Merced de umbral • Wilfredo Carrizales
XXII

Siento espinas en la espalda. Soy un ser atareado. Tengo un rudo carácter. Diríase que espinoso. Quien me ve, corre; huye de mí, como flojo del trabajo. A veces estoy nervioso e inquieto. Hozando tierra, nadie osa molestarme.

En el lomo siento innumerables espinas. Camino con lentitud, mientras me balanceo. Me tomo un rato libre en medio de tanta ocupación. Tomo un refresco o lavo mi rostro en un aguamanil. Me doy prisa si hay reunión de paisanos. Sólo así.

Espinas siento no sólo en la espalda: todo el cuerpo está lleno de ellas. Ahora me convenzo que soy un puercoespín.