~~~~~~~~~~~~~~~ Año XI Cagua, Venezuela Nº 147 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 21 de agosto de 2006 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | "Sobre invitados de honor y esclavos intelectuales", | Editorial Jorge Gómez Jiménez. | | Letralia busca los mejores libros de la década. | Especial | El Congreso y el Quijote. / Las diez de Ruiz Cediel. / | Breves Toros literarios. / La palabra al trasluz. / La imagen | de Migeot. / El mundo en una maleta. / Velada en la SEA. | / Seminarios de Buen Abad. / Los personajes | inolvidables. / Industrias culturales. | | Preparan antología de poetas colombianas. / Anuncian | Noticias ganadores de los Premios Nacionales de Cultura de | Venezuela. / Escritores centroamericanos se reunieron en | Honduras. / Feria de Guadalajara relanza en Internet su | Club de Lectores. / Delegación venezolana rechaza honor | en Feria de La Paz. / Novela firmada con seudónimo | habría sido escrita por Carlos Fuentes. / Premio León | Felipe de Poesía para la española Alicia González. / | Historial militar de Günter Grass es público desde hace | muchos años. / Relación entre Tapies y literatura se | plasma en una exposición. / Recuperan en Londres antiguo | tocado peruano robado hace casi 20 años. / Kodama | reclama conversaciones grabadas de Borges. / España | recordó a García Lorca. / México celebra los 30 años de | su Fototeca. / Festival de la Montaña realizarán en | Jarabacoa. / Espacios públicos de Chihuahua serán | cubiertos de poesía visual. / Coloquio sobre sociedad | urbana y vida social realizarán en Maracaibo. / Simposio | sobre género negro realizarán en Colombia. / Poetas de | Latinoamérica se reunirán en Córdoba. / Congreso de | bibliotecología celebrarán en Chile. | | Necronomicón | Literatura http://necronomicon.avcff.org | en Internet | "Una década de impunidad: las ‘muertas sin fin’ de | Artículos y Ciudad Juárez (Una lectura de Huesos en el desierto, de | reportajes Sergio González Rodríguez. Barcelona [España], Anagrama, | 2005, 3ª ed., 379 p.)", Lilian Fernández Hall. / | "Antropófagos", Antonio Otero García-Tornel. / "Patricio | Lóizaga (Buenos Aires, 1954-2006)", Esteban Moore. / | "Dislates económicos", Rafael Pérez Ortolá. / "Semáforos | y palabras desde mi rincón santurcino... (Desde San Juan | de Puerto Rico)", Ana María Fuster Lavín. / "Ovnis", | Pablo J. Fierro C.. / "Los valores antagónicos. El | intelectual elitista frente al mundo", Antonio José | Rodríguez Soria. | | "El infinito en la cosmogonía de Edgar Allan Poe", Lucio | Sala de ensayo R. Berrone. / "Inés Arredondo: la convergencia de | escrituras eróticas", Armando Segura Morales. / "La | habilidad lectora de los docentes", Guillermo | Sánchez-Moreno. / "Sobre el indriso", Isidro Iturat | Hernández. / "Si mal no recuerdo", Horacio Centanino. | | Poemas de Niddy Calderón Plaza. / "El siguiente, por | Letras favor", Íos Fernández. / Poemas de Simón Fernando | Herrera Herrera. / Dos cuentos de Carlos Antonio Silva. | / Tres poemas de Concha González Nieto. / | "Sentimientos", Rocío Beatriz Foltran. / "Náufragos de | embuste", Manuel Rodríguez Díaz. / Dos relatos de Miriam | Díaz. / Poemas de Marcelo Santos. / "San Calisto", Yago | Quiñones. / "Y de pronto, el abismo. Poemario de la | desesperanza (2002-2005)", Francisco Suárez Trénor. / | "Con th, hache muda", Gabriela Urrutibehety. / "Aguaje" | (extractos), Carmen Váscones. / "Dos mujeres", Juan | Pérez Rosales. / Poemas de Paula Winkler. / "Gallina", | Montse Haro Redondo. / Poemas de Paulina Rendón Poujol. | / Dos poemas de Sergio Manganelli. / "La muerte llega a | caballo", Pablo Mendieta Paz. | | "Antología. La poesía del siglo XX en Colombia", Ramón | El regreso Cote Baraibar. / "La hija del vampiro", Triunfo | del caracol Arciniegas. | | Desertificación y literatura. | El buzón | George Orwell. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm === Editorial Sobre invitados de honor y esclavos intelectuales ====== Después de viajar a Bolivia con gastos a cuenta del Estado venezolano, la delegación de nuestro país en la XI Feria Internacional del Libro de La Paz, que debía participar allí en representación de todos los escritores venezolanos y en calidad de invitado de honor, decidió dar al traste con la distinción en aras de una dudosa cuestión ideológica. Un episodio que debe ser analizado más allá de la anécdota, pues podría ser la evidencia de un movimiento subyacente cuyo resultado último será la aniquilación de la libertad de creación en Venezuela. La mencionada delegación estuvo encabezada por los funcionarios Ramón Medero, presidente del Centro Nacional del Libro de Venezuela (Cenal, http://www.cenal.gob.ve), Agustín Velasco, presidente de la Fundación Kuai Mare, el escritor Luis Britto García y el agregado cultural de Venezuela en Bolivia, José Bracho. Tras una sorpresiva rueda de prensa en la que anunciaron su decisión, emitieron un comunicado (http://encontrarte.aporrea.org/noticias/n3313.html) en el que expresan su desacuerdo con que la feria sirva como una vitrina para la difusión comercial de títulos de los países participantes. No entraremos a analizar, por pueril y absurda, la inaceptable tesis que plantea el comunicado en relación con que “escribir y leer son esencialmente prácticas socialistas”. No dejaremos sin embargo de aclarar que para nosotros estas son dos de las actividades que nos definen como seres humanos, una perspectiva que va más allá de cualquier realidad política. Pero pasaremos a otros aspectos de fondo que traslucen de esta situación. Si bien estamos de acuerdo en que, tal como lo expresa el comunicado, “el libro no es una simple mercancía” y es, “ante todo, un bien cultural y un medio de comunicación”, consideramos desacertado que tales certezas sean llevadas a la realidad por la vía simplísima de regalar libros. En lugar de ello, un Estado ideal debería emprender sus mejores esfuerzos en materia de difusión cultural atacando el problema desde dos frentes básicos. El primero de ellos consistiría en propiciar, en un ambiente de desarrollo social, medidas que faciliten el acceso del ciudadano a los contenidos que él elija, y no a los que determine paternalmente un Estado que, en este sentido, actúa más bien como el representante de una élite partidista, como una gran agencia publicitaria de facto que sólo promueve la parte de realidad que le es conveniente. La creación en la provincia de centros culturales de calidad, el apoyo efectivo a las iniciativas originadas en el seno de las comunidades, la dotación de las bibliotecas con material vigente, son algunas medidas que contribuirían exitosamente en la formación del ciudadano. El otro sería una consecuencia directa del primero: desarrollar una industria cultural sobre la base de unos francos costos de producción, en los que no intervenga la especulación económica que sufrimos en la actualidad, y que permita a los creadores acceder a la utopía de vivir de su trabajo intelectual. Eso sí que sería un logro. En este último punto, por cierto, debe incluirse el costo que en dinero y tiempo representa la cantidad de trabas burocráticas que el Estado venezolano presenta ante cualquier ciudadano que tenga una idea y quiera llevarla a la práctica, desde la conformación de una agrupación cultural hasta el simple registro de una obra. Actualmente, todo ciudadano venezolano que publique un libro y por ello necesite hacer los registros correspondientes, deberá pasar por una serie de trámites que incluyen una nada socialista suma por encima de los 200.000 bolívares, como puede verse en la tabla de tarifas del Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (Sapi), en http://sapi.gob.ve/web/index.php?option=com_staticxt&staticfile =montos.php&Itemid=97. Obviamente, medidas como estas no tendrán sentido en una sociedad enferma que dependa del Estado para desarrollarse: deberían ser parte de un reacomodo estructural en el que todos los ciudadanos tengan el derecho básico a un ingreso suficiente para cubrir sus necesidades materiales y espirituales. Otra utopía, por supuesto. Es errada la concepción de que para propiciar la difusión cultural los objetos culturales deben ser distribuidos a cuenta del Estado. Un medio cultural desarrollado de esta manera carece de consistencia pues obliga al creador a considerar su trabajo intelectual como un hobby, una actividad secundaria que no puede “robar” tiempo a la actividad que le proporciona dinero para vivir. La sociedad debe estar preparada para entender que el trabajo intelectual, al igual que el que desarrollan los profesionales en otras áreas, es un medio de sustento y como tal debe remunerarse con justicia. Es muy probable que los funcionarios venezolanos que desairaron a la FIL de Bolivia representen una concepción general más errada aun y, también, más perversa: el creador no tendrá que robarle tiempo a nada, y podrá dedicarse por entero a su actividad, porque el Estado le proporcionará recursos directos. Ni más ni menos, un artista que recibirá un sueldo de un Estado orwelliano, al cual no podrá contrariar cuando se lo indique su conciencia, so pena de morirse de hambre. Un artista cuya relación con el Estado lo ubicará al nivel de esclavo intelectual, pues ni siquiera disfrutará del derecho laboral a reunirse en sindicatos u organizar huelgas para reclamar sus derechos. Dicho de otra manera: un sistema que obliga a sus intelectuales a recibir un sueldo del Estado es un sistema en el que, por definición, no existen el derecho a oponerse ni la libertad de creación. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo qu tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com ||||||||||||||||||||||| MATERIAL ESPECIAL ||||||||||||||||||||||| === Letralia busca los mejores libros de la década ======================== Como parte de las actividades por su décimo aniversario, la revista literaria venezolana Letralia, Tierra de Letras, realiza hasta el 18 de septiembre una consulta a sus lectores en torno a los mejores libros en español publicados entre 1996 y 2006. Para participar en la consulta basta con entrar al formulario que hemos dispuesto en http://www.letralia.com/tierradeletras/libros.htm y sugerir un libro en español, publicado en los últimos diez años, que en opinión del usuario sea uno de los más importantes de esta década. Una vez finalizada la encuesta, los resultados serán analizados por el equipo de Letralia y se publicarán en la edición 150 de la revista, el próximo 2 de octubre. ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| El Congreso y el Quijote. El Centro Virtual Cervantes acaba de publicar el trabajo monográfico “El Quijote en México”, una selección de dieciocho ensayos escritos por autores mexicanos en los que se tocan las más diversas perspectivas la influencia, en ese país, de las andanzas del hidalgo. Además, el CVC ha puesto en línea las Actas del Congreso Literario Hispanoamericano de 1892, una versión digital de la edición facsímil que el Instituto Cervantes publicó en 1992, coincidiendo con el Congreso de Sevilla, y que reúne una serie de testimonios de primera mano sobre la preocupación por el español a fines del siglo XIX, una época en la que España aún era un país con colonias y, al tiempo, una nación donde se apreciaba una preocupación por el idioma común, compartida por las jóvenes naciones americanas. http://cvc.cervantes.es/obref/quijote_america/mexico http://cvc.cervantes.es/obref/congreso_literario/default.htm Las diez de Ruiz Cediel. El novelista español Ángel Ruiz Cediel ha publicado diez obras en su web, que pueden ser leídas gratuitamente por quien lo desee sin compromiso o requisito alguno. Las novelas pueden ser adquiridas en sus ediciones impresas, pero Ruiz Cediel no ha establecido restricciones para la lectura de sus ediciones digitales, que ha publicado, dice, “pensando en todas esas personas que por enfermedad o imposibilidad están encerradas o atadas a una cama, en los viajeros que tantas horas de hotel pasan y en la cultura en general —puesto que ésta es para compartirla y enriquecernos mutuamente. http://www.angelruizcediel.com Toros literarios. La Asociación Cultural La Encerrona, de Ampuero (Cantabria, España), publicó el pasado 6 de agosto el veredicto de su II Concurso de Relato Corto sobre los encierros taurinos tradicionales, en el que participaron 45 relatos provenientes de España y otros países. El ganador, quien recibirá un premio dotado con 750 euros, es Pedro María Castillo Abascal, por su relato “La última carrera”, que será publicado en el Libro de Fiestas de la localidad ampuerense. Además fueron declarados finalistas los relatos “De padre a hijo”, de Ernesto Tubia Landeras; “Pequeñas cosas”, de Francisco José Agudo; “El toro del aguardiente”, de José María Hurtado Egea; “El reto”, de Antonio Blázquez Madrid; “El estratega”, de Francisco Javier Manero Martínez; “La última carrera”, también de Castillo Abascal; “Entre monos y sabios andan los toros”, de Carlos Villabona Lizarbe; “El encierro de la vida”, de Francisco Javier Ancin Murguzur, y “Una tarde de agosto, una esquina”, de María Astilleros Tena. Fueron concedidas menciones especiales a Villabona Lizarbe, Astilleros Tena y Manero Martínez. http://www.laencerrona.net La palabra al trasluz. La Universidad Ricardo Palma, de Lima (Perú) y la Academia Peruana de la Lengua han organizado el ciclo de recitales “Trasluz de la palabra”, en que el que participan los poetas de la Academia, Carlos Germán Belli, Ricardo Silva Santisteban, Ricardo González Vigil, Manuel Pantigoso y Marco Martos. Belli y Silva Santisteban ya ofrecieron sus recitales. El resto se realizará mañana martes 22, el próximo viernes 25 y el martes 29 de agosto. La cita es a las 7 de la noche en el Centro Cultural Ccori Wasi de la URP (Av. Arequipa 5198, Miraflores). La entrada es gratuita. http://www.urp.edu.pe http://academiaperuanadelalengua.org La imagen de Migeot. El escritor y poeta francés François Migeot dictará este miércoles 23 de agosto, en la Biblioteca Isaac J. Pardo de la Casa de Rómulo Gallegos, en Caracas, el taller “La imagen poética”, a través del cual compartirá con el público asistente sus conocimientos del mundo literario, para luego ofrecer un recital poético. Nacido en Francia en 1949, Migeot es actualmente profesor-investigador de la Université de Franche-Comté, después de haber ocupado un puesto similar durante algunos años en Japón. Es traductor de poesía, esencialmente latinoamericana. La actividad se realizará a partir de las 5:30 pm y la entrada es libre. http://www.celarg.org.ve El mundo en una maleta. Este jueves 24 a las 8 de la noche se inaugurará, en el Centro Cultural de España en Lima (Perú), la exposición “Place Project. El mundo en una maleta”, un proyecto de investigación sobre las relaciones entre el entorno y el proceso creativo, en el que 35 diseñadores han plasmado el mundo que les rodea intentando responder a la pregunta de cómo influye el lugar donde se vive en el proceso creativo individual. La entrada es libre. Centro Cultural de España en Lima Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz http://www.ccelima.org Velada en la SEA. El próximo jueves 24 a las 6:30 pm se realizará un “contrapunto literario” entre el escritor español Fernando Operé y el argentino Mempo Giardinelli, en el auditorio “Francisco Madariaga”, de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (Bartolomé Mitre 2815, 2º piso, oficinas 227, esquina Av. Pueyrredón, frente a Plaza Once; Buenos Aires). A las 8 de la noche, se presentará el libro Hormiga pinta caballos. Delia del Carril y su mundo (1885-1989), de la escritora chilena Virginia Vidal, que versa sobre la fascinante vida de esta mujer clave en la vida de Pablo Neruda. La actividad, en la cual se desarrollará un diálogo entre Vidal y Luisa Valenzuela, es auspiciada por la Embajada de Chile en Argentina, y terminará con un brindis con pisco chileno. http://www.lasea.org Seminarios de Buen Abad. El escritor argentino Fernando Buen Abad Domínguez presentará en Buenos Aires, entre el 31 de agosto y el 22 de septiembre, tres seminarios intensivos e independientes. El primero será “Narrativa con imágenes visuales y sonoras: tácticas y estrategias de la narración” (cada miércoles entre el 30 de agosto y el 20 de septiembre), el segundo será “Imagen, mirada y experimentación: contradicciones en la producción de imágenes” (cada jueves entre el 31 de agosto y el 21 de septiembre) y el tercero, “Contribuciones del surrealismo a la producción de imágenes e imaginarios: ¿hacer visibles y audibles los inconscientes? Una introducción al surrealismo audiovisual” (cada viernes entre el 1 y el 22 de septiembre). Se trata de tres seminarios que, de manera independiente, abordan problemas escogidos y específicos en materia de investigación, producción y exhibición de imágenes e imaginarios. Es necesario reservar inscripciones en reds@2vias.com.ar. Se abonará un Arancel de contribución al inicio de cada seminario. reds@2vias.com.ar Los personajes inolvidables. Editorial Premura ha lanzado el dossier especial “Cómo crear personajes literarios inolvidables”, que se encuentra disponible en formato de libro digital por un costo de 29 euros. El dossier, fruto de un trabajo realizado durante años a través de entrevistas personales con escritores profesionales y conocidos, y del propio trabajo de reflexión y análisis efectuado en cada novela leída llegada a la editorial solicitando informes literarios, recoge estrategias y técnicas que no se enseñan en talleres literarios, para crear personajes literarios verosímiles, coherentes e inolvidables. El lanzamiento de este libro digital forma parte de otras iniciativas del sello para escritores noveles, aficionados y profesionales, como Escritores Club, el ebook “Cómo ganar concursos literarios” o sus servicios de asesoría literaria. http://www.premura.com/archivos/personajes.htm Industrias culturales. El próximo lunes 4 de septiembre a las 7 de la noche se presentará en Ciudad de México el libro Las industrias culturales y el desarrollo de México, de Néstor García Canclini y Ernesto Piedras Feria, editado por Siglo XXI. La presentación es auspiciada por la editorial y por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, y tendrá como moderador a Dante Avaro. El libro analiza la nueva escena sociocultural y el crecimiento y desarrollo económicos basados en la cultura; además, se incluye un diálogo entre sus autores, donde plantean y discuten diversos temas que el crecimiento de las industrias culturales trae aparejados. La cita es en el Foro de la Librería Siglo XXI Editores (Cerro del Agua, Nº 248, Col. Romero de Terreros, DF; México). difusion@sigloxxieditores.com.mx ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Preparan antología de poetas colombianas La escritora colombiana Antonieta Villamil (http://www.casadepoesia.com) anunció recientemente que se encuentra preparando la antología Mujeres poetas de Colombia, que tendrá como objetivo difundir la obra poética de las autoras de ese país, para lo cual ha abierto un plazo de recepción de materiales y datos biobibliográficos. Un grupo de editores profesionales en la materia realizará una selección basándose en la calidad de la obra presentada. Las autoras que resulten seleccionadas para integrar la antología recibirán dos ejemplares. La antología, que aparecerá bajo el sello Casa de Poesía —dirigido por Villamil— incluirá autoras vivas y también ya fallecidas, por lo que se agradecerá toda la colaboración posible en la recolección de textos y datos, que pueden hacérsele llegar en la forma de libros, biografías, fotocopias o material digitalizado. Quienes participen en esta tarea aparecerán debidamente documentados en los créditos del libro. Según Villamil, la antología tendrá carácter inclusivo, aunque la selección será rigurosa, y abarcará “todas las manifestaciones de la poesía escrita por mujeres desde la esencia de Pacandó hasta las lamentaciones de las mujeres Uwa, desde las manifestaciones precolombinas hasta las tendencias más contemporáneas y una mirada hacia lo que se proyecta a través de nuestra escritura hacia el futuro”. Igualmente, la antología incluirá un capítulo dedicado a voces nuevas, para lo cual las jóvenes poetas colombianas deberán enviar manuscritos inéditos completos y fotocopias de los poemas publicados u otra bibliografía. Se hará una excepción en el caso de jóvenes poetas de indiscutible talento que tengan mínimo un manuscrito de libro inédito de 40 o más poemas o estén próximas a ser publicadas. Las autoras interesadas en participar deberán enviar libros, datos y vías de contactos a Antología Mujeres Poetas de Colombia, Casa de Poesía, 4415 Cleland Avenue, Los Angeles, California 90065, Estados Unidos. También podrán solicitar mayor información en la dirección de correo electrónico casadepoesia@att.net. Nacida en Bogotá en 1963, Villamil es poeta bilingüe, narradora, editora, traductora y activista cultural. Reside en Los Ángeles, donde dirige la editorial Casa de Poesía, edita la antología de apariciones Moradalsur y los cuadernos monográficos bilingües Solos de Poesía / Poetry Solos. Además, dirige el taller de escritura creativa “Desarmar la Palabra” y el segmento de música y poesía “Casa Bohemia” para radio en español de la emisora KPFK 90.7 FM de Los Angeles. Villamil ha publicado Los acantilados del sueño, Violento placer, Razones de la señora bien y veinte poemas bastardos, Suave y lento y Traigo como arena en los ojos un poema inmenso. Ha obtenido el Premio Internacional de Poesía “Gastón Baquero” de la editorial Verbum (España), así como los premios “Writers at Work / Premio a Poesía en Prosa” y “Poetry in Motion / Poesía en Movimiento”, en Estados Unidos. Fuente: Casa de Poesía *** Anuncian ganadores de los Premios Nacionales de Cultura de Venezuela El viceministro de la Cultura para el Desarrollo Humano, Iván Padilla Bravo, y el presidente del Consejo Nacional de la Cultura (Conac, http://www.conac.gov.ve), Ronald Lessire, dieron a conocer el pasado martes 8 de agosto los nombres de los ganadores de los Premios Nacionales de la Cultura de Venezuela (2004-2005), galardón que se otorga en diez disciplinas. Según el veredicto, emitido de manera conjunta y por mayoría absoluta, los galardonados son: Jorge Rigamonti (Arquitectura), Lía Bermúdez (Artes Plásticas), Carlos Azpúrua (Cine), Rafaela Baroni (Cultura Popular), Irma Contreras (Danza), Miguel Gracia (Fotografía), Arístides Medina Rubio (Humanidades), Renato Rodríguez, (Literatura), Pedro Liendo (Música) y Omar Gonzalo (Teatro). Para poder optar a los premios, los postulados debían ser personas con una trayectoria profesional significativa por un lapso mínimo de treinta años, y cuya obra de creación haya contribuido al fortalecimiento, valoración y consolidación de su disciplina en Venezuela. En Arquitectura, el jurado integrado por Róger Corbacho, Harry Frontado y Orlando Martínez, consideró que Jorge Rigamonti es merecedor de este reconocimiento por “la constatación de su sólida trayectoria proyectual, capaz de formularse equilibradamente entre el aporte de soluciones concretas, en la que destaca la dignificación de materiales cuya tectónica no es tradicionalmente asociada a un sentido de permanencia y el planteamiento de líneas reflexivas particularmente sensibles, relativas al sentido de lugar”. El jurado destacó el compromiso asumido por el arquitecto Rigamonti en la estructuración del oficio como hecho cultural, a lo cual se ha abocado sistemáticamente a inculcar tanto en sucesivas generaciones de estudiantes como en los usuarios cotidianos de sus edificios, escritos, conferencias y exposiciones. Ender Cepeda, Carmen Araujo y Adriana Meneses, a quienes les correspondió calificar la disciplina de Artes Plásticas, eligieron a Lía Bermúdez por considerar que “es una artista ampliamente reconocida nacional e internacionalmente por su amplia labor cumplida, tanto en la creación individual como en la docencia y en la promoción del arte, a través del exitoso proyecto museográfico que lleva su nombre”. El jurado hizo énfasis en la persistencia de Bermúdez por más de medio siglo, tanto en su obra personal como en sus ensayos de integración del arte y la arquitectura. “Su obra constructiva es pionera de la vanguardia abstracta que se iniciara con el movimiento de integración de las artes, obra que ella ha continuado realizando a partir de un concepto orgánico de la escultura que toma en cuenta las formas de la naturaleza adaptadas al urbanismo y a la arquitectura”. También en este veredicto se consideró la larga experiencia docente de Bermúdez en la formación de artistas plásticos y diseñadores en el estado Zulia, y su labor social al frente del Centro de Arte que lleva su nombre, del cual ha sido ella creadora y gestora, haciendo de esta institución un eje fundamental para la proyección de la cultura en la región occidental. Según el veredicto emitido por Edmundo Aray, Jacobo Penzo y Sergio Curiel, el Premio Nacional de Cultura en Cine lo obtuvo Carlos Azpúrua, debido a “la asunción del compromiso con la existencia social, dígase con la historia misma que corresponde vivir y hacer el artista, que caracteriza a Carlos Azpúrua desde los inicios de su actividad cinematográfica”. Expresaron que su obra, de profundo contenido artístico y recia expresión crítica de la vida venezolana, hacen de Carlos Azpúrua un cineasta, un ciudadano y un artista de la más alta calidad y significación de la cultura nacional, que ha destacado en la actividad gremial y política en defensa y desarrollo del cine nacional en diversos y exigentes escenarios, así como “la realización cinematográfica en términos de indiscutible relevancia, a través de una amplia filmografía reconocida nacional e internacionalmente que abarca el cortometraje y el largometraje, el documental y la ficción, proponiendo invariablemente temáticas de honda raigambre de nuestra cultura ancestral y de nuestro más acuciantes problemas actuales”. Por su parte, Rafaela Baroni de Albornoz ha sido declarada ganadora en el área de Cultura Popular, “en virtud de su amplísima trayectoria en este quehacer artístico y en reconocimiento a la alta calidad de su imaginario, su pródigo lenguaje plástico, pleno de hechizos y maravillamiento”, según el juicio emitido por Heufife Carrasco, Benito Irady y Luis Alberto Crespo. En la disciplina de Danza resultó galardonada Irma Contreras, “creadora y fundadora del Ballet Nacional de Venezuela, primera compañía de carácter profesional en nuestro país, que durante muchos años albergó a las más relevantes del ballet nacional e internacional”. El jurado, compuesto por Casimira Monasterio, Sonia Sanoja y Stela Quintana, hizo también un reconocimiento a su destacada labor como bailarina, pedagoga, coreógrafa e investigadora y especialmente a su visión creadora, la cual contribuyó a consolidar las bases del movimiento dancístico en Venezuela y su proyección dentro y fuera del país. Entre tanto, Miguel Gracia es el ganador del Premio Nacional de Fotografía, según la calificación realizada por Alejandro (Sandro) Oramas, Audio Cepeda y Rafael Lacau, quienes emitieron el veredicto, “en reconocimiento a su amplia trayectoria y contribución al patrimonio documental del país, en el ámbito del teatro, la danza y las artes escénicas. Resultado de su constancia en el desempeño profesional del oficio y representa una referencia ineludible sobre este género artístico de la cultura venezolana”. Por su contribución a los estudios y difusión de la historial local y regional, el profesor Arístides Medina Rubio obtuvo la premiación correspondiente a Humanidades, según lo dictaminó Luis Britto García, Edgardo Lander y Federico Villalba, quienes consideran que “su aporte a la microhistoria ha servido para continuar descubriendo al país”. El premio en Literatura recayó en el narrador Renato Rodríguez, debido a que “su obra heterodoxa e innovadora, integrada —en especial— por una serie de notables novelas, entre las cuales destacan Al sur del Equanil (1963), El bonche (1976) y La noche escuece (1985), recupera rasgos y elementos fundamentales de la oralidad y los recrea con humor y desparpajo”. El jurado integrado por Carlos Noguera, Judit Gerendas y Alberto Rodríguez Carucci agregó que “la novelística de Renato Rodríguez constituye un hito en la literatura venezolana, a la cual ha aportado singulares hallazgos que enriquecen las opciones de la escritura contemporánea”. Pedro Liendo fue elegido en el área de Música por Anselmo López, Belén Ojeda y Alfredo del Mónaco, “por su destacadísima trayectoria en la ópera y la canción a nivel nacional e internacional, sostenida durante más de cuatro décadas, desempeñándose como solista en importantes teatros de Europa y América, participando en reconocidas agrupaciones europeas en el campo de la música antigua y dejando un legado de importantes grabaciones”. En Teatro resultó ganador Omar Gonzalo, según la decisión de Nicolás Curiel, José Gabriel Núñez y Eduardo Gil, quienes expresaron por escrito que es merecedor del galardón “por su trayectoria ejemplar como actor, sustentada en una permanente dedicación y disciplina en la creación de personajes emblemáticos del universo teatral, unida a su espíritu y visión humanista en la formación de nuevos valores del teatro venezolano”. Los ganadores fueron elegidos por un jurado calificador luego de ser propuestos por un jurado de postulaciones. Esta metodología se implantó hace tres ediciones y pretende hacer la selección de la manera más transparente y plural posible. Aún no se ha fijado la fecha del acto en el cual serán entregados los premios, aunque Lessire indicó que sería lo antes posible. Según el Reglamento de Premios Nacionales de la Cultura, de 2003, este reconocimiento se otorga a personas que hayan desarrollado una trayectoria profesional significativa por un lapso mínimo de 30 años en el campo de la disciplina para la cual fue postulado, en el cual deben haber contribuido con su obra al fortalecimiento, valoración y consolidación de la disciplina correspondiente. Además de la medalla y el diploma, el ganador recibirá un premio en metálico de seis millones de bolívares y una asignación de honor mensual vitalicia, cuyo monto será fijado por el directorio del Conac. También se les otorga el beneficio de cobertura básica de seguro de hospitalización, cirugía y maternidad, una póliza de vida para el cónyuge y por último la publicación de una monografía de cada uno de los galardonados. Fuentes: ABN • El Universal • Globovisión *** Escritores centroamericanos se reunieron en Honduras Entre el 9 y el 11 de agosto se celebró en Tegucigalpa (Honduras) el II Congreso de Escritores de Centroamérica, en el que participaron más de cincuenta escritores de la región, quienes aprobaron los estatutos de un ente gremial que los agrupará y representará. El evento fue inaugurado por la primera vicepresidenta del Parlamento hondureño, Lizzy Flores, quien entre otras cosas destacó que en su país los gobiernos han brindado poco apoyo a los escritores. El evento tuvo lugar en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah, http://www.unah.hn), cuyo rector, Raúl Santos, dio la bienvenida a los intelectuales y recordó que esa casa de estudios fue fundada hace unos 160 años por el sacerdote José Trinidad Reyes, un hombre de letras, autor de hermosas pastorelas (representaciones teatrales) que en su momento fueron comentadas por el poeta nicaragüense Rubén Darío. El coordinador del encuentro de escritores centroamericanos, el hondureño Galel Cárdenas, dijo que la finalidad del encuentro era producir una estructura gremial capaz de aglutinar a los autores de la región y definir objetivos claros hacia la integración de las letras centroamericanas en todos sus niveles, aspectos y perspectivas. La escritora costarricense Ana Cristina Rossi, quien asistió en representación de su compatriota la narradora Carmen Naranjo, destacó en su ponencia “El por qué y para qué escribir”, que no sólo en Centroamérica, sino también en otras regiones del mundo, “se está matando a la tierra y nuestro futuro”, a tal extremo que “en pocas décadas podríamos desaparecer”. El jueves 10 los asistentes al evento aprobaron los estatutos de la Asociación de Escritoras y Escritores de Centroamérica (Adeca), cuya primera junta directiva fue electa, resultando designado Cárdenas como secretario ejecutivo. La organización impulsará la creación de redes para vincular y promover la integración cultural alejada de la política, competente y humanizada. Para el escritor hondureño Armando García, autor de Humor de negro, entre otras obras, “por primera vez un grupo de intelectuales de la región se ha reunido para profundizar en el imaginario centroamericano, contrario a los políticos que han firmado tratados de paz después de haber hecho la guerra”. El congreso concluyó con un recital de poesía en el pintoresco pueblo de San Juan de Flores, unos 30 kilómetros al este de Tegucigalpa. La tercera edición se celebrará en 2007 en León, Nicaragua, en fecha que no ha sido definida. Fuentes: La Prensa • Nicaragua Hoy *** Feria de Guadalajara relanza en Internet su Club de Lectores La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (http://www.fil.com.mx) relanzó el pasado 9 de agosto su Club de Lectores (http://www.fil.com.mx/clubfil/clubfil.asp) con promociones, noticias, recomendaciones y foros de discusión que darán a sus miembros oportunidad de ganar libros, boletos y descuentos. Creado en otoño de 2005 como un espacio en el que los usuarios se registraban para recibir noticias sobre la FIL Guadalajara, el Club de Lectores ha ampliado su abanico de servicios tanto para los lectores apasionados ya inscritos, como para quienes quieren comenzar en el hábito de leer y buscan un lugar amigable donde encontrar noticias, recomendaciones y enlaces con el mundo del libro. Para convertirse en miembro del Club de Lectores de la FIL basta con llenar el formulario de inscripción. El Club cuenta actualmente con más de 900 socios, cuyos perfiles de lectura son tan variados como sus lugares de origen, aficiones y edades. Los hay consagrados, ávidos devoradores de libros y los que buscan consejo sobre qué leer en un momento determinado de su vida o bien, para saber cuál sería el libro ideal con el que podrían iniciar su actividad como lectores. Un nuevo apartado de novedades literarias en el Club ofrecerá a sus miembros una selección de cinco títulos que cambiará cada mes. A través de esta sección, los usuarios podrán acercarse a los autores que han estado presentes en la Feria o que la visitarán en un futuro próximo. “Los lectores recomiendan” es un área en la que los miembros podrán compartir sus gustos literarios y recomendar lecturas. Todas las personas que así lo deseen podrán enviar una recomendación para que sea publicada en el club. Igualmente, el Club ofrece una sección de foros para discutir sobre temas de interés relacionados con el libro y la lectura y otra de promociones en la que cada mes habrá una nueva forma de llevarse algún premio, ya sea una buena novela, alguna colección de cuentos o lo mejor de la poesía contemporánea. Conforme se acerque la Feria también se sortearán boletos o descuentos en las entradas. Por último, la sección de noticias continuará con la labor de mantener informados vía correo electrónico a los miembros del Club, al hacerles llegar constantemente información actualizada de lo que acontece en torno a la Feria y a otras actividades relacionadas con el libro y la lectura. Fuente: Prensa FIL *** Delegación venezolana rechaza honor en Feria de La Paz La delegación venezolana renunció el pasado jueves 10 de agosto a ser el país invitado de honor de la XI Feria Internacional del Libro de La Paz (Bolivia), por considerar que ésta incentiva “la mercantilización del libro” y en reclamo por la “reducida participación venezolana en la FIL”. Así lo anunció Ramón Medero, presidente del Instituto Autónomo Centro Nacional del Libro de Venezuela (Cenal, http://www.cenal.gob.ve), en conferencia de prensa realizada en la capital boliviana. Al funcionario venezolano lo acompañaron sus pares Agustín Velasco, presidente de la Fundación Kuai Mare, Luis Britto García y el agregado cultural de Venezuela en Bolivia, José Bracho. La feria fue inaugurada el miércoles 9 por el presidente boliviano, el socialista Evo Morales, y se extendió hasta ayer domingo 20 reuniendo a autores y editoriales de doce países. En respuesta a la actitud de la delegación venezolana, la Cámara Boliviana del Libro sostuvo en un comunicado de prensa que la feria “tiene las puertas abiertas y para nosotros Venezuela es y seguirá siendo invitado de honor”. La justificación esgrimida por los funcionarios venezolanos fue, como explicó Medero, que “nosotros no creemos que el libro es una mercancía, más bien creemos que es un bien cultural, un instrumento de lucha y liberación de los pueblos”. Bracho, por su parte, indicó que “la participación [de Venezuela] dentro de la Feria se reducía, siendo que nuestra representación trae a más de una decena de intelectuales venezolanos... Venezuela ha traído 25.000 libros de 1.500 títulos para circular en las calles, pero nos dan un espacio muy pequeño para todas esas cajas”. Al tomar la palabra, Velasco explicó que la intención del gobierno venezolano es “democratizar el acceso al libro, por lo que en Venezuela existen 47 librerías del Estado, que distribuyen de manera gratuita libros para el pueblo”. Medero, más adelante, insistió en que “lo que buscamos ante todo es trascender el espectáculo, creemos más bien en el libro que el pueblo necesita y que no necesita la mediación del mercado para llegar al pueblo”. El funcionario anunció la realización de las Jornadas del Libro y las Culturas de Venezuela, que se celebraron hasta ayer domingo en espacios alternos de la capital boliviana. Entre estas actividades estuvo una conferencia de Yury Weky el 15 de agosto, donde esgrimió una visión del panorama en Venezuela sobre el papel de la mujer en la construcción del llamado “socialismo del siglo XXI”, e instó a las bolivianas a organizarse para tener más participación en la toma de decisiones que las afectan. Britto García, por su parte, además de la conferencia “Escritura y revolución”, que dio en distintos escenarios de Bolivia, también comentó la actualidad de los medios de comunicación venezolanos en la Federación de Trabajadores de la Prensa de la Paz. En esta última ponencia, que ya había presentado en otros escenarios de la ciudad boliviana, Britto García ha defendido la creación de radios alternativas como una solución para acceder a una información equilibrada, horizontal y transparente. “Venezuela seguirá siendo parte de la Feria, todos los actos señalados se cumplirán a cabalidad”, comentó, más tarde, Ernesto Martínez, presidente de la Cámara Boliviana del Libro. “Es una noticia sorpresiva; sin embargo esperamos la oportunidad de entablar un diálogo directo”, opinó por su parte Carola Ossio, miembro de la CBL. El comunicado oficial de los libreros, a tiempo de reiterar su “profunda amistad con Venezuela”, asegura: “Nuestra tarea es impulsar el desarrollo cultural del país y nos sumamos animosos a los retos actuales... Libros puentes de integración no es un lema, es una realidad que exige nuestro país y nuestra realidad latinoamericana”. Fuentes: Cenal • El Universal • La Razón (Bolivia) *** Novela firmada con seudónimo habría sido escrita por Carlos Fuentes El escritor mexicano Carlos Fuentes sería el autor de Los misterios de La Ópera, una novela publicada en enero de este año y firmada con el seudónimo de Emmanuel Matta, según indicaron investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). El libro había sido lanzado al mercado por su editorial, Random House Mondadori, con una enorme campaña publicitaria a pesar de que su supuesto autor era un perfecto desconocido. El método estiloestadístico aplicado a la novela para establecer su autoría fue desarrollado por un equipo al mando del doctor en física estadística de la Unam, Enrique Hernández, y estableció, con una probabilidad del 95 por ciento, que Emmanuel Matta y Carlos Fuentes son la misma persona. Los analistas aplicaron tres pruebas estadísticas y lingüísticas a la novela del supuesto Matta y a tres novelas de Carlos Fuentes escogidas al azar: El instinto de Inés (2001), Las buenas conciencias (2003) y Viendo visiones (2003). Al cotejar los textos y “cruzarlos” con las páginas de Los misterios de La Ópera llegaron a la conclusión de que los cuatro libros tienen características similares en vocabulario y repetición de palabras, y en el hecho de que en cada frase hay una unidad de información. La publicidad de Los misterios de La Ópera comenzó un mes antes de la publicación, y la tirada fue de 25.000 ejemplares, una cifra casi exclusiva para probados best-sellers y de la cual hasta ahora se han vendido unos 10.000. El lanzamiento interesó a los medios literarios mexicanos, donde no se conocía el nombre del supuesto autor, y se planteó una serie de hipótesis que incluían en un primer momento a Gabriel García Márquez, Jorge Volpi y Sergio Pitol. Fuentes, quien no ha declarado al respecto, sí ha anunciado en cambio que hará próximamente una donación de libros a la nueva Biblioteca de México “José Vasconcelos”, y que intentará convencer a su colega colombiano Gabriel García Márquez de hacer lo propio, según informó Sari Bermúdez, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, http://www.cnca.gob.mx), el pasado miércoles 16 de agosto. Fuentes: Clarín • El Financiero • Noticias de Oaxaca *** Premio León Felipe de Poesía para la española Alicia González La periodista Alicia González (Madrid, 1971) ha resultado ganadora del V Premio Internacional de Poesía León Felipe con un poemario único de verso libre titulado Satisfacciones de esclavo, del que el jurado ha valorado el léxico y la calidad literaria del poema. El fallo del jurado se dio a conocer el pasado 12 de agosto en Tábara (Zamora), tierra de nacimiento de León Felipe, durante el acto de clausura de los cursos de la Universidad de Verano Hispano-Portuguesa de Aliste, Tábara, Alba y Tras os Montes, que este año han versado sobre los templarios y la literatura fantástica. El director de los cursos y miembro del jurado del premio, el poeta zamorano Jesús Losada, destacó que la obra ganadora está escrita en verso libre y tiene como hilo conductor “una visión del amor desde el punto de vista femenino”. Satisfacciones de esclavo es un poemario único de cerca de medio millar de versos que será publicado el próximo año por el Centro de Estudios Literarios y de Artes de Castilla y León (Celya, http://www.editorialcelya.com), organizadora del certamen poético que patrocina el Ayuntamiento de Tábara. El premio está dotado con la publicación de la obra, la entrega de cien ejemplares al autor y el 10 por ciento de los ingresos por ventas del poemario, así como una escultura conmemorativa. La obra ganadora fue seleccionada entre 462 poemarios que se presentaron al certamen en esta quinta edición, que es la que más trabajos ha recibido, con participantes procedentes de toda España y de países como Portugal, Francia, Alemania, México, Cuba, Colombia, Israel o China. Alicia González, que ha trabajado como redactora y locutora en el programa de Radio Nacional de España “El ojo crítico” y en Radio Madrid de Cadena Ser, es actualmente responsable de Comunicación del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz (Madrid, http://www.ayto-torrejon.es). La lectura del fallo del jurado se hace coincidir en cada edición con la presentación del libro de poemas ganador del año anterior y la entrega a su autor de una escultura de Jorge Villalmanzo realizada con maderas nobles y hierro forjado. Este año recibió el premio de la cuarta edición del certamen el poeta y empresario navarro Javier Asiaín (Pamplona, 1971), por Votos perpetuos, un conjunto de poemas con los que realiza “una simbiosis del mundo espiritual con el mundo erótico”, según aseguró el propio autor. Asiaín reconoció que la idea de mezclar dos mundos que históricamente están tan separados, como es el de lo religioso y lo erótico, hace que el poemario no deje indiferente a nadie, ya que es “una idea original que, o gusta mucho, o no gusta”. El poeta navarro tiene ya publicados otros poemarios como Efectos personales o Anatomía enferma y atesora otros premios poéticos como el Arte Joven de Poesía del Ayuntamiento de Madrid, el Ciudad de Getafe, el Francisco Yndurain de las Letras de Pamplona o el Ciudad Sant Andreu de la Barca. Javier Asiaín reconoció que le resultó “muy atractivo” presentarse al premio León Felipe porque el certamen lleva el nombre de “uno de los grandes” poetas españoles y tiene como incentivo la entrega del premio en la localidad natal del poeta, en presencia de los sobrinos-nietos del rapsoda que residen en Tábara. Fuente: EFE *** Historial militar de Günter Grass es público desde hace muchos años Un documento del ejército estadounidense que registra al escritor alemán Günter Grass como prisionero de guerra, con la aclaración de su unidad: “SS-Pz-Div. Frundsberg”, la 10ª División Panzer de las SS “Frundsberg”, y su rango de soldado, reposa desde hace muchos años en los archivos militares de Berlín, donde podía ser examinado por cualquier ciudadano que así lo solicitara. El archivo militar indica que Grass fue capturado el 8 de mayo de 1945 en Marienbad, en el sudeste de Alemania, cuando contaba 18 años. La noticia apareció el miércoles 16 de agosto en el diario alemán Berliner Zeitung (http://www.berliner-zeitung.de), y cita al subdirector del archivo militar, Peter Gerhardt, quien agregó que hasta ahora nadie ha hecho tal solicitud. Grass, de 78 años, ganador del Premio Nobel de Literatura de 1999 y predicador moral de los excesos del nazismo, ha sido muy criticado por no haber divulgado que militó en las Waffen-SS, la rama militar de las SS de Adolfo Hitler. Dirigidas, por Heinrich Himmler, las Waffen-SS eran el brazo de combate de las SS. Tras ser creadas para proteger a la dirección del Partido Nazi, terminaron convirtiéndose en una fuerza de combate especialmente activas en la perpetración del holocausto. Combatieron en las campañas más cruentas junto a las unidades del ejército regular alemán, y se distinguieron por no retroceder ante el enemigo pese a sus cuantiosas bajas, así como el ensañamiento contra los enemigos civiles y los prisioneros de guerra. Era ya conocido que Grass había sido herido en combate, el 20 de abril de 1945, y tomado prisionero por el ejército estadounidense, pero no que había servido en las Waffen-SS. Grass indicó que a los 15 años buscó ingresar al servicio de submarinos como un modo de alejarse de su familia. “Fue similar a lo que le ocurrió a muchos de mi generación”, explicó. Sin embargo fue rechazado, y el ejército lo aceptó dos años más tarde. Grass se reportó para el servicio activo en Dresde a inicios de 1945. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había sido asignado a la 10ª División Panzer “Frundsberg” de la SS, sirviendo en el este del país, aunque, según dijo, nunca disparó un tiro. La polémica suscitada por la confesión de Grass ha alcanzado a medios intelectuales y políticos de todo el mundo. El autor, que durante décadas ha instado a los alemanes a conformarse con su pasado nazi, ha recibido en días recientes duros ataques de escritores, críticos literarios, historiadores y políticos. Lech Walesa, Premio Nobel de la Paz y ex presidente polaco, amenazó con devolver su ciudadanía honoraria de la ciudad de Gdansk si no lo hace Grass. “Si hubiéramos sabido que Grass fue miembro de las SS, probablemente no lo habríamos nombrado ciudadano de honor de Gdansk”, señaló el líder polaco. “Dimos la ciudadanía a un Grass diferente”, agregó Walesa, quien acusó al autor alemán de arrogante. Políticos de Gdansk y representantes del gobierno derechista del partido Ley y Justicia (PiS) le pidieron al autor alemán que renunciara al título, que le fue concedido en los años 90. El escritor ha dicho que no ve razón alguna para renunciar a ese honor, “pero si la ciudad de Gdansk lo decide, lo aceptaré”. En carta abierta a Lech Walesa, Adam Michnik, director del diario polaco Gazeta Wyborcza (http://www.gazeta.pl) y una de las principales figuras de la oposición anticomunista en los años 80, pidió a los políticos de su país que no critiquen al escritor alemán por un error de juventud. Michnik señala que con toda su biografía posterior el escritor demostró su compromiso con los derechos humanos, las libertades y la democracia. “Grass confesó su error y aseguró que sintió muchos remordimientos de conciencia por lo que hizo, alistarse en la Waffen SS, y ese paso suyo se merece mucho respeto y admiración”, afirma el periodista. “Es penoso que inmediatamente empezasen a aullar aquellos a los que les gusta ensañarse con todos los que tuvieron tropezones en sus vidas, demostrando su bajeza”, dice. “Lamentablemente”, agrega, “entre los perseguidores de Grass figura Lech Walesa, que consideró oportuno añadir un poco de hiel y de desprecio contra Grass”. “A Walesa quiero recordarle que otro alemán que también erró, coetáneo de Grass, vistió en los últimos meses de la guerra el uniforme de los soldados hitlerianos”, agrega Michnik. “Ese otro alemán confesó que, aunque era de una familia antifascista, en los años cuarenta, en los momentos de los mayores triunfos de Hitler, sentía cierto orgullo patriótico. ¿Opina Walesa que ese otro alemán también debería renunciar a algo por su pasado? Por si acaso, quiero que Walesa sepa que ese otro alemán se llama Joseph Ratzinger, ahora más conocido como Benedicto XVI”. “Y quiero que conste que esta carta mía no es en defensa de Grass, porque una figura tan grande no necesita mi defensa, sino como ayuda para Lech Walesa, para que no continúe por una senda que nunca debió pisar”, concluye la misiva. Grass dijo haber revelado su secreto porque “le apenaba”, según indicó en una entrevista publicada el sábado 13 en el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung (http://www.faz.net). En respuesta a sus detractores, el autor de El tambor de hojalata declaró el pasado miércoles en un programa televisivo que todo lo que pensaba decir sobre el episodio está en sus memorias, Beim Haeuten der Zwiebel (Pelando la cebolla) —en las que narra su infancia en Dazing, la hoy ciudad polaca de Gdansk, y sus experiencias durante la guerra—, y agregó que “el que quiera juzgarme, que me juzgue”. El escritor dijo que su corta estancia en el temible servicio secreto alemán ha influenciado en su vida durante los últimos 60 años. “Lo que estoy viviendo es un intento por hacer de mí una persona non grata, de poner en duda todo lo que hice en mi vida después de eso”, dijo Grass. “Y mi vida posterior estuvo marcada por la vergüenza”. Cuando se le preguntó por qué no había revelado antes su secreto, Grass contestó: “No lo hice y tengo que vivir con eso (...) Ciertamente estaré oyendo acusaciones sobre eso por un largo tiempo. Lo único que puedo decir es que yo trabajé en esa pregunta en este libro y todo lo que tengo que decir sobre el tema esta en él”. Por su parte, el crítico literario alemán Hellmuth Karasek, uno de los más populares de su país, consideró que Grass no habría recibido el Premio Nobel de Literatura en 1999 de haber publicado antes su confesión. “La Academia tiene unos sensores muy finos y no habría dado el Nobel a alguien de quien se supiera que en su juventud sirvió a las Waffen-SS, y que lo calló durante mucho tiempo”, declaró. Según el crítico, la revelación le dio “una luz distinta” sobre el destacado autor. Sin embargo, Karasek disculpó la participación de Grass en dicho cuerpo, puesto que contaba con 17 años cuando ingresó. Sin embargo, el director de la Fundación Nobel, Michael Sohlman, ha dicho que no existe manera de retirarle el premio Nobel a Grass. En base a los estatutos de los premios, “la entrega es definitiva. Nunca ocurrió que a alguien le fuera retirado el premio”. En el pasado, recordó, hubo campañas masivas contra algunos premiados, como en 1994, cuando se entregó el Premio Nobel de la Paz al entonces presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, junto a los políticos israelíes Itzhak Rabin y Shimon Peres. Por otra parte, Sohlman recordó el enfado de los nazis alemanes cuando se entregó el Nobel de la Paz en 1935 al escritor y pacifista alemán Carl von Ossietzky, que murió tres años después como consecuencia del tiempo que pasó en un campo de concentración: “Hitler estaba tan enfadado que prohibió que los alemanes aceptaran Premios Nobel”. El secretario permanente de la Academia Sueca, Horace Engdahl, respondió desde sus vacaciones a las preguntas de los periodistas sobre las posibles reacciones a la confesión de Grass con la siguiente frase: “La Academia Sueca no asumió ninguna posición ni asumirá ninguna”. Fuentes: BBC • EFE • El Mundo (España) • IBLNews • Página/12 *** Relación entre Tapies y literatura se plasma en una exposición Una exposición en el Museo Joaquín Peinado de Ronda (Málaga, España), inaugurada el pasado 16 de agosto, plantea la relación entre la obra del artista Antoni Tapies y la literatura a través de los libros ilustrados, en ediciones de bibliófilos que el autor catalán ha cultivado desde sus comienzos en la obra gráfica. La muestra, organizada por la Fundación Unicaja Ronda, permanecerá instalada hasta el 30 de septiembre y está compuesta por veinticuatro grabados y la serigrafía impresa sobre tela que proceden del libro Llull-Tapies, que forma parte de la colección Unicaja, con textos de Ramón Llull seleccionados por el poeta Pere Gimferrer e ilustrados por Tapies. Esta obra le llevó a Tapies trece años de elaboración, de 1973 a 1985, por lo que se convierte en el libro, de entre todos los creados por el artista, al que más tiempo le dedicó en su preparación hasta que finalmente fue publicado por las Galerías Taché y Lelong, informó Unicaja en un comunicado. El período del que data la obra expuesta se corresponde con unos años de gran importancia para la cultura española en general y la catalana en particular, pues se trata de un momento sociopolítico en el que Cataluña reivindicaba, a través de sus artistas, una realidad cultural propia. Los valores y características de Tapies se mantienen en su producción gráfica, en la que ha desarrollado una línea de investigación en torno a las técnicas y materiales usados en la obra sobre papel que con el tiempo ha proporcionado una gran coherencia al conjunto de su obra. Coincidiendo con esta exposición, la Fundación Unicaja ha editado un catálogo que contiene, además de una reproducción de las veinticinco obras que componen la muestra, un estudio del libro Llull-Tapies a cargo de Jaime Moreno. Tapies nació en Barcelona en 1923, en una familia burguesa, culta y catalanista, involucrada desde mediados del siglo XIX en una tradición editorial y librera que despertó muy pronto en el artista un amor por los libros y la lectura. Progresivamente, se dedicó con mayor intensidad al dibujo y la pintura, acabó dejando sus estudios de derecho para dedicarse plenamente a su pasión y en la década de los 40 ya expuso sus obras, que destacaron en la panorámica artística del momento. De formación autodidacta, sus primeros retratos dieron paso a una serie de pinturas de marcado cariz expresionista y de materias muy espesas y pinceladas cortas. A principios de los años 40 trabajó en una pintura deudora del surrealismo, en la que aparecen paisajes fantásticos y oníricos, influenciado por Paul Klee y Max Ernst. Fue fundador y eje fundamental, en 1948, del grupo Dau al Set, una de las primeras y más relevantes iniciativas renovadoras del arte español de posguerra. En 1953 abandonó el surrealismo, retornó a las investigaciones sobre la materia iniciadas ocho años antes y empezó a desarrollar su lenguaje personal. Paralelamente a la producción pictórica y objetual, Tapies ha desarrollado desde 1947 una intensa actividad en el campo de la obra gráfica. Ha realizado un gran número de carpetas y libros de bibliófilo en colaboración con poetas y escritores como Alberti, Bonnefoy, Daive, Dupin, Gimferrer, Guillén, Jabés, Mestres Quadreny, Saramago, Takiguchi, Ullán, Valente y Zambrano, entre otros. Fuente: EFE *** Recuperan en Londres antiguo tocado peruano robado hace casi 20 años La policía británica recuperó un antiguo e invalorable tocado peruano en Londres que había sido robado hace casi 20 años, según se anunció el pasado 17 de agosto. El tocado, que representa la imagen de un dios del mar, fue recuperado de la oficina de un abogado en el centro de Londres y es considerado de “extraordinaria importancia” para el legado cultural peruano, dijo Scotland Yard. “Estamos hablando acerca de un objeto arqueológico de suma importancia histórica y estética, uno de los más importantes ornamentos de las antiguas culturas peruanas”, dijo Walter Alva, director del Museo Tumbas Reales de Sipán en Perú. La pieza, hecha de oro, simboliza a un mítico pulpo con 8 tentáculos y una estilizada cabeza humana. Se cree que data del siglo VIII y sería un ejemplo acabado de la expresión artística de la antigua cultura mochica. “No se puede encontrar ornamento de calidad similar en ningún museo peruano y es inconcebible que pieza importante semejante del tesoro nacional esté fuera de nuestro país”, dijo Alva en un comunicado. Los detectives británicos creen que el tocado fue sacado del yacimiento arqueológico La Mina, ubicado en el valle de Jequetepeque (norte de Perú) en 1988, cuando se saquearon tumbas y sus tesoros pasaron al mercado negro de arte. No se realizaron arrestos en relación al hallazgo, y tampoco se difundieron más detalles sobre el caso. Fuentes: IBLNews • SurNoticias *** Kodama reclama conversaciones grabadas de Borges María Kodama, viuda del escritor argentino Jorge Luis Borges, exige al investigador francés Jean-Pierre Bernès le entregue las 122 cintas, de 90 minutos cada una, que grabó en conversaciones con el autor de El Aleph en Ginebra entre el 4 de enero y 4 de junio de 1986, poco antes de su muerte. Bernès fue en el pasado agregado cultural de Francia en Buenos Aires y es especialista en literatura latinoamericana, profesor de la Sorbona hasta el año pasado y amigo de Borges, de Victoria y Silvina Ocampo, y de Adolfo Bioy Casares. El impasse pone en peligro la reedición de la única versión crítica y comentada de las obras completas del escritor argentino, trabajo que bajo la supervisión de Bernès apareció originalmente en la colección La Bibliothèque de la Pléiade, del prestigioso sello francés Gallimard, que fue posible gracias a las grabaciones y que el sello pretendía presentar nuevamente en las librerías en ocasión del vigésimo aniversario de la muerte del escritor. Kodama exige las cintas pues proyecta publicar una edición similar —que ya estaría en marcha a través de la Fundación Internacional Borges—, y por ello ha amenazado a Bernès con una querella judicial. “El problema no es con la editorial Gallimard”, dijo la viuda de Borges en entrevista con la emisora Radio 10 el pasado sábado. “Hay una serie de grabaciones a Borges, que [Bernès] por ley tiene que entregar una copia al entrevistado”, dijo Kodama. El presidente y director general de la editorial, Antoine Gallimard, ha dicho que se arriesga un millón de euros invertido en la reedición de este trabajo, originalmente aparecido en 1993 y 1999 y actualmente agotado, y que de acuerdo con un artículo aparecido en el semanario francés Le Nouvel Observateur (http://permanent.nouvelobs.com) es impedida por Kodama. Bernès se ha radicado junto con su cocinera argentina, Landa Ormaechea —una ex colaboradora de Victoria Ocampo— en “un paraíso perdido”, enclavado cerca de Bordeaux, 600 km al sur de París. Según dice, la negativa de Kodama para que Gallimard reedite la obra borgiana “ha indignado a todo el establishment literario francés y suscitado la furia de sus lectores más conspicuos” que hoy no pueden acceder a una edición de excelencia como la de Gallimard. El problema, según Kodama, no radica en las características de la edición sino en la persona de su supervisor, Bernès, que supervisó también la conocida edición dedicada a Borges de los Cahiers de l’Herne y se volvió a encontrar con Borges en Ginebra poco antes de su muerte. En la primera edición de las Obras completas no hubo problemas, pero ahora Bernès quiere publicar también esos diálogos, que quedaron grabados en 122 cintas de 90 minutos. Diálogos que, según él, tienen “interés literario”. Kodama cuestiona los derechos sobre la publicación de esos diálogos. Bernès insiste en publicarlos, aunque sea “después de la muerte de la viuda y de la mía”. Sobre las Obras completas, según el semanario francés, Kodama habría exigido un cambio de título y que Bernès sea apartado del proyecto. El escritor argentino residente en Francia, Héctor Bianciotti, que trabaja para la editorial y controlaba la correspondencia con la familia y los herederos de Borges, señaló que los inconvenientes comenzaron cuando se proponían publicar el segundo volumen. Según Bianciotti, un agente de Kodama se comunicó con él y le expresó algunas objeciones que ella tenía con respecto a la edición, y que terminaron en la condición de que Bernès fuera desplazado del proyecto. Con el título “Vous ne pouvez plus le lire...” (“Usted ya no podrá leerlo...”) (http://permanent.nouvelobs.com/conseils/livres/obs/2179/doss2179_044.html), Le Nouvel Observateur se refiere al “escándalo Borges” en su edición del 10 de agosto, indicando que Kodama “dispone a su criterio de un monumento de la literatura universal. Es por eso que usted no podrá leer esta maravilla de edición crítica de la obra de uno de los más grandes autores del siglo pasado. Se trata de la única edición de Obras completas anotadas, ya que ni siquiera existe una edición crítica en español”. Según el diario francés, “Borges estaba orgulloso de que una colección como La Pléiade decidiera incluir su obra en la misma colección donde aparecieron clásicos como Montaigne, Kafka o Cervantes”. El artículo lamenta asimismo que el conflicto con las cintas de diálogos grabados entre Bernès y Borges en Ginebra perjudique la reedición de las Obras completas. “Kodama obtuvo una copia de esas cintas; primero dijo que estaban incompletas, luego dijo que eran falsas. Ella es propietaria de 50% de esos diálogos, y Bernès de la otra mitad. Es absurdo que todo esto condicione la nueva publicación de sus obras”. La revista luego cita declaraciones de Bernès: “Kodama tiene la impresión de que el éxito de la Pléiade la ha despojado de Borges, y no lo soporta. Pero como ella se siente la hija del descendiente de un samurai, todo lo que quiere es la guerra”. Fernando Soto, abogado de Kodama, ha dicho que a la viuda la asiste un derecho moral, natural y legal sobre esas cintas. “La única que puede autorizar o no cualquier edición en el mundo es ella”, dijo Soto. “Todo lo que es obra de Borges está en poder de Kodama y eso incluye las observaciones que hizo sobre sus escritos. El autor eligió a Kodama como custodio de la obra y no a Gallimard ni a Bernès”, explicó. Por otra parte, Soto consideró “un agravio totalmente falso e injustificado” la opinión de Le Nouvel Observateur acerca de que “la obra de Borges es rehén de Kodama”, y no descartó que la viuda inicie una querella contra la publicación. “Kodama trabaja todos los días para que la obra de Borges se conozca en todo el mundo. Y es muy posible que ella no acepte una infamia de ese calibre”, argumentó Soto. En entrevista con el diario argentino Clarín (http://www.clarin.com), Bernès ha dicho que estas grabaciones, a las que Borges llamaba “los recreos de La Plèiade”, no tienen nada que ver con sus obras. “Son conversaciones que yo no he utilizado para el aparato crítico de sus obras completas. Kodama tiene copia de todas estas cintas”. A la suposición de que Kodama querría publicar el contenido de las cintas, Bernès recuerda que “el tribunal de París dijo que ella no las podía publicar sin mi permiso porque son conversaciones entre dos personas. Aunque Borges sea Borges y yo nadie, no se publicarán sin mi permiso”. Agrega que la viuda del escritor se opone a la reedición desde hace años. “En febrero yo escribí a Gallimard para que le preguntaran a Kodama las causas de esta negativa. Espero todavía la contestación...”. Bernès y Kodama fueron amigos en el pasado. “Acabo de encontrar”, explica él, “una carta que ella me dio, que había escrito el 28 de enero de 1991 al director del Centro Pompidou, cuando se organizó una exposición sobre Borges. Dice: ‘Nadie conoce tan a fondo no sólo la obra, sino la persona de Jorge Luis Borges como Jean-Pierre Bernès, de quien fue amigo, durante muchos años, amistad que compartí y comparto’. Desde 1999 María Kodama me hace la guerra y me inició procesos, que perdió, para recuperar las cintas”. Kodama ha negado que estos procesos realmente hayan sido ganados por Bernès. Sobre el proceso de elaboración de las Obras completas, Bernès cuenta: “Entre el 3 de enero hasta principios de junio del 86 trabajamos de la siguiente forma: yo le leía la casi totalidad de su obra en español y él me hacía comentarios. Yo anotaba en los márgenes de los textos sus indicaciones. Me decía: ‘No tengo ninguna obra con la cual me puedan identificar cuando me haya muerto. Yo no escribí La divina comedia ni El Quijote, entonces tenemos que preparar para La Pléiade El libro de libros de Borges, así pasaré a la posteridad’ ”. Kodama no participaba en estas conversaciones. El ex diplomático asegura que Borges le confió asuntos relativos a su intimidad para que éstos fueran conocidos por el público, considerando que de Cervantes, Kafka o Dante no sabemos gran cosa. “No utilizaré nada para la biografía que estoy preparando. [Tales confidencias] se publicarán después de mi muerte, después de la muerte de Kodama, cuando no haya derechos de autor. De acá a 70 años. Él quería que la posteridad supiese muchas cosas que por pudor no quería comunicar a sus contemporáneos y que tengo la obligación de publicar. Antes de morir me dijo ‘gracias por todo, usted es un gran amigo; me ayudó a morir en literatura, no tengo nada para dejarle pero lo condeno a ser la memoria de Borges’ ”. Fuentes: Ambitoweb • Clarín • EFE • Infobae • La Nación *** España recordó a García Lorca El mundo de la cultura rindió este viernes 18 de agosto un multitudinario homenaje al poeta granadino Federico García Lorca, junto a Cervantes el autor español “más amado y traducido” de todos los tiempos, en el 70º aniversario de su fusilamiento en el Parque de Alfacar (Granada), en un acto que recordó a todas las víctimas de la Guerra Civil. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, presidió el homenaje, que comenzó a las 9:30 de la noche con una ofrenda floral en el monolito a las víctimas de la Guerra Civil, ubicado en el citado parque, tras lo que tuvo lugar el acto institucional, en el que diversas personalidades del cine, la literatura y la política recordaron al poeta. En su intervención, Calvo destacó la inmortalidad del poeta, pese a la tragedia que acabó con su vida a los 38 años, ya que Lorca es uno de los autores más reconocidos, recordados y admirados del país. Y emocionada agradeció participar en este acto que recuerda a todas las víctimas de la Guerra y la represión posterior. El comisario del acto, el hispanista Ian Gibson recordó que Lorca fue junto a Cervantes “el mejor embajador de España de todos los tiempos”, a la vez que el “más amado” y el “más traducido”. Por ello, consideró necesario esclarecer con la exhumación de los cadáveres —pretensión de los descendientes de Dióscoro Galindo y Francisco Galadí, fusilados junto al poeta, y a la que se opone la familia Lorca— si verdaderamente reposan sus restos en Víznar porque “no es bueno para nadie la cantidad de rumores que circulan por Granada” al respecto. “Tan increíble fue Federico que no se contentó con ser poeta y dramaturgo, también fue músico”, continuó el biógrafo de Lorca, quien agradeció haber sido elegido comisario del acto, propuesta que tras analizar aceptó por considerarla un “deber moral”. Por su parte, el ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra consideró a Lorca un poeta “inclasificable”, pese a estar enmarcado en la Generación del 27, y abogó por desvelar “misterios” que en torno al poeta no son del arte y continúan vigentes como son las condiciones en que se produjo su muerte. Así, Guerra lamentó la trágica muerte del granadino porque “se terminó no sólo con una vida humana, sino también con la trayectoria de uno de los hombres más ricos artísticamente que no podemos ni adivinar qué alcance hubiera tenido en el mundo” de no haber muerto a los 38 años. En referencia a la exhumación, afirmó que es “una ambición absolutamente legítima” por parte de las familias y mostró su desacuerdo ante el hecho de que suponga “reabrir heridas del pasado, tal y como han apuntado algunos sectores políticos”, ya que, en su opinión, “habrá heridas mientras no se permita a esas familias recuperar los cadáveres”. El cantautor Amancio Prada, que cerró el acto interpretando una selección de sonetos y canciones lorquianos, manifestó, tras recorrer el lugar donde se suponen que reposan los restos, que “lo que hay que celebrar es la vida creciente e imparable de Lorca”, que propició como ningún otro poeta “la creación” con su obra, que destaca más por “ser semilla que fruto, por lo que suscita que por lo que dice”. Además participaron personas relacionadas con el mundo de las letras como el poeta represaliado en las cárceles del franquismo y condenado a muerte Marcos Ana; del mundo del cine como los cineastas Miguel Hermoso —director del filme sobre García Lorca La luz prodigiosa— y Emilio Ruiz Borrachina —director del documental Lorca: el mar deja de moverse, que se presentará en el Festival de San Sebastián. Federico García Lorca fue fusilado la madrugada del 18 o 19 de agosto junto al maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, ante un viejo olivar conocido como “Aynadamar”, fuente de las lágrimas, en Víznar (Granada), donde se cree que aún reposan sus restos con los de los otros tres compañeros que corrieron la misma suerte. El trabajo realizado por investigadores extranjeros logró arrojar luz sobre la “torcida versión”, según Gibson, que se ofreció en la dictadura franquista, ante la imposibilidad de llevarlo a cabo por parte de los españoles “vencidos”, hecho que puede ser ratificado en la actualidad porque es una “deuda” que se mantiene con los familiares. El Parque Federico García Lorca homenajeó así al poeta granadino y también a todas las víctimas de la contienda, recordando la tragedia para que ésta no caiga en el olvido porque sería una “ofensa” a los muertos. Fuente: Europa Press *** México celebra los 30 años de su Fototeca La Fototeca Nacional de México, antes Archivo Casasola, celebrará su trigésimo aniversario con una serie de actividades entre el 22 y el 25 de agosto, en las que se incluyen exposiciones, mesas redondas y conferencias en el marco del VII Encuentro Nacional de Fototecas, que tendrá como escenario la sede del museo en Pachuca (Hidalgo) y otras sedes alternas. En las actividades participarán especialistas en investigación, historia y producción fotográfica, provenientes de España, Francia, Reino Unido, Brasil, Cuba y México. Se entregarán reconocimientos al mérito fotográfico, con un breve homenaje a la trayectoria de los fotógrafos Nacho López, Héctor García y Carlos Jurado, y un reconocimiento especial a Eleazar López Zamora, director de la Fototeca Nacional de 1982 a 1995. Joan Fontcuberta, creador, docente, crítico y comisario de exposiciones, dictará la primera conferencia magistral, en la que hablará sobre las imágenes de la Agencia Casasola, fundada por los hermanos Agustín, Víctor y Miguel Casasola, considerada como la primera agencia fotográfica moderna del país. En la primera de seis mesas de discusión, que se titulará “Investigaciones recientes en torno a Casasola”, se pretende dar cuenta de nuevas lecturas sobre este importante archivo —de gran valor histórico y artístico para México, en especial por su registro de la Revolución de 1910—, cuya adquisición por parte del gobierno federal en 1976 marcó el inicio de la Fototeca Nacional. Los festejos incluyen una serie de exposiciones fotográficas como la titulada “México entre fiestas y caudillos”, con imágenes de la Fototeca Nacional, con curaduría de Rosa Casanova y Mayra Mendoza; “Desvanecimientos y presencias” (rescate de negativos con deterioro crítico), un proyecto de María Antonieta Roldán Arellano, y otra más de fotografía artística de José Bustamante Valdes, con curaduría de Heladio Vera Trejo. Una exposición colectiva, titulada “Los nuevos clásicos”; otra más de haciendas pulqueras del altiplano hidalguense, titulada “Casagrande”; otra denominada “Espejos de agua” y una más titulada “Arcana, miradas de construcción, principios del siglo XXI”. La Fototeca Nacional constituye hoy el acervo fotográfico más importante de México, pues resguarda unas 900 mil piezas que cubren más de 160 años de fotografía en el país azteca, y es referencia obligada para instituciones de Estados Unidos, Europa y América Latina en la promoción del valor de la imagen como patrimonio cultural, pero sobre todo por su propuesta de organización interna y las técnicas de conservación aplicadas, así como por su vocación de servicio al público. Cuenta con 41 fondos provenientes de diversas adquisiciones y donaciones. Una muestra representativa de las imágenes que conforma los fondos se encuentra en el Museo de la Fotografía. Tiene también un centro de documentación con material documental, hemerográfico y bibliográfico de temas referentes al quehacer cotidiano de México. Fuente: La Jornada *** Festival de la Montaña realizarán en Jarabacoa Entre el 25 y el 27 de agosto se celebrará en las instalaciones del Centro Salesiano, en la comunidad de Pinar Quemado (República Dominicana) el IV Festival de Poesía en la Montaña Jarabacoa 2006, una actividad organizada por la poeta y gestora cultural Taty Hernández Durán y que cuenta con el apoyo de diversas instituciones dominicanas. Hernández explicó que la actividad tiene por objetivo promover la poesía dominicana, y de manera específica, “el género de la poesía como alimento del espíritu y bálsamo, ya que la poesía es la más pura de las artes”. El programa contempla un encuentro nacional de jóvenes poetas, un coloquio sobre “Los retos del joven escritor”, con el secretario de Estado de Cultura, José Rafael Lantigua; un taller de poesía en Papel Doblado, un espectáculo musical con los jóvenes del Oratorio Don Bosco y un recital de alta poesía en la montaña. Escritores galardonados, de trayectoria cultural y ganadores de importantes premios de literatura, tanto de Santo Domingo como de diversas ciudades de República Dominicana, están invitados y muchos han confirmado su asistencia a la actividad. Entre ellos citó a José Rafael Lantigua, Rafael García Romero, José Mármol, Ángela Hernández, Frank Báez, Rosa Silverio, Homero Pumarol, Juan Dicent, Rannel Báez, Aurora Arias, Fernando Cabrera, Noé Zayas, Marivell Contreras, Pedro Antonio Valdez, Basilio Belliard, Emelda Ramos, Alexis Gómez Rosa, Orlando Gil, León Félix Batista, Tomás Castro, Manuel Llibre Otero, Yilenia Cepeda y Tanya Badía. Fuente: El Nuevo Diario *** Espacios públicos de Chihuahua serán cubiertos de poesía visual Entre el 25 de agosto y el 2 de septiembre se realizará en México la VII Feria Estatal del Libro Chihuahua 2006, que bajo el lema “Festival de la lectura y la palabra escrita” reunirá a más de diez universidades públicas mexicanas. Además la feria concentrará más de 400 actividades, destacando las dirigidas a niños y jóvenes, con el fin de estimular en ellos el gusto por la lectura, según informó el Instituto Chihuahuense de la Cultura a través de su titular, Jorge Carrera Robles. Entre estas actividades se encuentran las primeras Jornadas de Poesía Visual, que se celebrarán entre el 25 y el 27 de agosto con un taller a cargo de Clemente Padín, de cuyos participantes se escogerán los mejores trabajos para revestir los espacios públicos visibles y de gran afluencia durante las fechas del Segundo Festival Internacional Chihuahua, a realizarse del 27 de septiembre al 8 de octubre. En la feria participarán algunas industrias editoriales ofreciendo sus catálogos, como el Fondo de Cultura Económica, Alfa, Educal, y los propios fondos universitarios, como el Colegio de México, Colegio de la Frontera y el Instituto de Filantropía de la Unam, así como la Universidad de Guadalajara. Según Carrera Robles, el ciudadano chihuahuense lee pocos libros al año. “Cuando un pueblo lee poco es un pueblo que no puede construir adecuadamente muchas de las situaciones importantes de su historia”, agregó. El evento reunirá a cinco importantes poetas de habla hispana: los mexicanos Alí Chumacero, Clemente Padín y José Emilio Pacheco, el chileno Gonzalo Rojas y la estadounidense Leslie Marmon Silko. También se prevé actividades con jóvenes autores locales. Se espera que la feria reciba a unos 50.000 visitantes, 15 mil más que el año pasado, para lo cual se ha invertido un millón de pesos de manera directa, provenientes de diversas instituciones. Se tiene como país invitado a Italia, que participará con sendas exposiciones sobre Pinocho y La divina comedia. Como preludio al evento, el jueves 24 una avioneta arrojará 750 mil poemas sobre Chihuahua y una cantidad similar en Juárez, a las 12:30 del día. Fuentes: Omnia • Tiempo Local *** Coloquio sobre sociedad urbana y vida social realizarán en Maracaibo El 19 y 20 de septiembre se realizará en el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, en Maracaibo (Venezuela) el Coloquio Internacional Pluridisciplinario “Sociedad urbana y vida social”, una actividad enmarcada en el 15º aniversario del convenio entre la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve) y la Universidad de Caen (Francia, http://www.unicaen.fr). La Universidad de Caen fue de las primeros centros de enseñanza europeos en acercarse a América Latina y hoy puede mostrar al mundo una intensa agenda de relaciones con varias universidades venezolanas, en especial con LUZ. El martes 19 a las 8:30 de la mañana se realizará el acto de instalación y la conferencia inaugural, media hora más tarde, será “Balance de una relación estratégica: visión desde la Universidad del Zulia”, a cargo de Marlene Primera, de la Dirección de Relaciones Interinstitucionales de LUZ, a quien seguirá Didier Le Gall, del Laboratorio de Análisis Socioantropológico del Riesgo de la Universidad de Caen, con una conferencia equivalente: “Balance de una relación estratégica: visión desde la Universidad de Caen”. A las 10:30 am, el ministro de Ciencia y Tecnología de Venezuela, Rigoberto Lanz, hablará sobre los convenios de cooperación internacional en la política venezolana de ciencia y tecnología. Posteriormente se realizará un receso para almorzar y a las 2:30 de la tarde se reiniciará la actividad con la conferencia “Recomponer una familia. La entrada en el hogar”, a cargo de Didier Le Gall. A las 2:55 pm, María Isabel Bustos dictará su charla “Cultura e identidad en Venezuela: un enfoque desde la familia”, siendo seguida a las 3:20 pm por “La sexualidad sometida a prueba por la paternidad: comparación Francia-Venezuela”, con Charlotte Lettelier. Posteriormente, a las 3:45 pm, Adriana Pérez Bravo dictará su conferencia “El complejo rol de la mujer y la vida urbana en Venezuela” y, a las 4:30 pm, Gladis Asprino hablará sobre el protagonismo comunitario en Maracaibo. El programa de ese día cerrará con “Aproximación socioantropológica de la cultura venezolana”, conferencia a cargo de Camile Tarot. El miércoles 20, a las 8:30 de la mañana, Nelly García Gaviria pronunciará su conferencia “Interculturalidad y conflicto en la conformación de identidades urbanas: caso zuliano”. Será seguida, a las 8:55 am, por “La Iglesia Ipecra: un caso de pentecostalismo sincrético rural wayuu y su relación con la modernidad”, dictada por Heloïse Mussat; “La antropología cultural y el profesor de lengua extranjera”, por Yolanda Quintero, a las 9:20 am; “La política de la ciudad y la intervención social en Francia: ¿enseñanzas para Venezuela?”, por Dominique Beynier, a las 10:10 am; “Normas y cultura de la violencia urbana en Venezuela”, a las 10:35 am, por Alexis Romero Salazar, y “Protección social en salud en Venezuela”, a las 11:00 am, por Coromoto Algarra. El programa de la tarde se iniciará a las 2:30 con “Geografía social de Venezuela urbana: riesgos sociales y espaciales en los barrios autoconstruidos”, por Jean-Marc Fournier, “El determinismo geográfico y su incidencia en los procesos de desarrollo: caso Maracaibo”, por Antonio Tinoco, a las 2:55; “Los mercados informales de Maracaibo, el ejemplo Las Playitas”, por Benoit Raoulx, a las 3:20, y “Asentamientos humanos no controlados en la ciudad de Maracaibo”, por Gustavo Chourio, a las 3:45. El acto de clausura será a partir de las 4:30 de la tarde y en él se presentará un libro del investigador Robert Herin. Como actividad colateral, entre el 21 y el 23 de septiembre se realizarán cuatro sesiones de trabajo en las facultades, en horarios comprendidos entre las 9 de la mañana y las 12 del día y entre las 3 y las 6 de la tarde. En este marco, la Facultad de Humanidades y Educación reunirá a Jean Marc Fournier, Benoit Raoulx y Robert Herin en la sesión de trabajo “Política de la ciudad y urbanismo”; la de Ciencias Económicas y Sociales desarrollará “Dinámicas familiares en el siglo XX”, a cargo de Didier Le Gall y Charlotte Lettelier; la de Ciencias Jurídicas y Políticas tendrá a Dominique Beynier coordinando “Políticas de la ciudad e intervención social” y finalmente la Facultad Experimental de Ciencias tendrá a Camile Tarot coordinando la sesión “Antropología de lo simbólico”. Los cupos son limitados. Para participar, es preciso solicitar la planilla de inscripción al profesor Alexis Romero Salazar, escribiéndole al correo electrónico romeros@cantv.net. Fuente: LUZ *** Simposio sobre género negro realizarán en Colombia Con el II Simposio Internacional de Literatura “Indefiniciones y Sospechas del Género Negro”, que tendrá lugar entre el 20 y el 22 de septiembre, el Departamento de Humanidades y Letras de la Universidad Central de Colombia (http://www.ucentral.edu.co) celebrará los 25 años del Taller de Escritores de la Universidad Central (Teuc). El escritor español José Luis Muñoz, ganador del premio Juan Rulfo al mejor relato policiaco, entre otras distinciones, es el invitado de honor y tendrá a cargo la conferencia inaugural el 20 de septiembre a las 6 de la tarde, en el Auditorio Jorge Enrique Molina de la Universidad Central. Junto a él, escritores colombianos de gran reconocimiento como Roberto Rubiano Vargas, Lina María Pérez, Gustavo Forero Quintero, Octavio Escobar Giraldo, Evelio Rosero Diago, entre otros, debatirán durante tres días sobre este género literario. A su vez, estudiosos e investigadores como Hubert Poppel, Clemencia Ardila y Miguel Mendoza abrirán caminos de comprensión de la literatura negra en la escena colombiana, que darán lugar a mesas de discusión y encuentros con escritores. Junto con los Premios de Literatura “25 años del Teuc”, este II Simposio Internacional de Literatura será el escenario para destacar el importante papel que ha cumplido el Teuc en el ámbito de la creación literaria en ese país. Para participar es preciso establecer contacto con el Departamento de Humanidades y Letras Universidad Central, a través del teléfono 3239868, extensión 312, del telefax 3423790 o del correo electrónico humanidades@ucentral.edu.co. La inscripción tendrá un costo oscilante entre 30.000 y 60.000 pesos, salvo para estudiantes y profesores de la casa de estudios, quienes podrán participar gratuitamente previa inscripción. Fuente: Universidad Central *** Poetas de Latinoamérica se reunirán en Córdoba Entre el 13 y el 15 de octubre se realizará en Villa María, Córdoba (Argentina) el 2º Encuentro de Poetas Latinoamericanos, evento que bajo el lema “En el centro del país celebramos la hermandad de los pueblos” es organizado por la filial de la Sociedad Argentina de Escritores (Sade) que funciona en esa ciudad. El encuentro tiene como objetivo acercar a los pueblos a través de la poesía. Se realizará mesas de lectura en las que los participantes expondrán sus producciones, por un tiempo máximo de siete minutos, a los presentes. Con el auspicio de la Municipalidad de Villa María, la Universidad Popular de Villa María y el Concejo Deliberante de la Ciudad de Villa María, el evento se iniciará el viernes 13 con una celebración gastronómica. Los grupos de poetas que formarán las respectivas mesas de lectura cada día, serán seleccionados al azar, por sorteo previo al comienzo de cada ciclo programado. El público y demás asistentes al encuentro, elegirán por medio de voto universal, de entre todos los participantes de las diferentes mesas de lectura, al Poeta Revelación 2006, quien será galardonado con un premio especial. Los oyentes y público en general podrán asistir a escuchar gratuitamente cualquiera de los puntos del programa. Se contará con la presencia de invitados especiales de diversos países, que tendrán a su disposición un plazo mayor de tiempo de lectura, para que los asistentes puedan gozar de su exposición. Tras la jornada inaugural, el sábado 14 se realizará la primera sesión de la mesa de lecturas, desde las 8:30 hasta las 11:30 de la mañana, cuando los asistentes serán conducidos a un paseo por la ciudad. En la tarde se desarrollará la disertación de los invitados especiales y se entregarán los premios del concurso “Primo M. Beletti”, además de la segunda mesa de lecturas. En la noche se realizará un espectáculo poético musical, una cena y una peña literaria. El domingo 15, los participantes asistirán a la 3ª mesa de lecturas, que se realizará entre las 9 y las 11:30 de la mañana. A esa hora se celebrará la clausura y se entregarán los certificados correspondientes. A las 12:30 se realizará un almuerzo de despedida. Para solicitar información sobre el encuentro, diríjase a la sede de Sade Villa María, en la Dirección de Cultura de la Universidad Popular (Bv. Sarmiento y San Martín 5900, o a través de los teléfonos 0353 4527092 (Luciana), 0353 154064544 (Eduardo Cichy), 0353 154113008 (Eduardo Belloccio) y 0353 154116389 (Luis Luján). También se puede escribir a encuentrodevillamaria@yahoo.com.ar. La inscripción al evento tendrá un costo de $20 para residentes de Villa María y $40 para participantes de otras partes de Argentina. Este monto incluye alojamientos y comidas. Los acompañantes no pagan inscripción, pero la organización no se hace responsable de sus gastos. Fuente: Organización del evento *** Congreso de bibliotecología celebrarán en Chile Entre el 25 y el 27 de octubre se realizará en Chile la XI Conferencia Internacional de Bibliotecología, que bajo el lema “Bibliotecología: oportunidades y desafíos en la sociedad del conocimiento” es organizado por el Colegio de Bibliotecarios de Chile, A.G. La actividad se celebrará en el marco de la 26ª Feria Internacional del Libro de Santiago, en el Centro Cultural Estación Mapocho de la capital sureña, y tiene como fin conocer y compartir con la comunidad bibliotecaria chilena e internacional los desarrollos y experiencias en el contexto de la sociedad del conocimiento, aportando datos relevantes del estado de las bibliotecas, recursos de información, formación y desarrollo de los profesionales, así como la gestión y políticas de información. Entre los temas que se tratarán en la conferencia se encuentran la educación bibliotecaria en la sociedad del conocimiento, las bibliotecas como gestores de transformación social y cultural, las aplicaciones y desarrollos tecnológicos en la gestión del conocimiento y los proyectos de fomento bibliotecario y políticas de información. Fuente: Bibliotecarios de Chile ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| === Necronomicón http://necronomicon.avcff.org ======================= La Universidad Simón Bolívar (http://www.usb.ve) es reconocida en Venezuela como un centro neurálgico de la creación literaria en los géneros de la ciencia ficción, la fantasía y el terror. Y lo es gracias a la actividad febril desarrollada por el Club de Ciencia Ficción UBIK, creado en el mítico año de 1984 por César Villanueva, Imre Mikoss y José Ramón Morales. UBIK probó diversas publicaciones impresas para plasmar la creación de sus miembros. La primera fue la revista de ciencia ficción Cygnus, cuyo esforzado trabajo de edición superaba la capacidad de sus recursos humanos, dilatando cada número hasta dos años. Luego se intentó con La Gaceta de UBIK, enfocada en la obra breve de los grandes del género, que se inició con ediciones mensuales pero posteriormente sufrió una suerte similar a la anterior. El último intento de UBIK con las publicaciones impresas fue Necronomicón, de la que sólo aparecieron dos ediciones, la primera bajo responsabilidad de Jorge de Abreu y la segunda de Yván Ecarri. Como todo buen mito, la tercera edición, a cargo de Roberto da Silva, jamás fue impresa —pese a que el borrador estaba ensamblado— y de alguna manera desapareció. Hasta el momento no ha podido ser encontrada. Desde 2003, Necronomicón es una rozagante publicación que inauguró en la red su segunda época con la versión digital de sus dos números de papel. Hereda de su primera época la idea original de publicar ficción corta, terror, fantasía o ciencia ficción, y desde su nombre es un homenaje a la obra de H. P. Lovecraft. Desde octubre de 2004 se han editado ocho nuevos números, el más reciente en junio de este año. En el primer editorial de esta segunda época, Jorge de Abreu —quien funge de editor— intenta de esta manera conjurar la suerte de sus antecesoras: “Necronomicón, víctima del encantamiento, quedó en animación suspendida, como una criatura que nació para cumplir con una tarea y que se ve obligada a desaparecer antes de tiempo... por ello siempre deambuló como una sombra, durante diez años, recordando y deseando volver. Ahora está de nuevo aquí, como un fantasma, como un espectro que desea la vida, que ansía estar de nuevo en el mundo material, pero que se debe conformar con la imitación virtual de la materialidad”. Con su aparición en Internet, Necronomicón ha publicado textos de autores tan variopintos —en sus temáticas, estilos y nacionalidades— como Santiago Eximeno, Francisco Ruiz, Javier Caballero, Adriana Alarco, Sergio Gaut vel Hartman, Sergio Mars, Íñigo Fernández, Francisco Javier Pérez, Hernán Domínguez Nimo y Ana María Fuster, entre otros. La revista publica relatos cortos (no publica poesía ni ensayo), de una longitud máxima de 1.000 palabras, lo que equivale a poco más de tres páginas. Deben inscribirse en la literatura fantástica, con preferencia, en este orden, en el terror, la fantasía y la ciencia ficción. Necronomicón admite que la temática lovecraftiana es especialmente privilegiada, algo lógico si se recuerda el origen de su nombre. Quien desee postular sus textos deberá enviarlos a necronomicon@avcff.org, bien sea en el cuerpo del mensaje o como anexo, incluyendo datos personales, vías de contacto, URL de su página personal si la posee y un comentario sobre cada cuento. La revista sigue siendo respaldada por UBIK, que ya no es un “club de ciencia ficción” sino la Asociación Venezolana de Ciencia Ficción y Fantasía (http://www.avcff.org). Todo un ejemplo de lo que la perseverancia puede lograr cuando se conjuga con la pasión por la literatura. ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Una década de impunidad: las “muertas sin fin” de Ciudad Juárez ======= === (Una lectura de Huesos en el desierto, ================================ === de Sergio González Rodríguez. ========================================= === Barcelona [España], Anagrama, 2005, 3ª ed., 379 p.) =================== === Lilian Fernández Hall ================================================= “Humillante y abusiva la intocable impunidad, los huesos en el desierto cuentan la cruda verdad, las muertas de Ciudad Juárez son vergüenza nacional”. Las mujeres de Juárez (corrido mexicano) Los Tigres del Norte (1) El 13 de mayo de 1993 fue hallado en las faldas del Cerro Bola, en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, el cuerpo sin vida de una joven de 25 años, violada y con heridas de arma blanca. Sería una de las primeras víctimas de una violencia misógina y brutal que desde hace más de una década asola esta ciudad del estado norteño de Chihuaha en México. Centenares de jóvenes, en su mayoría de origen humilde, han sido secuestradas y luego halladas asesinadas en algún descampado de la ciudad. Los cuerpos muestran huellas de una violencia sadista y aterradora: violación, maltrato, mutilación, torturas, estrangulamiento, robo. Asesinatos de características tan especiales y con tantos rasgos en común, que hacen improbable la tesis de que estos actos de violencia no tengan una estrecha conexión entre sí. Las investigaciones oficiales poco han aportado al esclarecimiento de los crímenes. Las pocas personas u organizaciones que se han atrevido a sumergirse en una trama intrincada de encubrimientos, corrupción y complicidades, han entrevisto una realidad de fondo que los dejaría perplejos, atemorizados y azorados: las conexiones siniestras del poder público y privado y sus nexos con el crimen organizado. Hasta la fecha, la mayoría de los casos sigue sin resolverse. La violencia continúa cobrando víctimas y aún sigue impune. Sergio González Rodríguez, ensayista, narrador y crítico (Ciudad de México, 1950) denunció con valentía la tragedia de Ciudad Juárez en su libro Huesos en el desierto, publicado por la editorial Anagrama de España en 2002. Por ese entonces se cumplía una década de impunidad para los culpables de los crímenes y sus secuaces. A fines del año pasado (noviembre de 2005) se publicó la tercera edición del libro, con una actualización del caso, y el saldo es desalentador: los crímenes siguen cometiéndose, la impunidad continúa. ¿Hasta cuándo? Una huella de sangre Sergio González Rodríguez viajó por primera vez a la “frontera de la muerte” (2) en 1996, para investigar personalmente lo que ya por entonces aparecía como la obra de un asesino serial: mujeres jóvenes, humildes, con frecuencia trabajadoras de maquila, eran desaparecidas y sus cuerpos sin vida hallados al poco tiempo en terrenos baldíos o descampados en las afueras de la ciudad. Maltratadas, violadas, mutiladas: los cuerpos de las jóvenes, a veces niñas, abandonados en el desierto, parecían formar parte de una escenografía macabra de algún rito satánico. Con las ropas en desorden y los zapatos acomodados al lado de los cuerpos mutilados, el extremo desamparo de las víctimas daba testimonio de una violencia misógina y de clase, como González Rodríguez y otros autores señalarían (3). La extrema violencia se vinculaba en forma siniestra a creencias irracionalistas tales como la narcobrujería, el narcosatanismo o la fe en la Santa Muerte. Estábamos en presencia de una violencia de género tan atroz y sin precedentes que necesitó de un nuevo término para poder nombrarse: femicidio. Término que el autor de Huesos en el desierto acuñó y pronto se haría indispensable para referirse al caso de las muertas de Juárez. El tema, con toda su ferocidad, había encontrado en Sergio González Rodríguez a su portavoz, como él mismo lo expresara: “Yo no busqué el tema, sino que el tema llegó a mí. Sólo me queda estar a la altura de las circunstancias, e intentar hacer bien mi trabajo” (4). A partir de ahí, el autor seguiría una “huella de sangre” que recorrería durante casi diez años, hasta concluir su libro, pero que sigue y seguirá presente en su labor profesional hasta que los crímenes se resuelvan y la memoria de las víctimas sea restablecida. Las investigaciones del autor, publicadas durante esos años en forma de diversos artículos en el periódico Reforma, pronto encontraron profundas anomalías y omisiones significativas en las investigaciones de los asesinatos. Las autoridades, locales primero, y estatales y federales después, procedían de manera sospechosamente torpe. Lentitud, inexactitudes, falsos homicidas, inocentes encarcelados, declaraciones evasivas o francamente incorrectas a la prensa: actitudes que pronto dejarían intuir un tejido denso de protecciones e intereses creados. Los testimonios y todos los indicios y evidencias señalaban a los mismos grupos: elementos criminales relacionados con las mafias del narcotráfico, en estrecha relación con representantes de las autoridades que, en en un Estado de Derecho, deberían constituir la red de protección de los ciudadanos: la Policía y el Poder Judicial. Que poderosos empresarios con fuertes intereses en la región aparecieron también implicados agravaba la situación. La investigación se hacía cada vez más escabrosa y peligrosa: ¿hasta qué niveles, en los corredores del poder, llegaba esta corrupción y este proteccionismo? Hasta los más altos, demostraría el libro de Sergio González Rodríguez, quien nos proporciona información con nombre y apellido. A esta altura, las investigaciones se hacían cada vez más incómodas y la respuesta no se hizo esperar. En junio de 1999, en vísperas de la publicación en el diario Reforma de un artículo muy comprometedor, González Rodríguez es secuestrado, maltratado brutalmente y liberado con amenazas pendientes. Y sería solamente el principio de una serie de acosos, amenazas, intercepciones y campañas de desprestigio que el autor debería, y aún hoy, debe soportar. Lo cual, admirablemente, no le ha impedido continuar con sus denuncias y su trabajo incansable para lograr la justicia y la reivindicación de las víctimas. Luego de publicado Huesos en el desierto en el 2002, varios organismos independientes, como Amnistía Internacional, grupos de expertos de la ONU, el Colegio de la Frontera Norte, y otros, confirmarían las tesis del columnista de Reforma. En su informe de 2003, denominado: “México, muertes intolerables: diez años de desapariciones y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y Chihuahua” (5), Amnistía Internacional señalaría que en una década se han producido más de 350 asesinatos, y que el número de jóvenes desaparecidas se eleva a cerca de 400. Esto en total discrepancia con las cifras presentadas por las autoridades, quienes aducen además que la violencia contra las mujeres proviene del ámbito privado y deben considerarse como crímenes comunes. Ese mismo año, el juez Baltasar Garzón, en su encuentro con el entonces recién fundado grupo “Nuestras Hijas de Regreso a Casa” (constituido por familiares y amigos de las jóvenes desaparecidas) declararía que los sucesos de Ciudad Juárez debían considerarse como “crímenes contra la Humanidad” (6), coincidiendo también en esta postura con la tesis que Sergio González Rodríguez formulara en su libro. La narración como herramienta Hasta aquí podríamos decir que, sólo por el coraje en la denuncia y por la rigurosidad de su investigación, el libro de Sergio González Rodríguez merece un lugar de privilegio en la serie de títulos que, a lo largo de los años, se han dedicado —desde distintos ángulos y con mayor o menor calidad— a tratar el tema de las muertas de Juárez. Pero hay algo más que convierte a Huesos en el desierto en un texto excepcional en el género, y es, justamente, la dificultad de clasificarlo en alguno. La ambición y el logro del autor de transformar el relato de las muertes de Juárez en una narración de lo inenarrable es estremecedoramente eficaz. La calificación de Ramón Chao al libro de González Rodríguez como “una novela sin ficción” (7) es muy acertada. La calidad literaria del relato —donde la crónica, el relato, el ensayo y la narración se entrelazan de una manera inseparable— le otorgan una dimensión única en este tipo de literatura. El mismo autor declara: “Actualmente, el estatuto literario debe estar en ser capaz de hacer una denuncia con un esfuerzo expresivo que permita que se mantenga más allá de lo noticioso” (8). De esta manera, el filtro de la narración, con el magistral equilibrio que logra el autor entre la objetividad y la empatía y sin caer nunca en la morbosidad o en la nota amarilla, hace a la vez soportable lo inaudito y le otorga cuerpo (narrativo) visible a los cuerpos (de las víctimas) ocultos y negados por las autoridades. Que el tema tratado tan lúcidamente por González Rodríguez se ubica en ese espacio límite entre los géneros, lo prueba la simbiosis que realizaría el gran escritor chileno Roberto Bolaño, quien en su novela póstuma 2666 recrea la tragedia de Juárez reubicándola en la ficticia ciudad de Santa Teresa (gemela de Ciudad Juárez). A la vez, en un gesto de reconocimiento literario, Bolaño incluye al mismo González Rodríguez como personaje de la novela. Bolaño, quien residió en México durante muchos años, mantuvo intenso contacto epistolar con el autor de Huesos en el desierto, y se nutrió incansablemente de sus investigaciones. Ambos sentían que el tema de las muertas de Juárez simbolizaba un punto extremo de disolución de valores que la sociedad mexicana sufría y sufre aún hoy. Ambos canalizaron sus inquietudes a través de la creación: Bolaño dedicándole una parte de su monumental novela póstuma; González Rodríguez con ese testimonio único sobre una etapa que representa una herida aún no cerrada en el corazón de México. En esta tercera edición, diez años después de su primera visita a la frontera, el balance es desalentador. Luego de siete décadas de presidencialismo autoritario y de régimen de partido único, la fe en el cambio democrático en México se transformó en una sensación de fracaso y mentira. El gobierno de Vicente Fox, señalado por González Rodríguez como parte de esta conspiración de silencio y encubrimiento, no estuvo a la altura de las circunstancias. Aportó muchas medidas cosméticas pero ninguna solución. Los culpables siguen en libertad, los crímenes no están solucionados, los asesinatos continúan. El autor dirige también una crítica severa a muchos medios de comunicación —sobre todo electrónicos— que, sin cuestionamiento alguno, sólo se han limitado a reproducir la versión oficial de los hechos, contribuyendo así a alejarnos cada vez más de las incómodas verdades de fondo. El ejemplo más lamentable es el eco de esos medios a la versión degradante de las autoridades, que han acusado a las jóvenes asesinadas de malas costumbres, prostitución o “doble vida”. Como si no fuera suficiente con la enorme tragedia de una muerte alevosa y cruel, muchos familiares debieron además escuchar las descalificaciones oficiales de sus hijas. Lo cual, a pesar de en la gran mayoría de los casos no ser verdad, es un argumento que en nada disminuye la gravedad del crimen. Muchas veces, en distintas entrevistas, el autor ha respondido con la paciencia y la cortesía que le es habitual, a las mismas preguntas, reiteradas una y otra vez por distintos entrevistadores: ¿por qué un intelectual y literato como él se decidió a investigar estos casos tan siniestros y abrumadores? y ¿de dónde saca fuerzas para continuar con la investigación luego de tantas amenazas, acosos, persecuciones? La respuesta, con variaciones, es siempre la misma: una suerte de imperativo moral, de desafío intelectual y ético, del cual el autor intenta estar a la altura: “La pesquisa sobre el femicidio en Ciudad Juárez era una suerte de reto intelectual y ético que debí enfrentar (...); escribir y publicar un libro acerca de un drama como el femicidio en Ciudad Juárez implica cierta predestinación que hay que asumir, una experiencia que acompaña toda la vida” (9). Una suerte de destino, elección vital o toma de posición. Y un convencimiento de que la labor del intelectual, ahora y siempre, ha sido la de combatir a la barbarie. Mauricio Montiel Figueiras, en su excelente ensayo “El perímetro del mal”, sobre el libro de González Rodríguez, dice: “indignación y azoro: ésas son las emociones que genera la lectura de Huesos en el desierto” (10). Indignación ante el silencio y la indiferencia de las autoridades. Azoro no sólo ante la abyección de los crímenes, sino también ante el coraje del autor. A esas emociones quisiéramos agregar una tercera: la esperanza. Ante las tinieblas de la complicidad, el olvido y la impunidad, debemos creer en el coraje, la fuerza y la esperanza de quienes, como el autor y muchas otras personas que luchan por la justicia y el esclarecimiento de los crímenes, triunfen. Contra el olvido, la escritura. Contra la barbarie, la esperanza. Las “muertas sin fin” siguen esperando por su reivindicación y las mujeres de Ciudad Juárez por su derecho a algo tan elemental como el derecho a la vida. Huesos en el desierto seguirá siendo una herramienta fundamental en ese reclamo por la dignidad y la justicia. Notas 1. “Las mujeres de Juárez”, corrido interpretado por el ya célebre grupo Los Tigres del Norte, forma parte de su álbum Pacto de sangre, del 2004. El grupo mexicano, con ya más de treinta años de trayectoria, ha triunfado no solamente en su país y en los Estados Unidos, sino en gran parte de Sudamérica, Europa y Asia. Todavía se los reconoce como los iniciadores de los denominados “narco-corridos”, debido a que uno de sus primeros éxitos, la canción “Contrabando y traición” (1973), se refiere justamente al narcotráfico, pero en la actualidad el grupo aborda todo tipo de temáticas, destacándose siempre el interés por temas sociales de actualidad. Pacto de sangre, del 2004, se colocó en el primer lugar de ventas en México y en los Estados Unidos a sólo dos semanas de editado. A los pocos meses ya había vendido más de 50.000 unidades en el país azteca, lo cual hizo merecedores a sus intérpretes de un Disco de Oro. En este álbum se incluye el tema “Las mujeres de Juárez”, escrito por Paulino Vargas para el grupo e interpretado por Jorge Hernández, y se refiere, justamente, a los asesinatos en serie de mujeres jóvenes, en su mayoria trabajadoras de maquila, de la ciudad fronteriza de Juárez (ver letra completa en http://www.cfomaquiladoras.org/Tigresdelnorte.html). El tema “Las mujeres de Juárez” fue prohibido por el entonces alcalde de esa ciudad, en el Estado de Chihuaha, quien solicitó personalmente a las radios locales que no lo transmitieran, por los “efectos negativos” que podría tener sobre los negocios en la zona (!), lo que, al parecer, tendría más importancia para el alcalde que la vida de más de 400 mujeres. Uno de los integrantes del grupo, Hernán Hernández, no anda con rodeos cuando declara su opinión sobre lo acontecido: “—Si les preocupa la imagen de la ciudad, pues que vayan y hagan algo con lo que allí sucede. No puede ser que vengan a reaccionar recién cuando aparece una canción. Ya es tarde” (en: http://www.lamusica.emol.com/tiempolibre/musica/entrevistas). Otros éxitos de este grupo son las canciones “El santo de los mojados”, sobre la enorme cantidad de indocumentados que intentan cruzar la frontera con los Estados Unidos, y “La jaula de oro”, que cuenta la historia de un hombre que ve cómo en el país del norte su familia ha ganado en prosperidad pero ha ido perdiendo gradualmente su identidad de mexicanos. Los Tigres del Norte representan la denominada “música mexicana norteña de contenido social”. 2. Ciudad Juárez es uno de los 67 municipios del Estado de Chihuahua, el más grande de México. La ciudad está situada en el desierto, en la frontera con los Estados Unidos. Separada de ese país y de la ciudad norteamericana de El Paso por el Río Bravo, es hoy día la ciudad más poblada del Estado de Chihuahua, con cerca de 1.300.000 habitantes. Su ubicación en la zona fronteriza y la explosión del establecimiento de la industria maquiladora a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos en 1994, ha producido durante la última década un desarrollo importante en la zona pero también ha generado una cultura del aprovechamiento puesto que la lucratividad de la actividad maquiladora en gran parte se sustenta en los bajos salarios de sus empleados, en su mayoría mujeres. Ciudad Juárez sufre también la presencia establecida de los carteles del narcotráfico, que, en combinación con la corrupción y la complicidad de las autoridades locales, ha generado alto niveles de violencia, gozando hasta ahora de una impunidad sorprendente. (Ver Informe de Amnistía Internacional: “México: muertes intolerables: diez años de desapariciones y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y Chihuahua” [2003], [en: http://www.amnistiainternacional.org/publica/ISBN_8486874912.html). 3. El carácter misógino de la violencia desatada en Ciudad Juárez lo pintaría con crudeza y claridad la reconocida escritora mexicana Elena Poniatowska: “El problema de las muertas de Juárez es de impunidad y de misoginia, como deja muy claro González Rodríguez. Mujeres de 14 y 15 años han sido encontradas muertas en Ciudad Juárez sin que el gobierno se preocupe por esos asesinatos, convirtiéndolos en los más despiadados de México. ¿Por qué no hay reacción? ¿Por qué siguen libres los victimarios de las mujeres? En 1985, después del terremoto del 19 de septiembre, las últimas en ser rescatadas fueron las costureras de las fábricas de San Antonio Abad. ¿Por qué? Porque eran mujeres, trabajaban sin seguro social en talleres clandestinos y las consideraban igual que basura. Lo mismo sucede con las muertas de Juárez” (...). ‘Las mujeres no valen nada, puede matarlas cualquiera’, concluyen las autoridades, como corrobora el libro Huesos en el desierto. Como un kleenex, un vaso de plástico de usar y tirar, un plato desechable, la vida de 300 muchachas se ha ido por el caño”. (en: http://www.geocities.com/pornuestrashijas/eponiatowska251102.html). Lo mismo dirá Juan Álvarez en su reseña de Huesos en el desierto: “El fenómeno criminal que desde hace más de trece años se cierne sobre Ciudad Juárez y en general sobre el Estado de Chihuahua, tiene los rasgos de una epidemia social de cariz misógino: a las mujeres se las está violando y asesinando porque, culturalmente, la sociedad patriarcal las ha construido como valor de cambio” (en: http://www.piedepagina.com/numero5/html/huesos.htm). 4. “La inocencia sepultada. Entrevista con Sergio González Rodríguez”. Roberto García Bonilla. En: Espéculo. Revista de Estudios Literarios. Universidad Complutense de Madrid, 2004, también en: http://www.ucm.es/info/especulo/numero26/segonz.html. 5. En: http://www.amnistiainternacional.org/publica/ISBN_8486874912.html. 6. González Rodríguez, Sergio. Huesos en el desierto. Anagrama, Barcelona, 2005, 3ª ed. Postfacio, p. II. Véase también: “Efecto Garzón revive la esperanza en caso Ciudad Juárez”, en: http://www.cimacnoticias.com/noticias/03jul/03071101.html. 7. Ramón Chao en Le Monde Diplomatique, edición española. Ver: http://monde-diplomatique.es/2003/02/cha0.htm. 8. “México se ha degradado completamente”. Entrevista a Sergio González Rodríguez por Francesc Relea. Babelia, 18.02.2006. En: http://www.elpais.es/articulo/elpbabsem/20060218elpbabese_2/Tes). 9. “Tumbas a ras de la tierra”. Entrevista a Sergio González Rodríguez por Martín Pérez, Página/12, Buenos Aires, 16.07.2006. En: http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=21026. 10. “Tumbas a ras de la tierra”. Art. cit. 11. “El perímetro del mal”. Mauricio Montiel Figueiras (en: http://www.geocities.com/pornuestrashijas/perimdelmal.html?200619). ** Lilian Fernández Hall lilian.fernandez@yahoo.com Docente e investigadora argentina residente en Estocolmo, Suecia. Egresada de la carrera de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Colabora en varias publicaciones, impresas y digitales, de Europa y de América Latina. Corresponsal en Suecia de El Diario de Hoy (http://www.elsalvador.com), de El Salvador. Coordinadora de círculos de lectura en español en Suecia. === Antropófagos Antonio Otero García-Tornel ========================= He aquí un libro irreverente: Manual de literatura para caníbales. Escrito por Rafael Reig y editado por la editorial española Debate, es un repaso zumbón a ciertos hitos de la literatura en la lengua de Cervantes. El lector podrá ver con sus propios ojos cómo el tal Reig, nacido en Cangas de Onís, doctorado con una tesis sobre la prostituta en la novela del siglo XIX, baja del pedestal a varios santones en una saludable y divertida sátira del mundillo de las letras. Utiliza la ironía y una erudición desmitificadora para parodiar de manera eficaz ese ámbito con aura de grandeza y tan lleno de imposturas. Se trata de una mezcla de narración e historia literaria. Y hasta de ensayo. Es ficción lo referente a una saga de escritores frustrados, los Belinchones, el hilo conductor, que siempre pierden el tren de los movimientos literarios. Empieza todo con un tal Ignacio Belinchón que escribe odas neoclásicas cuando triunfa el romanticismo de los cementerios a la luz de la luna. Su hijo será romántico (y se peinará como tal) durante el apogeo de la novela realista, y así sucesivamente. Los patéticos Belinchones siempre se apuntan a la estética pasada de moda: una fatalidad. Estirpe maldita que arrastra la esperanza hereditaria de triunfar en esa modalidad artística que consiste en juntar palabras. Genios desconocidos, siempre inéditos. Se parecen al resto de la gente, sí, pero ellos saben “que por dentro son diferentes”. Y esperan, armados de paciencia, el momento en que esa diferencia se haga visible para todos, lleguen los aplausos atronadores y sean encajados por los críticos en una “generación” para la historia. Desfilan convertidos en personajes de novela Zorrilla con un lobanillo a un lado de la cabeza, Rubén escribiendo borracho la Salutación del optimista: “Ín... ¡hip..! Ínclitas razas ubé... ¡hip!... ¡ubérrimas! Sangre de Hisp... ¡hip, hip..! ¡Hispania, me cago en diez! Fecunda, eso es”. Vallejo, irradiando tristeza, dándose cuenta en París de “la enorme cantidad de dinero que cuesta ser pobre”. El libro es particularmente inmisericorde con el filósofo Ortega que habla levantando la barbilla y lleva marquesas a una habitación del hotel Victoria para que le hagan cosas inconfesables. Azorín tampoco es uno de los favoritos del autor: aparece como un resentido alicantino de prosa insufrible, que no quiere ser nunca más Pepe Martínez Ruiz y repite constantemente la frase “vivir es volver”. Ni Cela, del que se airea su pasado franquista y de cuyo tremendismo se dice que “consiste sobre todo en hacer el borrico con la mayor truculencia posible”. En cambio queda clara la consideración de Fortunata y Jacinta como la mejor novela española de todos los tiempos. Al final de cada capítulo se proponen unos ejercicios prácticos de manual escolar, absolutamente hilarantes. Se recomienda a los alumnos que no lean bajo ningún concepto a Benet o, en todo caso que lean sólo unas páginas para conjeturar qué le impulsó a escribir semejantes cosas: ¿promesa a la Virgen, sadismo, una apuesta con camaradas de armas? También se recomienda con desparpajo en beneficio de la salud no leer a Carlos Fuentes. Del mismo tono son las agudas observaciones sobre Rulfo (“su fama aumentaba con cada libro que no escribía”), Onetti, García Márquez, Vargas Llosa, etc. “Los novelistas son caníbales, se devoran unos a otros”, nos comunica Rafael Reig, que publicó anteriormente, entre otras novelas, Sangre a borbotones y Guapa de cara. En la que nos ocupa hay mucho guiño, información, opiniones alejadas del canon de cualquier Bloom hispánico. El relato está concebido y desarrollado de manera más que convincente. Recorre un arco que va de Espronceda a “La guerra de las Marías” (Javier Marías y Fernando Marías). El narrador no se priva de manifestar lo mal que le cae Javier (se ríe de sus novelas, artículos “adversativos”, sus estudiadas posturas, el “reino de Redonda”...) y su aprecio, en cambio, por Fernando y el tipo de narrativa que representa. En un final futurista esa guerra civil que se produce entre los dos bandos acabará con la literatura para siempre. “La historia de la literatura no es más que un bestiario, un recuento de animales feroces que se devoran unos a otros”. Si de algo no queda la menor duda tras la lectura de este libro no apto para beatos es que Rafael Reig es un caníbal ejemplar y que, por suerte para él, no tiene nada de Belinchón. Un libro recomendable, pues, para leer en el balancín o en la habitación del pánico, mientras los delincuentes trabajan a su aire y la policía no llega. ** Antonio Otero García-Tornel leosaucius@euskalnet.net Escritor español (Barcelona, 1952). Cursó estudios de derecho. Fue uno de los padres fundadores de Ajo Blanco. Cercano a Carlos Barral, desempeñó varios trabajos relacionados con el mundo del libro. Vivió siete años en Venezuela. Ganó en el País Vasco, lugar en el que ahora reside, el primer premio del VI Certamen Geoda de Narrativa (1991). Ha publicado artículos y poemas en revistas de España y América. Ejerce de columnista en el suplemento cultural de un periódico de Bilbao. === Patricio Lóizaga (Buenos Aires, 1954-2006) Esteban Moore ========= En “Certezas e interrogantes”, un poema incluido en Código secreto (1991), Patricio Lóizaga declara con énfasis: “Quiero ser un hombre / con pocas certezas / con muchos interrogantes [...] Quiero ser un hombre / sin afirmaciones contundentes. / El tiempo / la vida / las corroen / las desmienten”. Estas palabras lo definen en más de una manera, determinan una actitud frente a la vida. En las artes, como en las ciencias, consideraba, tienen mayor valor los interrogantes que se nos plantean que las supuestas respuestas que creemos inferir a partir de ellos, toda pregunta debería responderse con una nueva pregunta. Le gustaba parafrasear un fragmento de la Introducción a El ser y el tiempo de Martín Heidegger, en traducción de José Gaos: “El hacer una pregunta, el preguntar, en general, [...] son modos de comportarse del que las hace, modos de ser del que pregunta [...] Se puede preguntar por preguntar, o preguntar de forma que quepa ‘ver a través’ ”. En sus Notas sobre la experiencia poética que sirven de introducción a New York y otros poemas (1999) manifiesta: “Me atrevería a decir que mi género por definición es el ensayo y que no deja de sorprenderme la escritura poética”. Hecha esta salvedad, recurre al discurso poético pues éste no es para él sólo otro medio de expresión sino el instrumento a través del cual puede interrogar los cambiantes rostros de la realidad. Una realidad que se despliega en distintas dimensiones, posee un “anverso y reverso”, es simultáneamente “uno y otro”, ni afirma ni niega su contrario, o su diferencia. Este complejo y peculiar ejercicio de la mirada es el que lo impulsa a protagonizar una audaz, vehemente aventura en el campo cultural que incluye la escritura, fundación de revistas, la dirección de programas radiales y la organización de muestras y seminarios en el país y el extranjero dedicadas a Jorge Luis Borges y Manuel Puig. Asimismo, Patricio Lóizaga, quien consideró la cultura como un área estratégica del desarrollo, dirigió el Instituto de Políticas Culturales de la Universidad de 3 de Febrero, donde también ejerció la docencia; desde allí desplegó una actividad avasalladora que incluyó la edición de los Indicadores Culturales, publicaciones de las que se valió para señalar y mensurar el aporte de la cultura a la economía. Las universidades de Nueva York y Harvard lo tuvieron como profesor invitado y la Asociación de Críticos de Arte y las fundaciones Pettorutti y Konex reconocieron su labor otorgándole sus máximas distinciones. La gestión cultural fue otro de los tópicos a los que le dedicó muchos días de su vida. Él consideraba que era necesario que nuestro país contara con hombres y mujeres capacitados en los diversos aspectos de esta especialidad. La gestión cultural requiere, sostenía: “recursos humanos que tengan la capacidad de gestionar un proceso que incluya el financiamiento de la producción cultural”. Pero advertía que la educación de estos técnicos debía estar signada por la imaginación, el conocimiento de nuestra tradición cultural y una profunda formación estética. Hacia mediados de 1983, casi un año después de la derrota militar protagonizada por los representantes de la dictadura militar, la Argentina comenzaba a despertar de una tenebrosa y extendida pesadilla que se había iniciado el 24 de marzo de 1976. En el invierno de ese año, un poeta admirado por Lóizaga, Alfredo Veiravé, escribió Nunca más, un poema ilustrativo del espíritu de la época: “Nunca más los gordos caballos de la muerte entrarán en la plaza / a destrozar los canteros de plantas y de flores (amarillas) / de las tipas asustadas; nunca más los bastones / golpearán con esa furia las cabezas ensangrentadas de los que ahora corren / bajo las nubes cirros, estratos, cumulus o nimbos / nunca más estas flores / de lapachos temblarán en la noche de color rosáceo al oír los aullidos / nunca más esos aullidos cruzarán la calle subiendo desde el sótano / en el subsuelo de la madrugada / Nunca más esos gritos terribles descarnarán la corteza de los murales / de la plaza desnuda, nunca más explotarán entre los intestinos / o las bocas del cuerpo —las convulsiones de la electricidad violenta; / (Nunca más llamarás gritando a tu mamá en la violácea oscuridad lila / y azul que oyeron solamente los jacarandáes florecidos en la plaza...”. La euforia democrática invade la escena y en el campo cultural comienzan a girar lentamente de un modo renovado los engranajes de la imaginación. Patricio Lóizaga percibió la necesidad en esos años de reiniciar el debate público de ideas clausurado con violencia en 1976. En aquel mítico invierno del ‘83 que hoy parece tan lejano, comenzó a solicitar opiniones, realizó consultas, se reunió en bares con infinidad de personas y, luego de vender algunos bienes personales, tomó la decisión de publicar una revista cultural que llegara a los kioscos. El número cero de la revista Cultura comenzó a circular de mano en mano hacia la segunda mitad del año. En marzo de 1984 aparece en los puestos de venta el número 1. En su editorial Lóizaga le comenta al posible lector: “Comencé a recorrer el oído de escritores, críticos de arte y empresarios con una idea en borrador: reflejar en una revista la cultura de la Argentina contemporánea, expresar a los hombres y mujeres de nuestra cultura y con ellos convocar a ese público que hoy siente un impulso renovado de mirarse en el espejo de nuestros creadores”. En sus veinte años de vida esta revista ha ocupado un lugar preponderante en el espacio de las revistas culturales. En este variado territorio participó activamente, estableciendo un ámbito propicio para la lectura y el análisis de los nuevos fenómenos que a partir de recuperación democrática y la globalización en ciernes incidieron en nuestra producción cultural. Decididamente, tomó parte en el intercambio de ideas durante dos décadas en las que aquello que se denomina postmoderno o la postmodernidad, según Lóizaga, no debe ser considerado simplemente un agotamiento del proyecto de la modernidad. En el prólogo al Primer catálogo de revistas culturales de la Argentina (Buenos Aires, 2001), un proyecto que llevó a cabo conjuntamente con la Secretaría de Cultura de la Nación, se refirió a las revistas culturales en los siguientes términos: “Las revistas culturales configuran en sí una expresión de resistencia al modelo de producción cultural de la globalización. Expresan un acto de esfuerzo individual o grupal destinado, la mayoría de las veces, a aportar una visión crítica e impugnadora de los modelos de discurso único en lo estético, lo filosófico, lo sociológico, lo histórico o lo económico. Por eso me gusta definirlas como garantía de pluralidad democrática frente a la concentración económica e informativa de la cultura concebida y financiada como industria ?...?. La cantidad y la diversidad de las revistas culturales argentinas constituye un ejemplo de resistencia frente a la banalización de la cultura que hemos vivido en los últimos años. La democracia se fortalece con la crítica cultural así como se debilita con la ausencia de reflexión y de debate, particularmente en campos vinculados a las políticas culturales, educativas y sociales”. A mediados del 2003 donó por propia iniciativa a la Biblioteca Nacional los contenidos del Primer Catálogo de Revistas Culturales de la Argentina y promovió en dicho ámbito la creación del Centro de Información de Revistas Culturales (Circ). El Circ, debido a las gestiones de Lóizaga, firmó un convenio con Universia, el mayor portal universitario en lengua española y portuguesa, el que le cedió un espacio al Circ para su página web. En el lanzamiento de la misma se organizó una mesa redonda que contó con la presencia de Manuel Ortuño, presidente de la Asociación de Revistas Culturales de España y de la Federación de Revistas Culturales de Iberoamérica. En esa ocasión se refirió a uno de los problemas primordiales de la edición de revistas culturales en nuestro país: la falta de financiamiento. Para acabar con este mal endémico propuso que la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) dispusiera la compra de ejemplares de las revistas culturales para distribuir en todas las bibliotecas de la red, agregando que: “no sólo beneficiará a las revistas culturales sino a todos aquellos investigadores, creadores y lectores que asisten a las bibliotecas y que podrán acceder a este material fundamental y en muchos casos de circulación restringida por imposición del mercado”. Su dinamismo lo condujo por sendas vinculadas a la administración y la política; licenciado en administración de empresas, desempeñó varios cargos públicos, fue director general de Asuntos Culturales de la Cancillería Argentina, director académico y presidente del Instituto Nacional de la Administración Pública (Inap). En 2003 asumió la dirección del Palais de Glace (Palacio Nacional de las Artes), allí en su primer año de gestión se duplicó la cantidad de presentaciones al Salón Nacional, se reformó el reglamento del mismo, se inauguró el microcine y se obtuvo la declaratoria de Monumento Histórico Nacional, para este emblemático edificio. En ese período trabajó incansablemente con los representantes de catorce instituciones para elaborar el borrador de una ley nacional de artes visuales. Las múltiples actividades que desarrolló no lo distrajeron de la escritura y el pensamiento. En el campo del ensayo de interpretación dio a conocer Mito y sospecha posmoderna (1990), Cándido López, Fragments and Details (New York University, 1993), La contradicción argentina (1995) y El imperio del cinismo (2000). En 1996, con la colaboración de varios autores, coordinó y editó en España su Diccionario de pensadores contemporáneos, en el que varias de las entradas son de su autoría. La admiración que sentía por la obra de difusión cultural realizada por la directora de la revista Sur culminó en Victoria Ocampo (2003) y su devoción por la pintura de Guillermo Roux quedó plasmada en El mural de Buenos Aires (2005) volumen dedicado a la gran obra del pintor, “Homenaje a Buenos Aires”, instalada en el edificio diseñado por César Pelli, para una casa bancaria, en el barrio Catalinas Norte en Buenos Aires. En poesía, además de los libros mencionados al comienzo de este artículo, publicó: Losers (Little Library of New York, 2004). Lóizaga solía recordar a Raúl Gustavo Aguirre, poeta que también realizó a través de la revista Poesía Buenos Aires un gran aporte a la cultura argentina, quien en sus palabras merecía un gran homenaje. La lectura de Las poéticas del siglo XX de Aguirre lo convencieron de que en la actualidad la poesía estaba cargada de una gran responsabilidad. Y compartía con él las opiniones vertidas en el libro de referencia: “es uno de los pocos valores que subsisten en un mundo sin valores, un único medio de comprender y develar la realidad en medio de la ruina y la negación de los tradicionales modos de comprensión racional de ésta ?...?. El individuo que emerge del totalitarismo de una civilización tecnológica es un hombre que regresa derrotado de todos sus ideales, de todos sus sueños, que ha sentido el abismo abrirse a sus pies...”. Patricio Lóizaga, nacido en Buenos Aires en 1954, murió en esta ciudad el 3 de enero de 2006. La vida no le dio el tiempo que él hubiera necesitado para continuar haciéndose nuevas preguntas acerca de nuestra vida cultural y del proceso democrático que consideraba: “una democracia subdesarrollada, propia de una modernidad inconclusa”. Los que conocieron su amable disposición a conversar largamente sobre los distintos aspectos de la cultura contemporánea, un tópico recurrente, casi obsesivo en él, saben que con su desaparición quedan truncos innumerables proyectos culturales. No sólo ha muerto un hombre dispuesto a quitarle horas al sueño para realizar su trabajo creativo, el país ha perdido a un intelectual dispuesto a pensarlo sin prejuicios en su compleja diversidad. ** Esteban Moore estebanmoore@ciudad.com.ar Poeta, traductor y periodista argentino (Buenos Aires, 1952). Ha publicado los poemarios La noche en llamas (1982), Providencia terrenal (1983), Con Bogey en Casablanca (1987), Poemas 1982-1987 (1988), Tiempos que van (1994), Partes mínimas (1999) e Instantáneas de fin de siglo (Montevideo, Uruguay, 1999) y Partes mínimas y otros poemas (Mar del Plata, 1999). Ha dado a conocer traducciones de Charles Bukowsky, Raymond Carver, Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg, Gregory Corso, Gary Snyder, Bill Berkson, Anne Waldman, Andrei Codrescu y Seamus Heaney, entre otros. En 1996, la Unesco publicó sus traducciones de Lawrence Ferlinghetti, América desierta y otros poemas (Ediciones Graffiti/Unesco, Montevideo). En 1990 realizó un proyecto de traducción en la escuela de poesía The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics, fundada por Allen Ginsberg. Ha participado de diversos festivales en su país, en Rosario y Buenos Aires, en los de Montevideo (1993) y Medellín (1995). Colabora con publicaciones de su país y del extranjero. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, italiano, alemán y portugués e incluida en diversas antologías. === Dislates económicos Rafael Pérez Ortolá ========================== La sonrisa es como una liebre escurridiza. Cuando uno más la pretende, queda transformada en una mueca desfavorecida. Mientras tanto, puede provocar apariciones fugaces, como una sensación sugestiva que sólo se asoma. Y aunque uno sea capaz de favorecerlas, crear los ámbitos adecuados para retenerlas, todo eso tiene sus límites. Tampoco vayan a pensar en la utilidad de todo un tratado de la sonrisa. Las grandes teorías, la ciencia o la técnica, no son suficientes para su génesis. Es más, a veces la generan muy a su pesar, cuando no lo pretendían, digamos que por desvaríos técnicos. No me discutirán la autoridad de J.M. Keynes en la esfera económica. A partir de esa idea, leamos una de sus frases: “Toda producción tiene como último fin satisfacer a los consumidores”. ¡Qué menos, surge la primera sonrisa! Porque en una primera versión, tienen cabida las preguntas, ¿satisfacerlos o provocarlos? ¿Despreciarlos o castigarlos? ¿Tomarles el pelo? ¿Extraerles el zumo a dichos consumidores? ¡Ay! Qué irónica dulzura cuando escucha uno, o lee, eso de la provocación, nada menos, de una satisfacción para el consumidor. ¿Pensarán en eso? La segunda versión, de esa primera sonrisa, ya contiene una pizca de malicia, veneno o simple condimento de la vida real. ¿Exagero? ¿Qué producen esa recua de intermediarios multiplicadores de los precios? Uno produce, otros consumen y muchos chupetean. No sé si el deseo de Keynes o las características de su época tiñen la frase; ahora el consumidor, en la lista de los monos, si no es el último, queda bastante mal colocado. Tampoco es una persona ajena a la economía y Adam Smith matiza: “Y el interés del productor debería ser atendido únicamente, en cuanto pueda ser conveniente para los intereses del consumidor”. Abunda en la tendencia anterior. Aquí la nueva sonrisa pulula en torno al deber. No soplan aires que impulsen deberes sociales, es una palabra o idea postergada; tanto más si introducimos en el contexto cadenas financieras, costos y pagos. Desde los colosos multinacionales, hasta los aprendices más localistas, no hará falta oscurecer las tintas para recalcar donde residen los intereses, los dineros, o el poder derivado de ellos. Sonrisa, por no hablar de añoranza, melancolía y cosas peores. Sacar las frases de su contexto es arriesgado, mas a la vista de las evoluciones económicas, convendremos en un riesgo mayor si nos tragamos los farragosos textos económicos. No sólo nos adormecen con muchos cuentos, con el estilo lamentado por León Felipe; prescinden de los particulares con la orientación de los beneficios hacia los poderosos... y además, aquí no es caso de ponerse a sonreír. Leamos la frase escrita años después por Thorstein Veblen: “Si exceptuamos el instinto de conservación, la propensión hacia la emulación es probablemente la más viva y persistente de las motivaciones económicas”. El tono de esta idea presenta una predisposición favorable a la imitación de los mejores, a la competencia sana, eso si nos ceñimos al sentido académico. De nuevo se refleja un anacronismo de benévola sonrisa (siempre será mejor que eso de ponerse ceñudos, teñidos los poros de bilis); porque no me parece que las trapisondas financieras se detengan en una equiparación con los mejores, en plan de progreso; las conductas que uno vislumbra no se contienen en una emulación benefactora. Se comportan más como avariciosos, usureros, con más ansia cuanto mayor capital y púdranse los desfavorecidos en este funcionamiento. Echen un vistazo a los beneficios declarados por la banca y grandes empresas. De los no confesados, ni entro en su consideración. ¡Si sólo fuera emular! Se trata de manejos casi constitutivos del hecho humano, nos embaucan con fórmulas novedosas y nos evaporan los capitales hacia determinadas direcciones; de ahí que nos acerquemos a los asuntos económicos con prevención. Esos agobios en circunstancias muy diversas fueron reiteradamente expresados por el ensayista escocés Thomas Carlyle, afirmando: “La economía no es una ciencia alegre, por el contrario es triste e incluso bastante angustiosa”. Aquí, una vez más, se aprecia la tendencia muy común a tomar la parte como la totalidad. Las angustias se ubican en el lado de las penurias. Con pocos recursos dinerarios se multiplican las preocupaciones. Frente a ello, a nadie se le escapa que las sonrisas mencionadas ya no son suficientes para la parte económica poseedora y boyante, lo habitual son las risotadas y grandes humores. Constituyen dos esferas de sensaciones muy distintas, carestías enfrentadas a las abundancias. El todo no es angustioso, en el lado estrecho es evidente el mal panorama; sin embargo, en el lado de las amplitudes económicas es más fácil sonreír. La risa y las carteras ofrecen un índice directo de correlación. ¿Por qué no puede ser sana y placentera la risa cuando nos acercamos a los asuntos económicos? Si de una modesta cuenta familiar, pasamos a pequeños negocios, empresas de mayor calado, llegando a los entramados financieros gigantescos; en paralelo, proliferan las situaciones irónicas, ocultamientos y perversidades, con un resultado demasiado común, siempre acaban trasquilados los débiles. ¿No habrá manera de lograr unos enfoques más eficaces? ¿Qué maleficio arrastramos? Carecemos de los genios con suficiente enjundia para darle la vuelta a esta tortilla de despropósitos. Aunque cabe preguntarse si estaríamos dispuestos a seguir las directrices sugeridas por ellos. Ortega y Gasset apuntó con perspicacia lo siguiente: “Por una extraña perversión del instinto encargado de las valoraciones, el pueblo español, desde hace siglos, detesta a todo hombre ejemplar, o, cuando menos, está ciego para sus cualidades excelentes”. Es como un arrebato social en torno a las imperfecciones, confundiendo los defectos de cada uno, con la relajación plácida entre esos defectos, sin proyectos meritorios. Y cuando echamos en falta esos talentos reformadores, topamos con una frustrante realidad, quizá estemos equivocados y los anhelos reales no vayan por grandes aspiraciones. ¿Estupidez gregaria? También lo mencionaba Ortega en el mismo texto referido a los españoles: “Cuando se deja conmover por alguien, se trata, casi invariablemente, de algún personaje ruin e inferior que se pone al servicio de los instintos multitudinarios”. Así, entre evidencias y lamentos, se suceden los cangilones de la noria: La noria de las vanidades Sonrisas y dislates, Dichos y disparates, Frases, Escaparates y, los grandes botarates, pasan a ser garantes de tramas aberrantes. y, los sufridos currantes enemigos distantes con cuitas urticantes. ** Rafael Pérez Ortolá rafapzo@wanadoo.es Médico español (Pego, Alicante, 1945). Reside en Vitoria, Álava. Es autor de Álava. Geometría sentimental itinerante. Ha publicado artículos en La Vanguardia Digital, El Inconformista Digital, Bierzo Noticias, Deia y Noticias Médicas. === Semáforos y palabras desde mi rincón santurcino... ==================== === (Desde San Juan de Puerto Rico) Ana María Fuster Lavín =========== Continúa la marcha, precaución, detente. Verde, amarillo y rojo, y se volvió a dañar el maldito semáforo, consecuencia inmediata e irremediable: un tapón bestial, bocinazos, un teco pidiendo, los celulares dando excusas a oídos sin rostros, suplicando que la siguiente jornada sea más tranquila, no hacer nada, o lograr un aumento de sueldo o un rapeo, lo que sea más fácil, ¿quién sabe? Al final de la jornada, la Ponce de León hasta Miramar se desierta de motores, reina el peatón, se puebla de habitantes pasajeros y residentes, este ambiente claroscuro se convierte en un mundo donde el día y la noche marcan el tiempo de los contrastes. Anochece en el callejón y se encienden los anuncios de neón multicolores, efervescentes; todos pueden ser sombras iluminadas cuando el milagro se acerca y nos dejamos penetrar secretos, el clandestinaje puede ser una fantasía, un titular de periódico o un juego de niños. Para el poeta las noches urbanas son deseos poblados de letras lloviendo dedos mágicos, invencibles, tronantes, pero vivos. Renacen las pasiones, los versos y hasta de la mirada de un desconocido, a quien no volverás a ver, puede surgir la palabra. La ciudad no susurra, grita; no se toma su tiempo para horita o lueguito, la inmediatez impera; tampoco coquetea, es lasciva, es una amante que se transforma constantemente en distintos rituales. Siempre vive la urgencia y la velocidad, y es que en el parpadeo de un semáforo ya han nacido tantas historias... El escritor se puede sentar en una esquina cualquiera a observar ese vaivén de seres anónimos, peregrinos de avenidas y rutinas, fantasmas virtuales, y vagabundos con y sin trabajo reconocido por la sociedad. La letra urbana se fecunda desde ese sabroso mejunje de locuras donde quizás nadie conoce a nadie y, aun así, siempre detona un poema, un cuento o novela. Mis sueños son apalabrados y no puedo prescindir de mi mundo entre el mar, el cemento, el alquitrán, árboles valientes, hombres y mujeres enrutinadas, desrutinadas, el ruido y la velocidad. Golpe a golpe, verso a verso, una caravana de voces le canta a la vida citadina; así somos hijos del día y de la noche en una bipolaridad exquisita, la necesidad de salir, deambular, ver, convivir y hasta desvivir. La acción y la movilidad nos caracteriza, el semáforo sigue dando instrucciones constantemente, sigue, precaución, detente y continúa rápido. No puedo escribirle a un campo y una ruralía que desconozco, que me resulta lejana y ajena, siempre he vivido en la ciudad a la que le he escrito tres libros de cuentos (Verdades caprichosas, Réquiem y Bocetos de una ciudad silente) y en la que seguiré soñando o deambulando por ese rico desvelo apalabrado. Y es que en el siglo veintiuno —los calendarios del espacio y tiempo se han deshojado— en mi rincón santurcino, no escuchamos eso de alegre vengo de mi montaña, de mi cabaña, pa celebrar? Y a mis amigos les traigo flores... No trullamos, en navidades jangueamos... ¿Cómo se me ocurre una trulla navideña? Una trulla que retrate una noche en la parada 18 podría ser un poema urbano más que un villancico, me explico al escribir: Una trulla de palitos, con vagabundo y lata de Medalla escupe sobre la acera cunetera y maldice el calor mantequero, etílico, socioadicto al silencio consumero consumista, extremista, reprimista y hasta hedonista, mientras pasa el aspirante a la eternidad, controlador de sus verdades, de su cuenta bancaria dicotomía espumosa del paternalismo supremo; pudo ser desde poeta a empleado bancario hasta profesor o quizás panfletista legal, cuando los versos son pretexto y los actos son el texto pero el resto, es lo mismo, burla burlado trullado de ideas nubladas se salta un semáforo, él tan decente... se toma una cerveza en la esquina y escupe en la misma cuneta. A su vez, japiniuyeal vomita hasta la vida pero la caneca está afincá, la de ambos, mejor que la lata de Medalla del otro pana que orina sangre sementosa pero el otro tiene cementosos los instintos es sólo solitario el reflejo de sus ideas y cree morir, pero sigue la parranda en otro semáforo, o frente a la barra, y escupe de nuevo como muere otro mendigo de almas sin beberse el ron o la cerveza, y así a nadie le importa... Total es navidad y uno adorna el árbol otro se viene sobre sus versos venenosos vuelve a indigestarse de luces rojas y se muere igual que una sobredosis tecatera del anónimo cunetero que escupió sin más pretexto que el texto de otra historia del silencio con trulla y sin palitos, al menos hubo música, pero nadie escuchó... Verde, amarillo, rojo y sigo, aunque nos encasillen de individualistas y el escándalo nos ensordezca. No es todo fantasía en nuestras calles. Y aunque fuese así, vivo la ciudad y me preña de olores, ruidos, historias de seres anónimos u otros con personalidades fuertes e inmensas, también soñamos, creamos, nos enamoramos, amamos, y sentimos nuestras pasiones en estos espacios que hacemos nuestros, pues el amor también rompe las fronteras geográficas, y desde la ciudad el amor puede ser tan intenso en un apartamento entre tapones, llamadas telefónicas y calor, como el amor en el campo en una casita de madera entre flamboyanes, vacas y palos de mangó; y es que a pesar de la prisa urbana, como buenos caribeños, siempre nos tomamos nuestro tiempo para amar como para escribir, que son la misma cosa, crear mundos vivos, iluminados por la palabra, por las sensaciones, escribo entre las sábanas de una madrugada cualquiera y la complicidad de la computadora solidaria: Amanecí desnuda de recuerdos y miedos no estoy sola, mi vientre vacío ya cicatriza despierto cuerpo a cuerpo el calor de la vida no grito dolores, gimo deseos y esperanzas a mi lado, al tuyo o el nuestro vivimos la película del mundo giramos sobre el eje concéntrico de mis laberintos nos ungimos de sudores, piel a piel, sangre de versos, y duermes sobre el silencio de mi pecho ese suave trago de nuestras sombras donde somos actores, poetas o mimos desmaquillando cualquier traición o convención la ciudad nos pertenece cuando somos infinitos y soñamos a la libertad del caminante pisadas serenas, seguras sobre la locura del destino lejanas a las tempestades del tiempo los semáforos, oficinas y negocios desaparecen, nuestro reloj reposa sobre besos mis labios se queman en tus dedos mis manos se consumen ante la palabra despiertas, el puerto se acerca y la función está por comenzar... Verde, amarillo, rojo, palabras inmensas, tronantes, escribir hasta que las manos se agoten y el alma decida dormir un rato más, mientras como diría el poeta Ángel Matos “la ciudad se derrama y el poeta se sorprende”. Amanece un día más en mi rincón santurcino, preparo la página en blanco y mis sueños vuelven a volar entre palabras, avenidas, calles y callejones. ** Ana María Fuster Lavín amfuster@prtc.net Escritora puertorriqueña (San Juan, 1967). Graduada en estudios hispánicos en la Universidad de Puerto Rico, con una segunda especialización en música. Es editora de libros y correctora legal para el Tribunal Supremo de Puerto Rico. Además ha escrito y editado literatura infantil para Santillana, Alfaguara Infantil y Tri-Lin Integrated Services (Texas, EUA). Textos suyos han sido publicados en el semanario Claridad (del cual es columnista de la sección literaria de Trasmano) y en las revistas Novum, de la Universidad de Guadalajara, y Taller Literario, Revista Interamericana, Zurde y Sótano 00931, de Puerto Rico, así como en las revistas digitales Desde el límite (http://www.geocities.com/marcas1pr/Desde_ellimite.html), En la orilla (http://www.enlaorilla.net), Letras Salvajes (http://www.geocities.com/letrassalvajes), Borinquen Literario (http://literatura.can.com), Cuento.com y El Confesionario (http://www.elconfesionario.net), entre otras. Ha sido incluida en las antologías Cuentogotas 3 (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003), Entresiglos 2 (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003), Círculo de Poesía (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003) y Nueva poesía Hispanoamericana (Lord Byron Editores, 2004). Su primer libro de cuentos para adultos, titulado Verdades caprichosas (First Book Publishing, 2002) ganó una mención honorífica por el Instituto de Literatura Puertorriqueña (2003). También ha publicado el libro de cuentos Réquiem (Ed. Isla Negra, 2005) y los poemarios El libro de las sombras (Ed. Isla Negra, 2005) y Anónimos y clandestinos, y ha obtenido diversos premios en ensayo, cuento y poesía. Sus cuentos "Y su nombre era Caridad" y "Mi último desayuno" han sido traducidos al portugués, con fines académicos, para la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Además ha participado en talleres y lecturas de poesía como en Grado Zero, Cultura Viva y (De)Generaciones, y en bares y plazas públicas. Mantiene un blog en http://bocetosdeselene.blogspot.com. === Ovnis Pablo J. Fierro C. ========================================= Tengo un libro, de páginas a las que los años han ido ensombreciendo, al que cada cierto tiempo, por una u otra razón, desempolvo para leer algunos párrafos. Se trata de Los ovnis ayer y hoy: ¿mañana?, escrito por Saulla Dello Strologo. Me sirve para revisar datos históricos como los orígenes del auge del fenómeno ufológico en la era contemporánea. Para los que no lo saben, “ufología” es el estudio del fenómeno Ovni. La palabra viene de UFO (Unidentified Flying Object —Objeto Volador No Identificado—). Esta vez extraigo del libro que el término “platillos volantes” fue acuñado por el piloto norteamericano Kennet Arnold, quien, para dar pie a la fiebre, aseguró haber visto durante un vuelo, en junio de 1947, pasada la segunda guerra mundial, “una formación de nueve objetos volantes, de forma circular y de unos 35 metros de diámetro, pasando ante él a una velocidad de 2.000 kilómetros por hora”, reafirmando testimonio de avistamiento, días antes, por muchos habitantes de Douglas, Arizona. Desde entonces, la historia se ha llenado de un efluvio indetenible que engorda la creencia en vida inteligente extraterrena, en que habitantes de otras galaxias, por diferentes motivos, nos visitan. El hecho ha generado las más diversas especulaciones, involucrándose incluso algo también indescartable en el plano de las hipótesis: que el chaparrón de aludidas luces, chispazos, fogonazos, bolas de fuego, etcétera, vistos en el cielo rompiendo la cotidianidad de nuestras tradicionales imágenes, sea el resultado de la propia inventiva humana (grandes potencias terrenas mostrando adelantos tecnológicos que escapan a nuestra racionalidad). Desde el indefenso E.T. de Spielberg, pasando por los pacíficos abductores de Encuentros cercanos del tercer tipo, las temibles criaturas de la saga Alien, hasta la por ahora leyenda “chupacabras”, estimo, obviando el sentir no laico dogmático, no podemos prescindir de nada, si nos interesa aclarar el misterio; otra cosa es que no importe incurrir en los desatinos inquisitoriales de los medievales, tan injustos con Galileo y la teoría heliocéntrica, por poner sólo un ejemplo. Luego de aquella revelación de Arnold, se desató un sinnúmero de testimonios a nivel mundial. Se ha dicho que el gobierno norteamericano, presunto portador de evidencias, ha pretendido —para solaz de corazones poéticos— esconder el hecho. Y se menciona un caso emblemático como puntal de esta afirmación: Roswell (localidad en Corona, estado de Nuevo México). Según múltiples aportes de observadores, se estrelló ahí, también en el 47, un platillo volador; suceso silenciado. Todavía circulan en los medios de comunicación fotos y videos de supuesta autopsia aplicada a seres extraterrestres víctimas del incidente. Otros nubarrones de dudas esconden la certeza de lo ocurrido en algunos viajes a la luna dentro de las iniciativas norteamericanas por satisfacer su sed cósmica. Los oscuros volúmenes a veces dejan asomar informaciones que atribuyen a tripulantes de “apolos” y la base en tierra, intercambio de palabras que dan cuenta de inusitados acompañantes extra-misión vigilando las exploraciones a nuestro natural satélite. En fuente de Internet* leemos lo siguiente: “El ufólogo Timothy Good, en su libro Beyond Top Secret, informa que los astronautas vieron extraterrestres en la Luna. La evidencia reside en una conversación secreta entre el control de la misión y los astronautas del Apolo 11 Armstrong y Aldrin, que fue registrada por unos radioaficionados que pudieron captar un ‘canal reservado’ para estos mensajes, tal como informó mucho después un ex empleado de la Nasa, Otto Binder: Apolo 11: ¿Qué diablos era? Es lo que quiero saber. Estas cosas eran gigantescos, señor. ¡Dios mío, usted no lo creería! / Nasa: ¿Qué..? ¿Qué diablos pasa? / Apolo 11: Están aquí, bajo la superficie. / Nasa: ¿Qué hay ahí? Control de misión llamando a Apolo 11. / Apolo 11: Estamos aquí, los tres. Pero hemos encontrado visitantes... Por las instalaciones, parece que han estado aquí desde hace mucho tiempo... Digo que ahí fuera hay aparatos espaciales. Están alineados en filas al otro lado del cráter...”. * http://www2.noticiasdot.com/publicaciones/2002/especiales/luna/luna-4.htm ** Pablo J. Fierro C. rmpf@intercable.net.ve Pintor, diseñador gráfico y escritor venezolano (Caripito, Monagas, 1959). Ha publicado Juanín escucha voces. Artículos y relatos suyos han sido publicados en los diarios El Carabobeño y El Sol de Margarita, en el semanario Tiempo Universitario y en la revista Texto y Color. === Los valores antagónicos =============================================== === El intelectual elitista frente al mundo =============================== === Antonio José Rodríguez Soria ========================================== El Intelectual pasea por los bulevares cuando la jornada laboral ha tocado su fin y en los centros de trabajo, vacíos ya de personal, sólo queda el frescor de los apagados aparatos de aire acondicionado. Los bares toman el relevo de la producción del PIB y sacan sus mesas al bulevar por el que pasea nuestro amigo, donde los trabajadores brindan al sol con sus jarras de cerveza y su actitud se pliega en la relajada insolencia reprimida a lo largo del día. Uno de los rasgos fisonómicos de nuestro protagonista, El Intelectual, es la profundidad de sus pupilas, cuyos nervios ópticos parecen proyectarse en un suspendido punto aéreo, atravesando el parietal. Esos nervios ópticos captan una escena que puede ser denotada de múltiples formas. Hay quien entiende la escena de los trabajadores descansando como el pequeño obsequio por el gran esfuerzo, como gentes suficientemente satisfechas que prolongan una rutina que ellos mismos buscaron, una rutina basada en el equilibrio del balance de pagos (hipoteca + seguro + gas + luz + teléfono + coche + cerveza + paquete de tabaco + ... = concepto consensuado de la felicidad). Hay quien ve en esa escena una imagen graciosa o un elemento trascendental en la vida del trabajador para que no se tire a las vías. Hay quien la interpreta como tímidas bacanales de sencillo y ramplón hedonismo en las que ficticiamente se conspira para dar un braguetazo y conseguir la alcaldía de Marbella o la combinación ganadora de la primitiva o las fotos que acrediten un amistoso beso con un famoso y así pagar todos esos recibos que, extrapolados a términos bíblicos, vendrían a ser la realización de las palabras del Todopoderoso: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Empero, hay otra ralea (o sea, sólo una parte del total) de intelectual severo y de aires más autoritarios y elitistas que critica la pasividad de los trabajadores, su nulo interés por la lectura y su falta de valores respecto a lo que debería ser la justicia y la supresión del yugo del capitalista acumulador o del político corrupto. Esa clase de intelectual (que, por cierto, es un capitalista del saber, un acumulador de conocimiento) piensa que si se reescribiera el Manifiesto Comunista concluiría con ¡Proletarios del mundo, uníos (para tomar unas cañas)! Y razón no le falta, vaya. La pasividad de la sociedad del ocio (nieta de la sociedad industrial, hija de la sociedad informacional y degenerada en una revoltosa y puñetera sociedad de las cañas y las tapas) hace que todo sea menos sofisticado de lo que podría ser, que la política se haya convertido en un partido de fútbol en el que los equipos luchan feroz e irracionalmente por la posesión de la pelota en un frívolo ejercicio de maniqueísmo pueril. Esa sociedad de la pasividad se ha olvidado de la criba de la dignidad y ha permitido que en su propio hogar se cuelen publicaciones y programas que inyectan el vicio del morbo a modo de opio del pueblo. Ha permitido también que los periódicos de información general imiten las formas de los periódicos deportivos en los que mayoritariamente se habla de su equipo. Y lo demás no existe o existe menos. Esa sociedad ha relegado el criterio a un puesto casi de farolillo rojo en beneficio de valores, en principio, más banales y prescindibles. El ser humano sigue siendo un ente indescifrable movido por pulsiones de toda clase, pulsiones que si nos atreviéramos a contabilizar difícilmente podrían ser abarcadas en su totalidad. ¿Qué mueve a un intelectual? Su afán de conocimiento, su inquietud hacia lo desconocido o sus ganas de reemprender el camino correcto, si es que alguna vez lo hubo. Ahora bien, ¿es el afán de conocimiento el único valor bienhechor? Desde luego que no. Entre otras cosas, porque la especialización del saber requiere un alto coste de oportunidad, que es relegar otros asuntos y categorías del conocimiento. Si a un especialista en cuestiones de comunicación le preguntan por sus hábitos saludables, responderá (con un poco de suerte) que procura llevar una dieta equilibrada y que a principios de año se apunta a un gimnasio y deja de fumar hasta la segunda semana de febrero, mientras que si a un médico le preguntan por la prensa, es posible que lea periódicos los domingos porque traen unos suplementos entretenidos para leer en el cuarto de baño el resto de la semana. De igual manera, si a un escritor le preguntan por sus hábitos de lectura responderá que pasa nueve horas al día leyendo en una biblioteca, mientras que si le preguntan a alguien no vinculado a la actualidad literaria, dirá que las bibliotecas son, paradójicamente, un lugar de la incomunicación por antonomasia, por eso de que no se puede hablar, y que no hay mejor literatura que la de la calle. El relativismo de valores explica que cada uno llegue con sus inquietudes hasta donde le dé la gana y crea conveniente, hasta donde su conformismo y comodidad señalen un tope. También explica que el trabajador (salvo rarezas) no quiera empaparse de literatura clásica al final de su jornada para sentirse más sabio y que el intelectual (también salvo rarezas) no quiera ponerse los pantalones cortos y correr diez kilómetros cuando llega el ocaso para sentirse más sano. Bajo las inquietudes humanísticas del intelectual revisionista subyace un talento innato para el pensamiento, unas formas de actuar que lo llevan a la posición donde mejor se sabe defender en un mundo darvinista, lo mismo que el obrero de la construcción o el agente de seguros. Se gana la vida, vaya. Es importante tener en cuenta que hay quien recibe estímulos para emprender grandes proyectos y quien los recibe para aseverar la pasividad. Aunque eso ya no corresponde a la persona sino a sus circunstancias, su entorno y su educación, algo en lo que tenemos muy poco poder decisión. En cuanto a lo viciado de los hábitos del ciudadano medio, no nos engañemos, parafraseando a Heiddeger: A grandes pensamientos, grandes equivocaciones, así como a grandes pensamientos, grandes contaminaciones. El ciudadano medio enciende la televisión en horario de sobremesa y se divierte con la amable malicia, el humor zafio y la incomprensible causa de algunos periodistas rosas. Los protagonistas suelen ser famosos o aprendices de famosos sorprendidos en momentos íntimos, con sus amantes, comprando paquetes familiares de papel higiénico o etílicos en algún local de moda. Los protagonistas suelen ser ciudadanos, aparentemente más afortunados que la media, que llevan vidas imposibles y envidiadas y relatan sus quehaceres. El ciudadano de a pie se entretiene con eso, se le pasan las horas volando gracias a documentales encubiertos sobre buitres y carroña. Ni el mismísimo Samaniego fabularía así sobre la condición humana. Y entre tanto, ¿qué hace el intelectual? Lo mismo. Pero con un fino sentido de la estética y a lo grande. Los lectores saben que la narrativa y la poesía no dejan de ser el ejercicio de poner al descubierto la intimidad, algo manifiesto explícitamente en joyas de la historia de la literatura como las escenas escatológicas de El Quijote o los conflictos sentimentales de las obras de Shakespeare. El gusto por lo visceral es un hábito extendido y se distingue en los grados de elegancia en los que se consume; grados que distinguen el elitismo de los gourmets de mierda (de morbo y suciedad). El escritor sabe que sus conflictos personales son auténticas vorágines frente a la superficialidad de la cotidianeidad y que, por tanto, la prensa rosa más grotesca sólo muestra pequeñas travesuras en comparación con la enrevesada psicología del artista. En definitiva, mientras que cuando un obrero ve una mujer bonita, le silba y, con un poco de ingenio (poco), consigue arrancarle un beso y presumir ante sus amigos, el intelectual o artista la seduce, la lleva a la cama, la deja encinta, la abandona, consigue que la desgraciada muchacha se suicide y logra pergeñar un poema que puede que sus bastardos estudien en un futuro. Que nadie se engañe, hay más maldad y contaminación moral en la narrativa que en la prensa rosa. Se trata de maldad estética, perfilada, sí. Pero malicia y morbo, al fin y al cabo. Así las cosas, interpretar la historia del enfrentamiento intelectuales-pueblo dice lo siguiente: 1) Que el pueblo es tremendamente condescendiente con la oligarquía y, salvo que le quiten el pan de la boca y los rudimentarios entretenimientos lenitivos, no hay razón para protestar. Ya se sabe: más circo y más pan. 2) Que por naturaleza la vida se plantea desde los valores personales (intelectuales incluidos) y se desea que los demás sean como uno es. 3) Que los divertimentos del pueblo son chiquilladas en comparación con lo magno de las pasiones artísticas, que suelen ser la canalización de conflictos intratables para estudiosos de la mente. ** Antonio José Rodríguez Soria rodriguez_soria1908@yahoo.es Escritor español (1987). Estudiante de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Habitualmente ha colaborado con una publicación periódica de la UCM, así como con su radio. También ha ganado dos premios de poesía regionales y uno de relato breve local. Su producción permanece inédita. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === El infinito en la cosmogonía de Edgar Allan Poe ======================= === Lucio R. Berrone ====================================================== 1. Introducción: pensamientos penúltimos de un poeta En mayo de 1867, el doctor Snodgrass escribió una columna para el Beadle’s Monthly intentando esclarecer “The facts of Poe’s death and burial”. El primero de ellos —la muerte del poeta y escritor Edgar Allan Poe— había acaecido el 7 de octubre de 1849; el segundo, alrededor de las 16:30 del día siguiente; ambos habían involucrado al doctor en el papel de actor secundario. En realidad, Joseph Evans Snodgrass, amigo personal y admirador de Poe, se contaba entre las tres, acaso cuatro personas aparte del cochero y el empresario de pompas fúnebres, que habían ofrecido postrer inútil compañía al cadáver del escritor hasta el solar familiar situado en la Westminster Presbiterian Church de la calle Green, en la ciudad de Baltimore. Mucho antes que Snodgrass, durante los días que siguieron al funeral, otros allegados a Poe habían esparcido por escrito informaciones y comentarios variadamente mezquinos sobre su vida y su obra. Las dos versiones, por ejemplo, de un infamante obituario publicadas en sendos diarios de Nueva York en las que se reconocía, camuflada con seudónimo, la pluma del reverendo R. W. Griswold. Ambas iniciaban con la acerada línea siguiente: “Edgar Allan Poe is dead. He dead in Baltimore the day before yesterday. This announcement will startle many, but few will be grieved by it...” (1). Valiéndose de lucubraciones insidiosas, infectas de envidia, aquellos obituarios recortaban una figura distorsionada de la vida, de la obra y de las instancias finales del poeta (2). Algunos años después, un artículo en un libro de George Gilfillan llevaría estas distorsiones al extremo de lo ridículo (3). Por su parte, el doctor Snodgrass se alistaba en las filas, bien nutridas en la época, de los partidarios del progreso social, y las concepciones derivadas de estas simpatías sirvieron de guía para su pluma cuando escribía su artículo. En efecto, los diecisiete años pasados desde las escasamente concurridas exequias importaban ya un tiempo suficiente para que alguna evolución en la interpretación de los acontecimientos que rodearon a la vida última de su amigo se abriera paso, como animal nuevo y superior, en la selva de tergiversaciones y mentiras. Así armado moralmente, conocedor directo de los hechos y en honor de la veracidad y la temperanza, Snodgrass había reaccionado, y mediante la publicación de su artículo buscó iluminar algunas de las tendenciosas confusiones habidas en el caso. Ha sobrevivido, sin embargo, el testimonio de que fue por razones de “sobriedad” (4) que el doctor hubo, con muy buena fe también él, de falsear los hechos y de añadir a las ya presentes otras confusiones de índole personal. A más de siglo y medio de distancia —ahora que el misterio sobre los hechos subsiste, sólo que a temperatura humana respetablemente más baja— nada muy diferente de esto propondremos nosotros mismos en los párrafos que siguen. Nuestra motivación es, sin embargo, distinta; distinto es nuestro objetivo y, desde luego, intentaremos minimizar el grosor de las distorsiones. En principio, la columna de Snodgrass proponía la corrección de algunas erróneas aseveraciones hechas por Mrs. Elizabeth Oakes Smith en el número de febrero del Beadle’s Monthly. Entre ellas, aquella noticia que allí daba Mrs. Oakes Smith sobre las sucesos que condujeron al poeta hasta el desenlace final: “It is asserted in the American Cyclopedia, that Edgar Allan Poe died in consequence of a drunken debauch in his native city. This is not true. ”At the instigation of a woman, who considered herself injured by him, he was cruelly beaten, blow upon blow, by a ruffian who knew of no better Diode of avenging suppossed injuries. It is well known that a brain fever followed: his friends hurried him away, and he reached his native city only to breathe his last” (5). Como vemos, la aclaración de Mrs. Oakes Smith aparecía como enmienda de una información aparecida en la prestigiosa American Cyclopedia. Ya en las postrimerías del siglo, el profesor de Inglés y lenguas romances en la Universidad de Virginia, James A. Harrison, explica encantadoramente el final del poeta: “With the proceeds of this lecture in hand, Mr. Poe started to New York, but he never made the journey. Stopping in Baltimore en route he was invited to a birthday party. During the feast the fair hostess asked him to pledge with wine; and he could not refuse. That glass of wine was a spark to a powder magazine. He went on a debauch, and a few days later died in a hospital of mania a potu” (6). La conferencia a la que hace referencia el párrafo citado llevaba el título “The poetic principle” y había sido dictada en Richmond, ciudad en donde unos amigos habían persuadido a Poe de abstenerse de la bebida. En la cubierta posterior de una de las ediciones de bolsillo en español de los Tales (7), leemos: “El 3 de octubre de 1849, junto a una taberna de Baltimore, Edgar Allan Poe fue encontrado en pleno estado de delirio y reducido a la condición de abyecta ruina humana. Se supone que, hallándose borracho o drogado, fue capturado por una pandilla política que le utilizó para la entonces práctica común, en la ‘democracia’ americana, del voto repetido (aquel día se habían celebrado elecciones en Baltimore); con este objeto se le mantuvo en plena intoxicación y se agudizó ésta hasta más allá de su resistencia física”. La contundencia de frases como “abyecta ruina humana” no tiene, es seguro, mayor significado que el de una estrategia de venta deplorablemente difundida entre las editoriales; en cualquier caso, observaciones como ésta no alcanzan para evitarnos la extrañeza que nos provoca la atribución de la muerte de un hombre a causas tan diversas (8). Se sabe que Poe había pasado sus últimos cuatro días internado en el por entonces conocido como Washington College Hospital. Allí había sido conducido en carruaje por su tío, Henry Herring, y por el mismo Snodgrass, el primero en concurrir a aquella taberna del 44 East Lombard Street para rescatar al amigo inconsciente, intoxicado —se convenció a sí mismo— por el alcohol. Nada de sobriedad, pues. Hasta aquí por lo menos, nada de eso. Snodgrass da noticia en su columna precisamente de seis y no cuatro días de internación y nos informa que Poe había transcurrido ese tiempo experimentando “only a few intervals of rationality” dentro de aquella apartada habitación de una de las torres del hospital reservada a los alcohólicos y otros pacientes molestos o excitables. El testimonio presenta coincidencias con el del doctor John J. Moran, médico que había propinado atención al enfermo desde que éste había ingresado al hospital. Moran refiere algunos de estos episodios de lucidez con términos que resultan fantasiosos e inverosímiles (9). Entre estas coincidencias debe situarse la siguiente: anoticiado Poe por el doctor Moran del supuestamente breve lapso que le restaba por vivir e interpelado acerca de si la compañía in extremis de algún amigo podía resultarle gratificante, Poe responde con estas palabras: “My best friend would be the man who gave me a pistol that I might blow out my brains”. A diferencia de Snodgrass, Moran no había considerado que Poe estuviera alcoholizado cuando su ingreso al hospital. Ni siquiera que hubiera rastros de alcohol en su sangre. Supuso, en cambio, que debía de haber sido golpeado por rufianes. La causa oficialmente registrada de la muerte de Poe fue esa honestamente vaga de “congestión cerebral” (10). Poe tenía entonces cuarenta años de edad: esto y su muerte misma quedan fuera de discusión. Hasta aquí llevamos nuestra exposición de las indeterminaciones e inaceptables incoherencias que rodearon los últimos días de nuestro autor. Ir más lejos supondría una vana dilación, de manera que diremos, resumiendo, que del fin del poeta no se ha preservado rastro cierto, incuestionable. Ahora bien, invocando una epistemología ingenua, puede pensarse que si el simple acceso a los hechos ofrece estas dificultades; si, más aun, escasean o meramente faltan las esperanzas de rellenar razonablemente los vacíos que dejan los testimonios, en nuestras manos queda recurrir o no a la imaginación, a la económica y verosímil imaginación. En nuestro caso, nos cuesta poco imaginar que el pensamiento del poeta, durante alguno de aquellos intervalos de lucidez en el hospital, pudiera haber alumbrado —en lugar de muchas de las disparatadas ocurrencias que refiere Moran— una vez más el recuerdo de la última de sus obras, aquella cosmogonía cuya escritura lo había ocupado durante 1847 y cuyo título denota abiertamente al hallazgo, quizá la revelación: Eureka. Un intento de aproximación a esta obra final del poeta presta sustancia al resto del presente trabajo. En la sección que sigue situamos los presupuestos básicos de la obra en la época del autor. Algunos de los elementos explicativos intervinientes en la construcción de Poe son traídos a la superficie durante este desarrollo. La tercera sección capitaliza nuestro principal interés focalizando en la cuestión del infinito en Eureka. Una suerte de recolección más o menos arbitraria de informaciones figura en la sección final con el propósito de completar la que sistemáticamente falta en las anteriores. En suma, esto es lo que encontrará en las próximas páginas el lector, atento, por supuesto, a que en ningún momento habremos pretendido sintetizar imágenes demasiado acabadas. Una obra de la complejidad de Eureka posiblemente no admita aproximaciones críticas que respeten su integridad. Como cuando frente a un paisaje lejano y precioso, el amplio ademán del brazo libera a la mano para que el índice, marcando una dirección entre tantas, señale azarosamente un punto; así el valor de las elecciones en este artículo. No diremos que no conocíamos mejor modo de señalar ni que unas oportunas palabras no podían definir con precisión mayor una forma o un color en la escena; diremos, más bien, que no hemos sabido discernir dónde el paisaje de la obra era más hermoso. 2. Eureka Eureka, An essay on the material and spiritual universe, aparece como una considerable extensión de la conferencia que Poe ofreció el 3 de febrero de 1848 en la sala de la Society Library de la ciudad de New York (11). El proyecto de la obra, los fragmentos de su ejecución, ambos deben datarse en 1847, durante los meses posteriores a la muerte de su esposa, Virginia Clemm, sucedida a finales de enero de ese año. Se sabe de la profunda depresión que esta muerte trajo al poeta. Se sabe de su dipsomanía. El efecto del alcohol es pasajero. La borrachera consistente en alumbrar un gran proyecto, sea que éste cristalice o no en alguna realización, es de efecto más profundo y duradero. A la obra en sí, un poema cosmogónico, se la ha comparado con la Teogonía, de Hesíodo, y con el De la naturaleza de las cosas, de Lucrecio. Las sociedades, en su desarrollo cultural, suelen sintetizar unas imágenes del mundo. Puede que resulte una mera petición de principios suponer que algún producto cultural, obra de los individuos de una generación, exceda en algún respecto el marco de los sedimentados prejuicios que las generaciones pasadas han sabido generar y articular, entretejiéndolos en densa malla. De este manera, la obra de Hesíodo es ante todo una genealogía de los dioses, mientras que en la de Lucrecio, escrita en Roma en el siglo I A.C. —época en que el mito y la explicación mítica se mostraban extenuados si no muertos— se recurre a los átomos y al vacío tamizados por la interpretación de Epicuro, encontrándoselos sustancia explicativa suficiente para dar cuenta desde la general urdimbre del universo hasta las particularidades del alma humana (sin omitir, por ello, términos intermedios como la formación de las nubes, la velocidad del rayo o la imposibilidad del Centauro). Dicho esto; recordando además que Eureka fue escrita cuando promediaba el siglo de la fe en la ciencia positiva, ¿puede extrañarnos el que la cosmogonía de nuestro escritor se haya gestado bajo el influjo poderoso de aquella fe? Bien documentado ha sido el interés de Poe por la ciencia de su tiempo. “Desde niño había amado las estrellas, desde los días del telescopio en casa de John Allan. En las páginas de innumerables revistas había leído los artículos astronómicos y seguido las noticias del progreso de la ciencia a medida que avanzaba década tras década”, afirma Hervey Allen (12). Más allá de esto, el lector de Eureka no duda de que Poe se había acercado a las obras de Kepler y Pascal, Newton, Boscovich y Laplace, Nichol y Humboldt, para mencionar solo unas pocas. Y la información de Allen se confirma además cuando vemos a Poe registrar, en el último tramo de su obra, las primeras mediciones de paralajes estelares (facilitadas por el notable perfeccionamiento de los telescopios que tuvo lugar en la época). En 1838, el alemán Friedrich W. Bessel daba a conocer sus cálculos de la paralaje de la estrella 61 del Cisne, adelantándosele en la publicación de los mismos al astrónomo británico Thomas Henderson, quien por la época había medido el paralaje de Alfa del Centauro desde su observatorio en Ciudad del Cabo. La medición de las distancias estelares expandió enormemente la magnitud del universo astral en la imaginación de los hombres. De esta amplificación en la escala del universo visible deja maravillosa constancia la obra de Poe (escrita pasados escasos nueve años desde la publicación de Bessel). En otro pasaje de su obra Poe refiere las observaciones hechas por William Parson (Lord Rosse) con ayuda de su “mágico tubo” —un telescopio reflector cuyo espejo, de casi dos metros de diámetro, le había permitido detectar, en 1845, la forma espiral de ciertas nebulosas. Innegable como parece la familiaridad de Poe con la ciencia de su época (13), dirijamos un momento la atención a los presupuestos teóricos de su cosmogonía; particularmente a la teoría que le sirve como principio explicativo fundamental: la gravitación de Newton. Desde la publicación de los Principia en 1687, la ley de la inversa de los cuadrados de las distancias venía demostrando su potencia explicativa en materia astronómica. Los tiempos de Poe fueron particularmente ricos en nuevas confirmaciones de su validez, confirmaciones que ciertamente alcanzaron el paroxismo con las predicciones de Adams y Le Verrier (?1843): una desviación leve de la órbita prescrita por la ley para Urano se interpreta como signo de la existencia de otro cuerpo, un nuevo planeta, responsable de la perturbación. Así es como fue descubierto el planeta Neptuno (14). Por otra parte, la termodinámica y el electromagnetismo —esos otros paradigmas del cuerpo teórico que hacia finales del siglo iba a erigirse en sostén de una física acabada— se encontraban, en los días de Poe, en etapa de gestación. En efecto, si las experiencias con imanes y corrientes eléctricas de Oersted, Ampere y Faraday habían empezado alrededor de 1820, el aparato conceptual de la correspondiente teoría no maduraría sino hasta 1864, cuando James Clerk Maxwell publica el sistema completo de las ecuaciones que gobiernan el campo electromagnético (15). El libro en que Sadi-Carnot trata de la eficiencia de las máquinas de vapor había aparecido en 1824, pero el enunciado de Clausius de la segunda ley de la termodinámica es de 1850. El mismo J. C. Maxwell presenta ante la British Association su primer trabajo sobre teoría cinética de los gases recién en 1959. Finalmente, recordemos que fue el cálculo de la precesión del perihelio de Mercurio publicado por Le Verrier en 1850 el que había conseguido, arrojando un resultado mayor que el que podía atribuirse a la perturbación newtoniana de los otros planetas, alimentar las primeras desconfianzas serias respecto de la validez de la ley de gravitación. La sola afición a la ciencia, aun cuando sostenida y profunda como la de nuestro autor, puede difícilmente abarcar aquellas adquisiciones más nuevas, menos asentadas. Cierto es que en muchos pasajes de Eureka se mencionan las fuerzas eléctricas y no puede ocultarse que cierto sentido necesariamente escatológico permea la obra entera. Junto a la gravedad, la electricidad completa el conjunto básico y exclusivo de explanans del universo de Poe, puesto que todo fenómeno puede referirse o bien separadamente a alguno de ellos, o bien a su acción combinada. Sin embargo, para Poe la atracción gravitatoria tiene un estatus que es también material y legal, mientras que la “electricidad”, fuerza repulsora siempre, se identifica mejor con un principio espiritual, identificación esta que es propiciada quizá por la indefinición subyacente a su percepción de la entidad física del fenómeno (16). Así pues, la “electricidad” de Poe resulta expresión de un principio metafísico, el principio de heterogeneidad, y sólo cuando “las cosas difieren” entre sí puede manifestarse y es “presumible que (esas cosas) no difieran nunca allí donde la electricidad no es aparente o por lo menos no está desarrollada” (17). El par gravedad-electricidad expresa en el lenguaje de la ciencia de la época aquella otra dualidad de fuerzas, amor-discordia, que actúan como elementos explicativos del cambio en el sistema cosmológico de Empédocles de Agrigento (18). De todas maneras, allí donde la tierra le parecía firme, Poe decide plantar su contrucción. “Con justificado temor de ser considerado loco desde el principio”, Poe se declara conocedor del “sumamente simple y perfectamente explicable” modus operandi de la gravitación. Considerando que el universo, en su estado presente, está colapsándose y es resultado de la interrupción de un proceso difusivo con origen en un centro material (19); equiparando tal proceso con el de irradiación desde un foco luminoso -y es fácil demostrar que la irradiación obedece a la ley de la inversa de los cuadrados; asumiendo, por último, que “la concentración, en el retorno, se produce exactamente como sabemos se produce la fuerza de la gravitación” (20), Poe revela la naturaleza de la gravedad siguiendo una vía que Newton, Laplace e incluso Leibniz se habían negado a transitar: su inmersión en un contexto explicativo más amplio. Antes de la relatividad einsteiniana, tal contexto debía ser de neto sesgo metafísico. Digamos también que, si Laplace había a conciencia prescindido de Dios —“esa hipótesis”— en su explicación cosmogónica, Poe va a introducirla desde el principio: la irradiación desde la primigenia unidad material creada por obra de la voluntad de Dios y extraída de su espíritu o de la nada: he aquí el gran comienzo; y en aquella primigenia unidad “se halla la causa secundaria de todas las cosas, junto con el germen de su aniquilación inevitable” (21). Como hemos dicho, el universo de Poe es uno en estado de retorno, de colapso permanente dirigido hacia un ubicuo centro primordial (22), y es en este sentido en que puede hablarse de una direccionalidad de índole no termodinámica en su construcción. El universo de Clausius, expresado en términos de calderas y pistones, de energía y calor, avanza inexorablemente hacia un estado de máximo desorden; el de Poe concluye con la reunión última de los átomos en el primigenio nido, en esa fusión en la unidad elemental que les diera origen a través de un proceso de diversificación. No existe desorden posible en lo que es intrínsecamente simple, tal como, según Poe, lo es la primera unidad material hacia la que tiende el universo en su progresiva contracción. La muerte térmica es corolario del modelo de Clausius. En Poe, la coalescencia final del universo, si bien una fusión en el “corazón de Dios”, no puede significar otra cosa que la aniquilación, la desaparición en esa incomprensible nada que es la unidad divina: “Al sumirse en la unidad (el universo) se sumirá a un tiempo en esa nada que para toda percepción finita debe ser unidad, en esa nada material, la única desde la cual podemos concebir que ha sido evocada, creada por la volición de Dios” (23). No obstante, un nuevo proceso de diferenciación puede continuar a la fusión final. Tendremos ocasión de regresar sobre este punto más adelante, cuando mencionemos el sistema físico de los estoicos. Los párrafos anteriores dejen quizás en el lector la impresión de que Eureka es una exposición más o menos bizarra de unos prejuicios metafísicos que circulan gracias al lubricante vehículo provisto por el lenguaje científico de la época. Nada de eso. La arquitectura de la obra de Poe, de frondoso eclecticismo, reúne ciertamente en sus líneas un amasijo de ideas científicas, preconceptos, ilusiones, metafísicas, epistemologías e ingenuidades, pero la reunión de esos elementos disímiles hace melodía digna de ser escuchada: Eureka es una obra de arte. Así la convicción del propio autor, quien dirige su obra, en el primer párrafo del prefacio, “...a los que sienten más que a los que piensan, a los soñadores y a los que depositan su fe en los sueños como únicas realidades, ofrezco este Libro de Verdades, no como Anunciador de Verdad, sino por la Belleza que en su verdad abunda, haciéndola verdadera. A ellos presento esta composición sólo como un Producto de Arte, como una Novela o, si no es una pretensión demasiado elevada, como un Poema”. El análisis verso a verso de un poema lo deshace; si había música en el conjunto, lo descompone en estridente espectro; si unos contrastes marcaban ritmo o armonía, también éstos vuelan desperdigados. ¿Y qué clase de síntesis podrá luego volver a reunir los trozos así dispersos? En la línea final del prefacio de Eureka, Poe insiste en su deseo de que la obra sea comprendida como un poema (“...it is as a Poem only that I wish this work to be judged after I am dead”): un extenso poema acerca de la génesis del universo y de la vida. Ello no ha impedido que los contenidos científicos de Eureka hayan sido objeto de diversos estudios y valoraciones. Científicos de la talla de A. Einstein y A. Eddington conocieron la obra y, quién sabe, pudieron extraer alguna línea iluminadora de su lectura (24). Un análisis reciente del modelo cosmológico de universo que resume el poema de Poe se encuentra en [A. Cappi, Edgar Allan Poe’s physical cosmology, Quarterly Journal of the Royal Astronomical Society 35, (1994), 177-203] (25). Abandonamos ahora estas cuestiones generales para ocuparnos de nuestro asunto central: la concepción del infinito que deja traslucir Eureka. 3. “That merest of words...” Señalábamos, en la sección anterior, el eclecticismo de la arquitectura de Eureka. Asimismo, destacábamos la existencia en la obra de un hilo conductor, delgado como una melodía. Digamos ahora que este hilo se desenvuelve anudando y conectando entre sí los diversísimos elementos conceptuales que la nutren, permitiendo el desarrollo de una característica fundamental: su inteligibilidad. “Now, distinctness —intelligibility, at all points, is a primary feature of my general design...”, escribe Poe. Inteligibilidad de la construcción conceptual en primer lugar, puesto que para Poe no existen temas abstrusos per se: si se gradúan convenientemente los niveles en la exposición, si, por así decirlo, la altura de los peldaños se adecua a la potencia de las piernas, entonces todos ellos exhibirán parecida facilidad de comprensión, y sólo debido a la falta de alguno “aquí y allá, por descuido, en nuestro camino hacia el cálculo diferencial, este último no es tan sencillo como un soneto de Mr. Solomon Seesaw” (26). Inteligibilidad del universo mismo en el segundo, pues para Poe resulta posible una descomposición de esta compleja entidad en términos muy simples, elementales, que pueden luego reorganizarse para describirla y también —enormísima fe compartida con Leibniz— explicarla. La correspondencia establecida, de corte idealista, tiene sus flagrantes consecuencias: si no hay vacío posible entre los conceptos, o bien, si la graduación del salto entre las ideas puede ajustarse a voluntad, entonces tampoco puede haberlos en el universo. Una especie de continuidad prevalece... por lo menos en primera aproximación, pues si el universo descrito en Eureka no admite vacíos insalvables, aceptamos ahora con ironía el hecho de que pueda sobrevenirnos cierto cansancio mental con aquella “iteración de detalle” (iteration in detail) que Poe nos propone; esto es, con el duro trabajo de “adecuar los peldaños”, de rellenar de sentido los vacíos, que viene a limitar, en la práctica, nuestro entendimiento. Entre aquellos términos elementales, apropiados para establecer un punto de partida, Poe sitúa la idea del infinito (27). La palabra “infinito” es recurrente en el poema, pero sólo dos o tres fragmentos en toda la obra los dedica Poe al asunto en particular. De entre ellos, el primero es, con mucho, el más extendido y sugestivo. Citemos in extenso su primer párrafo. “Comencemos en seguida con la más simple de las palabras (‘that merest of words’): ‘Infinito’. Ésta, como ‘Dios’, ‘espíritu’ y algunas expresiones que tienen equivalentes en todas las lenguas, en modo alguno es expresión de una idea, sino un esfuerzo hacia ella. Representa un intento posible hacia una concepción imposible. El hombre necesitaba un término para indicar la dirección de ese esfuerzo, la nube tras la cual se halla, por siempre invisible, el objeto de esa tentativa. En fin, se requería una palabra por medio de la cual un hombre pudiera ponerse en relación, de inmediato, con otro hombre y con cierta tendencia del intelecto humano. De esta exigencia surgió la palabra ‘infinito’, la cual no representa, pues, sino el pensamiento de un pensamiento”. Buscando aclarar la naturaleza de la palabra “infinito”, Poe establece una comparación con otras que comparten su estatus: “Dios”, “espíritu”. Los términos de tal comparación no son casuales: la asimilación entre la idea de Dios y aquella otra de “Ser infinito” tiene una larga historia que visiblemente hunde raíces en las concepciones de algunos de los presocráticos y se ramifica, después, en la tradición dialéctica del cristianismo (28). En su Proslogion, San Anselmo (1033-1109), piensa a Dios como “algo tal que no puede concebirse nada mayor”. Gaunilón, monje de Marmoutier muerto en 1083, se pregunta en su Defensa del insensato cómo podría uno pensar a Dios. De hecho, a Dios no se lo conoce en sí mismo y no puede conjeturarse nada a partir de algo semejante a Él, pues nada se le asemeja; ninguna noción genérica es de utilidad en este caso: cuando se escucha nombrar a “un ser mayor que todo lo que puede pensarse”, en último término no se piensa más que en una palabra, la cual no tiene en absoluto posibilidades de hacer concebir la verdad de la cosa (29). Promediando el siglo XIX, Poe ve en la idea de infinito una tendencia del intelecto humano, una cuyo objeto permanece por siempre inalcanzable. Es, no obstante, claro, que la sola consideración de un “objeto” hacia cuya concepción apunta el intelecto establece un contexto aproximativo, lógicamente inapropiado, insuficiente para contener la idea que busca expresarse. De hecho, veremos que Poe ni acepta la existencia de tal objeto ni tampoco cree necesitarla para edificar su universo. Luego de presentar su idea general del infinito, Poe continúa ocupándose de la noción de infinito espacial: es este puente tendido entre el infinito conceptual y el universo material lo que concretamente interesa en una cosmogonía de presupuestos racionalistas. A propósito critica entonces la concepción de un espacio infinito (sostenida por “even profound thinkers”, nos dice) basada en el argumento de que mayor dificultad presenta aquella otra concepción de uno limitado, finito (30). Al respecto, afirma que “El subterfugio se esconde en la palabra ‘dificultad’... Una tarea puede ser más o menos difícil; pero o es posible o es imposible; ahí no existen grados. Un hombre puede dar un salto de diez pies con menos dificultad que uno de veinte; pero la imposibilidad de su salto a la luna no es un ápice menor que la de saltar a Sirio”. Y prosigue así: “Puesto que todo esto es innegable; puesto que el espíritu debe elegir entre imposibilidades de concepción; puesto que una imposibilidad no puede ser mayor que otra, y puesto que, en consecuencia, no puede preferirse la una a la otra, los filósofos que sostienen en los terrenos mencionados no solo la idea humana de infinito, sino a causa de tal supuesta idea, la del infinito mismo, se empeñan francamente en demostrar que una cosa imposible es posible mostrando cómo esa otra cosa es también imposible. Esto, se dirá, es un desatino, y quizá lo sea; a decir verdad yo pienso que es un desatino notorio, pero renuncio a reclamarlo como propio” (31). Emergiendo rápidamente de un laberinto de ideas huecas, vemos luego a Poe calificar de argucias (“quibbles”) a esta clase de argumentaciones que “prueban en un caso la misma nada que demuestran en el otro”, para regresar, inmediatamente después, a la línea principal de su exposición: “Evidentemente, nadie supondrá que lucho aquí por sostener la absoluta imposibilidad de eso que intentamos expresar con la palabra ‘infinito’. Mi propósito no es sino mostrar la locura de intentar una prueba de lo infinito mismo, o aun de nuestra concepción de lo infinito, con cualquiera de los desatinados razonamientos que se emplean habitualmente”. También Galileo había sido crítico respecto del “modo que tenemos nosotros de discurrir con nuestro entendimiento finito acerca de los infinitos... asignándoles aquellos atributos que damos a las cosas finitas y limitadas; lo que reputo inconveniente, porque juzgo que estos atributos de prevalencia (maggioranza), subvalencia (minorità) e igualdad (equalità) no convienen a los infinitos, de los cuales no se puede decir que uno es mayor o menor o igual que otro” (32). Pero si Galileo advertía sobre el peligro de aplicar al infinito unos razonamientos mejor adaptados a la finitud (33), la crítica de Poe nos parece de muy otra índole, pues asevera terminantemente que “...en cuanto individuo me está permitido decir que no puedo concebir lo infinito, y estoy convencido de que ningún ser humano puede hacerlo. Un espíritu que no tenga una cabal autoconciencia, que no esté acostumbrado al análisis introspectivo de sus propias operaciones, se engañará a sí mismo con frecuencia, es cierto, suponiendo que ha elaborado la concepción de la cual hablamos. En el esfuerzo por crearla procedemos paso a paso, imaginamos punto tras punto; y en la medida que continuamos el esfuerzo puede decirse, en realidad, que tendemos a la formación de la idea propuesta, en tanto la fuerza de la impresión que en realidad concebimos está en razón del período durante el cual sostuvimos el esfuerzo mental. Pero en el acto de interrumpir el intento, de completar (así lo pensamos) la idea, de poner el toque final (así lo suponemos) a la concepción, derribamos de un golpe toda la trama de nuestra fantasía, descansando en algún punto último y en consecuencia definido. Sin embargo, dejamos de advertir este hecho a causa de la absoluta coincidencia, en el tiempo, entre la colocación del último punto y la cesación de nuestro pensamiento. Por otra parte, en el intento de formar la idea de un espacio limitado invertimos simplemente el proceso que implica la imposibilidad”. Quizá trasuntando a Aquiles persiguiendo a la tortuga, Poe evidencia en este bello pasaje de su poema una especie de cansancio eleático: el final del esfuerzo de ideación supone siempre un estadio último y la “fuerza de la impresión” (“strength of the impression”) que permanece en nuestra mente es proporcional a dicho esfuerzo, ni más ni menos. Este último estadio es el que marca un límite concreto y borra todo rastro de indefinición. Al precio de confundir el significado de “infinito” con el de “indefinido” Poe completa el argumento, pero nos sorprende la sugestiva relación que establece entre la “cesación del pensamiento” que ocurre una vez alcanzado aquel punto y la consecuente falta de conciencia de que la concepción había quedado inacabada: ¿no cabría concluir entonces que la idea de infinito actual pudiera provenir justamente de la interrupción del proceso mental de construcción del infinito potencial? Para Poe, la realidad del infinito actual o, mejor dicho, su irrealidad, aparece como supresión, como cesación de un proceso inductivo que realiza la mente. Si pensamos que la idea del infinito, ligada, como hemos visto, por Poe mismo, a la de Dios, es una de naturaleza esencialmente positiva, nos vuelve entonces a sorprender este cambio de signo a lo negativo contenido en la idea de infinito actual como emergente de la cesación de un proceso interno, sicológico. Finalizado este proceso, cualquiera que haya sido el resultado queda inmediatamente aniquilado cuando, intentando recuperar al objeto mismo a través del esfuerzo, tal vez analítico, de la memoria, debe la mente regresar sobre sus pasos: el objeto se convierte así en una entidad por siempre fantasmagórica cuya existencia resulta dudosa porque intermitente, discontinua. Acabamos de referirnos a la aristotélica distinción entre infinito actual e infinito potencial. Tampoco el filósofo griego había pensado que el infinito en acto fuese más que una posibilidad ideal, punto sobre el cual había argumentado copiosamente en el tercer libro de su Física. Para Aristóteles, “The infinite, then, exists in no other way, but in this way it does exist, potentially and by reduction. It exists fully in the sense in which we say ‘it is day’ or ‘it is the (Olympic) games’; and potentially as matter exists, not independently as what finite does” (34). El peso de los párrafos anteriores cargaba más al plano que diríamos conceptual, dialéctico o metafísico de la concepción que del infinito elabora nuestro autor. Insistamos, no obstante, en que Poe desea apoyar su construcción sobre esta clase de elementos y, por lo tanto, debe referirse no ya al “infinito” sino más bien al “espacio infinito”. En la cosmogonía de Poe, el mundo material limitado, finito, está sumergido en un espacio geométrico infinito (35). Veamos la manera en que Giordano Bruno, en su diálogo Del infinito universo e mondi editado en 1584, explica esta distinción entre mundo finito y universo infinito: “ELPINO.- Muy bien. Pero pasad, por favor, a otra cosa. Explicadme cómo diferenciáis el mundo del universo. ”FILOTEO.- La diferencia está muy divulgada fuera de la escuela peripatética. Los estoicos diferencian el mundo y el universo, porque el mundo es todo aquello que está lleno y consta de cuerpo sólido; el universo es no solamente el mundo, sino, además, el vacío, la carencia y el espacio exterior a aquél. Por eso dicen que el mundo es finito pero el universo infinito...” (36). Digamos de paso que se detectan en el sistema cosmológico de Poe otras características que pueden encontrarse en la física de los filósofos estoicos. Así la posible ciclicidad del proceso de creación y disolución del mundo (37). Así también esa visión vitalista explicitada en la línea final del poema (38), presente en la concepción cósmica de los estoicos (39). Ahora bien, Poe tiene plena conciencia del vacío existente entre el infinito conceptual y el infinito físico, espacial. Y va a rellenarlo con un mero acto de fe: “Creemos en un Dios”, nos dice; con lo que “Podemos creer o no en el espacio finito o infinito; pero nuestra creencia, en tales casos, merece en realidad el nombre de fe, y es una cosa completamente distinta de esa creencia particular, de esa creencia intelectual que presupone la concepción mental”. Y prosigue con uno de los más notables párrafos de la obra: “El hecho es que, tras la enunciación de cualquiera de esta clase de términos entre los cuales se encuentra la palabra ‘infinito’, clase que representa pensamientos de pensamientos, aquel que tiene derecho de decir que piensa se siente llamado, no a elaborar una concepción, sino simplemente a dirigir su visión mental hacia un punto dado del firmamento intelectual donde se encuentra una nebulosa que nunca se disipará. En realidad, no hace ningún esfuerzo por disiparla, pues con rápido instinto comprende, no sólo la imposibilidad, sino la inesencialidad con respecto a todo propósito humano, de su eliminación”. En un poema de extensión semejante a la de Eureka debe la tensión, por necesidad, alcanzar múltiples cimas. El pasaje anterior representa, sin lugar a dudas, una de ellas. El lenguaje figurado que refiere a las nebulosas se comprende cuando se recuerda que potentes telescopios habían empezado, en los días de Poe, a resolver las nebulosas en cúmulos estelares. Ciertas nebulosas del “firmamento intelectual” nunca podrán resolverse, materializarse, y a la par de la imposibilidad, subsiste el sentimiento de la inesencialidad, “con respecto a todo propósito humano”, de su resolución. Después de esta observación, las tensiones que sostienen la cuestión en alto disminuyen en intensidad, y se abre paso a una solución de compromiso como la que propone Poe al decidirse en favor de una concepción potencial y subjetiva, sicológica diríamos, del infinito espacial: “Se comprenderá ahora que, al usar la expresión ‘infinito espacial’, no pido al lector que elabore la imposible concepción de un infinito absoluto. Aludo simplemente a la mayor extensión concebida de espacio, dominio tenebroso y fluctuante que se encoge y se agranda según las vacilantes energías de la imaginación”. Tal como no interesaba a Euclides la concreta representación mental que cada uno hiciera de la extensión de una recta, tampoco interesa a Poe sujetar la concepción del infinito espacial a las “vacilantes energías de la imaginación”: es suficiente que, imaginando, podamos extender tal representación tanto como lo necesitemos. Así pues, el infinito en potencia resulta funcional, y si una vez más se impone la aristotélica irrealidad del infinito actual, ello de ninguna forma consigue impedir al autor el ulterior desarrollo de sus concepciones. Y es seguramente desviado preguntarnos ahora por cuál sea la concepción del infinito que obra en la mente de un idiota, o en la de un individuo genial; o si todo el edificio del poema temblará al compás vacilante de aquellas energías de la imaginación. Desde las investigaciones de J. Piaget tenemos noticia rigurosa de los procesos que operan evolutivamente en la constitución del pensamiento. Nociones como la del infinito actual son propias del pensamiento en su estadio final de abstracción y los procesos normativos del pensamiento encuentran correspondencia en una necesidad biológica de conservación y equilibrio autorregulado (40). Cuando Poe —recorriendo ya el cuarto final de su obra—, al igual que Giordano Bruno se enfrenta a la posibilidad de la existencia de una infinidad de universos, a más de regresar a sus iniciales presupuestos, nos habla del infinito como una inclinación característica (¿una tendencia equilibradora en el sentido biológico de Piaget?), tal vez una “monomanía”, del hombre: “El cerebro humano tiene una evidente inclinación hacia el infinito y acaricia el fantasma de esa idea. Parece anhelar con apasionado fervor esta imposible concepción con la esperanza de creer intelectualmente en ella una vez concebida. Lo que es general en toda la raza humana no puede ser considerado anormal, justificadamente, por ningún individuo; sin embargo, puede haber una clase de inteligencia superior en la cual la propensión humana (‘human bias’) aludida adquiera todo el carácter de una monomanía” (41). 4. Metáfora final No busque el lector resúmenes, ensayos de síntesis ni finales augustos o al gusto: no los encontrará en esta sección. La colección de notas que contienen los párrafos subsecuentes añadirá, esperamos, alguna coherente armonía gravitatoria al trabajo. Haré primero rápida referencia a la valoración que Poe hizo de su propia obra. Al año siguiente de la muerte de Virginia, Poe dirigió una carta a su suegra María Clemm conteniendo estas líneas: “No tengo deseos de vivir desde que escribí Eureka. No podría escribir nada más”. Exceptuando algunos poemas y cartas, efectivamente Poe no volvió a escribir obra alguna. El editor George Putnam recordaba así las circunstancias en que Poe le hubo propuesto la publicación de Eureka: “Sentándose frente a mi escritorio, y luego de mirarme durante un minuto con sus brillantes ojos, dijo por fin: ‘Soy Mr. Poe’. Como es natural, me sentí todo oídos y sinceramente interesado por el autor de El cuervo y El escarabajo de oro. ‘No sé realmente cómo empezar’, dijo el poeta tras una pausa. ‘Se trata de una cuestión importantísima’. Luego de otra pausa y temblando de excitación, empezó a decirme que la publicación que venía a proponer era de un interés fundamental. El descubrimiento de la gravitación por Newton resultaba una mera fruslería comparado con los descubrimientos revelados en su libro. Provocaría inmediatamente un interés tan universal e intenso, que el editor haría bien en abandonar todos sus restantes intereses y hacer de la obra el negocio de su vida. Bastaría para empezar una edición de cincuenta mil ejemplares, pero sería apenas suficiente. Ningún acontecimiento científico de la historia mundial se acercaba en importancia a las consecuencias que tendría la obra. Y todo esto y mucho más lo decía no irónicamente o bromeando, sino con intensa seriedad, pues clavaba en mí sus ojos como el Viejo Marinero... Por fin nos aventuramos a editar el libro, pero en vez de cincuenta mil tiramos quinientos ejemplares...” (42). El nervioso entusiasmo del autor que, según el testimonio de Putnam, siguió a la finalización de su trabajo; las palabras en la carta a Mrs. Clemm; aquellas otras de tono místico incluidas en el prefacio de la obra: “What I here propound is true —therefore it can not die— or if by any means it be now trodden down so that it die, it will “rise again to the Life Everlasting’ ”; todo esto —digámoslo de paso— abona nuestra conjetura acerca de los pensamientos alumbrados por el poeta tendido en el camastro del Washington College Hospital. No obstante, sólo una idea puede convencernos de que la gratuidad de la conjetura no era tal: sirvió para tensar la cuerda del discurso y dispararnos junto con él hasta estas líneas. Una constatación final: las “causas” que, en opinión de diversos personajes y en relación a la muerte de Edgar Allan Poe hemos expuesto en la introducción, no se excluyen mutuamente. En efecto, he aquí cómo pueden hacerse confluir en un relato único: pocos días, no más de dos, después de su desembarco en Baltimore el 28 de septiembre de 1849, Edgar Allan Poe asiste a aquella fiesta de cumpleaños; durante la fiesta entabla extraña relación con una dama y quiebra su promesa de no volver a beber. La dama resulta de algún modo ofendida. Sin demandar por la clase de injuria inferida, sencillamente suponemos que ha sido lo bastante grave como para que la mujer contrate a un matón, recomendando a éste dureza para con el ofensor. Es el 3 de octubre, día de elecciones en Baltimore, y el rufián —dispuesto habitualmente al servicio de unos señores demócratas— ha encontrado ya a Poe medio alcoholizado en esa taberna del Gunner’s Hall y se siente satisfecho luego de aplicarle juiciosa y certeramente unos golpes. Y la satisfacción es doble. Por una parte, el trabajo de golpear a un borracho no es difícil y le permite hacer gala de oficio: los golpes no dejan seña visible; por la otra, ha conseguido sumar a la causa de sus patrones el voto inconsciente de un ciudadano. Lo vemos luego a Snodgrass ir en auxilio de su amigo para conducirlo en carruaje al hospital. Lo vemos al doctor Moran recibir al paciente en el hospital, sin poder, luego de los normales exámenes, discernir apropiadamente una causa entre las causas. Mentirosamente coherente, el relato anterior nos confronta una vez más con la misma problemática realidad: la aparición del universo y la muerte de Poe, ambos son eventos prácticamente irrepetibles. No dejamos de percibir que a la irrepetibilidad de la muerte de Poe le corresponde una escala temporal notablemente más pequeña; pero haciendo caso omiso de esta diferencia, podremos cómodamente representar los problemas epistemológicos que enfrenta la cosmología mediante aquellos otros que hemos encontrado cuando intentábamos reconstruir los días finales de nuestro autor. Refuerza esta afirmación la lectura del párrafo siguiente: “For over 150 years, legions of scholars, literary people, journalists and general Poe devotees have tried to capture Poe’s complex personality and enshrine it forever in paper and ink. They have exhaustively chased every conceivable source to fill in the details of his life. Every person who met Poe (or was willing to claim so), and was still alive after 1875, was coerced to recall any scrap of fact or insight, no matter how trivial or vague. After these people had passed on, their children and even grandchildren were asked to repeat anything they had heard about Poe. From this mass of disjointed and often contradictory information, Poe’s biography has been crafted, each generation relying heavily on the work of prior biographers, themselves often happy to steal from their competitors without so much as a footnote. Every letter he wrote, every note he jotted on a piece of paper, every photograph, every newspaper or magazine article, every building, stick of wood or piece of bric-a-brac with a Poe association was duly collected, catalogued and interpreted — but Poe himself has fooled us all and remains to this day an elusive quarry” (43). Vayamos ahora algo más lejos e interpretemos el pasaje anterior en sentido metafórico. O si no, como si de un juego se tratara, modifiquemos algunas de sus palabras: leamos “universe” donde dice “Poe”, “characteristic” donde dice “personality”, “evolution” en lugar de “life”...; una vez completado el juego nos quedaremos con un enunciado acerca del tamaño de nuestras incertidumbres alrededor del cosmos. Con el peso metafísico de sus presupuestos, descansando como lo hace en cierto poético solipsismo, la representación del universo que Poe pergeñó en la última de sus obras no ha resistido, ni siquiera en su época, la crítica científicamente orientada pero, como hemos subrayado repetidamente en un contexto quizá menos general, la comprensión de las complejidades relacionadas con el más nimio de los hechos puede resultar una tarea que excede nuestras posibilidades cognoscitivas. Una acendrada tradición nos deja todavía los recursos de la ambigüedad y de la transposición, de la metáfora. En esta tradición abrevó necesariamente Edgar Allan Poe cuando escribía Eureka. Agradecimientos: La referencia al trabajo de Drake y Kowal citado en la nota 14 me ha sido facilitada por Giulio Peruzzi. Jorge Flamini me acercó el texto de la conferencia de D. Hilbert citado en la nota 30. De no existir el honesto sitio web de la E. A. Poe Society of Baltimore, hubiera debido abordar de manera bien distinta la escritura de este trabajo. Para todos ellos, personas e instituciones, mi sincero agradecimiento. Notas 1. El texto digitalizado y completo de los obituarios de Griswold, firmados con el seudónimo “Ludwig”, puede leerse en el muy recomendable sitio web de la E. A. Poe Society of Baltimore (sin obligación de adquirir una “T-shirt” que reproduzca el rostro de Poe). http://www.lfchosting.com/eapoe. 2. El historiador y filólogo italiano Carlo Izzo refiere el origen de la enemistad entre Poe y Rufus Witold Griswold en los siguientes términos: ”Edgar Poe no era buen amigo de sí mismo: un artículo envenenado contra el reverendo Rufus Griswold, autor de una antología poética en la que Poe creyó que no estaba dignamente representado, tuvo por resultado una enemistad que se prolongó más allá de la muerte de este último”. Poe y su “literary executioner” Griswold tuvieron, desde luego, la oportunidad de cultivar su enemistad durante largos años. La entera lectura del artículo de Izzo sobre Poe en págs. 185-196 de [C. Izzo, La literatura norteamericana, Trad. de A. Dabini, Losada, Buenos Aires, 1971] nos deja cierta impresión de incomprensiva parcialidad en su presentación de la vida y obra del poeta. El artículo [G. Washington Eveleth, Poe and his biographer, Griswold, Old Guard, New York, June 1866, 353-358] (versión electrónica disponible en el sitio web indicado en la nota 1), escrito más de un siglo antes, parece más equilibrado en su exposición de la ríspida relación que vinculó a los dos hombres. 3. Cfr. el comienzo del artículo [M. E. Wilmer, Another view of Edgar A. Poe, Beadle’s Monthly, April 1867, 385-386] (disponible en el sitio web indicado en la nota 1). En su libro, titulado A Third Gallery of Portraits, Gilfillan alumbraba frases como “Poe had Satan substituted for soul” y otras de tono similar. 4. Véanse el comentario al final del artículo del doctor Snodgrass y el artículo titulado Poe’s Death en la página web de la E. A. Poe Society of Baltimore. 5. El artículo completo [E. Oakes Smith, Autobiographical Notes: Edgar Allan Poe, Beadle’s Monthly, February 1867, pp. 147-156] se puede leer en la mencionada página web. 6. De [J. A. Harrison, New glimpses of Poe (III), The Independent, September 20, 1900, vol. LII, No. 2701, 2259-2261], con versión electrónica en el sitio web indicado. 7. Nos referimos a [E. Allan Poe, Historias extraordinarias, Bruguera, 6ª ed., Barcelona, 1974]. 8. En el sitio web señalado pueden rastrearse cómodamente las percepciones de muchos otros sobre las particulares circunstancias de la vida y la muerte del poeta. Contribuyen con testimonios de primera agua el editor Nathaniel Parker Willis [N. P. Willis, Death of Edgar A. Poe, Works of the Late Edgar Allan Poe, Vol. I, 1850, xiv-xx] y la señorita Susan A. T. Weiss [S. A. T. Weiss, Last days of Edgar A. Poe, Scribner’s Magazine, March 1878, 707-716]. Los artículos de síntesis que aparecen en el mismo sitio bajo los títulos Poe’s Death, Poe’s Problematic Biography y Poe, Drugs and Alcohol ayudan a ganar una visión de conjunto. 9. El relato que hizo Moran de los acontecimientos vinculados con la muerte de Poe fue creciendo en volumen y enriqueciéndose en contenido con los años. Se recuerda cómo el médico, hacia el final de su vida, conferenció abundantemente sobre los últimos días del poeta. Cfr. el artículo titulado Church Hospital en el sitio web de la E. A. Poe Society of Baltimore. 10. Acumulación de sangre en la excelente víscera es eso que tal vez llegue a experimentar el candoroso lector luego de finalizar la lectura del presente artículo, sin que por ello deba esperar un repentino final, por supuesto. El “registro oficial” que mencionamos es un artículo aparecido en el Baltimore Clipper: no se exigían certificados de defunción en esa época en Baltimore. 11. Sólo he podido acceder a la lectura del elogioso reporte sobre la conferencia que, firmado por John J. Hopkins, apareció el día después en el Evening Express de Nueva York. El reporte puede leerse en la mencionada página web. Sabemos que Poe se había declarado para nada satisfecho con esos reportes expresando que “all absurdely misrepresented” el contenido de su conferencia (Cfr. [P. C. Page, Poe, Empedocles, and Intuition in Eureka, Poe Studies, XI, 2, Dec. 1978, 21-26]). 12. Citado por J. Cortázar en el prólogo de su traducción española de Eureka [Alianza, Col. El Libro de Bolsillo, Primera ed., 1972]. Toda vez que un fragmento del poema es citado en el texto en su versión española, se toma de la traducción de Cortázar, de notable fidelidad y armoniosa precisión (a diferencia de mucha de la información que contiene el Prólogo, cuya escritura estuvo visiblemente influida por las parcialidades interpretativas de Hervey Allen). El original inglés está disponible en el sitio web de la E. A. Poe Society of Baltimore. La cita de Hervey Allen (1889-1949) presumiblemente pertenece al estudio biográfico [H. Allen, Israfel: The Life and Times of Edgar Allan Poe, 1926]. 13. El escritor Robert Bloch (autor de Psycho, aquella novela con gran suceso llevada al cine por A. Hitchock en 1960), comparando en un artículo aparecido en la revista Ambrosia [R. Bloch, Poe & Lovecraft, Ambrosia Nr. 2, Aug., (1973)] las personalidades de Poe y Lovecraft, afirma que “Both Poe and Lovecraft were acute observers of the scientific and pseudo-scientific developments of their respective days, and both men utilized the latest theories and discoveries in their writings”. Esperamos haber aportado debajo algunos elementos que permiten comprender cómo esta afirmación, al menos en el caso de E. A. Poe, debe ser disminuida en su alcance y generalidad: de la lectura de Eureka no se desprende, por ejemplo, una especial agudeza en la percepción, por parte de su autor, de los avances en el entendimiento de los fenómenos electromagnéticos o termodinámicos habidos en su tiempo. 14. Marginalmente recordemos que el 28 de enero de 1613, cuando observaba con su ojo y su telescopio a Júpiter y sus satélites, Galileo alcanzó a distinguir dos cuerpos celestes más allá del enorme planeta. En sus anotaciones registró a estos cuerpos como “stelle fisse” (“estrellas fijas”) y les dio los nombres convencionales de “a” y “b”. El gran estudioso de Galileo Stillman Drake junto al astrónomo Charles Kowal han reconstruido el cielo visible aquel día concluyendo que una de aquellas estrellas fijas era el planeta Neptuno (leemos esta información en [T. Regge, G. Peruzzi, Spazio, Tempo e Universo. Passato, presente e futuro della teoria della relatività, UTET, Torino, 2003], nota 13 de pág. 140. El mencionado trabajo de Drake y Kowal se resume en [S. Drake, C. T. Kowal, Galileo’s sighting of Neptune, Scientific American, 243 Nº 6, (1980), 74-81]). 15. Pero su tratado A Treatise on Electricity and Magnetism apareció recién en 1873. 16. Por ejemplo, Poe refiere a la “electricidad” no sólo las “apariencias físicas” (fenómenos) de la luz, el magnetismo y el calor, sino también las de la vitalidad, la conciencia y el pensamiento (cfr. págs. 40-41 en la traducción de Cortázar). 17. Cfr. pág. 40 en la traducción de Cortázar. Es aparente que Poe consiguió captar sólo las manifestaciones más externas de la interacción electromagnética. 18. La similitud entre el sistema de Poe y el de Empédocles ha sido reconocida y razonablemente argumentada en el artículo de Peter C. Page mencionado en la nota 11. Es notoria, sin embargo, la identificación conceptual que hace Poe entre la materia y la dualidad atracción-repulsión: “...siendo innegablemente la atracción y la repulsión las únicas propiedades por las cuales la materia se manifiesta al espíritu, estamos justificados al suponer que la materia existe sólo como atracción y repulsión; en otras palabras, que la atracción y la repulsión son la materia; no hay caso en el cual no podamos emplear el término materia y los términos atracción y repulsión juntos, como expresiones lógicas equivalentes y, por lo tanto, convertibles” (págs. 124-125 de la traducción de Cortázar, véase también pág. 41). Parece inapropiado suponer que la naturaleza de la abstracción (así como el modo en que ésta se expresa) que resume el pasaje anterior hubiera sido posible en los tiempos de Empédocles. 19. Tal centro es concebido como unidad absoluta (Dios), y no se le asigna significado espacial alguno. 20. El argumento completo, que incluye algunas sutilezas que preferimos dejar de lado en nuestra exposición, aparece en las págs. 50-58 de la traducción de Cortázar. 21. Pág. 16 en la traducción de Cortázar. 22. Y ello porque, según Poe, lo que fue unidad, y luego multiplicidad, lucha por recuperar su originaria condición: “...¿no es porque los átomos estuvieron, en alguna época remota, aun más juntos; no es porque en su origen y, en consecuencia, normalmente, fueron uno, que ahora, en todas las circunstancias, en todos los puntos, en todas las direcciones, mediante todas las maneras de acercamiento, en todas las relaciones y en todas las condiciones, luchan por retornar a esa unidad absoluta, independiente, incondicionada?” (pág. 46 en la traducción de Cortázar). 23. Pág. 125 en la traducción de Cortázar. 24. Sir Arthur Eddington, respondiendo al pedido de Arthur H. Quinn, biógrafo de Poe de entre los más autorizados [A. H. Quinn, Edgar Allan Poe. A critical biography, Appleton-Century-Croft, New York, 1941], se expidió por escrito sobre Eureka en una carta fechada el 29 de septiembre de 1940. El texto de la carta se encuentra disponible en el sitio de la E. A. Poe Society of Baltimore. La noticia de que Einstein leyó y apreció Eureka nos llega de manera indirecta: E. W. Carlson, en una conferencia dictada en 1978, durante el Fiftieth Annual Commemorative Program of the Poe Society, informa que, según el Coronel Richard Gimbel, Einstein fue fuertemente impresionado por la teoría del universo subyacente a la obra de Poe. Desde luego, la información en sí misma es absolutamente irrelevante. 25. El artículo digitalizado se encuentra en la web. Casi concluyendo su trabajo, Cappi se pregunta por qué motivo la cosmología de Poe ha sido tan sistemáticamente ignorada u olvidada y apunta luego razones, algunas de peso. Resulta también provechosa la lectura del “dossier” del mismo autor titulado Eureka: la cosmologia letteraria di Edgar Allan Poe, en el sitio www.torinoscienza.it. 26. Cfr. pág. 28 de la traducción de Cortázar. 27. Ya Aristóteles había adoptado esta posición cuando, en la cuarta parte del libro III de la Física, escribe: “Hence it is incumbent on the person who specializes in physics to discuss the infinite and inquire whether there is such a thing or not, and, if there is, what it is”. [Aristotle, Physics, III-4, Translated by R. P. Hardie and R. K. Gaye, in The Internet Classics, http://classics.mit.edu]. 28. Así lo explica Aristóteles en su Física cuando, mencionando a Anaximandro junto a la “majority of the physicists” (physicists = aquellos filósofos presocráticos que toman un principio físico como elemento explicativo fundamental), nos dice que “...they identify [the infinite] with the Divine, for it is ‘deathless and imperishable...’ ”. Para un criollo no suficientemente avisado, el ápeiron de Anaximandro puede no importar otra cosa más que un recado de lujo. Sin embargo, parece bien cierto que el filósofo jónico hizo del infinito (teñido de “indefinido”) el principio de todas las cosas. Cuando los filósofos eleáticos —empleando aquella absurda fórmula en la que P. Feyerabend reconoce el primer enunciado de un principio de conservación— postulan la realidad del Ser, la infinitud equivale a su unidad: si el Ser es uno, no puede ser finito, pues entonces contendría partes; inversamente, si no fuese uno, debe pues estar limitado por otro y no podría ser infinito. Apartándonos ahora de los antiguos, olvidándonos también de Agustín, de Tomás y de tantos otros, citemos a Descartes, quien elaborando alrededor de la naturaleza de la res infinita, declara que “No hay nada a lo que yo llame propiamente infinito salvo aquello para lo que no encuentro límite alguno en ningún sentido y, en esa acepción propia, solamente Dios es infinito”. Recordemos, por último, a Spinoza proponiendo en la primera parte de su Ética esta definición (Definición VI): “By God, I understand Being absolutely infinite, that is to say, substance consisting of infinite attributes, each one of which expresses eternal and infinite essence” [J. Wild (Ed.), Spinoza. Selections, Ch. Scribner’s Sons, New York, 1958, pg. 94-95]. 29. Cfr. el artículo sobre San Anselmo escrito por J. Jolivet para la Historia de la filosofía, Vol. 4, La filosofía medieval de Occidente, Siglo XXI, México, 1974. 30. A propósito, recordemos el encantador argumento de Lucrecio: “Well the existing universe is bounded in none of its dimensions; for then it must have had an outside. Again it is seen that there can be an outside of nothing, unless there be something beyond to bound it, so that that is seen, farther than the nature of this our sense does not follow the thing. Now since we must admit that there is nothing outside the sum, it has no outside, and therefore is without end and limit... Again if for the moment all existing space be held to be bounded, suppossing a man runs forward to its outside borders, and stands on the utmost verge and then throws a winged javelin, do you choose that when hurled with vigorous force it shall advance to the points to which it hast been sent and fly to a distance, or do you decide that something can get in its way and stop it?...”. [Lucretius, On the Nature of Things, Translated by H. A. J. Munro, in Encyclopaedia Britannica, Great Books 12, pgs. 12-13]. El argumento cae después de la observación de una superficie cerrada y compacta como la superficie de una esfera: la “finitud” (acotación) no implica necesariamente la existencia de un borde, de una frontera. En una conferencia sobre el infinito dictada el 4 de junio de 1925, durante un congreso de matemáticos organizado por la Westfälischen Mathematischen Gesellschaft en Münster, D. Hilbert expresa que: “Del hecho de que fuera de una porción de espacio hay presente todavía espacio, se deduce la ilimitación del espacio, pero de ningún modo su infinitud. Ilimitación y finitud no se excluyen mutuamente” (Cfr. el Apéndice VIII de [D. Hilbert, Fundamentos de la geometría, Trad. de F. Cebrian, Publicaciones del Instituto Jorje Juan de Matemática, Madrid, 1953]). Más explícito es B. Riemann cuando, en su Habilitationschrift de 1854, aclara que: “Quando si estendono le costruzioni spaziali all’incommesurabilmente grande, bisogna distinguere l’illimitato dall’infinito; l’uno appartiene alle relazioni d’estensione, l’altro alle relazioni metriche’ (Cfr. [B. Riemann, Sulle ipotesi che stanno alla base della geometria e altri scritti scientifici e filosofici, a cura di R. Pettoello, Bollati Boringhieri, Torino, 1994]). 31. Pág. 30 en la traducción de Cortázar. 32. El pasaje tan citado de Galileo (quien lo pone, desde luego, en boca del iluminado Salviati) pertenece a la Jornada Primera de sus Discorsi y ha sido extraído de G. Galilei, Diálogos acerca de dos nuevas ciencias, Trad. por J. San Román Villasante, Librería del Colegio, Buenos Aires, 1945, pág. 57. 33. Poe hace eco fiel a Galileo en otro de los pasajes de Eureka referidos al infinito: “...pues es una pura inepcia decir que una línea infinita es más larga o más corta que otra línea infinita, o que un número infinito es mayor o menor que otro número infinito” (pág. 67 en la traducción de J. Cortázar). 34. Aristotle, Physics, III-6, Translated by R. P. Hardie and R. K. Gaye, in The Internet Classics (http://classics.mit.edu). 35. “While based on undeniable metaphysical premises, Eureka give us a qualitative, but reasonable, Newtonian model of the Universe”, asevera A. Cappi en el artículo mencionado en la introducción. 36. Giordano Bruno, Sobre el infinito universo y los mundos, Trad. española de A. J. Cappelletti, Orbis, Madrid, 1984. La cita corresponde a un pasaje del diálogo segundo de la obra, pág. 85. 37. Si bien Poe enfatiza: “Repito entonces: intentemos comprender que el último de los globos desaparecerá instantáneamente y que sólo quedará Dios, único y total. ¿Pero vamos a detenernos aquí? De ninguna manera. Cabe concebir fácilmente que de la aglomeración y disolución universal puede resultar una serie nueva y quizá totalmente distinta de condiciones, otra creación e irradiación que vuelva sobre sí misma, otra acción y reacción de la Voluntad Divina [...]; que un nuevo universo irrumpe a la existencia y luego se hunde en la nada, a cada latido del corazón divino” (págs. 125-126 en la traducción de Cortázar), eliminando así de su concepción del universo cualquier vestigio de la apocatástasis estoica, la restauración de todas las cosas en cada nuevo ciclo. 38. “In the meantime bear in mind that all is Life -Life- Life within Life- the less within the greater, and all within the Spirit Divine”. 39. Cfr. el Cap. XI de [A. H. Armstrong, Introducción a la filosofía antigua, Trad. por C. A. Fayard, Eudeba, 5ª edición, Buenos Aires, 1983]. 40. Apoyamos estas líneas en [J. Piaget, Seis estudios de psicología, Seix Barral, 11ª edición, Barcelona, 1981] y [A. Nicolas, Jean Piaget, Breviarios del Fondo de Cultura Económica]. 41. Pág. 95 en la traducción de Cortázar. 42. Traducción que J. Cortázar hace del texto inglés tomado, seguramente, de la biografía escrita por H. Allen que se cita en el prólogo de su versión española de la obra (véase la nota 12). 43. La cita corresponde al pasaje inicial del artículo titulado Poe’s Problematic Biography en el sitio web de la E. A. Poe Society of Baltimore. ** Lucio R. Berrone berrone@fceia.unr.edu.ar Escritor, poeta y pintor argentino (Rosario, 1959). Licenciado en matemática (1988) y doctor en matemática (1994) por la Universidad Nacional de Rosario (UNR, http://www.unr.edu.ar), completa estudios posdoctorales en la Universidad de Nueva York (NYU, http://www.nyu.edu, 1995-96). Ha publicado artículos científicos en revistas especializadas, así como los libros Relatos marginales y autistas (narrativa, UNR Editora, 1992) y Pliegos de sobreagua (poesía, Editorial Magenta, 1994). Como artista plástico ha realizado muestras individuales en Argentina e Italia. Es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones y Técnicas (Conicet, http://www.conicet.gov.ar) y docente en la UNR. === Inés Arredondo: la convergencia de escrituras eróticas ================ === Armando Segura Morales ================================================ Toda profesión que se sigue por amor al cabo de algún tiempo parece estar conduciendo al vacío. Robert Musil 1. El camino literario de los vasos comunicantes La escritura de Inés Arredondo ocupa un lugar singular dentro de la producción literaria de los miembros de su generación. Desde la aparición de su primer libro de cuentos, La señal, los catorce textos ahí reunidos se someten a una unidad que paradójicamente se sostiene en la diversidad de sus temáticas. A juicio de Juan García Ponce la diversidad de los textos de Arredondo son “...la espléndida unidad interior de todos los verdaderos escritores, aquellos que persiguen en verdad sus temas, porque éstos se presentan como una necesidad ineludible en su relación con el mundo y son los que en realidad los conducen a la expresión y la literatura” (1). Inés Arredondo no se limita a contar únicamente una historia, deja en sus narraciones un verdadero sentido de la realidad, una auténtica concepción del mundo construido, un conocimiento exhaustivo de las relaciones que tejen sus personajes consigo mismos, con los demás y con las cosas. En palabras de García Ponce “...el argumento [en los textos de Inés Arredondo], no es nunca el fin, sino el medio del que se vale la artista para hacer encarnar sus temas” (2). En esta diversidad de temáticas —y de personajes— es donde quiero poner el acento. Para ello me acercaré a la narrativa de Inés Arredondo a través de una lectura, de lo sagrado y lo erótico. La temática de lo sagrado aparece en su producción literaria como una constante dialéctica (3) que acepta la lucha entre el bien y el mal, lo puro y lo impuro; a veces cohabitando en un mismo espacio, en un mismo cuerpo, difícilmente diferenciado; otras veces se hace visible, como un fenómeno claramente reconocible que oscila entre lo deseado y lo prohibido. Sí lo sagrado es una de las constantes en la narrativa de Inés Arredondo —quizá la más importante—, “ésta es una forma de aprehender el mundo y revelarlo” (4). Lo sagrado funciona en los personajes arredondianos, como un puerto al que forzosamente tienen que llegar. Es durante su periplo que sufrirán una serie de transformaciones —a veces determinantes— que los arrojarán al final del camino revestidos con una serie de experiencias a cuestas en donde a veces se mantendrán puros; otras, dudarán de ello, o incluso, se evidenciarán y se sacralizarán en su impureza. En este maravilloso mundo contradictorio, los personajes mismos nos llevan a la paradoja temática: lo erótico-sagrado. El tema se encuentra en ellos mismos, impregnado, cohabitando, como vasos comunicantes de eventos aparentemente distintos; esperando la mirada indiscreta del lector que indudablemente desentrañará, develará, los secretos del misterio. Durante las siguientes líneas me ocuparé del tema de lo erótico en la narrativa de Arredondo, desde luego, siempre vista en íntima relación con lo sagrado. Para ello tomaré dos cuentos de la escritora sinaloense: “Estío” y “Sombra entre sombras”; el primero pertenece a La señal, en tanto el último de ellos es de la colección de relatos intitulada Los espejos. Antes de iniciar nuestro periplo es necesario precisar algunas consideraciones contextuales con respecto a la escritora y su generación. En la obra intitulada Luna menguante. Vida y obra de Inés Arredondo, Claudia Albarrán logra reunir análisis y revelación literaria, conjuntado con datos biográficos, todo ello en una misma obra. Sin embargo, no me detendré a enumerar la vida de nuestra autora, únicamente tomaré algunos momentos que considero trascendentes para explicar, por un lado, las influencias de la generación de Arredondo, y por el otro, los pasajes de su vida que de una forma u otra marcaron el rumbo literario de la escritora sinaloense. 2. La generación de la Casa del Lago: una elección en la vida Elegir la infancia es, en nuestra época, una manera de buscar la verdad, por lo menos una verdad parcial. Inés Arredondo. Inés Amelia Camelo Arredondo muere en la Ciudad de México a la edad de 61 años. Deja treinta y cuatro cuentos, repartidos en tres títulos: La señal, Río subterráneo y Los espejos, además de un estudio profundo sobre Jorge Cuesta, y algunos ensayos, notas y artículos. Inés Arredondo fue una escritora que, artísticamente, supo elegir en la vida. Al respecto, Juan García Ponce apunta: “eligió la soledad y la obra escueta en lugar de la producción prolífica y la algarabía de la socialité literaria de nuestro país” (5). Dicha elección marcó e influyó profundamente en la cuentística de la autora; sin embargo, tal y como lo mencioné líneas arriba, únicamente comentaré aquellos datos que considere estrictamente necesarios. Uno de ellos, sin duda alguna, fue su relación con los miembros de su generación. Inés Arredondo pertenece a la generación denominada grupo de La Casa del Lago y participó en La Revista Mexicana de Literatura, integrada por escritores como Juan García Ponce, Salvador Elizondo, Huberto Batis, Juan Vicente Melo y José de la Colina, entre otros. El mérito de este grupo consistió, en que no sólo produjo una obra creativa propia, también irrumpió en el terreno de la labor crítica sobre distintos campos artísticos (cine, teatro, literatura, pintura, etc.) y, de igual manera, en el campo de la traducción. Para Claudia Albarrán, la labor de este grupo “abrió nuevos caminos a la literatura mexicana, a sus posibilidades temáticas y estilísticas, y a una concepción del quehacer literario basada, fundamentalmente, en las nociones de calidad y universalidad” (6). En síntesis, se puede decir que los miembros de la generación a la que Inés Arredondo perteneció no sólo compartieron los mismos intereses y anhelos, sino también asistieron a la idea de una misma vocación crítica y una decidida voluntad de hacer —lo que les permitió establecer fructíferos canales de comunicación y las bases de una larga amistad que, más tarde, daría como resultado su constitución como grupo. Junto a esos intereses y voluntades afines, existió también una serie de instituciones y publicaciones literarias que, en gran medida, promoverían y facilitarían su integración. 3. Una lectura de lo erótico a dos textos de Inés Arredondo (...) y mañana tal vez no correrá ya el tiempo por esta misma orilla donde hoy nos interrumpe. Y el corazón así no podrá saber nunca si hubiera preferido a uno que es otro, al uno que se queda en la otra orilla desde donde le llaman con voces fantasmales. Tomás Segovia Estío El primero de los dos textos al cual me referiré lleva por título “Estío”. El cuento empieza en una huerta en donde una mujer madura contempla a su hijo Román y al amigo de éste, Julio, quienes juegan voleibol a poca distancia. Julio y Román son estudiantes universitarios, Julio no tiene dinero para poder seguir en la universidad; su amigo lo invita a que se quede a vivir con él y con su madre, a fin de que continúe en la escuela. Los dos se divierten juntos, van a nadar y al cine. Lo importante del relato, y lo que a mí me interesa abordar, es el momento en que la narradora devela la fuerte atracción entre el invitado y la madre, que jamás llega a consumarse porque el muchacho descubre que, en realidad, la madre desea a su propio hijo y no a él. Julio se va de la casa, Román se va a estudiar a México y la mujer se queda sola. La historia se desarrolla durante un verano que corresponde a las vacaciones escolares. Comienza en un día lleno de sol y termina en una noche oscura y calurosa. A simple vista, la temática del incesto —que paradójicamente nunca llega a consumarse— es la que da unidad al relato; sin embargo, intentaré poner atención a los mecanismos que nos llevan a tocar los tópicos de lo erótico, estrechamente vinculado con lo sagrado, que a su vez se manifiesta en los textos a manera de vasos comunicantes, dando soporte y estructura a la temática del cuento. Aunque este relato no es totalmente erótico (ya mencioné que la temática se inclina más hacia el incesto), podemos encontrar indicios diluidos, actuando en un importante segundo plano. Desde el inicio del relato, la madre observa los cuerpos juveniles de su hijo y su amigo jugar voleibol. Se trata, entonces, de un día caluroso de verano en donde “se encuentran las interrelaciones entre naturaleza y cuerpo, la situación límite que casi lleva a la consumación de lo prohibido, la sensualidad producida por el contacto con la naturaleza tropical y la soledad que permea la existencia de la mujer” (7). Como si fuera una sinfonía erótica el relato poco a poco se va llenando de momentos sensuales —in crescendo—, funcionan como prolepsis que a través del lenguaje de los cuerpos, del temporal, de los objetos, de las insinuaciones, del juego velado, pautarán la llegada inaplazable del clímax. La búsqueda del “otro”, la alteridad que llevará a la protagonista a tratar de cruzar el umbral de lo prohibido, aunque solo sea en deseo y pensamiento, está fuertemente sostenido por la atracción que siente por su hijo (8). Todo ello se enmarca dentro de una atmósfera que se relaciona con lo agobiante del clima y el deseo que emana de los cuerpos, consecuencia directa del triángulo amoroso: a la vez que la madre desea a su hijo, el amigo de éste desea a la madre. La concatenación del deseo de los personajes, la estación del año y los objetos crean espacios de deseo y sensualidad, como si la intención de la autora consistiera en poner acento hiperbólico a la ya de por sí seductora estación del año: “El calor se metía al cuerpo por cada poro; la humedad era un vapor quemante que envolvía y aprisionaba, uniendo y aislando a la vez cada objeto sobre la tierra, una tierra que no se podía pisar con el pie desnudo” (9). Los sentidos entran en juego y en comunión con el estío, con el deseo, con la trasgresión, con la figura materna de lo sagrado. Bataille entiende lo sagrado como el acto de “...la continuidad del ser revelada a quienes prestan atención a un rito solemne, a la muerte de un ser discontinuo” (10). Dicha búsqueda de la continuidad de los cuerpos, y por ende del erotismo de los cuerpos, “tiene como fin alcanzar al ser en lo más íntimo, hasta el punto del desfallecimiento” (11). Sin embargo, dentro del relato en cuestión, la madre se reprime al ver la figura de Román: juvenil, seductora, volando sobre ella; “su cuerpo se estiró infinitamente y quedó suspendido en el salto que era un vuelo. Dorado en el sol, tersa su sombra sobre la arena. El cuerpo como un río fluía junto a mí, pero yo no podía tocarlo” (12). La ruta de lo erótico, de la trasgresión, del deseo, aflora y evoluciona con el desarrollo narrativo del cuento. Al respecto, la metáfora utilizada por Bataille, a fin de recrear la acción de continuidad en los cuerpos, equiparable a un “pertenecerse” de las olas del mar, en donde no encuentran su fin. La continuidad se asegura en el cuerpo de la otra ola; todo ello ejemplificaría éste relato. Ya al final del cuento, la protagonista percibe una noche distinta a la rutinaria: “aquella noche el aire era mucho más cargado y completamente diferente a todos los que había conocido hasta entonces” (13); presagio del encuentro con lo inevitable, inicio de la lucha entre lo puro y lo impuro, que, hasta entonces, cohabitaba en la misma casa, en la misma huerta, manifestándose a través del clima, de los objetos, para finalmente enfrentarse en una lucha dialéctica que arrojará a la protagonista al “salto mortal”, a la “revelación”, a la experiencia sagrada que la internará en la “otredad” (14). Como preludio al salto mortal, la protagonista se desnuda, sin protestar, sin razonar, igual que un animal enfermo que espera ser saneado por el prodigio de su propia naturaleza. Para Bataille “la desnudez se opone al estado cerrado, es decir, al estado de la existencia discontinua. Es un estado de comunicación, que revela un ir en pos de una continuidad posible del ser, más allá del repliegue sobre sí” (15). Tal vez de manera inconsciente, la protagonista se abre al encuentro de lo que parece inevitable, el deseo, de ella y de Julio se comunican y comparten el ritmo del pecho agitado que sube y baja incontrolable. Sin embargo, el encuentro de la pareja se disuelve por el acto fallido, por el sacrificio de Julio, por el pronunciamiento del nombre sagrado. Cito el momento in extenso: ...sentía su piel muy cerca de la mía. Nos quedamos frente a frente, como dos ciegos que pretenden mirarse a los ojos. Luego puso sus manos en mi espalda y se estremeció. Lentamente me atrajo hacía él y me envolvió en su gran ansiedad refrenada. Me empezó a besar, primero apenas, como distraído, y luego su beso se fue haciendo uno solo. Lo abracé con todas mis fuerzas, y fue entonces cuando sentí contra mis brazos y en mis manos latir los flancos, estremecerse la espalda. En medio de aquel beso único en mi soledad, de aquel vértigo blando, mis dedos tantearon el torso como árbol, y aquel cuerpo joven me pareció un río fluyendo igualmente secreto bajo el sol dorado y en la ceguera de la noche. Y pronuncié el nombre sagrado (16). La imagen del río que fluye, aplicada con anterioridad al deseo reprimido por Román, su hijo, se desboca al sentir el contacto del cuerpo de Julio; igualmente, la protagonista sublima el deseo pues ella está consciente de que el que la acompaña en la habitación es Julio y no Román. Finalmente, todo se resuelve con el sacrificio del deseo otorgado por el muchacho: “Julio se fue de nuestra casa muy pronto, seguramente odiándome, al menos eso espero” (17). De esta manera, la búsqueda del “otro”, que se encuentra en los límites de lo prohibido, representa la idea de trasgredir lo permisible por medio del incesto. De hecho, el único momento donde hay un acercamiento de los cuerpos, un erotismo real de los cuerpos, se encuentra en el pasaje citado (el encuentro de la mujer y Julio); sin embargo, el sacrificio del deseo de Julio, sustentado por la sublimación de la figura y presencia de Román, es el acto efectivo que permite a la mujer “seguir gozando de su pureza” y a la vez arrojarla a la soledad. Es decir, llega a la “otra orilla”, manteniéndose totalmente pura, como al inicio del cuento, pero con una experiencia interior que la convierte en “otra”. Sombra entre sombras Sombra entre sombras es un relato que sigue la línea de lo erótico y lo sagrado, al igual que el texto anterior. Sin embargo, el binomio puro-impuro, resulta aun mucho más evidente y por lo tanto más complejo, dando con ello una resolución que apunta justamente a la sacralización del mal, con todo y sus variantes: prácticas sadomasoquistas, rito placer-muerte, dolor-éxtasis, etcétera. La temática de la historia gira en torno a la pérdida de la inocencia de su protagonista: “Antes de conocer a Samuel era una mujer inocente, pero, ¿pura? No lo sé” (18). El deslinde entre lo inocente y lo puro se hace evidente; sin embargo, ambos se pertenecen mutuamente y se entrelazan a través de una serie de prácticas sexuales que llevan a la mujer a encontrar el placer erótico, el dolor, el autosacrificio, la tortura, como el camino que la conduce a un fin único: el éxtasis (19). Al respecto, Bataille apunta: “La respuesta al deseo erótico —así como al deseo, quizá más humano (menos físico), de la poesía y del éxtasis (pero ¿acaso existe una diferencia verdaderamente aprensible entre la poesía y el erotismo, o entre el erotismo y el éxtasis?)— es por el contrario un fin” (20). En este sentido, la búsqueda del fin que experimenta el personaje se relaciona íntimamente con la pasión que siente la protagonista por Samuel, la cual indudablemente la ciega de toda razón. La conciliación entre el placer y el dolor, lo puro y lo impuro, el deseo y sus límites, atraviesa por completo al relato. La primera gran impresión, y tal vez el éxodo de la serie de descubrimientos por los que atravesará la protagonista, se manifiestan después de su boda con Ermilo Paredes. Aunque hay que considerar que el hecho de aceptar a la fuerza un matrimonio con un hombre del que no se siente atracción, ni mucho menos se está enamorada, representan en sí una impresión no grata: Cuando se acercó a mí, le tiré con un tibor chino que encontré a mano. El tibor se rompió sobre su cabeza y rodó la corona. Comenzó a sangrar por la frente. Me asusté. —Adúltera, relapsa, hereje. Estás condenada a muerte —y sacó de entre sus ropas un verduguillo que vi resplandecer a la luz de las velas. Pero la sangre le cubrió los ojos. Pude llegar a la puerta: estaba cerrada con llave. Se limpió la cara con una sábana, y haciendo una tira con ella se envolvió la frente. —Esto sí me lo pagarás con sangre —gritó. Yo me quedé petrificada. Me alcanzó con una mano, pero rasgando el vestido pude zafarme, y así seguimos, él tratando de asirme con sus manos, con sus uñas, y yo huyendo, siempre huyendo. Hasta que me atrapó frente a la chimenea. Ambos estábamos jadeantes y nos quedamos mirando con odio. Luego me cogió fuertemente por el cuello y me obligó a ponerme de rodillas. —Aquí morirás —y para hacer mayor mi miedo, con el filo del verduguillo cortó todas las ropas por mi espalda y lo hundió en mi carne (21). El inicio del camino hacia el éxtasis, la búsqueda impostergable de la “otredad”, materializada en la figura de Samuel, llevan a la protagonista a un sin fin de experiencias sadomasoquistas-voyeuristas, perfectamente trianguladas, cuyo eje rector o centro es el deseo. Al respecto, Claudia Albarrán marca la similitud entre los protagonistas masculinos de Sombra entre sombras y otro texto, contenido en la misma colección, y que intitula Río subterráneo: En Sombra entre sombras sucede algo similar: el mirón no solamente es Samuel —quien, como Lótar, se encarga de suministrarle a Laura esa interminable lista de Ermilos sustitutos, al tiempo que disfruta del espectáculo—, sino el lector, espectador, que gracias a la crónica de Laura contempla (y participa) de manera activa en las escenas (...), así, mediante la evidente inclusión del tercero, Inés logra contemplar ese triángulo infernal que comenzó en La señal, cuando esa otra Laura (la de El membrillo) intentaba seducir a Miguel acercándole la fruta prohibida (22). Pero, volviendo al texto que nos ocupa, la trasgresión del mal coexiste con Laura y con la idea de la “inocencia perdida” que a su vez se sacraliza en la perversión, en la violencia, en lo impuro, regido fuertemente por la pasión. El triángulo sexual de la pareja y Samuel, deposita en cada participante diversos roles, a veces activo, otras pasivo, otras simplemente espectador o voyeur. Bataille apunta: “...con la actividad erótica (...) al participante masculino le corresponde, en principio, un papel activo; la parte femenina es pasiva. Y es esencialmente la parte pasiva, femenina, la que es disuelta como ser constituido” (23). Sin embargo, en el juego de la trasgresión de los límites contenidos en el relato en cuestión, los roles, se confunden e intercambian, dando paso a una rica gama de posibilidades que apuntan a reconocer como eje único el amor de Ermilo por su mujer y la pasión de ésta por Samuel. Al final de la historia, los ciclos parecen repetirse. La muerte de Ermilo posibilita a Samuel ocupar el lugar de éste y su rol, procurando “nuevos participantes del rito”, necesariamente jóvenes, que perpetuarán el éxtasis triangular de la historia: Ahora tengo setenta y dos años. Él apenas cincuenta y nueve. No tengo dientes, sólo puedo chupar y ya no hago nada para disimular mi edad, pero Samuel me ama, no hay duda de eso. Después de una bacanal en la que me descuartizan, me hieren, cumplen conmigo sus más abyectas y feroces fantasías, Samuel me mete a la cama y me mima con una ternura sin límites, me baña y me cuida como una cosa preciosa (24). La búsqueda del otro, el camino iluminado y señalado por el deseo erótico como posibilidad que a través de la literatura materializa los fantasmas internos que cohabitan en nosotros, lugar donde convergen las escrituras eróticas; se ponen al descubierto en las narraciones arredondianas, que más que sugerir “una posibilidad de vida” muestran el camino que nos lanzará —al que se atreva— a la revelación, a la otra orilla. Bibliografía • ARREDONDO, Inés, Obras completas, 3ª edición (1998). México, Siglo XXI. 356 p.p.. Serie Los Once Ríos. • ALBARRÁN, Claudia. Luna menguante. Vida y obra de Inés Arredondo. México, 2000, Juan Pablos/Conaculta. 262 págs. • AVENDAÑO-CHEN, Esther, Diálogo de voces en la narrativa de Inés Arredondo. Sinaloa, 2000, Difocur/Universidad de Occidente. 178 pp. Colección Río Subterráneo. • BATAILLE, Georges, El erotismo, 3ª edición (2002), España, Tusquets. 289 pp. Colección Ensayos, Nº 34. —, Las lágrimas de Eros, 3ª edición (2002), España, Tusquets. 266 pp. Colección Ensayos, Nº 33. • GARCÍA PONCE, Juan, Trazos. 2001, México, Nueva Imagen, 318 pp. Col. Grandes Autores. • PAZ, Octavio, El arco y la lira, 3ª edición, México, 1996, FCE. 305 pp. Hemerografía • ROSADO, Juan Antonio, “Erotismo, misticismo y arte”, en Sábado de unomásuno. México, 22 de septiembre de 2001. Notas 1. Juan García Ponce, “Inés Arredondo: La inocencia” en Trazos, p. 33. 2. Idem. Los corchetes son míos. 3. Aplicaré el término dialéctica de lo sagrado, tal y como lo entiende Roger Caillois: la interacción del binomio puro-impuro en donde llega un momento en que no solamente interactúan, se tocan, llegan incluso a coexistir. 4. Esther Avendaño-Chen, Diálogo de voces en la narrativa de Inés Arredondo, p. 17. 5. Citado por Rose Corral, “Inés Arredondo: la dialéctica de lo sagrado”. en Inés Arredondo. Obras completas, p. IX. 6. Claudia Albarrán. Luna menguante. Vida y obra de Inés Arredondo. p. 123. 7. Esther Avendaño... op. cit. p.p. 67-68. 8. La temática del incesto atrajo fuertemente a Inés Arredondo y a los miembros de su generación. Al respecto, Juan García Ponce encuentra en Thomas Mann el significado más profundo del incesto, aquel que “con mayor claridad puede llevarnos a penetrar en el misterio del destino humano”. Arredondo claramente se encuentra en la misma línea, en busca de un destino que ilumine su identidad, pero desde su propia y muy particular perspectiva, la cual mantiene no únicamente semejanzas, sino también diferencias con el resto de sus contemporáneos. García Ponce y Segovia consideran que el incesto entre hermanos es el más puro, puesto que representa una relación directa, anterior a la sociedad, mientras que padre y madre ya han sido contaminados por ella. En tanto, Inés Arredondo discrepa con esa postura y rescata en sus textos el incesto madre-hijo, tío-sobrina, padre-hija. 9. Inés Arredondo, “Estío” en Inés Arredondo. Obras completas, p. 13. 10. Georges Bataille, El erotismo, p. 27. 11. Idem, p. 22. 12. Inés Arredondo... op. cit. p. 15. 13. Íbid, p. 17. 14. Las ideas de “revelación, “salto mortal” y la experiencia de “la otredad” en los integrantes de la generación de Arredondo y en la misma escritora, son una influencia que proviene del capítulo intitulado “La revelación poética”, en El arco y la lira, de Octavio Paz. Al respecto Claudia Albarrán apunta: “...lejos de ser un objeto de contemplación, la poesía es un acto que, al igual que la religión y el erotismo, tiene que ser vivido por el autor y por el lector para que se logre la participación, el encuentro con ‘lo otro’, con ese ‘nuevo sagrado’, y cada uno alcance lo que los budistas llaman ‘la otra orilla’, que está dentro de nosotros mismos y que no es sino la ‘revelación’ de nuestra propia condición de ser. (...) el ‘salto mortal’ (metáfora del ingreso ‘a lo sagrado’) relativiza los contrarios y trastoca por completo los parámetros, los valores y las reglas que rigen al mundo profano...” (Claudia Albarrán... op. cit. p.p. 157-158). 15. Georges Bataille... op. cit. p. 22. 16. Inés Arredondo... op. cit. p.p. 17, 18. 17. Idem. P. 18. 18. Idem. P. 250. 19. En el artículo “Erotismo, misticismo y arte”, Juan Antonio Rosado aclara: “Desintegrarse o integrarse en la atemporal impersonalidad que produce el éxtasis —palabra que significa “estar fuera de sí”— se llega a convertir en deseo irreprimible”. (...) “Éxtasis significa también desplazamiento, cambio, delirio o incluso la excitación producida por bebidas” (Sábado de unomásuno, p. 10). 20. Georges Bataille, Las lágrimas de Eros, p. 36. 21. Inés Arredondo... op. cit. p. 256. 22. Claudia Albarrán, op. cit. p. 242. 23. El erotismo, p. 22. 24. Inés Arredondo... op. cit. p. 269. ** Armando Segura Morales prroust@yahoo.com.mx Docente mexicano (Ciudad de México, 1965). Enseña literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Ha publicado artículos en revistas del bachillerato universitario. === La habilidad lectora de los docentes Guillermo Sánchez-Moreno ==== (Nota del editor: entre el 10 y el 12 de julio se celebró en Lima el seminario-taller “Nuevas competencias y habilidades lectoras”, cuyos participantes intercambiaron ideas sobre temas como la lectura y la narración oral en la escuela, la lectura como vehículo para la comprensión, el mejoramiento de la competencia lectora y otros. El texto que presentamos a continuación es una de las conferencias de la jornada inaugural, y su autor es uno de los miembros fundadores del foro virtual que sobre estos temas fue creado para extender los alcances de la iniciativa a través de la red). Introducción Cuando hace algunos días el equipo de fútbol de Alemania ganó por penales al de Argentina, la prensa elogió al arquero alemán por atajar dos de los cuatro y casi detener los otros dos. También elogió a los jugadores que patearon contra el arco argentino por lo cerebrales que fueron. Lo que permitió este desempeño fueron las orientaciones al arquero alemán hechas por el suizo Urs Siegenthaler y el entrenamiento que planificó el técnico alemán Jürgen Klinsmann. El suizo entrenó al arquero haciéndole visionar videos tomados, desde hace dos años, que mostraban qué jugadores argentinos pateaban los penales y hacia dónde lo hacían: a la izquierda, a la derecha o al centro. Cuando se entregó al árbitro la nómina de los jugadores que los patearían, Siegenthaler escribió algo en un papel, llamó a Lehmann, el arquero alemán, y se lo entregó. Antes de que cada jugador argentino patease la pelota, él sacaba el papel, lo miraba y atajaba el tiro. El papel tenía escrito el número del jugador y hacia dónde tenía la costumbre de patear. Se dio información relevante y hubo lectura comprensiva de lo visionado y de las instrucciones escritas. El director técnico alemán Jürgen Klinsmann había obligado a todos los jugadores que podían patear penales a Argentina a que, antes del partido, disparasen con un arco y flechas a un blanco. Cuando le preguntaron la razón, dijo: “Es para los penales”. Cuando los jugadores alemanes los patearon, metieron cuatro. Fueron entrenados a concentrarse en un punto y dispararle, adquiriendo una extraordinaria coordinación oculopodal y un alto poder de concentración, para acertar. ¿Qué tiene que ver la comprensión lectora de los maestros con el Mundial de Fútbol? Lo mismo que tiene que ver un arco y una flecha con un partido de Alemania con Argentina. No es que los jugadores, por ser alemanes, fueran cerebrales, sino que fueron entrenados para esa situación. Y, con ello, lograron su objetivo. Los alemanes decidieron ganar este Mundial y por eso contrataron a expertos que abarcaron diversos campos y entrenaron a los jugadores en habilidades centrales para lograr su objetivo. Alemania eliminó a Argentina... por penales. Jürgen Klinsmann acertó a desarrollar las habilidades precisas, resistió las críticas y logró su objetivo. Alemania invirtió, en la preparación de su equipo de fútbol, diez millones de euros; con ellos no sólo pagó jugadores sino que contrató 30 expertos en diversos campos, que fue su equipo técnico, que iban desde visionar a los adversarios hasta disparar en un campo de tiro con arcos y flechas y desarrollar un biotipo extraordinario en los jugadores. Por eso, el resultado fue: terceros del mundo. La realidad institucional de la formación docente Nosotros tenemos más de 130.000 jóvenes estudiando para ser profesores en 358 institutos superiores pedagógicos y 31 escuelas superiores de formación artística, de las que 242 son privadas (239 ISP y 3 Esfa) y 147 son públicas (119 ISP y 28 Esfa). Por cada institución pública existen dos privadas. Además tenemos 54 facultades de educación con más de 102 filiales en todo el país, varias de ellas ofrecen cursos de educación a distancia los sábados y domingos. De este crecimiento inorgánico e irracional egresan anualmente 18.000 profesores titulados que el sistema educativo no necesita porque requiere sólo alrededor de 6.000, contando el sector público y el privado. Esta es una realidad que se necesita cambiar. Ante esta realidad el Ministerio de Educación tomó las medidas que la realidad exigía y ha logrado reducir gradualmente la matrícula de ingreso a los pedagógicos en 47% en los últimos tres años y cerrado 47 ISP. La universidad no hizo lo mismo: sólo 2 de las 54 facultades cerraron sus programas de pregrado y ninguna sus filiales. Además, el Poder Judicial, al admitir acciones de amparo para detener las necesarias medidas tomadas, ha facilitado la existencia de instituciones formadoras de docentes que, en no pocos casos, son una estafa pública. Alemania invirtió en la preparación de su equipo de fútbol, colocó los recursos donde planificadamente debía ponerlos, resistió las críticas y el Poder Judicial alemán no admitió acciones de amparo que impidiesen estas decisiones, por eso consiguió lo que se propuso. Si no logró estar en la final fue porque el director técnico italiano sabía que, si no se jugaba el todo por el todo en los minutos finales del tiempo suplementario y entraba a penales, la final era Francia vs. Alemania, y jugó todas sus cartas que le permitieron, en los dos últimos minutos, evitar los penales porque ya debía tener el suizo los videos de los italianos pateando penales, el papel de adónde pateaban y, los jugadores alemanes, la concentración del caso para convertirlos en gol. La lectura en el Perú El Perú no es aparentemente un país lector, a pesar de ocupar un alto puesto en el uso de la Internet. Tiene serias debilidades en la lectura en el nivel de la educación básica, como veremos más adelante, y en el nivel de la educación superior. No ha priorizado la atención y el uso de las bibliotecas aunque también es cierto que existe un despertar lector concretado en la campaña “Un Perú que lee, un país que cambia”, lanzada por el Ministerio de Educación, dentro del Programa Nacional de Emergencia Educativa, y en la inauguración de esta nueva sede de la Biblioteca Nacional del Perú. Algunos entienden por leer la posibilidad de decodificar el texto externo en el que se ha transmitido información; otros piensan que hay dos textos que entran en interacción: el texto del autor y el texto del lector, el que el lector tiene dentro de sí y, entonces se realiza un diálogo crítico; finalmente hay quienes piensan que tanto el lector como el autor generan en esta interrelación un texto diferente a los otros dos. En este caso, se construyen conocimientos a partir de los textos. De lo que se trata es de leer para construir conocimiento, pero también el leer por placer. La lectura es un vehículo para acceder al conocimiento y para compartirlo. Veamos qué nos dice la realidad lectora en el nivel de la educación básica. La realidad de la comprensión lectora en 2° de primaria en noviembre del 2004 Las últimas mediciones de comprensión lectora, que es la cuarta evaluación nacional que realiza la Unidad de Medición de la Calidad, fueron hechas a segundo y sexto de primaria en la segunda semana de noviembre del 2004. El área de comunicación tuvo dos pruebas: la de comprensión de textos y la de producción de ellos. El enfoque que se usó fue el comunicativo. Se trataba de que los estudiantes produjeran y comprendieran textos que respondían a distintas intenciones y que se encuentren enmarcados en situaciones comunicativas variadas. Dentro de este enfoque la lectura comprensiva no se reduce a un simple proceso de decodificación de palabras, frases y oraciones; de identificación de los significados de las palabras; y de reconocimiento de las estructuras gramaticales sino que también extrae la información que se necesita, la relaciona e integra para deducir las ideas implícitas y plantearse preguntas que inviten a reflexionar. Por eso las pruebas de comprensión de textos buscaron medir si se obtiene información implícita, si se hace inferencias a partir del texto leído y si se reflexiona y evalúa. Cada una de estas capacidades tenía sus desempeños asociados: la de obtener la información implícita trataba de ver si el niño identificaba las ideas expresadas en una, dos o más proposiciones y si identificaba secuencias. La de inferencias, si reconocía relaciones semánticas e identificaba referentes de distinto tipo, reconocía el significado de las palabras o expresiones a partir de lo leído, si reconocía el tema central y las ideas principales del texto si deducía el propósito del texto y si reducía el receptor implícito del texto. La de reflexionar y evaluar tenía como desempeño asociado si evaluaba el contenido del texto y si identificaba y evaluaba recursos formales del texto. Los textos que se entregaron fueron de tipo narrativo, descriptivo, explicativo y argumentativo. Las pruebas tenían tres niveles de dificultad: suficiente, básico y previo. Los que estaban en el nivel suficiente demostraban dominio de capacidades y desempeños del grado evaluado. Los del nivel básico mostraban un dominio incipiente o elemental de dichas capacidades. Y los del nivel previo mostraban un dominio y saber previo correspondiente a las capacidades y desempeños de los grados anteriores al evaluado, son los que no lograron responder a las preguntas más sencillas. Los resultados que se obtuvieron en segundo grado fueron los siguientes: nivel suficiente, es decir el aprobatorio, 15,1%; los restantes, el 23,7%, estaban en el nivel básico; 15,1%, en el previo; y 46,1% por debajo del nivel previo. Es decir que, en el 2004, de la muestra en 2° grado, casi la mitad en el mes de noviembre no había adquirido la capacidad de comprensión lectora de 1° de primaria. Si la población nacional de segundo grado de primaria la pusiéramos en una clase que tiene 30 alumnos, su probable distribución sería: de los 30, 4 o 5 estaban en el nivel suficiente; 7, en el nivel básico; 4 o 5, en el previo; y 14 no tendrán la comprensión lectora que debe tener un niño de primero de primaria. Estos 14 niños, que no tienen ni siquiera el nivel previo, los podemos dividir en tres subgrupos: los que están en el subgrupo 1 pueden identificar el gráfico que corresponde a una oración, por ejemplo: “Juan limpia la mesa”, y algunos pueden identificar el gráfico que corresponde a una oración compuesta: “Juan limpia la mesa mientras María juega con la muñeca”. Los del subgrupo 2 sólo pueden identificar el gráfico que se relaciona a palabras. Y, el subgrupo 3 sólo puede identificar alguna palabra con el gráfico; dentro de este grupo 3 hay niños que no podían leer nada. La comprensión de textos en 6° de primaria en noviembre del 2004 En 6° de primaria se esperaba que cada estudiante pudiera localizar datos explícitos en el texto, ubicarlos en partes muy notorias del mismo; interpretar y establecer conexiones globales en el texto y reconocer relaciones entre dos líneas explícitas e implícitas que no son sucesivas sino que se hallan más distantes; reconocer relaciones causales, de comparación, de contraste; identificar a qué se refiere una expresión que sustituye a otra; reconocer el significado de palabras utilizando la información que brinda el texto; deducir el receptor al que se dirigen los textos, cuando se encuentra implícito; asumir un punto de vista sobre el texto y sustentarlo con argumentos; y evaluar algunos recursos formales como comillas, paréntesis, dibujos e imágenes que usa el autor para transmitir el significado. Se espera también que comprendan textos narrativos, expositivos, descriptivos, argumentativos y recreativos, como los de ciencia ficción, cuentos o artículos. En sexto grado sólo el 12,1% alcanzó el nivel suficiente, es decir que el 87,9% de la población nacional concluye su primaria sin lograr una lectura comprensiva y producir textos. Y esto es muy grave porque significa que la gran mayoría, casi 9 de 10 alumnos, tienen serias dificultades para usar la lectura como herramienta. No pueden incorporar información significativa que les permita ampliar sus conocimientos, seguir instrucciones y desarrollar sus capacidades en otras áreas. El 28,1% de los estudiantes se encontraron en el nivel básico; el 35,7% en el nivel previo y el 24,1% debajo del nivel previo. Si la población nacional de sexto grado de primaria fuera una clase de 30 estudiantes, esta sería su probable distribución: 4 estarían en el nivel suficiente, es decir habían logrado en noviembre del 2004 los desempeños previstos para el término de su educación primaria; 8 se encontraban en el nivel básico; 11 en el nivel previo; y 7 no podrían realizar las tareas ni siquiera lo previsto para el nivel previo, es decir lo que se espera hasta 5° de primaria. A estos niños, que están por debajo de lo que se aprende en 5° de primaria, cuando están concluyendo el sexto los podemos dividir también en tres subgrupos: los que están en el subgrupo 1 identifican relaciones sencillas de causa-efecto entre dos ideas sucesivas. Los del subgrupo 2 realizan inferencias mínimas, es decir, localizan un tema cuando éste se repite varias veces en todo el texto. Y el subgrupo 3, de más bajo rendimiento, sólo puede ubicar un dato cuando éste se encuentra al principio de un texto o sólo pueden localizar información explícita en textos narrativos muy breves. Pero lo que es muy preocupante es que existen niños 4, que no pueden realizar correctamente ninguna pregunta de la prueba. Este hecho es gravísimo porque un estudiante que no comprende lo que lee al concluir su primaria, se ve privado de oportunidades de aprendizaje en otras áreas y en su desempeño laboral posterior porque no podrá seguir instrucciones escritas ni informarse de lo que dice un texto escrito en un papel, en la pantalla de una computadora o en la de un canal de televisión. Dar a conocer estos resultados fue un acto de ética profesional ante el cual no cabe rasgar vestiduras o pedir la cabeza de la autoridad. Ambas reacciones no cambian los resultados, y conocer la realidad es la primera condición que se requiere para modificarla. Decir que estamos mal es fácil y no es nuevo; además, tampoco cambia la realidad. Lo difícil es conocer la realidad en detalle, analizarla y acertar en tomar las decisiones adecuadas para que este resultado insatisfactorio de hoy no lo repitamos dentro de los próximos cuatro años. Si nuestra educación no es buena es porque nosotros la aceptamos así y, a veces, contribuimos a que sea mala. Esto sucede cuando jueces y fiscales dictan sentencias que permiten, con el socorrido argumento de la acción de amparo, la existencia de instituciones educativas de básica o educación superior que son un fraude; cuando existen parlamentarios que presionan la existencia de éstas mismas, para no perder aprobación popular; cuando existen autoridades que no toman las decisiones que se deben tomar para cambiar la educación que se ofrece porque esas medidas no son populares entre el magisterio o los padres de familia afectados por ellas; cuando existen inversionistas a los que no les interesa la calidad del servicio que ofrecen sino la rentabilidad que obtienen; cuando existen profesores a los que no les importa la modernidad, pertinencia y calidad del trabajo pedagógico que realizan; y cuando existen padres de familia que se contentan con la mala educación que reciben sus hijos sin exigir para ellos un mejor servicio educativo, actualizado y pertinente. También existen, y no son pocos, jueces y fiscales probos; y maestros, padres de familia, autoridades y políticos responsables que hacen posible cada día, con su compromiso, entrega, creatividad y fortaleza, que se ofrezca, en la escuela o colegio, tanto en el ámbito urbano como en el rural, una educación para la época, equitativa y de calidad. En educación no hay soluciones que tengan resultados inmediatos. Para tener el mañana que queremos necesitamos comenzar hoy. Tal vez se necesiten varios años para lograrlo porque el cambio educativo es el de un proceso cultural. Se requiere, como lo hace la UMC, mostrar en qué se está mal, suponer causas posibles y posibles soluciones y... empezar a trabajar en ellas ya. La realidad es posible cambiarla, si los seres humanos nos proponemos hacerlo. Un ejemplo de una situación insatisfactoria que fue cambiada es lo ocurrido con esta Biblioteca Nacional que hoy nos acoge. Su cambio es tangible porque se trata de un bien físico que tuvo un principio: no hay un edificio; y un final: estamos desde hace unos meses dentro de él. Nos quejábamos de la anterior biblioteca en cafés, revistas o charlas, porque no tenía suficiente luz, su entorno callejero era peligroso o la humedad carcomía valiosos testimonios. Las quejas no cambiaron la realidad pero hicieron que se tomase conciencia de ella. Fue necesario actuar y lo hicieron aquellos que lograron conseguir que se diera este terreno, obtuvieron fondos para pagar los impuestos y arbitrios y construirlo, recurriendo a la piscina en el verano o a la campaña de un sol por peruano para la biblioteca. Se hizo el diseño arquitectónico y se tomó la decisión política. La nueva biblioteca hoy existe, estos hombres la hicieron posible porque, además de no aceptar la realidad que les golpeaba en el rostro, concretaron las acciones que la cambiaron. Por eso podemos estar hoy aquí y por esto se debe agradecer. El docente y la capacidad de habilitar para la comprensión lectora En el 2004, en la prueba de comprensión lectora que se administró a los docentes que voluntariamente se sometieron a ella, el resultado no fue satisfactorio; pero se debe destacar que ellos aceptaron voluntariamente ser evaluados, y esto es una revolución copernicana que debemos decir y valorar. En esta evaluación la mayoría de los docentes resolvió preguntas relacionadas con un nivel de lectura literal o mínimamente inferencial y tuvo dificultades para interpretar la relación de dos o más ideas evaluando su coherencia, así como realizar inferencias globales en torno al texto. Tuvieron además dificultad para justificar opiniones diversas o discriminar argumentos de un texto, es decir, dificultad en una lectura para pensar. Además se detectó que, en la práctica docente, no se usaban textos funcionales y de uso público sino textos literarios; se enfatizaba la lectura lineal directa, concreta y aislada en vez de la que relaciona textos; y que se explicita la lectura decodificadora, fragmentaria y acrítica en vez de la lectura global e inferencial. A qué puede deberse esto: sin lugar a dudas estos adultos, que ejercen la docencia, tuvieron una débil educación básica porque, en sus once años de escolaridad, no sólo no aprendieron a leer comprensivamente sino que tampoco aprendieron a dudar y a confrontarse con lo propuesto, tal vez por esto son presas fáciles de ideas fundamentalistas corporativas. También, sin lugar a dudas, esta limitación no se detectó al inicio de su formación profesional en la universidad o en el pedagógico. Se arrancó una formación profesional docente desde una base inexistente, y desde conceptos y preconceptos mágicos e incoherentes implantados vía autoridad. Estas debilidades no se identificaron ni se supusieron, se construyó sobre arena. Por eso no es extraño que donde los niños salieron bien en las mediciones de comunicación, los profesores también habían salido bien; y, donde los resultados fueron insatisfactorios, los profesores también tuvieron en la prueba serias debilidades. El hecho es que este profesor ya tiene un título profesional, otorgado por una universidad o un pedagógico, y también tiene limitaciones para leer. Nada sacamos refregándole en el rostro su debilidad, de la que no tienen conciencia él ni los que lo formaron, por más autoridades pedagógicas o académicas que hayan sido. Necesitamos revertir esta situación, enfrentar la realidad y comenzar todos a trabajar. Primero en las capacitaciones del Ministerio de Educación, de las universidades y de los pedagógicos. En ellas se debe priorizar el leer comprensivamente, despertar la curiosidad por hacerlo y realizarlo, y descubrir también el placer de leer. La capacitación no tendrá sentido si no se orienta a transformar esta situación y el aprendizaje de los estudiantes, en el aula y fuera de ella. Tampoco tendrá sentido si no transforma también al maestro, para que comprenda lo que lee, lo analice, lo critique y lo recree. Por esto, la capacitación tiene que considerar a los docentes como sujetos activos en los procesos de construcción de sus propios conocimientos y capacidades y tomar en cuenta sus necesidades. No es conveniente hacerla como un proceso lineal, sino que debe ser dinámico y recurrente, revisar y avanzar, lograr que el docente se interrogue, analice, aprenda al hacer y descubra que lo que hace tiene éxito o no y, poco a poco, reflexivamente, no porque se le dice, sino porque lo descubre, aprende a leer, se apropia de lo que aprende, y descubre un placer que antes no tenía. Esta capacitación comprende lo vivido y debatido, confronta con el hacer propio y el de los otros y permite resignificar la propia práctica, la propia lectura y el quehacer. Si las dificultades más frecuentes que se encontraron en los niños fueron la de leer textos completos y enfrentarse a los de tipos diversos como noticias, cartas, recetas, artículos, tablas o cuadros de doble entrada; y también en interpretar adecuadamente textos de uso público, reconocer la información esencial de los textos, sus intenciones comunicativas o el poder hacer lecturas inferenciales, no podemos seguir haciendo lo mismo, ni siquiera con más horas. Debemos crear, innovar y tener estrategias diferentes. Repetir indefinidamente lo que no da resultado aumenta la frustración y deteriora la imagen social y personal del maestro. Leer por placer y no porque se está obligado. Leer donde se pueda: en un papel, en un libro, en una computadora o en la pantalla de TV, escuchar a los que tienen el placer de leer y escribir. ¿Acaso el creativo, muy bueno y sostenido trabajo realizado en estos dos últimos años por Promolibro, no nos ha proporcionado ideas, abierto horizontes y pergeñado caminos que antes ni soñábamos? ¿Qué pasaría si el docente, desde los primeros grados, enfrentase a los niños a textos completos que tienen una unidad de comunicación escrita, se relacionan con su vida y su entorno y recogen lo que conocen, si comprendiesen el texto como un todo, antes de examinar sus partes, y priorizasen el análisis de todo el texto y no de una oración particular y descontextualizada? ¿Qué pasaría si se enfrentase a los niños a diferentes tipos de texto, en sus diversas formas ya que cada tipo exige manejar diferentes estrategias? ¿Por qué no preguntarnos qué y cómo hacer para que el docente haga esto consigo mismo? El enfoque comunicativo propone aplicar estrategias que permitan extraer información, interpretar ideas y opinar críticamente sobre diversos tipos de textos. Por ello, ¿no sería conveniente añadir al uso de textos para enseñar, otros más ricos para leer, como los de Harry Potter que los devoran los niños y... los grandes; como el periódico que se lee en el kiosco de la esquina o del paradero, para ver por qué Zidane le metió un cabezazo a Marco Materazzi pocos minutos antes de terminar el partido de la final; o leer las noticias con los ojos, como la del cabezazo en cuestión, o descifrar por ensayo y error, o por intuición, los códigos o símbolos de algo digital, como un celular? ¿Por qué no iniciar ahora una movilización nacional para la lectura por placer, curiosidad o investigación, dirigida a los maestros con estímulos y libros al alcance de sus posibilidades? La Biblioteca Nacional no existía aquí y ahora existe. La Estación de Desamparados amparó a los que no leían y ahora son lectores. Se logró hacer esto realidad porque hubo personas que primero lo imaginaron, decidieron comenzar, constituyeron un equipo y comenzaron a actuar, como el director técnico alemán Jürgen Klinsmann hace pocos días. Si esto se pudo hacer, no sólo en Alemania, sino en la avenida Javier Prado y también en el mismo centro de Lima, frente al bar Cordano, porque hubo personas que se lo propusieron, ¿por qué lo que se ha expuesto ahora no lo podríamos, entre todos, concretar? Notas 1. Las ideas de este subtítulo, y del que sigue, han sido tomadas del libro de la Unidad de Medición de la Calidad del Ministerio de Educación: Evaluación Nacional del Rendimiento Estudiantil 2004. Informe pedagógico de resultados. Comprensión de textos escritos. Segundo Grado de Primaria. Sexto Grado de Primaria. MED, 2005, págs. 21 a 24. 2. Ob. cit. pág. 38. 3. Ob. cit. Pág. 94. ** Guillermo Sánchez-Moreno sanmo@terra.com.pe Docente e investigador peruano. Actual director de Educación Superior Pedagógica del Ministerio de Educación de Perú (http://www.minedu.gob.pe). Socio fundador del Foro Educativo (http://www.universia.edu.pe/contenidos/formacion/bibliotecas). === Sobre el indriso Isidro Iturat Hernández ========================= “La niña: ¡Indriso! El autor: Es Isidro, no Indriso. La niña: ¡Indriso! El autor: ¡No! ¡Isidro! ¡No Indriso! La niña: ¡Indriso! El autor (aparte): Indriso quedó...”. (De El manantial y otros poemas). 1. ¿Qué es? A la altura del Duecento italiano los trovadores del Dolce Stil Nuovo toman la vieja estancia de la canción provenzal y la cambian, dando lugar a lo que hoy y desde entonces conocemos como soneto. Pero, tal y como veremos ahora, las posibilidades constructivas que ofrecen estos modelos estróficos no terminan aquí, resultando que el soneto tolera una nueva reelaboración significativa (al margen de otras más discretas como los juegos con estrambotes, el soneto de 13 versos, etc.), dando paso a una forma dotada de una muy diferente y concreta musicalidad. Esa forma recibirá el nombre de indriso. Desarrollo el primero en enero de 2001, en Madrid. El indriso es un poema que consta de dos tercetos y dos estrofas de verso único; esto es, que está organizado según un modelo 3-3-1-1, y surge a partir de una reelaboración del soneto en lo que podría explicarse como un proceso de condensación estrófica. Los cuartetos del soneto pasan a ser tercetos en el indriso. Luego, los dos tercetos del primero pasan a ser estrofas de verso único en el segundo. Visto gráficamente sería así: Soneto Indriso (4-4-3-3) (3-3-1-1) xxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxx > xxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxx Estamos entonces ante un patrón rítmico nuevo, dotado de una musicalidad característica y concreta. Ya en sus principios comienzo a barajar diversos nombres para la figura, probando en las primeras tentativas el asociar un adjetivo determinado a la palabra “soneto”. Pronto tuve que desistir de ello. El indriso procede del soneto pero no es un soneto, del mismo modo que este último es variación de la estancia provenzal y no es estancia provenzal. En cuanto al modo en que nace, no puedo afirmar que sea el resultado de ninguna búsqueda consciente. Cuando surgió, simplemente meditaba sobre la forma del soneto clásico viéndola en la mente, hasta el instante en que apareció la imagen de los versos fundiéndose en grupos menores. Y el primer poema escrito: Luna menguante El centauro se asoma por la ventana y la mujer dormida está hablando en sueños. Llora y ríe, porque un centauro la rapta. Cabalga en su sueño la mujer dormida, cabalga en su sueño y es cabalgada. En la selva, nadie la oye cuando chilla. Llora y ríe como nunca en su vigilia. El centauro la mira... por la ventana. Ante esto, me veo en la necesidad de probar si estaré ante uno de tantos experimentos intrascendentes o si por el contrario podría tratarse de una forma con un potencial expresivo apreciable, así que, a partir de ahí, decido centrar todo el empeño en valuar las posibilidades estéticas de la nueva forma. Resultado de ello será, cuatro años más tarde, un poemario con título El manantial y otros poemas, compuesto íntegramente por indrisos. Y también la siguente definición formal: El indriso es un poema que consta de dos tercetos y dos estrofas de verso único (3-3-1-1). Tolera cualquier tipo de medida en el cómputo silábico, tanto versos isosilábicos como anisosilábicos, lo que hace de él una forma a la vez fija y dinámica: en el eje vertical, la disposición no variable de la estrofa; en el eje horizontal, las variaciones en la cantidad. Admite además todos los grados y géneros de rima. 2. El nombre Líneas atrás ya queda esbozado el problema de dar nombre a la figura. Esos primeros intentos no son más que eso, primeros intentos, y pasarán más de dos años antes de quedar resuelta la cuestión. Será tiempo de busca de aquella palabra, de aquel morfema, de aquel sonido..., queriendo encontrar el término armónico, y eufónico, y elevado, entre obras de terminología literaria y científica, en diccionarios de lenguas vivas y de lenguas muertas. Todo inútil. Confieso: la solución final viene de la mano de una niña de tres años (cuya intimidad me permitirán que respete), que, en sus primeras probaturas con el lenguaje, al decir mi nombre de pila pronuncia la palabra Indriso en vez de Isidro. Durante mucho tiempo ni siquiera contemplé la posibilidad de llamar así al poema, pero poco a poco ese nombre iba resonando en el oído y en tanto que eso pasaba la sensación era cada vez más placentera, hasta que sucumbí. 3. Lo estable y lo cambiante Como apunta la descripción básica, puede considerarse al indriso como una figura que contiene en su naturaleza la facultad de integrar lo estable (disposición no variable de la estrofa) y lo cambiante (variaciones en la cantidad y distribución de rima). Para ilustrar el hecho decir, por ejemplo, que en un corpus de 796 versos me fue posible encontrar al menos 40 variaciones en la disposición de la rima. Si hablamos de la cantidad silábica, trabajé a modo de prueba con un rango que va desde el bisílabo hasta el octodecasílabo. Según pienso, esto es posible gracias a la agrupación de los versos en una relación de 3 y 1. Un objeto organizado con este tipo de relación numérica entre sus partes (estructura trinitaria) permite el despliegue de una gran diversidad de formas aun manteniendo, si bien pueda parecer paradójico, su idiosincrasia. Las posiblidades de distribución de la rima en un terceto son ocho: AAA, AAB, ABB, BBA, ABA, BAB, ABC. En una estrofa de verso único del indriso también: A, B, C, D, E, F, G, H. Entonces, en la combinación de estas dos clases de estrofa, las perspectivas de combinatoria alcanzan un número francamente difícil de calcular. La cifra 40 no agota las opciones de combinatoria y, hoy, conforme sigo escribiendo estos poemas, sigo hallando más. 4. El indriso y los símbolos Recordamos ahora el cómo surge: es una imagen que se forma en la mente. No estamos ante el resultado de una operación racional, lógica, voluntaria; no, estamos más bien ante el movimiento de un viejo conocido (y desconocido) ayudante: el subconsciente. Y si hablamos de subconsciente podremos referirnos a su lenguaje natural que no es otro que el símbolo, la imagen arquetípica. El indriso es, en términos simbólicos, una trinidad duplicada. A saber, una forma de organización de las cosas, patrón rítmico cósmico, bajo la cual se ha ordenado la existencia desde que es, y que el ser humano ya captó e interpretó con su mente también desde que él es. La trinidad implica una “síntesis alquímica” entre lo único (simbolizado por el número 1) y lo múltiple (simbolizado por el número 3). Estamos ante una imagen total del universo que nos muestra un movimiento en dos direcciones: 1. Movimiento de diástole. Esto es, el despliegue de las cosas desde una unidad o centro hasta llegar a un punto de diversidad y expansión límites (como en la idea de big bang). 2. Movimiento de sístole, o reabsorción de todas las cosas hasta su punto de origen (hecho que coincidiría con el patrón del indriso: un “ir del tres al uno”). Después, ¿qué sentido tiene la duplicación de las estrofas? Recuerdo para esto la interpretación que ofrecen los antropólogos Jean Chevalier y Alain Geerbrandt en su Diccionario de los símbolos, y que entiende la duplicación de un objeto como la facultad de mostrarse éste en su máxima expresión. Estaríamos ante algo así como el mostrar las dos caras de una misma moneda. En un momento determinado se da un indriso que permitirá entender estas ideas no a través del argumento y sí de la imagen. En aras de la verdad, hay que asumir que cuando se entra en este género de discurso el extraviarse en especulaciones metafísicas sin un fundamento real resulta algo más fácil de lo deseable, pero el poema que sigue me proporcionó la seguridad necesaria para atreverme a afirmar que, en efecto, se puede hablar del indriso como imagen arquetípica. Es este: Descripción bisilábica del cosmos Yin. Yang. Yin. Yang. Yin. Yang. Yin. Yang. ¿A dónde queremos llegar con todo esto? Bien, por un lado, a conocer el poema desde el mayor número de ángulos posible (puede observarse que existe un correlato nítido entre la simple forma métrica y la dimensión simbólica); por otro, a la cuestión de su posible facultad para sugerir. Una objeción probable a estas ideas sería la pregunta: ¿cómo es posible armar tal entramado de argumentos si, al fin y al cabo, se trata de un poema que proviene del soneto? La respuesta se da en el simple hecho de que el soneto también es susceptible de ser interpretado en términos metafísicos y simbólicos, así como viene sucediendo desde sus orígenes. Ya los poetas anteriores al Renacimiento emplean nociones pitagóricas para investigarlo; hablan de sus números, de su geometría, usando términos como “cuadratura del círculo”, “proporción áurea”, etc. En el nivel del símbolo, el soneto resulta una combinación de los números 4 y 3. El 4 es representación numérica de la materia densa, la tierra, lo estable (el correlato formal de esto se observa en la escasa mobilidad de las rimas, que infrecuentemente se han apartado hasta hoy de las combinaciones ABBA y ABAB). El número 3 representa lo múltiple, el mundo sutil, lo dinámico (correlato formal: el alto grado de variaciones en la rima). La suma de 4 y 3 da 7, número sagrado por excelencia, el número que expresa el universo armonizado, lo que comúnmente se llama “un matrimonio entre el cielo y la tierra”. En resumidas cuentas, opino que si el indriso ha de tener capacidad para sugerir positivamente, una de las causas principales habrá de encontrarse en su naturaleza arquetípica, en el hecho de que nace y participa de aquello que conocemos en términos modernos como “inconsciente colectivo”. 5. Esos dos versos Otro asunto que traerá sus dificultades es el decidir cómo nos referimos a esos dos últimos versos del indriso. ¿Qué son, versos o estrofas? A lo largo del proceso de estudio pedí la opinión de diversos expertos de las letras, que adscribían a opiniones como las que siguen. En un primer grupo están los que afirman que deben definirse como “versos”. Algunos proponen la expresión “verso suelto”, sin reparar en que el término ya se utiliza en los manuales para designar al verso que, inserto en una estrofa rimada, carece de rima. La palabra “sentencia” es otra opción. Ésta se refiere a un enunciado breve y sintético que no tiene relación con otros. Ciertamente, no resulta difícil aceptar este segundo término, porque en el indriso el tono del discurso tiende a adoptar un cariz sentencioso, al condensarse la voz en los dos enunciados separados por espacios en blanco. Pero puede objetarse a los defensores de “sentencia” que la palabra no resuelve la cuestión todavía porque esos versos están integrados en un conjunto estrófico y, por tanto, deben de ser algo más que sólo versos. Con todo, según definición tradicional, “estrofa” implica la existencia de más de un verso contiguo... En un segundo grupo están los detractores de “verso” y similares, afirmando que es coherente hablar de “estrofa” porque los dos renglones están separados y/o relacionados respecto de ellos mismos y de los tercetos mediante pausa interestrófica, constituyendo todo ello un conjunto orgánico. Sin embargo, es en la obra del gramático Tomás Navarro y Tomás donde aparece la propuesta que hasta hoy me ha parecido más adecuada, esto es, la expresión “estrofas de verso único”. Entender a los defensores de ambas posiciones enfrentadas es relativamente fácil, puesto que, a priori, cuando observamos esos dos renglones y pensamos aisladamente en la palabra “verso” nos damos cuenta de que no termina de resolverse el problema, resulta una definicición insuficiente; tampoco cuando pensamos de forma aislada en la palabra “estrofa”. La propuesta de Navarro y Tomás permite entender que quizás lo mejor no sería excluir uno u otro término, sino integrarlos en una misma expresión. Esto lleva de nuevo a la idea de la síntesis de contrarios: son estrofas (multiplicidad) y también son versos (individualidad), son estrofas de verso único. 6. Indrisos monorrimos Una última característica del poema que puede merecer comentario es su buena receptividad ante el empleo de versos monorrimos, ya sea en rima externa como interna. Ello es debido, sencillamente, a que se trata de una composición muy breve. Me permito entonces presentar algunos ejemplos: • Con rima asonante interna. Profunda garganta A Linda Lovelace —Señor doctor, yo quiero oír cohetes, bombas y gongs. Y por abajo cuesta... ¿Qué tendré yo? —¡Enfermera, el catéter! —la explora— ¡Dios! ¡No tiene usted barquita según patrón de la mujer corriente! Mmmmm... tome un mentol... tosa... ¡¡¡está en la garganta!!! ¡Tutéame, oh, y traga!... —¡Tú... tú... mete! ¡uy! —¡Ey! ¡ay!... ¡brof!... —¡dong! ¡arf! ¡bummm! ¡Eslups! ¡brrrrrom! • Con rima asonante externa. Nunca el poeta podrá sustraerse a un hechizo de ojos de dama Tienes ojos de gata de angora, o de puma o pantera o leona, o de Eva que ofrece su poma. Sulamita que invita a la alcoba sabe bien que su rey se desboca por el iris que en él leve posa. Sabes tú bien usar la vil pócima y su dosis exacta: una gota. • Con rima consonante interna. Il bagno En su 35 aniversario, a Lisi A la nenita la vamos a bañar. Con la espumita que corra por la espalda y mordidita en nuca y yugular. Y el agüecita, que es acurrucadora, y la pompita, de breve susurrar, y la esponjita, que baja a donde gusta. A la nenita, chiquita, en la bañera, a la nenita la vamos a bañar. • Con rima consonante externa. Dos canciones para un bucanero & Bucanero, carroñero; asesina por dinero al noble, por gusto al clero. Bucanero, pendenciero, fiero, matrero, putero, come al niño y al cordero. Sueñan cura, juez, banquero, rey: ¡Quién fuese bucanero!... && Y todos le quieren dar, acabar, apiolar, machar, trincar, degollar, destripar y escabechar, fusilar y acochinar, ahogar y guillotinar. Todos lo quieren cazar, a don Satanás del mar. • Indriso con esquema de rima doble. Interna: versos monorrimos en consonante. Externa: versos alternados en asonante. Blanchefleur Perceval busca una flor blanca y un grial. Lleva un dolor blanco, de puñal, bajo la coraza. Perceval lleva su desierto de cristal adonde cabalga, y un lustral león brama en su pecho. Perceval, obscuro y sonámbulo, un grial busca y una flor blanca. • Con distintas variantes de estrofa monorrima en asonante dentro de un mismo poema. El Dios de amor posee un fortín en la tierra, que recibe el asalto de dos ejércitos Ejército primero Por su general, el Estancamiento. Lo siguen la Cólera, el bravo Deseo de Dominio, Duda, Tibieza y el Miedo. La Rigidez sigue a Brutalidad y al Resentimiento y a la Material Fantasía (hipnótica) y al Mirar Atrás. Prepotencia empuja, se arma el Egoísmo; y cerrando el séquito, la Desconfianza. Ejército segundo Como general, marcha el Movimiento. A la par lo siguen la Carne y Afecto, Perdón y la Entrega, Dulzura y lo Cierto. Sigue la Firmeza con la Suavidad, Picardía, el Libre Albedrío, el Mirar Adelante, el Sí y lo Liberal. Y atrás azuzando, la Perseverancia, y la Voz del Alma da un vibrante grito. • Con distintas variantes de estrofa monorrima en consonante dentro de un mismo poema. Menage a t... Justine se come la verga de Paul. Morena, lleva la marca del sol en los pezones, y en el caracol. Justine recibe la verga de Etienne en... “¡animal!” y “¡cabrón!” y... “¡qué bien!...”. La cama es mar de saliva y semen. Justine, la diva lasciva de Paul. Justine, la perra sumisa de Etienne. 7. Conclusión Así pues, diré que los años dedicados al desarrollo de esta figura han significado para mí una aventura poética apasionante y, hoy por hoy, no me queda sino ofrecer los resultados de la labor. Si están ustedes entre los que hacen la poesía para que puedan, si es su deseo y creen que la ocasión lo vale, seguir indagando sobre ello; si son ustedes lectores, sencillamente para que conozcan esta nueva y a la vez vieja forma de decir las cosas. En cualquier caso, encontrándome en la situación de dar a conocer el indriso, consideraré prudente transmitir una frase que me ha servido siempre bien desde el momento en que la recibí: “Examinadlo todo y quedaos con lo bueno”. ** Isidro Iturat Hernández isidro_nt@yahoo.es Docente y escritor español (Villanueva y la Geltrú, Barcelona, 1973). Reside en Madrid. Posee estudios administrativos y de filología hispánica. === Si mal no recuerdo Horacio Centanino ============================= IX Mi ala está lista para batir pero yo gustoso volvería a casa donde si permaneciera hasta el fin de los días aun así sería tan desdichado como ahora Gershom Scholem, “Greetings from Angelus” Hay un cuadro de Klee llamado Angelus Novus. Muestra a un ángel que parece a punto de alejarse de algo a lo que mira fijamente. Sus ojos están atentos, su boca abierta, sus alas desplegadas. A él debe parecerse el ángel de la historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros contemplamos una cadena de hechos, él ve una sola catástrofe que apila desecho sobre desecho y lo lanza a sus pies. Al ángel le gustaría quedarse, despertar a los muertos, y recomponer lo que ha sido destrozado. Pero un vendaval está soplando desde el Paraíso y ha sido atrapado en sus alas; es tan poderoso que el ángel no puede ya cerrarlas. Este vendaval lo impulsa irresistiblemente hacia el futuro, al que da la espalda, mientras la montaña de escombros crece ante él hacia el cielo. Lo que llamamos progreso es ese vendaval. Walter Benjamin, “On the Concept of History”, Gesammelte Schriften I, 691-704. SuhrkampVerlag. Frankfurt am Main, 1974. Translation: Harry Zohn, from Walter Benjamin, Selected Writings, Vol. 4: 1938-1940 (Cambridge: Harvard University Pres, 2003), 392-93. El poema de Sholem sobre el cuadro de Klee fue escrito para el cumpleaños veintinueve de Benjamin — Julio 15, 1921 (i). Las imperfecciones y claudicaciones de la memoria junto con el gravamen emocional que conlleva cualquier evocación, máxime cuando coinciden el sujeto y el objeto de la misma, desacreditan seriamente y desde siempre al género autobiográfico en tanto recuento fiel del pasado. Las protestas de sinceridad de quien suscribe el texto autobiográfico, no importa cuán encendidas éstas sean, constituyen a la postre un rasgo más de los característicos del género, una estrategia discursiva y performativa. Toda interacción social, sin excluir la interacción virtual entre el sujeto narrador y sus potenciales lectores, obedece a dinámicas teatrales de autopresentación del sujeto (ii) adonde hay asunción de papeles “escénicos”, administración de las imágenes proyectadas, y también, por cierto, un cálculo de sus posibles efectos en la audiencia. La aporía en que se encuentra el narrador autobiográfico es la siguiente: Al testificar en defensa de su propia integridad, el autobiógrafo es un testigo sospechoso de quien el menos escéptico de los auditores dudaría... Cuanto más personal su testimonio, menos verificable por el conocimiento público, y de ahí la paradoja: cuanto más grande es el esfuerzo de honestidad introspectiva del autobiógrafo, más dudoso se vuelve (iii). Pero si la narración autobiográfica asumiera plenamente su condición ficticia y se desentendiera de la verdad de lo expuesto, ¿qué le quedaría como rasgo distintivo exceptuando el uso de la primera persona del singular y la declaración de fidelidad a los hechos, procedimientos éstos habituales, por lo demás, de cualquier relato a secas? Hoy creemos saber que existe una verdad peculiar de la ficción que puede ser mucho más honda y compleja como testimonio y retrato de época que la investigación más documentada. Pensemos simplemente en cuánto ha contribuido la novela realista europea del XIX, por citar un caso, a nuestra comprensión de ese período histórico. O reflexionemos acerca del carácter profético que poseen ciertos relatos que ni siquiera se proponen “pintar” un fresco social a la manera realista, y sin embargo consiguen anticipar categóricas mutaciones sociopolíticas y culturales como ningún cientista social podría hacerlo. Esta noción de la verdad de la ficción, hoy casi un lugar común, no siempre fue de recibo. Así, un filósofo tan agudo como David Hume (1711-1776), distingue tajantemente entre fiction y belief gracias a un sentimiento asociado a ésta última que, a su juicio, es mucho más vívido, fuerte, firme y constante que el que puede generar la imaginación por sí misma. Para Hume, existen en la mente tres tipos de representaciones, las impresiones sensoriales, las imágenes que atesora la memoria, y las imágenes inventadas. Cada una de estas representaciones mentales posee una vivacidad característica, mayor en las primeras, y menor en las últimas. No habría entonces entre ellas más que una diferencia de intensidad del efecto producido en la conciencia. Mas la aceptación sin más de esa taxonomía no permite explicar el fortísimo efecto de realidad que logran ciertas obras de ficción utilizando esas tenues imágenes inventadas, hasta el punto de erigirse en representaciones convincentes de y para toda una comunidad nacional. Repitiendo una vez más el típico gesto posmoderno nos preguntamos qué sucede cuando el significante se independiza de su lastre probatorio y utiliza el imperio que concede la primera persona del singular meramente como recurso de la ficción para reforzar la verosimilitud de un relato; lo que ocurre, nos contestamos, es una autobiografía que asume su raigambre novelesca al tiempo que abandona, hasta cierto punto, su pretensión referencial. Ocurre una “periautobiografía” (iv), es decir, un relato de vida en torno más que sobre el sujeto. La verdad de un relato —su adecuación a una referencia empírica, extratextual— nada tiene que ver con su verosimilitud, que es más bien una función de su articulación interna y de su riqueza y precisión léxicas. Dicho de otra forma, un relato puede basarse escrupulosamente en hechos reales y parecer falso, por poco verosímil, y viceversa. Entre verdad y verosimilitud, la novela histórica sería un término medio, pero carece ésta del elemento de intimidad reflexiva que define a la autobiografía y que centra nuestro interés en estas líneas. Sea como fuere, esforzándose por contar lo que pasó o tomándolo como base para fabular a partir de ello, modificando la cuota parte correspondiente a la imaginación en esa empresa —ejerciéndola con deliberación o entendiendo de antemano que ha de asistir a la cita cúrsele o no invitación— una narración de este tipo es vulnerable a las flaquezas que asolan a cualquier evocación. La memoria hace posibles el lenguaje, el conocimiento y la propia identidad de los sujetos. No por casualidad, Mnemosina, la diosa griega de la memoria, es la madre de las nueve Musas. Sin la memoria, el hombre viviría en un inconcebible presente perpetuo, regido únicamente por sus pulsiones más elementales y siendo mero receptor de imprevisibles estímulos externos. Todo vestigio de individualidad desaparece con la memoria. La deshumanización más catastrófica que conocemos ocurre con el llamado mal de Alzheimer, una enfermedad degenerativa que destruye la corteza cerebral y el hipocampo y, en sus estadios avanzados, impide al enfermo pensar, planificar y recordar. La memoria determina entonces quiénes somos, pero a pesar de sus primordiales poderes (v), la magna deidad posee sus fallas (vi). Puesto que la función mnémica es crucial a todo pensamiento, a todo hecho de lenguaje, a toda narración, y manifiestamente a la narración autobiográfica que bucea en el pasado y trata de dar cuenta de quién es o ha sido el que suscribe, enumeremos algunas de sus más conocidas tachas como quien acopia atenuantes, advertencias y condiciones en esta suerte de prolegómeno. Uno de los escollos más serios para la reconstrucción del pasado estriba en la distorsión retrospectiva que nuestras actuales convicciones y creencias producen sobre los recuerdos. En esencia, el presente reescribe constantemente lo que ocurrió en el pasado, alterando su entidad y su relación con hechos anteriores o posteriores a él. Por eso es que la historiografía enmienda, corrige y reinterpreta sin pausa los hechos del pasado, sus relaciones y concatenaciones, reevalúa sus significados, permite que cobren relieve circunstancias previamente relegadas o deprecia el perfil de otras que antes habían sido preponderantes. Así, una cierta visión del pasado arroja tanta luz sobre éste, como acerca del presente que la genera. No ocurre otra cosa con la memoria individual. La motivación que anima a la evocación incide directamente sobre su contenido. En la compleja urdimbre del relato, presente y pasado devienen muchas veces indiscernibles el uno del otro; Friedrich Nietzsche (1844-1900) sostenía que las interpretaciones sepultan a los hechos, porque no hay manera de establecer en ese creciente palimpsesto cuál fue la primera capa mnémica, ni detener el aluvión de proyecciones que cada hecho dispara. Se concede fácilmente que la perspectiva temporal habilita ciertas comprensiones que la cercanía de los hechos pudiera ofuscar, pero también, inevitablemente, esa lejanía inocula su propia circunstancia a lo evocado, realza o suprime aristas, rebaja ciertos efectos, los juzga de acuerdo a nociones extemporáneas. Al distanciarnos de los hechos podemos acaso evaluar con mayor claridad su importancia, ¿pero estamos hablando estrictamente de los mismos hechos? Quien al cabo de una larga vida echara una ojeada sobre el pasado y quisiera dejar constancia de lo que en él juzgue más destacado, tropezará necesariamente con este impedimento, y se pasará gato por liebre sin siquiera percatarse. Con todo, nadie ha de dejar de escribir acerca de las peripecias colectivas o individuales porque la memoria sea frágil, o porque sea tan fácilmente manipulable, o porque nos cueste tanto distinguir lo que verdaderamente perteneció al pasado de lo que le adosamos desde el presente. Es precisamente debido a estas incertidumbres, a esta batalla sin cuartel contra el olvido en que nos empeñamos, que existen la civilización y sus monumentos. Pero sirvan estas reservas al menos como recaudo epistemológico. Otra de las debilidades de la memoria tiene que ver con su transitoriedad, es decir, con las dificultades para recordar con precisión un cierto hecho a medida que pasa el tiempo. Podemos reconstruir nuestra rutina del día anterior con relativa facilidad, pero la de hace una semana aparece ya vaga e incierta. Cuanto más nos alejamos en el tiempo, más tendemos a sustituir el recuerdo preciso de lo ocurrido por la noción general de lo que incluye nuestra rutina (vii), ya que dura mucho más en la memoria el sentido general de unos hechos, que la capacidad de recordarlos con exactitud. Esta característica hace que la especificidad de los recuerdos —los protagonistas, sus actitudes respectivas en el momento evocado, los lugares en que suceden los hechos, la infinidad de los detalles contextuales, etc.— se combinen sin solución de continuidad con conocimientos generales, inferencias más o menos fundadas e invenciones lisas y llanas. A medida que el pasado retrocede, la imaginación asienta sus reales y apuntala lo borroso y fragmentario con los recursos que le son propios, es decir, produciendo una narración verosímil que satisfaga al sujeto. La memoria que imagina va sustituyendo a la memoria que repite. El núcleo fáctico del recuerdo, lo que constituiría su “verdad”, comienza a desdibujarse apenas ha hecho su impresión en la memoria, se despoja de pormenores, de utilería aledaña, se embota el relieve de su vivencia. Cuando la memoria lo evoca años más tarde ese recuerdo ya posee en sí la añagaza reconstructiva que le restituye carnadura en la conciencia, y también el embeleco nostálgico que se acumula sobre todo lo que acaeció hace mucho tiempo. Concomitantemente, el envejecimiento acarrea la progresiva degradación de las zonas del hipocampo y del lóbulo temporal, y la consiguiente disminución de la capacidad de acceder a los recuerdos y recuperarlos, con lo cual irrumpe otra clara paradoja: la tarea de recomponer el pasado, tan conforme a lo crepuscular, coincide con la merma objetiva de nuestro poder de llevarla a cabo. Cuando necesitamos rememorar es cuando menos podemos hacerlo, porque el paso del tiempo erosiona los recuerdos, y también porque se obstruye nuestra capacidad de acceder a ellos. Otra tacha se relaciona con la distracción, tanto en el momento en que la memoria se forma, como cuando posteriormente intentamos recuperarla. Estas fallas de la atención tienen como consecuencia fallas de retención de la información “que nunca fue codificada adecuadamente (si es que fue codificada), o que está disponible en la memoria pero ha sido soslayada en el momento en que necesitamos recordarla” (Schacter, 42). Cabe suponer entonces que la distracción juegue un cierto papel, imposible de cuantificar, bien en la fijación del recuerdo, o bien luego, en el momento de hacerlo consciente. La siguiente deficiencia es el bloqueo de ciertos recuerdos debido a oscuras dinámicas aún ignoradas; en la zona ganada por el olvido existe un gradiente que va desde los objetos definitivamente irrecuperables, sometidos a cerrojos represivos y férreos mecanismos de autodefensa, hasta aquellos que asoman al umbral de la conciencia y pugnan por abrirse paso “en la punta de la lengua” como esas micropartículas que sólo dejan rastros de su pasaje sobre una placa sensible. Este impedimento de la memoria lleva a conjeturar la existencia de un editor imperceptible (el lenguaje del Otro, el inconsciente) (viii) que determina una parte sustancial de qué y cómo recordamos, sin que en ello nuestra voluntad intervenga en lo más mínimo. La memoria es además altamente vulnerable a las influencias externas, como lo prueba la multitud de casos documentados en que psiquiatras y demás terapeutas indujeron la creación de “falsas memorias” en sus pacientes con el fin de utilizarlas como pruebas en una corte de justicia. En general, puede afirmarse que la versión que de ciertos hechos posean personas a quienes tenemos en alta estima, puede modificar totalmente lo que previamente habíamos tenido por cierto. Por último, existe un fenómeno de recurrencia compulsiva (o sea, otra vez, involuntaria) de ciertos episodios del pasado vinculados a situaciones traumáticas. Así como no controlamos mucho de lo que la memoria recuerda (cuántas veces nos hemos preguntado por qué recordamos con tanta claridad cosas absolutamente nimias, o por qué de pronto caemos en la cuenta de que habíamos olvidado cosas que juzgábamos esenciales de nuestro pasado), tampoco decidimos qué recuerdos regresan para desestabilizarnos, ni con qué intensidad y frecuencia. La experiencia de todo individuo demuestra cuán habitualmente la memoria equivoca la atribución de agentes y escenarios, y del ordenamiento temporal de los hechos. Resumiendo: no conocemos las leyes que rigen la memoria; no sabemos qué fuerzas subterráneas determinan la dialéctica peculiar del recuerdo y el olvido; pero sabemos sí que la memoria es sugestionable y maleable, que nos engaña con trucos y pases de mano, que nuestros recuerdos son parcializados, que la memoria merma con la edad, que los recuerdos poseen adherencias indistinguibles de su formación primigenia. Para expresar lo obvio entonces, la memoria es de poco fiar. Demasiado liada está con lo onírico, con lo imaginativo, con lo sentimental (ix) como para exigirle cientificidad. Pero inclusive si la memoria fuese mucho más confiable de lo que es, si con una honestidad absoluta transparentara lo que alberga, cabría aún consignar la relatividad que deriva del “punto de vista”. La valoración de cualquier hecho depende del lugar (espacial, social, etario, étnico, sexual, ideológico, etc.) desde el que hemos sido testigos o protagonistas del mismo. El efecto “Rashomon” impregna toda experiencia sensible y cognitiva y es consustancial al proceso de fijación del hecho en la memoria. Toda disputa matrimonial o toda evaluación de un momento político por oficialistas y opositores revive esta brecha irreductible de los puntos de vista contrapuestos, y corrobora la idea de que no existen hechos, sino sólo interpretaciones. Con razón observa el novelista Salman Rushdie: “Estudié historia en Cambridge, no literatura. Y aprendí que una de las preguntas más difíciles de responder es: ‘¿qué ocurrió?’. La gente disiente incluso respecto de la descripción más simple de un evento, sobre todo en una época en que el héroe de uno es el terrorista de otro” (x). Aun espigando de cada versión todo lo que pudiera adjudicarse a manipulación deliberada y deshonestidad manifiesta, no cabe duda de que básicamente cada parte contendiente suele estar convencida de su verdad. La reconstrucción de los hechos del pasado enfrenta esta problemática general del punto de vista, y le yuxtapone los errores de la memoria que veníamos enumerando. Una consecuencia importante de este desencuentro de los puntos de vista se expresa, naturalmente, como la brecha que suele existir entre la autopercepción del sujeto y su imagen social. “Nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás”, anotaba Proust con obviedad, y por ende, diferirá de la que nosotros tenemos de nosotros mismos. De la profundidad de esa brecha depende considerablemente el pathos de una autobiografía. Pero hay asimismo escisiones dentro de un mismo sujeto, entre sus dichos y sus hechos, entre lo que pensaba ayer y lo que piensa hoy, entre su conciencia moral y su ambición, entre su formación religiosa y sus apetitos carnales, entre su persona pública y su persona privada, etc. Muchas vidas breves y brevísimas cobija el Yo bajo su gran palio (xi). La falibilidad de la memoria hace que el sujeto busque “fuera de sí” las certezas del pasado, y las corporice en esas “pequeñas cosas” que parecen hospedarlas. La materialidad de esas cosas, su color, su textura, su volumen y forma, son así vías de acceso y continentes del pasado, y en su rotundidad nos resarcen del mundo fantasmal de los recuerdos. Los objetos disparan recuerdos que de otra manera jamás saldrían a la superficie. Marcel Proust nos describe esta fetichización de los objetos: Así ocurre con nuestro pasado. Es trabajo perdido el querer evocarlo, e inútiles todos los afanes de nuestra inteligencia. Ocúltase fuera de sus dominios y de su alcance, en un objeto material (en la sensación que ese objeto material nos daría) que no sospechamos. Y del azar depende que nos encontremos con ese objeto antes de que nos llegue la muerte, o que no le encontremos nunca (60). Existe todavía una dimensión adicional de problematicidad relacionada específicamente con la escritura. No es lo mismo rememorar para nuestro coleto o en conversación con amigos que intentar escribirlo. Más que la comunicación oral, la escritura es consciente del constreñimiento formal que la limita, se atiene a ciertos protocolos de exposición, de aceleración o suspense narrativo, incurre en circunloquios y en repeticiones deliberadas, intercambia señales con la maraña intertextual de la que es parte, interpone recursos narrativos que sacrifican “la verdad” al efecto artístico deseado, reacciona al género al que pertenecen aviniéndose a sus fórmulas o desafiándolas. La escritura, además, lo sabemos desde la deconstrucción, desarrolla una dinámica incontrolable que rebasa y sabotea los cauces por los que queríamos mantener el relato. En el desfase entre su orden gramatical y retórico, el texto hace de las suyas, prolifera y subvierte lo que parece querer decir. La escritura contemporánea es además, añadamos, insistentemente autorreferencial, al punto muchas veces de estancarse en la reflexión y olvidar su objeto; al punto, mejor dicho, de cancelar por completo dicha división sujeto/objeto. En un escenario tan sembrado de incertidumbres como el del relato autobiográfico, tan urgido de justificaciones implícitas y de peticiones de principio, este rasgo autorreflexivo puede llevar, si no se le controla con firmeza, al colapso de la narración (xii). El filósofo John Locke (1632-1704) pensaba que la identidad de un sujeto residía por entero en su poder de recordar. E inversamente, aquello que un sujeto no recuerda del pasado, sean hechos, personas o situaciones, no formaría ya parte de su identidad (xiii). El olvido parcial o total del pasado equivale así a un cercenamiento de quiénes somos. En el final de Blade Runner, la película de Ridley Scott, Roy, el magnífico androide humanizado por la conciencia de su propia mortalidad dice: He visto cosas que ustedes no creerían. Naves de ataque incendiadas fuera del hombro de Orión. He visto en la oscuridad el brillo de los rayos C en la Puerta del Tannhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Tiempo de morir. No es preciso por cierto que los recuerdos sean tan espectaculares como los de Roy, ni el deseo que los convoque tan perentorio como el suyo para sentir con él que, en efecto, con cada muerte desaparece algo único e intransferible, y que es legítimo dar cuenta de ello de alguna manera. Una suerte de democracia metafísica rige estos atavismos, por aquello de que “no hay un destino mejor que otro”, como alegara Juan Cruz en su anagnórisis borgeana. Lo importante no es qué se cuenta, sino cómo se cuenta, como en cualquier otro género literario. Y esto trae a colación la importante puntualización que el filósofo David Hume (1711-1776) introdujera en la mencionada concepción de John Locke sobre identidad y memoria. Para Hume, el papel de la memoria es el de permitir establecer relaciones (de semejanza, contigüidad y causalidad) entre las percepciones. La memoria no tanto produce sino que descubre la identidad personal, al mostrarnos la relación de causa y efecto entre nuestras diferentes percepciones, dice Hume. Puesto que para el filósofo escocés toda idea deriva de una impresión, se pregunta, ¿dónde está esa impresión que sea constante e invariable como la idea que tenemos de nuestra identidad? Es evidente que la identidad no puede derivar de las percepciones, sino de las relaciones que la memoria teje entre las mismas, que hacen que se homogenice lo heterogéneo. En vez de la sinonimia sujeto-memoria de Locke, Hume estipula que el sujeto está formado no sólo por la vasta serie de las cosas que ha vivido, sino también por las redes de asociaciones que su memoria tiende entre los hechos, capacidad que expande grandemente su radio de acción y le confiere solidez unitaria. Si la memoria es para Locke reproductiva, para Hume es reconstructiva, y esta importante distinción a la que ya hemos aludido tiene evidentes consecuencias para un relato autobiográfico. La reconstrucción del pasado tiene mucho que ver con la producción de verosimilitud de un relato. Lo que en un relato no es explícito pero se sugiere a partir de lo descrito, ¿no es análogo a lo que la memoria desconoce pero puede deducir? La recepción de un texto cualquiera ¿no procede de manera semejante? Sobre el texto que tiene ante sí y que lo interpela, ¿no suma el lector los elementos de su sensibilidad y conocimiento que se avienen o confrontan al relato y lo “rellenan” de personalísima manera? Entre la memoria que escoge hechos, y la memoria que los hilvana, hallamos otra analogía: la de la relación entre los ejes sintagmático y paradigmático de la semiótica estructuralista (xiv), de cuya interacción deriva el sentido de un texto. Así, escribir, leer y recordar comparten las mismas funciones del lenguaje. La memoria de Locke sería fundamentalmente sintagmática, la de Hume paradigmática. Resta aún por discutirse el status de ese sujeto, el titular de ese conjunto de recuerdos. La sempiterna pregunta que enfrentara a Heráclito contra los filósofos eleáticos vuelve aquí por sus fueros: ante la evidencia de que el sujeto cambia con el transcurso del tiempo, ¿qué nos autoriza a hablar de la permanencia de un mismo sujeto a través de todas esas instancias? El escolar que aprendía las conjugaciones de los verbos, ¿es el mismo sujeto que tiempo después escribe estas líneas? La sensación de familiaridad e inmediatez que la conciencia encuentra al reflexionar sobre ella misma es tan poderosa que para René Descartes constituía el único bastión que podía resistir el asalto de la duda metódica. Todo puede estar en entredicho, a merced de un dios malévolo que quiere adrede confundirme con falsas certezas, pero de lo que no puedo dudar es de la existencia de quien piensa, razona Descartes (xv). Sobre este punto de apoyo Descartes erige paso a paso la posibilidad de un conocimiento del mundo, y sienta las bases del racionalismo occidental. La certeza cartesiana emana del principio por el cual, si una cierta propiedad existe (en este caso, el pensamiento), también ha de existir la esencia que la produce (es decir, el sujeto), porque es inconcebible aquélla sin ésta. El sujeto cartesiano, entronizado en el centro del conocimiento y garante del mismo, autónomo, indiviso y autoevidente, privilegia la interioridad del individuo en la misma medida en que instala el escepticismo respecto de las evidencias empíricas. En el teatro cartesiano de la conciencia, hay un desfile incesante de ideas e imágenes, y hay una batalla por imponer un orden y un sentido a las mismas. Posteriormente, con el advenimiento del Romanticismo, esa interioridad alcanzará su apoteosis, y no por casualidad, tanto la historiografía como la autobiografía recibirán desde fines del XVIII un poderoso impulso. Pero la apacibilidad del escenario cartesiano habrá desaparecido por completo, dejando en su lugar una vena de irracionalismo, de exaltación pasional, de delirio onírico, de regusto mágico y legendario, de tormenta y pasión, de inquietud y angustia que reconocemos ya como modernos. Interioridad, introspección, ensoñación, imaginación, definen al Romanticismo como el modo cultural por excelencia de la Modernidad. Pero en Nietzsche encontraremos ya el primer ataque frontal contra ese sujeto omnipresente, al que define como una “ficción gramatical” (xvi) y a la conciencia como una hipóstasis del cuerpo, prefigurando de esta manera el asalto general contra las bases de la metafísica que caracteriza a la filosofía contemporánea desde Heidegger a Derrida. El psicoanálisis de Sigmund Freud, por su parte, demolerá el sitial privilegiado de ese Yo, relativizará sus certezas, cuestionará sus motivos. Se diría que estas previsiones que inspira la memoria hieren mortalmente a todo designio de reconstrucción de un tiempo ido. Empero, como se ha mencionado, nada de eso sucede. Antes bien, la multiplicación de incertidumbres acerca de lo real, acerca del medio reconstructor, acerca de la propia lengua (tan inextricablemente unida a la memoria, a sus pulsiones, y a la conciencia que tenemos de sus mareas) parecería acicatear la empresa, precisamente por inasequible y desaforada. En efecto, nunca se han escrito tantos relatos de este tipo como en las últimas dos décadas. “La búsqueda agónica del sujeto a través de los actos mutuamente reflexivos de la memoria y la narración, acompañados desde el principio por el miedo fantasmal de que es tan imposible de alcanzar cuanto imposible de renunciar a ello, constituye el gran emblema de nuestro tiempo” (James Olney, XIV-XV). El interés académico por este tipo de relatos no hace sino crecer; por todos lados se crean cátedras universitarias para estudiar específicamente esta clase de narración. El estallido y descentramiento del sujeto no ha significado entonces el ocaso definitivo del género autobiográfico sino su reverdecimiento; lo que ha cambiado es tal vez su forma (y ciertamente, su teorización): la consistencia o inestabilidad del Yo narrador, la convicción o inseguridad de los enunciados, lo lineal o zigzagueante de sus secuencias, la univocidad o heterogeneidad estilística; lo que cambia es la actitud hacia la realidad, hacia el lenguaje, y hacia la misma identidad del sujeto (xvii). La proliferación contemporánea de sujetos emergentes ha elegido la autobiografía, el testimonio, la memoria, los epistolarios, los diarios personales, la trascripción de relatos orales, y hasta las deposiciones judiciales y los blogs en Internet (esos géneros literarios que la expresión inglesa life-writing en su lata ambigüedad permite agrupar), como medio para dar a conocer historias, autopercepciones, pesares, conflictos, y reivindicaciones. A caballo entre la confesión y la denuncia, esos relatos autobiográficos y testimoniales son el escenario del alumbramiento de esos sujetos, la asunción orgullosa de una identidad y la vehemente protesta contra un sistema que la estigmatiza y reprime (nos referimos aquí a las escrituras autobiográficas o testimoniales de minorías étnicas, de mujeres, poscoloniales, gay, etc.). En nuestro Zeitgeist posmoderno es ya imposible aceptar sin más al sujeto como a aquel santuario humanista, autonómico, fijo y unitario. Ciertos filósofos enfatizan la solicitud exterior que crea al sujeto como un efecto (Althusser, Lacan, Foucault, Bourdieu, entre otros). Desde el Romanticismo el arte en todas sus variadas maneras se considera como la expresión de un sujeto, un Yo que asume la palabra y vuelca de sí lo que ha meditado, sentido, vivido, experimentado en general. Indiquemos, no obstante, que esta autoexpresión no es propiedad exclusiva de la autobiografía literaria, y ni siquiera del arte en general. Una vez que se admite que un texto es expresión de una interioridad, ¿qué nos impide rastrear al sujeto detrás de las formulaciones matemáticas o filosóficas, tomando a éstas como claves de aquél? Tan fuerte es este vínculo consagrado por el sentido común, que la crítica literaria de aspiración “científico-formalista” apuntó su artillería, en primer término, contra lo que denominó “la falacia autobiográfica”, es decir, contra la extendida obsesión de personalizar el análisis textual, y de buscar claves vitales para explicar determinados rasgos retórico-lingüísticos. Hoy día sería casi impensable que un relato autobiográfico no reflexionara en el mismo texto acerca de sus limitaciones intrínsecas, acerca de las trampas que tiende la memoria, o acerca del azoramiento que produce la persistencia de la identidad en el tiempo. Pero el irrefrenable surgimiento de narraciones autobiográficas tiene relación no sólo con la necesidad de los nuevos sujetos de representar/se el proceso de su formación, sino también con el frenesí confesional y terapéutico que caracteriza a nuestra cultura de masas. La globalización de los talk-shows y de los reality-shows ha terminado por naturalizar la exposición pública de cosas que antes se mantenían bajo la órbita privada, o íntima, y que hoy se discuten frente a las cámaras de televisión con una crudeza y desembarazo hasta hace veinte años desconocida. Dichos formatos televisivos concitan por cierto los mayores ratings y no parece haber límite que los productores no se atrevan a traspasar con tal de aumentar la audiencia, y con ella la facturación de esos programas. Los efectos culturales masivos de semejante martilleo televisivo están hoy a la vista. La diseminación del confesionalismo y del victimismo, que conminan al sujeto a hurgar en el pasado y a exponer públicamente lo hallado, no podría haberse impuesto tan rotundamente si a su vez no se asentara en su pretendido valor terapéutico. Sacar afuera las humillaciones y las vejaciones, los remordimientos y las culpas, las más vergonzosas motivaciones, las pasiones más innobles, nos haría libres al quitarnos una pesada carga de encima despejando así el camino de la curación. El supuesto valor terapéutico de la confesión es inmune a la cuestión de la idoneidad profesional de nuestra audiencia o de la pertinencia del lugar y momento en que la misma se produce o del crudo propósito explotador de muchos de estos eventos. En nuestra cultura, hablar es siempre mejor que callar, y la confesión es un espectáculo que nadie quiere perderse. En este sentido, de la misma manera que los tópicos escabrosos detentan los más altos ratings, el revanchismo suele constituir la motivación predilecta de muchos de los ejercicios memorísticos que atestan las mesas de ofertas de las librerías. No ha de sorprender entonces que la vulgaridad, la trivialización y el sensacionalismo distingan a los especimenes más vendidos del género autobiográfico. Los topoi clásicos de la remembranza no alientan ya a estas reconstrucciones mezquinas del pasado a las que sólo impregna, si acaso, una nostalgia autoindulgente. También viene a cuento subrayar que hay una generación, la de los años sesentas y setentas, que hoy, cercada por la vejez, quiere dejar constancia de su pasado antes de pasar a retiro, y lo hace escribiendo autobiografías, memorias y testimonios de época. Distingue a esa generación el haber sido protagonista de hechos tumultuosos y cruciales a nivel mundial, y más aun, el haber enarbolado y vindicado una identidad “juvenil” como ninguna generación previa lo hizo. La propia gravitación de esos hechos históricos, y la profundidad del cambio cultural que se produjo simultáneamente, dieron lugar a un complejo entrecruzamiento de ideologías y costumbres que determinan su riqueza e influencia todavía apreciable. Quienes vivieron aquellas intensas décadas pueden trazar en sus memorias el arco que va desde la Revolución Cubana (1959) a la caída del Muro de Berlín (1989), por citar dos momentos simbólicos entre otros posibles, repasando con perplejidad lo que ocurrió entre la embriaguez redentorista y la resaca que le siguió. Los movimientos de liberación nacional anticoloniales, la lucha por los derechos civiles, las guerras en que se expresaba el conflicto este-oeste, los levantamientos y masacres estudiantiles, los conflictos obreros y campesinos, los golpes de Estado militares, los asesinatos de presidentes y de líderes sociales, las luchas feministas, las guerras de guerrillas latinoamericanas, y sus brotes primermundistas, el gran movimiento contracultural estadounidense, son algunos de los mojones generacionales que empiezan a dar pábulo a narraciones en primera persona de toda índole. Por último, la revolución en las tecnologías de la comunicación (Internet, telefonía móvil, fotografía y video digital, etc.), que ha aumentado exponencialmente el volumen de la información que manejamos a diario, y ha hecho posible transmitirla casi instantáneamente a cualquier distancia, ha traído consigo una renovada preocupación por la autenticidad (en el sentido existencialista del término) de esos intercambios. Así como poseer trescientos canales de televisión no nos asegura encontrar un programa satisfactorio en la televisión, así como tener correo electrónico y mensajero no garantiza la calidad de nuestra relación con nuestros semejantes, así surge un reclamo de conversación sustantiva en nuestras sociedades que la multiplicación de medios no eclipsa sino subraya. Ante el ruido, anteponer el sentido. Y si no, el silencio. Angelus Novus (Klee/Benjamin) El Ángel de la historia observa el detrito acumulado de los trabajos [y los días y un cansancio milenario le atenaza las alas no puede anticipar el futuro, al que da la espalda, ni restaurar el pasado ruinoso que es todo su horizonte la cultura no puede prever ni puede rescatar dos mentiras piadosas y una cortina de humo que es mejor no disipar el Ángel de cara a la destrucción infinita: las alas envaradas en el pródigo instante el parpadeo que nos alumbra la batalla que siempre perderemos y que no habremos de rehusar Bibliografía • LOCKE, John, George BERKELEY y David HUME. Great Books of the Western World. Robert Maynard Hutchins, Editor in Chief. Chicago, London. Toronto: Enciclopaedia Britannica, Inc., 1952. • NIETZSCHE, Friedrich. Más allá del bien y del mal. Preludio de una filosofía del futuro. Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pascual. Madrid: Editorial Alianza, 1994. • OLNEY, James. Memory and Narrative. The weave of Life-Writing. Chicago & London: University of Chicago Press, 1998. • PROUST, Marcel. En busca del tiempo perdido. 1. Por el camino de Swann. Trad. Pedro Salinas. Madrid: Alianza Editorial, 1992. • SCHACTER, Daniel L. The Seven Sins of Memory. How the Mind Forgets and Remembers. Boston, New York: Houghton Mifflin Company, 2001. Notas i. Citado en http://epc.buffalo.edu/authors/bernstein/shadowtime/wb-thesis.html, donde también puede verse el cuadro de Klee que suscita las famosas reflexiones de Benjamín. Esta y las restantes traducciones del artículo me pertenecen. ii. Más detalles sobre esta teoría pueden hallarse en The presentation of Self in Everyday Life (1953) de Ervin Goffman, y en Anthropology of Performance (1986) de Victor Turner. Existe, no obstante, una dimensión no desdeñable en esa autopresentación del sujeto, tanto en el “manejo de imagen” del Yo en sus interacciones con los otros, como en la escritura que pretende exponer sus vicisitudes, que escapa a cualquier control efectivo del sujeto. iii. Citado por George P. Landow en http://www.victorianweb.org/genre/autobio3.html. iv. Término usado por James Olney, en el ensayo que se cita más adelante. v. “(La memoria) es de tal importancia que, allí donde falta, el resto de nuestras facultades es en gran medida inútil” (Locke, 142). vi. La enumeración de las fallas de la memoria sigue en líneas generales la exposición de Daniel L. Schacter según puede leerse en http://www.apa.org/monitor/oct03/sins.html o, con más detalle, en The Seven Sins of memory. How the Mind Forgets and Remembers. Boston, New York: Houghton Mifflin Company, 2001. vii. Schacter señala que este desvanecimiento progresivo implica “un cambio gradual desde la memoria específica y reproductiva a la reconstrucción y las descripciones más generales” (16). viii. Esto corre por mi cuenta y no por la de Schacter, quien, como buen estadounidense, es conductista. ix. La etimología de la palabra “recordar” nos aporta una pista: del latín “recordari”, el prefijo “re” significa repetición, “de nuevo”, y la raíz “cordis” significa “corazón”. El re-cuerdo es “volver al corazón”. Célebremente, Marcel Proust ha dejado una descripción minuciosa de la carga emocional del recuerdo: “Siento estremecerse algo en mí que se agita, que quiere elevarse; algo que acaba de perder ancla a una gran profundidad, no sé el qué, pero que va ascendiendo lentamente; percibo la resistencia y oigo el rumor de las distancias que va atravesando” (Por el camino de Swann, Combray, 62). x. Citado en http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/ 9-3017-2006-05-21.html. xi. Nietzsche, una vez más: “La suposición de un único sujeto es tal vez innecesaria; acaso sea igualmente legítimo suponer una multiplicidad de sujetos, cuya interacción y lucha sea la base de nuestro pensamiento y de nuestra conciencia en general... Mi hipótesis: el sujeto es múltiple” (The Will to Power, 490). xii. En la filosofía contemporánea, en las ciencias sociales y en las llamadas “humanidades”, se conoce como “giro lingüístico” a la concepción que destaca la función de la lengua como constructora de la realidad, en oposición a la noción clásica de un mundo exterior dado, al que la lengua simplemente “etiquetaría”. Las semillas de ese giro ya se encuentran en Saussure, quien tantos desarrollos iniciara. En su Curso de lingüística general, Saussure critica esta noción simplista del lenguaje como “nomenclatura” de la realidad (capítulo I, primera parte, “Naturaleza del signo lingüístico”). Las consecuencias epistemológicas de dicho giro lingüístico son enormes. El énfasis lingüístico posibilitó también un “giro narrativo” en las ciencias sociales a partir del estructuralismo, donde hay un llamado a investigar los cuentos antropológicamente, como depositarios de actividades esenciales tanto cognoscitivas como comunicacionales. Una descripción de estos desarrollos en el campo de la historiografía, por ejemplo, puede leerse en Metahistory (1973) y en Tropics of Discourse (1978) de Hayden White. Se colige que dichos giros lingüístico y narrativo figuran también de manera preeminente en el auge de la “escritura de vida”, como praxis y como teoría. xiii. Locke describe este aspecto dramático del desvanecimiento de los recuerdos con esta analogía: “Así las ideas, como criaturas de nuestra juventud, suelen morir antes que nosotros: y nuestras mentes nos representan esas tumbas a las que nos acercamos; donde, aunque el mármol y el bronce permanecen, las inscripciones han sido borradas por el tiempo, y las imágenes se desintegran” (142). xiv. En la semiótica estructuralista, un signo posee un determinado valor de acuerdo a sus relaciones sintagmáticas y paradigmáticas en una cadena de signos interdependientes. Las relaciones sintagmáticas son relaciones horizontales, diacrónicas, que tienen que ver con la posición de los significantes en esa cadena; representan por ende posibilidades de combinación intratextual, es decir, in praesentia; asociados al eje sintagmático encontramos conceptos como “contexto”, “contraste”, “contigüidad”, “metonimia”, “parole”. Las relaciones paradigmáticas son relaciones verticales, sincrónicas, que tienen que ver con la posibilidad de sustitución de significantes, y son entonces intertextuales, in absentia. Se le asocian conceptos como “oposición”, “similitud”, “metáfora”, “langue”. xv. Porque ¿cómo podría el demonio engañarme, a menos que yo existiera? xvi. “En lo que respecta a la superstición de los lógicos: no me cansaré de subrayar una y otra vez un hecho pequeño y exiguo, que esos supersticiosos confiesan a disgusto, a saber, que un pensamiento viene cuando “él” quiere, y no cuando “yo” quiero; de modo que es un falseamiento de la realidad efectiva decir: el sujeto “yo” es la condición del predicado “pienso”. Ello piensa: pero que ese “ello” sea precisamente aquel antiguo y famoso “yo”, eso es, hablando de modo suave, nada más que una hipótesis, una aseveración, y, sobre todo, no es una “certeza inmediata” (Nietzsche, 38). Ya había dicho David Hume que las interrogantes sobre la identidad nunca podrían resolverse, y que deberían ser consideradas como dificultades gramaticales en vez de filosóficas. xvii. Esas diferencias en el relato autobiográfico quedan expuestas en el trabajo ya citado de James Olney, Memory and Narrative. The weave of life-writing (1998) a través del análisis comparativo entre las Confesiones de San Agustín, las de Jean-Jacques Rousseau, y la obra de Samuel Beckett. ** Horacio Centanino hcenta@gmail.com Docente, traductor, periodista y escritor uruguayo. Doctor en literaturas hispanoamericanas por la University of California, Berkeley (http://www.berkeley.edu, 1998). Artículos suyos han sido publicados en medios como Enciclopedia (http://www.henciclopedia.org.uy), Revista de crítica latinoamericana y Lucero. A Journal of Iberian and Latin Studies, y tiene publicado el libro Modernización y cultura en el Uruguay. Una lectura teatral (Montevideo: Melibea, 2000). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Niddy Calderón Plaza *** El siguiente, por favor Íos Fernández *** Poemas Simón Fernando Herrera Herrera *** Dos cuentos Carlos Antonio Silva *** Tres poemas Concha González Nieto *** Sentimientos Rocío Beatriz Foltran *** Náufragos de embuste Manuel Rodríguez Díaz *** Dos relatos Miriam Díaz *** Poemas Marcelo Santos *** San Calisto Yago Quiñones *** Y de pronto, el abismo. Poemario de la desesperanza (2002-2005) Francisco Suárez Trénor *** Con th, hache muda Gabriela Urrutibehety *** Aguaje (extractos) Carmen Váscones *** Dos mujeres Juan Pérez Rosales *** Poemas Paula Winkler *** Gallina Montse Haro Redondo *** Poemas Paulina Rendón Poujol *** Dos poemas Sergio Manganelli *** La muerte llega a caballo Pablo Mendieta Paz === Poemas Niddy Calderón Plaza ====================================== Uno por uno destejo los días. hilo a hilo, desenredo, descruzo. ¿Cómo haré para destejerme hoy? === No traigo avecillas, ni gallinas blancas del cielo, aquí no hay resolana que asombre, todo se sabe, que ya no hay nada, nada, y más nada === Algunos días no se puede ni escribir una frase con tino. encorvada caracol de arena me desgrano === Una noche las manos de los ángeles vendrán a tejer y destejer este laberinto animal (Del libro Destejo los días). Poemas a Luis Alberto Angulo Hablo de poemas que se meten en mi cuarto por la ventana en mi cuerpo por el aire en mi mente con animales insertan pequeñas dosis en mi sangre la coagulan y la enfrían para que deba escribir y así volverme el cuerpo normal otra vez resignada frente a ellos seré inmóvil cordero devorado por su filo y su garra hasta que ya no quede nada de mí Poema malo a Arturo Gutiérrez Plaza Me muerde en mil dudas y no acierta en ningún verso o en palabra alguna al final muere porque no alcanza a nacer aborto de verbos malformados frases retorcidas sílabas mutantes sin pies ni cabeza. Poema lengua Desde el papel lanza una serpiente impúdica que roza al cuerpo lector lame sin pedir permiso alguno unta una sedosa complacencia que sólo una lengua puede dejar Poema felino a Roberto Martínez Bachrich Atina siempre en atrapar cada palabra que con cautela encuentra su espacio en el papel Cada verso se ondula glamoroso y eterno como nada Tiene un rugido en medio que vence que asusta El poema felino araña algo de ti se sube a tus piernas y espera la caricia de ser leído sin más Poema umbilical a María Antonieta Flores No siempre se atina en encontrarlo las palabras vienen resbalosas ¿cómo decir con certeza? ¿cómo sacar del ombligo de la noche la forma exacta de un poema? la fragilidad y el rigor que entrega en cada letra o cada espacio no se encuentra sin estirar la mirada al otro lado de lo que ofrenda el polvo o la flor. Poema inútil No sirve para pagar en el cine la discoteca o el bar ni siquiera en una tienda del centro nadie cambiará un trago por unas letras ordenadas en un papel nunca perlas o alhajas cangrejos o fiestas por la bofetada del sarcasmo, la fascinación por la nocturnidad o la cadencia erótica que pueda contar un poema. Poema más allá del olvido Hay poemas que más allá del olvido nombran dejan de ser de palabras dibujan una llama espesa son poemas del tiempo y sin Leteo Viven solos huérfanos de padre existen más arriba muy adentro de sus deleitantes cada uno deviene en un animal de la memoria que abre una ventana a lo eterno Poema necio a Santiago Pérez Comienza quitándose unos gerundios dice que le oprimen también se quita los adjetivos que me gustan los más cursis, los bonitos Este poema pelea conmigo me grita a veces no entiendo lo que dice no siempre es en mi idioma a veces no es ninguno es una mueca, un gemido es una risa que se ríe de mí Poema de la tarde a María Eugenia Inojosa Nace con el último pestañeo del sol late entre letras que en osadía se despojan de las espesuras solares Crece con la noche y va esparciéndola gota a gota en el papel. Otro poema necio a Pedro Lastra. Es el peor de todos se niega a ser escrito se revela con pudor ahorra tantas palabras como puede es mezquino Inventa su propia guerra a la palabra a veces no alcanza para decir y otras veces nombra demasiado casi siempre dice con inexactitud Deja siempre algo latiendo en su lectura. Del libro Poemas (Una risa que se ríe de mí) Premio Conac 2004 ** Niddy Calderón Plaza mieles07@yahoo.es Docente y escritora venezolana (Valencia, 1977). Licenciada en educación, mención artes plásticas, por la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve), tesista de la maestría en literatura venezolana del Área de Estudios de Postgrados de la mencionada casa de estudios y con varios cursos de mejoramiento profesional. Se ha desempeñado como docente en las facultades de Ingeniería, Educación y de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo. Desde el 2003 labora como docente del Programa Cátedra Abierta (Artes Plásticas) de la Secretaría de Educación del Gobierno Bolivariano de Carabobo. Ha sido promotora cultural y coordinadora de actividades literarias y artísticas. Ha dirigido talleres de poesía en la Fundación La Letra Voladora, la Universidad Arturo Michelena y la Secretaría de Educación del Gobierno Bolivariano de Carabobo. Ha participado en talleres de creación poética, en la Dirección de Cultura de la UC con Carlos Osorio (1993) y Reynaldo Pérez Só (1996); en el Ateneo de Valencia con María Antonieta Flores (1997-98) y en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve) con Lázaro Álvarez y Arturo Gutiérrez (1998-1999). Textos suyos han sido publicados en las revistas La Tuna de Oro y Poesía, de la UC, así como en la antología Voces nuevas (1998-99) del Celarg. Ha publicado el poemario Sonata con animales (Dirección de Cultura de la UC, 2002), con el que obtuvo el Premio Nacional del X Concurso Literario Pedro Buznego, en Maracay. Su poemario Poemas (Una risa que se ríe de mí) obtuvo mención de honor en el 1r. Concurso Interuniversitario de Literatura Simón Rodríguez, del Colegio Universitario de Administración y Mercadeo (Cuam, http://www.cuam.tec.ve), así como el premio del Concurso Mayor de las Letras y las Artes del Consejo Nacional de la Cultura (Conac, 2004). === El siguiente, por favor Íos Fernández ============================ (Nota del editor: recientemente apareció el libro El siguiente, por favor, con el que el escritor colombiano Íos Fernández obtuvo el Premio Distrital de Libro de Cuento Cartagena de Indias. Hoy, por una gentileza del autor, publicamos el relato que le da título al libro). Creo que estuve a punto de matar a un hombre por culpa de una mujer. Yo acababa de cumplir entonces once años y era un completo idiota. Ella tenía trece y lo sabía perfectamente. Su nombre era Jeni. Jeni vivía justo frente a mi casa. Yo me peinaba hacia medio lado y usaba sueltos los cordones de los zapatos. Secretamente guardaba en mi cartera un preservativo y un cigarrillo que alguna vez había tratado de fumar, pero que el miedo había apagado. Jeni era mi novia, pero nunca nos habíamos besado. Ella me decía que tuviera paciencia, que si me portaba como a ella le diera la gana pronto dejaría que le agarrara la mano. A mí esto no me preocupaba. En realidad, no le había pedido a Jeni personalmente que fuera mi novia, lo había hecho a través de una amiga en común y me sorprendió cuando ésta trajo como respuesta un sí. A decir verdad, yo ni siquiera le había pedido el favor; fue ella la que vino con el tema y se ofreció para ir a hablar con Jeni. Por eso, cuando regresó con la noticia de que yo ya tenía novia, se me aguó la boca y no pude evitar sentir la lengüita de Jeni rozarse con la mía. Para esa época empecé a soñar despierto: que yo era un tipo de quince años que me paseaba con unos compinches en bicicleta a altas velocidades por las calles del barrio, que tenía el pelo largo y una gorra de los Bravos de Atlanta colocada hacia atrás, que incluso podía fumar sin esconderme, y los demás chicos no sólo me admiraban y temían, sino que además envidiaban que Jeni fuera mi novia. Mientras la besaba en la calle, todos se morían de ira queriendo ser ellos los que pudieran agarrarle las tetas que eran bien grandes para tener trece años. Pero todo eso se iba al diablo cuando Jeni me prohibía que la besara y que les dijera a los demás, aunque andábamos juntos para arriba y para abajo y ya todos se estaban dando cuenta. Incluso en las fiestas nos sentábamos juntos, pero como yo no sabía bailar, ni me interesaba aprender, empezaba a meterle conversación, y ella aburrida miraba para otro lado como diciendo “cállate”. Bostezaba un poco y movía los pies bailando sola, pero sentada. En ese momento llegaba un tipo grande y la sacaba a bailar, sin siquiera mirarme. Yo hacía como si no me importara y pasaba un disco, luego dos y yo como si nada; tarareaba tontamente las canciones, y tres y luego cuatro y así hasta que hallaba el valor para pararme y largarme de ahí. Pero esa noche entré a la sala. Había muchas parejas bailando una balada de amor, todos abrazados, pero nadie se movía. La sala estaba bastante oscura, había una luz azul tenue que permitía divisar un poco las formas; busqué a Jeni, pero no logré reconocerla y opté por buscar al tipo de turno, que tenía una camisa roja a cuadros. Lo vi en un rincón besando a una chica. Me acerqué para preguntarle por Jeni, pero cuando la reconocí y vi su lengüita en la boca de ese imbécil, juro que sentí odio, no podría explicarlo, pero en ese momento, justo en ese momento y aún después de empujarlo, me sentí como un tipo de quince años que usa el pelo largo y una gorra hacia atrás y puede fumar y aunque sabía que no era cierto estaba dispuesto a dar la pelea, pues era lo suficientemente idiota como para iniciar una pelea perdida. Era demasiado orgulloso para llorar, pero muy débil, muy niño para contener las lágrimas. Salí con los ojos humedecidos, desesperado, a conseguir una botella. Mientras todos me miraban la rompí y estaba dispuesto a sacarle la sangre. Pero me agarraron y la verdad no fue difícil, ya me había arrepentido, aunque seguí allí fingiendo una ira que ya se había escapado. Para ese momento habían apagado la música y se había organizado una ronda a mi alrededor. El tipo grande estaba parado frente a mí. A plena luz se veía aun más grande, con un bigotillo ridículo, mirándome fijamente, tratando de parecer maduro, de demostrar que dominaba la situación. Yo no sentía miedo, sabía que si lograba conservar una expresión demente en la mirada lo mantendría a raya. “Cálmate, cálmate”, me decían. Cuando Jeni salió y me vio, me gritó de todo. “Idiota, ridículo, inmaduro, acomplejado, culicagao”. Yo sabía que era cierto que tenía razón. “Vete para tu casa”, decían los demás. También tenían razón. Salí de allí. La calle solitaria y oscura estaba dispuesta para mí como una mano tendida. No me había alejado mucho cuando la música volvió a sonar. Busqué en mi cartera el viejo cigarrillo, lo encendí de una aspirada, estornudando y con dificultad, expulsé una hermosa nube de humo. A través de ella pude divisar en el cielo una luna enorme, de un rostro amable casi sonriente... Había pensado romper los vidrios de la casa de Jeni o mearme en su puerta, pero no lo hice. Antes de entrar a mi casa cogí unas hojas de limón y me las froté en las manos. La puerta estaba entre abierta con una silla recostada desde adentro, empujé con cuidado. Allí estaba la abuela, dormida en una mecedora, con la televisión prendida. Era una buena película, en la que un tipo alto sujetaba por la cintura a una mujer y ella hacía como que no, pero luego que sí y sin querer terminaban en la cama. Y yo miraba la TV, mientras pensaba que algún día llegaría mi turno. ** Íos Fernández aquinovivenadie@hotmail.com Escritor colombiano (Cartagena de Indias, 1979). Estudió literatura y teatro. Ha publicado artículos, cuentos y poemas en medios impresos, así como el libro de cuentos El siguiente, por favor, con el que obtuvo el Premio Distrital de Libro de Cuento Cartagena de Indias. Textos suyos pueden leerse en su blog, Cráter de Obús (http://aquinovivenadie.blogspot.com). === Poemas Simón Fernando Herrera Herrera ============================ No no es noche o la ventana que seduce, hipnotiza con su misterio, no es la puerta del abismo o el canto de las sombras diluidas en la piel, el ayer que reverbera a la deriva de los pasos, el eco que entroniza los recuerdos, o la imagen murmurante que abraza lunas y soles idos, ni siquiera el grito unísono de héroes caídos. Es un balbuceo, un agitar de manos ante el mundo, frente a la piedra que vuelve a ser sílaba o semilla, la realidad primigenia visitada, un recorrer de riberas y playas es una brecha, un murmullo un batir de manos suicidas, una lágrima que implora olvido, un ir y regresar, no ir, no regresar un aceptar las horas y discutir con sus sombras, esperar la primera caricia del día de espaldas al horizonte, aceptar la noche y hacer creer al día que ilumina, un crecer de nubes centinelas, arrebatos de noches tortuga, de horas insomnes de suspendidos soles, un abrir de ojos para sólo ver oscuridades a la hora en que la noche devuelve su estandarte, un caminar de bloques de hielo sobre un océano de infinitas lunas, un acuerdo de paz con las veinticuatro horas a las doce de la noche, un esperar el primer grito, el primer latido, ver la primera lluvia llevar sus secretos, y al día volver a su sueño y al hombre murmurar las mismas palabras. FIN === Esta herida que me alcanza llega de riberas desconocidas, de un tiempo oscuro y metal roído, me abraza como su hermano me tiende la mano cual amigo no sabe de campanas dolidas o cuerpos desfallecidos, se presiente su vuelo se adivina su celo a espaldas sonríe por ser otro día de fiesta, este gozo que detiene mi aliento esta angustia que da cobijo a mi existencia, es una herida de vestido elegante colecciona suspiros como corchos olvidados es sólo un pozo de caldos en ruina. ** Simón Fernando Herrera Herrera si80n@hotmail.com Docente mexicano (Veracruz, 1973). Es profesor de telebachillerato y su producción permanece inédita. === Dos cuentos Carlos Antonio Silva ================================= *** Burbujas “...Y la alegría no se cosecha dos veces en la vida, como las rosas de Paestun dos veces en el año”. Edgar Allan Poe Aquellas palabras dichas por Marcos la otra tarde tuvieron para mí la suerte de ser una especie de revelación que me mantuvo pensativo durante varias semanas. Marcos tiene esa rara virtud de hacer grandes confesiones como si fueran chistes desnudándote a más no poder. Desde el fondo del alma se te desata todo ese sedimento de tranquilidad que llaman olvido. Porque los recuerdos no son más que pedacitos de intranquilidades que el tiempo se encarga de ocultar muy hábilmente. Lo que quiero decir es lo referente a esa palabra lanzada por Marcos después de salir de la Facultad. Esa palabra me sumió en una tortura cotidiana. Desde ese día traté de hurgar en el pasado algún indicio que me sirviera de justificación para, así, sentirme mejor conmigo mismo. Mas no pude. Bajé los discos del estante para revivir uno a uno los recuerdos que se fueron por el túnel de la memoria. Establecí contacto con baladas antiguas y ninguna me dijo nada extraordinario. Todas sin excepción cumplieron con el ritual mecánico de mi tocadiscos. Ya cansado de encender y apagar reminiscencias giré el botón hasta off, y me dispuse a buscar una señal en las muchas cartas que aún tengo la osadía de conservar. Tampoco logré entender. Revisé las postales y sólo vi palabras ciegas. No dejé estante de mi biblioteca sin registrar. Hasta me interné en el álbum de fotografías y no encontré sino retratos de rostros abrumados, sonrientes, soñolientos, ansiosos, pensativos, calculadores, enmohecidos, encanecidos por las imperfecciones del papel desgastado. Busqué entre las pocas mujeres que supongo he amado y ninguna me dio la clave. Pensé para mi horror que quizás nunca había sido plenamente feliz. Desilusionado me marché a la calle. Huyendo del estruendo de voces y cornetas fui a refugiarme hasta una librería sin idea alguna de comprar. Curioseando unas revistas de moda vi conjuntos playeros, trajes de cocktail, de fiesta, trajes de baño, tangas, pantalones desteñidos, blusones y sobre todo rostros muy bellos. En la página 68 me detuve sorprendido cuando la vi a ELLA luciendo un vestido estampado acompañada a su vez de un caballero alto y acicalado. En comparación conmigo, no había contraste. Era una pareja conservadoramente ideal, sino biológicamente, al menos sí desde el punto de vista publicitario. Pagué y me acomodé lo mejor que pude en un cafetín rodeado de macetas y ruidosas fuentes. Repasando la revista viajé al pasado y vi aquel zaguán oscuro y sórdido que me hacía temblar en mi niñez a no ser porque al final estaba ELLA con su voz metálica y canora ensanchando las paredes, derritiendo las distancias. No sé si mi miedo era por ese misterioso zaguán o porque al final estaba ELLA inventando los paralelismos entre mi tardía inocencia y su prematura audacia. Porque para ayer apenas éramos dos vertientes de remotísimos parajes. Dos pliegues desiguales de un vestido infinito que todavía el tiempo no ha terminado de confeccionar. Puntos equidistantes de un universo creado para sucumbir ante el error. ¡Lilita, aún te recuerdo aquella segunda vez que llegué a tu casa, a ese viejo caserón embrujado, donde los duendes de tu risa iluminaban mi pasmosa travesía! Aquel día la puerta entreabierta me dio la sensación de que estabas sola. “Eres tú, pasa. Me estoy bañando”. El baño tenía una puerta corta que mostraba tus pies blancos y descalzos. De pronto la puerta se abrió y saliste completamente desnuda. Tu cuerpo escurría gotitas envueltas aún en jabón. Al ver tu cuerpo así tan brillante, nacarado y húmedo volé en cien grados. “Enseguida te atiendo”. Regresaste al baño con una sonrisa picarona, y terminarte de ducharte. Después vino tu hermano quien estudiaba en el liceo. Discutimos largamente. Te reprochó el haberme dejado entrar. Ahora veo claramente lo que me dijo Marcos aquella tarde. “Tienes que buscar en algún lugar una prueba que me demuestres que has sido feliz una sola vez en tu vida”. Marcos, mi felicidad fue apenas imperceptible. Sucedió cuando apenas contaba 13 años. Esa felicidad de la cual tú hablaste al salir de la Facultad es un estado de blancura interior que regocija cuando se disfruta a conciencia pero que tortura cuando se disipa tan velozmente. Las pruebas son transparencias. Son burbujas que aún destilan del cuerpo de Lilita resplandeciendo en humedad. Una transparencia la cual ya no es posible obtener. Esas transparencias de mi pasada adolescencia son burbujas digeridas por el tiempo y disipadas en aquel viejo caserón al cual no he vuelto más. *** Nadja en Ocumare La belleza será CONVULSIVA o no será. André Breton Y aquella mujer era tan hermosa que me causaba miedo. Guillaume Apollinaire Nunca podré entender cómo llegué a los brazos de Ana María, tan apartada de mi ideal femenino. Sin negar sus atributos físicos, ella era una mujer pragmática y poco dada a la fantasía. Antes de conocerla, mi vida se debatía entre la incertidumbre y la orfandad. La soledad que me alcanzó en aquel entonces fue abono suficiente para refugiarme en un amor mitad consuelo, mitad resignación. Sin embargo, el tiempo me ayudó a sobrellevar la carga con una dosis de humor e imaginación. A los pocos meses de fijar residencia en Los Teques y establecernos como pareja, decidimos comprar un apartamento cerca de la playa. Esta decisión se convirtió momentáneamente en el salvavidas de nuestro matrimonio, que parecía naufragar entre la rutina y el cansancio. Allí, entre el tedio y la soledad, me instalé en mi hamaca a leer a Skármeta, Borges y Bretón, como faros que se extendían más allá de un tiempo remoto. Borges, particularmente me pareció más apropiado para entender un hecho extraño, que a la luz de este tiempo sigue signado por las interrogantes. Era la tarde de un primero de enero cuando me abandoné a mis pasos como quien no quiere llegar a un sitio determinado. Por la línea del malecón y esquivando el embate espumoso de un tímido oleaje me fui caminando hasta La Boca donde está el embarcadero de lanchas. Allí me entretuve con el vuelo algunas veces torpe de los alcatraces cuyos picos se sumergían en el mar tibio y sereno. Sentía aún en mis espaldas la resolana de la tarde que declinaba en el ocaso. Además del calor sentía los efectos de la resaca que me devoraba con fuego brutal. Más que sed lo que me perturbaba era el hastío de vivir, de soportar una vida en medio de tantas mentiras cotidianas. Estaba imbuido en mis cavilaciones cuando sentí la voz excitada de Manuel. —Poeta, tienes que verla. Es un ángel. —¿Qué estás diciendo? ¿Cuál es tu agite? —La chama, la chama más hermosa que he visto en toda mi vida. La acabo de dejar en la pizzería y creo que iba rumbo al malecón. —Pero si yo vengo de allá y no he visto nada del otro mundo. —No la puedes ver porque vives encerrado en tu mundo de preocupaciones. Bota esa depresión y vente con nosotros. Alejandro se quedó en la pizzería. Él te podrá constatar lo que te estoy diciendo. Allá en la pizzería, con extremada agitación, Alejandro nos hacía señas para que aceleráramos el paso. Iba a decir algo cuando la vi por vez primera. No sé qué resorte de mi adormecida sensibilidad se activó cuando la vi cruzar la calle. Su paso lento, seguro, armonioso y rítmico nos puso a vibrar en una constelación de estrellas. Como atraídos por una extraña fuerza de gravedad nos acercamos y pudimos captar su exquisita fragancia. Una mezcla de malabar, vetiver y esencia de sándalo transpiraba su luminosa piel. La tersura y armonía de ese cuerpo parecía no tener fin. El universo entero se gestaba y extendía en un territorio sitiado por lo inaudito. En un estado de indescriptible embriaguez nos dimos a seguirla por las calles del Playón. No me acuerdo qué pasó. Algo nos distrajo por espacio de unos cuarenta segundos. Al voltear la vista observé que se embarcaba en un automóvil blanco. Como pudimos, la seguimos. Una camioneta acudió en nuestra ayuda y entre maniobras y cabriolas tratamos de acortar distancia para alcanzarla. En una curva del pueblo de Ocumare vimos el celaje del vehículo que había virado hacia la izquierda. En un pueblo de calles desiertas y un primero de enero no era difícil ubicar una persona. Cuando entramos en la calle principal, el carro había desaparecido, y lo más terrible, la musa de nuestro ensueño. Sin perder ni un segundo recorrimos todas las calles aledañas y nunca dimos con el paradero de esa nave que parecía sacada de un cuento de ciencia ficción. ¿Para donde se esfumaría? Evidentemente, no era una alucinación y las leyes de la lógica son inexorables. ¿Era una aparición fantasmagórica o era acaso un personaje escapado de la literatura para seguir habitando con mayor propiedad y corporeidad nuestras fantasías? A todas estas interrogantes, lo único que se nos ocurrió fue atribuir su aparición a la influencia de Bretón. Nuevamente el fantasma de Nadja seguía danzando por calles embriagadas de poesía e imaginación. Esa noche nos quedamos en el pueblo y en una vigilia obligatoria nos dimos a esperar a que nuestro ángel saliera de alguno de esos caserones. La noche transcurrió sin novedad pero con muchos sobresaltos y la arremetida brutal de los zancudos que perforaron nuestra piel cansada. A pesar de permanecer atentos durante varias horas, Nadja nunca apareció. A la mañana siguiente regresé a la casa donde encontré sólo una nota de despedida de Ana María. Desde ese día mi vida cambió. Un insomnio despiadado se apoderó de mis noches, ahora más amargas sin la compañía de Ana María y con el recuerdo perturbador de Nadja. Pasaron muchos meses para que volviera a mi vida cotidiana, sin sobresaltos. Ahora con un divorcio consumado, puedo decir que más nunca volví a ser el mismo. Por muchos años estuve enamorado de un fantasma, obsesionado por una mujer que vi una sola vez. Una mujer cuyo recuerdo aún me remite a ese instante supremo cuando su piel fue el más codiciado objeto del placer. Huyendo de su recuerdo me dediqué a los más variados oficios y pasatiempos. Puedo decir que su recuerdo nunca desapareció del todo. Años después mi ansiedad la divisó por un momento en una valla ubicada discretamente en la autopista. En una mañana fresca de febrero en dirección suroeste de la ciudad, en mi frenesí por materializarla la vi salir (eso supongo) del centro empresarial donde me desempeñaba como administrador de una importante firma comercial. Ataviada con uniforme gris y blusa roja atravesó un trecho de la avenida, donde un carro vinotinto esperaba por su abordaje. Justo en ese instante me llamó un compañero de trabajo para indicarme que dentro de tres minutos saldríamos a Caracas en un viaje de emergencia. No sé si es lógico o ligeramente comprensible a la luz de los sentidos afirmar que esa fue la última vez que vi a Nadja. Hoy cuando paso por esa calle siento un temblor sobrenatural, y no puedo evitar hacer conjeturas sobre qué pudo haber pasado esa noche perdida en la bruma del tiempo, cuando Nadja trastocó nuestra percepción para hacer brotar el amor que se quedó bostezando en un zaguán de Ocumare. ** Carlos Antonio Silva cartonsil@hotmail.com Escritor y periodista venezolano (Capaya, Miranda, 1948). Egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) como comunicador social en mención audiovisual. Tiene estudios de postgrado en literatura latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve), con tesis sin concluir. Director fundador del suplemento cultural Temporia, que publicaba el diario La Voz de Guarenas (http://www.diariolavoz.net). Publicó sus primeros cuentos en la revista Paréntesis, de la Escuela de Letras de la UCV. En Maracay fue colaborador y luego coordinador del suplemento cultural Cuartillas, que se editaba en El Siglo (http://www.elsiglo.com.ve), diario en el que se desempeñó por trece años en la fuente cultural. Por cinco años se desempeñó como coordinador de Prensa en el Consejo de Desarrollo Económico y Tecnológico del Estado Aragua (Codet). Actualmente colabora con el diario El Periodiquito (http://www.elperiodiquito.com), donde ha publicado algunos cuentos y crónicas musicales y de vida. === Tres poemas Concha González Nieto ================================ Y ya no nos queda más que este mundo soportado a golpes de silencio. La carne en la nieve nació para ofrecer su guante a la noche. Un cuerpo de gelatina tiembla un cuerpo que se desborda a través de los patios tiembla y duda. La madre ha descansado en el lado de los muertos negándonos a todos... Su mano blanca, el ruido de sus pasos, el naufragio que dejó en los ojos, inmoviliza la herida. Tu mano blanca, queda ahí, en el hongo despedazado por el mármol. Un hombre juega con tus dientes un hombre dilata tu piel oscura un hombre se posa en tus minutos. La madre ha descansado en la cuna del viento. En la pequeña piedra que fija su cabeza. === Las cadenas frente a la ventana. Un humo gris sacude su enérgico perfil. (Si yo fuese olivo dejaría un verde holgado en la voz) Las cadenas frente a la puerta. Un humo gris en las manos, en la edad que habla de las manos, en las manos que no avisan cuando, desnudas cambian de luz y sostienen el vuelo. (Si yo fuese araña desvelaría el secreto de las tumbas). Las cadenas sobre la tierra y los ojos arrastrando mirlos. === Una distracción tan sólo: (Un libro, una tiniebla ocupando la calle, una postal antigua, el sello de la lluvia en los cristales, la noche que llega con su sed de muerto, los violines que dejan su pan sin confesiones). Vivir consumiendo el dolor que se repite. Apenas una luz que ya no reconoces. ** Concha González-Nieto conchanieto@yahoo.es Escritora española (Madrid, 1952). Tiene inédito el libro La cueva azul. Ha recibido los premios Luis Rius (2000) y Visible Oscuridad (2001) y textos suyos aparecen en la antología Entonces, ahora (2003). Publica poemas y otros materiales en su blog, Noches de Agua (http://nochesdeaguanoches.blogspot.com). === Sentimientos Rocío Beatriz Foltran =============================== Todas sus penas y sus lamentos fueron resumidos en una sola, pequeña y brillante lágrima, que rodó lentamente por su cara hasta depositarse suavemente sobre el suelo. El funeral de Matt terminaba. —Vámonos —le susurró su hermana al oído. Sus piernas se movieron pesadamente al caminar de regreso a su casa, pero ella no se dio cuenta. Todo lo sucedido en la última hora volvía a su memoria, como cuadros de una película. No podía concebirlo. No podía ser verdad. Era demasiado doloroso. Al llegar a su casa subió las escaleras y se dirigió a su habitación. En el camino saludó a su perrito Lui, que cariñosamente se le había acercado al notar algo triste en su mirada. Sus ojos se encontraron y la nariz húmeda del perrito rozó suavemente su mano, en señal de que entendía su dolor y de que la acompañaría siempre. Luego Nadin entró a su habitación y se recostó en la cama. Pero no podía dormir, ni pensar. No podía comer, ni reír, ni llorar. Se sentía vacía por dentro. Todas sus emociones se habían ido a donde fuera Matt, y no podía encontrarlas. Y creyó que no las encontraría jamás. * * * Horas más tarde anochecía, y la madre de Nadin subía para despertar a su hija. Se acercó a ella y la sacudió suavemente. Nadin estaba despierta, pero no quería abrir los ojos. Finalmente, se incorporó y se abrigó, ya que había refrescado. Tomó su mochila y se dispuso a hacer los deberes, pero la muerte de Matt la había dejado con la mente turbada. Entonces se sentó en una silla junto a la ventana y perdió la vista entre las hojas de los árboles que se veían. La madre le subió la merienda. Nadin tomó lentamente la taza caliente entre sus manos y fijó la mirada en la bandeja. En la pulida y brillante bandeja donde podía ver su reflejo. En la bandeja de acero, como un cuchillo. Ante tal pensamiento Nadin se estremeció. Pensó en Matt y en la amistad que habían llevado durante tantos largos años. ¿Le habría perdonado todas las cosas que le había hecho durante ese tiempo? Tal vez sí, pero ella no se perdonaría nunca. Jamás se perdonaría todas las maldades que le había hecho. Y menos perdonaría a su mano hundiendo prolijamente aquel cuchillo en el pecho de Matt. Pero todo estaba hecho ya. ** Rocío Beatriz Foltran rocio_lunatica2004@hotmail.com Escritora argentina (Mar del Plata, 1991). Es estudiante. === Náufragos de embuste Manuel Rodríguez Díaz ======================= *** resolución Otro intento por dejar los días dorados Los cuentos sin nombre Las horas de la semana frescas en la memoria No vale si no es prohibido *** será Que tienes miedo, calor o frío Que viste chispas coloradas Que esperarás y harás café Lo que digas Quiero creerte Será *** el cuento Entre la gente que se perdió el fin del cuento Los incontables pares de acentos Una tregua franca Una tregua franca Una tregua franca *** A ve De P Piso Polimnia De U Upata Unción De S Sencillo Simetría K *** de domingos Pensé en una cama y dos ventanas Aliento festivo de carnaval Llamé treinta veces sin repetirme Alegría de domingos santificados Siempre quise *** reyes de paja (a V.R.) Reyes de falso valor De mentiras podridas De ilusos sin ilusiones Náufragos de embuste Vacíos vociferantes Grotescos vengadores Reyes de paja *** comenzar Golpeo la piedra con la rabia más antigua El tono enclenque se queja Se queja Se queja Permito permutar un escudo de plata Por diez segundos sin televisor Cambio Y no hay notas tuyas bajo la cama No sirve la guía La aplicación tenía un virus Tendré que empezar *** ligero Y de nuevo la memoria se encarga de la tarea más baja Obligar el peso en la mochila Me voy ligero *** tu portada Si te pido un título para tu portada Devuélvelo suelto Arranca con las uñas las ganas de maldecir Cierra el trato y pídeme la foto más bonita *** se va Llega y golpea sin dolor Sin oración previa, predice los destinos de mujeres sin silicona De hombres afeminados con cara de susto Se va *** pensando en tu ayer Silencio Buscando mil palabras rotas Perdiendo banalidades Cerrando el cuarto con vista a ningún lado Pensando en tu ayer *** I told you so Pretendo asir firmemente un algo irreparable Una evasiva cuenta sin saldar Atrás la marcha de los perplejos Inconscientes mirones de palo Se va la brisa volando Mientras callan las escaleras Se cierran los cuartos Se respira creyendo que no es verdad Que no sea así mañana No digas I told you so No lo digas *** prometo Prometo estar atento y no perder un segundo Al reconocer los tonos de tu mirada Los dejos de sombra bailando en tu voz Hablaré despierto para conservar la risa Estaré presente en tu graduación Prometo no romper mi pacto estricto con la franqueza Y no disimular un bache en tu ilusión Hasta ahí *** Shangri la Parecía la mentira más perfecta Contada así Sin rubor La curva cerrada El Shangri-la de un mentiroso Era verdad *** encuentra Buscabas lugar hace rato Caminando despacio para no romper Diciendo despacio para no romper Pensando deprisa para no romper Encuentra *** estatua No habría sonado mejor sin retorno Sin luces Ni paz Cambió como la rueda rota Dejando de dar vueltas No tendrá poder de nuevo Derretido está su espacio de insignificancia Cayó vencido Quebró el sostén Yerma estatua *** no espero Tarde inventada Ganando tiempo para perderlo después Cien letras juntadas Cien gramos de cafeína Cien madres mentadas al espejo delator No espero por ti No espero *** y... Es así Un portazo hondo Un dedo repentino rozando la plancha La taza cayó Y te descubres *** 111 Insólito Inaudito Inaugurado Ahora lo mismo por la e *** get me an audience Se fue entregando Altiva la mirada y sin fuegos rencorosos Perdida la cuenta de las tantas veces ante el mapa indiferente Evaporándose por poquitos Get me an audience *** al perder la sombra Llenar las pisadas de voces y diccionarios Conseguir un pedestal Iniciar la construcción del tótem más viejo Al perder la sombra de la tarde La penúltima mirada inservible El boleto al sitio acordado *** a veces De Z Zappa Zócalo De Té Tilo Tueste De O Olvido Ornitorrinco H *** dime tu nombre Dime tu nombre Antes de las tres de la mañana Por empezar *** tus murallas Chocan tus murallas y las mías Sólidas ruinas Levantadas en soledad Se estrellan firmes Por tanto miedo Tanta desconfianza Tanta fragilidad asustada de calor Necias corazas Tus murallas y las mías Nos quitan alma Nos quitan ansia Y matan hasta el tiempo que se nos va *** no... Néctar, abejas y polen Alas, nubes, flores Ditirambo, corcel, elegía Retazos Nojoda *** simpleza Salió a la mañana bajando escalón por escalón Impaciencia no podía venir En las líneas de una taza leyó su cuento de hoy Cuadro con mandarinas Simpleza *** Miranda En un nombre se puso a pensar Por tres veces lo rayó en la agenda Miranda Miranda Miranda ** Manuel Rodríguez Díaz manuelrdiaz2@yahoo.com Escritor y artista venezolano (San Fernando de Apure, 1971). Ha reunido algunos de sus poemas en los libros Náufragos de embuste, Desde ahora, 7 líneas y Onnadario, tres de ellos incluidos en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://cervantesvirtual.com). Textos suyos han sido publicados en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com) y en los periódicos regionales Abc y Semana Hoy, así como en la revista colombiana Semana (http://www.semana.com) y en las publicaciones digitales Neuronilla (http://www.neuronilla.com), El Hilo de Ariadna (http://www.ariadna-rc.com), Ciudad Futura (http://www.ciudadfutura.com) y panfletonegro (http://www.panfletonegro.com). También ha participado en programas radiales. Como artista gráfico tiene obras expuestas en MultImagen (http://www.multimagen.com) y participó en la II Exposición Virtual Artística del Rincón Literario de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned, http://www.uned.es), de Madrid, España. Desde los siete años de edad formó parte del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles de Venezuela, realizando estudios de teoría musical y de violín. Es guitarrista formado en los Talleres de Cultura Popular de la Fundación Bigott (http://www.fundacionbigott.com), en Caracas. Ha compuesto varios temas para guitarra y otros instrumentos y diseña y dicta talleres de literatura, redacción y escritura creativa, crecimiento y desarrollo personal, así como de aprendizaje del idioma inglés. Mantiene en línea dos bitácoras, El Cuaderno (http://manuelrd.blogspot.com) y Técnico de Tribuna (http://tecnicodetribuna.blogspot.com). === Dos relatos Miriam Díaz ========================================== *** La bolsa Y ahí está el señor otra vez, hace varios días que se lo ve en la esquina. Es joven pero no parece, será por el peso que lleva, esa bolsa debe pesar unos 60 kilos o más. Se nota que no puede deshacerse de ella, está un poco fastidiado por tener que cargarla pero es evidente que tiene una obligación con tan precario equipaje. Mientras el señor espera el tren que nunca llega, saca de su bolsillo un libro pequeño, para distraerse un poco supongo, pero no consigue avanzar demasiado en esa lectura, pues la bolsa le reclama su atención. Es increíble pero no se conforma con estar ahí, agregada al cuadro de la tarde, sino que además quiere la completa dedicación del pobre señor. Entonces él guarda su librito y se inclina sobre ella, asegurándose que está bien cerrada, acomodándola contra la pared; en fin, haciendo nada para callar el quejido de la pobre arpillera. Aquí, en la oficina, todos se han dado cuenta del triste panorama, la mayoría se burla de la situación; a otros nos da mucha pena; están los que dicen: “se lo merece por idiota”, y hasta los mas cínicos que sostienen: “no está tan mal la bolsa” para luego estallar en carcajadas. Finalmente el silencio de la compasión se impone y sólo se escuchan los dedos en los teclados como la lluvia de diciembre. De vez en cuando una mirada hacia la ventana para confirmar que nada se ha movido y la bolsa menos que nada. De pronto el plano se altera considerablemente, las manos dejan de bailar sobre los teclados y los ojos se abren desmesurados para comprender el nuevo punto de fuga. Una señorita de altas torres se detuvo frente al señor, parece que le consultara algo, él está decididamente trastornado por la presencia exuberante de la joven. Hablan amistosamente aunque los ojos de él han sobrepasado ese plano, sobre todo porque los pechos de ella se ofrecen espléndidos a la vista del mundo. Él saca su librito del bolsillo y ella hace lo propio. En la oficina nos miramos azorados, nadie se atreve a emitir juicio. Él se dispone a leer algo y ella lo escucha con mucha atención mientras acaricia sus manos. Casi podría decirse que estamos contentos, parece que el señor ha encontrado con quien compartir su librito y hasta puede ocurrir que su suerte cambie y llegue el tren... Pero no, en lo mejor de todo, en el momento en el que él iba a decirle a la señorita “quiero dormirme para siempre en sus pechos”, en ese preciso instante en que ella iba a decirle “quiero abrazarme a sus piernas por el resto de mi vida”, en el justo momento en que se besarían y empezaría a sonar la campana anunciando la llegada del tren, justo, justo en ese segundo atrapado en un barato reloj; la bolsa, la maldita bolsa cae al suelo en un estrépito rasgando todo el cuadro, rompiendo el lienzo, aguando los óleos, desparramando su mugre y llenando de culpa al pobre señor. Él deja caer el libro que es arrastrado por el viento, la campana deja de sonar, la señorita se va para siempre, nosotros encendemos el mismo cigarro con ganas de llorar y la bolsa comienza a existir nuevamente bajo las pequeñas manos del señor más triste de todos. *** La mujer de mi vida Ayúdeme, doctor, ya no puedo más, ni un segundo más. Déme algo, necesito detenerme, paralizarme como tantas veces, quedarme al borde de la calle, bajo techo, a cubierto. Tengo una vida que se me cae a pedazos, ayúdeme, doctor. ¿Esto es el comienzo de la locura? Dígame qué tengo que hacer, tengo una mujer, dos hijos, un trabajo exitoso... Dios mío... estoy a punto de terminar con todo, por nada, por una pesadilla. Nunca pierdo el control, hice todo bien, ¿entiende eso, doctor? Hice todo bien, durante veinte años, no tuve errores y cuando pensaba que estaba todo completo, ese perfume me llenó, me arruinó; está acabando conmigo doctor, haga algo. Caí en la trampa, era la primera vez que le decía algo a una mujer que no era mi mujer. Una cosa de nada, al pasar, se supone que no tendría consecuencias, era sólo para mostrarme que podían verme, que no me había vuelto invisible a fuerza de deber y obligación. Estaba en ese café de siempre, tomando lo de siempre, con la misma gente, pero hubo un error, ella no estaba en los planes de esa tarde. Yo tenía una vida, doctor, y ella terminó con todo. Tiene magia, ¿puede entender eso? ¿Usted estudió acerca de eso? Desde ese momento todo empezó a suceder en cámara lenta, el tiempo se detuvo y ya no hubo lugar para mis pensamientos. Estoy perdido sin ellos. No acudían las palabras, se me abría la piel, me florecía el cuerpo. No sé cómo hice eso, doctor. Le mandé un mensaje. No era yo, se lo juro, no era yo, eran mis manos, mis dedos que prescindían de mí, de toda mi historia. Llamé al mozo y le entregué el papel, me sequé completamente durante esos veinte pasos de una mesa a otra, me arrepentí al instante, empecé a rezar, que ocurriera un milagro, que no supiera español, que las letras se borraran, que Dios me libre y me guarde de la tentación. Pero no, nadie acudió en mi ayuda, ella abrió el papel y sonrió. ¡Dios mío, qué hice! Era una grosería, doctor, lo que le puse en el papel, una vulgaridad que me salió no sé de dónde. Ella debería haberme golpeado, tendría que haber reaccionado mal, era horrible lo que le puse, alguien escribió eso en mi lugar, ¿entiende, doctor? Ella se levantó y vino hacia mí. Si la hubiera visto caminar, no era de este mundo. No llevaba nada bajo el vestido blanco, eso lo supe después, veinte minutos después. Me encerró con sus interminables brazos y me dijo “claro que quiero”. A partir de ahí todo fue un derrumbe, ya no podía detenerme; me sentía ebrio, me faltaba el aire, ya no estaba al mando de mi vida, ya no existía mi vida. No sé qué pasó en la calle, sólo sentía la lluvia en mi cara y calambres en todo mi cuerpo. Nunca me pasó eso, doctor, nunca antes había sentido mi cuerpo en su totalidad. Creo que no me había dado cuenta de que tenía uno. Era un cuarto como tantos, pero inmediatamente se llenó de olor a jazmines, ya no puedo deshacerme de ese olor, doctor, no viene de afuera, me sale de las entrañas, estoy muriéndome sin ella. No dijo una sola palabra, me deshojó por completo, abrió todas mis puertas, me llenó de sal. Ya perdí la calma para siempre, no tengo remedio, ¿verdad? Me dejó un mensaje en el mismo papel que yo le mandé: “te encontraré en el sueño, entre los jazmines”. Hace dos semanas que la busco, estoy desesperado. Ya no entreno, no como, tomo pastillas para dormir, voy al café mil veces a preguntar si alguien la vio. Fueron cuarenta minutos, doctor, mi vida entera fueron cuarenta minutos. ** Miriam Díaz soylalevedad@yahoo.com Escritora argentina (Salta, 1966). Es actriz de teatro, dramaturga y psicóloga. Mantiene los blogs Lo peor del mercado (http://lopeordelmercado.blogspot.com) y Te miro para verme (http://temiroparaverme.blogspot.com). === Poemas Marcelo Santos ============================================ *** Concepción de la noche Declara el crepúsculo lo concibe azula su casa y la estrella oscurecidos los perfumes desmembran el eco como pies de mayo un arroyo siempre igual en la noche transita la noche sonríe el pensador las ventanas persisten y los nombres los días *** Vagabundo En la soledad de las bocinas sus ojos devoran lo que les queda del mundo. Se somete a la convulsión del tiempo en el que —amo de su esfínter— aún desconocía los nombres aquella promesa de jardín —ahora juguete olvidado— ladra justifica el género perdió elasticidad la cárcel ósea cadencia débil en los barrotes de asfalto ¿Será el iglú inminente un nuevo hogar? El otoño en sus párpados deshoja el horizonte con pasión desdentada reflejo vagabundo vacía su azar su espejo callejero *** Extirpación Mi imperio, mi destierro ciega piedad arena del desgano, tus joyas tu canto atardecido *** Infancia La víspera del asfalto fue la infancia contradictorio arrullo, la pasión de plástico Un mismo color es vida y muerte Avestruz mirada relucen las rodillas —hijo no te levantes tu voz aún no madura Tus gritos no acarician la noche— Luego el exilio lenta deforestación del verbo, lenta cárcel. *** Estratega del silencio Dónde estás estratega del silencio Acaso tejías tejemos mi próximo desvelo La sonrisa que se impregnará en mis paredes inminencia de aroma durmamos *** Bosque Uno que yace otro erecto por allí cardumen en tierra fibra transversal demasiado árbol arruina el bosque —al igual que el sueño envejecido— cae otro brote *** Acerca de las alas Un hombre no debería usar sus alas para aferrarse al mundo como muletas para seguir a pájaros o ángeles para creer en el viento para volar un hombre frente al espejo sus alas en el espejo *** Murga A voces el latido. Un gesto nace arropado en el sudor de la tarde. Espasmo cóncavo que recrea el vestigio del hombre. Un canon metálico propone la máscara. Sobre las bocas fosilizadas cae el enjambre. Aguijones que asientan su ritmo homocultor. —Piedra madre, tu diástole roza el alba de la música que, despojada de armonía, recoge el vuelo de unas manos que beben del sudor de la tarde— Cerca, una mujer limpia el jugo de una fruta de sus labios. Brillan las lentejuelas bajo la luz de la calle. *** Oficio Bajo mis pies desplomada la noche visto cierto lenguaje semántica abierta mi historia socorre renazco puerta un oficio ** Marcelo Santos marcesantos@gmail.com Poeta y músico argentino (1973). Es analista de sistemas. === San Calisto Yago Quiñones ======================================== Esta es la situación: dos amigos en un bar, en el bar; en el único bar al que pueden ir. Hablan de cosas adorablemente sin importancia, miran alrededor. Hay un poco de gente. La mayor parte está afuera; gustan sus bebidas sentados en las mesas de plástico verde pendientes de que otras personas los puedan ver, listos a saludar con la mano a algún busto conocido que pase por el otro lado del cerco de matas. De pie hay muchos otros, buscan a alguien conocido que esté sentado en las mesas de plástico de este lado de las matas. Otros están adentro, al lado de la caja hay una gran concentración de ellos. Piden y pagan alcohol al cajero que da las vueltas antes de recibir el dinero. Detrás de él hay billetes de todo el mundo y afiches de equipos de fútbol con uniformes completamente pasados de moda. En la sala de al lado todo es un poco más tranquilo, posiblemente porque hay poca visibilidad: no se ven muchas personas y hay pocas posibilidades de ser visto. Algunos están sentados y otros hacen fila para ir al baño. Pasa un hombre de delantal con una caja de cartón llena de aserrín y una escoba en la mano, evidentemente es un empleado del bar, se salta toda la fila y entra al baño. Cuando sale las personas parecen haber perdido las ganas y la fila se deshace misteriosamente. Un grupo de alemanes habla muy fuerte, parece como si sus sillas de plástico verde fueran muy pequeñas; de vez en cuando viene un mesero y se lleva otras tres botellas vacías de cerveza. Hablando en otro idioma hay otros dos que discuten con las cabezas tambaleantes muy cerca una de la otra; señalan algo inexistente en el aire y tratan de mirarse a la cara. Las conversaciones se confunden y hay un poco de humo. La sala parece llena pero en realidad las personas que están ahí van al baño y vuelven a las zonas del local con más movimiento. Nuestros dos amigos se han sentado en una de las mesas de plástico (verde) en un rincón que parece un poco alejado del tráfico hacia el baño. En algún momento los dos miran a un hombre que los está mirando. No es seguramente una persona limpia, podría parecer uno de esos turistas alemanes que viene por un verano y se queda por años (sin cambiarse nunca de ropa), sin embargo podría ser simplemente un indigente, alguien que vive en la calle. Tiene un gran saco de lana abierto y sin botones que alguna vez fue rosado y azul, unas botas de cuero muy usadas con los cordones eternamente desamarrados. En su mesa un bloque de hojas alguna vez fueron un libro o un cuaderno, las esquinas florecieron por el uso y le hicieron perder la forma. El hombre los mira hasta casi hacerse notar, coge el libro y lo abre partiendo en algún modo el sucio objeto, sobre la mesa hay algunos colores y esferos; con unos traza quirúrgicamente una línea, delicadamente, despacio; casi temblando por la tensión del acto, acerca mucho el cuaderno a la cara, lo mira de cerca, respira cerca de la página, mira en todas las direcciones su mínima creación, su línea; después de estar seguro o satisfecho de algo apoya el libro, cruza la pierna y sigue mirando alrededor. A veces vuelve a mirar a nuestros héroes pero sólo en el recorrido que hace su cabeza por el local. Se recuesta en su silla verde con el pulgar encima de los labios, mira todo desde muy atrás de su nariz, el pelo rubio quemado por el sol, mueve el pie de la pierna cruzada en giros circulares continuos, lentos. Su actitud podría parecer soberbia si alguien lo notara, pero es flaco y pequeñito y ocupa poco espacio en su rincón con su mesa y una sola silla, la gente en viaje hacia el baño le pasa cerca pero no lo nota, él los mira desde la bajeza de su silla, los sigue con la mirada que es siempre más lenta que el paso de los urgidos usuarios del baño. No parece tener ninguna intención precisa, ningún horario, su vaso está vacío hace horas, el licor en el fondo se ha secado, queda solo una capa azucarada. De vez en cuando coge disimuladamente uno de los colores, sin mirarlo, como si controlara que nadie lo descubriera, lo toca y lo aprensa con una mano, con la otra abre el libro y señala otra línea que puede ser una curva o un signo; antes de cerrarlo le da vueltas y lo inclina, inclina también la cabeza, hace otra línea o una curva. Uno de los dos amigos alcanza a robar algunos centímetros de página por menos de un segundo, lo que ve es una estructura de colores, un diseño que no se puede llamar sólo geométrico, los colores se tejen en líneas que no dibujan figura alguna, sólo ocupan el plano de la página como si fueran la fracción contenible en ese pedazo de papel de una trama ajena, la piel colorada de algo; ocupa un plano pero no es plana, parece tener una profundidad a varios niveles, como si desde diferentes ángulos se pudieran notar grados más bajos o más lejanos de la superficie cartácea. El informe cuerpo color mugre que alguna vez fue un cuaderno encierra una sofisticada arquitectura de tinta y color dentro de sí. De pronto el libro pierde la ingenuidad que merecía, se convierte casi en un recipiente que al abrirlo proyecta una imagen que no puede simplemente contener. Los dos se dan cuenta de que es sólo un dibujo hecho por el hombre sucio de la mesa del rincón, está también un poco sucio, hecho con los mismos colores sucios que el hombre colecciona, pero es inevitable notar que es el resultado de un proceso para nada simple, la trama de líneas parece seguir las reglas de un arte compleja, el resultado es demasiado impactante para estar conservado en un libro de ese tipo; o tal vez el cuaderno sea antiguo y conserve todas las muestras de la extraña disciplina de plasmar las estructuras de color. La cosa más evidente de la técnica usada es que las líneas se trazan una a una y con intervalos consistentes entre una y otra. Lo único seguro es que la situación es fascinante, ya no pueden dejar de pensar en el arte misterioso del hombre del rincón, comienza una sucesión de hipótesis entre los dos... Pierden interés por cualquier cosa que no sea el artesano misterioso, tal vez pasan horas y ellos tratan de inventar las cosas más absurdas y al tiempo verosímiles, construyen historias completas y mundos paralelos para el hombre del rincón, cada nueva explicación tiene un propio periodo de gestación en el cual alguno de los dos cree tener la iluminación, es posible que empiece sólo como una idea vaga, a veces es sólo una imagen que el iluminado va puliendo hasta presentarla al otro; entonces casi siempre hay una pequeña discusión donde se define mejor la nueva teoría, generalmente la opinión del otro hace notar debilidades no vistas por el descubridor; si la interpretación tiene éxito ocupará por unos minutos la conversación, hará buscar con la mirada algunos detalles específicos. Generalmente buena o mala que sea la nueva idea después de algún tiempo llegará otra más nueva, tal vez nacerá como interpretación de una vieja, o puede ser nueva completamente, a veces algunas vuelven a aparecer después de un tiempo debido a que nuevas informaciones o suposiciones las revalorizan. Mientras tanto el protagonista de la polémica abre pausadamente el libro y hace una línea o una curva, mira a las personas que pasan pero sin fijarlas, cruza la pierna y parece pensar y meditar sobre algo que los demás no pueden entender, hace mucho que el mesero se llevó su botella vacía de cerveza pero él sigue ocupando tranquilo su mesa verde, su ángulo de estudio sobre el local; la fila para el baño a veces se hace larga, como una especie de hora de punta de las necesidades fisiológicas, después todo está tranquilo, alguien se para a mirar con un vaso de grapa en la mano los afiches de equipos de fútbol con jugadores casi todos ya muertos. A veces alguien lo mira, aunque esté siempre en su rincón a veces da en el ojo de alguien, tal vez este alguien haya también notado el fenómeno, el loco del rincón como si nada sigue haciendo sus liniecitas sin ocuparse de nada y sin hablar con nadie. Aunque nuestros investigadores estén fascinados y completamente absorbidos por las conjeturas nunca olvidan pararse por turno a la caja a cambiar las botellas calientes y vacías por alegres botellas radiantes de frío de nevera, cada vez que es necesario alguno renueva el patrimonio con una nueva botella que va a llenar los mismos vasos ya marcados de huellas y palabras. De todos modos no es el alcohol que los hace hablar por horas del mismo tema, realmente se sienten héroes investidos del deber de descubrir el misterio del artesano sucio del color, responsables de revelar la nueva dimensión que abriría el viejo cuaderno. La gente sigue pasando, yendo al baño, rozándolos y a veces atropellándolos levemente, al fondo la caja sigue cambiando billetes y monedas por recibos para reclamar más bebidas, muchas conversaciones les pasan cerca, conversaciones de borrachos pero también conversaciones estúpidas y de gente que va al baño, muchos urgidos ya ni hablan y odian en silencio al que se demora mucho en salir. Nuestros protagonistas tienen un límite como todos y por más que quisieran resolver el enigma es claro que sería inútil preguntarle directamente al maestro sucio del color; aunque parezca increíble los dos tienen cosas para hacer mañana y lo máximo que pueden hacer es salir pasándole muy cerca para tratar de espiar algo del cuaderno. Salen tambaleándose un poquito y pasan muy cerca de la mesa verde de la esquina, el hombre parece mirar al piso y no los nota. Desde la calle por la vitrina uno de ellos ve cómo hace alguna línea justo después que salen. Meses después uno de nuestros investigadores vuelve al bar a tomarse una cerveza, va a su sala preferida cerca del baño, no hay mucha gente porque es un día poco concurrido; se sienta y ve en una esquina al alemán loco, parece que no se hubiera movido de ahí nunca, hasta el vaso vacío parece el mismo. Nuestro hombre recuerda todas las cosas que habían pensado hace tiempo, renueva todo su interés. Esa noche saliendo del bar habían prometido seguir con las investigaciones seriamente, habían prometido buscar al hombre por toda la ciudad, seguirlo y averiguar todo; en los días que siguieron la monotonía, las excusas y la sobriedad habían borrado todos los buenos propósitos. Sin embargo ahora veía renovado todo su entusiasmo, pensó en llamar a su amigo y hacerlo venir para resolver juntos el caso; mientras tanto siguió tomándose su cerveza sin perder ni un detalle, el hombrecillo parece un poco inactivo esta vez, se mira los zapatos y las manos sobre la mesa pero no usa su cuaderno que está siempre en el mismo lugar; pasan los minutos y finalmente parece iniciar el ritual, el hombre escoge un color y lo coge muy femeninamente con dos dedos, abre el amasijo de hojas viejas y marca sobre una de ellas una línea, una sola línea corta y firme. Después de un rato el solitario héroe se para y va a la caja para el habitual cambio de billetes por botellas; mira al cajero y luego al artesano de los lápices, abre la boca para decirle algo al cajero pero éste se le adelanta: “No le dé más gusto, ese loco dibuja una línea por cada estúpido que lo mira por más de diez minutos”. ** Yago Quiñones yagoqt@gmail.com Sociólogo y escritor colombiano (Bogotá, 1978). Egresado de la Universidad de Roma “La Sapienza” (http://www.uniroma1.it). Autor de varios cuentos cortos y de la novela Amor y odio y Roma. Actualmente reside en Porto Alegre (Brasil), donde cursa una maestría en sociología. Sus textos pueden leerse periódicamente en su bitácora, La Papelera (http://bloglapapelera.blogspot.com). === Y de pronto, el abismo ================================================ === Poemario de la desesperanza (2002-2005) Francisco Suárez Trénor == Ya lo dirá la luz. Sólo la luz. Manuel Padorno. Era tal vez la noche. Caminábamos juntos por la orilla bajo la luz tan clara, tan sin sombra, del árbol blanco. Yo, en silencio, intentaba escucharte, mas ya no era tu voz sino la blanca luz la que me hablaba. === Acompañando al agua en su descenso la luz del árbol de la sal tiñó de blanco las turbulentas olas de la tormenta aquella y se acercó de pronto a los alrededores de la palabra aislada, nacida en la penumbra del otoño del mar. Espuma herida por la miseria de los ahogados a causa de la duda, a pesar de la sangre derramada abraza el silencio de los fondos e ilumina el frío de las rocas de las profundidades. Y en la soledad de la palabra nueva, rodeada solamente de sí misma —un atisbo de vida, una esperanza, un alba pálida, nada y todo, espejo de su espejo— allí, en el mayor sosiego, recita su poema: las agónicas ascuas de un profundo silencio. === ¬Entró el silencio a borbotones inundando los solitarios mares de palabras no dichas. Todo sería después quietud: tu soledad y la mía naufragando en la soledad nuestra. === Cuando la soledad rondaba, el silencioso ágape de la melancolía se adueñaba del mundo. Un cielo triste, más abatido aun que éste de hoy, oscurecía a la sombra de una insondable nube y llorábamos juntos a la espera de la luz desprendida desde el profundo abismo de los restos inertes de aquel sueño. === Con la desdicha amarga de aquél que tiene el alma carcomida por sueños insepultos, con el ansia calmada, te sueño en la palabra y en la vida. Eres nada, eres la nada Y, apenas impalpable, lo eres todo. === Si he de abandonar todo será después de haberme acomodado las enceradas alas y levantar el vuelo sobre la ciudad triste. Más allá de la lluvia, sólo será el hastío. Ni un solo día distinto. Ni una sola batalla digna de ser contada. Nacerán goteantes las alucinaciones bajo una sombra alada cada vez más escasa y al fin sólo el sol creciendo lentamente. Inabarcable. === Esta es la guerra de la desesperanza. Alguien debe morir antes de que amanezca. Yo no veré el cadáver cuando despierte el día. === Cada instante más lejos la palabra. Más cerca el fin. === Me lanzaré al abismo y, desde la impotencia, tú me verás volar hacia los más oscuros rincones del tiempo. === Sé que una blanca luz, apenas un destello, alumbrará mi paso a las tinieblas. ¿Es el mismo vacío que soñábamos juntos? === Todo silencio al fin. Soledad de las sombras de la postrera noche. Silencio y soledad. === Sólo el insomne gallo esperará el mandato de la aurora, si es que despierta el alba. ** Francisco Suárez Trénor fsuarez@santandersupernet.com Médico español nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1948. Escribe poesía y narrativa. Obtuvo en 1999 el primer premio del Concurso Literario del Primer Centenario del Colegio Oficial de Médicos de Tenerife con su cuento "La muchacha de los ojos color de uva", y el Premio de Poesía Pedro García Cabrera 2000 con el poemario Sencillamente agua, editado en Santa Cruz de Tenerife en 2002. === Con th, hache muda Gabriela Urrutibehety ========================= Me llamo Martha, con th. Martha Alicia. Soy de la época en que las chicas se llamaban Marta o Mirtha o Beatriz o Susana, como en los radioteatros, y estudiaban maestra normal nacional, piano, dactilografía y corte y confección. A lo único que logré negarme de pleno fue al magisterio: la Escuela de Comercio de Tandil funcionaba en el mismo edificio de la Escuela Normal y ahí me imaginé contadora. El piano lo vendí en cuanto pude, un tiempo después de quemar los diplomas firuleteados del Conservatorio Fracassi. Durante toda la vida me gustó coser y más tarde agregué tejido. La dactilografía me llevó de regreso al punto del que había querido escaparme: la docencia. Me llamo Martha, con th, una marca de diferencia: nunca aprendí inglés, sino francés, que suena mejor en la boca, boca mía que hoy no suena para nada. Me llamo Martha, con th. No puede escribir, ni hablar, ni siquiera moverme. ¿En dónde está inscripto, entonces este relato? ¿En la memoria colectiva? ¿En el código genético de mis células? ¿En cuál de estas dos versiones de la descendencia? Estoy pero no estoy, porque no me muevo por mí misma ni puedo articular mensajes complejos. Mi cuerpo no se mueve, mi lengua no se mueve porque la enfermedad no los deja. Pero la memoria está codificada en oros. Por eso, este relato fluye. Marido y tres hijos. Al marido se lo sigue, a los hijos se los lleva. En Tandil los inviernos son muy crudos, en Dolores los veranos, sofocantes. Doscientos kilómetros separan mundos. Yo era de Tandil y me morí en Dolores, sin poder volver porque me enfermé: yo era de un mundo que quería y me quedé empantanada en otro. La enfermedad apareció para transformar 200 kilómetros del siglo XX en todas las distancias que los hombres quisieron recorrer para no llegar nunca a las tierras prometidas. Perseverantia dice la pared, que tampoco se puede mover por sí misma, ni hablar. Perseverantia: lengua muerta el latín, como la mía. Maldita costumbre ajena de inscribir monumentos con mensajes que pocos, cada vez menos, puedan entender. Maldita limitación mía de no poder comunicar más que mensajes que pocos, cada vez menos pueden entender. Durante veinte años descubrí, día por día, la profesión de la que quise regir. Durante veinte años entré al Colegio Nacional/Anexo Comercial y enseñé las herramientas del progreso. Ingenuos tiempos en los que creíamos que el futuro venía de la mano del comercio, de los números y de las máquinas de escribir. Saber mecanografía para entrar en una oficina. Saber contabilidad para ingresar a un banco. En lugar de las del piano, las teclas de la Remington, que carga nombre de fusil, disimulando. De la sumisión de las señoritas de la casa a la libertad de la mujer que trabaja fuera. Simula sumisión, simula libertad, simula, sólo simula, porque al final no hay otra cosa. Estar sola es un alivio para quien desde hace tanto tiempo vive rodada de brazos y piernas ajenas que suplantan a los que ya no responden orden alguna. En algún momento, no responder a órdenes fue mi orgullo. Yo no dejé que me tocaran el discurso, me digo para adentro, el único lugar donde algo parecido a mi voz de antes resuena aún. Yo no dejé que cortaran las frases, que reemplazaban las palabras, que redujeran las sílabas. Y ahora, nadie me toca si no es el pie que no se eleva por sí solo o el hombro que no gira cuando es necesario o el diafragma que no provoca la tos que debería. Cortada, reemplazada, reducida: yo sí, mi discurso no. Y me río, sin muecas, sin sonidos, sin convulsiones. Me río sola, en la soledad más absoluta, la que prescinde del cuerpo. En veinte años de Colegio Nacional/Anexo Comercial subí escalinatas, atravesé patio, ocupé aulas, visité salón de actos. Y la palabra Perseverantia, latín muerto invisible de tan visto y revisto, presidiendo celebraciones patrias, fiestas de fin de curso, cantos colectivos de letras arrastradas al sin sentido, puros significantes sin significados. Alguna vez vio pasar a un presidente de triste memoria, alguna vez pasó un interventor digno del peor de los olvidos. Aún estará, supongo. Perseverando. La que no está soy yo, que morí una vez de enfermedad inmóvil y otra, cuando me enterraron lejos de donde hubiera querido morirme. No hay memoria en los actos escolares: sólo sonidos monocordes que repiten esquemas siempre iguales. Día de la revolución, de la tradición, de la independencia: todo da lo mismo. Pero era el día del descubrimiento y no se podía descubrir: tiempos oscuros de dictaduras preocupadas por acallar incluso las voces que no tenían nada nuevo que decir. Como la mía de ahora, que no para de decir, aunque no es capaz de articular sonido. Y yo quise decir, como ahora, que quiero decir y tampoco puedo. Entonces quise decir y dije y después me llamaron a dirección —como a un alumno maleducado, eso pensé— y me hablaron para que me callara y no dijera más lo que había dicho. ¿Qué es lo que había dicho? Aún hoy me dura el asombro: no era para tanto, me dije entonces ara adentro, como ahora me estoy diciendo todas estas cosas. Discurso de circunstancias: Colón, los indios, los conquistadores. Una versión que no hablaba de cristianizar ni de evangelizar, sino de saquear, de matar, de exterminar, de expoliar. Interventor, le decían al que hablaba para que me callara. Yo no me callé y dije lo que quería decir. Pero después, tiempo después, me dijeron que había habido acciones: denunciar, acusar, delatar. La Remington, los remington. Entonces temí. Pasado el peligro, el momento, el horror, temí por lo que pudo pasar y no pasó. Malditos los tiempos en los que se habla para acallar: malditos los tiempos que me tocó vivir. Veinte años después de venir a vivir donde luego me enterraron dejé de subir escalinatas, atravesar patio, ocupar aulas, visitar salón de actos. La enfermedad me subió los músculos, me atravesó las piernas, me ocupó la lengua, me visitó las manos. Ni Remington, ni contabilidad, ni alumnos, ni compañeros. Perseverancia. Después de haber dicho, después de haber actuado, después de haber temido, no digo nada, no hago nada, no temo nada. Persevero en sólo ser, extraña con mi th, hache muda, notada por ausencia. ** Gabriela Urrutibehety gurruti@speedy.com.ar Docente y periodista argentina (1961). Reside en Dolores, Buenos Aires. Ha publicado la novela Caras extrañas (2001), y cuentos suyos han aparecido en algunas antologías. === Aguaje (extractos) Carmen Váscones =============================== Indiferente a la inmortalidad desecho la ida hacia mi muerte El fuego alcanza mi debilidad siento las cenizas de mi imagen no tengo pena por ella no tengo ganas de verla —Improviso— Ahí donde queda la forma que fui esculpo mi ausencia En mi cuerpo no cabe la eternidad Dejo en mi vientre tatuaje del amor infernal Su llama aún me produce un placer mortal dolorosamente casi humano. === Muerte apriétame con tu insolencia oral desnúdate como alucinación en la boca besada sé el interior de la locura cuando se cansa de ti sé tú misma cuando revienta la realidad en el oráculo sé el verbo del poeta aún no asesinado Sabes no eres nada sin mí he dejado de nombrarte no te tengo miedo El humano hace de ti lo que le da la gana Ya no eres una muerte natural ¿lo fuiste alguna vez? Te sigues llamando ¿cómo? mamífera perdida en la especie ¿pero qué es eso? === Una muralla humana rodea la tierra un fantasma de metal quiere entrar al útero de la luna lo derrite con su resplandor —contraste— los amotinados no se dejan fusilar no quieren en su sangre más huérfanos cogen las armas y las entierran sus portadores venían a hacerles la guerra no lo permitieron pusieron un cuerpo otro cuerpo no pudieron tumbar el muro de carne y hueso La tierra huele a resistencia a cópulas sin vacíos a raza reciente amamantada. === Un grano de arena parece mi existencia ligera columpiada por el viento La soledad rebota como mar sin horizonte en mis poros El aliento juega con mi boca para atrapar mi alma en un beso Con el hastío del deseo muerdo el sepulcro de mi cuerpo Queda una confusa huella en el silencio donde estuve. === a Alfredo Palacio ¿Cómo es la muerte? mírame entonces es bella talla en mí sin miedo a dolerme tu ausencia ¿y tu alma? no tengo no creo en Dios ¿quieres conocerlo? dime sólo una cosa ¿se parece a ti? lo sabes calla guárdalo en tus labios mujer de mis sueños siénteme y acompáñame no te pido nada dame tus manos aquí estoy. === Devoro el mal con ternura mi alma una serpiente que muerde la muerte con amor mi árbol sin dolor entrega su fruto del caos su semilla de fuego reconcíliase con el agua busqué a Dios y recibí su silencio... Encontré un hombre quería ser amado coincidió con mi deseo ¿Qué es el paraíso y el infierno sin el placer? ¿qué es el demonio sin Dios? ¿qué es María sin su misterio? Me gusta Jesús sin la corona en sus sienes me llamo Magdalena a mi animal puro lo echaron con piedras lavé mi cuerpo y mi túnica ensangrentada en el río Jordán me acuesto desnuda en la noche del desierto contemplo la luna sin rencor y en silencio ¿Cuándo desperté? eso no importa recojo mi cabello y me cubro a lo lejos veo que siguen a alguien me acerco era él nuestros ojos se encuentran no lo pierdo en el recorrido vi todo el tormento que jamás ser humano pueda haber soportado fui testigo de eso su rostro pálido sufrido y feo caía de cansancio de dolor y de abandono desde la cruz no sé cuánto tiempo aguardé cerca otra mujer había conmigo aflicción y soledad no se qué reflejaba su perfil lo bajaron perfumaron y sepultaron esperé entre los arbustos al tercer día estaba agotada después de la tiniebla de la luz y del ayuno mi razón me llevaba al desquicio mientras entraba al camino de la nada una mano tocó mi frente me extendió la otra levanté ¿ya no me reconoces? quedé muda mi corazón casi reventaba atisbé en el pudor de la duda caminé asida a la resurrección sentí que la vida me había escogido Estoy lúcida en el desquicio de la fe estoy libre de culpas que me marcaron no tengo ninguna muerte enterrada en mi carne no tengo a la palabra encerrada en la boca no tengo al verbo perdido en el tiempo no tengo lo que no quiero Tengo mis pasos que me llevan confiada hacia el origen de la próxima historia posible. === Yo la cumbre de la soledad reina de mi fondo mixtifico mi aislamiento lo protejo en homenaje al embrión que fui Acariciadora antagónica del espacio tú eres el vértigo del caos jamás podrás ser ángel ni derribar la torre de babel ni volver a las escrituras Nadie sacrifica nada La amenaza y el fin del hombre la ejecuta él mismo con su impaciencia y ansiedad de hereje asido en el cuerpo de la inquisición todo su goce y sufrimiento promiscuo En el olimpo de la infancia una pureza perversa: mi imagen femenina y mi lealtad a ella. ** Carmen Váscones cvascones@easynet.net.ec Escritora ecuatoriana (Samborondón, 1958). Es poeta, narradora, crítica, ensayista, investigadora en el área educativa, invitada articulista en diarios, y de profesión psicóloga clínica. Sus premios y condecoraciones incluyen: II Bienal de Poesía "Cesar Dávila Andrade" (Cuenca, 1993) a su obra Memorial aun acantilado; I Mención del Concurso de Poesía "Ismael Pérez Pazmiño" (El Universo, Guayaquil, 1996) a su obra Aguaje. Además tiene reconocimientos como escritora por el Ministerio de Educación y Cultura del Ecuador (1998); del Congreso Nacional del Ecuador por su práctica de la docencia y al cultivo de las bellas letras (2001); Mérito Educativo Cultural (Ministerio de Educación y Cultura del Ecuador, 2002), y segundo premio de poesía del Concurso Internacional de la revista Hogar (Guayaquil, 2005). Ha trabajado en instituciones de atención al niño, familia y comunidad. Fue creadora y organizadora de simposios por el Día Internacional de la Mujer, en Guayaquil, (1997 y 1999); representante de la Embajada de Ecuador en Lima a la Sexta Feria Internacional del Libro (Cámara Peruana del Libro, 2001), y presidenta de la Representación de la Casa del Poeta Peruano en la Provincia del Guayas (Ecuador, 2001). Es editora en el área de educación y cultural en el periódico El Cantón de General Villamil Playas (Ecuador), donde vive con su esposo, el pintor canadiense Roger Hollander. === Dos mujeres Juan Pérez Rosales =================================== Para Miriam, la mujer alta Esas dos mujeres vivían en un pequeño apartamento de un suburbio de la ciudad. En las noches entraba por la ventana la luz silenciosa de una farola cercana, y casi alcanzaba la cocina y el oscuro semanario donde habitaban los santos. Una de las mujeres era alta, de pelo negro y largo y de ojos grandes. La otra mujer era rolliza y rubia. Vivían de una renta antigua, suficiente para el pan, el potaje, las papas, el arroz, las manzanas. Por el día aseaban la casa, cuidaban las plantas y preparaban la comida. En la tarde, casi en la noche, leían o cosían. Ocurría así: la mujer alta, vestida sólo con un camisón blanco, recitaba con voz cálida los misterios de un libro, y la mujer más baja asentía levemente mientras prendía soles y árboles en una tela. Se conocieron en la cafetería de una estación de autobuses. Ocupaban mesas alejadas, difícilmente podían distinguirse. Se despobló la barra, y al cabo de una hora sólo ellas permanecían en las sillas, las manos sobre la taza, el alma en los pies. Se miraron, es posible que se sonrieran. Después de tres horas la mujer alta se levantó, recogió sus enseres y se acercó a la mesa que la mujer más baja ocupaba. Le dijo: —¿Dónde vas? La mujer más baja le respondió: —Me quedaré aquí para toda la vida. La mujer alta supo que a partir de ese momento sus destinos se entrecruzaban para nunca más desenredarse. Se emborracharon de anís y absenta, y amanecieron ateridas de frío en un sucio descampado, a cien metros de la estación. Decidieron compartir la vida sin preguntarse nada: les bastaba saber que ambas llegaron al fondo de la tristeza, y allí apretadas se agarraron y consiguieron volver a respirar. La mujer alta se encargaba de la compra. Se levantaba en la mañana, casi al alba. Preparaba un café amargo y negro con sus dedos calientes y finos. Si en esos momentos sólo viéramos sus manos en el aire regresaríamos felices a los días en que el café era asunto de una madre inundada de luz, de leche, de aliento sobre el sueño. Esa era la magia de la mujer alta: geometría lluviosa de los dedos sobre el fogón, rotura dulce del invierno, su paz en la cafetera. Llevaba el café a la cama, y luego se iba para que quedara el silencio. La mujer más baja barría la casa, siempre desde la puerta de entrada hasta la cocina. Inundaba de agua las estancias para que toda la casa durmiera en un recuerdo de lago. Después tendía la ropa, regaba las violetas y el helecho y limpiaba del polvo los estantes y los libros. Próximo a las doce la mujer alta regresaba, y entonces se notaba la paz. Ellas comprendían que la ternura era el roce de las manos al abrir la nevera, o el dulcísimo bullicio de unos dedos enderezando el peinado, o unos pasos descalzos portando un vaso de agua, o el luminoso encuentro al salir de la ducha. Una mañana la mujer alta se fue, y no volvió. En la casa quedó como un llanto hacia dentro, suspendido, frío, y a partir de ahí fue creciendo la soledad. Muchos días sucedieron, y en todos distintas nostalgias corretearon la casa. Por ejemplo, la nostalgia de unas manos sobre la escalera, o la nostalgia de los cabellos húmedos. Justo a los siete años la mujer más baja distinguió unos dedos sobre la mesa de noche. Se acercó a la cama y acabó de arropar el cuerpo tibio de la mujer alta. Eran esos ojos tristes e inmensos que llevaba prendido en sus huesos los que le miraban. —¿Dónde estuviste? —le preguntó. —Hace catorce años que he muerto —dijo la mujer alta—. Una mañana me acerqué al mercado. Compré agua, naranjas, fresas, ajo y romero, para endulzar su agua en las tardes frías. Cuando volvía a la casa un coche me levantó por los aires y me destrozó por dentro. No quise decirte nada porque no hubiese podido soportar tus lágrimas. Me tragué el dolor de saberme muerta mientras tú me mirabas, y lloré de espaldas mientras tu voz tanteaba mi piel. Hace siete años comprendí la locura, y partí. Pero es tan duro dejarte, saberte sola, que recogí mis ojos y mis brazos y volví a nuestra casa. —Yo morí hace treinta años —dijo la mujer más baja. Cuando nos emborrachamos en la estación tú perdiste el conocimiento, y yo me resbalé en el aceite perdido por el suelo. Me fracturé el cuello y me asfixié. Me entregaste con tanta belleza tu tristeza que no pude abandonarte. Elegí tu voz al descanso infinito, para que me leyeras, para que me llamaras, para que ardieras las noches. Llega el alba. La mujer alta es un anillo rojo y un anillo verde en las labores del café. En su cabello se encuentra el sentido de todas las cosas. ** Juan Pérez Rosales jperros@gobiernodecanarias.org Escritor español (Las Palmas de Gran Canaria, 1962). Es profesor de matemáticas en enseñanza secundaria. Su obra permanece mayoritariamente inédita. === Poemas Paula Winkler ============================================= *** Amor quieto Más allá de La Habana las trenzas de una hembra en celo esperan las manos de un hombre que se olvidó del océano. *** El ignorado Coquet (1) Du be di e bi dos: dos somos; du be di decía el paciente sin que su médico advirtiera el pasaje del “dubedi” al “ebidos”, ni la algarabía del muchacho. Dicción-ficción vidas... apenas. 1. Dedicado a la desinformación. *** Se dice Dicen por ahí que soy fachera y tilinga, que me enciendo con tus dedos y me apago en la rutina. Dicen que soy maleva como la del tango y la comparsa, liga endemoniada, aunque biblioteca que habla. Déjalos que digan, ya se cansarán. Por ahora soy apenas navaja desdeñada, sin calzas. *** A mi hija Quisiera anular los tiempos (cuando la palabra se devoró el gesto) o, como en la moda, unir los retazos para un vintage de la vida. Deslizarme como un mago entre sus sábanas de niña y animarme a bailar un rock o una lambada, hasta un tango o también coserle un traje nuevo. Todo eso quisiera, pero no puedo pues como el mar en la misma ola renazco. Querría anular el peso que se arrastra de repetir una y otra vez el mismo error, para poder decirle lo secular, lo humano, aquello que el ajetreo de la palabra trasformó en banal, lo único que una hija espera oír “Te quiero”. Pero no me basta (ni le basta), por eso, le pediré a la luna me ayude con nuestro vintage de vida. Será tan armonioso y bello ese vintage que madre e hija seremos exhibidas en las vidrieras de todos los negocios de la alta costura del planeta. *** Utopía rota No busco consolidar, para luego disolverme. Deseo instalar mi ajenidad en una ruta invisible, que me lleve hacia un lugar donde no haya quiebre. ¡Maldita aquella palabra que sólo redime! *** De merengue y vajilla Si supiera Lourdes la cantidad de sartenes cucharones y ollas que esperan ser lavados en la húmeda cocina de la 109 street, seguiría bailando merengue con el hombre de sonrisa sardónica zapatos de charol y cigarro dominicano en pena que la gran manzana no alcanzó a suplir ni con sus olorosas hamburguesas. === Hoy mi texto, trama indigna, busca la palabra exacta que te nombre y me nombre. === Escondida, lista para el amague, cuando crees que caminas, firme el paso, la decepción va haciéndose felina, y neutra. Busca su presa; no es un sueño roto el que se lanza, quiebra tu inmunidad y te acuchilla, sino esa forma de aparecer que tiene siempre camuflada. Maldita seas, cuando apareces, pues el paso aminora hacia la muerte. ** Paula Winkler paula_winkler@fibertel.com.ar Escritora argentina (Buenos Aires). Doctora en derecho y ciencias sociales y magíster en ciencias de la comunicación. Ensayista y cuentista, ha publicado el libro de cuentos Los muros, la nouvelle Cartas escritas en silencio para el viento y el libro-objeto Cuentos perversos y Poemas desesperados, además del ensayo El discurso argentino de la mentira, del cual es coautora. Ha recibido el premio Jorge Luis Borges de la Fundación Givré (1989), el premio publicación categoría cuento de Ediciones Nuevo Espacio (2003), y el mismo premio en la categoría cuento breve (2005). Textos suyos han aparecido en revistas como Híbrido Literario, El Escribidor, Letras (Buenos Aires), Everba (Universidad de Berkeley), Turia (Aragón, España), Hontanar-Cervantes, (Meulbourne, Australia), Brújula Compass (Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York), y en la revista del Lake Forest College, (Departamento de Literatura y Lenguas Extranjeras de Chicago). Su cuento "Esperando instrucciones" ha sido traducido al alemán por la escritora y traductora Lilith Tetzner. === Gallina Montse Haro Redondo ====================================== Soy una gallina. Soy la típica gallina. Cacareo, picoteo grano y pongo huevos. Es fácil de entender y aún más sencillo de practicar. Pronunciar esta frase me ha costado una fortuna en terapia. La primera vez la dije despacito y con miedo. Cuidadosamente, como quien arranca una uña encarnada, tiré de cada palabra y con cada una sentí un agudísimo dolor. Después la escupí con rabia, envuelta en toda la frustración que acompaña a la fatalidad. Ahora la canto serena, muy serenamente. Siempre quise ser gaviota. Volar libre, comer pescado, oler a mar, ese era mi sueño. Creí en el trabajo, pensé conseguirlo, de hecho, estuve años agitando convulsa las alas, convencida de poder levantar el vuelo. Luego me cansé. Ahora lo sé: nacer gallina te obliga a ser una gallina. Así lo he aceptado. Desde entonces como trigo y cacareo, con cierta alegría incluso, pero aún lloro cuando pongo un huevo y, alguna que otra noche, el vientecillo estival me llega cargado de esperanza salada. ** Montse Haro Redondo imagen.federal@fsp.ugt.org Periodista y aprendiz de escritora española (Las Pedroñeras, Cuenca, 1972). Escribe poesía, relatos cortos y cuentos, algunos de ellos han resultado ganadores en certámenes locales de literatura. En 2003 y 2004 quedó finalista en la 2ª y 3ª edición del Premio de Microrrelatos Twinings de Historias de Té. === Poemas Paulina Rendón Poujol ===================================== *** Otoño Tus secretos, otoño, los susurra el viento. Secretos que conmueven a las hojas. Escuchan, se agitan, se dan al vuelo. ¡Menuda danza!, a varias voces: amarillas, las ligeras. Ahora irrumpen las rojas. Y en unísono, otoño, difunden tu promesa, aquella que el invierno entierra. Promesa de semilla que aguarda, de follaje, de flor que renace, de luz que sobrevive. Tus secretos, otoño, se descubren, en voz de primavera. *** Es invierno, cuénteme de... Claridad —Se cubrió de gloria en batalla, aplastó a nubarrones, sometió a penumbras. Hoy, en su deber de transparencia cumplió destino y es ausencia. Claridad ha muerto y yace ahí, en medio de ese cielo encapotado— *** El Cielo —Hace varios días que va nuboso, de obscuro, está inmóvil Hace varios días que va de luto sufriendo a claridad— *** El Sol —También está de duelo. Desde hace días que viene tarde y se va temprano. Mírelo, con aire de pena. ¡Qué pálido!— *** Árboles —Han sido desojados. Crujen, lloran de rocío, rocío sereno. Véalos, despojados, pero bien plantados, firmes, alineados. Son veteranos, y no le quepa duda, al final de esta guerra se contoneará vencedores y narrarán su hazaña floreciendo— *** Jardines, prados —En andrajos, mutilados. Pero tienen agallas, sobreviven. ¿Los ve?, fingen letargo. Nadie sospecha que están ideando artimañas. La maniobra está planeada, llegada la hora aflorarán de imprevisto, y saldrán en desbandada camuflajeados con un verde imbatible— *** Pájaros —Vuelan pocos. Sobre todo cuervos, que han perdido destellos, los azules de marino y violetas de cardeno Van ellos, desafiantes negros revoloteando en pareja, confortándose, graznando —este poderoso viento frío es ave de mal agüero, pero es migratoria. ¡¡praak, praak!! Grito que suena a lamento. Quién hubiera creído que fuera aliento. ¿Sabrán ellos que su voz confunde?— *** Mujeres y hombres —Unos refuerzan puertas y ventanas. No te cueles frío invierno. Otros levantan trincheras. Amparo para la voluntad y el contento. Unos y Otros no han previsto. Presiento congoja y voluntad cansada En Unos y Otros melancolía se dibuja. ¡Cuántos ojos apagados! ¿Dónde está el sol para encenderlos? El sol, sigue de luto— *** De ella —El invierno no ha hecho aliados. Mírela, se hiela, sucumbe, más temprano que tarde y sin estrellas— ** Paulina Rendón Poujol xochitlpaulina@yahoo.com Escritora mexicana (1976). Reside en Bielefeld (Renania del Norte-Westfalia, Alemania). === Dos poemas Sergio Manganelli ===================================== Ahora que ya no guardo prisas, ni azares de primera mano, ni cumbre a plazo fijo, ni coartada idiota, o amuleto feliz contra el olvido, ni besos desayuno, ni graffitis de amor sobre muros de trigo. Justo cuando se duerme mi desánimo la siesta del domingo y el carrusel de insomnios se abstiene de sortijas, ahora que mi rencor anda descalzo, que las nueces son mucho más que médicos y ruido. En este tiempo en que las bienvenidas tiemblan en los espejos y el pasado nos pica como un cuervo de exilio. Precisamente ahora en que ya no soy huésped debajo tu piel, ni miel bajo tu ropa, me afiebra el horror cotidiano, mientras aguardo turno en la antesala del miserable destino. Recién en esta tarde de muelle sin pañuelos, silencio sin conjuros, plumas huérfanas, ojos sin deseo, acupuntura torpe contra el miedo, mayo sin poesía, soledad y trapecio. En esta hora que no transmite nada, este rato perdido, sin cuerda en el reloj, pantano de las emociones, arena y espejismo. Esta calle desolada, este latir sin sangre, esta hiel y este frío. Acabo de descubrir una paloma sin rumbo que me anida en la puerta, un caracol de lluvia, reproduciendo el eco de un dolor repetido. === Es diu com la verge dels toreros, té els ulls verds i un nom silenciat en la gola. *** L’amor té ulls verds Por ella guarda luto el adjetivo y besan como Judas los pronombres. Sus labios son bandera, cáliz de sangre presa para esta patria en celo y esta fe tan pagana. Por ella se amortaja lo probable, o vive a pan y agua la alegría. Enmudece el silencio en los excesos, y al sur de la quimera desmadeja la muerte su capricho. Por ella hallé el vértice feliz y el desamparo, la lluvia del desierto, el bar de las primicias. De espaldas a su ausencia duerme la madrugada, en sábanas sin vuelo de verbos oprimidos. Por ella la inquietud, la sombra, el devenir, el cabernet, la luz, el desvarío. El cuerpo enciende su espejo y su toreo, la tinta su premura el Hotel Carlton todas las farolas. Por ella los puentes —igual que los de Madison— son amargas ventanas que dan a ningún lado. La soledad es una puta sombría que cobra con prisa los recuerdos. Por ella la vida siempre es vida, el amor un boquete, el pecho un asesino. Y la pena un gusano que devora sin pausas esa manzana agria del olvido. Por ella el juglar va a la musa, la angustia al apetito, el sexo a su guarida. Su canto de sirena agita cicatrices y se ahoga en el gentío la que viene por mí. Por ella rechazo las piedades, me niego al débito del mal hospitalario, no pago al desamor y a las usuras. Juntos celebramos el rastro del otoño, las barcarolas ebrias, el cielo clandestino. Por ella cada noche dejo una sed vigía, por si al deseo le quitan el seguro y se viene conmigo. Me agobia el detalle arbitrario, la porfía de no rendirme al oficio feliz de estar equivocado. Por ella los tranvías dan viajes sin boleto, y en un confín de dudas quemamos el regreso. Empeño el excedente, el faro de anteayer, el bolígrafo ansioso, el mañana improbable. Por ella puedo escribir un poema tan tonto como este, que le alerte el ombligo y acune una sonrisa. Esta baraja turbia que predice su espuma, sus playas del desvelo, con peces moribundos de amor insatisfecho. Por ella, dejaron de vaciarme los pronósticos. ** Sergio Manganelli smanganelli@hotmail.com Escritor argentino (Haedo, Provincia de Buenos Aires, 1967). Sus trabajos han sido publicados en una docena de diarios argentinos, así como diarios de México. Ha colaborado con revistas literarias de Argentina, España, México, EUA y Puerto Rico. Entre 1991 y 1998 ha obtenido una treintena de premios literarios. === La muerte llega a caballo Pablo Mendieta Paz ===================== Lo recuerdo perfectamente. Le atravesaba la cara una cicatriz vengativa, como una curvatura cenizosa que de un lado quebraba la sien y del otro el malar. De tez blanca, ojos azules y glaciales y piel colorada, infundía más que respeto temor por ese vozarrón que brotaba de una boca inusualmente grande, dibujada por gruesos y repulsivos labios. Peinaba canas, y su mirada incisiva, cruel, nacía de unos ojos no del todo abiertos por párpados enrojecidos. Así como el tono de su cabello, en su cara larga y arrugada resaltaban cejas blancas, pobladas y erizadas, y unos espesos bigotes, caídos y de matiz amarillento. Medía aproximadamente un metro noventa, y andaba siempre con una capa española echada sobre los hombros. Se decía que había llegado a Sapahaqui prófugo de la justicia argentina que lo buscaba como al criminal más temible de su natal Orán, un departamento de la provincia de Salta. Así, huyendo de la justicia, nadie sabía a ciencia cierta cómo había ido a parar a esas remotas tierras de los valles paceños. Sin profesión ni oficio conocidos, pero con una habilidad pocas veces vista, o quizás nunca en esos parajes de tanta quietud, cargaba sobre la conciencia no pocos asesinatos cuya comisión nadie, en resguardo de su pellejo, había osado denunciar o sancionar. El hombre de la capa, el sanguinario Facundo, había hecho de aquel modesto poblado un verdadero refugio hostigando con su malévolo poder a cuanto lugareño moraba en ese edénico valle encajonado entre dos montañas, cubierto de huertos que producían sabrosas frutas de clima templado: uvas, peras, higos. Las fincas, emplazadas a lo largo del río, y regadas por las aguas, torrentosas a veces por las precipitaciones nacidas en la cabecera del valle, conservaban aún enormes tinajas colocadas por los conquistadores españoles para almacenar los vinos, los licores de peras y los aguardientes baratos destilados de higos. Facundo, empero, no poseía casa ni propiedad alguna. Cosa rara pues podría haberlas obtenido con el uso fácil de su fuerza bruta. Había tomado en “arriendo” un mísero cuartucho que daba a la única calle del villorrio, al cual no entraba sino para dormir, y donde atesoraba, ufano, panoplias y alfanjes arrebatados de sus víctimas, y por supuesto muchos de ellos fruto de la rapiña. De día, paraba en una típica tienda de pueblo, bebiendo, dormitando o dominando las broncas con su respetable estatura y con su voz de trueno y aguardentosa. Dos veces al año se encerraba en el cuarto con una respetable artillería de alcohol y salía a los cuatro o cinco días como de una sangrienta escaramuza: pálido, tembloroso y aturdido. Portaba sin disimulo a la izquierda del cinto una gran navaja gaucha y un revólver cuya cacha asomaba al otro lado. De más está decir que ante semejante traza nadie en el pueblo, como ya se ha dicho, se aventuraba a indagar los crímenes que cometía, siempre al amparo propicio de la noche. No era cuento, por tanto, que algún infeliz forastero llegado de La Paz u Oruro apareciera degollado y robado; o a un indio que hiciera un alto en el pueblo cargando a lomo de burro productos de zonas frías, como chuño, tunta, pieles de llama y alpaca, se lo hallara asesinado ni bien sacara a relucir su dinero; o que al día siguiente de una fiesta religiosa algún pueblerino fuera encontrado muerto a tiros o puñaladas. Todo el mundo callaba... Pero además el gaucho no operaba solo. Tenía un compañero y cómplice: su único hijo, el “Faca Anselmo”, hombre de unos 35 años, tan borracho, pendenciero y homicida como su padre. Un día, Anselmo, agitado, llegó al cuarto de su padre: —¡Padre, traigo una novedad! —Habla. —Me ha pasado el dato un indio que ha pernoctado allí que tres leguas abajo del río viven un tal Donato Claros y su mujer. Están solos y tienen una niña de pocos meses. —¿Tienen plata? —le preguntó Facundo, apurando de un sorbo la copa de aguardiente de membrillo. —¡Claro, padre! Cultivan tomates, maíz y pepinos que venden en grandes cantidades en las ferias de las cercanías —respondió el “Faca Anselmo” con la codicia delineada en la vidriosidad de los ojos. —¡Por la puta que los parió, son nuestros! —se alborotó Facundo, dándose una palmada en el muslo—. Monto mi caballo y voy para allá sin pérdida de tiempo. Fingiré ser un viajero que está de paso; ganaré su confianza y les pediré posada por la noche. Tú llegarás un par de horas después y silbarás como sabes. Abriré la puerta de su vivienda y los despacharemos en menos de que cante un gallo. ¿Entendido? —Sí, padre. A pesar de su azarosa vida, el gaucho Facundo era veloz con el pensamiento, rápido en la acción. Con sesenta años encima no era nada viejo, pero a simple vista representaba diez más, aniquilado por el alcohol y otros vicios. Con todo, su vida temeraria había forjado en él una voluntad de hierro, por lo que su vigor se mantenía intacto. De un salto, Facundo estuvo a caballo. Anochecía ya cuando llegó a la huerta de Donato Claros. “Flor de huerta”, pensó. Eran unas dos hectáreas, con varias divisiones para el cultivo de diversas legumbres y granos, y adornadas por árboles frutales. En un lado, frondosas higueras, y sauces exuberantes en el otro, delimitaban aquel vergel. Atenta al trote del caballo, la mujer salió a su encuentro asomándose a la rústica puerta. —¡Buenas tardes, mi querida señora! —saludó efusivo el falso viajero. —Buenas tardes, caballero —respondió la india, tímida y reservada. —Estoy viajando no muy lejos de aquí a comprar una finca —dijo en tono convincente—, pero no conozco bien el camino. ¿Podrías darme algo de comida y posada por esta noche? Te pagaré... Donato Claros, que asomaba ya la cabeza por sobre el hombro de su mujer, tosió. —Está bien, caballero. No tenemos comodidades, pero podemos hacerte un campito no más. Pasá, pues, caballero. La mujer improvisó una sabrosa cena. Facundo, satisfecho, extraía de su alforja una botella de aguardiente y a intervalos empinaba el codo. A poco, roncaba ruidosamente. Con una señal de cabeza, Donato llamó a su mujer a la cocina. —¡Santusa! ¡Pero si este es el gaucho Facundo, el fiero asesino del pueblo! —¡Ay, por Dios!, —retrocedió asustada la campesina—. ¡El gaucho Facundo! ¿Y ahora qué haremos, pues? —preguntó la mujer presa de un repentino pánico. —Este malvado ha venido a matarnos, Santusa. Tenemos que hacer algo rápidamente y adelantarnos a su propósito. ¡Lo mataré mientras duerme! Y antes del amanecer llevaré el cadáver río abajo, a un par de leguas. Creerán que murió en un despeñadero o arrastrado por su caballo. —Estaría bien eso, Donato —aprobó la mujer. Deliberaron por varios minutos, y luego el campesino empuñó sin vacilar un hacha y penetró sigilosamente a la choza. La mecha del rústico quinqué de terracota ardía débilmente. Muy lejos estaría Facundo de soñar que en segundos le había de llegar la hora. Se había tendido vestido sobre el camastro, y respiraba pesadamente con las manos crispadas sobre sus dos armas. El farolillo esparcía su luz mortecina y parpadeante sólo a la cara y al cuerpo del hombre. El resto del cuarto estaba oscuro. Ahí estaban: la penumbra, y Donato con el hacha. Las tinieblas parecían aproximarse lenta, cautelosamente, al criminal, antes de cerrarse definitivamente sobre él y tragarlo en su misterio... Afuera, el silencio absoluto, hondo, flotaba sobre el lejano rumor del río, atrapado de rato en rato, rítmicamente, por el canturreo de los grillos. Donato se santiguó maquinalmente. El pavor le hacía flaquear las rodillas. Levantó el hacha con ambas manos, cuando... un silbido agudo, extraño, resonó afuera, como a diez pasos de la casucha. El cuerpo del gaucho Facundo, siempre en alerta, se agitó bruscamente. Abrió, grandes, los ojos, trató de incorporarse encogiendo las piernas, pero ya era tarde: la hoja de acero se clavó, fulminante, en el cráneo. El cuerpo se debatió por un momento; las piernas y brazos temblaban en espeluznantes contorsiones mientras, repentinamente, con salvaje impulso, el “Faca Anselmo” entró a la vivienda, y adivinando más que viendo lo ocurrido, descargó los seis plomos de su revólver en el cuerpo de Donato; y en tanto éste se desplomaba saltó ágilmente por la verja trasera para matar también a la india, a quien había visto a tiempo de irrumpir en el cuarto, con su criatura en brazos, desaparecer al instante mismo del crimen. Durante horas la buscó aplastando y pisoteando matas de tomate, cañas de maíz, plantaciones de pepinos. Arremetió contra el follaje de las higueras. Destrozó todo cuanto pudo trayendo a la memoria a su padre con un hacha clavada en la cabeza formando un surco de sangre desde la frente a la nuca. ¡Cuánto dolor! Lloraba. Su furor iba en aumento con la inutilidad de la búsqueda. Se le agotaron las cerillas, pues tan pronto como las encendía se apagaban por el viento del sur que resoplaba impetuoso bajo un cielo cargado de nubes tan negras como el ala de un cuervo, y rayado de relámpagos que picaban a tormenta. Ciego de ira y lanzando maldiciones, el truhán tiraba piedras al vacío, blasfemando y profiriendo horrendas amenazas. Se detuvo varias veces, aguzando el oído, tratando de escuchar ruidos de la fugitiva. En vano. Saltó, en fin, sobre el caballo, sin siquiera mirar los dos cuerpos ensangrentados y, llevado por algún demonio, enderezó el paso de la bestia hacia una localidad vecina, asiento del juez provincial. Al mismo poblado había huido, en medio de las tinieblas, la pobre viuda. Allí denunciaría el suceso a las autoridades. Llegó a media mañana. Con la niña dormida a la espalda, atravesó hasta cierta parte la plaza del pueblo y se sentó a descansar en un banco. Jadeaba, el corazón le latía aceleradamente, y en el rostro demudado, los labios resecos y el pelo desgreñado, se alcanzaba a percibir la macabra escena de la que había sido testigo. Un desconocido se acercó a ella. —¿Qué tienes? ¿De dónde vienes en tan mal estado? ¿Ha pasado algo? —la interrogó con impaciencia el hombre. Y sin esperar respuesta le ofreció una empanada de queso y un refresco de mokochinchi. —Estás muy cansada. Come, bebe esto y después harás las diligencias que, por lo que veo, deben ser apremiantes. La pobre mujer, en su desventura, y velando más que nada por el hambre y la sed de su criatura, inclinó su rostro en señal de agradecimiento. Tomó algo del refresco y luego le dio otro tanto a la niña, y ambas comieron con ansias la empanada de queso. A los pocos minutos se desplomó del asiento, fulminadas las dos por el veneno. Ya en lontananza, arrebatado por los cascos de su veloz caballo, desaparecía el “Faca Anselmo”. Nunca más se supo de él. (De La noche oscura y otros relatos). ** Pablo Mendieta Paz mendipaz@hotmail.com Músico y abogado boliviano (1955). Reside en La Paz. Tiene estudios en el Conservatorio Nacional de Música y especialización en Dirección de Coros con el maestro parisino Alain Charron, y estudió derecho en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. Ha publicado artículos de derecho financiero y derecho constitucional y el libro Actualidad jurídico-financiera en Bolivia (1996). ||||||||||||||||||||||| EL REGRESO DEL CARACOL |||||||||||||||||||||| === Antología. La poesía del siglo XX en Colombia ========================= === Ramón Cote Baraibar =================================================== Antología Visor Libros (http://www.visor-libros.com) Madrid (España), 2006 ISBN: 84-7522-766-X 436 páginas Con el término de un siglo vienen los balances en todos los órdenes. Al poeta colombiano Ramón Cote Baraibar le ha tocado la gran responsabilidad de hacer el balance de la poesía de su país en el siglo recién concluido, y el esfuerzo se ha cristalizado en este documentado volumen que a través de más de cuatrocientas páginas ofrece una muestra del trabajo de veintiún autores. El recorrido de Cote Baraibar empieza con dos nombres venerables: León de Greiff y Luis Vidales. Ambos empezaron a publicar a mediados de los años veinte —Tergiversaciones, de De Greiff, es de 1925; Suenan timbres, de Vidales, de un año más tarde— y produjeron, cada uno desde su realidad, una obra que se apartó del modernismo y el parnasianismo imperantes en el país, representando un primer paso hacia la poesía contemporánea aunque prácticamente aislados en ello hasta ya entrada la década de los cincuenta. Una década más tarde aparece Eduardo Carranza, uno de los más descollantes miembros del movimiento Piedra y Cielo, al que Cote Baraibar reconoce la valentía de oponer, a las estatuas de mármol de Guillermo Valencia —entonces el “gran poeta de la patria”— y a los temas poéticos clásicos, la belleza exuberante del paisaje y el sentir del trópico colombiano. Será la primera generación poética en Colombia que volverá la vista a su entorno y hará poesía con ello, algo que la crítica posterior habría de pasar por alto. “Ganaba entonces la vida”, acota el antologista, “la batalla contra la literatura, o mejor, la experiencia y la emoción contra la lejanía de la fría inteligencia”. De esta época es también Aurelio Arturo, poeta solitario con un solitario título en su haber, Morada al sur, revestido de un aura de “contraseña secreta” que terminó determinando buena parte del desarrollo poético colombiano en la segunda mitad del siglo. La aparición, en 1956, de la revista Mito, significó “la inserción definitiva de Colombia en el mundo”, como explica Cote Baraibar, al presentar en sus cuarenta y dos números, a la sociedad colombiana —pero en especial a su componente poético—, la visión que sobre el oficio existía más allá de las fronteras, así como las diversas tendencias que en política, economía, sociología y filosofía empezaban a tomar forma en el mundo. Dirigida por Jorge Gaitán Durán, Mito ofrecería a los ojos del lector colombiano textos de Borges, Cortázar y Fuentes, y de algunos desconocidos del patio como los jóvenes Gabriel García Márquez y Álvaro Cepeda. De la generación de Mito, que Cote Baraibar define con justicia como “una de las más importantes” de la literatura colombiana, la antología recoge los nombres del mismo Gaitán Durán, Fernando Charry Lara, Eduardo Cote Lamus —el ilustre padre del antologista—, Álvaro Mutis —cuya entrada a la literatura fue de la mano de la poesía—, Carlos Obregón y Héctor Rojas Herazo, quienes supieron nutrirse del ambiente propiciado por la revista y del aire fresco insuflado por la presencia en el país de autores de otras latitudes. Es esta generación la que recoge el testigo dejado décadas antes por los primeros nombres de la antología. La década del 60 será dominada por el movimiento nadaísta, que presentaba paralelismos con la generación Beat en Estados Unidos y con varios movimientos latinoamericanos, y en el que confluirían, entre otros, los poetas Gonzalo Arango, Jotamario Arbeláez, Eduardo Escobar, Elmo Valencia y Jaime Jaramillo Escobar —conocido como X-504, su número de cédula—, Cote Baraibar escoge a este último, cuya obra ha perdurado con mejor suerte que la del resto, y cuyo primer libro, Los poemas de la ofensa, encierra el germen de su poesía posterior. Esta generación, que se anexionará para la poesía los territorios de la cultura pop y de otras manifestaciones, dará paso una década más tarde a la llamada generación sin nombre, de la que el libro presenta textos de Giovanni Quessep, José Manuel Arango, Darío Jaramillo Agudelo, María Mercedes Carranza y Juan Gustavo Cobo Borda, así como de otros tres poetas que influirían decisivamente en la poesía colombiana de las últimas tres décadas: Raúl Gómez Jattin, Juan Manuel Roca y Álvaro Rodríguez. Ironía, humor, crítica y desenfado, junto con la incorporación de temas cotidianos como la injusticia, la muerte y la relación del hombre con el poder, será el legado principal de esta generación que, acota el antologista, se acerca a la poesía estadounidense, a los antipoemas de Parra o, incluso, al ya anciano surrealismo, al que Roca en particular dotaría de un nuevo vigor. El recorrido termina con los nombres de Piedad Bonnett y William Ospina, ambos nacidos en la segunda mitad del siglo, quienes empezarán a publicar en los 80 y labrarán su obra sobre la cotidianidad o los temas históricos. En el prólogo de la obra, Cote Baraibar reserva también una mención especial a dos de las mayores válvulas de la poesía colombiana contemporánea: la actividad constante de la Casa de Poesía Silva y el siempre multitudinario Festival de Poesía de Medellín. Nacido en Cúcuta en 1963, Cote Baraibar es licenciado en historia del arte por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Ha publicado, entre otros, los poemarios Poemas para una fosa común (1984), El confuso trazado de las fundaciones (1991), Botella papel (1999) y Colección privada (2003), un poemario que rinde tributo a su pasión por la pintura, además de un libro de cuentos y una biografía de Goya. Ha estado desde muy joven vinculado al mundo cultural y diplomático y ya en 1992 había publicado, también con Visor, una reconocida antología de joven poesía latinoamericana, Diez de ultramar. === La hija del vampiro Triunfo Arciniegas =========================== Novela Ediciones SM (http://www.grupo-sm.com) Madrid, 2005 ISBN: 84-675-0764-0 120 páginas Escribir literatura para niños y jóvenes no es fácil, y sería justo que quienes sientan el impulso de introducirse en tales lides dejaran en la puerta preconcepciones y certezas asumidas. Es, literalmente, un riesgo al que hay que enfrentarse no con temor, pero sí con el respeto debido. Por ello son siempre bienvenidos los títulos del escritor colombiano Triunfo Arciniegas, plenos de esa textura particular que la mayoría de nosotros olvida al traspasar los límites de la adolescencia. Es haciendo uso de esa sensibilidad especial como Arciniegas logra narrar en La hija del vampiro, usando una convincente primera persona, la historia de Alejandro, un chico mexicano amante del fútbol y de la lectura, el más pequeño integrante de una familia de padres divorciados, quien cree descubrir que su nuevo vecino, un hombre solitario al que le crecen las orejas cuando es cubierto por las sombras, es un vampiro. Por supuesto, nadie le creerá cuando hable de sus temores. María Fernanda, su hermana, una adolescente cuyo novio anda en moto y casualmente es aficionado al vampirismo, se burla de él haciéndole ver que su teoría del vecino vampiro es un absurdo. Las cosas se le complicarán al chico cuando Elisa, su madre, conozca a Nicolás, el presunto vampiro, y empiece a salir con él. Sus temores —que en cada página crecen ante el descubrimiento de nuevos indicios de la terrorífica condición de su vecino— encontrarán alivio sólo tras la entrada en escena de la hermosa Vanessa, la hija del vampiro. Arciniegas esgrime en esta novela, sin entrar en la odiosa fábula moralizante, un alegato en favor de la lectura, al inscribir al pequeño Alejandro en una familia de lectores consumados en la que hasta las discusiones cotidianas incluyen referencias literarias —algo que gracias a la habilidad del autor no lucirá afectado. El mismo Alejandro se juzga de acuerdo a sus lecturas, títulos paradigmáticos de la novela de aventuras como La isla del tesoro, El Conde de Montecristo o Los tres mosqueteros, y compara acongojado su aparente cobardía con las muestras de valor de Athos, Porthos, Aramis y D’Artagnan. Cuando el oculista determina que el chico debe usar anteojos, él exhala desesperanzado: “Ahora sólo me falta volverme loco”. Como buen lector de carácter quijotesco, Alejandro tiene una personalidad inquisitiva —obsesiva, quizás— que lo lleva a magnificar sus desventuras y a analizar hasta el último rincón analizable de los episodios que vive. En un guiño para el lector adulto, el temor al vampiro lleva a Alejandro a recuperar el contacto con su padre —un exitoso escultor—, quien, en una conversación sobre los libros que leemos más de una vez, le dice: “Leí por primera vez El túnel, de Sábato, como a los quince años, y me horroricé con el crimen de Castel. No entendía, no admitía que hubiera matado a esa mujer. Volví a leer el libro después de los treinta y la historia me pareció tan natural, tan lógica”. Además de ser un texto divertido, La hija del vampiro tiene la virtud de que afronta los temas que afectan a los niños y jóvenes contemporáneos. Alejandro supera en el decurso de la historia el rencor que guardaba contra el padre a raíz del divorcio, habla con su hermana de los escándalos sexuales de Michael Jackson y se indigna cuando en el vecindario se ventilan comentarios sobre el naciente romance entre el vampiro y su madre. El lenguaje llano, directo, con el que Arciniegas relata mil pequeñas aventuras cotidianas, es salpicado de cuando en cuando con livianas llamaradas de poesía: “Había llovido casi toda la noche en Zihuatanejo y el aire era un perfume. La niebla se retiraba como una muchacha que se equivoca de cuarto”. Cuando Alejandro y su padre moldean una sirena de arena en la playa, el chico siente deseos de quedarse a cuidarla toda la noche: “Luego supe que la marea subiría y que la sirena regresaría al mar en millones de granos y que otro día de playa volvería a nacer de nuestras manos”. La hija del vampiro es el número 181 de la colección “El Barco de Vapor” (http://www.elbarcodevapor.com), de cuya serie Naranja forma parte (las otras series son Blanca, Azul y Roja). La cuidada edición tiene como uno de sus atractivos el excelente trabajo de ilustración de Sergio Mora, cuyos trazos vivaces hacen olvidar que las imágenes carecen de color. Nacido en Málaga (Colombia), Arciniegas es magíster en literatura por la Pontificia Universidad Javeriana (http://www.javeriana.edu.co). Entre sus más de treinta títulos se encuentran La silla que perdió una pata y otras historias, El león que escribía cartas de amor, Los casibandidos que casi roban el sol y El Superburro y otros héroes, así como las obras de teatro El pirata de la pata de palo, La vaca de Octavio, La araña sube al monte, Lucy es pecosa, Después de la lluvia y Mambrú se fue a la guerra, entre otras. Ha ganado premios como el Enka de Literatura Infantil, el Comfamiliar del Atlántico, el Nacional de Literatura de Colcultura y el Premio Nacional de Dramaturgia. Y, aunque también ha escrito para público adulto, su contacto permanente con los niños, a quienes suele dirigir en obras de teatro y otras empresas alucinantes, le ha convertido en un autor indispensable en la literatura infantil y juvenil. |||||||||||||||||||||||||||||| EL BUZÓN ||||||||||||||||||||||||||||| === Desertificación y literatura ========================================== 16 de agosto de 2006 Buen día: Estoy realizando con una colega una investigación sobre desertificación y literatura. ¿Tienen ustedes alguna información sobre autores de ficción que hayan tomado esta problemática, sea como tema, escenario o de algún otro modo? ¿Quizás conocen alguna entidad (universidad, instituto, organización, etc.) que se haya ocupado de esta cuestión? Desde la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro) en 1996, la degradación de tierras fértiles por sequía o factores humanos se ha vuelto un tema candente en algunas regiones, del cual se debe informar y concientizar de su importancia a quienes lo sufren o a quienes puedan colaborar solidariamente para paliarlo. Si ustedes saben algo sobre esto, les rogamos nos informen. Cualquier dato nos será de utilidad. Muchas gracias por su atención, Celia Casanova celiamartacasanova@hotmail.com ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “En nuestra época, todo conspira para que el escritor —y cualquier otro tipo de artista— se convierta en un funcionario de poco rango, que trabaja sobre temas que le mandan desde arriba, y que nunca dice lo que para él es la verdad completa”. George Orwell, “Los impedimentos de la literatura” (1946). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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