡Y si bebes no hables, que se vienen acercando dos guindillas!

Max: ¿Portan farol, Latino?

Latino: ¡Ni luz de vela!

Max: ¡No es ninguno Diógenes entonces!, ¡voltéate, Latino, hacia la izquierda y déjame que haga el paseíllo!

(Se tambalea, tropieza y cae. Podría caerse, incluso, antes de tropezar. El orden aquí no ocupa lugar)

Latino: ¡No sigas, Max, o acabaremos en la trena como siempre!

 

ESCENA III. En la Bodeguita Morales

Latino: ¡Deja que la noche guíe nuestros pasos hasta la bodeguita Morales!

Max: ¡Tabernero Mayor de la Corona! ¡Dios y el Rey repongan su hígado y apaguen su lengua... que es su jerga mareante de pleitos..!

Latino: ¡Entramos!, ¡cierra los ojos, Max, que no te vea!

Hacen su majestuosa entrada en el tugurio.

Max: ¡Guarda, tasquero ilustre, el agua para los bautizos, que soy cristiano viejo..! ¡Se invita a la parroquia en nombre del obispo!

Mientras beben, un coro de chiquillos arrabaleros canta por sevillanas:

Admira Dª Elena
las banderolas
que ha colgao Sevilla
de las farolas.
Dice: ¡Qué agobio...
pa colgante castizo
el de mi novio!

—Max: (Saliendo) ¡Apunta el gasto, Leocadio, pasarán mis criados a pagarte la deuda!... ¡Te dejo el mostrador como fianza!

 

ESCENA IV. Junto al Convento de Santa Clara

Curda y violeta... huele el suelo Max en cánica pose.

Max: Deja que siga el rastro las clarisas, Latino, que hay mecer de bulería.

Latino: ¡...Buen sabueso, Max!

Un coro de novicias-títere entona el Ave María rociera.

Max: ¡...A Arosa me recuerdan sus teticas..!

Latino: ¡No blasfemes, Max, que estamos en sagrado!

Max: ¡No hay peor blasfemia que el silencio!, ¡quién fuera el agua de tan tiernas ninfas y río azul para tan puras garzas..!

Latino: ¡Guarda recato y bisbisea un Padrenuestro!

Max: ...Será mañana tiempo de perdones... Me postraré ante el Deán, cubierto de ceniza, y que toda Sevilla sea testigo de mi arrepentimiento y de mi flaqueza...

Latino: ¡Vas por buen camino, Max!

Max: Pero esta noche quiero vestir el hábito luciferino y viajar con Leviatán a sus tinieblas...

Latino: ¡Arrodillo mi alma y rezo por tus culpas!

Las últimas notas del hermoso canto limpian el aire de tan mefistofélicas promesas.

 

ESCENA V. Frente al Palacio de las Dueñas

...un grupo de borrachos aporrea un tambor y homenajea a Dionisos.

Max: ¡Viva la Santa cofradía de la Merluza! ¡Viva el Conde de Cazón y la Marquesa de la Acedía!

Latino: (Señalando hacia el Palacio de Dueñas) ¡No grites, Max, que duermen en Palacio!

Max: ¡Llama, que no acierto a dar con la ducal sonaja!

Latino, aunque parezca mentira, lo hace.

Lacayo: ¿Quién desvela sueños y legajos?

Latino: ¡Abre las puertas al más grande de los poetas de España!

Lacayo: ¡Equivocáis la tasca, malandrines!

Duquesa: (Dentro) ¡Echad la aldaba, si no hay santo y seña!

Max: ¡Vamos, Latino, nunca en noble postigo me cerraron cancelas!

Duquesa: ¡Esa voz la conozco! ¡Suba el Marqués y su séquito!

Max: ¡No subo, Duquesa, si no ponen la alfombra roja de las grandes solemnidades!

Duquesa: ¡Hacedme el honor!

Max: ...Tomadlo a donaire linda Cayetana... ¡Duquesa, os dejamos un beso en los blasones..!

Latino: ...y un exvoto en Montesión por sus pecados...

—CANTAOR:

Virgen de Montesión
te ofrezco siete collares
y una flor...
Lazo de siete pecados
y un amor...

 

ESCENA VI. Hacia la basílica de la Macarena

Casi rodando, después sin casi, se encaminan hacia la Macarena mientras se oyen sones semanasanteros.

Max: ¿Cuál es ese tumulto?

Latino: Ensayan procesiones por la calle San Luis.

Max: ¡Arrodíllate Latino!

Una “saeta” cruza los jazmines. Al acabar, Max parece desmayarse, mientras suena una conocida marcha procesional.

Latino: ¡Vuelve tus ojos, Max, no te cuelgues al aire!...

Max: ...Tengo frío, Latino... ¡Pide la suite nupcial en la Posada..!

Latino: ¡Despierta, Max, me asustas!

Max: ¡Déjame morir, que huele a azahar y suena La Amargura!

(Comienza a sonar tan hermosa marcha)

Latino: ¡No te empecines, Max, en los responsos! ¿Cómo hablar de muerte en vísperas de boda?

Max: ¡No canto salmodias de cadaverina!... Entono salmos a la muerte del amanecer..! Sea, al igual que yo, eterna la noche!

Latino: Sosiega el genio, Max, y no des más manotadas... que ya hay crespones negros protestando ruidos..!

Max: (con tono de salmodia)

“La princesa está triste...
¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan
por su boca de fresa...”.

 

ESCENA VII. En las Siete Puertas

Entre bambalinas se oyen charlas y risas de mujeres, adornadas por la luz rojiza de un farol burdeleriano.

Max: ¡Ten la lengua, Latino, guarda tu noble voz para el ingreso en la Academia... que escucho palabras de serrallo!

Latino: ...callado estaba... y sólo escucho risas de fregona...

Max: ¡Las Parcas te confundan, Príncipe de la Prosa!... ¡Te degrado a epígono de Echegaray!

Latino. ¡Sabes que eso no tiene gracia, Max!... Por ello te confisco mis ojos hasta el alba...

Max: Perdonaré tu afrenta, si conduces mi malandar por los callejones del Niño Perdido...

Latino: ¡No estás para esos trotes, genio!

Max: ¡Ay, Latino, que el jazmín reconforta pasiones y me he trocado en sombra de D. Carnal!... ¡Guía, pues, al lupanar mi resurrecta minga... allá donde crece la flor de la chingada!

Latino: Te advierto que saldrás investido como Marqués de las Ladillas...

Max: (sin oírle) “Venus venerando a Príapo”. ¡Anótalo, Latino, como título para mis Memorias!

Entran en un antro chinescamente sombreado en rojo... justo cuando Masturbín de Pastaflora, como su propio nombre indica, destroza un bolero.

 

ESCENA VIII. Siguen allí, pero Madame Can Can ha salido a la calle

Tras los estratégicos visillos sobrevuelan, en sombras, unas siluetas parlantes.

Guindilla I: Si viniera por aquí ese par de tumbaclaretes, ponga todas sus artes, Madame Can-Can, en detenerlos...

Madame Can-Can: ¿Por qué se les busca?

Guindilla II: Robaron en Sevilla la nupcial carretela.

Madame: ¿Hay recompensa?

Guindilla I: Hacer la vista gorda a tus enjuagues.

Madame: ¿A qué nombre responden?

Guindilla II: Máximo Estrella y Latino de Híspalis.

Guindilla I: ...Se hacen pasar por poetas modernistas...

Saliendo al Salón, Madame Can-Can, encuentra, sorprendida, a la visita.

Madame Can-Can: ¡Invita la casa a tan ilustres huéspedes! ¡Niña... sirve a D. Max y a D. Latino lo que gusten pedirte!

Max: ¡Dios os pague tan justa como generosa acogida..! ¡Vino fresco, marisabidilla, para aliviar fatigas... que cansan más las letras que las armas!

La doncella sirve varias cañas de manzanilla.

Max: (Brindando) ¡Por la Infanta... que pierde mañana lo que aquí no ha de encontrar!

Latino: ...¡Dése la noche libre la Madama, que a buen recaudo quedan coimas y busconas!

Max: ...Sólo danzas de hetaira quiero a cambio...

Madame: ¡Complacido será, caballero!... ¡“Collares”!... ¡Con ustedes Carmencita “La Collares”, Emperatriz de los Tabancos!

Latino: (bajo y con sorna) ...y Archiduquesa de Liendrehermosa...

Cínica y delatora sale la Madama en busca de los guindillas, mientras “La Collares”... una gitana con alma aceitunada y piel de escarcha... canta “La bien pagá”.

 

ESCENA IX. ...y aún siguen allí...

Al finalizar el cante se oye autoritaria la voz de los guindillas.

Guindilla I: ¡Quieto todo el mundo en nombre de su Majestad Católica!

Max: ¡Esto es alta traición! ¡Pronto, Latino, apaga la luz!

La más absoluta oscuridad, paraíso de los ciegos, cubre el prostibular palacio. Se oyen gritos y carreras...

Guindilla II: ¡Alto todo el mundo o soltamos los perros!

Madame: ¡No, los perros no, por la sangre de San Jenaro, que hay chorizo extremeño en la bodega!

Guindilla I: ¡Dése preso Masturbín y que escape por piernas “La Collares”!

Max: ¡Agárrate a la mano del Rey de las Tinieblas!... Gracias a mis ojos saldremos de este eclipse...

Latino: ¡Olvida tu oratoria, Max!

Max: ¡Ahá, no trenzaron dogal para mi cuello!..!Sígueme!

Guindilla I: ¡Se escapan! ¡Dad la luz!

Guindilla II: ¡Ciego del diablo... se escurrió en la sombra!

Max:(Saliendo) ¡Ahí os quedáis... recua de tientaparedes!

 

ESCENA X. En Casa Santos

Una lechuza les sisea mientras corren renqueantes hacia el Gran Poder.

Max: ¡Llévame a rastras, Latino, o trae la carretela de la Infanta!

Latino: ¡Que te conozco, Max... No te pongas estupendo!

Max: Es inevitable... pues me inspira la gazuza y me ladra el bonete..! ¡Latino, pediremos asilo al Gran Poder, Señor de Sevilla!

Latino: ¡Mejor al Santos, levantamuertos ecuménico!... Veamos si aún guarda asilo montañés en sus entrañas...

Entrando en la Taberna del Santos.

Max: (Al tabernero) ¡Santos, te nombro príncipe heredero a cambio de unas gambas!

Santos: ¡Menos chufla y muéstrame la bolsa!

Un langostino ha dado una inesperada voltereta hacia el bolsillo de D. Latino.

Latino: Me saltó un langostino, Max, y lento anduvo el jamón rosado.

Max: (Al tabernero) ¡Lleva razón... lo he visto!

Santos: Par de ganzúas... Ciego de Satán... Os pongo un vaso y puerta... ¡No tiene coplería mesón gratis!

Max: Salgamos, Latino, que me ofende el prior y no traje padrinos.

(Salen)

Santos: ¡Dios nos libre de sopaconventos!

 

ESCENA XI. Coche de caballos

Inesperadamente y sin venir a cuento cruza un coche de caballos.

Max: ¡Para el landó, Latino!

Latino, puesto en cruz, obliga a detenerse a Mercurio.

Cochero: ¡Sooooooooo!

Max y D. Latino inician la ocupación de la calesa.

Max: ¡Que aligere la acémila para llegar sin tregua hasta Triana!

Latino: ...Ya no nos queda plata, Max...

Max: El auriga es cristiano y nos hará esa gracia.

Cochero: (Amenazante) ¡Valiente par de curdas! ¡Abajo o les cruzo las barbas con el látigo!

Max: (Descendiendo) ¡Bah... carece de talla para ministro de esperpento!

Latino: (Al coche que se aleja) ¡Que durmáis a pierna suelta en vuestro establo!

Las campanas del Gran Poder marcan las tres a golpe de guitarra. Tamtam-tam.

Max: ¡Declaro mudos por decreto los gallos de todas las Españas y los campaniles de todas las ermitas!

Latino: ¡Como secretario perpetuo de la genialidad lo firmo y sello... siendo el año de gracia de mil novecientos y noventa y cinco.

 

ESCENA XII. ...esa morena pisabien

En pleno desconcierto da en atravesar la escena una morena de tronío y sombra... portando la Sevilla como foulard al viento.

Max: Latino, di en mi nombre adiós a esa morena...

Latino: ¿Cómo sabes su pelo?

Max: ...Por vendaval calino que engendran sus caderas. (En un descuido se dirige hacia tan prometedora hembra) ¡Cédete al tacto, grupa de Pisabién!

Latino: ¡Tente, Max!

Max: (Olfateando) ...Huelo a “Picalagartos”... Acércame al farol de tus pupilas...

Latino: Mal te veo, genio... Has perdido la vista... y el olfato... ¡Qué más quisiera el “Pica”!

Max: ...En lo segundo yerras, Latino. Rapto al vuelo aromas: mero, cazón, almejas, langostinos... ¡Bases de la cultura occidental y de la filosofía carlista!

Latino: ¡No mezcles la política, Max, que nos arruinas!

Max: ¡Pídeme una ración de pensamientos!

Latino: ¡Al ajillo, Max!

Max: ¡Con salsa de ostras y esencia de albariño!

 

ESCENA XIII. En Triana

Entran en el Kiosko de las Flores. Detrás de la barra el esqueleto de una tortuga de mar les vigila.

—Max: (Por lo bajo) ...No lo vieron entrar en mi bocamanga.

Latino: ¿A qué te refieres, Max?

Max: Un bogavante se me quedó prendido en un corchete.

Latino: ¡Devuélvelo al río, Max, que arriba el tabernero!

Tabernero: ¡Buenas las tengan, caballeros!

Max: ¿Quién nos habla, Latino, sin pedir la venia?

Latino: Es un sencillo tasquero modernista...

Max: (Al tabernero) ¡Te ha tocado la suerte con su ala esquiva!

Latino: ¡Te visitó una estrella!

Max: ¡Alcanzas el honor de recibir al más grande de los poetas de España!

Bigote: ...Quizá el más grande... (con sorna)

Latino: El mayor con ventaja... ¡No te aburra el cerebro un mal clarete!

Tabernero: Bueno... ¿Qué les sirvo?

Max: Sirve un par de botellas y cóbrate un soneto...

Latino: ...o dos, que uno va de mi cuenta...

Tabernero: ¡Señores... que se me aduerme el mosto!

Max: Lo dicho.

Tabernero: ¡Marchando dos de manzanilla fresquita!

 

ESCENA XIV. Habla el flamenco

Un cantaor gitano se templa por soleá, mientras que un tocaor bisojo le acompaña.

(El cantaor Capullo de Jerez)

—Max: ¿Quién se entona, Latino?

Latino: ...Un canéforo egipcio de ribera...

Max: ¡Acércame al cantor en silla gestatoria!

Latino: ...A su derecha queda... ¡Santo Padre!

Suenan aplausos para celebrar el cante.

Max: (Al cantaor) ¡Desde hoy te incluyo en la nómina de mis matachines!... ¡Tabernero, sírvele una botella a cuenta del Parnaso... y de la fama que mi estancia traerá a este tugurio!

Cantaor y tasquero se miran preparando embestidas.

Latino: Ni cantaor, ni tasquero, entendieron, Max, tu humor preclaro... ¡Démonos a la huida!

Max: ¡No existe esa palabra en la memoria de los Montenegro!

Latino: ¡Siempre hay una excepción!

Max: ...Pues... ¡Corre, Latino! (Salen del kiosko a ritmo nazareno.)

 

ESCENA XV. Frente a la Iglesia de la Señá Santana

Corren ardientes y alocados como el siroco sobre los adoquines centenarios de la calle Pureza camino de Santa Ana, catedral de Triana.

—Max: ¡No me sueltes, Latino, que me arrastra el Levante!

Latino: Aligera, Max, que nos acechan...

Max: (Parándose y enfrentándose a los perseguidores) ¡Se acabó, Latino, esta vergüenza!... ¡En el santo nombre de Santiago! ¿Quién osa perturbar a un Grande de España?

Latino: (Por lo bajo) ¡No exageres, Max, que no puse al tanto a la Invencible!

Max: (Blandiendo el bastón a guisa de estoque) ¡Al primero que avance lo atravieso!

Tabernero: (Temblando) ¡Sólo quería sentar su firma en el Libro de Ilustres Visitantes!

Max: Dése por firmado, caballero, y muéstrele mis respetos a su esposa.

Cantaor: ¿Y a mi quién me paga los servicios?

Max: ¡Pídele factura al viento que se quedó con la copla! (Acerca el bastón al pecho del caló). ¿Algo más?

Cantaor: (Alejándose) ¡Yo te conjuro a oír la petenera!

 

ESCENA XVI. En la calle Betis

—Latino: ¡De buena nos libramos, Max!

Max: ¡No ha llegado mi gólgota, Latino!

Latino: ...Estás acalorado... y la humedad no es buena compañera.

Max: ...Guíame a ese Palacio que flota sobre Estigia...

Latino: No es tal palacio, Max, sólo es barcaza clueca.

Max: ...Mas ...huele a multitudes... ¡Arrímame a la hoguera de esos cuerpos!

Latino: ¡Vámonos..! ¡Si tienes frío te prestaré mi carrik!

Max: ¡No me desnierves o buscaré a otro lazarillo!

Latino: ¡Hazlo! (ofendido, se aleja un poco).

Max: (Buscando su rastro con el olfato) ¡Latino, Latino..! ¡Acepto tu gabán sin condiciones!

Latino: ¡Más te vale! (Echa la prenda sobre sus hombros).

Max: Rectifico, Latino. ¡Con una condición!

Latino: ...No era el pacto...

Max: Nunca creas palabra de sopista.

Latino: Bien... ¿Cuál es?

Max: ¡Que engrose las arcas de mi casa museo!

Latino: ¡Ni lo sueñes, Max!... ¿Cuándo se inaugura?

Max: ¡Justo al amanecer!

Latino: ¡Imposible!... No puedes morirte hasta mañana... Recuerda que te espera la Infanta en la Puerta del Príncipe...

 

ESCENA XVII.

Los citados y un botero rubeniano.

Latino: ¡No hagas muecas, Max, que ya sabes lo que me molesta!

Max: Prometiste regresarme a mi tierra en un velero... ¡Cumple tus promesas! (Se desploma).

Latino: (Arrastrándolo hacia la barcaza) ¡Abre los ojos, Max, que se te ponen blancos como el alba!

Max: (Mirando sorprendido al botero) ¿Has pagado el óbolo a Caronte?

Latino: (Por bajo) ¡No queda ni un real!

Max: (Abalanzándose al cuello del de Hispalis) ¡Derrochaste mi hacienda! ¿En qué taberna, dí, has trocado por vino mi hidalguía!

Latino: (Soltándose) ¡No me hagas perder la calma!

Max: (Con disimulo) ¡Ten la lengua, Latino, sólo es porque Caronte fíe el viaje!

Botero: ¿Bueno, qué... pasan o no pasan?

Latino: ¡Ay, ya están cercanas las puertas del Averno!

Botero: ¡Qué “invierno”, ni qué leches!... Yo soy sólo un botero que cruza hasta Sevilla...

Max: (Riendo) ¡Andas briago, Latino..! ¡No anotes este cuento en mis Memorias! ¡Ahhhh..! (Vomita).

Botero: ¡Bah!... ¡Tinto peleón y vino agrio..! ¡No hay posibles!... (Empuja a Max fuera de la barcaza) ¡La próxima vez os llevaré gratis al infierno!

Max: ¡Arrúllame la náusea, Latino!

Latino: ¡Camina, Max, no te crezcan raíces en tus plantas!

 

ESCENA XVIII. Al fondo la noche eterna de la Torre del Oro

Max: Es difícil, Latino, hay demasiada luz para mis ojos...

Latino: ¡Si es de noche, Max... no me asustes!

A lo lejos se oye el cantar del gitano.

Max: ¿No lo oyes, Latino? ¡Hay sonar de petenera!

Latino: ¿...y eso?

Max: Fue el conjuro del gitano... Llévame hacia la orilla y que el Guadalquivir me funda con mi tierra...

Latino: ...Vuelves a ponerte estupendo...

Max: ¿Sabes, Latino, lo peor que tiene la muerte?... “Que hay que volver a encontrarse con todos aquellos a los que por fin habíamos dejado de ver en la vida”.

Latino: ¡No te repitas, Max, que sangra ingenio!

Max: (Pausa) ¡Quiero dormir, Latino, méceme con un himno nupcial para la Infanta!

Latino: “Ya viene el cortejo... ya se oyen los claros clarines...”. ¡No te duermas, Max!... Se está clavando el frío en tu siniestra mano desplumada... Llamaré a un carruaje.

 

ESCENA XIX. Ahí que aparece de nuevo la famosa carretela una vez transmutada en coche fúnebre

Dirígese Latino hacia el centro de la mismísima calle Betis

Latino: ¡En el sagrado nombre de las Siete Musas..! ¡Venga acá la carretela de la Infanta!

Aparece el carruaje. Max sube, renqueando, al carromato.

Max: ¡Hasta Sanlúcar, Max, que linda mar adentro con Galicia!

Latino: ¡No pensarás llegar a nado!

Max: ¡Flotaré en tu carrik!

Latino: ¡Eso sí que no! ¡Devuélveme mi abrigo!

Max: ¡Prometiste entregarlo a mi memoria!

Latino:(Con sorna) ¡Nunca creas promesas de sopista..! ¡Me lo enseñaste tú!

(Le quita el abrigo y se aleja)

Max: ¡Que Dios te haga escuchar la petenera!... Me lo enseñó el gitano... ¡Vuelve aquí, malnacido, que amanece y olvidé las barbas!

Latino: ¡Cúbrete con la aurora!

Max: ...Tienes mal beber, Latino, y quieres quedarte con mi herencia...

Latino: ...¡En un bolsillo caben tus haberes!

Max: ¡Intentas apropiarte de mis versos!

Latino: ...Lo olvidaba, Max, tienes que morir solo, para hacer más grande tu leyenda...

Max: ...que nunca fue honorable muerte en masa...

(Se derrumba y cae sobre la carretela)

 

ESCENA XX. ...un cuervo azul, regalo de Rubén, sobrevuela, relamiéndose, la escena final.

—Latino: (Acercándose con arrepentido temor) ...Max... Sé que es otra de tus bromas... que si me acerco intentarás, de nuevo, arrebatarme el abrigo... Max, Max... ¡No cierres los ojos!... ¡Abre los ojos, Max!... ¡Te bailarán los Seises!... ¡Cruzarás bajo palio la Puerta del Lagarto!... ¡Te llevaré en velero hasta Sanlúcar!

Max: (Entreabriendo un ojo) ¡Deja que me muera, Latino, ahora que estoy tumbado!

Latino: ¡No te lances al vacío, Max!... ¡Nos espera la Infanta y ha bordado tu nombre en su pamela!... ¡Muere en Sevilla al menos, que tengo panteón y entierro gratis!

Max: ¡Arda la cera de mi cuerpo como llama votiva... y como obsequio a D. Latino de Hispalis, mi albacea!

Latino: No es hora ya de dádivas, maestro... ¡Max, atento, se acercan dos guindillas!

Max: ¡Formen guardia de honor y sean plañideras de mi réquiem!...

Muere.

—Guindilla: ¡Eh, ustedes dos, quedan detenidos por borrachos y por golfos!

Latino: ¡Alto ahí!... ¡No le toquen!... ¡Arrodíllense ante una gloria de España y un miembro de la Academia Azteca!... Arrodíllense... y lloren, como yo, por sus pecados...

Póstranse y besan su única mano. Desde el río llega con claridad el “quejío” fúnebre de la Petenera.

CANTAOR:

A la sombra de Doñana
se escuchó la Petenera.
La muerte, con velos verdes (bis),
llenó sus ojos de arena...
¡Sueños azules lloraban
al paso de Max Estrella!

Mientras suena el cante va cayendo lentamente el

TELÓN