Merced de umbral • Wilfredo Carrizales
XXVI

El conejo sabio se moja y lucha denodadamente contra su artritis. Sus condiscípulos lo consideran poseedor de una virtud ejemplar. Sin embargo, a alguno se le escapa la risa. Ese día no habrá zanahoria para él, ni recuperación de objetos extraviados. Un paso en falso puede ser motivo de acuartelamiento.

La formación pedagógica comienza en la pradera. Los hijos de los padres roedores sacan lecciones del fondo de las madrigueras. En el futuro habrá ingenieros de túneles, veterinarios a domicilio y corredores de bienes y raíces, comestibles o no.

Cuando los conejos caen al agua, se sienten dueños de su estado.