Merced de umbral • Wilfredo Carrizales
XXX

El reptil reproduce su quehacer cotidiano en la arena que, prolija, se desplaza zigzagueante tras los vientos. Se le hincha la piel y debe hacer una concesión a los túmulos del desierto. ¿Cuántos de sus congéneres quedaron tapiados bajo las dunas? Realiza los cálculos el reptil y pide perdón por los venenos trasfundidos.

Disipa una duda la serpiente y termina enroscándose en sí misma. Un terrón lanzado por un camello la saca del profundo sueño. Quiere ella morderle las patas al cuadrúpedo, pero descubre que ha quedado ciega. Se pega a la sombra del camello cuando éste decide avanzar. Quienes la ven reducida en su condición piensan que es un malentendido entre los dos animales.