Merced de umbral • Wilfredo Carrizales
XXIII

Adelgazo cuando noto el orden de las cosas. Los preceptos y los tabúes no están hechos para mí. Me distancio de los asuntos sagrados e integro la mundanidad a mi cartera de viaje. Clasifico los utensilios de acuerdo a su sonido. Después los utilizo a discreción y con brisa suave.

Sin maquillaje ni actuación canto arias con voz de falsete. Averiguo a los ocupantes del piso superior y los encuentro delincuentes ocultos. Me aseo como los renegados. Me limpio los colmillos.

¿Para qué quiero llegar al meollo de ningún asunto, si el plato ha sido servido con poca grasa y mucho aspaviento?