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Tres poemas de Gustavo Osorio de Ita

lunes 6 de noviembre de 2017
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Gustavo Osorio de Ita

La selección presente corresponde a un poeta de calidad retórica, es decir, los distintos tropos y recursos estilísticos que verdaderamente le dan sentido y significado a la estructura y forma poéticas. Suele suceder muchas veces que el uso de elementos retóricos debilitan mucho el contenido del poema; eso no sucede en la poesía de Gustavo Osorio de Ita, al contrario, pues justo el encabalgamiento, por ejemplo, orienta un ritmo poético y cierto quiebre en la sintaxis. Quizá orientado a la corriente neobarroca, el poeta mexicano que hoy se presenta mantiene recursos muy apreciables en la tradición de la poesía escrita en español.

Fernando Salazar Torres
Responsable de la selección

De la serie Voces actuales de México

Cuatro retratos para Vincent

I
[Puesta de sol en Montmajour]

Vincent las piedras del brocal te llaman
por tu nombre ellas saben
de todas tus renuncias y la horqueta
del tierno roble también sabe, Vincent,
de tus ansias de peso
del deseo por agravar el paisaje
al desprenderte
atenuándote calmo entre el silencio del arbusto
contemplando las ruinas que te emulan
y a lo lejos verás
desde lo alto las áureas lluvias, Vincent

 

II
[Noche Estrellada]

hoy que bebes los azules más nocturnos, Vincent,
qué si no el turbio cielo
cabe entre las ventanas
de la demente víspera
de Saint-Rémy-en-Provence?

a quién, contesta Vincent, le podría
como a ti perturbar esta cadencia
de los astros en fuga el tropel enervante y el ríspido crujir
de los inmensos engranes del tiempo
ahora cuando el mundo entero duerme?

y cómo si no absurdo
si ya febril convulso
loco paria vesánico
podrías combar la noche
y desgarrar todas tus sombras, Vincent,
y hacerte de la luz?

 

III
[Un par de zapatos]

y has andado Vincent son testigo los zapatos que dejaste a un lado de la cama
las profundas calas en los costados el desgaste manifiesto
de la cara anterior lo raído y mondo
del cuero la forma
ya torva hosca casi
siendo ya otro objeto
inútil demacrado
roto aherrumbrado por las sucias aguas
ajado envejecido porque no supiste nunca
a dónde porque vienes por las noches Vincent te rindes en tu cama
de pobre y son testigos de tu llanto azul de tu largo y amargo trasiego estos zapatos

 

IV
[Trigal con cuervos]

errarás entre los trigos maduros
con estas manos duras vueltas
cobalto y cercenarás el sorgo
de tus sueños desperdigando las bandadas
con tu aletargada presencia Vincent

Ahí donde el cielo se quiebra y se vuelve
las nubes que son mares que te llevan
a seguir otros caminos justo ahí
tú no pondrás los ojos
Vincent a ti las rutas pertenecen
que dibujas vuelto curva

que linda con tu cuerpo que mañana
los cuervos pintarán de rojo y negro

 

Deixis de un viejo púgil

“sic bis pacem parabellum”

I

No sino el eterno soy de un ahora
donde en mano al aire
y sueño que alcanzo
se levantan y aquí la cumbre
del tiempo ha tanto añoro
y me pesa no haber antes
ni ser de nuevo
o poder.

Aquí que se detenga al asalto
de los minutos que no vuelven
y arengan y te quitan
y te pierdes y pierdes y fue sólo
ese instante
el que encuentras ya no
y es todo desmemoria
y me abato.

 

II

Esta la casa vive
un niño que se asoma un patio grande
por los muros la miseria corre
la pintura desprendida
golpes azotes gritos
sonoros en las paredes dentro
y la hierba se crece
cerca un siempre y el crimen
el hedor podredumbre un quiero olvido
mierda pasado que atrás dejo y soy no
miento
la brisa de la sangre empuja leve
una puerta se entreabre
y eras otra vez
y peleas no olvido.

 

III

Este yo el combate láscome los dientes
saldo un fui y atrinchéranse en el vientre
una úlcera y blasfemia en entretejo.

Este yo aquí limítome
con cara hecha tasajo
daga intercostal pómulos henchidos.

Yo sordera ante un quieto
yo un no arredro
yo mino

Yo quiero yo y te quiebro.

 

Orfebre de una farsa

I

Y bruñes tu entrecejo
Lascas tu sobrada lengua tus ansias
Esculpes tu acorde postura líneas
Rectas suaves finas desbastas
Lo áspero de ti
Y aguzado ya arduamente pulido
Te presentas

 

II

Al crisol viertes tanta ajena vida
—Estoy en Ámsterdam Versalles
Es encantador suerte
Que la vida es fácil mi cartera plena
No conozco el insomnio el trabajo
Va de maravilla creo mi hijo
Cada vez se parece más a mí
Soy feliz y de nada me arrepiento—
Y fundes todo lo que nunca ocurre
Con los deseos de siempre

 

III

Hoy te vas luyendo
Ante el nítrico ácido del desvelo
Y la honda dura cala de la lima
De las cosas ciertas que escondes
Y relumbra adentro un alma de cobre
Bajo tus falsos oros

 

IV

Fue acaso un fino temple
La exacta proporción
De densos oros y deseos liga
De plata para combarse de ser necesario
Acero fuerte y terco también sombras
De maleable bronce
Todo bajo
Tres mil grados centígrados
De odio

 

V

Pero una amarga grieta te recorre
Frágil fractura más
Rápida que el sonido
Y el yo que con esmero te moldeaste
Dócil cede al hartazgo
Hoy
Te resquebrajas eres
Lustrosos fragmentos tan sólo vales
Cuanto pesas

Gustavo Osorio de Ita
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