~~~~~~~~~~~~~~~ Año XI Cagua, Venezuela Nº 153 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 20 de noviembre de 2006 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “Tierra”, por Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | “Penúltima parte de El Taisnerio”, de María Eugenia | Anuncio especial Sáez, en Editorial Letralia. | | Poemarios de Portnoy. / Romero en italiano. / Pequeños | Breves escritores. / Memorias de Lozada. / Los siete de CCG. / | Barrera Linares también tiene blog. / Criticón en el | CVC. / Valdez, Rivera y Guajana, premiados. / Otro | premio para Réquiem. / Narradores Latinos. / La | presidenta de La Presidenta. / Las fluencias de | Frejtman. / Escritura y modernidad. / Venti en Buenos | Aires. / Los intermedios. / Dinamización de bibliotecas. | / Mujeres que escriben. / Regalos para niños de | Colombia. / Borges en imágenes. / María Xesús, onírica. | | Premio I Miosotís de poesía para el venezolano Luis | Noticias Alberto Crespo. / Cuadro de Goya es robado en Estados | Unidos. / Uruguaya Claudia Amengual gana el Premio Sor | Juana Inés de la Cruz. / Narrativa breve de Miguel | Delibes recogida en un libro. / Desaparecen en Alicante | noventa libros antiguos. / Un libro permite conocer | facetas hasta ahora poco conocidas de Rulfo. / Ampliarán | antología Palabra viva de autores argentinos | desaparecidos. / IV Congreso de la Lengua Española | presentado en Colombia. / Carrizales dicta charla en | Pekín sobre los jardines clásicos chinos. / Premio Jaime | Sabines para la argentina Cecilia Romana García Bazán. / | Federico Andahazi ganó el Premio Planeta de Novela. / Se | desarrolla con éxito Filven en toda Venezuela. / Premio | Picón Salas para el argentino Ramiro Podetti. / | Experimentan con literatura en el alivio del dolor. / | María García Esperón gana premio Norma-Fundalectura. / | Premio de honor del Quijote de las Letras para Francisco | Ayala. / La RAE presentó el Diccionario esencial de la | lengua española. / Carmen Balcells recibe premio | Montblanc Mujer. / Cerró con éxito el Festival de | Mujeres Poetas en el País de las Nubes. / Novela de | Daína Chaviano será traducida a veinte idiomas. / | Ficción Breve Venezolana celebra aniversario con recital | de narrativa. / Antonio González Lira gana el concurso | Augusto Padrón. / Roban documentos en casa de Gabriel | García Márquez. / Bolivia tiene su primera Maestría en | Literatura Latinoamericana. / Premio Barco de Vapor para | el mexicano Jaime Alfonso Sandoval. / Triunfo Arciniegas | presentó su 40º libro. / Alfaguara edita libros de los | venezolanos López Ortega y Liendo. / Filven 2006 | presenta una semana de actividades en Aragua. / | Masificación de la cultura será centro de un debate en | Caracas. / Estudiantes argentinos de letras se reunirán | en Buenos Aires. / Todo listo para la FIL Guadalajara. / | José Saramago y Gael García Bernal harán lectura | conjunta en la FIL. / Encuentro de Caricatura e | Historieta homenajeará a Fontanarrosa. / Realizarán en | Durango la Feria del Libro y el Disco Vasco. / Bogotá | será la capital del libro y la literatura. / Congreso | Lectura 2007 realizarán en Cuba en octubre del año | próximo. | | “Blanca Varela: Poesía escogida (1949-1991)”, Rafael | Artículos y Rattia. / “La cábala del Quijote”, Alfonso Galindo | reportajes Lucas. / “Don Quijote y el mar”, Ricardo Martínez-Conde. | / “Que la tierra te sea leve”, Amparo Osorio. / | “Diferente realidad animal”, Silvia Rodríguez Bravo. / | “A un año de la presentación de La grande. El libro | póstumo de Juan José Saer”, Andrés Ugueruaga. | | “Amir Valle: ‘Escribo de la marginalidad porque vivo en | Entrevistas esos barrios... en la misma Cuba profunda que yo | habito...’”, entrevista por Raúl Tápanes López. | | “La ceguera del espíritu”, Luis Alejandro Contreras. / | Sala de ensayo “La palabra”, Ernesto Fernando Iancilevich. / | | Poemas de Üzeyir Lokman Çayci. / “Albóndiga en salsa”, | Letras Salvador Fleján. / Poemas de Daniela Ivonne Gregorio | Neria. / Relatos de Julia Otxoa. / “El desterrado (poema | en cinco partes)”, Julio San Francisco. / “Memorias de | azotea”, Carolina Lozada. / Poemas de Oscar Édgar López. | / “L’Alcúdia de Crespins”, Juan Carlos Hernández Cuevas. | / “Hasta que nos trague el olvido”, Patricia Venti. / | “Jeremías”, Miriam Díaz. / Poemas de David Omar Juárez. | / “Nunca es tarde”, Roberto Bennett. / Dos poemas de | Livia Díaz. / “Kantín Coleo”, Olga Cortez Barbera. / | “Gruta de espejos”, María Elena Solórzano. / “Tiempo de | morir”, Harol Gerzon Gastelú Palomino. | | Obras de teatro. / Buscando a Ángel Méndez. | El buzón | Ambrose Bierce. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm === Tierra Jorge Gómez Jiménez ======================================= “Desde el grito ‘¡Tierra! ¡Tierra!’ del gaviero Rodrigo de Triana, en la alborada del 12 de octubre de 1492, al arribar las naos a la isla de Guanahaní, desde esa mágica alborada la Tierra era redonda. Y desde ese instante la lengua castellana tenía también la redondez de la Tierra y la vida siempre verde de la Amazonía, la Orinoquía y el ancho estuario del Río de la Plata”. Así describió el ex presidente de Colombia, Belisario Betancur, la grandeza del idioma castellano, en ocasión de presentar el pasado lunes 7 el IV Congreso de la Lengua, que se celebrará en Cartagena de Indias entre el 26 y el 29 de marzo de 2007. Quizás nunca como ahora fue tan febril la actividad de las academias del mundo de habla hispana, algo en lo que seguramente reciben la influencia de la velocidad que imprimen los medios modernos de comunicación al cuerpo total de la sociedad. La realización periódica de eventos como los congresos de la lengua, en los que las academias establecen políticas de trabajo y comparten iniciativas, viene a ser el colofón necesario de la investigación constante en torno a las mutaciones naturales que sufre nuestro idioma. El fruto visible de esta actividad es el registro de tales cambios en los sucesivos diccionarios que, con rigor científico, delinean la topografía de la lengua. Apuntalando al Diccionario de la Real Academia, otros trabajos como el Diccionario de Dudas, o el recientemente presentado Diccionario Esencial, que ofrece un adelanto de las entradas que incluirá la edición del Drae planeada para el año 2013. Términos como bungaló, abrefácil o internet —así, con la inicial minúscula— que serán registrados en esa edición y que se estrenan, siete años antes, en el Esencial. Cada nueva noticia involucrada con alguno de estos trabajos trae la acostumbrada andanada de críticas contra la actividad académica. Se suele olvidar que las academias no regulan las modificaciones del lenguaje, sino que las registran, y que en ello se debe guardar la mayor prudencia para que la cartografía de nuestra lengua no se vea contaminada por usos transitorios. El trabajo de las academias consiste ni más ni menos en reflejar el otro trabajo, el del hablante común, que moldea con persistencia telúrica el planeta en el que vive: el planeta del español. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez |||||||||||||||||||||||| ANUNCIO ESPECIAL ||||||||||||||||||||||| === “Penúltima parte de El Taisnerio”, de María Eugenia Sáez, ============= === en Editorial Letralia ================================================= El más reciente título de nuestra editorial digital es la novela “Penúltima parte de El Taisnerio”, de la escritora e investigadora venezolana María Eugenia Sáez, un libro que narra la historia de un libro. Hallado entre las cosas del soldado Blas Botello —llamado el nigromántico, el hombre que dio a Cortés el infausto consejo de replegarse ante los aztecas la noche del 30 de julio de 1520, que terminaría en una masacre, El Taisnerio fue un tratado alemán que describía “afecciones del alma y el cuerpo” y al que continuamente, en épocas distintas, autores distintos añadieron nuevos trozos, como en un rompecabezas de perenne postergación. El relato de las aventuras de este libro es una excusa para revisar la historia de América desde la época de la conquista hasta la eclosión de las repúblicas e interpretar el papel de la Iglesia, el poder y el hombre de a pie en la armazón de la sociedad. Amenazado por la Inquisición, tapiado, destruido mil veces, El Taisnerio resistirá a tres siglos de alientos y aromas humanos, sudor de dedos, manchas de comida, gotear de velas, parpadeo de bombillas, el flujo de la electricidad en el teclado. “Penúltima parte de El Taisnerio”, de María Eugenia Sáez, puede leerse en las páginas de nuestra editorial digital o descargarse como archivo PDF. http://www.letralia.com/ed_let/taisnerio ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Poemarios de Portnoy. El escritor español José Portnoy ha publicado en el servicio editorial Lulu.com sus libros Poemas de amor y fuego, Poemas de amor eternos y Poemas de un corazón roto y homenajes. El precio de cada poemario varía de acuerdo a si el lector prefiere descargarlos o si escoge recibir un ejemplar impreso en su domicilio. http://www.lulu.com/filodeacero Romero en italiano. El poemario Hagion Oros, del escritor colombiano Armando Romero (Cali, 1944), acaba de ser publicado en italiano por la editorial Sinopia Onlus. El libro había aparecido originalmente en español bajo el sello Pequeña Venecia, de Caracas, en 2002. Romero viajó a Italia el pasado mes de octubre para realizar presentaciones de Hagion Oros en diversos eventos en Roma, Padua, Venecia y Massa Maritima. El escritor ha publicado otros siete poemarios: Los móviles del sueño (Mérida, Venezuela, 1976); El poeta de vidrio (Caracas, 1976); Del aire a la mano (Bogotá, 1983); Las combinaciones debidas (Buenos Aires, 1989), A rienda suelta (Buenos Aires, 1991), Cuatro líneas (México, 2002) y De noche el sol (Medellín, 2004). http://www.sinopiaonlus.org/hagionoros.htm Pequeños escritores. A principios del pasado mes de octubre fue publicado el veredicto del IX Concurso Intercolegiado de Poesía 2006, convocado por la Fundación para el Desarrollo Cultural (Fundescul) con el apoyo de la Casa de Poesía Silva, el Instituto Caro y Cuervo y el Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana. En el concurso participaron más de 130 colegios de Bogotá, repartidos en 36 participantes en la categoría infantil y 96 en la categoría juvenil. Los tres primeros lugares en la categoría infantil fueron ganados por Valentina Villareal (Gimnasio Los Portales), María Soledad Gallego (Gimnasio Santa Ana) y Julián Felipe Infante (Agustiniano de San Nicolás). Recibieron menciones en esta categoría Paula Quinterito (Gimnasio los Portales), Mariana Rodríguez (Gimnasio Santa Ana), Mariana Rafaela Guerrero (Gimnasio Santa Ana) y Salomé Come (Gimnasio Fontana). En la categoría juvenil los tres primeros lugares fueron para María Gómez Lara (Los Nogales), Natalia Cabrera (Cardenal Pacelli) y Raúl Ballesteros (Nueva York), concediéndose menciones a Cristina Andrade (Los Nogales), Carolina Cote Loaiza (San José), Héctor Contreras (Panamericano) y Alejandro Múnera (Bilingüe Buckingham). Los jueces del certamen fueron Armando Orozco, José Luis Díaz-Granados, Augusto Pinilla y Andrés López. fundescul@hotmail.com Memorias de Lozada. La escritora venezolana —y letraliana— Carolina Lozada obtuvo, con su libro de cuentos Memorias de azotea, el primer premio del Certamen de Narrativa “Oswaldo Trejo”, dotado con un millón de bolívares y la publicación del libro y convocado por el Instituto Merideño de Cultura, según veredicto emitido el pasado 11 de octubre por los jueces, Gertrudis Gavidia, Tarik Souki Farías y Pedro Rangel Mora, quienes valoraron “la presencia de una narradora en posesión de un lenguaje con valores líricos, fino sentido del humor y eficacia narrativa y que al propio tiempo que enfoca conjunto de situaciones del orden de la subjetividad, no deja de registrar el ámbito social en que se desenvuelven sus historias”. Los libros Yo no he visto a Linda, de Enrique Plata Ramírez, De muerte y desencanto, de José Gregorio Parada, y Pájaro Azul, Zamuro Blanco, de Omar Rivero Torrealba, recibieron mención publicación. Los siete de CCG. El sello digital C. Cardona Gamio Ediciones cumplió siete años el pasado 5 de noviembre. Más de 890.000 visitantes han pasado por CCG al menos en los últimos tres años para revisar sus contenidos. Biografías de escritores —Rusiñol, García Lorca, Francisco Ayala, Zenobia Camprubí Aymar—, monográficos, literatura infantil, entrevistas, traducciones, clásicos del género gótico, literatura en castellano y catalán son algunos de los hitos de este sello, cuya representante Estrella Cardona Gamio es además colaboradora de Ciudad Letralia, donde mantiene la avenida Atalaya. http://www.ccgediciones.com Barrera Linares también tiene blog. El escritor venezolano Luis Barrera Linares —quien hace poco presentó su página personal— acaba de sumarse al colectivo de autores con bitácora. Su nuevo blog se llama La duda melódica y, aún en formación, versará sobre literatura y otros temas. En su primera nota, “Nuevos y buenísimos aires para la narrativa venezolana”, el autor de En el bar la vida es más sabrosa habla de los recientes éxitos de los narradores venezolanos: “En estos tiempos de convulsión política y social, no nos alcanza el tiempo ni siquiera para leer toda la narrativa escrita por venezolanos que se está publicando en el país y fuera de él”. http://barreralinares.blogspot.com http://www.barreralinares.com Criticón en el CVC. El Centro Virtual Cervantes, como parte de una iniciativa para recuperar en formato digital y facsimilar acervos de producción científica en torno a la cultura hispánica, publicó el pasado 10 de noviembre, para su acceso a través de Internet la colección Criticón, 1978-2004, donde se recogen los 92 primeros números, digitalizados para su consulta libre, de la revista Criticón, una de las más prestigiosas revistas dedicadas a la literatura y civilización del Siglo de Oro español, y que se publica desde 1978 bajo los auspicios del grupo de investigación Lemso (Literatura Española Medieval y del Siglo de Oro), de Toulouse. La digitalización de la colección ha sido llevada a cabo con la colaboración de Presses Universitaires du Mirail y bajo la dirección de Marc Vitse. http://cvc.cervantes.es/obref/criticon Valdez, Rivera y Guajana, premiados. El escritor dominicano Pedro Antonio Valdez obtuvo recientemente el Premio Pen Club de Cuento 2006 por su libro Narraciones apócrifas, su más reciente colección de relatos. Editado por Editorial Isla Negra, recoge narraciones que empalman el presente con los valores éticos y estéticos de la Edad Media y la Antigüedad. Dentro del certamen, también se otorga el Gran Premio Alejandro Tapia y Rivera de las Letras, a la obra de toda una vida, que este año recayó en Josefina Rivera de Álvarez y en los miembros del grupo poético Guajana, dos pilares de la literatura puertorriqueña. El veredicto fue emitido por el Pen Club en un acto realizado en el marco de la IX Feria Internacional del Libro de Puerto Rico. Otro premio para Réquiem. El libro de la escritora puertorriqueña Ana María Fuster Lavín, publicado en 2005 por Isla Negra Editores y ya con dos ediciones agotadas, acaba de recibir el 2º lugar del certamen de cuentos del PEN Club de Puerto Rico para los libros publicados el año pasado. Réquiem se compone de doce cuentos que se concatenan a modo de capítulos de una novela, un thriller donde el canibalismo social en que vivimos se hace latente, así como el espacio para la esperanza y los sueños. El sello Isla Negra anunció la aparición, en diciembre próximo, de El libro de sombras, poemario de Fuster Lavín que deambula en las profundidades del propio verso, los mitos, las calles de la ciudad con sus dolores, pasiones y seducciones, los miedos, el amor y la muerte. Será presentado a finales de enero de 2007. http://www.islanegra.com Narradores Latinos. Tal es el nombre de un nuevo taller digital gratuito que desde Mar del Plata (Argentina) ha sido creado por el escritor Jorge Luis López, narrador y docente. Narradores Latinos funciona como un grupo de Yahoo!, por lo que para formar parte del mismo basta con enviar un mensaje vacío a narradoreslatinos-subscribe@gruposyahoo.com.ar y seguir las instrucciones que se recibirán por correo electrónico. Los participantes elaboran relatos basándose en ejercicios propuestos por los moderadores y se establece una dinámica de retroalimentación con las opiniones, correcciones y sugerencias del colectivo. http://ar.groups.yahoo.com/group/narradoreslatinos La presidenta de La Presidenta. Acaba de aparecer la novela La Presidenta, de la escritora colombiana Flor Romero, quien ganó con esta obra el accésit especial del Premio Ateneo de Sevilla, en España. La novela, que ofrece una visión irónica de la vida política en América Latina, cuenta las aventuras de Lupita Pérez, quien teniendo las riendas del poder en el país imaginario de Ningunaparte toma decisiones insólitas y además originales, como la creación del Ministerio del Alma, sin que decaiga su infatigable actividad por estar embarazada. La novela ha sido publicada por la Unión de Escritores de América, de la que Romero es, justamente, presidenta. En Francia esta obra apareció con el título de Madame La Presidente, traducida por Claude Couffon. http://www.uneda.org Las fluencias de Frejtman. Hoy 20 de noviembre, a las 7:30 de la noche, se realizará, en el Espacio Cultural La Spezia (Libertad 2479, esquina Bulevar España), de Montevideo (Uruguay), la presentación del libro Fluencias, del ingeniero Teodoro R. Frejtman. Editado por Cruz del Sur, el poemario cuenta con prólogo del profesor Nelson Pilosof e ilustraciones de la artista plástica Mary Porto Casas. En la presentación serán leídos fragmentos de la obra y habrá además momentos musicales a cargo de selectos artistas uruguayos. Radicado en la capital uruguaya desde 1977, Frejtman es argentino y, además, letraliano, con poemas publicados en nuestras ediciones 90 y 94. http://letras-uruguay.espaciolatino.com/concurso/frejtman.htm Escritura y modernidad. Este miércoles 22, a las 7:30 de la noche, se presentará en el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar (avenida Benavides 3074, Óvalo de Higuereta, Miraflores; Lima, Perú) el libro De Doña Bárbara al neoliberalismo: escritura y modernidad en América Latina, de José Castro Urioste. Además del autor, participarán en la presentación Edgardo Rivera Martínez, Marco Martos y Santiago López Maguiña. El libro reúne un conjunto de trabajos de crítica literaria sobre narrativa, ensayo y teatro, en los que se indaga en las relaciones entre escritura y modernidad. Entre los autores que se analizan se encuentran Rómulo Gallegos, Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique y Mario Benedetti. La entrada es libre. http://celacp.perucultural.org.pe Venti en Buenos Aires. El próximo 22 de noviembre, a las 7 de la noche, será presentado el poemario Hasta que nos trague el olvido, de la escritora venezolana Patricia Venti. El libro, de 48 páginas, ha sido publicado en Buenos Aires (Argentina) por el sello Aurelia Libros en una cuidada edición numerada, y en su presentación, además de Venti, estarán Cristina Piña y Antonio Requeni, quienes hablarán de la poesía de la autora. “La poeta escribe menos desde la literatura (aunque aparezcan algunas referencias explícitas) que desde una exigencia visceral, por momentos desgarrada”, expresa Requeni en sus impresiones sobre el libro. “Su poesía gira desveladamente alrededor de un drama que parece buscar su catarsis, y lo hace con un acento de insoslayable autenticidad”. El evento será en la sala Sosa Pujato del Centro Cultural Rojas UBA (avenida Corrientes 2038, Buenos Aires). http://www.aurelialibros.com.ar/venti_p.htm Los intermedios. La agrupación Tuerto Rey ha organizado para el próximo 23 de noviembre el evento “Poetas platenses; la generación intermedia”, un recital en el que participarán Norberto Antonio, Carlos Aprea, Fernanda Castell, Martín De Souza, Adrián Ferrero y Marta Miranda. La actividad, con la que concluye el ciclo de poesía 2006 organizado por César Cantoni, Sandra Cornejo y Silvia Montenegro —integrantes de Tuerto Rey—, cerrará con la musicalización de poemas de Federico García Lorca, Juan L. Ortiz, Alejandra Pizarnik y otros, a cargo de Ximena Villaro. La cita es a las 8 de la noche en La Salamanca (avenida 60, esquina 10, La Plata; Argentina). cecantoni@dearriba.com Dinamización de bibliotecas. El 24 y 25 de noviembre se realizará, en el Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas (Cita) de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, en Peñaranda de Bracamonte, el curso “La biblioteca se lo pone fácil: a los adultos, a los jóvenes, a los internautas, a los inmigrantes”. A través de este curso se analizarán de manera exhaustiva programas de dinamización de bibliotecas para distintos perfiles de usuarios. Las inscripciones y pagos para el curso pueden hacerse por Internet o de forma convencional. El alumno podrá optar libremente por cualquiera de las modalidades de matriculación o pago, combinándolas a la medida de sus intereses. http://www.fundaciongsr.es/biblio06/9biblioteca.htm Mujeres que escriben. Ediciones Amargord presentará este 24 de noviembre los dos volúmenes de la antología de poesía femenina Hilanderas, que reúnen a diecisiete poetas del rico panorama de la poesía femenina actual: Pilar Adón, Eva Chinchilla, Patricia Esteban, Cecilia Eudave, Lucía Fraga, Cristina García Santos, Esther Giménez y Ana Gorría (primer volumen), Guadalupe Grande, Marta López Vilar, Elena Medel, Esther Muntañola, Marina Oroza, Antonia Ortega Urbano, Yolanda Pérez Herreras, Ángela Torrijo y Alejandra vanesa (segundo volumen). La presentación tendrá lugar el próximo 24 de noviembre en el Ateneo de Madrid, dentro del ciclo “Los Viernes de la Cacharrería”, coordinado por Miguel Losada y en colaboración con la Red Arte Joven de la Comunidad de Madrid. http://www.edicionesamargord.com Regalos para niños de Colombia. Este 30 de noviembre la Fundación Alejandra Vélez Mejía realizará un paseo de fin de año en el que se entregarán obsequios a 282 niños de cinco departamentos y resguardos indígenas de la región de Manizales, en Colombia. Para llevar a feliz término la actividad, la organización solicita la ayuda de quienes puedan aportar al menos un regalo para un niño de 1 a 18 años de edad. Dadas la situación de salud de los niños y su situación económica, los regalos deben ser sencillos, nada ostentosos; nuevos y que no necesiten baterías. También se puede colaborar con aportes económicos. Si usted desea colaborar, debe comunicarse con la fundación antes del 25 de noviembre. Fundación Alejandra Vélez Mejía Carrera 24, Nº 49-52. Teléfonos: (6) 8859103 - (6) 8850484 Manizales, Caldas (Colombia) alejandravelezmejia@gmail.com Borges en imágenes. El realizador argentino Andrés Zaied ha quedado entre los finalistas del Festival Internacional del Cuento de Los Silos —a celebrarse del 27 de noviembre al 9 de diciembre en Los Silos, Tenerife (España)— en su sección de “cuentometrajes”, o cortometrajes basados en cuentos. La obra que Zaied ha llevado a imágenes no es otra que “Episodio del enemigo”, del escritor Jorge Luis Borges. El realizador mantiene en la red el sitio RadioMontaje, en el que ofrece además otras de sus producciones, así como textos literarios, entrevistas a escritores, material sobre jazz argentino y un enlace para escuchar el programa de radio La Tribu On Line, entre otros materiales. http://www.youtube.com/watch?v=0d4s2ZpEtHE http://www.cuentoslossilos.es/cuentometraje/principal.htm http://www.radiomontaje.com.ar María Xesús, onírica. Entre el 30 de noviembre de este año y el 10 de enero del año próximo estará abierta al público la exposición “El onírico universo de María Xesús Díaz”, en el que será posible apreciar las pinturas que, en acrílico sobre tabla, pinta esta artista coruñesa. Díaz inició su carrera artística en A Coruña, donde estudió iniciación a la pintura y decoración en la Escuela de Artes, y unos años más tarde ya había recorrido varias salas de la ciudad con sus cuadros. La inauguración será el día 30 a las 8:30 de la noche en el Casino Nueva Andalucía, de Marbella. http://www.mariaxesusdiaz.tk ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo qu tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Premio I Miosotís de poesía para el venezolano Luis Alberto Crespo Tórtola de más arriba, del venezolano Luis Alberto Crespo, obtuvo en Italia el premio I Miosotís, según el veredicto emitido el pasado 24 de octubre y que puede ser consultado en http://www.edizionidif.it/archives/000225.html. El galardón, dedicado a los poetas italianos Giancarlo Mazzacurati y Vittorio Russo, es convocado para escritores italianos por Edizioni D’if (http://www.edizionidif.it), de Nápoles y, para escritores de habla hispana, por el mencionado sello en conjunto con la Unión Latina (http://www.unilat.org). El jurado que concedió este premio a Crespo estuvo compuesto por Nietta Caridei (presidente), Giancarlo Alfano, Riccardo Held y Gabriele Frasca. El poeta venezolano, quien también es el presidente de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, manifestó sentirse honrado por ser reconocido con este premio. “Es una prueba de que poco a poco la literatura venezolana está dándose a conocer en el mundo y, ahora más que nunca, hay un interés por ella”, acotó el poeta. La obra de Crespo es un poemario sobre el destierro de sus ancestros paternos, quienes fueron expulsados de la población de Carora (Lara) por el río, y se fueron arruinados por los desiertos de Quíbor, perdiendo dinero y muriendo en el camino. “La segunda parte habla sobre lo que hay de ellos en mí, de mi destierro personal, de mi destierro emocional e interior, ése es el destino de ese libro”, puntualizó. Tórtola de más arriba será publicado en Italia en una edición bilingüe, aunque ya en las Librerías del Sur —antes Kuai Mare— hay ejemplares de este título publicado por la editorial La Diosa de la Casa Pérez Bonalde. Fuentes: ABN • Edizioni D’if *** Cuadro de Goya es robado en Estados Unidos Niños en el carretón, un cuadro que el artista español Francisco de Goya pintara en 1778, fue robado a principios de noviembre en Estados Unidos durante su traslado entre los estados de Ohio y Nueva York. El lienzo iba a ser expuesto en el Museo Guggenheim de NY (http://www.guggenheim.org/new_york_index.shtml). Adquirido en 1959 por el Museo de Arte de Toledo en Ohio (http://www.toledomuseum.org), el cuadro fue sustraído a la altura de Scranton, Pensilvania. El robo fue anunciado en un comunicado conjunto emitido por los dos museos. El cuadro era trasladado por un transportista especializado en arte, aunque ambos museos no han querido ofrecer más detalles. La compañía aseguradora ha ofrecido una recompensa de 50.000 dólares a quien aporte información sobre el famoso cuadro, asegurado en 1 millón de dólares. La Oficina Federal de Investigaciones (FBI, http://www.fbi.gov) está llevando el caso. El lienzo formaba parte de una muestra del Guggenheim titulada “Pintura española desde El Greco hasta Picasso: tiempo, verdad e historia” que se inauguró el viernes 17, y en la que se exhiben unos 140 cuadros de artistas españoles desde el siglo XVI hasta el XX, incluyendo maestros como El Greco, Diego Velázquez, Joan Miró y Salvador Dalí. Fuente: BBC *** Uruguaya Claudia Amengual gana el Premio Sor Juana Inés de la Cruz La escritora uruguaya Claudia Amengual ha obtenido el premio Sor Juana Inés de la Cruz 2006 por su novela Desde las cenizas (Alfaguara, 2005), informó la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx) el pasado 3 de noviembre. Amengual obtuvo el galardón, dotado con 10.000 dólares y que le será entregado el miércoles 29, con “una narración que resuelve con exactitud y destreza una serie de situaciones en apariencia sencillas, pero plenas de significado y profundidad”, según el jurado de este premio destinado a escritoras. El premio da la opción para que la obra ganadora sea traducida al inglés y publicada por la editorial Curbstone Press (http://www.curbstone.org). “Enmarcada socialmente en un país en crisis, esta novela destaca el exilio y la realidad latinoamericana”, señalan en su valoración los jueces, quienes además destacan que la obra abarca “los dilemas existenciales de la cotidianeidad con una mirada actual que cuestiona, entre otras, la institución matrimonial”. El jurado de este año estuvo integrado por Ignacio Díaz Ruiz, de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), la escritora mexicana Silvia Molina, ganadora de este premio en 1998, y Verónica Grossi, docente de literatura hispana en la Universidad de Carolina del Norte (UNC, http://www.unc.edu, EUA). Grossi consideró que la novela ganadora es “un retrato penetrante de un universo domestico-familiar y social (patriarcal) asfixiante. Escrito con soltura y belleza, con tensión y dinamismo”. Nacida en Montevideo en 1969, Amengual es traductora, docente de la Universidad Ort e investigadora en el área de la lingüística. Ha escrito varios cuentos, algunos de los cuales han sido publicados y otros premiados en diversos concursos, y dos novelas, La rosa de Jericó (2000) y El vendedor de escobas (2002). La autora coordina talleres de narración y estudia la licenciatura en letras en la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República (http://www.rau.edu.uy/universidad). Antes que la escritora uruguaya y desde 1993, entre las ganadoras del Sor Juana han estado la hispanomexicana Angelina Muñiz-Huberman, la chilena Marcela Serrano, las mexicanas Elena Garro y Margo Glantz, la colombiana Laura Restrepo y la argentina Sylvia Iparraguirre. Fuente: EFE *** Narrativa breve de Miguel Delibes recogida en un libro La editorial Menoscuarto ha recogido, por primera vez en un solo volumen presentado el pasado 4 de noviembre, toda la narrativa breve del escritor español Miguel Delibes (Valladolid, 1920) bajo el título Viejas historias y cuentos completos. Con prólogo de Gustavo Martín Garzo, el libro incluye relatos como “La mortaja”, “El refugio”, “El loco” o Viejas historias de Castilla la Vieja (1964), un libro singular “al que Delibes profesa especial estima”, según explicó el director editorial de Menoscuarto, José Ángel Zapatero. Delibes ha publicado un total de 27 relatos recogidos en cinco libros, además de los 17 capítulos de Viejas historias de Castilla la Vieja, que podrían ser considerados como otros tantos relatos o estampas narradas por el protagonista del libro. “Con este volumen que acogemos en una colección dedicada en exclusiva a la narrativa breve, hemos pretendido poner al alcance del lector los textos que Miguel Delibes dedicó a los géneros del cuento, las historias y la novela corta, y que nunca hasta ahora habían aparecido formando unidad independiente”, argumentó Zapatero. En este sentido, destacó que la crítica “más atenta” (Janet Díaz, Miguel Ángel Pastor o Sobejano) ha señalado que varios de estos cuentos, como “La vocación”, “La mortaja” o “El patio de la vecindad”, están en el origen de algunas de las novelas de este autor, propuesto en varias ocasiones para obtener el premio Nobel de Literatura. Entre los premios recibidos por Delibes destacan el Nadal (1947), el Fastenrath (1957), los nacionales de Narrativa (1955 y 1999), de la Crítica (1962) y de las Letras Españolas (1982), el Príncipe de Asturias (1982) y el Cervantes (1993). Fuente: Diario de Navarra *** Desaparecen en Alicante noventa libros antiguos La Policía Nacional de España investiga la desaparición de noventa libros datados entre los siglos XVI y XVIII, que estaban depositados en el museo de la parroquia de San Mauro y San Francisco de Alcoy (Alicante). Según el vicario, Vicente Balaguer, se trata del fondo más antiguo de todos los depositados en bibliotecas públicas y parroquiales de la ciudad, por lo que el valor de los volúmenes era incalculable. Balaguer reparó en la ausencia de los libros a finales de octubre, mientras preparaba las piezas para montar una exposición con motivo de la celebración del cincuenta aniversario de la reconstrucción de la parroquia. Los libros —principalmente de temática religiosa, aunque también jurídica e histórica— formaban parte del museo de la parroquia y han estado sin exhibirse desde hacía tiempo, por lo que el vicario desconoce cuándo pudo haberse producido el robo. “Se trata de un museo muy poco visitado, por lo que resulta imposible saber en qué momento se produjo el robo. Podría haber sido ayer, como hace un año”, declaró. Asimismo, aseguró que las puertas del museo y las de la vitrina donde estaba custodiada esta colección de libros no estaban forzadas, por lo que todo apunta a que “el autor o autores de este robo sabían dónde podían encontrar las llaves y lo que se llevaban”. Además, se da la circunstancia de que los libros no eran de grandes dimensiones, por lo que esto habría podido facilitar su sustracción sin levantar sospechas. Según explicó Vicente Balaguer, la parroquia de San Mauro y San Francisco es la única que permanece abierta a diario en la ciudad, por lo que en los últimos tiempos ha venido sufriendo numerosos robos, pero ninguno de la magnitud del denunciado. A juicio del párroco, “no tienen nada que ver los pequeños hurtos cometidos en la iglesia con éste”, por lo que se mostró convencido de que “no se trata de los mismos autores”. El vicario no ha notado en falta ninguna otra pieza del museo parroquial. Según el historiador Ángel Beneito, que se encargó en 1999 de elaborar el inventario del museo, la mayor parte de los libros son de temática religiosa, editados en España, Francia o Italia, aunque también hay piezas de carácter jurídico o histórico. Concretamente, destaca el valor de dos libros de Fray Luis de León, De nombres de Christo y La perfecta casada, editadas en 1587; así como los Epigramas de Marcial, de 1736 o Roma sacra e moderna de Francesco Posterna, editada en Roma en 1707. Respecto a la desaparición de estos fondos, Beneito no pone en duda que “la parroquia ha cumplido con su responsabilidad, desde el momento que decidió hacer un inventario de sus posesiones bibliográficas, puesto que esta medida nos permite saber con exactitud qué piezas faltan”, a la vez que asegura que “los libros estaban a buen recaudo en el museo, custodiados bajo dos llaves”. Finalmente, insiste en que “estos hechos han de servir de lección para todas aquellas entidades que custodian libros o documentos de prestigio, para que se esmeren en su protección y catalogación, por que es la única manera de salvar nuestro patrimonio”. La desaparición fue denunciada el sábado 4 de noviembre y la brigada de delitos contra el patrimonio del Cuerpo Nacional de Policía ha abierto una investigación para tratar de recuperar esta valiosa colección. Fuente: Información *** Un libro permite conocer facetas hasta ahora poco conocidas de Rulfo El pasado 4 de noviembre se dio a conocer el libro Tríptico a Juan Rulfo, una obra que descubre las facetas del autor de Pedro Páramo como traductor y apasionado de la poesía, además de reunir ensayos críticos de autores mexicanos, estadounidenses y franceses, entre otros. El volumen de 600 páginas, que forma parte de las conmemoraciones por los veinte años de la muerte del escritor nacido en Sayula, Jalisco, en 1917, se divide en tres grandes capítulos: poesía, fotografía y crítica, y en esta última participan ensayistas de Estados Unidos, Italia, Francia, México y América del Sur. La publicación se ha hecho realidad gracias al esfuerzo conjunto de la Fundación Juan Rulfo, la Dirección de Publicaciones y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), el Congreso de Jalisco, las universidades Iberoamericana (UIA, http://www.uia.mx), Autónoma de Aguascalientes (UAA, http://www.uaa.mx) y de Colima (Ucol, http://www.ucol.mx), y la Editorial RM, que actualmente edita la obra del escritor. El apartado más novedoso es el de poesía, representado por la aproximación de Rulfo a la obra de Rainer Maria Rilke, en particular a la traducción que hizo de Las elegías de Duino, según explicó Víctor Jiménez, director de la fundación, quien agregó que se reproducen de manera facsimilar algunos de sus manuscritos y sus versiones, que llegó a pasar a máquina y en las cuales siguió trabajando. “Esto permitirá entender una dimensión de la obra literaria de Rulfo de la que se conoce poco y que se ubica en sus inicios, en las décadas de 1930 y 1940”, continuó Jiménez. En esos años su cercanía con la poesía fue muy estrecha, pues “tiene muchísimos poemas copiados por él, traduce algunos y Rilke no es el único, también se interesó por poe estadounidenses y franceses como Mallarmé; asimismo, tiene muchísimas transcripciones, que es una manera de apoderarse, es una lectura todavía más profunda”. Rulfo traducía primero a mano, lo escribía después a máquina y sobre esa copia seguía trabajando, perfeccionándola. El apartado “va a dar luces de por qué esa densidad poética en la obra de Rulfo. Todo el mundo dice que es un poeta cuando escribe prosa y esta es una de las razones”. La segunda parte de Tríptico a Juan Rulfo está dedicado a la fotografía, y en ella se muestran las imágenes incluidas en una exposición que se realizó en Guadalajara en 1960, algunas de las cuales se utilizaron en el catálogo del homenaje que se rindió al narrador en 1980. Al menos la mitad son inéditas. Las fotos son las originales de la muestra en la capital jalisciense y se localizaron 23, sin embargo, es posible que se hayan perdido algunas, “pero el dato que tenemos es que en esa ocasión se exhibieron menos de 30 imágenes”. Asimismo, en el volumen hay una reproducción facsimilar de las fotografías que publicó en la revista América y dos ensayos sobre Juan Rulfo y la fotografía, ubicándola en el contexto de la producción fotográfica en el México del siglo XX. Todo esto “constituye un material interesante de análisis”. En el apartado de estudios críticos se analizan diversos aspectos de su obra, “se retoma por ejemplo el tema de El gallo de oro, la relación de Rulfo con la poesía, con el cine, con autores internacionales, y creemos que va a constituir una muy buena aportación al conocimiento de su obra”. Aparte del libro, se está investigando otra línea: la relación del escritor jalisciense con otros personajes, como la que tuvo con Raúl Sandoval Landázuri, quien encabezaba la Comisión del Papaloapan, en la que trabajó Juan Rulfo después de terminar Pedro Páramo, y que se trata de una etapa en la que el autor hizo trabajo de antropólogo y de geógrafo, además de llevar un registro fotográfico. Fuente: La Jornada *** Ampliarán antología Palabra viva de autores argentinos desaparecidos La Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA, http://www.lasea.org) anunció, en un comunicado emitido el pasado lunes 7 de noviembre, la preparación de una nueva edición de Palabra viva, antología de autores argentinos desaparecidos y víctimas del terrorismo de Estado. “Hemos recopilado a dos nuevos escritores (María del Carmen Sosa y Jorge Fischer, con lo que se elevarían de 103 a 105) que no figuraban en la primera edición, y conseguido textos de cuatro de los que figuraba sólo la biografía”, explica el comunicado. La primera edición de la antología, 5.000 ejemplares de un volumen de 260 páginas —de los cuales apenas quedan 300 en poder de la SEA—, fue publicada en abril de 2005, como informáramos en Letralia 121 (http://www.letralia.com/121/0301desaparecidos.htm). En su momento fue presentada en la Feria del Libro de Buenos Aires, y Víctor Redondo, presidente de la entidad, anunció la posibilidad de que se ampliara la cantidad de autores y textos. Al igual que para esa primera edición, la SEA espera que el público pueda aportar correcciones, información o material para la segunda, escribiendo a la dirección electrónica escritores@pobox.com. Actualmente se preparan ediciones de esta antología para Cuba, Francia y Venezuela. Fuente: SEA *** IV Congreso de la Lengua Española presentado en Colombia El IV Congreso Internacional de la Lengua Española (http://www.congresodelalengua.gov.co), que tendrá lugar en Cartagena de Indias entre el 26 y el 29 de marzo, fue presentado oficialmente el pasado 7 de noviembre, en una ceremonia encabezada por el presidente de Colombia, Álvaro Uribe. Durante el lanzamiento, Uribe solicitó adelantar una campaña para promover el buen uso del español en Colombia: “...preocupante la manera como hemos estrechado el lenguaje, y preocupante la manera como lo maltratamos”, afirmó. “Quiero sugerir a los ministerios de Cultura y Educación que realicemos un trabajo con la Academia Colombiana de la Lengua para masificar en la televisión el llamado de atención sobre los malos usos del lenguaje”, expresó. Por su parte, la ministra de Cultura, Elvira Cuervo de Jaramillo, se refirió al Congreso como “una oportunidad para compartir con el mundo la riqueza cultural de Colombia”, y anunció la presencia de importantes artistas colombianos como la cantante Andrea Echeverri, el tenor Valeriano Lanchas y el Colegio del Cuerpo de Cartagena de Indias. Al referirse al homenaje que se le rendirá a Gabriel García Márquez en sus 80 años de vida, anotó que en 2007 también se cumplen 40 años de la publicación de Cien años de soledad, 25 años del premio Nobel y 60 de la publicación de su primer cuento. El ex presidente Belisario Betancur, en calidad de presidente de la Comisión de Honor del Congreso, abonó el terreno para el debate académico, con un erudito recuento de algunos de los momentos más importantes para la expansión y la evolución de la lengua española en el mundo. “Desde el grito ‘¡tierra!, ¡tierra!’ del gaviero Rodrigo de Triana en la alborada del 12 de octubre de 1492”, dijo Betancur, “desde esa mágica alborada, la Tierra era redonda. Y desde ese instante la lengua castellana tenía también la redondez de la tierra y la vida siempre verde de la Amazonía, la Orinoquía y el ancho estuario del Río de la Plata”. “El español es un viaje: viaje de penetración en otras hablas, como la inglesa en Estados Unidos”, expresó al final de su discurso, que concluyó de manera emotiva: “¡La Tierra fue redonda primero en español!”. El numeroso público congregado en el Salón Bolívar del Palacio de Nariño, donde se realizó la presentación del Congreso estuvo integrado por personalidades del mundo de la academia y la cultura, así como por delegados del cuerpo diplomático acreditado en Colombia, entre otras personalidades. El acto fue, como bien lo dijo en su saludo enviado desde España el director del Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es), César Antonio Molina, la ocasión para anunciar a Colombia como “la capital mundial del español” en el próximo mes de marzo. Fuente: IV Congreso Internacional de la Lengua Española *** Carrizales dicta charla en Pekín sobre los jardines clásicos chinos El miércoles 1 de noviembre, de 11 de la mañana a 12 del día y por invitación del Grupo de Residentes Iberolatinoamericano (Grila) en Pekín, el agregado cultural de la Embajada de Venezuela en China, el escritor Wilfredo Carrizales, dictó una charla acerca de los jardines privados clásicos de China, con especial referencia a aquellos ubicados en Suchou, ciudad al sur del río Yangze. Con la ayuda de fotografías a todo color, Carrizales fue recorriendo paulatinamente el largo camino que arranca desde los orígenes remotos de los jardines chinos hasta los postreros de las dinastías Ming (1368-1644) y Ching (1644-1911). El expositor se centró más tarde en dos jardines privados de la ciudad de Suchou como paradigmas de este tipo de creaciones clásicas: el Jardín del Humilde Administrador y el del Maestro Redero. Ambos pertenecieron a funcionarios eruditos y eran una parte de sus residencias privadas, combinados con habitaciones, salones para recibir a los huéspedes y para el estudio, pabellones, corredores, terrazas, senderos, colinas artificiales, riachuelos, estanques, rocas y vegetación. Los jardines están saturados de símbolos y alegorías que describen el estado de ánimo de sus antiguos propietarios. Hay una perfecta armonía entre aspectos opuestos: oscuridad y claridad, líneas curvas y rectas, agua y rocas, lo estático y lo movible, lo grande y lo pequeño, lo externo y lo interno, lo que tiene forma y lo informe. Para finalizar su charla, Carrizales subrayó que muchos de estos jardines fueron concebidos, ideados o construidos por poetas. Por ejemplo, Bai Juyi (772-846) gustaba de los bambúes y no sólo les dedicó muchos poemas, sino que además los plantó en su propio jardín. Otro célebre poeta, Su Shi (1036-1101) también ganó fama por su aprecio a los bambúes, y en una ocasión escribió: “Es posible cenar sin comida, pero no se puede vivir sin bambúes. Si no come, la gente enflaquece, pero sin bambúes la gente se torna vulgar”. *** Premio Jaime Sabines para la argentina Cecilia Romana García Bazán La poeta argentina Cecilia Romana García Bazán (Buenos Aires, 1975) fue declarada este miércoles 8 de noviembre la ganadora del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2006 por su poemario No lo conozcas. La escritora recibirá el premio el viernes 24 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (México). El jurado dictaminó en virtud de “la originalidad de las sensaciones y del lenguaje que emplea”, según informó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, http://www.cnca.gob.mx). Los jueces fueron los escritores Hugo Gutiérrez Vega, Sandro Cohen y Eduardo Milán, quienes se reunieron el 26 de octubre para fallar este certamen, cuyo premio único e indivisible fue de 100 mil pesos y un reconocimiento. Según el fallo, el trabajo de García Bazán destacó además por “los distintos registros del habla que enriquecen lo poético, de modo que trasciende la retórica común”. El Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines es un certamen anual, convocado por el gobierno del estado de Chiapas y el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de la entidad, dirigido a todos los poetas, residentes en México o en el extranjero, en busca de reconocer la obra de autores contemporáneos en lengua castellana. Fuente: Notimex *** Federico Andahazi ganó el Premio Planeta de Novela El escritor Federico Andahazi (Buenos Aires, 1963) se hizo acreedor este 9 de noviembre del Premio Planeta Argentina de Novela por El Conquistador, una novela histórica sobre la época de la conquista de América. Andahazi recibió 100 mil pesos y el compromiso de la editorial de publicar la obra. La distinción fue entregada por el director general del Grupo Planeta en Argentina, Gastón Etchegaray, junto con Bayer y el editor Ignacio Iraola. “El jurado ha elegido El Conquistador por su originalidad argumental, por el excelente oficio narrativo puesto de manifiesto, y por la buena combinación entre la aventura y el profundo conocimiento de la cultura de las sociedades americanas y europeas de la época”, señaló Osvaldo Bayer por parte del jurado, en un acto al que asistieron más de 600 personas, Andahazi incluido. La escritora Cristina Feijóo fue la otra finalista, con La casa operativa, una novela ambientada en los años de la represión ilegal. La ceremonia, celebrada en la Sociedad Rural Argentina (http://www.ruralarg.org.ar), sirvió también para el festejo por los cuarenta años de la editorial en la nación sureña. Por ese motivo fueron entregadas distinciones a personalidades e instituciones de la cultura argentina, como el periodista Hugo Beccacece, el librero Rubén Aisenberg, la Comisión Nacional de Bibliotecas Públicas, la empresa Unilever y la revista Ñ, del diario Clarín (http://www.clarin.com), por “haber renovado la difusión de la producción cultural en los medios gráficos”. El Premio Planeta de Novela es uno de los certámenes literarios más codiciados de Argentina. Se celebra desde 1992, año en que ganó Cuando digo Magdalena, de Alicia Steimberg. Entre otras, han sido premiadas novelas como El general, el pintor y la dama, de María Esther de Miguel; Plata quemada, de Ricardo Piglia; Crímenes imperceptibles, de Guillermo Martínez, o El lago, de la recientemente fallecida Paola Kauffman, ganadora en 2005. El jurado lo integraron los escritores argentinos Marcos Aguinis y Osvaldo Bayer, la novelista chilena Marcela Serrano, y el director del Área Editorial de Planeta, Carlos Revés. Pese a que varios de los candidatos optaron por el seudónimo, otros originales llevaban firmas reconocidas, como Mera vida, del músico Víctor Heredia; El orden infinito, del mexicano Rodolfo Naró; Fiebre negra, de Miguel Rosenzvit, o La vida y obra de Ambrosia Pons, de Belén Gache. Fuente: Clarín *** Se desarrolla con éxito Filven en toda Venezuela En horas del mediodía del pasado jueves 9 de noviembre se inauguró la II Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), que en su capítulo Caracas llega a su XIII edición, y por primera vez se extiende a los 24 estados del país. El evento ha sido organizado por el Ministerio de la Cultura de Venezuela (http://www.ministeriodelacultura.gob.ve) y el Centro Nacional del Libro (Cenal, http://www.cenal.gob.ve). La feria contó por primera vez con la asistencia del presidente de Venezuela, teniente coronel (r) Hugo Chávez Frías, quien además fue designado presidente honorario de la feria. Chávez cortó la cinta de entrada a la feria en sus instalaciones del caraqueño Parque del Este y recorrió los stands para compartir con invitados y expositores. Con 103 stands para editores venezolanos y 43 para internacionales, incluyendo editoriales públicas, oficiales, institucionales y privadas, la sección caraqueña de Filven fue clausurada ayer domingo con un concierto de la agrupación Desorden Público realizado en la Concha Acústica del parque, mientras que en el interior del país se desarrollará hasta el 30 de noviembre. Entre las novedades de la feria destacaron la presentación de los libros coeditados por Cuba y Venezuela en Ediciones del Alba, descritos en la inauguración por el ministro de Cultura de Cuba Abel Prieto. Miranda, el Che Guevara y Ramón Palomares son las personalidades homenajeadas de la feria, que se dedica al Amazonas y al medio ambiente con un stand sobre las culturas indígenas diseñado por el Ministerio de Turismo (http://www.mintur.gob.ve), y tiene a Cuba como invitado de honor. Más de ochenta intelectuales y escritores de todo el mundo visitaron Venezuela para participar en Filven. Además, se dispuso un espacio especial para los niños, cafés al aire libre, salas de conferencia y espacios para el desarrollo del I Encuentro Internacional del Libro Alternativo e Independiente y del II Salón de Derechos de Autor. La Fundación Biblioteca Ayacucho, la Fundación Editorial El Perro y la Rana, la casa editora cubana Abril y la editorial Alfaguara fueron algunos de los sellos que presentaron títulos en Filven este año. En la sala Ernesto Che Guevara, El Perro y la Rana presentó un total de 20 libros de dos colecciones novedosas; “Entrada Libre” y “Premios Nacionales de Cultura”. La editora de la colección “Entrada Libre”, de teatro, María Alejandra Rojas, manifestó que los primeros seis libros tienen un carácter festivo, y entre ellos están Entremeses, de Miguel de Cervantes, Obras escogidas, de Henrik Ibsen, a propósito de su centenario, El humorismo, de Pirandello, y Guillermo Tell tiene ojos tristes, de Alfonso Sastre, entre otros. Asimismo, fueron presentados al público de la feria los primeros 14 títulos de la colección “Premios Nacionales”, entre ellos están investigaciones realizadas sobre José Ignacio Cabrujas y Humberto Orsini, en teatro; en literatura Félix Armado Núñez y Carlos Noguera, y Otilio Galíndez en música. Finalmente, de nuevo en la sala Ramón Palomares, se llevó a cabo la presentación de Las voces secretas, antología de cuentos venezolanos realizada por Antonio López Ortega y publicada por la editorial Alfaguara. López expresó que esta antología trata de reunir en un solo volumen a un grupo de autores que hablan de temas muy diversos; tragedias personales, biografías, memorias, historia, relaciones eróticas y un componente urbano muy fuerte. Ayer domingo, el Cenal anunció en un comunicado que Filven 2007 tendrá como país homenajeado a Argentina, motivo por el cual, en un acto efectuado en la Sala Francisco de Miranda del complejo ferial del Parque del Este, la embajadora de la República de Argentina en Venezuela, Alicia Castro, recibió la invitación formal por parte del ministro de la Cultura, Francisco Sesto Novás, y del presidente del Cenal, Ramón Medero. “Estamos muy agradecidos por este honor para Argentina, que a su vez, va a ser una oportunidad para las pequeñas industrias editoriales y alternativas que habían quedado marginadas después de muchos años de neoliberalismo”, expresó Castro. La embajadora resaltó que como país invitado para el año próximo esperan presentar la reedición de algunos escritores y poetas reprimidos en la dictadura cívico militar del año 74. Igualmente, no faltarán los grandes clásicos de la literatura argentina, entre ellos el escritor Jorge Luis Borges. La presencia de Argentina en la III Feria Internacional del Libro de Venezuela estará enmarcada por dos imágenes, según señaló Alicia Castro: una con respecto a los libertadores de dicha nación y la otra será la imagen de la dictadura militar que vivió Argentina entre los años 74 al 83. “Aceptamos este desafío que va a exigir una gran responsabilidad y trabajo. Va a ser difícil llegar a los altos estándares que han alcanzado los hermanos de Cuba”, resaltó. Fuentes: ABN • La Librería Mediática *** Premio Picón Salas para el argentino Ramiro Podetti El argentino J. Ramiro Podetti, autor del manuscrito Cultura y alteridad. En torno al sentido de la experiencia latinoamericana, el cual firmó bajo el seudónimo “Ramón Camargo Quiroga”, fue declarado ganador de la III edición del Premio Internacional de Ensayo Mariano Picón Salas, según el veredicto dado a conocer el pasado viernes 10 de noviembre en una rueda de prensa celebrada en la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve). Los catedráticos Juan José Guerrero (guatemalteco ganador de la anterior edición), Milagro Laín (España) y Oscar Rodríguez Ortiz (Venezuela) señalaron que el libro de Podetti fue elegido por unanimidad, calificándolo como “una construcción personal, original y creativa sobre el tema de la realidad latinoamericana. La información bibliográfica en que se basa es rica, bien seleccionada y adecuadamente incorporada al pensamiento desarrollado. La estructura del trabajo es equilibrada y coherente, su estilo ágil y atractivo, y el autor muestra gran perspicacia lingüística”. En el razonamiento del veredicto, el jurado estimó que el ensayo de Podetti “se ajusta a las exigencias del género literario ensayo, es decir una literatura de ideas que no agota la materia, fundamentada teóricamente y debidamente apoyada en una bibliografía pertinente”. El jurado agregó haber considerado una aportación fundamental de la obra “el hecho de que se invierta la visión esencialista y tópica de la identidad a favor de la dinámica de la alteridad. El autor, en el ámbito de la filosofía de la cultura, destaca la continuidad del pensamiento latinoamericano tomando como ejes a Rodó, García Calderón, Vasconcelos, Fernando Ortiz y Belaúnde. Traspasa los límites de los intereses continentales para proponer el principio posible de un proyecto universal: Latinoamérica como el laboratorio de un mundo futuro, en frase del propio autor”. Ramiro Podetti (Buenos Aires, 1947) reside en Montevideo (Uruguay) desde 1990. Es licenciado en humanidades por la Universidad de Montevideo (http://www.um.edu.uy). Es profesor de historia del pensamiento latinoamericano en la Facultad de Humanidades y profesor de historia de las ideas en la Facultad de Derecho de la misma casa de estudios. Además es profesor invitado de historia de las relaciones internacionales, carrera de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República (http://www.rau.edu.uy/universidad). Ha publicado libros como La política, entre la cooperación y el conflicto. Un balance del cogobierno blanco entre 1995 y 1999 (2003) y La Azotea de Haedo: artes, letras y política (2001). En esta oportunidad participaron 76 obras inéditas escritas en lengua castellana. El ganador se hizo acreedor de la cantidad de veinte mil dólares ($20.000), diploma y publicación de la obra. El premio será entregado al ganador en acto público el 26 de enero de 2007 en la sede del Celarg. Fuente: Celarg *** Experimentan con literatura en el alivio del dolor Un grupo de médicos, psicólogos, escritores, periodistas y profesores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC, http://www.usc.es) experimenta con la “literapia”, una forma de terapia para aliviar o ayudar en la curación de enfermedades mediante el empleo de la lectura y de la escritura, informaron fuentes de la mencionada casa de estudios el pasado sábado 11 de noviembre. Se trata de un proyecto que se llevará a cabo con niños y adultos hospitalizados de cara a un proceso de investigación abierto y cuya iniciativa se desarrolla en el centro médico de La Rosaleda, a través de la fundación que lleva su nombre. A través de la psiconeuroinmunología se ha podido comprobar que la reducción de las aferencias negativas, mediante técnicas psicoterapéuticas, farmacológicas, o de otro tipo (por ejemplo, la musicoterapia), permite fomentar la respuesta inmunitaria frente a enfermedades como el cáncer, las infecciones o los trastornos autoinmunitarios. En este sentido, los libros pueden constituir otro elemento terapéutico, todavía sin explorar suficientemente, tanto en niños como en adultos. En este grupo, dirigido por el profesor Darío Villanueva, catedrático de teoría de la literatura y ex rector de la USC, participan expertos como Lennart Levi (Karolinska Institutet, http://www.ki.se, Suecia), el psicólogo belga Marc Richelle (Universidad de Lieja, http://www.ulg.ac.be), el doctor Gerardo Fernández Albor (cirujano, ex presidente de la Xunta de Galicia y presidente de la Fundación La Rosaleda), así como los profesores Blanca Roig Rechou, Manuel Freire-Garabal, Ángel Fernández Albor, Rafael Silva Agregán, Manuel Granja Romero, y el periodista y escritor Paco López-Barxas. El objetivo del grupo es integrar en este comité a autores de relevancia, para lo cual están en contacto con J. K. Rowling, autora de la saga Harry Potter y en este momento uno de los máximos exponentes de la literatura infantil a nivel mundial. En marzo de 2007, el equipo pretende hacer un lanzamiento internacional y contar con la presencia de la escritora. Por ahora, hay editoriales que ya han mostrado su disposición a apoyar las líneas de trabajo encaminadas al desarrollo de este proyecto y a facilitar lecturas seleccionadas a los pacientes. Por ejemplo, Editorial Salamandra, editora en España de Rowling, ha sido la primera en ofrecer toda su colaboración para ir creando la biblioteca de “literapia” en La Rosaleda. Una de las primeras medidas adoptadas es la creación de los “Xoves Culturais”, encuentros con los que se pretende dar cabida a aspectos humanísticos relacionados con la medicina, algunos de los cuales pueden tener repercusiones directas o indirectas en la propia salud o calidad de vida. Se trata de recuperar con este nombre otro tipo de actividad desarrollada en el pasado por los promotores de La Rosaleda, y que fue el germen de asociaciones y fundaciones que lideraron un movimiento cultural y sociopolítico en las décadas de la transición política de España, y que hoy en día siguen jugando un papel importante en el pensamiento gallego. De este modo se pretende generar una corriente de opinión que trascienda al ámbito internacional, a través de la creación de un foro de discusión y de planificación de actividades relacionadas con la utilización de la literatura como un elemento terapéutico en medicina. Fuente: Vocento *** María García Esperón gana premio Norma-Fundalectura La escritora María García Esperón resultó ganadora del Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma-Fundalectura 2007, por su libro Querida Alejandría, con lo que se convierte en la primera mexicana en recibir este reconocimiento. La presentación de la obra ganadora, así como del libro Hugo tiene hambre, acreedor a esta distinción en 2006, se realizó el sábado 11 de noviembre en el Centro Nacional de las Artes (Cenart, http://www.cenart.gob.mx), con la presencia de la ilustradora argentina Mónica Weiss. El jurado, integrado por los colombianos Luis Bernardo Yepes, Carmen Bravo y Cristina Puerta; la española Gemma Lluch Crespo y la ecuatoriana María Fernanda Heredia Pacheco, eligió el libro de García Esperón, presentado bajo el seudónimo “Arsinoe Pharo”, de entre 121 participantes de 15 países de Latinoamérica. Al conceder el premio, el jurado resaltó la originalidad de la autora para romper con el esquema de la novela juvenil, además de proponer una novela histórica con una voz depurada, personajes muy bien construidos y una estructura bien organizada y clara, a la manera épica clásica. Los especialistas destacaron la calidad del lenguaje utilizado, que otorga una voz propia a la protagonista quien, a través de un diálogo con la ciudad de Alejandría, habla de temas complejos como la victoria y el sometimiento, el orgullo y la madurez. García Esperón, quien ha colaborado en diversas publicaciones nacionales, ha sido merecedora del Premio El Barco de Vapor de Literatura Infantil 2004 por su novela El disco del tiempo y del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2005 por Tigres de la otra noche. Fuente: Notimex *** Premio de honor del Quijote de las Letras para Francisco Ayala La Asociación Colegial de Escritores de España (ACE, http://www.acescritores.com) entregó el pasado lunes 13 de noviembre, durante la celebración de sus 30 años, los Premios Quijote de las Letras a trabajos publicados durante 2005. Los galardones han recaído en Francisco Ayala, Premio de Honor a la obra de toda una vida; Juan Marsé, en narrativa; Leopoldo María Panero, en poesía; José Luis Sampedro, en ensayo; Isabel García en traducción y Juan Mayorga en teatro. Los premios Quijote de las Letras se conceden tras un proceso de elección en dos fases; la primera para escoger a los finalistas y la segunda para los ganadores definitivos. Este año este proceso contó con la participación de 620 de los 2.500 miembros de la organización. Todo ello, según explicó el Secretario General de ACE, Andrés Sorel, con la intención de “huir de la literatura pendiente del mercado y crear un premio entre compañeros que dignifique a las letras españolas”. El Quijote de Honor a la obra de toda una vida recayó en el escritor granadino Francisco Ayala en virtud de que, según explicó Mollá, “es el decano de los escritores hispanohablantes”. El centenario Ayala supone, después de su larga vida como escritor, “una bisagra entre generaciones de escritores” y con este galardón, sus propios compañeros, premian a “todos los escritores mayores que continúan trabajando”, afirmó el presidente de la ACE. La asociación fue fundada en 1976 por un grupo de escritores para ofrecer asistencia a los escritores de avanzada edad, objetivo con el que continúan en la actualidad con “el ánimo de proteger a los autores que al hacerse mayores se quedan desasistidos”, apuntó Mollá. Por su parte, el galardón en narrativa otorgado a Marsé ha sido por su obra Canciones de amor en Lolita’s Club. Marsé, ante la imposibilidad de asistir a la entrega de premios, agradeció por carta el galardón, declarando que “es verdaderamente agradable el hecho de ser un premio otorgado por escritores”. Sampedro recibió el galardón por su obra Escribir es vivir, en la que recoge un curso que dio en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP, http://www.uimp.es), de Santander, durante el verano de 2005. El texto incluye su vida como escritor y su visión frente al oficio de escritor. Según explicó Gómez, Sampedro es “uno de los pocos puntos de referencia intelectual que todavía quedan en la sociedad española”. Poemas de la locura es la obra que le mereció el premio a Leopoldo María Panero en poesía. El escritor Félix Grande destacó la obra de Panero como un trabajo “hecho desde el dolor, la materia prima de los grandes libros”. Grande alabó la personalidad de este escritor que ha sufrido “la vertiginosa costumbre de recluir a los diferentes en el mundo del otro” pero que siempre ha sido un “excelente prosista, un poeta inquietante y una de las personas que más saben sobre el psicoanálisis”. La traductora Isabel García Adánez recibió el galardón por su traducción de La montaña mágica, de Thomas Mann, que ha sido muy elogiada e incluye pasajes que no se encontraban en la primera traducción al español de la obra. García, doctora en filología alemana, ha traducido a autores como Joseph Roth, Heinrich Heine y Schnitzler, entre otros. Por último, el premio en la categoría de teatro, incluida por primera vez en esta edición, ha recaído en el dramaturgo Juan Mayorga por sus obras Himmelweg y Hamelin. Mayorga ha escrito más de diez piezas teatrales que han sido traducidas a varios idiomas, y en estos momentos su obra El chico de la última fila está de gira por España. Sorel anunció a los galardonados junto al presidente de ACE, Juan Mollá, y los vicepresidentes Félix Grande y Antonio Gómez. Los premios Quijote de las Letras carecen de dotación económica y los ganadores recibieron una placa de homenaje y la edición especial de una pluma estilográfica dedicada a la escritora Virginia Woolf. Fuente: Europa Press *** La RAE presentó el Diccionario esencial de la lengua española Los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, presidieron la tarde del pasado lunes 13 de noviembre en la sede de la Real Academia Española de la Lengua (RAE, http://www.rae.es), en Madrid, la presentación del Diccionario esencial de la lengua española, una versión reducida del Diccionario Académico en la que se han incluido las novedades que las academias de los países hispanohablantes han aprobado en los últimos años con vistas a la próxima edición del Diccionario de la Real Academia (DRAE). El nuevo diccionario contiene los 54.000 términos más utilizados en España y América Latina, poco más de la mitad de los 90.000 que conforman el Diccionario Académico. Felipe de Borbón dijo en la ceremonia que el español es un “patrimonio vivo” que se ha forjado a lo largo de los siglos para “ensanchar nuestra capacidad de expresión y alimentar nuestra libertad y convivencia”. Agradeció a las 22 academias de la lengua este Diccionario “bien hecho, atento siempre a la voz del pueblo, mesurado y riguroso en el refuerzo de la unidad y gozoso en el reconocimiento de la variedad”. La nueva obra, prosiguió el príncipe, conjuga la doble función de ser espejo y guía, y con ella se ha hecho un gran servicio “a la consolidación de los vínculos familiares de la comunidad iberoamericana, y demuestra, al mismo tiempo, la solidez y anchura de sus fundamentos”. “El Diccionario viene a ser así un espacio de encuentro con nuestra historia y con toda la extensión de gentes que han hablado y hablan español. El pan de nuestras palabras es un pan mestizo, precioso alimento familiar de diálogo de España y de las naciones hispanohablantes”, añadió el Príncipe de Asturias. Esta obra, agregó, refleja la globalización social y los fenómenos a ella asociados, que potencian el intercambio de palabras y modos de expresión de los hispanohablantes, lo que al tiempo que abre las puertas a un mejor conocimiento mutuo ensancha la base común del léxico hispano. La edición de este nuevo diccionario incluye ejemplos acerca de la conjugación verbal, los extranjerismos y las reglas ortográficas más importantes, y su uso es recomendado “para aquellos que quieren tener acceso a un vocabulario usual, muy actual, no términos obsolescentes, avejentados”, según Humberto López Morales, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española. La RAE estima que una persona culta maneja alrededor de 5 mil palabras, pero el Diccionario Esencial incluye más de 50 mil términos debido a que los hispanoparlantes comparten el 80% de su léxico, es decir en el 20% restante existe una gran variedad de voces. El nuevo diccionario incorpora términos que la RAE ha ido aceptando desde 2001 para la vigésima tercera edición del Diccionario Académico, como bungaló, montenegrino, bulímico, abrefácil, autogobierno, castrante o mulá. Destacan también algunos relacionados con el ámbito informático, como salvapantalla y digitalización. También ha sido incluido como sustantivo el término internet, que ahora la academia acepta con la inicial minúscula. Según López, la omisión hasta ahora era debida a que “el diccionario no suele incluir nombres propios (Internet Explorer). Ahora lo incorpora porque se ha convertido en un nombre común y popular, como un sistema. Ahora no es posible decir que sigue siendo un nombre propio”. Estos nuevos vocablos se incluirán en el Diccionario de la Real Academia en su próxima edición de 2013. Muchos de ellos se pueden consultar en la página web de la RAE (http://www.rae.es), donde se hace constar en cada caso si se trata de un nuevo artículo o de una simple enmienda. Sobre la influencia que pudiera tener la manera en que se escriben los mensajes de texto (SMS) en el lenguaje actual, López Morales señaló que “se trata de un tipo de lenguaje destinado a algunos canales específicos, telefónicos en este caso, y eso de momento no está pasando a otros niveles de la lengua. Es un tipo de comunicación útil en esos niveles, para esos medios”. “Creemos que durante mucho tiempo no va afectar para nada el sistema del español general, que se usa en los demás ámbitos de comunicación”, agregó López Morales. Esta nueva entrega se enmarca en la tradición de la RAE de “salir al encuentro del gran público” con versiones más manejables de su diccionario “mayor”, en palabras del director de la academia, Víctor García de la Concha. De todas las nuevas palabras y expresiones del castellano, un 12% son términos usados sólo en América, y no en España. Dentro de esa labor de renovación, las academias han admitido expresiones como “malos tiempos para la lírica”, “llevar en el pecado la penitencia”, “matar al mensajero” o “vaca sagrada”, y han enriquecido, por ejemplo, las múltiples acepciones del verbo “cantar” con una procedente del lenguaje coloquial deportivo: “dicho de un portero, fallar ostensiblemente”. El vocabulario deportivo de la vigésima tercera edición se verá incrementado asimismo con voces como “melé”, habitual entre los aficionados al rugby, “hierro” (tipo de palo de golf), “trenzar” (“pases hábiles y brillantes” propios de los deportes de equipo) o “puerta”, que en el esquí alpino designa el “espacio comprendido entre palos verticales paralelos que marcan el recorrido”. En el terreno de las acepciones, el nuevo diccionario enriquece las de “cayuco” para hacerse eco de esa “embarcación de forma similar a la de la canoa, construida originalmente de una sola pieza y usada por los pescadores de Guinea Ecuatorial y otros países de África”; amplía el significado de “cooperante” (persona que ayuda en el desarrollo de un país), y se hace eco de las “perlas” que algunos sueltan a veces: en sentido irónico, “frase llamativa por desafortunada”. Sin embargo, no se ha incluido la acepción de matrimonio como unión de dos personas del mismo sexo porque, como ha dicho García de la Concha, aún es pronto para saber si esa expresión cuajará del todo entre los hispanohablantes, lo mismo que sucede con la de “violencia de género”, para la que la RAE prefiere “violencia doméstica”. Fuentes: BBC • EFE *** Carmen Balcells recibe premio Montblanc Mujer La agente literaria española Carmen Balcells (Santa Fe de Segarra, Lleida, 1930) recibió este martes 14 de noviembre, en Barcelona, el Premio Montblanc a la Mujer 2006, en una ceremonia que se ha convertido en un homenaje del mundo cultural. Con este premio, Montblanc reconoce a Carmen Balcells, principal impulsora del boom de la literatura latinoamericana, que haya sido “una personalidad de referencia en los últimos 50 años en la narrativa de lengua castellana, contribuyendo a su expansión y reconocimiento, descubriendo nuevos valores y consolidando carreras literarias, entre los que figuran varios premios Cervantes y Nobel”, según reza el acta del jurado, refiriéndose así a autores como Neruda, García Márquez, Aleixandre, Cela, Matute, Allende, Mendoza, Marsé o Carme Riera. El consejero delegado de Montblanc España, Hubert Wiese, empresa que desde 2001 otorga este premio anualmente a mujeres que destacan por su trayectoria profesional y calidad humana, ha destacado la aportación a la literatura de “mama grande”, como la apodó Gabriel García Márquez, uno de los más de 300 autores de los que ha sido agente. “Carmen Balcells ha dignificado la relación entre autor y editor”, ha señalado Wiese, que ha hecho sonreír a Balcells cuando ha loado su “supertalento” y ha citado al difunto Manuel Vázquez Montalbán, otro de sus representados, que la convirtió en personaje literario y la llamaba “superagente”, con lo que se ha ganado una sonrisa de satisfacción de la homenajeada. Tras reclamar a su lado a Eduardo Mendoza, Balcells, que toda la vida ha huido del protagonismo, ha recibido el galardón y el regalo de Montblanc con un “a ver si me gusta” y no ha dudado en señalarle a Wiese que la reunión “parece uno de esos festejos de Madrid, y aquí esto no se usa. Me ha puesto a nivel de la prensa rosa”. Famosa por su poder de convicción y por su ironía, Carmen Balcells provocó las risas de los asistentes cuando le recomendó a Wiese que contratara al actual conseller de Cultura en funciones, Ferran Mascarell, quien pronunció un discurso tras la entrega del premio. “A este chico hay que contratarlo”, le espetó la agente, consciente de que el relevo en la cartera de Cultura tras las elecciones catalanas era el principal tema de conversación entre los asistentes, entre los que destacaban su amigo Jaume Castellet, la escritora Isabel-Clara Simó o la periodista Teresa Berengueras. En su intervención, Mascarell manifestó su “adoración” por Carmen Balcells, de quien destacó el “talento para encontrar talentos”, su “labor a favor de la literatura en español, latinoamericana y catalana” y en especial que haya puesto “Barcelona en el mapa de las ciudades literarias”. “Si pudiera te declararía Bien Colectivo de Interés Nacional”, concluyó el conseller, a lo que Carmen Balcells contestó: “¿Qué dirás el día de mi entierro?”. Luego, reflexionó que “para hacer un país grande hay que recuperar la integridad hispana”, y amenazó en broma: “Si no, saldré a la calle gritando: ¡Viva España!”. Las ganadoras españolas en las ediciones anteriores han sido Rosa Cullell (2001), Ana Isabel Mariño (2002), María José Álvarez (2003) y Esther Koplowitz (2004). Fuente: EFE *** Cerró con éxito el Festival de Mujeres Poetas en el País de las Nubes Con un recital poético en el que más de 50 representantes de una veintena de países compartieron las experiencias de su estancia en la región mixteca de Oaxaca, concluyó este martes 14 de noviembre el XIV Encuentro Internacional Mujeres Poetas en el País de las Nubes, en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana. Poetas de México, España, Puerto Rico, Rumania, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Venezuela, Chile y Colombia, entre otros países, se reunieron para dar a conocer sus versos. Durante la ceremonia de clausura, Emilio Fuego, organizador del encuentro, comentó que las poetas convivieron con indígenas de la región mixteca, en Oaxaca, para recitar poesía, realizar talleres literarios para niños y encuentros con grupos de mujeres de esa zona. Explicó que como parte de las actividades del encuentro, las mujeres poetas fueron recibidas en casa de los indígenas de cuatro pueblos de la región mixteca, entre ellos, Nochixtlán, donde tuvieron un acercamiento con la gente, la naturaleza y las montañas. “El objetivo del encuentro es que las participantes se lleven una muestra verdadera y sincera de lo que es la cultura mixteca para que vean que no todo se reduce a la resignación de la pobreza resultado de una política, muchas veces, autoritaria”, indicó Fuego. Recordó que el festival poético surgió en 1993, en Huajapan de León, a donde llegaron 96 poetas de 24 estados de la República Mexicana, en su tercera edición ya tenía carácter de internacional con la participación de 11 países, y a lo largo de 14 años ha reunido a más de mil poetas de 45 países. “A pesar de que en este año, mujeres de Canadá y Europa cancelaron su participación, tuvimos una asistencia de alrededor de 50 mujeres de 20 países diferentes”, detalló Emilio Fuego. Destacó que las temáticas del encuentro siempre han girado en torno al amor, la muerte, la relación de pareja, el abandono y la condición de la mujer, temas que siguen vigentes, pero que son abordados de diferente manera de acuerdo con el contexto histórico. La poeta argentina María Neder apuntó que durante su participación en el encuentro tuvo la oportunidad de realizar un intercambio de material literario de niños de Buenos Aires y de la región mixteca. “Estuve en una comunidad casi fantasma de apenas 15 hogares, en San Pedro Xilitongo, compartí un día de vida con una familia, de ahí que el estar ahí incomunicada en medio de la sierra y la convivencia con esas personas, en mi caso personal, nutrió mi poesía”. En su opinión, Mujeres Poetas es un encuentro vertiginoso que desborda emociones, “no se trata sólo de leer el trabajo propio, sino de hacer un intercambio de la poesía que la región mixteca tiene en el aire, en su paisaje, en la gente, ahí se labora intensamente y en cambio se recibe luz y calidez”. La poeta, quien dirige el Centro Cultural Puerto Almendro, en la ciudad Villa de Merlo, Argentina, explicó que sus últimos poemas son parte de un renacimiento o transmutación, luego de haber participado el año pasado en el País de las Nubes. “Son poemas que tratan por ejemplo de lo que es dormir en estos pueblos de la región mixteca, estar en casas que huelen a canela y resultado del aprendizaje que he tenido con los indígenas”, concluyó Neder. El Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en el País de las Nubes es organizado por el Centro de Estudios de la Cultura Mixteca, con el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Secretaría de Cultura del Gobierno de Oaxaca, el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Universidad Nacional Autónoma de México. Fuente: Notimex *** Novela de Daína Chaviano será traducida a veinte idiomas La isla de los amores infinitos, novela de la escritora cubana Daína Chaviano, se traducirá a unos veinte idiomas, y la obra ha interesado a editores de China, Corea y Japón, según informó el pasado miércoles 15 la agente literaria de la autora. Maru de Montserrat, de International Editors’ Co., dijo que el libro “ha apasionado a editoriales extranjeras que rara vez se fijan en obras recién publicadas en otros países, a no ser que ‘encajen’ con el género de moda o que hayan cosechado cifras de ventas de infarto tras su publicación en el idioma original”. Los derechos de la novela, que se presentó el viernes 17 en la Feria Internacional del Libro de Miami, se han vendido en Estados Unidos, Brasil, Italia, Canadá, Japón, Alemania, Portugal, Taiwán, Suecia, Corea del Sur, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Grecia, Polonia y otros países, “cuando apenas ha empezado a comercializarse en España”, resaltó Montserrat. La publicación de las ediciones traducidas está prevista para finales del próximo año y principios de 2008. “Aunque algunos piensan que sólo los thrillers (obras de suspenso) históricos pueden tener cierto éxito, La isla de los amores infinitos ya se ha vendido a casi veinte idiomas”, agregó. Con este récord de ventas, Chaviano se ha convertido en la escritora cubana más traducida de su generación. La isla de los amores infinitos (Grijalbo) relata las andanzas de tres familias que llegan a la Cuba del siglo XIX, procedentes de España, China y África. Entre las historias de amor que se van enlazando a lo largo de la obra se producen giros inesperados en medio de acontecimientos sobrenaturales. “Daína Chaviano es una autora que domina el lenguaje y el ritmo narrativo de forma magistral. Desde un primer momento me atrapó la riqueza del contexto histórico y el engranaje perfecto en que se entrecruzan las historias de las tres familias protagonistas”, dijo su editora Ana Liarás, de Grijalbo. La escritora demoró casi siete años en terminar la novela, que ya circula en Estados Unidos y comenzó este mes a distribuirse en América Latina. Chaviano nació en La Habana, Cuba, donde publicó varios libros de ciencia ficción y fantasía, convirtiéndose en la autora más vendida de estos géneros en la historia de su país. Entre estos títulos están Los mundos que amo (Alfaguara, 2004), Fábulas de una abuela extraterrestre (Océano, 2003) y País de dragones (Espasa Calpe, 2001). En el género de novela ha publicado La Habana oculta, formado por El hombre, la hembra y el hambre (Planeta, 1998), ganadora del Premio Azorín de Novela; Casa de juegos (Planeta, 1999) y Gata encerrada (Planeta, 2001). Fuente: EFE *** Ficción Breve Venezolana celebra aniversario con recital de narrativa Ficción Breve Venezolana (http://www.ficcionbreve.org), el archivo digital de la narrativa de Venezuela, que acaba de arribar a sus siete años de existencia, celebró su aniversario el pasado miércoles 15 de noviembre con un recital en el que participaron cuatro de los escritores venezolanos de mayor proyección en la actualidad. Federico Vegas, Antonio López Ortega, Oscar Marcano y Alberto Barrera Tyszka compartieron algunas de sus ficciones con el público, tras ser presentados por el editor de Ficción Breve Venezolana, el escritor Héctor Torres (Caracas, 1968), quien hizo una semblanza sucinta de la historia del portal y anunció la próxima modernización del mismo en materia de diseño y servicios, tanto para el escritor como para el lector. El recital de narrativa fue iniciado con Federico Vegas, quien leyó el que identificó como su más reciente relato, “Mercurio”. Le siguió López Ortega con varios relatos breves de su libro Lunar. Por su parte, Oscar Marcano leyó dos capítulos de su novela Puntos de sutura, que en 2005 estuvo entre las obras finalistas del premio Herralde, y Alberto Barrera Tyszka hizo lo propio con un capítulo de La enfermedad, novela que este año obtuvo el mencionado galardón. Finalmente, a petición de Marcano, Vegas leyó el relato “El terrón”, de su primer libro de cuentos, El borrador. El portal Ficción Breve Venezolana fue creado en 1999 por Torres como una manera de organizar la información disponible en relación con la narrativa venezolana. Actualmente, además de una sustanciosa base de datos con relatos y fichas biográficas, así como un boletín en el que se informa de la actividad cultural en Venezuela, el sitio ha propiciado la creación de Ficción Breve Libros (http://www.ficcionbrevelibros.com), una librería con servicio de entrega a domicilio en la que Torres trabaja conjuntamente con el conocido librero caraqueño Róger Michelena. *** Antonio González Lira gana el concurso Augusto Padrón El escritor venezolano Antonio González Lira (Caracas, 1959) se hizo acreedor, con el poemario Lecos, del premio único del Concurso de Literatura Augusto Padrón, que convoca anualmente el Servicio Autónomo de Cultura (Sacumg, sacumg@hotmail.com) de la Alcaldía del municipio Girardot (Maracay, Aragua; Venezuela). González Lira es profesor egresado del Instituto Universitario Pedagógico de Maracay (http://www.ipmar.upel.edu.ve) en la especialidad de ciencias naturales. Reside en Mariara, donde ejerce la docencia y funge como coeditor de la revista literaria El Alimento Diario. Antes había ganado el premio Semana de la Juventud (La Victoria, 1996) con el poemario Hábitos de Marte, y el Premio de Literatura Pedro R. Buznego (El Consejo, 1998) con Ángel de instancias (La Liebre Libre Editores, 1998). El veredicto fue emitido el pasado miércoles 15 de noviembre por los jueces Efrén Barazarte, Jorge Gómez Jiménez y Gumersindo Reza Nóvoa, quienes valoraron la unidad temática y estilística del libro, así como la expresión poética del apego a la tierra. El premio está dotado con 1.800.000 bolívares y la publicación de la obra. El jurado también recomendó la publicación de los poemarios que merecieron menciones honoríficas: Necrolírica para Eros despiertos, de Marianela Cabrera Pineda; Las llaves de carbón, de Alejandro Useche, y Urbano, de Astrid Salazar. La entrega del premio, así como de los reconocimientos correspondientes a los ganadores de las menciones honoríficas, se realizará en una ceremonia especial en el auditorio de la Biblioteca Augusto Padrón, en el edificio de la Alcaldía de Maracay, el próximo viernes 24 a las 2 de la tarde, en el marco de los 26 años de la biblioteca. Fuente: Sacumg *** Roban documentos en casa de Gabriel García Márquez La casa que tiene el Premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez en la ciudad histórica de Cartagena de Indias (Colombia) fue víctima de los ladrones este jueves 16 de noviembre, en momentos en que se encontraba deshabitada. Los ladrones, que hurtaron una caja fuerte que no tenía ningún valor adentro, entraron a la vivienda, ubicada en la reconocida zona histórica de Cartagena, sin ser percatados por la vigilancia del sector, ya que se escabulleron a través de una vieja edificación que se encuentra en este momento en remodelación. Sólo se llevaron una caja fuerte que se encontraba en uno de los muros de la casa, en la cual se encontraba la escritura de la propiedad, que no tiene mayor validez legal. Años atrás García Márquez escribió un cuento titulado: “En este pueblo no hay ladrones”, y añadió jocosamente que “en Cartagena sí los hay”. Los hombres prefirieron hurtar la caja fuerte y no los cuadros de valor que están en la vivienda del Nobel colombiano, que visita su residencia varias veces al año. Fuente: Milenio *** Bolivia tiene su primera Maestría en Literatura Latinoamericana La carrera de Literatura de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor de San Andrés (Umsa, http://www.umsa.bo) acaba de crear la primera Maestría de Literatura Latinoamericana en Bolivia. El postgrado, en el que trabaja un equipo docente del más alto nivel, está abierto a licenciados en literatura, humanidades, ciencias, arquitectura, artes, derecho y ciencias políticas. Con esta maestría, la carrera de Literatura de la Umsa inaugura su Programa de Postgrado, que pretende en una primera fase ofrecer a la comunidad universitaria paceña y nacional maestrías, cursos de especialización y diplomados en el amplio ámbito de los estudios literarios en diálogo productivo y creativo con otras áreas del saber. “Durante 40 años la carrera ha venido formando licenciados en literatura y Guillermo Mariaca, antiguo docente, dio la pauta para que pasemos al siguiente nivel académico del postgrado, pues necesitamos especialistas”, explicó Ana Rebeca Prada, coordinadora general. Según Prada, la idea nació en 1999 y al año siguiente ya se inició la gestación de la misma como un primer proyecto de este programa. Para una segunda etapa los cursos de la propia maestría servirán para proponer diplomados y “según el éxito de la maestría pensar en cursos de especialidad y otras maestrías”. El Programa de Postgrado de Literatura se abre con el objetivo de ofrecer al contexto académico un ámbito dinámico de análisis, crítica y creatividad propositiva, cuya aspiración central es la de incorporar el potencial ético­estético de la literatura en la práctica social, profesional y personal de los postgraduantes, en tanto sujetos que comprenden y crean el mundo. Fuente: La Época *** Premio Barco de Vapor para el mexicano Jaime Alfonso Sandoval El escritor mexicano Jaime Alfonso Sandoval obtuvo el Premio de Literatura Infantil Barco de Vapor con su novela de terror Fantasmas, espectros y otros trapos sucios, según anunció el sello Ediciones SM (http://www.edicionessm.com.mx) este jueves 16 de noviembre. El director de SM en México, el franco-español Manuel Lazcano, también dio a conocer a la ganadora del Premio de Literatura Juvenil Gran Angular, la novel escritora mexicana Alicia Medrano, por su novela Un espejo para Sol. Además hubo una mención especial en el certamen Gran Angular a la novela juvenil El complejo de Featón, del también mexicano Andrés Acosta. Lazcano dijo en una rueda de prensa que el jurado tomó en cuenta la “innovación, frescura y novedad literaria para los lectores” de los libros que fueron premiados. Indicó que los dos primeros galardonados recibirán un premio de 150.000 pesos (14.000 dólares) y la publicación del libro en España, Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Puerto Rico y México. Sandoval declaró a la prensa que su libro es un homenaje a todos los adultos que le cuentan cuentos a los niños, lo que de alguna forma potenció su imaginación. Añadió que su novela cuenta la historia de un niño al que su tío abuelo le cuenta la historia de su vida y lo traslada a distintos momentos de la historia de México, desde la década de los veinte del siglo pasado hasta la actualidad. Señaló que, si bien es un libro de terror, también tiene elementos de humor, que “son dos puentes que acercan al niño a la lectura, ya que le divierte, pero también le pueda aterrar”. Por su parte, Medrano, quien gana este reconocimiento con su primera novela, dijo que su obra cuenta la historia de Soledad, una joven que está por terminar el bachillerato y se enfrenta al dilema de elegir profesión. Según la autora, el libro es una invitación a los jóvenes “a que escuchen a su corazón y no tomen en cuenta tanto las opiniones del exterior, porque si no vivirán el resto de su vida frustrados”. Los libros premiados serán distribuidos esta semana. Los autores galardonados recibieron el premio el pasado sábado 18 durante la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil 2006 (Filij, http://filij.conaculta.gob.mx), que se celebra en Ciudad de México hasta hoy 20. Fuente: EFE *** Triunfo Arciniegas presentó su 40º libro El escritor colombiano Triunfo Arciniegas presentó este sábado 18, en el marco de la 26ª Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij, http://filij.conaculta.gob.mx), su libro Yo, Claudia, el 40º del autor, que aparece bajo el sello Ediciones Castillo. Yo, Claudia es la historia de una niña traviesa que toma el poder, primero durante la enfermedad de su padre el rey Federico V y luego durante unas vacaciones que parecen definitivas, y que se convierten en el principio de la diversión de los habitantes del reino. El libro está ricamente ilustrado por Margarita Sada y la coordinación editorial estuvo a cargo de Karen Coeman. La presentación del libro, con la presencia del autor, corrió por cuenta de la cuentacuentos Elia Crotte en la Sala de Lectura del Centro Nacional de las Artes (Cenart, http://www.cenart.gob.mx). A mediodía, el autor firmó libros en el stand de Ediciones Castillo. Yo, Claudia obtuvo mención de honor en el XI Premio Internacional del Libro Ilustrado Infantil y Juvenil 2006. La ceremonia de premiación se llevó a cabo el domingo 12 de este mes en el Teatro de las Artes del Centro de Nacional de las Artes. *** Alfaguara edita libros de los venezolanos López Ortega y Liendo Ediciones Generales Santillana (http://www.santillana.com.ve) acaba de editar en Venezuela dos títulos bajo el sello Alfaguara. Las voces secretas, una antología de narrativa a cargo del escritor Antonio López Ortega, y Diario del enano, reedición de la novela de Eduardo Liendo, fueron presentados en días recientes en Caracas. Compilada por el narrador y gerente cultural venezolano Antonio López Ortega, actual director de la Fundación Bigott, Las voces secretas reúne cuentos de veinte narradores venezolanos nacidos entre los años 1960 y 1970. Milagros Socorro, Slavko Zupcic, Miguel Gomes, Juan Carlos Méndez Guédez y Alberto Barrera Tyzska (Premio Herralde 2006) son algunas de las firmas incluidas en la antología. “Cada relato” (de esta antología), ha escrito el investigador Luis Barrera Linares, “constituye un reto a la imaginación y una apuesta en la que sus autores no dejan escape posible para el lector. Se recoge aquí una muestra indudable e ineludible del nuevo cuento venezolano”. El libro, en el que también aparecen Armando Coll, Karl Krispin, Fátima Celis, Sonia Chocrón, Luis Felipe Castillo, María Celina Núñez, Carlos Sandoval, Norberto José Olivar, María Ángeles Octavio, Luis Laya, Salvador Fleján, Juan Carlos Chirinos, Héctor Torres, Armando Luigi Castañeda y Roberto Echeto, pretende ofrecer una muestra representativa, en cuanto a temáticas y estilos se refiere, de la narrativa contemporánea de Venezuela. La reedición de Diario del enano, de Eduardo Liendo —que en 1995 apareciera bajo el sello Monte Ávila Editores Latinoamericana (http://www.monteavila.com.ve), pone nuevamente sobre el tapete esta historia del conocido autor de El mago de la cara de vidrio, Los platos del diablo y Si yo fuera Pedro Infante, clásicos entre los lectores venezolanos. “Diario del enano da cuenta”, según el escritor Héctor Torres en http://www.ficcionbreve.org/libros/ens-191.htm, “de las maceradas patologías y resentimientos que mueven los tendones de aquellos ¿destinados? a hacerse del poder. Podría apuntarse que una ambición tan vanidosa y tan estéril sólo anidaría en almas básicamente infelices, con suficiente deseo de venganza como para proponerse la tarea de decidir cada paso del destino de sus semejantes, o el suficiente resentimiento como para preferir ser reprochado, odiado, vilipendiado, y hasta asesinado, pero no permitirse el lujo de ser ignorado”. El diario del enano ofrece una interesante disertación sobre el poder absoluto, utopía frecuentemente intentada en América Latina, inscribiéndose en la tradición de obras como Yo, el supremo y El otoño del Patriarca, entre varias obras que abordan el tema. Fuente: Ficción Breve Libros *** Filven 2006 presenta una semana de actividades en Aragua Hoy, 20 de noviembre, a las 8 de la mañana, se inicia una semana de actividades del capítulo Aragua de la II Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) con una misa en conmemoración de los 26 años de la Biblioteca Municipal “Augusto Padrón”, en Maracay (Aragua, Venezuela). A las 3 de la tarde, en la Fuente Bolivariana de la mencionada biblioteca, las agrupaciones Coral Luis Laguna, Madrigalistas de Aragua, Shiraz Mancá y Coral Luis Laguna ofrecerán un concierto en el marco de la inauguración de la exposición bibliográfica sobre la vida y obra del escritor e historiador Augusto Padrón. Mañana martes se procederá a la instalación de Filven, con palabras de bienvenida a cargo de la profesora Adrina Carpio, directora del Servicio Autónomo de Cultura del Municipio Girardot (Sacumg); el profesor Williams Hernández, coordinador de Literatura de la Gobernación de Aragua; el coronel Humberto Prieto, alcalde del municipio Girardot; la diputada Fanny García y la técnico Carmen Virginia Rodríguez. A continuación se realizará un recorrido por las instalaciones de la Alcaldía, tras lo cual habrá una rueda de prensa a la que han sido invitados todos los medios de comunicación de la región para dar a conocer el programa de Filven en el estado. En la actividad participará como invitada especial la Orquesta Típica del Estado Aragua. A las 3 de la tarde, el filólogo Alan Woods dictará una conferencia y, una hora después, se presentará un monólogo a cargo del Teatro Estable de Maracay. El miércoles 22 a las 9 de la mañana se dará inicio a la exposición y venta de libros en la pérgola de la Alcaldía. Habrá presentación de cuentacuentos con historias de la tradición indígena venezolana, el performance “Amazonia y ambiente” y la actuación del titiritero William Quevedo. A partir de las 2 de la tarde se celebrará un homenaje a las escuelas de Artes Visuales y de Arte Dramático de Maracay. Ésta última presentará una obra de teatro, tras lo cual el Conservatorio Juvenil de Música del Estado Aragua presentará a su coro juvenil. Las actividades de este día terminarán con un concierto de la Orquesta Sinfónica de Aragua, a partir de las 4 de la tarde. El jueves 23 la expresión folklórica local de las burras de Choroní realizará un recorrido por la Alcaldía a las 9 de la mañana. A las 10, la escritora Yadira Pérez dictará un taller de creatividad literaria en la Biblioteca Augusto Padrón, mientras en la pérgola de la Alcaldía se presentarán las agrupaciones de danzas Hegemonía Soberana y Caña de Azúcar, así como la cantante Nancy Conde. El último día de actividades de Filven en Aragua será el viernes 24, cuando a partir de las 9 de la mañana se presentará el grupo Danzas Aragua, dirigido por William Palencia, en la pérgola de la Alcaldía. Seguidamente se realizará un taller de creatividad infantil y los niños asistentes podrán participar de juegos tradicionales. A las 2 de la tarde se iniciará una tarde de boleros en homenaje a Alonso Briceño, en el que participarán los Madrigalistas de Aragua, María Pretton, Gaby Bond, Aída Soledad, María Brinston y Alejandro Velásquez. Al término de la actividad se procederá a la entrega de condecoraciones al personal de la Biblioteca Augusto Padrón. Finalmente, será entregado el premio único del Concurso de Literatura Augusto Padrón 2006, que recayó sobre el poemario Lecos, del escritor venezolano Antonio González Lira, y las menciones honoríficas correspondientes a los poemarios Necrolírica para Eros despiertos, de Marianela Cabrera Pineda; Las llaves de carbón, de Alejandro Useche, y Urbano, de Astrid Salazar. En el mismo acto será presentado el libro El mundo religioso de Julio Verne, de Julia Elena Rial, ganador del mencionado concurso en su edición de 2005, dedicada al ensayo. Fuente: Sacumg *** Masificación de la cultura será centro de un debate en Caracas Este martes 21 se realizará en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve), en Caracas, el foro “Arte para llevar” (http://corriente-alterna.net/foro.htm), en el que destacadas personalidades de la cultura venezolana debatirán sobre la masificación de la cultura, entre otros temas. En el evento, que es organizado por la Asociación Civil Corriente Alterna (http://corriente-alterna.net), se discutirá sobre las estrategias para inculcar el placer por la lectura, las vías para encauzar la inquietud creativa de los jóvenes, la posibilidad de obtener beneficio económico del trabajo cultural sin convertir al arte en un producto y los caminos que han recorrido quienes hoy son reconocidos como artistas consagrados. Los ponentes serán Álvaro Paiva, músico y miembro fundador de las agrupaciones Cabijazz y Kapicúa; Alberto Arvelo, cineasta, director de Tocar y luchar y Habana Havana y creador del “cine Átomo”; Eloi Yagüe Jarque, escritor, profesor universitario y periodista; Nelson Garrido, fotógrafo, director de la organización cultural que lleva su nombre, y los publicistas Lenin Salinas y Virgilio Flores, directores creativos de la agencia Leo Burnett. El foro, de entrada gratuita, se realizará este 21 de noviembre a las 6 de la tarde, en el piso 6 del Celarg, en la avenida Luis Roche de Altamira (a dos cuadras de la estación del Metro de Caracas). Los participantes recibirán certificado de asistencia. Para obtener mayor información es preciso comunicarse por los teléfonos (0414) 3288672, (0414) 1041233 y (0412) 9773225. Corriente Alterna es una organización no gubernamental dedicada a fomentar la cultura en cualquiera de sus formas y hacerla accesible a los jóvenes, así como promover la creación de nuevos talentos en las distintas ramas de la creación artística. Fuente: Corriente Alterna *** Estudiantes argentinos de letras se reunirán en Buenos Aires Entre el 23 y el 25 de noviembre se realizará en Buenos Aires el II Encuentro de Estudiantes de Letras (http://www.estudiantesdeletras.com.ar), una actividad organizada por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar). El evento tiene como objetivo gestar un espacio que impulse la participación, el debate de categorías y métodos, así como el intercambio de ideas en el campo de las letras. Orientado a docentes, académicos, terciarios, estudiantes de grado y aficionados, los organizadores han decidido conceder mayor importancia a los aportes de los participantes, por lo que no se ha establecido requisitos académicos, según expresa un comunicado. “Esperamos poder sacar a la luz nuestros trabajos e investigaciones, socializarlos, pensarlos y difundirlos, conocernos y escucharnos”, continúa el comunicado, en el que se indica que no habrá restricciones en cuanto al tema de análisis, aunque se considerará especialmente importante el aporte que puede realizarse desde distintas disciplinas como la sociología, la historia, la filosofía, la comunicación, las artes y otras. Cada mesa contará con comentadores que abrirán la discusión y organizarán el debate. Las ponencias están disponibles desde hace algunas semanas (http://www.estudiantesdeletras.com.ar/Programa%20y%20ponencias.htm), de manera que los participantes puedan prefigurar líneas de análisis, sugerencias o comentarios. En el encuentro también se desarrollarán talleres, que funcionarán mediante el intercambio y la discusión horizontal entre los estudiantes que participen, pudiendo haber alguna exposición inicial sobre el tema en cuestión para disparar el debate. Fuente: II Encuentro de Estudiantes de Letras *** Todo listo para la FIL Guadalajara La XX edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), actualmente el mayor mercado del libro en español, se inaugura el próximo 25 de noviembre con la entrega del Premio FIL de Literatura, anteriormente Premio Juan Rulfo, a Carlos Monsiváis y con la apertura del Pabellón de Andalucía en el recinto ferial. Desde este día y hasta el 3 de diciembre se sucederán cerca de doscientos actos literarios, académicos y culturales. La delegación de Andalucía, invitada de honor en esta edición, estará compuesta por 80 escritores, 44 editoriales y una veintena de servicios de publicaciones de universidades e instituciones públicas en la FIL con una síntesis de lo mejor de esta comunidad autónoma española. La FIL de Guadalajara, que el año pasado recibió medio millón de visitantes, acoge a más de 1.500 editoriales de 38 países, con un volumen de ventas que en 2005 alcanzó los 23 millones de euros. Este escaparate internacional servirá asimismo a los editores andaluces como puerta de acceso al importante mercado de Estados Unidos. El espacio central de la participación de Andalucía será un pabellón de 1.500 metros cuadrados, ubicado en el corazón la Expo Guadalajara, un proyecto del arquitecto Antonio Tejedor que con el lema “Paisaje y Palabras” recreará, a través de una original estructura, los colores, fragancias y sabores de esta tierra. En el interior del pabellón se podrán leer los paisajes naturales, etnológicos, artísticos y humanos que componen la geografía andaluza, y se podrá también mirar las palabras, términos de raíz andalusí, topónimos comunes en Andalucía y América, palabras que sirvieron para componer inspirados versos a los escritores andaluces más universales. En este pabellón ocupará asimismo un lugar preferente la referencia al exilio andaluz en México, eje vertebrador también de todo el programa literario de Andalucía en la FIL como recuperación de la memoria de este éxodo tan fecundo en el terreno literario. Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, María Zambrano, Pedro Garfias, Francisco Ayala y otros autores andaluces se valieron de la literatura y el pensamiento para afrontar un destino incierto, y México se convirtió para muchos de ellos en una nueva patria que les brindó la mejor de las acogidas, un refugio seguro en el que seguir creando. Dentro del programa literario destaca igualmente la presencia del Nobel portugués José Saramago, quien por su fuerte vinculación con Andalucía ofrecerá su particular mirada sobre esta tierra. José Manuel Caballero Bonald, Pablo García Baena, Carlos Castilla del Pino, María Victoria Atencia o Antonio Gala abanderan la representación andaluza en la FIL, una delegación literaria que incluye también una numerosa representación de las generaciones posteriores de autores, que avalan el vigoroso presente de la literatura hecha por los andaluces. La FIL tiene como objetivo lograr que los expositores, agentes de derechos, editores, libreros, distribuidores, bibliotecarios, ilustradores, promotores de lectura, traductores, scouts y escritores asistentes, tengan un ambiente de negocios óptimo y encuentren en ella un espacio para conocer las novedades del mercado editorial en español, realizar compra y venta de libros al mayoreo, establecer nuevos contactos comerciales y fortalecer sus relaciones profesionales, desarrollar oportunidades de negocio, entrar en contacto con autores de todo el mundo y vender y comprar derechos en español. Fuentes: Andalucía 24 Horas • Prensa FIL *** José Saramago y Gael García Bernal harán lectura conjunta en la FIL El actor mexicano Gael García Bernal y el escritor portugués José Saramago realizarán el próximo 29 de noviembre una lectura conjunta de diversos textos del premio Nobel de Literatura 1998 en el marco de la celebración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), según anunciaron los organizadores de la cita editorial más importante en lengua española. La iniciativa, que se desarrollará en el Teatro Diana, ha sido definida por la directora de la FIL, Nubia Macías, como “una puesta en escena, una lectura a dos voces”. Indicó que García Bernal “es un gran lector de Saramago” y también dijo que el escritor está familiarizado con la trayectoria artística del protagonista de cintas como Amores perros, Y tu mamá también y La mala educación, entre otras. El intérprete y el premio Nobel de Literatura serán acompañados por una violonchelista y no se descarta la posibilidad de destinar los fondos recaudados a alguna causa benéfica del Hospital Civil de Guadalajara. La escenificación tendrá como base fragmentos de la novela de José Saramago Las intermitencias de la muerte, en que la muerte decide suspender su trabajo letal y la gente deja de morir. En la novela, la euforia colectiva se desata, para dar paso muy pronto a la desesperación y al caos. La lectura dará continuación “sobre la misma línea, pero con un estilo diferente” al espectáculo que el año pasado protagonizaron el escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa y la actriz española Aitana Sánchez-Gijón, cuando presentaron también en el Teatro Diana y como parte de las actividades de la FIL la obra de teatro La verdad de las mentiras. Fuente: El Informador *** Encuentro de Caricatura e Historieta homenajeará a Fontanarrosa Entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre se celebrará el V Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, un evento que, en el marco de la XX Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), tendrá como escenarios el Museo del Periodismo y las instalaciones de la FIL. Quino, Sergio Aragonés, las caricaturistas “Nani” Mosquera, la Miriam, Rayma Suprani, Cintia Bolio y Araceli Sollano, así como el andaluz Ángel Idígoras, son parte de los invitados a este foro, en el que convivirán el humor y la reflexión. La actividad es organizada por el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD, http://www.cuaad.udg.mx), de la Universidad de Guadalajara (UDG, http://www.udg.mx), en coordinación con la FIL. A lo largo de sus cinco años de existencia, este encuentro, que forma parte del programa académico del CUAAD, se ha convertido en un espacio de intercambio de experiencias para autores e investigadores que cultivan los géneros de la caricatura y la historieta, formas de expresión que a menudo son menospreciadas en el contexto académico, a pesar de que pueden llegar a desarrollar notables niveles de calidad estética y son una influencia fundamental en la cultura popular. El argentino Roberto Fontanarrosa, conocido por las historietas de Boogie el aceitoso e Inodoro Pereyra, el renegau, lo mismo que por una amplia obra en el campo del cartón humorístico y su colaboración creativa con el grupo musical de Les Luthiers, será el invitado estelar de este año y recibirá el homenaje de “La Catrina”, una distinción que, en el marco del encuentro, se entrega a un dibujante distinguido y que tiene la forma de una escultura de bronce derivada del famoso dibujo de José Guadalupe Posada. Esta estatua es realizada cada año por el escultor Rubén Hernández Guerrero, a partir de un diseño de Sergio Aragonés. También estarán presentes tres autores que han sido homenajeados en años anteriores: Sergio Aragonés, Quino y Eduardo del Río, “Rius”. Este año, además, acudirán la colombiana “Nani” Mosquera, la cubana Miriam, la venezolana Rayma Suprani, y las mexicanas Cintia Bolio y Araceli Sollano. Otros invitados serán el humorista gráfico andaluz Ángel Idígoras, conocido por la serie humorística Pascual, mayordomo real, que realiza junto con su hermano Pachi y que aparece en la revista El Jueves; la editorial Caligrama, que presentará el nuevo trabajo de Bachan y Tony Sandoval, en el género de la novela gráfica, así como los moneros de la revista El Chamuco: El Fisgón, Hernández y Helguera. Los especialistas en el estudio de la historieta y la comunicación visual, Juan García Cerrada y Arsenio Lope Huerta, de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH, http://www.uah.es), de España; la doctora Guillermina Yankelevich, de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), y Melina Gatto, de la Fundación Franco Fossatti (http://www.lfb.it/fff), de Italia, darán el toque académico al encuentro. Además de las conferencias previstas en el programa, el viernes 1 de diciembre habrá cinco sesiones especializadas: “El género de la novela gráfica”, con Bachan y Tony Sandoval; “Revisión de portafolios”, con Editorial Caligrama, por Sonia Bartres y Luis Gantus; “Mímica y humor gráfico”, con Sergio Aragonés; “La caricatura de retrato”, con Omar Figueroa “Turcios”, y “La abstracción de la información en las imágenes humorísticas”, con Guillermina Yankelevich. Las sesiones se realizarán en el campus Antiguo Claustro de San Agustín del CUAAD (ex Escuela de Música). Quienes estén interesados en inscribirse deben escribir al correo electrónico talleresdelencuentro@yahoo.com.mx. Fuente: FIL *** Realizarán en Durango la Feria del Libro y el Disco Vasco La 41ª Feria del Libro y el Disco Vasco de Durango (Vizcaya, País Vasco, España), que se celebrará del 6 al 10 de diciembre, dará a conocer la literatura eslovena como parte de una iniciativa que comenzará este año y que permitirá promocionar en cada nueva edición la cultura minoritaria escrita de una tierra diferente. Así lo manifestaron este 15 de noviembre, en rueda de prensa, Jon Irazábal, director del certamen, y Fito Rodríguez, presidente de la Asociación de Escritores de Euskadi, quien explicó que la idea de que la feria se dedique cada año a la literatura de un país distinto se viene desarrollando en el certamen de Fráncfort, el “espejo” en el que se mira Durango. La literatura de Eslovenia estará representada por el autor de este país Alojz Ihan y por el presidente de la Asociación de Escritores Eslovenos, Vlado Zabot, quienes participarán el 8 de diciembre en una mesa redonda sobre literatura eslovena y vasca junto a autores de Euskadi. Al día siguiente, Alojz Ihan, también acompañado por escritores vascos, ofrecerá en el San Agustin Kultur Gunea de Durango un recital de poesía de Eslovenia y Euskadi. Eslovenia ha sido elegido este año tras una visita que un grupo de escritores vascos realizó a este país el pasado mes de septiembre con motivo de la edición, por parte de la Asociación de Escritores Eslovenos, de una antología sobre la obra de 14 autores vascos. Este libro, la primera antología que saca a la calle esta agrupación, fue editado tras la aceptación que ha tenido entre el público de Eslovenia la obra de Bernardo Atxaga. Durante la feria de Durango, que este año se dedicará a los viajes, será presentada también la asociación vasca Euskalaleman, que promocionará la literatura vasca en Alemania y la de este país en Euskadi. Sobre la creciente repercusión de la literatura vasca en otros países, el presidente de la Asociación de Escritores de Euskadi se congratuló de que “las posibilidades son cada vez mayores” dado que la propia literatura vasca se está “estructurando más” y también resulta más barata la publicación de libros. Fuente: EFE *** Bogotá será la capital del libro y la literatura Entre el 27 de abril y el 1 de mayo de 2007 se realizará en Bogotá (Colombia) el Primer Festival Internacional del Libro y Primer Encuentro Latinoamericano de la Literatura y la Cultura, evento convocado por la Corporación Artística y Literaria Escafandra, el Teatro Cádiz, la Fundación Cultural Jetón Ferro, la Revista Cultural Somos y el grupo Libertad Bajo Palabra. El evento, que tendrá como escenario el Teatro Cádiz (calle 22 C, Nº 39-80), así como diversos teatros de la localidad de Teusaquillo, tiene como objetivo reunir en un mismo espacio varios de los proyectos, medios de comunicación y grupos que han liderado actividades comunitarias de gestión cultural en Bogotá. “Hacer de la lectura una fiesta, de la creación literaria y cultural un espacio de paz y de reconciliación y un espacio para afianzar proyectos comunitarios culturales a gran escala”, son otros de los objetivos planteados por los organizadores en un comunicado. El evento cuenta con el apoyo de más de veinte escritores colombianos oriundos de Santander, Boyacá, Risaralda y Tolima, quienes se congregarán para ofrecer tertulias, conferencias y talleres de creación literaria a los distintos colegios y universidades invitados. Igualmente, una gran variedad de grupos artísticos de teatro, danza, música y comparsas ofrecerán lo mejor de su arte y de sus procesos con comunidades de dentro y fuera de Bogotá, para el deleite y la reflexión de los invitados. Habrá también un espacio de compra y venta de libros nuevos y usados, un espacio alterno de trueque y un lugar especialmente diseñado para la promoción de los nuevos autores, de concursos literarios y de intercambio entre escritores y editores. Los organizadores añadieron que se dispondrá de un espacio especialmente reservado para medios de comunicación y editoriales cuyo trabajo ha acercado a los sectores populares con la literatura y el arte y para literatura étnica (indígena y afrocolombiana). Entre los invitados especiales al encuentro están los escritores José Geraldo Neres, de Brasil; Gladys Mendía Gutiérrez, de Venezuela; María Milagros Roibón y Claudia López, de Argentina; Dalia Espino, de Perú, y José Luis Fariñas, de Cuba. Los países invitados de honor serán Venezuela y Cuba. Para solicitar mayor información sobre el evento, escriba a la Corporación Artística y Literaria Escafandra a los correos festivalinternacionaldellibro@gmail.com y grupoliterarioescafandra@hotmail.com. Fuente: Escafandra *** Congreso Lectura 2007 realizarán en Cuba en octubre del año próximo Hasta el 30 de abril de 2007 hay oportunidad para inscribirse en el Congreso Lectura 2007 “Para Leer el XXI” (http://www.congresolectura2007.com), que bajo el lema “Por el mejoramiento humano” se desarrollará entre el 23 y el 27 de octubre del año próximo en el Hotel Habana Libre Tryp Sol Meli, de La Habana (Cuba). El evento se celebrará en conmemoración del 155º aniversario, del bicentenario y del centenario de los natalicios de José Martí, Benito Juárez y Astrid Lindgren, respectivamente, y en saludo al 31r Congreso Mundial de la Organización Internacional para el Libro Juvenil (Ibby, por sus siglas en inglés; http://www.ibby.org). Convocado por el Comité Cubano de Ibby y la Cátedra Iberoamericana Mirta Aguirre, el congreso es coauspiciado por la Fundación Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Brasil (FNLIJ, http://www.fnlij.org.br), Ibby de Canadá, Fundalectura Colombia (secciones brasileña, canadiense y colombiana de Ibby, respectivamente), la Oficina Regional de Cultura de la Unesco para América Latina y el Caribe (Orlalc), el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc, http://www.cerlalc.org) y el Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, entre otros organismos e instituciones nacionales y extranjeras. Entre las actividades científicas que tendrán lugar en el congreso se encuentran las conferencias magistrales y paneles centrales sobre los temas “Leer o no leer ¿ese es el problema?”, “El libro ¿hecho cultural o mercancía?” y “Alfabetización por medio de la literatura”. Además se realizarán mesas redondas sobre la obra de José Martí y el mejoramiento humano y sobre aciertos, desaciertos y desconciertos de la literatura para niños y jóvenes. Igualmente, se celebrará el Salón de Autores “La Edad de Oro” y se realizarán los seminarios “Múltiples lecturas: múltiples saberes”, “Lectura, educación, poder mediático y sociedad de la información” y “Lectura y salud: una relación impostergable” y dos talleres previos al congreso, de 20 horas cada uno y con el título conjunto de “Para los niños trabajamos”, para escritores e ilustradores que dedican su trabajo a los niños y jóvenes. Como actividades colaterales se celebrará el Festival Papirola y diversas visitas a escuelas y centros culturales. En el congreso podrán participar escritores, ilustradores, diseñadores, editores, críticos, investigadores, educadores, bibliotecarios, libreros, revisteros, informáticos, sociólogos, psicólogos, traductores, promotores de lectura; profesionales de la salud, de los medios de difusión masiva, del marketing y la publicidad, y estudiantes, entre otros. Los idiomas oficiales del evento serán español e inglés. Se ha dispuesto la intervención de traductores simultáneos sólo para las conferencias magistrales, así como los actos de apertura y clausura. La cuota de inscripción para delegados (ponentes y participantes) es de 325 CUC; para los talleristas (participantes del II Taller Internacional Ibby), de 100 CUC; para estudiantes (delegados al congreso; acreditados en curso regular universitario y menores de 25 años; cuota limitada por países), de 275 CUC, y para acompañantes, de 225 CUC. Para mayor información es preciso escribir a la doctora Emilia Gallego Alfonso (emyga@cubarte.cult.cu) o a la licenciada Aimée Vega Belmonte (aimee@icaic.cu). Fuente: Web del Congreso ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Blanca Varela: Poesía escogida (1949-1991) Rafael Rattia ========= Cómo no agradecer la infinita bondad que emana de esa fuente inagotable de amor, sabiduría, paciencia y comprensión que es la escritora María Cristina Solaeche Galera; en uno de sus sorprendentes gestos de obsequiosidad que la distinguen me envía un libro de la magnífica poeta hispanoamericana Blanca Varela (Lima, Perú, 1926) publicado por la prestigiosa editorial barcelonesa-española Icaria en mayo de 1993. De la poeta Varela los lectores latinoamericanos sabemos tantas cosas como es posible saber de la vida de escritores que alcanzaron la universalidad tempranamente, antes de los treinta años. Proviene de una respetada estirpe familiar integrada por escritores y artistas limeños en cuyo seno forjó su singular sensibilidad y disposición hacia las letras y particularmente hacia el lenguaje poético de raigambre universal. Comenzando la década de los años cuarenta del siglo XX se alista en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Mayor de San Marcos en Lima, donde abreva de las fuentes primordiales de la poesía española y especialmente de los grandes exponentes de la lírica tributaria del siglo de oro. A finales de dicha década, en plena mitad de la pasada centuria, arriba a la capital cultural del mundo, París, en compañía de su esposo el notabilísimo pintor Fernando de Szyslo, donde se incorpora a las románticas y bohemias conversaciones que escenificaron hombres de la estatura intelectual como Octavio Paz, el alucinado poeta César Moro, el mexicano universal Xavier Villaurrutia. Antes de marchar a París ya Varela conocía muy bien y con propiedad la poesía gongorina y había estudiado a Quevedo íntegramente, pues sus estudios formales de letras y educación la familiarizaron hondamente con lo más granado de la lírica hispana de su siglo y de la época precedente. Cuando la poeta se incorpora a las discusiones legendarias que protagonizaban artistas y escritores en los míticos Café de Flore y Café des Etats Units, ya la escritora se había leído a Gerard de Nerval, el famoso poeta suicida de la linterna, conocía como pocos poetas al inmenso autor del golpe de dados, Stephan Mallarmé, había leído con fruición a Eliot y recitaba versos completos de Rainer Maria Rilke. Su apasionada entrega a la poesía universal le lleva a trabar amistad con sensibilidades de la talla de Javier Sologuren, José María Arguedas y, como queda anotado en líneas arriba, César Moro. La vida intelectual de Blanca Varela es en sí misma una enciclopedia abierta e interminable: en París conoce y hace amistad con el inigualable narrador Julio Cortázar y se hace amiga del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal. En 1951 la poeta conoce al filósofo francés Jean Paul Sartre y a su compañera Simone de Beauvoir; de igual modo entraba amistad intelectual con el pensador Henry Michaux, Giacometti, Legar. La poesía selecta (escogida) que reúne este libro editado por Icaria nos permite a los lectores un acercamiento holográfico a una de las voces más acendradas de la lírica hispanoamericana del pasado siglo. En todas las páginas de este programa poético de Varela está contenido lo que se podría denominar su ars vitae. Una visión lúgubre de la existencia impregnada de un delirante élam surrealista o parasurrealista en el que destacan rasgos insoslayables de una metaforización legataria de una extraña y nada común forma de ver la vida e imaginarla con registros mentales extraordinarios para la época. Sin más preámbulos veamos una muestra elocuente de su desgarrada lírica doliente: “Sé que estoy enfermo de un pesado mal, lleno de un agua amarga, de una inclemente fiebre que silba y espanta a quien la escucha. Mis amigos me dejaron, mi loro ha muerto ya, y no puedo evitar que las gentes y los animales huyan al mirar el terrible y negro resplandor que deja mi paso en las calles. He de almorzar solo siempre. Es terrible” (p. 21). Quien conozca la terrible y acusadora escritura aforística de E.M. Cioran puede advertir evidentes zonas de coincidencias con el pesimismo incorregible del pensador rumano. Los versos arriba transcritos me devuelven al oscuro malditismo literario que exhala el célebre Breviario de podredumbre del king of pesimist. Estos textos poéticos de Blanca Varela están concebidos bajo el irrefrenable impulso vital de un tono sacrificial; hay una queja lancinante que hiere y lastima las fibras más sensibles de nuestra estructura psíquica-emocional. Como una condenación, la poesía de Varela devela la constitutiva abyección e infamia de lo bajo, lo terrenal, en fin; lo humano está condenado por adelantado a descomponerse. Como si sus poemas nos advirtieran un reproche incontestable: todo perecerá, todo lo que respira pronto será algo menos que carroña fétida y pestilente. “Ni una hoja caerá, Sólo la especie cae Y el fruto cae envenenado por el aire. No hay centro, Son flores terribles Todos estos rostros clavados en la piedra, Astros revueltos, sin voluntad. Ni una hora de paz en este inmenso día. La luz crudelísima devora su ración. El mar está lejos y solo La tierra impura y vasta”. Entrar en contacto con esta poesía es lo equivalente a ser tocado por la gracia de una poesía espectral y terrible. Tal pareciera que la escritora nos congregara a sus lectores en una asamblea de hombre tristes que escuchan alelados sus poemas como se escucha un mantra milenario bajo los efectos de una especie de epilepsia auditiva. Leer esta poesía es una aventura estremecedora capaz de remover los cimientos de nuestra cosmovisión poética. Sólo los libros que nos hacen “otros” al término de la lectura de su última página merecen ser tenidos por tales y éste de Blanca Varela es uno de ellos. Por lo demás, menester es acotarlo antes de que se nos escape; si un libro no nos emplaza y conmina a vernos en sus páginas con nuestras miserias y esplendores, si no es capaz de recordarnos que somos hijos de una época y nos recuerda la necesidad de la humildad de nuestra condición frágil y efímera, entonces, ¿valió la pena leerlo, quiero decir, re-leerlo? En alguna de sus ígneas e iluminadoras páginas dice la escritora: “Soy un simio, nada más que eso y trepo por esta gigantesca flor roja (...) Tal vez soy el único viviente, el que se mueve, respira y se queja. El único en dar vueltas y girar sobre el lodazal y la culebra. El [trompo, El girasol humano, velludo y limpio, el cantor solitario, el [anacoreta, La peste. Soy, indudablemente, el que se oye, respirando, tejiendo Para atrapar el acto, el testimonio erizado de ojos y lenguas todavía Temblorosos, todavía con recuerdos”. ** Rafael Rattia rrattia@gmail.com Escritor venezolano (Delta del Orinoco, 1961). Historiador egresado de la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve). Fue director-fundador del Archivo Histórico del Delta, director de la Biblioteca Pública Central Andrés Eloy Blanco y coordinador de Actividades Literarias del Ateneo Internacional de Fronteras Casa de las Aguas. Ha publicado el poemario La pasión del suicida y dirige Laberintos de Agua, la página literaria semanal del diario Notidiario (Puerto Ordaz). Textos suyos han aparecido en el suplemento literario Verbigracia, el suplemento cultural de Últimas Noticias, El Impulso, Frontera y la revista Ateneo de Los Teques, así como en las revistas electrónicas El Invencionero (http://web.jet.es/enseres), Casi Nada (http://usuarios.iponet.es/casinada) y Sólo Texto (http://solotxt.freeservers.com). Mantiene una bitácora personal en http://rattia.blog.com. === La cábala del Quijote Alfonso Galindo Lucas ====================== El Quijote es un coñazo. Durante todo el año 2005, instituciones públicas y privadas y las que no son ni lo uno ni lo otro, han lanzado carteles, programas de televisión, páginas de Internet y todo tipo de parafernalia para festejar el IV centenario de la publicación de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Se supone que todos los que han leído el libro están muy interesados en que hagamos lo mismo, pero se olvidan de advertirnos acerca de una serie de impedimentos, que se resumen en la frase inicial de este párrafo: a) El Quijote es muy largo, b) Está escrito en un castellano antiguo muy cuidado que hoy nos parece pretencioso y aburrido. c) Por fortuna, a la gente de hoy hay que decirles algo interesante de los libros para que se los lean o, al menos, para que, no leyéndolos, se queden con una parte importante del mensaje. El apartado c) es, lógicamente, lo que justifica este breve y modesto ensayo acerca de tan aclamada obra literaria. Hay muchos autores que escribieron antes sobre el Quijote, desde Lope de Vega y Madariaga a Ortega y Gasset, Kafka y todo escritor o intelectual que se precie, pero yo recomiendo, por su brevedad, la obra de Nabokov. También hubo adaptaciones al cine, al cómic y al dibujo animado (mi preferencia, en este caso, es por Buñuel), incluso obras de ficción o de realidad que, conscientemente o por mimetismo, recuerdan a la historia el personaje Alonso Quijano o Quijada. ¿Qué aporto yo a todo lo comentado sobre dicha novela? De momento, hay una diferencia abismal, que también se resume en mi primera frase: Casi todos los libros acerca del Quijote recomiendan su lectura. Sinceramente, para el joven inquieto que no tiene mucha idea de literatura, yo no recomiendo que se lean la novela, sino precisamente aquellas obras que la comentan. Hoy en día, para hablar del Quijote, hay que hablar de las numerosas exégesis que existen acerca de la obra. a) La artística: Para esta corriente —la más abundante—, el mensaje del libro en cuestión es estético. Toda la novela es una inmensa parábola, donde las figuras retóricas son referencia obligada para cualquier novela moderna. No importa mucho si realmente podemos afirmar que conocemos dicho mensaje; lo importante es que éste perdura por el instintivo dominio narrativo del autor: la metáfora de los molinos de viento, las comparaciones (sin ir más lejos, entre Quijote y Sancho), los dichos, las paradojas, etc... El disfrute debe tener prioridad para el lector sobre la reflexión, en su abordaje del libro. Según este enfoque, lo que tenga que ser aprendido, lo será sin más que dejarse enseñar. b) La Histórico-sociológica: La novela relata cómo la sociedad feudal, dominada por la nobleza y fundada en valores místicos, se convierte en un fastidioso atavismo en un siglo de floreciente pragmatismo, representado en la figura de Sancho Panza y presente en todos los demás personajes. Mi reflexión se sitúa más bien en este enfoque, pero con otro planteamiento. c) La psiquiátrica. Numerosos médicos, psiquiatras, psicólogos, psicoanalistas y literatos han ajustado el perfil psicológico de don Quijote a los de determinados enfermos mentales, concluyendo que los rasgos observados en el personaje parecen tomados de la realidad y que la novela muestra, en su grado más sublime, lo curioso de las situaciones que pueden darse como consecuencia de la divergencia entre la realidad y la imaginación del paciente. d) La jurídico-ética. Alonso Quijano es un caballero que siempre toma partido por el más débil, a veces muy a pesar y en contra de éste, y busca la justicia material, las más de las veces en detrimento de la seguridad jurídica. El acento en este último aspecto formal sobre las cuestiones de fondo, marca, según algunos, un cambio de época y de visión del mundo, en el que el fin deja de estar siempre justificado por los medios. La justicia social, por otra parte, muy clasista en la mentalidad de don Quijote, cede terreno a la libertad de los sujetos y, de este modo, de la igualdad material, dentro de cada clase social, o la desigualdad instituida, se pasa a una igualdad formal o de trato, imprescindible para el nuevo modo de vida; el comercio. La mayoría de episodios de trascendencia jurídica se dan en la ínsula de Sancho, pero al fin y al cabo, la obra está plagada de juicios inducidos o explícitos y problemas jurídicos, especialmente de índole penal. e) La cabalística. Es la exégesis más reciente. Como ocurre con la Biblia, el Quijote es una obra de enormes dimensiones, que permite aplicar a sus letras procedimientos informáticos capaces de ajustar el ancho de las columnas a las necesidades de una inmensa sopa de letras, en forma de matriz, que arroja palabras y frases supuestamente ocultas y misteriosas. Esta técnica se utiliza con la finalidad de predecir el futuro, adivinar detalles sobra la vida y reposo de Cervantes, etc. Existe una convicción bastante generalizada de que en el Quijote se oculta una realidad distinta de la que aparentemente se relata, esa realidad podría ser autobiográfica o mistérica. ¿Cuál de estas cosas es el Quijote?: un retrato de época, un viaje a la mente humana, un tratado moral o filosófico novelado... Para empezar, el Quijote es un conjunto de tres libros distintos: 1. El ingenioso hidalgo. Es una obra que —siguiendo a Nabokov— habla bastante de la crueldad del ser humano o, al menos, del español medio de la época. Esta parte es rica en anécdotas, dichos, ironías y retratos de época. Se supone que el lector debe debatirse entre la risa cómica ante las caídas, tropiezos, cachiporrazos, etc., propios de los dibujos animados, y la lástima o solidaridad con el protagonista. Supongo que dependerá de en qué medida en nuestras vidas hemos sido martillo o yunque, aunque en resumidas cuentas, para el martillo termina doliendo tanto o más. No voy a desvelar más del contenido de esta obra. 2. El Quijote de Avellaneda, llamado “Segundo tomo”. Oficialmente, lo escribió Alonso Fernández de Avellaneda, nacido en Tordesillas, y lo publicó en Tarragona, diez años después del éxito del primer libro, aprovechando que los derechos de propiedad sobre los personajes habían expirado. El problema es que, si se sabe poco de la identidad de Cervantes, menos aun se conoce sobre ese tal Avellaneda; además, se sospecha que usaba seudónimo. Según diversos autores, existen indicios para pensar que Avellaneda era el propio Cervantes, entre ellos, la calidad de la obra (aunque de estilo distinto, según Nabokov) y la coincidencia de este apellido en antepasados (la bisabuela) del propio don Miguel. La mayoría de las ediciones de la obra no contienen este libro, tal vez por motivos de volumen. Sin embargo, no es recomendable leer el último de los libros sin haber leído antes el de Avellaneda. 3. La segunda parte, propiamente dicha, aunque tal vez haríamos mejor en llamarla “tercera parte”. Superando la maestría narrativa mostrada en los dos libros anteriores, Cervantes sorprende al lector relacionando las divertidas aventuras del gordo y el flaco con la constatación de un Quijote falso o espúreo, creado por Avellaneda. En el transcurso de la novela, no sólo los personajes (incluyendo al protagonista) discuten sobre la calidad de la obra de Avellaneda, sino que además, el Quijote de este libro sigue los pasos al Quijote falso y se ve obligado a deshacer entuertos relacionados con la usurpación que supuestamente ha hecho éste de su personalidad. Según se acepta comúnmente, el autor denuncia, de este modo, la usurpación cometida por el autor del segundo libro (recordemos que podría ser él mismo). Al final, mata al personaje, algunos dicen que para evitar intromisiones como la de Avellaneda, otros dicen que por cansancio o para no “quemar” al personaje. Yo creo que por una necesidad intelectual de llevar su creación hasta su conclusión, de acompañarla hasta la tumba, de modo que no sea posible perfeccionarla. Pero realmente, ¿es para tanto?, ¿es tan importante este libro? A este respecto hay que decir que, desde su publicación, fue un éxito, dentro y fuera de España y que nunca dejó de serlo, a pesar de que se diga que Cervantes murió pobre y olvidado (también se dice que murió triste, pero reconozcamos que a nadie le hace gracia morirse; algo similar comentó Sancho al caballero de La Mancha). Existe un número creciente de exégetas que piensan que Cervantes era de familia de judíos conversos. Cualquier joven de hoy podría decir: ¿y a mí qué? Pero baste decir que, en aquella época, tener sangre judía era como ser sorprendido en época franquista con propaganda soviética. De nuevo, los más jóvenes pensarán “¿Y qué?”, pero ser judío converso (o “criptojudío”) en aquél contexto, era como... bueno, hoy casi todo está permitido, pero en aquél entonces, ser de familia judeo-conversa era como hoy —valga el símil— haberse leído el Quijote. Era una época de frenética actividad de la Santa Inquisición; habiendo sido expulsados los moriscos y los judíos practicantes, ahora se perseguía a la gente en función de lo que hacía en la intimidad. La existencia de la censura religiosa es seguramente el motivo de que la obra sea “seudoepigráfica”, es decir, se culpa a un supuesto historiador arábigo de ser el verdadero autor que pasa información a Cervantes acerca de un personaje real. Ni que decir tiene que, para muchos, esta versión fue considerada auténtica, hasta que empezó a verse la Inquisición más desde lejos, por fortuna para todos. El indicio más notable de la ascendencia judía de Cervantes es lo evidente de la falsificación de su supuesta partida de nacimiento, incluso puede ser que su apellido original no fuera Cervantes, ¿tal vez, Avellaneda? En este supuesto semitismo basan su posición los exégetas cabalísticos; sin embargo, eso de las cábalas es, como en El Péndulo de Foucault, un punto de referencia inexistente. ¿Existe un mensaje oculto, críptico, en la obra de Cervantes? En mi opinión, sí; lo que no alcanzo a descifrar es si este aspecto es más intencionado o más inconsciente, desde el punto de vista del autor. He aquí mi gran aportación a este debate: la vida y ventura de don Quijote representa el mal trago de la conversión al cristianismo; aun más, el Hidalgo representa a Jesucristo y su hidalguismo la utopía cristiana. Así, Sancho representaría al Pedro de los evangelios canónicos, Sansón Carrasco tal vez a Pablo, el cura a José de Arimatea, Dulcinea a la Magdalena, así sucesivamente, incluso Rocinante tiene un claro parangón en la dichosa “borriquita”. Toda la parafernalia cristiana era vista tan ridícula por un judío converso, que estos personajes estaban ya preconfigurados en la mente de alguien que, por necesidad vital, había tenido que estudiar y aparentar conocer y adorar a los pintorescos personajes de la Biblia. Analizado desde este punto de vista, toda la supuesta imaginación del autor se traduce en caricaturas plenamente coincidentes con los relatos neo-testamentarios y sus posteriores interpretaciones. Entonces, ¿quién es Judas? Este puede ser otro argumento para defender que el propio Cervantes inventó a Avellaneda. Don Quijote: padece la humillación y el abandono por parte de todos, incluso se denomina a sí mismo “caballero de la triste figura”. Es llamado Señor con gran burla y es apresado y simbólicamente crucificado en varias ocasiones y finalmente muere como consecuencia de sus aventuras. Tiene una última reflexión que parece contradecir toda su predicación anterior. Defiende una realidad imaginaria que se asemeja al “reino de los cielos”, pero constantemente se topa con la triste realidad de la mediocridad humana; a pesar de ello, persiste en su convicción. Es un elemento gravoso, rescatado de tiempos pretéritos, pero interpretado de forma incongruente, como el Evangelio en tiempos de la Inquisición. Sancho: abandona a su mujer para ir a recorrer el mundo con el Maestro, pero, en los momentos más críticos, también abandona e incluso traiciona a su amo, pero es perdonado y se hace depositario de su legado espiritual, a la muerte de éste. Le hace mucho la pelota a su líder, pero más por interés que por verdadero amor. Dulcinea: es el típico amor distante, cuya carnalidad está prohibida. Nada más gráfico para describir a la Magdalena prostituta de los católicos, a la que Jesús defendía a capa y espada, a pesar de su bajeza moral, según los cánones de la época. Baste recordar que la Dulcinea imaginaria se identifica o confunde con una palurda, Aldonza, sobrina del hidalgo. Los libros de caballería: es el antiguo testamento, conjunto de libros a los que ya Cervantes tampoco profesa un gran culto, sino más bien un respeto filial. La imagen del cura y otros cristianos quemando estos libros es bastante representativa del paso que dio el cristianismo, al considerarse a sí mismo como credo independiente, muy a pesar de la afición del Maestro (o el hidalgo) hacia aquéllos libros. Con este nuevo punto de vista, los libros de Cervantes sobre el ingenioso hidalgo, se vuelven todavía más ingeniosos, irreverentes, valientes..., más intelectuales, en definitiva... y, sobre todo, más merecedores de lectura que por las simples razones de que “se ríe uno”, “se cumplen 400 años”, “se mantiene un interés narrativo” y otras tantas exquisiteces que hacen del Quijote un verdadero coñazo. ** Alfonso Galindo Lucas autorentrevista@andaluciajunta.es Director y productor de Entelequia, Revista Interdisciplinar (http://www.eumed.net/entelequia). Docente e investigador de la Universidad de Cádiz (UCA, http://www.uca.es). === Don Quijote y el mar Ricardo Martínez-Conde ====================== Vieron el mar, hasta entonces dellos no visto. El Quijote, II, 61 ¿Ha deseado en algún momento don Quijote de La Mancha, el de la triste figura, ver el mar? O, mejor sería preguntar, dada la condición soñadora y apasionada de su raciocinio: ¿ha deseado sentir el mar? En el libro jamás se alude a tal circunstancia, que bien pudiera llegar a ser eterna, como el propio texto, si en el tal hubiera quedado reflejada alguna expresión manifiesta en ese sentido. A fe que no ocurre tal cosa; ahora bien, algo sí pudiera deducirse que ocurre cuando nuestro entrañable aventurero se halla por vez primera en presencia del mar, lo que nos hace intuir (¿o soñar, por adicción?, ¿o elucubrar?) que tal escenario grandioso bien pudiera haber sido (por su honda simbología y por ser, en alguna y significativa parte, patria del hombre) lugar para sus magnificas hazañas, destino para sus grandiosas campañas, paisaje de sus desvelos en pro del mantenimiento del honor y la libertad de las gentes que habitan este mundo. En fin, no ha querido Cide Hamete Benengeli, “flor de los historiadores”, que fuese la mar escenario de las magnas hazañas del simpar don Quijote. Y acaso tuviese, al fin, razones para ello: no habitan, por lo común, en él, aquellos menesterosos que hubieran necesidad de su intervención para sentirse comprendidos y liberados; no hay, por lo común, en él, irredentas Dulcineas que sean merecedoras de su entrega amorosa, de su dedicación como destino de caballero andante. No están, en el mar, ni los hombres en sus más comunes quehaceres ni los principios del vivir social han sido asignados a sus ondas inestables, razones todas ellas que sí justificarían sus andanzas en la tierra firme, donde es común que nazca y viva el hombre atribulado. ¿Existe, no obstante, podríamos inquirir, algún lugar donde el hombre desenvuelva sus quehaceres y allí se halle libre de injusticia? ¿Qué escenario, en puridad, podría ser excluido de las redentoras actuaciones de un hidalgo justiciero?, ¿de un caballero que ha elegido entregar su vida en defensa de desvalidos y menesterosos? * El caballero de la Triste Figura, al verse frente al mar, se sobrecoge por su infinitud; su visión le lleva a encender el ánimo por causa de su grandiosidad. Y en tal instante acaso piense: ¿no hay, en ese paisaje de donde viene y a donde va el hombre, destino para sus honrosas hazañas? He ahí, delante suyo, la oportunidad de esta reflexión y la alta ceremonia que ha lugar en el corazón de un gran hombre ante un paisaje heroico, propio de los sueños. El prólogo, digamos, del descubrimiento por parte del Caballero de ese paisaje nuevo, el mar, está descrito en el libro con rasgos de cuidada teatralidad y sugerencia: “Quedóse don Quijote esperando el día, así a caballo como estaba, y no tardó mucho cuando comenzó a descubrirse por los balcones del oriente la faz de la blanca aurora, alegrando las yerbas y las flores...”. Y, un poco más tarde: “Dio lugar la aurora al sol, que, un rostro mayor que el de una rodela, por el más bajo horizonte poco a poco se iba levantando” (1). Curiosamente, el párrafo bien pudiera responder a una descripción del amanecer en la extensa llanura castellana... Quizás la quietud del mar se la evocara. (El que, a continuación de escribir “alegrando a las yerbas y las flores”, añada “en lugar de alegrar el oído” ¿acaso quería referirse al efecto sonoro —el canto de los primeros pájaros, el rumor de la brisa— de un amanecer en La Mancha?). Lo cierto es que tanto don Quijote como Sancho no conocían como extensión de agua, en sentido estricto, más que “las siete lagunas llamadas comúnmente de Ruidera” (2), las mismas que van administrando sus aguas al Guadiana, con el aporte de las cuales “alcanza este río desconfiado su carácter referencial y poético, pues, como dice el cronista, “con otras muchas se llega entre pomposo y grande en Portugal”. Pero —añade, a modo de la atribución de un rasgo de carácter— “con todo esto, por doquiera que va, muestra su tristeza y melancolía”(3). ¿Tal vez porque no llega a alcanzar en momento alguno de su curso la bravura y magnitud de las grandes extensiones de la mar? Con todo, y atendiendo a la simbología, semejan alcanzar un grado de extensión significativa a sus ojos, pues, al citarlas junto al emblemático número de siete (el número de la Creación, que, según Octavio Paz, coordina el 3 de Occidente y el 4 de la América precolombina) disponen o prolongan todo un mar entre sí. Pero no desviemos, si acaso, nuestra atención de la realidad inmediata en que se hallan, en la playa de Barcelona, don Quijote y Sancho, sumidos como están en los efectos emocionales del amanecer mediterráneo: “Dio lugar la aurora al sol...”. Con qué sencillez nos sitúa sobre el escenario de los hechos. Y culmina: “Tendieron don Quijote y Sancho la vista por todas partes...” (4). * A sabiendas de que todo libro es, por sí mismo, invitación a un viaje, ¿por qué no nos aproximamos en volandas imaginarias por los destinos de la mar? Eso sí, siempre en compañía de nuestro egregio caballero y su fiel escudero. Ningún viaje, ninguna aventura de nuestros héroes de los sueños (y las realidades) habían sido en vano hasta ahora; ni lo serán, a fe, los siguientes. Ahora bien, tengo para mí como lector que, por el solo hecho de asistir a esta visión del mar por parte de nuestros osados caminantes hubiera estado justificada la aventura de este libro siempre inacabado, entre otras razones, por ser la mayoría de las palabras que lo componen, tan portadoras de sueños. Es más, en tal sentido, ¿por qué no rematarlo en este punto?: concluiría así el fin de unas aventuras... (¿para el sueño del inicio de otras nuevas?) Culminada en tal punto la escena bien cabrían aquellas palabras que dicen: “desnudaron al licenciado (en aventuras) don Quijote, quedóse en casa y acabóse el cuento”. Pero de poca verosimilitud gozaría el libro si un nuevo reto, el reto de la visión de la mar (y el pensamiento de nuevas hazañas allende él) no animase el alma de nuestro señor de la triste figura. Viene a cuento tal especulación a tenor de las razones que nuestro señor don Quijote formula a sus aparentemente cuerdos amigos del siguiente tenor: “Los más de los caballeros que ahora se usan, antes les crujen los damascos, los brocados y otras ricas telas de que se visten, que la malla con que se arman; ya no hay caballero que duerma en los campos, sujeto al rigor del cielo, armado de todas armas desde los pies a la cabeza”. Y, no muchas líneas más abajo de esta épica reflexión, añade: “Ya no hay ninguno que saliendo deste bosque entre en aquella montaña, y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso y alterado, y hallando en ella y en su orilla un pequeño batel sin remos, vela, mástil ni jarcia alguna, con intrépido corazón se arroje en él, entregándose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le bajan al abismo, y él, puesto el pecho a la incontrastable borrasca, cuando menos se cata, se halla tres mil y más leguas distante del lugar donde se embarcó, y saltando en tierra remota y no conocida, le suceden cosas dignas de estar escritas, no en pergaminos, sino en bronces” (5). * ¡Ay, Señor!, ¿será que el viejo don Alonso Quijano, habiendo vivido por demás sus sueños, no sólo quiera ya rematar las faenas propias de su destino en tierra, sino también en la mar? Y aun peor, ¿prolongarlas tres mil y más leguas lejos, en otras tierras luego de lo que la travesía de los mares le pueda deparar? ¿Le habrá quedado escaso su viejo paisaje de La Mancha y, acaso por ello, desee que sus hazañas tengan prolongación en otros escenarios gracias a lo cual su gloria ya quedará inscrita no sólo en los pergaminos, sino en bronces? (Se “es” de un paisaje, ha escrito Claudio Magris, si bien no es seguro que haya de rezar así para un caballero andante que pretende glorias universales). Habiendo tenido noticia el caballero andante de las Nuevas Tierras descubiertas por Colón, ¿anhelará prolongar su gloria y sus hazañas lejos del viejo hogar de la Mancha? ¿Resultaría descabellado, iniciándose desde aquí —alejando por mucho tiempo el melancólico y triste final de la obra— imaginarse nuevos lances y aventuras, toda vez que, por casualidad, “en hallando en ella (la mar) y en su orilla un pequeño batel...” le sucedan cosas dignas de ser escritas, sobre todo a sabiendas de que “agora ya triunfa la pereza de la diligencia, la ociosidad del trabajo, el vicio de la virtud, la arrogancia de la valentía y la teórica de la práctica de las armas” (6) en los más de los caballeros que agora se usan? Avivado el ánimo de nuestro señor don Quijote, espetaría al instante, en un nuevo rasgo de su valeroso carácter, y reiterando sus consabidos argumentos: “¿No es merecedora la depravada edad nuestra..?”. Pensemos, que, si se decide a salir, entraría en la mar, penetrando así en el más grande y vivo y permanente paisaje donde se guardan los más hondos secretos, los más bellos sueños. Ello a sabiendas de que “ya no hay ninguno (caballero andante) que, saliendo deste bosque entre en aquella montaña, y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso y alterado, y hallando en ella y en su orilla un pequeño batel sin remos, vela, mástil ni jarcia alguna, con intrépido corazón se arroje en él, entregándose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le bajan al abismo, y él, puesto el pecho a la incontrastable borrasca, cuando menos se cata, se halla tres mil y más leguas distante del lugar donde se embarcó, y saltando en tierra remota y no conocida, le suceden cosas dignas de estar escritas no en pergaminos, sino en bronces” (II,1) (7). Vedlo, imaginad el magno y subyugante escenario de la mar ante sí y la ensoñadora incitación a la aventura que las Nuevas Tierras ahora conocidas suscitan en la imaginación del héroe. ¿Qué gloria no depararían las nuevas hazañas a su nombre? ¿Qué nuevos gobiernos a Sancho como premio a su fiel compañía? Acaso falte, sí, o duerma en el olvido, el libro que narre sus aventuras allende la mar. Dicen las crónicas que el Caballero andante murió, y que lo hizo como Alonso Quijano, para quien sus amigos y convecinos desearon al final una vida sin tanto agitamiento como el ya habido en su flaco cuerpo, pero es verdad también que, a tal propuesta de sosiego respondió el Caballero: “Tened por cierto que, ahora sea Caballero andante o pastor por andar, no dejaré siempre de acudir a lo que hubiéredes menester, como lo veréis por la obra” (8). Y bien entendió Sancho cuál era (y aún había de ser) la mejor voluntad de su señor, pues así le habló, muy compungido, en viéndole desfallecer el ánimo: “¡Ay!, no se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía” (9). Ea pues, lector, dejemos que aquí, a la vista de esa mar subyugante del ánimo, comience la última aventura, la más bella e inextinguible, la de la Imaginación. A modo de epílogo Sancho Panza, cosa de la que por cierto nunca se jactó, consiguió con el paso de los años, mediante el empleo, por la tarde y por la noche, de un buen número de novelas de caballería y ladrones, apartar de tal manera de sí el demonio, al que más tarde daría el nombre de don Quijote, que éste representó, sin el menos recato, las acciones más alocadas, pero que en ausencia de un predeterminado elemento, que debía haber sido Sancho Panza, un hombre libre, siguió serenamente, tal vez a causa de un cierto sentimiento de responsabilidad, a don Quijote en sus correrías, de lo que obtuvo un gran y provechoso entretenimiento hasta su final. Franz Kafka. Meditaciones. Notas Todas las referencias aparecidas en el texto corresponden a la edición del Quijote preparada bajo la dirección de Francisco Rico (Ed. Crítica, Barcelona, 1999) y a la II parte del mismo, citándose únicamente en las notas el capítulo al que corresponden. 1. Cap. 61. 2. Cap. 18. 3. Cap. 23. 4. Cap. 61. 5. Cap. 1. 6. Ibidem. 7. Ibidem. 8. Cap. 73. 9. Ibidem. ** Ricardo Martínez-Conde csbgfrf@cesga.es Escritor español (Sanxenxo, 1949). Cursó los estudios de filosofía y letras y el doctorado en la Universidad Complutense de Madrid (http://www.ucm.es). Textos suyos han aparecido en la Revista de Occidente, el Boletín Galego de Literatura y las revistas Clarín, Claves y Extramundi. Además ha sido colaborador en diversos periódicos. Ha publicado los poemarios en gallego Lento esvaece o tempo (Milladoiro, 1990), Orballo nas camelias (Sotelo Blanco, 1993), O silencio das árbores (Espiral Maior, 1995), A núa lentitude (Follas Novas, 2001) y Compostela, vella memoria (3C3, 2003); y, en castellano, Los argumentos de la tarde (A.G., 1991), Sombras del agua (Endymión, 1993), Evoë (Calambur, 1997) y Los días sin nombre (Calima, 2000, premio Benasque de Poesía). En prosa ha publicado, en gallego, Os simbolos de Galicia (Cª Cultura, 1993) y Debullar (Galaxia, 1998) y, en castellano, Cuentas del tiempo (Pre-textos, 1994), La figura del Rey según Quevedo (Una lectura de la "Política de Dios") Ed. Endymión-Mº Cultura, Madrid, 1996, Alusión al paisaje (Calima, 2002). Ha recibido diploma de honor en el Concurso Internacional de Relatos Breves "Jorge Luis Borges" (California, 1992) y el premio Reimóndez Portela de Xornalismo (A Estrada, 1997). === Que la tierra te sea leve Amparo Osorio ========================== Al pasear por sarcófagos, sepulturas, sepulcros, tumbas, mausoleos, lápidas, panteones o criptas... nombres que al pronunciarlos en cualquier idioma traen un viento frío y parecen inventados por la terrible imaginación de Edgar Allan Poe o por H. P. Lovecraft, es posible encontrar sentencias consagratorias, alegóricas o irónicas, esculpidas para resumir los pasos del difunto. Esta voz de piedra de la muerte que existe en las más diversas culturas es conocida como epitafio, del latín tardío epitaphium (que se hace sobre una tumba), y es tan antigua que no se tiene una cronológica adopción de su uso, presumiéndose que fue asimilada por la mayor parte de los pueblos del mundo como último eslabón con sus seres desaparecidos. Y así como los dioses también mueren y de algunos se conservan sus tumbas, en la del dios Osiris, ubicada en Sais en el Bajo Egipto, existen signos del período ptolomeico, que a manera de epitafio cuentan la vida del imponente personaje mítico: Esta es la forma de aquel que no puede ser nombrado, Osiris el de los Misterios, que brota de las aguas que retornan. La Antigua Grecia y la reciente Italia, a pesar de la costumbre de incinerar a sus muertos, son culturas en las que el epitafio es imprescindible, extendiéndose a galerías, claustros, obeliscos y medallones que no necesariamente contienen las cenizas del viajero. Más allá del monumento tangible es posible que un día leamos sobre una ola el ruego del poeta inglés John Keats, cuyo último deseo fue: Pido que mi Epitafio sea escrito sobre el agua. Los romanos que incluían casi siempre una deprecación en favor del muerto comenzaban: Sit tibi terra levis (Que la tierra te sea leve) o Siste, viator (Deténte, caminante) que fue durante siglos una de las inscripciones más usadas, debido a que los entierros se efectuaban en la orilla de los caminos. Seguida de esta frase, se procedía a la exaltación del fallecido. Los primitivos cristianos, no ajenos a esa suerte de inmortalidad que se atribuye a las palabras, colocaban como epitafio leyendas alusivas a su fe. El cuerpo de Dionisos (o Baco el Perfecto), enterrado en Delfos junto a la estatua de Apolo, contenía sobre la tumba la inscripción: Aquí yace muerto Dionisos, hijo de Semele, comprobación de que el epitafio no sólo era propio de hombres sino que frecuentaba las esferas inmortales. En Esparta se concedía el honor del epitafio sólo a los guerreros que morían luchando por la patria. Sobre la tumba de Leonidas, caído en la batalla de las Termópilas, reza la siguiente leyenda: Pasajero, ve y di a Esparta que sus hijos han muerto por obedecer sus leyes. Recaen sin embargo dentro de los epitafios toda suerte de adjetivos, desde íntimos, amorosos, despreciativos, poéticos, altruistas, metafóricos, etc., pero quizá uno de los más evocados que no hace parte de la exaltación del difunto, es el escrito sobre la tumba de Richelieu: Aquí yace el Cardenal Richelieu que hizo mucho bien y poco mal, pero el mucho bien lo hizo mal y el poco mal lo hizo bien... La Enciclopedia Británica, para ejemplificar lo que era un epitafio epigramático y satírico, refiere estas líneas sobre el rey Carlos II: Él nunca dijo una cosa tonta, pero tampoco dijo una cosa sabia. Como culto al amor podríamos citar el que reposa sobre la tumba de Antínoo, amante favorito del emperador romano Adriano, en cuya lápida los embalsamadores egipcios esculpieron: Obedeció a la orden del cielo; o aquel perteneciente al inmortal verso de Quevedo que a lo largo del mundo ha sido adoptado para innumerables tumbas: Polvo serás, más polvo enamorado. El epitafio de William Shakespeare, surgido de su propia pluma, contiene una advertencia: Bendito sea el que respete estas piedras y maldito el que mueva mis huesos. Hubiera sido sin embargo más preciso al autor retomar las últimas palabras del príncipe Hamlet en su agonía: Lo demás es silencio. De una admirable elementalidad podemos decir que es la inscripción sobre la lápida del genio alemán Goethe: Era un hombre. El escritor francés Stendhal, autor de Rojo y negro, aseguró su memoria en la piedra con las siguientes palabras: Vio, escribió, amó. Ejercitado también por los sajones, nórdicos y escandinavos, se han encontrado diseminados por el mundo innumerables epitafios tallados por los vikingos en sus piedras rúnicas. Extrañamente tomado de la Völsunga Saga (Cantos de la Edda Mayor) que relata los rasgos de las culturas germánicas medievales, María Kodama decidió para la tumba del oracular Borges que reposa en el Cimetière des Rois, en Ginebra, la casta frase: Empuña su espada y la pone entre sus desnudeces. Sobre la lápida de Copérnico encontramos una de las más poéticas y escalofriantes inscripciones: Sta, Sol, ne moveare (Deténte, Sol, no te muevas) y sobre la de Alejandro Magno impresa por sus contemporáneos: Esta tumba debe bastar a aquel a quien no podía bastar el mundo. Recorriendo el Cementerio de Rarogne Churchyard, de Canton Valais, en Suiza, hallamos la más romántica de las tumbas para uno de los mayores poetas alemanes. En la piedra esculpida bajo la que reposan los restos de Rainer Maria Rilke se lee: Sublevación o pura contradicción / amaría ser el sueño de nadie / bajo tantos párpados cerrados. En el cementerio de Swan Point, en Rhode Island, cualquier visitante puede leer con perplejidad la inscripción funesta escrita por uno de los mayores maestros del terror: H. P. Lovecraft, verdadero deleite para los seguidores de Los mitos de Cthulhu: No muere lo que puede eternamente descansar aunque muera mi muerte. No menos impactante podríamos decir que es el epitafio que acompaña al francés André Breton, el Papa del Surrealismo (1896-1966), cuyos despojos reposan en el cementerio de Batignolles en París: Yo busqué el oro del tiempo. El pintor y fotógrafo surrealista Man Ray fue definido con la siguiente inscripción sobre el mármol: Despreocupado pero no indiferente. William Butler Yeats, premio Nobel de Literatura, versificó su propio epitafio al escribir: Mira fríamente en vida a la muerte, mientras pasa su jinete... Bajo una luna blanca al lado de la tumba de su última esposa (Carol Dunlop) en el Cementerio de Montparnasse en París, los restos del escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984) permanecen acompañados de leyendas, piedritas para jugar a la rayuela, dibujos infantiles y flores que los lúdicos adoradores depositan, al lado de una temblorosa frase seguramente escrita por alguno de sus lectores latinoamericanos para señalarnos lo que hubiera sido su mejor epitafio: Aquí yace el cronopio mayor. En el Lincoln Cemetery en Kansas City, el caminante puede observar el simbolismo impreso sobre la lápida del jazzista Charlie Parker que a manera de epitafio imaginario representa un pájaro sobrevolando un saxofón, con la única y modesta inscripción: Bird. Por su parte, Juan Rulfo, el incomparable narrador mexicano que escribió una de las más totalizantes novelas sobre la muerte, titulada Pedro Páramo, definida por algunos críticos como un epitafio de 120 páginas, donde los muertos más antiguos hablan con voz más queda y más lejana que los recientes, termina con la asombrosa frase: Y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras. El escritor norteamericano Edgar Lee Masters (1869-1950), en Los poemas de Spoonriver, recrea la historia de los moradores de un pueblo, sus costumbres, sus amores y sus oficios a través de epitafios escritos en primera persona, culto que no le impidió crear su propio recuerdo pétreo: Yo soy un soñador de la muerte bendita. Caminemos y escuchemos la alondra. Malcolm Lowry, el novelista inglés, eterno ebrio, autor de la magistral novela Bajo el volcán, dejó escrito en verso igualmente su epitafio: Difunto del Bowery / su prosa era florida / a veces brillante / vivió de noche y bebió de día / y murió tocando el ukelele. También el gran ensayista y poeta mexicano Octavio Paz imaginó en uno de sus primeros libros su bello epitafio: Quiso cantar, cantar / para olvidar / su vida verdadera de mentiras / y recordar / su mentirosa vida de verdades. Otros, sin embargo, desposeídos de la tragedia de la muerte, continúan recibiendo la celebración póstuma a su vida. Así, sobre la tumba de la superestrella del rock Jim Douglas Morrison (1943-1971), ubicada en Le Père Lachaise en París, se congregan frecuentemente fanáticos de todas las latitudes, para entonarle sus propias canciones y beber en su memoria, mientras escriben infinidad de grafitis como el siguiente: Eres la reencarnación de un gato, palabras que son sustituidas velozmente junto a su lapidaria sentencia: Cancelo mi pasaporte a la resurrección. Y después de esta suma de frases del adiós, no es necesario agregar que el epitafio, la voz de la piedra, la tentativa de inmortalizar un gesto, un oficio, un amor, una victoria, una religión o una utopía, es una constelación que nos evoca, un signo que fija el rostro, el sueño inmóvil de alguien que un día fue de carne y hueso, y que hoy apenas habita en el viento. ** Amparo Osorio amparoiosorio@yahoo.es Poeta colombiana (Bogotá, 1951). Ha publicado los libros de poesía Huracanes de sueños (1983); Gota ebria (Ediciones Embalaje, 1987); Territorio de máscaras (Hojas Sueltas, 1990); Migración de la ceniza (Editorial Magisterio, 1998); Antología esencial (Colección Los Conjurados, 2001) y Memoria absuelta (Universidad Nacional de Colombia, http://www.unal.edu.co, 2004). Es editora de la revista Común Presencia y coordinadora editorial de la colección internacional de literatura Los Conjurados. Varios de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano, portugués, húngaro, alemán, ruso, sueco y rumano. Obtuvo la primera mención del concurso Plural de México (1989) y la beca nacional de poesía del Ministerio de Cultura (http://www.mincultura.gov.co, 1994). Ha representado a su país en varios encuentros internacionales de literatura, entre los que destacan Argentina, Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador, Puerto Rico y México. === Diferente realidad animal Silvia Rodríguez Bravo ================= En el tráfico habitual de cualquier rutina de todas las ciudades que forman nuestro Chile lindo, existen mundos diferentes caminando con el mismo sentimiento, que cada quien lo manifiesta de la manera más convincente para demostrar y superar la realidad en la que vivimos. Existen hombres, mujeres, infantes pidiendo limosna con o sin descaro, como sea, al igual responden a la frase que todos conocemos desde lejos, “la necesidad tiene cara de hereje”, y existen los otros que venden parches curita, gomitas, chicles, etc., a cambio de una moneda de cien pesos. A este mismo universo que cada día se multiplica como el dolor de una epidemia, se agregan aquellas personas que buscan algo en la basura peleando a veces con un perro por el probable alimento que se encuentra en el basurero, y existen otros que recogen cartones y luego pasan por las casas pidiendo papel de diario. A todos los une el mismo sentimiento de desamparo para sobrellevar el mal vivir que tienen pegado en el estómago. Esta realidad de la cual nadie quiere leer, porque se supone que la lectura es enseñanza o placer, y la realidad expuesta en el párrafo anterior, no enseña nada y tampoco agrada porque son hechos de la vida cotidiana que vemos a diario y que nada podemos hacer para que la situación de estas personas se revierta, ya que como ciudadanos comunes y corrientes no tenemos el poder ni el dinero para entregar a cada paso una moneda de cien pesos. De esta realidad que todos vemos y nadie mira, porque duele, incomoda, hoy quiero hacer eco en estas líneas, pero no quiero hablar de las personas afectadas ya que ellas en gran medida pueden salvarse, comunicarse mediante la palabra, y como sea al fin y al cabo deben tener un mal techo que mal los abriga, pero tienen donde llegar después de la ardua jornada de lo que significa vivir o simplemente respirar. Hablo de esos seres entumecidos, que llevan a cuestas un hambre eterna y que ya ni siquiera pueden responder a su instinto de ladrar. Hablo de los animales que domesticamos y criamos para que nos protegieran y que hoy andan caminando como zombies por la ciudad civilizada en la cual vivimos. Los perros han pasado a formar parte de una realidad de la cual nadie parece preocuparse, y que la Sociedad Protectora de Animales sólo se acuerda de ellos cuando alguien ha querido darles una muerte diferente a la muerte por desnutrición, o porque el animal falleció por las garrapatas que terminaron por quitarle la miserable vida que les quedaba en el pellejo. Me duele pensar de estar forma, pero no queda remedio. Me duele ver cómo un perro me sigue si llevo una bolsa de pan. Camina sin ladrar en forma lenta, enferma, con una profunda misericordia en los ojos, lleva esculpido en su andar una súplica que me hace olvidar mi propia realidad. Obvio que le doy un poco de alimento, olvidando que a los perros les hace mal comer pan, y no le puedo dar dos panes porque carecen del sentido de guardar para mañana. Duermen en plazas, debajo de algún banco, todo el mundo los corre y ellos ni siquiera tienen el aliento para defenderse o ladrar, solamente se van con el rabo entre las piernas, las orejas gachas, y con el hambre pegada en el estómago. No lloran, sólo gimen y pelean entre sus pares por algún trozo de algo, que por lo general es un papel con aceite de papas fritas, y se conforman con pasar la lengua, lo más probable es que este acto lo repitan mil veces y las mil veces se quedan con el mismo vacío, pero pelean por lo que puede ser un milagro que nunca llega, porque a nadie le interesa. Porque estamos acostumbrados a vivir entre los que piden y que son nuestros pares. Nada podemos hacer por ayudarlos, lo poco que se gana en este país, apenas le alcanza a quienes trabajan y ellos no pueden alimentar a un perro de la calle, como tampoco pueden salvar y solventar la miseria de todas las personas que piden caridad. Eso le corresponde a quienes se acuerdan de los pobres solamente cuando necesitan el voto en la urna que promete sueños, pero al final sólo entregan pesadillas. En resumen, si yo fuera rica tendría una parcela para recoger a estos animales que han tenido que partir a la calle porque en la casa ya no hay comida para perros. Ni para eso alcanza hoy en día la olla de una casa común y corriente, ¡autoridades, ni siquiera sobra algo en la cocina para alimentar a los perros! Podríamos pensar que la labor que ellos efectuaban en los jardines de nuestros hogares se ha visto suplida con alarmas, protecciones en puertas y ventanas, es decir, también a las mascotas las alcanzó la tecnología y se han visto desplazadas, como una gran parte de la población humana, de la cual también formo parte. Con esto dejo en clara evidencia que formo parte de la estadística de mano de obra desocupada. Esta enfermedad no tiene remedios ni antídotos, nadie puede recoger al perro que tiró a la calle, si yo fuera autoridad les daría una vida o una muerte digna, pero soy simplemente un ser humano cesante, que después de aplanar calles buscando trabajo llego a mi casa donde aún tengo para calentarme un plato de comida y como es obvio no sobra nada. ** Silvia Rodríguez Bravo smrb@endesa.cl Poeta chilena. Reside en Talca. Ha publicado Entre la poesía y yo (1993), Versóvulos (1998) y Profeta de Bares (2002). Participa activamente en un grupo de poetas de su ciudad. === A un año de la presentación de La grande ============================== === El libro póstumo de Juan José Saer Andrés Ugueruaga ============== Tal recordatorio no es ocioso. El libro póstumo de un autor que mediante sus libros iluminó el claroscuro de los hombres y de la Santa Fe pegada al Paraná. Tiene y tuvo la predestinación única de culminar una de las odiseas literarias más interesantes de los últimos veinte años. “El mundo existe para un libro”, reza una feliz y trascendente frase de Mallarmé, adecuada para ilustrar al mundo y en este caso, a la propia vida y a la propia obra de Juan José Saer. La grande es sin dudas la obra final del escritor santafesino. Su vida toda, su larga trayectoria se justifica y se sella con La grande. En las cuatrocientas y tantas páginas de esta obra está el retorno de Gutiérrez a la zona y, en paralelo, la historia del “precisionismo”, una anónima vanguardia creada en Rincón, cuyo mentor se desconoce. La grande es como ese recuerdo múltiple, hecho de fragmentos de muchos recuerdos repetidos. En que la abundancia suele ser opresiva o euforizante, pero la repetición es siempre estética y el efecto es misterioso. Y teniendo en cuenta la vuelta del personaje principal el mito siempre sugiere que los regresos suelen ser catastróficos. Pues todo regreso va contra las leyes físicas del universo, que está eternamente, o casi, en expansión. La grande trata sobre una región imaginaria y paralela en que no hay regiones, o que es más difícil precisar del límite de una región. Tal cuestión nos recuerda a la “Santa María” de Juan Carlos Onetti, a la “Yoknapathawpha” de Faulkner, a la región de “Molloy”, con sus praderas rudas y agrestes que discurren en los libros de Samuel Beckett. Esa benévola, incesante costumbre de construir lugares paralelos, de depositarios de tantas cuestiones humanas sin respuestas. La grande trata sobre las obsesiones de su autor que ya prefiguran en el resto de sus libros: el tiempo, el paso del tiempo, las disertaciones bajo el mismo y ardiente sol del litoral santafesino. Todas ellas abundando en frases exactas, ahincadas en lo sensitivo, ya que lo extraño del mundo no son sus confines impensables y distorsionados, sino lo inmediato y familiar. Saer supo encontrar en sus escritos el lugar claro de la conciencia por el que transcurren los pensamientos. Y la percepción que transmiten sus palabras, justamente su mayor cualidad. Juan José Saer, con La grande, su ultimo libro, pudo sellar su vasta obra literaria. Así estaba escrito. Para constatarnos de que su nombre está entre los narradores más personales e innovadores que la lengua española dio en las, por lo menos, últimas dos décadas. Tras fallecer en París en junio de 2005, La grande fue presentada a principios de octubre del año pasado por Seix Barral. Todas las itálicas corresponden a fragmentos extraídos de ella. ** Andrés A. Ugueruaga andresugueruaga@hotmail.com Escritor argentino (Santa Fe, 1973). Textos suyos han aparecido en el diario El Litoral (http://www.ellitoral.com.ar), y ha colaborado con páginas como Monografias.com. La mayoría de su producción permanece inédita. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Amir Valle ============================================================ === Escribo de la marginalidad porque vivo en esos barrios... ============= === en la misma Cuba profunda que yo habito... Raúl Tápanes López ==== (Nota del editor: originalmente publicada en la revista Cuba Underground [http://www.cubaunderground.com], en esta entrevista el escritor y periodista Amir Valle conversa sobre Habana Babilonia, la marginalidad y la corrupción en Cuba, su futuro como intelectual en la isla y su nuevo libro de próxima aparición: Las sucias claves del poder. Corrupción policial y militar en Cuba, del cual hay un fragmento disponible para su descarga en Cuba Underground. Hoy Amir Valle se encuentra en Alemania, con su esposa e hijo de cinco años, y desde allí reclama su derecho a regresar a la patria: No le estoy pidiendo al gobierno cubano que me deje entrar al país; le estoy exigiendo mi derecho a entrar y salir cuando yo lo decida y esté en condiciones de hacerlo, como hace cualquier otro ciudadano del mundo. Amir Valle es uno de los narradores y periodistas más reconocidos de Cuba. A los veintiún años había ganado los premios literarios más importantes del país. En 2000 su nombre aparece asociado a un curso de técnicas narrativas que es ampliamente difundido por la televisión y la prensa nacionales en el marco del programa oficial Universidad para todos. Y casi al mismo tiempo su libro Habana Babilonia o la Prostitución en Cuba, un documentado estudio sobre las jineteras, circulaba clandestinamente a través de la Internet, convirtiéndose en el más grande best-seller de los últimos años en la isla... Y me place saber que... he ganado el respeto de miles y miles de lectores que cada día me escriben y me piden que no ceje. Amir Valle Amir Valle (Santiago de Cuba, 1967). Narrador, periodista, crítico literario y ensayista, ya a los veintiún años había ganado los más importantes premios literarios de su país. Autor de una veintena de libros, entre ellos las novelas Santuario de sombras y Si Cristo te desnuda, ha escrito uno de los libros más leídos en Cuba, a pesar de haber circulado clandestinamente: Habana Babiblonia o Prostitutas en Cuba. Reconocido como uno de los más altos exponentes de la narrativa en la isla, se encuentra en estos momentos en Alemania, desde donde ha accedido a responder nuestras preguntas. La reciente edición de su obra Jineteras por la Editorial Planeta, la próxima aparición de su nuevo libro Las sucias claves del poder. Corrupción policial y militar en Cuba, y su actitud honesta y abierta como escritor consecuente con su ética, son los temas que se abordan en esta entrevista. P: En Habana-Babilonia o Prostitutas en Cuba usted escribió: “Este ha de ser un libro que no termine nunca”. Tras la reciente publicación de Jineteras surgen las preguntas: ¿es este último otro libro, o es una continuación del primero? ¿Qué diferencias puede encontrar el lector en ambas obras? R: Como ya es bien conocido por los miles de lectores clandestinos que ha tenido, ese estudio en sus distintas versiones fue resultado de una investigación de nueve años, en los cuales, obviamente, compartí la búsqueda de información sobre el tema, consultas, entrevistas, etc., con mi trabajo normal como escritor. Eso supuso que el libro sufriera transformaciones. La primera versión se llamó Sade nuestro que estás en los cielos o Prostitutas en Cuba, título horrible que pude cambiar gracias a un encuentro hermoso con un lector. Yo había presentado ese libro al Premio Casa de las Américas y allí sucedió algo vergonzoso de lo cual he prometido no hablar aunque fue bastante conocido en el mundo intelectual por esos días. Lo cierto es que después que el premio se declarara desierto alguien (imagino que un trabajador de la Casa) robó una de las tres copias que mandé al concurso, la fotocopió y la colocó en una enciclopedia de libros prohibidos en Cuba (Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas, La hora final de Fidel Castro, de Andrés Openheimer, y otros), y el libro comenzó a ser enviado de email a email de un modo que todavía hoy me resulta alucinante. En el año 2001, mientras asistía a la presentación en la provincia Las Tunas de uno de mis libros de cuentos, La danza alucinada del suicida, un señor de unos cincuenta años se puso de pie y pidió que yo leyera “algo de Habana Babilonia”. Pensé: “Carajo, me ha confundido con otro escritor”, y no recuerdo con qué palabras lo dije, pero se lo hice saber. “Pero usted es Amir Valle”, me increpó el hombre, algo molesto. Dije que sí. “Usted mismo es el autor de ese libro”, contestó, “es el libro de las jineteras”, y acto seguido me contó el fragmento que más lo había impresionado. Me pareció tan perfecto el título que él mencionó que, a mi regreso a La Habana, decidí cambiarle el nombre. Desde entonces, y gracias a ese lector anónimo, este libro se llama Habana Babilonia o Prostitutas en Cuba. Pero sucede que el mundo editorial tiene sus reglas y al editor de Planeta, mi amigo Leonel Giraldo, no le pareció bien ese título y propuso uno más comercial, Jineteras, con el cual no estoy de acuerdo, pero mi agente literario y yo decidimos dejarlo así para no retardar más la salida del libro, aunque en lo personal y lo profesional nos molestara un poco porque yo mismo había leído una novela de jineteras, y llamada así, Jineteras, escrita por mi colega periodista Lisette Bustamante y publicada en España por una pequeña pero muy seria editorial. Como ves, se trata de un mismo libro, pero igual que el título cambió durante esos años, el contenido de aquella primera copia clandestina no tiene mucho que ver con la versión que considero definitiva y que fue presentada a la editorial Planeta, porque se trata de un libro que se fue construyendo poco a poco, profundizando, ampliando su alcance investigativo, respondiendo estrictamente a esa norma de la investigación periodística que dice: “no publicar ni una sola palabra que no pueda ser comprobable con pruebas reales”; es decir, repito, que el libro fue creciendo sobre la base de una necesaria objetividad periodística. P: Su libro sobre la prostitución en Cuba es desgarrante. Muchísimos lectores, incluso aquellos que por su oficio están obligados a relacionarse con la violencia y los ambientes más sórdidos, confiesan sentirse perturbados por su lectura. ¿Cómo logró entrar en ese inframundo, describirlo con profesionalidad y luego agradecer “a Cristo, por la paz”? ¿Sintió miedo al hacerlo? R: Respondo primero a eso último: el miedo estuvo ahí, siempre. No me considero un héroe y si tengo que elegir entre “dar muela” y “entrarme a golpes con alguien” me convierto en el Sumo Pontífice de la Muela. Pero fue interesante, cuando pasó todo, descubrir que me había metido en lugares, en terrenos, en asuntos donde, si lo pensaba bien, ni siquiera pisaría de lejos. Debo decirte que en todo ese proceso aguanté un par de palizas, anduve varios meses encerrado en casa con la cara amoratada y en muchos casos tuve que, como se dice en buen cubano, “echar un patín”. Entonces no creía en Dios, pero hoy, que me considero uno de esos tantos hijos imperfectos de Dios desde que conocí a Jesucristo, puedo asegurar que únicamente bajo su manto protector y su impulso yo logré hacer todo lo que humanamente no me atrevería a haber hecho. Creo que fue él quien puso de nuevo en mi camino a ese ser fabuloso y contradictorio que fue Susimil, convertida ya en una prostituta de poder, con muchas relaciones que me puso en las manos y que me abrieron muchas puertas. Eso ayudó mucho. Por otro lado, el simple hecho de vivir en esos barrios marginales, de codearme como amigo con muchos de los protagonistas de mi libro, de que ellos me vieran como uno de los suyos, de los de abajo. Te cuento, por ejemplo, que cuando mi hijo mayor tenía siete años, yo me llevaba a una docena de muchachos del barrio, de su edad, a jugar pelota al Parque Maceo. Yo inventaba medallas de chapas y trofeos pintados de poliespuma, y era muy lindo verlos allí. Todos ellos crecieron con un gran cariño hacia mí. He sentido siempre ese cariño. Pero, por desgracia, de esos doce o quince muchachos hoy solamente tres o cuatro han seguido estudiando porque el que no anda vendiendo droga, está de pinguero o armando pandillas para robarle a los turistas. Es una dura verdad. Algunos de ellos me ayudaron mucho porque saben que yo no iba a traicionarlos. Y finalmente, creo que llegué más lejos que otros porque descubrí el gran error de los periodistas y sociólogos que habían intentado, antes que yo, meterse a estudiar ese fenómeno: no puedes ir a una persona asumiendo la pose de juez. Todas mis entrevistas fueron hechas bajo el credo de que esas personas eran tan decentes como yo y si la vida las puso en ese bajo mundo yo no era quién para juzgar las razones, para llegar y decir “ustedes son culpables porque esta sociedad está hecha para que ustedes hagan otra cosa”, como ha hecho la mayoría. Por eso se han quedado en la superficie. Porque no supieron respetar el destino al que han sido condenadas muchas de esas gentes a las que intentaron acercarse. Yo me les acerqué, no como el periodista que quería desnudar sus culpas; me les acerqué como ese mismo Amir Valle que en short y camiseta se las encontraba en el barrio cuando coincidían en la cola del agromercado; un tipo que sabía (y sufría en carne propia) una buena parte de las causas que la(o)s obligaron a tener que acudir a un medio de vida tan asqueroso. En fin, a esa conjunción de cosas debo haber escrito este libro con esa profundidad. Y algo más: agradezco la paz que Dios me dio para escribir este libro porque supe de muy cerca lo que significa una vida frustrada; supe de buena tinta el daño que ha significado para mucha gente humilde, honesta, de grandes valores, esta mentira en que devino la Revolución que soñamos alguna vez; supe, desde abajo, muchas cosas sucias de esa Revolución y de sus dirigentes que no hubiera querido conocer (alguna de las cuales, incluso, me negaba a reconocer). Soy cristiano y creo que a los cubanos nos hará falta una cuota muy grande de perdón para lograr entender, alguna vez, todo esto que ha pasado aquí, en Cuba, en estos tiempos de Revolución. Y sé que el único que puede dar esa cuota inmensa, sobrehumana, de perdón y paz, es Jesucristo. ¿Cómo entonces no agradecerle que me haya dado esa paz? P: Habana-Babilonia fue un best-seller, digamos que irregular, en Cuba. La mayoría de sus lectores apreció en él, no sólo la realidad oculta, sino también la honra y valentía de un escritor joven, pero ya conocido. Otros, sin embargo, criticaron sus párrafos finales exculpando a las altas esferas de poder por la situación descrita. ¿Qué puede decir en su descargo Amir Valle? R: Primero debo volver a un punto que decía: la copia que circuló masivamente era una copia reducida y preparada para un premio con las características del Casa de las Américas. Lo segundo es que, en el proceso de fotocopiado, sucedió algo (intuyo eso) que obligó a la persona que lo hizo a copiar párrafos enteros y a quitar tablas y hasta los anexos que el libro tenía en esa versión original, e incluso a marcar con colores distintos algunas cosas del libro que parecieron interesarle. Es decir, fue además una copia mutilada. Siempre me he jactado, por ejemplo, de no tener faltas de ortografía, y en esa primera versión hay errores realmente garrafales, debido a ese “trabajo de edición” hecho por ese pirata (al que ojalá alguna vez pueda agradecer lo que hizo, que conste, porque me ha convertido en uno de los escritores más perseguidos por los lectores). Lo último, aunque a algunos pueda parecer superfluo, se debe a otra cosa que ya mencioné: aunque yo siempre he creído y he sabido que el gobierno y muchos de sus dirigentes tienen culpa directa o indirecta en este fenómeno, la ética periodística no me permitía decir eso en el libro hasta que no encontrara las pruebas. Un periodista de verdad sabe que uno no puede andar suponiendo cosas: eso no es periodismo ni es honesto. Y yo necesitaba las pruebas. Por esa razón en las dos primeras versiones que hice no dije lo que he dicho en la última versión. ¿Por qué? Porque encontré, ya a fines de 2002, dos testimoniantes que me dieron esas pruebas, las que necesitaba. Y estando de viaje en España pude acceder a documentos que el gobierno cubano envía a organismos internacionales pero que jamás les ha enseñado al pueblo. Y por eso en la última versión incluyo esos testimonios y pongo sobre las íes algunos puntos que me faltaban. P: Durante muchos años llevó a cabo una profunda investigación y una intensa labor periodística que le dieron suficiente conocimiento de causa para hablar sobre la prostitución en la isla. Hoy sabemos que, como toda buena escritura, lo publicado fue apenas la punta visible de la información acumulada. ¿Cuándo y por qué decidió utilizar la masa oculta del iceberg para una nueva denuncia? R: Primero debo aclarar algo: nunca he escrito para denunciar nada. Sucede que hay libros de ficción, mis novelas sobre la marginalidad cubana, por ejemplo, que las escribo porque soy un escritor realista y no puedo escribir (o me cuesta trabajo) escribir de algo que no he vivido o visto muy de cerca, en la realidad. Sucede también que adoro el periodismo, el verdadero periodismo en el cual la voz del periodista es su propia y genuina voz, no el calco de otra voz o la repetición de lo que se considera correcto. Y si he tocado estos temas es porque siempre soñé con hacer el gran reportaje que todo periodista sueña escribir y en Cuba no me dejaron nunca escribir de lo que me interesaba porque no era conveniente o no estaba en los planes de la estrategia de difusión de la realidad nacional. Pero esos libros nacieron porque me vi de cara a esa realidad y no me pareció ni honesto ni profesional virar a un lado la cara del periodista que soy, como hacen hoy muchos periodistas que se graduaron conmigo. Y en ese proceso natural de investigación uno encuentra cosas que entran y no entran en el proyecto que te propones. Yo quería, inicialmente, escribir una novela sobre jineteras, distinta, y la vida me llevó a escribir Habana Babilonia desde una perspectiva, digamos, más sociológica, más cercana al periodismo. Pero en esos años encontré cosas que se salían directamente del tema de la prostitución. Por ejemplo, así nació un libro del que no he querido hablar y que toca uno de los fenómenos más curiosos y contradictorios del mundo marginal: la prostitución homosexual y el travestismo utilizado como mecanismo de prostitución. Ese libro, al cual llevo tiempo dando los toques finales, pero me resulta muy difícil porque a veces mis propios textos me resultan homofóbicos, se llama La piel prohibida, Una historia de la prostitución homosexual. Es también material resultante de esa masa oculta del iceberg de la que hablas. Pero el mayor porciento de material no utilizado correspondió a la corrupción que existía dentro de las instituciones represivas que debían contener la prostitución y sus males derivados. Bastó con hacer cinco o seis entrevistas más para completar el tema de la corrupción policial y militar en la Cuba de hoy, libro que se llama Las sucias claves del poder, Corrupción militar y policial en Cuba. Es un libro más duro porque es un tema del que incluso a los intelectuales se nos ha prohibido como tema literario de ficción y porque nadie puede olvidar que la sociedad cubana ha sido regida durante todos estos años por los militares y toda la isla es cada vez más gobernada por el generalato, aunque algunos estúpidos de las nuevas generaciones de políticos cubanos crean que poseen cuotas reales de poder. P: ¿Podría adelantarnos algunos aspectos de su nuevo libro para nuestros lectores en Cuba? ¿Considera usted que Las sucias claves del poder puede contribuir tanto como Habana-Babilonia o Jineteras a develar los traumas que aquejan a nuestra sociedad? R: Espero que el libro, al menos, provoque la reflexión que a mí me provocó y que ponga a pensar sobre asuntos bien delicados como éstos: el modo en que el militarismo se fue convirtiendo en el “modus vivendi” de un gobierno que siempre ha atizado el fuego de una posible intervención de nuestros enemigos; las implicaciones funestas que ese modo militarista de entender la construcción de una sociedad ha tenido para el pensamiento social cubano, en otras épocas tan amplio, tan diverso, tan múltiple y variopinto; la imposición de una sociedad donde, convirtiendo a todo lo contrario en enemigo como suelen hacer los militares, el hombre es el vigilante del hombre; las múltiples manifestaciones del pensamiento fascista totalitario en quienes detentan el poder de la represión dentro de la isla; las numerosas escalas y alcances del poder de los organismos represivos y militares en Cuba; o la transformación de una sociedad injusta (como lo era la Cuba de antes de 1959, aunque algunos quieran negarlo) en la mayor sociedad constructoras de máscaras que hasta hoy ha existido, en la cual portan sus máscaras de doble moral desde el más común de los cubanos hasta el propio gobierno que se empeña en ofrecer una cara al mundo, otra a la isla, otra a los amigos más honestos de la Revolución, otra a los enemigos, otra a los “amigos” que buscan de modo oportunista vivir a costa de lo que representó la Revolución... en fin, una multiplicidad de máscaras inconcebible. De eso hablan esos a quienes logré entrevistar para mi libro. P: Sus últimas novelas hablan de “la corrupción del empresariado extranjero con inversiones en Cuba”, de la “intolerancia política” y hasta ha manifestado su interés en el tema de la intolerancia religiosa. ¿Hay diferencias, más allá de las técnicas de cada género, entre su yo novelista y el ente social que hace del testimonio de su circunstancia una denuncia? R: Estoy convencido de que ninguna obra literaria, sea del género que sea, tumba a ningún gobierno. Los gobiernos caen por sus propios errores y hasta hoy, dentro de la historia de la literatura, no ha existido un libro que haya tumbado a ningún gobierno. Los libros provocan conmociones, eso sí; provocan cambios en la conciencia social de algunos individuos; pueden, incluso, convertirse en paradigmas de un tipo de pensamiento. Soy consciente de eso. Y escribo de la marginalidad porque vivo en esos barrios, porque muchos de los protagonistas de mis libros viven sus vidas reales en los barrios que camino, en la misma Cuba profunda que yo habito. Siempre me ha molestado que unan al novelista con el hombre que denuncia porque entonces suelen irse para un solo lado, y casi siempre dejan en un rincón los méritos literarios para priorizar la política. Un día descubrí que el único modo de ser consecuente con esa “guerra” era mantener una sintonía entre lo que yo pienso como ser social y lo que digo, a través de mis personajes y mis historias, en mis libros. No soy como algunos intelectuales que escriben obras con ciertos tonillos críticos, o se crean fama de “contestatarios” y luego se van a mendigarle espacios y prebendas a quienes detentan el poder cultural en la isla. Llevo años haciéndolo y me ha costado caro, pero me siento satisfecho de haberle dicho a unos cuantos seudointelectuales con cargos culturales y a otros cuantos políticos de nivel todo lo que me ha dado la gana, sin callarme nada. Y me place saber que, a pesar de todos sus intentos por aplastarme, por silenciarme, he ganado el respeto de miles y miles de lectores que cada día me escriben y me piden que no ceje. P: En una entrevista reciente, confesó ser “un animal isleño” que no puede vivir sin su ínsula, “con todas sus miserias y sus luces”. ¿Cómo ve su futuro como escritor e intelectual en la Isla? ¿Qué espera de aquellos que mienten para sobrevivir? R: Cuba cambiará. Los vientos del cambio ya estaban soplando mucho antes de la enfermedad de Fidel. Mientras tanto, en esta Cuba o en la que vendrá, seguiré manteniendo un credo que debo a mi padre: decir lo que pienso sin andar averiguando cuál será la consecuencia. Todo lo que tengo hoy se lo debo a eso: he sido consecuente desde el día que descubrí que la Revolución me había robado cerca de treinta de mis cuarenta años para construir una farsa en la que ni ellos creen. Seguiré escribiendo mis historias, por ahora en Europa mientras Cuba no me deje regresar o mientras yo entienda que mi integridad física corre peligro regresando a Cuba en momentos de fundamentalismos políticos como los que hoy vive Cuba. Sobre quienes mienten para sobrevivir... es un derecho. Nadie debería olvidar que la sociedad construida por la Revolución es una sociedad tan totalitaria que todo está bajo el control del Estado. Nada se parece tanto al fascismo como el comunismo, al menos en la forma en que se implantó. Y no voy a repetir lugares comunes de otros, pero quien estudie la forma de implantación del socialismo en Cuba descubrirá muchas similitudes con la forma en que Hitler implantó el nazifascismo en Alemania. En ambas sociedades, como en la Cuba de hoy, el control total del individuo es la máxima prioridad. Por desgracia, eso ha hundido a más del ochenta o el noventa por ciento de los cubanos de la isla a vivir en esa asqueante mentira cotidiana que es la doble moral. ¿Quién soy yo para juzgarlos si con mis pocas fuerzas no puedo ir a darles el pan y la libertad que necesitarían para no mentir? Por el contrario, sí condeno a esos cubanos que mienten sabiendo que hacen daño a un compatriota o a una nación. Pero a esos la historia les ajustará las cuentas. En estos meses que llevo en Alemania he podido constatar, escuchar de testigos directos y hasta ver con mis propios ojos, cómo la historia cobra esas cuentas a quienes se enfermaron de poder. Y, lamentablemente, lo sucedido en la RDA en tiempos del socialismo tuvo una similitud asombrosa a lo que he vivido en Cuba. De todos modos, ya que me hablas de futuro en ambas preguntas, quiero recalcar la necesidad del perdón entre los cubanos. Sólo basados en el perdón podremos empezar una nueva etapa sin las manchas de sangre e intolerancia con las que la Revolución arrancó desde sus mismos inicios, algo que, también, se pretende negar. ** Raúl Tápanes López ariquemail@gmail.com Escritor cubano (Matanzas, 1953). Desde 2000 edita la revista artesanal e independiente de poesía Arique. Ha publicado los poemarios De la desesperanza y otros poemas (México, 1999) y Reiteraciones o peregrino al borde de la tierra (autoedición del autor, 2001), y la Antología de la Poesía Cósmica de Matanzas, Cuba (México, 2002) junto a I. S. Merlin. Poemas y trabajos suyos han aparecido en publicaciones de América y Europa. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === La ceguera del espíritu Luis Alejandro Contreras ================= I. Imaginémonos a un hombre solitario, imbuido en sus pensamientos. Figurémonos que está sentado en un banco de una plaza saturada de gentes desempleadas u ociosas que se juntan para la conversa (los menos se dedican a ver cómo otras gentes cruzan la plaza atareadas, como presurosas y obsesas hormigas, sin detenerse); claro que el soledoso hombre podría estar también sentado en la acera de una calle poco transitada por citadinos peatones o, acaso, estar vagando por parajes y veredas silvestres, ausentes del bullicio de modernidad que alienta en las ciudades, y sin otra compañía que la de sus impresiones, ansiedades y sentimientos. Podría estar, si no, tumbado sobre un colchón devorando el techo con sus ojos o absorto sobre la hierba mientras disfruta los escarceos de las nubes. Supongamos, además, que esa soledad suya tiene su matriz en un despoblamiento, en su alma, hacia todo aquello que luce más despiadado que piadoso comercio de los hombres y que, por gracia de esa soledad, ha declarado para sí su desarraigo de ese mundo. ¿Tendría sentido para cualquier mortal, a estas alturas de la humilde, cuando no precaria historia de la humanidad, el que nos imagináramos a ese hombre —un individuo presumiblemente execrado por “su” tribu o, a lo menos, un ser degradado por los frígidos y comedidos cánones de eso que aún insistimos en llamar civilización— consumiéndose en un fuego de amor por lo gregario? A la luz de los patrones de barbarie que hoy tanto privilegian los hombres en toda latitud de ese “su” mundo signado por deidades tales como fraude & despojo, parecería un auténtico exabrupto, todo un canto a la desmesura, si respondiéramos de modo afirmativo a tal cuestión. Pero eso es lo que haremos aquí y ahora. No porque el conjunto de la humanidad haya adoptado e instaurado la potestad de la ofuscación o de la inadvertencia ante la vida natural y mucho menos porque sumisamente se haya entregado al gobierno de una mefítica noción del poder y la autoridad de unos sobre otros (semejantes que se empeñan en verse como desemejantes, prójimos que se imponen el tratarse como contrincantes); no porque el común de la humanidad se haya impuesto el soslayo y la artería como una contrahecha norma de convivencia; no porque, en resumidas cuentas, se haya dado la espalda a sí misma o porque tan campantemente haya despachado al desván de los trastos inservibles todo culto por la mirada interior, ha de profanarse quien no está dispuesto a acoplarse con tal perversidad. Nuestro ermitaño no se encuentra, anda un poco extraviado. No se halla porque no entiende que el hombre no se halle. Se pregunta por lo que ha de ser el mundo para el hombre, cualquier ser como él. ¿Un espacio habitable, un regalo milagroso o un marco que sirva de referencia a sus propios caprichos? Tiende a pensar, por su experiencia, que la suma de los hombres optará por lo último. Si usted no está dispuesto a profanarse, ha de estar preparado para saber vivir al margen, lo que de ningún modo es lo mismo que vivir marginado. El mundo presente está marcado por el malvivir del ser humano, pues éste se ha abrumado a sí mismo con una oleada de simulacros. Falsedades de todo cuño que han de ser defendidas a sangre, fuego, capa y espada. Las palabras clave son fanatismo e intransigencia. Sea que se apuntalen en razones políticas, raciales, religiosas, culturales, metafísicas, históricas o cualquier otra de suntuario o frívolo valor, fanatismo e intransigencia causan los más severos daños sobre las florestas del alma humana, que se ve continuamente sometida al fragor de una contienda indesmayable; resultado de ello es la embrutecedora masificación y perturbación en que se vive hoy. El común de los hombres no se atreve a visitar ni a reconocer los campos y praderas del alma antes, durante, ni después de la batalla que significa cada jornada diaria. Porque muy bien saben ellos contentarse con librar sus batallas en el campo de lo que es foráneo a su naturaleza espiritual; porque lograron implantar, como norma, una ilusión en torno al vivir: la de detener el péndulo de sus pulsaciones en un extremo del ámbito de lo que han preconcebido como “lo exterior”. Lo grave es que, al impulsar ese péndulo de vida hacia un preconcebido extremo, sus humanidades fueron arrastradas y condenadas a vivir en una dimensión de apariencias, un espejismo insubstancial. Pero deteniéndonos por un momento en este punto, ¿quién concibe que un péndulo pueda, por sí solo, perpetuarse en uno de dos extremos? A un primer vistazo, un péndulo no tendrá mucho sentido si no es en relación al movimiento. Yendo más allá, asociaremos péndulo y movimiento con tiempo y espacio. Mas péndulo y movimiento, tiempo y espacio, considerados como ciegas y separadas entidades, tampoco nos obsequiarán algo de luz en torno a la razón de su presencia. Un péndulo es y será un objeto hermoso si, y sólo si, lo imaginamos o, más bien, lo percibimos tocado de aliento en virtud de su correlación con el alma, ese animado animal que nos habita. Y las cosas, nuestras cosas, enseres de intasable valor —dado que su estimación nace de su correlación con nuestro vivir—, puede decirse que son, a su vez, depositarias del alma, en gracia de la relación de intimidad que establecen con nosotros sus usuarios, sus distraídos propietarios o, en demasiadas ocasiones, sus esclavos (1). Sin esa relación, todo objeto será una forma huérfana de vida. Pero esa correspondencia es a diario negada por nuestras humanas costumbres. Y así pues, el summum de los hombres vive en el afuera y al desamparo. Y, para colmo, se anda por el mundo sin tomarse el cuidado de reconocer el terreno que se pisa. Los hombres no aperciben que ese terreno que huellan las plantas de sus pies es, también, terreno del espíritu. No advierten que entre humus y piel lo que coexiste es una filiación de la carne, una de las tantas variantes de dicción exhaladas del juego de creación y caos que es el cosmos. No perciben que la genuina grandeza de la humana pequeñez, sólo llegará a ser “hallazgo” o “tesoro” por gracia de un acto de reconocimiento en todo aquello lo que no “se es”. Pero los hombres persisten en convencerse de que todas aquellas cosas o seres que “se encuentran afuera” de sus identidades de seres vivos, al no formar parte de la sublimada humanidad, son susceptibles de ser subordinados, domeñados, empadronados, alterados, tasados y vendidos. No prestan oídos al canto de filiación cósmica inmanente en todo lo creado y no se percatan de que ellos son, también, parte medular del afuera. De allí que el hombre moderno, grosso modo, no pueda vivir si no es aferrado a dogmáticos amuletos, como alguna creencia fundamental, una aherrojada declaración de fe, sea del tenor que sea, es lo de menos; lo que le mueve y conmueve, lo que le agita e impulsa a seguir hacia adelante es creer ciegamente en algo, cualquier cosa. Y enseñan sus dientes, sacan a relucir sus sables, hacen rodar cabezas por defender lo que, aducen, son incuestionables credos e insobornables verdades; en realidad, no pasan de ser preceptos cimentados sobre farsas remendadas al exceso con el fin de conferirles su tufillo de sofocada veracidad. Lo cierto es que quienes se aferran a cerrados credos, sean de tinte político, religioso, racial u otro, padecen una fatídica ceguera. Quienes tan prestamente afirman estar dispuestos a preservar, hasta las últimas consecuencias, verdades acuñadas en monedas de una sola cara, no son capaces de distinguir ni, mucho menos, de gozar las múltiples coloraciones que nos depara la vida. Y cuando hablamos de ceguera lo hacemos para señalar una ofuscación padecida en los contornos del corazón y del espíritu. Hoy se acusa ese padecimiento, de manera fehaciente, en prácticamente todo acto humano, pues en nuestras conductas priva la malevolencia: tanto en el más insignificante de los timos perpetrado por un individuo, acaso el último de la fila de una necrológica cadena de miseria, como en los más consumados artilugios de los enroques geopolíticos con que se busca mudar manoseados y acomodadizos principios en puntos de honor, bien sean éstos de amañado o intransigente corte religioso, moral o legal y que puedan servir de reivindicativo o justificativo para el empleo de las antediluvianas políticas del garrote. Acotemos que esta práctica del abuso de poder, eufemística y ancestralmente, ha sido disfrazada con una terminología inexorablemente formalista, mas no por ello ha dejado de ser cabal y celosamente cultivada por quienes han sido bendecidos con la responsabilidad de detentar algún tipo de poder temporal sobre la masa; pues, con el fin de preservar algún pretendido statu quo, y en nombre del colectivo, se ampararán en adulteradas y maleables legitimidades históricas y no dudarán de apelar a todo tipo de represión —sea policial, parapolicial, delincuencial o psicológica—, si se ven en la extremosa necesidad de tener que defender y sostener un orden social que sempiternamente resulta ser autoritario y que, por alguna recóndita razón, jamás buscará tratar con el individuo de otro modo que no sea el ductor y paternalista. Pero lo más importante a remarcar es el hecho de que no media una gran diferencia en los motivos o causales que determinan la perversidad e inquina con que procede un avasallado individuo como en aquellos que determinan el proceder de las minorías que ejercen algún poder político. Y allí está: hemos caído en el insoslayable tema del poder. Así pues, no lo evadamos. El poder ha sido imperecederamente ejercido por cerradas minorías. El hombre, en lo que respecta a vida social, no ha logrado avanzar mucho más allá de lo que él mismo cataloga como especies inferiores. Es un ser que no puede vivir con seguridad si no es en forma de clan o de sectas. Resulta irónico que viendo más allá en el horizonte, según preconiza, de lo que pueden ver otras especies vivas, no se atreva a vivir conforme a su visión. El hombre avasalla, somete, domestica y reduce no sólo a otras especies sino, incluso, a sí mismo; es un extintor de vida natural incapaz de ver las ingentes, formidables proporciones de su continuado asesinato. Es por ello que silenciosa o vocingleramente predica el clan, el don de sectas, el culto por las cofradías como medios para convivir; y pedimos excusas por la paradoja, pues ¿qué son los clanes de adoradores del poder sino un cenáculo de minorías que se apoyan sobre un cúmulo de tontos? En lo que toca a vida colectiva, las minorías que persiguen el ejercicio del poder se distinguen porque todos sus integrantes profesan (y han de hacerlo obligatoriamente, so pena de la exclusión) un mismo credo; pero es éste un credo de connivencias antes que de convivencia, un credo de confabulaciones antes que de espíritu, un credo de solidaridades que apuntan a los objetivos de la agrupación de que se forma parte; a sus integrantes no les mueve el fondo sino la meta. Cuando tales minorías se hacen con el poder, llegan a ser altamente seducibles por su afán de ejercer, a perpetuidad, el mando sobre la masa, pues llegan a representárselo como un bien inmanente a la naturaleza de su linaje. ¿Y quién puede negar que a lo largo de la historia se ha visto cómo se repite, una y otra vez, el caso de reinos, imperios, autocracias, dictaduras, seudodemocracias (amparados todos bajo un común denominador plutocrático) y, lo más grave, el de pueblos enteros arrastrados al cataclismo por el capricho de unas absolutistas minorías supuestamente distinguidas con cualidades superiores a las del común de la gente, para gobernar en nombre de esa informe y por siempre anónima masa de conciudadanos? Deseo intercalar un inciso que, pienso, abonará el camino para lo que se dirá luego, aun a despecho de que resulte ser una perogrullada: toda minoría está integrada por individualidades. E indicios no faltan para pensar que la base de los contrahechos sistemas de vida que conforman nuestras sociedades, se encuentra ya de suyo alojada en la psique de la individualidad humana, lo que agrava aun más el asunto y pudiera llevar a algunos a asumir una visión nihilista del vivir. Sin embargo, yo no puedo acogerme a tal enfoque y prefiero creer que, a pesar de tan sombrías conjeturas, el hombre, en y desde su individualidad, puede salvar grandes escollos; pienso, incluso, que a costa de sí mismo y en un largo proceso de metamorfosis verá cómo muda de piel; acaso se vea forzado a renacer de sus cenizas, así como impelido a derribar las estatuas de falsos dioses, antes de lograr constituirse en un ser más avanzado, entendiendo por ello a un ser más cooperador con sus prójimos, a un ser que finalmente aprenda a vivir en concordia. Cuántas lunas han de trenzar el cielo antes de que se opere tal cambio es un interrogante que nadie puede responder. Esperemos y confiemos en que pueda concluirse antes de que nuestra irracionalidad y bajas pasiones imperen y supriman todo vestigio de vida sobre el planeta. Acaso esa metamorfosis haya de comenzar en un punto equiparable al de aquel andariego solitario de que hablábamos al principio, desandando caminos... II. En la modernidad se ha instituido un culto al dios Sistema. Como si de un becerro de oro se tratare, los hombres han erigido a un impasible daemón para colmar sus vidas con algo que confiera sabor de contenido, un daemón que cambia de rostro a placer y cuyo mayor atributo es el don de la ilusión, bien lo saben los sacerdotes que se consagran bajo sus órdenes. Acá toma forma de sabio gorila, más allá viste piel de lobo democrático, acullá se disfraza de sanguijuela igualitaria. Quienes rinden culto al dios Sistema saben que, en sus misas, han de pintar lo efímero como una bienaventuranza. Este dios, engañosamente moderno, suele abrigarse en la nada moderna noción de “democracia” (2) y sus ministros bien saben cumplir sus oficios y rasgarse las vestiduras en nombre de tan venerable sacramento de la política. Saben que con el simple pero oportuno e histriónico pronunciamiento de este mágico vocablo logran imponer la eucaristía de su prédica política e inducen al noviciado para que tome sus hábitos, comulgue con su pan, adore a su dios. Y de este modo logran, las intransigentes minorías, conquistar una limpidez inobjetable para su por siempre añorado y bruñido poder político, y una sacralidad a toda prueba en la impartición y mando de los asuntos públicos de la congregación sobre la que gobiernan. La epidérmica diversidad de sistemas que surge de esta idolatría del patrón Sistema es prácticamente incontable, pues habrá tantos sistemáticos cultos como congregaciones haya susceptibles de ser apadrinadas (o empadronadas). Y lo cierto es que, en la práctica, tales “sistemas” no se compadecen de las bellas palabras y los prometedores sueños de quienes detentan entre sus manos el cetro del guía, pues una fatalidad impone que tal cetro se transfigure en garrote y así, entre los clementes preceptores de toda polis resurge incansablemente el “saludable entretenimiento” del arte de los estacazos, ya para con sus propios conciudadanos o para con las naciones que adolecen de la “culpa” de ser menos afectas al uso de la violencia o de ser, llanamente, menos fuertes. Pero lo más importante a destacar es que este deporte de los vergajazos (virtuales o físicos, igual de dañinos a la postre) se practica sin descuidar las muy específicas direcciones y más determinados fines con que deben delinearse obligatoria y piramidalmente las pautas sociales que tratan sobre los deberes y derechos de los hijos de toda república, venerados conciudadanos y, muy especialmente, las normas que tratan sobre el manejo de los fondos públicos de las masas tuteladas, normas obvia y convenientemente manipuladas por quienes, por obra y gracia del espíritu santo, tienen la responsabilidad de cuidar los intereses de la colectividad. Sin el control de la hacienda no se puede garantizar el éxito de los predicadores políticos y es, obviamente, en el seno de sus conciliábulos donde se definen las directrices y fines para el manejo de la cosa pública; es allí donde se trazan los justificativos demagógicos; es allí donde sesudamente se pergeñan falacias vestidas de dictamen; es allí donde se diseña la utopía como una pesadilla para entregarla a la comunidad aderezada de toda suerte de leyes y dispositivos que, al final, no harán otra cosa que mediatizar al individuo y favorecer al sempiterno cultor de la confabulación política. El caso de Venezuela no escapa a la práctica de ese viejo y sano juego de las aspiraciones y transpiraciones que implica el deseo de transformar realidades y que caracteriza al ser humano. La cuestión es que, indefectiblemente, ese juego de transformación más se traduce, en éste como en otros pueblos, en un ejercicio de encasillado determinismo, en un sistematismo vacío de sentido, en un juego en el que las reglas no escritas predican, primeramente, que todo individuo ha de prepararse para conquistar y gobernar sobre una realidad extrínseca, siempre con la mira puesta en el influjo que pueda imponer su presencia —o la de su sombra— sobre la presencia de los demás mortales; se le conmina a perseguir el despunte o el descollamiento por encima de sus prójimos. Tal conducta rememora la ceguera de Narciso, pues ¿no hay una ceguera alojada allí, en la psique de quien sólo es capaz de verse a sí mismo como un arcángel triunfante que exhibe sus blasones, mientras su pie somete el cuello de un animal fabuloso, engendro que —no se ha percatado— es, ni más ni menos, tan hombre como él? En Venezuela, como en otras latitudes, padecemos una ceguera del alma y es, gracias a ello, que no salimos del encandilamiento en lo que toca a vida en comunidad. Si no estamos en condiciones de convivir siquiera con aquello que alienta en nuestro fondo, ¿en virtud de qué sino, hado o fuerza lo estaríamos para convivir con los otros y, más aun, con la esfera natural que nos circunda? No hay tiempo ni razones para justificar discusiones bizantinas que tan sólo propician la confusión por todas partes, mas eso es lo que hacemos día a día. Tampoco tenemos tiempo ni razones para evadir un tema central de nuestra hora, cual es que, por un lado, un grupo de ciudadanos se uniforme, sectorice y forme línea tras las hueras consignas de una barnizada doctrina o las escurridizas promesas de un oficiante demagogo (otra de las vestimentas de que se sirve el dios Sistema) para lograr, como único objetivo, detentar la sombra del poder por el poder en sí y, por el otro, que otro grupo de ciudadanos esté deshojando la margarita para decidir a qué orilla del río les conviene colocarse, bien sea para salvarse de una presagiada crecida, bien sea para aprovecharse, luego, de la pesca en aguas revueltas. Y éste es el summum del tema: ni se piensa ni se siente en función del hombre —bien sea en el hombre fusionado o bien sea en el hombre individuado—, sino en función del más mediatizado y estrecho de los egos que pueda poseer un individuo; esto es, desde una individualidad envilecida. Si bien es cierto que, como dijera Erasmo, no hay mayor síntoma de locura que el desamor por uno mismo, también es cierto que todo amor propio tiene un lindero. Si nos empeñamos en desestimar nuestro lindero personal por hacernos más extensos y ganar brillo a la vista del otro o de los otros, caeremos en el riesgo de perder la brújula de nuestra interioridad. Y ésa es la cruda realidad de nuestras andanzas en medio de la colectividad. Y no es otra la tesis que se ha predicado a los niños secularmente, por una inmensa mayoría de quienes han tenido la “misión de la enseñanza” en Occidente; tales misioneros creyeron y aún creen que comporta una sana y primordial doctrina la que predica el ejercicio de las inducciones sobre el individuo, como si la naturaleza no manifestara ya de suyo sus impulsos en la vida de cada uno de sus hijos (3). Se vende a los niños, como razón de vida, la lucha por un puesto señero en el mundo. Mas, al final, lo que realmente tendrá cada persona que afrontar es un caso de honestidad para consigo misma: indagarse y encontrar cómo llegar a buen puerto ante el dilema de lo que se anhela ser —en y desde el fondo de sí mismo— y lo que hasta la saciedad se le ha predicado que “debe uno ser”, como parte de la sociedad. Realmente se trata de una lucha entre la libertad —en su sentido más pleno e irrevocable, entendido como el libre albedrío de toda interioridad— y el peso opresivo de un statu quo que concuerdan en sobrellevar algunos y en defender otros como colectividad, aun a costa de estar conscientes de que ese peso es ya un padecimiento, una carga inllevable. Y con esa presión extraordinaria que establece la plutocracia globalmente organizada, sea que se predique en regímenes abiertos o cerrados sobre sociedades e individuos (pues, paradójicamente, multitud y persona son tan semejantes como desemejantes y a toda plutocracia se le hace necesario atacar al hombre por ambos flancos), es sumamente improbable que se pueda lograr un desarrollo armónico en el seno del espíritu humano. Al final son voces aisladas, muchísimas de ellas respetables y señeras, intentando develar los ancianos males de la humanidad, intentando abatir al basilisco imperante en el sueño que llamamos realidad; acaso sea muy poco lo que logren incidir en el seno de la humana naturaleza, pues sus voces son y han sido ancestralmente mediatizadas con escarnio por un ideal crematístico que se sustenta a sí mismo y que, inexplicablemente, todavía hoy defienden, como hipnotizados autómatas, las grandes masas de nuestras sociedades, desde aquellos que viven en la más paupérrima de las pobrezas —aunque en su descargo hay que decir que no les queda otro remedio que ejercer su derecho a tal defensa, pues tienen que amoldarse a los “hechos” y buscar una vía para su humana subsistencia—, pasando por los ciudadanos que se encuentran en el medio de la escala plutocrática, acariciando el sueño de una Edad de Oro hipotecada, llegando hasta los que asumen una vida plena de comodidades y riqueza material como un regalo divino para el que hubieran estado predestinados desde el más allá. La crisis del hombre moderno halla su razón de ser en el desgano de éste por respirar a su aire, pues relegó su alma a un escondrijo del lenguaje, siendo que ella le habita, con o sin su consentimiento, a trastiendas; es como si, por inadvertencia, un novicio desprevenido hubiere postergado el cuidado de un huerto sagrado y, luego, no hallara los medios para hacerlo florecer nuevamente. Los más grandes conflictos del hombre moderno deben su génesis a un desacato o desoimiento del alma individual, a una desatención de la cualidad vaporosa del espíritu y a un rechazo por todo lo volátil e incorpóreo; hallan razón de ser en una carencia y, es más, en ella se enquistan; y, aunque parezca extraño, es allí donde ganan todas las batallas los mecanismos del poder y sus dioses de aserrín; es por una carencia del espíritu que se imponen los patrones de conducta en los pueblos y es por esa misma carencia que se justifica todo exabrupto amparado en variopintos credos políticos, económicos o ideológicos. La pobreza —toda pobreza— nace y muere en nuestro pecho. Notas 1. Cuánta sutileza encierra la palabra enseres, ese plural sustantivo derivado de en y ser. Nos lleva a presumir que hay un hálito de vida coexistiendo en aquellas cosas tocadas por mano del hombre; nuestras prendas personales se hayan, pues, en estado de ser. 2. Me permito reproducir el término democracia del diccionario, tal como aparece en la apreciada página La palabra del día (http://www.el-castellano.org). Sistema político en el cual el pueblo ejerce el gobierno directamente o a través de sus representantes electos. Democracia proviene del latín tardío democratia y ésta del griego demokratía (gobierno del pueblo), formada por demos (pueblo) y kratein (gobernar), esta última proveniente de kratos (fuerza). En el siglo V A. C., durante el gobierno del estratega Pericles, surgió en Atenas un régimen político basado en decisiones populares. Los ciudadanos se reunían en la Ekklesia o “asamblea popular” para deliberar y decidir sobre las grandes cuestiones del gobierno. Sin embargo, la mayoría de los habitantes de Atenas eran esclavos o metekos (extranjeros), mientras que los ciudadanos que efectivamente participaban en la vida política ateniense no pasaban del diez por ciento de la población. La democracia resurgió en Europa durante la Edad Media en lugares aislados, como en los cantones suizos y en algunas repúblicas alemanas o italianas, y el prestigio del término se fue fortaleciendo lentamente con el ascenso gradual de la burguesía. El primer registro de uso de democracia en español está datado en 1640; la palabra ya estaba incluida en el Diccionario de la Real Academia de 1732 (su primera edición, conocida como Diccionario de Autoridades). No obstante, la voz democracia se hizo más conocida en la Revolución Francesa (1789), con la caída de la monarquía en Francia y la posterior democratización de los regímenes monárquicos en la mayor parte de Europa. Desde entonces, tanto los gobiernos basados en el capitalismo como los países comunistas de Europa y Asia, además de Cuba, se atribuyeron la calificación de “democráticos”. Sin embargo, la democracia ejercida directamente por los ciudadanos —tal como en Atenas— parece no ser viable en nuestro tiempo debido a la complejidad del Estado, que adopta formas representativas mediante las cuales el pueblo ejerce su soberanía por medio de representantes electos. A partir de democracia se formaron palabras derivadas, tales como demócrata, democratizar y democratización. Entre los peligros del régimen democrático se ha señalado el de la aparición de demagogos, vocablo formado por las voces griegas demos (pueblo) y agein (conducir). Los demagogos son líderes que seducen al pueblo con sus promesas y lo conducen por caminos equivocados. A pesar de este significado, demagogo fue inicialmente un título honorífico que se concedía en la ciudad griega a líderes populares y personalidades ilustres, como el reformador Solón, reconocidos por la forma en que conducían al pueblo. 3. Sin dejar de anotar que, modernamente, el sustrato filosófico de ciertas naciones del Oriente, tradicionalmente menos sustentado en lo deductivo-intelectivo que en lo sensitivo-contemplativo, ha cedido parte de esa virtualidad cósmica que innatamente ocupaba en el seno espiritual del individuo, para dar paso a un “metodismo de la idea” y, supremamente, a un culto exacerbado por la medición de todo acto humano, ambos originarios de Occidente. Y globalmente se ha venido imponiendo, con fuerza y velocidad inusitadas, un apego al vivir sobre la base de una consumación pragmática. Pero las ideas prevalecientes en Occidente, ésas que amenazan con atenazar al mundo, no son precisamente las nacidas en el lecho del espíritu. ¿Cómo podrían haber nacido en tal lecho esas Moiras que incitan al hombre a evadir su promesa de ser hombre? Las genuinas ideas de Occidente, aquellas que nacieron en el corazón y en el espíritu de sus hijos, viven errando entre catacumbas. ** Luis Alejandro Contreras luis.contreras@verizonbusiness.com Escritor venezolano (Caracas, 1955). La mayor parte de su obra, una decena de libros, permanece inédita. Fue asistente de la Dirección de Literatura del Consejo Nacional de la Cultura (Conac, 1990, http://www.conac.gov.ve). Textos suyos han sido publicados en la revista Papel Abierto, editada en Barquisimeto (Lara) por el escritor Freddy Castillo y en la antología del taller de poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, 2000, http://www.celarg.org.ve), así como en la revista digital El Meollo (http://www.elmeollo.net). Igualmente, publicó la sección "Letras contra Letras" en el quincenario Letras. Ha participado en recitales poéticos en Bogotá y Caracas. === La palabra Ernesto Fernando Iancilevich ========================== I. En poesía, el decir es un hacer. El decir del poema es el hacer de la palabra, movimiento centrípeto, actividad contemplativa que reconoce en la propia vida del poeta el material y la fragua, el atanor y la llama. Vivir que se expresa en el decir. Decir que es experiencia de vida. El decir, hacer de la palabra viva, expresa, en lo abierto del poema, lo abierto de la experiencia poética. Palabra: esencia de la letra. Sentido: estructura del signo. Desde un punto de vista profano, la poesía es género literario. Desde una perspectiva sagrada, la literatura es una especie de poesía. Visión interna y versión externa de lo mismo. En la versión de lo múltiple, la visión de lo único. Los desplazamientos semánticos corresponden a itinerarios espirituales: transgresión lingüística y transmutación poética. II. Aun cuando apreciaciones metafísicas nos acerquen, espiritualmente, a su sentido, no menos cierto resulta admitir que la construcción de un poema exige el conocimiento y la práctica de nociones técnicas, el dominio de la gramática y la sintaxis, los cánones de versificación, el adecuado manejo de recursos estilísticos y la asimilación de un legado, que permite al poeta de cada época el reconocimiento de un linaje tradicional en el que más que de paternidades e influencias, debiera hablarse de hermandades y confluencias. Desconocer esta realidad significaría bogar por la mera espontaneidad, tan apartada del metódico cultivo como la efusión emocional lo está del recogimiento interior. En el arte y en la vida, el sentimiento estimula, y sentimentalismo sofoca; lo sabe el poeta que burila, en los macizos del sí, cada palabra, y medita, en los huecos del no, cada pausa. Con diferencias sutiles, no siempre claras y distintas, la experiencia poética se emparenta con la mística. Por su expresión, la metáfora acerca, en lo visible, lo invisible, en esta orilla, la otra. De tal modo, se aprende, en la palabra, la enseñanza del silencio. Ambos, místico y poeta, avanzan y regresan, sin saber, comprenden. Ninguno de ellos clausura el habla: la intima; y, en esa intimidad de lo abierto hacia adentro, palabra y silencio conversan. Conciencia divina y ciencia espiritual ponen al poeta y al místico en contacto con lo supraindividual, indeterminado y mistérico, merced a una intuición intelectual que, necesaria y recursivamente, se vale de imágenes sensoriales, del erotismo verbal, para sugerir las formas sagradas del éxtasis. Acaso en el poeta, esas formas asuman la figura de la palabra originaria; en el místico, dibujan la plenitud de vacío que habita el silencio. Como hermanos de un mismo padre, en un punto se separan. En el recuerdo de las palabras de Hölderlin (1), imaginamos su reencuentro: Die Linien des Lebens sind verschieden, / Wie Wege sind, und wie der Berge Grenzen. / Was hier wir sind, kann dort ein Gott ergänzen / Mit Harmonien und ewigem Lohn und Frieden. (Las líneas de la vida son diversas, / como caminos son, como los límites / que separan montañas. Lo que somos / aquí tal vez un Dios allá lo integre / con armonía y paz y eterno premio.) III. La intensidad de la palabra, en el decir concentrado, nos remite al centro; también nos hace traspasar la periferia del lenguaje (y del mundo). La poesía es un decir concentrado porque hace centro en la palabra: decir concentrado en la palabra esencial. Más allá de las circunstancias históricas por las que ha atravesado su manifestación, la poesía se revela epifanía de la palabra. Porque nadie escribe un poema, nadie puede adueñarse de él. La poesía escribe el poema, el poeta lo traduce, lo transmite. Apenas cincela lo que sobra, desnuda lo necesario. O lo intenta, y, en todo caso, lo demás no es su asunto. En ese camino de regreso, aun en aquellos malabares lingüísticos donde resulta arduo desbrozar el ornamento de la estructura, íntimamente respira esa búsqueda profunda de la palabra que dice. Por inconmensurable, no sabemos qué es la poesía, aunque la tentación de definirla sobrevuele nuestras cabezas. Pero tenemos poemas y hay poetas. En los momentos de privilegio, unos y otros se conjugan, se entregan a lo inconmensurable. En esos instantes de santidad, la luz de un dios ilumina la oscuridad de la noche. El poema nos enseña un camino. Su decir es un ir de camino. En nuestra época, y en el final de un ciclo, el poeta se esfuerza por enseñar el camino del habla, bajo los modos vitales del salto, la fuga o la entrega. En los extremos de la palabra, donde se palpa el silencio, habla el pensar. Por fuera, en la periferia de sus bordes, todo es un conjunto de grados del olvido. El poema es playa verbal, huella sustancial, palabra del viento. En él, ser y no-ser se contemplan; nada hay en su cruce que no sea mirada. Una mirada en la mirada, que funda presencia, allí, donde todo es ausencia. Poema de la poesía, avatar en el decir concentrado. Experiencia y expresión fundidas en la palabra intensa del decir concentrado. Sonido del sentido, pensar y hablar se identifican, saber y sentir se penetran, decir y hacer se transparentan. En los momentos más intensos del lenguaje, el pensar habla y la palabra piensa. IV. El poema busca la palabra necesaria. Un artificio hecho de otras palabras circunstanciales y lábiles sostiene esa arquitectura esencial única e insustituible. De otro modo, el poema se ahondaría en una verticalidad sin forma ni figura, y no habría texto. La redacción de un poema, su artíficis, sitúa al poeta en el balanceo de lo posible y lo imposible. El soporte material de la palabra necesaria lo constituye todo ese conjunto de técnicas recursivas con las que hilvana, traduce y transmite, en principio, a sí mismo, luego, a otros, una experiencia no comprendida del todo, una vívida percepción de lo real que no puede explicar: percibir lo invisible para decir lo inefable. Lo imposible adentra y desborda lo posible; en su incompletitud, el texto se abre a lo no determinado. Pero un texto se redacta con palabras humanas, epígonos de la palabra esencial, reminiscencias, anamnesis de imágenes especulares, señas que muestran, así como ocultan, el camino a lo abierto, cerrado en la secreta guarda de lo pleno. El poema, además de artificio, habilita una contemplación de la verdad. Si algo de auténtico valor se descubre en él no es sino el valor de la escucha poética en la voz que el poeta le presta, como sostén que la referencia o guía conductiva. Sin este andamiaje material, no habría poema. Ello acontece en el arte, y lo sabe el artista. El lenguaje verbal, de entre todos los que habita el hombre, es el que más austeramente lo habilita para sentar la costumbre o transgredirla, rotular límites o roturarlos, conservar o crear, cerrar o abrirse. Sin devaluarse en lo nuevo, la palabra que ilumina anuncia lo antiguo: el habla es el demiurgo de la noche. IV. Los primeros pensadores de Occidente nos sumergen en la tradición de una sabiduría supraindividual, anterior en grado sumo, perenne en grado absoluto. Si el no-ser sostiene el ser, en los macizos de la manifestación de lo griego podemos vislumbrar aquello que le excede, aquello que no es Occidente, pero que, de manera gestante, provoca lo griego y el pensar de Occidente. En los huecos del no-ser, en la otra orilla de la manifestación, el pensar alcanza su origen, también su destino. El círculo —forma sagrada por excelencia— se patentiza en una línea que avanza cuando regresa. Los ritos circulares, siempre cerrados a los ojos profanos, se abren hacia adentro. En la guarda de lo cerrado, hay lo abierto. En intimidad con lo abierto, la ausencia transustancia presencia. En poesía, a falta de cualquier definición válida, su comprensión íntima nos viene de una experiencia de lo abierto. Reconocemos la palabra como cáliz de silencio, presencia de lo que está ausente. Y percibimos el habla como metáfora de realidad. Lejos de pretender constituirse otredad, la palabra poética ensimisma el habla en su naturaleza metafórica. Por ello, no resultaría erróneo afirmar que la metáfora baña en sus aguas tanto a la palabra como al pensar. Por su gracia, la palabra poética y la poética del pensar se contemplan. Poetizar y pensar dicen, en cuanto se contemplan. El giro ontológico de un pensador vuelto a la poesía no desmiente el pensar, lo confirma. Antes de Heidegger, lo supo Nietzsche. 1. Hölderlin, Johann Christian Friedrich. Himnos tardíos y otros poemas. Selección, traducción y prólogo de Norberto Silvetti Paz. Buenos Aires: Sudamericana, 1972. 205 p. (Colección Obras Maestras Fondo Nacional de las Artes). ** Ernesto Fernando Iancilevich ernestoiancilevich@yahoo.com.ar Poeta y ensayista argentino nacido en Buenos Aires en la década de 1950. Licenciado en bibliotecología y documentación por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde cursó estudios avanzados de filosofía. Estudió arquitectura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la misma universidad. Coordinó durante diez años el Taller de Creatividad Literaria Aletheia. Integra el equipo editor de la revista literaria Palabras Diversas (http://www.palabrasdiversas.com), editada en España. Colaborador de prestigiosas publicaciones nacionales e internacionales en los campos del pensamiento y la creación. Ha recibido el 1r. Premio de Poesía de la Fundación El Libro-Edenor (1996), el 1r. Premio de Poesía de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Avellaneda (1999), el 1r. Premio de Poesía del Encuentro de Escritores de Avellaneda-SADE filial Sur (2001-02), y el 1r. Premio de Poesía de la Universidad Nacional de Córdoba (2005), entre otros. Publicó Primeros poemas: antología de poetas argentinos noveles (Buenos Aires: Fundación El Libro, 1996). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Üzeyir Lokman Çayci *** Albóndiga en salsa Salvador Fleján *** Poemas Daniela Ivonne Gregorio Neria *** Relatos Julia Otxoa *** El desterrado (poema en cinco partes) Julio San Francisco *** Memorias de azotea Carolina Lozada *** Poemas Oscar Édgar López *** L’Alcúdia de Crespins Juan Carlos Hernández Cuevas *** Hasta que nos trague el olvido Patricia Venti *** Jeremías Miriam Díaz *** Poemas David Omar Juárez *** Nunca es tarde Roberto Bennett *** Dos poemas Livia Díaz *** Kantín Coleo Olga Cortez Barbera *** Gruta de espejos María Elena Solórzano *** Tiempo de morir Harol Gerzon Gastelú Palomino === Poemas Üzeyir Lokman Çayci ======================================= *** Reflexión Hemos compartido una manzana pero no hemos podido compartir las pesadumbres, las preocupaciones. Hemos reemplazado los vidrios partidos pero no hemos tenido fuerza para los corazones. Fuimos felices entre el verde y las flores pero no hemos podido protegernos de las espinas. *** ¿Están listos, niños? Hoy escogeré a uno de ustedes, un niño sobre el que caiga una sombra, arrinconado entre las líneas, una margarita trayéndonos sufrimientos de su casa, un botón de rosa solitario en la masa, silencioso en medio del azul que se hace gris, un ser vivo pleno de secretos en quien el corazón propague luz mientras el sol va descendiendo a las aguas y los faros del vacío caen delante de él uno tras otro. Díganme si tienen problemas. Si ustedes hacen parte de una vida llena de puntos negros, mezclados a la noche, rodeados de colores rojizos, muéstrense con ella. Yo sé que sus guardianes no se protegen. A pesar de las guías de hielo sobre los caminos en que las identidades de otros humanos se cimentan, ¿han podido ustedes determinar su destino? *** De dos, tu tío no ama a ninguno Por sus actitudes, se diría que tu tío es una máquina de risa explosiva. La mayor parte de la gente se controla para no reírse. Por otro lado, ¿están los pobres en estado de reírse? Los problemas superan sus medios. La carestía los excluye. Sus hijos no pueden ser atendidos. Sus esperas están en la cola del siglo. No encontrando ningún lugar en la vida, agarran a los transeúntes por la nariz, una mordaza en una mano y una zanahoria y una cebolla en la otra. De hecho, ¿qué quiere hacer tu tío? *** La ciudad que vive en ustedes Ustedes viven en la ciudad que compraron en una subasta silenciosa. Nuevamente fueron incapaces de pagar sus deudas. Bajo sus pupilas ennegrecidas, ensayan sentir ciertas cosas. Sin darse cuenta de su propio distanciamiento, parten lejos, utilizando sus cuerdas de pensamiento como un teleférico. Su temblor aumenta cuando tocan los incontables elementos. Con sus gritos, ponen en fuga a los pájaros, cuando sienten las sacudidas dadas por el eco de palabras que superan su pensamiento. Con sus respiraciones, las rosas se marchitan. En los momentos de locura, los cristales caen de sus tejados. Cuando su radio de pensamiento se encoge, su ciudad crece. De tanto correr calles y avenidas, ustedes se han fatigado. Mientras las luces de tantas máquinas de tensión invaden las noches, sus seres humanos se robotizan. En las aguas negras, los sapos tienen miedo a los cocodrilos. Su viaje interior los ha envejecido. Sus alaridos interiores se amplifican. Ustedes producen dificultades a cuarenta manos. Las celdas auxiliares de sus laboratorios niegan cualquier momento placentero. Mientras sube y baja el indicador del miedo, no tienen la posibilidad de hablar. A cada movimiento del reloj, las estaciones se separan de su corazón y la soledad no deja de atravesar su espíritu. *** El gusano en la manzana El gusano en la manzana roe el interior blanco para alcanzar el corazón de la vida. Mientras se retuerce en la oscuridad, como un recién nacido, chupa el jugo salado de la naturaleza. En el magma de su miseria, la lava se desborda sobre su egoísmo. Se duerme... Se despierta. Nada ha cambiado. Se queda ahí, con el sabor del corazón del tiempo. Con su máscara teje una tela mientras consume todo en las fosas que ha cavado. Juegos sinuosos inventa en su negro ojo. Mientras abraza el verde de la manzana, el sol cruje y se oculta, y él se esconde. Su esencia se pudre en el estómago lleno de semillas cenicientas. De los muros que él mismo ha construido, las piedras, una a una, caen hechas polvo. Al final, él queda al descubierto *** Niños de media noche Un silencioso recuerdo de guerra en ellos, un cansancio en sus rodillas, los niños de medianoche se postran ante el sol. Esta es una de las miles de penas que cubren sus ojos, como si estuvieran sedientos de una gota de la luz de la luna. Los niños de medianoche caminan en la oscuridad, a la caída de la noche, pareciéndose al cielo. No puedo dejar indiferentes a los sensibles. Aún no sé, luego de tantos años. Los vuelvo a ver, llorando aún, niños de media noche. *** El triángulo de la existencia Yo y ellos estamos en las esquinas del triángulo de la existencia. Yo, el más pobre, todo desnudo, he crecido a través de ellos, caminando sobre el sufrimiento. Las mariposas se han reunido a mi alrededor para engrandecerme, posándose en mis rosas. En estos momentos, he respirado profundamente, mirando correr las lágrimas desde los ojos del porvenir. Ellos me han dado el nombre de nostalgia, extirpando de mi esencia el color violeta para que mis pensamientos se parezcan a la rosa. Ellos dieron felicidad a mis pequeños pasos pero sin ser suficiente, movidos por mis miradas, han cubierto con sus labios mis pómulos. Ellos me han protegido con sus insomnios hasta hacerme decir “Oh, padres míos”, construyendo puentes en sus corazones. Yo y ellos estamos en las esquinas del triángulo de la existencia. Yo, el más pobre, todo desnudo, he crecido a través de ellos, caminando sobre el sufrimiento. Estos poemas han sido traducidos al español, del francés e inglés, por Mercedes Ortega González-Rubio y Manuel Guillermo Ortega (Guillermo Tedio). ** Üzeyir Lokman Çayci uzeyir.cayci@wanadoo.fr Poeta turco (Bor, 1949). Graduado en la Escuela Superior de Artes Industriales Aplicadas de la Academia de Bellas Artes del Estado, de donde salió en 1975, con el diploma de Arquitecto de Interiores y Consejero Industrial. Se ha hecho acreedor a varios premios de poesía en países como Holanda y Francia. Sus obras han sido publicadas en revistas especializadas. === Albóndiga en salsa Salvador Fleján =============================== (Nota del editor: “Albóndiga en salsa”, del escritor venezolano Salvador Fleján, es uno de los cuentos escogidos por Antonio López Ortega para la antología Las voces secretas, publicada por Alfaguara recientemente, y que reúne a algunos de los mejores narradores del país. Por otro lado, forma parte del libro de cuentos Intriga en el Car Wash, que también bajo el sello de Alfaguara fue presentado el pasado 4 de noviembre en la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo, con la presencia de Victoria de Stéfano, Antonio López Ortega y Sergio Dahbar. En las palabras de presentación, Dahbar dijo de Fleján: “Siempre resulta una sorpresa descubrir a un escritor desconocido que logra instalar un mundo personal y auténtico allí donde antes existía un vacío. Así ocurre con Salvador Fleján, quien compone este conjunto de relatos como quien estructura un rompecabezas sobre una Venezuela que había pasado inadvertida para buena parte de la narrativa local. Sus textos resultan emblemáticos de unas tipologías vernáculas muy atractivas, pero al mismo tiempo sus dramas resultan universales y revelan una capacidad para observar lo que nos sucede como nación y como subjetividad”). Para Maritza, quien me lo contó con música. No fue fácil, no te lo voy negar: cuando Oscar salió de la orquesta los muchachos y yo nos quedamos en el aire. Éramos casi una familia. Una familia con sus problemas de siempre, pero ¿qué familia no los tiene? El caso fue que aquello nos pegó durísimo. Por supuesto que en parte se debió a los compromisos que ya teníamos firmados, pero también estaba la amistad; un asunto que para mí siempre ha sido sagrado y que también me ha traído muchísimos problemas. Recuerdo aquellos primeros toques en La Distinción (una cervecería que ya no existe), los ensayos en el apartamento de Culebra en La Guaira, el primer disco del año 72 —un disparate del que es mejor no acordarse y que se salva por Pensando en ti—, en fin, todas esas cosas que ayudaron a unir al grupo. Pero, qué se le iba a hacer, había que salir adelante, ¿cierto? El problema con Oscar, si lo miras con detalle, fue más bien vulgar, pero en aquel momento teníamos otra visión. No sé si recuerdas la cerveza Zulia. La agencia de publicidad que llevaba esa cuenta quería aprovechar el filón de la orquesta. Teníamos pegado Porque me gusta y el tema les venía como anillo al dedo. Hablaron con Oscar pero no lo hicieron con nosotros. Eso nos molestó un poco. Oscar, en un principio, había prometido repartir entre los muchachos parte de las regalías de la cuña. Yo, particularmente, no aspiraba a nada. Cuando salió el comercial, a mediados del 76, pasaban los días y no sabíamos nada ni del hombre ni del dinero. Era evidente que se estaba haciendo el loco. Entonces nos reunimos a ver qué decisión tomábamos. En el fondo yo sabía que aquello de “tomar una decisión” pasaba por echar a Oscar de la orquesta. También equivalía al suicidio. Nada sacamos en claro de aquella reunión. Por otra parte, y para echarle más leña al fuego, Oscar había fallado a dos ensayos y todos andábamos con los nervios de punta. No recuerdo si fue Joseíto o Rojita quien propuso “expulsarlo”; como si aquello fuera un colegio o un partido de fútbol. Apenas escuché esa palabra sentí que algo estaba a punto de quebrarse irremediablemente. Lo que pasó después lo recuerdo si no como una pesadilla sí como esas evocaciones que suelen tener los que han sufrido un accidente de tránsito. De Oscar sólo supimos dos meses después por intermedio de una carta que nos mandó un abogado. Aquello sí que me pareció excesivo y me llenó de rabia. Se habían invertido los papeles: ahora era él quien reclamaba lo suyo. La verdad es que yo me deprimí muchísimo. Me sentía herido y decepcionado. Los muchachos, que en un primer momento se lo tomaron a chiste, no tardaron en comprender que el asunto iba en serio. Fue un terremoto, qué quieres que te diga. Acababa de salir al mercado no sólo nuestro mejor disco sino el mejor disco de salsa que se ha hecho en este país. Tú lo debes recordar. ¡Quién no lo recuerda! Un señor disco. Y eso que en nuestro anterior elepé estaba Llorarás, un himno. Pero éste era mejor, sin duda. Por otra parte, en ese disco Oscar se empeñó en grabar una composición de él. Un tema que en un principio metimos de relleno, a última hora, y que a la larga resultaría profético. Parecía que el hombre ya se estaba despidiendo cuando me mostró por primera vez la letra de Sigue tu camino. En la contraportada de ese disco creo que está una de las últimas fotografías que le hicieron al grupo original. Era de noche, y si no me equivoco, fue en una Feria del Sol en Mérida. Estamos en la tarima, ninguno tiene más de treinta años y le sonreímos al futuro que se nos abría como una flor. Yo apenas me veo, algunas sombras me tapan. ¿Qué vino después? Con Andy tuvimos un respiro que nos volvió a meter en la pelea. Pero antes sí que nos las vimos negras. La disquera tenía guardado un material que habíamos hecho a principios del 76 y en donde, como era lógico, Oscar interpretaba casi todos los temas. Se empecinaron en sacarlo a la calle. El disco no estaba mal, ya con Divina niña y Don Casimiro el disco pagaba su valor. Lo único estúpido era el nombre de la producción: “En Nueva York”. Ese disco lo hicimos en un estudio en la Alta Florida. Sin embargo, ese trabajo se vendió de maravillas. Sólo un inconveniente nos trajo: la gente en los shows no lograba entender el porqué Llorarás (y los otros temas, claro), en vez de cantarlos Oscar, los cantaba el “Gordito”. El “Gordito” era Argenis, el reemplazo de emergencia que metimos para tapar el hueco dejado por Oscar. Yo creo que Argenis se comportó a la altura, demostró el artista que es. Pero el público en ocasiones suele ser cruel. Le decían cosas en los conciertos que a cualquiera hubiera desmoralizado. Con todo, Argenis se mantuvo firme. Asumió el reto con profesionalismo. Sin embargo, era conciente de que reemplazar a Oscar no iba a ser tarea fácil. Apenas pudo grabar un solo disco con la orquesta. Un disco de transición que sin embargo dejó un tema para la historia. Un tema que —y esto es lo más irónico—, años después salvaría mi vida. Andy se marchó en su mejor momento. Él nos prolongó la vida y le dio un brillo internacional a la orquesta. Ya éramos casi una leyenda y él pensó que ya había cumplido su ciclo con nosotros. Yo tenía otra opinión. La realidad era que estábamos estancados y él se dio cuenta. La industria no pasaba por su mejor momento, y si exceptuamos lo que estaban haciendo Willy y Rubén, todo lo que se escuchaba era más de lo mismo. Aparte el merengue venía con fuerza. Entonces vino la bajada. Ya no recuerdo cuántos vocalistas vinieron después. Muchos. Tantos que ya la gente ni los recuerda, y el público (eso lo sabe todo el mundo) nunca se equivoca. Del grupo original apenas quedábamos unos cuantos. Hasta el sonido que nos caracterizaba y que tanto esfuerzo me costó ensamblar se fue perdiendo. Nos habíamos convertido en un eco desafinado de lo que una vez fuimos. Pero la cosa venía de más atrás: la energía o la magia (eso lo supe desde un principio) nos había abandonado desde el mismo instante en que Oscar se fue. Nuestra última presentación, lo recuerdo, fue en México, allá por el año 84. Un concierto más bien triste y desabrido. No sabíamos ni siquiera que iba a ser el último. Después vinieron las peleas, las envidias, los rencores. Todos se sentían dueños de la orquesta —pero cuál orquesta, por Dios— y querían llevarse aunque fuera un ladrillito del edificio en ruinas. Yo no aguanté más aquello y me fui. Creo que aún siguen peleándose lo único que quedó de valor del grupo: el nombre. Mucha gente me buscó al saber que yo ya no seguía con la orquesta. Trabajo no me faltó, de hecho creo que tuve en exceso. Estuve en Nueva York haciéndole los arreglos al primer elepé de Willy como solista. Estuve en Puerto Rico asesorando a varias orquestas. Estuve en República Dominicana: el merengue era ya una realidad. Hice de todo. Creo que hasta con Popy, el payaso, trabajé metiéndole mano a algunos de sus discos pedagógicos. En fin, por dinero no me quejaba. Pero yo sentía que me faltaba algo. Sentía, por otra parte, que si seguía así me iba a volver loco. Necesitaba un cambio. ¿De qué tipo? En verdad no lo sabía. Sin embargo, algo me decía que ese cambio no tardaría en llegar. Y así pasó el tiempo. Una noche, en un festival de salsa en el Astrodome de Houston, me presentaron a Jairo. No recuerdo si fue Ralfi Mercado o Papo Lucca, uno de los dos, de eso estoy seguro. El hecho es que de inmediato nos hicimos amigos. Jairo era de Cali. También dueño y director musical de una de las orquestas más prometedoras de Colombia. Me dijo que había venido expresamente a Texas a hablar conmigo. Me explicó que hacía poco se le había marchado el arreglista de su orquesta, un tal Lozano, y que me había escogido a mí para suplantarlo. En ese momento pensé que aquel hombre me había caído del cielo. Era más o menos lo que había estado esperando. El cambio que necesitaba. Así que no lo pensé dos veces y le dije que sí, que con gusto, que podía contar conmigo. En Colombia había estado unas cuantas veces, aunque si te soy franco, era bien poco lo que conocía de ese país. Pero la gente de Cali es muy parecida a la de Venezuela y eso me hizo sentir como en casa. Recuerdo que llegué un 17 de enero. Cali es una ciudad grande, bonita y peligrosa. Peligrosa en todos los sentidos: una ciudad que tenga un restaurante llamado “El Palacio del Colesterol”, no es cosa de juegos. Pero yo me crié en Sarría y el colesterol siempre ha sido un invitado de honor en mis análisis de laboratorio. Jairo me había conseguido un apartamentito en una buena zona de la ciudad, sin muchos lujos pero cómodo. Sin embargo yo no me sentía feliz ahí. Me hacía falta el barrio, como quien dice. Yo me dije: “Bueno, Albóndiga, si tú no vas al barrio, entonces que el barrio venga a ti”. Y así fue como poco a poco me fui haciendo amigo de gente, sobre todo músicos, que vivían en San Marino, Petecuy, Alfonso López, sitios que a cualquiera le hubieran parado los pelos de punta, pero que a mí me recordaban los sitios donde crecí y en donde probablemente moriré. Con estos nuevos amigos sí que me sentía a gusto. Era gente talentosa a la que nadie nunca había dado una oportunidad. Tal vez por ello fue que no pude negarme cuando me pidieron un favor. No era nada del otro mundo (o eso pensé entonces) lo que me pedían: habían armado un “vente tú”, un combito un poco silvestre pero que sonaba bastante bien. Tenían un talento musical que se perdía de vista y eso, también, puede que me haya impulsado a ayudarlos. Me explicaron que en tres semanas tendrían un toque en una hacienda por Medellín y que estaban necesitados de repertorio, arreglos y, sobre todo, dirección musical. Por bromear les pregunté si no necesitaban algo más y fue entonces que me pidieron que los acompañara con mi trombón. Por esas fechas mi trabajo con la orquesta de Jairo había estado un poco descansado. Recién habíamos terminado de grabar algunos temas para el próximo elepé —en realidad eran viejos éxitos a los que yo les metí mi “veneno”: los puse en clave y les cambié los mambos. Mientras los mezclaban en Nueva York, Jairo nos dio unas semanas libres para nuestros asuntos. Así que aproveché aquel break y me puse a trabajar en serio con los muchachos. Lo que sí me intrigaba un poco eran ciertos detalles de aquel compromiso misterioso. En uno de los ensayos traté de indagar un poco al respecto pero fue poco lo que obtuve. De un “cumpleaños”, según el conguero, pasó a “bautizo” en la versión del pianista. Otras informaciones eran vagas: la dirección de la hacienda, la persona que los contrató y un largo etcétera que, ahora que lo pienso, me llevan a la conclusión de que siempre he sido un ingenuo. Pero sobre todo hay un dato curioso al que en su momento debí prestarle más atención. Cuando les consulté sobre el número de temas que debíamos incluir en el repertorio, uno de ellos, uno que ni siquiera había abierto la boca, soltó casi distraídamente: —Como mil. Tuve varios chances de arrepentirme. El último fue cuando pasó a recogernos el autopullman. Era de un lujo insensato, casi grosero. Parecía que en vez de nosotros venía por los Rolling Stones. Eso, no sé por qué, me asustó. Pero los muchachos estaban felices; en sus vidas habían visto algo parecido (igual yo, si soy justo), así que me relajé y me puse a revisar unas partituras. Después me dormí y eso hizo que el viaje fuera más corto de lo que realmente fue. Tuve un sueño. Extrañísimo, pero muy nítido: soñé con la vieja orquesta. Estábamos en vivo en el estudio gigante de Sábado Sensacional. Oscar y Wladimir interpretaban ¿Frutero?, ¿Dolor cobarde?, vestidos con aquellos trajes anaranjados que usábamos en esa época: unos tigres de bengala nos bajan por la bota ancha del pantalón como si sus presas fueran los zapatos de plataforma que nos hacían lucir altos y ridículos. Todo iba bien hasta que Oscar gritó su acostumbrado “¡Albóndiga!”. Esa era la señal que él solía usar para que yo iniciara el “mambo” de la pieza con mi trombón. No alcanzó a terminar la palabra. Su voz se desgarró en un pitido lejano. Algo grave pasaba. Oscar se llevó las manos a la garganta y me vio con una mirada de pánico. Los demás muchachos parecían estatuas de piedra. Entonces alcé el trombón, miré fijo el reflejo de mi cara en el instrumento y comencé a soplar. Cuando desperté, el autopullman se desplazaba con una rapidez inverosímil por un altiplano húmedo. A pesar del aire acondicionado sentí el fuerte olor de la vegetación. Eso me hizo sentir bien. Optimista, sería la palabra. Curioso que un olor pueda despertar ese tipo sensaciones felices. Ese, en todo caso, sería el estado de ánimo con que minutos más tarde vería a los dos calvos con Uzis custodiando el portón de entrada de la hacienda. Ya estaba oscureciendo cuando nos franquearon la entrada. El rumor acompasado de los grillos y los sapos me hizo pensar en unos improbables teloneros encargados de abrir el show. El detalle de las ametralladoras no me inquietó tanto como descubrir el motivo de la fiesta: no era un cumpleaños, tampoco un bautizo. Cuando vi al jeque con falsa barba y Adidas carísimos supe de inmediato que animaríamos un baile de disfraces. También otras cosas me inquietaron: los calvos del portón nos condujeron primero a un ala de la casa para darnos unas instrucciones que en ese momento no entendí. Básicamente nos comunicaron que los patrones querían “sets largos y canciones verracas”. Hasta ahí todo bien; uno a veces se topa con clientes así. La cosa no me comenzó a gustar cuando nos dijeron que la fiesta duraría “tres días, como mínimo”. —Todo depende de ustedes —agregaron como para darle un toque deportivo al asunto. Cuando les vi las caras a los muchachos tuve la certeza de que yo no era el único sorprendido. Pero lo definitivo, lo que en verdad me hizo sentir que tenía una piedra en el estómago o que la tendría en un futuro, fue el comentario que hizo uno de los matones antes de irse: —A estos manes les hace falta un nombre, ¿no me le parece? —dijo sin reírse—. Yo les tengo uno bonito: “Los Desechables”. En un primer momento pensé que todo era una broma; a veces los colombianos tienen un humor un poco torcido. Y con esa idea me hubiera montado en la tarima feliz y encantado de la vida. Pero se me ocurrió mirar al timbalero: lloraba y temblaba sin vergüenza alguna. Ahí sí fue verdad que me puse serio. Quería explicaciones, aunque fuera para llevármelas a la tumba. Había llegado el momento de las revelaciones, del “Magical Mistery Tour”, como decía un amigo rockero al que le hice unos arreglos en un disco de salsa-rock que fue un fiasco. Lo que pude sacar en limpio en medio de la lloradera (la sección rítmica le hacía honor a su nombre: conga, bongó, timbal y piano chillaban al unísono) era que “nos” habían traído engañados. Hablaron de un tal Echeto, un delincuente menor de Petecuy, quien fue que hizo todos los arreglos. Hablaron de dinero o de la promesa de un dinero. Hablaron de apellidos que a mí no me decían nada pero que ellos pronunciaban con reverencia. También hablaron de las fiestas “desechables” (un invento mexicano, según me explicaron), en las que la principal atracción, por lo visto, era darle a putas y músicos el mismo trato que le daban a los cubiertos de plástico. Pensé en soltar varias groserías venezolanas para aliviar un poco la furia y el miedo que sentía. No sabía qué efecto podía causar, por ejemplo: “vayan a lavarse ese culo”, así que me abstuve y me decidí por un discurso que recordaba más bien a un director técnico en un entretiempo adverso. Recuerdo que dije algo que comenzaba con: “Bueno, caballeros, la situación es esta...”. Cuando terminé, hasta yo mismo me sentía mejor. Si la cosa “dependía de nosotros”, entonces se la íbamos a poner difícil. “Nos tienen en salsa”, les dije a los muchachos para relajarlos un poco. Ninguno entendió el chiste. Al rato, la pareja de calvos regresó y nos llevó al patio de la hacienda. En el trayecto aproveché para echarle un vistazo a la casa. Desde que nos abrieron el portón yo había notado algo extraño. La casona tenía un toque entre mayamero y egipcio, como de película de Walt Disney. Ya adentro la sensación era otra. Un equívoco olor a chicharrón ofendía las narices. Pero era la decoración interior lo que más hablaba de los dueños de casa. Había pieles de leopardo por todos lados, como si esa fuera la guarida de un cazador furtivo retirado. El seibó gigante, atiborrado de cristalería fina e inútil, lucía como abandonado en medio de aquel salón vagamente africano. Vi a un mayordomo chino, con aires de Dr. No, sosteniendo una bandeja con algo que deseé fuera los restos de una azucarera derramada. El tufo a chicharrón se confundía con otros olores que no lograba precisar, pero que vinculé, no sé por qué, con unas risas estruendosas provenientes de un sofá king size humillado por el peso de unas odaliscas demasiado maquilladas. Casi eché de menos las cortinas de satén rojo y el obligado jacuzzi de mármol. También vi el altar. Ocupaba casi una pared completa y estaba flanqueado por dos desacreditados elefantes de yeso. En el centro, una figura de Santa Bárbara al natural, trataba de dar coherencia al desorden que se arremolinaba a su alrededor. Me sorprendió la cantidad de globos blancos y amarillos arbitrariamente guindados en todos los rincones. Las frutas, los juguetes y las flores (girasoles, gladiolos blancos, rosas nacaradas) hacían pensar en la mercancía de un buhonero y no en lo que realmente era: humildes ofrendas para los santos. La serigrafía de un Simón Bolívar algo compungido formaba una extraña trinidad al lado de las estampas de Yemayá y Babalú Ayé. San Lázaro, desde un pedestal, parecía decirnos adiós con una mano rígida y esmaltada. Una alfombra persa nos señaló el camino al patio. La gallera (donde estaban montados los instrumentos), no me causó tanto asombro como el hecho de que el sonido estuviera ya probado. ¿En qué momento lo habían hecho? Eso lo sabe Dios. El caso era que todo estaba listo y en su sitio en espera de nosotros. Desde mi lugar pude dar con el origen de la peste a chicharrón: nueve puercos, envarados de hueco a hueco, giraban sobre unos tizones cenizos. El Dr. No los adobaba con pericia oriental. “Nosotros también somos nueve”, me atreví a hacer un pequeño cálculo mental. Mientras distribuía las partituras, me adelanté a un hecho que me hizo estremecer: el repertorio, que yo mismo había preparado, con suerte nos alcanzaría para aquella primera noche. “Como mil”, recordé con horror. Entonces se me ocurrió un plan. La gallera tenía butacas de terciopelo rojo y manchas de sangre en las barandas. “Los gallos”, pensé a manera de consuelo mientras arrancábamos con la primera pieza. El palenque estaba ubicado muy cerca de unas caballerizas donde consentían a unos caballos de paso fino y grueso precio. De vez en cuando un peón sacaba a uno de los potros y lo hacía danzar al son que estuviéramos tocando. También sacaron a un tigre blanco enjaulado: una clara demostración de poder, como el coñac Napoleón que nos trajo el chino para mantenernos “aleltas”. A medida que avanzaba la noche, maldecía una y otra vez al que inventó aquello de que la música calma a las fieras. Nuestra música parecía causar un efecto contrario. Cada tema parecía enardecerlos de una manera extraña. Era como si cada pieza les dejara algo incompleto por dentro que necesitara rellenarse con la siguiente canción, y así hasta el infinito. El primer set duró casi cuatro horas. —Están celebrando un “corone” —me había explicado el pianista en el descanso cuando le pregunté el porqué de tanta euforia, sobre todo de parte del jeque de Adidas biónicos. —Es el patrón. Estas fiestas sólo las hacen cuando logran pasar algo grande —intentó aclarar—. A eso se le llama coronar. Es como cuando hay buena cosecha, ¿entiendes? No entendí. O mejor dicho, entendí a medias. La verdad es que tenía la cabeza en otro lado. El primer set nos había dejado bastante agotados y casi sin municiones. El patrón era un señor gordo de bigotes al estilo charro, papada de jabalí y mirada maníaca. El disfraz de árabe no le sentaba bien. El bamboleo de la túnica lo hacía parecer un loco escapado de un psiquiátrico iraní. Los Adidas, por su parte, le restaban cierta majestad al disfraz. Pero hubo un detalle que sí me preocupó: el hombre no se sentó en todo el set. Fue ahí que pensé: “si el hombre se sienta es porque está aburrido y si está aburrido hasta ahí nos trajo el río”. Eso se lo dije al Chapo Olivares, uno de los tres vocalistas que me llevé y que, dicho sea de paso, poseía un color de voz bastante parecido al de Oscar. Pero al Oscar de antes. Al de El cachumbambé. Al de afro y cadenas de oro. Al Oscar sin corregir. No sé si fueron mis palabras o un nuevo paseíllo del tigre blanco lo que hizo que el Chapo se botara en el segundo y último de set de aquella primera noche. Parecía como si estuviera en el Madison Square Garden ante veinte mil personas. Qué talento tenía ese muchacho. Lástima que lo haya mal aprovechado. Unos años después, cuando ya yo le había perdido el rastro, me enteré de que una salva y no precisamente de aplausos lo esperó a las puertas de una agencia bancaria en Cali. Salía con un maletín en una mano y una nueve milímetros en la otra. Sin embargo, aquella sí que fue la noche del Chapo Olivares. De los ochenta y seis temas que teníamos de repertorio, el hombre parecía multiplicarlos por tres. Alargaba los soneos y los mambos, modificaba y expandía estrofas, hacía “solos de boca” de instrumentos que sólo existían en su imaginación. Tenía lo que hay que tener para seducir a una audiencia. Gracias a él, el Jeque sólo se sentó cuando el sol asomó por entre los cerros que amurallaban la hacienda. Mientras los dos calvos nos conducían en fila india al interior de la casona escuché los primeros acordes de una canción vallenata. Era extraño: no había visto a ningún grupo alistándose para tocar y sin embargo comenzaron a sonar casi de inmediato. Era una canción triste. La letra hablaba de un desengaño amoroso y de la venganza del amante engañado. Fue lo único que alcancé a escuchar antes de que nos encerraran en otra de las alas de la casa a descansar. Pero yo no descansaría en los próximos dos días. “Sin repertorio estamos muertos, Albóndiga”, recuerdo que me dijo el pianista apenas entramos en aquel salón donde relucían nueve literas impecablemente tendidas. De los músicos, él parecía el único que se daba cuenta del lío en que estábamos metidos. La situación era como para ponerse a rezar y todos se comportaban como si estuvieran de picnic. Atacaron con desespero un bufé que acababa de instalar el chino (yo no comí), y se dieron el tupé de pedir más. Lo que faltaba era que exigieran champaña. Entonces le comenté mi plan. —Creo que yo también voy a comer —fue lo único que atinó a decir apenas concluí, como si masticar y resignarse fueran la misma cosa. En los cuarenta años que llevo en este negocio creo haber hecho de todo. O por lo menos casi todo. De eso me di cuenta cuando le pedí al chino que me trajera lápiz y papel. “Repertorio”, yo les iba a dar su repertorio. La verdad es que nunca me he sentido tan solo como en aquel día. Mientras todos dormían, indolentes, yo tenía un problema que resolver. Más bien dos. Mi memoria nunca ha sido buena y con los años ha ido peor. El otro problema era el tiempo. En realidad, el verdadero problema es el tiempo, esa es la tragedia, ¿cierto? Pero algo tenía qué hacer y lo hice. Que por mí no quedara. Lo que son las cosas, de los tres cantantes que me llevé, el Viejo Piñango era al que menos le tenía fe. No era que tuviera mala voz (o sí, tal vez un poco aguardentosa), pero su gracia indiscutiblemente estaba en el baile. Yo lo llevé básicamente para eso, para que diera espectáculo. Creo que fueron sus pasos de baile, sus “tijeretas”, y no el encanto de su voz lo que impidió que el jeque se diera cuenta de que le estábamos haciendo trampa: parecía hipnotizado en las hábiles piernas de aquel insólito hombre de 63 años que lanzaba patadas de karate, se contorsionaba y hasta parecía flotar como una nube vertiginosa en medio de aquella gallera. Esto fue lo que se le pasó por alto el Jeque: Primer set (internacional) 1. Mundo alucinante (16 veces) 2. Un baile de ambiente (18 veces) 3. Estrella distante (19, casi 20 veces) 4. Mi adorada (18 veces) 5. Corazón tan blanco (17 veces) 6. Y viva España (16 veces) 7. La felicidad ja, ja (15 veces) 8. Ahí namá (16 veces) 9. Los mágicos (14 veces) 10. Porque me gusta (12 veces) 11. Vidas imaginarias (20 veces) 12. Nadie más que tú (20 veces) Segundo set 13. Por lo que tienes de ceniza (18 veces) 14. Dulce cantar (16 veces) 15. Sólo quiero que amanezca (16 veces) 16. Tiene coimbre (17 veces) 17. Amores y castigo (18 veces) 18. Cañonazo (18 veces) 19. El bonche (16 veces) 20. Que bailen to’s (16 veces) 21. Las primeras hojas de la noche (19 veces) 22. Aprende conmigo (19 veces) Tercer set 23. La eliminación de los feos (10 veces) 24. Yo soy la rumba (3 veces) 25. Qué pena me da (2 veces) 26. Percusión (1 vez y el Jeque estuvo a un tris de sentarse) 27. Fanfarrón (1 vez) 28. Paseos al azar (8 veces) 29. Arroz con manteca (10 veces) 30. Salsa y control (6 veces, sin pena ni gloria) 31. No me mires así (10 veces) 32. Como si fuera una espiga (2 veces) 33. Velorio alegre (3 veces) 34. En el bar la vida es más sabrosa (4 veces) 35. Mayoral (9 veces) 36. Según pasan los años (2 veces) 37. Bururú Barará (10 veces) Cuando el sol vino en nuestro auxilio, el Viejo Piñango aún tenía gasolina para unas horas más. Su entusiasmo era frenético e infantil, como el de un niño que se niega a irse de una piñata. Había dado lo mejor que podía ofrecer y se sentía feliz por ello. Sin embargo, al llegar a la habitación, entró en un torpor inexplicable, como si alguien de pronto lo hubiera desenchufado. Se acostó en unas de las literas y ya no volvió a levantarse hasta que todo terminó. Yo también intenté descansar un poco. Me eché en una de las literas pero por mucho que traté no pude pegar un ojo. Soy una persona responsable, qué te puedo decir, toda la vida lo he sido. Aún me quedaba una noche por delante y yo no sabía qué hacer, esa era la verdad. Aquella segunda noche en poco se diferenció de la primera. Todo parecía repetirse según un orden establecido. Todo salvo por un detalle: las mujeres. Las que vi la primera noche sin duda alguna no eran las de la segunda noche. Algo similar noté con los puercos asados. También los muchachos de la orquesta, en un alarde de mala educación, repitieron su comportamiento del día anterior. Aquello no era apetito sino gula. Yo apenas si mordisqueé alguna fruta. Todo me sabía a hiel. Sólo cuando le pedí al chino que me trajera más lápiz y papel sentí un poco de paz en el cuerpo. Como a las seis de la tarde salí afuera a tomar aire y a despejar un poco la mente. “Higiene mental”, decía mi vieja. Uno de los calvos me custodiaba como si yo fuera un niño travieso. Me fumaba un cigarrillo cuando escuché el estruendo y casi de inmediato sentí la ventolera. Aunque me encontraba a una distancia considerable, pude fijarme con detalle en los cuatro hombres que descendieron con la cabeza gacha del helicóptero. La verdad es que no había que ser un genio para saber a qué se dedicaban por lo menos tres de aquellos hombres. Una vez en Nueva York intenté comprar una camisa similar a la que uno de ellos lucía. Cuando me fijé en el precio supe de inmediato que jamás sería propietario de un Ferrari ni de una camisa de seda como aquella. Los tres fumaban habanos con malévola elegancia e iban esposados a unos acerados maletines que sólo he visto en películas. El cuarto hombre sí que no pegaba con nada. Parecía sacado de un grupo de danzas folclóricas del Senegal. Llevaba con forzada naturalidad un gorrito, puede que musulmán, adornado con lentejuelas y piedras de fantasía. La túnica blanca, abierta en V en el pecho, dejaba ver nueve collares multicolores, acaso su signo más distintivo, si obviamos, claro está, las sandalias con medias deportivas que usaba y que le conferían un aire de turista alemán. Sin embargo, era la torta que sostenía en las manos lo que en definitiva me turbó. Tenía el diámetro de una pizza familiar y la consistencia de un pastel lóbregamente macrobiótico. ¿Para quién era aquello? Pronto lo iba a saber. Para esa tercera noche me había reservado al que, en mi opinión, era el mejor de los tres cantantes. El Nené Pinto poseía una de las voces más versátiles que había escuchado en años. Sorprendía que a los 19 años pudiera lograr aquellos registros. También poseía algo que no venden en la farmacia: escena, cancha, que en este negocio es tan vital como la voz. Con ese talento me sentía confiado para el cierre. Tal vez la edad me preocupaba un poco, pero ciertamente no era el momento para ponerse exigentes. Antes de salir a la gallera, quise motivar a los muchachos para que le pusieran un extra a la presentación. No alcancé a decir: “la suerte está echada”, cuando el chino entró por la puerta. Empujaba el mismo carrito de siempre, salvo que en vez de comida traía la torta. De cerca no tenía tan mal aspecto y el aroma era de esos que prometen cosas mejores al paladar. Cuando la probé sentí algo extraño, sabía a una combinación de concha de limón en almíbar con remolacha. Pero el fondo amargo se imponía a los demás sabores y eso me hizo desistir de terminar mi ración. Los demás muchachos, al parecer, sintieron lo mismo y dejaron a medio camino sus porciones. Todos menos el Nené Pinto quien, con nostalgia glotona, dijo que la torta le recordaba un pastel navideño que hacía su abuela en Tolima. En el trayecto hacia el patio unos de los calvos se puso conversador. Eso me dio mala espina. Sobre todo al enterarme de que los tipos del helicóptero eran los “señores de Culiacán”. Qué curioso: “Señores de Culiacán” me sonó en un primer momento a título de gaita jocosa. Fue mientras afinábamos los instrumentos que caí en cuenta de la ecuación Culiacán-México-Desechable. Todo lo que sucedió a continuación de verdad que lo recuerdo vagamente. Para ser más específico, recuerdo sólo las dos primeras horas de aquella presentación. Fueron magníficas. Me había esmerado en un repertorio de temas cubanos (danzones, sones morunos, etc.) que alterné con algo de charanga y boogalows. La experiencia de las dos noches anteriores me había educado en los gustos y caprichos del Jeque. La orquesta botaba un sonido engranado, limpio, como el de una filarmónica. Creo que en lo que me resta de carrera jamás volveré a escuchar algo similar. Pero tanta dicha no dura mucho y en el caso que nos atañe apenas duró un par de horas, tiempo en el cual los señores de Culiacán no se movieron de sus butacas; se limitaban a darles pequeños sorbos a sus tragos como si se tratara de bebidas muy calientes y a mirar con fascinación al Jeque. Del tipo de los collares y sandalias con medias, ni rastro. Sólo lo volví a ver en el primer intermedio cuando fui al baño a orinar. No sé por qué, pero me pareció lógico que el sitio donde me lo encontrara fuera el altar. Estaba sentado, al estilo sioux, a los pies de la imagen de santa Bárbara (que dicho sea entre paréntesis parecía más la representación del Deseo que de una santidad: tenía mucho busto y mucho labio, como si al artesano que la moldeó hubiera exagerado la dosis de colágeno), y se entretenía con unos caracolitos que lanzaba y recogía como si estuviera jugando una interminable partida de ludo místico. Mentiría si dijera que me acuerdo de la canción que interpretaba el Nené Pinto para el momento en que ocurrió el desastre. Debe haber sido una charanga. Lo digo porque el muchacho estaba dando unos saltitos, que eran parte de la coreografía, cuando de pronto se puso a dar unos brincos frenéticos, como de canguro. De haber sido sólo eso de repente nadie se hubiese dado cuenta. Pero las cosas malas suelen venir en seguidilla. Casi al final de la pieza y sin que viniera a cuento, el Nené se quedó estático, con la mirada perdida en un punto indeterminado de la gallera. Luego, todo sucedió. Un vómito verde, como una guasacaca espesa, le brotó de la boca y el chorro fue a dar casi íntegro a la túnica del jeque. Los Adidas también llevaron lo suyo. Qué momento más incómodo, vale. El Jeque parecía el sacerdote de El exorcista. Pero lo más extraño fue lo que ocurrió a continuación. Contrario a lo que yo me esperaba, el jeque no ordenó que nos fusilaran en el acto. Más bien daba a entender que el asunto lo divertía muchísimo. Se quitó la batola como si el asunto no fuera con él y mandó a que el show continuara. Entre el Chapo y yo sacamos al Nené del escenario. Estaba helado y tenía los ojos como un animal disecado. Al Chapo le dio por hablar de posesión satánica y comentó que en su pueblo a una niñita le había ocurrido lo mismo. No le quise decir nada, pero yo estaba seguro de que lo único endemoniado en todo esto era la bendita torta mexicana. El resto de lo que pasó aquella noche lo tengo poco claro. Hasta donde alcanzo a recordar, el Chapo se defendió bien con el micrófono a pesar de no haber ensayado el nuevo repertorio. Pero el Chapo era puro talento y de haberlo puesto a cantar ópera, tango o joropo no dudo que también hubiese salido bien librado. Sin embargo, eso es apenas lo poco que puedo evocar con nitidez; todo lo demás me viene a la mente por pedacitos. Unos pedacitos más bien difusos y algo incoherentes. Todo brilla con colores que en mi vida he visto y que, me temo, jamás volveré a ver. Siento que el Jeque, los mexicanos, las putas, los calvos y hasta el chino me aman. Yo también, por alguna razón, los amo a ellos. Pero se trata de un amor especial: un cariño suave, despreocupado, como romance de liceo. Ya no peso los 138 kilos que me agobian y me identifican. Mi trombón adelgaza junto a mí hasta convertirse en la primera flauta dulce con que me inicié en la música. Mamá, con una voz a la que no le falta autoridad, dice: “Gordo, ve al abasto y tráeme un real de mantequilla, dos maltas y una caja de Lido”. Todo lo veo espeso, gelatinoso. Al pianista le da por “jazzear” un tema y el conguero lo acompaña en esa locura. Intervengo para evitar una desgracia. A la final, terminamos improvisando algo de Thelonius Monk que no nos quedó ni mal. El Jeque ríe. Tengo ganas de hacer pupú. Me miro el pulgar mientras deslizo la varilla del instrumento. Mi dedo es fascinante. Los puercos mueven la boca. Me parece que hablan entre ellos. Los mexicanos ríen. Yo también río. Jairo me debe unos reales. Tengo que cobrárselos. Otra vez mi vieja: “Si no haces la tarea, no hay Tom y Jerry”. Cuánto será 9 x 9. Qué será de la vida de Thelma Tixou. El chino se acerca a la gallera y le comenta algo al pianista. El pianista se desnuda. Estoy a nueve centímetros del piso. Creo en la paz del mundo y en el ginkobilova. Magallanes será campeón. Soy feliz. El Jeque se sienta. Me hago pupú. Antes de que ocurra lo peor, mando a parar la orquesta. Siento un maremoto dentro de mí. Oigo campanas, o algo parecido a las campanas. Estoy cansado y estoy sucio. Pero no me he rendido. Uno, bajo ninguna circunstancia, debe rendirse. Aprovecho para hablar con los muchachos. Con resignación y asco, soportan mi monserga y mi olor. Creo haber hablado muchísimo, pero apenas recuerdo tres palabras: amistad, valor, Dios. Los calvos se aproximan a la gallera, pero ya no tengo miedo. Mando a los muchachos a tomar de nuevo sus posiciones. Siento que el fin se acerca, pero a la vez siento que he cumplido. El tipo de los collares y chancletas con medias por fin aparece. Se sienta a la derecha del Jeque y le comenta algo en voz baja; un gesto canónico de película de Semana Santa. En ese momento, no sé por qué motivo, intuyo que todavía existe una posibilidad. Me da mucha rabia decirlo, pero si esa posibilidad pudo tomar cuerpo fue gracias al pianista. Fue él, con repertorio en mano y dedo tembloroso, quien me señaló la letra de Para tu altar. Quién lo diría. Juro que yo no hubiera podido hacer semejante asociación. Hay gente que sirve para esas cosas, yo no. Pensar que el único éxito que pegara Argenis con la vieja orquesta sería la clave que nos sacaría de aquella pesadilla. Ahora que hago un esfuerzo, me vienen a la mente las circunstancias que rodearon la grabación de esa pieza años atrás. Puedo ver a Joseíto, mi compadre y timbalero de la orquesta, metido de pies y cabeza en aquella onda santera fastidiosísima en la que pretendía involucrarnos a todos. Joseíto vestido enteramente de blanco: zapatos blancos, boina blanca, reloj blanco. Joseíto con su amiga de la época (disfrazada de novia antillana, con turbante blanco y todo). Joseíto y su empeño en incluir esa canción: “esto va a ser un palo, Albóndiga, créeme”. Me parece recordar que entre sus otros argumentos de peso destacaba la palabra “bawalao”. El hecho fue que por no llevarle la contraria al compadre acepté que Argenis grabara el tema. Aunque ju sto es decir que los arreglos que le hice y la manera cómo monté el sonido y las voces recordaba a anteriores trabajos que ya había hecho con Oscar. Eso trajo su parte mala: el público dejó de referirse al pobre Argenis como el Gordito. A partir de entonces comenzaron a llamarlo “Oscar Meyer”. Como quiera que sea, fue esa canción sencillita y sin mayores pretensiones la que en definitiva nos salvó la vida. Hasta ahí llegan mis recuerdos. El resto puedo completarlo (y esto también me duele decirlo) nuevamente gracias al pianista. En el viaje de regreso a Cali tuvo la suficiente lucidez y aplomo estomacal como para acercarse hasta donde yo estaba y contarme el final de esta historia. Según me dijo, apenas el Chapo arrancó con la primera estrofa de la canción el tipo de los collares entró en una especie de trance. Eso yo no lo recordaba. O puede que sí, no estoy seguro. El asunto es que el hombre babeaba y pedía a gritos que le dieran de beber ron. Luego se serenó un poco y se acercó a la gallera. El pianista dice que en ese instante temió lo peor. Sin embargo, el tipo lo único que deseaba era que volviéramos a tocar la canción. Y así lo hicimos, según el pianista. La tocamos y la tocamos hasta que “un rayo de luz madrugadora nos recordó a todos que las noches no son infinitas”. El resto es más o menos ridículo y no vale la pena dilatarme mucho en esa parte. El hombre, en un acto a todas luces teatral, se quitó los collares que llevaba puestos y nos guindó uno a cada uno, la cosa parecía más bien una premiación de la FIFA. Dijo que le diéramos las gracias a Oshún y que podíamos irnos en paz. Hasta no hace mucho pensé que el tal Oshún era el nombre de uno de los mafiosos. De aquella aventura ya han pasado muchos años. De Colombia me traje muchos recuerdos, algo de dinero y el collar que me regaló el señor aquél. A los pocos días de haber salido del susto de la hacienda comencé a usar el collar. La verdad es que no sé por qué lo hice y, a estas alturas, no creo que importe mucho buscarle una explicación. No me lo he quitado desde entonces. La palabra amuleto no me gusta. Yo nunca he creído en ese tipo de cosas pero tampoco dejo de creer. Me ha ido bien, esa es la verdad. Sin embargo atribuírselo al collar me parece un poco exagerado. En estos días Oscar se puso en contacto conmigo. Tenía años sin hacerlo. Me dio lástima cuando lo escuché hablar de un “reencuentro” con los muchachos de la orquesta original. La gente cuando se pone vieja le da por ese tipo de cursilerías. Le dije que lo iba a pensar. No soy un hombre rencoroso, pero esa fue mi pequeña revancha por el asunto de la Zulia. La salsa ha cambiado mucho desde entonces. Nosotros también, para bien y para mal. Hay personas que no entienden esas cosas. ** Salvador Fleján salvadorflejan@hotmail.com Escritor venezolano (Caracas, 1966). Licenciado en letras por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Ha publicado crónicas y artículos humorísticos en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com). Fue distinguido con la única mención de honor en el Primer Concurso de la Bienal de Literatura Colombo-Venezolana. En 2003 ganó el Concurso Nacional de Cuentos de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven, http://www.sacven.org) y en 2004 el Concurso Nacional de Cuentos de la Fundación Amigos de la Literatura Tachirense. Ha publicado el libro de cuentos Intriga en el Car Wash (Random House Mondadori, 2006). === Poemas Daniela Ivonne Gregorio Neria ============================= *** Sector Nueve: el de la calma A Roberto Rivera del Río, a quien tanto debemos yo y este poema. Camino. El sol camina conmigo entre sombras, entre racimos que emigran aquí debajo formando su maraña gris, multiplicando su colmena de hojas. Mi sol me mira desde sus alturas derramadas de espuma, desde su continental distancia blanca. Mi sol me mira desde su casa oceánica, desde su azul abrazo marítimo. Yo camino. Camino contigo y conmigo, a la vez; con tu sombra —la mía—, yo camino. Tus pasos son los míos. Tus pasos son tan míos, y caminas igual que las nubes. Eres un algodonal ladeado por el aire: una neblina que impide la visión vesperal, que todo pinta y vuelve de blanco, armando la claridad a cada paso. Caminas y el mundo se pone blanco, se pone claro. Tus pasos son tan míos... Caminas y cambias, igual que las nubes: se te derrama la espuma, el rumbo se te cambia. Yo vengo de las sombras. Yo de la luz me escondo. Camino. El viento hace remolinos con el polvo y nos llena con su harina del atardecer. Con su blancura vespertina, su talco del crepúsculo, cierne en nosotros su polvo sin tiempo, sin pasado, sin recuerdos... Con su espiral transparente hace remolinos con nosotros. Y se detiene todo, incluso la calma. Se detiene el enjambre tuyo, tu voz, tu irte de pronto. Se detiene tu boca, tu lengua, tu rumor de ave. Los árboles anidan el día que eres, el cielo que guardas, la claridad que zumba y planea entre sus ramas. Camino. Voy con tu harina y con mi sombra sin término: sin fronteras, sin horizontes. Nada ahoga, nada sepulta el tacto con el que armas las estelas. No hay continentes, no hay océanos... Dejas en cada paso tu reguero —tu rocío— de estrellas. Camino. Corro por tus calles sin conocer tus direcciones. El sol galopa aquí debajo. Su polen de oro el camino nos ha desbaratado. Caminamos. Tropiezo con las grietas cotidianas, con las grietas que se ocultan debajo de los pasos, con las mismas piedras que rebotan, que saltan y viajan, dejando atrás su eco de palpitación. Eres espuma y continente. Tienes mar y polvo en el cuerpo. Estás construido con ambos ingredientes, con los mismos ingredientes de las [costas... Eres mi puerto, de donde parten las caracolas. Eres viento: pero sin rosas, pero sin direcciones... Camino. Con su rehilete —su espiral transparente— el viento llevará los [atardeceres. Llevará, de pétalos y plumajes, las tintas con las que está coloreada la [tarde. Llevará todas las voces, todos los retazos de aves que en el pecho traes. Tus silencios son tan pocos, y se parecen tanto al viento. El viento aletea hacia ti desplegando sus hélices de vidrio. Y te lleva la tarde, con sus fragmentos de vuelos de aves de noviembre. Llega hasta ti, hasta tu blanca espuma. Eres tan algodonal y tan harina... Las tardes de tus cielos y el polvo de tus suelos abarcan todos los colores y, sin embargo, ninguno eres. Camino. Voy por ti o hacia ti; la dirección no importa. Camino. Voy por calles que conozco sólo en las tardes, cuando nadie pasa por ellas. Y son mías, tan mías. Camino... Ando por ellas, ando por ti. Camino debajo de tanto blanco, de tanto cielo pálido. Debajo de nubes que caminan y cambian, debajo del cielo y de su continental distancia blanca. Voy por un camino que no es mío y, sin embargo, camino. Y se detiene todo, incluso la calma. *** Distante, distante... Tus ojos vespertinos guardan los vuelos salvajes de las aves. Encuentro debajo de tus párpados las rocas en donde las olas se revientan. Este es un día azul. Hay voces de pájaros en tus ojos. Tienes tantas tardes en la mirada... Tantas tardes en que no hemos podido mirarnos con toda la entera vista. Te he visto casi a escondidas de mí, traicionándome. No sé por qué prefiero no tenerte tan cerca. Tus ojos tienen algo de canto y de vuelo. Y yo no sé cómo no acordarme de ti. Las miradas de tus ojos tienen la pintura de las olas. La pintura sin color del agua; el mismo oleaje de los mares... Cuando es de noche pienso en ti. Me acuerdo... Aunque no tengo nada en el pasado que nos una. Somos distintos... Nuestras estaciones no coinciden. Están situadas en los rigores frenéticos del tiempo, y no coinciden. Tampoco mis palabras pueden ser escuchadas por ti. Porque si yo te hablo, hay algo —todo— que no nos une. Todo nos separa, incluso la distancia. No sé por qué prefiero no tenerte tan cerca. Quizá sea que acortar la distancia es imposible. Quizá sea que por algo —por mucho— no podemos estar juntos. No quiero culpar a la distancia. No quiero culpar a nadie. *** Últimas lloviznas En la tierra, húmeda de ti, están, enteros, los crepúsculos de las [estaciones. Pero son, del otoño, tus sobriedades conocidas. Son, del otoño, tus noviembres tristes, tus últimas lloviznas, tus silencios en borrasca que hacen perder, a las horas, los estribos. En parvadas de aves oscuras se surca la tarde y el tiempo se pierde a la distancia. Tus ojos ya no miran los retazos del sol de este día ni las sombras del rocío de la noche. Entera y profunda es la huella como herida; herida mía, noche quieta y mía, deshilada en la remota y muda lluvia. No hay voces cuando el rehilete de la noche llena el viento. De la noche no hay más silencios y el tiempo, inquebrantable, se quebranta. De los atardeceres, anaranjados a la distancia, fuiste dueño como los astros y como las flores. Está, en las entrañas de la vida y del cielo y de la tierra —tu tierra— el agua de tu boca. La lluvia mansa moja el atardecer mientras las aves revolotean la brisa. De ocre andan las montañas cuando los caminos y las constelaciones se [confunden. Se confunden como si fueran raíces anidadas en tus manos. Ya no reconozco el vuelo del viento ni el color de la noche. Serán los deshojados atardeceres los que de ti surjan... Los atardeceres, húmedos de ti, serán raíces que como abanicos se abrirán en mis ojos y llenarán mi vista con su canto. Hoy, en mis brazos —solitarios—, recojo las sombras: de las últimas lloviznas se me llena el cuerpo y se me llenan las manos y, entonces —y sólo entonces—, soy. *** Te esconden nuestras noches de sol Nuestras noches te esconden, luna, quiero un reflejo que a mis muecas cambien, un destello de las penumbras que en tus cabellos logran disfrazarse en años podridos, oxidados, que en las luces de colores múrices y argentados penetren tu noche revuelta de sol, tu sal lóbrega de horror, nuestras noches te esconden, luna, quiero yo un hálito que robe el sueño, un murmullo de la sal de los mares, un destello de firmamento, y, al fin, la caricia sucia, la mueca rota que das en madrugada y miento siempre cuando me digo que sin ti yo muero. El sol perdido... *** No distingo No distingo las estrellas en este cielo. En esta noche de flores apagadas se traza, a lo alto, la geografía constante de tu tacto. De acuerdo a tu regazo de océano, hay gaviotas en mi pecho que aletean hacia ninguna parte. Y mis manos no tienen nada qué tocar. Ya no hay tanta noche, tanto cielo encima. Del mar sólo han quedado suspiros y, de tu paso, sólo constelaciones de huellas. ¿Por qué las estaciones nuestras no coinciden? Tu idioma de pájaros —tu lengua de vuelos perpetuos— anida en las cuencas de mis manos. Así es como quisiera memorizarte: con el tacto. Tomar puñados de tus voces, de tus ecos, que se deshilan entre mis dedos enredados de ti. No distingo las estrellas en este cielo. No me alcanzan estos ojos para verte a ti y al cielo, juntos, en una misma estación. No distingo, a veces, las luces del cielo. Las estrellas parpadean, y tú tienes tantos astros en los ojos. *** A mí Brota de nuevo la lluvia tan pausada y con ella algo se me queda en los labios. La boca siente sed y el deseo se llega como la noche que nadie duerme y que nadie recuerda y que nadie la canta porque aquí, por estos rumbos, todos duermen las noches, sin sufrir... Esta lluvia incesante lastima. A mí, el recuerdo de las noches y la soledad y el abecedario y yo y nada más me fomenta el remordimiento. Y el remordimiento es por dejar atrás, en la oscuridad de otras noches tan quietas de una lluvia también quieta y, además, pausada, a mí. ** Daniela Ivonne Gregorio Neria finisima@gmail.com Escritora mexicana (Ciudad de México, 1986). Ha sido ganadora del concurso Arturo Trejo Villafuerte de cuento. Ha publicado un cuento y un poema en la revista de la Universidad Autónoma Chapingo (http://www.chapingo.mx), en donde actualmente estudia. También ha participado en publicaciones colectivas. Ahora se encuentra realizando una adaptación de su cuento "Búscalos, Gualterio, búscalos" para el cine, que le apasiona demasiado, y trabaja en un libro de poemas que se titulará Sector del viento. === Relatos Julia Otxoa ============================================== (Nota del editor: la escritora española Julia Otxoa [http://www.juliaotxoa.net] acaba de publicar Un extraño envío, una colección de microficciones que, con 168 páginas, aparece como el número 18 de la colección “Reloj de arena” del sello Menos Cuarto [http://www.menoscuarto.net]. Como verá el lector y como apunta José María Merino en el prólogo de Un extraño envío, los personajes de Otxoa se debaten entre el onirismo y una cierta atmósfera de extrañeza, cambios de identidad, desencuentros, relaciones complejas con los objetos y falsas apariencias de las cosas o de los seres vivos). *** Leyendas Los padres estaban ilusionados, se pasaban el uno al otro el niño enfermo a través de aquel hueco formado en el árbol seco. La antigua leyenda vasca decía que el hacerlo de ese modo la noche de San Juan, era el mejor remedio para todos los males. Y, fieles a la tradición, así lo hicieron, pero tal vez entusiasmados por lograr su curación, pusieron en ello demasiado ímpetu, lo cierto es que en una de esas vueltas de los brazos del uno a los del otro, inesperadamente, el niño salió disparado volando a gran velocidad, perdiéndose tras las montañas. Pasados los años, aquel niño volvió ya curado, hecho hombre, con una larguísima trenza y hablando perfectamente el chino. Lo primero que hizo fue investigar el extraño suceso que le catapultó en plena infancia hasta el palacio imperial de Pekín donde fue adoptado como hijo del emperador. Dado su alto rango, obligó a las autoridades locales a procesar a sus antiguos padres, ya muy ancianos, basándose en la idea de que había existido un complot por parte de éstos para librarse de su hijo enfermo. Éstos inútilmente negaron una y otra vez semejante acusación, jurando que lo único que pretendieron aquella lejana noche de San Juan fue curar a su hijo siguiendo en todo momento lo que dictaba el rito y la leyenda. El hijo adoptivo del emperador no les creyó absolutamente nada, él no había oído hablar nunca en China de semejante leyenda. De nada les valió alegar que de un país a otro cambian las tradiciones, que lo que en una tierra cura, tal vez en otra mate, que todo es cuestión de geografías y culturas distintas. Todo fue inútil, fueron ejecutados inmediatamente bajo la acusación de infanticidio. *** Cuestión de orgullo Realmente aquel hombre se obstinaba en no querer entender, mientras enfurecido me daba puntapiés en las costillas y riñones, me insultaba y me perseguía por toda la casa, incapaz de soportar la idea de esposo abandonado. Yo no me defendía, sabía perfectamente que hubiera podido cortarle la yugular con la velocidad de un rayo, pero en el fondo me daba lástima, ya que en cuanto se cansara y dejara de golpearme, yo también me iría dejándole totalmente solo. Porque ningún perro de mi categoría soportaría vivir con un dueño que no le permite contemplar escondido tras las cortinas del dormitorio, cómo su mujer se desnuda todas las noches. *** Palomeras de San Roque “Palomeras de San Roque” es uno de esos lugares estratégicos de montaña donde los cazadores escondidos en casetas camufladas, cazan a red la paloma torcaz, que emigra en el otoño hacia África. Pervive en el lugar todavía, un rito de matanza ancestral, un impresionante espectáculo que mueve cada año miles de curiosos. El acto consiste en que los cazadores una vez que tienen a los cientos de palomas atontadas bajo la red, las van sacando una a una degollándolas con certeros mordiscos. Una vez terminada dicha ceremonia de muerte, el rito continúa y esos cazadores, con los labios aún chorreando sangre, besan en la boca a las mozas que quieren buscar novio. Ya que dice la leyenda que los besos mojados en sangre de paloma son los mejores aliados del amor. No obstante, también se cuenta que durante las noches de luna llena, los cazadores incendiados de pasión amorosa, desenfrenadamente, acarician con los dientes el cuello de sus amedrentadas esposas. *** De las apariencias Era un hombre tan delgado que a menudo se lo llevaba el viento. Así que en previsión de este tipo de catástrofes, se había llenado los bolsillos de piedras. Pero la suerte no estaba de su lado. Ocurrió durante una de aquellas noches en las que un fuerte viento no lograba llevárselo; el pobre hombre loco de contento celebraba su dicha con los marineros por las tabernas del puerto. Nunca fue tan feliz. Al amanecer, caminaba completamente ebrio como un ángel frágil junto a los embarcaderos, dicen que debió resbalar y caer al mar mientras cantaba. De todas formas esta versión de los hechos nunca fue escuchada. La oficial fue la del suicidio, llenos de pesadas piedras sus bolsillos. ** Julia Otxoa otxoarte@telefonica.net Escritora española (San Sebastián, 1953). Ha publicado los poemarios Luz del aire, en colaboración con el escultor Ricardo Ugarte (1982), Centauro (1989), L’eta dei barbari (1997), La nieve en los manzanos (2000), Al calor de un lápiz (2001), Gunten Café (2004) y Taxus baccata, con dibujos de Ricardo Ugarte (2005); los libros de relatos Kískili-Káskala (1994), Un león en la cocina (1999), Variaciones sobre un cuadro de Paul Klee (2002) y Maiali e fiori (2006). Su obra ha sido traducida a varios idiomas y recogida en diversas antologías de microficciones como Galería de hiperbreves (2002), Sea breve por favor (2002), Dos veces bueno 3. Cuentos breves de América y España (2004), Micro Quijotes (2005), Fábula Rasa (2005), Ciempiés. Las microficciones de Quimera (2005) y La otra mirada (2005). Mantiene una página personal en http://www.juliaotxoa.net. === El desterrado ========================================================= === (poema en cinco partes) Julio San Francisco ====================== *** Al partir (poema 1 - la despedida) Dicen que lo despojaron De toda su indumentaria Y sin toda su ordinaria Alegría lo dejaron. Dicen que lo abandonaron Náufrago de la pasión En ponto de decepción Sobre dos maderos viejos. Y dicen que desde lejos Enseñaba el corazón. *** El desterrado (poema 2 - la llegada) Para José María Heredia, José Martí, Agustín Acosta, José Ángel Buesa, Gastón Baquero, Reinaldo Arenas, Severo Sarduy, Heberto Padilla... Para los cubanos del exilio, que son más de dos millones durante más de 40 años El parque madrileño que frecuento tiene frío y yo tengo frío y el banco donde me siento tiene frío. El parque tiene, también, un joven con su esposa enamorada y yo trato de imaginarme, por curiosidad, cómo será tener una esposa enamorada en este parque madrileño. El joven de la esposa enamorada tiene un coche en el que vienen a este parque madrileño y yo, por entretenerme, trato de imaginarme cómo será tener un coche y llegar con una esposa a este parque madrileño. El joven de la esposa enamorada y su coche tiene una casa y yo, por distraerme, trato de imaginarme cómo será llegar a una casa en un coche después de pasear por este parque madrileño con una esposa enamorada. El joven de la esposa enamorada, su coche y su casa tiene un amigo que se encuentra con ellos en este parque madrileño y yo, por divertirme, trato de imaginarme cómo será tener un amigo y encontrarse con él en este banco frío de este parque madrileño. El joven de la esposa enamorada, su coche, su casa y su amigo tiene patria y yo me pregunto cómo será tener una patria. El joven de la esposa enamorada, su coche, su casa, su amigo y su patria tiene un hermoso perro y pasean con su hermoso perro todas las tardes por este frío parque madrileño. ¡Si yo tuviera un perro! El Retiro, Madrid, octubre, 1998 *** El ruedo (poema 3 - la estancia) El exilio es una plaza tan majestuosa como la Monumental Las Ventas o sencilla como la de San Sebastián de Los Reyes, una plaza, un ruedo, aficionados, tendido 7. Pero yo los exiliados no tenemos en ella ni el rol de matador ni el traje de luces ni cuadrilla ni, claro, dos orejas y un rabo ni pañuelos blancos, Puerta Grande, hombros cargadores ni una ovación. Ni silencio respetuoso. Yo los exiliados salimos siempre por la pequeñísima puerta de la muerte Y por la pequeñísima puerta de la muerte siempre entramos. —el toril de la séptima clase— Nunca seremos El Juli o Miguel Avellán, Enrique Ponce, José Tomás y nadie nos despide de nada como al benemérito Curro en la Real Maestranza de Sevilla. En esta plaza nuestra donde tampoco se toca pasodoble sólo me queda la opción —para los toros no hay alternativa— de ser un vitorino y que la vida cumpla con nosotros magistralmente las tres buenas suertes malas. Siempre nos toca un buen lote de toreros, el del mejor recorrido de la tarde, el de los clásicos y enrazados, el de maneras nobles y de castas y fijeza insuperable. La faena conmigo, el toro de la tarde, siempre es pulcra. No hay pinchazos inciertos ni estocadas caídas. En caso de que yo el toro demuestre más casta y arte que el torero o geste y alumbre la faena ideal —la de seis orejas, tres rabos y 13 Puerta Grande— tampoco seré indultado, tampoco seré semental —ni me interesa— En caso de que yo el toro en un alarde de ingenio, dolor, amor y absurdo, despoje del capote al matador, dirija la suerte de varas y se cumpla incluso sin puyazo fuera de lugar y en dos embestidas con rabos ondulantes le deje al mataor la salida infinita y abierta, aunque yo clave las seis banderillas amarillas y rojas en el omóplato de El Juli, en la 7ª vértebra, aunque lo espere, en fin, en porta gayola y haga un tercio de muletas de luces, cuatrocientas verónicas, mil naturales, quinientas manoletinas después de ejecutar dos quites de Dios, y entre a matar y mate con la espada impecable del Diablo, seguiré siendo el inválido toro de la tarde. (No somos anhelados por las mujeres y respetados por los toros como Jesulín. No lo somos). El toro yo que habrá salido furioso, desorientado, fiero sin saber a dónde llegó ni qué le espera —nunca llegaré hasta el humilladero, allí nunca me verán— el que, visto el caso y comprobado el hecho, sólo puede sólo tiene el derecho de recibir un fino espadón en los medios y salir mal andando hacia las tablas con la esperanza inútil de doblar presto y recibir un primer y único feliz puntillazo. *** Testamento (poema 4 - la despedida) Nadie tendrá problemas con mis restos mortales si, como he dicho ya, un día yo muriera. No sé a quién le tocará la fúnebre y funesta misión de encontrarme muerto porque el destierro es el lugar donde no se sabe nada de hoy, de mañana, ni de ayer. No sé si será una mujer, un amigo, una vecina anciana y asustada, un portero, un policía, un enemigo, alguien que pasaba por allí. No sé tampoco dónde moriré, si en mi cuarto, si en la calle, si en el trabajo, si en el hospital, si en un barcito donde tomo café con leche y leo el periódico todas las mañanas. (debo morir en un barcito). Podría ser de un infarto del cerebro o, tal vez, del corazón a donde han ido a parar todas las furias, los miedos, las melancolías y las fieras o cursimente de hambre o del azúcar baja o el colesterol alto o, simplemente, de estar lejos. No sé ni quién recogerá mis propiedades, mis paupérrimas propiedades que no relaciono para no ofender, sin embargo pueden quemar mi verde traje parisino, mi amarilla corbata italiana y todo lo demás, hasta mis cartas enviadas y no enviadas que ya cumplieron su misión. (Sé que alguien aprovechará el desconcierto en torno al muerto desconocido de quien nadie se declara propietario para sustraer sigilosamente —y no para guardarlo de recuerdo— mi juego de pasador, yugos, plumas y fosforera mas no me importa). En caso de que alguien tropiece con un ladrillo que yo pueda haber modelado sí le rogaría que modelara otro igual o mejor. En caso de que alguien tropiece con algún libro que yo pueda haber escrito sí le rogaría que lo tirara contra la puerta de alguna editorial y en caso de que, con tan buena suerte, se publicara algo decreto que por 70 años todos los derechos de autor pertenecen exclusivamente a un ser que dejé en La Habana. Si surgiera algún(a) admirador(a) del que modeló el ladrillo o del que escribió el librillo y deseara saber algo de aquel modelador de librillos y deseara saber algo de aquel autor de ladrillos y si deseara, incluso, ir hasta su tumba y leer su epitafio y ponerle una flor no podrá hacerlo. No habrá epitafio ni tumba, pero, solamente para que la historia tenga un final feliz, daré dos direcciones. En un pueblito del centro de mi patria cuyo nombre es Corralillo (me hubiera gustado ser Conde de Corralillo) pasé mi adolescencia, suspendí matemática, tuve amigos y novia, y en un barrio de la capital cubana cuyo nombre es Bacuranao (me hubiera gustado ser Barón de Bacuranao) donde viví mis últimos añitos con patria propia detrás de mi casa hay una pradera y en la pradera, una ceiba y recostado a esa ceiba amé a una mujer o modelé un ladrillo y escribí poemas o cuentos o novelas o no sé. Pero sé que nadie tendrá problemas con mis restos mortales porque no seré nada exigente en esa hora. No quiero que me incineren porque he vivido toda la vida incinerado y sembrando fuegos (el que siembra fuego, recoge resplandores). No quiero que echen, pues, mis cenizas al Nilo para reencarnar en los peces o las conchas. No quiero que me embalsamen ni quiero que me entierren aunque para mí sea leve la tierra. No quiero una tumba junto al Manzanares de Madrid, ni quiero una tumba junto al Almendares de La Habana por tanto no habrán de trasladarse mis restitos a Cuba. No quiero nichos en catedrales, ni misas, ni esquelas pues todos los días en ellas ya me vi. Tiradme en cualquier lugar donde mi hedor no moleste a nadie y, como carroña ensimismada, libremente puedan seguir comiéndome los buitres. Barcelona, noche del 9 de enero, 2002 *** Credo (poema 5 - epitafio) Lucho porque sé que algún día el más grande crimen será pisar una flor. ** Julio San Francisco juliosanfco@yahoo.es Poeta, prosista y periodista cubano (Matanzas, Cuba, 1951). Reside en España desde 1997, desterrado por ser cofundador y codirector de Habana-Press. === Memorias de azotea Carolina Lozada =============================== (Nota del editor: el pasado 11 de octubre fue emitido el veredicto del Certamen de Narrativa “Oswaldo Trejo” que, dotado con 1 millón de bolívares y la publicación del libro, convoca el Instituto Merideño de Cultura. Memorias de azotea, de la escritora venezolana Carolina Lozada, fue el libro ganador según el criterio de los jueces, Gertrudis Gavidia, Tarik Souki Farías y Pedro Rangel Mora, quienes valoraron en los relatos de Lozada “la presencia de una narradora en posesión de un lenguaje con valores líricos, fino sentido del humor y eficacia narrativa y que al propio tiempo que enfoca conjunto de situaciones del orden de la subjetividad, no deja de registrar el ámbito social en que se desenvuelven sus historias”. Hoy presentamos dos relatos de este libro). *** La sonrisa de Buster Keaton Imágenes en blanco y negro se asoman desde la pantalla del televisor. Buster Keaton corriendo y saltando obstáculos para llegar a su boda. La puerta del baño está cerrada, la ventana del cuarto sólo lo está a medias. Buster Keaton sigue corriendo dentro de la pantalla. En la habitación no hay más sonidos que el de la película muda y el minucioso roer de una cucaracha sobre un olvidado pedazo de galleta. Sobre la mesita de noche no hay fotografía pero sí un reloj despertador con una gallina picoteando cada segundo. Las gavetas de la cómoda están mal cerradas, algunos calcetines se asoman en sus puntas y talones. Buster Keaton pelea con un señor gordo y embigotado. Tocan el timbre, nadie responde. La música de la película se escapa por la puerta de la habitación. Las cucarachas hacen de las suyas en la desordenada cocina. Un almanaque del año pasado sigue colgado en la pared. El motor de la nevera produce mucho ruido, debe ser muy viejo. Iván Doudchitzky, parece un nombre judío y es el nombre que aparece en el recibo de energía eléctrica que el cartero deslizó por debajo de la puerta. Los platos están muy sucios, algunos tienen yema de huevo adherida a sus paredes. Huelen mal. El teléfono vuelve a repicar, nadie responde, dice el vendedor de computadoras por vía telefónica a su compañera de oficio. Cuelga, no vuelve a discar. En la pantalla Buster Keaton y la clásica escena de la locomotora. El agua de la ducha humedece los recuerdos del viejo judío. Recuerdos que recorren distancias. El pequeño Iván quejándose del dolor en sus pies cuando huían de Rusia. Vienen los soldados, vienen las botas, viene la muerte. Camina, Iván, no podemos detenernos, le decía su madre, llevando en brazos a Alevna, apenas una bebé. En la ducha, Iván viejo recuerda el azul de su madre. Sí, sus ojos eran tan celestes como horizontes de primavera. La llegada a América, su oficio de periodista intitulado. Alevna en la memoria, no le dio tiempo de crecer. Su padre desaparecido en la guerra. Europa alejada en su infancia. El viento golpea la ventana semiabierta, produciendo un ruido tímido pero constante. El sonido de la ducha apenas es perceptible entre los viejos sonidos de la película. Un close up en la cara de Buster Keaton mientras corre y su corbata es echada hacia atrás. El viento mueve la foto rusa clavada en la pared. Una mujer aún joven, un hombre de ojos pequeños y grandes bigotes, dos niños de ojos claros. Iván y Nicolás. Buster Keaton se acerca a la iglesia donde le espera una mujer enamorada. Apenas tiene tiempo de arreglar su corbata y el cabello despeinado. La ducha no cesa en el baño. La novia ansiosa abraza al novio de rostro descafeinado. Su corazón está delicado, Iván, le dijo el médico. El viejo sonrió con una mueca triste y se puso la camisa. El sacerdote bendice a los novios. El corazón de Iván se detiene bajo la lluvia de la ducha. Buster Keaton sonríe para la fotografía de la boda con su mueca torcida. El adornado letrero anuncia: The End. *** Rojo Transeúnte número 01 Yo pasé al frente del edificio después que ella había caído. Pasé cuando los estragados curiosos eran apartados por las fuerzas del orden. Me enteré que era ella y no él por el zapato rojo que quedó tirado, solitario en la acera, cerca del lugar donde había caído el cuerpo. Seguramente el zapato salió disparado del pie cuando el cuerpo descendía en caída libre. Era un zapato tosco, de punta roma y tacón grueso, casi nuevo. Eso fue lo único que supe de ella, que usaba zapatos rojos. Transeúnte número 02 Todos los días camino por la calle Santa María, la recorro al regresar del trabajo. Santa María suele ser una calle tranquila, alterada sólo por las aceras reventadas por los brotes violentos de las raíces de los árboles y algún perro que se asoma furioso desde las rejas de su casa. Pero ese lunes la calle estaba convulsionada, en realidad, un rincón de la calle. Apuré el paso para llegar hasta el enjambre de curiosos. Había una ambulancia y hombres uniformados. Un charco de sangre groseramente desparramado por la acera no me permitió acercarme más. Estomagado me alejé, la sangre me pone nervioso. Antes de alejarme completamente oí a alguien decir que en ese lugar habían matado a una persona. No sé. Transeúnte número 03 Las mujeres son una vaina muy seria, cuando uno las quiere, ellas se ponen malcriadas y desean hacer los que les da la gana con uno. ¡Pero Beatriz a mí no me va a joder! Ahora le dio por quererse casar, tener hijos y demás detalles matrimoniales. ¿Y casarnos para qué?, si así como estamos vamos bien, cero suegra, ningún pañal desechable y mucho sexo. ¿Acaso no es esto la felicidad? Ya son más de las seis de la tarde, debo apurarme si quiero llegar temprano, no vaya a pensar que ando con otra mujer. Hoy vamos al cine. Al llegar al edificio donde vive Beatriz, veo un grupo de personas en los alrededores, entre ellas está Beatriz. Me acerco, ella se tira a mis brazos y me dice nerviosa: se lanzó, se lanzó, señalándome hacia los balcones. Un charco de sangre está sobre el piso, la policía nos pide que nos retiremos. Beatriz me abraza con más fuerza. Entramos al edificio, en el ascensor me cuenta que una mujer se lanzó del séptimo piso. Me dice que ya no tiene ganas de ir al cine, que mejor nos quedemos en casa. A mí el cuento de la mujer suicida me quitó las ganas de todo, hasta de hacer el amor con Beatriz, aun cuando ella está metiendo mi mano entre sus pechos. Transeúnte número cuatro Yo la vi caer. Fue todo tan rápido. Se asomó al balcón como quien sale a tomar aire o mirar la cuidad y, de repente, se lanzó. Mientras yo me debatía entre poner una o dos cucharadas de azúcar al café, ella decidía entre vivir o morir. Apostó por lo último. Tal vez había tomado con anticipación la decisión de morir, así que lo hizo rápidamente para no arrepentirse. Yo que ponía la otra cucharada de azúcar y ella que se lanzaba, dejándome un mal sabor en la boca que me quitó las ganas del café. Apenas la vi caer salí de la cafetería, antes que llegaran los morbosos adictos a los desastres. Salí, creo que sin pagar. Ella tenía puesto un vestido rojo o fue una mancha roja lo que yo vi caer. Caminé rápido y nervioso. Me fui al metro y, mientras esperaba el vagón, la veía repetirse en caídas, lanzándose a los rieles. Consternado llegué a mi casa. No conté a nadie lo sucedido. Pero desde entonces sueño con un trapo rojo cayendo desde un séptimo piso. Ahora lo cuento para exorcizarla. A ella y a su vestido de sangre. La vecina La mujer que se lanzó era mi vecina de piso. Yo poco la trataba y apenas la veía. Creo que trabajaba en una agencia de viajes o algo por el estilo. Me enteré del grotesco suceso por el conserje del edificio. Cuando llegué al edificio después de las seis de la tarde me extrañó verlo lavando el piso de la entrada a esa hora. Él me contó lo sucedido mientras veíamos cómo la sangre se desvanecía entre el agua y el jabón. ¡Qué feo!, le dije, ¡qué feo! Y me metí a mi apartamento. Después de comer me asomé al balcón y un escalofrío me recorrió el cuerpo ¿cómo puede alguien tener el valor para lanzarse al vacío? Cerré la ventana y encendí el televisor. Al día siguiente hablaría con la inmobiliaria, seguramente pondría en alquiler el apartamento de la difunta y mi prima necesita mudarse. No creo que le importe lo del suicidio. Si los ateos no creen en Dios, tampoco deberían creer en fantasmas. Digo yo, no sé. Mujer que decide lanzarse desde el balcón Nos mienten siempre. Nos mienten en la radio, en la televisión, en los titulares de prensa. Nos mienten desde las torres gemelas, nos miente el Papa, el Presidente, el novio que nos es infiel. La vida es una mentira, ella también nos miente. Hoy es lunes. Un día repetido en el almanaque cuatro veces al mes. Los lunes comienzo de semana, otra vez el trabajo, la cola en el banco, el himno nacional en la escuela. Es inútil el esfuerzo de arrancar los papelitos del almanaque, siempre te vas a encontrar con los lunes. Con su cara de hastío, con su atuendo en cumplimiento del deber. Anoche decidí borrar los lunes de mi vida. Borrar los lunes, pero también los martes, los miércoles con sus jueves, los viernes y sus hermanos sábados y domingos. Anoche tomé un rosario y conté sus cuentas, ninguna me dio alivio. Son cincuenta y nueve cuentas divididas en tres avemarías, cinco misterios y cinco glorias. Cuando niña veía a la abuela rezar y pasar por sus dedos cada una de las pequeñas cuentas. Un día ella me enseñó a rezar el rosario, prometiéndome que al hacerlo me sentiría protegida. Me mintió, ya las conté, ya las recé, y no me siento protegida. Me mintió. Cuando mi abuela murió llevaba en sus manos el rosario, acompañando el vestido blanco sin encajes. Yo no quiero vestir de blanco para mi muerte, tampoco de azul oficina. Quiero vestirme de rojo como la pasión, la que le falta a mi vida. Porque la vida, además de una mentira, es un hastío, es un rostro repitiéndose en el espejo, arrugándose, consumiéndose, olvidándose. Descolgué el teléfono, apagué el celular. No encendí la radio, ni la televisión, tampoco compré la prensa. Al conserje apenas le di los buenos días. No me puse ropa interior, me gusta sentirme sin ropa interior cuando estoy en casa. Me ducho, me visto, me peino el cabello, lo tengo muy largo, ya no hay tiempo para cortarlo, además no soporto las conversaciones en la peluquería. Afuera están los autos, los transeúntes, los parques, las miradas, las iglesias, las escuelas, los huecos en las calles, las canciones de moda, los ruidos del día. Afuera está el mundo, la vida dicen. Las piernas, los corazones, las sonrisas. Mi mundo está adentro, escondido detrás de ese balcón, metido en un vestido rojo, refugiado detrás de las cuentas del rosario, de los inútiles barbitúricos, de las botellas de ginebra, del espejo roto de un puñetazo, de la mano rota por un puñetazo al espejo. Ya casi son las seis de la tarde, buena hora para descansar. Siempre me ha gustado esa hora, su ambigüedad entre el día y la noche. Es una buena hora para irse. Sin sol, sin calor, sin equipaje. Sólo con un vestido y unos zapatos rojos. Ya son las seis de la tarde. ** Carolina Lozada natalia_linacero@hotmail.com Escritora venezolana (Valera, Trujillo, 1974). Licenciada en letras mención lengua y literatura hispanoamericana y venezolana (Universidad de Los Andes, ULA, http://www.ula.ve, Mérida). Ganadora del I Certamen de Relatos Breves “El País Literario” (Madrid, 2005) y del Certamen de Narrativa “Oswaldo Trejo”, convocado por el Instituto Merideño de Cultura (Mérida). Mención de honor en el II Concurso de Narrativa “Antonio Márquez Salas” de la Asociación de Escritores de Mérida (Mérida, 2005). Mención publicación en el I Certamen de Narrativa “Salvador Garmendia” (Caracas, 2006). Ha realizado trabajos de investigación literaria para la ULA. Correctora de estilo en diarios regionales. Actualmente forma parte del taller de narrativa del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve), impartido por el profesor Luis Barrera Linares. === Poemas Oscar Édgar López ========================================= *** Lo menos Quiero decir lo menos y me ahogo, escribir casa, perro, mujer, desocupado. Pero atino siempre incorrecto, termino por complicarlo, sin unión no consigo ser sencillo y decirlo como es: casa, perro, mujer, desocupado. *** Peticiones, exigencias, determinaciones Ton’s qué. Me pides que deje colgadas las ganas de ser actor porno. Los meses impúdicos donde anuncio con cinismo mi afición por las caguamas y el billar sin reglas. Que me peine el pelo con una peineta de tu pinche tío el peluquero que me ponga horas extremas a estudiar piedras preciosas y ciudades de gente a la viaje moda del taparrabo y el penacho. Que los versos sean verdes con florecitas y acantilados, que un culo abierto no vale los minutos sagradísimos de tu lección, que baile el nuevo tex-mex para purgar la exquisita tersura de Bet Gibons. Me pides que tome la misma ruta de tus zapatitos de a mil, que del brazo te acompañe, que de besito diga adiós, que con el meñique abra la portezuela del taxi, que te deje comer primero de mi extra extra barquillo de pistache. Me pides elimine de mi inventario muscular los kilos abundantes de grasa, que mande al caño los rizados pelos de mi cara. Que trabaje más de un mes, para por lo menos vestirme como los bonitos muchachos que estudian arquitectura y miden con el barómetro las construcciones chuecas de su pervertida ilusión de bajarte la tanguita. si me prestas cien varos, si te pones en ángulo recto, si tú pagas los boletos, si tú descorchas los finos vinos, si tú me dictas las estrofas, si tú lanzas los dados, yo barajo las cartas, y armamos el cotorreo. Ton’s qué. *** Mal dormir con deseo La novedad del día de siempre no vendrá envuelta en sábanas de cortesana alguna, pero el dolor de mal dormir seguirá a pesar de aspirinas sofisticadas y programas aburridos de televisión por cable. No alcanza el insomnio para rellenar los falso-verdadero de la prueba de miedos que has deslizado por debajo de la puerta de mi inercia. Una gota de aburrida palabrería, derrotada, es verdad, por la sencillez de la honesta lujuria y en una frase doliente que no termina jamás porque ha sido dicha con la boca cerrada. Te deseo con mi erección de oficinas aulas transportes, con temblores cuando me acuerdo y babeo. Mal vendría ahora un sermón por eso no tiemblo más y apuesto por reafirmar: te deseo. *** Versos para una mujer que agitó su cuerpo casi junto al mío Fue honesta cuando dijo, con las manos formando una caverna: me cae muy bien este viejo. Le hacía un gesto para no perder su aplauso. ¿Habrá artefactos dentro de su cuerpo, mangueras de hule, agujas, suero? ¿Qué importa un ridículo deseo pedido al cometa fugaz, cuando la fragilidad de ambos se detiene bajo la almohada de la cama del hospital? Ella esta en coma, ella está sepultada, ella ha donado sus órganos. El noticiero de las dos de la tarde me lo ha dicho, no fueron los amigos, no el teléfono, el noticiero de las dos de la tarde mientras tiraba a la basura una pieza de pan dulce que las hormigas no terminaron de comer. ¿Cómo esperan que la visite, cómo esperan que asista al funeral? Es imposible llorarla después de que sus nalgas hincharon la habitación donde el truco del ilusionista fracasó y en verdad bailamos. A las cuatro de la mañana no atino a poner sobre este papel un punto final y lo guardo aquí para que lo pongas después (.) *** Digamos, un caminante En las recrudecidas llagas del asfalto de carretera un caminante, digamos, de pronto se ve solo y hambriento. Y sin colmillos de fiera ni erudición de rata se abalanza presto de entusiasmo febril y abrillantado al puesto de fritangas que a menos pasos de su destino encuentra. Pide una orden de tacos. En el televisor una tetona y un idiota en buen traje hablando. Chale con estos tenis que raspan los talones, garra vieja y mugrosa sobre saliva disecada. El andante ataca, adereza, endulza. A la hora de mostrar la billetiza: en la madre, lo sabíamos todos, el andariego sin un varo, el taquero filero en mano, los comensales asustados, un taxista fuma y espera cliente, las cebollas chillando, humo apestoso en el local; sablazo de experto en despedazar cerdos, reces, chivos. El caminante rebanado esculca en las secciones de su ajuar sin calma y a todo temblor, no encuentra rápido pero cuando encuentra empuña dispara billetes que no sirven para darle tranquilidad al rebanador, billetes de juego, billetes charros, billetes sin sazón. Otro sablazo, otra vez dentro de él la accidentada dentadura del guisador. Un caminante, digamos, da una patada fuerte al aire y deja de respirar. *** Presta el mordelón Sólo si así sostengo las locas lamidas de tus deseos destrozados, tengo tentación terrible por platicarte para impedir incluso tu sucio suicidio. Sólo si así sostengo tus tersas tetas con pezones como colmenas y machín masajeo tus nalgas no esperes no encontrar nada. Presta la concha babienta presta el castorcito bigotón presta el mordelón. Sólo si así sostengo esta erección mientras gritas: ¡mételo más adentro! doy lamidas a tu lengua estiro los pelos de tu axila. Tírate un pedo Tírate dos Presta el castorcito Presta el mordelón. *** Presencia del amargado No puedo atinar a nada que me comprometa, a nada que de mí, de mis cosas, de mis amuletos, se permita no permanecer en las líneas verticales del cuaderno. Pulir un trofeo de ocio, colarme como bacteria a las fiestas, no me angustio y escribo en el excusado una disculpa arrogante, vieja, con los desechos que la misma anfitriona me negó. Al contrario de cuando estoy en las cavernas frente a los que saben bailar y los que hacen ejercicio, no espero sino retirarme a tiempo con mi silencio doblado en la bolsa secreta del saco, andar con él las calles mismas de todos, despacio, para que mis pies no caminen. Acaricien. *** Breve declaración de felicidad Ya me voy a quitar el antifaz, ya estuvo bien de hacerle al maricón. Pongo sobre este minuto mi bandera de conquistador de la alegría. No es falso el gesto, no es ficción mi engaño, estos dientes están aquí porque sonrío. No fue hereje mi apatía, encontré en lo pésimo mi fiesta. Qué tan malo es hacer llorar a los demás para cagarse de la risa. *** Poema del silencio de Isabel Quiero freír un pez de ruido, gritar cuando hablamos de la nada del diario, nunca encallar mis manos en la parte de tu cuerpo que no tiembla, y fingir que puedo decirte que te quiero con un roce apenas insinuado de mi agobio. *** Poema rimado del marihuano sin un varo En tu ausencia estoy: enyerbado, mal pasado, atascado, descarriado. chismoso ahuevonado, marihuano sin un varo. Chafa con las chavas gandalla en lo ganado, marihuano sin un varo. Enfermizo sin permiso, sin aviso el descontón, borracho agresivo, macizo por votación, bato tumbado, marihuano sin un varo. Cochino aniñado, cachondo amanerado, ratero conocido, cocido sin sabor, mamoncito en paro, marihuano sin un varo. *** Historia cursi de A y O A le dijo a O que deseaba atravesar el campo de fruta con él. O pensaba que A era la mujer precisa para hacer el viaje y empacó ternura y lujuria en una sola maleta. A le dijo a O que estaba arrepentida, que los habitantes de los campos de fruta no estarían contentos con O en sus terrenos, y lo escupió en la cara, le negó la ternura y la lujuria, parecía una corte para decapitación. O bebió y maldijo y miró la televisión y se masturbó durante meses y años. A encontró un jinete a la altura, la montaba y ella le chupaba el pito con gran destreza. El jinete decía que A era la mujer indicada para chuparle el pito, que necesitaba de ella siempre. A se sentía una muñeca rusa y dijo a su madre: me voy con el jinete a los campos de fruta. O se mordía las uñas y vivía de empleos mal pagados y paginas de sexo anal virtual, y botellas de mezcal matarratas, y amigos hipócritas que pujaban para sacar algunas lágrimas y poder decir: ya pasará ¿tienes cerveza? A escribió a O contándole que el jinete había domado más hembras y que estaba lista para que ella y O atravesaran el campo de frutas. O se moría de la risa luego de leer el punto final de la carta de A. O encontró en una página porno a otra A. Está A tampoco quería atravesar el campo de fruta con él pero al menos nunca se lo prometió. ** Oscar Édgar López tripas_pulp@yahoo.com.mx Escritor mexicano (Zacatecas, 1984). Ha publicado los libros Seis palabras para un mundo deshabitado (poesía) y Ella ama lo puerco que soy (cuento). Colaborador de las revistas independientes y suplementos culturales El Subterráneo, Barca de Palabras, La Soldadura y Acento. Mantiene la bitácora personal http://ultravomitocoagulado.blogcindario.com. === L’Alcúdia de Crespins Juan Carlos Hernández Cuevas =============== Se mata lo que se odia. Se quema por purificar y salvar la vida: para ahuyentar los malos espíritus y rehabilitar la tierra. Max Aub In memoriam a doña María Concepción Plá Perales I El hálito del estío acaricia a la tarde hueca, sin arreboles. El espeso aire huele a leña quemada que se dispersa lentamente entre los brazos de un viento seco. Cerca de los naranjos —y encima de la plaza— infinidad de veloces golondrinas trisan y desquebrajan las últimas horas del día; ahí, por la huerta, croan las ranas en las acequias impregnadas por aromas de acacias, buganvillas y limoneros. El aparente piar de las palmeras, los gritos de los niños, y el intermitente cascabeleo de las chicharras advierten la entrada de otra noche cálida. A lo lejos, se percibe un pastor apergaminado de tanto sol que, como siempre y al igual que sus ancestros, guía con sus tres perros un rebaño confiado que vuelve a casa esparciendo a placer cagarrutas sobre el camino del río. Desde las terrazas, algunos perros y gatos señoritos olfatean a los transeúntes que pasean o charlan posando ambas manos sobre la región lumbar. Un grupo de ancianos está sentado en sillas de plástico. Beben café, poleo, horchata, granizados de limón o cerveza. Otros, sólo fuman puros y paliquean en torno al fútbol, coches, hipotecas, comida, la muerte: tema preferido de las interminables tertulias. Sin excepción, todos los presentes, crecieron con la guerra, y el hablar sobre la muerte produce un efecto catártico que coadyuva a proseguir la jornada cotidiana. La exteriorización de acontecimientos remotos es un hábito cotidiano que vincula al grupo con un presente efímero que parece estar regido por los tañidos del campanario cuya grave resonancia anuncia el paso de las horas y hasta las constantes exequias. —Qui s’ha mort avui? —pregunta con acentuada curiosidad un octogenario al afilador de cuchillos quien adyacente a su bicicleta pela altramuces en una banca de la plaza. —Algú que estava viu —responde hierático, sin levantar la mirada concentrada en sus pulgares e índices. —Tío collons no tinc ganas de broma! —replica el anciano—. Los contertulios aledaños ríen con sorna. —Fillsss de puutaa —refunfuña entre dientes el joven afilador—. Alcúdia de Crespins poquets i ruins, però mes listos que els ratolins —repite insistentemente mientras pedalea y silba perdiéndose entre las sombras del callejón del Forn, vira a la izquierda para salir a la calle del Corazón de Jesús y continuar hacia la ermita del Santísimo Cristo del Monte Calvario. —¡Rafael, el fontaner de Canals ha mort! —chilla desde un vespino en marcha un chófer delgaducho y sin afeitar. Encima del sillín resalta un cajón de naranjas —atado con un renegrido cordel de cáñamo— repleto de verdura fresca. En el centro del improvisado colchón de lechugas, ejotes y alcachofas, la chicha lame residuos desperdigados de tierra semihúmeda. Una y otra vez relame las comisuras de los diminutos labios y su ralo bigote. Esa tarde, antes de ir a la caseta, el labrador había pasado a despedir al fontaner y a sus familiares quienes después de haber dejado a las mujeres rezando en la iglesia de Canals, esperaron —en la pared del río— el pésame de los hombres que no podían o no quisieron asistir al entierro. Allá, entre los ladridos, se percibe un murmullo. Son los viejos que apresurados por la segunda y penúltima campanada acuden a la iglesia del pueblo, cuyos cimientos y paredes revelan la presencia de una vetusta mezquita. Solos o en grupos, atraviesan el pórtico. Entran cabizbajos y resignados bajo el arco ojival gótico de la nave central, flanqueada por el deambulatorio y las capillas laterales de san Onofre y san Antonio. Las miradas ciegas de apóstoles y ángeles desfigurados reciben asimismo a la noche clara. A pesar del calor las mujeres aguardan la homilía cubiertas con chaquetas negras engalanadas con broches de oro. Las abundantes y bien peinadas cabelleras armonizan con los inquietos tacones y monederos. Los collares, brazaletes y anillos revelan la posición social de las feligresas, y a la vez explican una aparente seguridad ante lo inefable. —Esas son cosas de Dios —asevera una de ellas. Algunos hombres portan bastón, chaqueta y corbata. Las luces de los candelabros acentúan el brillo de la gomina y el sudor. Un niño cogido de la mano de su madre cruza la estrecha calle que desemboca en la plaza central donde la música de Paquito el chocolatero anima a la cabra de Vicentico, “El gitano”. El cuadrúpedo menea el rabo. Berrea antes de subir o descender por una escalerilla de aluminio decorada con luces navideñas. Después de cada actuación, observa a su amo recoger de rodillas los céntimos de euro dispersos en el pavimento. Vuelve a mover la cola, como si entendiese la condición humana. II La Casa Grande vio nacer a Ximo y fue testiga de sus primeros pasos rodeados por huertas perennes que se extienden hasta la orilla ebúrnea del mar Mediterráneo. El aroma de los naranjos, limoneros, almendros y hortalizas es recluido por cordilleras y montes coronados por enormes fortalezas; las blanquecinas flores del romero y las matas de pebrella perfuman el entorno de arbustos, chumberas y escasos pinares que resguardan los almenados muros iberorromanos, cartagineses y árabes que descienden como sierpes gigantescas por las terrosas faldas de la sierra Vernisa. Las silenciosas ruinas del castillo-monasterio de Montesa aparecen disfrazadas de tiempo y mantos verdosos o cárdenos que se disipan con el baño de sol que cubre los enormes bloques rosáceos. Según Ximo, lo que más le divertía era visitar la almazara del abuelo para oler el aceite de olivo y jugar entre los montículos de orujo. Bajo la lluvia valenciana, le fascinaba correr con espardenyes, sumergirlos en la humedad del barro, y después enjuagarse en el agua corriente de las acequias. Las lágrimas de la araña que cuelga sobre el comedor de caoba han atrapado por enésima ocasión a la luna; los cristales del austero cancel dan paso a la tenue luz que ilumina una vez más la habitación. Desde aquí, Ximo Sánchis ha visto pasar, incontables ocasiones, a Bayoca caminando entre sombras, arrastrándose, cogiéndose de paredes y rejas. A los pies del padre de Consue. La misma y ruidosa bicicleta cargada siempre con bolsas de compra. Aquellos rostros que no cesan de gesticular, fumar puros y evocar el pasado. A raíz de un comentario en torno a los pormenores de la trágica muerte del conde de Crespí, ocurrida en el castillo de Xàtiva durante la Germanía, el más viejo del grupo señala una estrecha ventana de la Casa Grande: —Ahí, a mediados del siglo XIX, un caballo enloquecido por el calor de julio incrustó la mitad de su gigantesco cuerpo; dos jovencitas que tomaban la siesta murieron aprisionadas por aquella especie de minotauro bañado de luces... —los demás escuchan en silencio y recuerdan aquel hombre que vino a morir en la fiesta de san Onofre. III Las gigantescas llamaradas embelesan a la inquieta muchedumbre. Las flamas ascienden vertiginosamente como si quisieran huir para copular con los racimos multicolores que emanan del ardiente castillo. —¡Vitoool y vitooool al nostre patrò del poble!, ¡Vitool! —responde con gritos la muchedumbre. El olor a brasa y pólvora inunda las calles aledañas; las cenizas descienden y las puertas se abren para agasajar a los comensales quienes cansados de contemplar el fuego caminan ansiosos o acalorados bajo los copos de nieve negra. Piensan en el jamón serrano, el queso manchego, las aceitunas y almendras fritas; las ensaladas, chuletas de carnero, el vino negro de Utiel y las litronas frías. Los glotones sonríen e imaginan las longanizas y butifarras que asarán con desfachatez en los rescoldos de la hoguera. Las cuadrillas de festers recorren con júbilo las calles del pueblo; a diestra y siniestra arrojan boles que chisporrotean, crepitan, saltan, explosionan encima de las aceras. Solos o en parejas, los trasnochadores se tambalean, bailan, emiten alaridos, y corren a empellones animados por la banda de música que interpreta pasodobles. El tamborileo profundo aunado a las notas agudas de las dulzainas acentúa el frenesí de la despertà que se aleja presurosa con la intención de recibir a la mascletà del mediodía. Una multitud de rostros abotagados y estupefactos disfrutan el estruendo de la traca que estalla sucesiva y espectacularmente para dar paso a las veloces carcasas que atraviesan la fragilidad del aire y revientan en las alturas diáfanas. Este resplandor de intensas ráfagas de fuego blanco produce sombras grises y ecos que se dispersan en lo más profundo del azul levantino. Las múltiples detonaciones estremecen las casas y los corazones del pueblo que observa mudo la arrogancia del espectáculo. El incrédulo público aspira en comunión el espeso humo que rodea los desechos de cordón y papel periódico esparcidos por doquier. Ximo continúa mirando el improvisado y recién sacudido santuario familiar ubicado en el comedor de la casa. —¡Xe! ¿Por qué la vida es tan gilipollas? —piensa con enfado. Apresura una copita de brandy. La familia llegó a mediados del siglo XIII, después de la Reconquista. Unos vinieron de Aragón y otros de Cataluña. Los aragoneses terminaron por Enguera, pues cruzaron la abrupta sierra para no volver. IV Les advirtieron que se escondieran o se largaran del pueblo. Unos lograron huir escondidos en los carros que solían transportar paja a Montesa o Xàtiva para encarcelarse en sótanos. El tío Ramón, el de Josefina, escapó a Suiza. Los escépticos, jugando a las escondidas, nos visitaban; y hasta por horas se escondían en el aljibe de la Pacheca. Una mañana asesinaron a mi padrino. Después al cuñado de mi hermana. Y, por lo de la ventana, el vecino juró venganza desde el otro lado del muro que aún separa ambas casas. —¡Me juego un ojo de la cara! —respondió tu bisabuelo. Antes de la caída de Valencia, el vecino emborrachó a sus huéspedes y cubrió los honorarios: —El trabajo tiene que ser perfecto —ordenó, cobarde y señorial, con un grueso fajo de billetes ligeramente manchados por la sangre de la piara. —Els diners i el collons per a les occasions! —chilló su mujer al llenar a tope las copas de los comensales embriagados de miedo y alcohol. El abuelo estaba enterado, pero no quiso irse y abandonar a la familia. Lo exhibieron en el balcón derecho del Ayuntamiento, y por el callejón trasero del edificio se lo llevaron hace sesenta y cinco años. —La tía fue a recogerlo, allá por la Llosa de Ranes. Una amiga la ayudó a desamarrar el bulto inerte y, sobre una gélida cama de argamasa, dejaron el cadáver limpio y solo, con su único ojo. Pero al terminar la guerra, volvería al pueblo en la fiesta de san Onofre. No, no, no regresó como otros que, para dar lástima o ganarse la admiración y respeto, deambulaban sus escuálidos cuerpos, narrando hazañas apócrifas, semicubiertos con andrajos, piojos y garrapatas. Ese día, mi abuelo vestía ropa fresca, almidonada, y pasó frente a esta casa, como si quisiera despedirse otra vez. Aquellos festejos eran muy distintos, el fervor de cada celebración generaba un éxtasis que ha desaparecido con el paso del tiempo. Hoy imperan el paganismo y la borrachera. Hace años, al final de la fiesta de nuestro santo patrón, tu madre me pidió que la acompañase al camposanto. Y, cuando el sepulturero, bañado en sudor, reacomodaba las osamentas de la familia, cogió el cráneo de vuestro bisabuelo para enseñármelo. De inmediato pude observar que la cuenca izquierda estaba cubierta por una membrana finísima que daba la sensación de haber sido tejida por las patitas de un artrópodo. El parietal perforado en flor contrastaba con la cuenca derecha vaciada completamente a navajazos. ** Juan Carlos Hernández Cuevas juancarlos_59@hotmail.com Investigador. PhD en estudios hispánicos (literatura latinoamericana) por The University of British Columbia (Vancouver, Canadá), máster de artes por Pórtland State University (Portland, Oregon, EUA), licenciado en artes y letras (Portland) y minor en estudios africanos (Portland). Tiene también una diplomatura en educación primaria por la Escuela Nacional de Maestros de Ciudad de México. Ha publicado "México" en Max Aub en el laberinto del siglo XX (Ed. Juan María Calles; Valencia, España, 2003) y "Los cuentos mexicanos de Max Aub" en Actas del Congreso Internacional Max Aub: testigo del siglo XX (2003). Becario de la Fundación Max Aub (Segorbe, Valencia, España; 2000-2001), ha trabajado como instructor de español para Emporia State University (Kansas, EUA, 2002-2004). === Hasta que nos trague el olvido Patricia Venti ==================== (Nota del editor: este miércoles 22 se presentará en el Centro Cultural Rojas UBA, de Buenos Aires [Argentina], el poemario Hasta que nos trague el olvido, de la venezolana Patricia Venti, en una edición numerada que aparece bajo el sello Aurelia Libros [http://www.aurelialibros.com.ar/venti_p.htm] y sobre el cual ha escrito Antonio Requeni: “La alquimia verbal de Patricia Venti transforma lo cotidiano en trascendente. Su estilo mantiene una impronta de transparencia y profundidad, de austeridad y al mismo tiempo de ternura, de delicadeza e intensidad expresivas”. Hoy, por una gentileza de la autora, publicamos algunos de los poemas incluidos en el libro). Queda la costumbre de la angustia. Buscar otro sueño. Otro destino. Martha Kornblith A mis padres y aquellos que alguna vez amé. Un día aciago de marzo mientras enterrábamos a mi padre nuestras manos cavaron el espacio del miedo el temblor de la espera esa felicidad nunca prometida. La lluvia lavó sus heridas y sobre la fosa abierta se acumularon abrojos, espinas, llanto enmudecido. Mi madre se quedó sola con los nombres del olvido junto a la niña que siguió hablando con fantasmas. Años perdidos o fragmentos de una historia contada hasta el cansancio. Te nombro por última vez Muera el silencio. === Mi ciudad tácita y nocturna, está presente en cada uno de mis días. Transito por sus caminos polvorientos casa de la infancia agua dulce, continente intangible, dos cuerpos abrazados, un infierno llamado culpa. Aquí y ahora sólo quedan cenizas, letras de otros que anuncian: “la ruina estaba predestinada a caer sobre nosotros”. === Conjugo el verbo morir y la segunda persona eres Tú. Estúpido juego del lenguaje que mata se quiera o no, porque la gramática siempre impone un sujeto de la enunciación aunque objetes que la excepción confirma la regla. === Ya no hay incongruencias entre ser y estar Donde crecía la mala hierba, ha echado raíces una estirpe que bien pudo ser la tuya. El silencio fertilizó la tierra y mi infancia se pobló de muertes prematuras. Aquellos años fueron una herida, un padre convertido en leyenda, elegía de lo más querido, una madre reflejada en los espejos la culpa de parecer su sombra, un hermano golpeando el corazón igual que una cáscara vacía. Todo se disolvió en el paisaje triste de lo perecedero, el jardín y la casa quedaron atrapados en el reverso de la foto. Nuestra madre mira serena a la niña de ocho años, a la mujer de cuarenta. Ella, en la playa, en el mismo lugar —como si el océano no te le hubiese arrebatado— nos saludará por siempre con la mano. === Te escribo desde un paraje sórdidamente puro. Y aunque no pude atrapar el aliento de tus dedos o el temblor del tucán en su agonía preferí ignorar aquella advertencia: “nos quedaremos huérfanas con papeles escritos en la distancia seremos dos voces en un continente perdido”. === El día que moriste quise enterrar tu biografía bajo el puño. Demasiado tarde para evocar la soledad más absoluta que hiere la magnificencia del Haya. Los extravíos siguen aquí, la respiración se llena de agua y la hija que pariste te llorará hasta que nos trague el olvido. === Europa será presagio de lo lúgubre, dijiste en la que dejarás tu historia un amante abandonado en los espejos la imagen de la muerte o la muerte de la imagen y ya nada será lo mismo. Inexorable fue tu sentencia, el tiempo —demorado en las horas, discursos, esperas— ha dado forma al destino de tus palabras. === La infancia es él más terrible de los encierros. Tuve ocho años y no fui feliz. Conocí el asesinato del padre arma de fuego golpe certero en la nuca. Lastimé a la mujer madre desnuda ante la pena olvidada en los retratos perpetua amargura. Tantos desconsuelos se entremezclan con los desechos del tiempo que merecen ser arrojados al olvido. Sin embargo, a fuerza de vivir sin belleza todas las voces confluyen en los seres que amé encadenando mi vida a su memoria. === A medida que fui cumpliendo años una luz obscura atravesó todo sentimiento. La familia se convirtió en una trampa y al intentar entrar en la casa de la infancia encontré la ausencia del padre un apellido inexistente mujeres que odiaban las caricias hijos en las suturas. Descubrí entre desvencijados muebles el tiempo de amar y ser despreciada. Pero es mejor pensar que todos lloran —con justa razón— la inutilidad de sus vidas. Desde entonces, se desgasta el tiempo de los relojes y la mujer que soy maldice el corazón atado a los recuerdos. === La memoria despierta para herir y aunque el tiempo lo consume todo el destino trazará las líneas de su propio territorio. Como un puño que golpea el pasado supone una renuncia la falsificación del encuentro fortuito. El principio de una pasión se vuelve una palabra mal dicha que busca otro pronombre personal diferente al yo, tú, nosotros quizás otra vida difícil de alcanzar. === Entre nosotros abril con lluvia fue papeles escritos guardados bajo siete llaves. Ahora no sé si dijiste “nunca me gustaron las despedidas” o “las cayenas sangran con sólo llamarlas espejismo”. Tampoco recuerdo si aseguraste que París en otoño se asemeja a los relojes detenidos. Puede que me hayas olvidado mientras mirabas caer el agua bajo las catedrales. Sin embargo, al rememorar lo puro de esos días tu presencia se confunde con las horas palabras —casi susurros— dichas al borde del camino: “casarse lluvias, desbocarse vientos...”. === No basta sangrar antes de amar volver a la fugacidad de la noche romper antiguos papeles morir en el ocaso de tu cuerpo deslizarse en el presente y repetir: no te olvido. Tampoco alcanza esta fatiga anticipada ni el desasosiego de no poder más la asfixia traducida en tedio. Sólo necesito llorar la dulce espera de los besos buscarte en el abrazo donde se entrecruzan la rabia y el íntimo comienzo, perdonar que vuelva a decir “escribo cartas de amor hastiada de miedo”. === La impureza de estos días jamás llega con traje nuevo. Los hombres se acomodan a sus nostalgias y ven pasar las hojas arrastradas por el viento. Nosotros, sobrevivientes de lo inexorable nos quedamos con los golpes en las puertas el sol huyendo por las rendijas quizás la primavera bajo el cielo turbio un implacable “esto llegó a su fin”. Nada hemos perdido se claudica para decapitar besos volver al humo de los cigarrillos y exorcizar aquella canción María Bethania: meu querido, meu vello un lugar llamado Brasil. === Al final de la tarde pienso en un lugar para la ausencia: colegio, casa, parque. Silencio, y más silencio alrededor de la derrota de aquellos días. Vuelve el latido doloroso convertido en queja la maldición de estar viva. Alguien vino desde lejos emborronando la pasión que no puede ser nombrada. Desde un gesto final y tardío guardo su desamor olor de velas apagadas breve tiempo para llorar lo que nunca cicatriza. === Si te quedaras inmóvil, casi ausente, una pequeña sombra mancharía la perfección del paisaje. Entonces sería el momento de tomar tus manos y hablarte de los días huérfanos llenos de alcohol, sollozos reprimidos la interminable espera. Pero entre nosotros no hay refugio para buscar otros sueños tan sólo un espacio donde nos duele la vida. === Tarde o temprano quien ama traiciona, reza el proverbio. Y así fue, de nada sirvieron los adioses presentidos o esta permanente, casi duradera decepción. Cierro los ojos y veo la desgarradura antesala dolorosa a la caída. Pasó demasiado rápido el agua bajo los puentes. Las conversaciones en el atardecer captan el instante de la ruptura abrazos que se resisten a separar el rumbo arbitrario de nuestras vidas. A veces, basta una lágrima para abandonar algunos días habitados, lo digo desde la impotencia y sabiendo que no habrá “un hasta siempre” que mitigue este desconsuelo. === Llegó el otoño y bebo alcohol hasta perder el frío. No hay nadie en los andenes sólo un pequeño lamento para insultar lo más amado. Esbozo una sonrisa y mientras espero el tren la desolación se convierte en una lenta agonía. Al pensar en el suicidio, me digo: es necesario vestirse de tierra mojada volver a las ensoñaciones marcharse sin congoja. Pero es inútil encontrar razones para la lluvia que adormece y lastima los ojos. Pronto se cerrarán las maletas y en la noche de la huida finalmente nos quedaremos solos. ** Patricia Venti ventigarcia@msn.com Ensayista venezolana (Maracaibo, 1966). Estudió letras en la Universidad del Zulia y obtuvo un máster en literatura iberoamericana en la Universidad de Mérida. Desde 1994 vive en Europa y se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid (España) en el año 2004 sobre la obra de Alejandra Pizarnik. Ha publicado dos libros de poesía en Venezuela y colabora en diversos periódicos y revistas internacionales. === Jeremías Miriam Díaz ============================================= —Doctora, un hombre quiere hablar con usted. —Ya no tengo pacientes en la mañana, avísele a mi esposo, Celia. —Es que... dice que quiere hablar con usted... se llama Jeremías. La temperatura de mi cuerpo descendió en cuestión de segundos. Como médica siempre me fastidió el impacto de las palabras en el cuerpo. —¿Cómo es ese hombre, Celia? —Es... agradable y... —Limítese a una descripción objetiva del sujeto y deje de lado sus impresiones personales. —Perdóneme, doctora, es que es verdad, se presentó muy simpático, casi divertido. —El cabello, ¿de qué color? —No tiene cabello, está rapado, pero tiene ojos verdes bien claritos, debe ser rubio. —Hágalo pasar en diez minutos, mientras tanto traiga un café. —Sí, doctora. A los cuatro años me echaron del jardín de infantes porque le partí la cabeza a un niño que se llamaba Jeremías. Era rubio y de ojos verdes. A pesar de mis muchas terapias no he conseguido recordar el motivo por el cual me le arrojé encima y le estrellé la cabeza contra el suelo. ¿Cuántas probabilidades hay de que este Jeremías que está sentado en la sala de espera, no sea aquel niño estúpido? —Permiso, doctora, aquí está el café. ¿Se siente bien? —No, Celia, no me siento bien, ¿usted podrá hacer algo al respecto? No, pues entonces no pregunte y siga con lo suyo. —Sí, doctora. En seguida hago pasar al chico. —¿Cómo al chico? ¿Acaso es un chico joven? —Es una manera de decir, debe tener su edad, pero usted también parece una chica joven... Bueno, mejor me voy... Que situación ridícula si se tratara del mismo sujeto. ¿De qué podríamos hablar? Eso aconteció hace más de treinta años, ya pasó y pagué por lo que hice. Él no tuvo mayores consecuencias que una cicatriz, tampoco es tan terrible, los chicos tienen accidentes... ¡Dios! ¿Por qué estoy tan nerviosa? —Pase. —Hola, nena, ¿cómo estás? —Le sugiero suspenda todo trato familiar, ya que no sé quién es usted, ni qué hace aquí. —Quizás mi nuca te diga quien soy yo. —¿Qué quiere? —Acostarme con vos. —Le gustan las mujeres que lo golpean. —No dejes de considerar que vos me enseñaste. —Qué conversación ridícula. Esto no debería estar pasando. —¿Acaso nunca pensaste en esa mañana? —Sí, claro que he pensado, aunque no he podido recordar todos los hechos. —¿No te acordás lo que te dije? —No. Sólo recuerdo el sonido de su cráneo contra los mosaicos. —Sos encantadora y estás muerta de miedo. No te angusties, lo he superado. Sólo que me gustaba como te veías sentada encima de mí y quiero repetir la escena. —Nuestra conversación ha concluido. Que tenga buen día. —Te dije que tenías medias de pobre. Eso fue lo que te dije. Jeremías había abierto la memoria infantil. Me vi en ese patio de glicinas rodeada de niños con galletas. Me vi de la mano de aquel niño rubio, sentí cómo lo necesitaba, mis ganas de abrazarlo, sentí que podía aprender cómo tener esa alegría. —Nena, estoy aquí. De pronto las galletas se me cayeron al piso y Jeremías fue a recogerlas. Me quedé a la espera de que el acto caballeresco concluya con la sonrisa del niño mas alegre de todos. Pero él tuvo una tentación perversa, como todas las tentaciones infantiles. Levantó la botamanga de mi pantalón, quería ver mis piernas, pero encontró unas medias descoloridas y rotas. Fue ahí cuando gritó: “Tiene medias de pobre”. —Nena, no llores que me muero. A mí me dolió menos la pobreza que su acto de traición. Estaba junto con todos los demás riéndose de mí, de mis padres obreros, de las únicas medias que me quedaban, del pantalón que no conseguía disimularlas, de mi futuro completo. —Ya no puedo vivir con esto, nena. Me le arrojé encima en nombre de todos los pobres que habitaron la Tierra y que no eligieron ser eso, le tomé el flequillo con mi mano izquierda, la misma que la maestra me ataba a la cintura para que aprendiera a escribir con la derecha. Le di tres golpes decididos contra el suelo y ya no reaccionó, creo que se desmayó. Se había orinado. —Pocas personas me han visto llorar, Jeremías. Usted bien merece ser una de ellas. Aproveche el espectáculo. No sienta culpa. No soy pobre y ya no tengo medias rotas. —Necesito tenerte, volver a escribir esos hechos pero de otro modo. Quiero levantar tu falda y ver tus piernas, desnudas, pobres de todo artilugio, despojadas de todo invento humano. Quiero verte en las arterias, en esa angustia de ese madito momento. Quiero estar allí otra vez. —Haga terapia. —Vos también querés eso. Yo lo sé. Esta es mi dirección, esta noche a las diez Jeremías te espera con galletas en la cama. ** Miriam Díaz soylalevedad@yahoo.com Escritora argentina (Salta, 1966). Es actriz de teatro, dramaturga y psicóloga. Mantiene los blogs Lo peor del mercado (http://lopeordelmercado.blogspot.com) y Te miro para verme (http://temiroparaverme.blogspot.com). === Poemas David Omar Juárez ========================================= *** Poema daltónico A Roque Dalton en el mes de su nacimiento y de su asesinato, con el perdón por atreverme a sacarlo de su traicionera tumba silenciosa aunque sé que si pudiera vendría a disculparse por mi atrevimiento con una botella de ron en sus manos y su extensa sonrisa pícara. Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas pronuncia: flor, abeja, lágrima, pan, tormenta. Roque Dalton Pobrecitos los poetas ven visiones son daltones donde hay huesos ven marrones territorios prometidos como un sol. Daniel Viglietti Me atrevo hoy a decir tu nombre en el largo túnel de nuestra historia, te llamo: flor, abeja, lágrima, pan, tormenta mientras abro la ventana para respirar el sol en el que está tu rostro manchado de rojo junto a tu palabra cargada con rayos de Zeus. Ya no hay desfiles con banderas, la primavera se detuvo en Praga en aquellas largas noches de taberna alcoholizadas con anhelos que maduraban en el árbol del bien y el mal, vivimos inviernos de ausencias y letargos. Pero vos no estás muerto, hoy estás más vivo que aquel día lóbrego ahora hay más vida en tu mar de cantos confinados que en una tarde de copas cerca de la catedral. Es que siempre fue así con vos eras todo o nada noche o día tristeza o alegría sobriedad o trago largo vida o muerte abismo o cima amor u odio. Ni una bala ni cien podrán robarte la risa pícara, la cara de niño travieso, la agudeza de tu palabra, el ingenio a un paso del barranco, no importa que hayan tapado tu ojo de lince. Por eso estás aquí hoy con el rostro al viento y la pluma para derrotar el embuste un yelmo hecho de ideas que busca apagar la claridad artificiosa para que empiece la lluvia con la sal en tu mano izquierda buscando una herida. Después vendrán los de siempre, después la carroña, a buscarte en la oscuridad para cortar tus uñas limarte los colmillos y mandarte a dormir a las nueve y treinta con cara de chiquillo regañado, sé que no harás caso te reirás a carcajada suelta sin que te importe sacarles la lengua porque tu palabra ya se volvió compañera eterna, amante lasciva, fogón de sinceridades. Ya no hay camaradas rumanas con caritas como naranjas cubanas pero siempre quedará tu nombre en la amplia oscurana del destierro, no pudieron exiliarte de tu gente de tus hermanos, porque siempre viste rojo donde era verde, calzada donde era piedra, fulgor donde era reja, gloria donde era asesinato. Ahora te has escapado de la cárcel de la muerte, del ajusticiamiento del olvido para gritar en medio de la niebla: flor, abeja, lágrima, pan, tormenta. *** Tus manos No hace falta que digas nada ni que me mires de frente cuando tus manos me tocan me dices todo. Porque mi cuerpo cansado le pertenece a tus manos como mis labios extraviados le pertenecen a tu piel. *** Patria poquita Patria cola de alacrán he salido a buscarte y no han podido darme razón tuya no sé si he buscado mal o te andás escondiendo en las solapadas caderas de la falsedad he preguntado, escarbado, trepado, nadado, caminado mucho procurándote. He leído tu nombre en voz alta patria hielo patria quimera patria ecolalia patria gorgojo patria extravío patria frigidez patria nudo sólo ha podido responder un raído maniquí con distantes efemérides erradas, creí verte en ojos de mujeres que parecen manzanitas verdes en diciembre en sonrisas que se escapaban como cometas a finales de octubre, no estás en la rosa de los vientos ni en botellas con mensajes de rescate lanzadas al mar. No he podido verte patria inexacta, inconclusa, oscura no estabas a las ocho de la noche en la esquina del mundo como habíamos quedado ni en la luminosidad del sol cuando saluda desde la montaña. Patria poquita, te espera también la palabra justicia para hacerte el amor en un matorral de ensueños afligidos, todavía no sé cuál es tu olor, cuál es tu sonido, igual a quién te ves, cómo son tus besos, patria chauvinista si tan sólo te dejaras ver a la hora en que te necesito. *** Razones Te quiero porque no sé hacer otra cosa con este decolorado corazón. *** El siglo en el lecho Cuánta congoja se abraza a uno cuando se sale a la calle con los ojos abiertos y los brazos pegados al cuerpo sin más escudo que las ropas ni más espada que los cabellos. Ver señoras y jóvenes bellas adolescentes que se abren al paso de los cirios señores niños muriendo lentamente mientras se camina cada uno de ellos cayendo c a y e n d o hasta lo último de un no sé qué con vivo fuego al desnudo asfalto al duro concreto con sus deudas y su plusvalía que a esa hora ya no servía ni para anunciarse en el periódico como tampoco alcanzaba para una última botella de vino, ver como las casas ceden a los derrumbes así como las estatuas los edificios igual que aquellas claras iglesias todo se c a e muy lejos quedando al paso una inmensa nada que lo llena todo con frío cálculo. ¡Ay! siglo veintiuno ¡Ay! me flagelas con notas fúnebres como dolores de parto, no seas tan feroz a la hora del desayuno que nada dejarás para el almuerzo siglo hostil, degenerado nadie querrá amarte a la hora de los besos con miel desnudos en la noche, nadie recordará tu nombre si nos incitas a olvidarte somos especialistas en eso, no te olvides que te hemos bautizado así y también podemos enterrarte bajo los escombros de un grito enorme que aún podemos dar, o ahogarte en nuestras lágrimas cada noche, en tu propia cama, todavía tenemos nuestras manos para abofetearte si te portas mal, no te olvides. *** El fondo del café Si yo fuera una cobija al menos, no perturbaría tanto el café de la mañana ni el cuarto cigarrillo del día ni tus ojos presos en un colchón escéptico. El fondo del café no tiene tu nombre pero yo estoy dispuesto a bautizarlo con mi sangre que escurre la lluvia abatida de mis manos. Sería una simple lucha contra lo que tanto nos cuesta que al fin y al cabo no es otra cosa que derrotar a la muerte. ** David Omar Juárez juarezquintanilla@hotmail.com Psicólogo y escritor salvadoreño (Apopa, 1978). Ha publicado algunos de sus textos en el suplemento cultural Tres Mil, de Diario CoLatino (http://www.diariocolatino.com, San Salvador), en la revista Divisadero de la Universidad de San Francisco (http://www.usfca.edu), y en la revista Lucero de la Universidad de Berkeley (http://www.berkeley.edu), ambas de California, así como en las revistas virtuales de arte y literatura La Puerta Azul (http://www.lapuertaazul.com.ar), Destiempos.com y Los Noveles (http://www.losnoveles.net). Tiene inéditos los poemarios Ciudad donde el olvido es fiel y Diario del mes que se repite en el calendario. === Nunca es tarde Roberto Bennett =================================== (Nota del editor: este cuento del uruguayo Roberto Bennett se impuso ante otros 150 en la categoría general del II Concurso de Relatos @Leiva-El Crucero, que convocan desde España la Asociación Cultural Villa de Leiva y la Panadería El Crucero). A Ignacio Suárez Nacho comenzó a visitarla los domingos que no había fútbol en el Estadio Centenario. Hincha del club Nacional desde pequeño, ya en su Guichón natal escuchaba y sufría todos los partidos de los tricolores por radio. Llegó a la capital para cursar estudios universitarios en ciencias económicas, y de la sarta de recomendaciones con que le había bombardeado su madre, Nacho recordó especialmente aquel pedido de visitar seguido a la tía Lucía. En el álbum familiar, tía Lucía era la hermana mayor, la transgresora inocente que no se había casado. Figuraba como hija devota y ejemplar, buena prima, siempre bien dispuesta y adorada por sus sobrinos. En los últimos años, la salud de la tía había ido deteriorándose lenta pero inexorablemente. El mal de Alzheimer avanzaba y su mente se iba refugiando cada vez más en aquellos recuerdos de un pasado feliz. Tiempos de diversión despreocupada, interrumpidos por el repentino fallecimiento de su adorado Papito Luis, cuando todo su mundo maravilloso se derrumbó y tuvo que trasladarse a Montevideo para trabajar y ayudar a mantener la familia. Nacho tomaba el ómnibus hasta la calle Buschental y de allí caminaba las escasas manzanas que le separaban de la Casa de Salud “La Tercera Juventud”, situada en el barrio residencial del Prado. Hogar donde se hallaba internada desde hacía ya muchos años su tía Lucía. La visita generalmente duraba una hora, y durante esos sesenta minutos, que al comienzo se hacían interminables, él le hablaba de sus estudios y de la familia que había quedado en Guichón. Pero ella no parecía prestarle demasiada atención. Su rostro pálido, capaz de conmover con un silencio o un gesto mínimo, eludía estridencias. Sus ojos verdes y cansados se perdían en el cielo y las nubes, o en el pequeño jardín de la casa. Más allá del patio de baldosas rojas donde ellos se sentaban a conversar, aprovechando los últimos días soleados del otoño. Allí Lucía podía disfrutar con la visión de una vieja y señorial palmera, donde jugaban y anidaban inquietos gorriones, ubicada estratégicamente en el centro del jardín. Más allá se divisaban unos helechos eternamente verdes, un naranjo enfermo y algunos geranios. Los rayos del tibio sol se colaban con timidez por los cristales de las ventanas que daban a aquel jardín trasero y las respuestas de la tía pocas veces parecían encajar con los comentarios de Nacho. Y así transcurría la hora. Un diálogo ininteligible entre dos seres que deseaban comunicarse pero que nunca lo lograban. A veces el joven, aburrido por aquellos silencios tan prolongados, se entretenía silbándole a una pareja de cardenales enjaulados, que Lucía había traído de su casa, casi como único bien terrenal, cuando la internaron sus hermanas. Una tarde de julio, sintiéndose casi vencido por la incomunicación y el aislamiento mental de su tía, Nacho optó por preguntarle: ¿Vos sabés quién soy yo? La tía Lucía le observó con una mirada dulce y melancólica, una sonrisa tierna se recortó en sus labios agrietados y con una voz apenas audible, respondió: ¡Pero claro, bobeta, vos sos Guillermo, el esposo de mi hermanita Valentina! Entonces Nacho comprendió que su tía no le veía a él sino a su finado padre y que ella vivía totalmente inmersa en una nebulosa del pasado. Todos sus comentarios y preguntas, algunas de ellas vagas y difíciles de descifrar, todo lo que ella había pronunciado a lo largo de aquellos meses de visitas, no iban dirigidas a él ni al presente familiar, sino más bien al pasado y a sus fantasmas más queridos. A partir de ese momento, Nacho cambió de estrategia y decidió seguirle la corriente, conversando y fingiendo ser su propio progenitor. La conversación entonces se hizo más fluida y así fue conociendo toda una gama de circunstancias, alegrías y tragedias familiares que le comenzaron a fascinar. Era como internarse en un oscuro túnel del tiempo pero con la mente fresca del presente. Ya no le pesaban las visitas de los domingos. De hecho, comenzó a esperar con interés y ansiedad la llegada de ese día de asueto, para poder escarbar e indagar en los recodos más secretos del pasado de su numerosa estirpe. La tía Lucía ahora parecía estar más lúcida y conversaba con energía y ganas de todos los hechos que ella conservaba tan frescos en su memoria. El fastuoso casamiento de la prima Belela con Saturnino Quintana y el escándalo monumental que armó el primo Roberto durante la fiesta, como siempre borracho hasta los huesos. O los celos enfermizos de Marito Quagliotti hacia su novia, la bellísima pero muy putona prima Raquel, cuando ambos vivían en Paysandú. Nacho escuchó embelesado los relatos de aquellos picnics familiares a orillas del arroyo Guayabos, donde hoy están ubicadas las termas; cuando las primas se escondían con sus jóvenes “dragones”, para intercambiar los primeros besos y escarceos amorosos de la adolescencia. Y turbado supo entonces que en una de aquellas aventuras domingueras había sido gestado él, un secreto silenciado por toda la familia hasta el día de hoy, desliz sellado herméticamente con el rápido casamiento de sus padres, a pesar de la gran diferencia de edad que les separaba. Cuando la corta memoria familiar que poseía Nacho se iba agotando, condicionando sus charlas y averiguaciones (en el mejor sentido de la palabra), el muchacho optó por una estrategia aun más atrevida. Revisando un cajón de la mesita de luz de su tía Lucía, un domingo lluvioso descubrió una caja de zapatos, que dentro contenía fotos amarillentas y numerosa correspondencia. Nacho ojeó aquellos documentos con avidez. Era evidente que su tía conservaba estos objetos con reverencia y predilección. Por temor a una reprimenda, decidió no contárselo a nadie, ni siquiera a su madre. Siempre tan inquisidora cuando hablaban por teléfono. Y eso que a ella, Nacho le contaba casi todo lo que sucedía en aquel, su primer año en Montevideo. A partir de ese momento, el joven fingió el arribo de una carta nueva cada domingo. Luego se la leía lentamente y en voz alta a su tía querida, para mayor regocijo de ambos. Así ella volvió a revivir y disfrutar de una época lejana, evidentemente más feliz que su enfermiza actualidad. Evocaciones a las cuales la tía Lucía se aferraba, quizá para olvidar los años de soledad, tristeza y desamor vividos en Montevideo. Cuando por un loable sentido de responsabilidad realizó ese enorme sacrificio individual, casi un apostolado, permaneciendo abrazada a su soltería y su trabajo, a cambio de alimentar y educar a sus hermanos más pequeños. Aquellos que crecieron y retozaron inconscientes de su dolor, en el lejano y añorado Guichón. De estas cartas también surgió el sorprendente descubrimiento de que el tío Oswaldo era homosexual y que la tía Teresa, aun sabiéndolo, se había casado con él, a pesar de las críticas y advertencias familiares. Y de cómo se habían llevado aparentemente bien, ella compartiendo su marido con el vasco Juan Pedro Oyarbide, tambero y compañero inseparable de Oswaldo hasta su muerte. De esa forma, Nacho fue descubriendo otras primas que eran madres solteras, tías y tíos malavenidos, primos que habían estado presos y algunos parientes distantes y desconocidos ya fallecidos. A través de esas cartas antiguas, Nacho fue desentrañando el sufrido y oculto mundo interior de su tía, descifrando sus alegrías fingidas y esclareciendo los llantos de aquella mujer que ahora le escuchaba tan atentamente, postrada para siempre en esa casa de salud del Prado montevideano. El joven entonces comprendió mucho mejor algunas de sus rarezas y excentricidades, algo que tanto habían criticado sus padres, especialmente su madre Valentina. Y fue sintiéndose cada vez más cercano a su tía. Mucho más unido y cómplice de aquella mujer de ancianidad prematura, delgada, rubia canosa, casi siempre despeinada, que lucía vestidos anticuados y a menudo demasiado grandes, y que ahora sujetaba sus manos con amor, entre las suyas, tan arrugadas y resecas. Que le acariciaba el rostro con cariño infinito, mientras le miraba a los ojos con adoración, reflejando un inmenso afecto y agradecimiento. Como todos los días de visita, aquel domingo Nacho escogió una carta cualquiera, sin importarle ni el año ni la firma de quien la había enviado. Con voz pausada y serena comenzó a leer: Mi Querida Lucía, mi siempre amada princesita... Los ojos verdes de su tía se humedecieron de repente y antes que el muchacho continuara con su lectura, levantó una mano y le tapó la boca con un gesto de ternura. No sigas Guille, no me expliques nada. Ya lo sé y te perdono. ¿Cómo no te iba a perdonar? Fue algo que mis padres y tíos te impusieron. Yo lo comprendí entonces, aunque no te lo dije nunca. ¡Estaba demasiado enojada y dolida! Quedé marcada y en aquellos tiempos, una mujer mancillada no era casadera, tú lo sabes bien... ¡Pero lo que importa es que hayas vuelto para quedarte..! Júrame que has decidido quedarte para siempre... Gracias, mil gracias, mi dulce amor, y mil gracias a Dios... ¡Por fin! ¡Por fin! ¡Mis plegarias se han hecho realidad! ¡Alabado sea el Señor..! ** Roberto Bennett rbennettuy@yahoo.es Escritor uruguayo (Montevideo, 1948). Estudió comunicación de masas y marketing en la Universidad de California (1970-73). Trabajó en periódicos, radio y televisión en EUA. En 1973 gana una beca a un seminario de comunicaciones internacionales en Yugoslavia y posteriormente se establece en Palma de Mallorca. Allí publica su libro de cuentos Lo que arrastra el río y otras historias (Soler, 1986). Luego publica dos libros sobre mamíferos marinos: Delfines y ballenas, los reyes del mar (1989), en coautoría con el doctor David C. Taylor, y Animales marinos (1990), ambos traducidos al inglés y al italiano. Se establece en Chicago, participando del 1r. Encuentro de Escritores Latinoamericanos celebrado en esa ciudad, publicando cuentos en periódicos y revistas en castellano de EUA. En 1994 publica en Uruguay su segundo libro de cuentos El último verano (Editorial Graffiti). En 1996 se establece en Madrid y continúa colaborando con periódicos y revistas de España y América. A partir del año 2000, luego de 30 años de viajes por el mundo, vuelve a residir en Montevideo, donde escribe su primera novela. En 2003 se incluyen dos cuentos suyos en la antología Mundo poético, tomo I de poesía y narrativa (Editorial Nuevo Ser, Buenos Aires). === Dos poemas Livia Díaz ============================================ *** Las fronteras de mis manos I Yo te vi y sonreías de pronto y para mí. Me casé contigo en la idea en la mañana en la tarde para vivir en la noche como un sueño. Te vi cuando ya te estaba esperando. Vi tu sonrisa de mexicano de país; cuando estaba conejo y cuyo cavando huecos en la tierra por donde pasara la inmensidad de sus nuevos ríos y, como las venas. II Al escribirte yo me baso en ti sin acudir al diccionario. No llevo citas ni cuentas ni cuenta de citas. Dejo fluir mi verso que te busca, porque este es el verso que te encuentra. Y yo te leo a ti mientras escribo con mis manos lo que me noté adentro a donde se hacen las palabras. III Yo lo vi. Es otoño infectado de floresta nueva. Acampa en mi deseo de sobrevivir por llegar a primavera. Lo vi flor de redondas fauces y alientos como manos, en la pradera de las esperanzas, como péndulos pendientes. Lo vi en las escaleras y las entrelíneas salvajes, como cabello bruto en el rincón imposible, de una mueca posible, en un oscuro acantilado. Lo vi campanario y campana sin recuerdos por llegar. Lo vi hablándome de la noche y de las circunstancias cuando las cortinas de mi estro acampaban en el deseo de borrar mi memoria. Lo vi —y lo vi— y otra vez. Estaba desnudo estaba hombre estaba algarabía y festejo estaba ciego y era médula que los compases metieron a mi sangre. *** Otoño Ella salta de una palabra a otra mal dicha sin pronunciarla. Seguro que el silencio se encarga de lo que viene. Vinagre y sal en una lámpara llena de alcohol. Apaga la luz apágala. Ya no hay chispas. Otoño I Dirás que las horas no te marcan el paso, que la mañana fue azul, que las princesas se fueron a dormir y a morir mientras el día iba combinando las caídas de tu mar y mi montaña. Dirás, que aletargado tu cabello tocó mi deseo mientras se fugaba la razón a tumbar hojas del parque, a inscribirse en sellos postales, a merodear a los amantes con resaca que buscan donde dormir briagos aún. (Quizá, lo saben pero nos ignoran en su ritmo perpetuo... perpetuo...) Van una y otra vez por la avenida como las ondas que nos traspasan. Dirás que fueron mis ojos —o los tuyos— o ese cigarro que besa tus labios. Dirás que los patines del diablo, que las canciones, que la noche... Entrecierro los ojos y digo lo que recuerdo de mis pensamientos mientras pasas delante de mí. Otoño II Te dejo un verso de mañana en esta ventana que robé a la vida de espaldas al verano, pensando, cuántas hojas coleccionaré este otoño. A veces, los abanicos que deja el horizonte llevan puntas de plumas, que con blancos de tiro —como la suavidad de un labio apenas rozado con la punta del ojo— Pasan inadvertidos en algo, que recordamos del futuro. Otoño III Le digo que “la poesía no se vende” porque no podría comprar esta distancia ni su silencio que me arremeda. Tampoco una mañana sin complejos ni turistas en el parque de mis sueños en que escucho... Mi luna ha puesto su clavícula llena. Le dio un codazo al letargo. Los oráculos asemejan canciones. Vaivenes de un descuido que otro sueño disipa. Nuevos roles inflan las pandorgas y en carnaval de personajes salen a escena. Alguien canta yo canto él canta ...cantamos. Afortunadamente sabe sonreír aunque ya es de noche. Otoño IV Siete horas después volvió a tejer bufandas para cada paloma de la plaza. Las llevaban volando por el pico. Las llevó disfrazadas o arropadas. Las bufandas de él, quien ese día no regresó a dejarle la mañana. Palomas desveladas en la plaza. En la panza del parque y en la calle, se llevaron su sueño. Y caminaba, acaso sorda o ciega, acaso triste. Tejiendo el tiempo para más bufandas. Las bufandas de él, las que ese día, no regresó a dejar por la mañana. Derecho y al revés de su agonía, hebró Fernanda el tiro de chimeneas por aves, emplumadas. Y se le fueron, reuniendo los recuerdos: Bufandas para Juan, que hacía del día un regreso a besar en la mañana. Siete horas después y ya el camino, del pasillo a la banca y lo vivido, profundamente a oscuras. La mañana un capricho de otro, que alacena, estibó los recuerdos... Bufandas del deseo, que extinguido, tiñe de sus ausentes, el mañana. Otoño V Hoy no pude dejarte nuevos versos. No tuve tiempo para hablar otra nueva palabra que tu cuerpo. Tiernos peregrinos y cobardes, los suspiré y de nuevo —y frente a frente— taciturnos y en sueños, respiramos. Como una hoja de parra, que arrancada, en una hoja de naipe se convierte. Juego de sobremesa en que circunda como miel de febrero otro verano, acudiendo en otoño a un tibio invierno. Alto cariño permanece y velo por amasar su zafra en mi silencio. ** Livia Díaz lapoesianosevende@hotmail.com Periodista, poeta y promotora de lectura mexicana (México, DF, 1965). Radica en Poza Rica, Veracruz. Expositora en la Sociedad Argentina de Escritores (Sade), Gualeguaychú (2001) y en la Casa de Teatro de Santo Domingo, República Dominicana (2003) con los murales “La poesía no se vende”. Ha participado en encuentros de escritores en Hermosillo, Zamora, Huajuapán de León, Tuxtla Gutiérrez y Papantla. Cofundadora de la Red Nacional de Periodistas y de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género. Integrante del Parlamento Hispanoamericano de Escritores, el Movimiento Internacional de Metapoesía y el Movimiento de Omnipoesía. Cocreadora del portal de artistas hispanoamericano Microclim (http://communities.msn.es/Microclim). Textos suyos han sido incluidos en las antologías Voces sin fronteras (Éditions Alondras, Montreal, Canadá, 2006) y Voces metapoéticas (Ediciones MIM, compilador Joel Almonó, Masachusets, EUA, 2004), así como en revistas y periódicos regionales; revistas virtuales y portales de literatura. Ganadora del primer lugar en los Juegos Florales de Papantla “Corpus Christie”, 2002 y mención honorífica en el Concurso de Poesía Romántica Pleamar (Argentina, 2001). Mantiene una bitácora personal en http://www.blogia.com/lapoesianosevende. === Kantín Coleo Olga Cortez Barbera ================================= Mi abuela Carmen dice que mi abuelo José Leonardo tiene algo de poeta, bohemio, loco y soñador. Cuando él se sienta sobre su piedra preferida frente al mar, yo lo imagino con su uniforme blanco, timoneando el barco de los pensamientos sobre las olas de sus recuerdos. Creo que le inventa poemas a mi abuela, y sueña con perderse por las calles empedradas de las ciudades italianas que conoció. Mis primos, mi hermano y yo, que siempre andamos a la caza para jugar con él, no nos acercamos y respetamos ese momento. Abuelo nos cuenta que él era oficial de la Marina Mercante. Dice que allí pasó importantes años de su vida, y que dejó un trozo de su corazón, como un banderín rojo y palpitante, atado en lo alto de un mástil. No pierde la esperanza de que un día pueda atravesar de nuevo los mares profundos. De volver a pasear por los muelles y malecones de los países exóticos y lejanos, en compañía de sus compañeros de fragata, los que hoy llama “la vieja pandilla”. Siente un amor especial por todo lo relacionado con el mar. Por eso, su familia está llena de Marinas. Sus hijas se llaman Selva Marina y Carmen Marina. Y si sus otras hijas se llaman diferentes, es porque mi abuela le pidió que le buscara otros nombres. Fueron bendecidos con dos niñas más. Cuando llegó la tercera estaban tan agradecidos, que abuelo decidió llamarla Mercedes, que significa agradecimiento. Por eso mi tía se llama Rosa Mercedes. Y cuando llegó la última, él sintió que el sol brilló más que nunca. Entonces, la miró y exclamó: —¡Es tan pequeña y tan graciosa! Decidido a encontrar el más especial de los nombres, consultó a la heráldica, la céltica y la mitología, pero ninguna lo convenció. Después pensó en sus viajes por el mundo y se acordó de su estadía en las Islas Griegas. Allí había conocido a un comerciante que tenía una hija que se llamaba Graciosa en griego. No lo dudó más, su bebé se llamaría Ana Graciosa, o lo que es lo mismo, Ana Karina. Cuando sus hijos se casaron y comenzaron a darles nietos, le regresó la antigua manía. Por supuesto que por los varones no. Le parecía horrible llamarlos Leonardo Marina, Douglas Marina o cualquier otra combinación que se le viniera a la mente y que incluyera su eterna pasión. Pero por sus nietas... “¡Ah, ojala fueran decenas!”, nos dice. Pero hasta ahora sólo tiene dos: Rosa Marina, la mayor, y yo, Daniela Marina, que si no es por mi abuela, me hubiera llamado Luna Marina, Cometa Marina o quién sabe cómo, porque también le atrae “el enigmático cielo”. Según él, sus hijos son el mayor regalo que ha recibido de la vida, porque con ellos le llegó la fortuna de sus amados nietos. Cuando afirma que con su familia, ni oro ni plata en el mundo pudieran hacerlo más feliz, los ojos le brillan de una manera especial. Con una pícara sonrisa nos asegura que fueron los pelícanos, y no las cigüeñas, los que nos trajeron a este mundo. Como ya lo dije, además del mar, abuelo siente fascinación por el firmamento. Cuando la noche es oscura y las estrellas se multiplican, él nos llama para enseñarnos a distinguir las constelaciones. El rumor de las olas adormece a mis primos y, entonces, Douglas Leonardo y José Enrique parecen dos morsas durmiendo panza arriba. Sólo mi hermano Douglas Enoc, mi prima Rosa Marina y yo tratamos de prestar atención. Apunta con el dedo índice y nos muestra a Casiopea, a Andrómeda a Camelopardalis y muchas más. Después, los signos del zodíaco que, según él, influyen en la personalidad del ser humano. Mi prima dice que las ve toditas. La verdad es que a mí me cuesta un poco, quizás porque uso anteojos. Abuelo nos explica que la Osa Menor siempre va detrás de la Osa Mayor porque le da miedo perderse en el espacio. Cuando termina la lección de astronomía, y se da cuenta de que estamos cansados y somnolientos, despierta a los que están dormidos. Caminamos en fila india y regresamos a casa arrastrando los pies. Desde la playa se oye la música y el rumor de las voces. Cuando llegamos, el resto de la familia nos está esperando para cenar. Abuelo dice que cuando conoció a mi abuela, su alma nómada y bohemia quiso resistirse a sus dulces encantos. Pero ella era tan hermosa, que no le importó doblegar su ímpetu aventurero. Además, sintió que había llegado la hora de poner los pies en tierra firme y formar una familia. De todas maneras, abuela estaba decidida a casarse con un hombre que compartiera su vida todos los días, y no con uno que anduviera de puerto en puerto, abandonando corazones cautivos. De nada le sirvió al abuelo hacer las visitas a su novia con el uniforme blanco, guapo y lleno de romanticismo. Entendió que no podía, aunque lo quisiera, seguir alimentando sus deseos de aventuras. Se casaron un fresco atardecer. Desde entonces, comenzaron a tejer los mismos sueños. Se prometieron que, además de la vivienda familiar, construirían una casa grande donde pudieran disfrutar con sus hijos. Y cuando éstos se casaran, con los nietos. Por supuesto que para abuelo no había otro lugar mejor que cerca del mar. Ahora nosotros pasamos allí las mejores vacaciones, en una casa que fue construida, como dice abuela, con cemento, amor y constancia. Además de marinero, abuelo dice que le gustaría ser soldado. Que si tuviera la edad apropiada, con un fusil al hombro, recorrería la frontera de punta a punta, y se internaría en la Gran Sabana y en el Matto Grosso, selvas húmedas y profundas de extraordinaria belleza. Resuelto y armado, enfrentaría los peligros. —Pero, abuelo, mejor organizas un tour y nos llevas —le decimos. —Así no tiene chiste —nos contesta. Lo cierto es que por sus venas corre sangre militar. Mientras la familia conversa, juega cartas o cocina, él nos llama para jugar a la milicia. Nosotros salimos goteando agua de la piscina. Douglas Enoc me dice al oído: —Daniela, ya llegó la hora de la diversión. Además de los nombres, a abuelo le encanta ponernos sobrenombres. Por ejemplo, a mí me dice Jeina sin Cojona, porque cuando era más niña me disfrazaron de reina y perdí la corona en el camino. Y como no sabía pronunciar las R, llegué diciendo, entre triste y disgustada: ahoja soy una jeina sin cojona. Nosotros tomamos el adiestramiento militar muy en serio. En silencio, esperamos las instrucciones. Abuelo camina con las manos en la espalda y pasa revista a su escuadrón mojado. Abuela y mis tíos comienzan a reír cuando escuchan: —¡Ateeeención..! Jeina sin Cojona... Rosa Metralla... Caaaatire... Poooototo... Olafo el Amargado... ¡Ateeeeención! ¡Marchen! Un, dos... un, dos...un, dos. Obedientes y en perfecta formación, salimos de la casa y le damos la vuelta a la manzana. Otros niños de la urbanización se unen, y la práctica se hace más divertida. Después, cuando regresamos, terminamos la faena arrastrándonos como reptiles bronceados, gordos o flacos, sobre la hierba húmeda. Nos paramos y somos un pequeño ejército camuflado con hojas y manchas de barro. Al anochecer, la jauría de zancudos nos hace abandonar el patio. Nos quitamos el agua de la piscina debajo de las duchas. Abuelo nos abandona y comparte con los demás o ve televisión. Cuando se queda dormido, nosotros esperamos a que despierte. Nos encanta la hora de las historias y los misterios. —Dejen a su abuelo tranquilo, que debe estar cansado —dice abuela Carmen, y nosotros huimos aguantando la risa como bobos. Jugamos y jugamos, y por último, nos quedamos en el jardín. Nos refresca el aire que nos trae el movimiento del mar. Cuando abuelo se aleja del mundo de los sueños, nos encuentra, como hongos humanos, sobre la grama. Trae un banco, se sienta y nosotros nos acercamos. Entonces, comienza a hablar. Él ha visitado los lugares más fantásticos del mundo. Estuvo en Cabo de Buena Esperanza, que queda al sur de África. Cuenta que allí escapó de un tiburón blanco, cuando nadaba tratando de alcanzar una foca. La quería para llevarla a su casa, pero luego recordó que a la abuela sólo le gustan los perros como mascotas. Una vez navegó por el Triángulo de la muerte, cuando se dirigía a las costas de Florida con rumbo a las Bermudas. La tripulación no esperaba lo que sucedió. El cielo se abrió en cien rayos y se desató una tormenta. El buque perdió el rumbo y fue absorbido por un remolino. Afortunadamente, entre ellos había un marino alto, experto y corpulento, que logró dominar el timón. Por eso no forman parte de la lista de barcos extraviados. Nos dice que siente nostalgia de las salidas desde Puerto Cabello. Cuando se alejaba de nuestras costas y, como un niño curioso, desembarcaba en Amberes, Gijón, Marsella, Mar del Plata, Shikoku, Estambul, Helsinki, Said, El Callao. Nuestra imaginación, que parece un ave traviesa, vuela a Bélgica, España, Francia, Argentina, Canadá, Japón, Perú..., países que conocemos a través de los programas por cable que él nos invita a ver. —¡Ahí estuve yo! —exclama, si ve algún lugar conocido. A veces, cuando más concentrados estamos en sus fantásticas historias, salta de la silla y grita: —¡Lechuza, Pachucha! Es su grito de guerra, como si nos ordenara: ¡A la carga! Dejamos a un lado el sopor de las aventuras y también nos levantamos. Corremos, gritamos y reímos, y hacemos tanto ruido, que mi abuela se levanta, sale al jardín, mira a todos lados y nos reclama: —Cállense, por favor, ¿no ven que van a despertar a los vecinos? Abuelo, cuando juega con nosotros, parece un niño más. Se encorva, sacude una mano y se pone la otra en la boca para ocultar sus ganas de reír. Luego, como el más obediente del grupo, guiña un ojo y nos dice: —Su abuela tiene razón, vamos a dormir. A veces es la luz la que juega con nosotros. Escapa de la urbanización, se oculta entre las sombras y nos hunde en un lago oscuro. El terror, verdadero o no, nos hace gritar, como si estuviéramos endemoniados. Él, que no pierde la oportunidad para hacer una de sus bromas, entra a su habitación y sale después, cubierto con una sábana y agitando los brazos. Los gritos se elevan hasta que la garganta nos pica y carraspeamos. Entonces, escuchamos una voz de ultratumba. Es el abuelo que repite una y otra vez: —Madame Kalalúuuuuu, apaga la vela y prende la luuuuuz. Cuando los bombillos iluminan de nuevo, si el cansancio nos lo permite, le pedimos que nos cuente cuentos de horror y de misterio. Entonces, como si también se encendiera su imaginación, acomoda la voz y empieza a inventar historias de hombres degollados, seres del más allá y mujeres vampiros que chupan sangre a plena luz del día. Todo con el abuelo es divertido. Pero lo que más nos gusta es el Kantín Coleo, que es algo así como un rito de hacerse el desentendido. Él nos quita algo y nosotros lo perseguimos para que nos los devuelva. Por ejemplo, si jugamos a la pelota, se acerca como un felino en acecho. Nosotros hacemos que no nos damos cuenta, aunque estemos pendientes de sus movimientos. Él cree que nos toma desprevenidos. La pelota se eleva, mete su mano y ¡zas!, la agarra. Corre con ella en alto, y nosotros lo seguimos para quitársela. Cuando lo alcanzamos, reímos felices, sobre todo porque tenemos un abuelo como él. La otra tarde mis abuelos hablaban en la habitación. Los demás estaban la playa. Yo me quedé porque estaba cansada. Me senté en una butaca y me puse a leer una revista. Desde allí los oía claramente. Abuelo dijo: —Carmencita, ¿sabes una cosa? El día que me vaya de tu lado, di a tus hijos que esparzan mis cenizas sobre el mar. Las olas viajan lejos. Así volveré a visitar mis puertos queridos. —No hables así, viejo, que aún falta mucho tiempo para eso. Espero que ella tenga razón. Cuando yo crezca y tenga hijos, me gustaría que él también jugara con ellos. Abuelo está sentado en la piedra de siempre. Tiene como una hora pensando. Parece que su mirada está más allá del horizonte. Todos estamos impacientes. Queremos jugar con él. Douglas Enoc me hace señas con las manos y los demás se acercan poco a poco. Parecemos un comando en acción. Lo vamos a tomar por asalto, pero creo que abuelo se está haciendo el bobo. Aunque sólo le vemos el perfil, su rostro no puede esconder el comienzo de una sonrisa. No aguantamos más y gritamos: —¡Kantín Coleo! No le quitamos nada, sólo lo apartamos de sus recuerdos. Ahora es nuestro turno. Corremos y él nos persigue. Sabemos que no le importa dejar de soñar por un momento. Somos sus nietos. Como él dice: Para navegar por las aguas de la nostalgia hay otros días. Por ahora, ríe feliz. Así es él. Cuando nos alcance, recibirá toda nuestra alegría y la promesa de que nunca lo olvidaremos. ** Olga Marina Cortez Barbera olgacortezb@hotmail.com Escritora venezolana. Economista egresada de la Universidad Central de Venezuela (http://www.ucv.ve). Participó en el taller “Literatura Infantil” de Monte Ávila Editores (http://www.monteavila.com.ve) bajo la dirección del escritor José Armando Sequera. Colaboradora literaria en la sección Cuentos de los extintos sitios argentinos Basseteros.com.ar y Mundobasseteros.com.ar. Textos suyos han aparecido en la publicación digital Los Hermanos Chang (http://www.hermanoschang.blogspot.com) y en el diario El Universal (http://www.eud.com). Tiene publicada la serie de relatos El origen de los cuentos (Editorial Volumen, 2002). === Gruta de espejos María Elena Solórzano =========================== I Linfa con palpitación de orquídea mi ofrenda es un requerimiento para que mis ansias encamines. Hiere efervescencias la pezuña. Arrastra la arena con unción (detiene al centauro en su galope). En el despeñadero se demora. Se posa en mi clavícula, me sojuzga lentamente. Beber, yacer en el venero. El momento se derrama. II Tus manos develan mis caderas, enjugan los derrames de mi sexo. Bálsamo que aguardo, tus besos recorren mi silueta, electrizan todos los instantes. Fauce de obsidiana, soy la urgencia de tus dedos; (el candor por siempre me perturba). Sobre mi frente trazas signos de vida. Me entrego a las manos de la tarde (detrás de la cortina el naranja se desgaja). Tu deseo, cilicio que rodea mi cintura, devela los secretos de mis senos. III Tus manos desecan la nostalgia, en la transparencia del alba se revuelven. Saben de mis hambres, de mi urgencia. Conocen el sacro espacio de mi pubis. IV Tus brazos recogen mi ternura, intentan como siempre sosegarme. Inscritos en la hoja del marrubio, instalados en el aire de la alcoba, alimentan mi deseo. Se confiesan los rumores, bajo la piel se mueven sorprendidos peces. Tus brazos me saben a canela, a siempreviva huelen. Me impacta su dureza aunque a veces son tan suaves como nota de fa en violonchelo. V Trazo signos y vivencias. En tu torso dejo mi extravío, los enigmas de la esfinge. Mi pecho yace en tu costado, lo dulce de mi lengua te enardece. Florecen mis pezones. VI El dedo índice dibuja el nacimiento de un lunar junto a tu ombligo. Desciendo. Un caracol se ahoga en la marisma. VII Me atraen tus axilas. Acurruco mi cara en su oquedad, aspiro su lavanda, su vello enmarañado tibieza de solsticio me trasmite. Me enervan tus emanaciones mientras en santidad descansas. Atravieso tu mutismo. Rescato del trance tu mirada. VIII Tu ombligo es un enigma, la mitad de tu bella geografía, el punto nodal de tu epidermis. Buscando una moneda lo recorro, encuentro la llave clandestina que al centro de tu vientre me conduce. Allí trasciende la semilla. Allí los advenimientos nacen y se ocultan los azogues. Instante de abiertos tulipanes. Tu ombligo es alborozo de la tierra y no me importan nubarrones ni murallas en los cerros ni los hirientes guijarros de la calle ni el trueno que rumia la tormenta. IX Madura panoja que subyuga, tus labios buscan en mi vientre palabras que jamás se han pronunciado. Para siempre herida en el fondo de mi piel y de mi espacio con mis zumos anhelas bautizarte y juntos recorremos la distancia que de nosotros mismos nos separa. Ni vértigos ni sombras ni palabras: tan sólo hay tocamientos. Tu boca deambula por mi cuerpo, se extravía en el zarzal de mis urgencias. Tu boca, vertedero de amatistas, donde ciegos parlotean los gorriones. Se esconden las quimeras, murmuran los fantasmas sobre el desahucio de la vida. X En la serena espera del aire descubro el fino pulimento, el estigma cubierto de violetas. Tu voz resuena como pozo limpio, ocupa en mi vigilia el último reducto y el primer escalón del sueño. Tú me llamas y sólo soy inocente halo de luna, amargo polvo de alumbre. Me llamas para unir palabras rotas, vaticinios y cánticos nocturnos. Otra vez naceré en la flama, otra vez seré lúbrica cigarra. XI El centauro trota en la orilla del mar, su cabellera brama con el viento, refulge su pelambre, sus cascos se manchan de azul. Bebo esencia de caléndula, prende el fuego en mis entrañas. Mis pupilas lo acosan, me requiere, al galope nos perdemos en la gruta del acantilado donde humean los siglos y salpica licores el verano. XII En las brasas te contemplo. Tus ojos como hogueras me protegen, de cobre los secretos entrelazan. Tu mirada converge con la mía, gozo los destellos con la pupila abierta. Tus ojos son abismos, ataduras, fragmento de mi vida. Trasminan inquietudes. Fecundan mis senos con su luz. El azar ha puesto ante mí tu iris de gaviota. XIII En tu espalda, atavíos de agua. Escurre intemperancia, serpenteo, exequias de aburrimiento, sortilegios, los caprichos. A la trasgresión su curva invita. Como loba al acecho mi nombre gruño en tus muslos de marino. Pulso el tacto desbocado, me embriago con el agua de tu espalda. Ninguna contención, la resistencia se derrite. En tu piel decanta humedad de musgo. XIV Para reptar sobre tus hombros en larva me convierto. Conozco de tu sal y su destello. Te cubro con mis polvos y carmines. Alborozada lluvia de centellas mi trópico atraviesa. XV Si me convirtiera en Luna la noche rastrearía tu silueta. Me posaría en tu frente si tu mirada fuera llama. Cegaría tus ojos con blancura. En el lago te ungiría. La espiga de mi vientre tendría por fin tu palpitar entre tus piernas. XVI Panes de amaranto mis pezones. Cuando la primavera vislumbra los brotes del durazno y la jacaranda se astilla en el morado tejo contigo redes de lascivia. XVII Por la calle se esparcen los geranios (el verde retrocede). Una mariposa azul galantea en el bifurque de caminos. Nace un manantial, los líquenes se abren. XVIII Esconde su canto la cigarra, en las hojas se envuelve para soñar en la copulación de la libélula. Te ofrezco el sabor de mi granada. XIX Cuándo vendrá a mi gruta de espejos el centauro. Cuándo yacerá sobre mis muslos y cuándo vendrá a ofrendarme la savia de sus brevas. XX Daga de luz separa los breñales. Me brinda su esencia luminosa. En medio de mi vientre duerme con los párpados sedientos y al ritmo de mi pulso. danza el germen transparente. El centauro penetra como un ángel en la gruta y las hogueras. Surca efervescencias, arrastra con unción la arena. ** María Elena Solórzano solmalena@hotmail.com Escritora mexicana (Delicias, Chihuahua, 1941). Licenciada en educación primaria, es profesora de biología. Tiene estudios de letras hispánicas, inglés y náhuatl. Asiste al taller de poesía de Oscar Wong. Ha publicado los poemarios Ecos (1980), Poema inconcluso (1985), Arco iris de papel (1996), Sirimiris (1997), Eterna amante (1997), En un rincón... (1998), Trueque al alba (1999), Miradas del ayer (1999), Viento de obsidiana (2000), Vestigios de luz (2002) y Gruta de espejos (2004). === Tiempo de morir Harol Gerzon Gastelú Palomino ==================== “Es como un fantasma que volviera, desde el fondo del tiempo, a mostrarme a los muertos y a cosas olvidadas”. Mario Vargas Llosa, Historia de Mayta “No son los asesinos sino los sobrevivientes los que vuelven al lugar del crimen”. Pablo de Santis, Filosofía y letras El 18 de julio de 1992, el Grupo Colina, un escuadrón de la muerte creado por los aparatos represivos del Estado Peruano, secuestró y asesinó a nueve estudiantes de La Cantuta, leyó una y otra vez Agustín. ¿Habían sido nueve u ocho los alumnos secuestrados y ejecutados por el entonces clandestino brazo armado de la dictadura fujimontesinista? El temible Grupo Colina. Temible Grupo Colina. Sonaba bien eso de temible Grupo Colina. Habría que añadirlo al texto. La historia oficial decía que habían sido nueve los estudiantes, pero él, Agustín, al amparo de la oscuridad y los matorrales, había contado ocho alumnos. ¿Por qué entonces siempre se hablaba de nueve estudiantes? Hizo una bola de papel y la arrojó al tacho. Reelaboró el texto: El 18 de julio de 1992, el Grupo Colina... Se acordó que tenía que poner temible Grupo Colina. Hizo otra bola de papel y la arrojó al tacho. Al menos estaba mejorando su puntería. ¿Qué día cayó ese 18 de julio de 1992? ¿Sábado o domingo? No lo recordaba. ¿Ya le estaría fallando la memoria? ¿Dónde había puesto el viejo calendario de 1992? Buscó inútilmente entre la pila de papeles, recortes periodísticos y apuntes que de vez en cuando Ximenita trataba de ordenar. ¿Su nieta lo habría botado a la basura al ver a la rubia desnuda que adornaba aquel ajado calendario? El 18 de julio de 1992, el temible Grupo Colina, un escuadrón de la muerte creado por los aparatos represivos del Estado, al amparo de la oscuridad, secuestró y ejecutó a ocho alumnos... ¿Fueron ocho, o nueve, los alumnos secuestrados y ejecutados por el Grupo Colina? Él había visto que se llevaron a ocho alumnos. Pero la historia oficial decía que fueron nueve alumnos. Nueve alumnos. Oficialmente. Sentía una opresión en las sienes. Se puso en pie y dio vueltas por su flamante estudio cuyas paredes estaban atestadas de libros que había ido acumulando a lo largo de toda su vida. Cuántos años de lectura estaban allí sobre los anaqueles. Libros que había adquirido en la desparecida Feria del Libro de la avenida Grau cuando ésta todavía no era una vía expresa y no estaba invadido por las putas y los ladrones. También los había comprado en Quilca, en Amazonas, en la Feria del Libro de la avenida La Marina. Hasta en El Virrey: a veces se había dado ese lujo. No era fácil conservar tantos libros: la fina capa de polvo que las cubría, que un día limpiaba y al siguiente reaparecía, parecía formar parte de ellas. A Mily no le gustaba leer. Siempre se molestaba cuando llegaba con su paquete de libros: hoy tragarás papel con tinta, le espetaba. Rossana tampoco leía, había salido a su madre. La que parecía haber heredado sus gustos era Ximenita. La niña siempre se llevaba varios libros a la vez que luego devolvía a los mismos lugares de donde los había sacado. Ximenita solía bombardearlo con preguntas sobre libros que él había leído hace más de medio siglo atrás. ¡El tiempo no le alcanzaría para releer todos sus libros! Se concentró otra vez en su labor: El 18 de julio de 1992, el temible Grupo Colina, un escuadrón de la muerte creado por los aparatos represivos del Estado para combatir a la subversión... Percibió que la puerta se abría despacito, que unos pasitos se acercaban de puntillas. Unas manitas le cubrieron los ojos. —¿Adivina, abue? —¿Carmencita? —¡Nooo! —¿Luisita? —¡Tampocooo! —¡Entonces es Ximenita! —hizo girar la silla, levantó a la niña, y con ella sobre los hombros, bajó al comedor. —¿Qué haces metido todo el día allá arriba, papá? —le preguntó Rossana. —Durmiendo, hija, ¿por qué? Rossana no le dijo nada, sólo lo miró, ¿con lástima, con ironía? ¿Pensaría que jubilarse lo había trastornado? —El abue está escribiendo una novela sobre La Cantuta —intervino Ximenita. —¿Sigues escarbando en el pasado, papá? Agustín no dijo nada. —¿Por qué no dejas en paz a los muertos, papá? Podrías escribir cuentos infantiles, fábulas, como antes. —¿Me dejas comer tranquilo, hija? Rossana hizo una mueca de disgusto. —¿Mañana vamos a ir a Huachipa, abue? Rossana volvió a torcer la boca. —Por si acaso, vamos a ir al zoológico. Si quieres, vienes con nosotros. Rossana no dijo nada. Terminaron de cenar en silencio. Agustín volvió a su estudio. ¿Su hija prefería que pasase las horas vegetando? ¿Algo le decía él cuando se pasaba horas y horas viendo televisión? No estaba, tampoco, todo el día metido en su estudio. Esta semana había pintado la fachada y las rejas de la casa para dejarla presentable para las Fiestas Patrias. ¿Rossana también quería que cocine, que planche, que le lave los calzones sucios? ¿No hacía la limpieza acaso? ¿Acaso no llevaba y traía del colegio a Ximenita? ¿No ayudaba a la niña a hacer sus tareas? Puso Las cuatro estaciones. La música empezó a brotar casi como un susurro por los parlantes empotrados en las esquinas de su estudio. Retomó su trabajo: El 18 de julio de 1992, el sanguinario Grupo Colina, al mando del Mayor del Ejército Peruano Santiago Martín Rivas, secuestró y ejecutó a nueve estudiantes de La Cantuta... ¿La ejecución fue en Huachipa o en Cieneguilla? ¿O fueron llevados primero a las instalaciones del Servicio de Inteligencia para ser interrogados? ¿Por qué decidieron ejecutarlos? ¿Sería cierto que fue una réplica al atentado a la calle Tarata?: el Estado había decidido darle a los senderistas de su propia medicina: combatir al terror con el terror. Tantas conjeturas, hipótesis y suposiciones dando vueltas en su cabeza. Si al menos pudiera entrevistar a Martín Rivas o a Pichilingue, los otrora jefes del grupo paramilitar, pero ambos ya estaban muertos, y los otros integrantes, también. Hizo la enésima bola de papel y la arrojó al tacho ya repleto. Ximenita entró a darle el beso de las buenas noches y a recordarle que mañana tenían que ir a Huachipa. —No te vayas a ir sin mí, abue. —Claro que no, hijita, cómo crees. —Me despiertas temprano, abue. —Ya, chiquita —dijo, besando las rosados y angelicales mejillas de su nieta. Él también tenía que irse a dormir. Guardó el CD en su lugar, apagó las luces y salió de su estudio. Una garúa intermitente, terca y persistente caía sobre La Realidad. Nada como Chosica y su eterno sol, pensó, ya en su lecho, recordando su paso por La Cantuta. Por lo visto, no iba a ser tan sencillo escribir su Trilogía guerrillera. Había pensado iniciar su Ciclo cantuteño con La universidad de los desaparecidos para luego seguir con Agustín el guerrillero y culminar con Cuadernos de Yanamayo, pero hoy se había trabado en las primeras líneas del primer capítulo de La universidad... ¿Dónde estaría el problema? ¿No estaría complicándose la vida tratando de contar la historia desde el punto de vista de los desaparecidos? ¿Sería creíble una historia contada por los muertos? ¿Y si Rossana tenía razón? Podría escribir Ximeneadas con las aventuras imaginarias protagonizadas por su nieta. O sus aventuras con Karem Geraldine en Piel de ángel. O La hija del sastre sobre su paso por Vallecito. Escribir sobre La Cantuta se le estaba complicando. La Cantuta. Recordó ese lejano 18 de julio de 1992: despertó en la madrugada con un fuerte dolor de estómago y fue a hacer sus necesidades al descampado frente a los dormitorios. Estaba cagando, cuando distinguió siluetas moviéndose en la oscuridad como fantasmas. Los cachacos, pensó, escondiéndose detrás de unos matorrales. Se arrepintió de no haber trancado la puerta. Venían a hacer una requisa, seguramente, a buscar material subversivo. Se dispuso a esperar a que los cachacos terminaran su labor y regresaran con el rabo entre las piernas a su base. Escuchó voces, gritos de protesta, lisuras. Después los soldados sacaron a los alumnos y los hicieron tenderse boca abajo en el patio. Siempre oculto detrás de los matorrales, escuchó y vio que pasaban lista. Uno, dos, tres... Escuchó su nombre al final de la lista y su corazón le empezó a latir con temor. Contuvo la respiración. Presentía que para nada bueno habían venido esa noche los soldados. Otra vez lo llamaron. Nadie respondió. ¿Por qué lo estarían buscando? ¿Por haber escrito Haciendo cola para el almuerzo? ¿Los cachacos creerían que ese poema era propaganda subversiva? Los soldados volvieron a iluminar los rostros de los alumnos, regresaron al dormitorio, salieron con las manos vacías. —¿Dónde mierda está Agustín? —preguntaron. Temió que alguno de sus compañeros lo delatara, dijera de repente ha salido a cagar. Se pegó al suelo, tratando de fundirse con la tierra. Nadie dijo nada. Escuchó pasos acercándose. Las linternas iluminaron el descampado, revolotearon sobre su cabeza como luciérnagas. Sintió que el corazón le iba a estallar. Las botas se alejaron. Respiró con alivio. Los soldados se llevaron a ocho alumnos. Me salvé por un pelo, pensaba ahora, echado en su cama, recordando la suerte de sus compañeros, los llamados desaparecidos de La Cantuta. A nadie, ni siquiera a Mily, que había sido su mujer, le había contado que él también había estado en La Cantuta ese 18 de julio de 1992. Hace tantos años ya. ¡Qué rápido había pasado el tiempo! Ahora era un profesor jubilado. El sueño, al fin, empezó a vencerlo. Mañana le esperaba una larga jornada..., tenía que organizar mejor sus ideas, ¿no sería mejor preparar fichas? Mañana... Lo despertaron los violentos golpes en la puerta y los ladridos de los perros en el patio. Pensó que era Ximenita. Estiró la mano para prender la luz, pero no halló el interruptor. Ximenita se estaría mojando bajo la lluvia. Iba a abrir la puerta cuando ésta estalló en pedazos y vio siluetas de porte militar entrando al dormitorio. —¡Los soldados! —escuchó que decían alrededor suyo. ¿Los soldados? —¡Quietos, terrucos de mierda, nadie se mueva o les metemos bala! ¿Qué estaba sucediendo? Le dolía el estómago. ¿Rossana le estaría jugando una mala pasada? No era ninguna broma, allí estaban los soldados, con los rostros cubiertos por pasamontañas y apuntándoles con sus fusiles. —¡Todos al patio, carajo! —les ordenaron. Salieron. Se sorprendió al reconocer el paisaje cantuteño bajo la luz de la luna llena. Allí estaba el imponente cerro Talcomachay queriendo alcanzar el cielo chosicano poblado por millares de estrellas. Escuchó, después de décadas, el rumor inconfundible del río Rímac. Y allí estaban sus antiguos compañeros de internado. Al frente estaba el descampado donde solían hacer sus necesidades. Un enmascarado empezó a pasar lista. Un alumno, dos alumnos, tres alumnos..., ocho alumnos. Al final escuchó su nombre. No contestó. Un haz de luz se concentró en su rostro. —Tú eres Agustín de Luisa, ¿no?, el autor de Haciendo cola para el almuerzo, ¿no? Permaneció en silencio. —¿Por qué chucha no contestas, terruco de mierda? ¿Acaso eres mudo, ah? —lo golpearon en la cabeza con la culata de un fusil. Mientras lo subían a empellones al portatropas, miró hacia el descampado desde donde, hace muchísimos años atrás, había sido testigo de esta noche que estaba viviendo ahora. Sus ojos se encontraron con unos ojos que él reconoció donde leyó el miedo, el temor. Quiso decir allí está Agustín, detrás de los matorrales, pero no dijo nada. El vehículo militar partió raudo hacia la Carretera Central. Nos están llevando a Huachipa para matarnos, pensó, tirado boca abajo, sintiendo en sus espaldas el frío cañón de un fusil. El portatropas se detuvo y los hicieron bajar. Reconoció la entrada al campo de tiro donde fueron ejecutados los cantuteños. Lo había visto en los diarios cuando empezaron las excavaciones para ubicar los restos de los desaparecidos. —¿Quién puso el coche-bomba en Tarata? —No sé. —¡Cómo que no sabes, terruco conchadetumadre! Lo empezaron a golpear. Preguntaban y lo golpeaban cada vez con mayor ferocidad. —¿Dónde está Abimael? ¿Abimael Guzmán? ¿El llamado presidente Gonzalo no había muerto hace años en la prisión de la Base Naval? —Murió hace años en la prisión de la Base Naval. —¿Murió hace años en la prisión de la Base Naval? ¿Qué estás diciendo, huevón? —lo golpearon sin piedad—. ¿Quieres hacerte el loco con nosotros, ah? ¿Tú crees que nosotros somos cojudos, ah? El paisaje empezaba a tomar forma. —¡Habla de una vez, o te mueres, terruco de mierda! —No sé nada. —Cómo que no sabes nada, terruco conchadetumadre. Siguieron ensañándose con él. Un enmascarado, bajo de estatura pero fornido, lo agarró de los cabellos y a la fuerza le metió en la boca el cañón de su pistola. —¡Habla o te mueres, terruco de mierda! El verdugo y su víctima se miraron. Uno tenía los ojos llenos de asombro, de sorpresa, de incredulidad; el otro tenía la mirada fría, inexpresiva, cansada como la de una tortuga. —¿Dónde chucha está Abimael, ah? Agustín pensó en Ximenita, en Rossana, en Mily. —¡Habla de una vez, o te mato, terruco conchadetumadre! Agustín pensó en su madre muerta cincuenta años atrás. Wañuspallallay sajisayqui, había escrito en su tumba. El enmascarado jaló el gatillo. Amanecía en La Realidad. Ximenita saltó alegremente de su cama y fue en busca de su abuelo. (1997, 2003, 2006) ** Harol Gerzon Gastelú Palomino gcolinacoma@yahoo.es Escritor peruano (Huancavelica, 1968). Pedagogo en arte y literatura, labora como profesor para el Estado. En 2004 obtuvo el Premio Nacional de Educación Horacio en cuento y, al año siguiente, finalista en novela en el mismo concurso. |||||||||||||||||||||||||||||| EL BUZÓN ||||||||||||||||||||||||||||| === Obras de teatro ======================================================= 8 de noviembre de 2006 Hola: Me interesaría saber si pueden enviarme obras de teatro —comedias— para una pequeña academia. Les agradezco. Saludos. Muy buena la página. Mauro Bara maurobara@hotmail.com === Buscando a Ángel Méndez =============================================== 10 de noviembre de 2006 Estimados amigos: Les escribe Frank Rodríguez, actor mexicano. Llevamos años tratando de encontrar a Ángel Méndez, quien nos dio el texto Vacaciones en el purgatorio, pero no hemos sabido de él. ¿Alguien sabe cómo localizarlo? Porque queremos ver si nos puede facilitar el texto El gordo y el flaco. Atentamente desde México, Frank Rodríguez frankmenudo@hotmail.com ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Los tres principios esenciales del arte literario son imaginación, imaginación e imaginación”. Ambrose Bierce, Diccionario del Diablo (en su definición sobre la novela; 1906). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. Si lo prefiere, puede recibirlas por correo electrónico escribiendo un mensaje a info@letralia.com, con la palabra "Condiciones" en el subject, o simplemente dando un doble click de ratón en el enlace siguiente: mailto:info@letralia.com?subject=Condiciones. ########################################################################### El alojamiento de nuestra página web en http://www.letralia.com es cortesía de Abracaadabra Network (http://www.abracaadabra.net) Letralia, Tierra de Letras, es una producción de JGJ Binaria (http://www.letralia.com/binaria) y circula para el mundo de habla hispana desde Cagua, Venezuela ########################################################################### Atentos: nuestra próxima edición circula el lunes 4 de diciembre de 2006