El aprendizaje del misterio en Por los tiempos de Clemente Colling,
de Felisberto Hernández • Marta Spagnuolo
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Felisberto HernándezEn conclusión, Por los tiempos de Clemente Colling es, bajo la forma de novela lírica de aprendizaje musical del narrador, un ensayo sobre el misterio en el que realiza su aprendizaje el autor. Ese ensayo sobre el misterio, en las antípodas del surrealismo, no intenta bucear en un misterio preexistente, oculto en lo subconsciente, como finge hacerlo el narrador, sino crearlo mediante la lúcida conciencia del escritor. Felisberto autor se entremete en la novela lírica del narrador innominado que los lectores identificamos con el Felisberto adolescente, discípulo de Clemente Colling, a veces en largos monólogos —que en realidad son diálogos consigo mismo—, otras en contrapunto con el narrador y hasta confundiéndose con él, pero siempre dialécticamente, en una constante polifonía en la que se entrecruzan las voces de lo que se sabe y lo que no se sabe, de lo que se siente y lo que se presiente, de lo que se ve y lo que está oculto, de lo que se recuerda y lo que se ha olvidado, de lo que se memora y de lo que se inventa, todo concurriendo a crear el “efecto” de misterio, como le hubiera gustado a Poe.

La calificación “ensayo”, por un lado, no invalida la de novela lírica, en tanto no se propone como teoría de la novela proyectable al exterior de la novela misma (como, por dar un ejemplo, en Los monederos falsos, de Gide), sino que se consuma como hecho empírico, como aprendizaje en el interior del propio autor, que trabaja a solas con su materia. De modo que, por otro lado, debemos entender la palabra “ensayo” también y sobre todo en su otra acepción de ensayar, hacer la prueba, adiestrarse en algo.

Felisberto ensaya la forma de creación del misterio aplicándola al delineado de los personajes, en especial al de Clemente Colling —fuente él mismo de misterio en su vida real—, que va abocetando a lo largo del texto desde distintos ángulos, pero siempre con mirada oblicua. Clemente Colling es, en este sentido, personaje pivote, porque en su construcción Felisberto hace el aprendizaje del misterio, que será clima constante de su obra futura. Y así como aquel otro aprendiz decía de su amo, “y siendo ciego me alumbró y adiestró en la carrera de vivir”, éste dice: “Colling me dio un sentido nuevo de la vida...”. Porque Colling no sólo lo adiestra en la ciencia y el arte de la música, sino también en el ejercicio de indagación de los seres y las cosas del mundo, que su misterio provoca.