~~~~~~~~~~~~~~~ Año VIII Cagua, Venezuela Nº 120 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 21 de febrero de 2005 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | "Viaje a las estrellas", Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Nace una agencia. / Palabras non-sanctas. / Libros para | Breves el Huila. / Concurso 12 de Septiembre. / Japón en | Caracas. / In-fraganti. / Presente perpetuo. / Cuentos y | poemas en la radio. / Poesía en relámpagos. / Mirasole, | Barbarito, Hocsman. | | Agrupación venezolana presenta al Quijote en títeres. / | Noticias Elvira Lindo gana el XIX Premio Biblioteca Breve. / Un | niño encuentra un posible ejemplar de la primera edición | del Quijote. / 2666 le agencia premio póstumo a Bolaño. | / Vargas Llosa presenta poema ilustrado junto al pintor | Szyszlo. / Editoriales independientes de México crean | gremio. / Murió el poeta mallorquín Miquel Bauçà. / | Arthur Miller muere en Connecticut a los 89 años. / | Casona de Aleixandre se cae a pedazos. / Venezuela | invitada de honor en Feria de La Habana 2006. / Crearán | "versión junior" del premio Cervantes. / Jalisco quiere | convertir la casa de Arreola en aula literaria. / | Rodolfo Martínez gana el Minotauro. / Carlos Edmundo de | Ory recibe el título de Hijo Predilecto de Cádiz. / | Muere en Londres el escritor cubano Guillermo Cabrera | Infante. / Poetas se reúnen en Sevilla. / Universidad de | Córdoba dedicará encuentro al Quijote. / Artistas y | poetas celebrarán encuentro en Rosario. / Alas convoca | encuentro regional de sociología. / Fundación Mempo | Giardinelli auspicia becas de postgrado. / Analizarán | obra de Ernesto Cardenal. / Vargas Llosa inaugurará en | Madrid congreso sobre narrativa peruana. / Convocan el | Premio Juan Rulfo. / Traducirán autores catalanes con | recursos del Institut Ramon Llull. / Celebrarán en Chile | encuentro literario internacional. | | Muldia.com, sección Literatura | Literatura http://www.muldia.com/arte/literatura.htm | en Internet Marcela Caetano | | "Desciframiento, inhumación y (espero que) olvido de un | Artículos y enigma poco interesante", Fernando Sorrentino. / | reportajes "Poética del ajenjo, miel y poesía", Rafael Rattia. / | "El hijo de Francis Macomber: Hemingway y Memorias de | Angola de Luis Marcelino Gómez", Anna Diegel. / | "¿Reeditarás la Biblia en el cielo? Semblanza de Carlos | Milla Batres", Frank Otero Luque. / "En Buenos Aires | muere un gran poeta argentino, Juan José Folguerá", | Oscar Portela. / "Naufragios: Cabeza de Vaca, narrador | de aventuras", Jorge Zavaleta Balarezo. / "Generación | Almada", Pablo Mora. / "Voz nuda: asir la herida del | amor", Mario Wong. | | "Apuntes sobre literatura erótica", Víctor Montoya. / | Sala de ensayo "¿Qué es el estilo literario? Apuntes y reflexiones de | un traductor", Nina Melero. / "Herederos de Superman y | de la Verdadera Fe", Jorge Majfud. | | Poemas de Raday Ojeda. / Relatos de Gabriela de la Peña | Letras Astorga. / Poemas de Karina Sacerdote. / "Doña Ana, los | gallos y el Monstruo de Samaná", Reynolds Emmanuel | Andújar. / "Desplazados del paraíso", Antonio María | Flórez. / "Odalia, la de la esquina", Rocío Uchofen. / | Poemas de Ricardo Daniel Piña. / "Epístolas a un calvo | pintor apellidado Jovandaric", Bale Cahíua. / Poemas de | Elena Conchello Mandillo. / "Recuerdos de sábado", Marco | Minguillo. / Poemas de C. A. Campos. / "Impotencia", | Silvia Hebe Bedini. / Tres poemas de Mario Waits. / "La | casa de Rosa Andrade", Déborah Puig-Pey Stiefel. / "Una | luz desde el río", Leandro Calle. / "El viaje de Lulú", | Marta Catalán. / Dos cuentos de Ángel Balzarino. / | "Mirada azul", Dixon Moya. | | "La literatura cojedeña: una visión polifónica de cómo | El regreso asumir la historia y la tradición", Maritza Torres | del caracol Cedeño. / "Noches de Nueva York", Eric Brown. / "Mester | de Vandalía", María Jesús Fuentes (coordinadora). | | Fallo de concurso. | El buzón | Guillermo Cabrera Infante. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/servicios/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/servicios/archivo.htm =========================== CONCURSOS LITERARIOS ========================== Reciba anuncios de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestro exclusivo servicio gratuito. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a: letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com O, si lo prefiere, visite nuestra sección de concursos en el Web: http://www.letralia.com/agenda/concursos === Editorial Viaje a las estrellas ================================== Hace algunos años, el científico y escritor Carl Sagan imaginaba el momento en que se produciría el primer contacto con inteligencias de otros planetas. La investigación espacial enfatiza entre sus objetivos los económicos, la obtención de minerales a bajo costo explotándolos en cuerpos celestes; Sagan creía que el contacto con extraterrestres conduciría a la Tierra a un salto económico, científico y técnico, pero que a él le interesaba realmente el salto cultural. Le habría gustado saber, ni más ni menos, cómo sería la poesía de los extraterrestres, qué los inspiraría para pintar, qué extrañas formas de arte habrían hallado para expresar sus sentimientos y sus angustias y cómo ambas culturas, la nuestra y la de ellos, resultarían afectadas tras ese encuentro cósmico. Las corrientes migratorias desde Latinoamérica hacia Estados Unidos están generando situaciones complejas que, en el futuro cercano, nos permitirán apreciar (a algunos, pues ya se sabe cuán corta es la vida) tales saltos culturales, aunque, claro, a un nivel más terrícola. Con más de cuarenta millones de personas, la comunidad hispana representa el 13% de la población total de Estados Unidos: ya no es una masa de charros estereotípicos que gritan amigou cada dos por tres. Días atrás, el profesor James Iffland, de la Universidad de Boston, convocó a sus colegas hispanistas de Estados Unidos, durante el simposio que sobre el Quijote se celebró recientemente en Puebla (México), a que concentraran esfuerzos para que la difusión de la lengua de Cervantes no tuviera sólo una función comercial y sirviera, también, para compartir con otras culturas la riqueza de la nuestra. En el asunto del spanglish, Iffland pertenece al bando de los relajados: las culturas están penetrándose mutuamente y él defiende que este dialecto, mitad español y mitad inglés, es una consecuencia natural de las fuerzas de fricción. Pero una mayoría abrumadora de los latinos que van a Estados Unidos lo hace por motivos económicos, no culturales. La desventaja económica en que se encuentran al llegar, ¿podría suponer también una desventaja cultural? Es probable, pero las relaciones entre los grupos humanos se desarrollan a todo nivel, no sólo en lo económico o en lo cultural sino en ambos aspectos y en todos los demás, como sería la relación con el hipotético pueblo extraterrestre de Sagan. El peso económico de los latinos en Estados Unidos está naturalmente haciendo presión sobre el aspecto cultural, produciendo, ni más ni menos, esa cultura híbrida que ya hace algún tiempo venimos percibiendo. Justamente sobre este tema incide marginalmente la entrevista que José Carvajal le hace a Teresa Mlawer en el programa de radio que conduce este periodista en Librusa.com (y al que puede accederse en http://www.librusa.com/programa.htm). Mlawer está al frente de Lectorum, una de las principales empresas del mercado editorial hispano en el norte, y dice que las librerías que expenden material en español están enfrentando serias dificultades, pues en muchos casos dependen de sus pares estadounidenses, o de las cadenas editoriales, para surtirse, y esto redunda en algún nivel de desatención hacia el mercado hispano. Según Mlawer, las librerías hispanas, que ya de hecho son muy pocas, no han hallado la fórmula correcta para satisfacer las crecientes necesidades del mercado al que pretenden atender. Carvajal sugiere que "en muchos casos los libros no se venden porque esos negocios carecen de un personal debidamente preparado para servir al mercado hispano". Aunque a simple vista esto pudiera alimentar el temor de que la cultura hispana se reduzca a una especie de gigantesco ghetto, la realidad nos está enseñando que el mismo proceso hibridizante que en lo cultural dio lugar al spanglish podría tener paralelos en otros órdenes: lo político, lo social, lo económico... Tanto Iffland como los hispanistas de la línea dura -Odón Betanzos Palacios y los que le secundan en la defensa estricta de nuestra cultura ante el "peligro" de tal hibridación- han concordado en que es necesario imprimir mayores esfuerzos en el fomento de nuestros valores autóctonos, a fin de impedir que éstos resulten lastimados tras el choque con la nueva cultura que enfrentan al llegar a Estados Unidos. La verdad es que estamos parados en medio de una coyuntura que supera cualquier previsión: la cultura extraterrestre que desde el planeta Hispanoamérica estamos llevando a Estados Unidos, no sólo no resultará ilesa tras este choque cósmico con la otra cultura, sino que la modificará y, así mismo, se modificará al nutrirse de ella. Lo grande es que, a diferencia de Sagan, algo de eso alcanzaremos a ver, y será doloroso y maravilloso al mismo tiempo. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo qu tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/agenda/concursos Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Nace una agencia. La agencia literaria de la traductora y editora española Virginia López-Ballesteros inició operaciones hace unos días, con la intención de representar a autores de habla hispana y francesa en cualquier género, desde novela, cuento y poesía, hasta ciencia ficción y libros de autoayuda. La agente ha sido asistente del editor Pierre Marchand, fundador del sello Gallimard Jeunesse, y directora del Departamento de la Oficina del Derecho del Autor del Grupo Prisa. En su sitio en la red, López-Ballesteros anima a los escritores a enviarles resúmenes de las obras. http://www.vlopez-ballesteros.com Palabras non-sanctas. Este mes se cumple el segundo aniversario de la revista Palabras Malditas. La edición de cumpleaños incluye, además de una emisora en línea, Radio Efímera, trabajos de Amanda Rhamer, César Aira, Miquel Silvestre, Fidel Huitrón, Paola Tinoco, Celia Gómez Ramos, Héctor Ortega, Jessy Servín, María Cruz, Dante Bertini y otros autores. http://www.palabrasmalditas.net Libros para el Huila. La Universidad Surcolombiana, en el Departamento del Huila, está cumpliendo 35 años de vida académica, lo que ha coincidido con la celebración de los cien años de haberse creado el mencionado departamento. Así, la casa de estudios ha convocado a autores de todo el mundo para que envíen, como aporte para conformar la "Biblioteca del Centenario", un ejemplar de los libros que hayan publicado. El coordinador de esta colecta es el escritor Winston Morales Chavarro, jefe de Relaciones Nacionales e Internacionales y una de las firmas de Letralia. aniquirona@yahoo.com Universidad Surcolombiana Avenida Pastrana Borrero, carrera 1 Telf.: 57 098 8754716. Fax: 57 098 8754716 Neiva, Huila, Colombia Concurso 12 de Septiembre. El 11 de febrero se dieron a conocer los resultados del Concurso 12 de Septiembre, organizado por la seccional Escobar de la Sociedad Argentina de Escritores (Sade). Los jueces, Kelly Gavinoser, Lilia Nilda Cosci, Cecilia Irene Acuña y Jorge Rulfi, escogieron, en poesía, a Horacio Pettinicchi, por Ayeres sin mañana; secundándole Silvia María Tórtola por Autoservis y Alberto Cirkov por Imposible; en cuento corto, se declaró desierto el primer lugar y se le otorgó el segundo y tercero a Marta H. García, por "La búsqueda", y a Horacio Pettinicchi, por "La guerrillera", respectivamente; en cuento largo el ganador fue Winifred Yovanovich, por "Qué sé yo cómo...", y no hubo segundo ni tercer lugar. http://www.sadescobar.com.ar Japón en Caracas. Desde esta semana y hasta el de marzo se desarrolla en el Centro Cultural Corp Group, en la capital venezolana, la Semana Cultural del Japón 2005, muestra que se realiza desde hace catorce años y que tiene como primordial objetivo la promoción del intercambio cultural entre ambos países. Además de la hermosa música japonesa, los asistentes podrán apreciar el arte, la artesanía, las artes marciales, la gastronomía y hasta un festival de animé, así como otros aspectos de la peculiar cultura de ese país oriental. http://www.corpbanca.com.ve/page_cultura.html In-fraganti. Así se titula la novela del compositor, profesor de música y escritor barcelonés Óscar Romero (1976) que será presentada este jueves 24 a las 9:30 de la noche en el Bar Elephanta del barrio de Gràcia (Torrent d'en Vidalet, Nº 37) en un acto auspiciado por Aula de Escritores. La novela ha sido publicada por la editorial Hijos del Hule. Tras la presentación habrá lectura de relatos y poesía. http://www.auladeescritores.com Presente perpetuo. Este jueves 24 a las 5 de la tarde se inaugura, en la sala 3 del Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu (Macma), la exposición "Rómulo Vidal, presencia y perpetuidad", cuyos asistentes podrán apreciar diecisiete obras de este pintor venezolano. Nacido en 1949 y fallecido en 2003, Vidal retrató a figuras históricas del país como Juan Vicente Gómez, César Girón y José Gregorio Hernández, entre otros. Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu Complejo Cultural Santos Michelena Avenida 19 de Abril; Maracay, Aragua (Venezuela) Cuentos y poemas en la radio. El equipo de La Librería Mediática está convocando a su II Concurso Radial de Cuento Breve y Poesía. Para participar sólo se necesita enviar, antes del 28 de febrero, cuentos breves o poemas que no excedan de veinte líneas, a la dirección electrónica lalibreriamediatica@hotmail.com. Los textos de los autores ganadores serán divulgados en forma de libro radial en Radio Nacional de Venezuela -la emisora en la que se transmiten los programas de La Librería Mediática- durante el próximo mes de abril, en dos programas especiales de "Los libros y la radio tienen mucho que ver". lalibreriamediatica@hotmail.com Poesía en relámpagos. Este martes 1 de marzo a las 8 de la noche se clausura la exposición "Relámpagos", en la que se pueden apreciar más de setenta óleos sobre lienzo del artista Miguel Oscar Menassa, quien dará un recital de poesía esa noche. La actividad es patrocinada por la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud y tiene como escenario la sede de Grupo Cero. La entrada es gratuita. http://www.grupocero.org Mirasole, Barbarito, Hocsman. Hasta este 2 de marzo es posible apreciar, en las salas 1 y 2 del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930, Buenos Aires), la exposición de pintura de Silvina Mirasole, en la que se incluyen varias de sus creaciones en acrílico, con textura y relieve, y dibujos en tinta sobre papel y escultura. Las obras de la artista han sido acompañadas por poemas del letraliano Carlos Barbarito y de Natalio Hocsman. http://www.centroculturalrecoleta.org/01_02/visualesdos4.htm ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Agrupación venezolana presenta al Quijote en títeres Sancho Panza y el de La Mancha es el título de la adaptación para títeres, teatro y cuentacuentos que, en torno al Caballero de la Triste Figura, presentará en España este año la compañía venezolana Títeres y Teatro Garabatosh-k, con motivo de los cuatro siglos de la aparición de la primera parte de la obra de Cervantes. La obra, original de Elisa González y Róger Vargas, los impulsores de Garabatosh-k, trata de despertar en los más pequeños el interés por el Quijote y la defensa de los más elevados principios morales. En Sancho Panza y el de La Mancha el personaje de Cervantes continúa cabalgando en busca de nuevas y emocionantes aventuras para deleitar a grandes y chicos. Tres episodios y una introducción general a la vida del Quijote y su inseparable escudero Sancho Panza, son los elementos con que esta obra permitirá un acercamiento a la obra más genuina del habla hispana. Al comienzo del espectáculo se explica a los niños quién es y de dónde proviene Don Quijote de La Mancha. Luego se representa el episodio de Los Molinos, el encuentro con su amada Dulcinea del Toboso, la frustrada Lucha con los Leones y otros eventos retratados por Cervantes. La pieza será representada en instituciones educativas, públicas y privadas, así como en bibliotecas y barrios de las diferentes islas en el archipiélago canario, donde Títeres y Teatro Garabatosh-k goza de gran popularidad tras año y medio ininterrumpido demostrando la calidad de su trabajo. *** Elvira Lindo gana el XIX Premio Biblioteca Breve La escritora española Elvira Lindo obtuvo la 19ª edición del Premio Biblioteca Breve, instituido por la editorial Seix Barral y dotado con 30.050 euros, con la obra Una palabra tuya, según se informó el pasado 7 de febrero. El jurado del premio estuvo integrado por Pere Gimferrer, Rosa Regàs, Manuel Longares, Adolfo García Ortega y María de la Pau Janer. La novela, que se alzó sobre otros 420 textos, relata cómo se desarrolla la amistad entre dos barrenderas que se conocen desde niñas, y desgrana la trayectoria vital de ambos personajes en busca de la felicidad. Según la autora, la historia surgió cuando ella vivía "en el pasillo verde de Madrid, cerca del matadero, y veía a las cuadrillas de basureros". "Siempre me ha gustado observar a la gente trabajadora, cómo utilizan sus herramientas y el hecho de que algunos se tengan que poner un uniforme para trabajar". Lindo aseguró que escribió Una palabra tuya "arrebatadamente", aunque ha pensado mucho cada capítulo: "No es una novela escrita con la cabeza fría, sino con el corazón caliente". "La protagonista odia su oficio, ella quería ser otra cosa, pero la vida no le ha dado lo que ella esperaba y también desea un tipo de hombre que no aparece nunca", agregó la escritora, quien frecuentó el entorno de las barrenderas para escribir esta novela. Creadora, hace ya una década, del conocido personaje Manolito Gafotas, Elvira Lindo obtuvo en 1998 el Premio Nacional de Literatura Infantil y tiene una dilatada trayectoria como escritora y guionista. La escritora nació en Cádiz en 1962. A los doce años se trasladó a Madrid e inició estudios de periodismo, que abandonó más adelante para dedicarse a la radio y la televisión, trabajando como locutora, actriz y guionista. Manolito Gafotas fue su primera novela y estaba basada en uno de sus personajes radiofónicos. La obra se convirtió en un éxito inesperado y Lindo escribió tres nuevos libros en los que el protagonista era el niño del barrio madrileño de Carabanchel. En 1994 estrena en el teatro su obra La ley de la selva, y vuelve al teatro diez años después con La sorpresa del roscón. En 1998 publica la novela El otro barrio, que la aleja momentáneamente de la literatura infantil, para volver en ese mismo año con Manolito on the road. Comienza su faceta de guionista de cine coescribiendo, junto a Miguel Albaladejo, La primera noche de mi vida, y al año siguiente adapta Manolito Gafotas al cine. En 2000 adapta la novela Plenilunio, de su esposo, el también escritor -y director del Instituto Cervantes en Nueva York- Antonio Muñoz Molina. Elvira Lindo colabora asiduamente en diversas revistas y diarios, como El País, como columnista; gran parte de sus artículos se reúnen en una serie de libros titulados Tinto de verano. *** Un niño encuentra un posible ejemplar de la primera edición del Quijote Un ejemplar de la primera edición de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha pudo ser descubierto por casualidad en un pueblo de Murcia, España, a principios de este mes. Un comité de expertos tendrá que confirmar si la obra pertenece a la edición original de 1605, de la que sólo quedan dieciocho ejemplares, cuatro de los cuales permanecen en España. De acuerdo con las versiones que circulan al respecto, hay muchos indicios de que se trata de un libro original. La obra la llevó inocentemente un alumno como contribución a una exposición en la localidad de Alhama. Cada menor debía llevar un ejemplar de El Quijote de la biblioteca de su familia. El libro pertenecía a un antepasado del niño que vivió en Cuba. José Calero Heras, profesor de literatura del colegio donde estudia el menor, explicó a la televisión que la primera página tiene varias características que corresponden a la primera edición. Ahora una comisión de la Biblioteca Nacional de España estudiará a fondo el papel, la tinta y las técnicas de impresión del libro para confirmar si se trata o no de un fabuloso hallazgo. *** 2666 le agencia premio póstumo a Bolaño La novela 2666, de Roberto Bolaño, editada por Anagrama, fue galardonada el 9 de febrero con el premio Ciutat de Barcelona de literatura castellana. Se reconoce así, a título póstumo, la categoría literaria del escritor chileno, que falleció en julio de 2003. El jurado destacó que 2666 es "una novela extraordinaria destinada a marcar un hito en la futura narrativa de las literaturas hispánicas". El Ciutat de Barcelona de danza ha recaído en el espectáculo Öleles, de Jordi Cortés y Damià Muñoz, por "la perfecta simbiosis con que han resuelto fundir orgánicamente en un espectáculo dos estilos muy diferentes". Para el jurado, "la excelente interpretación y una dramaturgia ajustada al milímetro conforman un espectáculo unitario, de impecable puesta en escena". Por otra parte, el Ciutat de Barcelona de investigación tecnológica ha sido otorgado al trabajo de investigación interdisciplinar en el estudio de apneas obstructivas del sueño, realizado por Raimon Jané, Jordi Solà y Pere Artís, de la UPC, y José Antonio Fiz y Josep Morera, del hospital Germans Trias i Pujol. El premio Ciutat de Barcelona de investigación científica ha correspondido al trabajo de desarrollo clínico de una vacuna contra la malaria, a cargo de Pedro Alonso, del Centre de Salut Internacional del hospital Clínic de Barcelona. *** Vargas Llosa presenta poema ilustrado junto al pintor Szyszlo El escritor peruano Mario Vargas Llosa y el pintor Fernando de Szyszlo presentaron en Lima el pasado 9 de febrero una edición exclusiva del poema "Estatua viva", escrito por el laureado novelista e ilustrado por el artista plástico. El libro ha sido editado en gran formato por el colombiano Luis Ángel Parra con una tirada "para bibliófilos" de noventa ejemplares numerados en arábigo y seis en romanos. "Estatua viva" es un libro-arte que permite apreciar una rara incursión de Vargas Llosa en la lírica y contiene tres litografías a dos colores de Szyszlo. "La idea de hacer el libro fue de Luis Ángel Parra y María Eugenia Niño, amigos nuestros que se encontraron con Mario en Colombia hace poco y le pidieron publicarle un libro. Fue entonces que Mario recordó tener un poema y ofreció dárselos", explico Szyszlo. El pintor peruano indicó que sus litografías no tratan de ilustrar el poema de Vargas Llosa, sino que "como amigos que somos nuestros trabajos más bien se acompañan". *** Editoriales independientes de México crean gremio El 10 de febrero se formalizó la creación de la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes (Aemi), integrada por un grupo de editoriales pequeñas y medianas, sector que confronta dificultades constantes para su desarrollo. Las editoriales que forman parte de Aemi son Acrono, Ediciones Arlequín, Ediciones del Ermitaño/Solar, Ediciones El Milagro, Ediciones El Tucán de Virginia, Ediciones Sin Nombre, Editorial Aldus, Editorial Colibrí, Editorial Cofunda, Ficticia Editorial, Libros del Umbral, Literalia Editores, Mantis Editores y Trilce Ediciones. Las transformaciones de un mercado que tiende a la concentración han llenado de obstáculos el trabajo editorial. Las grandes corporaciones editoriales se han comido a gran parte de las medianas y pequeñas empresas, al igual que las librerías más chicas han desaparecido por obra y gracia de las políticas de las grandes. Aemi nace con la intención de generar estrategias que permitan vadear tales obstáculos, bajo la premisa de que "son precisamente las editoriales pequeñas, independientes, las que siguen abiertas a nuevas expresiones literarias, las que apuestan a nuevas plumas, las que enriquecen e imprimen renovado interés y dinamismo a la literatura", según explican en un boletín. *** Murió el poeta mallorquín Miquel Bauçà El escritor mallorquín Miquel Bauçà, calificado como uno de los poetas más singulares de la literatura catalana, falleció al parecer a finales de diciembre, en Barcelona, a los 64 años de edad, según informó la Editorial Empúries el pasado jueves 10. El cadáver del escritor fue hallado en su piso de la calle Marqués de Sentmenat, en el barrio de Les Corts, apenas el 3 de enero. El cuerpo fue encontrado después de que los vecinos dieran el aviso por el mal olor. El forense determinó que la muerte del escritor había ocurrido muchos días antes, por causas naturales, pues no se hallaron signos de violencia ni medicamentos que sugirieran un suicidio. La Guardia Urbana se hizo cargo del cuerpo de Miquel Bauçà y el caso está en manos de los jueces. Bauçà (Felanitx, 1940) ganó el premio Joan Salvat-Papasseit en 1961 con Una bella història, el Vicent Andrés Estellés de poesía en 1974, el Ciutat de Barcelona en 1985, el Cavall Verd en 1985 y el de Literatura Catalana de la Generalitat de creación literaria en 1986, el Premi Sant Joan en 1989 y el Premi de la crítica narrativa catalana en 1998. Bauçà publicó, entre otras obras, El noble joc (1972), Poemes (1973), Notes i comentaris (1975), Cants jubilosos (1980), Les Mirsines (1983), Carrer Marsala (1985), El vellard. L'escarcellera (1992), El canvi: des de l'Eixample (1998), Els estats de connivència (2001) y Els somnis (2003). En abril próximo saldrá a la venta Rudiments de saviesa. Huraño y solitario, Bauçà -a quien se le tenía por "poeta maldito"- vivió siempre escondido. "La mayor parte de su vida en Barcelona, pero durante dos o tres años se recluyó en una caravana en un terreno de su familia en las afueras de Felanitx". *** Arthur Miller muere en Connecticut a los 89 años El dramaturgo estadounidense Arthur Miller falleció el jueves 10 de febrero en su apartamento de Connecticut a causa de un cáncer, neumonía y afecciones cardíacas, a los 89 años de edad. La literatura pierde así a uno de los mayores dramaturgos del siglo XX, reconocido en 2002 con el premio Príncipe de Asturias de las Letras y ganador en 1949 del premio Pulitzer. Nacido en Nueva York el 17 de octubre de 1915, hijo de los emigrantes vieneses judíos, Isidoro Miller y Augusta Bernett, Miller se costeó con su propio trabajo los estudios de letras en la Universidad de Michigan. A los 28 años estrenó la comedia El hombre que tenía toda la suerte y al término de la Segunda Guerra Mundial escribió Todos eran mis hijos, con la que logró uno de sus mayores éxitos: el premio de la Crítica de Nueva York. Desde entonces, sus obras se empezaron a traducir a numerosos idiomas y fueron representadas por los más importantes actores y directores, entre ellos Elia Kazan. Pero su consagración definitiva llegó en 1949 con La muerte de un viajante, con la que recibió el premio Pulitzer y de nuevo el de la Crítica neoyorquina. La obra es pieza fija del repertorio de los mejores teatros y ha sido producida para el cine y la televisión en varias ocasiones, una de las más recordadas la versión para la pantalla chica protagonizada en 1985 por Dustin Hoffman. Durante los años 50 fue víctima de la caza de brujas contra el comunismo y sufrió el acoso del Comité de Actividades Antiamericanas. Estuvo casado y tuvo dos hijos con Grace Slattery. Después de su divorcio contrajo matrimonio con Marilyn Monroe. Después de su separación con Monroe, contrajo un tercer matrimonio con la fotógrafa Inge Morat, con quien tuvo una hija. Miller obtuvo premios como el Nacional de Teatro en 1938, la Medalla de Oro de las Artes y de las Letras en 1959 y el XIII Premio Imperial de Japón en Teatro y Cine. *** Casona de Aleixandre se cae a pedazos Un grupo de poetas españoles acudió al gobierno de Zapatero para solicitar recursos que impidan el deterioro definitivo de la casona en la que viviera Vicente Aleixandre, Premio Nacional de Literatura en 1934 y Nobel de Literatura en 1977. Varios de estos escritores ya habían emprendido similares gestiones hace diez años. Los poetas quieren convertir la casona de Aleixandre (Sevilla, 1898; Madrid, 1984) en una fundación y en un centro de estudios de la poesía del siglo XX. "El jueves enviamos una carta al presidente Zapatero para que estudie nuestra propuesta; contamos, además, con la buena predisposición de los herederos, algo que no ocurría en 1995", explicó el secretario del Ateneo, Alejandro Sanz, uno de los promotores de esta iniciativa que ha vuelto a cobrar nuevos bríos veinte años después de la muerte del Nobel. "Lo deseable sería que la casa la comprara y rehabilitara un organismo oficial, puesto que si cae en manos privadas corremos el riesgo de que el día de mañana la vendan", agregó. Después de vivir durante su infancia en Málaga, el poeta Vicente Aleixandre se trasladó con su familia a Madrid. Fue profesor de derecho mercantil y miembro de la Real Academia Española desde 1949. Es uno de los grandes valores de la poesía del siglo XX. Su primer libro, Ámbito, fue publicado en 1928, al que siguieron, Espadas como labios en 1932, Pasión de la tierra en 1935, Sombra del paraíso en 1944, Mundo a solas en 1950, Nacimiento último en 1953, Historia del corazón en 1954, Poemas de la consumación en 1968, Diálogos del conocimiento en 1974 y póstumamente En gran noche, en 1991. *** Venezuela invitada de honor en Feria de La Habana 2006 Este 13 de febrero fue clausurada la primera etapa de la XIV Feria Internacional del Libro de La Habana, acto durante el cual se designó a Venezuela como el país invitado de honor para la 15ª edición de este encuentro editorial, que se celebrará en febrero del año próximo. La designación fue agradecida en persona por Francisco Sesto, ministro de Cultura de Venezuela. "Sabremos cumplir con ese honor que Cuba nos entrega. Vamos a crear una gran imprenta y a ampliar el campo editorial en Venezuela", dijo Sesto en declaraciones al recibir el honor de manos del embajador brasileño en La Habana, Tilden Santiago. Brasil fue el invitado de honor en la edición que concluyó el domingo 13. "El tiempo es corto, un año pasa muy rápido, pero todos esos sueños de crear una plataforma editorial serán realizados. El propósito es hacer de Venezuela una nación de autores y lectores", agregó Sesto. También expresó que la muestra bibliográfica "es un suceso de fraterna amistad" y que durante su participación en la XIV Feria Internacional de La Habana "constató la presencia multitudinaria del pueblo cubano". Como colofón del acto de clausura, el ministro de Cultura de Brasil, Gilberto Gil, invitó a Cuba a participar en la Bienal del Libro de Río de Janeiro, que se realizará en el segundo semestre de este año. Gil donó en nombre de Brasil un lote de 7.000 títulos de la mejor literatura brasileña. Tras la primera etapa de la feria, las exposiciones editoriales y el resto de las actividades del evento se han extendido por toda Cuba, en un itinerario que culminará el próximo 6 de marzo. Más de 1.200 títulos están a disposición del público de la isla, cifra que supera lo ofertado en cada una de las ediciones anteriores y se corresponde con la demanda de los lectores, fundamentalmente en lo referente a textos para niños y jóvenes. *** Crearán "versión junior" del premio Cervantes La Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de León se presentará en Bolonia (Italia) a primeros del mes de abril, según se decidió en una reunión celebrada el pasado 15 de febrero en el Ministerio de Cultura entre el concejal de Educación y Cultura de León, Alfonso Ordóñez; el director general del Libro, Rogelio Blanco; el presidente de la Asociación de Libreros de León, Héctor Escobar, y representantes de las distintas editoriales nacionales como SM, Everest, Bruño, Comercial Grupo Anaya, Santillana, Edelvives y Vicens Vives. Entre otras propuestas se determinó la creación, en versión junior, de uno de los premios más emblemáticos de la literatura como es el Cervantes. Esta iniciativa, a propuesta de la Presidencia del Gobierno, Dirección General del Libro, Archivo y Bibliotecas y Ayuntamiento de León, contará con la colaboración de Junta de Castilla y León, Diputación Provincial y Caja España, entre otras instituciones y entidades sociales, culturales y educativas. Asimismo, en la reunión se puso en común la importancia de presentar este año lo que será el prólogo de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil a celebrar en 2006. Además de las distintas implicaciones artísticas y culturales de la ciudad y la provincia, habrá un encuentro profesional de editores y personalidades del mundo editorial que visitarán la ciudad entre el 23 de abril y el 1 de mayo para calibrar las posibilidades reales de esta manifestación cultural, la única de estas características que se celebraría en España. *** Jalisco quiere convertir la casa de Arreola en aula literaria La casa que habitó el escritor Juan José Arreola en Zapotlán El Grande, al sur de Jalisco, podría convertirse en un espacio para talleres literarios, "más que en un museo", dijo el alcalde de ese municipio, Humberto Álvarez González. La casa del autor de La feria fue puesta en venta por los familiares del escritor, y el gobierno del estado, junto con el municipio de Zapotlán, anunciaron su interés en adquirir el inmueble para promover un espacio cultural, aunque aún no se define qué proyecto albergará. "La idea es hacer de esta casa un lugar donde niños, jóvenes y adultos, no solamente de Zapotlán, sino de Jalisco y otras partes del país, puedan acudir y conocer la obra del maestro Arreola y puedan introducirse en la literatura mexicana", apuntó el alcalde en entrevista. "Más que un museo, se pretende hacer un taller de literatura, que sí guarde algunos bienes o algunos aspectos que tuvo el maestro para deleite de quienes la visitemos, pero que principalmente sirva para generar e impulsar la literatura en este país". El precio de venta de la casa es de un millón 500 mil pesos, de los cuales un millón lo aportará el gobierno estatal y el resto lo daría el municipio de Zapotlán el Grande, aunque todavía no consiguen recursos. "Estamos haciendo múltiples gestiones y pensando la manera de allegarnos el recurso necesario para poder adquirir la casa del maestro", comentó. Álvarez González mencionó que se ha pensado en "diversas figuras" para recaudar los recursos "incluso en la emisión de bonos para todos aquellos que creemos que la cultura es una parte importante de toda sociedad". Señaló que la adquisición del inmueble podría concretarse en los siguientes dos meses. "No deberá pasar de febrero o marzo" para impulsar el proyecto cultural, anunció. La casa fue habitada por Juan José Arreola de 1980 a 1991. La familia de Arreola ofreció el inmueble con algunos objetos y pertenencias del escritor, fallecido en Guadalajara en diciembre de 2001. *** Rodolfo Martínez gana el Minotauro El escritor asturiano Rodolfo Martínez ha ganado el II Premio Minotauro de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica con la novela Los sicarios de Cielo, según se anunció el viernes 18. El autor combina elementos contemporáneos, fantásticos y el thriller social en una novela llena de intriga y acción que narra la historia de unas almas atormentadas por una insoportable inmortalidad. El jurado del galardón literario, formado por Fernando Savater, Chicho Ibáñez Serrador, Ángela Vallvey, Marcial Souto, Maria Àngels Mercader, Laura Falcó Lara y Francisco García Lorenzana, ha decidido premiar la obra de Martínez, además de destacar la alta calidad literaria de las otras cuatro obras finalistas: El teatro secreto, de Víctor Conde; El juego del tiempo, de Sergio Gaut vel Hartman; Este incómodo ropaje, de Rodolfo Martínez; Trescientas holandesas, de Jorge Sabaté Martí y Danza de tinieblas, de Eduardo Vaquerizo. Los sicarios del Cielo es la historia de Remiel, el propietario de un bar que se convierte en el principal sospechoso de haber iniciado un tiroteo en el que ha habido cuatro muertos. Sin embargo, durante la rueda de reconocimiento, nadie parece capaz de identificarlo. Poco después un grupo de guerreros japoneses disfrazados de ejecutivos ataca su local. Además, Remiel se siente perseguido por una agente del Mossad y por una orden secreta de sacerdotes católicos. El protagonista debe evitar a sus enemigos y convencer a Paula, la policía encargada del caso, de su inocencia, para que le ayude en una lucha en la que está en juego el futuro de la humanidad. En la novela, Martínez combina lo contemporáneo, lo fantástico y el thriller policial en una novela llena de intriga y acción que narra la historia de unas almas atormentadas por una insoportable inmortalidad. El Premio Minotauro, convocado por Cafés Marcilla y Ediciones Minotauro, debe ser el referente para el lector moderno, imaginativo, innovador, creativo y apasionado por descubrir nuevos mundos. A esta segunda edición se han presentado 230 manuscritos. El alcance geográfico del premio ha sido muy amplio, y de los manuscritos recibidos, 135 proceden de España, mientras que del resto destacan los 87 de América Latina, especialmente de Argentina con 52 y México con 21. La dotación económica es de 18.000 euros, lo que convierte al Premio Minotauro en el mejor dotado del mundo en el género de la literatura fantástica y la ciencia ficción. Ediciones Minotauro publicará la obra ganadora de la segunda edición del premio el próximo mes de marzo. Martínez publicó su primer cuento en 1987, en el fanzine Maser, y desde entonces no ha dejado de escribir artículos, relatos y novelas, amén de varias incursiones como antólogo. Asimismo es un asiduo colaborador del Salón Internacional del Cómic del Principado de Asturias, la HispaCon (Congreso Nacional de Ciencia Ficción y Fantasía) y la Semana Negra de Gijón. Ha sido finalista de los premios UPC con Los celos de Dios y El alfabeto del carpintero, premios Café Gijón y Asturias Joven de Narrativa e Ignotus al mejor artículo entre otros; ha obtenido el Premio Asturias a la mejor novela con La sabiduría de los muertos (1995), el Ignotus por La sonrisa del gato (1996) y Tierra de nadie: Jormungand (1997). En 2004 publicó Territorio de pesadumbre, Sherlock Holmes y la sabiduría de los muertos y El sueño del rey rojo. *** Carlos Edmundo de Ory recibe el título de Hijo Predilecto de Cádiz El escritor gaditano Carlos Edmundo de Ory recibió este viernes 18, en compañía de su esposa, Laura Lachèroy, el título de Hijo Predilecto de Cádiz, honor que le ha sido conferido por el Ayuntamiento local, de manos de la alcaldesa Teófila Martínez. La distinción le había sido conferida el 4 de abril de 2004, cuando fue aprobada por unanimidad por el Ayuntamiento, como una forma de reconocer su dilatada y fructífera trayectoria literaria. Tras recibir el título de manos de la alcaldesa Martínez, Ory anunció que iba a improvisar para corresponder a la distinción: "Voy a inventar unas coplas de Cádiz", dijo, y a continuación ofreció la primicia: "Viva el Ayuntamiento de mi ciudad / que tiene el mar delante / y lo tiene detrás", "Bendito sea Cádiz donde nací / a orillas del Atlántico en el mes de abril". Terminada esta breve intervención, que sirvió como discurso de agradecimiento, Ory se dirigió a sí mismo y se dijo: "Gracias Carlos, por haberlo dicho bien y no haberte equivocado en nada". Posteriormente, la alcaldesa tomó la palabra para hacer un recorrido por la trayectoria de este "Hijo Predilecto de Cádiz que nació con su destino marcado por la literatura", y que "creció, en uno de los lugares más bellos y emblemáticos de nuestra ciudad, la Alameda Apodaca, entre los versos sonoros y profundos" de Verlaine, Darío o Lugones que atesoraba la biblioteca de su padre, el poeta modernista Eduardo de Ory. Teófila Martínez trazó el perfil de la personalidad humana y literaria de Ory, subrayando que "es una persona que no deja inmutable a quien tiene la oportunidad de conocerle. Ha sido definido como rebelde, apasionado, iconoclasta, a veces frágil, siempre genial. Aclamado por las voces expertas como un poeta sutil, mágico, oculto y también de culto, su vida y su obra han representado una de las trayectorias más deslumbrantes y vanguardistas de la poesía del siglo XX". Recordó la alcaldesa la amistad de Carlos Edmundo de Ory con Eduardo Chicharro y Eduardo Sernesi, con los que fundó el Postismo, "nuevo dadaísmo ibérico, díscolo e imaginativo", y los diversos viajes y avatares literarios del escritor en esa primera etapa de su vida "incondicionalmente unidos a los de un poeta bohemio". Se refirió también la alcaldesa en su discurso a las facetas del escritor, "orgullo de todos los gaditanos y autor universal", como narrador, ensayista, traductor y epigramista, citando algunos de sus más de cuarenta libros publicados. Concluyó su semblanza agradeciendo al "poeta más flamenco, pregonero de nuestros carnavales en el año 1983, auténtico y uno de los más geniales de España", su aceptación de este título, "muestra de nuestra profunda admiración y respeto" y su presencia en Cádiz para recibirlo. El acto se cerró con un aperitivo en el que Ory conversó con sus familiares, amigos y admiradores asistentes al acto. Otro admirador anónimo, que no había estado presente en el Salón de Plenos, le esperaba a la puerta del Ayuntamiento para, previo permiso, darle un abrazo. *** Muere en Londres el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante Exiliado en Londres desde 1965, este lunes 21 de febrero murió víctima de una septicemia el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, en el Hospital Chelsea and Westminster, según informaron sus familiares. El escritor arrastraba serios problemas de salud que motivaron en los últimos meses varias internaciones. Cabrera Infante estaba exiliado desde 1965 en Londres luego de su ruptura con el régimen de Fidel Castro, al que apoyó en los primeros años de la revolución. Casado con la actriz Miriam Gómez, el escritor ganó fama y prestigio en la década del 60 y formó parte del boom de la narrativa latinoamericana de esos años. En 1997 recibió el premio Cervantes y se mantuvo activo hasta poco antes de su muerte. Había nacido en 1929 en la localidad de Gibara, en el este de Cuba y en 1941 fue a vivir a La Habana. Tras iniciar estudios de medicina los abandonó para dedicarse con fervor a la crítica de cine, al periodismo, a la literatura y a la vida bohemia de una Habana que era particularmente sensual por las noches, tal como él mismo contará años más tarde en La Habana para un infante difunto. Cabrera Infante fundó la cinemateca de Cuba y la presidió por seis años. Crítico de la dictadura de Batista, en 1952 estuvo preso por sus ideas políticas y cuando recuperó su libertad debió escribir bajo seudónimo para evitar persecuciones. Utilizaba como nombre el de J. Caín. Cuando Fidel Castro tomó el poder en 1959, Cabrera Infante fue designado director del Instituto de Cine y director de un semanario de cine que salía con el diario Revolución. En 1962 fue enviado como agregado cultural a Bélgica debido a sus diferencias con el rumbo que tomaba el gobierno de Castro. En 1965 estuvo por última vez en Cuba para asistir a los funerales de su madre, pero ese mismo año pidió asilo en Gran Bretaña y desde entonces vivió en Londres, donde se desempeñó en el periodismo, la literatura y el cine (trabajó como guionista para John Huston y para su amigo Losey). En 1960 publicó la novela Así en la paz como en la guerra y en 1964 alcanzó popularidad al ganar el premio Pequeña Biblioteca Seix Barral con Viste el amanecer en el trópico. En 1967 publicó la renombrada Tres Tristes Tigres. Desde entonces había publicado, entre otras, Mea Cuba, Arcadia todas las noches, Puro humo, Sin oficio del siglo XX, La Habana para un infante difunto, Cuerpos divinos, Delito por bailar cha cha cha y Ella cantaba boleros. Desde Cuba, su amigo el poeta recientemente excarcelado Raúl Rivero ha declarado que la muerte de Cabrera Infante supone una "pérdida fatal" no sólo para las letras cubanas, sino para la literatura en castellano. Rivero reiteró su admiración por la obra de Cabrera Infante, con quien mantuvo una relación "amistosa y de respeto" durante los últimos años. Cabrera Infante fue el autor del prólogo al poemario Recuerdos olvidados, de Rivero, publicado en España durante el cautiverio del escritor. "Es un momento fatal para la literatura cubana y en lengua castellana, es un vacío enorme", dijo Rivero, quien además lamentó el desconocimiento de la obra de Cabrera Infante en Cuba y recordó que, desde 1963, cuando se publicó en la isla Oficio del siglo XX, no se ha editado ninguna de sus obras en el país. El editor español Juan Cruz también lamentó la muerte del escritor. "Cabrera Infante introdujo el ritmo del español cubano en la literatura de su tiempo", dijo Cruz, periodista y director de Coordinación Editorial y Comunicación del Grupo Santillana. "Fue un artista que cambió por completo la manera de narrar, y que hizo a la melancolía por la pérdida de su tierra, Cuba, una nueva patria", aseguró. "Es imposible pensar en Cuba, en la Cuba de cualquier tiempo, sin entender que en cualquiera de las cubas está la Cuba de Cabrera Infante. Fue un hombre dedicado por entero a la literatura, capaz, sin embargo, de abandonar ésta a favor de la identidad de su pueblo", añadió Cruz. Los restos del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante permanecerán en la capital británica "hasta que puedan volver algún día a una Cuba libre", según ha afirmado su viuda, Miriam Gómez. Cabrera Infante será incinerado en Londres. *** Poetas se reúnen en Sevilla Catorce poetas de América y de España participan desde hoy 21 de febrero en el seminario "Sevilla, Casa de los Poetas", organizado por la Casa de los Poetas de Sevilla, en el que se celebrarán talleres de poesía, lecturas y recitales. El resto de la semana se desarrollarán talleres de lectura creadora por la mañana y mesas redondas y lecturas por la tarde. El miércoles se presentarán los manuscritos y el sábado se clausurarán las jornadas con unas lecturas del venezolano Eugenio Montejo y el mexicano Tomás Segovia, con la presentación de Rafael Adolfo Téllez y Juan Lamillar. Francisco José Cruz, director de la Casa de los Poetas, calificó a varios de los asistentes como "grandes maestros" de la poesía, tanto españoles como iberoamericanos, pues el 90 por ciento de la poesía en español se produce en América. Durante la inauguración, el actor Juan Diego recitará poemas de César Vallejo y Luis Cernuda, la cantaora Esperanza Fernández entonará una selección poética de coplas flamencas basada en la recopilación de Antonio Machado y Álvarez "Demófilo", mientras que, para la clausura, el cantante Amancio Prada interpretará poesías. El delegado municipal de Cultura de Sevilla, Juan Carlos Marset, presentó el seminario como la primera actividad de una institución que echa a andar sin sede fija. El encuentro ha supuesto una inversión, por parte del Ayuntamiento, de unos 60.000 euros. Marset recordó que Juan Ramón Jiménez ya se refería a Sevilla como "la capital de la poesía" y consideró que la puesta en marcha de esta institución era obligatoria y urgente para el Ayuntamiento, ya que "teníamos la obligación de recuperar la memoria poética de la ciudad". En cuanto a la sede, el responsable de Cultura destacó que se mantienen negociaciones con diversas administraciones a fin de localizar para ello un edificio idóneo. En este sentido, señaló que "estamos cerca de llegar a una decisión" y apuntó que la Casa de Murillo -que Marset anunció en un primer momento como ubicación- "se nos quedó pequeña casi desde el principio por la donación de la biblioteca de Abelardo Linares". A este respecto, precisó que la puesta en marcha del proyecto completo de Casa de los Poetas se plantea a largo plazo y añadió que, si en dos o tres años se asienta la piedra angular de esta iniciativa cultural, "me daría por satisfecho". De otro lado, Marset resaltó que el miércoles 23 se presentará el Cuaderno 0 de la edición facsímil de la Colección Unicaja Manuscritos de los Hermanos Machado, que contiene las composiciones poéticas inéditas de Antonio Machado, con la asistencia del alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, y del presidente de la entidad financiera, Braulio Medel. Respecto a la posibilidad de que la Casa custodie los manuscritos originales, Marset dijo que ya ofreció a la caja de ahorros esa posibilidad, si bien "mientras no haya una sede física no se puede" llevar a cabo. No obstante, consideró la presentación como un gesto de colaboración y subrayó que el responsable de los estudios sobre estos textos es Antonio Rodríguez Almodóvar, encargado también del proyecto museístico de la Casa de los Poetas de Sevilla. *** Universidad de Córdoba dedicará encuentro al Quijote Los actos para conmemorar el 400 aniversario de la publicación de El Quijote se suceden a lo largo de toda España. La Universidad de Córdoba acaba de presentar su particular homenaje a la genial obra de Cervantes en la forma de un encuentro internacional de investigadores que se celebrará los próximos días 2 y 4 de marzo en la Facultad de Filosofía y Letras. De esta manera, expertos de diferentes universidades españolas, así como también de Estados Unidos y Francia, arrojarán luz sobre la figura del personaje manchego así como de su tiempo e influencia en la literatura posterior. La conferencia inaugural correrá a cargo de Isaías Lerner, de la CUNY de Nueva York (Estados Unidos), quien disertará sobre "Tiempos y espacios en el Quijote" y también dirigirá un taller de lectura. También intervendrán en estas jornadas internacionales, el siquiatra, novelista, ensayista y miembro de la Real Academia de la Lengua Española, Carlos Castilla del Pino, quien analizará la cuestión de la "Cordura y locura en Cervantes", mientras que Benedicte Torres, de la Université Charles De Gaulle, Lille 3, de París (Francia), disertará sobre "Manuel Gutiérrez Aragón frente al imaginario quijotesco". José Manuel Lucia, de la Universidad Complutense de Madrid; Florencio Sevilla, de la Universidad Autónoma de Madrid; José Montero, procedente de la Universidad de Vigo; María del Prado Escobar, de Universidad de Las Palmas; y Antonio Rey, también de la Autónoma de Madrid, darán a conocer sus estudios sobre la obra de Miguel de Cervantes, respecto a sus contemporáneos y en cuanto a sus influencia posterior. El encuentro prevé también la celebración de dos mesas redondas, una sobre "El Quijote en la literatura de su tiempo" y otra sobre "La proyección del Quijote en la narrativa actual". La conferencia de clausura correrá a cargo de Teodosio Fernández, de la Autónoma de Madrid, quien desarrollará el tema "Las huellas del Quijote en la literatura hispanoamericana contemporánea". Paralelamente a este repaso por la figura de Don Quijote, se ofrecerá una exposición bibliográfica sobre Cervantes, del 2 al 19 de marzo. *** Artistas y poetas celebrarán encuentro en Rosario Entre el 10 y el 12 de marzo se celebrará en la sala del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Rosario, Santa Fe (Argentina) el Encuentro Nacional de las Artes y la Poesía, para el cual se ha convocado a artistas plásticos, escultores, narradores y poetas de habla hispana. Los artistas que participen podrán exponer y vender sus obras y textos literarios. Además podrán participar con ponencias, presentar libros y discutir en mesas de lectura. Las inscripciones se pueden formalizar antes del 3 de marzo. Las presentaciones de libros y las ponencias no deberán exceder de 20 minutos, y las intervenciones en las mesas de lectura, 7 minutos. Los participantes en la exposición artística sólo podrán presentar una obra, que deberá ser admitida por un jurado seleccionador compuesto por los artistas María Susana Foscarini, Julio López Viteri, Ricardo Vivanco y Héctor López. Las obras no podrán exceder la medida de un metro por un metro. Los interesados en participar deberán pagar una cuota de inscripción de $45 y anexar a sus obras una ficha técnica. Las obras deberán ser enviadas a Espacios Art, en Martín y Omar 129, locales 16 y 17, San Isidro (Bienes Aires, frente a la estación San Isidro) en el horario de 2 de la tarde a 7 de la noche, de lunes a viernes. También podrán ser enviadas a Lucía Giaquinto, en Sarmiento 774, Victoria / Entre Ríos. Para mayor información, escriba a Lucía Giaquinto (lucy_iaq@hotmail.com, lucy_iaq@yahoo.com.ar, luciagiaquinto@arnet.com.ar o giaquintolucia@arnet.com.ar), llame al teléfono 03436 422827, o al móvil 03436 15570321. *** Alas convoca encuentro regional de sociología Convocado por la Asociación Latinoamericana de Sociologia (Alas), entre el 22 y el 26 de agosto se celebrará en Porto Alegre (Brasil) el XXV Congreso Latinoamericano de la Asociación Latinoamericana de Sociología (Alas), un privilegiado espacio académico para el debate acerca de la realidad de la región. Bajo el título "Desarrollo, crisis y democracia en América Latina: participación, movimientos sociales y teoría sociológica", los organizadores del evento recibirán resúmenes hasta el sábado 30 de abril. El encuentro tiene su página en http://www6.ufrgs.br/intrel/alaspoa. Los congresos de Alas realizados en la ultima década -en Sao Paulo, Concepción, Guatemala y Arequipa- examinaron las distintas fases del desarrollo de los modelos y procesos de reestructuración de nuestras sociedades, iniciado en las décadas precedentes, con la llamada era de globalización y auge del capitalismo neoliberal. "En esta oportunidad", explican los organizadores, "nuestro rol crítico, nuestras investigaciones y las exigencias de construir una teoría sociológica crítica del nuevo tiempo de Latinoamérica, cobran una vez más toda su fuerza y vigencia, de modo que una creativa imaginación sociológica venga a plasmarse en el próximo Congreso de Alas". El encuentro se desarrollará mediante una serie de foros temáticos, espacios en los que los participantes debatirán e intercambiarán ideas sobre temas tales como "Medio siglo de sociología en América Latina, historia y futuro", "Democracia y movimientos sociales, ¿hacia dónde nos dirigimos?" y "Universidad, academia y sociedad del conocimiento ¿hacia dónde vamos?". El monto de la inscripción, hasta el 31 de mayo, será de $10 para estudiantes de grado, $40 para estudiantes de postgrado, $80 para profesionales de Latinoamérica, África y Asia y $100 para profesionales de EUA, Canadá, Japón y Europa. Estos precios serán incrementados, el 1 de junio, a 15, 50, 100 y 120 dólares, respectivamente. Los estudiantes de grado podrán solicitar exención de pago mediante la presentación de una carta o correo electrónico justificativo antes del 30 de mayo de 2005. La ficha de inscripción está disponible en el sitio del evento. Los interesados en participar con una ponencia podrán inscribirla hasta el 30 de mayo. El resumen deberá ser presentado antes del 30 de abril y no deberá exceder las 250 palabras en Arial 12, presentado en Microsoft Word o software equivalente. La aprobación de las ponencias se formalizará, por parte de las Comisiones de Coordinadores de Grupos de Trabajo, a partir del 1 de mayo de 2005. El texto completo de las ponencias -que no deberá sobrepasar las 5.000 palabras- deberá ser enviado al Comité Ejecutivo de Porto Alegre antes del 30 de junio. Las ponencias seleccionadas por las comisiones serán presentadas en sus sesiones correspondientes, de acuerdo al programa que será divulgado en el sitio el 30 de julio. Los participantes cuyas ponencias hayan sido aprobadas, deberán confirmar por e-mail su asistencia antes del 1 de julio para que sus nombres sean incluidos en el programa del congreso. Para solicitar información, diríjase al profesor José Vicente Tavares dos Santos, presidente de la Comisión Organizadora, en alaspoa@ifch.ufrgs.br. *** Fundación Mempo Giardinelli auspicia becas de postgrado La Fundación Mempo Giardinelli y el Programa de Estudios Latinoamericanos de la estadounidense Universidad de Virginia están auspiciando por sexto año consecutivo el Seminario de Postgrado "Literatura argentina: crítica y creación". El encuentro se realizará en Resistencia, Chaco (Argentina), entre el 13 y el 24 de junio y asistirán algunos de los más destacados representantes de la escritura y la crítica contemporánea argentina y latinoamericana: Luisa Valenzuela, Noé Jitrik, Tununa Mercado, Perla Suez, Mempo Giardinelli y el laureado escritor chileno Antonio Skármeta. Una oportunidad única para estudiar la literatura argentina y sus procesos creativos, el seminario ha sido concebido por el Programa de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Virginia como un Instituto de Verano dirigido exclusivamente a profesionales y docentes de lengua y literatura. Se desarrolla mediante clases diarias matutinas de tres horas (de lunes a viernes) dedicadas a tópicos específicos que incluyen la aproximación a trabajos inéditos de los autores, quienes imparten personalmente las clases. Asimismo, los participantes tienen la oportunidad de entrevistar a todos los autores y de compartir con ellos encuentros, almuerzos, cenas y tertulias de lectura. Entre los temas que se abordarán en 2005 se encuentran la narrativa argentina y latinoamericana; la novela y poesía contemporánea; el feminismo y la literatura de mujeres en Argentina y Latinoamérica; el género negro y la narrativa latinoamericana; las decisiones trascendentales en el cuento latinoamericano contemporáneo; la tensión entre cultura y subcultura; dictadura, memoria, exilio y democracia; la literatura argentina de los 70 a los 90; reflexiones sobre la creación y la escritura de obras de teatro; los escritores y sus lecturas, influencias y preferencias, y la "cocina" de los escritores y lectura de trabajos inéditos. El Programa incluye un viaje a las Cataratas del Iguazú. Además, en la segunda semana se llevará a cabo una jornada abierta de literatura, en la que los ponentes serán los participantes del seminario, quienes leerán trabajos críticos. Este singular postgrado -que otorga diploma oficial de las entidades organizadoras- tiene cupo limitado y la cantidad de becas a otorgar dependerá de la cantidad de participantes estadounidenses. La convocatoria en Estados Unidos se dirige a profesionales y docentes de ese país y las becas se otorgarán exclusivamente a profesionales de lengua y literatura no residentes allí o en Canadá, y que tengan títulos de nivel de profesorado, licenciatura, maestría o doctorado, así como a profesionales de otros campos que acrediten nivel universitario completo y que justifiquen la pertinencia de su participación. Las becas que otorga la Fundación Mempo Giardinelli a argentinos y latinoamericanos o europeos cubren un alto porcentaje del valor del curso. Los interesados deberán contactar a los organizadores a través de la dirección fmg2005@fundamgiardinelli.org.ar. *** Analizarán obra de Ernesto Cardenal Entre el 19 y el 22 de mayo se realizará en Granada, Nicaragua, el I Simposio Internacional sobre la obra de Ernesto Cardenal, evento que se enmarca en la celebración de los ochenta años del destacado autor nicaragüense. El encuentro aceptará ponencias sobre cualquier aspecto de su obra, escritas en español, originales e inéditas, con una duración máxima de 20 minutos equivalente a 2.500 palabras, excluyendo bibliografía y notas. No hay costo de inscripción en el simposio pero se espera que los participantes paguen por sus gastos de transporte aéreo y alojamiento. El Comité Organizador cubrirá el transporte en Nicaragua, ciertos gastos de alimentación y ofrecerá una recepción de despedida el domingo 22 de mayo. Los participantes deberán enviar el resumen de su ponencia, de una extensión máxima de 100 palabras, antes del 28 de febrero del 2005. Los interesados deberán confirmar su intención de asistir al coordinador del simposio, Nicasio Urbina, a través de la dirección electrónica urbinan@uc.edu. *** Vargas Llosa inaugurará en Madrid congreso sobre narrativa peruana Entre el 23 y el 27 de mayo se realizará en la Casa de América, en Madrid, el I Congreso Internacional 25 años de narrativa peruana (1980-2005), cuya finalidad es fomentar el conocimiento de la narrativa peruana de estos últimos años. El encuentro será inaugurado al mediodía del lunes 23 por el escritor Mario Vargas Llosa tras las palabras de presentación de Augusto Elmore, consejero cultural de la Embajada de Perú en Madrid. Entre los participantes se encuentran escritores e investigadores de la talla de Miguel Ángel Zapata, Eduardo González Viaña, Fernando Ampuero, Mario Wong, Isaac Goldemberg y Julio Ortega. Las actividades se desarrollarán en vísperas de la Feria del Libro de Madrid y sus quince sesiones serán albergadas en Casa de América. Como parte de las actividades, se pondrá en marcha una pequeña feria de libros que serán proporcionados por los escritores y editores participantes, y que se llevará a cabo en la FNAC y en la librería de la Casa de América. Adicionalmente habrá actividades culturales paralelas en Casa Encendida, tales como presentación de libros, encuentros entre escritores peruanos y españoles y un taller de narrativa. *** Convocan el Premio Juan Rulfo Hasta el 30 de junio se recibirán las postulaciones al XV Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, dotado con 100.000 dólares y ya recibido anteriormente por Nicanor Parra (1991), Juan José Arreola (1992), Eliseo Diego (1993), Julio Ramón Ribeyro (1994), Nélida Piñón (1995), Augusto Monterroso (1996), Juan Marsé (1997), Olga Orozco (1998), Sergio Pitol (1999), Juan Gelman (2000), Juan García Ponce (2001), Cintio Vitier (2002), Rubem Fonseca (2003) y Juan Goytisolo (2004). Este reconocimiento, con el cual se pretende honrar la trayectoria literaria de un autor de América Latina, España o Portugal por el conjunto de su obra escrita en español, portugués, catalán, francés o inglés, también está abierto a escritores originarios de otras regiones de América cuyo idioma de expresión artística sea el español. Las candidaturas al premio pueden ser presentadas por cualquier persona, grupo de personas o institución pública o privada. Las propuestas deben hacerse a través de una carta que exponga los logros literarios del candidato y la aportación que haya realizado al mundo de la literatura. Esta carta debe enviarse antes del 30 de junio de 2005 a la Comisión de Premiación, en un sobre rotulado como sigue: "Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 2005. Lerdo de Tejada 2121. cp 44150. Guadalajara, Jalisco. México". Las candidaturas serán analizadas por un grupo de siete jurados con reconocida trayectoria literaria y crítica. El veredicto, que es inapelable, será dado a conocer a más tardar el próximo 15 de agosto, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco (México). El premio será entregado en esta misma ciudad el 26 de noviembre, en el marco de la inauguración de la XIX Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo es organizado a través de una asociación civil que acepta donaciones de instituciones y particulares. Sus miembros actuales son el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Universidad de Guadalajara, el Gobierno del Estado de Jalisco, el Ayuntamiento de Guadalajara, el Fondo de Cultura Económica, Grupo Continental, Bancomext, Grupo Modelo y el Banco Nacional de México. De ser precisa más información puede solicitarse a los teléfonos (52 33) 36309788 y 36309787 o a la dirección electrónica prensa@fil.com.mx. También se puede revisar la convocatoria oficial en http://www.fil.com.mx/cultura/rulfo.asp. *** Traducirán autores catalanes con recursos del Institut Ramon Llull El Institut Ramon Llull (IRL) ha aprobado la concesión de ayudas a dieciséis editoriales para la traducción de 24 obras de 22 autores de la literatura catalana. En total, se prevén siete idiomas de destino diferentes, de entre los cuales destacan especialmente el francés y el portugués, con cinco traducciones cada uno. Esta es la segunda adjudicación de subvenciones en la traducción de 2004 y entre las dos permitirán que se traduzcan 59 obras del catalán a otros idiomas con el apoyo del IRL. El importe total otorgado por estas traducciones es de 136.000 euros, según informó un vocero de la institución. La plaça del diamant, de Mercè Rodoreda, y Lola i els peixos morts, de Baltasar Porcel, serán traducidos al hindi, La revolta permanent de Porcel al francés y La pell freda, de Albert Sánchez Piñol, al rumano. El IRL también apoya la traducción del Llibre de les maravelles de Ramon Llull al francés, Senyoria, de Jaume Cabré, al italiano, Espai desert, de Pere Gimferrer, al holandés, L'habitació del nen, de Josep Maria Benet i Jornet, al francés, y A peu per Andalusia, de Josep Maria Espinàs, al castellano. *** Celebrarán en Chile encuentro literario internacional Del 8 al 13 de agosto se celebrará en la Universidad de Los Lagos, en Puerto Montt (Chile) el XXVI Simposio Internacional de Literatura, evento organizado por la mencionada casa de estudios y el Instituto Literario y Cultural Hispánico (ILCH), con la colaboración del Departamento de Lenguas Extranjeras de California State University, Dominguez Hills. Los temas contemplados en el marco del evento son muy variados, y van desde la influencia de la política en la literatura hasta la vigencia de la narrativa experimental, pasando por la "invasión" del español en Estados Unidos. Durante el encuentro habrá además sesiones de homenaje a escritores, presentaciones de libros y un encuentro de poetas y narradores en el que podrán leer sus creaciones. Además se entregará el premio ILCH a dos escritores destacados del mundo hispánico por su trayectoria literaria. Las ponencias no deberán exceder de nueve páginas (no incluidas las referencias) escritas a doble espacio, tamaño carta con las obras citadas o referencias según las normas de la Modern Language Association, para leer en 20 minutos. Se deberá enviar original y dos copias antes del 15 de mayo, aunque antes del 30 de marzo deberá enviarse un resumen de 15 líneas. Los trabajos sólo serán incluidos en el programa previo pago de la inscripción correspondiente y no se hará lectura de ponencias cuyos autores estén ausentes. La confirmación para participar debe formalizarse antes del 30 de junio. El hospedaje y el transporte correrá por cuenta del participante. La matrícula será gratuita para estudiantes y tendrá costos de US$15 para oyentes, US$60 para presentación de libros, US$40 para participantes en el encuentro de poetas y narradores y US$90 para expositores. Estos precios se reducirán a la mitad si el participante es chileno. Al pagar la inscripción, los socios del ILCH recibirán la revista literaria Alba de América (650 páginas). Una selección de ponencias, poemas y cuentos se incluirá en un número posterior de esta revista. Si usted desea participar y está en Estados Unidos, Canadá, México, Asia, África, Europa o Centroamérica, contacte a la doctora Juana Arancibia, presidenta del ILCH (puede escribirle al 8452 Furman Avenue; Westminster, CA 92683; EUA, o enviarle un mensaje a ilchja@aol.com). Los participantes sudamericanos deberán contactar con el Comité Organizador de Buenos Aires (J.E. Uriburu 1044, 1º-12, Buenos Aires 1114) o escribirle a martaparis2000@yahoo.com.ar. ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| === Muldia.com, sección Literatura ======================================== === http://www.muldia.com/arte/literatura.htm ============================= === Marcela Caetano ======================================================= cómo voy a creer que el horizonte es la frontera que el mar es nadie que la noche es nada Mario Benedetti, Las soledades de Babel. Tal vez la realidad sea, en el más estricto sentido foucaultiano, un abanico abierto a múltiples posibilidades de existencia. En pocos espacios esa premisa puede cobrar materialización tan evidente como en el universo continental que nos convoca. Pero, ¿dónde es posible seguir descreyendo que el horizonte sea la frontera? La realidad latinoamericana es heterogeneidad, valioso sincretismo, mestizaje étnico y cultural. Por eso se vuelve urgente y valioso saber quiénes somos y desde dónde hablamos, establecer un dialogismo real con el otro para que la alteridad deje de ser misterio, para que el otro se vuelva próximo. Así una de las posibilidades de Literatura en Internet es otorgar al tiempo dimensiones casi míticas donde pasado, presente y futuro se fusionan en un tiempo único, y al espacio un horizonte sin fronteras: aquí todavía es posible creer al horizonte el infinito, al mar la multitud, a la noche el todo. América Latina sigue exigiendo nuestras búsquedas, sigue reclamando de nosotros la transgresión del tiempo y del espacio para recordar que el mundo no es "ni tan ancho ni tan ajeno": conquista que debemos entre otras cosas a la posibilidad de considerar todas las voces, de abrir nuestro mundo a la polifonía. Ángel Rama escribe en sus diarios: "Carta a García Márquez, respondiendo a la lectura de mi ensayo sobre sus comienzos. Emocionado él y yo también... siempre estuve cercano de él en ese origen popular, en esa impregnación de pueblo que hace su (mi) (nuestra) mayor sensibilidad. Porque no es un problema de ideologías (a veces raramente desviadas de los reales y naturales impulsos del Hombre) sino un problema de sensibilidades. La inclinación a ciertos sabores, ciertos seres humanos comunes, ciertos ámbitos, y ni siquiera eso, porque todo ello puede darse en un hombre (un escritor) sin eso específico que es una sensibilidad y una felicidad que vienen de la inmersión gozosa en el pueblo" (1). De esta forma y desde este sitio llegamos a Uruguay y podemos vivir esa "inmersión gozosa" de la que hablaba Ángel Rama. En principio me interesa resaltar los espacios dedicados en homenaje a tres escritores uruguayos, Mario Benedetti, Galeano e Idea Vilariño. Es posible encontrar en ellos datos biográficos, selección de obras, enlaces de interés respecto a cada escritor. También es posible visitar del foro de poesía en el cual se divulga y se reciben materiales de quienes deseen participar. El libro de visitas ofrece la posibilidad de emitir opinión y arriesgar sugerencias a este sitio. Pero, las artes también se procuran unas a otras y en el espacio destinado a ellas es posible detenerse en un interesante directorio de Museos en Uruguay como del mundo y estar así en el Museo Blanes como en el Louvre; en el Muna (Museo Nacional de Arte) como en el Museo Diego Rivera: de Montevideo a París, de Montevideo a México. Del arte de gran formato uruguayo al realismo francés, de los gauchos de Blanes a los arlequines de Picasso o las vendedoras de flores de Rivera, de las escenas de candombe de Figari a las cosmogonías precortesianas. Es posible, también desde esta sección, conocer a los Maestros de Plástica del Mersosur y acceder a una visión regional respecto al arte popular, la fotografía, los museos y Fundaciones Culturales afines. Y ¿por qué no?, visitar Arte-Sano, la primera muestra permanente en Uruguay de instrumentos musicales indígenas, coloniales y criollos. El cine y el teatro preservan su lugar y también el sitio nos ofrece una información muy completa acerca de la institución dedicada a difundir cine arte: Cinemateca Uruguaya. La cartelera de teatro puede conocerse con una breve reseña de las obras en exposición. Respecto a la música (en comunión profunda con la literatura), detenerse en la sección dedicada a Zitarrosa es un deleite para el intelecto y para los sentidos. Allí uno siempre quisiera volver sin más propósito que sellar un elegido cautiverio: el de la pura poesía. Una Tienda Cultural -con sus secciones de arte, artesanía, música y libros- nos informa acerca de las novedades del mercado en cuanto a estas materias, nos permite conocer cuáles han sido los "más vendidos" y realiza una somera descripción de los artículos. Para los uruguayos, estamos en casa; para los extranjeros, los invitamos a nuestra casa. Las puertas de este país del sur son anchas y esperan abiertas, a orillas del Río de la Plata, que emprendan su viaje con este destino. El pasaje está aquí. 1. Rama, Ángel, Diarios 1974-1983, Trilce, Montevideo, 2001, p. 38. ** Marcela Caetano marcelacaetano2387@hotmail.com Investigadora uruguaya (Montevideo, 1972). Licenciada en letras por la Universidad de la República (1998) con una maestría en literatura latinoamericana (2001-2003). Autora del prólogo a Glosario de afronegrismos uruguayos (El Galeón, Montevideo, 1999), de Alberto Britos Serrat. Trabajos suyos han aparecido en publicaciones como Dramateatro (http://www.dramateatro.arts.ve) y en el Boletín de la Red de Universidades Abiertas (Unitres) de Montevideo. Ha participado con ponencias en diversos eventos de importancia en Latinoamérica, como el IV Congreso Internacional de Literatura Latinoamericana (México, 2002) y las Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (Lima, 2004), entre otros. Dicta conferencias en centros educativos y culturales de su país, donde además ha coordinado talleres literarios. ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Desciframiento, inhumación y (espero que) olvido ====================== === de un enigma poco interesante Fernando Sorrentino ================ Las cosas ocurrieron así. En la ciudad de Buenos Aires, y siendo el 14 de noviembre de 2004, terminé de escribir unas líneas que titulé "El itálico y porteño caballero de peculiar lenguaje" y que, con las mismísimas palabras, e identificado con a), puede leerse a continuación: a) El itálico y porteño caballero de peculiar lenguaje En su número 117 Letralia publica el artículo "El enigma del caso aún no cerrado. La identidad de Sauli Lostal" (http://www.letralia.com/117/articulo03.htm), firmado por Augusto Gayubas. El trabajo me parece meritorio, bien informado y bien escrito. En lo que a mí respecta -ya que alcanzo el honor de ser mencionado más de una vez-, sólo diré dos cosas: 1) El objeto de mi intervención en la brevísima polémica anterior era demostrar que Borges jamás podría haber redactado El enigma de la calle Arcos, pues se hallaba lejos de su vocación literaria agregar fealdades al mundo. Quién fue o dejó de ser Sauli Lostal me tiene infinitamente sin cuidado. 2) El aserto de que El enigma... es, según expresa el autor de la nota, una novela policial escrita, como apuntó Luis F. Diéguez, prosecretario de redacción del diario Crítica, en la carta-prólogo al autor incluida en la primera edición del libro, con "un lenguaje muy suyo, esencialmente porteño" cuyo "sabor local es nuevo en esta clase de publicaciones" constituye una muestra de indulgencia y de generosidad que comparten Luis F. Diéguez y Augusto Gayubas. De que el lenguaje es (por desgracia para el lector) "muy suyo" no caben dudas; de que sea "esencialmente porteño", en cambio, caben infinitas. Abro el libro al azar, y en la página 196 encuentro, un botón entre miles, esta muestra de "lenguaje porteño": Date por vencido, y tú que has sabido hacer "confesar" a tantos y que ya has mandado al coleto a dos pobres mujeres indefensas... vamos... confiesa ahora, tú...! Por fin te han tocado las de perder. Yo, que -como Carlos Guido y Spano- "he nacido en Buenos Aires", jamás oí a nadie que hablara como este inverosímil personaje Horacio, salvo que lo hiciese con intención humorística o paródica. Por otra parte, me encantará saber qué es el misterioso coleto adonde han sido enviadas esas dos pobres mujeres indefensas. Estas razones, y otras que la mera lectura de El enigma... brinda, indican que el desdichado libro pudo haber sido escrito por cualquier persona sin ninguna destreza literaria: tanto un "hombre de negocios", un "caballero itálico", un profanador de tumbas, un verdulero de los suburbios de Buenos Aires, un boxeador de peso pesado, un ministro argentino de cultura y educación, un georgedoblevé... Incluso pudo haber sido escrito por Sauli Lostal. Pero nunca por Jorge Luis Borges. Comentado el caso con mi amigo Juan José Delaney, éste tuvo a bien enviarme dos documentos que yo desconocía. Por lo tanto, y en la misma ciudad, y siendo el 29 de diciembre de 2004, agregué a aquella parte a) una parte b), que es como sigue: b) Dos testimonios sobre la identidad de Sauli Lostal En rigor -y como lo expresé-, no me desvelaba saber quién fue o dejó de ser Sauli Lostal, sin duda una excelente persona. Lo cierto es que, desde el punto de vista estrictamente literario, no creo que El enigma de la calle Arcos se cuente entre las obras meritorias de la narrativa de ningún lugar ni de ninguna época. Sin embargo, y con la sola intención de dejar establecido que, en efecto, las once letras del seudónimo anagramático Sauli Lostal corresponden a las once letras del primer nombre, la inicial del segundo y el apellido de Luis A. Stallo, transcribo al pie de la letra estas dos cartas publicadas en el diario La Nación, de Buenos Aires. Carta número 1, firmada por Héctor Feuerman (La Nación, 25 de noviembre de 1997) No es de Borges Quisiera con esta nota disipar definitivamente las dudas que plantea el autor del artículo "La novela que Borges sí escribió", en la sección Cultura del 26 de octubre último. El autor, señor Juan-Jacobo Bajarlía, por medio de media página de análisis y deducciones literarias, llega a la conclusión o casi certeza de que la novela El enigma de la calle Arcos, firmada por Sauli Lostal, fue en realidad una obra temprana de Borges, dejando de lado los informes sobre el nombre real del autor, Luis Stallo, que según otros testimonios que menciona aparecería en guías telefónicas de 1928 a 1932. Pues bien, yo puedo afirmar categóricamente, y sin temor a equivocarme, que conocí personalmente al señor Luis Stallo, alrededor del año 1940, y que vivía en esa época en el tercero o cuarto piso de la antigua casa de departamentos que se levanta en la esquina de Santa Fe y Riobamba, con entrada por Riobamba 1121. En ese piso vivía con su mujer, de nombre Leontina, que allí explotaba una simpática pensión familiar. Siempre comentaba su libro, planteando justamente el enigma que le dio el nombre. Un ejemplar del mismo, regalado por el autor a mis padres, estaba en mi biblioteca y, a pesar de haberlo buscado por todos los rincones, no lo he podido ubicar, pero sí puedo testimoniar su existencia y recordar perfectamente todo el episodio. No soy erudito en literatura ni en la obra de Borges, pero mis precisos recuerdos me llevan a afirmar, sin lugar a dudas, que esa obra no fue escrita por Borges. Carta número 2, firmada por Carlos Alberto Andreola (La Nación, 27 de diciembre de 1997) Datos confirmados Con relación a la carta del señor Héctor Feuerman publicada en La Nación del 25 de noviembre último, en la cual esclarece la paternidad de la novela El enigma de la calle Arcos, atribuida erróneamente a Jorge Luis Borges, quiero aportar señas concretas referidas a la identidad del verdadero autor. El anónimo o alónimo Sauli Lostal (no recogido en el Diccionario de seudónimos de Leopoldo Durán editado en 1961) corresponde al nombre de Luis Armando Stallo, de nacionalidad italiana, que al momento de su deceso, acaecido en la Capital Federal el lunes 9 de junio de 1958, tenía 71 años y residía con su esposa María Leontina González en Riobamba 1131, de acuerdo con el acta de defunción 849, folio 49, tomo 2º F. En consecuencia, no sólo quedan confirmados los datos del señor Feuerman sino los antecedentes apodícticos del extinto novelista, registrado en la Dirección Nacional del Derecho de Autor. Considero que, a esta altura de los acontecimientos, podemos definitivamente dar a Luis A. Stallo lo que es de Luis A. Stallo, y privar de ello a quien no lo ha pedido ni lo necesita, que es Jorge Luis Borges. ** Fernando Sorrentino fs_literatura@yahoo.com.ar Escritor; profesor en letras (Buenos Aires, 1942). Ha publicado, entre otros, los libros de cuentos Imperios y servidumbres (Seix Barral, 1972; reedición, Torres Agüero Editor, 1992), El mejor de los mundos posibles (Plus Ultra, 1976; 2º Premio Municipal de Literatura) y El rigor de las desdichas (Ediciones del Dock, 1994; 2º Premio Municipal de Literatura); la novela Sanitarios centenarios (Plus Ultra, 1979; reedición, Editorial Sudamericana, 2000); la nouvelle Crónica costumbrista (Pluma Alta, 1992; reeditada como Costumbres de los muertos, Colihue, 1996); los libros de relatos para niños o adolescentes Cuentos del Mentiroso (Plus Ultra, 1978; Faja de Honor de la Sade; reedición, Norma, 2002), Historias de María Sapa y Fortunato (Sudamericana, 1995; Premio Fantasía Infantil 1996; reedición, Santillana, 2001), El que se enoja, pierde (El Ateneo, 1999) y El Viejo que Todo lo Sabe (Santillana, 2001); los libros de entrevistas Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Casa Pardo, 1974; reediciones, El Ateneo, 1996, 2001) y Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares (Sudamericana, 1992; reedición, El Ateneo, 2001). Libros suyos han sido traducidos al inglés, al portugués, al italiano, al alemán, al polaco, al chino, al vietnamita y al tamil. === Poética del ajenjo, miel y poesía Rafael Rattia ================== Un amor de miel y ajenjo. María Cristina Solaeche. Editorial de la Universidad del Zulia, noviembre 2003, 110 páginas. Un libro de poesía puede producir en la sensibilidad del lector estados beatíficos, la lectura de un poemario puede hacernos vislumbrar un singular estado de gracia del cual, una vez sumidos en él, no querríamos salir así como así. A estas alturas de mi vida de lector ya no tengo la más mínima idea de cuántos libros he leído; lo único cierto que tengo es que son legión. Ahora tengo entre mis manos un libro raro, en verdad extraño. Se trata de Un amor de miel y ajenjo de la profesora universitaria y escritora María Cristina Solaeche. Ciertamente, dispongo de muy poca información sobre la autora, por tanto me voy a ceñir estrictamente al libro en tanto objeto estético; hablaré sobre su cauda literaria, sus rasgos artísticos, su naturaleza poética; en fin, me detendré en los poemas que integran este centenar de páginas que hablan del anhelo, de la vehemencia apasionada de un alma sensitiva que se atreve a verter en la página un torrente de emociones y sentimientos singularísimos. Esta aventura del espíritu se inicia con un paratexto del autor del Fausto: Dos almas moran en mi pecho, ambas forcejean. Desde tiempos inmemoriales el alma de la especie sapiens es una intrincada dialéctica irresoluble: en nosotros, en usted y en mí, habita el cielo y el infierno como dijo Albert Camus. Debo comenzar celebrando el acierto semántico del título de este libro. La miel y el ajenjo, amonedados en una increíble fusión imaginativa, emotiva, sensitiva. El amor es placer y dolor, es goce y sufrimiento. Como dijo Baudelaire en Les fleurs du mal, en el amor se es la herida y el puñal. El libro está organizado en forma de pentálogo. Son cinco cuadernillos y cada uno está refrendado por un escritor que ya sabe de su eternidad. Vladimir Nabokov, Jacinto Benavente, Petrarca, Kahlil Gibrán, Alfonse Donatien. Los aforismos que a modo de frontispicio rotulan cada sección del libro son de antología. Advierto en estos textos poéticos una loable voluntad y una esmerada vocación por alcanzar la esperada tesitura verbal que exigir debe el poema. El verso vuélvese frenesí incontrolado, ansias de una subjetividad iluminada por los extravíos del sentido. Me atrevería a decir que hay una poesía sustentada en el movimiento. Noto una dialógica del azar y la necesidad en estos textos de María Cristina Solaeche. Hay bocetos magníficos de poemas que quieren narrar una historia pero prevalece la nítida imagen por ejemplo de un intensísimo amor que movió cimientos y estremeció certezas. La palabra poética en esta autora es vehículo socio-simbólico que posibilita la recuperación de un tiempo que se niega a fenecer del todo. El lector siente que está ante una escritura vivificante. La palabra palpita en la sensibilidad de quien lee estos poemas. Poesía intuitiva, poesía del presentimiento se nos va revelando a lo largo de este centenar de páginas de amor y despedida. Textos impregnados de una nostalgia espesa que se adhiere a nosotros como un líquido vital ineludible. Textos de olvido que evitan caer en ese peligroso estado catatónico cuando no olvidamos lo necesario para continuar la andadura insomne de nuestras vidas. Mucho silencio, mucha añoranza y especialmente una melancolía determinada por un no sé qué, una compleja madeja de sentimientos vertebrados por esta enigmática prosa poética. Observe, lea el lector esta pequeña joya literaria: Hay campanas tañendo En el portal del tiempo Únicamente por la magnificencia del haikú japonés puede lograr decirse algo tan magistral como esto. Me quedo prendado a los fulgores metafóricos de esa poesía de las tinieblas, esa poesía de la sombra: hay una cierta nervadura léxica que me subyuga y sumerge en estados extáticos. La penumbra es abordada por esta escritora de una forma terriblemente bella. Asombrosa libertad expresiva que rompe moldes desborda este libro. Me atrapa y me solazo en expresiones como estas: Murmullo de palabras inconclusas Bosque imaginado Poblado De nidos De veranos Y Canela. Un dulce y discreto erotismo se insinúa en versos como estos: Amante Abre la puerta de tu ser (...) quebremos el ritmo de los pasos dancemos en nuestro propio paso. Lo que me seduce de esta escritura de María Cristina Solaeche es su dominio de la elipsis; esa capacidad metaforizadora que trueca en poesía el hondo palpitar de la existencia. Con singular naturalidad el poema se va explicitando sin perder su encanto poético, su atracción artística. La logique du coeur, como gustan llamarla los franceses, instaura otro orden, otro registro de sensibilidad. El sentimiento posee en estos poemas su propia racionalidad. Finalmente, quiero testimoniar aquí mi admiración por las insustituibles ilustraciones realizadas por Jaime de Albarracín. Con ellas el libro se complementa en una verdadera reliquia artística que despierta en nosotros ternura, admiración y gozo estético, que no es poca cosa en estos días áridos que signan este presente aciago. ** Rafael Rattia rrattia@cantv.net Escritor venezolano nacido en el Delta del Orinoco. Historiador egresado de la Universidad de Los Andes. Fue director-fundador del Archivo Histórico del Delta, director de la Biblioteca Pública Central Andrés Eloy Blanco y coordinador de Actividades Literarias del Ateneo Internacional de Fronteras Casa de las Aguas. Ha publicado el poemario La pasión del suicida y dirige Laberintos de Agua, la página literaria semanal del diario Notidiario (Puerto Ordaz). Textos suyos han aparecido en el suplemento literario Verbigracia, el suplemento cultural de Últimas Noticias, El Impulso, Frontera y la revista Ateneo de Los Teques, así como en las revistas electrónicas El Invencionero, Casi Nada y Sólo Texto. === El hijo de Francis Macomber: Hemingway ================================ === y Memorias de Angola de Luis Marcelino Gómez Anna Diegel ========= Ex Africa semper aliquid novum -siempre sale algo nuevo de África, escribía el romano Plinio. Memorias de Angola, la colección de cuentos del escritor y médico cubano Luis Marcelino Gómez, es una de esas sorpresas. Gómez, que trabajó como clínico en Angola entre 1980 y 1982, durante los años de la guerra civil en aquel país, fue testigo de penosos acontecimientos y de situaciones difíciles, tanto para los habitantes del país como para los conscriptos cubanos que combatieron o trabajaron allí. Su libro es una colección de viñetas enfocando, desde una perspectiva muy cubana, las experiencias de un médico enfrentado a las condiciones de un país en guerra. También se puede decir que no hay nada nuevo bajo el sol. El libro de Gómez, sí, enfoca la experiencia cubana, pero al mismo tiempo, es la expresión de condiciones humanas universales, comunes a todos los tiempos o culturas. Se trata aquí de un mundo en el que predominan la violencia y el miedo. Los cubanos en Angola están expuestos no solamente a los riesgos de la guerra, sino también a los peligros de la naturaleza africana. El estilo sin adornos de Memorias de Angola refleja un sentido de urgencia determinado por aquellas precarias condiciones de vida. Los temas violentos y el estilo conciso recuerdan, inmediatamente, la obra de Ernest Hemingway, a quien Luis Marcelino Gómez rinde homenaje con citas y alusiones a través de su libro. En los sobrios cuentos de Gómez hay modulaciones sobre el tema de la violencia: los personajes no solamente sufren los desastres físicos de la guerra, sino también sus estragos psicológicos: ora un hombre cae en una emboscada mortal, ora otro padece angustia al imaginar el alejamiento de la mujer amada, después de una larga separación. En todos los casos planea la amenaza de la muerte. También varía el foco de cada una de estos textos: a veces describen la vida en Angola desde el punto de vista de sus habitantes, otras veces desde el de los conscriptos cubanos, aunque une todos los cuentos la presencia de un narrador, el narrador-autor de la "carta introductoria" a los cuentos, cuya personalidad colora el libro entero. Finalmente, el estilo cambia libremente entre la narración y la descripción, la primera, segunda o tercera persona, la informalidad epistolar, el monólogo o el diálogo. Tanta variedad dentro de unas escasas 131 páginas (acompañadas por numerosas ilustraciones de Esperanza Vallejo, éstas tal vez irónicamente estáticas y pueriles dado el tema) crea una impresión de movimiento, vitalidad e impermanencia que es la característica de un mundo en guerra. Como Hemingway, Gómez cultiva la economía de palabras para darles intensidad a sus relatos. El epígrafe al principio de su antología es una frase de Hemingway: "Now he would never write the things that he had saved to write until he knew enough to write them well". Esta frase, dentro del contexto del cuento de Hemingway, "The Snows of Kilimanjaro", en el que un escritor agonizante se da cuenta de los límites de su vida y lamenta el tiempo perdido, es una declaración artística que Luis Marcelino Gómez hace suya: no escribas hasta que sepas hacerlo bien. Al mismo tiempo, la frase expresa la desesperación y la urgencia de un ser perseguido por el tiempo y la amenaza de la muerte, y cuyo asunto principal es aprovechar y exaltar el instante para fijarlo en el papel. Las Memorias de Angola son el resultado de una tal angustia. En los relatos angolanos de Gómez, un tema que obviamente recuerda a Hemingway, y particularmente al Hemingway de "The Short Happy Life of Francis Macomber" y de "The Snows of Kilimanjaro", es el de la belleza del inmenso e indomado continente de África, por el cual los dos escritores expresan fascinación y amor. Como el héroe de "The Snows of Kilimanjaro" que declara que los mejores días de su vida fueron los que pasó en África, el protagonista de la carta introductoria a "Memorias de Angola" se emociona al ver, desde el avión, el contraste entre la selva y la tierra roja del nuevo continente, "un panorama que me pertenece", añade. No obstante, para los dos autores, el hermoso continente de África, "donde el sol es más rojo", según Gómez, está bañado en sangre. Las ideas de la muerte y del mal, en un mundo marcado con violencia, potencial o presente, son los temas principales que unen los cuentos de Gómez y la obra de Hemingway (incluyendo los textos "no-africanos" de éste). En el cuento de Gómez, "En misión", el protagonista declara que "un Francis Macomber vivía en [sus] huesos", porque, como al héroe de Hemingway lo atrae lo desconocido y lo peligroso. Pero pronto, la fascinación se convierte en miedo, y la amenaza de la muerte es lo que domina el cuento de Gómez, así como constituye el ambiente de "The Short Happy Life of Francis Macomber", el cuento de Hemingway en el que el héroe encuentra un fin violento. En otro texto, Gómez toma prestado a Hemingway el título de uno de sus cuentos, "Los asesinos" (uno de sus cuentos "no-africanos"), en el que un joven descubre la naturaleza del mal: es testigo de un complot de asesinato y observa la impotencia de la víctima. En el cuento homónimo de Gómez, sin embargo, el asesinato es figurado: los "asesinos" son tres miembros de las autoridades cubanas que vienen a perturbar una hermosa fiesta de amigos, los cuales se quedan sin recursos ante ellos. Belleza y atracción del continente africano por un lado, precariedad de la existencia y hostilidad de la naturaleza y del hombre por otro: estos conceptos se oponen, y los protagonistas de Hemingway y Gómez se encuentran, a cada paso, en situaciones quijotescas donde chocan sus preconcepciones románticas con la realidad. Al llegar a África, el ingenuo cazador en "The Short Happy Life of Francis Macomber" conoce un miedo abyecto (que llega a dominar al fin del cuento) ante el peligro de las bestias salvajes. En "The Snows of Kilimanjaro", una herida infectada y la posibilidad de una muerte próxima sacuden la seguridad y la presunción del protagonista. Similarmente, los personajes de los cuentos de Gómez experimentan la distancia entre el sueño y la realidad. Los protagonistas de "Los asesinos", dos médicos que vinieron a Angola con ilusiones idealistas, reconocen la inutilidad de su misión al darse cuenta de la pobreza de recursos del país. En "Viaje a las cataratas", el atrevido héroe que sale solo para descubrir, románticamente, unas impresionantes cataratas, se deja sorprender por la noche, y sufre terror ante sus peligros. La similitud de temas y de estilo entre los dos escritores es obvia. Sin embargo, lo que sobresale después de la lectura de las Memorias de Angola de Gómez es la diferencia entre éste y su predecesor. Los dos, sí, están enamorados de África. Pero Gómez va más allá que Hemingway en su obsesión con aquel continente. Pues mientras Hemingway permanece el bwana colonial, fascinado por los animales y por la naturaleza salvaje, Gómez se adentra en la mente de sus habitantes. Cuatro de los once cuentos de Memorias de Angola enfocan la vida y las costumbres de los indígenas. "Busco el alma de este continente", dice uno de los protagonistas cubanos. "Si aprendí el dialecto, es para llenarme de África". En los cuentos que tratan de los habitantes surge un tono tierno y casi lírico hacia la mentalidad de aquella gente simple: pues estos seres que viven tan cerca de la naturaleza experimentan emociones comunes a todos los humanos. Un padre pierde a su hijo en un accidente espeluznante, una mujer enloquece y se mata por amor no correspondido. En ciertos casos se añade a esto un toque de exotismo. Un hombre herido busca, ingenuamente, un tratamiento mágico imposible con los médicos cubanos. En "Kimbanda", un cuento realista-mágico, el inquietante médico africano que se junta con los cubanos, según se revela al final, es un personaje de leyenda que se desvanece en una apoteosis de luz. Pero la diferencia más importante entre Hemingway y Luis Marcelino Gómez es la actitud de cada uno en cuanto al papel del varón ante el mundo y la naturaleza. El típico protagonista de Hemingway es un hombre solitario, luchando contra un mundo hostil y una naturaleza indiferente. Su única forma de sobrevivir es convertirse en un ser duro y depredador. Bebe mucho para conjurar el miedo, y la caza es su terreno de prueba. Por eso a Francis Macomber le afecta tanto su acceso de cobardía al encontrarse con un león, hasta que al final logra dominar su miedo y enfrentarse con otra fiera, realizando así, antes de morir, unos cortos momentos de vida "feliz". El escritor, protagonista de "The Snows of Kilimanjaro", lamentando la degeneración de su energía y de su talento bajo la influencia del dinero y de la vida fácil, organiza un safari con comodidad mínima, esperando así endurecerse y "burn the fat off his soul", quemarse la grasa del alma. El safari, para Hemingway, es la situación ideal para hacerse hombre. Los personajes de Gómez no tienen ningunas nociones de este tipo. "Él [Hemingway] vino de safari y yo a socorrer", dice uno de los médicos cubanos de "Los asesinos". Estos médicos llegan a Angola para hacer un trabajo humanitario y los simples soldados o trabajadores reclutados por el gobierno cubano vienen sin ninguna preconcepción ideológica. Ni los unos ni los otros tienen un rígido código en cuanto a un comportamiento viril ideal. El protagonista de "Viaje a las cataratas" no tiene vergüenza de su miedo, y al verse fuera de peligro después de unos momentos de susto, lejos de atormentarse como Francis Macomber, simplemente se ríe de alivio. El cuento "Los proboscidios" es una especie de parodia de una escena de caza hemingwayana, las cuales son la ocasión de una alta tensión dramática donde el héroe de sentimientos elevados encuentra su catarsis. En el cuento de Gómez, al contrario, el cazador es un personaje tonto y ridículo, un obeso que pomposamente diserta sobre los elefantes mientras se lanza a sacar fotografías de ellos con el mayor descuido del peligro. Naturalmente, las bestias atacan y no hay final feliz. La actitud distinta de cada uno de los escritores hacia lo que define la virilidad se manifiesta en las relaciones humanas entre sus personajes. El héroe de Hemingway, como ya [he] dicho, es un solitario, y además, un misógino. En "The Short Happy Life of Francis Macomber", Wilson, el "cazador blanco", modelo de hombría en el cuento, critica a Francis Macomber, el cobarde, por no saber mantener a su mujer en su lugar ("keep his wife where she belongs"). El protagonista de "The Snows of Kilimanjaro", cuando lo ataca la enfermedad, empieza a insultar a su esposa y a culparla por su impotencia como escritor. Aunque estos hombres están en compañía femenina, siguen viviendo como los "hombres sin mujeres" que son el tema de muchos de los cuentos de Hemingway. Con otra gente también, los heroicos varones de Hemingway tienen relaciones difíciles. Francis Macomber "odia" a Wilson el cazador blanco, su rival y vencedor en la búsqueda de la hombría. El agonizante protagonista de "The Snows of Kilimanjaro" expresa su rabia y su "desprecio" hacia los ricos que, supuestamente, le dañaron el talento con sus tentaciones de vida fácil. Muchos de los protagonistas de Memorias de Angola, así como el narrador principal, son, literalmente, hombres sin mujeres también. Pero se encuentran en estas circunstancias de aislamiento sin haberlas escogido. Sin embargo, nadie odia a nadie, a menos que se trate de las autoridades cubanas que fuerzan a los conscriptos a enfrentar un destino tan duro. Este tema sale en algunos de los cuentos, pero el libro no es una polémica anti-castrista. De todo modo, no se trata de odios personales. Los personajes de Gómez, bajo difíciles y precarias condiciones de guerra, conservan una bondad tranquila y expresan compasión los unos para con los otros, como en el cuento en el que el médico tiene que anunciarle a una madre la muerte de su hijo. Reina una camaradería fácil entre aquellos conscriptos trabajando en Angola, tanto mujeres como hombres, y a veces, un buen humor muy cubano, como en el ya mencionado cuento de "Los proboscidios", sobre el cazador loco. Tal ambiente humano permite que se exprese la nostalgia de los que sufren la larga separación con los suyos, o la tristeza de perder a un ser querido. También permite que surjan sentimientos tiernos entre algunos de los protagonistas masculinos, particularmente los de "Los asesinos" y "En misión". La carta introductoria presentando los cuentos es una cariñosa misiva a un amigo. Finalmente, el protagonista principal de Gómez, el médico idealista que trabaja en Angola, se distingue de los hombres de Hemingway por su entera libertad de pensamiento en cuanto a la sexualidad. Mucho se ha escrito sobre la ambivalencia sexual de Hemingway, que oculta detrás de un supuesto horror a la homosexualidad: por eso sus héroes son exageradamente viriles, bebedores serios y grandes cazadores de animales y mujeres. Los protagonistas de Gómez, al contrario, son simplemente humanos y si, en dos de los cuentos de Memorias de Angola, "Los asesinos" y "En misión", se alude al tema de la homosexualidad, se hace con la mayor naturalidad, presentándola como una alternativa forma de amor, bella y totalmente aceptable. El rígido Hemingway probablemente se emborracharía de disgusto al ver los avatares que nacieron de su obra. Los hombres de sus cuentos africanos son modelos de comportamiento viril, y su Francis Macomber sólo llega al nivel de este ideal en último momento, cuando, al final, se desquita de su cobardía. Pero el mutante, hijo de Macomber y narrador principal de los cuentos de Luis Marcelino Gómez, no tiene nada que comprobar, a menos que sea su falta total de cualquier prejuicio. Es simplemente consciente del carácter multifacético de la vida, y de que "nunca se sabe lo que puede suceder". Así es que sí, salió algo nuevo de África, una perspectiva fresca sobre unos temas ya comunes y sabidos, y esta vista prismática de la realidad es uno de los privilegios de la literatura. Bibliografía * Gómez, Luis Marcelino. Memorias de Angola, Cuentos africanos. Bogotá: Panamericana Editorial, 2003. * Hemingway, Ernest. Short Stories. New York: Charles Scribner's Sons, 1955. ** Anna Diegel mwadie66@iafrica.com Crítica, políglota y traductora suiza (Nyon, 1939). Reside en Durban, Sudáfrica. Ha publicado traducciones técnicas y la traducción inglesa de la novela de Mireya Robles, Hagiografía de Narcisa la bella (Hagiography of Narcisa the Beautiful), Readers International, Londres, 1996. Realiza trabajos en literatura comparada. Ha enseñado alemán y español. === ¿Reeditarás la Biblia en el cielo? ==================================== === Semblanza de Carlos Milla Batres Frank Otero Luque =============== Mi esposa y yo conocimos a Carlos Milla Batres a principios del año 2002, en casa de Renata Teodori de la Puente, una buena amiga en común, quien tuvo la gentileza de arreglar un encuentro para presentarnos. Yo había "terminado" mi libro de cuentos y relatos titulado El Señor de Palpa y necesitaba un editor. ¿Quién mejor que él? Aquella noche, en medio de la conversación sosa que suele darse entre extraños cuando recién empiezan a tratarse, Carlos me interrumpió abruptamente y me pidió que entráramos en materia de inmediato. Aunque me resultó chocante la forma en que lo hizo, a la vez me gustó el sentido práctico y decidido que mostraba este hombre de baja estatura, frente amplia, ceño fruncido, aguda mirada, ceja en alto y rictus escéptico. Orgulloso, le entregué el machote de mi libro y, luego de un prolongado, casi infinito silencio, y de constantes avances y retrocesos de páginas, finalmente sentenció: "¡Tiene errores hasta las cachas! Con el perdón tuyo y de tu mujer...". Y, ante nuestras incrédulas miradas, arrancó sin el menor empacho varias hojas de mi "obra maestra". Renata no se sorprendió probablemente porque ya lo conocía. Incidentes de este tipo se repitieron varias veces a lo largo del proceso editorial. Esto, al principio, me exacerbaba tremendamente; sobre todo porque Carlos no sugería sino exigía -más bien imponía- los cambios que a él le parecían adecuados. Por ejemplo, debido a un malentendido al que me atribuyo la responsabilidad, las primeras carátulas del libro no incluyeron solapas y, sólo por ese detalle, me hizo devolvérselas al pobre Mario Delgado, quien se había esmerado en la impresión. ¿Y cuál fue el argumento de Carlos? Que todo libro debía vestirse elegantemente. "¿Cuándo has visto una camisa de gala sin cuello ni puños?", me preguntó. Carlos llegó a exasperarme tanto con su alto nivel de exigencia y minuciosidad -atributos a los cuales tampoco soy ajeno- que, en cierta ocasión, me le planté en seco y le dije, en decibeles un tanto elevados, que el libro era mío. Y me quedé mirándolo directamente a los ojos. "Pero yo soy el editor", me respondió, enfatizando el pronombre personal, con convicción y determinación absolutas. "O lo tomas, o lo dejas", fue lo que me dio a entender, así que no me quedó otra alternativa que desviar la mirada y morderme la lengua. No podía arriesgar a quedarme sin editor (y uno tan bueno como él), después de todo el esfuerzo realizado hasta ese momento. Pero, finalmente, fueron sus acertadísimos "consejos de zorro viejo" los que lograron someterme a su criterio superior en el campo literario. Debo admitir, sin embargo, que valió la pena, porque el producto final, que demandó varios meses de trabajo editorial -y por el cual Carlos, generosamente, decidió de motu proprio no cobrarme ni un centavo- dista mucho del machote pretencioso que le entregué aquella noche cuando lo conocí en casa de Renata. Recientemente, mientras trabajábamos un poemario que he titulado Waiyuri, sentimientos y pensamientos, Carlos me hizo el siguiente comentario: "¡Te salvaste! Si fuera prosa, te la corregiría toda, pero como se trata de poesía, de algo tan personal, no me queda más remedio que sólo aconsejarte". Creo que esto grafica bastante bien lo exigente que era Carlos y el carácter dominante que poseía, en una combinación y medida que sólo puede ostentar alguien que sabe su oficio y que está seguro de lo que quiere. La franqueza total es una virtud a la que no solemos estar acostumbrados y que, en el caso de Carlos, gobernaba no sólo su quehacer profesional sino también su vida personal. Por ejemplo, en uno de mis viajes a Palpa -donde me envió en más de una ocasión para confirmar algunos datos relacionados al cuento principal del libro-, Carlos me pidió que, de paso por la ciudad de Ica, le comprara un "vinito afrutado". "Mejor aun si es de chacra", puntualizó. Tan agradecidos como le estábamos, Roxana y yo nos esmeramos en traerle el mejor vino que conseguimos y, luego de una larga catadura, elegimos uno denominado "Perfecto Amor". Nuestro retorno de Ica coincidió con un recital de Marcela Pardón, al cual asistimos con Carlos. Le encantaron los temas de Agustín Lara que ella interpretó. A la salida, improvisamos una pequeña reunión con la cantante y otros amigos (Adrián Núñez y Martín Aspillaga, entre ellos), y aprovechamos para entregarle la botella que nos había encargado. Él insistió varias veces en abrirla, pero le dijimos que había suficiente licor para la velada y que se la llevara a su casa, dado que ésa era la intención del obsequio. Y así lo hizo. Pero al día siguiente me llamó por teléfono muy molesto: "¡He vivido en La Rioja y sé diferenciar un buen vino de ese fermento de uvas que me has traído!", me increpó contrariado. El "Perfecto Amor" resultó ser la perfecta estafa, porque el contenido de la botella que nos vendieron era totalmente distinto al que habíamos consumido in situ. Imaginarán lo mal que Roxana y yo nos sentimos con el impasse y, para subsanarlo, decidimos obsequiarle a Carlos un óleo bellamente pintado por mi tía, Marita Luque Buendía. Era copia de un Guayasamín en la que Carlos reparó con agrado desde la primera vez que visitó nuestra casa. Afortunadamente, esta vez sí acertamos, porque el gesto -más que el regalo en sí- lo hizo muy feliz. Terminada la edición del libro, llegó el momento de presentarlo, pero nos resultó imposible convencerlo de que viajara a Palpa, donde todo el mundo lo esperaba entusiasta. "No te creo que en ese pueblo seco y polvoriento que describes en tu cuento, preparen el mejor chupe de camarones del Perú", me dijo escéptico. Carlos había sido operado del estómago hacía poco tiempo y se cuidaba mucho del tipo de comida que ingería y de observar un horario regular para tomar sus alimentos. Erróneamente, consideró que el viaje a Palpa no le ofrecía suficiente garantía en ninguno de estos aspectos y, en consecuencia, prefirió no ir. Por el contrario, sí estuvo en la segunda presentación del libro -que se hizo una semana después en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano, de Miraflores-, y se lució con un emotivo discurso, al lado del historiador Teodoro Hampe. Pero, como era de esperarse, porque no le gustaban los actos solemnes ni formales, Carlos se escabulló durante el vino de honor, sin darme la oportunidad de reiterarle mi agradecimiento en privado. Aquel día, gracias a él, logré cristalizar un sueño largamente acariciado: me convertí oficialmente en escritor, algo que había anhelado durante toda mi vida. ¿Cómo no iba a estarle agradecido? No me sorprendió la "huida" de Carlos porque, para ese entonces, ya estaba acostumbrado a sus contradicciones y arranques inesperados. Por ejemplo, en cierta ocasión y contra todo pronóstico -porque normalmente sólo comía carnes y vegetales al vapor- disfrutó muchísimo una parihuela de mariscos que preparamos en casa con motivo de una tertulia literaria con Cronwell Jara y los compañeros del taller de escritores que él dirige. "¡Qué buena estuvo esa parihuela!", solía repetirme luego. "¡Y qué simpática es su amiga Mariana La Cruz, señora Roxana de la Jara!", pícaramente le decía a mi esposa, refiriéndose a esa guapa mujer que conoció en aquella reunión y quien nos deleitó cantando a capella un sensual tango. En respuesta a sus comentarios, Roxana y yo le preguntábamos, en son de broma, cuál de ambas -la parihuela o Mariana- le había agradado más. A la semana siguiente de la tertulia, Carlos me comentó que deseaba asistir al taller de Cronwell en calidad de espectador, así que, previa autorización, pasé a buscarlo y fuimos juntos. Sin embargo, a media sesión, se paró y se marchó sin despedirse. Después me explicó que le había bajado el nivel azúcar y que no nos había avisado para no preocuparnos. Con motivo de su fugaz visita a la Casa Museo José Carlos Mariátegui, lugar donde se realiza el referido taller, el director de este centro cultural, Guillermo Vera, tuvo la iniciativa de proponerle a Carlos, a través de mi persona, la organización de un homenaje por su larga y prolífica labor literaria. Desafortunadamente, Carlos no quiso, porque a él no le gustaban los reconocimientos públicos para sí. Tilia, su secretaria, me contó que le había costado "Dios y ayuda" convencerlo de aceptar una entrevista en la televisión, invitado por su amigo Abelardo Sánchez León, uno de los conductores del programa "Boca Ancha". Así era Carlos, tan modesto y humilde que, siendo él un editor muy importante y emblemático, no incluyó su nombre en el Diccionario biográfico del Perú contemporáneo - Siglo XX, que publicó en junio de 2004, unos meses antes de fallecer, a los 69 años de edad. Errático y predecible a la vez, debajo de aquella coraza de hombre irreverente, duro y recio, se escondía un niño sentimental, engreíble y con mucho sentido del humor, que solía traducir en comentarios ácidos o deslenguados para el oyente no entrenado. Esto lo corroboré una vez más, hace muy poco tiempo, al tomarle unas fotos: Carlos posó para mí y se divirtió mucho haciéndolo porque, en esencia, estaba jugando, a pesar de todos los improperios que me dijo desde que lo saqué a rastras de su casa y lo traje a mi estudio, hasta el momento en que lo devolví. Te voy a echar de menos, querido Carlos. Ya lo estoy haciendo. Tu partida me produce una profunda tristeza porque, a pesar de la diferencia de edad y, sobre todo, de tener caracteres tan distintos, en un corto tiempo -demasiado corto- desarrollamos una muy buena y sólida amistad, cimentada en la franqueza que me enseñaste y en el hecho de ser amantes de una misma dama: la literatura. Ya no tendré al amigo con quien me eternizaba hablando, en persona y por teléfono. Ya nadie me contará los entretelones de las obras que editaste para Ribeyro y para tantos otros. Pero me has dejado algo mucho más valioso, que nada ni nadie podrá arrebatarme jamás: tu fe en mí y la confianza que me diste para poder dar el salto y convertirme, formalmente, en escritor. Con fraternal cariño, eterna admiración y gratitud infinita, Frank Otero Luque ** Frank Otero Luque oteroluque_edita@infonegocio.net.pe Escritor y fotógrafo peruano (Lima, 1959). Vivió en Estados Unidos y en Venezuela. Preside la asociación sin fines de lucro Manos, dedicada a promover la cultura, el turismo y la producción artesanal. Integra el taller de escritores que dirige Cronwell Jara en la Casa Museo José Carlos Mariátegui, pertenece al movimiento "Martes Poéticos", al Consejo Internacional de las Artes (Inter Art), y a la Asociación Latinoamericana de Poetas (Asolapo). Fue alumno del fotógrafo Rómulo Luján (2002) y como tal participó en la muestra colectiva XX Exposición de Arte, en el Museo de Arte de Lima. Fue miembro del jurado calificador del I Concurso Fotográfico "Palpa Querida" (2003), organizado por Manos. Ha publicado el libro de cuentos El Señor de Palpa (Milla Batres, 2003). === En Buenos Aires muere un gran poeta argentino, Juan José Folguerá ===== === Oscar Portela ========================================================= Era uno de los cinco o seis poetas más importantes de Corrientes en la historia de la lírica correntina, probablemente uno de los más exigentes de los que paso a enumerar. Este criterio es personal y nace de mis cuarenta años de estudio de la literatura mundial y el hecho, en este momento, de estar reemplazando a los que ya se fueron. Primero, ese inmenso reconocimiento que le debemos todos al maestro que fue y fundador de la lírica correntina Juan Carlos Gordiola Niella "Cancho", tan poco recordado y a quien debería rendírsele públicamente un homenaje, habitual en los países adelantados y civilizados del mundo. Luego de Gordiola, una de las voces más puras de la lírica argentina, porque acá se trata de romper con el aislamiento que impone el esquema Corrientes - País - Mundo, el compoblano de Carlos Gordiola Niella, David Martínez, cuyo oficio de gran elegíaco de la poesía argentina de la década del 50, lo elevó a la categoría de un clásico: su carrera como la de otros poetas correntinos transcurrió desde muy joven en Buenos Aires y fundamentalmente en la redacción del diario La Nación: estoy hablando de una época brillante de la poesía argentina. En la década del 60 Corrientes da a Latinoamérica un rayo fulgurante que rompe con la tradición de la poesía que se venia escribiendo en la argentina de las décadas anteriores, que es la figura de Francisco Madariaga, oriundo de la zona de Concepción, Saladas, en donde sus ancestros tenían grandes extensiones de campo y donde transcurrió su vida hasta los 16 años. Luego se traslada a Buenos Aires y en pocos años pasa a formar parte de lo que se llamaría mas tarde el movimiento surrealista argentino, liderado por Aldo Pellegrini, que incluye figuras axiales como Molina, Orozco, Bailey, en el historial breve de su desenvolvimiento. Y finalmente, y en esto, siguiendo mi criterio de selección, voy a ser absolutamente exigente, siguiendo mi particular visión en este tema, aparece en Corrientes como luz joven de los poetas, un grupo que tal vez no haya logrado ni el consenso, ni culminar una obra poética, del cual la figura más joven y que ya en sus inicios aparece como un maestro del poema, siguiendo estrictas normas de métrica clásica, quien acaba, para duelo de la cultura correntina, de abandonarnos, y que se llamó Juan José Folguerá: él me decía en Sevilla, donde vivió casi 20 años, que en realidad su apellido era Folgueras y que el traslado de su abuelo paterno a la Argentina apellido transformó ese apellido en Folguerá. Minucioso hasta la obsesión con la construcción del poema, ya sea el soneto en el cual disputa primacías con los clásicos españoles como con el poema con la métrica libre. Juan José realizó a lo largo de cuatro décadas una obra que se demoró un tanto en aparecer y en obtener el lugar que le corresponde ya no dentro de la historia de la poesía argentina sino de la poesía castellana. Manejó el idioma castellano con tal virtuosismo técnico que se convierte por momentos en una especie de arquitecto del poema. Pocos saben, además, y nuestra legislatura debería prontamente rendirle un homenaje, que se hace hoy imprescindible, para reivindicar el tema de la lengua "como sangre de la raza" (Unamuno), un reconocimiento trascendente, pues aunque por los designios del azar su obra no haya trascendido como merecía, en "Digo los nombres", "Saberse río", "Las espuelas", "Los dados", "Regresos", deja al futuro de Corrientes, un camino de reencuentro sobre la base de la identidad y diferencia del correntino con su pasado y su relación interactiva con otras culturas. Finalmente Juanjo no sólo realizó esta monumental tarea que debería ser incorporada a los manuales de los colegios secundarios y de la EGB 3 de nuestra provincia, sino que sumaba a esta ímproba tarea la de traductor magistral de los más grandes poetas ingleses del siglo XX: tal el caso de una de las obras más difíciles del idioma de la poesía inglesa del siglo XX como los "Cuatro cuartetos" de T. S. Eliot, premio Nobel de Literatura, múltiplemente traducido al castellano, pero que en Juanjo encontró un espejo incomparable que nos permite decir a los correntinos, hemos tenido un poeta viajero (México, España, Buenos Aires) , que de ningún modo se ha ido -yo ya no tengo edad para despedirme de nadie- sino que está y estará presente entre nosotros durante el tiempo histórico que le toque transcurrir a la vida artística de nuestro pueblo. ** Oscar Portela portelao@hotmail.com Escritor argentino. Ha publicado los poemarios Senderos en el bosque (Torres Agüero Editor), Los nuevos asilos (Botella al Mar, Buenos Aires), Recepciones diurnas, celebraciones nocturnas (Editorial Crisol, Corrientes), Auto de fe (Municipalidad de Corrientes), Había una vez (Botella Al Mar), Memorial de Corrientes (Editorial Tiempo, Corrientes), Golpe de gracia (Editorial Marymar, Buenos Aires), Selección poética (edición bilingüe, Ediciones del Correo Latino, Buenos Aires), La memoria de Láquesis y Fresas salvajes (1ª ed., Ediciones de la Universidad Nacional del Nordeste, UNNE; 2ª ed., Dunken, Buenos Aires) y El maldito asombroso (Editorial Tiempo), así como el ensayo Nietzsche, sonámbulo del día (Editorial Tiempo). Obtuvo el Primer Premio Nacional Carlos Gordiolla Niella con su poemario Estuario, publicado por la Comisión del Cuarto Centenario de Corrientes. === Naufragios: Cabeza de Vaca, narrador de aventuras ===================== === Jorge Zavaleta Balarezo =============================================== La Relación de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, conocida hoy con el nombre de Naufragios, ha llevado a varios estudiosos del texto y el personaje a abordarlos desde diversas perspectivas. Siguiendo el que, de alguna manera, se puede considerar un cierto itinerario en medio de la odisea de Cabeza de Vaca, Jacques Lafaye, por ejemplo, se refiere a las "curaciones milagrosas" (que comienzan en el capítulo XXI y se extienden casi hasta el final del libro), David Lagmanovich estudia su "calidad", estructuras y estrategias narrativas, Robert E. Lewis entiende el "fracaso" de la expedición en que participa como una necesidad para hablar, es decir escribir la Relación. La odisea, el extravío y el reencuentro con sus compañeros españoles y cristianos por parte del protagonista de los hechos son narrados en los Naufragios de una forma tal que llama al asombro del lector. Por otro lado, son claras las intenciones del autor en busca de recibir favores de la Corona (la Relación, por supuesto, está dirigida al rey de España). A su vez, el texto mantiene una indudable naturaleza "providencialista" y destaca la personalidad e inquietud mesiánicas del autor-narrador-personaje principal. Desde hace algunos años, también, se plantea la discusión sobre la naturaleza histórica o literaria del libro. Si lo aceptamos como literario, entenderemos la peculiar crónica que representa una fase y un aspecto de la Conquista, y si creemos que es una narración histórica, lo tomaremos como un documento fundacional en la escritura del Nuevo Mundo, a la manera de los Diarios de Cristóbal Colón o las Cartas de Relación de Hernán Cortés. Lagmanovich, al estudiar el texto desde el punto de vista literario, considera, entre otros aspectos, una "narración personal autobiográfica" -en la cual el autor organiza, coherentemente, recuerdos y anécdotas de casi una década-, una "relación de servicios", que no desacredite al autor-protagonista, y una "noticia verdadera" de tierras desconocidas (Glantz 79-80). En pos de, diríamos nosotros, "comprender lo increíble". Cabeza de Vaca formó parte de la expedición dirigida por Pánfilo de Narváez que pretendía conquistar la Florida (1527). Como sabemos, Narváez es el mismo personaje vinculado a Cortés, a quien persigue, durante los momentos previos a la conquista de México. En los Naufragios, al producirse la primera crisis y separación de los expedicionarios, se advierte un carácter un tanto conflictivo en Narváez. En el capítulo X, Cabeza de Vaca refiere sobre aquél: "Él me respondió que ya no era tiempo de mandar unos a otros; que cada uno hiciese lo que mejor le pareciese que era para salvar la vida..." (114). En general, la opinión del autor sobre este gobernador no es positiva y, llegado un momento, se entera de su desaparición. Los Naufragios se convierten en un valioso testimonio -crónica, en el fondo y en el estilo- que aluden, desde su propio nombre, a las aventuras y peripecias de Cabeza de Vaca, él pasa más de ocho años, primero extraviado, luego en cautiverio (capturado y controlado por los indígenas) y finalmente se convierte en un curandero con características mesiánicas, a quien los naturales siguen como en un peregrinaje casi permanente. Cabeza de Vaca habla, él mismo, de su habilidad en las curaciones, a tal punto que estudiosos como Nancy Hamilton lo han considerado "el primer cirujano de Texas". Margo Glantz señala: "Núñez recorrió un vasto territorio habitado por innúmeras culturas indígenas, ya desaparecidas (el sur del actual territorio de los Estados Unidos y el norte de la Nueva España, hoy México) y hasta se ha llegado a insinuar que es el primer chicano (Bruce-Novoa) (9). Siguiendo esta alusión al primer mestizaje, leemos en el capítulo XXI de la Relación: "Acontecía muchas veces que las mujeres que con nosotros iban parían algunas, y luego en naciendo nos traían la criatura a que la santiguásemos y tocásemos" (195). Nos referimos, en este trabajo, a Cabeza de Vaca como narrador de aventuras. Silvia Molloy se expresa sobre los Naufragios de un modo similar: "...el texto de Álvar Núñez crea la aventura narrándola" (Glantz 219). Y es cierto. Cada hecho que se presenta, sin duda se narra años después de ocurrido con una premeditación que no quiere negar la veracidad de los acontecimientos, pero suma a ella una relevante vertiente imaginativa, y, en varias ocasiones, con tendencia a sobredimensionar las situaciones. En efecto, lo sucedido es una aventura, una odisea. El tránsito que va desde el extravío hasta el reencuentro, con la condición de prisionero en medio de ambos polos, merece el justo título de un "naufragio", en tanto pérdida, desapego. Pero cuando, a partir del capítulo XXI encontramos al protagonista -y a sus constantes compañeros: Alonso de Castillo, Andrés Dorantes y Estebanico- el naufragio cobra otro cariz. Después de varios años, viviendo desnudo y como un "salvaje", prisionero de los indios, a punto de morir por hambre o enfermedad, Cabeza de Vaca providencialmente halla la oportunidad de probar sus dotes como curandero y comprobar que esa cualidad puede cambiar su destino, como de hecho ocurre. Este es el revés del naufragio y la proximidad de la providencia. Sin embargo, hay un tono un tanto desolador en la obra por varios momentos, incluso cerca al final se habla de las naves que no podían hacerse a la mar, fracasando en el intento, ya cuando el personaje principal emprende, por fin, el regreso a Castilla. Texto rico, metafórico, interpretado, según sea el caso, como una divertida crónica o, desde un punto de vista más ideológico, como una presentación de las virtudes y defectos de los indígenas americanos, que podrían ser tan crueles como los conquistadores, los Naufragios representan, asimismo, una posición, por parte del autor, que precede al discurso del padre Las Casas, en tanto se asume la defensa de ciertos valores de los nativos del Nuevo Mundo. Pero, al mismo tiempo, Cabeza de Vaca tiene una visión ambigua del indígena en tanto bárbaro y salvaje. Describe sus costumbres, sus enfrentamientos, a veces armados, y lo más llamativo, en este sentido, es la cantidad de pueblos o tribus, a veces demasiado "extraños", por las actitudes de sus pobladores, que él va conociendo o "descubriendo". En diversas secciones del texto, el autor se refiere al carácter y acciones de los indígenas. Por ejemplo, da esta descripción en el capítulo XIV: "La gente que allí hallamos son grandes y bien dispuestos; no tienen otras armas sino flechas y arcos en que son por extremo diestros. (...) Las mujeres son para mucho trabajo" (126). Otra perspectiva se apunta en el capítulo XVIII: "Desde que amanece comienzan a cavar y a traer leña y agua a sus casas y dar orden en las otras cosas de que tienen necesidad. Los más de éstos son grandes ladrones, porque aunque entre sí son bien partidos, en volviendo uno la cabeza, su hijo mismo o su padre le toma lo que puede. Mienten muy mucho, y son grandes borrachos, y para esto beben ellos una cierta cosa" (145). La aventura a la que aludimos también ha sido comparada con la del clásico Robinson Crusoe, de Defoe. Pero no olvidemos que, ante todo, estamos frente una Relación de la época de la conquista, y el modelo y la intencionalidad de este tipo de composición es conseguir el favor del rey de España. Hay, es bueno decirlo, una interesante "vuelta de tuerca", en el contexto de las Relaciones, si las entendemos y estudiamos como un género, porque Cabeza de Vaca asume una posición y un tono muy personales y confiesa sus vivencias, las vicisitudes y dificultades por las que pasa. Mas nunca, a pesar de lo negativo y lo trágico, lo ominoso o lo sangriento (como el canibalismo de los españoles en el capítulo XIV), se deja de lado la presencia divina y el rol de la religión católica. Es precisamente este papel y el propio rol de evangelizador que se propone -o al menos así lo presenta- Cabeza De Vaca, los que marcan uno de los hilos discursivos en esta narración autobiográfica. El ritmo del relato es ameno y cobra diversos matices, a veces se acelera, como en el momento en que los cristianos se convierten en curanderos y luego su fama se extiende, pero a ello suceden actos de pillaje y violencia entre los pueblos indígenas. Un cierto tono épico asoma en esta "cruzada". El aventurero narra sus propias peripecias, sus desgracias y "renacimientos". Siempre su fe lo salva y, nunca piensa que está en el lugar ideal, por lo menos se felicita por conservar su vida. Es consciente de ello, y de la fatalidad que, de un momento a otro puede surgir en la existencia humana. Los Naufragios son esencialmente de naturaleza providencialista pero también denotan la importancia e influencia del destino y lo casual: la suerte, la fortuna cambian de la manera más inesperada. Aquí se presentan, pues, dos polos, que en un intercambio pueden generar ambigüedad, una característica, por cierto, nada ajena a los Naufragios. Se menciona, en ese mismo sentido, el carácter tan ficcional, en tanto "no verdad", de esta obra fundacional en las primeras composiciones sobre el Nuevo Mundo. Es importante señalar, en la visión que el español tiene del indígena, cómo capta el primero la naturaleza del otro, cómo la entiende y la codifica. Esa "otredad", que ha fascinado como discurso a varios estudiosos del tema, es una de las fibras más sensibles de los Naufragios. Porque Cabeza de Vaca, precisamente, convive, con el "otro" y puede dar testimonio de sus costumbres, de cómo actúa. Es más, su condición de subordinado, mientras dura el cautiverio, es una lectura, una situación "a la inversa" o "no oficial" inclusive "sui generis" de la Conquista, pues curiosa y precisamente el llamado a explorar y conquistar es sojuzgado y tomado prisionero. El naufragio de su vida precisamente lo ha llevado a esa condición. Esa experiencia es la base del texto. Justamente para Beatriz Pastor, los Naufragios, en tanto relato desmitificador, en comparación con los Diarios de Colón o la Quinta Carta de Relación de Cortés, con los que forma un corpus de textos de la época, integra a su vez "el discurso narrativo del fracaso" (Glantz 89). Para Pastor en los Naufragios hay una "transformación de la acción heroica de la conquista en lucha desesperada por la supervivencia" (Glantz 91). Rolena Adorno, en la misma línea, señala que la narración de Cabeza de Vaca "reproduce un incipiente proceso de adaptación cultural y, en consecuencia, de supervivencia física" (Glantz 311). Luisa Pranzetti entiende el naufragio como "metáfora" que "subraya la frontera entre una cultura organizada (el espacio de procedencia) y una cultura desorganizada (el espacio de conquista), donde la superación de esa frontera constituye el paso de un estado social a un estado de naturaleza" (Glantz 60). Una vez que se reencuentra con los "cristianos", tras los años extraviados (capítulo XXXIII), Cabeza de Vaca dialoga con el gobernador de Nueva Galicia, tierra ya conquistada, Nuño de Guzmán, y se entera de que los indios están siguiendo las instrucciones de construir iglesias y dar alojamiento al visitante. Esto le parece increíble, casi un "milagro", pero también sugerente. Y podemos entender que la pretendida evangelización es un éxito. El papel de curandero o chamán que, desde cierto momento de la narración (el aludido capítulo XXI), desempeña Cabeza de Vaca, lo convierte en un líder sobre el que se dan noticias en uno y otro pueblo. En ningún momento, sin embargo, la intención de ser un conquistador ha pasado a un segundo plano, sino que se expresa de otra forma. Es una conquista del espíritu, por la religión, la creencia. Subyace un pesar, pues el protagonista no tiene el poder consigo, pero logra la sublimación de sus deseos aprovechando este proceso religioso. Él mismo se nos presenta como un mártir, quiere que lo veamos así. Si aceptamos su propuesta -si entramos en su capcioso juego-, es definitivamente otra la caracterización y la dimensión de Cabeza de Vaca, más allá del personaje histórico sino como propio "autor de ficciones". En 1991, el mexicano Nicolás Echevarría llevó al cine una versión de los Naufragios con el título de Cabeza de Vaca. La película, producida con motivo del Quinto Centenario del llamado "Encuentro de dos mundos" condensa los pasajes más relevantes de este "texto seminal", como lo llama Enrique Pupo-Walker, y asume una doble perspectiva del protagonista, precisamente las que aluden Pastor y Adorno: la del superviviente y la del conquistador despojado de todo mito. Esta cinta, sin embargo, no deja de tener un halo de "real maravilloso" en sus inesperados raccontos y flashbacks que, si bien tratan de "ubicar" al espectador, pueden generar, a su vez, otra imagen, no ya la que presenta el texto, del propio Cabeza de Vaca. Y ello resulta obvio porque estamos ante dos lenguajes distintos, el del cine y la literatura que, sin proponérselo en un principio, resultan hoy conectados pues generalmente una nutre al otro y, a veces, ocurre de manera inversa. A propósito del cine, bien se ha dicho que los Naufragios son, en cierto modo, el guión ideal para una película por sus incesantes vaivenes y devaneos. El español, quien después de su aventura norteamericana fuera nombrado por la Corona Adelantado, Gobernador y Capitán General del Río de la Plata, más tarde vuelve a naufragar frente a las costas del Brasil, explora los territorios del Paraguay, se establece en la actual ciudad de Asunción y descubre las cataratas del Iguazú. La etapa final de su vida, tras algunos años en la cárcel por supuestos abusos durante su gestión política y administrativa, está rodeada de un misterio que aún hoy busca aclaración. Bibliografía * Glantz, Margo, coord. Notas y comentarios sobre Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Grijalbo: México D.F., 1993. * Núñez Cabeza de Vaca, Álvar. Naufragios. Edición de Juan Francisco Maura. Madrid: Cátedra, 1998. ** Jorge Zavaleta Balarezo jorgez@telefonica.net.pe Escritor, crítico de cine y periodista peruano (Trujillo, 1968). Tiene estudios de literatura, periodismo, cine, publicidad y análisis político en la Universidad Católica de Lima y en el Instituto Idea, de Caracas (Venezuela). Publica artículos en los principales diarios y revistas de Lima y ha colaborado con las agencias Notimex (México) y DPA (Alemania). En 1998 publicó su novela Católicas y participó en el volumen colectivo Literatura peruana hoy: crisis y creación, de la Universidad Católica de Eichstätt (Alemania). === Generación Almada Pablo Mora ===================================== A la Generación Almada A la Poesía, Sociedad Anónima A las cuatrocientas salidas del asendereado caballero Ahora mira la lluvia esparcida por el mes de noviembre, las luces de la ciudad y el dinero que cae en migajas los sábados a las seis, espera el despertar temible de Iberoamérica y comienza a peinarte, a salir a la calle, a seguir laborando por todos los que callan, y avanzan, y protestan y empuñan la luz como un cuchillo o la paz como un fusil. Blas de Otero: Escrito con lluvia. De claro en claro Ardidura chamuscada, cuello de tierra, voz de la tierra, dulzumbre, admiración, muerte arrinconada, flauta de huesos, todo huesos, enjuto rostro, de carnes seco, atarantado, descuadernado, desabrochado, desencajado, estrafalario, inaudito, extraño, firme en arrestos y en palabras, por todo lo descubierto de la tierra, avalancha, trueno, tempestad, imparable sobre el sueño. Testigo de la noche primigenia, en vuelo de latidos y esperanzas, quimeras, necedades, desatinos, encaje del mar juvenecido, lujuria del alba descubierta, pena capital de la belleza; aventura crispada de milagros, grito salpicando en la garganta, nunca jamás la lumbre acuartelada. Roble sideral, valiente, comedido, sufridor de trabajos y de encantos, a los pies de la muerte y la derrota, funda la sinrazón mientras fulgura. Amorosa insensatez los gigantes, irreales horizontes. Ciñe en la noche el pávido lucero, la encendida razón de la locura, mantiene en alto la memoria en cierne, su tea en lucha sin cesar contra los males, por la transida plenitud del sueño, velando a pensamientos desatados. Vive fuera de sí o muy adentro, sabe el tamaño exacto de la pena, conoce el lado oscuro de la rosa y la terrible majestad del pan. De lumbre en lumbre, en orfandad suprema -hijas de los trigales y las piedras-, su cólera y ternura vagando andan por campos farallones y veredas. Vigilia del asombro detenido, marchándose de prisa sin moverse, estatua en soledad, en estampida, remontando hacia adentro de la lumbre, entre umbrales abrojos y neblinas, subterránea fuente al descubierto. Noche a noche, de claro en claro y de turbio en turbio. Desde la noche, hacia la noche -reina negra-, profunda, eterna. Atención, vigilia, cuido. Todo, nada, fuerza, gravedad, olvido, abdicación, presencia extraña, serpiente, delicia, monstrua bella, atroz. Crepúsculo, razón, delirio. Incendio, brasa, quemadura, amoroso intercambio de una ronda. Revelación. Asombrada luz. Carne, redención, fracaso, gloria o esplendor. Sudar la noche. Vivir el morir. A pesar, en contra de la nada y de la muerte, tarde para los dioses, prontos para el ser. Rampante sombra. El gozo, la lujuria, la partida. Distensión del alma. Pozo sulfuroso, cenagal de sangre. Alfabeto pecaminoso, desordenado, asestado. Dos veces, dos notas, doble, triple línea, en el mismo lugar. Aria breve. Tarde en celo, en sueño. Justo un toque de campanas para alborotar plumajes. El vientre, el útero, un modo de estar, de preservar los mil ojos de la memoria, el orden cósmico, el magma, la visión, el timbre, los arpegios. Uno más engarzado en la alambrada; vibrando en el camino, el clamor del hombre, su alarido, su gozo eterno, su asombro inextinguible, el vino, el himno de la vida, itinerario, término, confín, halando al mundo. Razón de la locura Sacando cuentas, esperando olvidos. Sintiendo las tinieblas y el relámpago. El ansia desgarrada de la luz. El canto, el rezo, el grito, el alarido. El coro, la canción, el griterío. El aullido terrible de los hombres. En el lugar del hambre todavía. En el lugar del grito todavía. A la espera del juicio, la sentencia. Frente a todos los triunfos y derrotas. Nos espera la sombra de la estrella. Primero fue el barro. Y el barro se hizo llanto. Siempre fue el llanto y estamos en el llanto. Seguimos en las sombras todavía. Al pie del grito. Vivos, en este barro todavía. Crujientes vendavales milenarios. Los pliegues de los siglos cabizbajos. Alarido crispado en huracán. Entre noches de pálpito y conjura nos quedamos de pronto sin presente, sin futuro, sin fe, sin osadía. Desde el fugaz umbral de los fogones, crepitando en enigmas postergados, pregunta que pregunta por el hombre, por la transida plenitud del sueño, la encendida razón de la locura. Grito de hombre o de mujer. Grito perdido en los tejados. Grito del tiempo desguazado. Grito en soledad encabritada. Grito de guerra dolorida. Grito de rabia desplomada. Grito de demencia asqueada. Grito de hombre, de mujer. Grito de todos, grito macho. Grito hembra, hermafrodita. Grito, aullido, hambre a gritos. Grito, reto en el lugar del grito. Grito en la palabra, en el coro. Grito, en la canción asombro. Grito en el riel, en la barriada. Grito insomne al descubierto. Grito espeluznando la antigua noche. Grito salvaje, eterno, zigzagueado. Grito alzado rodando por la calle. Grito, visión, misterio, subversión. Grito, magma, hojarasca, huracandad. Grito volcánico, auroral, carnal. Grito greda, alma, fragua, tempestad. Grito cósmico, faro, barro alzado. Grito macho, hembra, hermafrodita, flor. El grito a sangre y fuego, a paso largo, capaz de amar, capaz de armar la paz. Esta es la sombra antigua repitiéndose, por fin él ocupándose del hombre, el hombre, pincelazo en el paisaje, ara de dolor, barro, claroscuro, como un faro en mitad del ventisquero, mochuelo en las tronadas de la noche, abandonado al agua y sus quimeras, el hombre en ventanuras del azul sobre los fogonazos de sus huesos, delirante al acecho de otra aurora sobre la polvareda de los sueños, entre borrasca, grito y alborada, locura al cinto en lucha con su pena, andando, andando, andando, andando, andando. Por obra y gracia del asombro el hombre, el hombre, rayo que arde en la tormenta, alarido crispado, verbo, cosmos, el hombre a punta de hombre y tempestad, el hombre, simplemente el hombre yendo, en paz consigo, con su pena al hombro, al descubierto, hermano universal, ceniza, granizada en singladura, en pulpa, en hueso, en lluvia, en soledad, semilla germinal a la intemperie, resistiendo en la tierra de la noche como un árbol al pie de la tormenta, asombro a la intemperie, al descubierto, insomne, terminal, asombro insomne. Proviene de una despeñadura enloquecida. Insinúa una suave sonrisa divinal. Respira la celeste mirada de su sol. Consume la agónica tristeza de las hojas. Interpreta la silenciosa huracandad del tiempo. Cavila debajo de la noche y la tormenta. Desangra en las cinco parcelas de la Tierra. Agoniza en la nieve, en el llanto y en el plato. Cabalga con toda la tristumbre de los montes. Transita en tempestades mundanal miseria. Maldice las horrendas torturas del hermano. Consagra la levadura eterna de los panes. Conoce los pasos permanentes de la sombra. Despliega temores, ramalazos y portentos. Se agita en el fuego bravío de la mar. Mendiga la lumbre de la gota en el alambre. Quisiera recuperar el curricán perdido. Tritura las indómitas fieras que lo acosan. Renace de entre la podredumbre de la fosa. Se entrega en las redes de un tiempo submarino. Violenta volcánico la luz de otras estrellas. Arremete contra la infancia alada de las rosas. Se astilla ante el antiguo malecón del puerto. Desgarra el alma fulgurante de la flor. Se aferra a las entrañas de su viejo pan. Desguaza furente el huracán en alta mar. Desgaja las indomables fauces de la sombra. Se eterniza sepultado en la fragua de la guerra. Mientras yace en su sombra, apenas ilusoria, nos acusa, nos grita y nos reclama. La risa le va durando hasta más allá de la Mancha. Armaduras y luceros Rodeados de pueblo, de malhadados libros, combatientes, versos perdidos, arrugados, rumiando hierba fresca, fusiles, cadenas, sudando a mares, leyendo historia e injusticias, objetos usados, apreciados, despreciados, noche arriba, sueño arriba, indios, buitres, poemas y canciones, vomitando salmos, cuevas, miedos y luciérnagas, soltando armaduras y luceros, entre el río, caminando, soñando, trashumando, limpiando dolores, asperezas, arrebatos, silenciosa, lenta, apresurada, exactamente, cantando, silbando, arborescentes, telúricos, orquídeos, amarantos, bosques eternos, en tempestad de sueños aurorales, bebiendo a grandes tragos, lanza en ristre, verso a verso, texto a texto, imágenes, voces y visiones; pendencias, batallas, riñas, agresiones, desafíos, a libertad por todos los caminos. Barro modelado, soplado, savia, cicuta, dolor, llanto, locura, cruce de vientos, jaula poblada de caminos, sombra vagabunda, confundida, ráfaga inaudita, lacerada carne del sentido, lodo desolado, lo oscuro, lo que quema, lo que ata, ladridos del silencio, alud de gritos, pasos sobre los sueños, alucinamiento de vacío, abordaje, cosmos sin término, esperanza acuchillada, de puntillas, nueva voz, cauce nuevo, dorada comarca, ovillo luminoso, reverso del reloj, desvelo, turbulencia, sinrazón, palabra vieja, nueva, fecunda noche, recuerdo ensombrecido, hambremar en vuelo, tiempo prohibido, sombra loca, tecla enloquecida, deshojado día, minuto, grieta, instante a la deriva, al escondido, imagen saturada, fuego de cosechas, entraña recorrida, sudor, curso, viento, luchafuego, perraje angelical, valerosa fe, noche por venir, futuro pie, flujo, entrega, paso eterno, colores vagabundos, sonrisa de acuarela, mansa presencia, leve agitación viniendo, enderezando, yendo, no lo siendo, una coma sin bolsillos, vacío, derrumbe íntimo, penumbra antigua, sin saber qué hacer con tanta lluvia en el pañuelo, itinerario, encanto, otra eternidad, confín, a tientas, en busca de un lugar, sucios, descalzos, ángeles, laya sideral, figura triste, entreverado loco, capricho niño, salvaje enredadera, humo que se aleja, ascenso del ave, flor abierta, ola desierta, costa desierta, huella desierta, valiente, leal, devota, fiel, rostro emputecido, carcomida letra, mayúscula de América susurrando sus secretos, reptiles traspasando la frontera. Aldea de pájaros bajo el costado izquierdo, a lo Guaicaipuro, sin franela, sin cadenas, sin escopeta pero sin miedo: brazoflecha, canción primigenia, canción para siempre, convocados sólo por el desafío, desnudos como la rabia, ebrios de futuro y de júbilo, algo entre tanto pueblo, algo de la región florentina, indeleble gota del Arauca, triunfales en el reto y la porfía; primos de Tamanaco, palabrarma, furia, gentileza, tierra brava, tierra de polvo y de agua; palabrapueblopólvora, desierto, mar, pozo, no paisaje manso, patria preñada de coraje, agravios, sinrazones, aventuras, dulce imperio… lugar, míresele por donde se lo mire, forjado a fuerza de victoria y victoria y más victoria alzada, almada. Almácigos en guardia Samain diría el aire es quieto y de una contenida tristeza. El Hidalgo dice hoy la Muerte está soldando cada lindero a cada hebra de cabello perdido, desde la cubeta de un frontal, donde hay algas, toronjiles que cantan divinos almácigos en guardia. Las manos avanzan de diez en fondo, desde un martes cenagoso que ha días está en los lagrimales helado. Y preguntamos por el encuentro absoluto, por cuanto pasa de aquí para allá. Por haber sido niños y también por habernos juntado mucho en la vida, reclusos para siempre nos irán a encerrar. Qué extraña manera de estarse muertos. Quienquiera diría que no lo estáis. Pero, en verdad, estáis muertos. Estáis muertos, no habiendo antes vivido jamás. Bomba aburrida del cuartel achica tiempo tiempo tiempo tiempo. Piensa el presente, guárdame para mañana mañana mañana mañana. Aguardemos así, obedientes y sin más remedio, la vuelta, el desagravio de los mayores siempre delanteros dejándonos en casa a los pequeños, como si también nosotros no pudiésemos partir. ¿Aguedita, Nativa, Miguel? Llamo, busco al tanteo en la oscuridad. No me vayan a ver dejado solo, y el último recluso sea yo. Busco volvver de golpe el golpe. A su halago, enveto bolivarianas fragosidades. Lloro en mi mano, recuerdo, escribo y remacho una lágrima en mi pómulo. Oh las cuatro paredes de la celda. Oh las cuatro paredes albicantes que sin remedio dan al mismo número. Amorosa llavera de innumerables llaves, si vieras hasta qué hora son cuatro estas paredes. Sólo yo me voy quedando con la diestra en alto, en busca de terciario brazo que ha de pupilar, entre mi dónde y mi gallo incierto. Es posible que me persigan hasta cuatro magistrados. Es posible que me juzguen pedro. Alfan alfiles a adherirse a las junturas, al fondo, a los testuces, al sobrelecho de los numeradores a pie. Tal el tiempo de las rondas. Tal el del rodeo para los planes futuros. Cristiano espero, espero siempre de hinojos en la piedra circular que está en las cien esquinas de esta suerte tan vaga a donde asomo. Quién sabe madrugada. El cancerbero cuatro veces al día maneja su candado, chancea con los presos. Por entre los barrotes pone el punto fiscal, inadvertido, a la pista de lo que hablo, lo que como, lo que sueño. Quiere el corvino ya no hayan adentros, y cómo nos duele esto que quiere el cancerbero. ¿Puedo decir que nos han traicionada? No. ¿Qué todos fueron buenos? Tampoco. En la celda también se acurrucan los rincones. Y me retiro hasta azular, y retrayéndome endurezco, hasta apretarme el alma. Es de madera mi paciencia, sorda, vegetal. Esta noche desciendo. Rocinante me desciende, ante la puerta de la casa, donde me despedí con el cantar del gallo. Está cerrada y nadie responde. Llamo de nuevo, y nada. Callamos y nos ponemos a sollozar, y el animal relincha, relincha más todavía. Oh voces y ciudades que pasan cabalgando en un dedo tendido que señala a calva Unidad. Amémonos los vivos a los vivos, que siempre no estaremos como estamos. Jamás, hombres humanos, hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera, en el vaso, en la carnicería, en la aritmética! Jamás tanto cariño doloroso, jamás, tan cerca arremetió lo lejos. ¡Ah!, desgraciadamente, hombres humanos, hay, hermanos, muchísimo que hacer. Cuándo nos veremos con los demás, al borde de una mañana eterna, ¡desayunados todos! Si lloviera esta noche, retiraríame de aquí a mil años. Mejor a cien no más. Como si nada hubiese ocurrido, haría la cuenta de que vengo todavía. Nunca, sino ahora, supe que existía una puerta, otra puerta, y el canto cordial de las distancias. ¿Hasta dónde me alcanzará esta lluvia? Hay siempre que subir ¡nunca bajar! ¿No subimos acaso para abajo? Canta, lluvia, en la costa aún sin mar! Calla, crepúsculo futuro, y recógete a reír en lo íntimo de este celo de gallos ajisecos soberbiamente, soberbiamente ennavajados. ¡Cae agua de revólveres lavados! Vamos, pues, compañero; nos espera tu sombra apercibida, nos espera tu sombra acuartelada. Todo aparentemente sigue igual. Camaradas, varios días el viento cambia de aire. Como insomnes almácigos en guardia, en la cárcel con sueño de esperanza, estará nuestra sombra cuestionando. Esto es urgente, el tiempo apremia, el día. ¡Hasta cuando volvamos! ¡Hasta siempre! Y entonces tocarás cómo tu sombra es ésta mía desvestida y entonces olerás cómo he sufrido. Sobre el hosco muñón de la tristeza, sólo tu brazo, ciego en el vacío. Sin coraza fiel ni limpio acero A tientas viaja, a espaldas de su sombra. Con amplias tiendas en Marte y en la Luna, desolada, la tierra sólo es queja, lamentación, huracandad y grito, sin árboles, sin lagos y sin nieves; sin huertas, sin almácigos, sin hombres. Apenas duerme el sol en altas cimas, al lado del rugido de los vientos, en noche sepulcral, horrenda y fría, lecho de fauces, fosas y lamentos. Soledad, soledad, la de la tierra, con sólo el sol soldado y centinela. Casi sueño, el hombre, sombra de paso por la noche en sombra, árbol sin tierra, fuego entumecido. El agorero llanto de los pájaros esconde en su garganta la cigarra -guitarra augusta en forestal plegaria-. Mañana cuando tornen las luciérnagas, el sol sobre la copa de los árboles brindará por el sueño de los hombres, por el canto del bosque y sus caudales, porque regresen todos los caminos y sol y nieve sigan siendo hermanos. A ciegas cada noche o en vigilia, reconocemos nuestra casa entre la luz de los postigos. Una que otra luciérnaga alumbra la esperanza. El aire bailotea en la espesura, los gallos poco a poco se despiertan y echan al voleo su largo canto. Todo debe ir con acento cuando la vida de regreso llama, cuando se aclaran todos los caminos. Buscaremos todo, al final encontraremos nuestro viaje. Iremos al paso de una sombra. Modo de jugar a muerte, a noche, a vida. Juego antiguo, incógnito, perdido, para asaltar el alba ante el altar del viento enfurecido. Si supiesen los hombres del camino, tornarían repletos de regresos. Si el hombre se midiese con el viento, sabría que todo pasa como el sueño. Benignas sean las horas nuevas. Benigno el campo, los hogares. Benignos los arados. Benigno el pan multiplicado en paz y en libertad. Benigna la sierra, la arboleda. Un pueblo hambriento confía en sus pasos. Es tiempo de escribir con mayúscula el amor. Es tiempo de que el prado sea más verde. De que aminore el mal, el miedo, la prisión. De que en medio del fogón resplandezca Paz. De que aparezcan otra ley, otro campo, otra ciudad. Otro pueblo, otro trabajo, otra razón. Otro palacio, vida y dignidad. Inmensa nuestra noche. Nuestra vigilia, inmensa. Nuestra huida de la muerte. Nuestro asombro o noche sepulcral. Donde tanto fue diezmado, desguazado, consumido, arrebatado. Vivos todavía bajo la sombra de la noche, mensajera de misterios. Cabe la lumbre de un amanecer repleto de razones. Al compás de un mismo sueño. Dispuestos a alcanzar el horizonte. Desde estas alboradas soñolientas. Desde el relente de este portachuelo. Vivos bajo el caudal enloquecido. Bajo la lumbre agazapada, el cósmico pavor de la centella. Ante la huerta, jalonando soles, siglos, madrugadas, ventisqueros. Cruzando ríos en noches espantosas. Cruzando mares. Invocando orillas inasibles. Capeando turbias confusiones. Remando entre tifón o torbellino. Después del vendaval, el cataclismo y la vorágine. Después del arrebato. Después del llanto, el miedo, el desespero. El hombre al desamparo de los dioses. A cielo descubierto, galopando tristumbres, soledades y esperanzas. Asombro el de los magmas furibundos. De mano del lucero. Junto al grano y la simiente. A la derecha de la sombra. Del remolino, el vórtice o corriente. De la sombra a la pena. De la pena al sollozo. Del sollozo al sueño. De la Nada a la Vida. De la Vida a la Muerte. De la Muerte al Misterio. Sobre las entrañas de la noche. Ya sin coraza fiel ni limpio acero. De cara hacia el misterio para siempre. La noche sepulcral donde morimos cuando a nacer apenas empezamos. Sentencia de Quijotes Mientras el oráculo inunda con su eco, dejando que el universo se mueva a su alrededor, en la honda noche diluvial de esta hora en que el sueño pertinaz de la vida corre peligro de quebranto, en esta hora tristísima del hombre, en esta hora de guerra planetaria, en la noche de la guerra, del hambre y de la lluvia, donde aparece, gigante, la sombra de la muerte, en este instante estremecido del alba, antes que a Dios le sea fácil matar del todo su obra, empecinados en sus caprichos de que son pocos los que sueñan el mundo, pensando que son sus únicos espectadores, que si dejaran de verlo se moriría, desde sus "Torres de Timón", con fervoroso asombro, como presentimiento tembloroso del amanecer horrible que amenaza estos arrabales desmantelados, Eduardo, Elis, Sael, Leonardo, Antonio, Octavio, Wiston, Oscar, Carlos, Triunfo; Gabriel, Roger, Miguel, William, Alfredo, Elsa, Lola, Iris, Xiomara, Bettina, Luz Marina, María Luisa, Dora, Meira, Amparo, Ofelia, Mery; Jorge, Tirso, Ciro, Quijano, Sancho, Simón, Alonso, Homero, Luis José, Freddy, Antonio María, Pedro Pablo, Pablo, dos poetas, cinco poetas, diez poetas, veinte poetas, cien, mil, quinientos mil, gallos flacos, desgreñados, cantando juntos a la vez, Quijotes de la Tierra, a coro en el asombro, en soledad centenaria, trasnocharán, hasta que la noche gastada se quede en los ojos de los ciegos y nuevamente el mundo sea salvado. Alzados en almas, al rincón del fuego, de este infierno, este fango, este fondo, presidio, cementerio o noche albada, a golpes, sin silencio, sin remedio, conscientes de que se habrá logrado una real conciencia de clase, alcanzado una sociedad más justa y un modelo de democracia directa cuando los oprimidos de todaspartes aprendamos a decir no, a objetar lo que no conviene; a negar todo orden que vaya en detrimento de nuestros derechos originales; cuando el grito negador-creador recorra las fronteras desde aquí, desde los almendros, los eucaliptos y las azoteas, desde aquel lado de la oscuridad, desde dentro del socavón y de la lluvia, desde el Rey Arturo y los Caballeros de la Tabla Redonda, hasta Lanzarote del Lago y Amadís de Gaula, Felixmarte de Hircania y Don Belianís de Grecia; desde las soledades sonoras de los Andes hasta las azules somnolencias de los Alpes; desde las galopantes regiones esteparias hasta los calcinantes sueños de las cálidas arenas; desde las septentrionales águilas nevadas hasta las vallejianas resonancias proletarias de las quenas; desde los espejos enterrados del alma hasta los confines donde, tal vez afuera, lejos de la tierra, titilen las estrellas; desde el Caño de la Guacharaca hasta el Raudal del Muerto, desde el Río Bravo hasta la Tierra del Fuego, desde un lugar de la Mancha hasta la eternidad; convencidos de que el despertar no es otra cosa que el fruto de la resistencia cultural de los pueblos indios y afrodescendientes que llevan más de quinientos años dando la pelea al invasor; de que los sueños no aceptan prólogos ni epílogos, de que hay mucho por hacer, mucho por corregir y todo por inventar, hasta asegurar el camino a una sociedad intercultural y equitativa, plena de individuos libres y felices… a punta de belleza y de locura, sobrevivientes de la muerte cotidiana sin sentido, frente al brutal mundo de la contrautopía, limpias las armas, de galope y aprisa, con adarga, celada y suerte almados, con seco y polvoroso rostro, con gentil talante, embrazada vida, persuasión, proeza, palabralanza en mano, embelleciendo y subvirtiendo todo acoso, alienación, diatriba; seguros de que no morirá la flor de la palabra y menos su jardín, donde aclaran los abismos, la palabra insomne, los cuarenta mil millardos de millas de hombres luz; gozosos en una pompa de jabón donde caben, enteritos, todos los sueños; mientras esperan que la noche no sea propiedad de los lobos solamente y sí ferviente procesión de altaneras madrugadas; venidos de la noche, yendo hacia la noche, mordidos por la alegría, heridos, tras las huellas del sol; unidas las manos para que el mundo no esté en pocas manos sino en todas las manos… ensartando éstos y otros tantos disparates, fantásticas, increíbles desventuras, sentencian que decir es fundar, derribar gigantes y dragones, que la palabra que se escribe sobre el papel es más duradera que el mármol, más resistente que el bronce y más efectiva contra la opresión que el fusil y la pólvora; que los tambores transmiten la buena nueva: los invasores no son inmortales; que se trata de vivir contra morir. Plegaria cósmica Más allá del cosmos, de cara al sol y desde oriente; al norte, al este, al sur, al oeste, galaxias, soles, astros, montes, dioses, rogad por nosotros, por el huracán y la gaviota, por las mil cruces siderales, por las luciérnagas sin noche, por el aullido, el grito, el griterío, por las primaveras encendidas, por los ocupados y confusos, por las alas rotas en el itinerario, por los presagios alumbrados, por los justos para que enciendan de nuevo sus milagros, por la piedra, el enigma, el insomne, el insomnio y el asombro, por el plenilunio enamorado de noches que no acaban, durante mil años después del mundo, las latas, los ejércitos batracios. Por la espalda -trozo hambriento y desgreñado-, por el castigo siempre miserable, por la meca, el muro, sus nichos y la cúpula dorada, por el delirio de los sanos ojos, por la lengua pegada al paladar del tacto, por el padre nuestro, el odio nuestro, el mártir nuestro, la horca, el yugo, el verdugo y la palabra huérfana, por el pus latiéndole a la herida, sobre el vientre de la tierra desguazada. Por el escalofrío del que reza a pie, de rodillas, de dorso, de frente, de perfil, inverso, adverso, por los opacos, roñosos, divinos arrepentidos, fatigados guerrilleros, héroes, vueltos, pesados, entregados; por el rastro del abecedario, por la babel y el sinsentido, por el cascabel encigarrado, por la boca, el acero, la alambrada. Por el arroyo, arrullo del mutismo, por el malvado, el humilde, el ángel, el humano redimido, por la salamandra, el limpia casas, por el cocodrilo, el ciempiés, la iguana, por el misterio de la alondra ennegrecida, por los que follan, almuerzan, se abotonan, por la sombra insomne de esta noche incierta, por los extáticos, los desnudos, los relámpagos; por el sueldo micro o el sin sueldo, por los olores, los sabores y los panes, por el ladrón enriquecido, empobreciendo, por el desnudo, el suspiro y el empeño, por las veredas del gusano, por el santuario, cotizaciones y valores, por los celulares vertebrados capitales, por los descosidos, los distintos, los vestidos. Por los azules excrementos, por los fuegos, por las lenguas, por los dioses, por el remanso estremecido, por el ligero, el inevitable, el insolente, por el indicativo, imperativo, activo, impertinente o desactivo; por el barro, sus flores, sus simientes, por las mutilaciones, los rodeos, las posiciones, por los cumplimientos e incumplimientos, por los canallas, las sospechas, por los bastardos y bribones, por los asquerosos y cobardes. Por los borbotones, los impotentes y reversos, por los inocentes, los helados, los repletos, por los rotos, los usados, los doblados, los desgarrados, los caídos, encarnados, por la apetencia, la brecha, la vereda, los caminos, por el pan escaso y la avaricia pronta, por la calma, la borrasca o la herejía. Por las tortillas, las especias, los emplastos, por los terremotos, los rosarios, los bordones, por el gemido, el grito, el alarido, por el envuelto, el quieto y el inquieto, por el furor del viento, por el incrédulo, el silbante y el creyente, por el pleito vuestro y nuestro, por la maleza incierta, por el enredo, la resaca, el miedo, por el desaguadero, la desolladura, el pan que sobra, por la cólera, el odio, la inclemencia, por el engaño y el terror y la creencia, por el descubrimiento, encubrimiento, cubrimiento, por la náusea, la quema, las cenizas, por el rayo, el espejo, la muralla. Por el ciego, el apoyo, el fundamento, por el secreto, la tumba, la palabra, la ventana o la cortina abierta; por el beso, el barro y el planeta, por el envite, el alfarero y el nonato, por los matices y las gasas del silencio, por los pétalos del sol mugiente, por las piernas callejeras salerosas, por las sombras y las luces rotas, por el gargajo, el tártago, el trabajo y el tartajo, por la liebre, por el libre, el blindado y el venado tuerto; por el dado, el perfume y el misterio, por vivir, por morir o estar presentes, por los paréntesis solos moribundos, por las balas, las dudas y las tardes, por los nombres severos de las deudas, por la inclemente soledad del orbe, por la tardanza de quien porta el pan, por el burdel -la cópula perfecta. Por las flores que brotarán en las calles de Kandahar, por los presagios fulgurantes del hombre emplumado, por las ventanas que se abren más allá de las oscuras noches, por todas las historias que la ausencia nos cuenta, por quienes cañonean niños en las calles de Najaf y de Falluja, por los imperios rapaces al acecho contra el hombre, por la humanidad en marcha contra la barbarie. Por el claro misterio de la luz, por el sol de la noche más gozosa, por la amarilla dulzura del oriente, por la tenue caricia de lo incógnito, por la antigua quebrada de la fronda, por la nostalgia vuelta hacia la infancia, por la aurora que se abre en el misterio, por el rayo furente de la vida, por el arroyo que quedó dormido, por la sencillez espiritual de un nido, por el claro sigilo del amor, por la desfachatez del cristofué, por la luz total de nuestras cosas, por la cuajada plenitud del grano. Por los sonrojados, luminosos luceros catatumbos, mirando de reojo, por el viento durmiendo entre los árboles o a la intemperie el niño; por la emoción de quien anhela el mar desde su aldea, por el tiempo desafiando la fiesta de los hombres, por los cuentos y mitos en sombras de alborada, por la fruta y el sabor de sus perfectas mieles, por la dulce soledad del tiempo manso; por el himno triunfal de la alegría, por la lumbre amarilla del camino, por estos girasoles que nos miran, por la vida esa gloria suspendida, por el fulgente camino de la luz, por embriagar de luz la eternidad. Por la nieve que duerme allá en Saluggia, por la nieve que nunca vio mi aldea, por la canción de cuna de la nieve, por la inmensa dulzura de la nieve, por el niño dormido entre la nieve, por el retorno eterno de la nieve; por la muerte sin tregua construida, por lo que está perdido, va o termina, por el hombre que gira con el día, por el hombre sin tiempo ni sin fin, tan sólo un animal desconocido. Por la mágica mutilación, el afinamiento primordial, el sentido del sinsentido, camino y universo y atalaya; por el arma celeste, la palabra, para fundar un mundo para el nido, manos abiertas, pájaro en vuelo, con hambre de luz para la siembra. Por el postigo y su presagio cuervo, por los instantes, cienes y millardos, los izquierdos, los neutros, los derechos, por lo oscuro, lo ralo, por lo ebrio, por lo hembro, lo sobrio, por lo macho, por las piedras, cimientos y cuadriles, por las señales de la santa lluvia, por quebradas, florestas, renacuajos, por los solteros, cuerdos y borrachos, por la tos, la sonrisa y las estrofas, por la guerra, la paz, por los de arriba, los del centro, sin nada, los sin heces, los de abajo, de cara al sol de oriente, por la última estrella que veremos. Por la buenaventura de la rosa, por el atardecer de los venados, por el alma llanera dulcecita, por la primera labradora a pie, por mí, por ti, Tolú y la Trifaldi, por la casa en el aire y en el suelo, por la varilla de llegar al cielo, por los guaduales cuando van al río, por la hazaña, la fama que eternice, por la soberbia Kalamary en celo, por Darío Fray Luis y sus versiones, por la lujuria del primer jardín, por la guabina santandereana, por las penas del río cuando brise. Por el tiempo que dura la agonía, por las espadas ángeles y aldeas, por todos los resabios rocinantes, por el plural con una sola sombra, por el poema aquel inagotable, por el misterio del divino loco, por la noche que se arma en ciego sueño, por la puerta falsa del corral de campo, por los cuchillos de la lluvia a secas, la amenaza del gato en pleno hechizo, por el barco encantado y sus aceñas, por los dos golpes a la endeble espada, por la razón y sinrazón del viento, por el sordo pecado de la luna. Razón de ser: confabulación tachirense En octubre del año 2000, después de un buen par de pininos, sobre el banco de la paciencia, la escalera o la barricada, irrumpe en la ciudad de San Cristóbal, Estado Táchira, Venezuela, un verdadero complot contra la pululante abulia literaria. "Nadie Nos Edita Editores" es nombre-eslogan-escudo para el trajín de los neo-conspiradores y sus primeros dardos-poemarios. Toman una de las emisoras de radio con Después de Misa. Para salvarse de los espantos de la media noche y para "meterle el dedo en el ojo al silencio" fundan "Los Jueves Inéditos". Coleccionan sus libros en Dragones de Papel. Piensan en un periódico propio y al instante aparece la revista Sujeto Almado, con versión electrónica, advirtiendo de entrada que es peligroso asomarse a su interior. Chucho (Freddy Ñáñez), el fundador, el motor de tal confabulación. El grupo entra en acción, se instala justo en los albores del siglo XXI con el firme propósito de constituirse en hito fundacional capaz de pasar la página de la reivindicación de la nueva poesía tachirense. Haciendo honor a significativos testimonios culturales como la BATT (Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses), La Cueva Pictolírica, el Grupo Literario El Parnasillo, el Taller Literario Zaranda, el Periódico Voz y Rima, El Árbol Editores, la Peña Manuel Felipe Rugeles, deviene verdadero zaguán por donde la nueva literatura regional tachirense responde por el nuevo texto de los nuevos tiempos. A un lustro de vida, es ya bisagra natural dispuesta a fundir y multiplicar, sinérgicamente, los frutos hasta ahora cosechados en uno y otro ámbito. A través de la pulcra presentación de Sujeto Almado asistimos periódicamente a un permanente debate ideológico-literario que oscila entre los vericuetos de la razón poética y los intríngulis descaradamente dolorosos del saqueo hegemónico mundial. Estamos, así, delante de un Movimiento que apuesta a la belleza y la locura, únicos argumentos para sobrevivir a la muerte cotidiana sin sentido. Frente al brutal mundo donde a diario se fortalece la contra-utopía, esgrime la palabra honda, la que embellece y subvierte todo acoso, alienación, diatriba. Muy agazapadamente, se propone inventar nuevos mundos y Apocalipsis. Perfectamente sabe de las falsedades de la Literatura. ¡Y miren si han sido capaces de fundar! Pretenden la refundación del quehacer literario a través de una confrontación participativa, con miras a salirle al paso a la palabra nueva, protagónica, capaz de enarbolarla como verdadera subversión o resistencia ante todo arremetimiento o impune dominación. Desde el incienso hasta el quejido del papel y más allá del viento, mientras inventan pasiones para ejercitarse, mientras se siguen robando el fuego, saben que la ruta es larga, afuera y descalza. Por eso su grito no otro que: ¡Generación Almada! ¡A navegar! ¡A soñar! ¡Hasta embriagar la realidad! ** Pablo Mora moraleja@telcel.net.ve Escritor venezolano nacido en Santa Ana, estado Táchira (Venezuela) en 1942. Es licenciado en letras, graduado en la Universidad Católica Andrés Bello en 1966, doctor en psicopedagogía y periodismo y profesor jubilado de la Universidad Nacional Experimental del Táchira. Ha publicado seis volúmenes de su serie Almácigo (1978-1993), los poemarios De la noche insomne (1992), Asombro al descubierto (1996) y el libro de ensayo Cuenta abierta (1993). También ha publicado varias plaquettes entre las que destacan su Oda a Bello (1981), Homenaje a Pablo Milanés (1991) y Manifiesto (1992). Ha obtenido el primer premio en la Bienal de Literatura de Nueva Esparta (1991) y el Premio de Ensayo de la Gobernación del estado Táchira (1998). Es el impulsor de Poesía, Sociedad Anónima (http://www.poesia.org.ve), sitio en el Web consagrado a la exaltación de la literatura. === Voz nuda (1): asir la herida del amor Mario Wong ================= "Un agujero en la noche súbitamente invadido por un ángel". Alejandra Pizarnik. En Voz nuda, el libro de poesía de Anouk Guiné, nos vemos confrontados -a través del lenguaje poético- a ese algo que no se puede asir, que conlleva la experiencia de extrañamiento (2) del ser, y que caracteriza las relaciones amorosas. Este hermoso libro es una forma de recomposición poética del "puzzle" -y me atrevo a señalar que, probablemente, a eso se deba la fragmentación textual- de la pasión amorosa; pero, ciertamente, faltarán siempre algunas piezas. El poemario, que consta de dos partes (Voz nuda es la primera), es de una gran concisión e intensidad en el lenguaje poético. Estamos frente a una obra fundada en una poiesis que expresa el espacio original del mundo de la poeta, su "verdad" subversiva: "La piel como una verdad parchada / con deslices de un amor subversivo / que no supo callar" (p. 14). Voz de la desnudez, de la palabra anudada, liberada, que nos transmite una música secreta, íntima; travesía ritual hacia el otro, en el juego lúdico de los cuerpos, del lenguaje de la piel, y de la subversión amorosa, pasional, y de la palabra, en el acto de escribir, en el poema: "Nos desnudas... / Indecente disidencia / de seda en desacato / Te das destilado / dístico / Díada díscola" (p. 18). Es el deseo el que instaura un espacio de subversión verbal, total, en que se inscribe el poema: "Derramo en ti / lo infinitamente / rojo acrílico / de mi verbo // Repto / Trepo / los intersticios / del tabú / líquido / (...)" (p. 24). La experiencia extática amorosa, ligada a la presencia/ausencia del ser amado: "En ti déjame vivir / de ojos sedientos / hasta matarme de muerte soleada / y abrir en nuestro vientre la eternidad" (p. 38). Arte poético éste que, bajo la "inspiración" del amor, a través del juego lúdico con las palabras -"Mar a mar / ritual (...)" (p. 14); "Tu piel mi alba / mi umbral / Dime amar / Dime" (p. 18); "Sábana muda del grito plural / Nuda a grito letal" (p. 22)-, deviene conocimiento de la inmensa soledad de los cuerpos separados, como en el poema dedicado a Alejandra Pizarnik (las otras poetas a quienes A. Guiné dedica, también, otros textos, son Anne Sexton y Graciela Guzmán): "No es más que la vida / llevándote desnuda / por el silencio / de ojos solos // Fragmentos de mí / al alba" (p. 34). Así, Voz nuda es, también, cartografía de la fragmentación del Yo y de su ausencia; experiencia esencial que nos comunican, con mayor intensidad, los versos de La vertical del desencanto (que constituye la segunda parte de este libro): "(...) voltearás tus sentidos / hacia un yo ausente / de albas en sudor" (p. 68); cartografía, en que a través de la confrontación, catártica, con la palabra -confrontación entre dos lenguas, entre dos mundos, entre el Yo y l'Autre- aparecen los momentos y las circunstancias, privilegiados, del goce y el dolor, de las blessures amoureuses, de esa experiencia del flujo del río del tiempo y la memoria, que es como la vida misma; en que el vacío, la locura, la tentación del suicidio y la inmensa soledad se hacen presentes: "Entraña viva del ser muere / para protegerse no late / De la madrugante angustia / sangre fría salva el alma / La indiferencia suicida / no mira aleja te mata / Aguas traicioneras / Sentidos abiertos ajenos / inalcanzables invisibles / Locura nocturna / soledad // Soledad" (p. 76). El poema es, pues, el lugar de un extrañamiento, de una ausencia que, al mismo tiempo que extrae de esta ausencia su autoridad específica, es expresión del duelo del deseo, prisionero "como un cisne en la nieve" (3), y en este sentido, también, experiencia de su propia desposesión. Cito, para concluir, el último poema del libro, que la poeta dedica a José Angel Valente: "Volver a la presencia absurda / que duerme desgarrada / en el pliegue de tu razón // Memoria quemada en el vacío / de la gran vertical del desencanto" (p. 80). Notas 1. Anouk Guiné, Voz nuda. Edición bilingüe; prefacio de Pablo Montoya Campuzano; postfacio de Jorge Nájar. Medellín, Editorial El Propio Bolsillo, 2004. Dirección electrónica de la autora: anouk31@yahoo.com. 2. "La experiencia original es sentirse extraño, otro. Nombrar ese hueco donde aparece lo otro: ¡eso es la poesía!"; en Octavio Paz, Pasión crítica; Barcelona, Seix Barral, p. 184 (ver, también, pp. 182-183). 3. Giorgio Agamben, Stanza. Parole et fantasme dans la culture occidentale; París, Rivages, 1994. ** Mario Wong anouk31@yahoo.com Escritor peruano (Lima). Reside en París desde 1989. Colabora en Perú en la revista de poesía Maestra Vida y en diversos diarios limeños. Actualmente es corresponsal de la revista latinoaméricana Archipiélago (México). Entre sus publicaciones se encuentran: La estación putrefacta (poesía, 1987), El testamento de la tormenta (novela, 1997), Moi, Je Vis à San Miguel, mais Je Meurs pour Amalia (relatos, ed. bilingüe, París, 2002) y 14 escritores latinoamericanos en París (antología, 2000). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Apuntes sobre literatura erótica Víctor Montoya ================== Censura del lenguaje Aunque vivimos en un milenio avasallado por la informática y la masiva propaganda de los medios de comunicación, cuyos mensajes nos convierten en una pequeña provincia de la aldea global, donde los emblemas y costumbres sexuales se difunden de manera vertiginosa, se debe admitir que no es fácil escribir en español sobre el sexo, sin caer en la vulgaridad y el simplismo, debido a que el idioma, en su función de vehículo del pensamiento y sentimiento humanos, ha sido castigado por la Inquisición y la moral de los padres de la Iglesia. Consiguientemente, así se busquen giros idiomáticos adecuados, resulta difícil encontrar expresiones equivalentes a la frase "hacer el amor" o "coito interruptus", sin dejar de herir los sentimientos y códigos morales de quienes se confiesan seguidores convictos de las Sagradas Escrituras. Si uno intenta inventar alguna frase, en verso o en prosa, no siempre convence al lector, ya sea por la fonética de la palabra o por su connotación semántica. Quizás por eso, los más diestros "inventores" de expresiones referidas a los desenfrenos del sexo se valen de hábiles perífrasis, de metáforas enunciadas por los poetas y de los chistes de los truhanes que, acostumbrados a desgranar palabras obscenas en el ruedo de amigos, comparan los órganos genitales con las frutas y verduras, a modo de evitar palabras triviales como "pene" o "vagina". Sin embargo, en otros idiomas, que probablemente no sufrieron jamás una amputación moral, se conocen obras narradas con un lenguaje rico en matices lexicales. En el famoso Kama Sutra, un auténtico tratado sobre el arte erótico hindú escrito por Mallinaga Vatsyayana hacia el año 500 d.C., se describe en sesenta y nueve casos los modos de alcanzar el goce físico del sexo, que va desde el roce de la piel con un beso, hasta las más avanzadas técnicas de exploración del instinto sexual, que es tan antiguo como el hombre. El arte de narrar historias eróticas, como las expuestas brillantemente en el Kama Sutra, requiere de un lenguaje que esté exento de términos científicos y verbosidad propia de los sexólogos, sobre todo, si se quiere aludir las pasiones eróticas de una manera sugerente y poética, como ocurre en las novelas y los relatos del marqués de Sade, quien, sin ser experto en las reglas gramaticales del francés, tuvo la intuición de explayar un lenguaje apropiado incluso para describir las pasiones más violentas y perversas. Transgresión de los sentidos La transgresión moral, sin resquicios para la duda, es una de las características de la literatura erótica. El escritor debe ser un ser irreverente, heterodoxo, para transgredir las franjas de censura que le impone su entorno sociocultural y religioso. Sin una actitud irreverente es imposible crear una literatura erótica despojada de tabúes y prejuicios. El escritor es, y ha sido siempre, una suerte de válvula de escape de los impulsos reprimidos y prohibidos en la colectividad. Es el modulador de voces anónimas y actúa como un psicoanalista, intentando iluminar los cuartos oscuros de la memoria, donde cohabitan los instintos más bajos y los deseos sexuales, desde los más sensuales hasta los más promiscuos, incluyendo la sodomía, el fetichismo y el sadomasoquismo. La religión, así como ha sido la madre de muchas exquisiteces y arrebatos místicos, ha sido también una maquinaria que ha frenado la libertad sexual de los individuos a lo lago de los siglos. Quizás por eso la literatura hispanoamericana, que recién está experimentando un renacimiento en el arte de narrar historias eróticas, no ha creado tradición en este terreno, debido a los procesos iniciados por la Santa Inquisición, que propagó el concepto del pecado de la carne y emprendió una cruzada contra toda obra literaria o pictórica que abordara el tema de la sexualidad más allá de los valores éticos y morales establecidos por la Iglesia que, durante el oscurantismo de la Edad Media, fue una institución retrógrada que condenó los deseos carnales y las llamadas "perversiones mentales". Incluso hoy, a principios de un nuevo milenio, el Vaticano sigue lanzando cruces de condena contra las relaciones homosexuales y sigue considerando el adulterio como un pecado capital y el divorcio como una tentación del diablo. La lujuria, que consiste en el apetito desordenado y excesivo de los placeres sexuales, era uno de los pecados capitales que alejaba al hombre de la salvación espiritual y lo acercaba a las puertas del infierno. Los teólogos distinguían diez tipos de lujuria, tres de las cuales eran contra natura: la masturbación, la sodomía y la zoofilia, con diversos grados de nocividad. La fornicación con prostitutas, por ejemplo, les parecía menos reprensible que el estupro, que implica la desfloración de una mujer virgen que no pasa de cierta edad fijada legalmente. Asimismo, el deseo de seducir a la esposa del prójimo o el adulterio, considerado como pecado carnal, eran reprimidos con la Biblia en la mano. De modo que, aun tras haber aprendido a llamar por su nombre las "partes vergonzosas" del ser humano, sigue siendo un heroísmo el acto de escribir obras eróticas en un contexto social en el cual todavía existen quienes pregonan el retorno al puritanismo medieval y la censura de las relaciones sexuales incompatibles con la moral católica que, en uso de sus atribuciones, considera este género literario como un síntoma de decadencia humana, que debe ser combatido por todos los medios y con la mayor severidad posible. Literatura erótica a pesar de todo Si bien es cierto que el relato erótico es algo transitorio, que se vive y siente mientras se lee, es cierto también que sirve para estimular los impulsos de la fantasía, que constituye uno de los instrumentos mentales que permite ventilar los instintos sexuales más recónditos y lúdicos. El erotismo es la mejor expresión de una relación sexual regida por las fuerzas de la pasión y la fantasía. Sin la fantasía no sería posible un erotismo que enriquezca la vida conyugal, social y existencial. El erotismo, con sus censuras habidas y por haber, es lo que diferencia a los humanos de los animales irracionales, aparte de que el erotismo, en materia literaria, es la metáfora del amor en todas sus dimensiones. No es lo mismo leer una buena obra erótica, que trasluce su propia magia, que ver a una mujer desnuda en el afiche de la propaganda comercial, a las modelos semidesnudas en la pasarela o a las actrices en las películas y telenovelas. La literatura erótica, con todo su poder de sugerencia, ha deslumbrado desde siempre la atención de los lectores, sobre todo, en sociedades relativamente conservadoras como la nuestra, donde todavía es casi imposible hablar abiertamente sobre esos libros que se leen con una mano y a media luz. La literatura erótica, de no haber tenido una fuerza de atracción sobre la gente, no hubiese sobrevivido en el tiempo y la historia. La prueba está en que, a pesar de las censuras y cortapisas impuestas contra el erotismo, las mejores obras han sido salvadas de las hogueras y los depósitos clandestinos, para ser puestas al alcance de los lectores ávidos de una literatura que perdure en la historia, no sólo porque la sexualidad es una de las pasiones auténticas del ser humano en su proceso de reproducción, sino también porque el erotismo, indistintamente de razas y condiciones sociales, está presente en toda pasión amorosa y a cualquier hora del día. Varias obras clásicas, como el Kama Sutra hindú y La plegaria china, siguen despertando el interés de los lectores hasta nuestros días. Por otro lado, todos los libros con características eróticas escritas en Asia, Europa y América, son joyas que han sobrevivido a las catacumbas de la censura. Ahí tenemos el Decamerón de Boccaccio, Fanny Hill de Apollinaire, Trópico de Cáncer de Henry Miller, Lolita de Vladimir Nabokov, Delta de Venus de Anaïs Nin, La misteriosa desaparición de la Marquesita de Loria, de José Donoso, Elogio de la madrastra de Vargas Llosa y Las edades de Lulú de Almudena Grandes, entre otros. Todo este caudal literario demuestra que la literatura erótica, contrariamente a lo que muchos se imaginan, se va consolidando cada vez más con autores contemporáneos que trabajan conscientemente en torno a la literatura erótica. Si esto ocurre, es porque el sexo es un alimento indispensable en la vida de los humanos y porque tiene la capacidad de conmover y seducir a los lectores. Al fin y al cabo, a todos nos interesa el sexo y nos apasiona el erotismo en las obras de arte. Nuevos tiempos, nuevos desafíos Los tiempos han cambiado y la llamada "posmodernidad" ha permitido que los escritores que antes se movían en el anonimato y la clandestinidad salgan a la luz pública para deleitarnos con su chispeante fantasía y su pirotecnia verbal, capaces de convertir el tema erótico en una magnífica obra de arte; mas todavía existen nuevos desafíos, un evidente "destape" y una juventud dispuesta a modificar los códigos morales de sus abuelos. Los estudiantes de secundaria ya no tienen por qué mirar una revista erótica a escondidas, detrás de los muros del colegio o en un rincón de la habitación. El mundo comercial ha irrumpido en las costumbres sexuales, introduciendo por todos los medios mensajes eróticos que antes estaban destinados sólo a los "mayores de 18 años de edad". Hoy, en cambio, todo es distinto. El tema de la sexualidad está contemplado desde una perspectiva mucho más natural, gracias a la abundante información proporcionada por los medios de comunicación y las innovaciones hechas dentro del sistema educativo moderno, por cuanto escuchar la palabra "condón" no es ninguna novedad ni hace falta llamarlo "preservativo" en voz baja y con el rubor en la cara. De otro lado, los quioscos de la ciudad están saturados de publicaciones eróticas, cuyas portadas enseñan las fotografías de mujeres y hombres desnudos. Cada vez son más las tiendas que ofrecen, junto a los productos de lencería y "la ropa interior de señoras escandalosamente escotadas", una serie de aceites especiales, ungüentos y "dinamizadores de contacto". Lejos han quedo los tiempos en que uno, a la hora de asistir a una "sala X" donde se exhibían películas eróticas en función rotativa, debía enfundarse en abrigos y colocarse gafas oscuras, para no ser reconocido por el amigo o el vecino. En la actualidad, a diferencia de lo que sucedía en el pasado, los espectadores comentan sin prejuicios las escenas eróticas de El último tango en París, Calígula o Emanuelle, como si hubiese sido superado definitivamente el oscurantismo medieval y el puritanismo sexual, aunque no por esto todo es sexo en la sociedad, pues si bien es cierto que la sexualidad es una de las pasiones auténticas de los humanos en su proceso de reproducción, es también cierto que nadie vive las 24 horas del día pensando en el sexo, por la sencilla razón de que el individuo, en su función de elementos activos dentro del sistema de producción, debe cumplir con otras obligaciones ajenas al erotismo, como es el trabajo cotidiano, los quehaceres domésticos y el cuidado de la familia. No obstante, el erotismo, que reivindica sin reticencias lo sagrado y lo profano, lo prosaico y lo lírico, es una de las manifestaciones más sublimes de la condición humana. Diferencia entre erotismo y pornografía Así algunos insistan en señalar la línea sutil que separa al erotismo de la pornografía, nadie es capaz de definir dónde empieza y termina el erotismo. Lo único cierto es que el texto erótico, tanto por el manejo del lenguaje como por el tratamiento del tema, debe alcanzar un nivel estético que lo diferencie del discurso obsceno y grotesco de la pornografía. A pesar de estas premisas, sigue siendo difícil demarcar la diferencia entre la pornografía y el erotismo, un tema tan relativo como subjetivo, pues la definición que cada lector tiene sobre el erotismo y la pornografía depende, en gran medida, de su grado de educación, sus experiencias personales, su credo religioso y su escala de valores ético-morales, pues todo lo que puede ser pornográfico para unos, puede no serlo necesariamente para otros. Ahora bien, ¿cuáles son los verdaderos criterios que permiten juzgar si un libro es erótico o pornográfico? Las respuestas pueden ser varias, habida cuenta de que este razonamiento es tanto más inapropiado por cuanto nadie consigue explicar la diferencia. Y con justa razón, ya que para algunos no existe ninguna diferencia. La pornografía es la descripción pura y simple de los placeres carnales; en tanto el erotismo es la misma descripción revalorizada, en función de una idea del amor o de la vida social, explica el ensayista Alexandrian en su Historia de la literatura erótica (1990). Para ciertos autores, como Vargas Llosa, lo erótico consiste en dotar al acto sexual de un decorado, de una teatralidad para, sin escamotear el placer y el sexo, añadirle una dimensión artística. Para otros, en cambio, todo lo que es erótico puede ser también pornográfico, dependiendo del ángulo desde el cual se lo mire. Alexandrian, refiriéndose a la doble moral que parece justificar la visión pacata de algunos comentaristas de la literatura erótica, explica: "Hay una nueva forma de hipocresía que consiste en decir: si esta novela (o esta película) fuera erótica yo aplaudiría su calidad; pero como es pornográfica la rechazo con indignación". Es decir, trazan una frontera definida entre lo erótico y lo pornográfico, como quien, atenido a sus gustos particulares, determina lo que es "buena" o "mala" literatura. ** Víctor Montoya montoya@tyreso.mail.telia.com Escritor, periodista cultural y pedagogo boliviano (La Paz, 1958). Perseguido, torturado y encarcelado durante la dictadura militar de Hugo Banzer, fue liberado en 1977, después de haber pasado por las prisiones de mayor seguridad de San Pedro y Viacha, por una campaña de Amnistía Internacional. En prisión escribió su testimonio Huelga y represión. Se exilió en Suecia. Es autor de Días y noches de angustia (1982), Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002) y Literatura infantil: lenguaje y fantasía (2003) Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Ha recibido premios y becas literarias y tiene textos traducidos y publicados en antologías internacionales. Actualmente escribe para diversas publicaciones en América Latina y Europa. === ¿Qué es el estilo literario? ========================================== === Apuntes y reflexiones de un traductor Nina Melero ================ Definir el concepto de estilo es una tarea complicada, especialmente si tenemos en cuenta que se trata de un término estrechamente ligado a la cuestión de qué es en realidad la literatura y de cuál ha de ser la metodología para identificarla, describirla y evaluarla. A continuación pasaremos a exponer los enfoques que a este respecto han adoptado las distintas corrientes de investigación y comentaremos las implicaciones que algunas de ellas tienen para la traducción de los textos literarios. Los seguidores de la escuela estructuralista de Saussure, con C. Bally a la cabeza, ya definen el estilo literario como una intención estética consciente e individual. Ahora bien, este último autor excluyó la literatura de los estudios lingüísticos al afirmar que la estilística debía ocuparse solamente de la parte afectiva o expresiva del lenguaje, y no de los textos artísticos, limitando así enormemente el campo de trabajo de esta disciplina. La escuela idealista, por el contrario, centra sus estudios en el texto literario. En opinión de los autores neorrománticos (Spitzer, Croce, Vossler, etc.), el único medio para aproximarse a la obra artística es la intuición, que es el motor de la creación del texto literario y la clave para acceder a él. Este concepto del texto artístico o poético como "misterio inaccesible por medios racionales" tuvo una profunda influencia en los pensadores de la Escuela Estilística Española, con los hermanos Alonso a la cabeza. Si bien dentro de esta escuela se realizaron grandes avances en lo referente a la metodología, no se consiguió superar el gran obstáculo con el que ya se topaban los autores idealistas: ¿cómo analizar y describir textos cuya principal característica, el elemento poético, es un concepto misterioso al que sólo aquellos lectores dotados de intuición pueden tener acceso? La idea de intuición aparece también en los estudios de autores como G. Mounin, que decide renunciar a analizar por qué unos textos nos emocionan mientras que otros nos dejan indiferentes. El componente mágico -que los investigadores neorrománticos interpretan como característica principal del estilo literario- y su concepto de intuición artística tuvieron una gran influencia en las corrientes teóricas del momento, si bien no dejan de plantear cuestiones irresolubles. La respuesta de Jakobson es contundente para aquellos autores que se empeñan en hablar del inasible elemento poético: "Se esfuerzan por convencernos de que los métodos estrictos y rigurosos que el lingüista trata de introducir en la poética jamás podrán dar cuenta del sutil no se qué del que se pretende que la poesía está hecha. Pero ese no sé qué permanece igualmente inasible en el estudio lingüístico del lenguaje o de la sociedad o de la vida o de los misterios de la materia. Resulta inútil oponer el no sé qué a la aproximación ineluctable de las ciencias" [Jakobson, R., 1973]. Como vemos, el enfoque idealista -subjetivo y de tintes psicologistas- desató enconadas críticas por parte de otros pensadores que les acusaban de falta de rigurosidad en su metodología. Las posturas que adoptaron investigadores posteriores son totalmente distintas, cuando no opuestas: el estudio de los textos empieza a plantearse desde enfoques estrictamente lingüísticos y se excluyen del campo de estudio todos aquellos elementos que no sean evaluables objetivamente o que no estén contenidos en el texto en sí. Las corrientes formalistas no conceden importancia a aspectos como la funcionalidad del texto u otros factores extralingüísticos. Estos planteamientos de naturaleza estructuralista tuvieron también una gran influencia en el campo de la traducción, en el que el enfoque era puramente lingüístico y no se tenían en cuenta factores externos al texto. Los representantes principales de esta escuela, la Ciencia de la Traducción (Übersetzungswissenschaft), son los teóricos de la traducción J. C. Catford y E. Nida. El texto se consideraba una secuencia lineal de unidades, y el proceso traductivo consistía en sustituir esas unidades en busca de la llamada "equivalencia absoluta", o, en palabras de Catford, "the replacement of textual material in one language (SL) by equivalent textual material in another (TL)" [J.C. Catford, 1965, pp. 20 y 21]. Posteriormente la unidad de estudio fue ampliándose poco a poco, hasta llegar al texto. Ahora bien, esta corriente no dejaba de lado la importancia del estilo para la traducción: "Translating consists in reproducing in the receptor language the closest natural equivalent of the source language message, first in term of meaning and secondly in terms of style" [E. Nida y C. Taber, 1982 (1969), p. 12]. La tendencia en los estudios teóricos del momento era centrarse en el lenguaje en sí mismo e intentar aplicar la metodología de las ciencias empíricas a campos como la lingüística o la crítica literaria. En lo que respecta al estudio del estilo, hay que mencionar el trabajo de Roman Jakobson, autor de la más famosa clasificación de las funciones del lenguaje, quien, por otro lado, ponía en práctica una rigurosa metodología de tipo formalista. El lingüista ruso, que asignó una función a cada componente de una situación comunicativa en su famoso artículo de 1958, Style in Language, ya subraya el hecho de que todas (conativa, emotiva, fática, referencial y metalingüística) buscan un referente fuera del texto; es decir, persiguen un fin externo a él; excepto la función poética, que se vuelca de nuevo hacia el lenguaje como justificación de sí mismo. Jakobson afirma que la poética es "la función lingüística que se centra en el mensaje como tal," y desempeña un papel principal en los textos artísticos, en los que la representación verbal pretende atraer la atención sobre sí misma. Así, sólo en aquellas ocasiones en que la función poética predomina sobre las demás, se podrá decir que el texto posee intención literaria. Esta nueva perspectiva suscitó algunas críticas en nuestro país: el eminente lingüista y crítico literario F. Lázaro Carreter, por ejemplo, considera que esos criterios de distinción entre textos literarios o "poéticos" y los que no lo son pueden plantear algunos problemas. Por un lado, la función poética también aparece en los textos no literarios, por lo que no puede considerarse distintiva; y por otro, resulta complicado evaluar los factores que determinan el predominio de la función poética sobre las demás. Por tanto, en opinión de Lázaro Carreter, la función poética no constituye en sí misma ni por sí sola la esencia del texto literario o "poético". La verdadera naturaleza de la literatura queda de esta manera por definir, si bien resultan muy esclarecedoras las reflexiones de autores como los teóricos americanos R. Wellek y A. Warren, quienes, en su conocido manual Teoría literaria, [R. Wellek y A. Warren, 1974 (1954)] afirman que la literatura ha de describirse como un uso específico del lenguaje. Se trata de una disciplina artística que no cuenta con medios de expresión propios, por lo que se construye mediante un uso diferenciado del material lingüístico caracterizado por unas elecciones y combinaciones determinadas. Sin embargo, esta definición no explica cómo distinguir ese uso "artístico" de otros usos de la lengua, como el cotidiano o el técnico. La respuesta habría que buscarla de nuevo en la función poética de Jakobson, que tiende a ser la predominante en el texto literario, y en otras dos características esenciales de este tipo de texto que señalan estos autores: por un lado, el hecho de que la literatura es, por definición y en primer lugar, la representación de una realidad ficticia; y, por otro, la presencia de rasgos estilísticos que tienen una finalidad estética mediante la desviación del uso normativo. Una vez definido el texto literario como objeto artístico-estético, buscaron en él las principales funciones que caracterizan cualquier obra de intenciones estéticas, esto es, que es -o pretende ser- artística. Esas funciones se resumen en la relación dialéctica que ya planteaba Horacio: "dulce et utile", es decir, que deleita e instruye, que es fuente de placer a la vez que enriquece. En resumen, que tiene valor y utilidad además de proporcionar goce estético. Wellek y Warren afirman que son múltiples las funciones de la literatura, pero que la primera y principal es la de "ser fiel a su propia naturaleza". El texto poético ha de buscar la belleza como fin último, una idea relacionada con las afirmaciones que en este sentido formularon Emerson o A. C. Bradley, quienes hablan del "arte por el arte" y la belleza como "pretexto de ser" de la literatura. Este enfoque afecta directamente a los presupuestos del criterio estético: ahora es el receptor/lector quién decide si el texto posee o no esas cualidades, no el emisor/autor; y este concepto tendría validez más allá de cuestiones sociales. Se trata éste de un concepto que apunta ya hacia las incipientes corrientes post-estructuralistas que hablan de la muerte del autor (Roland Barthes, 1968) y conciben al lector como dueño absoluto del texto. En general, el estudio de la lengua va evolucionando progresivamente de enfoques puramente formalistas y estructuralistas a planteamientos funcionalistas; o, lo que es lo mismo, se pasa de entender el lenguaje como un sistema formal a concebirlo como un uso social. El método formalista, que había dominado la escena lingüística hasta mediados del siglo XX, va dejando paso a planteamientos de naturaleza funcionalista. La diferencia entre ambos reside en el hecho de que el primer enfoque estudia el lenguaje internamente, limitándose a sus propiedades formales; mientras que el segundo trata de explicar el lenguaje externamente, en función de sistemas más amplios (culturas, situaciones, etc.). Los principales representantes del funcionalismo son M. A. K. Halliday, J. Spencer y M. Gregory. Halliday, por su parte, subrayaba que las funciones del lenguaje están integradas en la estructura, en la gramática. Sus planteamientos representan por tanto la síntesis entre la función y la forma. Su esquema, que se apoya en el de Jakobson, se basa en tres funciones: la interpersonal, que sintetiza las dos primeras funciones del lingüista ruso, la conativa y la emotiva; la ideacional o representacional y la textual. Por otro lado, esta última no sería estrictamente una función, sino una dimensión o procedimiento, ya que las dos primeras se establecen sólo mediante la tercera, que recibiría, por este motivo, el nombre de "función capacitadora". J. Spencer y M. Gregory, en su artículo "Una aproximación al estudio del estilo" [En N. E. Enkvist, 1974] adoptan posturas muy novedosas respecto a las perspectivas estructuralistas. Su principal innovación es el enfoque pragmático que dan a su método de análisis lingüístico, que se convierte así en un análisis funcional del texto. Otro de los planteamientos que separan a estos autores del estructuralismo es el hecho de que se centran principalmente en la semántica y colocan la función comunicativa del lenguaje por encima de la sintaxis. El estructuralismo había separado la semántica de la gramática, y ésta última parecía devorar a la primera en el estudio de los textos. J. Spencer y M. Gregory, sin embargo, hablan ya de la enorme relevancia de la semántica en el análisis lingüístico, y afirman que las elecciones léxicas pueden también analizarse mediante categorías teóricas; esto es, mediante el estudio sistemático de la frecuencia con la que una palabra determinada aparece combinada con otras, ya sea en la microestructura del texto (en compuestos semánticos recurrentes) o en la macroestructura (en campos asociativos). Se trata de un concepto de gran relevancia en el estudio estilístico, ya que, si existen tendencias en los patrones de aparición de ciertas palabras, habrá que analizarlos para poder determinar qué elecciones léxicas del autor están condicionadas por ellas y cuáles responden a una voluntad de estilo. J. Spencer y M. Gregory se apartan también de las corrientes teóricas del momento al señalar que la metodología y herramientas necesarias para el análisis de los rasgos lingüísticos no tienen por qué coincidir con los de las ciencias empíricas. La lingüística y la estilística son para ellos ciencias sociales y sus métodos de investigación tendrán, por tanto, otras características. Por otro lado, para estos autores el estudio del estilo debe partir de la lingüística, pero no apoyarse exclusivamente en ella: el crítico literario ha de intentar identificar los rasgos lingüísticos mediante los cuales un texto produce una reacción en el lector; ahora bien, tendrá también que considerar ciertos factores extralingüísticos si pretende valorar esos rasgos de la manera adecuada. Dichos factores (la relación entre el autor y el lector, la variación social, cronológica, o de otro tipo y los elementos que definen un contexto lingüístico o no lingüístico) son, en realidad, los que determinan hasta qué punto son los rasgos estilísticos producto de la voluntad del escritor o de condicionamientos de otro tipo (contexto social, estilo de una época determinada, etc.). J. Spencer y M. Gregory adoptan una postura novedosa al subrayar la importancia de la perspectiva diacrónica en el estudio de los textos. El texto no debe analizarse como una unidad aislada, como hasta ese momento habían hecho los estructuralistas, sino que han de tomarse siempre puntos de referencia para poder identificar qué factores han podido condicionar las selecciones estilísticas. Por eso es necesario analizar otros textos si se quiere deducir qué era lo habitual en el período en que se produjo la obra y poder así averiguar cuál era la norma y en qué grado el autor se aparta de ella. Sólo de esta manera podrán identificarse aquellas zonas de la lengua en las que existen posibilidades de elección; es decir, qué rasgos ponen realmente de manifiesto el estilo del autor y cuáles son sólo producto de otros factores. Se trata ésta de una cuestión fundamental para el traductor, qué tendrá que enfrentarse a la tarea de identificar esos rasgos y trasladarlos de manera apropiada. Para ello habrá que tener en cuenta "el contraste entre el sistema de la lengua de una obra de arte literaria y el uso general de la época" del que ya hablaban Wellek y Warren [Wellek, R. y Warren, A., 1974 (1954), p. 210]. El desconocimiento de la naturaleza del uso normativo correspondiente a la época en que fue escrita la obra literaria puede plantear serios problemas, y no sólo para el traductor, sino también para el amante de la literatura, que no sabrá como valorar los rasgos estilísticos. Borges propone un ejemplo muy ilustrativo en sus "Versiones homéricas", donde reflexiona, entre otras cosas, sobre el estilo en que se encuentra redactada La odisea: "No conozco ejemplo mejor que el de los adjetivos homéricos. El divino Patroclo, la tierra sustentadora, el vinoso mar, los caballos solípedos, las mojadas olas, [...], son expresiones que recurren, conmovedoramente a destiempo. [...] Alexander Pope (cuya traducción fastuosa de Homero interrogaremos después) creyó que esos epítetos inamovibles eran de carácter litúrgico. Remy de Gourmont, en su largo ensayo sobre el estilo, escribe que debieron ser encantadores alguna vez, aunque ya no lo sean. Yo he preferido sospechar que esos fieles epítetos eran lo que todavía son las preposiciones: obligatorios y modestos sonidos que el uso añade a ciertas palabras y sobre los que no se puede ejercer originalidad. Sabemos que lo correcto es andar de pie, no por pie. El rapsoda sabía que lo correcto era adjetivar divino Patroclo. En caso alguno habría propósito estético. Doy sin entusiasmo esas conjeturas; lo único cierto es la imposibilidad de apartar lo que pertenece al escritor de lo que pertenece al lenguaje" [Borges, J. L.: 1932, pp. 132-133]. Las preguntas esenciales serían: ¿Por qué esos elementos y no otros? (desde el punto de vista de la elección semántica), ¿por qué ordenados de ese modo? (la motivación de las elecciones sintácticas) y, sobre todo, ¿existían otras opciones? (la distinción entre las elecciones condicionadas y las libres). Y es en la respuesta a esas preguntas que se encuentra la clave para identificar el estilo original y poder incorporarlo al texto traducido. Los funcionalistas ingleses reconcilian así lingüística y literatura y subrayan el hecho de que la sintaxis es útil para el análisis literario, pero resulta insuficiente: para estudiar el estilo se precisa tener en cuenta también la dimensión textual y la discursiva. En este sentido, sus investigaciones sobre las elecciones estilísticas y los condicionantes extralingüísticos (tenor, campo, época, etc.) se completan con la nueva interpretación que de las funciones textuales realiza G. Leech, catedrático de lingüística e inglés moderno de la Universidad de Lancaster. En su artículo Estilística y funcionalismo, [En Nigel Fabb et al., 1989] Leech se pregunta desde qué funciones se realizan las elecciones estilísticas y cuál es la manera más adecuada de estudiarlas: en su opinión, el principal error de la metodología de Jakobson residía en analizarlas aisladamente, en vez de considerarlas en su conjunto y estudiar la jerarquía que existe entre ellas. La interpretación de Leech también difiere de la de los formalistas en cuanto que éstos afirman que el texto poético se justifica a sí mismo mediante su patrón textual; es decir, que tiene su razón de ser en el virtuosismo de tipo formal. Leech, sin embargo, pretende aplicar una estilística funcional que interprete los rasgos lingüísticos en función de los valores estilísticos, buscando la motivación de las elecciones lingüísticas fuera del texto, teniendo en cuenta su significado e implicaciones. Para él, a diferencia de lo que se deduce de los planteamientos de Jakobson, la significatividad no reside en las equivalencias estructurales, sino que ha de buscarse teniendo en cuenta otros factores de naturaleza funcional. Leech opina que "la orientación hacia el mensaje", que define la poética según Jakobson, es un concepto limitador, si se entiende el concepto de "mensaje" exclusivamente en el sentido formal. En su opinión, ese término debe interpretarse de forma funcional, como una "orientación hacia el discurso". Su lectura de Halliday, que ya estudiaba las funciones de forma integrada, resulta también innovadora: Leech reinterpreta el trinomio del teórico inglés como una "jerarquía de instrumentalidad", dentro de la cual cada plano tiene la función de transmitir el plano que se encuentra por encima de él: el discurso se manifiesta mediante una representación que se configura en el texto. Este autor aplica el modelo de Halliday al estudio del texto literario: para él el plano interpersonal o discursivo describiría el tipo de transacción entre el autor y su lector; el ideacional estaría relacionado con la interpretación del texto como representación de una realidad ficticia y, por último, el plano textual se centraría en el texto como objeto lingüístico. Por otro lado, y en lo que respecta a los rasgos específicos del texto literario, Leech coincide con Widdowson en resaltar su característica "autotélica"; esto es, la peculiaridad de que los textos artísticos se encuentran fuera de la realidad de la comunicación social, y funcionan de manera autónoma porque contienen en sí mismos las tres funciones de Halliday. En lo referente al estilo, Leech afirma que la estilística debe encargarse del estudio del estilo; esto es, la relación entre la forma del texto y su potencial para la interpretación. Al proponer esta definición, Leech se refiere a los textos literarios. Ahora bien, no hay que olvidar que, al igual que C. Bally, no todos los teóricos de la estilística consideran los textos artísticos como objeto de estudio exclusivo. Para muchos de ellos, el concepto de estilo tiene poco que ver con la literatura. Los investigadores más recientes abordan la cuestión del estilo desde las más variadas posiciones. Por ejemplo, en opinión de L. Nuñez Ladevéze, catedrático de periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, la elección estilística más significativa se encuentra en la oposición entre estilo nominal y estilo verbal, que se manifiesta en el nivel más abstracto de la selección y la combinación lingüística. Según sus estudios, las características más relevantes de ambos estilos serían las siguientes: el estilo nominal se caracteriza por la presencia dominante de sustantivos y enlaces preposicionales; es principalmente impersonal, pasivo y coordinativo; los verbos predominantes son los copulativos y los verbos son complejos. En el estilo verbal, por el contrario, se suelen utilizar los enlaces conjuntivos (subordinativos) y los verbos finitos. Es esencial que el traductor sepa reconocer cuál de los dos predomina en el texto de origen, si bien establecer las diferencias entre ambos tipos de estilo no resulta sencillo cuando se trabaja con textos de otras lenguas, tal y como señala R. Wells [Wells, R., 1974], ya que la manera de identificarlos puede variar de un idioma a otro, como es el caso del sánscrito o el griego, que menciona en su artículo. El traductor debe, por tanto, conocer perfectamente cuáles son los patrones lingüísticos habituales en sus idiomas de trabajo, porque de otra manera no podrá distinguir el uso normativo de la lengua y las desviaciones del mismo que se producen en el texto, tengan éstos una intención estética o no. En el caso del alemán, por ejemplo, habría que tener en cuenta que se trata de una lengua con tendencia al estilo nominal y con una densidad sintáctica mucho mayor que el castellano. A la hora de traducir de esta lengua, deberán distinguirse estos rasgos lingüísticos (junto con otros tales como una mayor permisividad estilística respecto a las reiteraciones semánticas, la profusión de elementos que indican posiciones o direcciones en el espacio, las oraciones de gran longitud y tendencia a la subordinación en varios niveles; etc.) de los que son relevantes desde el punto de vista literario. Hay veces en las que la obsesión por trasladar con exactitud todos los matices del original lleva a los traductores a redactar textos con aparatosas repeticiones y sobredescripciones redundantes semánticamente que repercuten negativamente en la calidad estilística del texto final. Es por eso que resulta de primordial importancia que el traductor conozca en profundidad las peculiaridades estilísticas de la lengua de partida. Según Núñez Ladeveze, las elecciones estilísticas tienen consecuencias semánticas: en realidad no existen tantas formas expresivas alternativas para un mismo concepto. Ninguna elección es inocente, sino que cualquier cambio en el estilo altera el efecto del texto, y por tanto, de algún modo, el significado. Todas las formas expresivas son, en sí mismas, significativas, ya que limitan la interpretación del texto en uno u otro sentido, lo que repercute directamente en su contenido semántico. De este modo, las elecciones estilísticas no son arbitrarias, sino que están condicionadas por factores funcionales y situacionales. Para este autor, que procede del ámbito periodístico, la calidad del estilo está estrechamente relacionada con la eficacia y la capacidad de síntesis: la utilización de un mínimo de recursos para trasmitir un máximo de información. Sin embargo, este concepto de estilo no es válido para la literatura, ya que el objetivo prioritario del texto literario no es comunicar una información, sino producir un efecto estético y transmitir una emoción. Respecto a la cuestión de cuáles son las diferencias entre estilo y registro, investigadores modernos como Z. Lvovskaya, catedrática de traducción e interpretación en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, resaltan la necesidad de establecer tipologías textuales o estilos funcionales para desentrañar qué marcadores textuales indican las diferencias entre los tipos de texto: científicos, jurídicos, etc. Para ello hay que tener en cuenta parámetros extralingüísticos, como la esfera de actividad o situación comunicativa. En general, podríamos decir que estilo y registro son dos conceptos distintos. Los parámetros para describir el registro son el canal y las diferencias entre formal e informal; mientras que el estilo, si lo entendemos como sociolecto, viene determinado por la situación comunicativa, esto es, por la esfera de actividad humana a la que pertenece el texto en cuestión. Así, un texto de un determinado estilo puede producirse en distintos registros diferentes. Y, si interpretamos los tipos de texto como estilos colectivos o sociolectos, ¿podría considerarse que las características lingüísticas individuales o idiolecto de un autor concreto definen su estilo? ¿Es correcto definir el estilo literario como idiolectal? No parece ésta una analogía muy acertada, por varias razones: en primer lugar, se trata de dos magnitudes distintas: el término "estilo" se asocia tradicionalmente a lo literario, mientras que el idiolecto es un concepto lingüístico. En segundo lugar, es un hecho que siempre han existido corrientes o estilos literarios colectivos, tales como el romanticismo, el realismo mágico, etc. Por último, no hay que olvidar el hecho de que no todos los rasgos lingüísticos que caracterizan a un escritor determinado tienen por qué tratarse de recursos artísticos. Si se estudia en profundidad los hábitos lingüísticos de un autor puede que se llegue a conclusiones útiles a la hora de identificar otros textos escritos por él. Detectar las costumbres sintácticas, la repetición de determinados vocablos, etc., ayudará a realizar una diagnosis estilística adecuada y resultará fácil reconocerle en otros textos. Sin embargo, este proceso nada tiene que ver con la literatura, ya que podemos someter a cualquier usuario de la lengua a un análisis similar sin que el estudio tenga ninguna implicación artística. La calidad literaria no estará, por tanto, relacionada con las características idiolectales de un escritor concreto. J. J. Sánchez Iglesias, en su artículo "Restricciones semántico-textuales en la traducción del idiolecto: Lessico famigliare de Natalia Ginzburg" [En Barr, A. et al., 2001] reflexiona sobre las características idiolectales y su relevancia para el traductor. La conclusión principal de su estudio es la siguiente: sólo cuando el idiolecto sea claramente identificable por el receptor significará que éste posee una función determinada, y será entonces cuando habrá que reflejarlo de algún modo en la traducción. En lo referente al estilo poético, las últimas corrientes teóricas definen ya la literatura como "un nuevo género textual que produce efectos fuera de su ámbito original" [Culler, J., 2000 (1997)], un planteamiento interesante que podría servir de punto de partida para reflexiones relevantes para el traductor. Como conclusión, se podría decir que el estilo es un concepto que puede definirse desde distintas perspectivas, pero que en general se caracteriza por una serie de elecciones condicionadas por la intención y la situación. En el caso de los textos literarios, la intención es artística, y la función, producir placer estético en el lector al tiempo que se le estimula intelectualmente. De todos modos, no es sencillo determinar si dichos objetivos se han alcanzado o no. La calidad del estilo literario no se puede evaluar por parámetros fijos, ya que estos pueden variar dependiendo de la época o de otros factores. Lo que sí será posible valorar es si un texto determinado fue creado con intención literaria, porque, como muy acertadamente señala Wells, la clasificación como obra de arte debe distinguirse de su valoración. Todas las cuestiones relacionadas con el estilo son de una importancia primordial para el traductor, quién ha de conocer en profundidad las características propias del uso cotidiano de la lengua si quiere detectar cualquier desviación del mismo que se produzca en el texto y poder así reflejarla en su traducción. Para ello debe considerar, tanto aspectos puramente lingüísticos, como factores externos al texto: ¿cuál es el estilo habitual o "normativo" en esa lengua? ¿Cuál era el estilo en esa época y lugar? ¿En qué elementos lingüísticos se manifiesta una divergencia entre el estilo del autor y esas tendencias generales? ¿Poseen esos elementos una función artística? Y es que, sólo averiguando en qué ocasiones el autor tuvo posibilidades de elegir y cuándo sus elecciones estaban condicionadas, podrá el traductor identificar su estilo, y trasladarlo así de la manera más adecuada posible a otra lengua. En líneas generales, si entendemos estilo como el conjunto de rasgos lingüísticos de intención artística que, por aparecer con una determinada frecuencia y por apartarse significativamente de la norma -o normas- dominantes producen una determinada reacción en el receptor, corresponderá al traductor averiguar qué rasgos producían esa reacción en los lectores del texto original y utilizar recursos estilísticos de naturaleza similar en su traducción. El objetivo principal será, por tanto, crear un estilo paralelo en el texto de llegada. Enfrentarse a esta tarea no es sencillo: el traductor ha de poseer amplias competencias sociolingüísticas, una metodología coherente y cierto grado de intuición artística para poder (re)crear el estilo de un texto en una nueva lengua. Y es que traducir textos literarios no es sólo un proceso de cambio de código, sino que implica ser capaz de volver a crear literatura en otra lengua, o, con otras palabras, rellenar de un color distinto los dibujos de otros sin que nos tiemble el pincel. Bibliografía * Borges, J. L.: Las versiones homéricas, Buenos Aires, Emecé, 1932. * Catford, J.C.: A Linguistic Theory of Translation, London, Oxford University Press, 1965. * Culler, J.: Breve introducción a la teoría literaria, Barcelona, Crítica, 2000 (1997). * Jakobson, R.: "La lingüística y la poética", en Sebeok, T. A., Estilo del lenguaje, Madrid, Cátedra, 1974. * Jakobson, R.: Main Trends in the Science of Language. London, Allen & Unwin, 1973. * Lázaro Carreter, F.: Estudios de poética: la obra en sí, pp. 63-74, Capítulo 4, Madrid, Taurus, 1976. * Leech, G.: "Estilística y funcionalismo", en Nigel Fabb et al., La lingüística de la escritura. 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E., Lingüística y estilo, Madrid, Cátedra, 1974. * Wellek, R., y Warren, A.: Teoría literaria, Madrid, Gredos, 1974 (1954). * Wells, R.: "Estilo nominal y estilo verbal", en Sebeok, T. A., Estilo del lenguaje, Madrid, Cátedra, 1974. ** Nina Melero nina.melero@gmx.net Traductora y docente española (Madrid, 1979). Se dedica a la traducción literaria y a la enseñanza del español como lengua extranjera en el Reino Unido. Actualmente realiza trabajos de investigación sobre la traducción de textos artísticos dentro del programa de doctorado de esta especialidad en la Universidad de Salamanca. === Herederos de Superman y de la Verdadera Fe Jorge Majfud ========== En diferentes ocasiones he recurrido en mis ensayos a una expresión breve y significativa: "nuestro idioma es mejor porque se entiende". Según una historia que escuché en mi niñez, esta declaración habría sido formulada por unos inmigrantes europeos que acababan de poner pie en un puerto del Río de la Plata y encontraron algunas dificultades tratando de comunicarse con los demás. Pudo ser en Buenos Aires o en Montevideo; pudo ser inventado o real, da igual. Más allá de la precisión histórica de este hecho minúsculo, podemos tomarla como herramienta y modelo para desvelar la misma actitud en otros aspectos de la vida humana. Observemos que la misma actitud egocéntrica y arbitraria se repite no sólo en la valoración que han hecho los pueblos de (1) su propia lengua, sino también en la valoración que los grupos humanos han hecho y aún hacen (2) de su propia raza, (3) de su propia religión, (4) de su propia moral y (5) de su propia ideología política. Aún hoy se encuentran personas cultas que, encontrándose de viaje por países que hablan su mismo idioma pero con variaciones regionales, se quejan de que "no saben hablar". Este juicio taurino no se refiere a la riqueza o a la pobreza de una persona en el uso de un idioma, sino a las mismas reglas gramaticales y al vocabulario particular que cada región -un pueblo- desarrolla según sus propias necesidades. De esta percepción estrecha, que por percepción no deja de ser más fuerte que una conclusión matemática o que la arremetida de un toro, se deriva la idea de una "lengua pura" y los sucesivos mitos de "en El Escorial se habla el mejor español", "en Oxford se habla el mejor inglés", and so on. La misma idea de "pureza" se deriva de aquellos que se consideran elegidos por su raza, como los nazis, los neonazis o los neorracistas de todos los colores, según los cuales "mi raza es la mejor porque es hermosa" o "nuestros muertos son verdaderos porque duelen". No muy lejos se encuentra la obviedad religiosa, el temeroso y temerario espíritu dogmático. Sus miembros no se encuentran en la búsqueda del misterio, no se arriesgan a la duda y al cuestionamiento. Simplemente defienden el confort y la autocomplacencia espiritual ejercitando la desesperada confirmación de pertenecer a la secta correcta, a los pocos elegidos que están destinados a habitar el Paraíso, diseñado éste, claro está, a la medida de sus propios valores, ganado según sus propios prejuicios y su elegantemente disimulado desprecio por el resto de los que no piensan ni sienten igual. Según esta clase de ególatras, "Dios me ha elegido a mí porque yo lo he elegido a Él", y con eso basta. La cuarta actitud fundadora y tribal es propia de los conservadores, según los cuales "nuestras costumbres son mejores porque se pueden practicar", y por lo tanto los demás también deben hacerlo, renunciando a sus intentos fallidos de innovación. Para todo conservador, el Paraíso es apenas una versión mejorada de la vida aquí en la Tierra. Si ellos no tienen hambre nadie puede tenerla, si ellos no sufren frío el frío no es tan terrible como lo describen los pobres, los liberales, los revolucionarios. Para los que se consideran en el centro de los "valores morales", todos aquellos que se alejen hacia el margen son inmorales, terroristas. Todos los que se rebelan contra el centro son enemigos del Bien. Así, amigos son los sumisos, los obedientes. "El caballo es el mejor amigo del hombre", decían los jinetes, sin advertir que si los caballos tuviesen religión los hombres serían los demonios que los esclavizaron haciéndolos trabajar de sol a sol o llevándolos a la muerte, en las guerras o en los frigoríficos. Pero, para el punto de vista del jinete, el caballo debía estar agradecido de su bondad, de su moral clara, de su posesión justa, de su clarividente sentido de la conducción, del liderazgo... Por último, el centro ideológico. Cuando la Posmodernidad creyó superar la Modernidad desarticulando el "centro de la verdad" -en base al propio discurso moderno-, reconoció la posibilidad relativa de distintas lenguas, de distintas razas, de distintas religiones, de distintas ideologías. Según la nueva retórica, no había razones para considerar que un idioma imperial, avasallador y omnipresente, era superior por sí mismo a los demás; no había razones para pensar que la raza blanca era más apta, más hermosa o más inteligente que las razas que no habían tenido el mismo éxito económico que ella; no había razón para afirmar que, como declaró el cristianismo oficial durante toda su lucha contra el Islam, contra el Judaísmo y luego contra las "supersticiones" en América, había una "verdadera fe" (tal como lo sostienen hoy los fanáticos musulmanes y el papa Juan Pablo II); no había razones para imponer un sistema político dictado por un imperio o por una ideología producto de la pura especulación intelectual... Etcétera. No había razones para nada de ello. Pero, claro, como siempre las razones poco importan. Después de todas las deconstrucciones y todas las reivindicaciones aun hoy hay lenguas privilegiadas, hay unas razas que ocupan determinados puestos en los gobiernos o en las universidades o en las fiestas de beneficencia, mientras otras limpian inodoros o cortan el pasto; hay religiones que están casadas con el gobierno de sus países o con el gobierno del mundo, mientras otras son combatidas como sectas, mientras los laicos o los ateos son vistos con condescendencia o con desprecio; hay hombres y mujeres que son marginados por sus costumbres sexuales, cuando no se les niegan derechos humanos que se defienden para los que pertenecen al centro arbitrario del momento; hay disidentes que son tratados como amenaza pública, hay culturas que se consideran depositarias de los Valores y el Progreso, siempre dispuestas a cumplir con su misión mesiánica sin escuchar gritos de dolor, sin ver la sangre derramada -pese a que es siempre roja, nunca azul; o no "a pesar" sino por eso mismo-, contando minuciosamente los cadáveres propios y nombrando vagamente los cadáveres ajenos con un único término, como "terroristas", "criminales" o, en el mejor de los casos, "rebeldes", sin nombres y sin estadísticas forenses. Es decir, somos sociedades abiertas, tolerantes. Pero podemos tolerar cualquier cosa menos una verdadera diferencia. Podemos cuestionar cualquier cosa menos a nosotros mismos. Podemos dudar cartesianamente de todos los valores, menos de los Nuestros. Podemos dudar de cualquier cosa menos de nuestra propia Tolerancia. Podemos cambiar cualquier sistema de gobierno, cualquier forma de vida, imponiendo nuestras propias formas, pero no toleramos que otros intenten hacer lo mismo con nosotros -porque nosotros somos tolerantes y ellos no. Si Nosotros lo hacemos, es para salvar a la humanidad; si ellos lo hacen, es para destruirla, y por lo tanto deben ser destruidos primero. Es decir, no hay posibilidades de diálogo ya que estamos en presencia de "culturas que desean destruir el mundo" -comenzando por destruirnos a Nosotros, que siempre hicimos el Bien-, culturas que representan el Mal en la tierra, que están al servicio del Ángel de las tinieblas, que no visten pulcra y civilizadamente, como nosotros, sino con descoloridos harapos que bien no pueden hacer al espíritu ni a la moral. Roma administra la Verdad, y quien ose cuestionar el sistema del Imperio, la Pax romana, debe ser crucificado. Mucho más si el subversivo lo hace desde el margen, desde una provincia de Medio Oriente como lo hizo Cristo. Ahora reconozcamos otra parte importante del "progreso" de nuestra orgullosa civilización. La caricatura de "nuestro idioma es mejor porque se entiende" se materializó hace más de medio siglo en las historietas de los superhéroes. Veamos que nunca antes en la historia moderna el escenario se ha reproducido tan perfectamente a imagen y semejanza de las antiguas tiras cómicas de los héroes infantiles: Superman luchando por "la verdad y la justicia" contra el villano que se esconde en una caverna, amenazando a la humanidad indefensa con comunicados televisados, buscando apoderarse del mundo para imponer el Mal. Pero para evitarlo están los héroes luminosos, los Superamigos, dispuestos a sacrificarse para salvar a la humanidad. Su lucha aérea es por la libertad, contra el inescrupuloso que impondrá su tiranía al mundo -o que lo destruirá, si no se cumple con sus peticiones, ya que posee temibles Armas de Destrucción apuntando hacia el centro del Bien. Hay por lo menos dos posibilidades: (1) en los "comics" estaba escrita ya la Verdad, en esos dibujitos estaba resumida la Moral, como antes pudo estarlo en otros antiguos Libros Sagrados, o (2) hay algo de la actual lectura del mundo que no es serio y, a juzgar por las víctimas, es también trágico, simplista y perverso. En este producto de la mentalidad simplista de las historietas, nunca se alcanza a advertir que quizás Superman y los Superamigos sólo están defendiendo un dominio preexistente a la amenaza; que quizás Superman es otra extensión necesaria de las Fuerzas Ocultas que no procuran dominar al mundo porque ya lo han dominado -de la forma más efectiva: en nombre de la "justicia y la libertad". Sin villanos no serían necesarios los Superhombres; pero sin Superhombres tampoco tendrían sentido los villanos, ya que si no existiese una estructura de dominación no habría forma de dominar, si la humanidad no delegara cada día, cada hora, su poder a un centro, no habría centro a conquistar. ¿Cómo haría el Bien o el Mal de turno para dominar una humanidad pacíficamente anárquica? ¿Qué sentido tendría conquistar un gobierno que no existe? Un toro se puede dominar por las guampas, o por la nariz, pero, ¿cómo atrapar un cardumen con un solo anzuelo? Aun yo, que de entre todas las culturas existentes en el mundo elijo mi propia cultura, por algo que en ella reconozco como paradigmático -la tolerancia a la diversidad-, reconozco que también nuestra "cultura tolerante" está construida en base una antigua estructura mental que todavía considera que "nuestro propio idioma es mejor porque se entiende". Y aun con esa falta, según mi juicio, no condeno mi propia cultura, no la desprecio ni la ensucio más de lo que ya está, pero tampoco puedo hacerlo con todas las otras culturas que no siento como propias -sin considerar el Factor Humano que es siempre trascendente a todas y cada una de ellas, a todas y cada una de las famosas "diferencias culturales". No me refiero a los fanáticos y radicales que gritan en estos tiempos que "la cultura occidental es superior a cualquier otra" e, incluso, como Oriana Fallaci, que es la única cultura, la verdadera cultura, la única que ha aportado al progreso de a humanidad (dejando de lado, claro, genocidios e inquisiciones, campos de concentración, salas de tortura, desapariciones, infiernos atómicos y otras demostraciones del progreso humano). No me refiero ni siquiera a ese tipo de puristas extremistas, que no sólo creen en la superioridad de su propia gramática, sino también asumen la pureza de una raza, de una moral, de una religión y, por si no fuese suficiente, de una cultura. Resulta escolar tener que recordar que así como los idiomas, las razas, las religiones, tampoco existe una cultura que no sea el resultado de una inconmensurable mixtura, que todas las religiones son mestizas, que todas las lenguas son sectas, que todas las razas son síntesis, que todas las morales son sincréticas. No me refiero a esa mayoría de gente que se sorprende de que la Virgen de Guadalupe en México sea negra. No me refiero a ese otro conjunto aun mayor al que le llama la atención que haya iglesias con un Cristo negro en la cruz, cuando más sorprendente es salirse de lo obvio: Cristo no era rubio ni tenía los ojos azules, tal como lo pinta la tradición del centro occidental, y es difícil imaginar un tipo caucásico o escandinavo entre los judíos que habitaban Medio Oriente hace dos mil años. No me refiero a esa gente que -de buena o de mala fe- ha hecho de su propio mito el centro de la Verdad universal. No, no me refiero a ninguna de esas perversas o inocentes caricaturas de lo que fue la cultura occidental hasta ayer y que, pese a todas las libertades ganadas, nunca dejó de albergar dentro de sí misma a la intolerancia, lingüística, racial, religiosa, moral y política. Me refiero, sin embargo, a algo más sutil, imperceptible y, por eso mismo, poderoso. Lo he adelantado más arriba. En Occidente casi todos estamos de acuerdo en que la mejor forma de gobierno es la democracia y la mayor virtud de un individuo y de una sociedad es la libertad. Y por lo tanto, queremos democracia y libertad para todos los demás pueblos del mundo. Pero demostramos que continuamos atrapados dentro de nuestro propio centro legitimador, ignorando o despreciando los centros ajenos cuando decidimos imponer la Democracia y la Libertad en otras partes del mundo, sin advertir que cuando pretendemos imponer la libertad en alguna parte del mundo la estamos violando. Porque el problema no está en la libertad sino en la imposición. ¿Quién dijo que todos los países del mundo deben estructurarse según ese modelo de sociedad que llamamos "democracia"? ¿Quién dijo que no puede haber países en el mundo basados en una teocracia, sea del signo religioso que sea? ¿Por qué no somos capaces de convivir en un mundo realmente diverso, tan diverso y libre que reconozca incluso el derecho de una región del mundo a no organizarse según las normas consumadas de la democracia occidental? Si no somos capaces de comprender esto, nosotros, quienes pertenecemos a una cultura "tolerante", ¿cómo podemos esperar que lo comprendan los otros, los "intolerantes"? Cuando imponemos la Libertad y la Democracia a fuerza de sangre, ¿no estamos recurriendo a la peor de las intolerancias? Es decir, ¿no estamos, acaso, negando siglos de conquistas, que según nosotros nos han enseñado a ser libres y "abiertos"? ¿No nos estamos olvidando de nuestras supuestas virtudes para asimilar los supuestos "del enemigo"? Cuando los otros, los diferentes, hayan sido derrotados en el campo de batalla, en los salones diplomáticos, en los despachos financieros, ¿habremos salvado un simulacro de "libertad", de "democracia", de "tolerancia", de "diversidad" ajena, al tiempo que habremos perdido todo eso en nosotros mismos? Llegado ese momento, ¿la victoria de las armas no habrá significado una profunda derrota de todos aquellos Valores que pretendíamos defender? Si bien los Derechos Humanos pueden ser considerados innegociables, aquello que entendemos por "sistema democrático" no es un requisito ético. Y cuando un país, un pueblo, una cultura no reconoce al otro y se arroga el derecho de intervenir en sus asuntos internos porque su sistema no es "democrático" -es decir, cuando no reconoce el derecho de ser diferente- está actuando con la misma intolerancia que ahora encuentra en los demás o en su propio pasado. Los inquisidores europeos eran intolerantes, como los fundamentalistas musulmanes, sí, pero también lo son los llamados "países democráticos" cuando pasan por encima de otros pueblos o les imponen su propia forma de vivir y de pensar, por la fuerza de las armas o por la fuerza del hambre, en nombre de la Democracia, la Diversidad y la Libertad, en nombre de los Valores y en nombre de Dios, en nombre de la Justicia y la Libertad -y todo esto sin entrar a considerar la sinceridad de todas estas atribuciones; debería estar de más decirlo. ** Jorge Majfud jmajfud@hotmail.com Escritor uruguayo (Tacuarembó, 1969). Arquitecto graduado en la Universidad de la República (1996). Ha sido profesor en la Universidad Hispanoamericana de Costa Rica y en la Escuela Técnica del Uruguay, donde ha enseñado artes y matemáticas. Es asistente en la Universidad de Georgia, Estados Unidos. Ha publicado las novelas Hacia qué patrias del silencio (memorias de un desaparecido) (Graffiti, Montevideo, Uruguay, 1996; Baile del Sol, Tenerife, España, 2001) y La reina de América (Baile del Sol, 2002), el libro de crónicas 9 viajes (Trilce, Montevideo, 2002) y el libro de ensayo Crítica de la pasión pura (Graffiti, 1998; HCR, Virginia, EUA, 1999; Argenta, Buenos Aires, Argentina, 2000). También textos suyos aparecen en Entre siglos-Entre séculos: autores latinoamericanos a fin de siglo (Pilar Ediçoes, Brasilia, Brasil; Bianchi Editores, Montevideo, 1999). Cuentos y artículos suyos han sido publicados en diarios, revistas y selecciones, como Rebelion y Hispanic Culture Review de George Mason University, en varias ocasiones. Ha sido fundador y editor de la revista SignoXXI, Reflexiones sobre nuestro tiempo. Es colaborador de Bitácora, suplemento semanal del diario La República (Montevideo). Ha obtenido una mención en el Premio Casa de las Américas 2001, por La reina de América, y mención en el concurso Caja Profesional 2001, por el cuento Mabel espera. Ha sido traducido al inglés y al portugués. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Raday Ojeda *** Relatos Gabriela de la Peña Astorga *** Poemas Karina Sacerdote *** Doña Ana, los gallos y el Monstruo de Samaná Reynolds Emmanuel Andújar *** Desplazados del paraíso Antonio María Flórez *** Odalia, la de la esquina Rocío Uchofen *** Poemas Ricardo Daniel Piña *** Epístolas a un calvo pintor apellidado Jovandaric Bale Cahíua *** Poemas Elena Conchello Mandillo *** Recuerdos de sábado Marco Minguillo *** Poemas C. A. Campos *** Impotencia Silvia Hebe Bedini *** Tres poemas Mario Waits *** La casa de Rosa Andrade Déborah Puig-Pey Stiefel *** Una luz desde el río Leandro Calle *** El viaje de Lulú Marta Catalán *** Dos cuentos Ángel Balzarino *** Mirada azul Dixon Moya === Poemas Raday Ojeda =============================================== *** Noche de festín Se desangra la noche La muerte comienza a cortejarnos Y quien nos seduce Nos ofrece la vanidad del polvo Sin aliento. Noche de risas, mentiras Y proezas mediocres. Noche de bares, burdeles Y taguaras malhabidas. Noche de cervezas, ron y cigarros. Noche de escupir chimó En la tierra Y ver cómo el polvo se envicia. Noche de cuerpos inmorales y perfumados ¡Lujuria! -La prostituta es paraíso Paralelo al que promete Dios- Noche que se vende al mejor postor, Se paga el desahogo de un pésimo día. Noche de baile, besos de estantes Y actos lascivos. Noche de embriaguez, de sudor Y semen. Noche de penuria, de dolor Y sadismo. Noche de lodo e insípida de espíritu. Noche de instinto, olor a pubis y Kama sutras repotenciados. Noche de profanas orgías, En cada coito se forja su altar. Noche en que morimos Vegetando en cama de una ramera Lubricadora del gemido Que arranca del sufrimiento eyaculado. ...Transcurrida la noche Alguien, ajeno a ella, pregunta: -¿De dónde viene tan calcinante Hedor? *** Duendes urbanos El cigarro es una Bestia Que -previa excitación de los labios- Defeca En nuestra boca. Duendes urbanos, mutan en orín a la saliva Y los dientes Enmohecen de tanta miseria inhalada. Los pulmones Son retretes gástricos del vicio... Sin pena ni gloria Languidecen En las manchas de heces. ¡El vómito no es eximente moral! *** Alienado Ayer Cuando anocheció mi alma Soñé jugosamente que Un demonio Alimentaba con uvas agridulces Mis remordimientos empalagados. ¡Hoy, despierto, me permito Hacerlo realidad! Que comience el culto Justo en mitad de mi frente Y anéguense mis oídos De sórdidos susurros O de una milonga Sólo reservada a los dioses. Toda indulgencia del espíritu Bifurcase en la vanidad. *** Mortal Viajé a Troya en medio de la guerra fui en busca de Aquiles justo a mi llegada la cólera de una flecha hirió a mi descalzado talón… (Sobreviví) Mi única debilidad es la mujer. *** Escombros Detrás de ti sólo han quedado: huellas (escupidas) ausencias (malditas) frustraciones (injuriadas) lágrimas (emborrachadas) agonías (acuchilladas) inmisericordias (satanizadas) y yo, como un cadáver necesario en tus antecedentes (olvidado) Es decir, somos tus escombros. *** Destierro y sed Al poeta Francisco Rodríguez El abandono de mi carne atiende a este suelo atestado de cenizas estiércol y moscas idólatras de la inmundicia que humea heces despreocupada de la vergüenza. Mi refugio es un lugar sin memoria… Huir viene por dentro. *** Retornos punitivos A los amigos de la adolescencia He dejado que el golpe regrese a mi otra mejilla y me convertí en mártir, seducido por las largas piernas de mi mujer que se ha hecho malvada. Dejé que los muertos enterraran a los muertos y una tarde de enero me hallé sepultado en suelo vomitado por los dioses. Dejé muchas cosas alrededor de mis años. hoy me guardan rencor las ausencias. Debo retornar a ellas: ¡Humano! (no santo). *** Úlceras del mal vivir Entre mendigos me siento mejor más cómodo ellos forjan una gloria ajena a los prejuicios y sin ningún tabú o remordimiento escupen a dioses paganos cuando la censura es inmerecida a veces hasta llego a advertir un rasgo familiar en ellos y entonces un trago de ron a su salud cae bien para insultar esta comedia satírica que es la ciudad (lo urbano duele a oscuras). Los mendigos son mis espejos el reflejo más genuino de lo que soy en ellos reconozco mis úlceras más enfermizas bien o mal es mi vivir. *** Vértebras de sal Quien beba de mi sangre no la hallará insípida llevará mi sabor hasta el día de agosto que no registra el calendario… Es mi naturaleza: mis vértebras están llenas de sal. La sangre golpea constantemente mis zapatos. No gusto pasar por las aceras como cualquier transeúnte a cada paso dejo una lágrima una dolencia una utopía sembrada entre sus grietas. Tal vez al final del camino llegue desnudo habré dejado lo humano en este mundo fatuo. ¡No hay sacrificio sin sangre! ** Raday Ojeda enrebeliones@hotmail.com Poeta venezolano (San Fernando de Apure, 1984). Estudia derecho en el núcleo Apure de la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA). Textos suyos han aparecido en medios de comunicación de la región. La mayor parte de su obra permanece inédita. === Relatos Gabriela de la Peña Astorga ============================== *** Crónicas de Marco Polo Decía mi abuela que para ver correctamente las cosas había que empezar por llevar los anteojos adecuados. Eso me lo dijo cuando, a los 6 años, un oftalmólogo pagado por el gobierno nos destinó, en sólo 15 minutos, a media clase de primer grado a ser el blanco de las bromas de la otra mitad del salón. Desde entonces el mundo se dividió para mí entre los "con gafas" y los "sin gafas". Así de simple. Ni buenos ni malos. Ni gringos ni comunistas. Sólo gente con gafas o sin ellas. De adolescente quise reivindicar a los de mi grupo con la venganza de Lady Di: "verme estupenda". De modo que cada seis meses cambiaba de anteojos, haciéndolos perdidizos o argumentando que éstos ya no me permitían ver bien. Mis gafas eran cada vez más ridículas y más chillantes, y todo este espectáculo transcurría ante el total desconcierto de mis padres. Lo llamaron "cosas de la adolescencia", y yo me sentí la reina del mundo con su sentencia. Mis anteojos rojos, al más "maddonesco" estilo, me hacían elevarme más allá de mis espinillas o mi corta estatura. No sé lo que es vivir sin anteojos. Mi abuela murió, dejé de ser adolescente, y parte de mi doloroso crecimiento fue descubrir que el mundo era mucho más complicado que una guerra imaginaria entre personas con gafas y personas sin ellas. El desencanto entró a mi vida por la puerta delantera. Y sí. Tuve que aceptar que la clasificación "gafas-sin gafas" no me servía para nada. Uno de esos días en que las altas temperaturas del desierto abruman el cerebro y evaporan la vista, encontré una foto de mi abuela mientras buscaba distraer al calor bajo la lectura de un libro. Era una tarde cualquiera, de un verano cualquiera, en una de esas ciudades construidas por la inexplicable terquedad humana de asentarse donde no debe. Pero ese es otro asunto. En la fotografía observé que mi abuela no llevaba gafas. Era una de esas fotografías hechas en un estudio de barrio. Ella debía tener 16 años. 18, cuando mucho. Era muy guapa, parecía una estrella de cine hollywoodense en tiempos de blanco y negro. Sin darle importancia al hecho de las no-gafas, volteé la foto para ver la fecha. 20 de julio de 1948; y una leyenda apenas legible, hecha a toda prisa y con una extraña tinta de color turquesa: "Samuel, el tiempo no tiene prisa". ¿Quién era Samuel? Ciertamente no era mi abuelo. Tampoco había en mi familia alguien con ese nombre... pero más desconcertante aun: "¿el tiempo no tiene prisa?". ¿Y por qué estaba todo esto escrito, precisamente, con tanta prisa que incluso era difícil entender todas sus letras? Guardé la foto en su lugar: insertada en un viejo libro de su antiguo librero. "Crónicas de Marco Polo", observé en el lomo del mismo, antes de colocarlo en su sitio. Al día siguiente fui a hacerme un nuevo examen de la vista. Tras el episodio de la fotografía, me convencí a mí misma de que comenzaba nuevamente a ver todo a mi alrededor de forma borrosa. Seguramente con gafas nuevas, con una nueva graduación... Mi graduación no había cambiado, pero me apeteció hacerme con otro modelo de gafas. "Algo clásico, pero chic... mmmhhh... esas, las doradas de corte redondeado", bromeé con la chica del mostrador. Gafas nuevas, misterio sin resolver. Volví a Marco Polo. La frase seguía resonando en mi cabeza mientras observaba de nuevo la fotografía. Me alejé un poco del librero, algo dentro me decía que debía ver el cuadro completo. "Abuela... cuánto debías amar a tus libros". Decidí acercarme poco a poco, dejándome llevar por la infinidad de títulos a mi paso, todos ellos empolvados, nunca tocados de nuevo, estáticos desde que ella se había marchado. Tomé suavemente un nuevo título, movida por la delicadeza con la que imaginaba que ella lo habría hecho alguna vez. "Antonio Machado. Antología". Lomo negro. Portada color violeta, en ella una margarita marchitándose al sol. Me reacomodé las nuevas gafas empujándolas por el centro sobre mi nariz; recordando que éste es uno de los inconvenientes para quienes las llevamos en una tierra en la que el calor hace sudar hasta el entrecejo. Examiné rápidamente el libro, hasta que una vieja hoja de cuaderno a rayas me hizo detenerme. La desdoblé cuidadosamente. Era un mapa de tesoro trazado evidentemente por una mano infantil: Puerta. Casa del fantasma. Puente de la cruz. Lago de los cocodrilos. Sonreí. Es imposible no hacerlo cuando uno se topa por sorpresa con la ilusión de quien todavía puede imaginar un mundo de piratas surcando el mar. Un mundo de buenos y malos. De gente con gafas o sin ellas. Esta vez no encontré pistas de su autor, de su destinatario o de la fecha en que fue delineado. Lo doblé de nuevo. Tomé el libro y coloqué el mapa en el lugar en el que lo había encontrado. Me sorprendí a mí misma presa de una tierna sensación de refugio que me hizo sentarme en la mecedora de la abuela y leer pausadamente el poema en el que había estado escondido mi ahora mapa del tesoro. El Viajero He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas; he navegado en cien mares, y atracado en cien riberas. En todas partes he visto caravanas de tristeza, soberbios y melancólicos borrachos de sombra negra, y pedantones al paño que miran, callan y piensan que saben, porque no beben el vino de las tabernas. Mala gente que camina y va apestando la tierra... Y en todas partes he visto gentes que danzan o juegan, cuando pueden, y laboran sus cuatro palmos de tierra. Nunca, si llegan a un sitio, preguntan adónde llegan. Cuando caminan, cabalgan a lomos de mula vieja, y no conocen la prisa ni aun en los días de fiesta. Donde hay vino, beben vino; donde no hay vino, agua fresca. Son buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan, y en un día como tantos, descansan bajo la tierra. ...Dejé el libro sobre la mecedora. Paz. Esa misma noche volví al librero. Sin un objetivo en mente. Sólo ver. Con gafas nuevas. Tomé un título cualquiera, que casi automáticamente se abrió por un viejo separador. Un añejado trozo de cartulina, roto por las esquinas. Otra leyenda de su puño y letra, esta vez escrito, me pareció, con más calma y cuidado: "Encuéntrame en el silencio" Ni las gafas, ni Samuel, ni el nombre del libro me interesaban ya. Era una vida cifrada en un librero, escondida entre páginas viejas, entre frases nuevas para mí. Era un legado vivo, un misterio mágico, un "lo que yo quiera"... Aún no termino de reconstruir la historia de mi abuela. Tampoco sé si quiero hacerlo. He entendido que hay secretos sublimes, inexplicables, vivos, eternos. Comprendí que es mejor no tocarlos, no mancillarlos, dejarlos ser como son, como fueron, como pueden ser. Misterios que merecen una sola cosa: ser sentidos, perderse, deleitarse en ellos para luego dejarlos permanecer. Y me he dado cuenta de que yo también he tenido otras pérdidas fecundas, que merecían este pequeño homenaje. *** Invierno en Barcelona La gratitud es una virtud que se pierde con el tiempo; tiene alas, vuelta pronto, se pierde en la inmensidad de la vida. Esto le he oído decir a mi padre. Pocas personas recuerdan -o recordamos-, después de pasados los años, aquel gesto bondadoso que hacia ellas -o hacia nosotros- se tuvo en alguna ocasión. Es así, y habría que aceptarlo si uno pretende no engañar a su propia conciencia. A partir de ello me he puesto a buscar en mi memoria aquellos momentos en que me sentí objeto de una natural generosidad por parte de las personas que me han rodeado a lo largo de mi existencia. Es una lástima que no pueda recordar con claridad las escenas de mi infancia por las que seguro tendría que sentirme agradecida. La memoria es en ocasiones huidiza, mala cómplice de nuestras biografías. Queda, sin embargo, la huella de las sensaciones, que revive intensa o sutilmente episodios del pasado al contacto con el más sencillo de los estímulos: el mismo olor, la misma luz, la misma voz... Más allá de los grandes favores, sobreviven en nuestra mente algunos momentos inolvidables, para los cuales cualquier homenaje o forma de agradecimiento queda pequeño. Sobre todo si los hemos recibido en las situaciones más inesperadas o en los instantes en que más lo hemos necesitado, sin que la persona que nos lo ha brindado tenga la menor idea acerca de ello. Ráfagas de buena intención que azarosamente detuvieron una lágrima y nos arrancaron una sonrisa. Era mi tercer invierno en Barcelona; extranjera en cualquier lado, pues era forajida de mí misma, aunque eso entonces no lo tenía tan claro. Acostumbraba salir a caminar para tratar de ordenar lo incomprensible en mi corazón y mi cabeza; innumerables veces me sorprendió el atardecer frente al mar, sola, dejándome consentir por el ritmo de la marea del Mediterráneo. Otros días salía de casa sin rumbo fijo, me metía en la primera estación de Metro y me bajaba donde me apeteciera. Así fue como hice propia cada calle, cada raspadura, cada pieza de loza añeja por la que mis pies navegaron durante casi cuatro años. Una tarde de diciembre, sin embargo, es la que recuerdo con más nitidez. Había encontrado una carta de amor escrita por el hombre con el que había compartido cerca de 10 años de mi vida y siete de matrimonio dirigida a una mujer que evidentemente no era yo. No sé qué fue lo que más me sorprendió, si su traición o su gélida reacción cuando lo cuestioné. Lo cierto es que salí a la calle sin pensármelo dos veces, me puse la chaqueta con toda la furia que se había apoderado de mí y caminé. Primero con paso apresurado, y después de perderme en no sabía bien qué barrio, más lentamente. Mientras lo hacía miraba sólo hacia delante, como si en ello me fuera la vida. Me limpiaba las lágrimas en un movimiento automático, y la nariz sólo cuando ya no podía respirar más. Crucé panaderías, joyerías, restaurantes, bares, farmacias e incluso un cinema. Finalmente el cansancio me hizo detenerme en el banco de un parque. Era una tarde fría, pero soleada. Las palomas -cómplices y testigos de cualquier cantidad de escenas urbanas- buscaban parsimoniosas un trozo de pan que les alegrara el día. Un par de mujeres mayores comentaban sus compras, compartían sus secretos de economía familiar y soltaban alguna carcajada de vez en cuando. Yo había logrado con mi ruta lo que deseaba: alejarme de aquella habitación en la que había encontrado la nota, borrar de mi nariz el olor del estofado que se cocía mientras tanto en la cocina y que se me había metido bajo la piel... sol, aire, caras desconocidas, benditas trivialidades que calmaran mi pulso y reemplazaran el zumbido de moscas que me estaba volviendo loca. Miré mis manos con mayor tranquilidad. La alianza... vaya término para designar algo tan frágil. Lentamente la saqué de mi dedo, la miré detenidamente en la palma de mi mano. Después la apreté con fuerza y la aventé lejos de mí. Respiré hondo y tomé el camino de vuelta a casa. El cansancio y una incomodísima sensación de extravío me hacían caminar despacio, laberínticamente, sin atinar a dar con alguna avenida familiar para mí. Por fin una estación de Metro. Línea roja. Propera parada: Plaça de Catalunya. Subí al mundo una vez más. Las escaleras eléctricas me empujaban en contra de mi voluntad hacia el sol. Volví a la caminata, esta vez a través de las Ramblas. Ruido, ritmo vital, uno que otro güiri con mirada de asombro; mis pies no podían más, pero algo dentro de mí impedía que me detuviese, que pensara, que sintiera el peso de la decepción. Así es que caminé esta vez hasta el puerto. Y en su contemplación me perdí de nuevo, sin poder articular una frase congruente en mi cabeza, salvo esta: algo muere sin remedio mientras yo estoy aquí sentada. Tomé al fin el sendero a casa. ¿Por qué?, ¿cómo te explico lo que acabas de hacerle a mi alma? Me diste la última estocada, ¿cómo se sobrevive a esto?... Caminaba apresuradamente. Podía sentir en mi rostro la temperatura del viento, su dirección, su juego caprichoso. Rambla de Poblenou, Diagonal hasta Carrefour. Torcer entre tiendas y rebajas por Navidad. Diagonal otra vez, todo menos llegar hasta el portal. Más tranquila, saqué un pañuelo de mi bolso. Me limpié la nariz un par de veces. Adelante caminaba un chico que volteó despistadamente y paró su paso hasta quedar a mi lado. "Me ha gustado como te has limpiado la nariz". Su comentario me pareció de lo más extraño, pero ciertamente me hizo sonreír. Emití en respuesta un "gracias" casi silencioso. -Es verdad. Te limpias la nariz de una forma diferente, graciosa. Seguí mi camino sin voltear atrás, pero también sin poder evitar la sonrisa que me había arrancado mágicamente lo absurdo de una ruta con final insospechado. Acababa de recibir el piropo más bello de mi vida en voz de un completo desconocido, a través del cual sentí que Barcelona, a quien tanto amaba, me abrazaba con el más tierno de sus gestos. *** Juanita y el desierto Juanita murió de pelagra. Pelagra es la enfermedad que hace a la piel rasposa. Bien rasposa que era Juanita, pero una enfermedad tan seria como esta no es cuestión para reírse de ella. Tampoco lo es la vida de Juanita, que fue impredecible, etérea. Juanita nació en Casas Nuevas, un pueblo entre dos desiertos y dos fronteras. De niña, Juanita soñaba con crecer al otro lado del mundo, que no al otro lado de la frontera. Quería, sobre todo, conocer otros desiertos, aquellos donde el viento borra todas las huellas. Había visto en el libro de un visitante extranjero que al otro lado del planeta crecía un mar de arena, suave como polvo de talco y dorada como el alba desértica. Con ese mar soñaba Juanita a la luz de las estrellas. Cuando era joven, la luna llenaba sus noches enteras. Ahí se refugiaba para soltar su más preciada certeza: del otro lado de la luna habría alguien como ella. Otro ser del desierto, otra alma en pena... Cada mañana iniciaba una vida para ser compartida con su alma gemela. Lo imaginaba haciendo las tareas propias del desierto: limpiar el polvo, bendecir el preciado líquido y tratarlo con la reverencia con que se tratan las cosas divinas. Salir al sol y dejarse bañar por sus penetrantes rayos, taparse después el rostro con un sombrero e iniciar las labores incansables de la ardua, escasa siembra. A veces, a lo largo del día, se imaginaba cómo sería la vida de su doble de espíritu en aquellas tierras lejanas. ¿Qué pensaría él al extraer de una fosa el agua, cómo la acarrearía hasta casa, y cómo demostraría el respeto que ésta infunde a todos los que habitan tan árido suelo? Un día, Juanita tuvo un sueño, el sueño de la frontera. Salió temprano de casa, tomó un autobús y se dejó llevar por el deseo de encontrarlo a él en territorios lejanos, secretos, pero hechos de la misma naturaleza. Buscó, buscó sin cesar y se encontró sólo con la realidad de ver pasar los días trabajando en un "restaurante" a la orilla de la frontera. Cambió de identidad, de nombre y hasta de dioses... pero no de quimera. Yazmin -o sea Juanita- tuvo mucho cuidado de no embarazarse en esa nueva vida, sus hijos serían almas del desierto, hechos de dos sueños, de dos doradas mareas. Conoció la cheese burger with bacon, se perdió entre los corredores y las rebajas de Fiesta. Volvió a casa para Christmas Holidays cargada de pacas y sorpresas. Lo que no entendía Juanita es que la distancia la alejara de su promesa, que la búsqueda no fuera lo que ella esperaba que fuera. Con el paso de los años, Juanita no perdía la esperanza. Alguno de sus clientes podría llevarla a esos mares dorados, a esos brazos soñados, a esas tierras. Pero eso nunca sucedió y Juanita suspiraba en silencio una pena. Nadie sabe dónde ni cómo encontró a Juanita la enfermedad aquella, lo cierto es que Juanita murió de pelagra, la enfermedad de la piel rasposa, cuando ésta ya estaba erradicada a ambos lados de la frontera. Voló Juanita, de este modo, a una nación nueva; quién sabe si al llamado de su amada alma gemela. *** Envío inesperado Vi la más sorprendente rapacidad humana el día en que murió la tía Emilia. Sorprendente por dos razones: la primera porque en cuestión de minutos la casa se vació de todos sus cuadros; uno a uno fueron desapareciendo en manos de su propia, sagrada, familia. La segunda, porque cada uno de ellos tenía un valor intrínseco, invaluable más allá de su cotización en el mercado del arte, que ya para entonces la consideraba una de las mayores promesas pictóricas de América Latina. Al paso de los años, y a través de múltiples reuniones familiares, me he ido encontrando otra vez con su obra, ahora fragmentada en cualquier cantidad de espacios insospechados: desde la habitación de un primo lejano hasta la cocina de la viuda de un hermano suyo, casado con esa mujer en segundas nupcias. A cada encuentro me veo presa de las más intensas y contradictorias sensaciones. Ya no se trata de una casa invadida por toda clase de construcciones, abstracciones, fantasías en óleo, acuarela o pastel. En cambio, la experiencia de poder mirarlos de nuevo desde otros ángulos y enmarcados en los más inverosímiles escenarios despierta en mí un espontáneo regocijo: esos cuadros, como los viejos conocidos que son para mí, sonríen, se lamentan o desesperan conmigo en un arrebato de intimidad. Hace algunos meses, y con la poca dignidad que restaba en la familia después de semejante hurto, se organizó en una ciudad cercana una retrospectiva de su obra. Las pinturas fueron trasladadas desde todos los puntos cardinales del país -es decir, desde la cocina de la tía Julia hasta la habitación de mi primo Antonio, por ejemplo- hasta un céntrico e improvisado museo. Yo no heredé ninguno de sus cuadros, así es que asistí a la presentación movida tanto por un inconfesable deseo de cotilleo familiar como por la curiosidad de ver reunidas, sólo una vez más, todas aquellas imágenes que habían abarrotado de colores mi niñez. La labor de exposición la llevaron a cabo personalmente la plana mayor de la familia y el director del museo -en realidad "museíto"- de la ciudad. Organizados de forma incomprensible, pude sin embargo trasladarme a través de cada lienzo hacia la infinidad de rostros, paisajes y desnudos que en otro tiempo habían servido de marco a mis travesuras y juegos infantiles. Uno, sin embargo, me hizo detenerme por largo rato. No lo había visto jamás, conclusión que me sorprendió un poco, pues creía conocer la totalidad de su obra. Tampoco recordaba habérmelo encontrado en algún rincón de su estudio o repartido en un nuevo espacio familiar. En ello reflexionaba cuando escuché a mis espaldas una voz cuyo extraño acento no atiné a descifrar: "El viejo y la inmensidad", escuché en un susurro a mis espaldas. Volteé tranquilamente, en el estado de quietud al que la obra me había transportado. Quien me hablaba era un hombre mayor, cuyo nombre y origen aún desconozco. Lo que sí pude adivinar fue su relación con la tía Emilia, pues recordaba aquella misma mirada plasmada en varias creaciones suyas; como también recordaba los suspiros que en otro tiempo me habían arrancado a su vista. No pude dejar de mirar el cuadro, envuelta como estaba en el hálito de paz que de éste emanaba. El más azul cielo servía de contraste a la figura de un viejo que caminaba de espaldas hacia un valle florido, intenso, vivo. No es que la imagen fuera algo espectacular o nunca visto, era más bien que en esta composición había algo que no podía ser expresado del todo cabalmente... acaso la luz, el contraste, la condición andante del hombre... Quise comentarle eso mismo al hombre a mis espaldas, que seguro entendería a qué me refería, pero éste se había marchado sin que yo me diera cuenta. La exposición continuó con el discurso de bienvenida, el brindis, las conversaciones comunes y el reencuentro con las anécdotas que tantas veces escuché en casa, pronunciadas con familiar orgullo, sobre el arte de la tía Emilia... y después de todo esto, volví a casa. Había sufrido un retraso de menstruación, lo suficientemente largo como para comenzar a preocuparme. Como mujer divorciada que era, un nuevo embarazo no resultaba para mí la mejor de las noticias. Había mantenido una relación superficial con un compañero de oficina, tan poco seria que nunca soñé con oírle pronunciar mi nombre en el clímax de una cópula inolvidable. Existe un momento en la vida de cualquier ser humano en que las evidencias se tornan nebulosas, opacas, volátiles como el humo en medio de un inmenso solar. El recurso mágico arriba a nuestra mente y aquello que resulta totalmente transparente para el resto del mundo, es una cerrada y oscura noche para el corazón, que se niega a aceptar lo inevitable, la consumación de un hecho irreversible. A ese estado, que yo llamo "la dimensión paredón", me trasladé durante varias, interminables semanas. Me negaba rotundamente a aceptar el nuevo embarazo, a pensar siquiera en la posibilidad del mismo y, como si mi corazón se resistiera a recibir las órdenes de mi cerebro, retumbaba sin cesar dentro de mi cuerpo con un incontrolable, autónomo ritmo. Siguieron noches sin dormir, días sin entender el más rutinario de los procedimientos en la oficina o sin atinar en la cocina al aliñar la ensalada. Nada importaba, nada podía hacerme conectar con el día a día de mi vida, y es que en la dimensión paredón no se tiene cabeza salvo para una cosa: enfrentar la inminencia de la muerte. Sara, mi hija de 5 años, no estaba tan segura de lo que estaba ocurriendo. No obstante, como guiada por un presentimiento atroz, pasaba horas enteras en mi regazo, acariciándome el cabello o llenándome de los más sutiles y dulces roces de alma. Y mientras eso sucedía, yo sólo podía pensar en el tiempo ido, aquel en que era yo quien se recargaba en las piernas de mi madre. ¡Cuánto la echaba de menos, cuánto la necesitaba en esos momentos y qué ridícula me sentía de estar pensando en todo aquello!... yo no era más una niña, sino una mujer a cargo de un sol de cinco agostos... y quizá de una segunda oportunidad de abrazar a la vida a través de mi vientre. Los análisis confirmaron aquello que yo me negaba a aceptar. Una descarga eléctrica se apoderó de cada uno de mis músculos al leer el resultado, mis latidos estallaron llenándolo todo de un solo sonido que reventaba mis oídos y me helaba la sangre. Guardé silencio. Durante una semana entera. No podía, no quería decírselo a nadie hasta que tuviera resuelto este asunto con una simple, abrumadora decisión: tener al nene o dejarlo ir en paz. Parto o aborto. Cambio de rumbo o seguimiento en la línea de nuestra vida, de Sara y mía, trazada hasta ahora con tantas fatigas, tanta renuncia y tanto dolor. Contradicciones internas, devastadoras como fuego abierto, y en medio de ellas... el tiempo... eterno cada día... y efímero en mis manos. El calendario y mi cuerpo a contrarreloj. Tic-tac, hoy el embrión ha crecido un poco más. Tic-tac, comienzan los mareos y la náusea. Tic-tac, las dos, las tres de la mañana. Cada día una batalla que me dejaba exhausta, una decisión que no podía esperar, pero para la cual no sentía tener fuerzas para enfrentar. Sábado. Día libre de la dimensión paredón, decidí por la mañana; un día de tregua, de balsámico alivio para la conciencia. Sara jugaba en la terraza con el último de sus tesoros, una muñeca de cabellos multicolores, cuando escuchamos a alguien timbrar con decisión a la puerta. -Diga -contesté sin mucho ánimo. -Envío para Natalia Gómez. Apareció un hombre con un paquete envuelto en papel canela, que bien podría contener una litografía, o, "¿por qué no?, uno de los codiciados cuadros de la tía Emilia", pensé sin poder contener una mueca de incredulidad. Por única identificación tenía una pequeña tarjeta pegada al cartón. Con una caligrafía clara, pude leer: "Open your heart to this image... It will reward you all your life". -¿De dónde viene esto, amigo? - cuestioné al hombre. -Verá. Pues es una larga historia -respondió el hombre suspirando con resignación-. No lo sé; así de claro, señora. -Nadie lo sabe -continuó-. Llegó hace un par de semanas a la bodega, sin remitente. El costo de envío ya había sido liquidado, pero si hemos tardado tanto en entregárselo ha sido porque el paquete, este cuadro, no se dejaba entregar. No me pregunte qué pasó, yo no sé de supersticiones, pero lo que sí le puedo decir es que este cuadro, que me ha quitado la tranquilidad en todos estos días, se ha escondido por semanas enteras en la bodega. Cada mañana lo he visto en un lugar, lo he colocado en el anaquel de salida y en el segundo en que volteo hacia otro lado, el muy canalla desaparece. Cada día, señora, cada día lo mismo. Hoy me he resuelto a buscarlo apenas llegar al trabajo y no soltarlo hasta dar con su destino. Ya lo había hecho así hace un par de días y, no me lo va a creer, el paquete desapareció de mi coche, bajo llave. Lo encontré a la mañana siguiente entre unas cajas que iban a Suiza... ¡Imagínese!, el cretino quería salir de viaje. Toda esta explicación acerca de un lienzo con vida propia me pareció lo más divertido que había escuchado en meses, así es que dejé al hombre terminar con su trágica historia; y como no viera que yo tomaba el cuadro y le agradecía todas sus penalidades con él, lo colocó enfáticamente en el suelo y sentenció: -Pues eso. Aquí está su envío. A ver si esta noche duermo por fin en paz. Al desenvolver el paquete y ver su contenido recordé la voz del hombre que se había acercado a mí en la exposición. Volteé el cuadro en búsqueda de algún dato que pudiera darme más pistas sobre tan extraña entrega: El viejo y la inmensidad, 1968 Óleo mixto sobre lino 88 x 78 cm Llamada tras llamada, ninguno de mis parientes pudo darme mayor información sobre el lienzo. Lo coloqué temporalmente sobre el sofá del salón, y en medio de la dimensión paredón, me vi presa durante varias horas en su contemplación, tal vez como escapatoria a la decisión que sabía que tenía que tomar con urgencia. La noche del lunes siguiente la dediqué a escoger un sitio para él. Probé el salón, el estudio, mi propia habitación; fue finalmente Sara quien decidió que su lugar debía ser entre el póster de las chicas superpoderosas y su holograma del hombre araña, es decir, a la cabecera de su cama. Y este fue el último momento que dediqué a concentrarme en lo que hacía. Esa misma madrugada me desvelé pensando en todo lo que implicaba volver a ser madre sola, preparar todo para iniciar una nueva vida con otro ser acompañándonos en el camino para siempre. Hice cuentas en un cuaderno, evidentemente mi sueldo no era suficiente para afrontar la llegada del nene, tampoco tenía a quién más acudir en busca de apoyo; y del padre, descontaba cualquier tipo de responsabilidad compartida. Era un patán y un adolescente tardío que no podía hacerse cargo ni de su propia vida y cuya esposa había abandonado años atrás por infiel, explotador y calvo. Aún me seguía preguntando cómo pude haber caído tan bajo al compartir la cama con él. El amanecer se asomó por mi ventana cuando la decisión estaba ya tomada. Dedicaría ese mismo día a tramitar todo lo necesario para suspender el embarazo. Así, sin pensarlo demasiado a fondo, ya se encargaría el tiempo de darme la razón y curarme el corazón. Por ahora, perder la cabeza en dilemas morales era lo mismo que perder el tiempo, un tiempo que no se detenía dentro de mi cuerpo. Pensándome dueña de mi destino, renunciando a la idea de eternidad y a todas mis creencias, abracé a mi hija con todas mis fuerzas al despedirme de ella a la puerta del colegio y me dirigí a toda prisa a un pequeño pueblo cercano a la ciudad, donde había escuchado que un médico retirado practicaba abortos en condiciones seguras. Pasé un par de horas tratando de localizar la clínica en cuestión, pero nadie parecía dispuesto a darme tal información. Llegué al trabajo envuelta en un mar de confusiones y lloré, en silencio y sin poder evitarlo, encerrada en mi despacho. Al volver a casa esa tarde, de pronto caí en la cuenta de que no escuchaba ruido alguno proveniente de los juegos de Sara. Me asomé a su habitación para ver lo que sucedía y la sorprendí sentada sobre su pequeño escritorio, absorta en la observación del cuadro de la tía Emilia. -Nena, ¿qué haces? -le pregunté mientras le acariciaba el cabello. No respondió, pero señaló el cuadro con su dedo menudo. -Ahí estas tú, mamá. -No entiendo, cariño. ¿Dónde? -Ahí. En el cuadro, ¿no lo ves? -Sara, ¿de qué estas hablando? Ahí no hay nada... -Mira, mamá: tú caminas detrás del viejo. Tú y mi hermanito están ahí. -No te entiendo. ¿Cuál hermanito?... Nena, no deberías contar mentiras -dije sin mucha convicción y tratando de disimular la inquietud que me causaban sus comentarios. -¡No son mentiras! -respondió desesperada-, mi hermanito me lo dijo. -Basta, Sara, por favor. Tú no tienes ningún hermano, lo sabes. -Pues tú sabes que sí lo tengo -sentenció y después de esto guardó silencio de nuevo. No quise averiguar más sobre las palabras de Sara. No podía. No quería dar rienda suelta a la imaginación, no en un momento como ese. No en medio de una decisión que estaba a punto de cambiarlo todo para siempre. Pero Sara insistía sobre el tema. Ella tampoco quería saber nada más, se aferraba firmemente a una certeza, que atesoraba como ilusión preciosa: la llegada de su hermanito. Al paso de los días, no sé muy bien qué fue lo que empezó a cambiarlo todo. Un bombardeo caótico de imágenes y sensaciones me asaltaban en todo momento: el hombre en la exposición, la llegada del cuadro y la tarjeta que lo acompañaba con una simple, contundente declaración. Sara, mi cuerpo, nuestras vidas, el patán, la búsqueda infructuosa de la clínica... tic-tac... mi infancia rodeada de los cuadros de la tía Emilia, la muerte de mi madre, los años de angustia alrededor del divorcio... tic-tac... y el maldito tiempo que no se detenía, al que no podía dar marcha atrás. Una noche tuve un sueño. Efectivamente, yo caminaba detrás del viejo, en una marcha lenta y pacífica. Aspiraba profundamente el olor de algunos pinos y del mar de flores a nuestro alrededor. Mientras caminaba, relataba al hombre el color de mi infancia, el sabor de mis lágrimas y el sonido de mis pasos. También le contaba los sueños de Sara, la textura de su cabello y la forma en que era capaz de iluminarlo todo con su risa. Él no parecía escuchar. Seguía siempre adelante con paso decidido. Llegamos finalmente a un lago, cristalino y radiante como espejo; y entonces volteó su rostro y vi de nuevo aquella mirada que había estado presente -ahora lo sabía- en los momentos más importantes de mi vida. No dijo nada, se limitó a señalar hacia el otro extremo del lago, y pude leer en sus ojos: "allá está". Desperté repentinamente y presa de una inquietud que no podía controlar. Me dirigí a la habitación de Sara y me senté en su cama mientras la observaba dormir profundamente. Recordé su estancia en mi vientre, la ilusión con que esperaba su llegada y la alegría que había traído a mi vida cuando pude tocar su rostro por primera vez... Y sin dudas, me aferré a mi sueño, el sueño de El viejo y la inmensidad, el sueño de un nuevo ser entre mis brazos, el sueño de Sara de verme caminar junto a su hermano. Me aferré a mi cuadro, a la vida que mágicamente brotaba de él. Comprendí por qué cada uno de los cuadros de la tía Emilia ocupa después de su muerte espacios inverosímiles e incomprensibles para quien no lo ha recibido, de forma inesperada, en sus manos. Entendí el cuadro en la cocina y en la habitación de mi primo, tuve la certeza de que el lugar del mío era a la cabecera de una habitación infantil. Tengo siete meses de embarazo. Tengo un cuadro por el que mi vida ha cambiado. Tengo un sueño al que me aferro y una certeza a la que no quiero renunciar. Tengo, finalmente, a Emilio en mi vientre, al viejo en mi corazón y a la inmensidad de un valle florido por el cual caminar hasta llegar a un final, que será un eterno volver a comenzar. ** Gabriela de la Peña Astorga fampeast@prodigy.net.mx Docente e investigadora mexicana (Torreón, Coah, 1971). Ha publicado trabajos académicos en el Anuario de Investigación de la Comunicación, la revista Comunicación y Sociedad, la Revista de Humanidades del Tecnológico de Monterrey y otras publicaciones. Ha participado en diversos eventos internacionales de antropología. Textos suyos han aparecido en http://www.sieyin.com/jaque y en http://www.cosiampiros.com. === Poemas Karina Sacerdote ========================================== *** Ignoró ya se fue aquel granate de sus labios incierta la presurosa tregua se plantó frente a su ombligo quiso dibujar invulnerables eslabones ignoró que las cadenas no se fabrican con ruegos *** Marca registrada la vidriera coquetea azules verdes amarillos la moda exhibe sus caudales en frías muñecas de plástico un signo extravagante es la marca registrada en la puerta como un detalle un hombre duerme sobre papeles de diarios nadie repara en él los carteles anuncian 50% off *** Se mece condice el sentido hipócrita gestor de futuro que no sabe ni entiende ¿cómo es posible este gris cuando todo es azul? se mece atiborrando esperas fugaces fuegos artificiales de duda magulla la cuenca con vino y se mece una y otra vez en la vaguedad de mis ojos cerrados *** Inevitable el labio inevitable el labio el que se sabe dios hormiguero de mañanas apacible bufón de naufragios entelequia de abismo solo el que ama ese el tuyo el que besa besos de intrépida rompiente ese labio inferior que es nirvana cuando roza sutilmente como capullo rabioso errante mi boca *** Ausencias cuando en lo oscuro el metal se convierte en un gajo de limón veo la hora en los cuencos de un buitre y nace el rumor de la nada desafiando rastros calcados ausencias ausencia la tuya cantora de silenciosa alevosía *** Abrime toda abrime el tobillo con la uña maldita de tu boca abrime la cintura para partirme en cien acurrucarme los pedazos en tu cuello repartirte las migajas que me quedan abrime toda cada puerta cada ojo cada arrecife recortá la sed de tanto abismo abrime los espacios irresueltos para restaurar las manos en el rincón pequeño de mi terreno *** Para no sentirte destripar esta inspiración que te llama y escalda mis yemas por nombrarte perder tu epígrafe como perdí el perfume quiero que oculto en mis pliegues duermas sigas traspuesto a mis ojos y mi alma y mis manos para no sentirte para permanecerte en el olvido *** Duda reverbero confinado parásito de impavidez tragate el titubeo de amarme si la idiotez se perdona yo te absuelvo *** No quiero anudaré un lienzo negro a la mirilla no al sol no al ver retazos del nirvana en los agujeros azules no quiero desgranarte no quiero construirte no quiero nada *** De grises de grises el alto infinito se acongoja es inminente el llanto mañana tal vez sus lágrimas sirvan *** Vaso rajado como un vaso rajado con mis manos te toco en el vértice invisible para cortarte despellejarte en ilusorio ahogo llevarme tu piel olerla tentarla hacerla mía cuando te vas ** Karina Sacerdote anirakar2002@yahoo.com.ar Escritora argentina (Buenos Aires, 1971). Desde 2001 publica sus textos en medios electrónicos. Participó de dos antologías internacionales en 2002, y coordinó la presentación de una de estas antologías en el Centro Cultural San Martín, en Buenos Aires. En junio de 2003 creó el foro literario Azul y Palabras, proyecto que dirigió hasta el mes de octubre de 2004 junto a Analía Pinto, con quien editó también, hasta esa fecha, un boletín literario mensual y una página web destinada a la difusión de dicho proyecto literario. Participa en el Taller de Corte & Corrección de Marcelo di Marco. Colabora en FIN, diario informativo cultural, proyecto conjunto de elaleph.com y el Taller de Corte & Corrección. Textos suyos pueden leerse en su página web, http://es.geocities.com/azulypalabras/karinasacerdote.html. === Doña Ana, los gallos y el Monstruo de Samaná ========================== === Reynolds Emmanuel Andújar ============================================= A Doña Ana y a Don Aníbal, Por sus cuarenta y siete años de unión Interrumpida Y al amor después del amor después de su amor después... "You murder me now and steal my throne but one of your own sons will dethrone you for crime begets crime". Evslin, Bernard Heroes, Gods and Monsters of the Greek Myths "De modo que el ángel me dijo: ¿Por qué la admiraste? Yo te diré el misterio de la mujer y de la bestia salvaje que la lleva". Apocalipsis Capítulo 17, versículo 7 "Por si el tiempo me arrastra a playas desiertas hoy rechazo la bajeza del abandono y la pena hago pájaros de barro, hago pájaros de barro y los echo a volar". García García-Pérez, Manolo Pájaros de barro 1. Dos semanas antes de pascua, el Ángel Mirtilio vino a la casa de Doña Ana: un conjunto de latas, pedazos de madera podrida y hojas de cana intercaladas con pedazos de aluzinc. De más está decir que la vieja era pobre, pero, eso si, honrada. Vivía de una pensión de veinte pesos que le dejó un marino con el que se casó por vez primera antes de la época del odio y la abstinencia y limpiaba pisos en algunas casas y cocinaba en convites y lloraba en ciertos velorios... De todo. Era morena, de rasgos duros, pero de una belleza extraña, baja de estatura, y tenia doscientos años. De vez en cuando hacia brujería, santería, ensalmos, pero sólo por hobbie, o por algunos contratos verdaderamente oficiales. Los vecinos nunca dieron crédito a sus increíbles historias, pero nadie se explicaba cómo era posible que definiera el sabor del viento, que regresara maridos, que calmara a los cuervos, que el hijo de Panchita está emparchado, que ni los médicos pudieron hacer nada, llévaselo a Doña Ana, y ella decía sus oraciones y prendía el cachimbo y el muchacho quedaba como nuevo de por Dios usted es una santa, una maestra, Doña Ana y ella los cortaba en el aire y les decía, Deje lo que trajo en la mesa, los cigarros en el altar y hágame el favor de no mentar el nombre de ese Hombre en mi rancho. 2. El Ángel Mirtilio vino de noche, la vieja no pudo dormir más. Disimuló uno de los miedos y le preguntó, Y tú que haces aquí ahora, sin anunciarte ni nada, yo creía que Dios se había olvidado de los pobres para siempre, y el Ángel dijo, Dejémonos de rodeos, Dios manda a decir que te pongas de su lado, o sea, de nuestro lado, corregía el Ángel Mirtilio, Ya veo, dijo la vieja, así que el Gran Hombre está reclutando, y qué ofrece, si se puede saber, preguntó la vieja incrédula al encender el cigarrillo interrumpido, Tú sabes, respondía el Enviado del Gran Hombre, Vida eterna, la satisfacción de ayuda al prójimo, la paz de las iglesias... Sólo tienes que firmar este papelito y ya está y el ángel sacó un fardo de papeles y dos mil bolígrafos, pero la vieja le mató el gallo en la funda y le dijo en dos patas, Dígamele a Él que se deje "deso" que yo me conozco el cuento viejo, y que Él ni nadie me va hacer entrar a una iglesia, yo estoy demasiado vieja para "can" y para los sinvergüenzas de los sacerdotes, me ha bastado y sobrado con mis ocho maridos y mis queridos vecinos y el ángel se agarró la túnica con rabia y le dijo, Si no cumples te vamos a dar un castigo y ella dijo, Tira papá, y él dijo, Ya verás, ya verás. 3. La vieja despertó de un sueño largo. Bostezó y se amarró un pañuelo morado en la cabeza. Puso a colar café. Hacía frío. Un silencio extraño gobernaba la mañana de Punta Balandra. Los cocoteros se besaban unos a otros como efecto secundario de la brisa oceánica. El escaso sonido del agua lamiendo la arena. Nada más. "Esto está jodón". Confundida, salió al patio y descubrió que el sol no había aparecido. Todo era opacado por un gris de pesadilla y eso la engrifó. Sólo en un instante preciso descubrió que no podía oler el mar que tenia a sus espaldas. Se quedó muda, el mar no era el mar, era un inmenso jugo de sangre, un océano de picos y plumas multicolores. "Con razón los gallos no cantaron esta mañana". 4. El pueblo dormía. El pedazo de isla quedó levitando en un sueño unísono. Los ronquidos, las respiraciones, funcionaban como un coro perfecto, una melodía atinada. Ana se puso un vestido gris, y se sentó en una piedra sin poder hacer nada, ningún conjuro, por más concentrado que fuese, iba a calmar la rabia del Gran Hombre. Se sentó triste, a esperar la única muerte injusta: La muerte del silencio. Y quiso gritar como gritas en los sueños, como cuando quieres moverte. No pudo, no había voz, no había sonido. La tierra, por un breve instante, quedó recluida al arrullo del mar que no era mar, el viento que no tenía olor, a la arena rosada, y dijiste, pensaste: Está bien, Dios, demuéstrame tu poder. 5. Todo Samaná, de Puerto Francés a las Galeras, pasando por Los Cacaos hasta Punta Balandra, todo era un solo silencio, hasta que el Ángel Mirtilio bajó por segunda vez a esta tierra y le dijo, Qué has pensado y ella dijo, gritó, Por qué, por qué tiene que ser así, por qué siempre debe haber sangre incluida, por qué muertos, Mujer, dijo el Ángel, No soy yo nadie ni tú quién para contrariar esos designios y ella dijo, Esa, esa es la vaina, todo es como ustedes digan, como ustedes lo han escrito, carajo, dime por qué el pueblo duerme, Sencillo, porque no hay gallos, dijo el otro, y ella pensó, Si no despiertan, me muero de la soledad de este ruido continuo que necesito debajo de mis pupilas, Está bien, dijo ella, qué hago, Ve, ve a la iglesia, dijo el Enviado, y ella dijo, Dile que está bien, y él dijo, Bienaventurada eres y ella dijo, Espérese un momento compadre que no hemos acabado, qué hay de los gallos y del Gran Sueño de la Eternidad Inconclusa y él dijo, Duerme y ella dijo, Cómo y él dijo, Duerme y ella dijo, Me vas a engañar y él dijo, Mujer de poca fe, duerme, todo estará arreglado y ella dijo, Quién lo dice y él dijo, Lo digo yo, que soy el Enviado del que Todo lo Sabe, y ella dijo, Ajá y él dijo, Yo, o sea, el primero y el último. 6. Y Doña Ana soñó. Soñó con un carguero de metales camino a Surinam que se llamaba Alakeidon y soñó otra cosa, soñó con alcapurrados y con pupusas y dijo que no, soñó con el Hijo del Hombre encima de la gran piedra, rezando y sufriendo por otros pecados y dijo que no, soñó con un hombre borracho de Clerén en los Palos de la Mamá de Edwin en Sabana Perdida y dijo que no, soñó con otro carguero pero éste cargado de plátanos verdes que se maduraban en medio del naufragio camino a Guadalupe y dijo que no, que iba a soñar otra cosa, y pudo soñar con el hijo acribillado mandado a matar por el General Lilís y dijo que no, y luego soñó que volaba de manera horizontal hacia el mismísimo infierno y dijo que sí y soñó que el Ángel Bello le dijo, Entonces, quieres gallos, y ella dijo, Si, y él le dijo, Quién te manda, y ella, Que me manda el Hijo de El Hombre, pero dudo, y él le dijo, Te creo, tú tendrás tus razones para dudar, yo dudo también, pero no tanto, cada día comprendo más, y él removió algunas cenizas humeantes y le dijo, Toma estos huesos, y ella dijo, Sí señor, Y muélelos hasta que sean polvo, Sí señor, Y busca carámbulas, oropéndolas, Sí señor, Y cayenas, y putas de noche, y margaritas, y flores de pascua y una que otra azucena, Sí señor, Sé que es difícil, pero vas a necesitar una orquídea también, No hay problema, yo me la busco como una leona, y qué más, Y ve a la capital, al Mercado Modelo de la Mella, y dile a Papúa que te dé una botella de "préndelo con tó", y córtate una mano, y ella dijo Ajá, y él dijo, Y con la sangre lo metes todo en una olla de barro y lo amasas hasta que se forme una pasta, y ella dijo, No entiendo, cojo el polvito, lo echo las hojas, la vaina esa del mercado, y sangre de mi sangre, y hago una masa, y el diablo dijo Ajá, y haces unas figuritas de como tú quieras de los gallos que te hagan falta, y los pones en el fogón, y le das candela, por arriba y por abajo, como a la arepa, ves, y no te apures, tendrás tus animales. Y desperté de aquel sueño bañada de sudore os, pero con la refrescancia de haber hecho un trabajo bien hecho. 7. Primero fue un "kikirikí" y luego otro, seguido por un "korokokó". Un solo canto que despertó a los muertos en vida de un sueño de mil años en vida en Punta Balandra. Samaná ha despertado, todo por el sacrificio de la Doña. La vieja se levantó triste, con un dolor increíble en el pecho que no aguanto más carajo, y fui a preparar un té de hojas de limón con naranja para levantarme la defensa de esta vitamina C que tanta falta me hace pero no tengo ni clavos, ni malagueta. Fue donde el turco, que tenía una tienda ahí cerquita, y él te despachó normal, como siempre, y te tocó el brazo y te llamó a un lado del mostrador y te preguntó, Qué cosa más rara, Doña Ana, cuánto habremos dormido, y ella le contestó: Un día, o día y medio. Y se puso a llorar. Se puso un vestido negro de luto eterno con bolitas blancas. Fue a la capilla. El padre Alcántara decía la misa de las nueve. Las mujeres quedaron sorprendidas con las cabezas volteadas. El padre tragó en seco cuando vio la figura baja y rechoncha de superhéroe atravesar el pórtico. El coro calló. Luego de las pequeñas murmuraciones, el sermón continuó sin interrupciones, pero ella no soportó los cantos del Río de Aguaviva y los de la señora que a la que invitaban a caminar que Ven con nosotros a caminar Santa María ven y cerró los ojos y se acordó de la sangre del hijo derramada por ella en sus brazos, Que me lo mataron en el monte padre abra la iglesia y ayúdeme, y el padre no abrió, Que se me muere en las manos padre, y la iglesia cerrada, Déme un poco de alcohol, o gasas padre, o una curita para taparme el corazón de mi hijo que se me va en medio de la revolución padre ábrame la puerta y Martín se muere en los brazos de la vieja bruja en la tercera puerta de la capilla, cerca de las habitaciones del seminario, y se imaginó que habrá que salir a buscar cuatro velas para prenderle si no le prenderemos cuava a este hijo mío de la sangre que ahora es padre de esta revolución de montes y carreteras para que la patria crezca fuerte y sana carajo, Padre ábrame la puerta que se me muere qué cosa más grande padre ábrame que se me va entre el trabucazo que tiene en el pecho padre que le están saliendo pedazos de nube por el pecho a mi Martín, ábrame padre coñazo que usted no sabe lo que es parir. Se murió Martín, yo no lo sabía. 8. No vuelvo, no vuelvo a la iglesia. Reniego de ti. 9. El Ángel Mirtilio volvió a la tierra en misión de aseguramiento, y se metió en forma de viento helado por las rendijas del rancho de la vieja que se dormía: -Qué pasó. -Nada, no pude. -Pero lo prometiste. -Pero no puedo. -Él se enfadó. -¿Ah sí? Qué raro. -Y entonces, en qué quedamos. -Hagan lo que les dé su maldita gana. -¿Qué? -Que hagan lo que les salga del forro de los cojones, carajo, eso. Y el Ángel Mirtilio sentenció: "Vas a vivir durante los próximos cien años con una mujer horrenda, más bruja que tú, con siete cabezas, y cada cabeza con bocas de dientes afilados, con pezuñas, con el cuerpo del lagarto, escamas de fuego, con diez mil manos llenas de espadas y puñales". Y la vieja dijo: "Dígale que mande algo más fuerte, que yo tengo más de doscientos años mirándome al espejo, y estoy viva y coleando". Y el ángel dijo: "La mujer horrenda te robará los santos, te destruirá el altar, te va a secar las matas, te va a pudrir el agua, y los huevos se te van a romper en las manos". Y ella le dijo: "Que haga lo que le dé la gana y usted váyase ahora mismo que ya está bueno, la próxima vez que se le ocurra venir, sepa que el horario de consultas con el oráculo es de dos a seis, con cita previa y anunciándose, y deje dormir, ¡carajo!". El Ángel Mirtilio decidió hacer lo que nunca hizo en tantos años de profesión, "irse con el rabo entre las piernas". Doña Ana se quedó nerviosa. Las cosas se le caían de las manos. El mundo tembló entero, pero Samaná quedó en una sola pieza, hasta que se vio cómo el sol, ganador de muchísimas batallas, se enfrentaba con la oscuridad de la noche anterior, sólo para que naciera algo que nosotros, los ingenuos humanos, llamamos "día". 10. Pasó un mes. Doña Ana seguía trabajando de manera normal y llegó a olvidarse casi por completo de la visita del ángel y la noche del 21 de enero, el día de la Gran Señora de Nuestro Manto, la Mujer Horrenda, promesa del cielo, había llegado. Doña Maria llegaba de los Palos de Azua, y al entrar por el sucio callejón, la sintió. Sintió el escalofrío por el espinazo hasta la nuca donde el pelo blanco se confundía con las escasas hebras del negro como muestra del paso de los años. Abrió la puerta, un poco nerviosa. La Mujer Horrenda estaba ahí, sentada. Doña Ana dijo, Coño, la verdad que es fea la hijaeputa. Era un ser abominable. Lo único que a la vieja le pasó por la mente fue, Dios, cómo carajo se te ocurrió algo así. 11. Pasaron otros cien años y la Mujer Horrenda y la vieja se hicieron amigas: El Monstruo venía por las noches y Doña Ana preparaba café. Hablaban de cotidianidades, naderías de pueblo, que el marido de fulana, que tal vestido, que qué cara esta la carne de cerdo, que un mero con coco, que los nietos, que la historia, que la histeria, que el hombre ciego de la capital. Y un día la Mujer dijo, Y pensar que estoy aquí para asustarte, para no dejarte en paz, y Doña Ana dijo, Déjate de vainas y la Mujer dijo, Es verdad, estoy aquí para comerte las tripas, para no dejarte dormir, para pudrirte el agua y secarte las matas, y la vieja dijo, Déjate de vainas, y el Monstruo dijo, Y para que los huevos se te rompan en las manos, y la bruja dijo, Déjate de vainas, y olvídate de eso, mira, yo voy hacer un locrio de pollo con ensalada rusa y tú me vas a contar la historia esa, la del Pulpo Boxeador, o de cuando se quemó el Polvorín de la Marina de Guerra, allá en Sans Souci, o cuando el Cubacana cogió candela en Villa Duarte, anda, cuéntame. La boca se ha abierto Muy muy grande Puedo ver sus dientes Unos, afilados, otros, a la espera Todo descansa, o parece, descansar En un solo charco de sangre Ya no es un charco Ahora es todo un mar Puedo Ver la lengua marchita de locuras Horrenda molienda Chinchorro interminable La boca afilada descansa Al acecho -¡nadie se mueva, coño!- Hasta que salga humo de las arenas De las paredes La mujer desnuda delante del monstruo La daga sangrante en una mano La mujer desnuda y el monstruo detrás En medio del océano rojo La sangre llega, a las rodillas Imprudente, irreverente El monstruo, descansa, no está muerto Parece descansar con los ojos cerrados -nadie se mueva, nadie suspire- Ahora son los millones de ojos, Samaná en vilo Dancemos, hermanos, hermanas Mientras la sangre les salpica El pelo, las pestañas, las dos pelucas La mujer desnuda danza con un monstruo detrás ¡Muévanse y bailen conmigo! ...Ya he matado a la bestia. 12. Un día, Doña Ana fue donde el turco a comprar azúcar. El turco la atendió como siempre, y luego de confidencias de viejo chismoso, maricón y entrometido, le preguntó, Doña Ana, me dicen que el Diablo le mandó un Monstruo para que la asuste y deje de brujear, es verdad, dígame, y ella le dijo, Ay turco, si tú supieras, el que la mandó fue El Gran Hombre, pero no te preocupes, ya nos hicimos amigas, pero tú cómo lo supiste, y el turco se quitó la cachucha y se puso más serio, Eso, eso quería decirle, fue el gallo, que esta mañana en vez de cacarear dijo, ¡Que viva Doña Ana, la hija de Manuel Flora y los mellizos de Palma Sola y Petán Trujillo, ese cacho de hombre! ¡Que no nacen dos como ella mándele el diablo lo que le mande! -Déjate de vainas. -De verdad, Doña Ana, se lo juro. -Tú me estás jodiendo. -Por mi madre Doña Tatica se lo juro. -Ajá. -Y la Mujer Monstruo, ¿existe? -Bueno, sí. -¿Y usted confía en ella? -Ajá. -¿Y no va arrasar con Samaná un día de estos, como dicen? -No sé, pero no te preocupes. -Cómo que no me preocupe. -No te preocupes, le tengo un "Güangüá" montado detrás de la puerta. La noche que se me "salga del tieto" la parto en dos, y vaya a sus negocios, deje el chisme, viejo charlatán. -¿Y el azúcar? -Anótemela ahí en el cuaderno, le pago al fin de mes, ¡carajo! ** Reynolds Emmanuel Andújar emmanuelandujar@hotmail.com Escritor dominicano (Santo Domingo, 1977). Ha publicado la novela El Hombre Triángulo. Sus cuentos "El Factor Carne" y "Doña Ana, los gallos y el Monstruo de Samaná" han ganado menciones de honor en los certámenes de Casa de Teatro y el Banco Central. Ha estudiado literatura creativa en el Baruch College de Nueva York y ha sido dramaturgo residente para IDStudio en la misma ciudad. === Desplazados del paraíso Antonio María Flórez ===================== (Nota del editor: en el año 2003 Antonio María Flórez obtuvo con Desplazados del paraíso el Premio Nacional de Poesía "Ciudad de Bogotá". El libro, tal como comentaba su autor en su conversación con la periodista Luz Amanda Sarmiento Clavijo, publicada en Letralia 119, "nace de algunas vivencias personales bastante significativas y de mi voluntad de reflejar la actual situación de Colombia y de proponerle a la gente que esto tiene que parar". Hoy presentamos una selección de los textos que conforman este poemario). *** 7 Antes de abandonar mi tierra pienso en todo lo que es embrión y energía creadora, en el semen derramado sobre la núbil muchacha que sueña con la ciudad y el mar, en el rudimento de olores y sabores que se instalarán en mi memoria refleja como una semilla purulenta de flores sin estambres. Pienso en los gusanos, las serpientes, las carcomas y todas las cosas que horadan la tierra y la revierten a su antigua condición de semilla; pienso en ti que te has quedado sin boca ni brazos para besar o retener, ¡Oh, madre, hermana, abuela, amante, ligamento primordial de mis rodillas genuflexas, brilloso canto de espeso y ardiente amor! *** 9 Y llevan en sus alforjas algunas pocas pertenencias; habitan en el día oscuros rincones de caballerizas y galpones malolientes y en las noches recorren sudorosos caminos marginales de niebla entre susurros y plegarias. Al alba, siempre al alba, buscan riachuelos, pequeñas fuentes de agua, donde sacian su sed y se lavan la angustia de sus pieles rotas. A veces los peces tocan sus cuerpos desnudos y se anegan de amor e inciertas promesas. Se aman, se seguirán amando, buscando el mar o las ciudades, así el miedo los obligue a seguir andando con las alforjas ya vacías pero los sueños intactos. *** 10 No sé cuánto tarda un joven en hacerse roca y una doncella en derramarse en lluvia; seguramente más de lo que tarda un río en volverse silencio y una mariposa en murmullo; pero eso no importa si le digo que ya aprendí a distinguir todas las formas posibles del vuelo de los lagartos y la trenza de las arañas y la sintaxis de las serpientes y el gemido de los musgos y el mugir nervioso de las balas y el croar azulino de los que están a punto de perecer, como yo, que pondero la longitud de los fusiles que me apuntan y el alcance de los largos silencios que me esperan mascando el metálico sabor del barro y la raíz febril del mangle putrefacto. *** 13 Acostarse lentamente sobre la hierba: a morir o a soñar. Así no más. *** 14 Alguien tendrá que detener esto. Alguien, no sé quién, debería abrir alguna puerta de su morada, -su corazón incluso- y generoso decir, a pesar de sus heridas: -Entra, esta es mi casa, bebe de mi agua y reposa para siempre de la huida. *** 17 La muerte suele actuar con lentitud de fiera al acecho, sigila en la manigua, olisquea las huellas de sus futuras presas, vigila las correnteras de prístinas aguas desde los tupidos bosques tropicales y, como el puma de raudo salto, vuela desde lo más espeso del bosque a la garganta de sus desatentas víctimas, y les desgarra la piel y les parte la tráquea, y las arrastra sangrantes a lo más denso de la manigua para acariciarles la carne y saborearles el alma. La muerte. *** 22 A la muerte. Sí, a ella, hay que intuirla solamente por el leve roce del viento helado en las cortinas, a esa hora del día o de la noche en que el silencio lo inunda todo, las alimañas se aquietan y desaparecen los contornos de las personas, los animales y las cosas. La muerte. *** 44 Ese lugar que tú mencionabas en tus delirios, ese país sin nombre del que huiste, ya no es más testigo de tus sueños y juegos preteridos. La lluvia arrasó con todo, con las huellas, las raíces, el amor y los caminos. Ya no hay retorno. ** Antonio María Flórez antonioflorez@aolpremium.com Poeta y médico colombo-español nacido en España (Don Benito). Fue miembro del Consejo Departamental de Cultura de Caldas. Creó la Semana de España de Manizales y la revista Aurocarbónica. Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, danés y catalán. Ha obtenido más de treinta premios literarios, algunos de alcance continental, como el Premio Latinoamericano de Poesía "Fundación Givré" (1980 y 1990), el Flor de Oro del Café Juegos Florales de Manizales (1993), el Premio Nacional de Poesía "Euclides Jaramillo Arango" (1999), el Premio Editorial Manigraf de Poesía Inédita (2000), el Premio de Literatura Instituto Caldense de Cultura (2001) y la Beca a la Creación Literaria de la Junta de Extremadura (1997 y 2003), entre otros. Ha publicado El círculo cuadrado (1987); Zoo (poemillas de amor antiecológicos) (1993 y 1994); Antes del regreso (1996), La ciudad (2001), y El arte de torear (2002), y ha aparecido en diversas antologías de cuento y poesía. === Odalia, la de la esquina Rocío Uchofen =========================== (Nota del editor: la narradora y poeta peruana Rocío Uchofen ha reunido en Odalia y otros sin esquina [The Latino Press, 2004] algunos de sus relatos, en los que se pone de manifiesto la particular visión de una latinoamericana transplantada a la Gran Manzana. Hoy Letralia trae a sus lectores el cuento que le da nombre a este libro). Oh, claro, claro. Yo sí me acuerdo de la Odalia, era llenita de carnes y cómo no iba a ser así, si cuatro pelados seguidos había parido la condenada. De dos maridos que tuvo, por supuesto, ninguno le salió bueno y sólo le dejaron hijos para mantener. El primero fue el Andrés Palacios, aquél que luego se comprometió con Juana Salcedo, la gorda que trabaja en la panadería aquella en East New York, ése pues que salió una vez en la televisión, en el programa Hispanísimo, porque se ganó el concurso de la cena de San Valentín, donde la gorda, toda adefesiera pidió un cambio de look y lo que le hicieron fue parecer una carpa de circo con tremendo vestido rojo, mientras el Andrés no quería que le rasuraran el bigotote, y claro, si así estaba con las mismas fachas de cuando andaba con la Odalia. Ella lo dejó por borracho, decía, porque se pegaba sus trasnochadas y luego no se podía dormir sin pegarle a ella o a los niños. Pero la Odalia también, pues, luego de eso no tuvo peor idea que arrejuntarse con el bueno para nada de Julián Pérez quien le hizo tres hijos más y la abandonó para regresar a su pueblo, porque decía que no aguantaba los inviernos de este país, que se iba, aunque se muriera de hambre en el infierno de nuestra tierra, y por allá ha de andar, refundido en algún barrio de quinta, mascullando el poco inglés que aprendió a hablar en la factoría donde trabajó. La Odalia, entonces, estaba sola, jodida la pobre porque tenía que mantener tanto pelado y nadie le daba trabajo, nadie, así que se fue a vivir con sus hermanas, allá cerca de la iglesia. Se mudó a un departamento de dos dormitorios en donde a duras penas podían vivir como cuyes en un corral. Las hermanas de la Odalia eran un par de solteronas, pero buenas de corazón y no le protestaban, le ayudaban con la crianza y, mientras tanto, como era verano, la Odalia se las ingeniaba para buscar manutención. Cargaba su carrito de compras lleno de harina, ollas, aceite y la cocinilla, lo cubría todo con una manta y se dirigía al parque. Los gringos no miraban con buenos ojos que un grupito de hispanos pobres como nosotros nos reuniéramos a jugar en el parque. Los del campo de basketball y softball nos miraban como si fuéramos caca que pasaba por su lado, y los italianos que jugaban bochas nos ignoraban, aunque no a nuestras mujeres, porque si había una bonita por allí, los viejos se la comían con los ojos. Néstor Icaza era el encargado de sacar los permisos y aunque nos los daban a regañadientes, siempre salíamos ganando. Teníamos que compartir el campo con los niños del equipo de béisbol. Y a veces era un nudo de problemas, porque a pesar de que el parque era inmenso, cuando se iniciaban los campeonatos de fulbito y voleibol, si una pelota de las nuestras se iba para el otro lado, siempre teníamos algún gringo latoso, rojo de cólera por lo sucedido. La Odalia, pues, era una de las cinco señoras que se ganaban alguito mientras los hombres jugaban. Ellas preparaban empanadas, vendían humitas, sodas, sanguchitos, butifarras, arrocito con pollo, etc. Una gran cantidad de paisanos e hispanos de otros países se juntaban para vernos jugar. Era un buen negocio y se pasaba un rato alegre. Vendían cervecitas también, pero a escondidas porque eso no le gustaba a los gringos, claro porque ellos no trabajaban como burros así como nosotros quienes no tenemos otro desfogue que juntarnos un día a la semana a estirar los músculos y recordar la tierra. No había nada malo allá, claro, nunca faltaba el cojudo que se pasaba de tragos o se las daba de machito y entonces empezaba la pelea, pero no era algo usual y cada vez que sucedía, el Néstor Icaza, quien tenía la voz de mando allí, intercedía y se acababa la bronca. Bueno pues, resulta que luego de dos temporadas buenas, cuando el Néstor fue a renovar el permiso, éste le fue negado, )la razón? Los padres de los gringuitos que jugaban béisbol se habían quejado dizque porque éramos sucios y hasta hacíamos "barbecue" en el parque cuando estaba prohibido. )Pero quién juega sin comer, carajo? La policía no quería ver barbacoas, ok, pero al menos nos dejaron llevar botellas plásticas o latas de agua y sodas, para que no nos deshidratáramos, y comida ya preparada, con la condición de recoger todo el desbarajuste antes de irnos y dejar el parque limpiecito, para que los otros no se quejaran. Entonces ya teníamos a la Odalia y las otras vendiendo cerveza en vasitos plásticos a escondidas de los gringos idiotas que estaban cien metros más allá, sentados en sus sillitas plegables viendo el partido de sus hijos. Las mujeres llevaban bolsas negras para la basura y dejaban el parque limpio después de cada jugada. Traían la comida preparada pero para hacer las empanaditas fritas, por ejemplo, pegaban sus carritos hacia la esquina noroccidental del parque, la que daba a la avenida, y allí cocinaban a fuego bajito, escondidas por la enramada que cubría el enrejado. Todo parecía haberse vuelto normal nuevamente. Sin embargo nunca faltaban los malentendidos, ya para los finales de la temporada alguien metió por allí un chisme: la migra preparaba una redada en el parque, que uno de los padres de los beisbolistas trabajaba para el departamento de inmigración y había soltado el dato de que casi 150 hispanos con facha de ilegales se reunían periódicamente para jugar y emborracharse. El Néstor Icaza nos calmó nuevamente, aduciendo que esos rumores eran huevadas y que era imposible que la migra hiciese redadas en los sitios de esparcimiento. La Odalia, pobrecita, era ilegal, porque nunca alcanzó ni la amnistía tardía, ya que ni dinero tenía para pagarle a alguien que la ayudase, y luego de la caída de las torres ya sus esperanzas se fueron al agua definitivamente, ahora menos que nunca iban a legalizar gente en este país. Mientras tanto ella tenía que sacar adelante a sus hijos sin padre y si bien era la preferida del parque porque tenía una sazón buena que hacía hasta repetir el plato, lo que ganaba esos días era una miseria comparado con sus gastos, así que la veíamos en varios sitios durante la semana, buscándose el pan, como los mismos domingos, cuando íbamos de mañanita a la misa de 8 en español, Odalia ya estaba parada en la esquina con su misma cocinilla, vendía tamales y humitas frescas, y en semana santa llevaba a los hijos a vender palmas trenzadas para el domingo de ramos, y también veíamos a la Odalia durante los días de semana porque trabajaba en la quinta avenida repartiendo volantes para la academia de inglés, y otras veces, sobre todo en verano y primavera, se paseaba disimuladamente por Sunset Park con el cochecito lleno de agua en botellas, bizcochitos, chupa-chups hechos en casa, etc. Pues esa era la Odalia, cuántos no la conocimos, si por los tamalitos después de misa, todos sabían que ella era la >ñora de la esquina, la más humildita, la de mejor sazón, la pobre infeliz... Entonces, pues, así como medio mundo que asistía cada fin de semana a los partidos del parque, la pobre estaba aterrada con las habladurías de las redadas. A pesar de las palabras de Néstor Icaza, la gente pensaba que era mejor prevenirse y así ya había algunos que habían visto, como en los simulacros de los temblores, todas las posibilidades de escape por el parque si la migra se presentase. Mientras tanto, los campeonatos de fulbito y voleibol seguían y los gringos beisbolistas no dejaban de buscar la manera de sacarnos de sus vidas. Dicen algunos que todo fue culpa de la misma mujer del Néstor Icaza, otros comentan que no, que en realidad fueron las circunstancias y que más de una paisana estuvo envuelta. La cosa es que cerca al juego de bochas estaba el campito para los niños, toboganes, columpios, etc. Por la misma razón, muchas mujeres iban hacia allá, sus hijos jugaban y ellas descansaban en la sombra mientras los maridos animaban los partidos de fulbito o voleibol. Los viejos aquellos de las bochas eran medio mañosos, parece que uno o más de uno se sobrepasó y alguien corrió a pasar la voz a los hombres, como todos estábamos concentrados en el campeonato muy pocos se percataron de lo sucedido, Néstor Icaza y un pequeño grupo acudieron al instante para calmar la situación, pero los viejos de las bochas trataron de írsele encima y como los amigos estamos para defender amigos, empezó la pelea. Seguramente uno de los gringos vio la oportunidad que habían estado esperando para sabotearnos y llamó inmediatamente a la policía. Estaba de más, porque luego de la golpiza, ambas partes ya se pedían disculpas como caballeros que eran para no inflamar los ánimos, pero es allí que aparecen las patrullas, los extremos del parque se invaden de luces y sirenas, todos dejan lo que están haciendo para ver cómo casi una docena de policías avanzan hacia nuestro campo, cunde el pánico, los gringos que gritan, los viejos de las bochas que levantan los brazos, y de pronto una voz que nos alborota a todos con el mensaje "(La migra, la migra!". Entonces empieza el loquerío, todos corremos de un lado para el otro, parecemos cuyes, ovejas ante el lobo; no hay tiempo para pensar, sólo salvarse si se puede. Algunos gritan "No hemos hecho nada, quédense donde están que si no va a ser peor", pero la desesperación impide pensar y se convierte en histeria colectiva, las mujeres lloran, los niños gritan y en qué momento habrá sido que la Odalia se tocó de nervios también y se echó a correr como loca, su faldón parece que se enredó con el carrito y sus cositas todas se regaron por el paso, encima con el peligro de armar un incendio, porque el fogoncito estaba encendido y la sartén con aceite hirviendo. Odalia debió haber perdido todo el sentido de orientación, porque se salió por la puerta noroccidental y se chocó de bruces con un nuevo grupo de policías que llegaban de refuerzo y casi la atrapan, pero el terror debe haberle dado agilidad, porque con las mismas se fue de carrera hacia la avenida sin reparar en los semáforos, autos, bocinas, nada, y en esas que una Pathfinder del año se le cruza en el camino, o ella se le cruza, depende del punto de vista, lo cierto es que el cuerpo de Odalia salió disparado casi hasta la otra esquina y los que ya estábamos atrapados, esposados con la cara apretada contra el enrejado del parque, pudimos ver solamente sus cabellos negros y largos que flotaban en un charco de sangre. Al rato llamaron a la ambulancia que cargó con ella porque todavía vivía. Y no solamente por eso es famosa la Odalia, pues, porque su historia no acabó aquí, sino que duró casi más de un año, nosotros hicimos colecta tras colecta porque como ella no tenía seguro, casi que ni la aceptan en el hospital, y luego nomás la querían dar de alta, aunque ya ni conociera la pobre, ya que el golpe con la troca le había destrozado la cabeza, y hasta el único padrecito que hablaba español, de aquella iglesia a la que asistíamos, llegó a darle la absolución para ver si la apuraba, pero ella nada de morir. Conectada a máquinas primero hasta que los médicos decidieron que gastar energía eléctrica en ella era una mala inversión y, entonces, ante el llanto de sus hijos, la desconectaron. Pero la Odalia no murió, al contrario, siguió echándole ganas a la vida, aunque no tuviera conciencia de ello. Su cuerpo se había empequeñecido y había tomado la tez de los muertos, pero seguía viva, tal vez, decían, porque muy en el fondo cierta parte de ella sabía que estaba dejando solos a sus hijos en el mundo, o tal vez por razones que nunca entenderemos, pero que el padrecito trataba de explicar con un "eso sólo lo sabe Dios, hijitos". Y cuando los canales de televisión en español hicieron reportajes acerca de la historia de Odalia, mucha gente se tocó el corazón y la ayuda empezó a llegar a los hijos y las hermanas de la pobre. Así fue pasando el tiempo, la noticia se refrescaba cada tres o cuatro meses, hasta que apareció en los diarios y cadenas televisoras gringas, era una curiosidad inexplicable de la ciencia, una mujer llena de llagas y suturas, cuyo cuerpo vivía sin vivir quién sabe por qué razones. Nos entrevistaban, entonces, y más de uno se hizo famoso porque contaba con lujo de detalles el día del accidente, y la pasábamos bien, con nuestros minutos de fama. Las hermanas de la Odalia mantenían a los niños a duras penas, con su triste paga del trabajo en las fábricas o las donaciones que caían de cuando en cuando. Parecía que la vida iba a ser de esa manera hasta que llegó la noticia de que uno de esos millonetas altruistas, esos que nunca dan la cara pero siempre hacen una buena acción, compadecido por la suerte de los niños, quienes a fin de cuentas, sufrían sin haber tenido la culpa de nada, se ofreció a hacerse cargo de su educación y sustento hasta que cumplieran los 21 años. Aquella noticia no fue noticia, fue un notición. Entonces sucedió lo inevitable, luego de calentarle la cama del hospital a los gringos por más de un año, la Odalia entregó su alma. Nos dejó de madrugada, dejó esta vida de miserias y frustraciones para descansar. Algunos dicen que en el velorio su cuerpo olía a flores, que a pesar de las llagas algo en su cara tenía la suavidad de los pétalos de una rosa, por allí se preguntaban quizá la infeliz de Odalia era una santa, una mártir, en fin, como sigue respondiendo el padrecito: "Esas cosas sólo las sabe Dios, hijitos, sólo las sabe Dios". ** Rocío Uchofen hamlet242001@yahoo.com Narradora y poeta peruana (Lima, 1972). Estudió lingüística y literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Dictó talleres de creación literaria para la Asociación Cultural Libro Abierto. En 1991 participó del Segundo Encuentro de Narradores Jóvenes. Sus cuentos y poemas han sido publicados en antologías y revistas de América y Europa. Se ha dedicado a la docencia en el área de lenguaje, literatura y razonamiento verbal. Actualmente radica en Nueva York, desde donde dirige el sitio Híbrido Literario y un taller virtual dedicado al cuento corto. Ha publicado el poemario Liturgias clandestinas (El Taller del Poeta Fernando Luis Pérez Poza, 2004) y el libro de relatos Odalia y otros sin esquina (The Latino Press, 2004). === Poemas Ricardo Daniel Piña ======================================= *** La poesía es escondite. La poesía es imprevisible. Es encuentro. a Roland Barthes Hemos conseguido rostros plateados de antigüedad, independientes. Que despiertan en la memoria, así porque sí. Nunca sabremos de las espaldas que los "soportan" (en sentido espiritual...). Es posible que los jazmines de tus dedos descifren el orgullo que me despiertas sobre la piel. La incomodidad de un término semántico es subversión. Hace a lo inesperado. A la destrucción. Se opone a la libertad infinita de la frase. Alrededor del placer del texto, afirmo: Ahora. Hoy. Nada puede impedir (tampoco importa) que nuestro placer sea pequeño. Nuestros sentidos emancipados viven acomodándose en la satisfacción. Nuestro goce puede que sea reducido pero no debilitado. Miré la gran fuente verde del mar. Todo aquello era un poco más que el infinito. Los amores desnudos. La delgadez de cada mañana. Preferiría no saber que la primavera y la poesía son casi la misma obsesión. lunes quince de diciembre de dos mil tres recinto diega en buenosayres miserable a tone skrjanec (eslovenia - 1953) a blanca castellón (nicaragua) a jimena delfante i.m. *** Poesía es placer. Poema es goce (por vincular al texto con el mundo). a roland barthes Poesía es elección. (A quién se ama, y por qué.) Familiaridad de Flaubert. Compromiso de Ezra Pound. Oscuridad de Rimbaud. (La naturaleza del signo.) La escritura funda la sociedad. La literatura puede modificar su propio lugar. El lenguaje es un compendio de muestras. (De cómo ligar la palabra con el mundo.) Gracias al lenguaje podemos escribir y hablar del miedo. La reflexión del mensaje: máxima fragilidad de la palabra. Que no es otra cosa que máximo amor, máximo orgullo, máxima decisión. Los poetas vamos y venimos de esta precisa función. (Esta perpetua manera de poetizar lo singular del mundo.) Vivimos valorando al tiempo como suficientemente justo. Descubrimos los universos que se esconden en el lenguaje. Por eso no nos perturbemos por los vestidos de las palabras. Ellas son solamente algas fosforescentes increíbles que viven adheridas a los comienzos de cada sentimiento. *** Precisiones a "la poesía es placer". Se me ocurre por primera vez que es bueno tener al mundo como mermelada caliente ante nuestros ojos. La desnudez, los secretos, hasta la obscenidad agilizan al poema. La poesía es prisa. Florecimiento. El poema es fruto. Es hijo. ("El poema nos da anteojos de sol para caminar por el idioma a la luz de la poesía") lunes diecisiete de noviembre de dos mil tres recinto diega en buenosayres miserable a tone skrjanec (eslovenia - 1953) a jimena delfante i.m. a blanca castellón *** Hoy mi poesía no dice metáforas audaces, apenas informa. Uno. Es un hecho que la poesía no informa. (Pero informa.) En Los Andes no hay árboles. En el Amazonas no hay pingüinos. En el Sahara no hay osos. El espacio en toda su magnitud es oscuridad y desde mi casa hasta la tuya (Nicaragua), abunda un desagradable perfume a lejanía sagrada. Sagrada es la escena: verte descalza sobre el gran abrazo verde de la selva nicaragüense y comenzar a imaginar delfines transparentes brotando de tus enormes y azules versos. Dos. Se trata de que se sienta orgullosa. Que la firmeza de sus palabras se alarguen hasta Buenos Aires. Yo veo que debajo de sus lágrimas hay peces santos. Que se mueven a velocidades increíbles. Y que llegarán al turbio Río de la Plata y naturalmente sus siluetas verdes [y amarillas serán irreconocibles. Tres. Que mi apellido de fruta y este sentimiento espiritual le abra las puertas del Tibet para que se limpie de crepúsculos de selva nicaragüense y que las flores del vino amargo del espacio y del tiempo la hagan mujer serpiente de miel. Y sus semillas germinen en la pampa húmeda y sus manos no paren de escribir primaveras de campos espumosos. Que mis palabras puedan seguir caminando... miércoles dos de diciembre de dos mil tres recinto diega en buenosayres miserable a tone skrjanec (eslovenia - 1953) a jimena delfante i.m. a blanca castellón *** Poesía es fricción. Es preferencia. (Primera.) Horror al detener la humedad de tus largos círculos de oscuridad. Casi una llovizna de piel. Fundaciones de belleza y complitud. Tus palabras demasiado silenciosas suavizan la sal de mi boca. Palabras. Y cuando dices que sientes frío... Mis manos tocan tu cuerpo desnudo que tiembla en la fugacidad del momento. Aprieto mis ojos contra tu forma. Ahora se hace sencillo soñar. Vuelvo a caer en el abismo de la esperanza. (Segunda.) Sueño con sentimientos de película. Elijo los mensajes. Selecciono los pensamientos. Le doy más o menos prisa de acuerdo al roce que provocan esa cantidad de imágenes contra los ritmos de mis propios símbolos. lunes tres de noviembre de dos mil tres y miércoles doce de noviembre de dos mil tres recinto diega en buenosayres miserable a brane mozetiç (1958 - eslovenia) a jimena delfante i.m. a blanca castellón (nicaragua) a ana gilligan (mamasita) *** Me he excedido en fragmentos. (Y en algunas lecturas críticas.) Todo será fragmento. Hasta el mismísimo amor será fragmento. Te reducirás a un espejismo con el color de la carne. La confusión y el aburrimiento serán cubierta para atentar contra la poesía. Ahora, la dimensión de tus palabras se hacen un campo solitario. Me queda salpicarme la cara con fuego para recordar tus letras. Todo eso me basta para que el terror a desmerecerte sea lo suficientemente [ bello. viernes treinta y uno de octubre de dos mil tres recinto diega en buenosayres miserable a brane mozetiç (1958 - eslovenia) a jimena delfante i.m. a blanca castellón (nicaragua) *** Francia. Portugal. O Checoslovaquia. (La poesía es lugar.) Pescadores Uno. Las historias van a estirarse por la oblicuidad del sol. Incompletas, van a ser las sombras de gaviotas en el [crepúsculo. Seguiré conociendo otras formas de oscurecer el cielo. La fantasía es: saber todo acerca del sexo de las mujeres. Yo conozco a mis manos apretando un corazón más rápido que la impaciencia. Alguien dijo que mientras la iluminación sea insuficiente existe el supuesto que los pescadores sólo puedan excusarse. Pescadores Dos. Un río entre las letras. Sobre mi corazón habrá tormentas y fogatas con madera de mis propios gritos. Nunca veré Paris, ni Lisboa, ni Praga. Me disolveré en el óxido de Buenos Aires. Veré a mi tierra como una carta memorable aludiendo a mí mismo. Creeré que el horizonte recorta una parte de Brasil o de Uruguay. Mis amigos estarán aquí. Con ninguna decoración. Pero serenamente cruzaremos el Paraná y al llegar a la otra orilla, creeremos que estamos en Francia, en Portugal, o en Checoslovaquia. martes dieciséis de diciembre de dos mil tres recinto diega en buenosayres miserable a yves bonnefoy (francia - 1923) a robert marteau (francia - 1925) a blanca castellón (nicaragua) a jimena delfante i.m. ** Ricardo Daniel Piña rdpina@yahoo.com Escritor argentino (Buenos Aires, 1962). Fue delegado sindical al regreso a la democracia (1983). Textos suyos aparecen en la antología de poesía joven argentina Poesía en la fisura (Ediciones Del Dock, 1995), realizada por Daniel Freidemberg. Obtuvo una mención especial en el Concurso de la Dirección de Bibliotecas Municipales (1993) y un primer premio compartido en el Certamen de la Municipalidad de Vilallonga (2001). Ha publicado textos en las revistas Morimbia, Moriana, El escriba de Pilar y en la Revista del Personal del Congreso de la Nación. Ha publicado Provocación de la infancia, Primera Antología Encargada por Washington Cucurto, Sentimiento Bielsa, Guerrero del imperio, Instrumentos y cuerdas, Frágil, La poesya ese synthoma y Debajo animal. Textos suyos han sido publicados también en diversas páginas literarias de Internet. === Epístolas a un calvo pintor apellidado Jovandaric Bale Cahíua ==== Martes, 19 de octubre de 2004. Encarecido y fraterno Mandrágoro Firuláis: Definitivamente voy a tener que inventar una especial paciencia de lechina para poder comunicarme contigo. ¿Todavía existe aquella famosa mazamorra llamada fitina? Pues inyéctesela en el prepucio medio para que (además de devolverle su otrora abundante pilosidad) retorne lo memorioso, frecuentemente, exiliado de su materia gris. ¿Pudo, en efecto y sin defecto, ponerse en contacto con el alto camarada y monje sublime villacurano Haly al-Máciga Ben Perés? ¿Me enviará usted, por mor del Diablo, sus señas sin sañas? ¿O tendré que ir yo, en persona, a buscar al islamita al Cerro de los Chivatos (que más mean)? Espero que tome unas buenas fotografías de aquellos bellos parajes donde se esconde nuestro ermitaño. Haga sentir todo su fervor por el futuro de su obra diafragmática. Yo estoy convencido que usted jamás corregirá sus recurrentes errores. Es más: doy una cabeza de ajo macho si enmienda la plana y redacta sin erratas, sin raterismos y en sus ratos libres. ¡He dicho y echo derecho! Por si... Ahora al mediodía almuercé (sic) con Don Caballo Matías y no dejó de cocearme por debajo de la mesa. Le transmití un mensaje en forma de carta intimidatoria y me lo volteó con uno de sus consabidos relinchos. Entonces lo dejé allí y me fui a apostar al hipódromo. A Ricardo Tutía le ha dado ahora por grillar desde las 12.89 p.m. a las 5.98 a.m. Estoy frente a un dilema: lo dejo caer por la ventana con jaula y todo o lo lanzo por la cañería más próxima para que aprenda el arte de hacer gárgaras. La palafrenera del señor Caballo Matías me espera en la gran puerta dipsómana y yo le abrazo a usted con la convicción de que pronto me escribirá como se debe y a la hora correcta y sabia! Amén y salivita! Bale el famélico -o- Jueves, 21 de octubre de 2004. Enjodiendoso y lustroso hermano eslabonado: En la carta que me escribió, ¿usted habla de capital o decapitar? Porque si nos atenemos a las tenidas verbales acaecidas en la gran metrópolis, habíamos quedado en que no dejaríamos muñeco con cabeza. O lo que es lo mismo y viceversa: marioneta que medio se apendejée la agarra el estribillo de "liberté, egalité, fraternité" robespierrano y la testa va a dar con todas sus greñas a los pudrideros del río Guaire. Nada de contemplaciones (excepto las, estricto sensum, extáticas) con grillos, esposas o grilletes que no hacen otra cosa que someter y aprisionar las carnes para doblegar a los rebeldes. ¡No y no! ¡Despelucado de mi alma tránsfuga! ¡Sólo te ofrezco el desmembramiento para tu insecto chirriador e insolente! ¡Y no intentes abogar por él, porque únicamente conseguirías acelerar su traslado al limbo nimboso (donde de continuo se ocultan los retazos de tu memoria)! ¡Que la supra parrafada te sirva de recurso nemotécnico para recordar, de una vez por todas, quién soy yo y qué traigo entre manos cuando voy al meadero! Bale el guillotinesco P.S.- 1. El señor Caballo Matías está entero y enterado de las propuestas indecorosas y sabrosas que le hará a su combo combado la madama Horsepina della Baturra; 2. Veremos si en su perdición y errabundez logra usted dar con la maravillosa y magnífica "Casa de las Pupilas Aguardentosas" y le sobra un tiempito mínimo para hacérmelo saber; 3. la mejor manera de localizar al bardo que verde me quiere verde, Haly al-Máciga Ben Perés, es tomar un autobús descascarado y descarado que sale cada lunes del (Cáncer) Terminal de Maracay, vía Penitenciaría de Tocorón, y que catorce horas más tarde (luego de intensos tiroteos y combates cuerpo a cuerpo con chuzos made in China) arriba al barrio Los Colorados de la Villa del Rey de San Luis de Cura, justamente frente a las casas del enigmático aeda buscado y a la del gran jefe Ojo Rojo, amo y señor de aquellas comarcas donde los chivos y las chivas se cabrean por "cómete esas pajas". -o- Lunes, 1 de noviembre de 2004. Rotundo Pelón de Bola: ¡Arisco soy y seguiré siendo, gracias a la Santa Paloma que Has Visto Mear y Moquear! ¡Triste, me corresponde decirlo, me pongo cuando la enjaulan y sólo le dan a comer trocitos de zanahoria! ¡Por lo demás, no me atormentan los bitúmenes allende mis predios, ni condecoraciones no recibidas, ni sangrías servidas en pocillos de ajustes y regalías! ¡A buen entendedor, buenas bisagras y testamentos a la cacerola! Me sorprende su eficacia mensajera y su mercurial manera de hacer llegar los encargos. Bien se merece usted un mejor sitial junto a los prohombres nuestros (v. gr. José Gregorio Hernández, José Vicente Arrechedera, Juan Nepopotamo Luciérnago, Margarito Blablante Capriles, Dionisos Bebercio de la Pepa, Antonio Gris Antro y otros). ¡Que la cálida Pequeña Venecia se le derrame a calzón en préstamo y que le dé lo suyo, como papito se merece para que se relama la calva nonata! Bale el adusto P.S.- Si ya localizó al perdido musulmán que versea, llámelo por la telefónica y póngase de acuerdo con él para que se vean en la esquina más próxima: ¡la que les convenga a los dos! ¡Carajo! ¡Por poco coco casi se me olvida decirle que se me salió el moco cuando me describieron la foto que me adjuntó! ¡Agradecidos somos todos y contimás el benefactor o sea, el suscrito y su contraportada! Amén! -o- Martes, 2 de noviembre de 2004. Emperifollado Maestro del Óleo: ¡Mira que viene el gallo, Pelón! ¿Cómo fue que me dijo que se llamaba la señora que enviudó? ¿Serieca Palurda? ¿Seriasmis Pelotas? ¡Qué gratificante, monseñor, saber que mis emilios le provocan cagantinas con pepas de zamuro y esencias anónimas de guásimo! ¿Richardardo de la Cruz de Oriente le ha informado a vuesa merced que los virus carrasposos de la gripe colombiana siguen azotando los lados flacos de mi espinazo? ¡Verdad es! El diagnóstico no es de gravedad, aunque sí de mucho gárgaro malojo y punzadas al vientre jesuítico. ¡La Naturaleza (de este humilde invidente) es sabihonda y sabrá responder con creces y sin más crisis a la tal tisis que no llega a tal! Las pupilas del enano Lolo (me refiero a las carnosas, tocables y cogibles, no a las ópticas de sus ojos mercenarios) le recuerdan y orgasman con frecuencia por usted y por su arte. Su hijo predilecto, chupón y merecedor de zanahorias en salmuera y otras raíces avejentadas, Ricardo (Corazón de Grillo) Tutía sufre de óptima e insuperable buenaventura. ¡Come mirando el reloj y canta toda la noche para regocijo y paz de todos los oyentes a cuatro cuadras a la redonda! ¡En mí él tiene al mejor cuidador de su muérdago! Me emocionó su reencuentro con la Inefable Alcatraz. Ella es una profesional de las arrugas de las sábanas y le sabe sacar brillo a la piel masculina más apagada. Con respecto a su próxima visita al Hotel Jardín, me permito darle algunos consejos: 1. hable con el personal que hace la limpieza diaria y se enterará de muchos secretos eróticos que permanecen guardados en los despachos principales; 2. ofrezca una sustanciosa recompensa a quien localice el baúl donde ocultan los disfraces y máscaras que se usan en las representaciones diarias; 3. haga correr el rumor de que el Benemérito General Gómez ha sido visto en las madrugadas, desnudo y con la espada desenvainada, caminando por los pasillos y jurando venganzas. Bale el aséptico -o- Lunes, 8 de noviembre de 2004. Indelicado y Peloexiliado Comején: ¡Tu ortografía y tu sintaxis me dejan a pie, sin lana en el bolsillo y con el tusero afuera! ¿Tu mujer no podría donarte un bello diccionario de la Real Academosa de la Lengua (que tú pretendes hablar sin llegar a entender del todo)? ¡Dímelo, fricasé! ¡O hazte pollo en bacinilla sin fondo! Castellano: ¡qué cagadas se cometen en tu nombre y apellido! ¡Entre Páez y Bermúdez te van a terminar de deteriorar el poco cacumen que aún ronda por los alrededores de tu calva ahíta de resplandor y merecumbé! ¿Quién coño de la pepa te dijo que yo estoy feliz dándole la merienda a tu bicho chirriador indolente? ¡Lo que pasa es que todavía conservo medio humanidad que se cuadra con las enseñanzas de San Francisco de Asís y que me impide darle matarile definitivo a tu hijastro enjaulado y cagurriento! Sospecho que descubriste esa mi debilidad y me arrecostaste al chupazanahoria a perpetuidad. ¡Vitalicio de mí! Poco te faltó para comprar una pereza bizca y coja y dejarla en mi patio también, hecho tú un adalid de Greenpeace. Cuando logres ver a Aníbal le preguntas por los elefantes que le sobrevivieron durante el paso de los Pirineos. Me mandas uno o dos colmillos (de los paquidermos, no tuyos) y yo te reintegro las tallas que salgan de los marfiles. A tu tío Leo el Nardo me le dices que le mando los libritos en cuanto Luis Brito pase por aquí, camino al santuario de Marialionza, donde le deben unos pesitos por su esmerada labor ensalmadora y de ayudante en trance. Al terciario y menestril Haly al-Máciga Ben Perés le incluye sus versitos que resisto bajo la Media Luna, cubierto con capa de pelo de camella adúltera y degustando unos dátiles marrasquinos en el oasis que queda juntico a la Cofradía de las Putas Ilustres y Merecedoras de su Imprescindible Oficio y Valentía Intramuslos. ¡Tocan a rebato, soportable cofrade, y se armó la de San Quintín en enaguas de roña y el zafarrancho obliga a atapuzar los mosquetes, pujar contra los mosquitos y empujar los moscardones en ventolera y pedorrera atroz! ¡Ahí me voy por la rendija y me saluda a Nebrija! Bale el pre-pacificado -o- Martes, 9 de noviembre de 2004. Diferenciado e infatigable Niño Grande y Sabio: ¡Tu cepillo de duras cerdas le sacó sangre a mi crítica situación y me puso a brincar, acomplejado y logaritmoso, encima de todas las tonalidades que adornan mi magisterio! Como buen saltarín y trotaconventos no esperaba menos de usted y de sus peripecias de oficiante. Administre, con la seguridad del caso, los raudales del apuro y los ataques de asma y cuadernavía. Jotacé me hará un bien (mirando al quién) si escucha a la Hermana de la Caridad sin Cobre y a su asesora abogadil y ataviados a la usanza de las pertinaces ladillas, la emprenden a coscorrones contra los maulas gobierneros que me adeudan los dinerillos de mi pensión. Yo estoy conteste en que puedo contar con su inapelable y prudencial ayuda en la localización del Vellocino de Oro, extraviado ahora en el laberinto didalconiano. Le deseo que engulla muchas arepas con rabo de cochino y chicharrón, acompañadas con su respectiva cacerola de atole madrugado. Se le abraza, pues, y abracadabra en este artificio de contrastes y vainitas en desconcierto. Bale el oidor P.S.- No todo está perdido en el paraíso de Juancito Milton. Acabo de recibir una agradable noticia del ujier de la reina de Inglaterra. Me hace saber que han abierto una cátedra de precognición, especialmente para mí, en la Universidad de Oxford, y que cuando yo lo decida podré trasladarme a ese afamado centro del saber para impartir mis enseñanzas. ¡Tan emocionado estoy que he tomado la decisión de no bañarme durante una larga temporada! -o- Miércoles, 10 de noviembre de 2004. Jovenllano y desprovisto de peluquera: Me anima la comparsa sus efímeras palabras felicitatorias y apretujado en mi sitial que ya está dejando de ser ignoto, le webeo lo más grande que cuelga de mí o sea: ¡el enorme moco de pavo que Catarusia me dejó! Para nacer he nacido así, de puntillas y pañales prestados y oloroso a brandy Napoleón II por culpa de la partera, borracha en ciernes, por aquella época. Yo por mi parte deseo un mundo de últimas noticias... nacionales y universales o mejor dicho: talcual como se apiñan y apelotonan el quintodía. Hoy soplan unos vientos de aguas lustrales (¿o ilustres?) y, de fogonazo y trueno, recuerdo a mi primera novia, quien se llamaba Mercedes, era requetebonita y le gustaba que yo la viera mear en el patio de su casa, a resultas de lo cual descubrió que sufría de diabetes, porque yo me chupaba el dedo endulzado después de tocarle el coñito y las hormigas se le subían por las pantaleticas de pobre y, escondidas, de noche, mientras ella dormía, le mordían los labios mayores y ella, mi Mercedes, de tanto llorar azúcar y melao, pues se me murió medio virgen y con el himen aún no deshecho del todo... ...Mejor me voy donde Cha(r)ito a aliviar las penas y el pene, debido a que ella cuando le pone pana a la puna (por ser peruana y propubiana) la llama que lleva dentro orgasma como alpaca o vicuña y se siente ella más incaica pura y menos chola y yo me enchicho y me como mi cabrito entre sus brazos abrasados... Bale el atemporal -o- Jueves, 11 de noviembre de 2004. Apolíneo y gallardo pincelado: Esta mañana, muy temprano y sin canto de gallo en lontananza, sonó el aparato telefónico de marca mayor. (El que me regalaste en una ocasión con motivo de la reparación del techo de mi casa). A tientas levanté el auricular y escuché la voz de mi hermana. Me recordaba, con su acento de Louisiana, que a partir de hoy debía calzar el número cincuenta y tres. ¡Qué enormidad habían alcanzado mis pies en los últimos cincuenta y dos años! No sé qué incongruencias le respondí a mi hermana. Colgué, molesto, y me dirigí de nuevo a la cama, pero los pies los sentía abultados, pesados, en letargo profundo... He decidido decretar la muerte de mis pies y por ende, de los pasos que procrearon. Mandé a buscar cincuenta y tres velas de sebo coloreado y las encendí. Luego las coloqué alrededor de mis últimos pares de zapatos. Aunque ya no pueda volver a caminar, me embarga la felicidad y en este instante cuando te escribo canto un responso por las partes inferiores de los tobillos que me fueron tan fieles. Ignoro si podré escribirte una vez más. Aunque así sea el olor de mis medias rondará siempre por tu taller o donde expongas tus obras. ¡Muchos pies hacen más llevadero el camino y si hay agua para lavarlos a menudo, pues mucho mejor! Bale el expedestre ** Bale Cahíua Escritor venezolano nacido en Cagua. Autodidacta por antonomasia, domina múltiples idiomas occidentales y orientales. Ha dictado conferencias en foros diversos como la Universidad de Carabobo, la Casa Valenciana de Villa de Cura y el Círculo de Bellas Artes de Maracay, entre otros. La mayor parte de su creación literaria se encuentra desperdigada en medios de comunicación locales. === Poemas Elena Conchello Mandillo ================================== *** Vientos en lodo ¿Por qué el destino cuenta mis huellas sobre inciertos pasados cercados al futuro? ¿Por qué desmenuzo irascibles letras de pared y esperas en blanco? ¿Por qué si soy, revienta el cuerpo su plenitud en los huesos y el vacío el silencio de una boca? ¿Por cuántos gestos seré huérfana necesitada por marionetas? ¿Cuál es el sentido si el dolor del humano desperdigara sus dudas como el viento hasta una llama? *** Donde nunca el espacio se degrada Las flechas se dirigen a la garganta y los dientes enseñan sus desgastadas furias. Las combativas veladas me han dejado una piel de paracaidista sobre fangosos rastros de alimañas. El patio de mi fisonomía muestra una puerta entre lúcidos carrillos y apesadumbradas cejas, guarda con aflicción órganos y miradas vacíos, sin deuda. Las escaleras permiten circunscribirme en los pasos mientras los pies señalan un abandono y una lacerada corriente de hastío. Ya no sé cuántas voces dictan el amargo sabor de las horas, ni los extractos de tristeza volcando en mi cama recuerdos de honda inexistencia. Es una noche efímera pero mis fruncidos grilletes aprietan el cráneo con la desidia del nuevo día cotidiano. *** De cuántas quebradas formas Yo te extraño y no sé de cuántas quebradas formas. Es un desaparecido instante el que hiere mi pecho y lo hunde fatigado entre ruidosos anhelos quizás sea así tal cual uno siente el vacío llegado desde su más feroz e incoherente caída. Es además fortuito como las miradas en uno se tienden y constriñen a los espejos con miedo. Es un vuelco de pulsaciones pues arremeten las brisas entre sus poderosos tormentos y se dirigen contra sí en una nube alejada e infinita en su desvanecimiento. Los temblores las ansias pobladoras del futuro verán mi cuerpo después estas dos manos torneando las sinuosas ruinas del porvenir mío. Lloverán las tintas negras amantes de sus figuras las palabras serán las pupilas de los versos y el llanto el desencadenante de un poeta. *** De mi comienzo Latir rápida como cuerpo de nadie sin ti quiero ser el cielo que no despegue al viento. Hundir el gusto amargo de los grises esparadrapos del cielo Dejando el último cabello vencido. *** Que caigas sorda No te pude dejar muerta porque incluso aquí perteneces al mundo ciego de la voluntad sin guía mezclada en los morenos cuerpos donde reposas mano quieta caliza en la puerta conteniendo mi herida cerrada. *** Cuando el sueño no es la cuerda Cuando el sueño no es la cuerda que te arrulla y zarandea hasta encontrar el rayo cuando no es el abrazo la fortaleza de un hombre con su coraje y sus palabras cuando el espacio festivo se convierte en unas cuantas manzanas lúcidas y baratas cuando estamos juntos en ese instante donde todos enmudecemos y compartimos el mismo rostro de la duda y el presente desnudo por los ojos inconsolables. Porque todavía existe la muerte y no hay cura para los que la provocan caprichosamente porque todavía no se siente la vergüenza de estar dibujando una prosperidad injusta porque todavía nos amamos tenemos hijos que no dejamos ser libres porque nos escuchamos con una sordera acomodada al eco y al abismo porque son estos días plenos de ingratitud justificaciones para besar al Niño en su cuna. ** Elena Conchello Mandillo elconchello@wanadoo.es Escritora española (Madrid, 1982). Cursa estudios de psicología en la Universidad Complutense de Madrid. Textos suyos han sido leídos en Radio Nacional de España (RNE). Asiste a un taller de Poesía de la Escuela Grupo Cero, en cuya página de poesía, GrupoCero, han publicado muestras de su obra. === Recuerdos de sábado Marco Minguillo ============================== Las voces que uno quiere no se callan viven y sobreviven / sobrenadan en la memoria fiel y escandalosa Mario Benedetti Son las diez de la mañana y estoy bebiendo una taza de café. La pieza reluce con la luz solar que se traga los vidrios de la ventana. Con cada sorbo de esta bebida oscura, un poco amarga, pero sabrosa y relajante, que me levanta los ánimos para seguir viviendo, llegan imágenes y voces de cuando estábamos reunidos en el comedor donde crecimos. Allí nos sentábamos, sobre todo los fines de semana, ya libres de la escuela y del trabajo: mi viejo, mi madre, mis tres hermanos, mi hermana -la más pequeña del grupo, quien soportaba nuestros juegos toscos de críos en sociedad patriarcal- y yo. Aunque siempre no faltaba en la mesa de madera, con su mantel de flores amarillas y rojas, algún amigo, compañero, vecino o familiar que compartiera con nosotros esos momentos. Tazas de café con leche, panes calientes llenos de salchicha con huevo, voces, risas, comentarios y mi perrita corriendo bajo la mesa, entre nuestros pies. Estoy escuchando vallenatos en el vetusto equipo estereofónico, que me ha acompañado en diferentes etapas de mi vida por estos lares. Por momentos no sé si bailar o escribir. La melodía se mete por todos los poros, y la sangre, como el río de los Andes, corre estrepitosamente en mi interior. El corazón bombea y bombea. Sudo y sonrío. En un instante veo a mi hija sentada al lado mío, desayunando, con sus dientes menudos, sus ojos vivaces y su cabello negro cayéndole por los hombros. Tras la ventana, los árboles de siempre son movidos por el vientecillo de julio. Los vecinos ya despertaron. Se oyen voces candorosas jugando, corriendo. Son los pequeños del barrio sanando con su alegría las heridas del mundo adulto. Los edificios de tres pisos, amarillos, con techos de tejas rojas, se aprecian detrás de la arboleda. Parecen gigantes curioseando tras una cortina verdosa. Es sábado. Hoy me tocó hacer un poco de gimnasia en casa: algunas abdominales, planchas y cuclillas me dejaron listo para la ducha. Al sentir el agua fresca de la regadera, cayendo en hilillos cristalinos por mi rostro y cuerpo trasnochados, pensé en el mar de mi infancia y en los lagos hermosos de esta ciudad. En la mañana, al despertar, iba a llamar por teléfono a un amigo y salir a pasear por las calles empedradas de la ciudad vieja, pero cuando oí la música y saboreé el café, me dieron unas ganas enormes de escribir. De relatar. He llenado otra taza y he colocado un cd de José Luis Perales -uno de mis cantantes favoritos. Sus canciones son poéticas y hablan de la vida, de la humanidad, del amor. Su voz, como el canto de las aves migratorias, me ha seguido los pasos en infinidad de circunstancias y recovecos. Recuerdo cuando estaba con mi hermano Leopoldo y unos amigos bebiendo en el bar de un pequeño pueblo peruano. Era una situación complicada. El régimen del momento, como un ogro con los pies de barro, humillaba y desaparecía todo en su andar. Pero en medio de esas circunstancias, la poesía hecha canción de Perales nos revitalizaba. -Señora, señora, póngase esa, esa de Perales. "Soledades". Sí, así se llama... -Bueno, bueno, ya cálmense, cálmense, allí va... "Yo canté a la tierra y a los hombres de la mar y al amor y al viejo que se va. Yo canté a mi pueblo y al de los demás, canté a la libertad y tú no escuchaste nada de lo que canté ni entendiste nada de lo que escribí...". Nuestras conversaciones se acaloraban con las coplas del cantor español y se diluían entre cervezas heladas, humo de cigarros ducal y voces de gente regada en mesas y sillas de madera. Necesito más café. He puesto a hervir el agua. Tomaré el café instantáneo. Aunque cuando escribo más horas, sobre todo en invierno, lo preparo en la cafetera eléctrica, colocada siempre en la mesa del comedor. La taza azul humea al lado de la computadora portátil. La llevo hacia mi boca. Mis labios perciben el líquido caliente que entra, corre por la garganta y se extravía en mi cuerpo vestido con un polo blanco de algodón y un pantalón corto, floreado. Tengo los pies descalzos. Siento la nariz helada y la lengua de Motta. Su pelaje color caramelo roza mis piernas. La veo levantar sus ojillos marrones. Me contempla. Mueve su cola como abanico. Quiere jugar. La acaricio, como habitualmente lo hacía. Me veo salir con ella de la casa de mis padres y corremos en el jardín de girasoles, en el parque con sus molles y eucaliptos, en la playa de olas gigantescas y arena fina. Da vueltas, parece un trompo, y la lengua le cuelga como un trapo de franela roja movido por el viento. Más café. En estos instantes mi hija salta sobre la cama. A ella le gusta hacerlo. Yo le pregunto por qué no hace eso en el piso. Pero me responde, como de costumbre, que ese es un escenario en donde ella canta y baila. Yo soy un espectador más que aplaude cuando ella cierra los ojos, toca la guitarra y canta canciones rockanroleras. Por las noches, cada vez que me muevo, la cama chilla, son los resortes que protestan. Y es que no solamente es mi hija, sino también su mejor amiga, quienes brincan sobre mi lecho nocturno. Parecen dos alondras primaverales tratando de aletear sobre su nido. Cada domingo que la llevo de regreso donde su madre, ella me deja la casa cargada de risas, muñecos, libros y dibujos. Escucho el alboroto de los pájaros. Los ojos me llevan hacia la copa de los árboles: una traviesa ardilla trepa en zig-zag por entre las ramas de un viejo abedul. Ahora veo a mi padre con sus ojos cansados y su cabello canoso. Mis tímpanos sienten su voz, sus bromas, sus consejos. Viejo, amigo, compañero. Sé de tu vida fatigosa, de tus trabajos desde niño, de tu labor en la fábrica. De tu optimismo por el futuro del país. De tus ilusiones, de mis ilusiones. Viejo, estás conmigo en estos momentos. Tus dedos largos, huesudos, temblorosos, pulsan las teclas del ordenador. Oigo tu respiración agitada en esta habitación abarrotada de melodía y remembranzas. A lo lejos, el riel del metro chilla y se extingue con la risa de los niños, quienes saltan como liebres en la alfombra verde de la calle. Veo a mi madre y a dos de mis hermanos menores. Ayer salí temprano del trabajo y los visité. Almorzamos juntos. Ellos con sus melenas largas y ella con su sonrisa perpetua. Comíamos y conversábamos. Brotaba música de la grabadora pegada en la ventana del comedor. Los miré y me dije: "Cuánto tiempo ha pasado". Fueron años duros sin vernos. Ella no tenía el cabello blanco y ellos mostraban sus rostros de niños. La vida ha galopado por sus semblantes y sus manos. Sin embargo, sus almas son las mismas de cuando los dejé una noche de mayo entre ladridos de perros y contingentes de sombras. Los ojos angustiados de mis padres y hermanos navegan en mis sueños como balsas a la deriva en un lago hondo y umbroso. Todavía escucho el enjambre de sus voces apagadas por la prepotencia y la amenaza. "Son cosas de la vida. De nuestras vidas", me digo. Ya las horas han corrido con los pies huracanados. El cantante acaricia las cuerdas de su guitarra, haciéndola vibrar como a una mujer desnuda en las sábanas del placer, y eleva su voz al viento: "Y a veces me pregunto si valdrá la pena dejar la vida entera en un papel". Yo me pregunto lo mismo. Ya estoy hambriento. Dirijo la mirada a través del cristal de la ventana: las nubes grises se han amontonado en el firmamento. Los gorriones empiezan a cobijarse en sus nidos. Va a llover. Eso me parece bien, ayuda a reverdecer las plantas en este ardiente verano. Apago la máquina y me levanto como un oso de la mesa. Llevo la taza vacía y la dejo en el lavadero. Camino hacia el baño. La suavidad espumosa del jabón líquido se desliza por mis manos y mi cara. Huele a primavera. Me alisto para salir. Quiero sentir y respirar la libertad de la urbe. No importa que llueva. Ya es la una de la tarde. Las llaves tintinean entre mis impacientes dedos. Cierro la puerta blanca del apartamento y me pierdo por entre las calles sonrientes de Estocolmo. (Este cuento forma parte de la antología virtual "Narradores latinoamericanos en Suecia"). ** Marco Minguillo alistarcomarco@hotmail.com Escritor peruano (Puerto del Callao, 1965). Sociólogo egresado de la Universidad Nacional Federico Villarreal (Perú), estudió trabajo social en la Universidad de Estocolmo (Suecia). Ha publicado los libros de relatos Una noche de otoño y otros relatos (1998) y Voces en tiempos de tormenta (2002). Coautor de Al cruzar la frontera (2001). Relatos y poemas suyos han sido publicados en revistas literarias de México, España, Suecia y Perú. Finalista en el I (1998) y II (1999) Concurso Internacional de Cuento "A Quien Corresponda" (México); primera mención en el Concurso de Cuento Breve "Santiago Dabove" 2001 (Argentina), y finalista en el IV concurso de cuento "Encuentro de Dos Mundos" 2003 (Francia). Reside en Suecia desde 1995. === Poemas C. A. Campos ============================================== *** V. Acaso sea por lo que veo en el espejo, después de noches de insomnio, sueños o deseos, cuando yo me estudio a veces. O acaso sea por el mundo, por lo que otros dicen y hacen próximos o lejos de mi rumbo, sin alma, piedad, por los que nacen. O ambas, u otras que ahora eluden mi café, y el vino que nos espera como la hora; son la razón por la cual, de hijos, Yo quizás no he querido saber, ni hoy me apuro por conocer. *** XXI. (esplín) Hay puestas de sol en que las manos empuñan vacío, que mis pasos por ser reflejos de sombra, caos, circulan farol, aguas y astros, Como si fuesen insectos; días en que la frente en vez de librar me apresa, y sólo me guía, me salva, la costumbre, ese mar; Noches en la que ni el bálsamo de la cama, ni el sexo de mi mujer me restauran el ánimo: Esa fábula, cuento, verso, sí Como este viernes, amanecer, que gallos cantan y debo creer. *** XXIII. ¡Qué pardo, cerúleo, es ser yo y a veces no poder sentirlo! Saber que soy a pesar de que no me reconozco; tantearme yo En mis ausencias sin ya precisar de mi presencia. ¡Qué cuento, lomo! Pareciera como si yo negar mi ser no necesitara; como Si mi alegato de existir de más estuviera; como si yo nuestro mundo pudiera percibir solamente y no mi propia voz. ¡Qué contingencia! ¡Cuánta conciencia! (De mí sé que ni soy consecuencia.) *** Catarsis Así mismo como nos sorprende a veces una enfermedad, me sucede con la música, cuando todo parece que se compagina, el día con el brío de tu ser, con tu disposición, edad, digestión, puntualizando esta química, eureka, encanto, lluvia, con la música de ese compositor; y terminas, como ha de ser siempre, atribuyéndole demasiado al interpretador, al compositor, a esa pieza, movimiento, tiempo, porque te sientes como si por fin algo de todas estas vagas variantes ha surgido, nacido, algo que no se parece a nadie más que a ti: A algún dibujo que ilustra ciertos contornos, caras y órganos que te saben a ti, a lo que tú has probado, rechazado, a sus orígenes, consecuencias. Cierto, no sucede siempre, cómo puede, ni hay garantía de que nos pasará de nuevo. Mas su recuerdo dura, perdura, lo sé, por lo menos este cuento no he tenido que tragarme, aunque solamente logre presentarse uno, sólo uno de esos momentos religiosos en nuestra casa, cuerpo, voz, durante nuestra estadía en la tierra, en el dolor, la resistencia; perdura, como perdura la cicatriz de una herida aun después de los médicos, de los puntos, desafiando hasta al propio destino de las cosas, vivas e inertes, patentes y esotéricas, minúsculas y mayúsculas, partidarias e indiferentes, neutrales, etcétera y etcétera: El olvido; esa suerte, taumaturgia, muerte. *** XXVIII. Hacia dentro, siempre, me advierto esta disposición por lo menos, como las raíces, el minero, o aquellos que cavan terrenos. Hacia lo oscuro, sin cuestionar la mano, el final de la vela; sin el perímetro considerar, estudiar, e ignorando hasta Algunos instintos. Mas no es que yo pretenda dispensar con la luz o dar con otra muestra de fe o de duda, pues sé que otra luz Pronto surgiría; otra cosa pretendo: Discernir mi ceguera. ** C. A. Campos l_tmartin@hotmail.com Escritor dominicano nacido en Santiago. Desde 1984 reside en Nueva York, EUA. Escribe tanto en inglés como en castellano. === Impotencia Silvia Hebe Bedini ==================================== Don Florencio Costa no percibiría la ausencia de su hija, al menos durante esa noche. Tampoco escucharía los ruidos de la cama temblando, ni el crujido de las uñas que rasgarían mi espalda. No sospecharía que sobre el cuerpo de su amada hija estaría justamente yo, y a escasos metros de él. No se filtrarían en sus sueños los pedidos de ayuda, mi boca sellaría todo sonido. Y mis manos se encargarían del resto, la asfixia y el estrangulamiento. Y así fue, con sumo cuidado y sumo desprecio, haciendo valer mi honor, haciendo justicia. Amén. Si su carne no hubiese cedido debajo de mis dedos, si no la hubiese sentido retorcerse y enredarse con las sábanas, oliendo a rosas y a miedo... tal vez... Odié tenerla allí, indefensa y suplicante, y yo sin poder rasgar el nido entre sus piernas. Odié escuchar su risa, verla vanagloriarse de sus dotes de mujer y de mi vergüenza de hombre. Gozaba y sufría, reía y callaba, pero seguía allí, esperando que mi furia la penetrase, y que la pesadilla tomase forma de pasión o descarga. Y yo sudando nervioso, avanzando en mi plan de eliminar a la única testigo de mi debilidad, forcejeando fláccido, lastimosamente absurdo. Por eso comencé a aprisionar su cuello entre mis manos, para observar cómo su rostro abandonaba su etérea palidez y su burda risa. Y apreté más, y más, y cuanto más lo hacía más se erguía el hombre en mí, mi virilidad despertaba exaltada de su somnolencia. Placer, placer supremo estallando en un río de vida sobre su vientre, mientras un suspiro entrecortado la alejaba de la vida. Y luego el silencio. Fumar un cigarrillo sin tener que abrazarla. Fui lo último que sintió. El solo recuerdo me excita de nuevo. Desde el cielo o el infierno, ya no podrá reírse de mí. La huida bien hubiese podido ser mi tumba, pero apareció la lluvia, las huellas de mis pasos no serán mi condena. No hay sangre en las sábanas, no hay rastros de mí excepto en su cuerpo, pero para borrar todo vestigio también estará la lluvia. Don Florencio duerme, y es mejor que lo haga, tendrá un día largo y penoso. Seguramente descubrirá la cama vacía de su hija por la mañana, al llamarla para el desayuno, y entonces se dará cuenta de todo. Y la irá a buscar como prometió. La irá a buscar con un arma cargada, y no aguantará una sola mentira, ni una sola verdad. Cumplirá su promesa de matarlo allí mismo, delante de todos, por llevarse a su única hija. No pasará mucho tiempo hasta que mis presentimientos tomen forma, espero que todo salga como lo he planeado. Los demás se apartarán sin querer entrometerse, siempre fue clara la línea de fuego y del honor entre esos dos, dirán. Tarde o temprano pasaría, Don Florencio perdería a su hija pero su amante perdería la vida, palabra de hombre de ley. Los disparos lograrán cambiar a dolor la cara de sorpresa de mi hermano. Se lo buscó, dirán todos, y se juntarán en círculo alrededor del muerto. Pero esa mujer no merece tanta sangre, murmurarán otros a espaldas del vencedor. A mí nadie me mirará. Quizás alguien pudiese pensar que Don Florencio estaría ahorrándome el trabajo, pero no lo dirán en voz alta, los conozco. Alguno, seguramente, creerá que con el tiempo yo lo hubiese perdonado por quitarme la mujer, y que hubiese llegado a odiar a Don Florencio, mi patrón, por matarlo a sangre fría, pero será cosa de ellos lo que quieran creer. Y la lluvia que no para, la tierra se hizo barro y el barro se echó a andar. Nada podría sepultarse eternamente, tal vez las miradas dejen de ignorarme. Y la lluvia que no para... mal día para otro entierro. ** Silvia Hebe Bedini silbedini@yahoo.com.ar Médica pediatra y neuróloga infantil (Buenos Aires, Argentina, 1967). Reside en Los Ángeles y es escritora. === Tres poemas Mario Waits ========================================== *** Delta Soy tu luno menguante que se pierde en el reflejo de llanto Tigris contaminado en frases del caudal hermano muero de sed de que tu boca beba, tú mi sola, desolada de olas que no hunden ni salan al herido almo. Mi nuco esconde mi verdadero caro, oscuro y cadavérico de ti mi sombro pende ya del tule de la muerte, tu rostra se sonroja al descubrirme en busca de tu última reducta. Mi autoexilio es proclama fantasmal que se extravía en el embosqueado de tu boca briosa clamor de lenguo despedido en suicidio de quelonio tortuoso. No hay salvador, no hay sirenos cantos, Penélope duerme en su funeral viaje en vano, perlos en los ojos comilona de cuervas diurnas, blancas en son de camuflaje guerro. Mi sangre pulpa no pinta ni el espumo del mar, solo quedo de mí en ese nube que reviento en el mástil juego el último aliento fallida mano en juego de abalorios tan cerca a tu ventano para decir a diosa adiós. *** Cielo caído El cielo se cae en trozos uno de ellos ya no se levanta del suelo suda nubes de sangre y fiebre tartamuda lengua rota no besa, no suplica solo intuye a los muertos su sabor a ceniza y cal que quema. Se eleva el telón y no llega la amada se encuentra en brazos marineros que dejaron la barca a la deriva, porque el cielo se cae a mares y el teléfono del teatro permanece impávido incapaz de iniciar el soliloquio. El cielo se cae en pedazos sobre los infieles que lo usan de sábanas para arropar a los fantasmas de la incertidumbre y el paralítico camina, el ciego ve el engaño, el mudo aprende a hablar a fuerza de golpes, el sordo lee los labios de la esposa muerta, todo huele a miseria, a demonios de azotea. El cielo se desploma las aves desean piernas, el ángel traicionado se arranca las alas, el falso médico receta morfina al falso enfermo, todos desnudos boca abajo en la última cena de lodo fermentado por el propio excremento del miedo. Y la muerte no llega cuando se le necesita queda, muy queda, se queda en casa por el toque de queda, aprovecha para cambiar el color de su tinte y pasearse por los ojos del nonato al que no pudieron amamantar con indiferencia, con el alma en un hilo... ahorcada. El grito de auxilio, la súplica de un poco de amor se ahogan, porque se cae el cielo hueso a hueso. *** Hay veces Hay veces que te joden los muertos con su sonrisa permanente, su profunda mirada y un viento de reclamos entre su innecesario respirar. Hay veces que los muertos invaden sin permiso la intimidad de nuestros sueños y hacen fiestas u otras veces charlas amenas, dándote escalofrío sus alientos para que no pierdas el ánimo ni el ánima en aspavientos. Mas no los exorcizas, a menos que quiebres la madrugada, que camines insomne al contar a tu paso las estrellas, que hay veces, son también, lejanos muertos. Hay veces que tu mejor camarada te traiciona, pues lo abrazas un viernes, quedan de reencontrarse en luna nueva y lo ves alejarse e ignoras que algo se masculla entre dientes; el sábado te sorprendes en su funeral, el lunes en la mesa de siempre te bebes en el soliloquio del llanto, su amargo café sin fondo de conversación y descubres que no hay sacarina sustituta para el agradable azúcar de que se componen los amigos buenos. Hay veces que te joden los muertos, dan señales de humo que enrojecen los ojos y no nos heredan demasiadas opciones, pues te rompes la testa o las promesas... Y ellos que se pasean con profundas miradas, sonrisas transparentes y sus trajes de fiesta. ** Mario Waits mariowaits@yahoo.com.mx Escritor mexicano (Campeche). Es ingeniero en electrónica. Ha publicado el libro de poesía para niños Travesía de sueños (Ediciones de Oriente, 2002). === La casa de Rosa Andrade Déborah Puig-Pey Stiefel ================= ¡Ciudad mía, mi amor, blanca mía! ¡ah, esbelta, óyeme! Óyeme y un alma te infundirá mi soplo (Ezra Pound, N.Y.) La estructura del universo es una criatura tierna y umbría que nada a través de los corazones. Pero Rosa no pensaba en eso todavía, sino que se ajustaba las hebillas del peto y dejaba que su instinto la guiara como una luciérnaga en un jardín húmedo. Niña de piel blanca y pequeñez engañosa... he ahí una rosa tupida cuyos pétalos se apelmazan y retuercen hasta formar el órgano centrífugo de su propia fuerza vital. Así, sentada en la piedra del puerto que la vio nacer, se concentraba en intuiciones repentinas cuyo impulso a ella misma le asustaban, tendiéndole caminos que la alejaban de su patria cómplice, pero que reconfortaban su imaginación. Largamente entrenada, oliendo la espuma del océano, llenándose las manos de crestas blancas, surcos de restos de oleaje, navíos inmóviles o entusiastas como amantes aquejados de fiebre. Qué vieja era su ciudad. Qué de movimientos, cuántas acciones y milagros pequeños, cuántas desazones, causas y olvidos, lluvias y soles; cuántas niñas distintas. Uno intuye lo que será a dentelladas que se maltragan y luego no lo recuerda y va echando adelante como si la vida fuera una digestión lenta. Cuánta gente, cuántas sonrisas, cuánta muerte. Así, mucho tiempo después ella iba a navegar también, cruzaría el mar y uniría los puntos equidistantes de su vida. Ahora sólo tenía corta edad, una lid infantil con sus entrañas y un fantasma nocturno: la imagen de un muchacho moreno que la pretendía en sueños y desaparecía en el fondo. En el fondo de un mar ferozmente azul. Las ventanas atacando de luz y un comedor recién pintado. La familia de Rosa es mucha y el vocerío y la melancolía a partes iguales sirven la comida sobre una mantelería remendada. Huele a hierba lenta, a vino espeso y a casa grande. Rosa está guapa, su cabello castaño se riza con pereza y cae sobre los hombros espontáneamente. Su mapa, por primera vez, ha creado resquicios en la realidad: amigo de su padre, un joven cuya tez refleja el cedro y el aceite, ha sido invitado a comer y sonríe con benevolencia. ¿En qué alma no queda impreso el miedo a encontrar? Pero Rosa no sabe. No sabe que ha soñado con él. No conoce la vocación profética de sus sueños. Una mezcla de juventudes y la mano que nos venda los ojos, especulando en el corazón. Una cierta pasión por el trabajo la caracterizó después, cuando la vida ya había cubierto sus etapas naturales y ella había reído, sufrido y remontado la cuesta inconsciente de los avatares accidentales. Tomó las riendas y se fraguó un destino: quería tener un pequeño imperio financiero en algún lugar cerca del mar donde lucir sus aptitudes ejecutivas; pero también quería algo más y más extraño. Quería que fuera un escenario de sabores, una estampa de consecución de perfecciones y precisiones, que el lugar fuera armonioso y tranquilo, que el dinero fuera como el premio a una hermosa yegua que ha corrido impecablemente en una carrera local. Que el trato fuera delicado y atento. Que el grado de salinidad fuera el justo, que el aire oliera bien. Que el negocio consistiera en haber creado un espacio inusual de hogar, donde los afectos fueran matices del ritmo horario y los parentescos, funciones de la creatividad. Por esa razón de su imaginación, que estableció un vínculo inaudito entre el agua de mar, el amor de su vida y una compañía de quehaceres rentables y entrañables al mismo tiempo, Rosa se aventuró en la herida que infecta: realidad y misión, proyecto y angustia, duda y necesidad. Él también se dedicaba a los negocios. También navegaba y se mecía en esa adicción. Suspiraba por alcanzar el éxito, por operar correctamente con contactos y tratos. Y también lo hacía regido por una dirección casi moral. Una suerte de orgullo piadoso que le nacía. Periferia de la ética profesional, los humildes tienen que invertir en causas posibles. Se entenderá mejor lo que sucedió a Rosa, si les digo que ha habido otros hombres, pues ella se dedicó a coleccionar réplicas de su amado durante una época de su vida. Morenos penetrantes que torcían raíces y la engañaban como espejismos en la sequedad. Que la dañaban. Tardó años en darse cuenta del impacto de aquel primer moreno que la derivaba a una galería de bellos monstruos que se le parecían. Detuvo el paso: finalmente no eran más que defectos de la memoria. "Son sólo una copia, yo amo el original", se dijo. Rosa sólo podría entregarse a él. Hoy aún lo espera. De nada serviría que yo hubiera citado el nombre de esas ciudades que ha ido visitando y que son el error y el ensayo de su Casa. Lisboa, Marsella, Barcelona... todas ellas conocen el nombre íntimo de esa Rosa. Cualquiera de ellas puede sufrir un día el horadar de su asta, como la espina definitiva en el tallo completo. De nada serviría que yo supiera el final de su ruta, ni si el moreno auténtico la reconocerá algún día. Pues ese es el secreto de todo aquello que es irremediablemente singular. Sólo hay un ejemplar. No puede duplicarse. Aunque hubiera miles de Rosas Andrade, cientos de niñas Rosa, millones de puertos en el Mediterráneo, millares de sueños especiales; aunque haya un sinfín de amores presentidos... De nada serviría que yo revelara a Rosa dónde esta su Casa y cómo es. Le diría: "Mira, tu casa existe. Combina madera, piedra y metal. Está cerca del puerto. Es grande, Rosa, muy grande. Está cerrada a cal y canto y aparece tu nombre en la fachada principal. Dice Casa de Rosa Andrade en letras estampadas, en un cartelito ligeramente inclinado, al lado de una verja blanca. Todavía no tiene llave, ni título de propiedad. Llamas, y no te abre nadie. Pero existe y es tu casa, y es tal como tú la has fabricado". Si yo le dijera a Rosa que esa casa existe, sé cuál sería su respuesta. Mordaz y seria a la vez, me contestaría: "Ya lo sé. Pero es sólo una copia. Yo amo el original". ** Déborah Puig-Pey Stiefel dpuigpeys@provimar.es Antropóloga y escritora española (Barcelona, 1960). === Una luz desde el río Leandro Calle =============================== (Nota del editor: un ejemplar de Una luz desde el río, el segundo poemario del argentino Leandro Calle, llegó a nuestras manos hace algunas semanas. Los textos que lo conforman dan cuenta del oficio literario de su autor, matizado con su apostolado como sacerdote jesuita). *** Condena a muerte Llegaron con la luz en nombre de la luz imprevistos como un coro de ángeles en medio de la noche. Pero sus alas eran negras. *** Primera caída ¡Caigo en sus manos, pero Tú me sostienes! Se precipita mi cuerpo a un banquete de sangre mi piel anuncia un carnaval macabro. Debo elegir entre el silencio o la palabra. Elijo el grito. Tú me levantarás para siempre. *** Segunda caída ¡Caigo en sus manos, pero Tú me sostienes! Quisiera arrancarme el corazón como quien desprende una fruta madura. No soporto este latido incesante este persistente recuerdo de estar vivo. Se ensañan nuevamente con mi carne festejan no sé qué palabra salida de mi boca. Quisiera arrancarme el corazón para llegar al final de esta caída. Tú me levantarás para siempre. *** Tercera caída ¡Caigo en sus manos, pero Tú me sostienes! La espera también es una caída una garganta un hueco interminable. El silencio es una sinfonía oscura de mi piel. Por el olor percibo la última caída y fijo por primera vez mi cara definitivamente hacia la muerte. Tú me levantarás para siempre. *** Lleva la cruz sobre sus hombros Debo arrastrar el pasado para aligerar una carga que no entiendo. Ya no se puede mirar atrás. Estas manos soportan un arado que se empeña en arrastrar la historia. Hay algo liviano en el dolor tal vez un pétalo que cae para no marchitar la pureza del despojo. *** Un sepulcro nuevo No tenía dónde reclinar la cabeza tampoco ahora tengo una tierra firme. Me recibe el agua como una madre inmensa. A lo lejos el responso de los camalotes las letanías de las algas. Ay Padre, Padre mío ¿para qué me abandonaste? Es todo muy oscuro y los peces muy tristes. Ay Padre, Padre mío ¿qué lugar es este, que no hay luz? Todo es calmo y hasta el río está suave. Ay Padre, Padre mío ¿Hasta cuándo el silencio? Ay Padre, Padre nuestro ¿No es tu reino una mesa, un pan interminable? *** Despojado de sus vestiduras Una vez desnudo en las carnes florece la muerte. *** La cruz Tengo sed. Entre mi espalda y el madero siento una brisa suave. *** El Cireneo ayuda a llevar la cruz No te da el paladar para entonar un grito que paralice los estertores de la muerte. No te alcanza. No te da la mirada para aquietar la sangre. No te alcanza. No te dan los brazos para comprender todo el peso la profundidad y el abismo. No te alcanza y sin embargo, me basta tu presencia aliada del dolor y hermana de la lástima. *** Consolación de las mujeres que lloran Un ovillo secreto las reúne. Ellas tejen un mandala de memoria y olvido conjugando en cada vuelta los verbos de la muerte. Como disciplinantes, dejan la carne viva hasta que los huesos dan a luz una negrura inexpresable y sobre el borde invisible del círculo sagrado se encienden se encienden sus pañuelos blancos. ** Leandro Calle leandrocalle2000@yahoo.com Escritor argentino nacido en Zárate, provincia de Buenos Aires. Pertenece a la orden de los jesuitas. Ha realizado estudios de humanidades, filosofía y teología. Completó parte de sus estudios literarios en el taller de Elizabeth Azcona Cranwell. Poemas suyos han sido editados en la Antología de fin de siglo de Editorial Vinciguerra, y en medios gráficos del país. Recibió en 1998 mención de honor del Fondo Nacional de las Artes. Actualmente pertenece al grupo literario El sello, el cráneo y la sed. === El viaje de Lulú Marta Catalán =================================== SECUENCIA01_se puso el vestido de lunares, el de gasa verde, que iba a caerle hasta justo por encima de las rodillas. Cogió las llaves y salió de casa. Soplaba una brisa cálida, anunciando el final del verano. Es noche cerrada. Se acerca hasta el punto de aterrizaje a esperar. "¿es éste el 132?" le pregunta un enano en el que no había reparado. Sí, claro. El 132. es el único que pasa por la noche. El enano saca una baraja de cartas, la lanza al aire y acto seguido desaparece dando saltitos por la esquina del boulevard. Lulú se sienta. Probablemente llegue con retraso. No importa, tampoco tiene mucha prisa. Las calles están vacías. Las señales de iluminación parpadean desconcertando su atención. "están interpretando la sonata para piano de plástico de john cage", el enano ha reaparecido, consiguiendo ponerle el corazón en un puño, "¿no es magnífico?". Y pronunció esta palabra como quien se deleita con cada letra, con cada sonido, como si estuviese más pendiente de escucharse a sí mismo hablando, que de saber realmente el significado. y finalmente la palabra se quedó enganchada en la maraña de sombras que cubría la calle, columpiándose ante Lucía y sacándole la lengua. SECUENCIA02_te he dicho que no lo voy a hacer. Estoy harta. Siempre acabo haciendo lo que tú me dices. Pero esta decisión la voy a tomar yo. Qué demonios. Es mi vida. ¿o acaso resulta ahora que tengo que supeditarme a ti? Ni hablar ...apaga el cigarrillo con fuerza en el cenicero rebosante de colillas. Se levanta y da vueltas por la habitación. Se quiere ir. Quiere irse a algún lado. Lo necesita. Es como un sentimiento que brota desde algún lugar de por ahí dentro y le recorre todas las terminaciones nerviosas, hasta la punta de los dedos. Tengo que irme. SECUENCIA03_la cabeza le da vueltas. Aún sostiene en la mano la rosa, y se pincha sin querer. Un reguero de sangre comienza a brotar con calma hasta estrellarse contra el empedrado húmedo. ¿dónde estoy? Arranca a andar perezosamente sin rumbo fijo, primero gira a la derecha, luego a la izquierda, se detiene ante un cartel, pero no lo lee. Algún reloj da la hora. tampoco lo escucha. Está empezando a volver a nublarse, la poca luz que había va disipándose hasta quedarse envuelta en la total oscuridad. No hay nadie con quien cruzarse. Como si todo el mundo hubiese desaparecido. Las ventanas están cerradas, quietas, expectantes. ¿qué hago? SECUENCIA04_al fin llega el 132. aterriza suavemente ante la parada y abre sus puertas. El enano ha vuelto a desaparecer. Lulú se monta y se acomoda en uno de los últimos asientos, junto a la salida de emergencia. Una azafata se le acerca sonriente y le ofrece una piedra azul. Lulú la mira, mira la piedra, mira a la azafata. "tómatela, te sentará bien". ¿una piedra, cómo me va a sentar bien una piedra? "¿y por qué no? Alguna vez te has comido alguna?". Lo cierto es que ella no se había comido nunca ninguna, pero tampoco creía que necesitase haberse comido una para saber que no iba a estar buena. La azafata le cierra los puños a Lulú y los agita en el aire. Cuando los vuelve a abrir la piedra es un caramelo de fresa. "¿y ahora, te lo comerás?". se lo introduce en la boca y empieza a sentir cómo todo el cansancio acumulado va relajando su cuerpo hasta quedarse dormida. SECUENCIA05_acaban de apagar la música, pero en el aire aún danza una pareja. Tienen pinta de venir del este. Son serios, de tez pálida y pelo negro. No se miran. Sólo se deslizan suavemente. Lulú está sentada en una roída banqueta de plástico, en una esquina. Los mira. Aunque ellos no se dan cuenta de que no están solos. Ella lleva los labios pintados de rojo, y frunce la boca seria. Él un sombrero de copa y un bastón. Le recuerda la imagen a algún cuadro que vio alguna vez. Aunque en el cuadro no había una pareja bailando, sino motas de polvo deslizándose en un rayón de luz. SECUENCIA06_ la cama la abraza, deshecha, revuelta entre sábanas usadas. Un par de ojos la miran. Es un esgrimista negro, de pie ante ella. "vamos a llegar tarde". ¿Tarde para qué? ¿ Tarde a dónde? "ya estás otra vez con lo mismo. Venga, vámonos ya". Lulú se levanta, aunque se siente muy cansada. El esgrimista la coge de la mano y la arrastra hasta el pasillo. Los neones parpadean, como si dudasen si quedarse encendidos o apagados. El pasillo parece ser infinito. Caminan entre las puertas abiertas de las otras habitaciones. En una de ellas hay un garaje con un viejo coche. Un niño juega a la pelota y ésta se desliza debajo del coche. Se agacha a intentar recogerla y desaparece. Suelta la mano del esgrimista, y vuelve atrás, a buscar al niño, pero cuando abre la puerta un señor de bigote blanco, en mitad de una abarrotada avenida le increpa: "mire por dónde va. Casi me pisa". Lulú se disculpa. El esgrimista ha acelerado el paso, y se cuela entre la multitud, hasta meterse en el portal de un edificio de ladrillo. Se disculpa nuevamente con una mirada ante el señor, e intenta seguir al esgrimista. "llegaremos tarde". SECUENCIA07_siente las olas lamerle los pies, tranquilamente. Al otro lado de la bahía hay una exuberante vegetación. Una señora en bicicleta se le acerca y de su cesta, le ofrece unas berenjenas rebozadas. "mi hija vive en el pantano. Ahora va a tener un hijo. Es el tercero. ¿sabes? Seré abuela por tercera vez. Es curioso, ¿no? Uno sólo es hijo una vez pero luego eres padre, abuelo, tío... tantas veces como el destino, caprichoso, decida. Puedes ser hijo, y no ser padre, pero no puedes ser padre y no ser hijo. Todo el mundo es hijo de alguien". Lulú toma la berenjena y se la vuelve a ofrecer a la señora. "ah, vaya, muchas gracias, es muy gentil por tu parte". La señora la mastica mientras farfulla. "realmente está muy buena, ¿la has hecho tú?". SECUENCIA08_es curioso. De repente es como si entendiese todo. Un momento de lucidez estúpida. Ya ves. Tantas dudas. Y ahora todo tan claro. El esgrimista, vestido de esgrimista y de médico le da una palmadita en la espalda. "a ver, ahora mira para arriba, ahora para abajo. Vale. Ya te puedes desnudar". Deja resbalar el vestido hasta los tobillos y se quita los calcetines. Se pasea la mano por el cuerpo. Es como si no lo sintiese, como si una mano ajena lo estuviese recorriendo. El esgrimista está a cierta distancia de ella. "¿cómo lo sientes?". Extraño. Muy extraño. SECUENCIA09_el 132 hace una parada. Se detiene en algún lugar desconocido para Lulú. Asoma la cabeza por el hueco de la ventanilla y de repente le invade un tumulto de gente, de gritos, de carros, de animales, de olores, de comidas. Una vieja se le acerca y le pide que le compre una fruta. "¿cómo te llamas?". No contesta. La mujer, suavemente le tira del vestido. "dame algo". Lulú vuelve a meter la cabeza y cierra la persianilla. En esta parada sólo sube una persona. No sabe quién es, pero tiene la sensación de que le suena su cara. El vuelo va vacío, y la nueva pasajera se sienta a su lado. SECUENCIA10_se cruzaron en la calle. Sí, no sé, por azar. Él quería fuego para un solitario cigarrillo que le colgaba de los labios. "éste es el mejor regalo que me han hecho nunca". un encuentro estúpido. Como de libro. Están en algún callejón. Se oye un gato rebañar en el fondo de algún contenedor. La mano de él roza el dorso de la de ella, como sin querer, aunque estén solos, como si les mirase alguien. Y estuvieron así horas, simplemente sintiendo el leve calor de un cuerpo cercano, sin llegar a desnudarse, sin llegar a besarse, siempre sin mirarse, sólo sintiendo. SECUENCIA11_"mi esposa es buena. Cocina, lava, educa a los niños. Son ya muchos años juntos. En otros lugares no saben lo que es el amor. Piensan que es una cosa. Pero se equivocan. El amor no es egoísta. Ni cosa sólo de dos. Yo nunca podría abandonarla. Es mi obligación que mi familia tenga comida en el plato todos los días. ¿cómo si no?". Lulú mira al hombre. Mueve el bigote mientras habla, escuchando de fondo la ciudad dormida. Están en la azotea de su casa. "La gente no se toma la molestia de pensar. Sólo hace y hace. Claro, así van las cosas. Es más sencillo... ¿te ha gustado la cena?". Por supuesto. Realmente tenía razón en lo de que su mujer sabía cocinar, aunque ella se hubiese quedado abajo colocando las camas en el patio. SECUENCIA12_él la agarra a ella por la cintura, sigue serio. Ella levanta la pierna y se quedan estáticos, extasiados en esta postura. Lulú se levanta de la banqueta y arranca a aplaudir. Pero no se oye nada. Sus palmas resuenan huecas, y los bailarines desaparecen detrás de una cristalera empañada. De pronto, por donde había salido la pareja aparece el enano dando piruetas. Le está hablando. Lo sabe porque le ve gesticular con énfasis, pero continua sin oír nada. Él se acerca y le entrega un puzzle. SECUENCIA13_ha perdido la noción del tiempo y del espacio. Mira a su alrededor y no reconoce más que siempre la misma calle. Rebusca en su bolso y sólo encuentra un papel en blanco. Vaya, no es de gran ayuda. Hace una pelota y lo tira al suelo. SECUENCIA14_"espera. Espera, por favor". Suena más a súplica que a otra cosa. "al final siempre es la misma historia". ¿no te cansas? Baja la mirada. Claro que se cansa, pero hay algo, que no sabe qué es, que es más fuerte que el propio agotamiento. "no te vayas". Algo se le revuelve dentro. Me estoy mareando. "ven, siéntate a mi lado". Le acaricia la cabeza, como si fuese una niña pequeña. "así está mejor, ¿verdad? No pasa nada". Ése es el problema, que nunca pasa nada y siempre pasa todo. SECUENCIA15_tiene una melena salvaje, exuberante, y sólo lleva un abrigo de leopardo sin botones. no sabe cómo empezar la conversación, porque realmente no sabe de qué la conoce. Se revuelve incómoda en el asiento. Tiene que decirle algo. Por algún lado habrá que empezar. "me llamo Pit. ¿tú a dónde vas?". Excelente pregunta. Y claramente ella no la reconoce. Lulú no le responde. "bueno, de todos modos será un viaje largo. ¿te apetece jugar?". Pit saca la caja, se sienta en el pasillo y despliega las piezas. Lulú mira el puzzle y empieza a colocarlas; algunas donde deben de ir, otras donde buenamente considera mejor encajar la pieza que no es. SECUENCIA16_ el esgrimista toma una sartén. "¿ves mi reflejo?". Lulú mira, claro que lo veo. "¿y el tuyo?". coge la sartén y ésta le devuelve su imagen. Sí, también me veo. Pues eso es que ya has entendido todo. Le invade una sensación de sosiego. Pero ésta apenas sí dura unos instantes. no, ¿qué estoy diciendo? Cuando levanta la mirada el esgrimista se le ha vuelto a escapar. Asoma la cabeza tras una puerta y le indica que le siga. ¿seguimos llegando tarde? El esgrimista le hace un gesto. "pues claro". SECUENCIA17_ la cara de Pit le infunde calma. "regar las plantas me relaja. Sí, a veces hasta les hablo. Dicen que es bueno. Y así está el ficus, que bueno, ni crece ni deja de crecer, pero tampoco muere". Lulú mira la planta. Se queda observándola mientras cae una hoja y brota, de un tallo reseco, otra. El viento mece la planta, suavemente. La planta se despereza, estira sus ramitas y se sacude el polvo. Las hojas van adquiriendo un tono verdoso, escupiendo la clorofila, muy lentamente, con calma. SECUENCIA18_no sólo todas las calles le parecen iguales, sino que las casas, las puertas, los coches, todo le resulta clónico. Todos los relojes que ven están en marcha, pero detenidos en una hora. Son las 11:57, y el segundero se ha quedado estancado en los 36 segundos; lucha por avanzar, y cuando llega a los 37, vuelve a resbalar torpemente hasta el 36. Lulú toma una piedra, como la que una vez se comió [¿o tal vez aún no la había comido?] y la lanzó contra uno de los relojes. El cristal se partió y salieron del interior mil hormigas voladoras, desperdigadas en todas las direcciones. Dio unos manotazos al aire para evitarlas y empezó a correr calle abajo. Aunque realmente se dio cuenta de que daba igual que corriese todo recto, o en zigzag, al fin y al cabo era lo mismo. SECUENCIA19_anuncian por megafonía que hay ciertos problemas con el motor. Un aterrizaje suave y se encuentran en una gasolinera en medio de algún lugar. Pit y Lulú descienden. Se abre la portezuela de la cabina del piloto y desciende de ella el enano. "bueno, ¿quién quiere un masaje en los pies?... es regalo de la casa por el retraso". Lulú se acomoda y el enano comienza a recorrerle la planta de los pies. "¿sabe usted que tiene unos pies categóricos?... mmmm, sí, yo diría que hermosamente categóricos y escurridos". SECUENCIA20_ cada uno encuentra su sitio. Sí, como cuando mezclas petróleo con jugo de limón. Al principio resulta una masa asquerosa de un tono parduzco, pero luego el limón va descendiendo poco a poco, y el petróleo, impoluto, aflora en la superficie. O como cuando Neil Armstrong puso un dedo sobre la Tierra y entendió lo pequeño que era. Como un guisante. SECUENCIA21_ nunca más lo volvió a ver. Se alejó, sin darse la vuelta, aunque sabía que él la seguía con la mirada. Y guardó el recuerdo en un cajón sin llave que algún día volvería a abrir. A veces las cosas son así. [*y antes de irnos, como punto anecdótico o tal vez relevante del relato, propongo al lector una re_lectura des_ordenada de las secuencias.] ** Marta Catalán quijota2@yahoo.com Escritora gallega residenciada en Vigo. === Dos cuentos Ángel Balzarino ====================================== *** Centro de ayuda al suicida El estridente sonido del teléfono logró disipar el sopor que ya empezaba a gobernarme debido a los tediosos programas televisivos con los que pretendía sobrellevar las tres horas de turno. De manera automática levanté el tubo y pronuncié la ya tradicional consigna: -Centro de ayuda al suicida. No recibí ninguna respuesta durante unos segundos. Sólo llegué a percibir el ritmo de una respiración agitada, como de alguien que ha efectuado una larga carrera o se encuentra muy nervioso y no logra articular una palabra. Al fin surgió la voz de una mujer, débil y neutra: -Voy a suicidarme. Estuve a punto de exteriorizar una señal de triunfo o de íntimo regocijo porque al fin, primera vez, me tocaba atender el llamado de alguien dispuesto a tomar tan crucial decisión. -¿Cuál es el medio que ha elegido? Comprendí que el largo silencio obedecía a la sorpresa o perplejidad por la inesperada pregunta. La que sin duda jamás llegaron a formular mi hermano y sus cuatro amigos -entre los que había un sacerdote y un psicólogo- al decidir, con la mejor buena voluntad y en un gesto de generosidad y altruismo, instalar un Centro de ayuda al suicida. Aunque no me convencía demasiado la posible bondad de tal servicio, pues dudaba que una persona con la intención de suicidarse se resolviera -dado el natural estado de enajenación- a marcar un número y pudiera, por obra de la energía y aliento que una voz anónima pretendiera infligirle a través de la línea telefónica, cambiar de idea, me ofrecí para cubrir algún turno. Más que el afán de colaborar en un emprendimiento que no me inspiraba demasiada confianza, deseaba tener la experiencia de atender algún caso en forma directa. No tuve suerte las veces que requirieron mis servicios -casi siempre desde la medianoche hasta las tres de la mañana, al parecer el turno más difícil de cubrir-, ya que nunca el timbre del teléfono me posibilitó establecer comunicación con algún potencial suicida, por lo cual llegué a reflexionar que, para el caso de confeccionar datos estadísticos, debía ser el horario menos tentador y, por ello, el que reflejaba un grado de mayor euforia y vitalidad en la gente. -¿Cómo...? Creí que ya había mordido el anzuelo. La voz algo más firme y el atisbo de interés en la pregunta parecieron abrir la puerta para alcanzar mi propósito. Marqué cada palabra como si le hablara a un chico. -Le pregunto qué medio piensa utilizar para suicidarse. -No sé todavía... -titubeó, desolada, como si hubiera indagado sobre algo demasiado recóndito que no estaba dispuesta a develar, y tras una breve pausa, quizá urgida por el único motivo de su llamado, inquirió con brusquedad-: quiero hablar con Danilo, por favor. -No se encuentra en este momento -en seguida comprendí que no era la primera vez que llamaba sino que ya conocía a mi hermano y sin duda, por la infinita paciencia que lo caracterizaba y su deseo de contagiar un inveterado optimismo a los demás, debía ser alguien de permanente consulta-. Yo ocupo su turno y trataré de ayudarla como podría hacerlo él. Tenga confianza. -Danilo es muy especial -la voz llegó a ser un susurro casi sensual-. Gracias a él pude sobreponerme dos veces, pero ahora de nuevo siento hundirme... -¿Quiere decir que por tercera vez va a intentar suicidarse? -formulé la obvia pregunta con el beneplácito de estar frente a un caso ideal para desarrollar mi teoría sobre la verdadera función que debía cumplir el Centro-. Podría decirme qué método ha empleado anteriormente. -¿Método..? -de nuevo pareció quedar con la mente en blanco al plantearle algo que no figuraba en sus planes; al fin, como si recuperara algún fragmento del pasado, continuó-: la primera vez con una hoja de afeitar. Fue lo primero que encontré. Pero cuando la sangre... Se calló de pronto. Presentí que el recuerdo de la sangre manando de sus muñecas aún la estremecía y sin duda, superado el propósito homicida por efecto del horror o por el natural e imperioso deseo de supervivencia, debió buscar el auxilio de un chorro de agua fría o una toalla absorbente. -Apeló a un recurso probadamente ineficaz -procuré exhibir la seguridad de quien da una cátedra sobre una materia que domina a la perfección-. Demasiado lento. Otorga tiempo para el arrepentimiento y la búsqueda de algún paliativo salvador. Estadísticamente es el medio con menor resultado positivo. -Sin embargo Danilo me dijo que había sido casi una bendición. Me repitió muchas veces que haberme salvado era un signo positivo y debía tomarlo como algo providencial para poder seguir... -Pero lo intentó por segunda vez -la interrumpí en un reproche casi agresivo, tratando de apartar la sombra pertinaz de Danilo-. Eso demuestra que no había superado el estado de confusión y desequilibrio. -Sí, lo mismo me dijo Danilo -la reiteración del nombre de mi hermano me dio la certeza de estar bregando contra un adversario poderoso y tal vez invencible-. Durante cinco meses estuvimos hablando casi todas las noches... -Hasta que volvió a intentarlo -recalqué con firmeza-. Evidentemente los consejos de Danilo no lograron el efecto esperado. -Traté de cumplir todo lo que él me decía: apartar las ideas pesimistas, ocupar el tiempo con alguna tarea, mirar todas las cosas con mucha fe y esperanza... -el sentido de culpa fue apagándole la voz-. Pero no pude. La soledad, esta casa tan grande, las noches interminables y vacías. Entonces... -Otra vez quiso liberarse. -Sí. -¿A través de qué recurso? -Una soga. Estaba en el cuarto del patio. Creí que era lo único que podría salvarme de tanta angustia. La até al ventilador del techo y... Aunque de inmediato presentí el modo como pudo concluir esa operación, la impulsé a dar detalles, con un regodeo casi morboso: -Por favor, cuénteme qué pasó. -Me paré sobre una silla, hice un lazo con la soga, traté de imitar lo que vi en muchas películas -trasuntó cierta vergüenza al revivir la escena que había servido para demostrar su torpeza e inexperiencia-. Pero no resistió. El techo. Apenas aparté la silla y quedé en el aire, el ventilador se descolgó y... Se detuvo, ahogada por un acceso de llanto. Con el incentivo de notarla tan frágil y desarmada, comprendí que era el momento oportuno para acometer la jugada final. -¿Se da cuenta de que tantas tentativas fallidas sólo han contribuido a otorgarle mayor hueco y desorientación a su existencia? -Sí... -con extrema debilidad admitió la sádica acusación-. Por eso quiero hablar con Danilo. Él es el único que... -Olvídese de Danilo -inflexible, traté de quebrar el último vestigio de resistencia-. Debe aceptar que no le ha dado el asesoramiento adecuado. Ahora yo le brindaré la ayuda que usted necesita. Tenga confianza en mí. Presentí que la demora en responder obedecía a la necesidad de asimilar una situación completamente diferente a la de tantas otras noches. -Está bien. Si usted... -¿Cuál es el medio que piensa utilizar ahora? -Aquí tengo un sobre con insecticida, un cuchillo... -imaginé que debía estar frente a una mesa cubierta con elementos de acción destructiva-. Y también una pistola, que ha sido de mi padre. -Elija la pistola, sin la menor duda -no procuré disimular una manifestación de alborozo-. ¿Ya comprobó si está cargada? -Sí. Tiene tres balas. -Perfecto -creí innecesario hacerle notar que una bala sería suficiente-. Ahora debe actuar con mucha serenidad. Es un momento fundamental. Al fin tiene la oportunidad de superar el bochorno y la ignominia que está sufriendo por causa de las malas experiencias anteriores. ¿Estamos de acuerdo? -Sí -más que su voz percibí la respiración, fuerte y alterada, que revelaba una postura de tensión, a la expectativa. -Apóyela contra el pecho, a la altura del corazón. No debe tener miedo ni vacilación. Será sólo un segundo. ¿Preparada? -Sí... -Apriete el gatillo -le ordené, cortante-. ¡Ahora! No tuve tiempo de analizar si habían sido claras y suficientes mis indicaciones. La contundencia del disparo pareció perforarme el oído y, de manera instintiva, aparté el auricular. Luego de unos segundos, al verificar el total silencio del otro lado de la línea, no pude dejar de sentir un legítimo orgullo por haber cumplido con solvencia una ardua tarea. El ruido de la puerta de calle me hizo colgar el tubo con rapidez. Adopté una posición relajada en el sillón y procuré mostrar la cara más apacible cuando entró mi hermano. La sonrisa y la voz cantarina reflejaron el habitual buen ánimo de Danilo. -Hola. ¿Qué tal? ¿Cómo anduvieron las cosas? -Muy bien -pretendí jactarme de la eficacia con que había ocupado mi turno-. Podría decirte sin temor a equivocarme que esta noche ha sido la más fructífera desde que funciona este Centro. *** El calvario repetido Aunque había considerado exagerada la inquietud de Julia al enterarse que sus amigos iban a ofrecerle una despedida de soltero, quién sabe qué piensan hacerte esos degenerados, sin duda habrán preparado alguna barbaridad, tené cuidado, ahora, al terminar de comer, pudo comprobar que tenía razón. No sólo por las bromas referidas a los inconvenientes y desventajas que debería enfrentar en su futura vida matrimonial, sino cuando, incentivados por una abundante dosis de vino, le tiraron un balde de agua fría. Se levantó de un salto, con súbito malhumor y una espantosa sensación de ridículo, mientras la carcajada general le revelaba que la fiesta adquiría un cariz más violento, casi despiadado. Sin posibilidad ya de imponer su voluntad, debería someterse a los caprichos y decisiones de los otros. Por favor, muchachos, no abusen, abrió los brazos en ademán defensivo al ver que ellos, con movimientos lentos y un aire gozoso y triunfal, comenzaban a rodearlo. (Luego de pronunciada la sentencia y, ya sin poder hacer nada para modificarla, observó a los hombres y mujeres que, rojas las caras y agitando los brazos, vociferaban enardecidos su nombre. Por fin, cuando alguien le arrojó una piedra, el grupo perdió todo control y, como respondiendo a una tácita orden, se dispuso a iniciar el ataque). Abroquelado en un rincón de la sala, le quitaron la camisa con gestos imperiosos y, después, debió observar impotente cómo se la pasaban entre ellos, alborozados por el repentino juego. Vamos. Ya es hora de dar un paseo. A rudos empujones lo llevaron hacia la calle, donde se encontraba una camioneta. Dejarlos solos. Arruinarles la fiesta que piensan disfrutar a costa mía. Aunque Julia habría aprobado el repentino anhelo de huir, comprendió que ellos no sólo iban a considerarlo un acto de cobardía o traición imperdonable, sino, peor aun, derrumbaría para siempre el sentimiento de amistad y afecto compartido desde la niñez. (Sí. Deberé pasar la prueba, por más fea y dolorosa que sea. Se movilizaron de pronto. Incontenible s. Feroces. Cuerdas en lacerantes latigazos le abrieron la piel, el rostro fue cubierto poco a poco por oscuros salivazos y, por último, le colocaron una corona de espinas sobre la cabeza). Lo subieron a la caja de carga de la camioneta. Apenas arrancó, tuvo el inquietante presagio de iniciar una especie de aventura confusa e impredecible. Sobre todo cuando empezaron a sacar de una bolsa algunos elementos. Primero una soga, que antes de imaginar cuál sería su utilidad, la usaron para atarle las manos; después, un frasco de miel que derramaron por el torso desnudo; al fin le sujetaron con cinta adhesiva un manojo de plumas sobre la cabeza. No pudo contenerlos. Impetuosos. Concentrados en cumplir la tarea que sin duda habían planeado en cada detalle. Y satisfechos, se unieron en un canto cada vez más fervoroso a medida que la camioneta ingresaba por las calles del centro de la ciudad. Aquí va el rey de los enamorados. Mírenlo. Su última noche de soltero. ¡Viva el rey! Y mientras lo sujetaban en alto, procuraron exhibirlo como una especie de trofeo o figura destacada ante las escasas personas que deambulaban a esa hora de la madrugada. (Aunque su cuerpo quebrantado no soportaba la enorme cruz de madera y cayó reiteradas veces, no le concedieron la posibilidad de un descanso. Obligado a seguir la marcha por los golpes y las voces imperativas. Sólo algunas mujeres, en actitud algo tímida y de infinita misericordia, se atrevían a secarle la cara sudorosa y darle un poco de agua para beber. Por eso, no llegó a definir si cada paso hacia el lugar del sacrificio acrecentaba la sensación de angustia y temor o, más bien, apresuraba el momento del alivio definitivo). Hubiera querido gritar o efectuar algún gesto de alarma y desagrado con la furtiva esperanza de recibir una ayuda de las personas que observaba al paso de la camioneta. Supo que nunca podría hacerlo. Apresado entre los cuerpos de ellos, apagada cualquier palabra por el ensordecedor sonido de la bocina y los gritos que repetían su nombre entre expresiones burlonas y soeces. Al fin se detuvieron. (Un escalofrío estremeció su cuerpo exhausto cuando sintió el filo de los clavos en las manos y los pies. Oscuramente presintió que la parte fundamental de su misión estaba a punto de cumplirse y, cuando fue elevado en la cruz, echó una mirada sobre los hombres y mujeres que permanecían en torno, expectantes, no tanto a manera de despedida sino más bien con una mezcla de piedad, amor y desolación). Al notar que se encontraban frente a la plaza central, no llegó a experimentar la placidez y júbilo de otras veces. De improviso le pareció un sitio triste y lóbrego, en el que sin duda ellos pensaban culminar del modo más espectacular el acto celebratorio. Cuando descendieron de la camioneta, dio unos pasos, algo asombrado de poder moverse con cierta libertad. Ya es suficiente, muchachos. Basta, por favor. Le resultó casi desconocida la voz. Pero supo de inmediato que, para concluir la pesadilla de esa noche, el ruego debía ir unido a una acción rápida y efectiva. Entonces, sin rumbo definido y por impulso del pavor y la ansiedad, comenzó a correr. Pareció ser la señal esperada por los otros. Sin demora iniciaron la persecución. Jubilosos. Con gestos y gritos amenazantes. (Sí. Perdonarlos. Porque no saben lo que hacen. Aceptar este sacrificio por el bien de ellos, para lavarlos de todo pecado). Mientras marchaba por los senderos de lajas y trataba de sortear los canteros de flores, se vio abrumado por los proyectiles: huevos, tomates, bombas de crema. Hasta que, al tropezar con un mosaico, cayó. Luego de rodar varias veces, quedó recostado sobre un cantero de rosas. Vencido, con la molestia de tener el cuerpo atrozmente sucio, asfixiado por el acoso de ellos. Sí. Tenía razón Julia. Son capaces de cualquier cosa. Sin importarles si me gusta o quiero participar en este juego. Antes de poder incorporarse, se inclinaron sobre él. Mientras algunos se esforzaban por inmovilizarlo y aplacar cualquier resistencia, otros le quitaron el pantalón. Hay que colocar al rey en su trono. Vamos. Bruscamente lo levantaron y desnudo, con el bochorno de presentir un sacrificio cruel y ya incontenible, se vio empujado hacia donde estaba el mástil de la bandera. Poco a poco el dolor convirtió el cuerpo en una masa amorfa, sin fuerzas. Obnubilado. Con la sensación de ir cayendo en un pozo. (Tengo sed. La queja resultó casi inaudible entre las múltiples voces que se elevaban a su alrededor. Pero no tardó en observar que un hombre le acercaba una esponja y, a manera de un nuevo castigo, sintió el desagradable sabor del vinagre en los labios resecos. Después perdió la noción de todo. Hundido en el mayor desamparo y con el último aliento, sólo atinó a proferir un grito, mientras una repentina oscuridad lo cubría como una mano cálida y liberadora). El sentido de la derrota se impuso contundente cuando lo ataron d e espaldas contra el metal helado. ¡Viva el rey de los enamorados! ¡Viva! Durante largo rato repitieron la exclamación entre aplausos y señas de sumisa y burlona reverencia, hasta que, por obra del cansancio o ya aburridos de ese modo de diversión, comenzaron a alejarse. Entonces un creciente terror se fue apoderando de él a medida que tomaba conciencia de estar allí, maniatado y desvalido en la plaza desierta, sin defensa para guarecerse del frío sobrecogedor, clamando por ayuda en una súplica ronca y cada vez más inútil. ** Ángel Balzarino balzarino@arnet.com.ar Escritor argentino (Villa Trinidad, Provincia de Santa Fe, 1943). Ha publicado los libros de cuentos El hombre que tenía miedo (1974), Albertina lo llama, señor Proust (1979), La visita del general (1981), Las otras manos (1987), La casa y el exilio (1994), Hombres y hazañas (1996), Mariel entre nosotros (1998) y Antes del primer grito (2003), y las novelas Cenizas del roble (1985), Horizontes en el viento (1989) y Territorio de sombras y esplendor (1997). Varios de sus trabajos figuran en ediciones colectivas y es colaborador de diversas publicaciones, como Panorama de las Américas (Panamá), Gaceta Literaria y La Palabra (Argentina). Textos suyos han sido publicados en sitios literarios en Internet. Ha recibido el premio Mateo Booz 1968, el Primer Premio Ciudad de Santa Fe 1970, el Premio Nacional Alpi 1971, el Premio Jorge Luis Borges 1976, el Premio Anual por el Bienio 1976-77 de la Asociación Santafesina de Escritores, el Premio Fondo Editorial Años 1986-1995-1996 de la Municipalidad de Rafaela y la Faja de Honor 1996 y 1998 de la Asociación Santafesina de Escritores, entre otros. === Mirada azul Dixon Moya =========================================== (Nota del editor: recientemente se realizó en Nicaragua el Festival Internacional de Poesía de Granada, un evento que reunió en la nación centroamericana a una multitud de poetas contemporáneos. Entre ellos, la voz letraliana fue pronunciada por el colombiano Dixon Moya, quien participó en la clausura con un poema en homenaje a Rubén Darío, tomado de la observación de un billete de cien córdobas). Rubén Darío me mira desde la esquina azul de un billete de cien mirada adinerada que como siempre esconde y engalana la pobreza del genio millonario en palabras. Trato de interpretar aquella mirada, -algo sarcástica -un poco perdida -tal vez melancólica -pero también urgida. Una mirada que parece preguntarme sin atenuantes qué hago en esta oficina escribiendo memoriales, cartas sin emoción, utilizando ese lenguaje tan prosaico, tan conciso, tan pesado, tan prolijo. Rubén Darío me mira desde su billete de cien con algo de modorra ojos medio escépticos pupilas un tanto burlonas. Apuesta en un juego distante que cambiaré su rostro de tinte azulado por unas cuantas viandas en el supermercado anclado a veinte metros (una cuadra arriba media cuadra al Lago). Rubén Darío sigue mirándome desde la esquina de su billete. Encerrado en cien córdobas parece algo aturdido, quizás no le parezca justo el valor que le adjudicaron. Intento sostenerle la mirada mirada algo extraviada por el exceso de metáforas mojadas en vino, en perfume de ninfas o sangres exculpadas, continúa con algo de sorna mezcla de ironía y compasión me reta desde el pasado me obliga a leer lo que escribo un oficio que sabe a eso: Oficio, oficina, oficial, al cual suprimo cualquier asomo de algo parecido a poesía, lo dejo totalmente aséptico tan neutro, tan directo como un disparo en el pecho, no el del bogotano Silva sino como el de un soldado cumpliendo órdenes de fusilamiento. El bardo con cara azul, azul metano, azul metileno, sigue aburrido y divertido descansa la cara sobre el extremo izquierdo no se ve la otra mano, acaso en ese momento firmaba un garabato en la frontera de un vientre de mujer morena o rubicunda menuda o gentilmente rotunda, antes de llegar al punto final. Rubén Darío continúa mirando tristemente socarrón. Debo entregar el informe, el que nadie leerá, así que decido doblar el rostro de papel. Sus ojos azul dinero regresan a mi bolsillo, otro día de enero volverán con su risa de tono lastimero. Mirada convertida en demanda, tan urgente, tan necesaria. Salgo de la oficina con el sabor de una apuesta perdida. ** Dixon Moya dixonm@hotmail.com Diplomático colombiano aficionado a la literatura. Fue cónsul de Colombia en Ciudad Guayana (Puerto Ordaz, Venezuela) y actualmente desempeña un cargo diplomático en Nicaragua. Ha publicado artículos en revistas de su país. ||||||||||||||||||||||| EL REGRESO DEL CARACOL |||||||||||||||||||||| === La literatura cojedeña: una visión polifónica ========================= === de cómo asumir la historia y la tradición Maritza Torres Cedeño == En las últimas décadas la historiografía-literaria cojedeña ha suscitado un gran interés en el ámbito sociocultural venezolano. Ésta ha sido catalogada como una de las más fieles a su propio devenir, ya que sigue las peculiares rutas de lo que hoy se denominan "literaturas regionales" (Medina López, 2002). Ella, sin lugar a dudas, nos muestra una visión muy particular de asumir la tradición, de interpretarla y, lo que es más importante aun: presenta una perspectiva diferente de afrontar el destino del hombre desde múltiples y complejas visiones, además de incorporar a la literatura nacional un rico caudal de registros lingüísticos-literarios que la enriquecen con una indiscutible autenticidad y frescor. Una manera de amalgamar y presentar al público lector esas voces polifónicas, que emanan de diferentes autores y textos cojedeños, es darlas a conocer a través de las seis ediciones antológicas que fueron presentadas durante el mes de noviembre de 2004, en la ciudad de San Carlos, en Cojedes (Venezuela). Iniciaremos esta reseña con Relatos de la otredad: antología de la narrativa fantasmal cojedeña (Unellez; San Carlos, 2004; ISBN 980-2481-41-6; 100 p.), la cual contiene cuentos premiados de Juvenal Hernández, José Leonardo Ospino, Héctor Cardozo, Ramón Hernández, Francisco Javier Frías, Eduardo Mariño, Luis Enrique Frías, Julio Rafael Silva Sánchez y William Ramírez, quienes son autores de los textos ganadores o merecedores de menciones de honor en el Concurso Nacional de Cuentos y Relatos: Misterios y Fantasmas Clásicos de la Llanura (1998-2002) "Ramón Villegas Izquiel", según dictaminó el prestigioso jurado que tuvo a su cargo las cuatro ediciones de este certamen, docentes de la Universidad de Carabobo; Universidad Central de Venezuela; Universidad Rómulo Gallegos; Universidad Nacional Abierta y la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez), casa de estudios superiores que edita este volumen a través de su Coordinación de Investigación. Encontramos además relatos, leyendas y corridos de la tradición oral cojedeña de Carlos Aranguren, Epifanio Arroyo, Carmen Sequera, Anni Raquel Pérez Infante, Javier Merchán, Carlos Muñoz y José Lobatón. En la lectura de estos textos se evidencian registros con tonalidades terroríficas, humor negro y de evocaciones familiares, ente otras variables, que los narradores incluidos asocian con los misterios espectrales de su geografía. La introducción, selección, notas de los autores y glosario fueron realizadas por Duglas Moreno e Isaías Medina López; el lienzo que ilustra la portada estuvo a cargo del artista plástico Amílcar Alejo. Por su parte, el Fondo Editorial Teatro de Venezuela, con apoyo del Conac, promueve sus más recientes títulos. El primero se denomina: Antología de la dramaturgia cojedeña del siglo XXI (Fondo Editorial Teatro de Venezuela; San Carlos, 2004; ISBN 980-0776-78-11; 172 p.), en ella se compilan obras completas de José Daniel Suárez, Isaías Medina López, Juan Suárez Hermoso, Ramón Hernández y Héctor Alonso Ochoa López. Los textos forman parte de los archivos del Centro de Investigaciones Sociales para el Teatro "Hilario Malpica Castrillo", ente adscrito a la Escuela Regional de Teatro del Estado Cojedes. Sobre las peculiaridades estéticas de estos discursos del género dramático se puede observar la constante referencia a los mitos del llano. Lo anterior le confiere a cada obra la posibilidad de brindarle al lector-espectador una mirada introspectiva del mundo cotidiano de los habitantes de estas tierras; cosmos que no está representado desde una perspectiva onírica ni es producto de melancólicas evocaciones o de un falso desarraigo; por el contrario, cada pieza obedece a la comunión del autor con su propio devenir existencial. Como dato significativo, es necesario acotar que en su totalidad las obras se escribieron en el siglo XXI, de allí su título y valor histórico. El segundo título, Antología de la dramaturgia infantil y juvenil, volumen I (Fondo Editorial Teatro de Venezuela; San Carlos, 2004; ISBN 980-12-0879-1; 88 p.), abarca trabajos de Ulrike Sánchez, Rosmer Carolina Rincón, María Eugenia González, Sandra Salcedo, Mirayma Carrizales y Gina María Andrades. Se pueden apreciar un conjunto de piezas artísticas tanto para la ejecución actoral, como para ser representados mediante la manipulación de títeres. Todas ellas alternan, junto a su esfuerzo estético, la clara intención de educar mientras procuran el entretenimiento de la audiencia. Es interesante destacar, para quienes pretendan escenificar los guiones, que en esta edición localizarán una serie de apuntes intercalados con el desarrollo de cada pieza, cuyo diseño tiene la clara intención de facilitar los complejos procesos técnicos de la puesta en escena o, en el mejor de los casos, la escritura de nuevas versiones, con el obvio respeto hacia los derechos de autor. Para los investigadores, catedráticos, historiadores, estudiosos y teatreros de oficio se oferta la Antología de la dramaturgia del teatro experimental de Venezuela, tomo I (Fondo Editorial Teatro de Venezuela; San Carlos, 2004; ISBN 980-12-0880-5; 110 p.), comprende las polémicas propuestas de Miguel Torrence, Ramón Lameda, Alfredo Fuenmayor y Julio Jáuregui, dramaturgos quienes, según expertos en la materia; escandalizaron el lenguaje teatral venezolano de los años sesenta y setenta del pasado siglo. Estas piezas, nunca antes publicadas, sorprenden al lector cuando hace su esfuerzo por reconstruir los "fragmentos" de las distintas escenas en las que personajes y acciones se encuentran perdidos en las trampas de la memoria. Sin lugar a dudas, Experimento número uno y Los sueños de Afrodita fueron y siguen siendo posturas escénicas que retan al espectador, al crítico teatral y a todo aquél involucrado en el montaje. La compilación de las obras, así como el prólogo-estudio y las fichas de los autores es una realización de José Daniel Suárez Hermoso. Así como el teatro es parte de la ficción-cotidiana de esta llamada posmodernidad, la poesía también lo es y tiene su espacio en el Fondo Editorial Teatro de Venezuela con dos colecciones de textos poéticos, en donde cada poeta deja plasmado un gran número de imágenes que buscan proyectarse hacia un mundo que espera ser descubierto a través de la lectura de las siguientes obras: Antología de Evangelisto Hermoso; poética oral religiosa (Fondo Editorial Teatro de Venezuela; San Carlos, 2004; ISBN 980-7629-38-1; 116 p.), aporta un conjunto de numerosas e interesantes muestras de la tradición oral no estudiada con anterioridad. Así mismo, agrupa cantos de velorio y de parrandas navideñas forjados, desde siglos atrás, en tierras llaneras y en pueblos de Carabobo y Aragua. Los poemas se trascribieron de los cuadernos poéticos de Hermoso y se ubican entre los años 1936 y 1951. El prólogo de la publicación, escrito por el investigador y profesor universitario Isaías Medina López, constituye un documento valioso que viene a enriquecer el contexto de la investigación etnográfica y el de los estudiosos e intérpretes de la poesía oral venezolana. Finalmente, nos encontramos con la Antología poética de nuevo tramo: los poetas en el teatro (Fondo Editorial Teatro de Venezuela; San Carlos, 2004; ISBN 980-200-030-2; 106 p.), que congrega poemas, publicados e inéditos, pertenecientes a Mileybi Hernández, Héctor Alonso Ochoa López, Sarita Medina, Onías Sánchez Barrios, Antonio Miranda, Juan Suárez Hermoso, Francisco Javier Frías Vilera, Isaías Medina López y José Daniel Suárez, quienes conforman el grupo literario "Nuevo Tramo", considerado como el más antiguo de Venezuela; y que con veinticinco años de actividad artística ininterrumpida mantienen un trabajo editorial, bibliográfico y hemerográfico digno de antologizar. Por otro lado, es meritorio resaltar que la mayoría de sus miembros fusiona de manera armoniosa sus producciones poéticas y teatrales. La selección y prólogo de Luis Enrique Frías, junto con las notas biográficas de los autores, introducen al lector en el devenir retrospectivo de un cuerpo literario culminado en el año 2004 y que se remonta hasta los orígenes del grupo: el 7 de agosto de 1979. Los textos de la muestra se escogieron de los treinta y tres poemarios en los que estos poetas cojedeños despliegan su labor creativa. Las referidas antologías, según el criterio de selección de cada prologuista, evidencian el interés por dar a conocer un conjunto de producciones escritas que intentan perpetuarse en el tiempo, a través de un diálogo imperecedero entre el lector y las voces surgidas de cada palabra, de cada testimonio que emerge como una muestra representativa de esta, también, posmoderna cultura llanera. ** Maritza Torres Cedeño maritzadelva@cantv.net Investigadora venezolana. Desempeña labores editoriales para la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez), en San Carlos, Cojedes. === Noches de Nueva York Eric Brown ================================== Novela Grupo Editorial Ajec (grupo_ajec@msn.com) Granada (España), 2004 ISBN: 84-96013-11-1 264 p. Noches de Nueva York es el primer libro de la trilogía Virex del escritor británico Eric Brown y el primero que de este autor publica el Grupo Editorial Ajec. En ella se describe un mundo en el futuro año 2040, progresivamente dominado por la realidad virtual, único medio en el que las personas logran encontrar escape satisfactorio al opresivo mundo real. Los otros dos títulos de la trilogía son Blues de Nueva York y Sueños de Nueva York. La Gran Manzana es dibujada como un lugar deprimente, afectado por los males que ha generado la sobrepoblación. Los sin techo, refugiados de ataques terroristas, inundan las calles haciendo de la ciudad un crisol de culturas. El precio del petróleo se ha disparado y el transporte privado se ha convertido en un lujo. La pobreza toma cada vez más fuerza y las pandillas han tomado el control de las calles. Los habitantes de este futuro oscuro buscan consuelo en el mundo de la realidad virtual. Por el precio de una comida, una persona puede sumergirse en un tanque de gelatina caliente y conectar con las maravillas de sus sueños: sexo, aventura o simplemente nostalgia por tiempos más felices. Brown nació en el pueblo de Haworth, Yorkshire, en 1960. Está casado con la medievalista y escritora Finn Sinclair; juntos viven en una pequeña casa rodeados de libros. El autor es un gran viajero. En su adolescencia se mudó a Australia, donde jugó el fútbol para el Prahran City. Empezó a soñar con convertirse en un escritor de ciencia ficción después de descubrir la obra de Robert Silverberg y H. G. Wells. Mientras practicaba su pasión, viajó por todo el mundo: visitó la India y el Lejano Oriente, practicó senderismo en el Nepal y regentó un albergue para jóvenes en Creta. Su primer relato publicado, "Gras-Bangg Joe and the Pineal-Zen Equation", apareció en la revista británica de ciencia ficción Interzone en 1987. Su primera novela, Meridian days, se publicó en 1992. Entre sus otras novelas se encuentran Engineman y Penumbra. === Mester de Vandalía María Jesús Fuentes (coordinadora) ============ Revista literaria semestral Año 0, Nº 0 Grupo Mester de Vandalía (mesterdevandalia@telefonica.net) Ceuta, 2004 Depósito legal: CA 213/2004 100 p. Un grupo de poetas autodenominados "vándalos" ha producido esta revista muy bellamente editada, que en su primer editorial razona su nacimiento: "No deja de ser chocante que en una sociedad en donde la vulgarización se ha convertido en justificación de pluralidad y en donde la poesía, que primero cantó el pueblo y luego musicaron los cantautores, ha quedado relegada al restringido círculo de lo infrecuentado, sigan surgiendo revistas literarias. Y, más curioso aún, que surjan porque se leen las que están y porque se cree que se leerán las nuevas". Diseñada por Fernando G. Romero, Mester de Vandalía se publica en un imponente formato de 21 por 30 centímetros y con un colorido sobrio y supeditado al texto que encierra. Publica materiales en varios géneros y es coordinada por María Jesús Fuentes. La edición ha sido costeada con el respaldo de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Ciudad Autónoma de Ceuta y del Centro Unesco de la mencionada ciudad española. Retomando viejas costumbres, la revista declara sus principios en un Manifiesto que encabeza la página 3: "No puede haber nada más libre que la palabra. La poesía se ha ido liberando, a lo largo del tiempo, de trabas y medidas para encontrarse a sí misma o para que la encontráramos nosotros". Las selecciones de textos incluidas abren con una suerte de portadillas tras las cuales se puede leer la reseña biográfica de cada autor. Este número 0 presenta materiales de Miguel Losada, Elena Medel, Lucía Fraga, Carmen Jordá, María Fernández Salgado, Javier Gamonal, Marga Blanco, Vanesa Pérez-Sauquillo y Fuentes, la coordinadora, así como los llamados "vándalos afines", Clara Díaz Pascual, Juan Antonio Molina y Paola Herrera. Además los textos se han resaltado gracias al trabajo gráfico de Vicente Álvarez, Diego Segura, Ana María Lajas, Agustín Vaquero, Javier Fraga y Marcos Pérez. La revista anuncia en su colofón la disposición del equipo que la edita de publicar colaboraciones de quienes le escriban a mesterdevandalia@telefonica.net. Para colaborar basta con enviar el material acompañado de una reseña biobibliográfica. ** Lo mejor de lo que nos llega por correo convencional es comentado en "El regreso del caracol". Envíenos libros u otras publicaciones a: Jorge Gómez Jiménez, revista Letralia. Calle La Victoria, Nº 03-16, urbanización Francisco de Miranda (Fundacagua). Cagua 2122, estado Aragua (Venezuela). |||||||||||||||||||||||||||||| EL BUZÓN ||||||||||||||||||||||||||||| === Fallo de concurso ===================================================== 8 de febrero de 2005 De mi consideración: Agradecería de sobremanera que me hicieran saber los ganadores del concurso de cuentos auspiciado, tengo entendido, por la Unam y la Editorial Siglo 21. El fallo tuvo lugar el 31 de enero de 2005. Lo anterior porque postulé a este concurso. Agradeciendo de antemano, atentamente, Juan Villagrán jvillagran47@hotmail.com ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| "Siempre he preferido vivir la vida a estudiar la literatura". Guillermo Cabrera Infante, La Habana para un infante difunto. === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. Si lo prefiere, puede recibirlas por correo electrónico escribiendo un mensaje a info@letralia.com, con la palabra "Condiciones" en el subject, o simplemente dando un doble click de ratón en el enlace siguiente: mailto:info@letralia.com?subject=Condiciones. ########################################################################### El alojamiento de nuestra página web en http://www.letralia.com es cortesía de Abracaadabra Network (http://www.abracaadabra.net) Letralia, Tierra de Letras, es una producción de JGJ Binaria (http://www.letralia.com/binaria) y circula para el mundo de habla hispana desde Cagua, Venezuela ########################################################################### Atentos: nuestra próxima edición circula el lunes 7 de marzo de 2005