Merced de umbral • Wilfredo Carrizales
XL

Un cerrojo o una aldabilla, de lejos, aseguran las hojas a sus troncos. Muy diferente es el candado que, por su apego al solsticio, va en busca de matorrales.

En un apuro las llaves examinan las imágenes en un espejo de bronce y si notan aspectos turbios, cierran todas las portezuelas. Con trucos no se las convence; ni con amagos.

Los cerrajeros sacan sus lengüetas y escupen cuatro maldiciones. Ellos llevan resortes en las clavículas para resolver los destinos. Desencadenan tormentas frente a las enormes puertas. Echan las anillas al viento y engavetan las falsías.