Merced de umbral • Wilfredo Carrizales
XXXI

Merced de umbral

La bruja venida a menos cambió de una carreta a una barca para huir del hazmerreír. Llegó a la orilla opuesta del río y salvó un muro trepándolo. Extrajo de sus enaguas un mapa. Escuchó un rugido y se dispuso a negociar con el tigre su retiro del mundo. Entró en la cueva de la bestia, ya dueña del refugio.

Con el tiempo la bruja amplió su territorio y no se avenía con nadie. No dejaba pasar a ningún mortal sin antes desollarlo. Su industria iba en ascendente progreso.

Para la posteridad ella fue conocida como “La tigresa que concedía alivio” y los montañeses la convirtieron en tema para sus canciones.