~~~~~~~~~~~~~~~ Año XI Cagua, Venezuela Nº 151 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 16 de octubre de 2006 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “Pamuk contra los polos”, Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Resultados del concurso del TEUC. / Premios en | Breves Cajamarca. / El 13 de Necronomicón. / Escritores | hertzianos. / Zapata en México. / ¿Qué ciudad es | Caracas? / Poesía bilingüe. / Baraja y memoria. / | Dycvensa, espacio y tiempo ciudadanos. / Recitando para | Juan Ramón y Zenobia. / Poesía y video. / García Lorca | en Caracas. | | Falleció el escritor argentino Héctor Libertella. / | Noticias Giovanni López ganó el premio María Mercedes Carranza. / | Castellano rural en la narrativa de Delibes en un | diccionario. / Ramiro Pinilla gana en España el Premio | Nacional de Narrativa. / Cien títulos fundamentales | presentará Rico en su Biblioteca Clásica. / Héctor | Bujanda gana la Bienal de Novela Adriano González León. | / Director venezolano Gustavo Dudamel debutó en La Scala | de Milán. / Literatura y cultura judía latinoamericana | en Hostos Review. / Blanca Varela obtiene el premio | García Lorca. / Falleció la escritora peruana Cecilia | Bustamante. / Escritores colombianos dan a conocer su | obra en Bélgica. / Álvaro Pombo obtiene el premio | Planeta 2006. / Feria de Guadalajara sale a la calle. / | Realizarán en Cajamarca el festival de poesía El Patio | Azul. / Guárico y Apure celebrarán su Semana de la | Poesía. / Simposio sobre narrativa española actual | realizarán en Córdoba. / El País Literario ofrecerá su | II Taller de Escritura Creativa. | | “Parra y Rojas, en el tiovivo del Nobel (¿las nuevas | Artículos y vacas sagradas de la poesía chilena?) El pasaporte de | reportajes Estambul, epílogo”, Rolando Gabrielli. / “América del | Sur reunida en Mato Grosso. Feria del Libro Literamérica | 2006”, Marta Spagnuolo. / “El horror y el error”, | Ricardo Mena Cuevas. / “Las calles terminan en los | bares”, Esteban Moore. / “Borges. Vida y literatura, de | Alejandro Vaccaro”, Augusto Gayubas. / “Prohibir, | invadir, adivinar: comandar a un ejército invencible de | poetas”, Salomón Valderrama Cruz. | | “Juan Álvarez, Premio Nacional de Cuento Ciudad de | Entrevistas Bogotá: ‘Inventar generaciones es un buen negocio’”, | John J. Junieles. | | “La literatura frente a los nuevos lenguajes de la | Sala de ensayo mundialización”, Paula Winkler. / “Pedro Henríquez Ureña | y el Dasein latinoamericano. La Modernidad que funda y | la que deglute”, Alejandro Cardozo. | | Poemas de Marcia Reverón. / “Superstición”, Jorge A. | Letras Hernández R.. / Tres textos de C. A. Campos. / “Días sin | sombra”, Ana María Fuster Lavín. / “Oficio del | Imaginaria” (extractos), Guillermo Aldaya. / Tres | cuentos de Armando Romero. / “Soy moro” (extractos), | Mohamed Chekrad. / “Teníamos los ojos tan bellos”, | Sergio Llorens. / Poemas de Niddy Calderón Plaza. / | “Turismo macabro”, Yago Quiñones. / “Anfitriona de mi | infancia”, Eliana Segura Vega. / “Sueño MOR”, Angélica | López Gándara. / “La noche del odio”, Miguel de Asén. / | “Personajes de mis sueños”, Ruth Pérez Aguirre. / Poemas | de María Rumaja Córdova. / “Al fin juntos”, David Moñino | Bermejo. | | Rubén Darío. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm === Pamuk contra los polos Jorge Gómez Jiménez ======================= Es natural que un galardón de la estatura del premio Nobel de Literatura genere polémicas. Cada año por estas fechas, medios de comunicación de todo el planeta discuten sobre los méritos del ganador y no pocos creen identificar en la política las razones que ha tenido la Academia Sueca para tomar su decisión, sea ésta cual sea. No puede ser Orhan Pamuk, con su historial contestatario, una excepción. En febrero de 2005, Pamuk lanzó, durante una entrevista hecha por la publicación suiza Tages-Anzeiger (http://www.tagesanzeiger.ch), su famosa declaración: “Un millón de armenios y treinta mil kurdos fueron asesinados en estas tierras y nadie, excepto yo, se atreve a hablar del tema”. Se refería Pamuk a una masacre que empezó en 1915, en los últimos años del Imperio Otomano. En Turquía se asegura que tal genocidio jamás ocurrió: a mediados de este año, el historiador turco Arslan Terzioglu, quien ha dedicado treinta años de su vida a estudiar el período histórico al que hizo referencia Pamuk, declaró que en el último siglo “no se ha encontrado ningún documento que pruebe que los turcos cometieron genocidio”. El 16 de diciembre de 2005, Pamuk debía enfrentarse a un juicio por sus espinosas declaraciones, pero el mismo fue aplazado hasta enero de este año y por último fue suspendido, escurriéndose así el escritor a una pena de seis meses a tres años por “insultar deliberadamente la identidad nacional”, delito tipificado en el nuevo código penal turco, cuyo artículo 301 prohíbe “insultar la identidad turca, el parlamento o cualquier otro órgano estatal”. Pamuk, quien aparte de la persecución judicial tuvo que enfrentarse a amenazas de muerte, persecución y hasta una petición para que sus libros fueran incinerados, no estaría solo en tal trance: existe más de medio centenar de escritores y editores turcos sobre cuyas cabezas pesan acusaciones similares. El proceso ya había llamado la atención de la comunidad literaria internacional y, en diciembre de 2005, un comunicado firmado por un grupo de autores de amplio renombre exigía el cese de lo que calificaban como un juicio “incompatible con un estado de derecho”. Entre las firmas se hallaban las de Umberto Eco, Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, John Updike y Mario Vargas Llosa, además de los ganadores del premio Nobel José Saramago, Gabriel García Márquez y Günter Grass. En la misma tónica, el otorgamiento, hace un año, del Premio de la Paz de los libreros alemanes al autor de Nieve, se constituía en un claro respaldo. Pero Pamuk no es sólo un crítico ácido de la realidad cultural e histórica de su país. A la par de su sólida obra —que ha llevado a muchos a expresar la percepción de que el Nobel de este año recupera el prestigio de la Academia Sueca—, defiende la existencia de puntos de encuentro entre Oriente y Occidente, en contraposición con la idea de que éstos son dos polos culturales y, además, opuestos —una teoría que, advierte, ha sido corresponsable “de la muerte de muchas personas”. Y, así como reconoce que ambos mundos han incidido en la construcción de Turquía, señala que “el hecho de que no se hable mucho del mundo tradicional, de la cultura otomana, no quiere decir que no exista”. Por todo ello, el secretario permanente de la Academia Sueca, Horace Engdahl, nuevamente este año ha debido salir en defensa de la concesión del Nobel al escritor turco. Una defensa que consideramos innecesaria desde el punto de vista estrictamente literario, pero que no ha podido evadir un organismo sobre el cual recaen cada año todas las miradas, en una historia de acusaciones, sospechas y recriminaciones directas que Engdahl ha sabido resumir en una frase lapidaria: “No recuerdo un solo Nobel que no haya levantado críticas y discusiones”. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez === Hablemos..., de Octavio Santana Suárez, en Editorial Letralia ========= Una colección de dípticos filosóficos, redactados en forma de diálogos, que abarcan temas como la filosofía, el hombre, la libertad, la política y el amor. Con prólogo de Antonio Núñez Ordóñez e ilustraciones de Nicolás Herrera, puedes leer o descargar este libro exclusivamente en Editorial Letralia, el espacio de libros digitales de la Tierra de Letras. http://www.letralia.com/ed_let/hablemos ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Resultados del concurso del TEUC. Javier Correa Correa, comunicador social y profesor universitario, y el estudiante de la Universidad Santo Tomás, Daniel Mauricio Cristancho, fueron los ganadores de los Premios de Literatura “Taller de Escritores de la Universidad Central de Colombia —TEUC—, 25 años”. Correa Correa ganó en la categoría de novela corta con Si las paredes hablaran..., que según el jurado calificador, compuesto por los escritores Nicolás Suescún, Arnoldo Palacios y Roberto Rubiano, “es una novela escrita con destreza, coherente de principio a fin”. Por su parte, el jurado de cuento, compuesto por los escritores Arturo Alape, Jaime Echeverry y José Luis Díaz-Granados, consideró que el relato “La muerte del endriago” del joven Daniel Cristancho “es una historia cotidiana muy bien contada, escrita con una escritura narrativa sólida, bien concebida y a la vez eficaz”. En novela obtuvieron menciones Carolina Rodríguez, Alex Acevedo y José Manuel Rodríguez, mientras que en cuento lo hiucieron Jaír Roberto Vargas, Bernardo Páez, Luis Carlos Muñoz, Erick Leonardo Rodríguez, Alexander Amézquita, Hugo Montero, Iván Méndez Sandoval y Daniel Ramírez. El veredicto se hizo público el pasado 22 de septiembre. http://www.ucentral.edu.co/humanidades/teuc.htm Premios en Cajamarca. El pasado 1 de octubre fue emitido el veredicto del I Concurso de Poesía “Panorama Cajamarquino”, que en homenaje a Manuel Ibáñez Rossaza organizó el diario Panorama, de Cajamarca (Perú). El primer premio recayó sobre el poemario Entre ventanas y luces apagadas, “por la transfiguración en términos poéticos, lograda con economía y excelencia estética”. El libro es de Luis Enrique Robles Prieto. Se otorgó un segundo premio al poemario Ser es tiempo, de Carlos Benjamín Huamán Castote, y un tercero a Aguacero nocturno sobre piedra azul, de Einar Pereira Salas. Se otorgó menciones honrosas a Alan Ybrahim Luna Rodríguez, Carlos Miguel Fuller Huanuire y María Elena Barrenechea Ariza. El jurado estuvo compuesto por Socorro Barrantes Zurita, Victorino Elorz Goicoechea, Guillermo Torres Ruiz y Jaime Abanto Padilla. Los premios fueron entregados el 5 de octubre en la sala Layzón del INC Cajamarca, con la presencia de la señorita Paola Ibáñez Díaz, hija del reconocido poeta Ibáñez Rossaza. jaimeja1@hotmail.com El 13 de Necronomicón. José María Tamparillas, Néstor Darío Figueiras y Gabriel Impaglione son los autores que desde la semana pasada ofrece el número 13 de Necronomicón, la publicación de terror, fantasía y ciencia ficción del Club de Ciencia Ficción UBIK. Esta edición está dedicada a “descamar la delgada normalidad de la vida diaria”, según sus editores. Tamparillas participa con el relato “Amor de madre”, mientras que Figueiras lo hace con “El fin de la soledad” e Impaglione con “Victoriano Alcántara”. Las ilustraciones corrieron por cuenta de Juan Raffo. http://necronomicon.avcff.org/necronomicon/necro13/necro13.htm Escritores hertzianos. Edith Checa conduce desde este 11 de octubre el programa de radio “Nuevos Escritores”, que se transmite por Onda San Pablo 106.5 FM, de Sevilla (España), los miércoles a las 9:30 de la noche, y en el que se dedican algunos minutos cada semana a leer microrrelatos seleccionados entre todos los recibidos. Los interesados pueden ser de cualquier nacionalidad y sus microrrelatos, de tema libre, deben estar escritos en castellano y tener entre 12 y 25 líneas (Arial 12, doble espacio). Además deberán rellenar un formulario que pueden solicitar a Checa en edith.checa@jironesdeazul.com. Además de ser leídos en el programa, los relatos seleccionados serán publicados en la revista Jirones de Azul. En el programa de radio también se entrevistará a aquellos escritores cuyos libros están siendo publicados por la editorial Jirones de Azul. http://www.jironesdeazul.com Zapata en México. Este 13 de octubre fueron presentados en México los libros Iguana y El hacedor y las palabras. Diálogos con poetas de América Latina, del poeta y ensayista peruano Miguel Ángel Zapata, en un acto en el que, además del autor, participaron Marco Antonio Campos, Jorge Fernández Granados y Enzia Verducchi. Iguana es una especie de antología breve del trabajo poético de Zapata, un muestrario de los motivos más emblemáticos de su obra: los animales, el cielo, el aire, la luz. El hacedor... incluye entrevistas con importantes poetas de habla hispana como Raúl Zurita, Rodolfo Hinostroza, Jorge Eduardo Eielson, Juan Gustavo Cobo Borda, Ida Vitale, Marco Antonio Campos, Javier Sologuren, Isaac Goldemberg, Leonidas Lamborghini, Carlos Germán Belli, Carmen Ollé, Antonio Cisneros, Álvaro Mutis y Gonzalo Rojas. pulsarcom@avantel.net ¿Qué ciudad es Caracas? Entre el 16 y el 19 de octubre se realizará en la Biblioteca Isaac J. Pardo de la Casa de Rómulo Gallegos el foro “Caracas... ¿qué ciudad somos?”, que organizado por la Fundación Herrera Luque y el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos reunirá a los cinco alcaldes de la capital venezolana, así como a expertos, técnicos y gerentes municipales, quienes se adentrarán en los universos del deseo de ciudad, política, capitalidad, visión, emergencia, narrativa urbana, ciudad mediática, economía, espacio público, ciudad real vs. ciudad oficial, ciudad oculta y contracultura, paisajes y desafíos. La actividad es organizada por Cristina Guzmán y William Niño Araque y las jornadas se desarrollarán de 3 de la tarde a 7:30 de la noche. http://www.celarg.org.ve Poesía bilingüe. Los poetas Sam Hamill (EUA) y Esteban Moore (Argentina) se presentarán en la Feria del Libro de Mar del Plata este martes 17 y miércoles 18 de octubre, a las 7 de la noche, en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. El martes, el poeta Rafael Felipe Oreriño presentará el libro Partes mínimas, de Moore, ganador del Premio Fondo Nacional de las Artes. El miércoles se desarrollará una “mesa de traducción” en la que Hamill leerá sus poemas en inglés y Moore hará lo propio en castellano. Los textos pertenecen a Ojos bien abiertos y otros poemas, selección de poemas en traducción de Esteban Moore. Luego dialogarán con el público sobre la traducción. http://www.ferialibromdp.org.ar Baraja y memoria. Este jueves 19 de octubre, a las 6 de la tarde, serán presentados el libro de relatos Baraja de muerte, de la escritora venezolana Carmen Campos, y Memoria e identidad en José León Tapia, de la argentina Julia Elena Rial, ganadoras del Certamen Mayor de las Letras y las Artes del Ministerio de la Cultura, mención Cuento y Ensayo, respectivamente. La actividad es organizada por la Agrupación Pie de Página y tendrá lugar en la Biblioteca Nacional “Agustín Codazzi”, ubicada en el Complejo Cultural Santos Michelena, en la avenida 19 de Abril de Maracay (Aragua, Venezuela). Dycvensa, espacio y tiempo ciudadanos. Este jueves 19 a las 7 de la noche será inaugurado, en la Sala RG de la Casa de Rómulo Gallegos, el IV Salón de Artes Visuales Dycvensa, que se extenderá hasta el 20 de noviembre. El tema del Salón es, al igual que en las ediciones anteriores, “Ciudad, espacio y tiempo”. El evento reunirá obras inéditas de artistas nacionales, jóvenes y reconocidos, estimulando la creación permanente y ofreciéndoles un espacio para continuar figurando o hacerse conocer. Las 29 obras que se expondrán en Dycvensa fueron escogidas de un total de doscientas, por un jurado integrado por Carmen Sofía Leoni (Museo de Arte Colonial de Petare), Carmen Hernández (directora de Artes Visuales del Celarg), Santiago Aguirre (curador de la exposición), arquitecto Andrés Azpúrua (Dycvensa) e Inés Muñoz Aguirre (Pronóstico, Consultores de Comunicaciones). Uno de los premios del salón, el Ciudadano Dycvensa, es otorgado por votación del público asistente. http://www.celarg.org.ve Recitando para Juan Ramón y Zenobia. El jueves 19 a las 4 de la tarde, en la Sala Juan Ramón Jiménez de la Biblioteca Lázaro de la Universidad de Puerto Rico se llevará a cabo el evento “Saludo a Zenobia Camprubí”, que conmemorará el centenario del natalicio de quien fue la compañera inseparable del escritor español Juan Ramón Jiménez, de cuyo Premio Nobel de Literatura se cumplen ahora los 50 años. Eric Landrón será el moderador de un recital que incluye a poetas de la talla de Magaly Quiñones, Ángel Aguirre, Vicente Rodríguez Nietzsche y Ana María Fuster, entre otros. http://www.upr.edu Poesía y video. Este viernes 20, a las 6 de la tarde, se realizará en el Salón Manuel Belgrano, de Buenos Aires (Hipólito Irigoyen 1708, 4º piso), la instalación artística “No sé cómo llamarla”, compuesta por videos y animación digital de Mercedes Naveiro y poemas del letraliano Carlos Barbarito. La actividad es auspiciada por la Coordinación de Cultura y Dirección de Eventos del Senado de la Nación. carbar8@hotmail.com García Lorca en Caracas. El embajador de Colombia en Venezuela, Enrique Vargas Ramírez, es el autor de Destino de unicornio, obra teatral que se estrenará este sábado 28 de octubre a las 10:30 de la mañana en el Auditorio Emil Friedman (calle Emil Friedman, Ruta A, urbanización Los Campitos, Caracas). La pieza es la primera del ciclo “Tres dramaturgos en busca de espectador”, y reconstruye los últimos días de Federico García Lorca, para lo cual el dramaturgo se vale de algunos de los poemas más emblemáticos del granadino. La puesta en escena es responsabilidad de José Tomás Angola Heredia y el elenco lo conforman Jesús Cervo, César Bencid, José Roberto Díaz, Ezzio Cavallaro, Mibelis Acevedo, José Manuel Vieira, Ramón Góliz y Luis Carreño. La entrada es gratuita. http://www.emilfriedman.com ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo qu tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Falleció el escritor argentino Héctor Libertella El pasado 7 de octubre falleció en Buenos Aires, a la edad de 61 años, el escritor argentino Héctor Libertella. Listas para edición ha dejado Arquitectura del fantasma, su autobiografía, y las nouvelles Diario de la rabia y El lugar que no está ahí. Nacido en Bahía Blanca en 1945, el narrador, ensayista y editor había recibido, a los 22 años, el Premio Literario Paidós por su novela El camino de los hiperbóreos. El jurado estaba integrado por Leopoldo Marechal, David Viñas y Bernardo Verbitsky. En 1971 obtuvo el premio internacional del sello venezolano Monte Ávila (http://www.monteavila.com.ve), por Aventuras de los miticistas. Y en 1986, en París, fue premiado con el Juan Rulfo por la novela El paseo internacional del perverso. Era graduado en letras de la Universidad Nacional del Sur (http://www.uns.edu.ar), fue profesor de teoría y crítica literaria en las universidades de Buenos Aires (http://www.uba.ar), México (http://www.unam.mx) y Nueva York (http://www.nyu.edu). Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet, http://www.conicet.gov.ar), becario de la Universidad de Iowa (http://www.uiowa.edu). Como editor, fue director literario de Monte Ávila y gerente general del Fondo de Cultura Económica en la Argentina (http://www.fce.com.ar). Otras de sus obras fueron Personas en pose de combate (1975), Nueva escritura en Latinoamérica (1977), ¡Cavernícolas! (1985), Ensayos o pruebas sobre una red hermética (1990), Pathografeia (1991), Las sagradas escrituras (1993) y Memorias de un semidiós (1998). Fuentes: Clarín • SEA *** Giovanni López ganó el premio María Mercedes Carranza El colombiano Giovanni López obtuvo este 9 de octubre el Premio Nacional de Poesía María Mercedes Carranza, otorgado por primera vez en memoria de la poeta y periodista fallecida en 2002. El galardón, dotado con 15 millones de pesos (cerca de 6.500 dólares) y la publicación de la obra, fue otorgado al poemario Scripta Manent, de López, residente en Pereira (oeste de Colombia), quien firmó con el seudónimo de “Juan El Poeta”. López, estudiante de literatura en la Universidad Tecnológica de Pereira (http://www.utp.edu.co), ha sido invitado a participar en certámenes literarios en Costa Rica, Chile y Argentina y por Colombia participó hace poco en la lectura organizada por el Festival Internacional de Poesía de Medellín que se cumplió en el teatro Santiago Londoño. En la mencionada casa de estudios edita la revista literaria Luna de Locos. El jurado, formado por los poetas Mario Rivero, Jotamario Arbeláez, Juan Gustavo Cobo Borda y José Luis Díaz-Granados y Hernando Cabarcas Antequera, director del Instituto Caro y Cuervo, revisó 371 óperas primas inéditas. El segundo premio fue para Hojas de papel volando, de Patricia Ariza. El acta del jurado dijo de la obra: “Se ve una voz de mujer fresca e inmediata que nos transmite su conmoción ante el mundo y la literatura. Sus líneas concisas, estrictas, no soslayan el dolor de tantas pérdidas con entereza y una sencilla capacidad de resistencia creativa”. El galardón fue convocado por la Tertulia Poética de Gloria Luz Gutiérrez, el Instituto Caro y Cuervo y la Casa de Poesía Silva, entidad de la que María Mercedes Carranza fue cofundadora y directora. La poeta era hija del destacado poeta colombiano Eduardo Carranza, y en su infancia vivió en Madrid, donde su padre fue agregado cultural de Colombia. Fuentes: EFE • RCN *** Castellano rural en la narrativa de Delibes en un diccionario Este 1o de octubre fue presentado en Valladolid el Diccionario del castellano rural en la narrativa de Delibes, una obra coeditada por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (Ilcyl, http://www.ilcyl.com) y el diario El Norte de Castilla (http://www.nortecastilla.es), y del que es autor Jorge Urdiales Yuste, filólogo y docente de la Institución Educativa SEK (http://www.sek.es) en Madrid, además de doctor en ciencias de la información. El libro, que fue presentado en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid (http://www.uva.es), forma parte de la colección Diccionarios del Instituto de la Lengua y recoge 329 palabras del castellano rural empleadas por Delibes en sus novelas, ninguna de las cuales figura en los diccionarios dedicados al uso común de la lengua, de manera que supone una aportación de importancia indudable para un futuro diccionario general del español. El miembro de la Real Academia de la Lengua (RAE, http://www.rae.es), José Antonio Pascual, intervino en la presentación del libro junto con el autor, el director del Ilcyl, Gonzalo Santonja, y Ricardo Martín de la Guarda, coordinador del Aula de Cultura de El Norte de Castilla, periódico que enmarca este trabajo en los actividades de su 150º aniversario. Urdiales reflexionó acerca del fenómeno de la “globalización del lenguaje” al afirmar que “ahora habla igual un muchacho de Peñafiel que otro de Madrid, de una manera más pobre”, y consideró que el lenguaje rural de antaño “era mucho más rico”. Puso como ejemplo cuatro expresiones que Delibes utiliza en sus relatos para definir el disparo a un animal a escasa distancia: “a espetaperro, a bocajarro, a cascaporrillo y a quemarropa”, giros que el autor de El hereje utiliza “de una forma natural, de la misma manera que le llegaron a él”. En algunos casos, abundó Urdiales a propósito de la riqueza léxica, la acepción del vocablo varía en función del pueblo o entorno geográfico de que se trate. El filólogo destacó el hecho de que los términos rurales no sólo abundan preferentemente en los libros de caza y en títulos como Viejas historias de Castilla la Vieja y Las ratas, sino también en libros de ambientación urbana como La hoja roja o El príncipe destronado. Urdiales ha contabilizado hasta 1.500 expresiones y términos, de los cuales ha sistematizado 329 de la A hasta la Z, principalmente recogidos entre los valles del Duero y del Esgueva, entre la ciudad de Valladolid y la localidad de Peñafiel, donde Delibes “pescó por primera vez, donde pasó los veranos de su infancia y donde cazó con frecuencia”, dijo. Ramón García Domínguez dice en el prólogo que “este libro de Jorge Urdiales es una demostración de cómo Delibes ha sabido escuchar y trasladar luego a su narrativa los sonidos genuinos de su tierra y de sus gentes”. Según García Domínguez, “el profesor Urdiales ha recorrido, de punta a cabo, toda la obra delibeana y ha ido registrando todos aquellos términos que reflejan los modos de hablar de la Castilla rural y también de la Castilla urbana provinciana”. En opinión del autor, “la Castilla rural que nos muestra Miguel Delibes en sus novelas tiende a desaparecer. Sus personajes han dejado de existir o ya son muy mayores. Los aperos de labranza empleados durante siglos han dado paso a tractores y cosechadoras con aire acondicionado en verano y calefacción en invierno. Los usos y costumbres de las gentes del campo han cambiado radicalmente en los últimos cincuenta años y, con ellos, su modo de hablar”. Para Urdiales, “el léxico rural que era popular, se va perdiendo a favor de otro tipo de lenguaje más global, menos apegado a la tierra y claramente influido por los medios de comunicación”. En definitiva, Jorge Urdiales concluye que un modo de ser y unos modos de hablar se están perdiendo en Castilla y León. Pascual apostó en su conferencia por el estudio del “pasado” para conocer la “naturaleza del léxico” ya que si el lenguaje se aborda “alocadamente”, puede provocar un riesgo de “seducción” de los usos de la publicidad y de la política, con lo que se entraría en lo “postizo e irreflexivo de las palabras”. Apostó por una “huida al pasado” ante la “contaminación” que sufre la lengua española por su uso “indebido”. Además, definió el análisis de la lengua a lo largo del tiempo para su uso correcto como un “placer” dirigido a mejorar “nuestra manera de entender el mundo”. Por último, explicó que Delibes “es uno de los valores más importantes de nuestra literatura”. Por su parte, el director del Ilcyl, Gonzalo Santonja, resaltó que hablar de Delibes a través de “un actor nuevo”, en referencia a Urdiales, “es excelente” porque, razonó, “un autor empieza a morir cuando no concita el interés para las nuevas generaciones”, lo cual “no pasa con Delibes”. Resaltó que el diccionario ha sido elaborado por un “gran filólogo” —“con la precisión de Covarrubias”, enfatizó—, y se trata de una obra de “autoridad” avalada por la “magnitud” de Miguel Delibes. “Es un diccionario admirable y magistral”, dijo, para aclarar que se trata de una obra “de amor a la tierra”, ya que responde a un “trabajo de campo”, donde el autor “masticó las palabras”. Para finalizar, se mostró “muy satisfecho” por el arranque de la colección Diccionarios del Ilcyl. Fuentes: EFE • Europa Press • Ilcyl *** Ramiro Pinilla gana en España el Premio Nacional de Narrativa El escritor bilbaíno Ramiro Pinilla (1923) fue declarado ganador, este 10 de octubre, del Premio Nacional de Literatura de España, que concede el Ministerio de Cultura de ese país y que está dotado con 15.000 euros, por su obra Las cenizas del hierro (Tusquets). Los miembros del jurado fueron Juan Luis Cebrián, de la Real Academia Española (RAE, http://www.rae.es); Xosé Luis Axeitos, de la Real Academia Gallega (RAG, http://www.realacademiagalega.org); Jon Kortazar, de la Real Academia de la Lengua Vasca (http://www.euskaltzaindia.net); Alexandre Broch, del Instituto de Estudios Catalanes (IEC, http://www.iec.es); Andrés Sorel, de la Asociación Colegial de Escritores (ACE, http://www.acescritores.com); Santos Alonso, de la Asociación Española de Críticos Literarios; Antonio Hernández, Mercedes de la Torre Monmany, Antonio Porpetta y Ana María Navales. Actuó como presidente el director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco, y como vicepresidenta, la subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, Mónica Fernández. El jurado, que concedió este galardón por mayoría de sus miembros, ya que la decisión final fue “muy discutida” entre la obra de Pinilla y otra de “extraordinaria categoría”, destacó la calidad literaria del premiado, que en los últimos años “ha sido capaz de hacer una epopeya sobre un mundo tan difícil y rico a la vez como es el mundo vasco”. Sorel señaló que Pinilla pertenece al grupo de grandes autores “con grandes territorios propios” como Thomas Mann o William Faulkner. “Posee un mundo propio y un lenguaje también fundido a lo que quería expresar”, dijo, destacando que “no hay diferencia entre el yo y el exterior de lo que expresa y narra”. Pinilla, que en los últimos años “ha sido capaz de hacer una epopeya, una hégira sobre un mundo tan difícil y rico a la vez como es el mundo vasco”, narra “los dramas humanos unidos al paisaje físico y nos explica muchos de los interrogantes que en nuestros días nos planteamos a la hora de abordar esas peculiares características de una tierra y de las reacciones humanas que se dan en ella, que incluyen temas como el nacionalismo, la desaparición de la sociedad campesina o la erupción de nuevas formas de vida con la industrialización de principios de siglo”, características éstas últimas que recoge la obra galardonada. Las cenizas del hierro es la tercera parte de la trilogía Verdes valles, colinas rojas. El premio se otorga a la mejor obra de narrativa publicada el año anterior, en cualquiera de las lenguas del Estado español, según el juicio de especialistas de probada competencia. Pinilla obtuvo en 1960 el Premio Nadal y en 1961 el Premio Nacional de la Crítica con la novela Las ciegas hormigas, mientras que en 1971 fue finalista del Premio Planeta con Seno. Durante casi tres décadas ha permanecido apartado del gran circuito editorial. De este período, en el que el Pinilla publicó sus obras, son los libros Recuerda, oh recuerda (1974), Primeras historias de la guerra interminable (1977), La gran guerra de Doña Toda (1978), Andanzas de Txiqui Baskardo (1980), Quince años (1990) y Huesos (1997). Pinilla volvió al mercado editorial con la trilogía Verdes valles, colinas rojas, compuesta por las novelas La tierra convulsa, Los cuerpos desnudos y la hoy galardonada Las cenizas del hierro. Esta trilogía ha merecido ya el Premio Euskadi 2005 y el Premio Nacional de la Crítica en el mismo año. Tras el relato de la guerra vivida en las trincheras, de los bombardeos y la desbandada general ante las tropas franquistas, que toman Bilbao, el tercer volumen de esta trilogía arranca con el complot de los industriales vascos, en el que participa Camilo Baskardo, para traicionar a la República y entregarse a Franco. Los habitantes de Getxo conocen la posguerra dos años antes de que acabe la guerra, y la viven como una época oscura de represión y sometimiento. Son las nuevas generaciones, entre ellos Asier, que estudia en Bilbao, y Océano, criado entre anarquistas y nacionalistas, quienes ofrecen una resistencia sorda que poco a poco se revelará violenta. Para ellos el nuevo régimen se hace intolerable en tanto ahonda la injusticias. Las cenizas del hierro revela no sólo el origen enigmático de dos de las protagonistas de la novela, Ella y Magda —cuyos hijos han logrado usurpar las herencias de las grandes familias—, o las razones profundas que les llevaron al ensalzamiento del Mostrador —con su carga simbólica—; es también la parte donde los ambiciosos planes expansivos de los hombres de hierro viven su momento de esplendor y declive, su derrumbamiento final. Los últimos representantes de las familias de la novela acaban arrastrados por la Historia, mientras se produce el primer asesinato de ETA en el País Vasco, que hará de la convivencia un permanente conflicto irresoluble. Pinilla comentó la satisfacción que le producía este prestigioso premio, aunque dijo que “para seguir escribiendo no necesito que nadie me anime”. A finales de octubre se presentará en Bilbao su última novela, La higuera, un libro que también empieza en la guerra civil, cuando las tropas de Franco entran en Getxo, su lugar de residencia desde los 27 años y escenario de gran parte de sus narraciones. Fuentes: El Periódico de Aragón • Europa Press *** Cien títulos fundamentales presentará Rico en su Biblioteca Clásica El académico español Francisco Rico ha seleccionado cien títulos de clásicos españoles que verán gradualmente la luz en los próximos años, como parte de la colección Biblioteca Clásica, que edita Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores (http://www.galaxiagutenberg.com) en colaboración con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC, http://www.secc.es). Los volúmenes de la Biblioteca Clásica se presentan en cuidadas ediciones, todas ellas provistas de un estudio preliminar y anotaciones críticas. “La gran virtud de los clásicos está en que nos enseñan a leer”, afirmó el académico, una de las máximas autoridades en Cervantes. “Frente al lenguaje del poder y de otros lenguajes coyunturales, los clásicos nos adiestran a pensar con propiedad”, subrayó. La colección se estrena con cinco títulos: Epístola moral a Fabio y otros escritos, de Andrés Fernández de Andrada (en edición de Dámaso Alonso); El trovador, de Antonio García Gutiérrez; El conde Lucanor, de don Juan Manuel; Poesía, de Fray Luis de León, y Peñas arriba, de José María Pereda. Cada año se editarán entre seis y ocho tomos a un precio que oscilará entre los 20 y 30 euros. “La biblioteca abarca desde los orígenes de la literatura española hasta las postrimerías del siglo XIX”, precisó Rico. En posteriores entregas verán la luz, entre otros, La Celestina, La lozana andaluza, El libro del buen amor o Fortunata y Jacinta. Respecto a este último, Rico señaló que se está trabajando en el manuscrito original, depositado en Harvard. “Está lleno de añadidos y correcciones; a la fecha de hoy no hay una edición fiable de la novela de Galdós”. Rico se remontó al 22 de abril de 1936 para explicar el origen del proyecto. El Consejo de Ministros de aquel día, presidido por Manuel Azaña, aprobó una iniciativa que contemplaba editar una colección de clásicos “con el fin de popularizarlos”. Se harían tres versiones: una escolar, otra para el gran público y una tercera para especialistas. “Aquel proyecto lo truncó la Guerra Civil”, se lamentó Rico. “Nosotros vamos a recuperarlo, pero en vez de hacer tres versiones de cada título, haremos un solo tomo que integre las tres aspiraciones de Azaña”. De este modo, cada uno de los títulos “será accesible y útil tanto para escolares como para profesionales”. El filósofo Fernando Savater, que intervino en la presentación, afirmó que era una buena oportunidad para iniciar “el esqueleto de una biblioteca”. Cada biblioteca, dijo, es “la expresión de una personalidad”, sin embargo “en ninguna debe faltar ese patrimonio que permite recuperar la imaginación y el pensamiento de quienes nos precedieron”. Javier Marías confesó que algunos clásicos, como las crónicas de Indias de Bernal Díaz del Castillo (incluidas en la selección), se encuentran entre sus libros de cabecera. Fuente: El Norte de Castilla *** Héctor Bujanda gana la Bienal de Novela Adriano González León El pasado 11 de octubre fue anunciado, en una ceremonia pública en la sede del Grupo de Empresas Econoinvest (http://www.econoinvest.com), el veredicto de la II Bienal de Novela Adriano González León, que ha favorecido a la novela La última vez, presentada con el seudónimo “El Buitre” por el escritor y periodista venezolano Héctor Bujanda. Organizado por el PEN de Venezuela (http://www.pendevenezuela.org), en sociedad con Econoinvest y el Grupo Editorial Norma (http://www.norma.com), la bienal fue creada en 2004 con el propósito de difundir la obra de los novelistas de Venezuela, así como rendir homenaje, en vida, al escritor trujillano Adriano González León. Bujanda se hizo acreedor de un premio en metálico de quince millones de bolívares, patrocinado por Econoinvest, y la publicación inmediata de su novela por parte del Grupo Editorial Norma en su colección La Otra Orilla. El jurado estuvo integrado por los escritores venezolanos Ana Teresa Torres, Luis Barrera Linares y María del Pilar Puig, además del español Juan Cruz y el puertorriqueño Luis López Nieves, quienes entre un total de 33 manuscritos inéditos de autores residentes en Venezuela, se decidieron unánimemente por la novela La última vez, de Bujanda, de la cual valoraron “la fluidez de su ritmo narrativo, la intriga de la trama y el tratamiento argumental que abre una perspectiva de entendimiento que rebasa su innegable contextualización local”, según afirma el veredicto emitido. Fuentes: El Universal • Pen de Venezuela *** Director venezolano Gustavo Dudamel debutó en La Scala de Milán El joven director venezolano Gustavo Dudamel (Barquisimeto, 1981) debutó exitosamente el martes 11 de octubre en el Teatro La Scala de Milán (Italia), al conducir por primera vez la pieza operística Don Giovanni, de Wolfang Amadeus Mozart. Dudamel, quien por primera vez dirige una ópera lírica, estará en el cartel del famoso teatro milanés hasta mediados de noviembre, para hacer un total de 12 presentaciones. Según reseñaron los medios de prensa italianos, el debut de Dudamel fue altamente concurrido y aplaudido. Estuvo presente el director del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, José Antonio Abreu. “Dirigir en La Scala es algo especial, transmite una energía particular y no sólo por la tradición que se respira. De verdad es algo único”, comentó Dudamel a los medios locales en la recepción posterior al estreno. En esta oportunidad, la famosa ópera compuesta por Mozart, basada en la leyenda de Don Juan, está protagonizada por Carlos Álvarez, Erwin Schrott, Attila Jun, Ernesto Panariello y Carmela Remigio, entre otros artistas líricos. Nacido en 1981, Dudamel es considerado uno de los directores musicales más importantes de la actualidad. Se inició en la música tocando el violín a los 4 años de edad, y a los 16 empuñó por primera vez una batuta. Es director titular de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar y a partir de este año también encabeza la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo, en Suecia. Vencedor en 2004 del concurso Bamberg Symphony Gustav Mahler Conducting, Dudamel ha tocado con prestigiosas orquestas como la Filarmónica de Los Ángeles, de Londres e Israel y con la orquesta de Santa Cecilia de Roma. Por su parte, el Teatro de La Scala, en Milán, es uno de los más prestigiosos del mundo. Inaugurado en 1778, en este recinto se han presentado artistas de la talla de Arturo Toscanini, Enrico Caruso y Luciano Pavarotti. La Scala también tiene el mérito de haber albergado el estreno de varias de las piezas líricas más famosas de la historia, entre ellas, muchas de las compuestas por Giuseppe Verdi, quien en vida guardó una especial relación con este teatro. “No soy un niño prodigio, soy el fruto de mucha disciplina, estudio y trabajo”, sostuvo Dudamel ante la prensa. “Dirigir en la Scala es algo especial, transmite una energía particular y no sólo por la tradición que se respira. De verdad es algo único”, confesó el director durante una cena en la sala de recibimientos del prestigioso teatro junto con toda la compañía pocas horas después del exitoso estreno. Fuentes: AFP • EFE *** Literatura y cultura judía latinoamericana en Hostos Review José B. Adolph, Marcos Aguinis, Marcelo Birmajer, Isaac Chocrón, Sonia Chocrón, Ariel Dorfman, Ricardo Feierstein, Luisa Futoransky, Gloria Gervitz, Margo Glantz, Mario Goloboff, Jacqueline Goldberg, Isaac Goldemberg, Alicia Kozameh, Arnoldo Liberman, Angelina Muñiz-Huberman, José Luis Najenson, Teresa Porzekanski, David Rosenmann-Taub, Samuel Rovinski, Moacyr Scliar, Ana María Shua, Ilán Stavans y Alicia Steimberg, son algunos de los más de 90 autores y autoras que destacan en el cuarto número de Hostos Review/Revista Hostosiana, dedicado a la literatura y cultura judía latinoamericana. Este número trilingüe (español, inglés, portugués), titulado “El tiempo y las palabras: Literatura y cultura judía latinoamericana contemporánea”, y a cargo de Stephen A. Sadow, profesor de literatura latinoamericana y estudios judaicos en Northeastern University (http://www.northeastern.edu), Boston, Massachusetts (EUA), ha sido publicado por el Instituto de Escritores Latinoamericanos, división de la Oficina de Asuntos Académicos de Hostos Community College de The City University of New York (http://www.hostos.cuny.edu). En esta edición destaca la poesía de Andrés Berger-Kiss, Julia Galemire, Dina Dolinsky, Raúl Hecht, Saúl Yurkievich, Rosita Kalina, Marcos Silber, Sara Riwka B’raz Erlich, Ernesto Kahan, Sofía Kaplinsky de Guterman, José Kozer, Corina Rosenfeld, Carlos Levy, José Pivín, Evelyn Kliman, Alicia Borinsky, Tamara Kamenszain, Juana García Abás, Susana Grimberg, Tamara Bruder Melnick, Perla Sneh, Carlota Caulfield, Marjorie Agosín, Ruth Behar, Daniel Chirom, Sandra Baraha, José Luis Fariñas y Mariana Felcman. En narrativa se incluye relatos y fragmentos de novelas de Adina Darvasi, Sara Karlik, Elías Scherbacovsky, Enrique Amster, Miryam E. Gover De Nasatsky, Silvia Plager, Luis León, Nora Glickman, Isaías Leo Kremer, Laura Suzán de Vit, Alberto Buzali Daniel, Noemí Cohen, José Ezequiel Kameniecki, Sandro Cohen, José Gordon, Regina Kalach Atri, Memo Ánjel, Susana Gertopan, Jacobo Sefamí, Bernardo Ajzenberg, Paula Margules, Luis Krausz, Ivonne Saed, Paula Varsavsky, Roney Cytrynowicz, Gerardo Kleinberg y Sergio Waisman. El número trae también testimonios de Víctor Perera, Murray Baumgarten, Horacio Vodovotz, Moico Yaker y Mónica Schwartz, así como ensayos de Edna Aizenberg, Marleine Cohen, Pablo A. Freinkel, Marlene Hamra Sassón, Regina Igel, Annette H. Levine, Salomón Lotersztein, Raquel Orzuj de Grostein, Rodrigo Quijano, Stephen A. Sadow, Laura S. Weingarten y Marita Troiano sobre literatura, humor, identidad, arte y cine. Asimismo, incluye una muestra de pinturas de Perla Bajder, Liza Schnaiderman y Moico Yaker. El cuarto número de Hostos Review reúne autores de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, México, Panamá, Perú, Paraguay, Uruguay y Venezuela, radicados en sus países de origen o en otros países de Europa y América. Según reza la introducción del profesor Sadow, este número “incluye nuevas versiones de historias bíblicas, poemas de amor y de odio, lamentaciones sobre el Holocausto, recuerdos de infancias judías en circunstancias poco usuales, y versos dedicados a Buenos Aires, La Habana y Jerusalén”. Destacó que también aparecen “rabinos y nazis, gauchos judíos y judíos urbanos, judíos observantes y judíos laicos, judíos asquenazíes cuyos antepasados inmigraron de Rusia y el este de Europa y sefardíes cuyos ancestros inmigraron de Turquía, Grecia, Siria y el norte de África”. Agregó que todas las selecciones fueron escritas después de 1980 y la gran mayoría después de 1990. “En conjunto, forman un panorama amplio de la literatura judía latinoamericana contemporánea”. “En esta literatura”, continúa Sadow, “los temas que predominan son la identidad y la memoria, las familias judías, la religión judía —sus costumbres y particularidades—, la historia judía— en particular, la época de la Biblia, la Inquisición, la inmigración a América Latina y las dictaduras latinoamericanas, especialmente el Proceso (‘La Guerra Sucia’) en Argentina—; el Holocausto y el Estado de Israel. Al ser esta literatura no solamente judía, sino profundamente latinoamericana también, la historia, la geografía y la vida cotidiana en Buenos Aires, México, D.F., y San José, sirven como fuentes de inspiración frecuentes. Además, algunos escritores, especialmente los poetas, se concentran en la vida íntima”. Dirigida por el escritor peruano Isaac Goldemberg, Hostos Review tiene como propósito tender puentes entre los intelectuales y artistas latinos e iberoamericanos que residen en los Estados Unidos y aquéllos que viven en América Latina, España, Portugal y otras partes del mundo. Para adquirir el cuarto número de esta publicación o suscribirse, telefonee al (718) 5186859 o escriba a LAWI@hostos.cuny.edu. Fuente: LAWI Noticias *** Blanca Varela obtiene el premio García Lorca La escritora peruana Blanca Varela, de 80 años de edad, fue galardonada este 11 de octubre con el III Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, el de mayor dotación económica de los premios de poesía de habla hispana, con 50.000 euros, al que optaban 35 candidaturas españolas e hispanoamericanas. En rueda de prensa, el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, dio a conocer el fallo del jurado, que estuvo representado por Ángel González, ganador de la primera edición de este premio, que indicó que la elección fue por mayoría, destacó “la rigurosidad de la poética de Varela, su conexión con el surrealismo y su pertenencia a la Generación del 50”. El poeta ovetense también valoró que, aunque Varela no es una desconocida en España, donde han sido publicados dos de sus libros, la concesión del galardón es una buena ocasión para acercar su voz poética, que consideró “importantísima” a todos los lectores españoles, si bien la escritora goza de “un gran prestigio tanto en Perú como en Hispanoamérica”, especialmente tras obtener el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en 2001. El secretario del Premio García Lorca y concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Granada, Juan García Montero, también abundó en la “reconocida” trayectoria de la autora, que fue propuesta al premio por el Gobierno de Perú, a la vez que expresó su satisfacción por el hecho de que el galardón haya recaído por primera vez en una mujer. Pero esta cuestión, según precisó Ángel González, no influyó en el fallo del jurado que, según dijo, tuvo una “ardua labor” debido a que “prácticamente una quincena de las candidaturas presentadas corresponden a nombres de primerísimo nivel”. Por ello, según consideró, la elección fue “dolorosa”. El alcalde de Granada indicó que la entrega del galardón se celebrará en la primera quincena de diciembre en la Casa Cultural Manuel de Falla de Granada, donde acudirá Varela junto a una representación significativa de su país. Nacida en Lima en 1926, Varela ingresó muy joven en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (http://www.unmsm.edu.pe) para estudiar letras y educación, entablando amistad con importantes intelectuales de la época. En 1949 se estableció en París, donde conoció a Octavio Paz, quien fue determinante en su carrera literaria, conectándola además al círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia. Posteriormente vivió en Florencia y Washington, donde se dedicó a hacer traducciones y eventuales trabajos periodísticos. En 1959 publicó su primer libro, Ese puerto existe; en 1963, Luz de día; y en 1971, Valses y otras confesiones. Más tarde, en 1978, realizó la primera recopilación fundamental de su escritura en Canto villano. Finalmente apareció su antología de 1949 a 1998 con el título Como Dios en la nada. Actualmente reside en Lima. Los 35 escritores propuestos, de 15 nacionalidades diferentes, correspondían a 43 candidaturas distintas presentadas por academias de la lengua española, instituciones vinculadas a la literatura en lengua castellana y academias nacionales, regionales y locales que tienen sección de literatura. Entre los candidatos al premio destacaba el poeta español Antonio Carvajal, que con un total de cinco candidaturas optaba al premio por primera vez y constituía una de las novedades de esta tercera edición. Por detrás del granadino se situaba el chileno Nicanor Parra, con tres candidaturas. Seis poetas concurrían con dos propuestas: Demetri Fabrega (Panamá), Giovanni Quessesp Esguerra (Argentina), Homero Aridjis (México), José Carlo Gallardo (España), Mario Benedetti (Uruguay) y Renée Ferrer (Paraguay). Con una candidatura optaban los españoles Rafael Guillén, Pablo García Baena, José Manuel Caballero Bonald, Félix Grande, Luis Alberto de Cuenca y José Luis López Anglada. Completaban la lista los peruanos Antonio Cisneros y Blanca Varela, el nicaragüense Ernesto Cardenal, los ecuatorianos Jorge Enrique Adoum y Efraín Jara y los argentinos Alfonso Nassif, Juan Gelman, Horacio Castillo y Edgar Morisoli, entre otros. Anteriormente han ganado el premio el poeta asturiano Ángel González, que ha participado este año como jurado en representación de la Casa-Museo de la Huerta de San Vicente, y el mexicano, José Emilio Pacheco, que fue galardonado el año pasado. Fuentes: EFE • Europa Press *** Falleció la escritora peruana Cecilia Bustamante Este 13 de octubre falleció en Austin, Texas (EUA), donde residía desde hace algunos años, la escritora peruana Cecilia Bustamante, única mujer en ganar el Premio Nacional de Poesía del Perú (1965), al que se hizo acreedora por su libro Nuevos poemas y Audencia. Poeta, docente, periodista y editora, Bustamante dirigió el Programa para Perú de Austin Sister Cities (http://www.ci.austin.tx.us/siscity). Dejó su país en 1969, vivió en España, México y Bélgica, y desde 1973 residía en Austin. Se graduó con honores en la Escuela de Bellas Artes de Lima. Con la también poeta Magda Portal fundó el Centro Peruano de Escritoras en 1976. Fue sobrina política de José María Arguedas, cuya primera esposa, Celia, era hermana de su padre. Precisamente, Cecilia Bustamante escribió el texto Una evocación de José María Arguedas, publicado inicialmente en 1982 en la revista colombiana Eco, y reproducido en 1999 por Ciberayllu (http://www.ciberayllu.com). A su trabajo intelectual se sumó su labor en derechos humanos, organización comunal, desarrollo sostenible y la defensa de los derechos de la mujer en América Latina. Hasta pocas semanas antes de su muerte se mantuvo al frente de su Revista Internacional de Artes & Letras Extramares (http://www.cecilia-bustamante.com). Publicó Altas hojas, Símbolos del corazón, El viaje del poeta, Poesía, El nombre de las cosas, Nuevos poemas y Audiencia, Modulación transitoria, Amor en Lima, Discernimiento, Layenda, Guardia de corp, Reloj de arena y Otro aire, otra piel, además de Mother Blood, en inglés. Sus poemas han sido traducidos a varios idiomas. Con Editorial Letralia (http://www.letralia.com/ed_let) publicó a finales de 2005 el ensayo Intelectuales peruanas de la generación de José Carlos Mariátegui (http://www.letralia.com/ed_let/peruanas), un exhaustivo recorrido por las vidas de algunas de las mujeres más destacadas del ámbito cultural peruano contemporáneo con Mariátegui. La escritora falleció acompañada por sus hijos Cecilia Inés González Bustamante (hija del periodista peruano Fernando González, fallecido hace dos años), e Isolda, Alina y Leonardo Ortega Bustamante, hijos del escritor y crítico literario Julio Ortega. Su velorio se realizó el domingo 15 de octubre en Peel & Sons y el cortejo salió hoy lunes a las 10 de la mañana de la iglesia de Saint Austin. Fuentes: RPP • Zona de Noticias *** Escritores colombianos dan a conocer su obra en Bélgica Los escritores colombianos Margarita Posada, Héctor Abad, Santiago Gamboa y Carolina Sanín, llegaron a Bélgica para dar a conocer allí la riqueza y diversidad de estilos de la literatura colombiana contemporánea, en especial entre jóvenes estudiantes. Los autores fueron invitados, a través de la Embajada de Colombia en Bélgica, a representar a Colombia en varios eventos. El pasado viernes 13 asistieron a la Université Libre de Bruxelles (ULB, http://www.ulb.ac.be), donde donaron ejemplares de sus libros a la biblioteca para que los estudiantes y el público en general tengan acceso a ellos en el futuro. Margarita Posada expresó su alegría por este viaje, que calificó de “milagro”, y de “honor”, por poder hablar de la literatura colombiana ante decenas de estudiantes. Destacó que Abad y Gamboa son escritores consolidados, mientras que Sanín y ella sólo han publicado una novela, por lo que el viaje toma aun más valor, ya que hay muchos compañeros escritores que podrían haber venido en su lugar, y a los cuales representa. Sobre la experiencia con los jóvenes, destacó el hecho de poder compartir experiencias tanto con jóvenes francófonos, en la región de Valonia, sur del país, como con flamencos, en la región de Flandes, al norte. En opinión de Posada, los mejor de los encuentros es cuando termina la conferencia, y pueden mantener coloquios informales con los jóvenes, ya que durante las exposiciones, están muy callados, a pesar de que “durante dos horas, no se va nadie de la sala”. La noche del mismo viernes asistieron a una recepción en el Instituto Cervantes de Bruselas (http://bruselas.cervantes.es), y el sábado viajaron a Amberes, la ciudad más importante de Flandes y segunda del país. Fuente: El Informador *** Álvaro Pombo obtiene el premio Planeta 2006 El premio Planeta, el mejor dotado de las letras hispanas con 601.000 euros, ha recaído en su 55ª edición sobre el escritor español Álvaro Pombo (Santander, 1939) por su novela La fortuna de Matilde Turpín, mientras que la autora gallega Marta Rivera de la Cruz ha quedado como finalista por En tiempo de prodigios. El escritor cántabro y académico de la lengua suma el Planeta a una abundante lista de galardones, como el Premio Nacional de Narrativa, el Herralde o el Premio de la Crítica. El veredicto fue anunciado en Barcelona la noche del domingo 15 de octubre durante una cena presidida por el Príncipe Felipe. La fortuna de Matilde Turpín describe el retiro de un hombre a la casa que la familia posee en el norte de España tras la muerte de su mujer de un cáncer. En tiempo de prodigios comienza en la ciudad estadounidense de Nueva York, en donde una mujer joven que ha dejado a su anciano abuelo solo en Madrid, le pide a su mejor amigo que de vez en cuando vaya a verle. El jurado de este año estuvo compuesto por Alberto Blecua, Alfredo Bryce Echenique, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Soledad Puértolas, Rosa Regás y Carlos Pujol, secretario con voto. Su composición es distinta a la del año pasado, tras la dimisión de Juan Marsé, que discrepó sobre la elección de las novelas finalistas y criticó su calidad, y las bajas de Antonio Prieto y Manuel Lombardero, que había ejercido como secretario desde el año 1959. A esta edición del Premio Planeta se han presentado 442 originales, cifra similar a la de años anteriores. De éstos, diez habían llegado a la recta final. Los manuscritos recibidos llegaron de todo el mundo, con predominio de autores españoles, que remitieron 234 novelas. De América llegaron 115 originales, otros 13 proceden de países europeos y hay 79 en los que no se especifica el país desde el que se enviaron. En total, los 54 libros ganadores en pasadas ediciones han vendido más de 38 millones de ejemplares, indicó el presidente del Grupo Planeta (http://www.planeta.es), José Manuel Lara, quien precisó que el último premiado, Pasiones romanas, de María de la Pau Janer, ha vendido medio millón de ejemplares, “que es la venta de un Planeta medio”. Pombo es licenciado en filosofía y letras por la Universidad de Madrid y el Birberk College, donde residió durante once años. Desde que en 1973 se publicó su primer libro de poesía, Protocolos, se ha considerado una voz personal y única en las letras españolas. Sólo cuatro años después de la publicación de aquellos versos, obtuvo el premio El Bardo con su obra Variaciones, en 1977. Ese año regresó a España, publicándose también su primera colección, Relatos sobre la falta de sustancia, que contenía un gran número de historias cortas con abierto carácter homosexual. En 1983 gana el primer premio Herralde de Novela con El héroe de las mansardas de Mansard, inaugurando así la colección Narrativas Hispánicas de Anagrama, donde ha publicado casi todas sus novelas. A pesar de considerarse poeta, siempre ha sido más conocido como novelista, ganando varios galardones por sus obras. Su escritura se caracteriza por el contagioso humor y un lenguaje muy cuidado alabado por la crítica y los lectores. Entre sus novelas destacan El metro de platino irridiado, ganadora del Premio Nacional de la Crítica, Vida de san Francisco de Asís, Donde las mujeres, Premio Nacional de Narrativa, La cuadratura del círculo, El cielo raso y la más reciente Contra natura, en donde critica la trivialización de la homosexualidad. En 2004 ingresó en la Real Academia de la Lengua Española (RAE, http://www.rae.es), ocupando el sillón que dejó a su muerte Pedro Laín Entralgo. Por su parte, Rivera de la Cruz (Lugo, 1970) se dio a conocer con su novela Que veinte años no es nada, con la que obtuvo el III Premio Ateneo Joven de Sevilla en 1998. Antes había quedado finalista en el premio JB de Novela organizado por la Universidad Complutense de Madrid (http://www.ucm.es) y ganado el Certamen de Narración Corta Ánxel Fole. Ha publicado además las novelas Hotel Almirante y Linus Daff. Colabora en el diario La Voz de Galicia (http://www.lavozdegalicia.es), en la revista Leer y en el dominical de El País (http://www.elpais.es), haciendo reportajes y crítica literaria. Fuentes: El Mundo (España) • El País *** Feria de Guadalajara sale a la calle Ayer 15 de octubre se dio inicio a la campaña Presencia Urbana, que recorrerá la ciudad mexicana de Guadalajara hasta el 20 de noviembre con información sobre el programa de actividades de la Feria Internacional del Libro (http://www.fil.com.mx). Además organizará concursos a través de su cabina interactiva, artefacto en el que la gente deberá “capturar” la palabra Andalucía para poder ganar regalos conmemorativos de la 20ª edición de la feria. Esta campaña visitará en total 38 sitios de Guadalajara, entre los que se cuentan plazas públicas, centros comerciales, universidades y escuelas. Durante las visitas a los centros comerciales se instalará la cabina interactiva, a fin de que la celebración por las 20 ediciones de la FIL alcance a todos los visitantes de estos lugares y contagie el entusiasmo por el próximo inicio del evento. Los fines de semana la cabina estará todo el día en los emplazamientos, y entre semana será por las tardes. En 2005, Presencia Urbana visitó 42 lugares, se repartieron 60 mil volantes y un número idéntico de trípticos informativos, y se alcanzó a una audiencia de cerca de 200 mil personas. Desde el inicio de la campaña, ayer, y hasta este miércoles 18, la cabina puede visitarse en la Plaza México. Lugar pasará a otras áreas de la ciudad como la Plaza Pabellón, el Jardín San Pedro Tlaquepaque, las plazas de Tlajomulco, Tequila, Ocotlán, Independencia, del Sol, La Gran Plaza, Patria, Arboledas, Galerías y De la Liberación, donde será la última jornada el próximo 20 de noviembre. Fuente: Prensa FIL *** Realizarán en Cajamarca el festival de poesía El Patio Azul Entre el 19 y el 22 de octubre se realizará en Cajamarca, Perú, el V Festival Internacional de Poesía El Patio Azul, organizado por la Asociación Cultural Antares Artes y Letras, y en el que voces poéticas peruanas y del exterior se alternarán en los principales auditorios de esa ciudad. La primera edición de este evento se celebró en 2001, gracias a la iniciativa de Alberto Benavides Ganoza, filósofo, poeta y gestor de Antares, con el fin de promover la cultura y despertar el interés por la poesía en Cajamarca, eligiéndose esa ciudad como sede debido a su atractivo histórico, ya que fue el primer lugar donde ocurrió el encuentro de dos culturas —la española y la incaica— y se inició el mestizaje. En esta edición del festival viajarán a Cajamarca los poetas colombianos Jaime Londoño (“Federico Cóndor”), Carlos Flaminio Rivera y Juan Diego Tamayo (miembro de la comisión organizadora del Festival Internacional de Poesía de Medellín), así como el poeta chileno Omar Lara. Por Lima participarán vía teleconferencia los escritores José Watanabe y Rossella Di Paolo. Igualmente, asistirán Arturo Corcuera, Lino Bolaños, Alberto Benavides, Fernando Pomareda, Víctor Ruiz y Álvaro Lasso; por Trujillo Roger Neyra, David Novoa y Franco Castañeda (Sumas Voces); por Chiclayo Joel Quiróz; por Piura Dimas Arrieta; por Ayacucho Obed Villavicencio y Martín Horta por Cuzco. Mientras que por Cajamarca estarán presentes Alfredo Alcalde, Bethoven Medina, Édgar Malaver, Guilmer Huayán, Guillermo Torres, Jack Farfán, Jaime Abanto, Jorge Lombarda, Juvenal Vilela, Manuel Rodríguez, Paúl Mendoza y William Guillén (Patio Azul), el grupo Caxa integrado por César Castillo, Segundo Bustamante, Lany Gozalo, Jimmy Chávez, Shirley Azabache y Francisco Vigo. Asimismo Socorro Barrantes, Waldo León, Antonio Goicochea, Rafael Gil, Érika Almenara y, por la Academia Regional de la Lengua Quechua, Segundo Malimba y Dolores Ayay. Por Ica participan César Panduro, Magali Salazar, Navale Quiróz y Juan Montoya Martínez. Los asistentes al encuentro disfrutarán de las actuaciones del grupo teatral Algovipasar, la cantautora Noemí López, el guitarrista Chalo Villanueva y el grupo musical Purumpa. Los días previos, el festival será anunciado a través de un camión que recorrerá las principales calles y plazas de la ciudad acondicionado como estrado para que poetas y actores e invitados compartan sus creaciones poéticas con el pueblo cajamarquino. El festival tendrá como escenarios el Complejo Monumental de Belén, sede del Instituto Nacional de Cultura de Cajamarca, y espacios abiertos como la Plaza de Armas, la Plazoleta de San Pedro, la Plaza Amalia Puga y el Pasaje Atahualpa, entre otros. También se usará el bosque de piedra del Cumbemayo. El evento cuenta con el auspicio de las empresas Yanacocha, Buenaventura, BISA Ingenieros, Ángeles Minería y Construcción, Transportes Cruz del Sur, Hotel El Ingenio y Hostal El Patio, y de entidades como la Embajada Francesa, la Universidad Ricardo Palma, la Unión Latina, el Instituto Nacional de Cultura de Cajamarca, la Municipalidad de Cajamarca, la Universidad Nacional de Cajamarca y la Fundación Telefónica. Fuente: Asociación Antares Artes & Letras *** Guárico y Apure celebrarán su Semana de la Poesía La Semana de la Poesía del estado Apure (Venezuela), que este año llega a su cuarta edición y se celebrará entre el 23 y el 28 de octubre, ha extendido su radio de acción al estado Guárico, bajo la organización del escritor e investigador Arturo Álvarez D’Armas. La actividad se realizará en homenaje al centenario del poeta Jesús Bandres (1906-2006) y cuenta con el auspicio de Viento del Sur Editores, la Red Nacional de Escritores, la Asociación de Escritores del Estado Apure y la Red de Escritores del Guárico. La jornada inaugural, el lunes 23 de octubre a las 6 de la tarde, será un recital con los poetas Tibisay Vargas, Rosana Hernández Pasquier, Róger Herrera, Adolfo Rodríguez, Jesús Salazar, Jeroh Juan Montilla y Arturo Álvarez D’Armas, todos bajo la presentación por parte del profesor Edgardo Malaspina, en el Colegio de Periodistas de San Juan de Los Morros (Guárico). El martes 24 se realizará, entere las 8 de la mañana y las 4 de la tarde, el Taller de Literatura Infantil a cargo de la profesora Ledys Lima, con moderación de la profesora Luisa Rivas, en la Universidad Nacional Abierta, sede San Fernando de Apure. El mismo día a las 10 de la mañana los poetas Raday Ojeda y Francisco Rodríguez leerán poemas en el auditorio de Anatomía Patológica del Hospital Pablo Acosta Ortiz (San Fernando de Apure). A las 4 de la tarde, Mariana Gámez, Raday Ojeda, Francisco Rodríguez y Arturo Álvarez D’Armas protagonizarán otra lectura poética en el Colegio Sagrada Familia de San Fernando de Apure. Al día siguiente se realizará una lectura poética a las 10 de la mañana en el Liceo Bolivariano Don Rómulo Gallegos, de San Fernando de Apure, con los poetas Francisco Rodríguez, Raday Ojeda y Arturo Álvarez D’Armas. A las 12 del día se presentarán los números 3 y 4 de la revista Hoja de Poesía en la Librería Kuai Mare, frente a la Plaza Bolívar de San Fernando, con moderación de la profesora Luisa Rivas. El jueves 26 se realizarán dos lecturas poéticas, siendo la primera de ellas a las 10 de la mañana en el núcleo de San Fernando de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada (Unefa), con Mariana Gámez, Francisco Rodríguez, Raday Ojeda y Arturo Álvarez D’Armas, y la segunda a las 3 de la tarde en la sede de San Fernando de la Universidad Nacional Abierta, con Mariana Gámez, Francisco Rodríguez, Elisur Lares, Raday Ojeda y Arturo Álvarez D’Armas. Adicionalmente, entre 2 y 6 de la tarde se realizará un taller literario con el poeta Manuel Cabesa y la profesora Lesbia Betancourt en la Universidad Rómulo Gallegos, en Calabozo (Guárico). Las actividades del viernes 27 se iniciarán a las 9 de la mañana con el foro “¿Qué es la poesía?”, a cargo de los poetas Carmen Alida Méndez y Efrén Barazarte, en el núcleo de San Fernando de la Unefa. Simultáneamente se realizará en el liceo Agustín Codazzi, de la misma ciudad, una lectura poética con Isabel Rivas, Raday Ojeda y Manuel Cabesa. A las 4 de la tarde se realizará otra lectura poética, en el auditorio de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez), en San Fernando, con Carmen Alida Méndez, Isabel Rivas, Mariana Gámez, Efrén Barazarte, Manuel Cabesa, Raday Ojeda, Francisco Rodríguez, Luis Piñate y Arturo Álvarez D’Armas. La jornada de clausura se realizará el sábado 28 de octubre a partir de las 10 de la mañana, en la Fundación Cultural Camaguán, con una lectura poética en la que participarán Carmen Alida Méndez, Isabel Rivas, Mariana Gámez, Raday Ojeda, Efrén Barazarte, Manuel Cabesa, Francisco Rodríguez y Arturo Álvarez D’Armas. Fuente: Organización del evento *** Simposio sobre narrativa española actual realizarán en Córdoba La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba (UCO, http://www.uco.es) acogerá los próximos 25 y 26 de octubre el simposio “Edición y creación 3: narradores”, en el que se analizará el estado actual de la narrativa en España. En el encuentro, organizado por el Grupo PAI Andalucía Literaria y dirigido por el profesor de la UCO Diego Martínez Torrón, participarán entre otros los escritores Juan Manuel de Prada, José María Merino, Marcos Ricardo Barnatán, Gustavo Martín Garzo y Marina Mayoral. El encuentro será inaugurado el miércoles 25 a las 10 de la mañana por el rector de la UCO, José Manuel Roldán Nogueras. La ponencia de apertura será ofrecida por el escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo, Premio Nacional de Narrativa en 1994 por El lenguaje de las fuentes y entre cuyos títulos también destacan Las historias de Marta y Fernando (Premio Nadal en 1999), Marea oculta, El hilo azul, La soñadora y Tres cuentos de hadas. La agenda de la primera jornada incluye las intervenciones de Martínez Torrón, el también profesor de la UCO Rafael Herrera Espinosa (en cuya conferencia contará con medios electroacústicos), Juan Manuel de Prada (ganador de premios como el Planeta o el Nacional de Narrativa y autor de novelas como La tempestad, La vida invisible o Las máscaras del héroe) y Bernd Dietz, catedrático de la UCO y escritor. La segunda jornada contará con la presencia de los escritores Juan Manuel González, Marina Mayoral, Marcos Ricardo Barnatán y Miguel Ángel Matellanes. La clausura del congreso correrá a cargo del narrador leonés José María Merino, autor de La orilla oscura, El viajero perdido, Cuentos del reino secreto, El oro de los sueños, El heredero y La tierra del tiempo perdido, entre otros. El precio de inscripción en el simposio, reconocido por la UCO con un crédito de libre configuración, es de diez euros. Los interesados pueden dirigirse a la secretaría administrativa de las jornadas en el teléfono 957 751270 y en la dirección de correo electrónico rahees@hotmail.com. Fuente: El Día de Córdoba *** El País Literario ofrecerá su II Taller de Escritura Creativa El jueves 2 de noviembre comienza en Cáceres (Extremadura, España) el II Taller de Escritura Creativa, en las modalidades de Narración y Poesía, organizado por la editora y agencia literaria El País Literario (http://www.elpaisliterario.com), dirigido por la profesora y escritora Pilar Galán Rodríguez —autora de la novela Ni Dios mismo— y coordinado por el escritor Francisco de Borja Gutiérrez. Las clases serán presenciales, de dos horas de duración, cada jueves, desde noviembre de 2006 hasta junio de 2007. Los alumnos que se matriculen podrán realizar consultas permanentes por correo electrónico con la profesora tutora y elaborarán trabajos comentados y valorados por ellos mismos, con la supervisión y control de la profesora Pilar Galán. Cada mes, el taller recibirá la visita presencial de un escritor de prestigio. En el pasado curso, que fue un éxito de participación y resultados, ofrecieron clases magistrales autores de la talla de Basilio Sánchez, José María Cumbreño, Francisco Rodríguez Criado, Hilario Jiménez Gómez y Clara Obligado. Los trabajos más destacados de los alumnos se publicarán, como en la primera edición del taller, en un libro compilatorio editado por El País Literario, que también podrá ser descargado en formato pdf. Aquellos que deseen realizar el Taller de Escritura Creativa a través de Internet, pueden hacerlo también en la web de El País Literario. Las clases en la modalidad electrónica serán impartidas por la profesora y escritora Mercedes González Pérez, de Editorial Letra Clara, cuyos talleres gozan de un enorme prestigio en la comunidad literaria. Los interesados deberán escribir a info@elpaisliterario.com. Se requiere hacer la reserva de matrícula por correo electrónico o bien por correo ordinario, enviando la solicitud al apartado 313 de Cáceres o por teléfono, llamando al 661363635. El precio del taller es de 50 euros mensuales. Fuente: El País Literario ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Parra y Rojas, en el tiovivo del Nobel ================================ === (¿las nuevas vacas sagradas de la poesía chilena?) ==================== === El pasaporte de Estambul, epílogo Rolando Gabrielli ============== (Nota del editor: el chileno Rolando Gabrielli escribe sobre el Nobel de Literatura, antes y después del anuncio del ganador de este año, el escritor turco Orhan Pamuk. Antes, para analizar la obra de Nicanor Parra y Gonzalo Rojas, los dos autores chilenos con más posibilidades de entrar en la lista de los galardonados por Estocolmo; después, para sopesar los méritos de Pamuk, quien obtiene el preciado galardón con una obra realizada apenas en 24 años). La poesía es cosa muda, rota, dice y toca, pasa y queda, provoca. Rolando Gabrielli Es muy difícil que la Academia Sueca premie con el Nobel a un tercer poeta chileno. Los factores que intervienen en una decisión, son diversos y complejos. La Academia puede llegar a ser tan letal como una rosa muerta. Es sólo un autor el escogido entre los cinco continentes que suman más de seis mil millones de habitantes y algunos cientos de escritores que podrían ser agraciados por Estocolmo. Es casi el azar de una aguja en el pajar. Un solo sombrero para muchas cabezas. ¿Más fácil que atraviese un camello el ojo de una aguja que un escritor las puertas del reino de la Academia? En un mundo sin poesía, Chile presenta este año la candidatura de dos poetas. Nicanor Parra, ya vitalicio al Nobel, y Gonzalo Rojas, un primerizo de 90 años. Entre ambos suman 182 años, casi toda la historia poética chilena. Casi dos siglos, es un tiempo prudencial, para un par de personas y poetas. La poesía se está quedando sola con su palabra solitaria. No hace ruido, no suena, ni truena, en el mundanal ruido de la farándula y del mundo digital. El poeta es el verdadero aguafiestas en este paraíso perdido. Hace unos días, almorcé en el restaurante El Poema, y su carta era un solo verso: Hoy, poesía. Un silencio sepulcral recorría las vacías mesas y las servilletas organizaban una pequeña obra de bailarinas aladas, una danza donde el tiempo se olvidaba de todos los mañanas. Afuera, la calle, la ciudad, el país, y adentro, la TV y el mundo que arrastra la imagen del fracaso, la rueda cosmética del caos. Un verso puede herir la garganta de un emperador o restaurar la voz de un ruiseñor. Estigmatizar a un dictador, olvidarlo para siempre. Dejar muda a una mujer, dar vida a una roca o sepultar la mariposa detrás de un espejo. Y también ser olvidado en la memoria de un loco que lo repetirá de generación en generación. La poesía es el más sublime y maravilloso de los fracasos, siempre está a la espera de un lector y un corazón que sólo respire por ella. Yo pediría cortesía de sala para esta dama desautorizada por los tiempos que vuelan y soplan contrarios, llenos de prosa y retórica de espanto. Poema 1 / Yo no existo y soy cero. Poema 2 / Sumo de izquierda a derecha, out. Poema 3 / Me olvido de la memoria. Poema 4 / Aprendo del futuro incierto. Poema 5 / un paso al lado de la orilla contraria. Poema 6 / El poema sigue descosido. Poema 7 / El hilo sin hilván. Poema 8 / ¿Un verso sale herido si no lo nombran? Poema 9 / Poema, en el poema. Poema 10 / La poesía está en ninguna parte. Poema 11 / Una fecha sin poema. Poema 12 / Al borde de la mala suerte. Poema 13 / Yo creo en el poema que no he escrito. Poetas del Sur, anclados en la palabra Vida Nicanor Parra debe de estar esperando en Las Cruces, zona costera chilena, que salte la liebre. Gonzalo Rojas, quien ha visitado no hace mucho Estocolmo, sabe, supongo, que es suficiente con competir entre tantos galgos. Hace 15 años la Academia no premia a un escritor latinoamericano y este puede ser el año de Mario Vargas Llosa, porque Perú no ha recibido aún el lauro sueco y el autor de La casa verde es ya un viejo candidato. En un mundo tan revuelto, plagado de intereses, muy poco académicos, es muy difícil vaticinar quien será, en octubre, el próximo Premio Nobel. La Academia tiene su sorpresa bajo la manga y las sospechas recaen en varios autores. Sin duda, Parra y Rojas son dos poetas meritorios. Han superado más de medio siglo de poesía chilena y contemporánea, y su poesía, que guarda sus distancias y semejanzas, tiene la particularidad de hablar del Hombre y sus circunstancias, del amor feroz, y son más poetas de palabras que de ideas. Lo erótico forma parte del tronco de la poesía de Rojas, pero Parra no se queda atrás desde un punto de vista más irónico, escéptico, “antipoético”. Ambos han escrito contra la muerte, creen que la poesía es Vida, y ahí están en pleno siglo XXI, dando su propia batalla. Poetas de “envidiable tono personal”, buscando siempre la poesía dentro de la poesía, la vida en el poema, la vida en la vida, respirando la chilenidad. Parra y Rojas tienen algunas coincidencias entre sí a lo largo de sus vidas. Son del Sur de Chile (aunque Rojas nació en Ovalle, Norte, se fue a vivir niño a Lebu), huaso y minero, chilenísimos ambos, cazurros, ladinos, irónicos y universales. Se ganan la vida ambos cuando jóvenes trabajando en el Internado Nacional Barros Arana, en Santiago de Chile. Viajados y estudiados, poetas in profundis y ejercicio. Ambos escribieron un primer libro olvidado por la crítica y por ellos mismos: La miseria del hombre, Rojas, y Cancionero sin nombre, Parra. Con lecturas universales, clásicas, griegos, ingleses, latinos, franceses, pero en la tradición chilena, de la que ellos forman parte sustancial con los grandes poetas del siglo XX. Uno más cerca que otro de la izquierda tal vez, pero anarcos ambos, sin sindicatos, con respiración personal, pugnaron por la vacante de Neruda y dicen que ganó Parra, el más internacional de nuestros poetas vivos. Rojas ha obtenido grandes premiaciones, más que Parra: el Premio Octavio Paz, Hernández y el Cervantes, además del Premio Nacional de Literatura, al igual que Parra, que también tiene el Rulfo. La influencia de la poesía de Parra es mayor en Estados Unidos y América Latina y Chile. Parra es casi un desconocido e incomprendido en España (sic). Su Antipoesía es un referente mundial y no sin razón, el crítico norteamericano Harold Bloom dijo hace un tiempo que a Parra debieron darle el Nobel hace una década, porque en verdad le ha dado un sacudón a la lengua castellana, el temblor del Verbo de la Antipoesía. Ambos hijos, hijastros de Huidobro y Neruda. Nada les quita. La poesía no sale del aire, sino de la página en blanco que ya está escrita. En Rojas es notoria la copulación verbal, el amante monosilábico, sensual, hay lascivia glandular, bucal. Recorre el cuerpo, lo repasa con un gran apetito. Poeta de avenidas íntimas, exilios, reencuentros, viajes, Rojas va por la máscara y la cabellera del Premio Nobel. “A Rojas le duele el oficio” de poeta, que considera el Arte mayor. Parra, que no cree en la palabra Creación, piensa que poesía es crear vida a través de la palabras. El poema sería un circuito integrado, es vida en palabras y vuelve a la vida. ¿Profeta de Shakespeare? Parra está más apartado aun del stablishment, es un francotirador con salvas dum dum, dispara, como dice el bolero, sin medida, ni clemencia, porque la Antipoesía lleva ese germen combativo, irónico de audacia permanente, desmitificación, y arremete Yo colectivo, desintegrado y desintegrador. Parra nace “contra la poesía chilena de su momento”, Neruda, especialmente, y se afinca en su huesudo esqueleto y se adentró en lo popular, el lenguaje diario, del vivir cotidiano, le hincó definitivamente el diente a la conversación poética con el yo común, ancestral, pasado, presente y futuro, cargado de chilenidad y también de lo universal, que es tiempo común sin fronteras, ni registro de época. Parra es definitivamente más anglosajón, por sus estudios en Gran Bretaña (escritos allí), Estados Unidos, lecturas, gustos y algunos grandes poetas chilenos tienen más influencia francesa, inclusive que española. Hay en Parra el descuido de una prosa bien cuidada, articulada en su poesía. Una cierta rima clásica, popular, viaja en algunos de los Antipoemas, como si fueran las castañuelas mudas de Parra. En toda su obra se encuentra la ironía, escepticismo, comicidad, dudas, interrogantes de todos los tamaños y mucha más poesía de la que el Antipoeta quisiera tal vez o ese es su gran juego. Parra refresca el Cancionero de la Poesía chilena, de por sí rico, variado, de varias puntas, hilo de un mismo ovillo, madeja que crece en el laberinto de lo humano y divino. Su poesía es una nueva ruptura en la poética chilena. Parra es el iconoclasta por excelencia, tambor mayor de la irreverencia y la comicidad. Todo gran artista crea su propio stablishment o alguien o un coro lo organiza. Lo siguen ciegamente como a Borges. En la poesía hay un lugar común difícilmente de obviar o ignorar. Se refiere éste a la inevitable comparación que hacen algunos críticos inclinados por la obra de Parra en contra de Neruda, dos aguas de un río diferente. Y para muestras, estas perlas de Sergio Coddou, que en nada favorecen a Parra, más bien exhiben un endiosamiento que no había escuchado en torno a Neruda: “Nicanor es hoy (y lo seguirá siendo cuando ya no esté), un sujeto de carne y hueso; en cambio, Neruda es hoy un mito viviente, una marca registrada, una postal, un afiche cultural con olor a pescado (o a caldillo de pescado recalentado) del cual se cuelgan hordas de parásitos y maquilladores de muertos. Parra, por el contrario, es tan de carne y hueso como su padre poético, William Shakespeare. Si Shakespeare es Dios, Parra vendría a ser su profeta”. No hay salvavidas para dislates de esta envergadura, aunque el artículo se intitule: “Nicanor Parra & Shakespeare: Un chaleco salvavidas con amplia autonomía de flotación”. Imposible pasar por alto las Residencias en la Tierra e inclusive los 20 poemas de amor de Neruda y su poesía amorosa, las Odas elementales y grandes fragmentos del Canto general. Lo que dejan en claro los detractores de Neruda, con estas manifestaciones histéricas, es que es el referente obligado de la poesía chilena del siglo XX. Los Señores del Mercado Se han juntado en Estocolmo este año Parra y Rojas, dos registros mayores de la poesía chilena. Feliz coincidencia para Chile, el habla castellana, la poesía y una época sin poesía. Parra y Rojas están en el turno de la poesía mayor de Chile y del habla castellana, ya hace un largo tiempo. Han escrito y sabido administrar la palabra. En un tiempo fueron aceite y vinagre de las relaciones poéticas chilenas, casi una tradición en el país, en el Arte. La empresa privada de la poesía adquiere a veces unos papeles monopólicos, donde el yo es vicio de un ego acuartelado, zumbón, díscolo. “No hay mejor poeta que, en cada caso, uno mismo”, decía el poeta Enrique Lihn a través de su personaje Gerardo de Pompier. Los boys-scouts de la poesía chilena han seguido con sus mini peleas de cantina de pueblo, veleidades de antología, rabiosas pasadas de cuenta, un historial de moros y cristianos en un mismo saco. El poeta hoy es más un ascensorista del Bien y el Mal (en un mundo global) en el baja y sube, con relación al mercado. Poco y nada, con raras excepciones, se pronuncia un poeta sobre lo que pasa en el mundo. ¿Es un observador en tránsito? ¿O un marginal en una sociedad donde las palabras han perdido la batalla? El poeta no dice / ni fu, ni fa / ladra en el silencioso atardecer / eco de sus ruinosas vocales / chilla detrás del papel mojado / el poeta ama la luna que no ve / el corazón que no le escucha / ve su rostro ciego / es vela de su propio entierro. Y tan perseguido que ha sido, que hoy todos se olvidaron de él, para empezar los editores: dueños de la verdadera palabra impresa. Los Señores del Mercado. Tantas cuartillas para nada. Sueños anchos, angostos, profundos, olvidados, para nada. Los poetas sufren de insomnio porque sueñan con él. El Mercado no infla el globo de la poesía. El Mercado no tiene tiempo para soñar con los poetas. El Mercado necesita que hagan tilín, tilín las monedas. El Mercado piensa en su Mercado. El Mercado no viste Santos que no hacen milagros. (Milagro ya es que la poesía cuente con algunos cuantos lectores) Ahora, si el Mercado no sólo pensara en el Mercado, haría el milagro de que la gente leyera poesía. Por eso, yo le propongo a la Academia Sueca que no premie a ningún escritor en particular, sino a un género literario, y podríamos empezar por el que está más en bancarrota: la Poesía. No toquen al intocable No toquen al intocable, mejor el piano, la viola del violador de los derechos humanos. No toquen al intocable, su tambor suena a clamor, déjenlo que para de pie la verdad del paredón. Se freirá en la parrilla el condenado, nadie saldrá más lastimado del infierno infernal. No toquen al intocable, su rostro inmaculado condecorado por la muerte, asciende cagado por las moscas de Chile, que se reconocen en su espejo. Rolando Gabrielli ¿Qué es Poesía? Los Editores deben saber que el Poema más antiguo es el que no se ha escrito. Que la poesía china es más clara que un reporte de la bolsa. Que la brújula de la poesía está en el subconsciente humano. Que el poema nace del silencio, de la necesidad, urgencia, y que es materia viva, orgánica, sustancial. La poesía también es escombro, ripio, paja, máscara, espejo sin aire, ni luz, asfixia. El poeta habla cuando ya nada tiene que decir o tal vez por exigencias que él mismo desconoce, porque si supiera callaría. Pero casi todos los que pueden, dice: tiene mucha poesía y la detestan impresa. Una buena campaña de lectura podría decir: Aborrezca la poesía como a su prójimo. La poesía es una aberración juvenil. La poesía está en todas partes, hasta donde menos piensa. Bastan unas cuantas monedas para pedir un deseo. ¿Y un poema, no tiene precio? Los poetas han sido de casi todas las profesiones y oficios. Formaron parte de los imperios y cortes, profetizaron y también integraron las mazmorras y se convirtieron en huéspedes de los cementerios. Mucha agua ha pasado bajo el puente de los poetas y de la poesía. Poesía vieja, poesía nueva, la misma poesía. Todo ocurre, sin embargo, en el lenguaje, la palabra. Nadie está solo frente a la palabra. La poesía es deuda. Se viene escribiendo antes de la palabra. Es una cadena interminable de voces. El primer poema fue la palabra, sólo la palabra, la vida, el asombro, lo que alguien vio y nombró. El sueño estaba instalado en el presente, el gesto de cada día, la (a) ventura. La noche atravesada en el poema. En el big bang (Cantiga 1) de su Cántico cósmico, Ernesto Cardenal dice: En el principio no había nada / ni espacio / ni tiempo. Yo digo que ahí hubo y estuvo la primera poesía, en el misterio, la nada, en la Gran Explosión. En Cantiga 2, el poeta nicaragüense, Cardenal, dice que: No había sol, ni luna, ni gente, ni animales, ni plantas. / Era la palabra. (Palabra amorosa). La Creación es poema / Poema, que es “creación” en griego y así / llama S Pablo a la Creación de Dios, POIEMA / como un poema de Homero decía Padre Ángel / Cada cosa es como un “como” / Como un “como” en un poema de Huidobro, sostiene Ernesto Cardenal. El poema es caos / paraíso / agua / luz / tiempo vencido / tiempo por inaugurar / tiempo sin tiempo / derrota // palabra por palabra el Poema respira. El poema debiera ser un segundo de eternidad. El poema siempre es más allá. Parra entiende esto por poesía y la define en un poema: Qué es poesía. La fundación del ser x la palabra Poesía eres tú todo lo que se mueve es poesía Lo que no cambia de lugar es prosa Pero qué es poesía todo lo que nos une es poesía Sólo la prosa puede separarnos / pero qué es poesía Vida en palabras Un enigma que se niega a ser / descifrado x los profesores / Un poco de verdad y una aspirina Antipoesía eres tú. Y Gonzalo Rojas, dice: Las sílabas Y cuando escribas no mires lo que escribas, piensa en el sol que arde no ve y lame el Mundo con un agua de zafiro para que el ser sea y durmamos en el asombro sin el cual no hay tabla donde fluir, no hay pensamiento ni encantamiento de muchachas frescas desde la antigüedad de las orquídeas de donde vinieron las sílabas que saben más que la música, más, mucho más que el parto. Vivan las Vacas Sagradas, en un mundo pagano Pero no sólo los poetas y escritores chilenos han tomado parte sobre la tradicional polémica de los grandes elefantes, mastodontes de la poesía Chile. Que dicho sea de paso es un lugar común para entender la vida poética y sus influencias en ese país austral. Un periodista de El Mercurio de Chile hizo la siguiente pregunta al narrador argentino César Aira: ¿qué significó para ti la antipoesía y qué efecto te provocó en relación a Neruda? Espero que me sigan dejando entrar a Chile si digo que no tengo un especial aprecio por Nicanor Parra, y en realidad por Neruda tampoco. No me gustan las vacas sagradas, creo que son lo peor que le puede pasar a una literatura nacional, y cuando veo crecer uno de esos consensos de unanimidad me pongo automáticamente en contra. La respuesta no tendría importancia si no denotara tanta ignorancia. Neruda y Parra, más allá de que sean o no vacas sagradas, innovaron la poesía castellana. Borges podría ser una vaca sagrada y en nada cambiaría su importancia literaria a nivel mundial. Gabriel García Márquez. Cortázar, Carlos Fuentes y Vargas Llosa reconocen la influencia de la poesía de Neruda en la nueva novelística latinoamericana de los 60, la época del boom. Que lo sigan dejando entrar a Chile, pero que piense mejor lo que va a decir sobre estos temas de la poesía. Además El Mercurio y Aira se saltaron olímpicamente a Bolaño, un autor indispensable hoy día y mañana también. No le voy a dar más cuerda al tema, porque es de nunca acabar. Lo cierto es que ambas “vacas sagradas” cambiaron la historia, el rumbo de la poesía en castellano, como Rubén Darío, T. S. Eliot en el idioma inglés, poesía anglosajona. La poesía seguirá siendo la favorita excluida del mercado. El amor y el desamor no pasarán de moda. Toda la condición humana quedará reducida a unos cuantos versos que se irán reproduciendo en cada época. Con o sin celular, pantalla, imagen digital, la poesía recurrirá a la palabra. El pasaporte de Estambul, epílogo Era de esperar, en esto de los vaticinios, que el Nobel de Literatura recayera en este símbolo entre Oriente y Occidente, Orhan Pamuk. El pasaporte de Estambul a Estocolmo estaba en manos del escritor turco, autor de Estambul: memorias y la ciudad (Mondadori), El libro negro (Alfaguara), La vida nueva (Alfaguara), Me llamo Rojo (Alfaguara) y Nieve (Alfaguara), entre otros libros. El poeta sirio, el poeta sirio Ali Ahmad Said, conocido como Adonis, era un gran favorito de los académicos. Premio opacado por el incidente del beisbolista norteamericano de los Yankees de Nueva York, Cory Lidle, cuya avioneta que pilotaba un instructor de vuelo se estrelló la víspera con un rascacielos de 50 pisos en Manhattan. Nada menos que un 11 de octubre, a cinco años y un mes del derrumbe de las Torres de Manhattan. El terror había vuelto a dispararse en Estados Unidos y la expectativa mundial crecía. Previo a este suceso, Corea del Norte había anunciado su ejercicio nuclear y las páginas informativas a nivel planetario recogieron, como es natural, esta noticia bomba. Pamuk está traducido a 32 idiomas y la Academia Sueca lo escogió, según un escueto comunicado que repiten los diarios del mundo, porque “en la búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal, ha descubierto nuevos símbolos para el choque y el entrelazamiento entre las culturas”. Muy conocido por la divulgación literaria de un hecho que ocurrió hace casi un siglo en Turquía, como lo fue la matanza de un millón de armenios y 30 mil kurdos, Pamuk estuvo al borde de ser encarcelado en su país. El nuevo Nobel estudió periodismo en la Universidad de Columbia de Estados Unidos y abandonó los estudios de arquitectura por la literatura. Ha obtenido el máximo galardón con una obra realizada en sólo 24 años, ya que su primera novela data del año 1982. Había obtenido anteriormente premiaciones en Francia, Italia, Irlanda y Alemania. Su última novela es Nieve, palabra que en turco se dice Kar, el protagonista de ese libro se llama Ka y la ciudad donde transcurre la historia se llama Kars y existe en realidad. “Cada persona es como un copo de nieve, diferente”, en opinión de Pamuk. “El silencio de la nieve, pensaba el hombre que estaba sentado inmediatamente detrás del conductor del autobús. Si habría sido el principio de un poema, habría llamado a lo que sentía en su interior el silencio de la nieve”. Así comienza El silencio de la Nieve. El Viaje de Kar. La nieve es una gran protagonista: hotel Nieve Palace... Mientras la nieve caía pausadamente, como nieva en los sueños... El Premio Nobel tiene en estos tiempos mucha actualidad, vigencia temática, dramatismo de época en tiempos de encrucijada. Es un fuerte compromiso no sólo con la literatura, la filosofía humanista del lauro, sino con la historia. América Latina no está en el mapa de los conflictos mundiales. Hace 16 años no recibe un premio Nobel nuestro subcontinente. En los 101 premios otorgados, sólo 10, menos del diez por ciento, corresponden al idioma castellano, donde España ostenta el cincuenta por ciento de ese total. Chile ha sido el más escogido con dos galardones, mientras que Brasil, Argentina, Perú, Cuba, que han dado grandes escritores clásicos en el idioma castellano como Borges, Cortázar, Vargas Llosa y Carpentier, aún no figuran en el podium sueco. Este año Chile tenía dos poetas candidatos, Nicanor Parra y Gonzalo Rojas, quienes, muy meritorios, no llevaban ninguna oportunidad porque ya Chile tiene dos nobeles y la historia no les favorece. Creo que Juan Gelman tenía la candidatura por Argentina. Salman Rushdie, el controversial novelista británico de origen indostano, hizo una aparente jugada en búsqueda del Nobel, calificando de asquerosa indumentaria el velo que usan las mujeres islámicas, y apoyó las palabras del ex ministro del exterior de Tony Blair, Jack Straw, quien sostuviera que el uso del velo en Gran Bretaña es discriminatorio de las otras culturas. Los suecos no están para jugar con dinamita, suficiente lo que hizo en ese campo Alfred Nobel, el patrocinador del premio. Los caminos entre Oriente y Occidente parecieran dinamitados, y el Nobel usa el poder de la palabra para mantener un contacto, estrecho como el Bósforo... ** Rolando Gabrielli panglobal@hotmail.com Periodista y escritor chileno residenciado en Panamá. Poeta, narrador y ensayista. Ha obtenido diversos premios y menciones literarias en Chile, México y Panamá. Ex funcionario internacional, corresponsal extranjero en Colombia y Panamá. Ha dirigido y editado diversas publicaciones y artículos suyos han sido publicados en América Latina y Europa. Es el autor de la avenida "Fechado en Panamá", en nuestra Ciudad Letralia (http://www.letralia.com/ciudad/gabrielli). === América del Sur reunida en Mato Grosso ================================ === Feria del Libro Literamérica 2006 Marta Spagnuolo ================ Cuiabá, capital del Estado brasileño de Mato Grosso y centro geodésico de América de Sur, está logrando constituirse también en un importante centro de unión e irradiación de la cultura sudamericana. La II Feria del Libro Literamérica, realizada entre el 16 y el 24 de septiembre, reunió a centenares de escritores, artistas, editores y libreros de los 10 países iberoamericanos del sur del continente. La Asociación de Amigos del Libro Matrogrosense es la responsable de la organización de esta feria, que cuenta con el auspicio del gobierno estadual. El 15 de septiembre, en el magnífico Centro de Eventos do Pantanal, sede del encuentro, se llevó a cabo el acto de apertura, con la presencia de autoridades del gobierno de Mato Grosso y de los representantes diplomáticos de las naciones convocadas, 13 en total, contando las europeas España, Portugal e Italia. Tras el corte de cinta y el emotivo desfile de las banderas nacionales, el Secretario Estadual de Cultura, João Carlos Vicente Ferreira, expuso los objetivos. “Queremos fortalecer el continente sudamericano”, afirmó, y puso el acento en el papel de la literatura contemporánea de nuestros países como agente de transformación sociocultural, inclusión social y ciudadanía, y la necesidad de promoverla mediante el apoyo a los autores y la propiciación de negociaciones entre los agentes integrantes de la cadena del mercado editorial. El homenaje especial de esta edición recayó en tres mujeres: la novelista carioca Nélida Piñón, la socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui y la poeta matogrosense Marilza Ribeiro, quienes recibieron sendos premios. El artista plástico Pavel Egüez, agregado cultural de Ecuador, entregó a autoridades e invitados el libro Antología poética iberoamericana, publicación bilingüe de la Asociación de Agregados Culturales Iberoamericanos y el gobierno de Mato Grosso. Los poetas venezolanos incluidos son Andrés Eloy Blanco, José Antonio Ramos Sucre y Vicente Gerbasi. Por la Argentina, Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni y Julio Cortázar. El cierre estuvo a cargo de la excelente orquesta de Cámara de Mato Grosso, dirigida por el joven maestro Leandro Carvalho, que interpretó piezas de compositores sudamericanos aplaudidas con fervor por la concurrencia. Durante 9 días de intenso trabajo se desarrolló el seminario Troca-Letras, universitario, pero abierto al público que deseara hacer preguntas al término de las exposiciones. Éstas comprendieron conferencias de académicos, críticos e investigadores, como así también charlas de narradores, dramaturgos y poetas, con lectura de poemas. El cearense Floriano Martins, especialista en poesía hispanoamericana y considerado por muchos el poeta más destacado del Brasil en la actualidad, fue el encargado de invitar y presentar a la mayoría de los extranjeros. Entre ellos a los prestigiosos poetas de lengua hispana Juan Cameron (Valparaíso, Chile); Amparo Osorio (Bogotá, Colombia), editora de la revista Común Presencia; Antonio Cisneros (Lima, Perú), director del Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores de su país; y Aleyda Quevedo Rojas (Quito, Ecuador), quien presentó su último libro, Soy mi cuerpo (2006). Brasil brilló con muchos de los mayores exponentes de su literatura actual. Además de Floriano Martins y Claudio Willer, codirectores de la revista Agulha, participaron Affonso Romano de Sant’Anna, Adriano Suassuna, André Vianco, Cristóvão Tezza, Nélida Piñón, Jerusa Pires Ferreira, José Castello, Márcia Denser, Nelson de Oliveira, Pedro Bandeira, Willi Bowle y Marina Colassanti, entre otros. La Argentina fue representada por quien suscribe, Marta Spagnuolo, quien, a solicitud de los organizadores, disertó sobre Borges, compartiendo la mesa con el profesor uruguayo Pablo Rocca, que se refirió a Ángel Rama y a António Candido. La coordinación general del seminario correspondió al doctor Mário Cezar Silva Leite, de la Universidad Federal de Mato Grosso. Durante las sesiones, los representantes diplomáticos, salvo de Chile y de la Argentina, cumplieron funciones de apoyo a sus escritores y de difusión de la cultura de sus respectivos países. Cursos de literatura y artes plásticas, presentaciones de libros, la reunión preparatoria sudamericana del Foro Cultural Mundial, el concurso literario “Eu leio, eu escrevo”, el III Encuentro de Diversidad Cultural y el Encuentro Sudamericano de Cultura Popular fueron otras importantes actividades de la programación. En los mencionados encuentros también actuaron cantantes y grupos musicales, de danza, teatro y folklore de la mayoría de los países del continente y de varios estados brasileños, además de artistas locales. A excepción de la Argentina, los 9 países sudamericanos restantes presentaron su stand de exhibición y venta de libros, y también lo hicieron España, Portugal e Italia. Consultado por esta cronista el enviado de la Cancillería argentina, ministro Gustavo Beguet (sección política) acerca del porqué de esa ausencia, respondió que no se les otorga presupuesto para cosas culturales. Aparte los numerosos stands instalados por editoriales y librerías brasileñas, el gran “destaque” fue el de Venezuela, atendido en persona por el presidente de la Fundación Biblioteca Ayacucho, Humberto Mata, y un eficaz grupo de colaboradores miembros de la delegación venezolana. Durante el seminario Troca-Letras, los escritores Humberto Mata y Wilfredo Machado informaron que tanto la legendaria Ayacucho —fundada por el gobierno venezolano en 1974 y dedicada a los clásicos de nuestro continente— como Monte Ávila siguen teniendo asegurado el apoyo estatal, y que a ellas se ha sumado la Fundación Editorial El Perro y La Rana, destinada a publicaciones masivas, con tiradas de quinientos mil a un millón de ejemplares, de buena calidad y a bajo costo. Creada por el Ministerio de Cultura, tiene 14 colecciones temáticas y se propone alcanzar este año 1.000 títulos de diversos géneros, que comercializará la Distribuidora Nacional del Libro. Otro propósito fundamental de Literamérica es la implementación de la lengua española en las escuelas de Mato Grosso. Con ese motivo se hizo el 1r Encuentro de Planeamiento y Organización del XII Congreso Brasileño de Profesores de Lengua Española, con los 26 presidentes de las Asociaciones de Lengua Española de todo Brasil y 11 agregados culturales de la Embajada de España. El congreso se realizará el año próximo en Cuiabá, la cuarta ciudad del Brasil —después de Belém, Brasilia y Río de Janeiro—, que contará con un Centro de Recursos Didácticos de Español. Paradójicamente, ningún país hispanoamericano participa de este proyecto, convenido entre el Ministerio de Educación de España y la Secretaría de Estado del Brasil. Los españoles subsidiarán instituciones, profesores, investigadores y estudiantes de español, consulta y préstamo de material didáctico, acceso a Internet, actividades de difusión de la lengua y asesoramiento técnico docente e lingüístico. La Embajada de Venezuela contribuyó, en la feria, con la donación de 95 libros. Una nota original y simpática la ofrecieron los estudiantes del curso de gastronomía de la Universidad do Pantanal, que preparaban y servían, en el amplio patio techado del edificio, platos típicos de todos los países sudamericanos y de los tres europeos representados. Los medios locales de prensa estuvieron activos en todo momento, mereciendo especial elogio las crónicas diarias publicadas por Lorenzo Falcão en el Diario de Cuiabá. La atención de los invitados, coordinada por el poeta Juliano Moreno, fue en extremo cordial. Alojados en los mejores hoteles de la próspera ciudad, constantes servicios de bus nos trasladaban de ida y de vuelta al Centro de Eventos del Pantanal, algo alejado del área urbana, acompañados y guiados por jóvenes estudiantes. También nos hicieron conocer la Chapada dos Guimarães, planalto de la región cuya principal atracción es una serie de cascadas. En el hotel Paiaguá estuvimos hospedados la mayoría de los hispanoamericanos, bajo la prodigalidad de atenciones de nuestro anfitrión Floriano Martins. A la confraternidad del grupo contribuyeron no poco los agregados culturales de Ecuador, Pavel Egüez; de Venezuela Wilfredo Machado; y el gentil benjamín colombiano Leonardo Correa, de 32 años. Todos fuimos con por lo menos una valija repleta de libros de nuestros respectivos países, y, tras vaciarla en manos amigas, volvimos con ella llena de otros que nos regalaron o compramos en la feria, más algún bolso adicional que tuvimos que adquirir ad hoc. Insensibles a nuestros alegatos de integración cultural, las empresas aéreas nos cobraron por cada kilo de exceso literario. ** Marta Spagnuolo martaspag@hotmail.com Investigadora y docente argentina (Colón, Buenos Aires, 1942). Es profesora en Letras por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (http://www.uba.ar). Ha publicado Historias de Maizales (cuentos), Paraná, Editorial de Entre Ríos, 1990; Tres visiones del encuentro de dos mundos (ensayo sobre Ruy Díaz de Guzmán, Bernal Díaz del Castillo, Inca Garcilaso de la Vega), Buenos Aires, FAIGA, 1992; Fray Mocho, el estilo matrero (ensayo), Paraná, Editorial de Entre Ríos, 1992); El aprendizaje del misterio. Análisis de Por los tiempos de Clemente Colling, de Felisberto Hernández (Buenos Aires, El Arca, 1996); Claro el afán (Poesía), Pergamino, Sopeña Hnos. 1995); La lectura, recurso básico para el desarrollo humano, sociocultural y económico (Buenos Aires, ABA, 2005). Varios de sus cuentos y poemas integran las antologías Letras de Oro 2003 (Buenos Aires, Honorarte, 2004); Antología de la llanura pampeana (Buenos Aires, Colihue, 2000); Narradores de la tierra mía (Buenos Aires, El Francotirador,1997); Poetas de la Norpampa (Pergamino, 1996). Ha obtenido numerosas distinciones, entre ellas: Primer Premio Concurso de Ensayo Fundación el Libro en el V Centenario del Descubrimiento de América (Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, 1992), Primer Premio IV Certamen Internacional de Ensayo Breve 1995 (Banco Mercantil Argentino, Buenos Aires), Primer Premio Concurso Anual de Literatura “Fray Mocho” 1992-Ensayo (Gobierno de la Provincia de Entre Ríos), Primer Premio Concurso Anual de Literatura “Fray Mocho” 1998-Cuentos (Gobierno de la Prov. de E. Ríos.) y Segundo Premio ABA a la Educación 2004. Artículos suyos han sido publicados en revistas como Variaciones Borges (The J.L. Borges Center for Studies and Documentation, The University of Iowa, EUA; http://www.uiowa.edu/borges/vares.shtml), Espéculo (Facultad Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, España; http://www.ucm.es/info/especulo) ; La Casa de Asterión (Departamento de Idiomas de la Facultad d Humanidades de la Universidad del Atlántico; Barranquilla, Colombia; http://lacasadeasterion.homestead.com) y Jornal de Poesia (São Paulo, Fortaleza; Brasil; http://www.revista.agulha.nom.br/poesia.html). Como traductora del portugués al español ha publicado sus versiones de los poemas de Floriano Martins Por onde cai a linguagem / Por donde cae el lenguaje (Online: Triplo V) y Antes da queda / Antes de la caída (Online: TriploV y Palabra Virtual). También de Floriano Martins, acaba de traducir los libros de poesía Tres estudios para un amor loco, La noche impresa en tu piel y Teatro imposible, de próxima publicación (2006), respectivamente por Editorial Alforja (México DF); El Pez Soluble (Caracas) y La Rana y El Perro (Caracas). En el área académica ha dictado las asignaturas Literatura Argentina; Literatura Hispanoamericana; Gramática y Estructura del Lenguaje; Lengua, y se ha desempeñado como JTP de Composición, Teoría Literaria y Literatura de Europa Meridional. === El horror y el error Ricardo Mena Cuevas ========================= En la configuración como lector de cualquiera de nosotros siempre se acaba leyendo, se quiera o no, innumerables páginas plagadas de hechos trágicos caracterizados por la presencia fatídica y autárquica de la sangre, una sangre viscosa que acaba siempre por caer grácil e indefectiblemente al suelo quizás por la sencilla razón de que existe la gravedad y de que venimos de la tierra para volver a su seno. Por eso mismo, la literatura de horror y terror acaba por sernos más real que la literatura realista; un relato de terror de Maupassant es más realista que un relato de costumbres de Balzac, por la sencilla razón de que la visión de la sangre nos acerca más a la realidad de nuestras propias vidas que la visión de un coche de caballos parisiense; ese sentir el horror de la muerte es más real que el sentir la lectura descriptiva de las diferentes tipologías de máscaras en un baile de uno de los pisos aristocráticos del barrio de Saint Germain, porque al sentir el horror de la sangre nos apercibimos de que morir no es ninguna ficción sanguinaria sino una realidad muy natural y sencilla. Sin duda, la sangre es lo real y lo metafórico por antonomasia, es el paradigma de la existencia. La sangre es real porque es vida en movimiento y es metafórica porque su derrame simboliza abrir de par en par las puertas de la muerte. La sangre es binaria y bicéfala —es divina por su importancia vital y monstruosa porque nos abre “las puertas de la percepción”, como poetizó William Blake. Por eso mismo, no atiende la eutanasia a la dignidad de morir, sino al error de no conferir suficiente dignidad a nuestra realidad existencial en vida, ámbito éste del cual no participa la eutanasia pasiva en donde más que respirar un ser humano respira una máquina; un Hombre pegado a una máquina es como un Hombre a una nariz pegado. La lección aquí es evidente —el progreso siempre engendra su propio retroceso. El tema central es que la sangre vende, como bien supo entender el joven Shakespeare cuando creó su Tito Andrónico, una obra despiadada que representada hoy día en el cine veríamos de clara influencia tarantiniana; y la sangre vende porque nos importa y nos une a esta existencia que es puro contraste, pues estamos hechos de sangre roja en un planeta azul, con el cielo y la tierra, con el placer y el dolor, con el bien y el mal, con los átomos que se componen por Amor y se descomponen por Odio poéticamente descritos por Empédocles. De esta forma, el horror que nos muestra Poe, el terror que nos enseña Stephen King, el crimen que nos ofrece premonitoriamente García Márquez, la náusea de una vida tremenda que se atrevió a narrar Zola con su naturalismo y que acabó por eclosionar en la postguerra Cela con su tremendismo, son un ejemplo de que la vida que corre libremente por nuestros cuerpos está destinada y pergeñada para escaparse de sus cadenas. La sangre es vida en movimiento —en movimiento circular, en un eterno retorno al corazón hasta el último momento. Del héroe dice Séneca en su diálogo “Sobre la Providencia” que “si cae, lucha de rodillas” . El género de terror y horror nos atrapa y nos conmueve porque vemos sangre derramada por exceso y en detalle. Así, la diferencia entre la tragedia y el horror y el terror no viene dada por las causas y los fines existentes (celos, envidias, venganza, dinero, poder, honor, amor, locura, etc.) sino por sus medios. El horror gusta explayarse en los detalles excesivos; en el terror veríamos a Hamlet con la espada clavada en el ojo manando sangre, con los miembros amputados y otro cúmulo de detalles horrendos. El horror es a la tragedia lo que el barroco al Renacimiento —un desmadre; una locura que no por casualidad cultivan los americanos en el cine con gran éxito de público, de la misma manera a como lo hacen con sus comidas terrorríficas; en este caso, habría un nexo común argumentable entre el payaso del McDonald’s y el payaso de It narrado por Stephen King. Tanto el horror, el terror como la tragedia apelan al ansia por vivir, al miedo a perder la vida, de otra manera la gente bostezaría en los cines o se dormiría en los teatros, hechos éstos que ocurren generalmente en otras películas de otros géneros. Ante el horror, el terror o la tragedia, por ello, estaría siempre de acuerdo con un pensamiento que defendiera que si la vida logra escaparse con un simple corte en las venas es porque la vida es siempre corta. La eutanasia activa no es un horror sino un error —un error trágico. ** Ricardo Mena Cuevas ricardomenacuevas@hotmail.com Escritor español (Málaga, 1975). Abogado de profesión. === Las calles terminan en los bares Esteban Moore =================== Las calles terminan en los bares Jorge Rivelli Editorial PapelTinta, 80 págs. Buenos Aires, 2005. En el prólogo a La seducción de la barbarie incluido en el primer volumen de las obras completas de Rodolfo Kusch, Guillermo Steffen, refiriéndose a 1983 como un nuevo capítulo de la historia argentina, o si se quiere... un punto de inflexión de la misma, escribe: “El brutal retorno de lo reprimido y lo negado obliga a poner las cosas en su lugar. No hay que intentar suprimir la barbarie: hay que mantener la oposición, vivir, como en el proyecto sarmientino del Facundo, en el juego perpetuo de su seducción, sin ceder a ella pero sin tampoco pensarse desde ella”. Esta actitud, de compleja realización, implicaría al mismo tiempo en un imaginado equilibrio del pensamiento, no dejarse seducir por su contrario, la civilización; al fin de cuentas, nada más que un velo ficcional tendido ante nuestra mirada por el aparato cultural —cada uno de nosotros tiene la más amplia de las libertades para imaginar los fines de esta instalación. Jorge Rivelli comprende la situación plenamente. Elige deslizarse en el vaporoso límite trazado entre ambas concepciones; no tiene una tesis, no intenta una síntesis, como hombre intuitivo que es, comprende que un proyecto de esta índole lo llevaría a pecar de soberbia o ser acusado de estar poseído de una infantil inocencia. En Las calles terminan en los bares (Tercer Premio de Poesía, Fondo Nacional de las Artes, 2004) —un libro cuya temática va más allá de los significados de su título, éste no conforma una nomenclatura de las vías que finalizan su recorrido en los expendios de bebidas alcohólicas, mucho menos una nómina de éstos— nos brinda el testimonio de una mirada oblicua, sesgada si se quiere, acerca de lo inmediato, la vida urbana y las transformaciones culturales producto de la crisis recurrente que atraviesa nuestra sociedad. Como lo indica el título, el autor ha elegido, como mirador o punto de observación, los bares, desde allí traduce las imágenes que capturan sus ojos. La poesía para Rivelli parece ser, al igual que en el campo de la ciencia, un proceso de prueba y error, en el cual la posible respuesta es necesariamente una nueva pregunta. Su método interrogativo se conforma con el hallazgo de preguntas, consideradas éstas como “respuestas suficientes”, su objeto renovar la incitación. Su preguntar va más allá de las posibles conclusiones, se renueva constantemente alimentado por la duda. Dudar, nos está diciendo repetidamente, es saludable, ni afirmar ni negar. Aquellos que hayan leído a Rodolfo Kusch, particularmente Charlas para vivir en América, sentirán cierta extrañeza de que haya citado a este autor al comienzo de esta nota, pues este original pensador argentino, en uno de los capítulos del libro mencionado, confiesa que “La vida de café es negativa”, este ámbito es para él el lugar del “dejarse estar”, el sitio donde el sujeto deseante teje los sueños que irremediablemente olvidará al salir nuevamente al tránsito y rumor de las calles. Pero, para Rivelli, este dejarse estar le sirve para hurgar en esa máscara civilizada que encubre nuestros actos, él ausculta desde la mesa de un bar aquello que ésta oculta. En este movimiento lo único que se establece como “real” o “realidad” es la imaginación y no con el objeto de rendirle un claro homenaje a William Carlos Williams. No obstante, se podría inferir en estas páginas la existencia de este homenaje y otros, ya que Rivelli va enhebrando, en los ecos de voces distintas y diversas, un intenso proceso dialogal. La clara del huevo, batida una y otra vez, con desesperación, llega a su punto nieve en Arte poética, en este poema nos propone que la tradición poética argentina es UNA, UNA y TRINA, como el Espíritu Santo si se quiere, pero UNA al fin. La moneda tiene para él siempre dos caras, pero es un solo objeto. Rivelli es un fullero honesto, cuando juega, no juega para ganar, se pone en manos del azar y el destino. La contradicción está siempre presente, somos eso, nos dice Rivelli; recordándonos aquellas palabras de Allen Ginsberg: “muy bien, me contradigo; ¿tiene importancia?” para agregar whitmaneanamente, “Tengo buen tamaño, puedo contener a todos”. El reconocimiento de las contradicciones le permiten saberse, SER, constituir una voz. Esta voz reconoce la contradicción principal y otras que han pasado a denominarse como de carácter secundario, cuya existencia no necesariamente responde a la existencia de la primera. El poeta parece susurrarle al lector través de sus textos, cuidáte de la estupidez humana; las cuestiones de las minorías sexuales, étnicas y religiosas, de la ecología existen, pero no te encandilés olvidándote de quiénes son los verdaderos dueños del mundo. Un tópico que en la época de la globalización mediática parece haber caído en el lado oscuro de nuestra memoria. El juego de los contrarios, de las oposiciones filtradas a través de un humor pleno de ironía, ácido y absurdo —elementos vitales a la poesía moderna— le sirven al YO poético para constituir una imagen tanto de nuestra sociedad, como de nuestros políticos e intelectuales; un ejemplo acabado de este procedimiento es el poema en el que narra en primera persona su último encuentro con Carlos Marx en un bar de Londres. Allí en los bares, en su dejarse estar, entendido éste como ocio creativo, escribe, narra, relata. Una situación, las cosas, un objeto, algún acontecimiento le permiten evocar la emoción que producirá el efecto poético. Su instrumento, el lenguaje, es sometido a la función propia de la poesía, en palabras de Guido Guglielmi: “Liberar el lenguaje del automatismo de los actos del hablar cotidiano”. Elevar la lengua cotidiana, coloquial, lo vernacular a su estadio poético. La voz que se expresa en primera o en tercera persona del singular puede también adoptar el plural. Busca integrar un conjunto de voces, el nosotros. Esta persona multiplicada justifica nuestra existencia, parece decirnos. En su poesía Jorge Rivelli realiza un claro homenaje a Ezequiel Martínez Estrada, César Fernández Moreno y H. A. Murena; influencias que le permiten sortear las tormentas de la escritura sin naufragar en el gemido elegíaco, ni en el objetivismo literal, o en el yoísmo llorón de tantos. Este poeta que no le teme a la densidad de la lengua, ni al cotidiano absurdo, ni al decir y nombrar, sabe a lo que se enfrenta, él mismo lo ha dicho en un texto que releva nuestras actitudes frente a la vida: “pensamos como Murena / y actuamos / como giorgina barbarosa”. ** Esteban Moore estebanmoore@ciudad.com.ar Poeta, traductor y periodista argentino (Buenos Aires, 1952). Ha publicado los poemarios La noche en llamas (1982), Providencia terrenal (1983), Con Bogey en Casablanca (1987), Poemas 1982-1987 (1988), Tiempos que van (1994), Partes mínimas (1999) e Instantáneas de fin de siglo (Montevideo, Uruguay, 1999) y Partes mínimas y otros poemas (Mar del Plata, 1999). Ha dado a conocer traducciones de Charles Bukowsky, Raymond Carver, Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg, Gregory Corso, Gary Snyder, Bill Berkson, Anne Waldman, Andrei Codrescu y Seamus Heaney, entre otros. En 1996, la Unesco publicó sus traducciones de Lawrence Ferlinghetti, América desierta y otros poemas (Ediciones Graffiti/Unesco, Montevideo). En 1990 realizó un proyecto de traducción en la escuela de poesía The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics, fundada por Allen Ginsberg. Ha participado de diversos festivales en su país, en Rosario y Buenos Aires, en los de Montevideo (1993) y Medellín (1995). Colabora con publicaciones de su país y del extranjero. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, italiano, alemán y portugués e incluida en diversas antologías. === Borges. Vida y literatura, de Alejandro Vaccaro Augusto Gayubas == ¿Qué cosas no se han dicho o escrito sobre Jorge Luis Borges? Tratándose del más grandioso escritor argentino de todos los tiempos, y de uno de los más sublimes autores de la lengua castellana del siglo XX, se ha hecho merecedor de una impresionante cantidad de libros, artículos, ensayos y exposiciones referidos a él y a su obra. Acostumbrados estamos a las biografías de Borges, a las entrevistas recuperadas y puestas en libro, a los volúmenes de “Borges y...” (Borges y la ciencia, Borges y las matemáticas, Borges y la arquitectura), a los textos recobrados, a los álbumes de fotografías y hasta a los Anti-Borges que recogen artículos duramente críticos sobre el escritor y su obra. En este contexto, cada vez que nos enteramos de la publicación de un nuevo libro sobre Borges, lo primero que atinamos a preguntarnos, casi con desdén, es “¿Qué traerá de nuevo?”. En efecto, un buen número de los libros escritos sobre Borges (sobre todo de las últimas dos décadas) no hace más que repetir cosas ya sabidas, sin siquiera apelar a un estilo literario que pudiera darle sentido a la lectura. Otros (en la línea de “Borges y...”) simplemente recolectan escritos de Borges que tratan sobre (o hacen uso de) un tema o materia específicos —por ejemplo, las matemáticas—, y los integran en un estilo ensayístico poco ambicioso para llegar a la mera conclusión —coherente para un artículo pero incomprensible para todo un libro— de que en Borges la matemática —por seguir con nuestro ejemplo— reviste una indudable importancia, o incluso —cual batalla entre disciplinas— preeminencia sobre otras materias a las cuales otros “estudiosos” de Borges asignan el valor de piedra fundacional o de tópico fundamental. El aporte nimio de esta clase de obras (clase que no representa, afortunadamente, a la totalidad de los escritos sobre Borges), parece resultar de utilidad sólo para aquellos lectores que no están del todo familiarizados con la obra completa de Borges. Sin embargo, cuando aparece en el mundo editorial una obra exhaustivamente documentada, y escrita por un autor con larga experiencia en el estudio de la vida y la obra del genial escritor argentino, el lector de Borges puede sentarse a leer con cierta tranquilidad. Quizás sea éste el caso del nuevo libro de Alejandro Vaccaro, Borges. Vida y literatura (Buenos Aires, Edhasa, 2006). Vaccaro, presidente de la Asociación Borgesiana de Buenos Aires, ha dedicado más de veinte años al estudio de la vida y la obra de Jorge Luis Borges. Actualmente se lo considera el biógrafo del autor de Fervor de Buenos Aires. En efecto, sus investigaciones se han abocado más a la vida que a la obra de Borges, pero los incuestionables vínculos habidos entre ambas hace difícil una delimitación estricta. Borges. Vida y literatura es un intento de biografía definitiva que pretende resumir y corregir las biografías y otros trabajos previamente publicados por el autor (Georgie 1899-1930. Una vida de Jorge Luis Borges, El señor Borges) y por otros investigadores. La estrechez de miras de Vaccaro, incapaz de desplazarse hacia otro ámbito de estudio, lo ha convertido sin embargo en un especialista indiscutido en la vida de Borges. Y sus años dedicados a la búsqueda y estudio de la documentación existente sobre Borges (destacando la —hasta ahora inexplorada— correspondencia de Leonor Acevedo, madre de Borges, y la correspondencia de Jorge Luis con Roberto Godel y con Jacobo Sureda), junto con un agudo estudio de la bibliografía clásica y reciente sobre Borges (no sólo centrado en biografías como las de Roberto Alifano, Emir Rodríguez Monegal, María Esther Vázquez y tantos otros, sino también en trabajos más puntuales como los geniales artículos de Fernando Sorrentino sobre autorías apócrifas y seudónimos enigmáticos en torno de Borges), han contribuido a la realización de una biografía confiable y actualizada como pocas. Vaccaro se ocupa de las amistades y noviazgos de Borges, de sus viajes, de sus relaciones familiares y profesionales, de sus influencias artísticas e intelectuales, de su pensamiento político, de sus emprendimientos editoriales, y de las estrechas relaciones existentes entre su obra literaria y su vida. El libro se divide en tres partes. En la primera, el autor nos introduce en las primeras tres décadas de la vida de Jorge Luis Borges (coincidentes con las primeras tres décadas del siglo XX): su infancia en el barrio de Palermo en la ciudad de Buenos Aires, su temprana incursión en el mundo literario a partir de las influencias familiares, sus primeros viajes a Europa, su activa juventud artística vinculada al ultraísmo, y sus primeros virajes hacia una literatura más conceptista y hacia la ficción y el ensayo. El minucioso rescate y estudio de la totalidad de las tempranas publicaciones del joven Borges, conjuntamente con un exhaustivo análisis de la documentación referida a su vida personal, le permite al autor trazar un riguroso recorrido por los distintos viajes y avatares personales e intelectuales de Borges, y por su vida literaria previa a su primer libro de poesía, Fervor de Buenos Aires (1923), y durante sus siguientes publicaciones hasta la edición de la biografía-ensayo Evaristo Carriego (1). En estos primeros años, nos recuerda el autor, Borges plasmaría en su obra un fuerte porteñismo (a veces desde un activo anti-hispanismo), que no tardaría en desechar en favor de una escritura carente de localismos, pero que no por ello lo haría abandonar su fervor y admiración nostálgica por Buenos Aires, tópico recurrente en su poesía y en su prosa hasta el día de su muerte. En la segunda parte del libro, Vaccaro analiza con igual rigurosidad la etapa quizás más interesante de la vida y, fundamentalmente, de la obra de Jorge Luis Borges. La madurez intelectual, la exaltación de la brevedad, la creación de sus primeras y más grandiosas obras narrativas (inaugurando un estilo propio con “Pierre Menard, autor del Quijote” y adentrándose cada vez más en el género fantástico y en la plasmación de inquietudes filosóficas y metafísicas, destacándose, en este sentido, la publicación en 1944 de Ficciones, “el libro capital, la columna vertebral” de la obra de Borges [2]), sus trabajos en colaboración con Adolfo Bioy Casares (y su incursión en el género policial), su creciente labor como conferencista y como escritor de reseñas y otros escritos para varios periódicos (Sur, El Hogar, La Nación, entre otros), sus propios proyectos editoriales y su profusa actividad ensayística, forman tan sólo una parte del perfil que, gracias a la copiosa documentación estudiada, es completado por las circunstancias de la vida personal y el impacto de la situación política en Borges: sus frustradas relaciones amorosas, su creciente ceguera (que llegado un punto crítico lo llevaría a invocar las “virtudes mnemotécnicas” de la métrica y la rima, contrastando con su elogio de los versos libres), su estrecha relación con su madre (quien se reconocía como los ojos y las manos de Borges), su trabajo en la Biblioteca municipal Miguel Cané, interrumpido luego de nueve años por el gobierno peronista, por haber firmado una declaración pro-democrática (y, antes de su renuncia, la amenaza de ser trasladado al cargo de inspector de aves), su claro posicionamiento político contrario a la dictadura de Perón y materializado en la Sociedad Argentina de Escritores (Sade), devenida “bastión anti-peronista” y por ello mismo cerrada por el gobierno en los primeros años de la década de 1950, sus festejos de la Revolución Libertadora que derrocó a Perón en 1955, su inmediato nombramiento como director de la Biblioteca Nacional (irónicamente coincidente con el avance crítico de su ceguera, admirablemente manifestado en su “Poema de los dones” [3]), como miembro de la Academia Argentina de Letras y como titular de la cátedra de Literatura Inglesa y Norteamericana en la Universidad de Buenos Aires. De acuerdo con Vaccaro, el reconocimiento era por estos años mundial, y no eran pocos los volúmenes dedicados enteramente a su obra. Con un Borges consagrado, Vaccaro nos introduce en la tercera y última parte de este libro, iniciada con la publicación de El hacedor (1960), libro que reúne poemas y piezas en prosa y que fue considerado por el propio Borges (en sus Memorias de 1974) como su libro más personal y “quizás el mejor”. Si bien en esta etapa de su vida Borges publicaría otras grandes obras (El informe de Brodie, El oro de los tigres, La moneda de hierro, entre otras [4]) y se multiplicarían a una velocidad inusitada las traducciones de su obra a numerosos idiomas, destacaría sin embargo el Borges conferencista y el hombre de opinión. Recorriendo el mundo y recibiendo innumerable cantidad de premios y honores (incluyendo el premio Cervantes, el premio Interamericano de Literatura, los títulos de doctor honoris causa en varias universidades del mundo —destacándose Oxford, Harvard, Columbia, la Sorbona y Cambridge, aunque irónicamente nunca le fue concedido en la Universidad de Buenos Aires—, y hasta el título de Sir en Inglaterra y la Orden del Sol en el Perú), Borges sería el centro de la escena mundial en varias ocasiones, ya sea por la desconcertante negativa de la Real Academia de Suecia de concederle el premio Nobel de Literatura (concesión solicitada constante e infructuosamente por personalidades e instituciones de diversos puntos del planeta desde el comienzo de la década del ’60 hasta el año de su muerte) (5), como por sus polémicas declaraciones reproducidas en periódicos y programas televisivos de todo el mundo (en especial, su inicial elogio de las dictaduras militares que se erigieron en los años ‘70 en Argentina, Chile y otros países de Latinoamérica, y su concepción de la democracia como una “superstición basada en la estadística”, concepción que no tardaría en matizar al tiempo que concluiría por denunciar el terrorismo de Estado de los gobiernos militares). En esta parte del libro, Vaccaro presenta también algunos otros aspectos de la vida de Borges, como fueron su desavenencia con Victoria Ocampo y su alejamiento de Sur, su reunión memorable con el compositor de tango Astor Piazzolla, las circunstancias en torno a su casamiento, a los 68 años de edad, con Elsa Astete, y su posterior divorcio, su colaboración con Hugo Santiago en la filmación de Invasión (1969), su vínculo profesional y amistoso con Norman Thomas Di Giovanni, su estrecha relación con María Kodama (quien se convertiría en la heredera de los derechos de la obra de Borges, y quien se tomaría atribuciones —de acuerdo con el autor— ilegítimas como albacea literaria), sus recurrentes viajes por el mundo dando conferencias y cursos, su renuncia al cargo de director de la Biblioteca Nacional ante el retorno a la presidencia de la Nación de Juan Domingo Perón en 1973, sus opiniones políticas que le vedarían el premio Nobel de Literatura y generarían una relativa falta de reconocimiento de su obra entre la juventud argentina, y por supuesto la publicación de sus últimas obras literarias (La cifra, La memoria de Shakespeare, Atlas, Los conjurados). Como balance, se podría decir que este libro de Alejandro Vaccaro no deja de ser una biografía más de Borges, y es cierto que la mayor parte del libro reproduce elementos presentes en biografías anteriores —incluso, en las biografías publicadas por el mismo autor. Sin embargo, alguno podría replicar diciendo que el mayor rigor documental, la corrección de algunas afirmaciones previas hoy invalidadas, el agregado de aserciones antes omitidas, y el formato en un solo volumen (de 776 páginas de lectura fluida), todos ellos elementos indudablemente positivos, convierten al libro de Vaccaro en la biografía definitiva, y que por lo tanto se justifica su publicación, no como un aporte más, sino como cierre de un proceso de construcción biográfica sobre Borges. Por mi parte, tiendo a pensar que no existen biografías definitivas, aun cuando haya biografías fundamentales, y que toda biografía puede ser revisada, corregida, aceptada, rechazada, sin que una VERDAD ilumine a un autor y le dé carácter definitivo a su obra (6). Sí podemos distinguir entre distintos niveles de rigor documental y de actualización de los fundamentos y argumentaciones que estructuran la biografía. En este punto, Borges. Vida y literatura lleva las de ganar. Todos los elementos positivos —enumerados más arriba— de esta obra, justifican su publicación, si no como biografía definitiva, sí como la biografía quizás mejor documentada, actualizada, de fácil acceso y destinada tanto al público especializado como al público masivo, que fue escrita hasta el momento. Es una pena, dicho esto, que Alejandro Vaccaro no comparta con Borges ciertos hábitos estéticos, y que no sólo descuide su prosa —dato irónico para alguien dedicado a la vida y a la obra del más pulcro escritor argentino del siglo XX—, sino incluso los detalles estructurales, haciendo de la edición actual de su libro casi un diccionario de erratas (7) —responsabilidad compartida con el personal de la editorial, y evidentemente vinculada, al menos en parte, con la premura en la edición de esta biografía para el mes del vigésimo aniversario de la muerte de Borges, en junio del presente año. Aun así, y deseando que una próxima edición del libro sea más cuidada, Borges. Vida y literatura es una biografía, si bien no esperada, sí bien recibida, y en adelante un referente para entender algunos aspectos de la vida y de la obra de Borges, y seguramente un detonante de nuevas críticas y discusiones en torno de la insigne figura de Jorge Luis Borges. Notas 1. Es interesante notar que Borges consideraba que la literatura era su “destino”, y que éste le había sido revelado una noche en la cual escuchó al poeta Evaristo Carriego recitar un poema de Almafuerte. 2. Vaccaro enumera algunas características de la escritura de Borges de esta época: “Despliegue deliberado de erudición literaria, filosófica, religiosa, etc.; recurrencia de citas conocidas, casi desconocidas o apócrifas; borroso límite entre ficción y realidad; argumentos rigurosos que incluyen enigmas policiales o misterio; rasgos humorísticos expresados a través de la ironía” (p. 319). 3. Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche. (Jorge Luis Borges, “Poema de los dones” [fragmento]). 4. El informe de Brodie (1970) es, nos recuerda Vaccaro, el primer volumen de relatos publicado por Borges luego de veinte años, y en él se hace manifiesto un cambio en el modo de encarar la narración, recurriendo a “un lenguaje llano, alejado de cualquier barroquismo, aunque siempre encerraba una modesta y secreta complejidad” (p. 668). 5. Vaccaro cita una sentencia de Guillermo Cabrera Infante al respecto: “No dar nunca el premio a Borges es un crimen contra la literatura. Puedo decirlo más explícitamente: si Borges no merece el Premio Nobel de Literatura es que el premio (como se ha dicho tantas veces) no tiene nada que ver con la literatura, o que la literatura, según la definen los cánones del premio, no se merece a Borges” (p. 663). En efecto, se asume un determinante político en la concesión de los premios Nobel, y también en su negación a personalidades como Borges. 6. En palabras del propio Borges, en el prólogo a la traducción castellana de Néstor Ibarra de El cementerio marino de Paul Valéry, “El concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religión o al cansancio” (citado por Vaccaro, p. 279). 7. Este es un dato no menor. Grande es la molestia causada en el lector (más aun, en el lector de Borges) al encontrarse con un mismo párrafo repetido en el párrafo siguiente, o como nota a pie de página; o al tener que sortear las incorrecciones en los números de notas al pie; o al toparse no sólo con innumerables erratas tipográficas, sino también con otras desprolijidades (como por ejemplo un llamado a “completar cita” en una nota bibliográfica que debía incluir los datos del libro citado) sólo aceptables en algún borrador y no en un libro que debió ser leído y revisado por el autor y por el personal idóneo de la editorial antes de ser editado y lanzado a la venta. ** Augusto Gayubas augustogayubas@yahoo.com.ar Escritor argentino (Buenos Aires, 1980). Cursa estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde es investigador de un proyecto Ubacyt. Ha publicado y traducido artículos de carácter historiográfico para una revista de divulgación y para la Cátedra de Historia Antigua de Oriente de la Facultad de Filosofía y Letras. Es autor de dos radiocuentos ("Sabotaje" y "Crazy Story", ambos de 1997) emitidos en una de las, por entonces, más escuchadas radios de Buenos Aires, hasta que uno de ellos fue censurado por las autoridades de la emisora tras una serie de disputas ajenas al autor. === Prohibir, invadir, adivinar: ========================================== === comandar a un ejército invencible de poetas =========================== === Salomón Valderrama Cruz =============================================== Negra leche del alba te bebemos de noche te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de Alemania te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son azules te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire Paul Celan Todos los días te levantas frío a cazar a trabajar a matar a tu ser guardado debajo la almohada de tu uña en los hongos que existieron bajo el agua sucia. De Asesino Prohibir, invadir, adivinar, violar, dinamitar, contaminar, desaparecer Europa siempre será una experiencia fascinante, aunque ¡un poco destructiva, ¿no?! Tanto como hacer lo mismo con América, con Asia, con África o con Oceanía. Agua, auga, ahogado en cada vez que beso retorno: AGUA, la única que me rescata. Feto que vuela o camina. Con un Planeta cada vez más propincuo al abstracto, al recuerdo de una hermana, hermosa imagen distante del locus del tiempo extraviado y generacional. Una espuma color satélite, extinto fuego que nos formó y nos deformó (Evolución = Repetición). Es increíble lo que nos imponen, enseñan y pervierten en las escuelas pero, qué hacemos o qué deberíamos hacer para que no nos vendan la turbia, mancillada y apócrifa imagen histórica, docta, quijotesca como pictórica infinita o de comedia para rozarme y gritar, ¡grittaaando! arrancarme la piel para ser igual a alguien, cortarme músculo y sexo y desinsertar tendón para con plenitud de huesos cancerados empujar y taladrar, diamante sorteado, envenenar y restaurar, asesinar y prevalecer. Llegar a ser General de la Federación Humana de la Tierra y comandar a un ejército invencible de poetas que odian este omnisciente Paraíso de Estupidez. Todo lo que nos permite vivir de los que venden, escriben, pintan, tocan, regalan, filman o recuerdan la eternidad fungible y en un instante regeneran sus hígados, riñones, páncreas, orejas, pulmones, corazones, hipotálamos, etcétera; y qué sé yo en la recóndita galaxia de sus cuerpos bellos. De melifluas hieles prisioneros entre la santa borrachera en un aborto o Museo Humano y la maldad de esperar a un único Dios en las medallas que da el poder. Esa inmortal, circular, pero inexistente aura que hace creer que es posible avanzar. Desde luego, la labor de los guardaespaldas es no dejar tocar la mercancía. Es muy camaleónico todo esto de pintar en ambas caras del lienzo, de persistir aun sobre lo que ya se pintó. Conquistar en estos días ya no es asunto de ir y golpear, sino de no haber ido y ya haber pegado. De no ir nunca, de no poder ir, y sin embargo, alimentar que te puedo pegar. Algo así como un gran volcán dormido, obstáculo sobre la idea. El miedo que te convierte en adelantado, purificador, en santo y asesino. Inteligible asno que mira a yegua, con todo derecho, de vivo que se come a vivo, fruto de Carlos Germán Belli en Oh Hada Cibernética... Oh Hada Cibernética Cuándo harás que los huesos de mis manos se muevan alegremente para escribir al fin lo que yo desee a la hora que me venga en gana y los encajes de mis órganos secretos tengan facciones sosegadas en las últimas horas del día mientras la sangre circule como un bálsamo a lo largo de mi cuerpo Poemítica de Estado. Aquella fuerza utópica que fragmentaba con un inofensivo Muro de Berlín al mundo-igual: yo soy rico tú debes ser rico, yo soy pobre tú debes ser pobre, yo no soy y tú no debes ser. La Guerra Fría hizo algo bueno; corrían varios con sólidos rencores y las pistas olímpicas se usaban, hoy en día ya nada queda, ya nada nada en la Economía, ya nada amortigua la competencia, la que deshumaniza, la que manumite como APOCALIPSIS viajando en helicóptero, murciélago en columpio, la E de espejo, de esparjo, de enigma y de espada, empuja padre, empuja madre, vida y muerte, las palabras no resisten lo que transportan, una a una se deforman, la Su(o)ciedad las destruye, las vuelve otras, cambian la sotana por el sótano en la boca, la lengua torcida por el aire enrarecido es nuevo, en la oreja humo es homo que fumo, formo arte del instante, desaparezco. Vencidas ellas, se les caen los flancos, una A y una S perdidas (pocalipsi), una P y una I devoradas (pocalsi), un viento transgresor oscila e incrusta una E que expulsa una C y asusta, arrincona a la A (poelsía). En paz no se puede vivir. La igualdad jamás existirá, y si uno mira bien, hasta una L puede matar —por si acaso la guardo para defenderme. Te lanzo o te robo la L (poesía), libro, licantropía, lima que lamen los que creen que hay algo además de lumpen armonizado en prosecución de amnesia. Dime, hasta cuándo veremos la espera de un hermoso huaino transformado por migrante, obligado —educarme y entenderme— en revoluciones y bellezas en que te tomo y maravillo en mi pureza tan algebraica como maqueta de piedra perfecta: Machu Picchu. Poesía que entra por el corazón y sale abrupta por los sesos. Sesos que sorprenden sesos. En comunión de un secuestro, aun muerto, el Secuestrado de Robert Louis Stevenson. Difícil discernir entre mitología y utopía. Aun más entre hombre y animal. Ya será pastor o navegante de los Andes, columpio, Mario Florián, desnudo puro o bodegón en Pastorala: Pastorala. Pastorala. Más hermosa que la luz de la nieve, más que la luz del agua enamorada, más que la luz bailando en los arcos iris. Pastorala. Pastorala. ¿Qué labio de cuculí es más dulce qué lágrima de quena más mielada que tu canto que cae como lluvia pequeña, pequeñita, sobre flores? Pastorala. Pastorala. ¿Qué acento de trilla-taqui tan sentido, qué gozo de wifala tan directo que muden en cenizas las entrañas como quena a mi pecho tu recuerdo? Pastorala. Pastorala. Al gavilán le dije que te quiera y a zorro y puma que amen tus ovejas. Y puma y gavilán y zorro, desde entonces, son palomas que te cercan. Pastorala. Pastorala. Por mirar los jardines de tu manta, por sostener el hilo de tu ovillo, por oler las manzanas de tu cara, por derretir tu olvido: ¡mis suspiros! Pastorala. Pastorala. ¡Por amansar tus ojos, tu sonrisa! perdido entre la luz de tu manada, está mi corazón en forma de allqo, cuidándote, lamiéndote, llorándote... Pastorala. Pastorala. Icarización: Alejado de los suelos hasta la noche inmensa, alejado de la Tierra. Cuando el pájaro sea historia en el confín de los inventos desgarrados de su vientre, por las manos de los hombres al posarse en los carbones secos. En los reflejos del ocaso olvidados por Willen de Kooning; atrapada está la mujer que ya ha dejado de ser mujer. Para sí misma al divisar la hembra en el camino roto, donde el alma es virgen al instante de comer. La propia pintura verde donde la sangre no es sangre, sino el sangrar la vida hermosa en el libro ciego, selva y licor de hierro, película, al instante de tocar los batallones verdes del quebranto; cuando las presas se han caído de los vestidos blancos. Prótesis de las brasas que bruscamente arden, muerden y sin motivo aprenden. Famiersa: La eternidad es siempre el encuentro, el origen inesperado coro, durmiente de adversas niñas fabricadas de la nueva vida andrógina o duda, flor recibida en la luna. Eterna desaparición del Cielo. Resplandor del amor de la Tierra, convento de palabras soñadas: He nombrado la flor, paraíso más pequeño del mundo. Arcano sofisma la existencia, vacío de sombra, artificios o poesía. Un día absoluto en el mundo, el día del alma y la vida, juguetes regados. Los animales más libres de los suelos, dispersos planetas, sea la forma en ausentes cerebros —preguntando cerebros, futuros. Siempre será impura la existencia que soñó Feuerbach, la alegría. Altruista existencia en los sueños viviendo sin Grecia ni Roma y como una memoria que se me ha escapado estoy: Esfera, guerra amarilla de Santo Tomás de Aquino: Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est. (Toda verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo.) Ya sin materia, pureza, ruego, paredes la historia secreta. Revuelto de abstractos las formas confluyen, cuerpos nuevos. Los suaves colores, indefensos de manos, vida de eterno combate en el agua. No de infiernos hallados en la carne vacía, sí de comprender la belleza. Las formas cualquiera, la existencia inconstante y div ersa. Nave o dedal que colecciona dedos destrozados en el costal, floral de sangre real, feal de inmortal, delicado y abismal desayuno surreal de Federico García Lorca, resucitado por La aurora: La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada. La aurora llega y nadie la recibe en su boca porque allí no hay mañana ni esperanza posible. A veces las monedas en enjambres furiosos taladran y devoran abandonados niños. Los primeros que salen comprenden con sus huesos que no habrá paraíso ni amores deshojados; saben que van al cieno de números y leyes, a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. La luz es sepultada por cadenas y ruidos en impúdico reto de ciencia sin raíces. Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recién salidas de un naufragio de sangre. Restamoza, melodías trazadas en el alma y la vida hermano, aquel que gozará del suyo propio al instante... Lo crítico de sentir procesos como extraños, entrando, alusiones que venideras guerras convertirán sueños en palabras absurdas, como ya lo son mis propios sentimientos escondidos a mi cuerpo. Manzana o resto que cae. Marinera o manera fortuita o Kavafis de ver la naturaleza en su solaz virginidad. Rondero de la mujer y la vida de una sombra que espera el retorno: Hijo y madre del sueño. Adelantado en la pregunta, en la respuesta. Consumación, imperio en el color inerte y libre de la roca. Carlumbración. El Tohil que a través de mis ojos brotan, otra vez las sangres farsantes. Las que jamás tuvieron cielo, que jamás tendrán soporte en este cuerpo que ahora es mío y de este vientre que hoy ya no será la sangre, sino el ovópalo que recoja mis aletargadas conciencias. Que hasta ayer dominaban las simientes en mi columna vertebral; cuando ha nacido en mí el grano del maíz. El nacimiento de Venus dividida. Cuando el polvo ha encontrado su argumento sobre sí mismo, playa separada de estas tierras invadidas, donde la flor es la que toma posesión sobre los cielos. Coleridge donde el ave es la que marcha caminante y flores sobre las aguas secas de vergüenza se voltean. Ese canto heterogéneo donde los vientos perversos desmontan la belleza, para atraparla en un sinuoso manto y así desde el kero de Huáscar hacer de ella la lluvia sostenida en nuestros propios ojos negros, Adieu. Abstruso me estoy mirando en este mediodía cuando me manda el sexo, el poder de mis palabras arrancadas de mis ojos, cuando ya los pies se han corrido de mi cielo y de mis tierras ahora que otra vez he dejado de sembrar. El monte en mis caminos invadidos, de acabados caminantes ciegos por la furia del metal arrojado entre sus huertos pobres; cuando he ido a recoger las flores secas en lo que ha sido mi última jugada para poder perder. Acorralar a Pablo Mora hasta el Alma y fotografiar: ¿Dónde fotografían el alma dónde me la fotografían dónde me la remiendan engrapan empapelan encuadernan dónde me la archivan me la empeñan? ¿Dónde cogerá sol o bañará su pena qué tarde qué peñón la habrá dormido en qué estrella guindará su sueño qué paloma llevará sus alas qué sombra madrugada o vela espantará su sueño? ¿Dónde estarán sus zapatillas su chal morado y su camisa blonda dónde la persiguen la confiesan la reclutan dónde la interrogan qué continente refugió su lumbre dónde asilará sus quejas qué frontera pasará ahora? ¿Quién cruzará su puente atizará sus cejas sus insomnios quién habitará su golondrina en qué alambre gemirá su lluvia en qué gota llorará su risa? ¡Mortoprasión! Repiten las duras voces de los cielos viajeros: De la Tierra a la Luna, de Tokio al Cusco, de Londres a Montreal, de Barcelona para Ayacucho o de mi corazón al de ella. Donde el cuchillo sincero ya no será nombrado el cuchillo de la sombra, Victoria, figura que aguarda el cuerpo entendiendo el vacío. Paso lento del verso que corta mujeres, figuras que guardan. La madre, joya tortuosa, palabra encadenada y suelta. Sexo de ocho flancos la catalogan de colores rígidos, hiedra que no es hidra, la flor que es una nave para salvarme de mí: Atrevida estación para vivir enamorado de la oscuridad, cientlampres. Y así estoy, náufrago del charco olvidado, pasajero pervertido del amor mártir del tiempo, si no solamente una hoja ya roída y quebrada, hasta el azul de la morada cuando la luna se bañe otra vez de blanco, domesticada. A la ráfaga antigua y a la naciente de la precoz palabra turbadora: L’eléphant Célèbes, aún vive nuestro toro en espera. El subrepticio toque de la campana que arrojará la danza de la musa hasta el poeta maldito, ahora que despojado de su cabeza caminante rumia y la espera en los sueños alcanzados por las bajas lluvias y las corridas de los huesos y las ollas, cuando caen de los cielos rotos por la espuma blanca. De nuestras gemelas almas prisioneras de lo que quieran ver; los ojos al pasar por las cenizas amarillas del amor. A la vuelta de la ingente pesca sin navegar. En la sábana de efectos negros como la cuna cuando ya se era una niña, una eterna en la red caída del propio mar del sueño y el sendero para conquistar la espalda, como el aparato sostenido en lo prensil del afecto predispuestos a los juegos, prohibidos, en la farra o balsa de Medusa. Lo que me conduce a otros pensamientos o traductores, traslucidores, como Lêdo Ivo en El sueño de los peces: No puedo admitir que los sueños sean privilegio de las criaturas humanas. Los peces también sueñan En el lago pantanoso, entre pestilencias que aspiran a la densa dignidad de la vida, sueñan con los ojos abiertos siempre. Los peces sueñan inmóviles, la bienaventuranza del agua fétida. No son como los hombres, que se agitan en sus lechos estropeados. En verdad, los peces difieren de nosotros, que todavía no aprendemos a soñar. Y nos debatimos como ahogados en el agua turbia entre imágenes hediondas y espinas de peces muertos. Junto al lago que yo mandé cavar, volviendo la realidad a un incómodo sueño de infancia pregunto al agua oscura. Las tilapias se ocultan de mi sospechoso mirar de propietario y se resisten a enseñarme cómo debo soñar. Tropiélago: Siglo XVII. Todo el día de mañana será como hoy. En todos los días como ninguno. Si me atengo a la tesis de Gottfried Wilhelm Leibniz: La noción de cada individuo encierra a priori todos los hechos que a éste le ocurrirán. Ya no tengo que hacer nada, sino todo lo que se me ocurra, ya que indefectiblemente —lo que soy y seré me persigue. Cuerpo desde el reflejo misterioso de algo escondido todavía, constructivismo, de ese algo resguardado en la procacidad. El elemento que se aparta para volver de las simientes, desde un volcán a la propia diferencia en pliegue y lanza disparada, escarapelada en el otrora método y argucia para caer y creer. Ya qué más da, para mentir. ** Salomón Valderrama eljuguetequees@latinmail.com Escritor peruano (La Libertad, Chilia, 1979). Ha publicado Adrina, Sinfonía de flores cruzadas, De Lampa para El Porvenir, Las flores negras, La revolución de las cosas, Los hijos de mi casa hermosa, Sonidos de algunos instrumentos tuertos y En el agujero del poncho. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Juan Álvarez, Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá ============== === Inventar generaciones es un buen negocio John J. Junieles ======== Hay un escritor que se encomienda al santo que pone bozales a los perros, hace la esquina como el personaje de una canción de Héctor Lavoe, un gato que camina en cámara lenta y se diluye en la sombra, conteniendo la respiración hasta el pie de la pared, dispuesto a esquivar picos de botellas y alambres de púas, como un acróbata de ese circo anónimo que es la noche. Entonces, sin darnos cuenta, se ha robado nuestra atención. Ese es Juan Álvarez, quien obtuvo, con su libro de cuentos Falsas alarmas, el reciente Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá, convocado por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT). La función primaria del escritor es contar historias, con la aspiración de que el lector se apasione con ellas; el resto es marketing. Los escritores aprenden a escribir leyendo cuentos, se amamantan con ellos, son el mapa de sus pasos iniciales, sus sentidos creativos se estimulan gracias a los cuentos. Luego, cuando los escritores han adquirido notoriedad, por su trabajo o por artificios extraliterarios, las editoriales exigen que nieguen su origen, es decir, que escriban novelas y no cuentos; en virtud de tendencias mercantiles que las mismas editoriales han contribuido a crear, al ser parte de un círculo vicioso de periodistas culturales, escritores, y por supuesto, editoriales: un círculo que gira gracias a las “infalibles” leyes del mercado, muchas de las cuales son en realidad prejuicios comerciales. De este círculo dantesco cultural, sale damnificado el cuento, el escritor, y sobre todo, el lector. Un fenómeno llamativo y revelador es el hecho de que un alto porcentaje de películas se están basando en cuentos, y no en novelas; porque encuentran en los cuentos la innovación y el riesgo creativo que ya no hallan en los nietos de Balzac. Dice Francis Ford Coppola: Un cuento corto y bueno es dos veces bueno, y si es corto pero malo sigue siendo bueno, porque no nos ha hecho perder el tiempo. A pesar de ese círculo vicioso (tal vez, gracias a él), el cuento en Colombia pasa por un momento excepcional, resultado de muchos años durante los cuales diversos escritores, con intereses distintos, han sido fieles al género de más tradición, continuidad y evolución en nuestra literatura latinoamericana. Los personajes del cuento de hoy no son esas medusas transparentes y gelatinosas, con fisonomías irreales o deformadas de atractivo inconstante, que hallamos en muchas novelas, y que las editoriales publicitan con la consigna de ser profundamente psicológicos o muy vitales. Además, la riqueza argumental de nuestros cuentos revela curiosidad, búsqueda, combinación: inconformismo creativo. Volviendo al caso particular de Juan Álvarez, sus cuentos no son una fría colección de costumbres, curiosidades o impresiones; son vigorosas unidades artísticas de interés sostenido y creciente. En ellos el lector percibe una sensibilidad cautivante, gracias a un lenguaje que ahonda en los actos. El autor ha sabido concebir unas ideas (tramas), darles progreso mediante escenificaciones, diálogos, introspecciones, observaciones, recuerdos, conjeturas; creando desenlaces en que el lector se reencuentra con algunos elementos expuestos desde el principio y en el desarrollo de las historias; generando al final una impresión emocional duradera, como el fantasma de la mano en un muñón. Leemos estos nueve cuentos, y gracias a la fluidez narrativa en el encadenamiento de los sucesos, nos hacemos una pregunta básica: ¿dónde están los eslabones narrativos? Todo cuento tiene un núcleo, que muchas veces es más de uno: una anécdota inusual o reveladora, un personaje pintoresco, una cierta mirada sobre un hecho corriente o insólito; en ese sentido, nuestro autor apela a su imaginación para infundir interés a situaciones y personajes que adquieren un relieve, una notoriedad imprevista. Tal vez el más memorable sea, precisamente, el último cuento del libro: “Una historia armada”, que condensa buena parte de la Historia colombiana del siglo XX. En los cuentos de este joven escritor (1978) llaman la atención las formas elegidas para encarnar las historias, la astucia de tahúr con que desliza los recursos narrativos, con perspicacia y sentido de las proporciones; integrándolas en el cuerpo de la historia, como cubos de hielo deshaciéndose entre la hierba de las circunstancias. Algunos de estos cuentos se parecen a esas preguntas que no tienen respuestas, y sin embargo, dos mil años después, seguimos formulándolas, porque hacerlo nos justifica. Las líneas de sus cuentos son como esas cuerdas de acero que en su conjunto sostienen un puente. Juan Álvarez es, por lo menos para quien escribe estas líneas, el escritor con el estilo más fascinante de nuestros días. Guido Tamayo nos dice en la revista Número: “El joven escritor de este libro evidencia, sin exhibición, un juicioso conocimiento del oficio. Posee pulso, riesgo, aprecio por la palabra, destreza en el manejo del idioma. Irriga una gran sinceridad a sus textos y aprecia a sus personajes. No los manipula. Los deja respirar y transpirar. Respeta sus desarrollos”. Juan Álvarez nació en la ciudad de Neiva (Colombia). Es bachiller del Liceo Juan Ramón Jiménez y miembro del Taller de Escritores de la Universidad Central, Teuc, en 1995. Estudió filosofía y una opción en literatura, en la Universidad de Los Andes. En agosto de 2002, y gracias a una beca de trabajo, viajó a la frontera mexicano-estadounidense para adelantar estudios de maestría en el programa bilingüe de creación literaria de la Universidad de Texas con sede en El Paso, Estados Unidos (donde fue asistente de cátedra, editor de la revista Rio Grande Review y miembro del consejo de redacción de la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea). Álvarez, en la actualidad, es colaborador de las revistas colombianas El Malpensante y Número. También ha publicado cuentos, entrevistas y ensayos en revistas peruanas, venezolanas y norteamericanas. En palabras del jurado del Premio Nacional de Cuento, compuesto por: Julio Paredes, Hugo Chaparro Valderrama y Camilo Jiménez: “En estos relatos, donde destaca el humor y la clara voluntad de contar una historia, su autor se arriesga a usar recursos estilísticos y técnicos que los dotan de un aire original. Sobresale en ellos, además, la búsqueda estética y el uso del lenguaje sin afectación como una manera de expresar opiniones políticas y posturas existenciales a través de la anécdota estructurada en clave de cuento”. —Cuéntenos su relación con la literatura, y el descubrimiento de su vocación narrativa. —Supongo que en principio nadie tiene una relación unívoca con la literatura. Es más, el recuerdo de esa relación puede variar dependiendo del color del día. En mi recuerdo de infancia la literatura se asocia a una serie de profesoras muy lindas y muy inteligentes y muy sensibles, señoras y señoritas a carta cabal, figuras dominantes, si queremos ponerlo en términos de poder, por lo que no descartaría la posibilidad de que mi vocación haya nacido como un esfuerzo por ser consentido o atendido o, digámoslo de una vez, ser estimulado por semejantes mujeres. —Lo audiovisual y lo musical tienen en sus cuentos una participación medida y dosificada, casi de sólo referencia; sin caer en el cultismo de imaginarios. ¿Qué reflexiones se hace ante la inevitable influencia de estos canales artísticos en su naciente obra? —En principio el ejercicio de la escritura siempre tiene los vicios de un ejercicio controlado. Uno mide, elige, transforma. Hace, como bien señalas, el esfuerzo de no caer en efectismos que no le interesen o, en su defecto, exagera hasta alcanzar dichos cultismos de imaginarios, todo dependiendo del efecto buscado o de las líneas que una historia exige. Ahora, digo “en principio” porque, y sería una torpeza no aceptarlo, debe existir también una suerte de condicionamientos culturales que operan en un cierto nivel de inconsciencia, y a eso, creo, es que usted se refiere cuando asocia los elementos musicales o audiovisuales con la idea de “inevitables influencias”. En cualquier caso, más allá de lo que podríamos llamar referencias iconográficas generacionales (lo que no es más que una masa informe carente de significado por sí misma), el motivo de reflexión tendría que ser, creo, la posibilidad de que, efectivamente, la presencia de nuevos productos de consumo cultural implique, a su vez, el génesis de nuevos esquemas mentales o sensoriales. Esto, por supuesto, son arenas movedizas ante las que yo prefiero oprimir el botón de salto combinado con el de aceleración para así pasar volando. —En sus cuentos hay referencias a lugares, personajes y símbolos propios de la cultura colombiana y global. Cómo se propuso manejar estos aspectos en sus cuentos, o qué actitud tiene frente al uso de estos elementos en su literatura. —Buena parte de mi actitud frente al uso de referencias culturales quedó resumida en la respuesta anterior. Ahora, si tengo que decir algo más, sería lo siguiente: mi principal problema a la hora de usar una referencia para caracterizar un personaje o para darle color a una situación o a una escena o para darle músculo a una acción, es que soy, comparado con mis amigos, un absoluto ignorante de la cultura popular colombiana e internacional. Digamos que sé quiénes son los reyes, es decir, sé quiénes son Michael Jackson, Diomedes Díaz, tipos como Joe Arroyo. O las reinas, a quienes no vamos a listar para no ofender a nadie. Esta ignorancia me conduce a dos cosas. Por un lado, a estar atento al conocimiento de mis amigos, lo que siempre resulta provechoso; pero sobre todo, me conduce a tener que investigar a la hora de elegir el uso de una de estas referencias. Parece poca cosa, pero no crea, no lo es. Por lo general, si uno es un conocedor profundo (y con profundo quiero decir enfermizo), digamos, de la cultura grunge, va a querer hacer uso permanente de eso que uno en su soledad considera una mina de oro; va a querer listar discos, músicos, lugares especiales donde se realizaron conciertos a partir de los cuales la cultura grunge no fue la misma. Va a querer demostrarle al mundo que sus caminatas por la ciudad de Seattle no fueron en vano y, en fin, puede llegar a ser empalagoso, puede llegar a correr el riesgo de que todas las historias que cuente suenen a grunge. Y como usted bien sabe, mi querido poeta Junieles, pocos pecados en la literatura como el de volverse empalagoso. —Hay un tono agridulce en el narrador-personaje de algunos de sus cuentos, que hace sentir a los lectores como si esa voz leída fuera también la suya, es decir, parece que —sin proponérselo— usted sirviera de portavoz a una generación. —“Servir de portavoz a una generación” parece una causa más pedante que noble, como si la generación en sí misma no pudiera decir lo que tiene que decir y necesitara de unas muletas expresadas en literatura para hacerlo. De todos modos, la noción de generación no deja de ser atractiva. Ahora, ¿qué es exactamente una generación? ¿Cómo juega dentro de esta idea de límite en el tiempo la variable de clase social? ¿O nos van a tratar de engañar diciéndonos que las categorías de clase no tienen sentido ya? Ahí, por ejemplo, uno siente una suerte de choque de trenes cuyos vagones bien podrían ir marcados con banderas generacionales. Igual, puede estar pasando también que los vagones han sido enviados por el mismo potentado para confundirnos, a jóvenes y a viejos, a los de una generación y a los de otra, veo los trenes venir como antagonistas y resulta que ambos están asegurados por la misma compañía; el choque es un montaje y los enemigos, por supuesto, no van montados en ninguno de los dos, ellos miran a la distancia y probablemente se burlan, dicen, “ah con estos jóvenes”, pero también dicen, seguro, “ah con estos viejos”. ¿Y sabe por qué? Yo no lo sé, pero intuyo que tiene que ver con un negocio. Tener generaciones es un excelente negocio. Inventarlas, quiero decir, o que le pregunten al muchacho este del stand up comedy, el del DVD más vendido de la historia de Colombia (reconocida, por supuesto, por su largo historial de ventas de DVD), que tienen montada toda su onda graciosa sobre unas supuestas diferencias generacionales que, si uno mira con lupa, en realidad son diferencias de clase. —El escritor norteamericano John Cheever tiene en su haber un hermoso relato: “Adiós, hermano mío”. Uno de sus cuentos, “Nunca te quise dar en la jeta, Javier”, logra, al igual que el de Cheever, instalarnos en el alma del personaje, sus juicios y elecciones, creando una complicidad. ¿Es intuitiva o razonada la concepción de sus tramas y personajes? —Me atrevo a decir que son razonadas. Tanto las tramas como los personajes, aunque de acá en adelante, en lo que resta de esta respuesta, voy a hablar sólo de las tramas, por puro capricho. Así pues, comienzan de manera razonada. Se las va trabajando hasta que, en algún momento, una luz, que en términos de las categorías que usted plantea bien podríamos equiparar a una intuición, aparece y redondea. También pasa, en una cantidad alarmantemente alta de veces, que la luz se alcanza como se alcanzaba el fuego en la prehistoria: a punta de golpes entre dos superficies. Hay gente que considera estos golpes una expresión de la razón y gente que los considera prueba fehaciente de la barbaridad. Ya ve, siempre estaremos en problemas. —¿Qué autores considera importantes en el descubrimiento, elección o formación de su estilo? ¿Qué relaciones ha tenido, como lector, con alguno de esos autores? —Los autores son tan los mismos de siempre que me avergonzaría listarlos. Y la relación, justamente, se sintetiza en el sujeto de acción: lector, leerlos, releerlos, no mucho más que eso. —¿Cuál es su perspectiva del paisaje literario colombiano: escritores, tendencias y estilos? —Ah, qué pregunta infinita esta. Para responderla a cabalidad necesitaríamos mucho más que espacio y papel. Para no ir a cansar a nadie, se me ocurre decir dos cosas. Por un lado, que Fernando Vallejo y Germán Espinosa y un puñado de poetas vivos cuyos nombre todos sabemos, son los faros activos que lo iluminan todo (esto, desde luego, lo puedo demostrar). Y la segunda, son unos versos aparentemente de Nicanor Parra que yo he buscado pero que no he encontrado y que leí citados por Bolaño en una conferencia en donde éste se burla de una de esas discusiones nacionalistas que bien podrían haber comenzado con una pregunta como esta que me propones. Total, que los versos dicen así: “Los cuatro grandes poetas de Chile / Son tres / Alonso de Ercilla y Rubén Darío”. —¿Cuál es su mirada del conflicto colombiano? En su opinión, ¿el creador debe inmiscuirse como crítico o marginarse de esta realidad social y concentrarse en sus búsquedas personales? —Me niego a responder a este problema porque estoy convencido de que se trata de un falso problema. Con esto no quiero decir que uno no pueda elaborar sobre problemas falsos, de hecho, es todo un arte, un arte dignamente representado, por ejemplo, por tipos como Borges. En realidad, si se trata de hablar del conflicto colombiano, signifique lo que signifique semejante categoría, lo que tendríamos que poner en el asador es nuestra conciencia como ciudadanos. Que seamos o no “creadores” es irrelevante, tan irrelevante como una mosca en medio de la jungla. ** John J. Junieles johnjairojunieles@yahoo.com Escritor colombiano (Sincé, Sucre, 1970). Es periodista, guionista e investigador de temas literarios. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Cartagena, y cursos de Periodismo en la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano. Ha publicado Hombres solos en la fila del cine (novela); El temblor del kamikaze (cuentos), Canciones de un barrio en la frontera (poesía), Temeré por mí al final de estas líneas (prosa poética) y Papeles para iniciar el fuego (poesía). Nominado al Premio Rolex Mentor de Suiza (2003), Premio Nacional de Literatura Ciudad de Bogotá (2002) y ganador de la Beca Nacional de Novela del Ministerio de Cultura (2002). Textos y reflexiones suyos pueden leerse en su weblog (http://johnjairojunieles.blogspot.com) o en su página web (http://espanol.geocities.com/johnjairojunieles/John_Junieles.htm). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === La literatura frente a los nuevos lenguajes de la mundialización ====== === Paula Winkler ========================================================= En las teorías de la Comunicación y la Semiótica es común analizar la superficie de los discursos, sin valorar sus diferencias de fondo. Respecto del cine, por ejemplo, son comunes los estudios sobre el montaje, los elementos narrativos y la fotografía, de suerte que el medio tiene al fin más prosodia que el mensaje. El medio es el masaje/mensaje —decía McLuhan. Es que, como reconoció Epstein, todo arte construye su ciudad prohibida. Me gustaría tratar, sin embargo, las consecuencias de otros modos de abordaje cultural del cine como del texto literario: intentar hablar hoy de literatura sería para mí poner en crisis su concepción estética e instalarla en el justo lugar bajtiniano de resistencia a la tecnología, que no pudieron obviar otras áreas del arte, incluso el cine. La literatura —subjetividad afectiva, subjetividad interpretativa, modalizante o axiológica— siempre sostenida en un proceso comunicativo, no posee empero la pretensión de eficacia de los nuevos lenguajes de la mundialización, como la publicidad —matriz comunicadora— que ha llegado a meter baza hasta en el cine, con su manía del product placement —modo elegante de ocultar el financiamiento de realización de una película. Si esto no es entrecruzar mensajes, poco le falta al cine, por lo menos al masivo, que llena salas. De momento, las páginas de un libro no llevan el emblema de ningún anuncio publicitario —aunque ya se cocinan ideas sobre el tema, e incluso ha habido experiencias, como la de escritores alemanes difundidos en marquillas de cigarrillos mediante relatos breves. La literatura se viene salvando de la mundialización y, como práctica social, mantiene, a mi juicio, su posibilidad más interesante: quebrar o superar el orden simbólico, en lugar de duplicarlo. Si bien todo es cuestión de perspectiva, entre el esteticismo académico y la energía del jorobado de Arlt o la puesta en escena de una Jelinek que prefiere hablar de Viena a través de unos excluidos perversos, yo prefiero esta energía. Si la vida es una eterna milonga, me pregunto por qué no meter las manos en lo no paradigmático y animarse a hablar desde lo soterrado. Eso puede hacer todavía la literatura. Ahí estriba su grandeza. La gran aliada de la mundialización, la publicidad, se ha encargado ya, en forma harto suficiente, de imponernos una nueva estética del deseo: una belleza estable, por eso mil veces antihumana. En definitiva, nos vemos expuestos a la retórica del que no sufre, peculiar modo de evitar la muerte, pero —no nos engañemos— con remisión desvergonzada a thanatos. Los que transitamos o leemos las Letras preferimos a eros. Como no nos desvela el copyright y no tenemos la pesadilla de producir con el celuloide, que se ha llevado varias vidas e hipotecado casas de cineastas, podemos todavía doblegar el malsano mensaje de lo perfecto mediante la retórica del llanto, como aquella sor Juana de la Cruz que buscaba a Cristo llorando. El gran problema del cine, como la literatura, fue siempre su capacidad para poner patas para arriba todo nuestro universo simbólico. Es razonable, entonces, que se haya visto invadido por la presión de la publicidad y el mercadeo. Hacer cine es caro, y hablo aun del cine que no adhiere a Hollywood, cada vez más difícil de sostenerse. Como dijera Baudrillard en Pantalla total (Barcelona: Anagrama, 2000), la mundialización aspira a la mayor eficacia comunicativa, el cine se puede dar el lujo de darle la espalda. Pero el cine, hoy, salvo respetadísimas excepciones, es un cine videoclipero o de mensaje clonado, que logró desplazar a aquel cine de autor de los años sesenta del siglo que pasó, escasamente mantenido en países como Argentina, China, etc., o con directores como Wim Wenders, por dar algunos ejemplos. Se rompió, nos guste o no, toda posibilidad de narratividad autónoma. La lectura de Fernando de Felipe en “La sombra de una d(e)uda: publicitarios y cineastas”, de la revista Trípodos (Facultat de Ciències de la Comunicació Blanquerna Barcelona, 2006, p. 95 y s.s.), es ilustrativa sobre el punto. La literatura, extraña y maravillosamente, conserva las mañas de la poiesis griega, creatividad pura. Por eso yo le respondería al Lessing del siglo XVIIII y de sus Briefe die neueste Literatur betreffend que no se ocupara de la cualidad estética, pues hoy necesitamos un lenguaje que supere estéticas diseñadas. Es que la literatura, aun de la indigencia y fuera del copyright, continúa asegurando fuerza y creando nuevos órdenes de significación al no sustentarse en la eficacia. ** Paula Winkler paula_winkler@fibertel.com.ar Escritora argentina (Buenos Aires). Doctora en derecho y ciencias sociales y magíster en ciencias de la comunicación. Ensayista y cuentista, ha publicado el libro de cuentos Los muros, la nouvelle Cartas escritas en silencio para el viento y el libro-objeto Cuentos perversos y Poemas desesperados, además del ensayo El discurso argentino de la mentira, del cual es coautora. Ha recibido el premio Jorge Luis Borges de la Fundación Givré (1989), el premio publicación categoría cuento de Ediciones Nuevo Espacio (2003), y el mismo premio en la categoría cuento breve (2005). Textos suyos han aparecido en revistas como Híbrido Literario, El Escribidor, Letras (Buenos Aires), Everba (Universidad de Berkeley), Turia (Aragón, España), Hontanar-Cervantes, (Meulbourne, Australia), Brújula Compass (Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York), y en la revista del Lake Forest College, (Departamento de Literatura y Lenguas Extranjeras de Chicago). Su cuento "Esperando instrucciones" ha sido traducido al alemán por la escritora y traductora Lilith Tetzner. === Pedro Henríquez Ureña y el Dasein latinoamericano ===================== === La Modernidad que funda y la que deglute Alejandro Cardozo ======= I “Nuestra vida espiritual tiene derecho a sus dos fuentes, la española y la indígena... pero las fuentes no son el río. El río es nuestra vida”. Pedro Henríquez Ureña “Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre una verdad que puede ser de una importancia vital. Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del Norte, que más bien es un compuesto de África y América, que una emanación de la Europa (...). Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en sangre, son extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epidermis; esta desemejanza trae un reato de la mayor trascendencia”. Simón Bolívar, Angostura 1819. “Dijo un poeta del Pinar (1) que éramos, o empezábamos a ser, en el momento en que nos contábamos y anotábamos cuántos habíamos en la noche, y cuántos habríamos al amanecer. Antes de ese momento no éramos nada a pesar de existir. Empezábamos a ser en el instante que nos mirábamos unos a otros para cualquier fin; pagar las cuentas de la noche, sacar número de necesidades y gustos para el almuerzo, y, muy importante, estar al tanto de cuántos seguirían la caravana baquiana. A partir del primero que sacó una hoja, encontró un lápiz y anotó tantos nombres y tantos números con alguna finalidad, fuimos, y fuimos por siempre”. AECU, Temerario, 2006. “Sólo la Antropofagia nos une. Socialmente. Económicamente. [Filosóficamente. Única ley del mundo. Expresión enmascarada de todos los [individualismos, de todos los colectivismos. De todas las [religiones. De todos los tratados de paz. Tupi, or not tupi, that is the question. Contra todas las catequesis. Y contra la madre de los Gracos. Sólo me interesa lo que no es mío. Ley del hombre. Ley del [antropófago”. Oswald Andrade, Manifiesto Antropófago, 1928. Los grandes seres construyen donde se debe hacer, y hacen donde se construyó. Empero, lo importante es saber cuándo, cómo, dónde y para qué construir. Entender la finalidad de una edificación ontológica como instrumento de emancipación y auto-comprensión para la liberación es aun superior, y lograrlo es el pináculo de la suma de todos los propósitos que llevan esa dirección, esa intención. Henríquez Ureña, nos dice Mariaca (2), busca la independencia intelectual latinoamericana a través de la vista adentro del proceso de creación literaria latinoamericano, que intenta emanciparse, en cierta medida, a través de las diferencias con el cíclope europeo, y en gran medida al través de la mirada omphálica de su propia creación, visión no etnocéntrica pero sí de salvaguarda de un colonialismo interno obstaculizador aunado a una suerte de despotismo ilustrado de nuevo cuño. Henríquez Ureña tiene una clarividencia prodigiosa al momento que se propone una elaboración del problema relativo al sentido del ser latinoamericano cruzando su tesis americanista (gracias a una visión diferente de la literatura latinoamericana, con un objetivo diferente, no tomando especificidades regionales, sino un todo) para llegar a un andamiaje propio y puro: “Para plantear de manera explícita, en toda su transparencia, el problema del Ser (...) es necesario poner en claro las maneras de penetrar en el ser, de comprender y de poseer conceptualmente su sentido, así como la dilucidación de la posibilidad de una correcta elección del ente ejemplar y la indicación de la auténtica vía de acceso a dicho ente. Penetración, comprensión, dilucidación, elección y acceso son momentos constitutivos del buscar y, al mismo tiempo, modos de ser de un ente determinado, precisamente de aquel ente que ya somos, nosotros, los que buscamos” (3). Pedro Henríquez Ureña no sólo plantea una cruzada analítica inmersa únicamente en los caminos de bosque, o mejor dicho, sólo para los caminos de bosque; es decir, el problema de la búsqueda del ser en Henríquez Ureña no se suscribe solamente a la cuestión de la literatura latinoamericana y una cronología histórico-etapista, ni a una historiografía de la creación literaria latinoamericana, no, de ninguna manera; él va más allá, pues a través de la literatura (la fundación del Canon, la crítica literaria) intenta encontrar un problema de subsistencia ontológico (de cara a Europa), la cuestión del ethos, de la originalidad que nos diferencia y libra, y un asunto del arqué, de los orígenes, pero, no de una sola fuente primigenia irreal y hasta chovinista, enmarcada en una falsa identidad precolombina (porque sería simplemente ilusorio), se trata concretamente de los orígenes de diferencias y originalidades propias producto de un siglo XIX vertiginoso y telúrico en lo social y político, que representa ruptura y construcción, aniquilación y supervivencia para una construcción espiritual basada en nuestras circunstancias (léase lo más orteguiano posible) genésicas; América Latina es América Latina y sus circunstancias. Obviamente, este americanismo literario es la forma más expedita y nomotética de llegar al punto que se busca, la construcción que se quiere, en palabras de Heidegger “una elaboración del problema del ser significa: el hacerse transparente de un ente, poner al que se busca en su ser” (4). Henríquez Ureña deja en evidencia que el ser latinoamericano está ahí, el ser latinoamericano como una enorme construcción social, literaria, artística y política está ahí, y eso, así como es, puede ser obra de él, no por sus manos ordenadoras, pero sí por su lectura de una tragedia histórica y cultural y su desesperación existencial de que todo aquello no exista sólo por el hecho de que no está sistematizado, pensado, articulado para ciertos propósitos (siempre virtuosos, loables). Pedro Henríquez Ureña logra la construcción de una historia cultural latinoamericana (5) palmo a palmo, no permitiéndose dejar huecos. Desde su capítulo primero, “El descubrimiento del nuevo mundo en la imaginación europea”, donde se imprime en el lenguaje magnífico y erudito, la desesperada diferencia de esta tierra nueva y de gracia con la vieja Europa. Un párrafo majestuoso y temprano: “En una época de duda y esperanza, cuando la independencia política aún no se había logrado por completo, los pueblos de la América hispánica se declararon intelectualmente mayores de edad, volvieron los ojos a su propia vida y se lanzaron en busca de su propia expresión. Nuestra poesía, nuestra literatura, habían de reflejar con voz auténtica nuestra propia personalidad. Europa era vieja; aquí había una vida nueva, un nuevo mundo para la libertad, para la iniciativa y la canción. Tales eran la intención y el significado de la gran oda, la primera de las Silvas americanas, que Andrés Bello publicó en 1823. Bello no era un improvisador, un advenedizo del romanticismo; era un sabio, un gran gramático, traductor de Horacio y de Plauto, explorador adelantado en las selvas todavía vírgenes de la literatura medieval. Su programa de independencia nació en una meditación cuidadosa y un trabajo asiduo. Desde entonces, nuestros poetas y escritores han seguido en la búsqueda, acompañados, en años recientes, por músicos, arquitectos y pintores” (6). Este apartado es un estudio minucioso y hermoso de los escritos de Colón como el Diario, del Dr. Johnson Carta del Descubrimiento y de Las Casas Diario del descubrimiento, con una erudición impresionante donde hace referencias a unas cartas de Charles Eliot Norton, a las diversas traducciones que se le hicieron al Diario por el catalán Leandro de Cosco, estudios a las ediciones críticas de Menéndez y Pelayo, Cesare de Lollis, comentarios comparados de las descripciones de flora y fauna de Pedro Mártir, De Orbe Novo y hasta Humboldt. El trabajo histórico-analítico y crítico literario continúa. El capítulo segundo ya sigue con un estudio del período temprano de la colonia, “La creación de una nueva sociedad [1492-1600]”. Este capítulo es un magistral toque de historia pura, inclusive involucrando la parte lusitana del período, costumbre escasa entre los más respetados historiadores de la época. El capítulo tercero abarca los años 1600 a 1800, “El florecimiento del mundo colonial”, la etapa media-final del proceso. Igual, Pedro Henríquez Ureña hace del libro una médula impermeable de detalles y manejo de todo. Es una construcción histórico-literaria sin precedentes: la edificación de un maderamen histórico-cultural impermeable de cualquier detalle, para lograr desde ahí, la construcción de la cuestión americana, del americanismo literario... el carácter original de los pueblos [americanos] viene de su fondo natural, de su energía nativa (7)... nuestros perfiles espirituales. Está de más dejar claro que el libro ut supra se sigue llevando periodo a periodo, etapa a etapa, proceso a proceso, con el mismo rigor hasta mediados de la década de los años cuarenta. Retomando un poco, Pedro Henríquez Ureña coloca a Latinoamérica y su historia cultural como un ente único, compacto, que se plantea la demanda acerca de su sentido del ser: su trabajo, su formulación independiente de todo lo demás, de los precedentes, de otro canon ajeno, le permite a Pedro Henríquez Ureña determinar un sujeto de esta cultura autónoma, un sujeto producto de la creación libre de esta cultura emancipada: un sujeto resultado exclusivamente de las circunstancias integrales de América Latina: unos muchachos huérfanos en un bodegón de La Habana, el indio vilipendiado y reflexivo de su condición histórica, el pobre iletrado, campesino y levantisco, el latifundista que busca sexo en la aldea dentro de su hacienda, la criolla ultrajada por una fila militar barbárica de Boves, un Ariel, el maíz altivo de Bello, etcétera. II Fase siguiente: de una expresión a un intelectual; de la expresión americana, al intelectual americano: la trascendencia establece el objetivo, la propuesta o el boceto de un mundo, eso es concretamente un acto de libertad, y, en términos netamente heideggerianos, es la libertad propiamente... la posibilidad, además, de crear la tradición intelectual moderna, donde los intelectuales sean aquellos llamados a formar al sujeto latinoamericano, la cuestión del origen (ahora, aquí) arqué, y del ethos latinoamericano: el carácter o la ”identidad”. En pocas palabras, la tradición intelectual moderna gesta al intelectual latinoamericano que a su vez llevará a término un sujeto producto de este proceso salvador y regenerador por medio de un sistema entronizado con ese propósito moderno de educar a los pueblos. Este proceso de educación será en términos masivos y dentro del Canon. Habrá entonces una “identidad” cultural regional, lo que preferiríamos llamar el ethos latinoamericano. “El hombre es aquel ente que se interroga acerca del sentido del ser. El hombre no puede verse reducido a puro objeto, a simple ‘estar presente’. El modo de ser el hombre es la existencia. La existencia es ‘poder ser’. Sin embargo, ‘poder ser’ significa proyectar. Por lo tanto, la existencia es esencialmente trascendencia, identificada por Heidegger con el ir más allá de uno mismo. De este modo, para Heidegger la trascendencia no es uno más entre los muchos comportamientos posibles del hombre, sino su constitución fundamental: el hombre es proyecto, y las cosas del mundo son originariamente utensilios en función del proyecto humano. Todo esto nos lleva a exponer aquel rasgo fundamental del hombre, que Heidegger denomina ‘el estar en el mundo’” (8). En esta parte entrarían en conflicto dos tesis operativas. Para dar alcance a todo aquello, cuál sería finalmente la raíz fundamental de la cultura latinoamericana. A lo largo del libro de Mariaca esta situación se plantea pero puesta en los ojos de los diferentes autores-fundadores del Canon. Sin embargo, pese al criterio tan constreñido del autor (que no incluye a Mario Briceño-Iragorry, ni a Mario Picón Salas, ni a Blanco Fombona, ni a Borges), hay cierto aire de búsqueda dialéctica en el problema ontológico de lo latinoamericano. Una solución desesperada, poética y arrebatada sería aquella premisa de raptar y deglutir todo aquello que supuestamente es parte del arqué, pero al mismo tiempo aniquila el Ethos, y viceversa. Dentro de las grandes exclusiones de Guillermo Mariaca está la de Oswald Andrade, portador de un discurso modernista, dadaísta, cubista y surrealista que sugiere en lugar de una canónica voluntad bautismal de cara al dilema de nuestros derechos a la fuente ontológica —¿a cuál al fin?— occidental o auto generada en la invención del Orbe Novo, una voraz comilona del maderamen importado para usarlo y rehacer todo cuanto importemos. Podemos estar en el mundo (in der Welt sein), diría el maestro Heidegger, en un acto existencial, empero, al mismo tiempo, es también estar con los otros (mit-sein); en pocas palabras podemos cometer antropofagia, y aquella vida espiritual con derecho a las fuentes india, española y mestiza se colmará también después de un acto de rapto y deglución del canon ajeno para transformarlo camino a la trascendencia. No hay ruptura entre un americanismo forjado por la invención (y acatamiento) del Canon luego de cometer la antropofagia. La “hazaña modernizante” se complementa con la antropofagia que redime el hecho de una tragedia vislumbrada hace casi doscientos años por un gran antropófago: “Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del Norte, que más bien es un compuesto de África y América, que una emanación de la Europa (...). Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos...” (9). Una tragedia ontológica que implicó, en un momento, el riesgo mismo de la existencia, del poder ser. La libertad intelectual se lograría, como dijo Pedro Henríquez Ureña, por medio de la creación del sujeto gracias al intelectual latinoamericano que sistematiza todo para llegar a la “Utopía”, sin embargo la trascendencia sólo será viable en la originalidad y en la audacia, en la irreverencia y en los asaltos a la razón occidental, la única, que además, se puede tropicalizar y transformar. Finalmente, esta lectura entre Pedro Henríquez Ureña, Martín Heidegger y Oswald Andrade, tal vez azuzada por las ganas de escribir sobre seres queridos, deja ver decenas de hilos que han quedado sueltos en el telar de la literatura como malla de lo ontológico, del ethos y el arqué en Latinoamérica. Empero, queda decir que de los grandes espacios del hombre y la sociedad, es la literatura la que mejor tapa los huecos de América Latina. Baches enormes que la economía no ha podido remendar, mucho menos la política; la literatura sin tanta algarabía remienda. La voz más cercana a la verdad es la del poeta, como dice Heidegger “los poetas y los pensadores son los guardianes de esta morada”, queda por parte de los vates y escritores asaltar original y audazmente el arca de Occidente —donde somos en gran medida acreedores y deudores— y cometer todos los días antropofagia a ver cuándo creamos un sujeto a partir de la vivencia literaria e intelectual de esta tierra. El Canon existe por enormes y ciclópeos “hombres de pluma en mano” donde la trascendencia fue sólo un experimento escritural más. Notas 1. Caserío a orilla de la carretera Panamericana, entre el Zulia, Trujillo y Mérida, en donde más de una vez ha salido de sus tantos lupanares y bares, algún buen poeta-filósofo, bucólico y magnífico. 2. Guillermo Mariaca Iturri. El poder de la palabra. Ensayos sobre la modernidad de la crítica literaria hispanoamericana. Casa de las Américas-Universidad Mayor de San Andrés. [La Habana-La Paz], 1993. 3. Martin Heidegger. Ser y Tiempo. México D.F.: Fondo de Cultura Económica. 1986. 4. Heidegger. Op. cit. 5. Nótese como P.H.U., en la Introducción a Las corrientes literarias en la América Hispánica, diferencia los términos geo-humanos América Hispánica y América Latina, dejando clara su preferencia por el uso de América Latina, “...nombre que me parece más satisfactorio”. Aunque el título mismo de la obra no permite cerrar el espacio por razones obvias. 6. Pedro Henríquez Ureña. Las corrientes literarias en la América Hispánica. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1945. 7. P.H.U. citado por Mariaca, Op. cit. 8. Giovanni Reale y Dario Antiser. Historia del pensamiento filosófico y científico. Del romanticismo hasta hoy III. Barcelona (España): Herder. 2002. 9. Simón Bolívar. Doctrina del Libertador. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1985. Bibliografía • Giovanni Reale y Dario Antiser. Historia del pensamiento filosófico y científico. Del romanticismo hasta hoy III. Barcelona (España): Herder. 2002. • Guillermo Mariaca Iturri. El poder de la palabra. Ensayos sobre la modernidad de la crítica literaria hispanoamericana. Casa de las Américas-Universidad Mayor de San Andrés. [La Habana-La Paz], 1993. • Martin Heidegger. Ser y Tiempo. México D.F.: Fondo de Cultura Económica. 1986. • Simón Bolívar. Doctrina del Libertador. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1985. • Pedro Henríquez Ureña. Las corrientes literarias en la América Hispánica. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1945. Bibliografía digital • Lygia Clark. Serafín Ponte grande, como producto de la estética antropófaga de Oswald de Andrade. “Alida Toledo. Cien veces una”. http://bama.ua.edu/~atoledo/veintiseis.html. ** Alejandro Cardozo cardozouzcategui@gmail.com Investigador venezolano (Mérida). Historiador y politólogo egresado de la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve). Reside en Caracas. Textos suyos han aparecido en la Revista Nacional de Cultura, así como en las publicaciones Principia y Archipiélago y en distintos periódicos regionales como Frontera y Maturín. Dirigió la revista política universitaria Veritas en su primera edición. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Marcia Reverón *** Superstición Jorge A. Hernández R. *** Tres textos C. A. Campos *** Días sin sombra Ana María Fuster Lavín *** Oficio del Imaginaria (extractos) Guillermo Aldaya *** Tres cuentos Armando Romero *** Soy moro (extractos) Mohamed Chekrad *** Teníamos los ojos tan bellos Sergio Llorens *** Poemas Niddy Calderón Plaza *** Turismo macabro Yago Quiñones *** Anfitriona de mi infancia Eliana Segura Vega *** Sueño MOR Angélica López Gándara *** La noche del odio Miguel de Asén *** Personajes de mis sueños Ruth Pérez Aguirre *** Poemas María Rumaja Córdova *** Al fin juntos David Moñino Bermejo === Poemas Marcia Reverón ============================================ *** medito bajo este sol radiante doy media vuelta y retrocedo sobre mis huellas intuyo y recapacito leo mis viejos poemas uno por uno medito bajo este sol radiante palpitante esperanzas llenas de imágenes y piel todo tan claro hoy con una mirada nueva gracias a la búsqueda de ayer se alza desnuda mi pena conmovida como una rosa blanca en el vuelo de este viento de abril *** fosforeces en mí caes de repente ante mis ojos como una tentación y me seduces has desatado mi noche —sin duda eres rey— hoy soy una caricia de extremo a extremo de la hoja hoy sólo caminos certeros y riachuelos embriagan mi apetito rincón de sueños donde todo se alarga mi poema se abraza a tu cuerpo estamos tan cerca fosforeces en mí *** los abrazos de la noche los abrazos de la noche enamoran son secretos absolutos silentes sagrados son noche entera no hay voces las estrellas parpadean son un destello en la penumbra *** lo indescifrable esta noche hay luna llena esta noche sí esta noche lo indescifrable lo oculto el abrigo el fuego la tierra esta noche el laberinto esta noche yo mujer *** como la noche estoy oculta en ti me sostengo frágil sólo son excusas sentimientos cruzan palabras para detenerlas tú allí como una invocación el mar dentro de mí convulso alto encrespado vasto insaciable golpeando trato de expresar lo inexpresable ese amor tan sonoro tan intenso como un violín sonando mi mano alargándose para asirlo como una ráfaga se me esfuma en mi río todo fluye se alza me inunda secreta armonía cuando me hablas lo femenino irrumpe sí... yo luna yo mujer me hablas tan poco sin embargo estás cerca como la noche estoy oculta en ti ** Marcia Reverón marciareveron@gmail.com Artista plástica venezolana (Maracay, Aragua, 1951). Ha publicado el poemario Hasta el azar (2006). Textos suyos han sido publicados en la revista cultural digital Margen Cero (http://www.margencero.com) y en la antología Voces nuevas (Editorial Torremozas, Madrid, España, 2004). === Superstición Jorge A. Hernández R. =============================== ...de la causa 1063/0669. Archivo de casos no resueltos. Tribunal Eclesiástico. Provincia Lenca. Virreynato Maya. Nva. España. Vigésimo noveno día. Ultimo año. Segundo milenio del Señor. Querida Andrea: Soy Séptimus. Vivo con mi familia en una mansión construida por mis antepasados, quienes llegaron a América a principios de la Colonia, donde noche tras noche aúlla el viento y gimen los muertos. Es grande; estilo gótico. Las paredes están pintadas de blanco hueso y tiene muchos corredores, cuartos y pasillos. Yace enclavada junto al cementerio del pueblo. Forma parte de una hacienda de cientos de hectáreas donde antaño había oro, plata, carbón, gas en estado natural y otros minerales cuyo nombre desconozco. Soy el séptimo hijo del séptimo hijo del séptimo hijo de una familia que cree en todo, incluso en el amor. Nací a los siete minutos de la séptima hora del día siete del séptimo mes de un año cuyas últimas dos cifras son un múltiplo de siete. Pero no debo a ello mi nombre. Tiene que ver más bien con la tradición supersticiosa de mis antecesores. Creen que el séptimo hijo de la familia nace con poderes especiales. —Cura por medio del tacto, tiene doble vista y predice el futuro —argumentan convencidos. No tengo poderes especiales, ni cosa que se le parezca. Sin embargo, llegué al mundo con los pies hacia delante, sin más cobijo que el manto, luego de que lloré en el vientre de mi madre, y la llamé por su nombre y apellido en el momento en que nací. Puedo también hablar con los muertos. A través de ellos me enteré de que mi padre iba a morir. Especificaron el día y la hora; lo que no dijeron es que ocurriría de manera tan estúpida. Murió por un mal trago en la epidemia metílica que acabó con cientos de inocentes en menos de dos semanas. Contrario a lo que creíamos, con su deceso nuestros problemas apenas comenzaban. Aún lo llorábamos cuando nos dejó la abuela. Se marchó un domingo al atardecer sin decirnos que se iba. La encontramos tirada sobre la cama con los brazos en cruz y una mirada apacible en el rostro. De lejos parecía como si durmiera profundamente; como si tuviera un sueño hermoso del cual no quisiera despertar. Aunque la bautizaron cuando pequeña, y su cadáver no mostraba signo alguno de violencia, la ignorancia ancestral pudo más que la ciencia médica. —Murió porque, el día del entierro, al hijo lo sacaron de la casa con la cabeza hacia adelante —fue el veredicto de todos. No obstante, pese a que en ese momento comenzaron los exorcismos, los sucesos acaecidos días después contradijeron las expectativas. Falleció mi madre. Nunca supimos la causa. Más tarde alguien dijo que siete noches antes, cuando cantó una Aurora, ella no se santiguó. Por demás inevitable, al par que creció el número de muertos aumentaron las habladurías. En busca de una explicación racional a la trágica racha que nos asolaba, la gente del pueblo inventó cada cosa. Las comadronas atestiguaron que la vieron bostezar sin taparse la boca; que asistió al entierro de mi padre y de mi abuela sin vestirse de negro y cubrirse la cara; que colocaba de manera descuidada sus zapatos sobre la mesa del comedor; que puso la Palabra de Dios en el mismo banco donde se sentaba a tejer cubiertas para almohadas; que cuando servía unos tamales durante el funeral de mi padre, el cuchillo la señaló a ella; y lo más serio aun, que el día de su muerte, mientras encendía el fuego, la lumbre proyectó su sombra sin cabeza sobre la pared de la cocina y no se exorcizó. Con su partida también creció el temor. Mi hermana mayor, quien nació un veintinueve de febrero y pensaba casarse en el Día de los Muertos, pospuso su boda, y, desolada porque había de esperar por otro año bisiesto, dejó la casa una mañana. Fue su perdición. En cuanto salió a la calle, los relojes de dos iglesias del pueblo anunciaron la hora, simultáneamente. Falleció junto a su novio tres semanas después. La explicación lógica que dieron a su muerte fue la falla en el rodaje del coche en que viajaban. A todos, incluido el sacerdote, convenció la diatriba. Respecto de mí, quién sabe. En cuanto ella faltó pasé de la tristeza a la desolación. Los segundos se trocaron en minutos, los minutos en horas, las horas en días, los días en meses, los meses en años, y los años en centurias. La echaba en falta. Extrañaba su voz y su compañía, su felicidad y su risa. Era quien más me quería. Cuidó de mí cuando pequeño, me acompañó a la escuela cada mañana, estudió conmigo las lecciones de historia, matemáticas, arte, filosofía y religión, y rezó y veló junto a mi cabecera en las noches de fiebres. Horas después de su sepelio me invadió el desaliento. Ambulaba por la casa haciendo sin hacer, hablando sin hablar y caminando sin andar. Vagaba sin tino. Una noche, en la angustia de mi soledad, escuchando los insoportables gritos del silencio, pensé en quitarme la vida. Decidí acabar con todo, pero mi padre, mi madre y abuela gritaron que no lo hiciera. —Aunque vivir sea más doloroso que morir, el intento vale la pena —dijeron. Aún no había superado ese trance, cuando desapareció mi hermano. Se le fue el alma del cuerpo. Lo abandonó en el mismo instante en que se marchó el súcubo que lo poseía desde el día en que olvidó cubrirse la boca mientras estornudaba. Amaneció muerto luego de una noche de atroces dolores. Revolcándose sobre el piso de mármol, clamaba por mi madre, mi padre, mi hermana, la abuela muerta, y todos nuestros antepasados. Comenzó a gemir como a eso de las siete; hacia las once sus gemidos eran aullidos que se confundían con los ladridos lastimeros de los perros y, en la madrugada, en el clímax de la agonía, un suave estertor. No pudimos hacer nada. Vino el boticario del pueblo, le dio una pastilla y le puso una inyección; vino también la curandera, nos sacó a todos del cuarto, y quemó incienso, ajo y ruda, pero igual. Fue inútil. No bien llegó el alba, lo enterramos. Era preferible sufrir en silencio su muerte, a soportar habladurías, preguntas y sospechas de todos los vecinos. Su desaparición marcó el inicio de una tregua que duraría exactamente siete meses, siete días y siete noches. La muerte se alejó de casa y partió hacia los pueblos allende el volcán. No bien cambió de zona geográfica dejó hacerse sentir. Una tarde, a la hora de la cena, supimos que murió el tío Macario; el hombre aquel a quien el diablo se llevó en una noche de tormentas. Lo velaron durante tres días completos. A la segunda noche, un perro negro emergió de la nada, se echó bajo su cama, y se marchó en cuanto el tío abandonó la vida, no sin antes saltar sobre el cadáver y lamerle la cara. Nos enteramos también de que murió Silveria; la hermana de mi madre. La apalearon mortalmente, mientras robaba tuncos y gallinas, disfrazada de coyote, a punto de parir. Muertos ellos, hubo meses de relativa calma. No se escuchaba nada, nadie comentaba nada. Parecía como si la omnipresencia de la parca fuera sólo una ilusión. En el jardín florecieron los jazmines y cantaron los grillos; en el granero empollaron las gallinas y anidaron las tórtolas. En esos días, la única señal de la tragedia que mutiló a mi familia era ver cómo la gente se santiguaba, no bien nos veía o pasaba frente a nuestra casa; incluso los perros cesaron de aullar, los caballos de piafar, y las gallinas de cloquear asustadas cada madrugada. —Se fue —decíamos—, nos dejó para siempre. Un día, no obstante, luego de que el sol oscureció sin que hubiese en el cielo nube alguna, regresó con virulencia. Se llevó a mis hermanos trillizos en una misma noche. Lo hizo en cuanto la mujer que hacía la casa puso sobre una silla las sábanas de la cama donde dormíamos. El efecto de la abominación fue instantáneo. Fallecieron en la misma forma como habían nacido: con intervalos de quince minutos. No lo vimos; pero supimos que fue así porque a la mañana siguiente, cuando la vieja Tacha exorcizaba la casa, sus espíritus se ahogaron en el depósito de agua que había junto a la cocina. ¡A ellos sí los velamos! Una noche por cada uno. Al primero lo enterramos al segundo día de su muerte, al segundo, el tercero, y así sucesivamente. Al finalizar la jornada, estábamos exhaustos. El pueblo entero lloraba. ¡Quién diría que al nacer, el ser humano está más solo que cuando muere! Una vez nos deshicimos de sus cuerpos, retornó el trajín que había en casa antes de que mi padre muriera. El culpable fue mi hermano. Por los corredores, cuartos y pasillos, ambulaban desnudas, púberes, parenderas y prostitutas. Todas en su busca. Llegaban a la mañana y se marchaban al anochecer; algunas se quedaban días o semanas enteras. Ahora, cuando me pregunto cómo hacía para conquistarlas, la única respuesta válida que encuentro es la poción que hallé tan bien guardada y que, según decía, provenía del ensalmo que hizo en un viernes santo, con una lagartija rayada, a la que encerró en una cueva y rezó una oración. En el momento en que llegó su final, no entendí cómo hizo para saber que esos meses que vivió con tanta intensidad serían los últimos que pasaría entre nosotros. Parecía como si supiera que uno de los trillizos murió con los ojos abiertos y que, a través de ellos, lo escogió como la próxima víctima. Daba la impresión de que sabía de los aullidos de los perros que anunciaban su inminente muerte; que en cuanto nació, un gato negro saltó sobre su cuerpo aún sangrante y le robó el alma, mientras mi madre, mi padre y la partera luchaban asustados para ahuyentarlo; que el tuluz aulló una noche completa junto a la ventana de su cuarto; que no eché al fuego el huevo de gallo que encontré dos días antes en medio del granero; y que no maté a la mariposa negra que entró a casa una noche, cuando él disfrutaba, en el salón de los velorios, de una de las orgías que mejor recuerdo. Él fue, de todos mis hermanos, quien menos sufrió. Nos dejó una mañana. Murió, al igual que la abuela, sin decirnos que se iba. Aún recuerdo lo que hacíamos. Partió durante el desayuno. —Ya murieron todos. Quedas solo. A tu antojo, a tu capricho —dijo. Aunque me asusté mucho, porque creí que me había descubierto, no volvió a decir nada; y fue hasta que lo vi caer suavemente de la silla donde estaba sentado, cuando comprendí que el camino estaba libre. En cuanto lo supieron, los habitantes del pueblo se santiguaron y corrieron hacia la parroquia donde oficia el Padre Guadalupe. Le suplicaron que, a través de sus influencias, me expulsara de la Iglesia, pues estaba embrujado y era una abominación. Pero él no se dejó sorprender. Por el contrario, con la relativa calma con que oficiaba la misa y servía de intercesor entre el demonio y los ángeles, les respondió que no temieran. —De la muerte somos y para morir nacimos —les dijo. Y creo que lo entendieron. Lo sé por la forma en que muestran sus condolencias por la muerte inexplicable de toda mi familia. Se acercan, me abrazan, acarician la espalda y miran con tristeza. Creen que estoy deshecho; que corro el riesgo de volverme loco. Están consternados. Me pregunto cómo reaccionarían si supieran que fue el ansia de proseguir con esta maldita superstición lo que indujo a mi madre a pedirme que planificara esta múltiple tragedia. Pero no lo hice sólo. El boticario preparó las pócimas; el sacerdote las repartió. Tuyo PD: Para evitar delaciones, esta noche iré a por ellos. Al amanecer, por ti. ** Jorge A. Hernández R. jrodherz@yahoo.com Escritor salvadoreño (El Triunfo, Usulután). Licenciado en contaduría pública. Es autor de El muerto y otros cuentos (Colección Juegos Florales, Dirección de Publicaciones e Impresos de Concultura, 1998) y La iguana verde y otros relatos (col. Juegos Florales; Concultura; 1998). === Tres textos C. A. Campos ========================================= *** Oscuridad A veces es necesario trasnocharse, aprovechar la buena disposición del espíritu y la carne, la reunión del pasado y futuro que toma lugar cada año bisiesto en tu humilde casa y sin previo aviso; es menester practicar el ejercicio inmóvil del vigía, monje, de la espera... apagar la luz del hogar, la calle y los cielos, y activar la nuestra. *** ¡Albricias! Hoy he vuelto a hacerme preguntas, retantearme como si fuese materia digna de ser esculpida, a pellizcarme por enésima vez para ver si el sueño vuelvo a conciliar. He vuelto esta tarde de mayo a creer en mí, en mí, a remanosearme como si yo fuese harina de pan, de mandioca. *** Solo de voz Tiempo de contrarrestar la pereza, conquistar el cansancio, de sentarse a reescuchar la música que no se vale de primeras impresiones, disfrutar de la filosofía del té y la ciencia esotérica del recuerdo, de reencender la lamparita de gas con tu poco de oscuridad. De perdonar a Iscariote, imaginar la rehabilitación de Barrabás. Pues en nuestra trayectoria sólo llegamos a conocer dos o tres personas, dos o tres formas de deletrear la vida si nos damos cuenta a tiempo y después nos dedicamos noche y día a tratar de reexperimentar lo que experimentamos. Sólo llegamos a hablar con confianza de dos o tres esperanzas, decepciones, de los dos o tres tumores cancerosos que hemos podido extirpar. Háblele de la música que brota de su instrumento, la chispa que sueña con llegar a fuego, del color que quisiera vestirse de fruto y perfume. No ve que esta tarde de marzo le urge saber de su voz, notas: cómo las reparte y corta su oído; cómo las aprisiona y enseña a volar. No se ha dado cuenta de que hace tiempo que no comparte con su amigo y que sufre por esto: que necesita escucharle. No, no, háblele mejor de los silencios transcritos y arreglados, las palabras roncas de tanto gritar: de usted. Pues así como a propósito y de cuando en cuando el conuco requiere de la yerba mala y no del machete, los bosques del fuego y no de las lluvias, la cabeza a veces necesita liberarse de su yugo, de nosotros, necesita que la dejemos salir sola, por su cuenta. Así como el amor requiere del dolor, sufrimiento, para darse. ** C. A. Campos l_tmartin@hotmail.com Escritor dominicano nacido en Santiago. Desde 1984 reside en Nueva York, EUA. Escribe tanto en inglés como en castellano. === Días sin sombra Ana María Fuster Lavín =========================== Tres días, no amanece, tampoco has regresado. Pensé que habías vuelto a tu rutinario juego de abandonarme y reaparecer en cualquier momento... Eres todo un dilema meteorológico en mi vida. Al menos, te entiendo, me entiendes; el néctar es eterno, a pesar de los cuerpos en fuga; en la huida, el escape de las diosas en celo. Sí, también te gustaba oír mis tonterías, mientras te estirabas acariciando mis talones. Eres tan excitantemente perversa, que me enloqueces sin remedio. ¡Y cómo no volverme loca por ti! Tu voz danza entre susurros de la luna, acaricias mis fantasías y delirios. Eras la propia piel de nuestros deseos, también nos adornábamos de besos bajo sombras ajenas, todos acechan, pero pocos lo entienden, y sólo tienes que pasar el dedo por el ápice del amor y llevarlo a los labios. El espejo, tuyo, mío, el de ambas, el mismo. Te siento, te convoco, no llegas, tres días, y mi palabra queda silente, mis manos humedecidas de lágrimas secas gimen versos sin culpas, tu adiós fue una caricia en mi talón al atardecer, ahora la noche acaricia las cicatrices del dolor, es la noche de las noches. También te advertí que si no eras mía, no serías de nadie. Recuerdos, pensamientos, amores y celos, soy una maldita. Supe que me engañabas desde el día que vi tu mano rozando la espalda de un otro o una otra que pasaban, siempre fuiste muy democrática, sin discrimen por razón de género, yo no sólo te quería a ti, mujer misteriosa, mi dulce y sensual acompañante, cuando gota a gota nos hacíamos el amor bajo mi lámpara con luces intermitentes, orgasmos sicodélicos, y esa burbuja sementosa que sube y baja al compás del calentón dentro de otra lámpara, la de la mesita. A esa acercaba la mano junto a la tuya, y así la imagen de la eyaculación me parecía más cautivadora que asqueante. ¿Ves, amorcito, que todo pudo ser bello? Un futuro emprendedor, solas las dos, pero insististe en pasar el ras de tu mano por el hermoso vientre de aquella rubia, también por la nuca del joven ejecutivo. Siempre te fascinaron los extraños. También comprendí que tu felicidad radicaba exclusivamente en observarlos, siempre en tus silencios. Pero, ¿estamos obligados a ser felices? Y si la vida es una mentira que tan sólo imaginamos que es real, entonces comenzamos a tener recuerdos falsos, nos eternizamos en esas distintas versiones del pasado. Quién sabe... Yo sólo quería que fueras fiel, que tus caricias tatuaran mi nombre, Mariana. Lo sé, no debí ser vengativa. Sí, como tú también lo podías ser, te corté la mano derecha y me quedé sin la mi izquierda. No escarmentamos siquiera después de la primera mutilación. Cuando llegamos del hospital, a pesar del insoportable dolor, nos miramos tiernamente, cuánto lloramos juntas. Basta con una mirada para el perdón, aun cuando los amaneceres del ánimo sean siempre lentos. ¿Y cómo no perdonarnos si hay pasión? Es imposible separarla, nuestro culto a las sombras de luchas infinitas, de tantos dolores del pasado, cuando nos conocimos finalmente no tuvimos ojos para nadie más, ni caricias, es como perseguirnos en el propio cuerpo a través de los sueños, de los miedos y de las virtudes. Nuestra desnudez es una y las pequeñas fantasías, las mismas. Mírate, míranos, la eternidad de los espejos, reflejarnos una y otra vez... No sólo nos miramos, también sentimos el deseo, nos desnudamos en nuestro hermoso ritual de desabrocharnos la blusa la una a la otra, con cada botón acompasa humedad vaginal. Nos acariciábamos con la única mano los pechos, nos besamos, no necesité que me tocaras más para mojarme hasta los muslos. Me corrí como nunca, ella también, dos o tres veces, ¿cómo contarlas? Quemarse en las sensaciones hasta quedarnos dormidas bajo el alivio del abanico. Estuvimos tres o cuatro días sin salir, hasta habíamos olvidado nuestro último arranque de violencia y celos. Los periódicos estaban arrinconados en la entrada del apartamento, así que tuvimos que empujar con violencia la puerta para salir al mundo de los otros. Mariana, siempre algo más tímida, salió tras mis pisadas muy silente. Esa tarde teníamos que comprar comida, un vestido nuevo para la despedida de soltera de una amiga y algún lubricante, sentíamos una resequedad ardorosa bastante incómoda. Llegamos al centro comercial y la gente nos miraba, las dos mutiladas, y mi corazón sentía la cuchillada del arrepentimiento a pesar del perdón. No volvería a ocurrir, pero yo tampoco lo permitiría, no sé tal vez si necesitábamos ayuda, un consejero, un sicólogo, u olvidarnos de las pendejaditas de los demás. La felicidad es breve, como el espacio exterior entre tantas otredades, lo sé, debí ser más paciente y es que mi pasión incorruptible hacia ella, hacia nosotras, era una maldición, una obsesión, la digresión de la cordura. Ella sabía que la amaría por siempre, y no importaba qué nunca nos separaríamos mientras me mirara, nos miráramos a los ojos, hacer el amor con la intensidad de nuestros deseos, pero así mismo podían ser mis celos y su vengativo comportamiento, repetitiva hasta la saciedad como nuestros encuentros infinitos. Ojo por ojo, diente por diente, y pude observarla de perfil hacia el muchacho del estacionamiento, me di cuenta. Así fue hace tres días, llegué a casa, no volverás a mirar a otro ni otra, le arranqué los ojos para que no pudiera ver a nadie, desde ese día la perdí, a mi amada sombra, espero que algún día regreses, o te buscaré más allá de los silencios, en la eternidad. ** Ana María Fuster Lavín amfuster@prtc.net Escritora puertorriqueña (San Juan, 1967). Graduada en estudios hispánicos en la Universidad de Puerto Rico, con una segunda especialización en música. Es editora de libros y correctora legal para el Tribunal Supremo de Puerto Rico. Además ha escrito y editado literatura infantil para Santillana, Alfaguara Infantil y Tri-Lin Integrated Services (Texas, EUA). Textos suyos han sido publicados en el semanario Claridad (del cual es columnista de la sección literaria de Trasmano) y en las revistas Novum, de la Universidad de Guadalajara, y Taller Literario, Revista Interamericana, Zurde y Sótano 00931, de Puerto Rico, así como en las revistas digitales Desde el límite (http://www.geocities.com/marcas1pr/Desde_ellimite.html), En la orilla (http://www.enlaorilla.net), Letras Salvajes (http://www.geocities.com/letrassalvajes), Borinquen Literario (http://literatura.can.com), Cuento.com y El Confesionario (http://www.elconfesionario.net), entre otras. Ha sido incluida en las antologías Cuentogotas 3 (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003), Entresiglos 2 (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003), Círculo de Poesía (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003) y Nueva poesía Hispanoamericana (Lord Byron Editores, 2004). Su primer libro de cuentos para adultos, titulado Verdades caprichosas (First Book Publishing, 2002) ganó una mención honorífica por el Instituto de Literatura Puertorriqueña (2003). También ha publicado el libro de cuentos Réquiem (Ed. Isla Negra, 2005) y los poemarios El libro de las sombras (Ed. Isla Negra, 2005) y Anónimos y clandestinos, y ha obtenido diversos premios en ensayo, cuento y poesía. Sus cuentos "Y su nombre era Caridad" y "Mi último desayuno" han sido traducidos al portugués, con fines académicos, para la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Además ha participado en talleres y lecturas de poesía como en Grado Zero, Cultura Viva y (De)Generaciones, y en bares y plazas públicas. Mantiene un blog en http://bocetosdeselene.blogspot.com. === Oficio del Imaginaria (extractos) Guillermo Aldaya =============== (Nota del editor: antes de que este año llegue a su fin estará impreso el poemario Oficio del Imaginaria, del poeta cubano Guillermo Aldaya, a quien ya hemos tenido antes en la Tierra de Letras con un texto de su libro Fuera de set e, igualmente, como traductor de la poeta brasileña Èlide Schuman). *** Hipócrita(mente) Mi pecho es una trenza de tripas de gallina. Mi boca la caja de un timbal. Mi huella un laberinto, la cuerda oveja que se parte del otro lado del espejo. Y danzo. Hago lunas de las crestas de la música y las enciendo a media tarde: mi ojo es una copia servil de mi costado, del par de antenas que retransmite el sueño, del bocado de un freno. Y canto. Me bebo el pie que se adelanta, la contraseña, el arco de la fuga. Eso basta. Que el mundo medialuna corcovee, que los otros se beban su dentera. Yo soy mi piedra, mi brújula, mi atajo. La sombra y el relámpago recortan la punta de mi cola. Yo casi mundo en dirección contraria. Yo casi otro en el pico de un cuervo. *** Nocturno Hay dioses; despiertan de madrugada con la mitad del sueño ardiendo entre las piernas. Se revuelcan. Me arrastran. Me achujan perros azulosos. Ya fueron mella y filo, y ojo de agua a borbotones. Ya fueron parche de cantáridas. Y hay dioses: la pesadilla los devuelve en un temblor, sin bis, sin bronce para el juego. Yo me acomodo en rollo, y ellos nada. Yo me desnudo entre las brasas, yo propongo cocuyos, yo gimo, y ellos al dorso, broncos, de través. Dioses del ay, del casi, del atolladero. Adioses, círculos en eterno vaivén. Y yo en la línea de agua: entre una mano hueca y el cencerro del día, entre una noche que sazona y otra noche, bestia, que avanza, con mi sexo y la luna en el cuajar. La Noche, la que caza con buey de cabestrillo. *** Prójimo (no próximo) Pensé en el hombre y dibujé un raicero, un arria de mulas y una sombra campante que se alquila. Bullí: la lágrima chocó en una pared de piedra seca. Vi pescuezos con sogas en el hombre, amellas en el filo de la mano y la voz. Deduje pesadillas y tropiezos y ceniza cernida en las alforjas. Tuve en cuenta el abismo: lo hice puerta. Sin embargo, alguien cegó los surcos que abrí para el desagüe. Alguien me tomó la delantera. Ahora dibujo candados y me pienso: alguna vez tuve boca y fondo y distancia entre una y otra caravana, pero hice un monumento a los escombros; yo confundí la vaina y las semillas, ya me ofrecí en sacrificio con el miedo clavado en las ijadas. Ahora me muerdo la lengua analfabeta y me doy otro palo. Ahora me pienso. Quiero decir, me desvanezco: tengo las puntas del recuerdo comidas; estoy fuera de mí, de ti, de sí... *** A / Con / Contra / De... Por(venir) Devuelvo el mundo y me siento a la mesa. En una mano el pellejo para lágrimas sin denominación de origen. En la otra un cincel de boca ancha. Eruto, y las esperanzas se disparan. Vuelvo a erutar y ordeno la penúltima cena: un día deshuesado envuelto en lascas de tocino, los cuescos del no y del sin embargo, el si y el aunque en pulpa. Una biajaca en pánico, y vianda. Viandas para mi estómago sin libro. Y espero. Sentado. Por supuesto. Luego, el mismo culillo. El desparpajo de una silueta casa-sola de espaldas a su espejo: hecho ripios —y un hambre del demonio— caigo en las redes verticales del día. Descubro, a esas alturas, que me alimento de sueños a medio moler, que pesa mucho el odio que llevo en los encuentros, que un pestañazo más y me quedo con las cartas mayores, que me balanceo sobre una recta imaginaria entre la sed y el porvenir, ese elefante blanco. Pido la cuenta entonces: el diez por sueño de descuento, al fiado, y cualquier mierda de ñapa. ** Guillermo Aldaya gpena@furnas.com.br Artista plástico, docente y poeta cubano (Holguín, 1953). Reside desde 1991 en Rio de Janeiro. Ha publicado poemas y trabajos periodísticos en numerosas publicaciones cubanas, así como el Dicionário de uso das preposições espanholas (Río de Janeiro, Brasil, 2ª edición, 2003), y en 2004 publicó el poemario Fuera de set. Ha publicado textos en Letralia, Badosa (http://www.badosa.com) y Margen Cero (http://www.margencero.com). === Tres cuentos Armando Romero ====================================== *** Los rinocerontes A los rinocerontes los dejaron al final de la cola. Nadie sabía dónde meterlos. Todos fuimos pasando, uno a uno, por la puerta estrecha, pero ellos no pudieron entrar. Bajaron la puerta de sus goznes pero tampoco. Quitaron el marco, imposible. ¿Qué vamos a hacer con los rinocerontes?, preguntó uno. No hubo respuesta. Era obvio que no podíamos seguir adelante si no pasaban los rinocerontes. Hacía calor en el cuarto y algunos empezamos a sentirnos molestos. Los rinocerontes, al sol, estaban quietos y parecían no darse cuenta. Yo dije que por qué no los metíamos por el techo, “al fin y al cabo un tragaluz más no importa”. Y así lo hicieron. Ya adentro, los rinocerontes nos miraban con rostro agradecido. Entonces nos fuimos y los dejamos allí. Todavía no se ha inventado un buen método para sacar de ese lugar a los rinocerontes. *** El cínico Debo pensar en un pájaro que ocupe la mitad del cielo. Al ponerle plumas se crean nubes; al dejarle pico se inauguran rayos; al plantarle patas se siembran tormentas. Un pájaro como ése está destinado a alimentarse de sueños. Uno es el sueño que lo sueña para mantener en alto su vuelo. Otro es el sueño que lo inventa para que él lo devore. Si lo miras sale el sol por entre sus pupilas; si pasas sin reparar en él cae nieve todo el día. Inventa entonces una jaula tan grande como la otra mitad del cielo, y espera paciente que entre en ella. Con la jaula en la mano irás al mercado a pregonar que estás despierto, y la jaula será tu linterna y el pájaro la luz que te ilumina. Así dicen que meditaba el viejo Diógenes por los meandros de Alejandría. *** Pintor Varios pintores amigos vinieron a mi estudio hoy para ver lo que he estado haciendo. “He comido maíz por la mañana”, les digo, y se quedan encantados en la radiante belleza genital de las mazorcas y sus pelos dorados. “He tendido la cama con mucho cuidado”, les digo, y ven trigo en los valles y arroz florecido en los pantanales. “He hecho el amor con mi mujer en la cocina”, les digo, y encuentran la luz de las noches en el trópico, el reverbero del sol contra las dunas. “Me he tirado a dormir en el suelo”, les digo, y ven la forma entre las formas, el blanco sobre el blanco. Mis amigos pintores se han ido muy contentos. ** Armando Romero armando_romero@msn.com Escritor colombiano (Cali, 1944). Perteneció al grupo inicial del nadaísmo en Cali. Máster y doctor en literatura latinoamericana de la Universidad de Pittsburg (EUA, http://www.pitt.edu). Viajó y residió en varios países de América, Europa y Asia, entre ellos México y Venezuela. En este país fue promotor cultural, fundó revistas culturales, editó libros e hizo cine. Traductor e investigador, ha sido distinguido con el título de Charles Phelps Taft Professor de la Universidad de Cincinnati (http://www.uc.edu). Ha publicado los poemarios Los móviles del sueño (Mérida, 1976); El poeta de vidrio (Caracas, 1976); Del aire a la mano (Bogotá,1983); Las combinaciones debidas (Buenos Aires, 1989), A rienda suelta (Buenos Aires, 1991), Hagion Oros - El Monte santo (Caracas, 2001), Cuatro líneas (México, 2002) y De noche el sol (Medellín, 2004); los libros de ensayo Las palabras están en situación (Bogotá,1985); El nadaísmo o la búsqueda de una vanguardia (Bogotá, 1988) y Gente de pluma (Madrid, 1989); los libros de cuentos El demonio y su mano (Caracas, 1975); La casa de los vespertilios (Caracas, 1982); La esquina del movimiento (Caracas, 1992); Una mariposa en la escalera (selección de los libros publicados, Cali, 1993); Lenguas de juego (Caracas, 1997) y La raíz de las bestias (Xalapa, 2004), y las novelas Un día entre las cruces (Bogotá, 1993), La piel por la piel (Caracas, 1997) y La rueda de Chicago (Bogotá, 2004). === Soy moro (Extractos) Mohamed Chekrad ============================= *** Mi patera Mi patera es mi vida, que no va encima del agua. Que no cruza el estrecho Para enterrarme debajo Mi patera no me vende el sueño No me vende la muerte No me construye la tumba en un mar con mucho movimiento mi patera no justifica morir por algo que no es cierto por la culpa del otro por un sueño que es falso mi patera llora mucho cuando el drama sigue cuando el sueño mata sin poder condenarlo cuando el asesino sigue libre sin poder capturarlo mi patera no es algo raro es tu miso cuando dejas el sueño por algo que es cierto cuando dejas de ser el asesino de ti mismo *** Adiós a la patria Adiós a mi casa, mi familia y mis amigos Adiós a mi tierra, mi aire y mi mar Adiós a mis sueños Que están ahora lejos Que están bajo el mar Adiós a unos momentos de vida Al cariño de mi casa Al amor que tenía Al calor que sentía A lo poco con que vivía Adiós a mis recuerdos a mi infancia a la inocencia a mi pobre vida que era una maravilla Adiós a mi novia que esperaba la boda que creía en mis sueños que es ahora libre de mi promesa Adiós a mis amigos con quienes compartía mis secretos y sueños con quienes construimos un paraíso lejos del mar Adiós a todos, porque ahora soy sólo un recuerdo que está en el mar. *** Bajo el agua Bajo el agua hay un joven Está la tumba de un inmigrante Que lo ha pagado con dinero y sueño Bajo el agua, entre el norte y el sur Hay un mar que es un cementerio grande Sin flores ni jardines Bajo el mar, están mis amigos y paisanos De los que no recuerdo sus nombres ni lugares Que no sólo son moros o subsaharianos Bajo el agua hay lágrimas y tristeza De una madre que ha perdido a sus hijos Y de una esposa que ha perdido a su marido Bajo el mar sigue el dolor no sólo del ser humano Sino también de la fauna y la flora Bajo el agua no sólo hay cadáveres y sangre de chicos y chicas También está el honor de toda una sociedad *** Soy inmigrante Soy inmigrante Él es un extranjero Porque tiene pasta Y yo tengo sólo alubias y lentejas Soy inmigrante Él es un extranjero Y nadie le pide que se integre Pero a mí me piden que sí, porque mi bolsillo es vacío Y no soy americano o europeo Soy inmigrante Él es un extranjero, Con corbata blanca y sombrero Y yo soy un delincuente Con corbata negra y sombra Él es extranjero, Tiene derecho de votar Y yo el inmigrante, Debo callar El extranjero Puede hablar por sí mismo Y ellos hablan en mi nombre Aunque soy mayor de edad y sé hablar *** Sin palabras y sin bolígrafo Sin palabras y sin bolígrafo Me siento desarmado Me siento desorientado y perdido Sin palabras y sin bolígrafo No puedo decirte no No puedo sentirme libre Y no puedo existir Sin palabras y sin bolígrafo me siento prisionero de mis gestos, me siento ciego aunque tengo ojos Sin palabras y sin bolígrafo No puedes escuchar mi voz No puedes sentir mi peso O dejarme espacio para expresarme Sin palabras y sin bolígrafo Me siento analfabeta de mis conocimientos Me siento inmigrante hasta en mi casa Sin palabras y sin bolígrafo Está a salvo de mi crítica Está lejos de mis ojos Aunque te vea de cerca. *** El mes de Ramadán Tengo un amigo Que no es blanco ni negro Que no se pone vestido Y que no está desnudo Tengo un amigo Que no tiene el pelo rubio ni moreno Que no es alto ni bajito Que no es español ni extranjero Tengo un amigo Que no habla sólo mi idioma Ni escucha mi voz Y que no me manda cartas ni e mails Tengo un amigo que es especial Que me saluda un mes al año Y que me acompaña en mi ayuno Tengo un amigo que es amigo de los reyes De los pobres, de los analfabetas y los sabios De los fuertes y de los débiles Tengo un amigo que antes de irse Me dejó el mensaje, a todos nosotros Para decirnos que estaba a gusto entre nosotros Y cada año tiene que pasar para saludarnos. *** Alicante Ali cante ¿Qué canta Ali? ¿Ali canta? ¿por qué canta Ali? Ali canta poco sobre él y sobre mí Para que la gente escuche su voz Ya que él no tiene micrófono o Antena 3 Ali canta, pero no canta rock and roll Y no canta en chino o en hindú Ali canta porque algo va mal Que él sólo no es culpable Que la canción es obra no sólo del cantante Ali canta, pero no es famoso Y su música no es popular Ali canta y Mohamed también No sólo en Alicante, sino también en Sevillacante, Barcelonacante y Madridcante *** Antes de irme Antes de irme a mi casa Tengo que decirte algo Tengo que hablar contigo Antes de irme Quiero pedirte algo Y tengo miedo Por si es demasiado tarde O si la puerta está cerrada. Antes de irme tenemos que olvidar momentos de malos entendidos y sólo recordar momentos de acuerdos hay que regalar rosas, escribir cartas y dejar las palabras libres. Antes de irme no te prometo la vuelta no te pido esperarme o llorar por mí antes de irme no esperes la fecha de mi viaje o el lugar de la estación. *** Siento algo Siento palabras que quieren salir Que no necesitan visado o billete para su viaje Siento palabras que no son difíciles de entender Que no son escritas en cifras Y que no necesitan intérprete o traductor Siento palabras hacia ti y hacia el otro Que no falta que me invites a decírtelas para sacarlas de dentro siento palabras de un hombre como tú que le preocupa lo mismo que a ti y que soñaba lo mismo siento palabras aunque mi piel es diferente y mi país es lejano. Siento lo que siente el ser humano Si lo pinchas sangra y si lo miras mal siente el dolor *** Me alegra tu baile He visto tu baile y me gustó quedó grabado en mi mente. Yo no sé bailar, pero sé admirar la gente lo sabe. Tu baile, era encantador. Porque era diferente de mi poesía o de mi canto Eran los gestos de tu cuerpo Que llevaban un mensaje de alegría Y otro de reclamación, de espacio y de libertad. Es que no se puede bailar en una habitación Me gustó tu baile, era diferente Llevaba tu sello e identidad. Recordaba tu pasado y expresaba tu futuro. Yo no sé bailar, pero sé admirar Yo no puedo odiar pero soy capaz De querer y de amar hasta tu forma de bailar *** El sueño Tengo un sueño Y soy muy feliz De ser su dueño Que nadie me lo quite Que nadie se lo apropie Tengo un sueño De ver a los niños de Palestina Jugando con juguetes Y no las bombas jugando con sus vidas Tengo un sueño Que las piedras con las que los niños lucharon Se conviertan en ladrillos Con las que los albañiles construyeran Una Palestina libre Tengo un sueño Que el colonizador Tenga el coraje de confesar su culpabilidad Y reparar el daño que ha hecho Tengo un sueño Que el día de la independencia no tarde Y el día de paz y amor gane Que la noche no sea larga Y la luz del día dominara Tengo un sueño Y busco otro Pero que sea real No importa si hoy o mañana *** Me despido Me despido en silencio, Sin ruido y sin aviso Sin que nadie se entere De mi salida Porque entré sin avisar Ahora es tiempo Ayer era mejor Y mañana seguro sea lo mismo El árbol que crecía con las mismas hojas No tiene por qué cambiar de color Ahora tengo sonrisa Ayer la tenía también No merece la pena que la cambie por una tristeza O pintar otra sonrisa que no es original Me gusta como estás Que no me pides Que sea tu copia O tu sombra Porque yo soy otra persona Con otra identidad ** Mohamed Chekrad chekrad@excite.com Escritor marroquí (Rabat, 1974). Actualmente realiza un doctorado en derecho constitucional en la Universidad de Valencia (http://www.uv.es) y trabaja como profesor y mediador intercultural en temas de inmigración e interculturalidad. Reside en España desde 2000. === Teníamos los ojos tan bellos Sergio Llorens ====================== A lo lejos, probablemente, vi una luz. Mi pelo estaba lleno de agua, me dolían las rodillas y tenía las manos moradas. Al llegar a la casa, me di cuenta de que había varios zapatos cerca de la puerta, amontonados, junto a un cartel que decía: Los sueños no se ensucian. Me quité mis zapatillas y las dejé junto al resto. Nada más entrar me vino a saludar una niña. Muy bajita para su edad, descalza, y con mariposas en el pelo. Tenía las palmas en alto y una fina sonrisa. —Hola, soy Julia. ¿Sabes a qué huelen mis manos? No supe qué decir. —A lluvia —me dijo. Le acaricié la cabeza, me fijé en las mariposas, eran amarillas y tenían las alas llenas de palabras. Me senté a la barra. Junto a mí había un tipo encorvado, agarraba entre sus dedos un vaso vacío. En los nudillos de su mano izquierda tenía tatuado un nombre, Elvis. Su mirada estaba fija en el vaso. Se lo acercaba una y otra vez a los labios, bebía aire. Después lo dejaba en el mármol y decía: —Ya nunca podré ser Elvis. Se giró y me miró. Su mirada era ausente, como si no estuviera allí, o como si no tuviera mirada. En sus ojos no había nada, sólo eso, ojos. Aquel hombre sin mirada tenía razón, ya nunca podría ser Elvis, al menos con aquellos ojos. El tatuaje se le agrandaba y empequeñecía al cerrar y abrir las manos. Me quedé en silencio, esperando al camarero. Me miré el dorso de mi mano izquierda, los nudillos, la piel sonrosada. Costó mucho pero quedó bien. Fue un tatuaje capricho, un sueño de adolescente, algo sin importancia, ¿y quién no quiso ser alguna vez Elvis? Sentí unos pasos cortos detrás de mí, era Julia, que se le acercaba al hombre del tatuaje. —Papá, no te preocupes. Huele mis manos. A que huelen bien, ¿eh? —y Julia le puso las manos sobre la nariz. Y él se sintió mejor. Llegó el camarero. Era demasiado viejo para ser camarero. Todos sus movimientos eran lentos. Cada vez que se movía hacía un verdadero esfuerzo. Sus ojos eran azules, de un azul desgastado, sin intensidad. En el bolsillo de la camisa tenía una libreta. Cuando se acercó para servirme, pude ver lo que había escrito en la tapa. Cuentos. Estaba subrayado varias veces. Cuando sacó la libreta para apuntarse lo que le pedí, una copa de ron, vi que no tenía páginas. Los ojos del viejo, cada vez menos azules, miraban inquietos donde sólo había cartón. Después me miró y me dijo: —Discúlpeme, no tengo papel para apuntar su ron. —No importa —le dije—. No creo que se le olvide. —Bueno, mejor que no lo apunte. Las cosas cuando se escriben desaparecen. Como los sueños. Abren sus alas y vuelan lejos de nosotros. —¿Es usted escritor? —Lo fui. —Entonces, ¿en esa libreta había cuentos, no? —Sueños. Tan sólo eso, sueños, que por las noches volaban lejos. Muy lejos de mí. Cuando puso la copa vacía en el mármol, se me quedó mirando. Su mirada era menos azul que hacía un segundo. Se dio la vuelta, cogió el ron y llenó la copa. De aire. —Perdone, ¿y el ron? —le dije. El viejo cogió la copa, se la puso cerca de los ojos. Asintió. —Tiene razón. Le pondré un poco más. Y lo hizo. —Beba —me dijo—. Bébase sus sueños. El hombre que quería ser Elvis me dijo que lo hiciera, que le diera un trago a ese magnífico ron. Cogí la copa, me la puse entre los labios, miré al hombre del tatuaje, luego al camarero, y bebí aquel aire. De un trago. Un calor insoportable me entró por la garganta, me llegó al estómago. Todo me ardía. ¿Cómo era posible? Después de toser varias veces, me levanté de la barra. Necesitaba lavarme un poco la cara. Despejarme. Aquel lugar era inmenso. El viejo me dijo que fuera todo recto a la izquierda. La única luz era la de las velas. Se respiraba un intenso olor a cera. Después de atravesar aquel pasillo llegó otro, luego otro y otro y llegué a una esquina donde pude girar a la izquierda. Allí había una puerta que decía: Antiguos sueños. La puerta era de madera, estaba muy sucia, con mucho polvo. La abrí. Lo hice con lentitud, uno no sabía lo que podía encontrarse. Allí sólo encontré oscuridad, campo. Sentí la noche en mi cara. Llovía. A gotas lentas. Tajos fríos. Condensados. La luna parecía lejana, artificial, igual que la de un decorado con bajo presupuesto. El viento movía los árboles, de un lado a otro, agitándolos, como cuando un padre regaña a su hijo. A lo lejos, escuché algo, o al menos creí escucharlo. Eran voces, murmullos de una pareja. Salí a la noche, me acerqué a ellos. Estaban subidos a la copa de un árbol. Ella tenía sus rodillas dobladas, pegadas al pecho. Parecía que él le contaba algo. Pude ver, o creí ver, que en los nudillos de su mano izquierda tenía escritas unas letras. Borrosas a mi distancia. Tal vez decían, Elvis. Ella lo escuchaba con atención. Y yo, sin apenas mirarla, la recordaba. Sus ojos eran de un verde profundo, intenso, y tenían la certeza de ver convertido en escritor a aquel camarero de ojos azules. Cuando terminó de leer, arrancó el papel de una libreta. Lo dobló varias veces hasta convertirlo en una mariposa, que puso entre las palmas abiertas de ella. De Laura, porque probablemente, se llamaba Laura. Juntos la soplaron e intentó volar en medio de la noche. Después se abrazaron, se besaron, durante mucho rato. Volví hacia la casa, pensé en aquellos cuentos, que sólo habían sido eso, mariposas arrancadas de una libreta. También pensé en aquella hija que soñábamos tener Laura y yo. Recordé que discutíamos sobre su nombre, a mí me gustaba Julia y a Laura, Lluvia. Pero todo quedó en eso, en un aleteo de papel. Porque todos quisimos alguna vez, de alguna manera, poder llegar a ser como Elvis, poder alcanzar nuestros sueños. En el bar ya no había nadie. El viejo había desaparecido. El hombre que quería ser Elvis, también, con su hija Julia. Los llamé varias veces. Busqué en cada rincón, pero nada. Entré en la barra, así al menos tomaría una copa. De ron. Fui directo a él. Cogí la botella vacía entre las manos, le di un buen trago. No me quemaba. Con la botella me senté a la barra. Me gustaba el ron, sabía a sueños. Vaya, ya hablaba como el viejo. Después del segundo trago me miré en el espejo de la barra. Y allí estaba el viejo camarero. Dejé la botella en el mármol y me acerque más. Era él, era yo, el viejo de los ojos azules. En el bolsillo de mi camisa asomaba la libreta de los cuentos. Sería todo un efecto del ron. Me miré las manos, no había nada en ellas, eran las mías. Pero en el espejo, en los nudillos de mi mano izquierda, había escrito un nombre. Elvis. De nuevo el tatuaje. Ahora era yo el hombre que nunca podría ser Elvis. O quizá siempre lo había sido. Alguien me tocó por detrás, era Julia. Fue directa al espejo. Tocó la mano tatuada, después me ofreció las suyas, seguían oliendo a lluvia. Siempre le olerían así, al menos en aquella casa. Me sentí mejor al olerlas. Julia desapareció por el largo pasillo. Decidí seguirla. Quería saber adónde iba. Aunque supongo que buscaba su vida. Aquella posible vida que tuvo en mi imaginación hacía ya tantos años. Ella era un sueño, y lo sabía. Por eso buscaba su momento: cuando la imaginamos Laura y yo, en aquella copa de árbol. En aquel instante, me sentí responsable. De aquel sueño. De aquella niña con mariposas en el pelo. Pero cuando puse un pie en el pasillo, escuché una voz. Me giré, era el viejo: —¿Adónde va? —Me preocupa Julia. —Acérquese. Sus ojos eran de un azul pálido. Iban camino de quedarse blancos. —Aquí no tiene nada que hacer. Es mejor que coja sus zapatillas y se vaya. Pero póngaselas fuera. Los sueños no se ensucian. —Pero, ¿y la niña? —Déjela. Envejecerá aquí, con nosotros. Es un sueño antiguo. Como yo, como Laura, como los cuentos, como el hombre que quería ser Elvis. Mire, le voy a pedir un favor. Deje ya de soñar. O al menos persiga sus sueños hasta que se cumplan. Porque usted sueña y abandona. Y sus sueños quedamos aquí, atrapados en mundos imaginarios. Y encima me dice que se siente responsable. A buenas horas. Márchese, se lo ruego. Déjenos. A medida que pase el tiempo iremos perdiendo vida, color. Ve mis ojos. Palidecen. Los sueños también perdemos la ilusión de convertirnos en realidad. El paso del tiempo lo desgasta todo. Incluso los sueños más bellos. En fin, demasiadas decepciones en un momento, ¿no? Una débil luna iluminaba la noche. El viento olía a agua. Me giré y me pareció que la casa ya no estaba. Seguí andando. Con las manos en los bolsillos. De repente sentí un cosquilleo en una mano. Como un aleteo. Extendí la palma. Reconocí mi letra en sus alas. Mis cuentos. La acerqué a mi boca, soplé y esta vez voló alto. Miré su dirección, hacia atrás, hacia la casa. Julia abrió una ventana y la mariposa se posó en su pelo, formaba parte de aquellos sueños. Y yo no. ** Sergio Llorens depende99@hotmail.com Escritor español (Valencia, 1972). Licenciado en filología hispánica. Ha publicado De lo canalla, del amor y de lo absurdo (Brosquil Ediciones). === Poemas Niddy Calderón Plaza ====================================== he comenzado a escribir su nombre en las paredes, en libretas, en papeles sueltos. Lo escribo como quien invoca algo, como si cada letra pudiera acercarlo un poco más, como si cada sílaba trajera su olor salvaje o el sabor venenoso y vinoso de su boca. === sudo los miedos con el otro en contrapeso los dedos dibujan espirales y se detienen justo allí donde el cuerpo ha comenzado a borrarse === así tan secretamente me tocaba las piernas con una mano, una rodilla no lo sé me besaba sin besarme cubriéndome con mil brazos era un animal portentoso un espectro en su vigor un algo que no sé si pueda o quiera explicar === “no todo mi corazón te ama sólo la parte que está enferma”. Yolanda Pantin. Puedo decirle que el deseo no deshabita mis carnes y que sólo de su copa quiero beber. Contarle que no desaparecen, sino que se multiplican sus manos en mi cama cada noche, que su celaje inunda mi espejo, que con su mirada todo se cierra y que el sol viene a mí sólo desde su ventana. Puedo inventar aun más. Puedo porque él lo creerá. === Me voy de ti cerca del último tramo del espiral donde ya no tengo manos ni piel y el destiempo toca los bordes te entrego las llaves me voy y no vuelvo === Tu mano ha dibujado un espiral en el aire otro sol desnuda mi ventana con pájaros azules y un canto tenue como el latido de un mi ser vencido por saber de lo blanco y lo callado del último abrazo ** Niddy Calderón Plaza mieles07@yahoo.es Docente y escritora venezolana (Valencia, 1977). Licenciada en educación, mención artes plásticas, por la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve), tesista de la maestría en literatura venezolana del Área de Estudios de Postgrados de la mencionada casa de estudios y con varios cursos de mejoramiento profesional. Se ha desempeñado como docente en las facultades de Ingeniería, Educación y de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo. Desde el 2003 labora como docente del Programa Cátedra Abierta (Artes Plásticas) de la Secretaría de Educación del Gobierno Bolivariano de Carabobo. Ha sido promotora cultural y coordinadora de actividades literarias y artísticas. Ha dirigido talleres de poesía en la Fundación La Letra Voladora, la Universidad Arturo Michelena y la Secretaría de Educación del Gobierno Bolivariano de Carabobo. Ha participado en talleres de creación poética, en la Dirección de Cultura de la UC con Carlos Osorio (1993) y Reynaldo Pérez Só (1996); en el Ateneo de Valencia con María Antonieta Flores (1997-98) y en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve) con Lázaro Álvarez y Arturo Gutiérrez (1998-1999). Textos suyos han sido publicados en las revistas La Tuna de Oro y Poesía, de la UC, así como en la antología Voces nuevas (1998-99) del Celarg. Ha publicado el poemario Sonata con animales (Dirección de Cultura de la UC, 2002), con el que obtuvo el Premio Nacional del X Concurso Literario Pedro Buznego, en Maracay. Su poemario Poemas (Una risa que se ríe de mí) obtuvo mención de honor en el 1r. Concurso Interuniversitario de Literatura Simón Rodríguez, del Colegio Universitario de Administración y Mercadeo (Cuam, http://www.cuam.tec.ve), así como el premio del Concurso Mayor de las Letras y las Artes del Consejo Nacional de la Cultura (Conac, 2004). === Turismo macabro Yago Quiñones ==================================== Saliendo de la estación de metro se veía un muro alto al menos cuatro metros con una pequeña entrada cuadrada. Atravesamos la calle y entramos por ahí; era evidente que no era la entrada principal, o al menos sería una entrada muy poco digna para lo que nos esperábamos. Apenas después del muro había unas escaleras en piedra que nos elevaron algunos metros sobre el nivel de la calle. Sólo ahora me doy cuenta de que esos metros que subimos con las escaleras nos elevaron por encima de miles de cadáveres; habíamos llegado a la superficie de una inmensa tumba de piedra. Había un poco de turistas y nos dimos cuenta de que nos faltaba el mapa del cementerio que generalmente regalan en la entrada —y que todos los turistas alrededor consultaban excitados— entonces volvimos a la calle siguiendo las indicaciones de algún alemán; volvimos a bajar las escaleras que represan la masa de tierra, estatuas y muertos para que no se desborden hacia la calle. Efectivamente, cerca había una floristería donde una anciana vendía el mapa, pagamos a regañadientes; hasta ahora estábamos seguros de que nos lo habrían regalado como en el otro cementerio. Era caro pero no teníamos opción, si queríamos encontrar todos los muertos que nos interesaban teníamos que tener un mapa. Siempre habíamos pensado que sería más emocionante simplemente caminar, acercase a una lápida y leer “Vallejo César” o “Man Ray”, pero también era cierto que el cementerio era grande y se corría el riesgo de perderse las tumbas más importantes (más tarde descubriríamos que a veces hasta con el mapa era imposible encontrar algunos muertos). No sé por qué Silvia terminó con el mapa en la mano —mujeres y mapas no son casi nunca una buena combinación—, casi inmediatamente comprobamos que era Nicolás que nos tenía que guiar; la tumba de Méliès la encontré yo que nunca había visto el mapa de cerca. Era una tumba pequeña con un busto del muerto enverdecido por el óxido. Un poco más seguros —al menos yo— por el cambio de brújula, fuimos en busca de Balzac. Encontrándolo descubrí cuán ignorante podía llegar a ser, pues no tenia idea de que Balzac se llamara Honoré de Balzac; Nicolás en cambio comentó distraídamente que siempre lo había imaginado más flaco y no como lo habían reproducido en la tumba. La lápida de Proust era un ejemplo de sobriedad y buen gusto. Hasta ahora la visita había sido muy agradable, había un buen sol, el mapa más o menos nos hacía llegar adonde queríamos y las tumbas famosas no estaban lejos entre sí. Al comienzo habíamos señalado en la lista de muertos ilustres los que más nos interesaban y habíamos tratado de trazar un itinerario en el mapa, éste nos sugería ahora ir hacia el Colombarium... fue allí que tuvimos la primera sensación desagradable del día. En el Colombarium estaban enterrados muchos famosos, de lejos parecía un normal edificio, excepto por el hecho de estar en la mitad de un cementerio. Al acercarnos Nicolás sugirió el porqué del nombre Colombarium; efectivamente parecía un grande palomar, sólo que en vez de palomas tenía muchos muertos organizados en filas y columnas. Entendimos que sería toda una empresa encontrar a Maria Callas. Yo estaba por proponer que le preguntáramos a un señor de uniforme, pero antes de alcanzar a hablar vi que lo seguía un grupo de personas todas vestidas de negro. Era un funeral. Hasta ahora habíamos tenido toda la actitud de un turista, nos habíamos fijado en el mapa y buscado las tumbas que nos interesaban sin pensar que debajo había muertos reales y no sólo monumentos de cadáveres ilustres. Ahora estábamos viendo un funeral de gente real que hoy en día seguía muriendo como murieron Apollinaire o Modigliani, sólo que a éstos los venían a visitar jóvenes desconocidos, en cambio al muerto de hoy tal vez lo olvidarían ya sus nietos. Queriéndome alejar del aire ceremonioso y tétrico de los duelantes me moví hacia la otra ala del Colombarium, dije —simulando una intuición— que tal vez allá podía estar la Callas; los demás comprendieron que en realidad no me sentía tan bien cerca del funeral y me siguieron; creo que de todos modos a ellos tampoco les parecía muy simpático hacer turismo al lado de una familia en luto. Al girarme vi en las escaleras del Crematorium una mujer que lloraba mientras hablaba por teléfono; esa escena sirvió para completar el cuadro: el sol no me parecía ya ni brillante, ni alegre; noté todos los aspectos burocráticos del cementerio, los obreros que estaban terminando de cerrar la tumba, el guardián de la capilla, en fin, toda la parafernalia de un cementerio vivo. No estábamos simplemente en un monumento. Creo que fue en ese momento que decidimos escapar, cada uno por su cuenta pero todos al tiempo. Tal vez nos sentimos un poco sacrílegos con ese maldito mapa en la mano buscando la lápida de Isadora Duncan mientras la gente viva trataba de enterrar a sus muertos con un poco de solemnidad. Nicolás deseó a los nuevos muertos que dentro de algunos años algún joven como nosotros les hiciera visita, que se volvieran famosos. Nos alejamos llevándonos nuestros colores lejos... en dirección de Oscar Wilde. Esa zona del cementerio era amplia y ordenada, los caminos entre las divisiones eran anchos y rectos; las divisiones eran cuadradas y bien definidas, no había muchos árboles y el sol iluminaba bien todo, era como caminar en un gran parque cuadriculado de grandes monumentos limpios y majestuosos. En estas condiciones era fácil encontrar cualquier dirección, de hecho no hubo dificultad en dar con Oscar Wilde. La tumba era de piedra blanca, alta por lo menos tres metros, una placa larga y angosta con escrito sólo el nombre en grandes caracteres. Arriba tenía una especie de esfinge o algo así, era como un ser femenino con alas que salía por un lado de la pantalla de piedra. Parecía que el rito oficial del peregrino era besar la tumba: estaba toda tatuada del colorete de los labios de muchas visitadoras y visitadores. Nosotros no teníamos la boca pintada entonces dejamos sólo alguna piedrita apoyada en el pedestal donde había algunos papeles escritos y tiquetes de metro —otro rito común— al lado de muchas otras piedritas. Como era ya un poco tarde decidimos renunciar a Édith Piaf y girar noventa grados hacia La Fontaine y Molière. Nicolás decidió que cogeríamos un atajo cortando por en medio de alguna división, sólo que no contábamos con que el cementerio no era todo plano; de hecho llegamos a una zona de terrazas. Naturalmente nuestro mapa no era topográfico y viéndolo el cementerio parecía muy fácil. En realidad había muchas terrazas en fila. La idea de Nicolás basándose en el mapa había sido atravesar transversalmente las divisiones, sólo que cada división estaba separada de la otra por al menos dos metros de desnivel y las escaleras eran escasas. Los caminos ahora eran angostos y torcidos, había que caminar mucho buscando entre los árboles y los arbustos una escalera para llegar a los otros niveles que estaban cada vez más abajo. Por pura suerte encontramos un pequeño prado enrejado con las lápidas de Molière y La Fontaine; a Guy Lussac y Murat simplemente no pudimos encontrarlos. Consultar el mapa sólo empeoraba todo, los caminos se veían claros y precisos en blanco entre las divisiones en verde que parecían siempre bien delimitadas; la realidad era que los caminos se hacían cada vez más retorcidos y las divisiones ya no tenían nunca la forma que sugería el mapa... estábamos perdidos. No perdidos en el sentido de que moriríamos de sed tratando de encontrar la salida; pero sí perdidos porque, si nos parábamos en el lugar donde debía de estar Doré, no lo encontrábamos, lo que quería decir que el mapa no servía o estábamos en otro lugar y no en el que creíamos, lo cual me parece una buena descripción de “estar perdidos”. Discutiendo un poco entre nosotros y tal vez perdiéndonos más llegamos a un camino posiblemente identificable; debíamos estar cerca de Comte. El lugar preciso había sido resaltado neuróticamente por Silvia ante mi insistencia en la necesidad irrevocable de visitar esa tumba. Seguimos el camino pero no encontramos nada, en el mapa era claro que debíamos haberla encontrado fácilmente al borde del camino; había un punto verde con escrito “Comte” claramente, además tenía alrededor el gran cuadrado de Silvia en lápiz con una flecha exagerada para que fuera imposible no verla. Era inútil. Caminamos varias veces por todo lo largo del camino sin encontrar nada, buscamos en la segunda fila de tumbas porque todas las que daban sobre el camino eran de muertos desconocidos, o al menos muy poco famosos. Ni en la segunda ni en la tercera fila había nadie con el nombre parecido a Comte. Quitamos el musgo y la maleza de algunas lápidas esperando que el mundo hubiese olvidado quién fue Auguste Comte. Parecía que el mundo había borrado a Auguste Comte, o al menos su tumba. Empezaba ya a sentirme un poco culpable, yo era quien había insistido por ver a Comte. Al comienzo cada uno había expresado sus preferencias y se habían creado espontáneamente cadáveres irrevocables, los tres teníamos un par de nombres sobre los cuales no se discutía, era necesario encontrarlos y ya. Ahora por desgracia uno de mis personajes irrenunciables no se encontraba. Creo que ellos estaban ya fastidiados por la búsqueda pero me seguían pues sabían que yo habría hecho lo mismo si Silvia no hubiera encontrado a Chopin. Nos cruzamos con otros turistas y Nicolás en algún modo se hizo entender y les pidió el mapa por un momento, los comparó velozmente; los alemanes estaban obviamente curiosos que alguien con un mapa en la mano les pidiera ver su mapa. Les devolvimos su planta en papel perlado en tonos de rojo, con todos los nombres claros y fácil de doblar y los suizos siguieron su camino en dirección de la capilla. Cada vez era más claro que la anciana de la floristería no vendía un gran producto, al contrario era la peor de las versiones. Nicolás parecía esperanzado por lo que había visto en el mapa de los austríacos; dio media vuelta y caminó seguro, después de unos metros vuelta de ciento ochenta grados, otros pasos menos decididos, vuelta de ciento ochenta grados, otro par de metros y vuelta de noventa grados: “Estamos perdidos otra vez”. Sinceramente yo creo que nunca dejamos de estarlo. La única opción que nos quedaba era que Comte estuviera en el nivel de más abajo, eran más o menos cuatro metros de desnivel y no se veía ni una escalera. Nos asomamos y vimos que era posible tratar de bajar entre las tumbas simulando una escalera de peldaños extraños con nombres escritos y vasos de flores. El nivel de abajo era el más selvático que habíamos visto, las lápidas estaban desordenadas y había muchos arbustos bajo los árboles más grandes, por no decir de la maleza. El camino más cercano se reconocía por la luz que proyectaba a lo lejos, era una línea de tierra amarilla entre la selva. Bajamos haciendo mucho ruido y hablando burlonamente, probablemente eso los alertó. Lo primero que vi fue una que estaba arrodillada sobre una tumba tapizada de hierba, tenía otra delante y nos miraban asustadas y agresivas, los vestidos eran ligeros, parecían mantas puestas apenas —como único indumento— para cubrir los cuerpos blancos y delgados. La espalda completamente al descubierto como si el vestido se pudiera deslizar de los hombros con el solo soplar del viento. Las manos eran también muy delgadas, casi huesudas pero elegantes, con un movimiento lento y sofisticado. El pelo largo, liso y suelto; los ojos de las dos eran de ciervo asustado a punto de escapar pero demasiado sorprendido como para atreverse a algo. Había algo en la expresión que le daba un tono maduro, trajinado, recorrido, a los trazos juveniles de la cara. Eran jóvenes pero para nada inocentes. Nos miraban fijo y más que una amenaza era la necesidad de estudiar nuestros movimientos, de ver hasta dónde nos íbamos a acercar. Una apagó un cigarrillo contra la tumba sin moverse de su posición, devolvió el brazo a su lugar recomponiendo el cuadro; estaban sólo esperando que nos fuéramos. Ahora que lo recuerdo la cosa parece clara pero en ese momento sólo queríamos llegar a Comte, nos parecía normal pasar por cualquier parte del cementerio que era de todos modos un lugar público. Ellos trataban en cambio de disimular —en modo notoriamente forzado— el hecho de que ese pedazo de cementerio fuera en ese momento como un lugar privado. Digo “ellos” porque detrás de una lápida se había escondido a medias un hombre con una cámara de video, era un aparato pequeño pero profesional. Luego se había acercado hacia él otra mujer, ésta era muy diferente a las otras dos; estaba vestida con una normal ropa de calle, por la actitud podía ser la asistente del hombre, parecía contrariada por nuestra interrupción y miraba al jefe como interrogándolo con aire cómplice, comprendiendo su expresión intranquila. Nuestros cuatro personajes compusieron en un instante un cuadro bastante fuerte, todo el lugar ahora respiraba una energía extraña. No paramos nunca de caminar pero tal vez la impresión me hizo registrar muy bien en la memoria la escena. Al lado de la tumba que servía de lecho de plantas había una botella de gaseosa rellena con algún otro líquido; apoyadas en el piso unas tijeras, instrumentos abandonados para evitar que alguien les diera mucha importancia. Pasamos prácticamente en medio de la congregación de excéntricos sin decir nada, con el sólo silencio nos habían obligado al silencio; era exactamente lo que se siente cuando se interrumpe a alguien; antes del encuentro los dos grupos habían ocupado su espacio vital, haciendo el ruido necesario y comportándose naturalmente; ahora nuestra interrupción nos había creado una extraña sensación a nosotros y los había interrumpido a ellos. No había que ser de todos modos muy malicioso para sospechar algo o simplemente —en un modo mucho menos racional— para sentir el extraño ambiente que emanaba del escenario que había montado la oscura compañía. “Extraño ambiente”, es ésa la expresión justa para describir lo que se sentía, era un ambiente; en medio del cementerio —de por sí no muy macabro— habían difundido alrededor de ellos un ambiente, una atmósfera que se puede sólo llamar extraña, viciada, adulterada. Nosotros, sin pensarlo, o tal vez sin poder pararnos a discutir en medio de la tumba de silencio en que nos habían encerrado, pasamos en medio. Atravesamos el lugar desembocando en un sendero un poco más iluminado, Nicolás no resistió la tentación de mirar hacia atrás justo antes de que yo le halara el brazo y leyera en voz alta una lápida: “Auguste Comte 1798-1857”. Pero mi satisfacción no coincidía con la expresión de Nicolás: tenía la boca medio abierta y me miraba con los ojos todavía sorprendidos. Quería acercarse y ver más, Silvia en ese momento se acercaba con cara de incógnita. Aún no habíamos podido comentar nada de la extraña experiencia pero para mí era evidente que era mejor alejarse. Caminamos un poco hacia la luz para pensar mejor, para que no nos oyeran. Nicolás quería a toda costa volver atrás, había visto que las tijeras servían para cortarse el pelo entre ellas. Compartimos nuestras opiniones y yo traté de convencerlos de mi interpretación: según yo estaban filmando una especie de película porno, de esas ilegales que se filman en la calle (centros comerciales, metros, parqueaderos, etc.) explotando ese toque de excitación de más que puede dar el sexo en un lugar público. Era una hipótesis simpática pero el ambiente que habíamos sentido era más extraño que eso; las tijeras y la botella con líquido oscuro no parecían la utilería más clásica de una película porno; el extraño vacío que todos sentíamos no parecía el efecto de haber visto el set improvisado de una película porno. Fuera lo que fuera había que ver un poco más. Dimos media vuelta y nos acercamos agachándonos ligeramente, casi a la altura de las lápidas, entramos de nuevo en la zona de sombra y buscamos ver de lejos la escena. Parecían impacientes porque no habían esperado mucho tiempo antes de seguir filmando, entre las lápidas alcanzábamos a ver el torso desnudo de una de las actrices, la espalda arqueada hacia atrás, los ojos cerrados y la boca muy abierta, se movía rítmicamente como empujada por algo o —más bien— por alguien. Todo parecía indicar que yo tenia razón, sólo que la locación era por lo menos muy original y lo que habíamos visto nos había dejado más bien una sensación de frío, como de algo demasiado crudo, demasiado tétrico. Satisfecha la curiosidad nos alejamos buscando la lápida de Jim Morrison. Aunque estuviéramos en el sol y lejos del escenario era evidente que el cementerio había cambiado para nosotros, no decíamos nada pero todos estábamos pensando en lo que habíamos visto. Visitamos sin mucho interés la tumba de Miguel Ángel Asturias (muy original por cierto) hasta que alguno de los tres confesó que no dejaba de pensar en el oscuro encuentro de antes, coincidimos que había sido algo demasiado fuerte para todos. Nos miramos casi riendo. Era claro que los tres queríamos volver. Ahora estábamos en el sol, seguros; había más gente y más movimiento, los caminos eran claros y amplios; pero los tres queríamos volver, volver a la sombra donde entre las tumbas pasaban cosas extrañas que la gente del sol ni siquiera imaginaba. Cada uno excitado por la comprobada complicidad de los otros rehizo sus pasos; nos internamos cerca de la tumba de Comte, pero si había sido difícil encontrar esa tumba aun más difícil sería ahora encontrar no una tumba sino un lugar que de particular tenía sólo unas personas que probablemente ya no estaban; no sabíamos ningún nombre o indicación especial. Encontramos a Comte, eso era ya un paso importante, luego nos separamos un poco buscando con más atención, no parecía que hubiera ya nadie. Un buen final para esta historia sería decir que encontré la famosa tumba cubierta de hierba, sólo que ahora estaba limpia y nueva, que no había rastro de nada de lo que habíamos visto, que el cementerio nos había jugado una mala pasada, que lo habíamos imaginado todo y luego lo habíamos contado a mucho amigos incrédulos. Sólo que la verdad es otra. Agachado entre los monumentos vi a lo lejos la famosa tumba de piedra cubierta de hierba, me acerqué tranquilo por no ver a nadie. Me parecía sentir todavía la energía extraña, era como el lecho de los padres apenas consumado o el lugar de un delito recién cometido. Me agaché emocionado por la idea de que este lugar hacía unos minutos me había sido completamente inalcanzable, que justo allí se había realizado el acto extraño que nos había marcado tanto. Estaba tan excitado por una curiosidad morbosa que adelanté la mano y toqué la hierba con la palma bien abierta, parecía caliente, la apoyé con un poco más de fuerza y sentí la manta de hierbas blanda, acolchonada, me apoyé un poco más y las plantas cedieron, mi mano sintió un líquido, un líquido caliente por toda la mano. La tumba estaba cubierta por una gruesa capa de hierbas que escondía en realidad una gran cantidad de sangre y no sólo, me pareció sentir algún tejido extraño, como algo largo y viscoso mezclado en esa sopa de plantas y sustancias corporales. Apenas pude me levanté y corrí a lavarme con el agua verdosa de algún florero cercano. Mi movimiento llamó la atención de Nicolás y Silvia, alguno me preguntó si había encontrado la tumba. Yo respondí inmediatamente: “Sí. Pero ya no hay nadie. Vámonos también nosotros”. ** Yago Quiñones yagoqt@gmail.com Sociólogo y escritor colombiano (Bogotá, 1978). Egresado de la Universidad de Roma “La Sapienza” (http://www.uniroma1.it). Autor de varios cuentos cortos y de la novela Amor y odio y Roma. Actualmente reside en Porto Alegre (Brasil), donde cursa una maestría en sociología. Sus textos pueden leerse periódicamente en su bitácora, La Papelera (http://bloglapapelera.blogspot.com). === Anfitriona de mi infancia Eliana Segura Vega ===================== ¡Oídla!, ¡oídla!, es ella la vieja campana de la escuela. ¡anfitriona de mi infancia! fui tu invitada en cada hora. ¡oídla!, es ella, la odiosa, la querida, la que siempre pidió ser escuchada la que exigió respeto en cada toque la que dijo: ¡silencio!, en sus tañidos la que interrumpió las clases y nos invitó calurosa y entusiasta al patio de los juegos La que nos impuso el orden y con estricta disciplina nos obligó a correr cuando lejos nos sorprendían los atrasos. La que nos dijo: ¡calla! en su repique de metal imperativo. ¿cómo pudo mandarnos, dictadora? ¿y obedecer sin palabras? ¿cuántas veces nos mandó a salir o entrar al aula? ¿seguir jugando la dulce travesura o formarnos cuando el profesor aparecía? (sólo fue un eco de su voz docente y su mente pedagógica) (un registro del horario de la escuela) (un arrebato para simular el sismo, la catástrofe o la invasión aérea) Oídla, es ella: invariable y antigua indiferente al clima adherida a la piel de cada muro a cada techo de las salas como si fuera musgo del invierno como si fuera piedra musical en primavera, como si en otoño fuera hoja seca crujiendo lastimera como si fuera trazo sonoro de la lluvia La oímos como si fuera lección de la maestra y un poco la odiamos en las clases aburridas pero, cuánto la amábamos cuando a veces se perdía de la cuenta. Está en el inventario de las cosas viejas e inscrita para siempre en nuestras almas como un preludio, una fuga de trompetas un violín a ratos, un tambor, una bocina de la edad más bella ¡oh, campana altiva! Timbre de agua en la corriente de mi vida. Altisonante y soberana en su torre azul piano pulsado por el sol despertando al alba guitarra vibrante para empezar la cueca Verso desgranado entre los árboles Copa invertida destilando acentos alboroto matutino llamando a la asamblea. Gozosa, festiva, jubilosa te recuerdo entre sonatas y baladas Te llevo como chasquido, obligación y reto cuando detenías mi embeleso de recreo y tu imperio de huracán me llevaba al aula. Hoy me voy, dulce campana, ¡cuánta vida compartida entre tus sones, fue dejando música celeste en cada partícula de este ser que ahora parte! tu voz se aleja lentamente en el código del alma. Dile tú, al maestro y a la escuela que tu onomatopeya es surco luminoso y estela oculta una lágrima que ahora quiebra el aire y mi garganta emocionada. Sé mi enlace, porque tú de mi maestro fuiste puente Dile tú campana y procura no quebrarte pero, dile tú al maestro y a la escuela: ¡gracias! Dime adiós entre tus sones. dime adiós en tu idioma de campana ** Eliana Segura Vega ecsv@terra.cl Escritora chilena, docente, periodista y locutora. Pertenece al Grupo Literario El Encuentro en la Sociedad de Escritores de Chile. Ha publicado en diarios y revistas de circulación regional y nacional. Escribe poesía, cuento y teatro infantil. Su poesía figura en Revista Safo (Santiago), revista Poetas de Cauquenes (Cauquenes), Revista de Educación del Centro de Perfeccionamiento Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (Santiago) y revista Umbrales del Colegio de Profesores (Cauquenes), así como en las antologías Mujeres frente al mar, Tardes poéticas, Artesanía poética y Escritores normalistas chilenos (edición de la Universidad de la República). === Sueño MOR Angélica López Gándara ================================= ¡Oh sueño! ¡Oh gentil sueño! Nodriza de suave naturaleza, cómo temo que no aumentes el peso de mis párpados Y empapes mis sentidos en el olvido. W. Shakespeare. Rey Enrique IV. No se culpe a nadie de mis sueños. Ni se culpe a nadie de mis realidades. Pero, sobre todo, no se culpe a nada, ni a nadie de mis insomnios. Ni al ruido de la refrigeración. Ni al perro que ladra. Ni a los gatos que maúllan. Ni al silbato lejano de una fábrica. Ni al ulular de la sirena de la Cruz Roja. Ni al tren carguero de la madrugada. No se culpe a los problemas personales. Tampoco a los trastornos hormonales. A qué o a quién podría culpar. Para qué. Es absurdo buscar culpables. Castigo no habrá. Además, a quién tendría que enjuciar al todo, a la parte, o la nada. Pensaré mejor que me ha visitado el espíritu del dragón de la Cólquida. Aquel dragón insome de la mitología griega capacitado para nunca dormir; preparado para vigilar siempre. Yo no sirvo para no dormir. Quiero mis ocho horas diarias. Las ocho que recomienda la buena salud. La tercera parte de la vida hay que estar en el mundo de Morfeo. Ahora estoy con los ojos abiertos en la sombra. Un deseo nace y anhelo que la ansiedad se transforme en lucidez. Pero no. Tan sólo un cerebro con ideas parásitas. Un ejemplo: los días corresponden a una fecha exacta, las noches a dos. Soy la memoriosa, pero no como Funes el de Jorge Luis Borges que recordaba el Alfa y el Omega. En él toda la sabiduría, en mí pura basura. Y cierro los ojos. Y los demás sentidos se quedan abiertos. No se cierran los oídos. Ni el gusto ni el tacto ni el olfato. Acomódate del lado izquierdo, del lado derecho, con almohada, sin almohada, brazos abajo, brazos arriba, piernas encogidas, piernas extendidas, boca arriba, boca abajo. Brazos aplastados, y éstos sí se han dormido; brazos gordos, pesados y cosquillentes. Es sólo una parte la dormida y eso molesta. Deseo una pastilla mágica que me lleve al otro universo. No tengo. Leche tibia o té de azar. Leche sí. No hay té azar. La una, las dos, las tres, las cuatro, las cinco, las seis... Qué añoranza por los MOR. Los Movimientos Oculares Rápidos. De las cinco etapas del sueño la llamada MOR es la más profunda. Es cuando soñamos, y sí, movemos los ojos rápidamente. Estoy condenada a la vigilia. ¡Quiero hibernar! El alma se volvió suspiro por un MOR. Vamos, vamos un “morcito” aunque sea chiquitito así. Un suspiro por La vida es sueño cuando Pedro Calderón de la Barca en boca de su personaje Rosaura decía: “¿No es breve aquella luz / caduca exalación, pálida estrella / que en trémulos desmayos / hace más tenebrosa / la oscura habitación con luz dudosa?”. O Primero sueño de la Décima Musa, sor Juana Inés de la Cruz. Los sueños creados en vigilia: “El viento sosegado, el can dormido. / éste yace, aquél quedo / los átomos no mueve / con el susurro hacer temiendo leve / aunque poco, sacrilegio ruido / violador del silencio sosegado”. Me han dicho que el no dormir puede provocar locura. Con una noche y ya estoy loca. Sin embargo eso ni me importa, sólo quiero olvidarme de mí misma. La noche es agua que se me va de las manos, de la imaginación. Es aire que no puedo respirar. Es un callejón sin salida donde se atrapan rencores. Donde se busca el pasado y el futuro se rompe. Dicen que la muerte es hermana del sueño. Entonces quiero morir. Por unas horas, claro está. Que no oiga, que no vea, que no sienta, que no piense, que no hable. Y si hablo que no sepa lo que digo. Soñar soñar soñar. Dicen que el insomio es blanco, no lo creo. El insomnio es un desierto oscuro e infinito donde el corazón es esponja y el cerebro piedra. El insomnio es un desierto que se continúa con una mañana que pasea un rostro fastidiado, una mirada lánguida, unos hombros caídos, una espalda agachada. Amaneceré, y mi cuerpo parecerá el de veinte años después. La vejez se habrá adelantado. Ahora quisiera ser el gordo Joe de Los papeles póstumos de Pickwick de la novela de Charles Dickens. La panza que se quedaba dormida en todas partes. Seguro, durante el día seguro. En la larga noche de vigilia, un reloj camina lentamente. Muchos trabajan, hospitales, fabricas, cantinas. ¿Los borrachos también trabajan? A las seis de la mañana llega un sopor. A las siete con quince alguien me llama por el nombre que adquirí muchos años despues de nacida: “Mamá, te has quedado dormida”. ** Angélica López Gándara lopgan@yahoo.com Escritora mexicana (Francisco I. Madero, Durango). Reside en Torreón (Coahuila). Es médico general y ha asistido a múltiples cursos y talleres sobre literatura. Es colaboradora regular en la revista Siglo Nuevo y tiene inéditos los libros Palabravejera y otros relatos y Nueve ensayos rápidos. === La noche del odio Miguel de Asén ================================= Suenan sirenas de guerra, / la guadaña de la muerte está presta, / afiladas las bayonetas, / engrasadas las escopetas. / Una idea se disputa, / y mil acres de tierra, / los señores de la guerra están coléricos, / tantas vidas se perdieron ya que no sé si el fin justifica los medios, / la noche se llena de luces de muerte, / el horizonte está poblado de odio, / llamadas a la lucha sonaron ya, / prestos al combate, / resistiendo entre trincheras, / los guerreros quieren guerrear./ Brotes cercenados de impulsos aguerridos, / soplos sanguinolentos que no tendrán fin, / causas injustas que se volvieron justas, / claves de razón que tornaron sinrazón. / ¿ Dónde queda la llamada de la justicia? / ¿Dónde está el tributo del equilibrio? / ¿Dónde la mortífera sinrazón dará un respiro? / Mil cabalgaduras de acero cabalgan hacia el rencor, / mil contuvernios hipócritas no buscan convenio, / mil excusas inexcusables fuerzan por prevalecer, / donde la autocrítica nunca hizo crítica, / donde se afianza la idea por autoridad./ Llamadas de honor buscan batalla, / huestes mercenarias vienen a cobrar su lucha, / derroches de vidas están por ingresar, / y la fiera indómita de la guerra no quiere cesar. / Mil vaticinios nuevos prometen triunfos, / casacas aguerridas buscan su hueco, / nada queda del ideal anciano, / nada se escucha de la causa primera, / sólo la ambición quiere despertar. / Torrentes de muerte claman por víctimas, / claves de ambición y poder son sus excusas, / y el dios de la guerra ya desenvainó su espada, / como katana que sin sangre no se puede guardar. / Al derroche de sangre se le llamará victoria, / y al recuento de muertos paridad. / Nombrar una causa hijos del desastre, / excusa apocalíptica de una maldad. / No miréis al destino sin conciencia de un desatino, / no miréis al futuro sin sangre en que pensar. / Cábalas de odio marcaron vuestros destinos, / hoy los sinos se tornan realidad. Mil fronteras tuvieron en el pasado barreras, / y mil fronteras inquebrantables fueron bondad, / hoy el castigo de la hiel es presente, / y nadie lo quiere revocar. / Danzad con vuestras huestes hijos de la felonía, / romper barreras que se han de destronar, / sólo el aliento de la verdad conforta, / y el orgullo mañana no será verdad. / Mil intentos hubo en la historia, / de hacer prevalecer una memoria, / pero el futuro es una anodina noria, / y trunca la inconsistente euforia./ Llamad verdad a la mentira, / buscar cruzada en el espolio, / la llamada del tiempo no olvida, / la voz del desarraigo tendrá campanas de hiel. / Romped barreras inquebrantables, / que volverán a renacer con la libertad, / la voz del poderoso no es eterna, / lo único fiel es la libertad, / y los muertos, por su recuerdo, pueden luchar. La justicia otra vez prevalecerá, / la llama del olvido al verdugo castigará, / el tiempo del odio tras el llanto pasará, / y mil tributos de reconciliación traerá el mañana, / y mil cuencas vacías ojos tendrán, / y la mirada de mil hombres la verdad descubrirán. / La suerte del abanto estará echada, / las fauces del depredador cerradas, / la volición del justo recompensada, / y un estandarte de ley se erigirá, / donde el electo ideal sea dueño, / donde la llama de razón no tenga frontera, / donde el escaño de poder no sea posesión. Dejad lugar para la trama del ideal, / buscad un sitio para el reino de la verdad, / donde se olviden las afrentas y las derrotas, / donde todo sea esperada paz. / Una mañana quiere olvidar sangres derramadas, / y dar pie así a la confraternidad, / cuando el tributo de la esperanza esté unificado, / cuando la voz elegida sea paz. ** Miguel de Asén emilioarroba@yahoo.es Escritor español (Madrid, 1962). Licenciado en filosofía y ciencias de la educación, con suficiencia de investigación en ciencias de la información, por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado los poemarios Trece sonetos personales y un desbarre multiforme (Colección Suenan las Palabras, Editorial Cultura Viva; Madrid, 1993), Versos corrientes, Versos contados de sílabas no contadas y Poemas interactivos (Colección Ondina de Poesía; Madrid, 1995), y Generador de sonetos (Alire Docks, Francia). === Personajes de mis sueños Ruth Pérez Aguirre ====================== Todas las noches al acostarme me acometen cientos de ideas impidiéndome dormir a horas adecuadas; los sucesos del día pasan como películas frente a mis ojos forzados con el propósito de espantar el sueño; no conforme con esto los hago repetir varias veces hasta lograr agotarme para caer así en una profundidad onírica cargada de imágenes y pesadillas. Pero antes, trato de jugar con él y empiezo a crear mis propias figuras pues el tiempo parece ser infinito y el velo de los sueños tarda en caer. Julio es un chico alocado, muy joven, en la fogosidad de sus veinticinco años, impetuoso, con deseos de beberse la vida en una píldora. Es de mediana estatura, bien parecido, moreno claro y del tipo de gente nerviosa y activa dispuesta a todo. Me ha pedido que le permita salir de mi mente para vivir la vida a su antojo, pues yo lo tengo muy limitado por temor de que cometa alguna locura. Alfredo es muy diferente de Julio; callado, tranquilo, tiene también la frescura de los veintiséis años; siempre ha sido taciturno y su rostro, aunque sereno, oculta algo poco fácil de descubrir; quizás no tenga muy buenas intenciones, tal vez esconda algún resentimiento o sólo se trate de la naturaleza propia de su ser. Es más alto, pero un tanto lleno de carnes, cosa que siempre le preocupa; pienso que eso lo tiene acomplejado. Él también me ha insistido mucho en permitirle salir con urgencia para resolver una necesidad. Según dice, es un pendiente que tiene en la vida, pero no desea contarme todavía de qué se trata. Su actitud reservada también me produce inquietud, no me decido a dejarlo ir ni un minuto por temor de que su asunto resulte algo malo. Sin embargo, Sebastián es un muchacho muy serio; tiene ya treinta y cinco años, vive en la intranquilidad de que la vida se le está pasando y necesita vivirla. Dice tener muchos planes: quiere viajar por el mundo, comprarse ropa, hacer grandes cosas cuanto antes; pero también dudo en cederle esa libertad porque su sonrisa y su mirada me hablan de algo que no me da confianza. Sus ojos tienen un brillo especial que me desconcierta; lo he observado muy de cerca cuando platicamos y veo una profundidad en su mirada casi eterna, como si hubiera vivido otras vidas y le hubiesen dejado huellas en los ojos. Es alto, muy blanco, con la piel sonrosada, su aspecto es saludable, pero sólo en su exterior, porque desconfío de él con sólo ver una de sus sonrisas; aunque le agradezco su sinceridad en demostrármelo y no como Alfredo. Me cuestionaba por sus insistencias; vivían plácidamente dentro de mi cerebro sin tener ninguna necesidad de salir, yo los alimentaba diariamente con nuevas vivencias las cuales ofrecía a cada uno en su propia particularidad. Pero un suceso ocurrió un día que los hizo rebelarse a su bien trazado destino... y lucharon por obtenerlo. No me dejaban dormir exigiéndome su salida aunque fuese sólo por esa noche; traté de explicarles que la vida aquí afuera era muy diferente a la que ellos habían llevado, si aceptaba que salieran, posiblemente la vorágine del exterior se los tragaría en un instante. Pero estaban ávidos de experimentar, ansiosos por enfrentarse a sus fantasmas. Punzaban mis células cerebrales, pero seguía negándome a obedecer sus caprichos. Me pertenecían, sus vidas también, por lo tanto era yo quien debía llevar siempre las riendas y no estaba dispuesto a liberarlos permitiéndoles hacer las locuras que con seguridad tenían pensadas. Agotado de luchar por tantas horas contra ellos, llegó casi el amanecer cuando por fin logré conciliar el sueño. Al despertarme, después de un par de horas de reposo, me sentí aturdido aunque también un poco ligero. La cabeza me dolía, supuse que iba a fastidiarme la mañana entera. Me acordé enseguida de ellos, imaginándomelos descansados y tranquilos en espera de la llegada de la siguiente noche. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me di cuenta de que ya no estaban, se habían marchado dejando un vacío en mi cerebro. Ese espacio que ocupaban estaba con las puertas abiertas, aquellas que siempre permanecieron cerradas para su seguridad. Me sentí desecho, temeroso de lo que estuvieran haciendo en un mundo que desconocían. Desesperanzado pensé en cada uno imaginando sus destinos. Me agoté de buscar la manera de recuperarlos, llevarlos de nuevo a su sitio seguro. Después de tomar un baño me dispuse a desayunar ya muy tarde; abrí el periódico, más que nada para distraer mi mente ocupando mi tiempo de solaz. Estaba ansioso porque el día transcurriera veloz y llegara la noche para buscar a mis personajes, pero no tuve necesidad de esperar tanto; al abrir el diario, mis ojos se golpearon con una noticia: un joven de veinticuatro años, de nombre Julio, había secuestrado a la hija del presidente de una compañía importantísima del país mientras la inocente muchacha paseaba tranquila por el campo. Agregaba que horas más tarde habían sido descubiertos en un paraje solitario. El muchacho fue hallado muerto, creyéndose que pudo ser el padre de la afectada quien, tomando venganza, lo hubiese mandado a matar con el mismo guardaespaldas que descuidó a la hija. No se pudo identificar el cadáver por hallarse desfigurado. Las lágrimas rodaron por mis mejillas. Yo quería a Julio, me divertía su impetuosidad, su frescura llenó mi alma de alegría, siempre estaba bromeando, ¡era tan feliz!; me platicaba mil anécdotas imaginarias con chicas bonitas que encontraba por todos lados. Seguí hojeando el periódico. En la siguiente página se hacía mención a un caso espantoso: el asesinato de un pequeño niño acontecido de manera misteriosa y por demás cruel. La criatura estuvo unos momentos solo mientras su madre iba al colegio a dejar al hermanito. Alguien había entrado a la casa y con un objeto punzante arremetió a puñaladas contra él; fueron muchas, algunas le traspasaron de lado a lado la cabeza dejando restos del cerebro en la cama. El caso aún no estaba esclarecido aunque el asesino se entregó rápidamente atormentado por su atrocidad. El causante era un enfermo mental quien desconocía su propio apellido; dijo llamarse Alfredo y no recordar su procedencia ni dónde habitaba. Los peritos pensaron que nada de eso era verdad. El caso iba a quedar abierto hasta conducir las investigaciones a las últimas consecuencias. Los familiares no se presentaron; él no quiso agregar nada más. Sentí ahogarme; Alfredo era como un hijo para mí, aquel niño difícil, necesitado de más atenciones que los otros al encontrarse lleno de complejos, y del cual nunca se sabe qué piensa; que además es un poco cruel con sus hermanos, pero reacciona ante cualquier regaño. Por eso no quería que se fuera; no estaba capacitado para enfrentar este mundo bárbaro. Lloré con mayor fuerza, como cualquier padre al ver que no puede remediar los actos de su vástago. Con las manos temblorosas cerré el diario, no quise enterarme de más sufrimientos; ya soy viejo y las penas podían matarme. Por otra parte, temí encontrarme con alguna noticia fatídica de Sebastián. Ilusionado, quise esperar la noche con la esperanza de verlo regresar sano y salvo, al menos saber que él sí se había salvado. Al caer la tarde me senté a ver la televisión, cualquier película de suspenso de esas que tanto me gustan, pero al finalizar, de manera inesperada, introdujeron una cápsula informativa: el atraco a un banco, sangriento, terriblemente doloroso. Un asaltante enmascarado había entrado en plena hora de trabajo, y sin permitir que el público se resguardara procurando por su vida, había disparado a quemarropa matando a más de veinte personas. Con la torpeza de principiante, no dejó de cometer múltiples errores que les permitieron a los empleados de seguridad matarlo sin tardanza. Las imágenes fueron elocuentes, no quedaron dudas de la crueldad de los hechos. Más tarde llegaron la policía y la prensa a filmar los restos de la masacre. Ahí, tirado en el piso, bañado en su propia sangre, se encontraba mi impaciente Sebastián. Su cuerpo lleno de balas sangraba por todos lados. Su ropa, la misma de siempre, estaba empapada por completo. ** Ruth Pérez Aguirre ruthperezaguirre@yahoo.com.mx Escritora mexicana (Mérida, Yucatán, 1954). Ha publicado la novela Incompatibilidad-compatibilidad (Buenos Aires, Argentina), la noveleta Cuadros de vida, los libros de cuentos Cuentos de la pluma y Personajes de mis sueños y el poemario Arpegio poético. === Poemas María Rumaja Córdova ====================================== *** Existencia Mi infancia yo la creía perfecta: enfrascada en un mundo paralelo. La sociedad se destruía mientras yo jugaba a las muñecas. Cuando reventaban coche-bombas mis padres decían que eran los cortejos a la patria y cuando sendero se tumbaba los postes de luz me decían que era un castigo por ver tanta tv. Hacía largas colas de la mano de mi madre, yo confiaba que recibiría un premio pero un buen alimento era suficiente, para ese entonces era una niña dócil, fácil de satisfacer. En los noventas estuve en la escuela, la represión /dictadura/ no tocó a mi puerta pues no sabía lo que era. Tenía libertad de expresión porque igual nadie me escuchaba. El Perú para mí era entonces Los Libertadores el barrio donde nací la capital era mi escuela y yo dominaba al sector estudiantil desde mi idealismo ridículo. Mi casa era un diminuto castillo donde tomaba decisiones pueriles lastimando a los que buscaban paz; ya empezaba a despertar mi rebeldía, me entregaba a la carencia del amor. Mis horizontes se expandían. Mi mente comenzaba a liberarse. Dios comenzaba a ser ajusticiado, condenado por jóvenes sin sueños que coreaban sobre un andamio su intento de renovar al mundo entero. Dios era representado por seres sin pasatiempo y yo justo a tiempo tomé otro rumbo lejos de ellos. Mientras caía la dictadura completaba mi adolescencia y la mediocre secundaria. Entró la transición, luego la democracia con el líder de los suyos coreado por el pueblo (cinco años después sería repudiado) Estudié en una universidad a miles de millas lejos de mi nido manifestaciones, vigilias, arengas “...todos hacemos la patria, Compañera tú tienes la palabra...” Y luego la anarquía, el delirio de querer ser intelectual, subsistir en un grupo rebelde lleno de libros, historias, melodías, bohemia y miles de versos... Me protegí en un círculo ambivalente, caí en una dualidad explosiva que al término me envió por esta vía y me protegí en simples poemas ocultando mis temores, olvidando la inocencia, despertando a la verdadera vida. Algunos dicen que escogí un mal camino o el camino del mal, me dicen un sin fin de palabras que escuché un eco siniestro en alguna fosa maltrecha. Mi existencia no es perfecta, pero ya puedo ver más allá de cuatro paredes y reconocer el verdadero valor de una bandera. *** Te vi... fiel al silencio, bajo la luna entre las nieblas ligeras que en otoño se forman. Bajo un árbol estéril solicité tu presencia como quien reza a un dios muerto sin esperanza. y al tocar tus labios mecí un adiós sereno. Un adiós simple y sin credo, sin esa fe trémula que suelo forjar al cimentar una historia sin fin. Te vi... y ahora estoy satisfecha. En mi compleja verborrea descubrí el secreto, que me permite ser dueña de tu imagen. Ahora me despido de tus sombras sobre este sofá de cuero donde dejo de jadear tu nombre. donde dejo de descifrar tu subversiva personalidad. Recordaré esos ojos siniestros... tan ambiguos que hasta resultaron tiernos esa mirada que me congelaba los sentidos, que pulverizaba mis nervios, esa sensibilidad que tanto exclamaba mi vulva entre sicalípticos versos. Soñaré, bajo sábanas impregnadas de sudor, con tus manos... que no recorrieron mis dunas, mi anatomía extravagante. Idealizaré tu dialecto difuso. tus labios discretos tu figura de párvulo semental transmutable en el tiempo. Moriría virgen... si la virginidad existiera. si el placer no fuera tan placentero. Moriría virgen si los hombres se cercenaran el sexo. o si tuviera la bendita vulva complaciente, pero viviré complaciente con una vulva ensortijada Hace años descubrí el enigma que me abrió a la sonrisa diaria. No dejaba de atribuirme el derecho a ser inocente y ya me abría al placer al goce de una caricia comprada por promesas por simples mentiras Hace años que me envuelvo en aromas de mujer con dos oídos prestos a simular que escuchan. Repito: moriría virgen si de verdad la virginidad existiera. ** María Rumaja Córdova airam_rc@hotmail.com Escritora peruana (Lima, 1984). Profesora de literatura y promotora cultural. Poemas suyos aparecen en la antología Muestra de poesía joven Generación 2000?, así como en revistas, plaquetas y otras antologías. Tiene inédito el libro Confesiones de nedianoche. === Al fin juntos David Moñino Bermejo =============================== Laureano aún no había llegado al pueblo cuando escuchó el repique del campanario. Iba acompañado por su fiel perro lobo, Pebo. Laureano se ayudaba con el bastón, y en la otra mano llevaba la bolsa de plástico con las setas encontradas. El ambiente del día había sido propicio, con las nieblas matutinas y el gris de un cielo encapotado y amenazador. Las campanas seguían marcando el ritmo. Era extraño porque, a pesar de que había visto pasar muchos curas por Cercedilla en sus sesenta y siete años de vida, sabía de sobra que ahora no había ninguno gastando sacristía en el pueblo. Por no haber no había ni feligreses, pues sólo quedaba él, y a decir verdad, nunca había sido muy creyente. Mientras seguía escuchando el eco de los badajos golpeando contra el bronce, caminó resuelto a llegar cuanto antes a la iglesia, cuya torre fue lo primero que vio al empezar a descender el cerro. Recordó su despedida con el padre Francisco. —Laureano, piénsalo hombre. Aquí ya no queda nadie. Vete a la ciudad y gasta tus ahorros en compañía de otros como tú —le había dicho el sacerdote—. Hay buenas residencias, y yo podría interceder por ti en algunas de ellas. Laureano le había abierto la puerta del viejo Skoda familiar. —Se lo agradezco, don Francisco. Pero he nacido en Cercedilla, y en Cercedilla he de morir. —Está bien. Como quieras. Que tengas mucha suerte. Esas fueron las últimas palabras que oyó de un ser humano. De eso hacía ya cinco largos años. El pueblo ya estaba degradado por aquel entonces, pero cinco años eran suficientes para hacer aun más estragos en sus piedras descuidadas. Algunos tejados se habían hundido en las casas, sus paredes estaban verdes de humedad, y la maleza se había adueñado de sus calles. Apenas quedaban en pie algunas viviendas, el ayuntamiento, la casa de Laureano —que reparaba diligentemente casi a diario— y la iglesia, que seguía entonando los repiques con ecos fantasmagóricos difuminándose entre la espesa niebla. Al llegar a la plaza, pisoteando los yerbajos, que habían crecido mucho desde la última vez que pasó por allí, vio la fuente desde la que ya no salía agua. Estaba escoltada por enormes cardos verdes que estarían resecos cuando llegara el verano. La iglesia estaba justo delante, y las baldosas de la acera estaban resquebrajadas delante del enorme portón de madera, que vibraba con los campanazos. Pebo hizo un gañido lloroso y se plantó bajo una talla de la puerta, sobre sus cuartos traseros. —No te preocupes, viejo amigo —le dijo al perro—. No te haré entrar ahí si no quieres, pero yo debo hacerlo. Como si el animal le hubiera entendido, se recostó con las patas delanteras debajo de su hocico, mirando a su dueño con tristeza; a la manera de los perros. Laureano empujó la puerta con la punta del bastón. La penumbra del interior y el olor a madera vieja y húmeda de los bancos, largo tiempo descuidados, le devolvió el eco del chirrido de unos goznes desengrasados. Un viento frío le rozó la cara levantando sus canas despeinadas. Dio un paso introduciéndose en unas tinieblas desgarradas por la poca luz que los altos ventanales dejaban pasar. Finos hilos blancos, llenos de minúsculas motas de polvo, se estrellaban en las columnas de piedra desde los vidrios de colores que coronaban lo más alto de las paredes laterales. El sonido de las campanas se esfumó con un último eco que resonó en el ambiente interior. El anciano miró hacia el techo descascarillado y la cúpula, imitación de un Miguel Ángel llena de ángeles pálidos y desplumados, le devolvió la tristeza del paso del tiempo. No se atrevió a cruzar el pasillo central, que estaba presidido por un Cristo de madera que amenazaba con desprenderse de una cruz plagada de termitas. Inició un paseo por el lateral, atemorizado por santos que parecían mirarle sobre candelabros interminables de velas a medio consumir. Sus pies le guiaron despacio hasta la puerta de la sacristía, que permanecía abierta y a punto de salirse de sus goznes. Entonces los vio; por el rabillo del ojo. Los bancos estaban llenos de gente que le miraba. Reconoció a algunos de ellos —antiguos compañeros de colegio, viejos vecinos, familiares...—, y los demás llegaron poco a poco desde sus recuerdos. Su mujer, Aurora, que había fallecido de un cáncer de colon hacía casi quince años, se dirigió a él: —Laureano, querido, ¿cuándo vas a comprender? Hace mucho que deberías haberte unido a nosotros. El anciano comenzó a llorar, sin saber muy bien si era de miedo o de tristeza. —No sois reales… —murmuró—, no podéis estar aquí. ¡Estáis muertos! —Somos tan reales como tú mismo, cariño —le contestó ella con dulzura. Laureano podía ver el resto de la gente a través de ella, pero no sintió caer las lágrimas que abrasaban sus ojos y su corazón. —Debes comprender, Laureano —dijo don Sebastián, el párroco que le dio la primera comunión, y que también había fallecido cuando él aún era joven—. Estamos encadenados, aquí, esperándote. Tienes que desprenderte de tu envoltorio mortal. Hasta Pebo se ha dado cuenta, y pugna como tú para mantener su carne putrefacta; sólo por hacerte compañía. Libérate... —¡No! No sois reales —gimió Laureano, cayendo arrodillado, llevándose las manos a la cara—. ¡No estoy muerto! Aún no... Los espectros le fueron rodeando poco a poco, sin llegar a tocarle. El fantasma de Aurora se arrodilló junto a él. —Es la hora, cariño. No sabes cuánto ansío abrazarte de nuevo —el anciano se fijó en que su mujer muerta mantenía la belleza de su juventud, y la echó de menos—, pero no puedo hacerlo hasta que aceptes. Laureano dejó de tener miedo, con la llegada de la comprensión. Les miró a todos a la cara, y luego miró sus manos, que no tenían uñas, y cuyos dedos dejaban entrever huesos blanquecinos y cartílago. —Te estás aferrando a una vida sin vida —oyó decir a su madre, también joven, como cuando él era niño—. Acepta la muerte. Libérate y libéranos. Laureano sonrió, sintió revitalizarse y se levantó sujeto a las manos insustanciales de Aurora. Dio un paso hacia delante y empezó a verles más opacos. Desapareció ese cansancio que venía sintiendo desde hacía algún tiempo, y que achacaba a la vejez. Dio un paso más y sintió la suavidad de las manos de su mujer. La vio tal y como la recordaba. Luego oyó un ruido sordo tras él. Miró por encima de su hombro y vio a un Laureano decrépito, apenas sin piel sobre los huesos, algunos de los cuales se dejaban entrever en su cara, junto a sus labios agrietados. Sintió algo parecido a la liberación. Una luz de extremo fulgor, que no dañaba los ojos, empezó a crecer bajo la cúpula de la iglesia. Un ladrido de satisfacción hizo resonar nuevos ecos en las paredes de piedra. Era Pebo, su perro, que ahora era joven y vigoroso de nuevo, pues no era su cuerpo lo que veía, sino su espíritu en todo su esplendor. Todos los espectros, incluido él mismo, comenzaron a elevarse hacia la luz, y lo último que oyó, en nuestro mundo mortal, fue la voz de Aurora: —Al fin juntos. ** David Moñino Bermejo damobe@gmail.com Escritor español (Madrid, 1973). Desde 1991 trabaja como programador informático en diferentes empresas del sector. En 1989 obtuvo el 2º premio del Concurso de Literatura del Instituto de Bachillerato Camp Redó. Textos suyos están publicados en el portal YoEscribo.com. Mantiene el blog La certeza de los necios (http://certeza.wordpress.com). ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “No es tal poeta para hollar alfombras / por donde triunfan femeniles danzas: / que vibre rayos para herir las sombras, / que escriba versos que parezcan lanzas”. Rubén Darío, “A un poeta”. En: Azul... (1888). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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