Merced de umbral • Wilfredo Carrizales
XLI

Merced de umbral

Suponiendo que la liebre suba al puente y enferme. Allí siempre encontrará semillas de cuscuta. O si vomita indebidamente, una cápsula de algodón vendrá en su ayuda.

Por muchas razones posee labio leporino y actúa como liebre. Muerta ella, los perros observan duelo. Pero sus semejantes no huyen, aunque puedan aparecer alebrestadas. Las escopetas las llevan a las casas.

Los lebrastones roen en las astucias y sus colas se alargan. No tienen sus días contados; en las comidas evaden lo impetuoso.

Algunos han visto a la zorra llorar: seguramente cenó lebrato anoche y le produjo hipo.