Q. En un lugar de las letras • Varios autores
La labradora y el señor
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—¡No me vengan con más historias! —protestó a gritos la joven Aldonza Lorenzo—. Me da pena ese señor que ustedes dicen que me convirtió en su dama. ¿Dama, yo?, si sólo tengo el olor a bosta de las vacas que arreo, el aliento a los ajos y cebollas que cosecho, y estas manos y ropas maltratadas de labranzas. ¡Déjense, vecinitas, de pasar los chismes! ¡Y déjennos en este lugar de La Mancha! A mí, con mis quehaceres. Y a él, con su triste figura. Bastante tenemos cada uno con ello, ¡para estos tiempos que corren!