Merced de umbral • Wilfredo Carrizales
XXVIII

De las siete a las nueve de la noche, el policía olfatea al perro. De las diez y media a las doce menos cuarenta, el perro monta a la mujer del policía. De las doce a las doce y media, el rolo del policía golpea las pulgas. A partir de la una todo queda en silencio.

Dicen que los perros modifican los adverbios. (Siento vergüenza de no más pensarlo.) En las fiestas nacionales, durante los desfiles, los canes cultivan su moralidad. Levantan una de las patas traseras y mean sobre la base de los pilares que sostienen el techo de la patria. Luego bajan la cabeza para olisquear. Generalmente salen condecorados y con el derecho de formar jaurías.