~~~~~~~~~~~~~~~ Año XI Cagua, Venezuela Nº 158 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 19 de febrero de 2007 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “De la intertextualidad al plagio”, Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Los premios de Axolotl. / Lima y Trujillo ganadoras. / | Breves Ganadores con eñe. / Los históricos. / Nace Remes. / | Desaires. / Imago Mundi. | | Editorial Letralia publica cuentos de amor de Carmen | Material Rosa Barrere. | especial | BCNegra destacó la vertiente científica de la | Noticias investigación policial. / Historia y novela histórica se | encuentran en Almuñécar. / Revocado por plagio premio La | Nación-Sudamericana a Sergio Di Nucci. / Cuba publica | selección de grandes narradores argentinos. / Delia | Aguiar gana el Concurso Antonio Villalba de Cartas de | Amor. / José Saramago es nombrado Hijo Predilecto de | Andalucía. / Cincuenta poetas participan en encuentro | internacional en México. / La literatura sorda infantil | se presenta en la Biblioteca Nacional. / Buscan | protagonista para filme basado en El amor y otros | demonios. / Ediciones SM lanza en México un diplomado | sobre literatura infantil. / Realizarán en Alicante | encuentro literario a favor de niños con cáncer. / | Guatemala será sede de Cilca 2007. / Bogotá celebra los | veinte años de su Feria Internacional del Libro. | | “ ‘Granujas’ de la literatura colombiana”, Germán López | Artículos y Velásquez. / “La dolce Beat”, Ricardo Hinojosa | reportajes Lizárraga. / “La música popular en Ella cantaba | boleros”, Alaíde Collins. / “Orwell y Asturias: | semejanzas y diferencias que definen la creación | literaria”, Carmen Malarée. / “El culto al héroe en la | enseñanza de la Historia: Germán Carrera Damas”, María | E. del Valle de Villalba. / “El muro fronterizo | México-USA: la dimensión ambiental”, Daniel Navarro. | | Juan Zapata Olivella: “El Caribe vive en cada uno de | Entrevistas nosotros”, Lidia Corcione Crescini. / Entrevista con | Eduardo González Viaña. “El corrido de Dante: una | metáfora sin documentos de la inmigración | latinoamericana en EEUU”, Eduardo Corrales. | | “Crisis del pensamiento en los albores del siglo XX”, | Sala de ensayo Valmore Muñoz Arteaga. / “Emilio Díaz Valcárcel: la | búsqueda del fondo del dilema puertorriqueño”, Frances | Rivera-Anaya. / “Aproximación al papel simbólico de los | perros de don Alejo en El lugar sin límites”, Marcos | Arcaya Pizarro. | | “Selomó”, Musa Ammar Majad. / “Cronogramas”, Gabriel | Letras Otero. / Tres relatos de Gisela Carlos Fregoso. / Cuatro | sonetos de Rolando Davidson. / Relatos de Nesfrán | Antonio González Suárez. / Tres poemas de Teresa Esparza | Oteo. / Dos cuentos de Zulema Retamal. / Poemas de María | Elena Anníbali. / “Los pasillos del juzgado”, Roderick | Guzmán Meza. / Tres poemas de Paz Díez Taboada. / “Velas | rojas”, Patricia del Pilar Garfias Cáceres. / Poemas de | Eleazar Morín. / “Una mosca que no deja dormir” | (extractos), Carlos de la Hoz Albor. / Poemas de Adriana | Lamela. / “Cetrería”, Yolanda Ramírez Michel. / Poemas | de Aldo Jara. | | “Pan de oro”, Luisa Miñana. | El regreso | del caracol | Buscando el rostro de Jorge Nunes. | El buzón | José Ángel Valente. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| PUBLICIDAD |||||||||||||||||||||||||| Si te gusta escribir... anímate a terminar ese poemario, novela o colección de relatos con el apoyo de profesionales. En Portaldelescritor.com tienes hasta 15 talleres literarios diferentes a tu disposición; algunos no los encontrarás en ninguna otra web de creación literaria, como el Taller de Poesía contemporánea, el de Microrelato, el de Inspiración para escritores, el Curso de Blogs o el Taller de Literatura y humor. Y, por supuesto, cursos de relato, novela, poesía, guión de cine... Y todo ello al alcance del bolsillo de cualquier escritor/a. Próximas convocatorias: 1 de marzo y 15 de abril. Infórmate en info@portaldelescritor.com O visita nuestra web: http://www.portaldelescritor.com ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| === De la intertextualidad al plagio Jorge Gómez Jiménez ============= El escritor argentino Sergio di Nucci ha protagonizado un agrio episodio en su país, al serle revocado el premio La Nación-Sudamericana que recibiera a finales del año pasado por Bolivia Construcciones. La razón: Agustín Viola, un joven lector de 19 años se puso en contacto con Editorial Sudamericana para advertir que la novela presentaba “extrañas similitudes” —como las ha llamado el jurado— con Nada, novela de la española Carmen Laforet que en 1945 ganó la primera edición del premio Nadal. Tales “extrañas similitudes” se acentúan entre las páginas 167 y 200. En el blog Persecuciones (http://persecuciones.blogspot.com) se cita un párrafo completo en el que se aprecia cómo Di Nucci cambió algunas palabras para adecuar Nada a lo que terminó siendo Bolivia Construcciones. En cursivas las frases que corresponden a la novela de Laforet: Entramos en un pasillo negro, completamente silencioso, (me acuerdo de que íbamos por una calleja negra, completamente silenciosa) cuando se abrió una puerta por la que salió despedido un peruano borracho (cuando se abrió una puerta por la que salió despedido un hombre borracho), con tanta mala suerte que cayó sobre Mariano, haciéndolo vacilar (con tanta mala suerte que cayó sobre Juan, haciéndolo vacilar). Pareció que a Mariano le corrió una descarga eléctrica por la espalda (pareció que a Juan le corría una descarga eléctrica por la espalda). En un abrir y cerrar de ojos le pegó una trompada en la mandíbula, y se quedó quieto, esperando que el otro se repusiera (en un abrir y cerrar de ojos le propinó un puñetazo en la mandíbula, y se quedó quieto, aguardando a que el otro se repusiera). Al cabo de unos segundos estaban enzarzados en una lucha bestial (al cabo de unos minutos estaban enzarzados en una lucha bestial). En su descargo, Di Nucci ha declarado a la prensa que, ya en su primera entrevista con el diario La Nación, había hablado de la reescritura “como un principio constructivo de la novela”. El escritor, colaborador asiduo en Página/12 (http://www.pagina12.com.ar) —donde no parece haberse hecho mención del lamentable episodio, al menos en su versión en línea—, recurrió a la existencia de trabajos académicos que reconocen la validez del procedimiento. “Con sólo introducir una única modificación un mismo texto cuenta otra historia”, indicó. Las acusaciones de plagio suelen excusarse tras el concepto de intertextualidad: todo lo que pueda escribirse hoy en día ya ha sido escrito anteriormente. Cualquier giro que creamos haber descubierto en el lenguaje puede tener referentes en el pasado. Ninguna palabra es nueva y ningún escritor puede aducir originalidad absoluta. Sin embargo, son todas éstas formulaciones que bien pueden sustentar una filosofía de la creación artística, pero que a fines prácticos no pasan de ser meras sutilezas. Aunque Di Nucci cita ejemplos como el sampleo o los ejercicios plásticos de Andy Warhol, los miembros del jurado —Carlos Fuentes, Tomás Eloy Martínez, Griselda Gambaro, Luis Chitarroi y Hugo Beccacece— no son de la misma opinión y han justificado su decisión de revocarle el premio en que la novela no es una “reescritura”, pues los retoques que el autor argentino hizo sobre el texto de la española son mínimos. Algo que se le ha criticado mucho a Di Nucci estos días es la ausencia total, en Bolivia Construcciones, de referencias explícitas a Laforet o a su obra: el lector estaría obligado, de esta manera, a encontrar los puntos en común entre ambas obras y, más, a perdonarlas en virtud de un supuesto ejercicio de intertextualidad. Y es que ahí radica uno de los principales problemas del plagio: si todo ya está escrito, ¿dónde se encuentra la frontera entre un homenaje y un robo? ¿Puede un autor, tras “introducir únicas modificaciones” a un texto de otro, aspirar a que su obra sea considerada, con todo derecho, original? Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Los premios de Axolotl. Recientemente fue anunciado el veredicto del I Certamen Literario Revista Axolotl, que en las categorías Cuento y Poesía auspició la revista literaria argentina Axolotl. En Cuento, el primer premio fue para “El juego”, por Santiago Raúl Repetto y el segundo para “Neanderthal”, por Pablo Bagnato, mientras que en Poesía el primer lugar fue para “Ojos negros para el verano”, por Mauricio Cappelli Figueroa, y el segundo para “Invocación de sombras y fábulas”, por Abraham F. Ortiz Lugo. En Cuento se otorgó menciones especiales a “Hermanos de sangre”, por Martín Andrés Hain; “La selva”, por María Vilalta; “Contra reloj”, por Marcelo Choren; “¿Dónde está el niño?”, por Lourdes Aso Torralba; “El mago”, por Gabriel López Nieto; “3.15 pm”, por Orlando Mazeyra Guillén; “Manjar de ratas”, por José Luis Muñoz, y “Estilo Furlán”, por Sergio Carlos Abdala, y fueron declarados finalistas “Equilibrio”, por Claudio Alejandro Amadeo; “A dúo”, por Adam Gai; “El número”, por Vanesa Guerra; “Siluetas”, por María Celeste Jordán; “El examen”, por Susana Lavega Belloni; “La llave”, por María Verónica Magadán; “Al revés, el cuento”, por Pedro Félix Novoa Castillo; “Imagen en el fondo de un espejo”, por Carolina Orlando, y “Tahití”, por Eduardo Luis Poggi. En Poesía las menciones especiales correspondieron a “De asedios y moradas”, por Estela Kallay; “El ayer de tus pasos”, por Dardo González, e “Himno autorizado para el desamor”, por Ángel Padilla, mientras que los finalistas fueron “Los tiempos que corren”, por Guillermo Mario Bianchi; una serie de poemas por Pedro Donangelo; “Nguenechen”, por Gregorio Andrés Echeverría; “Desde el aeropuerto”, por Ramiro Gairín Muñoz; “Un silencio como el del mar”, por Gonzalo Nicolás Geller; “Melodía de caníbales”, por Jorge Alberto Hotasegui; “Memorias de lluvias, tormentas y futuros”, por Armando Luis Lagarejo; “Por todo”, por Juan Coronel Maldonado; “El nudo”, por Leonardo León Melo Reyes; “Louis Armstrong”, por Carlos Rivera; “Cuatro poemas de Alcantarilla”, por Diego Martín Rotondo; “Once palabras”, por Jorge Daniel Santkovsky; una serie de poemas por Nicolás Tripaldi, y “Mis manos (Le canta el Sol a la Luna)”, por Ana Inés Urrutia. http://www.revistaaxolotl.com.ar/convoca10.htm Lima y Trujillo ganadoras. En el marco de la 3ª Feria del Libro de Trujillo, la Asociación Trujillo Arte & Literatura, organizadora del evento, premió en ceremonia especial a los ganadores del Concurso de Cuento convocado con este motivo el pasado 5 de febrero. De un total de 289 trabajos de seis ciudades de Perú, el jurado concedió el primer puesto a Harol Gasteló Palomino, de Lima, quien bajo el seudónimo “Carlos Franco”, presentó el cuento llamado “El río”, una historia sobre la violencia política vivida en su país. El segundo lugar fue ocupado por Carlos Tataje, de Trujillo, por “El Premio Schanzenbach”, presentado con el seudónimo de “William Willkaq”. El jurado, integrado por el editor de la revista Caretas, Jaime Bedoya, el escritor Guillermo Niño de Guzmán y el catedrático Luis Eduardo García, resaltó la calidad de los cuentos recibidos. http://www.ferialibrotrujillo.com Ganadores con eñe. A principios de este mes fue publicado el veredicto de la Campaña-Concurso Pro Ñ, que fuera convocado en Madrid (España) por el Círculo Independiente Ñ de Escritores, CiÑe, y Mandala & LápizCero Ediciones. Los tres primeros premios correspondieron a Maribel Romero Soler, por “Quiero ser yo”, Frontera Quiroga por “La señora respetable” y Aster Navas por “Primera plana”. Además el jurado destacó los relatos “Me negarás tres veces”, de David Condés de Bethencourt; “El cuarto del fondo, de Elvira Castro; “Ñ”, de Ethel Fossa Rojas; “Mamá Ñ”, de José Tena Tejado; “Amigas influyentes”, de María Soraya Geijo Uribe; “Mi compaÑera”, de Antonio Blázquez Madrid, y “No ungulados”, de Elena Román Torres. Se concedió mención especial, por su aportación al concurso, no ajustada a sus bases pero especialmente original, a los escritores Jorge Majfud, José Luis Najerson y Juana Ciudad Pizarro. Los ganadores recibirán un diploma de CiÑe, un lote de libros de autores de CiÑe publicados por Mandala & LápizCero y publicación en la Web de CiÑe. http://www.circuloindependiente.net/campana_pro_ene.htm Los históricos. La revista literaria peruana El Hablador acaba de publicar su edición Nº 13, que contiene un interesante dossier sobre la narrativa histórica. Textos de Mario Suárez Simich, Johnny Zevallos y una conversación con el narrador español Antonio Orejudo son los componentes de este trabajo central. Suárez Simich marca un panorama sobre la centralidad que ha venido cobrando la narrativa histórica peruana, al dar cuenta de las contradicciones sociales del país. Zevallos pone el énfasis en la construcción de comunidades imaginarias en la novela Sol de soles, de Luis Enrique Tord. En tanto, Antonio Orejudo distingue entre novela histórica y producto de la industria cultural. Aparte del dossier, la edición incluye textos de Francisco Izquierdo Quea, Carlos Yushimito, Armando Francesconi, Laisa Fernandez Toissin y Laura M. Martins, así como una entrevista a Enrique Congrains Martin a cargo de Giancarlo Stagnaro y Johnny Cevallos. El Hablador, también, se ha lanzado a la arena bitacoril con un nuevo blog en el que escriben varios de sus autores. http://www.elhablador.com Nace Remes. La escritora mexicana Issa Martínez Llongueras y el español Luis E. Prieto Vázquez han creado la Red Mundial de Escritores en Español, Remes, una página web-directorio cuyos objetivos son convertirse en un referente de consulta obligada sobre todos los escritores en lengua española (aunque su idioma vernáculo o habitual sea diverso) en cuanto a su biobibliografía general y específica, tanto para revistas, como para instituciones culturales, portales literarios u otros escritores; y poner un importante grano de arena en la lucha contra el habitual anonimato de la red, y, por ende, contra el frecuente fenómeno del plagio literario, que un instrumento tan universal y abierto (a la par que poco controlado) como Internet va propiciando cada vez con más asiduidad. Para formar parte de Remes basta con llenar un formulario que se encuentra en su Web. http://www.redescritoresespa.com Desaires. Hasta el 17 de marzo es posible asistir, en el Centro de Arte Moderno de Madrid (España), a la exposición “Desaires”, que reúne textos y poemas del libro homónimo de la escritora argentina Luisa Futoransky con fotografías de José Antonio Berni. Se trata de textos e imágenes en torno a las ruinas como una manera de las ciudades para revelarse ante nosotros. Según la escritora, las ruinas, “como los osarios, prueban la abolición de las fronteras y nacionalismos laboriosamente pergeñados”. Para encontrar respuestas, agrega Futoransky, “los viajeros van de ruina en ruina, las coleccionan y atesoran, incluso las ideológicas. Para satisfacer nuestra desmesurada apetencia de ellas los arqueólogos, antropólogos, los museos y la pluralidad de sacerdotes o conceptores turísticos —cuando no los ejércitos o los rapaces tombaroli que viven de desvalijar todo tipo de ruinas—, nos ofrecen nuevos mausoleos y despojos. Nuestro engolosinamiento es tal que cada generación continúa a producirlas y producirlos pues siempre habrá viajeros para seguir la signalética con los nuevos dardos de la visita”. El horario para apreciar este trabajo es de martes a sábado, entre 11 de la mañana y 2 de la tarde; y de 5 de la tarde a 9 de la noche. Centro de Arte Moderno Gobernador, 25 esquina San Pedro 28014 Madrid Telf.: 34-914298363 http://www.centrodeartemoderno.com Imago Mundi. A partir del 1 de marzo la poeta venezolana Mharía Vázquez Benarroch dictará su taller de poesía “Imago Mundi”, que tendrá una duración de seis meses y se realizará a través de sesiones de dos horas, de 5 de la tarde a 7 de la noche, todos los jueves en el Jardín Banco del Libro, en Altamira (Caracas). El objetivo del taller es ubicar al participante ante el trabajo creador tratando de que, mediante el esfuerzo sostenido en torno a la construcción y lectura del poema, pueda resolver los problemas inmediatos que son inherentes a su escritura personal. Al terminar el taller se publicará una antología de poemas con los textos de sus participantes. Vázquez Benarroch enviará a los participantes, con suficiente antelación, el material de apoyo, a fin de que los participantes realicen a tiempo las lecturas encomendadas semana a semana. La inscripción se puede tramitar hasta el 28 de febrero y cuesta 50.000 bolívares, mientras que la mensualidad será de 80.000, con descuento de 15% para los participantes que cancelen el monto total por adelantado. Vázquez Benarroch es poeta, corresponsal de guerra, guionista de cine y TV y narradora. En 1984, su primer poemario Guerrero llevado adentro ganó el Premio Fernando Paz Castillo de Poesía, el Primer Premio de la Bienal de Poesía del Ateneo del Tigre y una Mención de Honor en la Bienal de Poesía Chío Zubillaga. Su segundo poemario, As de corazones (1986), ganó también la III Bienal de Poesía Francisco Lazo Martí de Calabozo y el Premio de Poesía Miguel Hernández de la Ciudad de Sevilla, y con el tercero, Balada de los 40 años, ganó el Primer Premio del II Concurso de Poesía en Español promovido por el Queen Mary and Westfield College de la Universidad de Londres. Ha publicado además los poemarios Mujeres de Atenas (poemas del exilio 1990-2002), en 2003 (Editoriale Pallavicino, Venecia, Italia), y Estirpe de lobos (poemas 1996-2004), en 2005 (Editorial Toledana, Toledo, España) y el libro de cuentos policiales La ciudad de la furia (Bogotá, Colombia, 1989). http://amarrandolapacienciaaunarbol.blogspot.com mhvazquez@yahoo.com Teléfono: (0212) 8642170 ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com ||||||||||||||||||||||| MATERIAL ESPECIAL ||||||||||||||||||||||| === Editorial Letralia publica cuentos de amor de Carmen Rosa Barrere ===== Editorial Letralia, el espacio de difusión de libros digitales en la Tierra de Letras, publicó en su colección Narrativa, el pasado 14 de febrero, en conmemoración del Día de San Valentín, el libro 31 cuentos de amor rosados y no tanto, una recopilación de relatos de la escritora argentina Carmen Rosa Barrere. El libro puede descargarse gratuitamente en forma de un archivo PDF (2,2 Mb) o apreciarse en línea en la dirección: http://www.letralia.com/ed_let/31cuentos Nacida en Posadas, Misiones, en 1923, Barrere recupera los 31 preceptos del Tratado del amor cortesano, libro que Andreas Capellanus escribiera en 1184 bajo encargo de la Condesa María de Troya, y en los que retrata los “códigos de amor” empleados por Eleonora de Aquitania, madre de la condesa, quien se llamara a sí misma “Reina de Inglaterra por la cólera de Dios” y tuviera una juventud fogosa y desenfrenada. Con tales preceptos, Barrere ha creado esta colección de igual número de relatos, los cuales —inundados de picardía, pasión y ternura a partes iguales, e ilustrados con obras maestras de la pintura— abordan el tema eterno del amor desde una gran variedad de perspectivas: romances tórridos, amores prohibidos, infidelidades, homosexualidad, pasiones mortíferas. Cada relato viene precedido por su correspondiente precepto, así como por una cita sobre el tema, de alguna gran firma de la literatura mundial. Escritora y docente, Barrere se graduó de maestra normal en 1942. Ejerció hasta 1951 en escuelas de la Provincia de Misiones. Fundó y dirigió el Instituto Marcelo Torcuato de Alvear (Don Torcuato, Provincia de Buenos Aires, 1962-1975) para la enseñanza preescolar, primaria y secundaria con especialización en secretariado comercial. Cursó pedagogía y ciencias de la educación en la Universidad de Olivos (Provincia de Buenos Aires, 1964). Egresó con el título de martillero público y corredor de bolsa (1967) y realizó estudios de control mental en el Instituto Silva Mind Control (1975), para el que dictó cursos en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay y Venezuela. Fundó y dirigió el Instituto Superior de Relajación Dinámica, con sede en Buenos Aires (1980-87). Textos de Carmen Rosa Barrere han aparecido en revistas femeninas como Damas y Damitas, Estampa, Vosotras, Ellas y Mujer, entre otras, así como en el periódico Punto y Aparte, de Florida (EUA). Participó como secretaria de Redacción en la fundación de la revista Vivir en Armonía, en Posadas, bajo la dirección del padre Bartolomé Vanrell. Ha recibido el premio de honor de la Fundación Avon (1995), primer premio del Concurso Literario de la Fundación Fatsa (1995), segundo Premio Editorial Henna (Salta, 1997) por su novela Alas de cera y finalista en el certamen de la Biblioteca Popular de San Isidro (Provincia de Buenos Aires, 2000). Ha publicado los libros de divulgación ABC de la relajación y sus beneficios y ABC de la reprogramación positiva (1999) así como la colección de relatos 31 cuentos de amor rosados y no tanto (2003). |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** BCNegra destacó la vertiente científica de la investigación policial Del 5 al 10 de febrero se realizó el III Encuentro de Novela Negra de Barcelona (BCNegra, http://www.bcn.es/cultura/bcnegra), en España, que reunió a 23 autores españoles y de otros países, así como editores, especialistas en novela policíaca, expertos y profesionales de la investigación. Con motivo del Año de la Ciencia que se celebra en la capital catalana, la nueva edición de BCNegra quiso dar “especial relevancia” a la vertiente científica de la investigación policial. “No sería ajustado decir que hemos estado a punto de morir de éxito, pero la verdad es que en muchos casos el aforo se nos ha quedado pequeño. Y creo que el nivel de los debates ha sido muy alto”, señala Paco Camarasa, comisario del evento, quien agregó que BCNegra empieza a convertirse en una cita de referencia tanto para los aficionados al género como para los autores. De hecho, se ha afianzado lo que empieza a ser una tendencia entre las editoriales, que lanzan algunas novedades coincidiendo con el evento. “Es un lujo tener a especialistas como Jorge Wagensberg (físico y director del Museo de la Ciencia de Barcelona) y a expertos policiales entre nosotros, porque pensamos que la novela negra tiene que adaptarse a las nuevas realidades, y la Policía Científica, lo que antes llamábamos ‘la brigada técnica’, es una nueva realidad”, explicó Camarasa, quien además es propietario de la Librería Negra y Criminal de Barcelona. Camarasa apuntó que se quiere “desmitificar” la realidad de este cuerpo especializado de policía. “El trabajo que realiza la Policía Científica tiene poco que ver con lo que transmiten las series de televisión”, afirmó Wagensberg. A su juicio hay que acercar el modo de trabajar de estos especialistas a la gente de a pie, y para ello “son estos expertos los que tienen que explicar el papel de la Policía Científica y cómo repercuten sus investigaciones en la resolución de los delitos”. En este sentido una de las mayores atracciones del encuentro fue la escenificación de un llamado a la policía, tras el asesinato ficticio de un empresario. Un centenar de personas se reunió para presenciar una “escena del crimen” dramatizada, a la que sin embargo asistieron agentes policiales, juez, paramédicos y forense reales para levantar el cadáver e iniciar las investigaciones. Después de unos 90 minutos alrededor de un muerto muy vivo, los espectadores se marcharon sin saber cómo ni por quién fue asesinado el empresario. Si hubiera sido un capítulo de CSI Las Vegas, en esa hora y media todo se habría resuelto y el asesino habría sido apresado. “Es la gran diferencia entre la realidad y la ficción”, dice Dani Martínez, jefe de la policía científica de los Mossos d’Esquadra. “La parte científica del CSI se acerca bastante a la realidad, pero no la rapidez con la que resuelven los crímenes”. Camarasa destacó la importancia de que escritores de países musulmanes, como el argelino Mohamed Moulesshoul (alias Yasmina Khadra) o el marroquí Jean-Pierre Koffel, participasen en el encuentro, pues “esto demuestra que la novela negra y criminal no es sólo un género de Occidente, sino abierto al mundo”. En su opinión es un género sin fronteras. “No se puede construir un nuevo Muro de Berlín entre autores en función de su procedencia geográfica o cultural”. Autores como Khadra o Koffel representan, en opinión del comisario, “una corriente literaria, dentro del género, muy crítica, con todos los integrismos, el musulmán y el cristiano”, pues “son capaces de denunciar valientemente sus propias miserias, pero también las nuestras, y decir en voz alta que Osama Bin Laden y George Bush son las dos caras de la misma moneda, se retroalimentan mutuamente”. La figura más relevante del encuentro fue el novelista sueco Henning Mankell, que recibió el Premio Pepe Carvalho 2007 y celebró un acto con sus lectores en el Teatro Romea de Barcelona. Mankell es el creador literario del inspector Kurt Wallander. Fuentes: Ayuntamiento de Barcelona • Colpisa • El País *** Historia y novela histórica se encuentran en Almuñécar Entre el 8 y el 1o de febrero se realizaron en Almuñécar (Granada, España) las II Jornadas de Historia y Novela Histórica, que bajo la dirección de José Calvo Poyato reunieron a novelistas y editores de este sector para analizar su situación actual y su futuro. En las mesas redondas y conferencias participaron novelistas como Magdalena Lasala, Manuel Titos, Almudena de Arteaga, Xavier Casals y el propio Calvo Poyatos, editores como el director editorial del sello Debolsillo, Juan Díaz Acuña, y varios investigadores y docentes en el área de la historia. Tras la inauguración de las jornadas se abrió el debate con una conferencia de Antonio Gómez Yebra sobre autores andaluces de novela histórica y otra de Calvo Poyatos, sobre este género y la novela negra. El viernes 9, Magdalena Lasala ofreció su conferencia “La Granada nazarí y el adiós al Paraíso”. También se aportó visiones sobre el mundo editorial, la mujer en la novela histórica o la situación del género en el panorama literario actual. Díaz Acuña, director de Debolsillo, sello perteneciente a Random House Mondadori, afirmó en Almuñécar que la novela histórica “es el género literario que más se está vendiendo en el mercado, con diferencia”. Los grandes autores que están vendiendo ahora, como Julia Navarro o José Falcón, “están volcados en el apartado de novela histórica”. Dentro de este tipo de novelas, las que más éxito tienen, según el editor, son “las que mezclan novela histórica con intriga, o novela negra con novela histórica”. Rechazó el tópico de que en España no se lea, agregando que a su juicio “se debe de leer mucho, porque se vende bastante”, y en este sentido apuntó que aunque los índices de lectura españoles no son como en otros países de Europa, la editorial que dirige está vendiendo en España cinco millones de ejemplares “y no deja de ser un sello editorial”. Matizó, no obstante, que “cuando un producto de consumo es masivo también se tiene que ajustar a las leyes del mercado” y apuntó que en la actualidad las editoriales, más que buscar nuevos formatos para llegar al cliente o lector, “estamos buscando la manera de vender los libros”. En este sentido, indicó que la mitad de los libros que se venden en España “los están vendiendo grandes cadenas de hipermercados y grandes cadenas de librerías, en lugar del librero tradicional como hace 20 años”. La escritora Almudena de Arteaga del Alcázar pronunció una charla sobre las “mujeres que desafiaron a sus propios tiempos”, una constante en su trayectoria literaria ya que, desde que empezó a escribir, no ha dejado de ensalzar a las mujeres en la novela histórica. “Esas mujeres que tuvieron una relevancia histórica importante y que, sin embargo, en los ensayos que se han escrito hasta ahora, no se les dio esa importancia”, subrayó. Fuentes: Granada Digital • Ideal Digital *** Revocado por plagio premio La Nación-Sudamericana a Sergio Di Nucci El jurado del Premio de Novela 2006 organizado por la editorial Sudamericana y el diario argentino La Nación (http://www.lanacion.com.ar) revocó el fallo que en septiembre de 2006 —como informamos en nuestra edición 148, http://www.letralia.com/148/0902bolivia.htm— favoreció a la novela Bolivia Construcciones, de Sergio Di Nucci, por contener fragmentos de Nada, una obra de la española Carmen Laforet (1921-2004). Tras la denuncia del plagio, consignada ante Sudamericana vía correo electrónico por Agustín Viola, un joven de 19 años, los miembros del jurado fueron convocados y constataron que la novela premiada presentaba varias similitudes con Nada, publicada en 1944 y ganadora de la primera edición del premio Nadal, en 1945. Si bien la acción de Nada transcurre en la España posterior a la Guerra Civil y Bolivia Construcciones narra las peripecias de un inmigrante boliviano en Buenos Aires, el jurado que integran los escritores Carlos Fuentes, Tomás Eloy Martínez, Griselda Gambaro, Luis Chitarroni y Hugo Beccacece encontró las similitudes señaladas entre ambas novelas particularmente en los pasajes de Bolivia Construcciones (202 páginas) que van de la página 167 a la 200. Ni en ese tramo ni en ninguna otra parte de la obra de Di Nucci se menciona la novela Nada, así como tampoco se menciona a Carmen Laforet. Verificada la situación, el jurado emitió un comunicado explicando su decisión: “Un lector, Agustín Viola, de 19 años, informó sobre ‘extrañas similitudes’, que el jurado desconocía, entre la novela Bolivia Construcciones (Premio de Novela La Nación-Sudamericana 2006), de Bruno Morales (seudónimo de Sergio Di Nucci) y Nada (1944), de la autora catalana Carmen Laforet. Sin ser tan extrañas, las similitudes existen en varias zonas de la novela. Bien sabemos que las distancias entre texto ajeno y propio, entre copia y originalidad, son muy difusas, y que incluso cierta crítica especializada ha borrado esas distancias. Las discusiones al respecto podrían ser infinitas. Sin embargo, la manera en que se efectúa la apropiación es la que determina su validez dentro del discurso literario. En el caso de Bolivia Construcciones, los fragmentos de Nada, incluidos con mínimos retoques, no significan una reescritura. La novela avanza, las situaciones siguen porque Carmen Laforet las aporta. La ética de un escritor, su honestidad intelectual, consiste en adjudicar a quien corresponda lo que no es fruto de su propio trabajo. Por todo eso, y de acuerdo con los requisitos y facultades conferidas en las bases del Premio de Novela La Nación-Sudamericana 2006, el jurado resuelve revocar el fallo”. Consultado telefónicamente por La Nación, Di Nucci dijo: “Desde la primera entrevista con La Nación hablé de la reescritura como un principio constructivo de la novela, que por algo se llama Bolivia Construcciones. Hubo ya trabajos académicos que identificaron y elogiaron ese procedimiento, que lo hizo gente de manera mucho mejor, como Juan Rodolfo Wilcock en sus primeras crónicas y en sus últimas novelas italianas. Con sólo introducir una única modificación un mismo texto cuenta otra historia”. El escritor agrega que nunca fue su intención “perjudicar a Carmen Laforet. Por el contrario, quise que Nada, la novela de ella, tuviera más lectores y no menos. Nada es una novela clásica que se enseña a los chicos en el secundario. Quise que Nada se reconociera en Bolivia Construcciones. Es decir, se quiso mostrar a Nada, no se la quiso ocultar, lo cual hubiera sido muy fácil. Se quiso señalar a esta otra novela, no ocultarla, se la quiso homenajear, no cancelarla. Esto de la reescritura de Nada se hace en música con el sampleo, o en artes plásticas, como lo que hizo Warhol con La última cena”. Por su parte, el director editorial de Sudamericana, Pablo Avelluto, manifestó: “Estamos muy tristes por lo que ocurrió, pero también estamos muy orgullosos del jurado del premio y muy contentos con él y con la actitud que tomó, que, por supuesto, respaldamos totalmente. Ahora, nuestros abogados están estudiando cuáles son las medidas que tenemos que tomar ante esta situación completamente inesperada”. Bolivia Construcciones, de la que ya se han vendido más de 10.000 ejemplares, fue editada en noviembre y resultó la ganadora del certamen por sobre otras 243. Fuentes: Clarín • La Nación *** Cuba publica selección de grandes narradores argentinos El pasado lunes 12 de febrero fue presentado en la XVI Feria Internacional del Libro de La Habana el libro Narrativa argentina contemporánea, que editado por el sello cubano Arte y Literatura incluye textos de más de veinte narradores de la nación sudamericana, invitada de honor en la cita editorial. En el libro aparecen cuentos de autores de prestigio pero no tan reconocidos por su obra, en una difícil selección que corrió a cargo de la escritora argentino-cubana Basilia Papastamatiu. Hay una diversidad de temas, estilos y lenguajes, e inserta a autores de hasta la década de los 90 con una creación de peso, dijo la compiladora, una activa promotora literaria en la isla. Explicó que no están incluidos relatos de los destacados escritores Julio Cortázar y Jorge Luis Borges, por citar creadores sumamente publicados y de alta valía, aunque sí están por ejemplo Haroldo Conti y Rodolfo Walsh. Sorprende, dijo, la calidad de piezas de escritores aún no conocidos en la isla, de ahí que están incluidos en este título. El citado libro se une a las otras publicaciones realizadas en Cuba, en ocasión de esta edición de la feria, que editan por primera vez o reeditan creaciones de la poética y la narrativa de diversos autores argentinos. Junto a Arte y Literatura está el sello Casa de las Américas con varios títulos, y a las jornadas de intercambio literario y académico de la cita del libro y la lectura se añaden las mesas de análisis de la narrativa argentina actual, con la presencia de escritores de esa nación. La feria se mantuvo abierta al público entre el 8 y el 18 de febrero, superando en 150.000 personas el registro de la edición de 2006. Con la asistencia de figuras de la talla del Nobel de Literatura de 1986 Wole Soyinka, la escritora mexicana Elena Poniatowska y el historietista argentino Joaquín Lavado “Quino” —autor de las tiras gráficas de Mafalda—, la feria tuvo una asistencia de 650.000 personas y 1.493.000 ejemplares de libros vendidos, casi el doble de los 788.000 textos de la edición del año anterior, según informó el presidente del Instituto Cubano del Libro, Iroel Sánchez. Fuentes: AIN • Europa Press *** Delia Aguiar gana el Concurso Antonio Villalba de Cartas de Amor La Escuela de Escritores (http://www.escueladeescritores.com) hizo público este 14 de febrero el fallo de la sexta edición del Concurso Antonio Villalba de Cartas de Amor, en el que se premiaba la mejor misiva amorosa. La ganadora resultó ser la escritora Delia Aguiar Baixauli, de 33 años, vizcaína de nacimiento y madrileña de adopción, quien recibió el premio de 500 euros, el “corazón roto y un pack romántico-desengañado”, tal como rezaban las bases del certamen. Más de 1.200 textos se recibieron en el certamen, en el que según los organizadores primó una mayor calidad que en años anteriores, con cartas de amor que por lo general narraban historias completas muy bien construidas. Otro dato interesante fue la masiva participación femenina, casi el 65% del total. De los siete finalistas, seis eran mujeres. Aguiar Baixauli, asidua de los certámenes y foros literarios por Internet en donde ya ha tenido éxito ganando varios premios, ganó el certamen con el relato “Tarifa plana”, en el que cuenta la historia de dos personas que deben mantener una relación a distancia, por teléfono, y está escrito “de una manera magistral, con imágenes potentísimas capaces de deslumbrar al lector aun más que el desconsolado final”, como comentó uno de los miembros del jurado. Tanto este relato como los otros finalistas se pueden leer en el portal de la Escuela de Escritores (http://www.escueladeescritores.com). El objetivo de este centro, dedicado a impartir talleres literarios, era invitar a los aficionados a la escritura a “expresar sentimientos sin acudir a los tópicos tantas veces manoseados y a las generalidades vacías de la menor emoción verdadera”. Cada año el certamen convoca a millares de autores tanto de España como de Latinoamérica. La Escuela de Escritores adquirió renombre internacional el pasado año al convocar una iniciativa para elegir la palabra más bonita del español y celebrar así el 23 de abril, Día del Libro. Entonces, tal como ahora, los internautas hispanos eligieron el amor. Fuente: Escuela de Escritores *** José Saramago es nombrado Hijo Predilecto de Andalucía El Consejo de Gobierno de la Junta acordó el pasado 14 de febrero otorgar al escritor portugués y premio Nobel de Literatura, José Saramago, la distinción como Hijo Predilecto de Andalucía, con motivo de la celebración, el próximo día 28, del Día de Andalucía, según informó en rueda de prensa el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías. El Ejecutivo autonómico ha distinguido este año con las medallas de Andalucía el matador de toros Miguel Báez “El Litri”; la escritora cordobesa Juana Castro; el empresario Ramón Contreras, ex presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla; el cantante linarense Raphael; la bailaora Eva Garrido “La Yerbabuena”, hija de emigrantes nacida en Frankfurt y vinculada a Granada; el músico y compositor portuense Javier Ruibal; la almeriense María García Torrecillas, exiliada en México desde la Guerra Civil; los baloncestistas Carlos Cabezas, Berni Rodríguez y Felipe Reyes, campeones del mundo el pasado año en Japón; y el Real Betis Balompié, club de fútbol sevillano que celebra este año el centenario de su fundación. En esta edición, la Junta une con el título de Hijo Predilecto de Andalucía al “único Premio Nobel portugués”. Nacido en 1922 en la aldea de Azinhaga, en la región central de Ribatejo, este escritor “mantiene una fuerte vinculación con España y con Andalucía, especialmente cultivada desde que en 1986 conoció a su actual esposa, la periodista granadina Pilar del Río”. Zarrías destacó “su compromiso con el género humano” y el “estilo limpio y de gran hondura alegórica de su escritura”. De formación básicamente autodidacta, en sus novelas “la crítica a los aspectos más decadentes de la sociedad actual se combina con la aparición de personajes y de comportamientos excepcionales contra corriente que, según el escritor, son los que hacen que el mundo sea habitable”. En el caso del torero retirado Miguel Báez Espuny “El Litri”, caracterizado por “su valor y sus numerosos triunfos en las principales plazas”, el Consejo significó que es miembro de una dinastía de matadores que inició su padre Miguel Báez Quintero (primero en usar el apodo), prosiguieron él mismo y su hermano Manolo, y actualmente representa en los cosos su hijo Miguel Báez Espínola. Este nuevo Medalla de Andalucía nació en la ciudad valenciana de Gandía en 1930, pero se crió en Huelva. En el ámbito deportivo, la Junta distingue al Real Betis Balompié, que este año celebra el centenario de su fundación y “es uno de los equipos más populares de España”, con una afición “que ha destacado por su fidelidad tanto en los triunfos como en las derrotas, bajo el conocido lema del “viva el Betis manque pierda”, señaló Zarrías. En 1977 ganó la primera Copa del Rey, además de obtener otra en 2005, y ser también el primer equipo andaluz en alcanzar la Primera Categoría de la Liga Nacional (competición que ganó en la temporada 1934-35 con jugadores como Urquiaga, Areso, Aedo, Lecue o Peral) y en clasificarse para la Liga de Campeones, en la 2004-05. En el mismo campo, el gobierno andaluz galardona a los jugadores malagueños del Unicaja Carlos Cabezas y “Berni” Rodríguez, y al cordobés Felipe Reyes, pívot del Real Madrid. Estos tres jugadores andaluces que integran la denominada Generación de Oro del Baloncesto Español, un grupo liderado por Pau Gasol que en 1999 obtuvo en Lisboa el Mundial Junior frente a Estados Unidos y que el pasado verano culminó su trayectoria al ganar el Campeonato del Mundo de Japón. De otro lado, la Junta distingue a la escritora Juana Castro, nacida en Villanueva de Córdoba en 1945, que ha “dedicado su obra y su vida a la defensa de los derechos de la mujer”. Profesora de Infantil y miembro de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, es autora de una docena de libros de poesía y ha colaborado con diversos medios de comunicación como articulista y crítica literaria. En el ámbito del flamenco, el Consejo de Gobierno acordó entregar una medalla a Eva Garrido “La Yerbabuena”, nacida en 1970 en Frankfurt (Alemania), si bien a los 15 días de vida se trasladó a la tierra de sus padres, Granada. Comenzó a bailar a los 12 años, de la mano de importantes artistas andaluces y completó su formación artística en La Habana (Cuba) donde estudió coreografía. Fue galardonada en 2001 con el Premio Nacional de Danza, año en el que también recibió su tercer Premio Flamenco Hoy y el Premio Time Out de Londres. En 2002 consiguió el Giraldillo a la Mejor Bailaora en la Bienal de Sevilla, y recientemente obtuvo dos Premios Max. En el campo empresarial, el Ejecutivo autonómico concede la Medalla de Andalucía a Ramón Contreras Ramos, del sector de la construcción, nacido en la localidad sevillana de Salteras en 1939. En la actualidad es consejero del grupo de empresas Azvi, dedicado a la construcción de obra pública. Presidió la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Sevilla entre 1998 y 2006, y ocupó otros relevantes cargos, como la presidencia de la Comisión de Creación de Empresas del Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España. También se distingue con la Medalla de Andalucía a María García Torrecillas, “ejemplo de las mujeres andaluzas que se vieron obligadas a exiliarse a causa de la Guerra Civil”. Nacida en Albánchez (Almería) en 1916, en una modesta familia, actualmente reside en Monterrey (México)”. Su biografía está marcada por “el sufrimiento y la persecución, pero también por el heroísmo y la entrega a sus semejantes”. Colaboró con la República durante la contienda española y la llegada de las tropas franquistas a Barcelona motivó su exilio a Francia, donde atendió como enfermera a mujeres refugiadas. En cuanto a Rafael Martos Sánchez, Raphael, Zarrías subrayó que es uno de los principales cantantes de habla hispana, “intérprete de grandes éxitos que se distingue por una voz prodigiosa y una particular manera de interpretar las canciones con gran expresividad”. Por último, el músico Javier Ruibal, nacido en 1955 en El Puerto Santa María (Cádiz), posee un “estilo innovador que aúna ritmos y culturas diferentes”. Compositor, guitarrista, cantante y arreglista, en su música confluyen el flamenco, la música sefardí y magrebí, el jazz y el rock”, así como las “referencias a la poesía española, especialmente de la Generación del 27”. Ha ofrecido conciertos junto a figuras como Pablo Milanés, Joaquín Sabina o Carlos Cano. El acto oficial de concesión de las Medallas de Andalucía y del título de Hijo Predilecto se celebrará el próximo 28 de febrero en el Teatro de la Maestranza, tras el Pleno institucional que celebrará el Parlamento andaluz, y estará presidido por el presidente de la Junta, Manuel Chaves. Fuente: Europa Press *** Cincuenta poetas participan en encuentro internacional en México Desde este 15 y hasta el 21 de febrero se realiza en México el III Encuentro Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer Cámara, donde su obra, la de su compatriota José Gorostiza, Los Contemporáneos y la poesía mexicana serán los temas centrales alrededor de los cuales discutirán los cincuenta poetas participantes. La titular del Instituto Estatal de Cultura, Norma Lilí Cárdenas Zurita, dijo que en un esfuerzo conjunto del gobierno de Tabasco y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (http://www.cnca.gob.mx/cnca/buena/inba), el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada, tendrá a partir del presente año el rango de Iberoamericano, aumentando el monto del premio a 100 mil pesos. En el encuentro participan más de cincuenta poetas procedentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Paraguay, Perú, República Dominicana y México. Por Tabasco toman parte veinte autores, en su mayoría jóvenes. Las sedes del encuentro, en las que se desarrolla medio centenar de actividades culturales, son la Casa de Artes José Gorostiza, el Planetario Tabasco 2000, el Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara, el Parque Museo de La Venta, el Teatro Esperanza Iris, Galerías Tabasco, centros educativos y asistenciales del estado y el Mercado José María Pino Suárez. Las actividades se iniciaron con la inauguración de la Feria del Libro, el jueves 15 de febrero, en la Casa de Artes “José Gorostiza”. Cinco conferencias magistrales; una mesa redonda; diez mesas de trabajo con lectura de obra; catorce lecturas en instituciones educativas, mercado y centros asistenciales; cinco presentaciones colectivas de libros; cinco talleres de poesía; maratón de lectura poética; cinco programas especiales de televisión, un homenaje (acto cívico); una exposición arqueológica; recorrido al espectáculo de luz y sonido del Parque La Venta y dos espectáculos escénicos son los eventos que conforman el programa. Fuente: Notimex *** La literatura sorda infantil se presenta en la Biblioteca Nacional La Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE, http://www.cnse.es), bautizó el pasado sábado 17 el libro Érase una vez la LSE: cuentos para niñas y niños sordos, que acompañado por un DVD agrupa clásicos populares y cuentos de creación propia para acercar las letras a la infancia sorda española. La actividad se realizó en la Biblioteca Nacional de España y contó con más de un centenar de asistentes. Estuvo presidido por el presidente de la CNSE, Luis Cañón; el director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco; el director general de la Fundación Carrefour, Guillermo de Rueda, y el director gerente de Obra Social Caja Madrid, Carlos María Martínez. También acudieron personalidades del mundo de la cultura y la discapacidad y todos los miembros del Consejo de la CNSE. Con la participación de cuentacuentos discapacitados, se procedió igualmente a la presentación de Pepe cuentacuentos y otros cuentos, también compuesta por un libro y un DVD interactivo en el que se proponen juegos y numerosas actividades que el pequeño lector puede realizar como complemento a la lectura. Es totalmente accesible ya que contiene lengua de signos española, subtítulos y voz en off. Los profesionales de la CNSE han intentado que esta obra, además de animar a leer a la infancia sorda, le aporte valores tan importantes como la solidaridad, el respeto o la convivencia. La gallinita roja, El sastrecillo valiente y La casita de chocolate tuvieron su protagonismo en la presentación pero las auténticas estrellas de la jornada fueron las niñas y niños sordos. Actuaron como auténticos actores y actrices ante una sala abarrotada de gente que aplaudió encantada tras la representación. Fuentes: CNSE • Minoría Sorda *** Buscan protagonista para filme basado en El amor y otros demonios Entre el 23 y el 25 de febrero, Aliciafilms (http://www.aliciafilms.com), la compañía productora de la película Del amor y otros demonios (http://www.delamoryotrosdemonios.com), basada en el libro homónimo del colombiano Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura 1982, buscará en Costa Rica a la actriz que interpretará el papel protagónico. Aliciafilms buscará a su protagonista entre niñas de 13 años (o que luzcan de esa edad), de tez blanca y preferiblemente de ojos claros y pelirrojas. Sierva María, la marquesita de cabellos largos creada por García Márquez, será el personaje a interpretar por la pequeña que escoja la compañía. Las pruebas son abiertas para todas las personas interesadas y se llevarán a cabo de 8 de la mañana a 12 del día y de 1 a 5 de la tarde, en el Centro Costarricense de Producción Cinematográfica, ubicado en la Casa Amarilla 100 Norte, detrás del INS, una casa esquinera de color gris y de tres pisos. La compañía, fundada por Hilda Hidalgo —quien dirigirá el filme— y la productora Laura Pacheco, realizará la película bajo la coordinación de Laura Imperiale, una de las más reconocidas productoras del cine iberoamericano (El crimen del Padre Amaro, Nicotina, La perdición de los hombres, Así es la vida, entre otras). Gracias al importante patrocinio de la empresa DHL se han financiado los preparativos de la película, la cual se espera filmar en locaciones reales en Cartagena de Indias, en el segundo semestre de este año. Clara María Ochoa, de CMO Producciones, es la coproductora en Colombia, quien ha realizado películas como Rosario Tijeras, Bolívar soy yo, Como el gato y el ratón y, recientemente, Soñar no cuesta nada, que se convirtió en el filme colombiano más taquillero de los últimos quince años con más de un millón de espectadores. Además de la participación de estas figuras tan importantes de la escena cinematográfica latinoamericana, el proyecto ha contado con una serie de aliados vitales para su desarrollo, como la Universidad Veritas (http://www.uveritas.ac.cr), el Fondo de Fomento al Audiovisual en Centroamérica y Cuba (Cinergia, http://www.cinergia.org), y el Fondo Proimágenes en Movimiento del Ministerio de Cultura de Colombia (http://www.proimagenescolombia.com). Para mayor información, contacte a Gloriana Cavallini por el teléfono 2259682 o escríbale a info@aliciafilms.com. Fuente: Aliciafilms *** Ediciones SM lanza en México un diplomado sobre literatura infantil La editorial española Ediciones SM (http://www.edicionessm.com.mx) anunció que lanzará en su sede mexicana una diplomatura en literatura infantil y juvenil, que se llevará a cabo del 27 de febrero al 16 de octubre de 2007 con la colaboración de la Universidad Iberoamericana (UIA, http://www.uia.mx). La diplomatura “busca cubrir una necesidad social fundamental, la de formar a los intermediarios de la literatura infantil y juvenil (profesores, editores, bibliotecólogos, escritores, padres de familia, narradores orales, etcétera) en el complejo mundo de la apreciación, comprensión, valoración y promoción” de esta expresión cultural. Los cursos estarán coordinados por Laura Guerrero, doctorada en letras modernas y profesora del Departamento de Letras de la UIA, y por la académica Alejandra Nervárez, según indicó la editorial. “Somos conscientes de que, a pesar de su gran presencia, la especialización en literatura infantil y juvenil es un fenómeno relativamente reciente que necesita ser apreciado, comprendido y valorado en su totalidad”, indicó Manuel Lezcano de Orleans, director general de Ediciones SM México, quien agregó que es importante formar profesionales en el área de la literatura infantil y juvenil “que den cuenta de los rasgos que la caracterizan, de sus riquezas y de sus infinitas posibilidades”. Por su parte, Guerrero señaló que a diferencia de otros diplomados que se centran en la creación literaria, éste “ofrece una formación teórico-crítica de la narrativa infantil, abarcando el teatro y la poesía, así como el arte de la ilustración y la promoción de la lectura”. “Estamos muy complacidos de forjar un vínculo con Ediciones SM, editorial líder en su campo, y trabajar en conjunto hacia un objetivo en particular”, agregó. Ediciones SM, con sedes en México, Brasil, Argentina, Puerto Rico, República Dominicana y Chile, está dedicada a la literatura infantil, juvenil y a las publicaciones escolares y de divulgación. Fundada en 1943, la UIA es una universidad privada ligada a la Compañía de Jesús que ofrece 38 licenciaturas, 22 maestrías y 7 doctorados. Fuente: EFE *** Realizarán en Alicante encuentro literario a favor de niños con cáncer La Asociación de Nuevos Escritores de El Campello (Anuesca, http://www.elcampello.tv/anuesca) está organizando el Sexto Encuentro Nacional de Escritores y Poetas, actividad que se realizará el 10 de noviembre de 2007 en la Casa de Cultura de El Campello, Alicante (España), y que será a favor de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de la Comunidad Valenciana (Aspanion, http://www.aspanion.es). Para participar es preciso residir en España y enviar un correo a encuentroanuesca@gmail.com con dos documentos adjuntos en formato Word. El primero deberá contener un poema de 20 a 25 versos firmado con seudónimo y el nombre del archivo deberá conformarse con el título del poema y el número 1 (por ejemplo, “El mar 1.doc”). El segundo deberá incluir los datos del autor, incluyendo la dirección de correo electrónico, un número de teléfono fijo, un curriculum vitae de cinco líneas y una autorización de editar su texto si fuera seleccionado y si se hiciera una publicación. El nombre del archivo deberá conformarse con el título del poema y el número 2 (por ejemplo, “El mar 2.doc”). Los poetas que no cumplan con estos requisitos serán descalificados y no se mantendrá correspondencia con los participantes, quienes deberán hacer sus envíos entre el 1 de marzo y el 10 de septiembre de 2007, fecha a partir de la cual se entregarán los documentos al comité de selección formado por personas relacionadas con el mundo de las letras. Los miembros de este comité no pertenecerán a Anuesca y sus decisiones serán comunicados a los autores seleccionados el 20 de octubre de 2007. Los beneficios de la publicación serán entregados a Aspanion. Anuesca no se hará cargo de gastos de viaje y alojamiento de los poetas. Fuente: Anuesca *** Guatemala será sede de Cilca 2007 Entre el 18 y el 20 de abril se realizará en la Posada Belén, Antigua Guatemala, el Congreso Internacional de Literatura Centroamericana, Cilca 2007 (http://www.url.edu.gt/images%5Ccilca/cilca07.htm), que reunirá a profesores, estudiantes, especialistas en literatura centroamericana, escritores y público en general. Esta actividad anual constituye un foro de estudio sobre la expresión literaria en Centroamérica. Las inscripciones y participaciones son gratuitas. Desde su primera edición en 1993, el CILCA se ha consolidado como un pertinente espacio que aborda la literatura centroamericana propiciando el diálogo e intercambio intelectual, el debate y la discusión y la apreciación y el disfrute estético. El evento es organizado por las universidades guatemaltecas Rafael Landívar (URL, http://www.url.edu.gt) y de San Carlos (http://www.usac.edu.gt), Purdue University Calumet (http://www.calumet.purdue.edu), de Chicago (EUA), la Unesco (http://www.unesco.org), el Ministerio de Cultura y Deporte de Guatemala (http://www.mcd.gob.gt) y su Dirección General de Culturas y Artes (http://www.mcd.gob.gt/MICUDE/el_ministerio/direccion_culturas_artes), el Consejo Nacional del Libro (http://www.mcd.gob.gt/MICUDE/consejo_nacional_del_libro), el Centro Pen Guatemala (http://geocities.com/centropenguatemala) y Editorial Piedrasanta. Los objetivos de Cilca 2007 son valorar, promover y difundir la literatura centroamericana al crear un espacio interactivo de análisis y crítica; intercambiar experiencias entre escritores, críticos, académicos y especialistas de Centroamérica y de otros países; promover e impulsar la crítica literaria en torno a la literatura centroamericana; difundir las obras de autores centroamericanos y generar espacios para la expresión literaria en la voz de los autores. Los interesados pueden participar en temas relacionados con los procesos de expresión literaria en Centroamérica y sus protagonistas. Diversidad sociocultural, lo urbano y rural, las tendencias contemporáneas de la creación literaria en Centroamérica, la globalización y las migraciones son algunos de los aspectos que podrán enfocarse en las ponencias, que no deberán exceder de 25 cuartillas, mecanografiadas o procesadas a renglón abierto. Se dispondrá de un máximo de 15 minutos para la exposición y 10 minutos para el debate. La solicitud de participación se acompañará con un resumen de la ponencia en media cuartilla y el currículo del ponente en una cuartilla a doble espacio. Si la ponencia se refiere al análisis de un autor, debe especificarse su nacionalidad, así como de la obra que se analice en la ponencia. En estos casos deberán tratarse autores centroamericanos. Se aceptarán todas las ponencias propuestas por los participantes, siempre que se deriven de los temas propuestos. Para solicitar información, puede contactar en Estados Unidos a Jorge Román Lagunas (roman@calumet-purdue.edu), y en Guatemala a María del Rosario Fernández o Paola Marchena Recinos (cilca2007@yahoo.com). Fuentes: Prensa Libre • URL *** Bogotá celebra los veinte años de su Feria Internacional del Libro Del 19 de abril al 1 de mayo se realizará la Feria Internacional del Libro de Bogotá (http://www.feriadellibro.com), una fuente importante de negocios para el sector editorial que ha venido consolidándose, desde su fundación en 1988, como el evento editorial y cultural más relevante de Colombia. Cada año, la feria reúne un nutrido grupo de profesionales del libro, tales como editores, distribuidores, libreros, representantes de la industria gráfica y escritores, entre otros; conformando una variada oferta comercial para los compradores nacionales e internacionales que provienen especialmente del área Andina, Centroamérica, región Caribe y Estados Unidos. En 2007 se celebran dos décadas de este evento, reconociendo su papel en el desarrollo de la industria del libro, el fomento de la lectura y la generación de uno de los escenarios culturales y económicos anuales más importantes para la capital colombiana. A esto se suma el reconocimiento otorgado por la Unesco (http://www.unesco.org) a Bogotá, mediante el cual se declaró a Bogotá como Capital Mundial del Libro en el 2007. La vigésima versión de la feria contará con la presencia de Chile como país invitado de honor, con una variada muestra de su industria editorial y una representación cultural importante conformada por reconocidos escritores e intelectuales, todo con el fin de dar a conocer más sobre el sector del libro de este país y fortalecer los lazos comerciales y culturales con Colombia. De igual manera se destacará la vida y obra del Nobel colombiano Gabriel García Márquez, con motivo de los 80 años de su nacimiento, los 40 años de la publicación de Cien años de soledad y los 25 años del otorgamiento del premio Nobel. Entre las actividades organizadas en este sentido se encuentra un coloquio sobre su obra y cuatro exposiciones especiales que exhibirán los libros que conforman su biblioteca personal, su producción literaria, los libros que se han escrito sobre él y las traducciones de sus obras. También habrá una muestra iconográfica que incluirá documentales, películas sobre su obra y entrevistas. En el marco de la feria, entre el 23 y el 25 de abril se realizarán las jornadas profesionales, en las que se tocarán temas como los derechos de autor, las librerías, las bibliotecas y el fomento de la lectura, entre otros. Igualmente, la Fundación Rafael Pombo dictará talleres especiales para los estudiantes de los colegios públicos y privados que cursan la primaria, mientras que la Cámara Colombiana del Libro (http://www.camlibro.com.co), con el apoyo de varias entidades, organiza talleres, juegos de rol y otras actividades para atender a estudiantes de secundaria. La feria se realizará en el pabellón de Corferias (http://www.corferias.com) a lo largo de 16.548 metros de área de exposición que albergarán a más de quinientos expositores colombianos e internacionales y alrededor de 100.000 títulos. Se realizarán en total más de 400 actos culturales y 2.400 talleres para niños y jóvenes. Fuente: Feria Internacional del Libro de Bogotá ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === “Granujas” de la literatura colombiana Germán López Velásquez ==== “El ser es, el no ser, no es” Parménides A César Pavese le pudo el dolor de la vida a pesar de su afirmación de que “Sufrir no vale la pena”. Una maleta muy pesada sobre sus espaldas lo mató. Los somníferos fueron fulminantes. A Fernando Vallejo, la primera granuja colombiana, le pudo su conversión en acróbata de circo y saltimbanqui. No conocía en la historia de la literatura un pillo mayor. Él cree que nosotros, los herederos de Antonio Nariño, somos idiotas. Por supuesto, hay algunos: los que aplauden todas sus estupideces. Es apenas lógico que en toda reunión no falte el bobo, el imbécil, el ignoto que no ríe sino que hace muecas sin un porqué. A esos cuantos tarados los perdono. Basta que el comediante de pueblo diga que los congresistas colombianos son granujas para que se descontrolen y aplaudan y lancen vivas. O que le diga “culibajito” al presidente Uribe o torturador y asesino al ex alcalde Antanas Mockus; o mejor, que llegue con 20 perros sarnosos al Gimnasio Moderno de Bogotá, confundiendo la ridiculez con la excentricidad. Sin duda que el bozo de Salvador Dalí no es para cualquiera. Pero bueno, insisto, perdono a esos tarados rellenos de jabón. A propósito: ¿tiene alguna connotación política decirle “culibajito” al presidente? La conducta de Vallejo en Bogotá, donde insultó al alcalde de Medellín Sergio Fajardo, a varios colombianos llamándolos hijueputas y granujas sin ton ni son y al urbanista Andrés Cánovas (de quien dijo era una persona inmoral sin presentar pruebas), plantea la urgencia de una nueva intelectualidad y unos nuevos escritores. Seguramente quienes invitaron a Vallejo buscaban circo, publicidad y, la verdad, lo lograron. No es la primera vez que el comediante de pueblo sabotea celebraciones a costa de la clase política colombiana, que por supuesto, es un desastre. La Casa de Poesía Silva sí que lo recuerda. Los chistecitos, las frases sin contenido y, sobre todo, el odio visceral contra Colombia, hacen de Vallejo un cuchillo más para un tejido social sangrante urgido de medicamentos. Nuestros académicos no pueden seguir mirando la masacre desde la ventana. Vallejo no es una vaca sagrada. Está sin dientes, incapaz de coger una presa. La nación exige propuestas, caminos, alternativas. El circo lo estamos viviendo desde comienzos de la república y no podemos aplaudirlo más. La nación pide a gritos un liderazgo, una opción, una esperanza, condimentada desde luego, por la ternura, por el alma, por el corazón. No basta el mero tecnicismo, la cifra de congelador, la planeación atorrante, la frivolidad cerebral ripio de burócratas del Banco Mundial. Imploramos también un gran corazón para una nación atribulada. No será con payasos como Vallejo que se hará la reconstrucción de lo que queda. Mucho menos con García Márquez a quien sólo le preocupa la salud de Fidel Castro y sus escuelas de cine en La Habana. ¿Hay alguien más distante de nuestro cataclismo que Gabo? El país reclama una inteligencia responsable ante la magnitud de nuestra llaga. En este desierto no falta quien compare a Fernando Vallejo con José María Vargas Vila. Debe quedar claro que hay una distancia diametral entre una granuja y una inteligencia afilada y aristocrática. Entre un pendenciero de estrato uno y un panfletario que se para ante los bárbaros y ante los césares. Entre un fascista y un demócrata liberal de principios del siglo XX. Ahora bien, ¡qué tal la granuja de Vallejo defendiendo a los pederastas católicos! Nunca imaginé tanto despropósito. Mientras denuesta al Papa, a quien trata peyorativamente de marica, defiende a los pederastas de la misma Iglesia Católica. Claro, a Vallejo seguramente le gustan los jóvenes de catorce años. Por eso, por eso nada más, perdona y rehabilita a los curas acusados de pederastia. Pasar de agache con los pederastas clericales, mínimo es complicidad. ¡Qué horror! Si eso no es una impostura, una inmoralidad con una nación, con una juventud, con unas familias, con unos niños víctimas de un delito despreciable como el que más, entonces no existe la inmoralidad ni existe nada. A la mierda entonces con todo. Responde el flamante Vallejo a la pregunta sobre abuso de menores por sacerdotes en Colombia: “Depende del concepto de menor que usted tenga. Si tienen 14 años ya están grandecitos (sic). Un niño de 14 años , si no lo masturba un cura, se va a masturbar él mismo. ¿Quién ha dicho que los curitas los están violando o les están poniendo un cuchillo en la cabeza para que tengan sexo con ellos? Víctima es una vaca que la llevan al matadero, pero no un hombre que masturba a otro con su consentimiento”. Y agrega: “El abuso infantil es una palabra ambigua como el aborto. No me gusta que molesten a la Iglesia con esto, porque muchos sacerdotes son víctimas expiatorias y hay peores crímenes que comete la Iglesia y no se denuncian”. Invitar a la conferencia de Vallejo, “El lejano país de Rufino José Cuervo”, sin duda fue una burla. Qué bueno que Vallejo viviera en Colombia, como nosotros, y padeciera la tristeza diaria de los niños violados, del maltrato infantil que está llegando a límites insospechados, de las familias en llanto por el criminal accionar de los pederastas... En últimas, qué puede interesarle a un maricón solitario como Vallejo la familia y la niñez cuando él no las tuvo. La defensa que Vallejo acaba de hacer a la pederastia de sotana es despreciable. Ni es un genio, ni un hereje, ni un blasfemo: es la otra cara de un sector de la vida intelectual colombiana, donde la ética no existe y la práctica del arte no es más que una rutina de buhoneros. Dice Jorge Robledo Ortiz en unos preciosos versos: Irresponsablemente dinamitamos nuestro pequeño grano de alegría, Prostituimos la belleza y cercamos de horrores el reino de la [infancia. De vivir entre el odio y ver tumbas abiertas, los niños Han crecido con la sonrisa muerta y los juguetes rotos en el alma. Pobres niños ya viejos, niños de muecas trágicas que llevan en Silencio una inocencia triste que floreció con canas. De manera, pues, que Colombia no puede aplaudir, sino rechazar con toda su energía el manoseo de estos fascistas, de esta disimulada inmoralidad. No necesitamos camisas pardas ni negras, el único traje apropiado es el de la paz y la reconciliación. Dice Vallejo: “La solución para la pobreza en el país es que no se reproduzcan más pobres, así serán menos pobres irresponsables. El problema no es la pobreza, es el ser humano y su inmoralidad”. Recuerdo a un ex defensor del pueblo que propuso la esterilización para evitar nacimientos. Se le vino el mundo encima. Fue llamado el Hitler colombiano. ¿Será que sólo pueden reproducirse los ricos y que los pobres se queden pobres? Vallejo no sólo es una granuja, también es fascista. Es exactamente lo que no necesita Colombia. Vallejo debe permanecer en sus cuarteles de invierno en México. ¿Habrá nuevos ingenuos que lo traigan? Hoy más que nunca se reclama la academia, el ejercicio serio de la literatura y la política, la actitud propositiva ante una nación que, a pesar de todo, tiene sueños y esperanzas. El ejercicio bufonesco de la literatura y el oficio de escritor como fiestero de plaza pública deberían de estar proscritos. Sobran los saltimbanquis, los payasos, las sabandijas, las garlopas y los trepadores. Para nuestro infortunio, pocos descalifican de frente a Vallejo. Oscar Collazos escribe, con doble moral, en El Tiempo. Mientras lo ataca, lo elogia; mientras lo descalifica, se cuida hábilmente de conservarlo como amigo: “Es que es un señor tan amable, tan tierno en el trato personal”. “No mata una mosca”. “Fernando Vallejo es un escritor admirable y un hombre dominado por la inocencia”. ¡Las pelotas! Igual, Eduardo Escobar. Su doble moral fue mayor. Lo regañó a medias por su conducta en Bogotá y al mismo tiempo lo justificó comparándolo con el filósofo antioqueño Fernando González. Que yo sepa, González no fue granuja, ni pederasta, ni fascista. Es hora de combatir tanto maniqueísmo. Qué triste que Eduardo Escobar haya caído en el espectáculo del circo. Ahora escribe sobre ex reinas de belleza; declara en Caracol que Amparo Grisales ya está muy vieja para él adicto a las jovencitas y, peor aun, cría cerdos que luego convierte en lechonas con parranda vallenata, por orden de los directivos de la revista Soho: “Compre un cerdo, engórdelo, y después lo sacrificamos y le hacemos una fiesta en su finca”. Lo que vi en la edición número 77 de Soho es francamente penoso. Es que hay escritores colombianos que hasta se han hecho cirugías por orden de Soho. Los hay también boxeadores famosos. Reparten trompadas a diestra y siniestra ante la más mínima diferencia. Lo único viable para estos emasculados es la lisonja, su pedestal. No se han dado cuenta de que su obra literaria pasó a un segundo plano. Priorizaron la bufonada, la pantomima, la irresponsabilidad con su nación. Menos mal que Vallejo encontró en la 93 de Bogotá, una estruendosa rechifla. Fortunosamente no somos tan cafres, tan monigotes. Harto lo quisieran. La literatura colombiana tiene que moverse por los fueros de la responsabilidad nacional. No necesitamos de cerdas como Aurelia, la mascota de Eduardo Escobar, ni loras parlanchinas como Vallejo, ni camaleones que gusten de estar bien con Dios y el Diablo. La farsa está agotada. Ridículo hasta el exceso, el presunto debate entre Eduardo Escobar, Jota Mario Arbeláez y Ángela, sobre si Gonzalo Arango vivió o no en un garaje sin luz del barrio La Perseverancia de Bogotá. O si su conversión crística fanática fue culpa de Ángela o no. Naderías, naderías. Verborragia. Si la intelectualidad está dando respuestas tan mediocres a una nación que acaba de despertar con un nuevo escándalo de congresistas con orden de captura por paramilitarismo, no hay futuro. Menos mal, que la Corte Suprema de Justicia, parece que existe. Queda algo de autoridad. Hay una luz en el fondo. La literatura no puede ser, entonces, un espectáculo. La excentricidad del artista no puede ser tergiversada. Si Colombia es “un desastre inmenso que nadie puede parar” como afirma Vallejo; si Uribe “como granuja supera a Gaviria y Pastrana”, no hay duda de que es grande el compromiso de la academia y la literatura y la intelectualidad colombianas. “Que crezca la audiencia”. ** Germán López Velásquez revistamefisto@hotmail.com Escritor, periodista, abogado y profesor universitario colombiano (Pereira, Risaralda, 1959). Fundó en 1984 la revista Mefisto de arte y literatura latinoamericana, de cuya dirección continúa encargado. Ha publicado los libros Muera el Quijote, Violaciones y Con Aurora en La Habana. Miembro de la Academia Hispanoamericana de Letras, de la Sociedad Bolivariana de Colombia y de la Academia de Historia de Colombia. Conferencista de amplia trayectoria en su país. Ha recibido diversos premios literarios tanto en Colombia como en Brasil, Francia y Estados Unidos. === La dolce Beat Ricardo Hinojosa Lizárraga ========================= Han pasado 50 años desde que el fenómeno Beat remeciera por primera vez los cimientos más firmes de la pacata sociedad norteamericana de posguerra. A pesar de ellos mismos, de su independencia creativa y de su dependencia y experimentación con numerosas drogas, su mensaje logró calar hondo en muchos jóvenes que andaban sin rumbo, en busca de una señal que les indicara un mundo quizá no mejor que el de siempre, pero que al menos les ofrecía sólo una única regla: ser libres. Señalados como enemigos de la sociedad, perseguidos por la ley, acusados de degeneración y obscenidad, los Beats han hecho perdurar la esencia de un mensaje probablemente hoy más vigente que nunca: esa verdad que se oye en los gritos de auxilio de los marginados, de todos aquellos a los que la sociedad niega una posibilidad de reinserción... y de redención. Neal, ahora seremos héroes de verdad en una guerra entre nuestras vergas y el tiempo: seamos los ángeles del deseo del mundo y llevémonos el mundo a la cama con nosotros antes de morir. Allen Ginsberg, El automóvil verde Alguna vez los llamaron peyorativamente Beatniks. La carrera espacial y la guerra fría estresaban al mundo y el satélite ruso Sputnik —primer peregrino terrícola que recibiría la vía láctea— estaba de moda en esos años. Pero, irónicamente para algunos, quizá hoy resulte aún difícil aceptar el carácter profético de esa joda. No muchos tolerarían que aún hoy esos paladines del exceso orbiten sobre nuestras cabezas y más allá de los muchos prejuicios que siempre han intentado minimizar su obra. Conocido es que la historia de la literatura ha visto desfilar muchos personajes caracterizados por su poca predisposición a aceptar los lineamientos del sistema, verdaderos arquetipos del “malditismo” más “ortodoxo”, desde François Villon hasta Jean Genet, sin olvidarse claro de genios como Baudelaire, Rimbaud o Poe. Ladrones, asesinos, drogadictos, homosexuales, alcohólicos. La pregunta sobreviene inevitable: ¿es posible conjugar en armonía el arte y lo prohibido? ¿Lo censurado y lo incensurable? Los Beats se convirtieron en los más preclaros representantes del peculiar sincretismo de estos antagónicos conceptos durante el siglo XX, escribiendo cada párrafo a ritmo del jazz de Charlie Parker o Dizzy Gillespie (el axioma “Primer pensamiento, mejor pensamiento”, que sintetizaba el estilo de escribir de los Beats, está inspirado en la libertad de acción del jazz), viviendo al margen y motivando virulentos comentarios acerca de sus integrantes, como el de cierta reseña periodística de la época: “Gregory Corso era un caso perdido. Era un chico malo, un rebelde sin causa”, a lo que siguió la más amplia descripción del prontuario delictivo de uno de los más reconocidos miembros del movimiento Beat. Y de repente, como una canción aprendida de memoria, surgían a su alrededor los nombres de toda la tropa de encantadores y desencantados sinvergüenzas: Kerouac, Cassady, Burroughs, Ginsberg, Ferlinghetti. Todos reunidos en la librería City Lights pariendo, quizá sin querer, lo que más tarde se conocería como contracultura. Una vez reconocidos por el público, Kerouac intentó reivindicar el significado de la palabra beat: “Beatitud”, “Beatífico”, conexión que se explicaba porque en sus ideales, el movimiento se sentía atraído por la naturaleza de la conciencia orientada a la comprensión del pensamiento oriental. El fracaso, la derrota u oscuridad (Beat = golpeado, según la definición apócrifa dada por los medios) precedentes a la apertura a la luz. Aunque para el americano promedio intolerante sólo se trataba de otra burda caterva de adictos a las drogas, el alcohol y el sexo. Para todos y entre todos. Si individualmente hablamos de tres indiscutibles pruebas de inmoralidad para la época, el paquete completo era ya el colmo. El escándalo no se hizo esperar. El zamaqueo del american way of life ante las habilidades literarias y el carisma y popularidad de sus bastardos, tampoco. El germen para la generación de las flores y la V hecha con los dedos a cada prójimo. Sí, pues, Dylan, Joan Baez, Jerry García, Ken Kesey y la Era de Acuario, tal como se entendió en los 60s, tuvieron padres. Y de pronto en ese contexto Corso —el chico malo— fue uno de los gérmenes de la explosión del flower power que cambiaría al mundo en esos años. De pronto también Burroughs, aquel que intentó desmarcarse de la cuestión Beat para terminar convirtiéndose en su mentor y que años atrás asesinara a su esposa obnubilado y pasuchi a causa de la benzedrina y quién sabe por qué más. Y no olviden a Ginsberg, judío, comunista, homosexual, vocero extraoficial de las minorías y los inadaptados, que se liberaba con drogas como si al hacerlo liberara a su madre del manicomio en el que se extinguió de a pocos. Mientras tanto, Kerouac y Cassady germinaban lo mismo desde el fondo impronunciable de sus botellas, con el suficiente alpinchismo requerido por la historia de la literatura universal, para hacerle frente a los obstáculos que, como callos en el cerebro, ostentan las mentes mediocres y geométricas de siempre. La censura existió pero Catón ya estaba muerto. Los Beats bailaron sobre su tumba. Adolescentes perpetuos Aunque, a decir verdad, en esencia lo único que ellos buscaron intencionalmente fue lo mismo que busca un adolescente confundido: ser escuchado por sus padres. Pataletas algunas veces, verdadera rebeldía otras. Alcoholismo y banal drogadicción. Pública y tormentosa tendencia a la autodestrucción. Talento literario suficiente para desnudarse por completo ante el lector. Cojones suficientes para evitar la autocensura y poder zurrarse en la hipocresía de sus contemporáneos. Era hora de quitarse el esparadrapo de la boca y decir las verdades que nadie más decía. Si sus padres generacionales no los escuchaban, a causa de la sordera que produce el chauvinismo, el Tío Sam sí lo haría y, sintiéndose amenazado, castigaría con índice acusador, primera piedra entre ojo y ojo, censura social y represión absoluta. La excomunión sigue siendo esperada. Y ante esto los Beats se cagarían de risa compartiendo una hipodérmica en algún cuartucho, irremediablemente empapelado de poesía, para que las miradas del prejuicio exterior no interrumpan la ceremonia. Les enfants terribles Estos individuos, evidentemente considerados outsiders (por no decir parias), de una sociedad fofa y con la faja ajustada e imprecisa —pues sólo las calles que transitan tienen algo de concreto— germinaron algo que el establishment siempre ha considerado peligroso y que también, desde La República de Platón y El Quijote hasta En el camino del mismo Kerouac y muchas más en adelante, siempre ha sido visto por la literatura y la filosofía como algo intrínseco al hombre, pero cuya naturaleza y real significación anda cada vez más postergada: la iniciativa. La capacidad de preguntarse ¿por qué?, de ser diferente por convicción, de dudar de lo preestablecido, no sólo como parte del carácter iconoclasta propio del artista, sino llevando consigo un criterio de equilibrio social, búsqueda de la conciencia, prevalecimiento del raciocinio y la exaltación de la vida desbordando todos sus límites, por más hedonista, temeraria o criticable que suene la invitación. Esa era la verdad expresada incesantemente en sus escritos y en esa manifestación de vitalidad inagotable apellidada Cassady. Ese que no publicó nunca pero cuya manera de vivir y cuyas cartas inspiraron directamente la manera de escribir de Kerouac, por mencionar sólo uno. El sendero sin final, el abismo al que hay que llegar para encontrar la verdad y a través de ella una posibilidad de reivindicación, se ve retratado de diversas maneras en novelas como El almuerzo desnudo (Burroughs), En el camino (Kerouac), o el mencionado poema Aullido (Ginsberg) y a lo largo de toda la obra de Corso, Ferlinghetti y otros como Gary Snyder, Carl Salomon o Philip Lamantia. Los Beats no sólo dieron el impulso necesario a la generación que protagonizó la década que más y mayores cambios produjo en el siglo XX, no sólo en Norteamérica sino a nivel global (lucha por la igualdad racial, la liberación femenina, el fin de la guerra de Vietnam, las exigencias sociales por cambios esenciales en la economía y la política mundial, etc.) sino que dejaron una enorme bibliografía como legado para jóvenes que aún hoy, 50 años después, encuentran ideas en común, curiosidades similares y un grado de identificación y contemporaneidad en los problemas constantes que enfrentar, para con ellos mismos, su familia y la sociedad, que difícilmente encuentran en otra generación de escritores. El aullido del gurú judío Este año se cumplirán 50 años de la publicación oficial —gracias a City Lights, la editorial y librería de Lawrence Ferlinghetti— de un Aullido que, más que cualquier otro, causó ¡al fin! el verdadero estrépito que la sociedad norteamericana de posguerra, hasta entonces arrullada por el heroico Eisenhower y por el desenfrenado McCarthy, necesitaba para generar una actitud distinta. Algo más rudo que el tecito casero de la hipocresía social, un relámpago de creatividad y lucidez (a pesar de las drogas o por ellas mismas, merecen el beneficio de la duda) que caliente la idea del pacifismo y enfríe hasta helar la guerra que ya se cocinaba en las mentes de su cúpula gobernante. Aullido (Howl, 1956) no sólo fue censurado por obscenidad y pornografía —al igual que, por ejemplo, Yonqui, de William Burroughs— sino que puso la cruz sobre el sereno y hasta entonces tímido Ginsberg, de escritor maldito. Y ese malditismo fue, a posteriori, absolutamente consecuente con el color de la aureola (o perdón, de los cuernos) que ostentarían todos, algunos más temprano que otros. Satanizados y negados como ejemplo para los “propósitos educativos” que su país “requería” ya entrados a la Guerra de Vietnam (y antes en Corea) y exaltados más tarde, cuando convenientemente se les empezó a etiquetar como un nuevo producto de los mass media, como una manera de trivializar su mensaje, pero finalmente reivindicados por la historia, como sólo ocasionalmente hacen los antihéroes, los que escupen al cielo para que éste los absorba a su parnaso una vez muertos. El sobreviviente 1956 fue el año en que por primera vez Allen Ginsberg reconoció pública y literariamente haber visto a las mejores mentes de su generación destruidas por la locura (no sólo en su país sino en sus numerosos viajes alrededor del mundo, uno de los cuales lo traería al Perú, siendo [a]cogido por Martín Adán, con quien se dice mantuvo un tormentoso affaire) y, 50 años después, el único que puede atestiguar que tanto él como Kerouac, Burroughs, Cassady y Corso existieron de verdad y no son sólo unas fotos falsas, cartas apócrifas o unos videos trucados por alguna agencia del gobierno que quiere inventarle al mundo que siempre hubo rebeldes y que no se preocupen por concebir más, es Lawrence Ferlinghetti quien, a punto de cumplir 87 años y con una imagen física que recuerda al Whitman que tanto admiraron él y sus partners, mantiene sostenido entre sus travesuras de abuelito picarón, el espíritu fundamental del artista Beat. “Y yo soy el cronista de un periódico / de algún otro planeta / que ha sido enviado a escribir la vida / en el planeta tierra / a contar las historias / de qué, cuándo, cómo, dónde y por qué”, escribió alguna vez él mismo, y tuvo razón. Sigue entre nosotros. Él, que fue el escogido para ponerle a “El Libro” la palabra FIN. En una de sus últimas apariciones públicas de relevancia, en la Ciudad de México hace casi tres años, y al lado de sus amigos, escritores, bohemios y demás joyitas, fue el protagonista de una aún recordada sesión de beatinismo recargado en el legendario Cabaret Bombay: los efluvios del alcohol y la poesía eran inversamente proporcionales a los de su coherencia y tranquilidad. Así que el buen Larry, en la cumbre de la juerga, subido al estrado de la orquesta y en una admirable actitud, mezcla de vigente juventud y beodo mesianismo, declamó una oración sobre la ética y la validez de la poesía Beat y el derecho inalienable para cada uno de nosotros, de discrepar con la realidad impuesta que hiere a tantos y que culminó con la arenga final con que el viejo general exhortó a sus tropas de paz y constructiva locura: “¡Viva la Poesía, religión proscrita por la estupidez universal!, ¡Viva el salón Bombay!, ¡Viva Zapata!, ¡Vivan los zapatistas! ¡Viva Walt Whitman! ¡Viva América libre!”. El FIN parece bastante lejos. Imposible mientras el anciano sabio de la tribu se sepa inmortal. “¡De ninguna manera!, tronaron los dioses ¡Todo lo que has obsequiado nos pertenece! ¡Nosotros lo creamos! ¡Incluso creamos a aquellos como tú!”. Entonces fue cuando obsequié a los dioses. Gregory Corso. ** Ricardo Hinojosa Lizárraga sacabienylanzapues@hotmail.com Periodista peruano (1978). === La música popular en Ella cantaba boleros Alaíde Collins ========= Tengo el alma hecha ritmo y armonía; todo en mi ser es música y es canto, desde el réquiem tristísimo de llanto hasta el trino triunfal de la alegría. Nicolás Guillén Ella cantaba boleros fue publicado en 1995 por Guillermo Cabrera Infante como un libro; Cabrera Infante explica en el prólogo que, aunque era el hilo conductor de Tres tristes tigres, Mario Vargas Llosa le había sugerido en 1964 publicarlo como una narración independiente, y lo hizo treinta años después. La edición de Ella cantaba boleros incluye un final que originalmente sería el de TTT pero que el autor eliminó de esa edición. Este libro, incluso, ha dado pie a la aparición de discos como el de Ella cantaba boleros del grupo Dos Mundos, grabado en La Habana entre 1998 y 1999, que contiene boleros ejecutados a una voz y con la guitarra de Lázaro Cárdenas, guitarrista de Omara Portuondo. El relato tiene como protagonista a Estrella Rodríguez, una de tantas cantantes de La Habana, y al fotógrafo Códac, el narrador testigo (homodiegético) de la historia. Una noche de chowcito, en uno de los bares, el fotógrafo conoció a La Estrella y quedó impresionado tanto por su físico, su negrura y dimensión, como por su voz, ya que nunca antes una voz le había estremecido y conmovido tanto como la de La Estrella, “la caguama que canta”, Nat King Kong, como le dice el fotógrafo... La característica más representativa de La Estrella es su voz, equiparable con la de Ella Fitzgerald (y físicamente también se le parece), Katyna Ranieri y Libertad Lamarque... Recordemos que hasta sus carcajadas son profundas como la voz de un barítono; día y noche canta: cuando se despierta, en la regadera, cuando se arregla, cuando sale y llega a casa. Canta por gusto en Las Vegas (club nocturno), pues trabaja como criada en la casa de un matrimonio gay, pero para cantar pone condiciones: sólo canta boleros, y siempre canta sola, porque le sobra la música, la lleva por dentro. Esta idea queda reforzada porque La Estrella es una negra cuyo cuerpo conserva el movimiento de toda África: baila moviéndose al compás de su música, con un baile no obsceno pero sí sexual; el fundamento de la danza es que el ritmo es natural, como la respiración, como el sexo (de aquí se desprenden muchos de los bailes cubanos, como el guaguancó o la timba, que emulan el cortejo sexual) y por ende, lo musical. La voz de Estrella, además de ser hilo del relato, es un pretexto para la semiología musical, ya que de Ella cantaba boleros puede hacerse una lectura musical. Es importante decir que Estrella Rodríguez existió, fue una contralto y su verdadero nombre era Fredesvinda García, apodada Freddy, quién nació en Camagüey en 1930, hija de una familia de campesinos pobres. La biografía de Freddy enfatiza en su característico peso de 300 libras y en el tono andrógino, por grave y potente, de su voz.1 Trabajó desde los 12 años como cocinera en casas de La Habana y ahí empezó a cantar en el Bar Celeste de la calle Infanta; posteriormente fue descubierta por el director del casino del Hotel Capri. Únicamente grabó el disco La voz del sentimiento y murió de un infarto el 31 de julio de 1961 en Puerto Rico, después de algunas giras por Venezuela, México, Estados Unidos y una carrera profesional de dos años. Dicho disco también fue relanzado en 1998 tras la historia de Cabrera Infante. El disco incluye 12 boleros, entre ellos Noche de ronda, pieza que parecía ser la predilecta de La Estrella. Hay una canción, Freddy, que escribió Ela O’Farril y grabó Freddy, la cual relata su vida y me parece conveniente citar porque puede aclarar, en buena medida, el carácter de La Estrella en Ella cantaba boleros y la razón de que sea el personaje escogido por Cabrera Infante para protagonizar la historia: Soy una mujer que canta / para mitigar las penas / de las horas vividas y perdidas. / Me queda sólo esto: / decirle a la noche, / todo lo que yo siento, / cantando canciones; / despierto ilusiones / dormidas en mí. / Muchos me vieron / caminando a solas / bajo las luces / desiertas y azules de mi soledad. / ¿Qué fue mi vida desde siempre? / Sólo trabajo y miseria, / por eso cantaba a las estrellas / y quizás me oyó hasta Dios. / Soy una mujer que canta / para mitigar las penas. / No era nada ni nadie y ahora, / dicen que soy una estrella, / que me convertí en una de ellas / para brillar en la eterna noche. / Soy una mujer que canta / para mitigar las penas. / No era nada ni nadie y ahora, / dicen que soy una estrella, / que me convertí en una de ellas / para brillar en la eterna noche. La música popular cubana es una música para escuchar, cantar y bailar, resultado de ritmos e influencias culturales africanas e hispánicas. El bolero en Cuba es uno de los principales géneros vocales, junto con la guaracha, caracterizados por la predominancia del texto vocal sobre la música. Sigue la tradición de las canciones de los trovadores y las coplas españolas, la transmisión oral, ya fuera en serenatas o en las calles, enfrentada a la música de salones y conciertos privados. La música popular funciona como una memoria colectiva, para organizar el tiempo y remitirnos a él, a modo de una guía de comportamientos sentimentales y las canciones, como la de cualquier cultura, son la expresión lírica de la identidad de un pueblo. La música popular citada en Ella cantaba boleros ha de leerse así, como la sugerencia del autor para expresar intertextualmente el movimiento emotivo de la narración. La música construye a los individuos y, al mismo tiempo, la idea de qué es lo popular; es una vía para entendernos como sujetos históricos, con identidades étnicas, de clase y género. Ella cantaba boleros intenta definir cuál y qué es la poesía popular cubana, la cultura de la calle, legado del conocimiento, las actividades de la gente de La Habana. El relato, sin la pretensión nacionalista, forma ya parte de una memoria colectiva, igual a la que el bolero creó. El mismo protagonista, al referirse a la muerte y al olvido al que La Estrella caería, menciona que la única cosa por la que sentía odio era el olvido; por ello, tal vez, decidió relatar, como un mito, la historia de esta monstruosa cantante. La historia del mito de La Estrella expone cómo fue contratada y obligada a cantar con orquesta (piano, bongó, claves); cómo, finalmente, prefirió pasar de la orquesta a la guitarra y el éxito que esto le trajo; la grabación de su disco y su gira a México, donde murió de un infarto. Finalmente, su vida es recordada por el fotógrafo y Las Capellas, dos jóvenes herederas del estilo musical de La Estrella. Los boleros de Cuba, nacidos en el siglo XIX, adaptaron el texto vocal, casi siempre escrito en cuartetas (como las coplas), al acompañamiento de la guitarra, el requinto, los bongoes, las claves y maracas. El bolero, cuyos principales centros artísticos son y fueron Cuba y México, pasó por varios agrupamientos: el trío, las orquestas tropicales, las big band y las sinfónicas y era generalmente cantado a dos voces y con el acompañamiento de una guitarra. Es interesante el comportamiento musical de La Estrella, quien, ante la petición del Niño Rivera (guitarrista popular), rechaza tajantemente el acompañamiento instrumental, porque cantaba a capella, “sin nada del sentimiento comercialmente fabricado del feeling”. (El sentimiento del filin, movimiento musical, estuvo de moda en Cuba en los años 40 y 50’s y significaba todo lo moderno; por influencia del jazz y las bandas sonoras del cine, el filin se caracterizó por el uso de estructuras melódicas y armónicas más libres y atrevidas, igual que el uso de letras mucho más coloquiales.) Su voz era una forma de éxtasis, capaz de reinterpretar las canciones sin el acompañamiento musical; cantaba “canciones dulces, con sentimiento, del corazón a los labios y de la boca a tu oreja” con un canto claro para enamorar, distinto del performance comercial (cuando Cabrera Infante habla del filin, se refiere a la difusión del disco, la radio y los fans con los que Estrella no contaba). Ella no es sino la parodia de muchos músicos cubanos que tenían trabajos miserables y estuvieron o están en el anonimato, y que por un golpe de suerte o la predestinación (“La Estrella era el Lutero de la música cubana y siempre estuvo en lo firme, como si ella que no sabía leer ni escribir tuviera en la música sus sagradas escrituras pautadas”) fueron contratados por empresarios extranjeros. El mundo musical de La Habana entra en la escena de Ella cantaba boleros. En las reuniones o clubes aparecen el pianista Frank Emilio, que GCI llama Franemilio, los compositores y músicos Olga Guillot, Frank Domínguez, Marta Vélez, Niño Rivera, Elena Burke y Rita Montaner... Cita varias canciones: Júrame de José Mojica, Nosotros de Pedro Junco, Noche de Ronda de Agustín Lara, Mala noche de Alberto Domínguez, Noche y día de Rafael Hernández, el latin jazz de Mango Mangüé, Santa Isabel de las Lajas y Cienfuegos de Beny Moré, Sombras de Carlos Brito, Añorando encuentro de Vicentico Valdez; además, al soundtrack de Ella cantaba boleros se incorpora, a través de las vitrolas, el moderno jazz del trompetista Rolando Aguiló y su combo, el de Charlie Parker, Mingus, Miles Davis (con piezas como Straight, no Chaser y The music is round and round), la guaracha (ritmo afrocubano) y el rock con Tonite at noon. Cabe mencionar que muchos de estos músicos trabajaron con Fania All Stars o en grandes bandas del jazz como la de Nat King Cole, Miles Davis, Charlie Parker, Dizzy Gillespie, por citar algunas. Las canciones no son una sumatoria de periodos sin articulación o relación aparentes, un inventario, ya que Cabrera Infante tomó fragmentos específicos de frases, palabras y canciones, y las fundió en una base narrativa, cuya propuesta es el interés identitario del lenguaje, el lenguaje como objeto de escritura, y el autor lo advierte antes de iniciar TTT: La escritura no es más que un intento de atrapar la voz humana al vuelo... Las distintas formas del cubano se funden o creo que se funden en un solo lenguaje literario... La reconstrucción no fue fácil y algunas páginas se deben oír mejor que se leen, y no sería mala idea leerlas en voz alta. El escritor reapropia la música popular cubana, en especial la del bolero, para remitirse a contextos específicos de amor, de fiesta, de pena, de soledad. Una estructura llena de redes complejas que experimentan con el sonido, los ruidos, el ritmo y las melodías del lenguaje. Con ello, emula la banda sonora de una película, pues el cine está también muy presente en el libro. Cabrera Infante tiene el objetivo de integrar la música a la acción dramática de la narración, no sólo para subrayar la acción de una escena (ilustrarla) sino para crear un discurso paralelo semejante al de un protagonista. El background musical explica y comenta en buena medida el relato; utiliza las melodías y las piezas musicales como leimotiv de la trama. Así, Ella cantaba boleros parodia las prácticas viciadas de la música sentimental y pintoresca del cine. Además, los textos de las canciones son crónicas de la vida nacional cubana, reflejan las privaciones y la explotación a que estuvieron sometidos los sectores más humildes (el libro narra los años de la Revolución cubana), y las diferencias entre las modalidades típicamente urbanas (el bolero, jazz) y las campesinas (el son). Emotivamente, los textos remiten a la ausencia, la tristeza, las heridas del corazón, la soledad, el llanto, las llamadas y declaraciones de amor, pues están plagadas de preguntas indirectas (a dónde vas, dime si) y sentidos imperativos (dile que la quiero, dile que me muero, dile que vuelva ya, quiéreme hasta la locura, bésame con un beso enamorado). Remontémonos a una escena sensual: y así estuvimos allí un rato tocándonos, apretados, allí sumergidos en la oscuridad besándonos, olvidados de todo, de que el show se había acabado, de que la orquesta estaba tocando para bailar, de que la gente bailaba y bailaba y se cansaba de bailar y de que los músicos empaquetaban sus instrumentos y se iban y de que nosotros nos quedábamos solos allí, ahora profundamente en la oscuridad, no ya en la penumbra vaga como canta Cuba Venegas, sino en la penumbra profunda, en la oscuridad cincuenta, cien, ciento cincuenta metros por debajo de la superficie de la luz nadando en la oscuridad, mojados, besándonos, olvidados, besos y besos y besos, olvidándonos... Aquí, “penumbra vaga” es una alusión al bolero Sombras de Carlos Brito, pero en un contexto irónico, ya que el bolero canta a la ausencia de un encuentro, mientras que aquí lo vago es lo profundo del encuentro de ese momento. En otro de los pasajes, Cabrera Infante hace uso del tópico (un trozo de música nos remite a un género o estilo o tipo de música determinado distinto al de la pieza donde aparece) del bolero, cantado a dos voces, cuando el protagonista y Magalena se contestan y siguen la corriente a través de frases extraídas de canciones: Y Magalena empieza a cantar, bajito, Yo me voy para la luna que es lo que está tocando la orquesta y se levanta, Con su permiso dice sonando mucho las eses que es una manera deliciosa que tienen las mulatas habaneras de hablar [...] cuando se sientan digo, Con su permiso pero me retiro, que mañana me tengo que levantar muy temprano, y Magalena dice, Ay pero por qué te vas tan pronto y yo le sigo la corriente musical y le digo, Pedazo de mi alma, y ella se ríe... Este recurso recuerda las controversias cubanas, concurso de rimas entre dos poetas, mismo que sigue presente en muchos de los géneros corales cubanos que ocupan el montuno, es decir, el estribillo que se canta de forma responsorial, donde un solista (guía) improvisa alternándose con un coro que repite el estribillo; esto se conoce como ataque por el estribillo. Veamos como ejemplo la canción Cienfuegos de Beny Moré: Guía: Qué lindo es Cienfuegos eh Coro: Cienfuegos es la ciudad / que más me gusta a mí. Guía: Cuando a Cienfuegos llegué / que esa ciudad quise verla / ya que la llaman La Perla / ahora les diré por qué. / Una cienfueguera me dijo: —“Moré”, / en una tarde de mayo, / allá por Pasacaballo, / con rumbo hacia Rancho Luna. / Ella me dio una fortuna, señores, / y en Cienfuegos me quedé, ya tú lo ves. Coro: Cienfuegos es la ciudad / que más me gusta a mí. El estilo de Cabrera Infante se caracteriza por el uso de retruécanos, paronomasias, hipérbaton y juegos lingüísticos con los que imita el ritmo musical del jazz y la música afro-caribeña, como la síncopa, que consiste en prolongar el sonido de una nota a través de ligaduras; pero no sólo la síncopa musical está presente, también la lingüística, recordemos, por ejemplo la supresión de sonidos en el nombre de Magalena, referida como Maga, o Walter Socarrás como WalSoc. El calambur y el anagrama son dos favoritos de este autor, que les usa en palabras, frases u oraciones para reproducir los signos, sonidos, la música e incluso el baile: La Estrella no está enterrada en México, me dijo aunque no así sino con jota. No, le dije, le grité yo: ¿NO? no, me respondió él, no está enterrada en México con jota. Entonces dónde pregunté yo interrogante. Ella no está enterrada en Méjico ni en ninguna parte. ¡Cómo! dije yo preguntando con signo de exclamación doble, por delante y por detrás, la palabra cogida, como el general Custer, entre flechas. (signos) Pero el verdadero epitafio, la epifanía, el epifonema, la epístola, el epígrafe, el epigrama o la epítasis no la dijo el epifito ni el Epígono, sino menda. Cité, re-cité: Sicut Vita Finis Ita. Sólo que realmente pronuncié: Si Cubita Finisita. (sonidos) Hacía tiempo que algo no me conmovía así y comencé a sonreírme en alta voz, porque acababa de reconocer la canción, a reírme, a soltar carcajadas porque era Noche de ronda y pensé, Agustín no has inventado nada, no has compuesto nada, esta mujer está inventando tu canción ahora: ven mañana y recógela y cópiala y ponla a tu nombre de nuevo: Noche de ronda está naciendo esta noche. Noche redonda. (música) La rumbera se quedaba en el aire y daba unos pasillos raros, largos, con su cuerpo tremendo y alargaba una pierna sepia, tierra ahora, chocolate ahora, tabaco ahora, azúcar prieta ahora, canela ahora, café ahora, café con leche ahora, miel ahora, brillante por el sudor, tersa por el baile... (baile) La ruptura del ritmo narrativo y de la incorporación de voces múltiples y simultáneas evidencia una estrategia de ruptura con la escritura tradicional, la exploración del lenguaje para reproducir los tonos de la lengua cubana, la visión de la realidad, fragmentada, discontinua y muy humorista. El relato es rico en oralidad, no sólo por el uso de la síncopa o de los modos cubanos de hablar, lo acentúa también el uso de marcas tipográficas en mayúsculas para exponer el diálogo, busca la cacofonía, los trabalenguas, reproduce el canto (alguien siempre está cantando u oyendo), a través de las citas o la transcripción del tarareo (la, la, la). La idea que subyace es la de la palabra para ser escuchada, reproducida, no sólo (h)ojeada. Con ello, se establece la diferencia entre la música popular y la seria y al mismo tiempo entre la escritura popular y la seria. La música popular ha pasado por prejuicios racistas y clasistas, incluso un objeto de persecución en Cuba (por mucho tiempo la rumba fue prohibida), y tras largos periodos de reivindicación fue aceptada, sin embargo, no ha dejado de estar relegada de los medios de difusión masivos y los mecanismos comerciales; por lo mismo, una de las diferencias entre lo popular y lo profesional estriba en la difusión, que para la primera es espontánea (de boca en boca) y para la segunda pactada. Así, generalmente, la música popular es anónima, mientras que la profesional-clásica se forja con una firma. La primera es considerada primitiva, simple y pasada de alegre, y la segunda recatada, compleja. La diferencia estriba en las manifestaciones de poder que cada expresión contiene, según los parámetros de la fuerza social de cada una. Vayamos a las similitudes: La Estrella, por su condición de negra, pobre y fea, era discriminada; no sabía leer partituras ni entendía de arreglos, pero cantaba como nadie y logró revolucionar la música; ella no salió de una escuela y formaba parte de un grupo de músicos campesinos, de la vertiente popular y no clásica. Le llevó años conseguir una oportunidad para romper con el anonimato y figurar como “la estrella”. En el ambiente literario los comportamientos no difieren mucho; sus discursos han generado, como los de toda disciplina, policías discursivas y sistemas de exclusión que constituyen micropoderes que detentan el conocimiento y la verdad (o su idea de verdad). En la periferia siempre estará lo incorrecto y lo prohibido, que, a la vez, ejerce una importante función comunicativa. La presencia de figuras que ostentan o concentran el conocimiento, el poder, son históricas, desde los rapsodas hasta los científicos y los literatos, pues el autor ha sido y será el principio de agrupación del discurso por excelencia. Así mismo, las formas de difusión o de circulación de los discursos de cada disciplina son herméticas e impuestas, de aquí que se debe concebir el discurso como una violencia que se ejerce sobre las cosas, y que debe ser contrarrestado. El discurso de Cabrera Infante encarna esta respuesta para penetrar ese micropoder del boom latinoamericano, y el régimen castrista, y abrir más vasos comunicantes. 1. En la dirección http://www.literaturismena.com/Tout%20sur%20Freddy/radioblogueur.htm, pueden escucharse fragmentos de las pistas de su disco. ** Alaíde Collins momalina@gmail.com Escritora mexicana (México, 1984). Estudiante de lengua y literaturas hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Tiene experiencia profesional en certámenes de ensayo político (CIDE), encuentros de poesía (Mujeres Poetas en el País de las Nubes) y de Jóvenes Creadores en México (Unam). Poemas suyos han aparecido en la sección "Literarias" de la revista Opción (Itam) y en Poesía de raíces mágicas, anuario de Mujeres Poetas en el País de las Nubes (Centro de Estudios de la Cultura Mixteca, Colección Vidzu, México, 2004). === Orwell y Asturias: ==================================================== === semejanzas y diferencias que definen la creación literaria ============ === Carmen Malarée ======================================================== Cuando hablamos de una obra literaria, implícitamente estamos atribuyendo en ella características que la definen como tal y que de una cierta manera la distinguen de lo que llamamos “bestsellers” o “éxitos de librería”. Hay creaciones literarias que se han convertido en “bestsellers”, pero no todos los “bestsellers” pertenecen al mundo de la literatura. Es más, hay quienes dicen que un libro tiene que ser sometido al implacable paso del tiempo antes de que se pueda calificar de obra literaria. Lo que define un “bestseller” es por sobre todo el mercado y la cantidad de libros que se venden. Que la coyuntura y las circunstancias permitan una venta alta es una cosa, pero que perviva a través de los años despertando el interés de los lectores por su contenido y su estilo es lo que pone a prueba un libro como obra literaria. Así por ejemplo, la obra de David H. Lawrence, El amante de Lady Chatterley, tuvo un tremendo éxito de librería una vez que se le levantó la censura, pero ha mantenido su lugar en los anales de la literatura por la calidad de su estilo y la presentación de una temática complicada en una forma que escapa a la vulgaridad. En los escritos de Shakespeare, de Cervantes, de Flaubert, de Proust, de Neruda, de Tagore, de Octavio Paz, por mencionar sólo algunos grandes de la literatura, está presente esa característica de perpetuidad. Hablamos también de la universalidad de una obra literaria, porque, aparte del tiempo, hay en ella un contenido que sobrepasa la cultura particular que representa, entregando un componente humano que toca la fibra de los individuos que va más allá de la geografía en la cual la trama se desenvuelve. En este sentido no importa en qué idioma una obra esté escrita. Lo que importa es que cumpla con la característica de saltar las barreras culturales específicas a cada nación para desvelar en su contenido este elemento universal que nos conecta a todos en nuestra condición humana. Hay quien dijo que la literatura es repetir en forma interminable las mismas temáticas con distintas palabras, con estructuras diferentes, en diversos ambientes y con cronologías propias. A modo de ejemplo para resaltar estos dos elementos —perpetuidad y universalidad— implícitos en una obra literaria cabe mencionar dos novelas cuyos autores pertenecen a dos culturas bastante diferentes, escritas en dos idiomas distintos, pero que comparten una temática común: la ideología política llevada a los extremos de la tiranía. Subyacente en ellas hay una historia romántica, de un amor que crece sobrellevando penurias y peripecias para acabar en traición. Se trata por un lado de Mil novecientos ochenta y cuatro, de George Orwell (1903-1950), británico; y de El señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias (1899-1974), guatemalteco galardonado en 1967 con el Premio Nobel de Literatura. La trama de El señor Presidente se desenvuelve en Guatemala en un gobierno forjado en el ejercicio ilícito del poder, plagado de prácticas brutales como la tortura, el amedrentamiento por medio del terror infundido en los ciudadanos y la delación que premia al que la ejercita otorgándole beneficios individuales. Orwell, a quien debemos el término “totalitarismo”, plantea una realidad política similar en Mil novecientos ochenta y cuatro: bajo un régimen de completo dominio del individuo, condicionado a pensar y a actuar como un ente sin raciocinio ni voluntad propia, los personajes forman parte de un engranaje que funciona en torno a “Big Brother”, autoridad suprema e incuestionable que tiene carácter omnipotente, velando sobre cada individuo para que éstos realicen el cumplimiento del deber ciudadano dictado para su beneficio propio, que es perpetuarse en el poder. La similitud de estas dos novelas no está sólo en el aspecto político-social que ambas encaran sino que corre por cada una de ellas una historia romántica que sirve de columna vertebral al desarrollo de la trama. En El señor Presidente, el protagonista principal, Cara de Ángel, esbirro del tirano, cae en las redes amorosas de Camila, hija del general Eusebio Canales, al que se acusa de traidor al régimen. El amor transforma a Cara de Ángel hasta el punto que reniega de lo que había sido antes de conocer a Camila. Viven felices por un corto tiempo pero pesa sobre ellos la amenaza de la venganza por parte del señor Presidente, quien se siente traicionado por Cara de Ángel. Ésta se materializa enviando a Cara de Ángel a un calabozo subterráneo donde lo mantienen incomunicado, maltratado física y emocionalmente e inmerso en el hedor de sus propios excrementos. La versión oficial es que ha salido del país —a Washington— en una misión diplomática especial en la que restaurará la confianza del señor Presidente ante las autoridades estadounidenses, la cual sus enemigos han tratado de menoscabar. En Mil novecientos ochenta y cuatro, el principal protagonista, Winston Smith, rompe el orden establecido por “Big Brother” al cuestionar la verdad establecida por el régimen. Su primer acto de rebeldía es grabar con su escritura en el papel la reacción del público ante la pantalla durante los Dos Minutos de Odio, propaganda vertida a diario contra el enemigo del régimen que se encuentra en el exilio. Winston se condena también al establecer una relación amorosa con Julia, la chica que comparte con él la visión crítica de la sociedad en que viven. Bajo “Big Brother” está prohibido el pensar libremente, fuera del esquema de ideas y valores impuesto por el sistema. Pero Julia argumenta que eso no lo pueden lograr y Winston asiente diciendo: “No, eso es verdad. No pueden meterse dentro de la mente de uno. Y si uno puede sentir que guarda lo que es humano en uno, aun cuando con eso no se pueda cambiar nada, uno les ha vencido”. Tanto en El señor Presidente como en Mil novecientos ochenta y cuatro hay una inclinación a la preservación espiritual de la especie. Para Camila y Cara de Ángel, está en el sometimiento al régimen con el propósito de conservar la relación de plena realización humana entre ellos en una situación político social en la que nadie se fía de nadie. Así, cuando Cara de Ángel se enfrenta al señor Presidente debe seguir la farsa del halago a éste para salvar su pellejo, pero él mismo se rechaza. Asturias lo describe así: “Se tuvo asco. Seguía siendo el perro educado, intelectual, contento de su ración de mugre, del instinto que le conservaba la vida”. A Winston y Julia se les abre un nuevo horizonte cuando se dan cuenta de que comparten su aversión a lo establecido por “Big Brother” y que pueden confiar en la lealtad mutua. Al igual que Camila y Cara de Ángel, deben simular su aceptación al orden establecido. En ambas novelas el ambiente de constante espionaje de los individuos por sus congéneres da tensión a la trama: en el contexto latinoamericano éste se efectúa con lápiz y papel, en cambio en la novela de Orwell se da con un alto grado de sofisticación tecnológica. Es esta realidad compartida en ambas obras lo que abre la brecha al escritor para realzar el contenido humano en las dos historias amorosas. Asimismo, cuando se traiciona la lealtad en la relación de la pareja, se quiebra el embrujo del amor. En la novela de Asturias, a Cara de Ángel se le hace creer que su mujer —despechada porque piensa que él la abandonó— le ha traicionado pasando a ser la amante favorita del señor Presidente. Es entonces que a él se le mata la esperanza —la tabla de salvación que le había sustentado su espíritu— y muere una muerte degradante. En Orwell, Julia, bajo tortura, revela que lo único que quebrantará el espíritu de Winston es someterle al contacto con las ratas, y así sucede. Romper el lazo de amor que los une basado en la lealtad mutua termina toda posibilidad de unión entre ellos, por eso cuando Winston y Julia se reintegran al régimen, ya “curados” de toda rebeldía, saben que la relación entre ellos no podrá nunca reanudarse. Las autoridades también lo saben, por eso mismo les dejan “libres”. El régimen de dictadura en la novela de Miguel Ángel Asturias tiene su asidero en la realidad. La trama está inspirada en los tiempos del gobierno de Estrada Cabrera y representa las tiranías de las dictaduras latinoamericanas. En la novela de Orwell, en cambio, el autor proyecta hacia el futuro una sociedad hipotética y en base a la imaginación y la ficción nos entrega una perspectiva de la vida en un Estado totalitario. No se trata aquí de encontrar más o menos mérito en uno u otro poder creativo: la inspiración que arranca de condiciones concretas no es menos creativa que la realidad literaria que se forma a partir de la ficción. En la novela, el escritor crea su propio mundo, lo manipula, lo acomoda para atraer la atención del lector a los propósitos que se ha trazado. En este proceso creativo el escritor desarrolla el arte de trascender su mensaje más allá del marco cronológico de su obra traspasando también la cultura en la que ésta se circunscribe. Tanto en la novela de Orwell como en la de Asturias el propósito es denunciar la opresión, la tiranía, el totalitarismo ideológico y por diferentes métodos ambos lo logran. Lo maravilloso de una obra literaria es que no importa dónde, cómo ni cuándo haya sido escrita, si se muestra en ella que los seres humanos se desenvuelven con valores comunes y que persiguen los mismos sueños e ideales. ** Carmen Malarée cgmalaree@btinternet.com Docente chilena (Longavi, 1950). Profesora de francés y español en el Reino Unido. Ha publicado la novela La voz del silencio (Editorial Maranatha; Talca, Chile) y el estudio “Development Education in the Spanish Classroom”, en la revista Vida Hispánica Nº 30 (otoño de 2004), de la Association for Language Learning del Reino Unido. === El culto al héroe ===================================================== === en la enseñanza de la Historia: Germán Carrera Damas ================== === María E. del Valle de Villalba ======================================== “¡Ay! ¡Tomasito, esta tierra está perdida! ¡Si el Libertador viviera!”. (Manuel Vicente García, Marcelo, p. 214) Bolívar, el santo Bolívar, Bolívar la solución, Bolívar el que puede. El culto a la personalidad de Bolívar en la enseñanza de la Historia de Venezuela es una hebra visible e invisible en el tejido de los discursos académicos y pedagógicos. Pero, antes de empezar estas breves líneas, me permito aclarar que no se trata de un ejercicio de deslegitimación de esta práctica, nada más lejos de herir semejantes rituales. Nadie pretende restar a Bolívar las loas que merece. Cada una de sus medallas y estatuas que adornan plazas y sobre cuyos hombros se posan las palomas a ver la vida pasar, son merecidas y ganadas a pulso. El ejercicio va por otros rumbos, la enseñanza de la Historia como práctica pedagógica además de relatar los hechos del pasado, haciendo énfasis en diferentes actores, actores que hacen o no la Historia, unos de los cuales puede prescindirse y otros que ni se sueña obviar, definen también un paradigma: ¿quién hace la Historia? ¿Quién no la hace? ¿Quién es importante en ese discurso? ¿Quién no lo es? Imposible es dar un paso por la vida venezolana sin tropezar con la presencia de Bolívar (1). Es el inevitable pórtico de muchos temas de Historia, la salida y la entrada de las grandes verdades legitimadas por el discurso histórico. La Historia se configura entonces como el escenario y los héroes, los actores alrededor de los cuales, luces, cámaras y maquillaje completan un discurso de poder. La pregunta obligada sería: ¿el que lee el texto cree lo que lee? O se plantea la posibilidad de que no sea cierto? Apuntala Carrera Damas: la necesidad de creer es la esperanza de las respuestas simples (2). Sin duda, es una salida fácil creer este discurso que hace énfasis en el héroe, a este respecto agrega Montero: “La tendencia a situar en los demás los propios problemas y sus soluciones puede conducir al extremo opuesto cuando sale a la superficie como el culto al héroe; o sea una exagerada admiración por otra persona (...) el culto al héroe es una forma de auto repudio. Hace que los otros sean más importantes que tú y condiciona tu propia realización a algo exterior a ti (...) sé tú mismo, tu propio héroe” (3). Siempre será más sencillo que el héroe sea otro, que el riesgo lo corra otro, instalándonos en la resignada espera de ese héroe que la Historia parirá. Carrera Damas establece la analogía con Cirene, una ciudad en las que sus habitantes eran felices, vivían dice entregados al culto a sí mismos y a sus héroes: “Hubo una vez uno entre ellos al cual proclamaron el hombre más grande de la tierra. (...) esculpieron el nombre de aquél en columnas, arcos, templos y al pie de una montaña erigieron un panteón, rematado por una torre llena de símbolos. La vida de Cirene giraba en torno a aquella torre llena de símbolos” (4). La enseñanza de la Historia se retrata en lo anteriormente descrito, templos: aulas, símbolos: imágenes de héroes, panteones donde pareciera nos aseguramos que allí quedó su legado. Mentes planas se forman en Cirene y mentes planas se forman también como consecuencia de este discurso. Tumescencia en los procesos del pensamiento, inmunodeficiencia a los discursos ideológicamente contaminados. ¿Será que tal vez es esa la idea? Que se entumezcan las conciencias, que no seamos capaces de asumir que la Historia es una faena inconclusa en la que cada uno tiene un papel que jugar. Se reduce el idioma y su capacidad retadora y por lo tanto la mente. Mentes de brocha gorda, que sólo repiten los discursos, los héroes, las fechas al mejor estilo positivista. La Historia, sueño largo, empotrado en cráneos descompuestos. Distancias concluidas, rígidas ya, dispuestas conforme al olvido y diseminadas conforme al cansancio que produce la ilusión equivocada, afirma Lima (5), calificando con palabras duras pero reales un discurso anodino y poco pertinente. Una historia que adormece, una historia que anestesia, yo no diría cráneos descompuestos sino subutilizados. La experiencia me dice que cuando se le plantean retos intelectuales al lector, generalmente responde; ahora, si el discurso es cómodo y mediocre, en el que sólo veneramos a sujetos ajenos a nuestra naturaleza, suerte de superhéroes de una nueva liga de la justicia, es una respuesta natural la desvinculación con lo narrado. Mosaico de alegrías perdidas y sueños desmembrados, disjuntos, congelados en rostros de vergüenza glorificada, de temores ensalzados hasta el vómito (6). Lacerantes palabras para describir la ideología que se despliega en el discurso, un discurso que así traiciona la vocación de la Historia como ciencia, y la del maestro como instrumento de aprendizaje. De este modo se configura una suerte de discurso de exclusión donde unos hacen la historia y otros son espectadores de ella. ¿Cómo se narra la Historia? ¿Quién la hace? es uno de los ejes temáticos en la vida de Carrera Damas. El culto a Bolívar, cuya primera edición salió en los 70, ha requerido con el tiempo nuevas ediciones hasta llegar a la número 5 en el año 2003. Sus reflexiones en este texto tienen hoy la misma vigencia de entonces o quizás mas. Denuncia las condiciones que son necesarias, ideológicamente hablando. Cita, al comienzo de este capítulo, la obra de Juan Vicente González (7): También me ocurre, dice, varias veces que nos engañaban al hablarnos de batallas, de naciones libertadas, de trofeos, de glorias. No sé para qué fue alucinarnos en nuestro colegio con ficciones que irritasen nuestra fantasía: esta Patria silenciosa, continua, sepulcral, no era la que habíamos soñado. No es ajeno para nadie que haya crecido escuchando discursos de maestros, presidentes, diputados, este discurso, digno de Homero, en el que los actores se glorifican en sus individualidades y los colectivos no tienen valor. Las anécdotas son hermosas, llenas de imágenes de emoción y dolores estoicamente soportados. ¿A qué operaciones mentales alude este tipo de discurso? Según el autor se hace enclave con un estado general del país que lo refiere a un esquema añorado o soñado. En este estado general el énfasis se hace en lo personal. A este respecto afirma Carrera Damas: “Por eso, cuando se ha querido insuflar ánimo a los venezolanos, se ha pensado que la mejor manera de conseguirlo es poniéndolos ante una realidad objetiva que difiere mucho de la realidad sentida (8). Los textos históricos son muchas veces actos de fe. Una narración cargada de optimismo, de una visión de Venezuela como quisiéramos que fuera, pero la realidad con la que convivimos a diario nos despierta de ese sueño épico-fantástico en el que la Historia se ha convertido”. Bien afirma Carrera Damas que este optimismo genera, como efecto rebote, un castrante pesimismo en el cual nadie encaja con el perfil descrito de héroe; éste es tan impactante que el que lee no se siente retratado por tal derroche de virtudes. Una Historia auténtica plagada de codicia, traición, orgullo, egos ambiciosos, pequeñez, torpeza, pero también de generosidad, solidaridad, entrega, héroe en lo pequeño de cada día, anónimo en la noria de las horas, presente, constante, responsable de su cuota de presente, una Historia de verdad, es la que necesita Venezuela. Una Historia en la que pueda verme como en un espejo, en la que pueda reconocerme y en la que pueda aprender. Una Historia que me estimule por su belleza, pero me espolee a cumplir mi papel en ella. ¿Cuál es entonces la salida? ¿Cómo despertar de ese discurso anestesiante? Carrera Damas afirma que la solución tiene tiempo en camino. La obra El Culto a Bolívar fue escrita en 1970, desde entonces y desde los paraninfos, aulas, artículos, ponencias y en cada ocasión posible, Carrera Damas lanza su saeta, retando a los nuevos historiadores. Luchar contra el personalismo, versión más afinada del brutal caudillismo, rural y atrabiliario (9). Solución que califica de elemental y simplista. A ésta hay que oponerle la valoración de los colectivos, la reivindicación de los “soberanos”, “pueblos”, “soberanos” que aparecen en los textos como relleno de los héroes, dando el protagonismo que siempre han tenido. Es el pueblo quien hace la Historia, no son los héroes solos y aunque el héroe, como líder sociológico, es necesario, no es sobre él que descansa la pluma de la Historia. No es el héroe el que nos salva en la Historia, soy yo que la leo, es el alumno que la encuentra, el héroe soy yo. En la medida en que cada lector se descubra héroe, actor principal en la pequeña Historia de su región, de su barrio, de su escuela, los héroes seremos todos. Se nos despertará entonces de este personalismo inhabilitador. Entonces, se nos despertará. Carrera Damas describe las formas de adaptación al culto a Bolívar categorizándolos con los siguientes adjetivos. A continuación reseñaré algunos de ellos: a) Los Herederos: administradores y usufructuarios de su culto, reverentes hasta el simplismo. P. 330: “La pregunta que me haría es si, cuando éstos que están más cerca de lo que creemos, van a las plazas a llevar ofrendas florales a la imagen imponente de Bolívar, o cuando lo visitan en el Panteón, lo hacen para verificar que sigue allí, enterrado, donde su obra, palabra y ejemplo es sincretizado hasta el vómito”. b) Los continuadores: cruzados-realizadores de los ideales bolivarianos, algo intolerantes y agresivos, así los define el autor. P. 331: “Bolívar y sus ideales evolucionan dialécticamente; si Bolívar viviera hoy, ya se hubiera familiarizado con lo incierto, lo cambiante y sus estrategias distintas. No pueden usarse sus palabras como armas para lo que conviene, no pueden sus análisis sacarse de contexto para validar un discurso”. c) Los exegetas: los que van a la obra de Bolívar en búsqueda de inspiración e ideas, y hacen de su incesante y estéril estilo una razón y modo de vida. P. 331: “Memorizan sus documentos, conocen a pulso sus batallas y anécdotas, pero como el mejor paciente con desorden de personalidad, eso es el discurso, ¿y la vida?... la vida es otra cosa”. d) Los Patriotas: sienten la gloria de Bolívar como pueden sentir un triunfo deportivo, y actúan como si creyesen que voceando sus méritos le favorecen y le ayudan a vencer una justa imaginaria de la cual no son sino espectadores. P. 331: “La Historia en la que sin duda alguna tiene Bolívar un lugar ganado a pulso es por esta especie narrada con las altisonancias típicas del mejor mundial, del mejor juego, pero del que sólo puede serse narrador” (10). Bolívar es mito, signo y rito en la vida de los venezolanos. No se concibe nuestra Historia sin él. La Bandera, el Escudo, el Himno Nacional y Bolívar, el cuarto símbolo. La idea de este ensayo no es borrar su impacto en lo que somos hoy porque sencillamente no es posible. El reto hoy es: que ese Bolívar que es cada niño en cada salón de escuela, cada infante sin zapatos, sin padres, ni hogar, cada adolescente que lee la Historia en los textos, liberado de personalismos y otros vicios adulantes, descubra que Bolívar es él y que la Independencia la que él logrará saliendo de la ignorancia, de la dependencia, dejando de ser público para ser protagonista de su Historia personal, que entramadas todas configurarán la Historia Nacional. Bibliografía • CARRERA DAMAS, G. Aviso a los historiadores críticos. Ediciones GE. 1995. Caracas. Venezuela. • CARRERA DAMAS, G. El culto a Bolívar. Alfadil Ediciones. 2005. Caracas. Venezuela. • GONZÁLEZ, J. Mis exequias a Bolívar. Academia Nacional de la Historia 1970. Caracas. Venezuela. • LIMA, J. Versiones. Vol. II. Revista Historia de Canarias. 1967. España. • MONTERO, M. Psicología social. 2000. UCV. Caracas. Venezuela. Notas 1. Carrera Damas, G. El culto a Bolívar. Alfadil Ediciones, 2005. Caracas. Venezuela. 2. Carrera Damas, G. Aviso a los historiadores críticos. Ediciones GE. 1995. Caracas. Venezuela. 3. Montero, M. Psicología social. 2000. UCV. Caracas. Venezuela. 4. Carrera Damas. G. El culto a Bolívar. Alfadil Ediciones, 2005. Caracas. Venezuela. 5. Lima, J. Versiones. Vol. II. Revista Historia de Canarias. 1967. España. 6. Ibidem. p. 216. 7. González, J. Mis exequias a Bolívar. Academia Nacional de la Historia, 1970. Caracas. Venezuela. 8. Carrera Damas, G. El culto a Bolívar. Colección Hogueras. 2003. Caracas. Venezuela. 9. Ibidem. p. 195. 10. Ibidem p. 331. ** María E. del Valle de Villalba manedelvalle@hotmail.com Docente venezolana (Caracas, 1970). Graduada de profesora en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel, http://www.upel.edu.ve; 1992), con especialización en historia económica y social de Venezuela en la Universidad Santa María (http://www.usm.edu.ve), con maestría en historia económica y social de Venezuela, tesis con mención publicación y summa cum laude. Cursa estudios doctorales en el Instituto Pedagógico de Caracas (http://150.187.142.39). Es coordinadora del Núcleo de Investigaciones Geohistóricas Lisandro Alvarado, cuenta con un proyecto en desarrollo financiado por la Upel y con participación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Ponente regular en eventos nacionales, adscrita a la línea de investigación, ciencias del lenguaje y con dos años de investigación en el área de análisis del discurso. Profesora ordinaria de la Upel. === El muro fronterizo México-USA: la dimensión ambiental ================= === Daniel Navarro ======================================================== Denominado por algunos como “el Muro de la Ignominia”, el tema de la construcción de un sistema altamente tecnificado a lo largo de la frontera México-Estados Unidos ha generado una enorme polémica. Las posiciones de los diferentes sectores del gobierno son disímiles, no obstante, todavía hay poco activismo entre grupos no gubernamentales. Esto quizás por el elemento sorpresa contenido en la iniciativa. El tema es extenso y apenas inicia. Más allá del tema de la migración, de la cárcel a personas sin documentos migratorios, de la posibilidad de reducir el elemento terrorista a través de las fronteras, considero que el potencial de politización del tema desde una perspectiva ambiental es tan elevado que podría incluso generar las condiciones para una modificación substancial de la política entre ambos países. Uno de los avances en materia ambiental, desde una perspectiva jurídica, es la emisión de normas que regulan y condicionan los proyectos que pudiesen tener implicaciones de relevancia para la naturaleza y la sociedad humana en su conjunto. La reciente emisión de la iniciativa por parte de la Cámara de Representantes del Gobierno de los Estados Unidos en referencia a medidas orientadas a detener el terrorismo a través del incremento de medidas de seguridad en las fronteras contiene básicamente elementos que parecen estar destinados más bien a convertirse en escudo ante la invasión migratoria en la frontera con México. No obstante, uno de tales elementos, la construcción de un doble muro a lo largo de aproximadamente mil kilómetros de ecosistemas fronterizos, aun cuando el Senado, y el gobierno de Estados Unidos en pleno lo aprueben, requerirá del cumplimiento de la ley. Incluyendo la ambiental. La Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency), en caso de que la construcción del muro sea aprobada, deberá dar cumplimiento con la elaboración de la respectiva Manifestación de Impacto Ambiental. En dicho documento, se incluyen por regla los detalles del proyecto arquitectónico y de ingeniería, así como las estimaciones de impacto ambiental generadas por la obra. Una parte fundamental estriba en la identificación y aplicación de medidas preventivas, de mitigación, así como de compensación. Una parte importante y de relevancia geoestratégica reside en que el muro (llamado fence en el texto original de la iniciativa, ante el evidente peso emocional de la palabra “muro”) se contempla en la parte fronteriza, por lo cual existen elementos de la vida natural que son compartidos por ambos países. Desde esta perspectiva, no será posible construir un proyecto de esta magnitud sin al menos la opinión de la contraparte ambientalmente afectada. El gobierno mexicano tendría que ejercer el derecho de opinar con respecto a la afectación que se pudiera ejercer sobre la vida natural en territorio mexicano. Incluso, la ley mexicana en materia ambiental contempla el recurso de la audiencia pública para proyectos de enorme relevancia y de impacto regional, geográficamente hablando. Pienso que tal derecho deberá ejercerse. Asimismo, a pesar de que la naturaleza en la frontera mexicana ha sido reconocida por elementos de exploración biológica del gobierno de los Estados Unidos desde principios del siglo XX, se requerirán estudios específicos con respecto de especies de alta vulnerabilidad. Simplemente, el doble muro deberá esperar a estos resultados en materia, antes de ver colocada su primera piedra. El tema de la población humana que migra de un país a otro es ciertamente un tema de alto perfil, desde la óptica de todos aquellos países involucrados. Para el caso de Estados Unidos y México, el tema es siempre espinoso. No obstante, la dimensión ambiental de un muro simplemente no puede ser soslayada u omitida. Es posible que exista el derecho de construir dobles o triples muros, de excavar el foso de los cocodrilos, para un país temeroso de recibir ataques terroristas. Es posible que un país incapaz de proveer las condiciones apropiadas para retener en forma digna a sus emigrantes auto exiliados, crea que tiene el derecho de recibir las cuantiosas remesas que alivian la pobreza económica. La distancia entre ambos países es enorme. La carga histórica es, en muchos tramos, común. La fuerza del elemento humano autoexiliado a los Estados Unidos, procedente de México, es tal que en términos de ingreso de divisas ocupa el segundo lugar. Únicamente las ventas por petróleo supera el nivel de captación, y la derrama de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos (ilegales o no) ha superado el turismo y otras actividades productivas. Por supuesto que, en estos momentos, la fuerza económica de los emigrados no se ha manifestado en el escenario político, mas considerando el exorbitante costo del negocio de la democracia en México, no sería descabellado que en breve se presenten estrategias de reivindicación de sus posiciones políticas, aun desde los Estados Unidos. En síntesis, la dimensión ambiental, aquella que contempla a la sociedad humana en relación con su medio ambiente, frecuentemente olvidada, es en mi percepción, de la más alta relevancia en estos tiempos neomedievales que nos caracterizan. ** Daniel Navarro rei_cancun@hotmail.com Escritor y naturalista mexicano. Escribe en el periódico Voz del Caribe (Cancún, México) una columna semanal de cuento denominada "Camafeos literarios", y ha escrito las series de cuento tituladas Cuentos mejicanos, así como De ninfas. Conduce el taller de lectura Al Aire Libre en la Casa de la Cultura de Cancún. Aparece en http://www.anuariodelarte.com así como en http://www.tulumlanovela.com. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Juan Zapata Olivella ================================================== === “El Caribe vive en cada uno de nosotros” ============================== === Lidia Corcione Crescini =============================================== (Nota del editor: en esta entrevista, realizada a mediados del año pasado, el escritor colombiano Juan Zapata Olivella manifiesta su deseo de establecer, en el Claustro de San Pedro Claver, en Cartagena, el Museo del Arte Negro. Esto se haría realidad unos meses después, cuando las obras fueron trasladadas desde su casa hasta el claustro). El escritor, médico y diplomático Juan Zapata Olivella, quien junto con sus hermanos Manuel y Delia Zapata Olivella, ha sido un vigía de los ancestros afrocolombianos, disipa su silencio de muchos años y comparte sus vivencias y criterios. Su esposa Zunilda a sus ochenta años, con la piel tersa y unas leves arrugas surcando su rostro, me espera muy arreglada, justo a la hora acordada para la entrevista con su esposo, la cual me consiguió de una manera mágica, iluminada tal vez, por el espíritu divino, ya que Juan Zapata Olivella, desde hace cinco años, no recibe a nadie y no concede entrevistas. Tres de la tarde, en punto, abre la puerta y me invita a subir la escalera con baldosas a cuadro en blanco y negro, haciendo las veces de un tablero de ajedrez. Ansiosa por llegar a su encuentro, poder saludarlo y conversar con él, puedo sentir su respiración jadeante en el silencio que se rompe por el abanicar del viento que penetra por el balcón y refresca las hojas de las matas, empotradas en bellas macetas de barro, de esa hermosa casa colonial en que habita y es su aposento apacible, dejando reposar los recuerdos y vivencias de esa vida cargada de emociones y contrastes. Por fin llegué hasta su habitación, lo encontré acostado, perfumado y en pijama elegante, color azul cielo, tan impecable como sus poemas plasmados en su libro Amor en azul transparente. La grabadora castañeaba entre mis manos, no podía creer que Juan Zapata Olivella, un hombre que ya no sale ni se asoma al balcón de su casa, estuviera estrechando mi mano entre las suyas. Con su memoria fresca y gozosa, me recibe con la alegría de un niño en su casa de San Diego, en el corazón amurallado de la ciudad. Nacido en el municipio de Lorica (departamento de Córdoba, en Colombia) un 9 de septiembre de 1922, sin moldes impositivos que impidan su libre circulación iluminada, Juan Zapata Olivella realiza una exploración directa a los fondos eternos de esa inmensa aldea del corazón, bruñida por lingotes de sol levantino. Ese hombre lleva consigo mismo la memoria palpitante de sus ancestros. Desde temprano eligió ser médico de niños con la convicción de que el futuro del mundo estaba en el alma de los niños. Ya lo había dicho la poeta Gabriela Mistral: un niño bien educado da un adulto positivo. Su poesía es el amor de siempre: biológico, limpio, bullicioso, invisible y con jarcias flotantes en el tremendo rascacielos de los sueños. Médico de la Universidad de Cartagena, pediatra del Hospital Infantil de México, máster en Salud Pública de la Escuela de Salubridad de México, médico epidemiólogo de la salud en Bolívar, creador de las Promotoras de Salud cuando ocupó el Ministerio de Salud Pública de Bogotá, escritor y ensayista. —Empecemos por su visión y descubrimiento de la cultura colombiana y de la influencia de lo africano en ella. —La cultura es una sola, la gente se pone a dividirla: cultura escandinava, cultura religiosa, cultura blanca, cultura negra y eso me parece que es un anacronismo porque la cultura es una sola, no se le puede estar poniendo apellidos. —¿Se considera un historiador? —Bueno, la historia es la vida, no sólo del hombre, sino de la humanidad entera. La historia constituye el relato de los acontecimientos que ya pasaron y que han de venir. —¿Qué pasó con su proyecto de hacer el Museo Africano en Cartagena? —Sí. Es el Museo de Arte Negro, en el cual se expresan las bellas artes de la africanidad, pero ese proyecto nunca tuvo el apoyo del gobierno, y entonces, alguien me aconsejó que le pusiera el nombre de “museo de arte blanco” para que entonces viera que así si tendría todo el apoyo, porque la negritud siempre ha estado rasgada. Es una cosa injusta que se haya creado un decreto favoreciendo a los negros como si no fueran colombianos. Allí se nota la discriminación, porque si todos somos colombianos, ¿por qué tiene que haber un decreto favoreciendo a los negros? —¿En dónde reposan esas obras que usted tenía? —Son muchas, todas las conservo, hay cuadros, esculturas, también hay cuadros obsequiados por gentes que apoyan la negritud. Están en el primer piso de mi casa en el centro y mi mayor ilusión es que sean colocadas en San Pedro Claver. El museo ha ido creciendo, todavía espera la ayuda del Estado para que funcione y pueda convertirse en un verdadero museo para que funcione como otros tantos. —¿Y de su experiencia en Haití y su valoración del Caribe? —El Caribe es un proyecto simbólico, porque todos somos Caribe, se trata de una región, de una zona. Le llaman Caribe porque está a orillas del Caribe, pero hace parte del conglomerado nacional. El Caribe vive en cada uno de nosotros. —¿Cree que todavía hay racismo en Cartagena? —Sí, está vigente. Tanto que el maestro Cogollo, que es un genio en la pintura, tuvo que irse del país porque la mujer de él era blanca, un día iban a entrar al Hotel Santa Clara y a él no lo dejaron entrar porque era negro; entonces, como represalia, al día siguiente él compró tiquetes y se fueron a Francia y allá se quedó. Después ha seguido la discriminación, tanto que la gente ha tenido que instaurar tutelas. La discriminación sigue intacta. —¿Usted y sus hermanos sintieron alguna vez esa discriminación? —¡No!, no, nunca. Parece mentira pero posiblemente por la posición que ellos adoptaron y el valor que tenían. No recuerdo que ni a Delia, a Manuel ni a mí, nos hayan discriminado, porque sería una mentira decir que fuimos discriminados. Pero creo que eso se debió por la importancia que tenían los personajes. Recuerdo, por ejemplo, que a Delia la llamaban la bailarina descalza porque siempre bailaba sin zapatos, y era muy solicitada cada vez que había un programa que tuviera danzas, decían que era una herencia. Porque ella en realidad era escultora y se graduó como escultora. Hizo una escultura que se llama La mendiga y esa escultura fue premiada por un centro cultural y desde entonces abandonó la escultura para dedicarse a la danza. Salimos de Lorica muy pequeñitos porque mi papá tenía un amigo, Jesús María Lugo, que era general, y cuando murió se sintió muy adolorido y salió de Lorica con todos sus hijos. —¿Y en su vida de hogar, muy apoyado por su esposa Zunilda? —A ella debo yo, prácticamente, toda mi voluntad de proseguir y de triunfar, ha sido un apoyo decisivo, creo que sin ella hubiera sido difícil; cuando decidimos el matrimonio, mi papá que era negro decía: esta mujer va a ser tu redención, y así fue. —Cuénteme, ¿cómo ve la política actual del país? —No, no le veo ninguna salida porque todos los caminos están vetados, taponados. Cuando aparece la Iglesia entonces viene la crítica contra la Iglesia, cuando aparece algún ciudadano de buena voluntad para que se arreglen los conflictos, entonces aparece la crítica, y es una lástima porque este país merece mejor suerte. —Y ese poeta, que siempre ha sido, porque su esencia es eso, ¿aún permanece vivo? —La poesía es una parte vital del hombre; es decir, yo creo que en todas las personas: mujeres, adultos o jóvenes, hay un poeta en ciernes, porque la poesía está esparcida en la naturaleza; hay poesía en la brisa, en los ríos, en los mares, entonces, las personas se sienten atraídas por esa monumental emoción que se siente cuando la poesía se adueña de las gentes. —Sus libros de poemas: Gaitas bajo el sol, Campanario incesante, Albedrío total, Amor en azul transparente... ¿Por qué esos títulos? —Sí, todo depende del momento de la inspiración. Por ejemplo hay un soneto mío que a mí me gusta mucho: (recita) Ver el limo del río / que se ufana en despertar la vida del ciruelo / y ver el azul intenso de otro cielo / hinchándose de rojo en la manzana. / Ver al propio sol sobre el fino cubriéndose de hielo / derritiéndose de celo / por no ser el fuego de una llama. / Y ver mi corazón en la melancolía / sintiendo que la vida está vacía / el amor que todo lo eterniza / Y ver cómo las horas desfallecen / mientras la mariposa / se entristece / en los últimos colores de su risa. —¿Cree que esa versatilidad interior que posee para escribir poemas, es innata? —Yo creo que es herencia de mi papá, que le gustaba mucho la poesía y la declamaba, y uno de pequeño la oía y se le iba grabando. Fue como una transmutación. —¿A qué amigos cartageneros recuerda con profundidad? —A varios amigos que hacían una tertulia para dar a conocer cada una de sus inquietudes y dentro de ese grupo había dos o tres que a mí me llamaba mucho la atención, porque sentían pasión por la poesía y eso nos hermana. —¿Cómo quiere que se le recuerde: como un hombre romántico, luchador, el hombre que iba siempre hacia delante con todos sus ideales? —No. Quiero que se me recuerde como una persona más, que siempre amó la poesía, ya que la poesía es el dique para uno expresarse y dar a conocer no solamente sus inquietudes sino su inspiración. —¿Cuáles obras le ha dejado a nuestra ciudad? —Recuerdo mucho que había una casa destinada a la corrección del niño menor, entonces la convertí en un plantel educativo, para eso traje a unas religiosas de Medellín y esas religiosas se dedicaban a enseñar a los niños y más tarde el lugar se convirtió en un sitio supremamente agradable porque llegaban personas a mirar a las religiosas para ver lo que habían hecho, entre ellos, recuerdo mucho a... (hace una larga pausa), Camilo, el que llamaron después el cura guerrillero. Camilo llegó, habló con las monjas y le llamó mucho la atención que el padre de él tuviera una placa de reconocimiento, entonces Camilo dijo: “Eso no se lo han hecho a mi papá ni en Bogotá, y para mí ha sido una sorpresa encontrarla aquí”. Una cosa supremamente emocionante. La placa, yo ordené que se la hicieran a un tipo que trabajaba el mármol..., y entonces, nunca se pensó..., todavía conservo una pijama que dejó Camilo cuando nos encontramos en Medellín para una reunión de directores de Salud, él era un director también. Entonces, ¡Camilo!..., para mí fue una sorpresa, porque de pronto desapareció y fue cuando vine a enterarme de que estaba en el monte. Compramos una casa que se convirtió después en lo que hoy es Cajanal, costó $14,000.000, sirvió para que se instalaran allí los diferentes centros de salud a donde acudían las personas: uno para niños, otro para mujeres y otro para hombres, y recuerdo que Gabriel Rosas, en esa época, quería comprar a Cajanal para convertirlo en un hospital, pero se enteraron que las camas no cabían en los ascensores, entonces se desistió de la idea de la compra. También recuerdo algo muy simpático cuando era director de Salud y director de la Cátedra de Pediatría en la universidad, cuando me llamaron a México para hacer un curso de salud pública, después cuando regresé a Cartagena, para abrir una Cátedra de Salud y enseñar lo que me habían enseñado, todos los alumnos querían matricularse conmigo, dejando a un lado a todos los demás, lo que motivó naturalmente a un disgusto, de los otros profesores. Hay un silencio ahora y Juan Zapata Olivella hace un gesto y declama: —Si la rosa fuera rosa / si el clavel pudiera retenerte / qué no daría el jazmín por verte / sobre el lomo de una mariposa / Ni el pájaro en su rama silenciosa / ni el hilo del agua por perderte / ni mi ansiedad haciéndose más fuerte / tendría la ternura de una rosa. Me hace un gesto con los dedos en forma de tijera. Me acerco más a él, con un apretón de manos. Le doy las gracias por haber permitido, estar con él y poder rescatar la gracia maravillosa de unos recuerdos inolvidables. ** Lidia Corcione Crescini licorcione@gmail.com Narradora y poeta colombiana (Cartagena). Abogada egresada de la Universidad de Cartagena (http://www.unicartagena.edu.co). Columnista del periódico El Universal (http://www.eluniversal.com.co), de su ciudad. Textos suyos han sido publicados en las revistas Unicarta de la Universidad de Cartagena; Oxigen (http://www.revistaoxigen.com), de Madrid; Revista Literaria Remolinos (http://es.geocities.com/revista_remolinos) y Aula Caribe. === Entrevista con Eduardo González Viaña ================================= === El corrido de Dante: ================================================== === una metáfora sin documentos =========================================== === de la inmigración latinoamericana en EEUU ============================= === Eduardo Corrales ====================================================== Cuando hace un lustro salió a la luz la colección de cuentos Los sueños de América, del escritor chepenano Eduardo González Viaña, Mario Vargas Llosa no se ahorró afirmar que se trataba de un testimonio magnífico de la presencia latinoamericana en los Estados Unidos. Profundizando en su indagación literaria sobre el rico universo de la inmigración latinoamericana en los Estados Unidos, González Viaña —quien terminó el 2006 dictando cátedra en calidad de Distinguido Profesor Visitante en la Universidad de Oviedo— acaba de sacar a la luz la novela El corrido de Dante (Arte Público Press, University of Houston). ¿Cómo surgió el tema? “Una tarde en Salem, Oregon, me encontré con Marcos Zernén, un mexicano que trabaja jardinero en la casa de mi vecino. Nunca lo había visto tan feliz. Mientras cortaba el pasto, invadió mi jardín y cortó buena parte del mío. Se lo agradecí y quise preguntarle la razón de su alborozo”, refiere el autor. —Después de vivir diez años como ilegal en los Estados Unidos... —¿Has conseguido la green card? —lo interrumpió. —No. Eso todavía no. Pero he logrado traer a mi compañera desde Michoacán —respondió el interpelado. Luego pasó a contarle las múltiples peripecias que durante una década le habían impedido traerla. Mientras lo escuchaba, a González Viaña se le ocurrió que allí había carne para una novela. Algunas historias Hacía seis meses, la señora Zernén había logrado contratar a un “coyote” muy reputado para lograr el paso de la frontera. El especialista la condujo junto a un pequeño grupo de personas a la boca de un túnel que comenzaba en México y terminaba en San Diego. Eran seis mujeres, pero iban a ir precedidas por un caballero muy gordo. La segunda era doña Angélica Zernén. —¿Lograron pasar? —surge la pregunta. Cuando el caballero gordo hubo avanzado unos veinte metros, el túnel comenzó a angostarse, por lo que el hombre iba a rastras con mucha dificultad. Por último su cuerpo comenzó a taponar casi por entero el camino. La señora estaba muy nerviosa. Trataba de hablar con su compañero de aventuras, pero sólo le escuchaba un pesado resuello. Avanzaron diez metros más, pero ya no era posible. La señora Zernén ya no podía respirar. En medio de la oscuridad, Doña Angélica sólo veía, según ella, unas chispitas. De pronto, sintió que ya no podía respirar. Se dio media vuelta y comenzó a correr hacia la salida mexicana. Allí se encontró con el coyote y le dijo: —Adoro a mi marido y no lo veo diez años, pero ya no puedo seguir por ese túnel. No puedo aguantar el trasero de ese gordo. González Viaña asegura que la escritura de la novela le llevó unos seis meses. “La estuve escribiendo en mi oficina de Western Oregon University, donde soy catedrático. Luego de dar mis clases y atender a los alumnos, me sumergía en la novela y a veces no salía de ella hasta la medianoche”. La historia cuenta las aventuras de Dante, un inmigrante ilegal, mientras viaja por los Estados Unidos en una van. Se sabe de su pasado porque se lo va contando a un burro que viaja con él. “Si hay un aporte técnico, ese lo da el burro”, acota el novelista. “La verdad es que he escrito esta novela para que la lea todo el mundo, y todos pueden leerla. No es necesario ser un profesor ni un especialista”. ¿Dante? ¿Es esa una alusión a la Divina Comedia? “Una alusión y una ilusión. Siempre he vivido obsesionado por ese maravilloso texto. Cuando era un niño de 8 años, mi abuelo lo leía conmigo en italiano porque creía que los niños entienden todos los idiomas del mundo”, esclarece el autor. La mujer de Dante está muerta y se llama, por supuesto, Beatriz. Por su parte, el burrito se llama Virgilio, como el guía del poeta. “Tal vez algún día esta metáfora será la metáfora del inmigrante en su camino por el infierno, el purgatorio y el cielo de los Estados Unidos”, apunta el autor. Tal vez. ** Eduardo Corrales corraleseduardo@yahoo.com Periodista y escritor peruano (Lima, 1958). Reside en New Jersey (EUA). Estudió comunicación social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe). Desde mediados de los 80 ha ejercido el periodismo en calidad de reportero, editor, jefe de redacción e informaciones en diarios y revistas. También ha cumplido labores periodísticas en la radio y la televisión, además de tener amplia experiencia en materia de imagen corporativa en empresas privadas y en el sector público. Textos suyos han aparecido en el diario El Nuevo Union (NJ, http://www.nj.com/news/elnuevo/union) y en la revista electrónica Ciberayllu (http://www.ciberayllu.org). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Crisis del pensamiento en los albores del siglo XX ==================== === Valmore Muñoz Arteaga ================================================= Muchos intelectuales de peso fundamental en la historia de las ideas del siglo XX apuntaron sin reserva alguna sobre el tema de una gran crisis universal. Quizás haya sido Oswald Spengler quien mejor expresó esta idea de la crisis, y lo hizo desde las páginas de un libro terrible: La decadencia de Occidente, publicado en 1918. Este desolador testimonio aparece justo al término de la intentona que hizo Alemania para apropiarse de la hegemonía con la Primera Guerra Mundial. Esta obra de Spengler fue traducida a una docena de idiomas causando enormes reflexiones en los pensadores de América y Japón tanto como a los de todos los países europeos. En sus páginas se predice el hundimiento de una civilización que no había cumplido su oferta de surgimiento de una fuerza que había de ser aniquiladora y renovadora. Movimientos surgidos en Europa con el supuesto revolucionario de traer una especie de orden universal como el fascismo y el nacionalsocialismo, lejos de ello, lo único que quedó demostrado fue la franca decadencia del hombre y la cultura modernos. Spengler no veía ningún futuro para los vencedores blancos quienes terminarían sucumbiendo por otra raza, probablemente mongólica y asiática. La obra es sin duda un derivado de los planteamientos de Nietzsche fundamentalmente en el planteamiento de que la civilización que conocemos es tan sólo el envejecimiento de la humanidad, y que está próxima a su fin. En tal sentido, el hombre occidental, habiéndose convertido en ser civilizado (amaestrado), es estéril, débil e indefenso, y por esto debe morir. Idea que nos lleva a muchos de los febriles postulados de Nietzsche. Spengler proponía en su obra una morfología cíclica y biológica sobre la historia de las civilizaciones, de acuerdo con la cual toda civilización, como todo organismo, tendría su ciclo vital determinado que le llevaría desde su nacimiento hasta su decadencia y extinción. No sólo en esto coinciden ambos pensadores, además, al igual que Nietzsche, Spengler afirma que las artes en Oriente como expresión del espíritu terminan superando a una cultura occidental caída junto con la civilización. “¿Qué tenemos hoy en día? Una música falsa, llena del ruido artificial de masas instrumentales; una falsa pintura, llena de efectos exóticos y absurdos, que cada diez años aproximadamente cuece algún nuevo estilo que, en realidad, no es ningún estilo” (Spengler). Esta obra abre las puertas a un fuerte espíritu pesimista en toda la cultura europea y, en cierta medida, en América. Un espíritu que anidó en la literatura producida, básicamente, entre las dos grandes guerras. Cuando aparece el libro, Ortega y Gasset lo definió como “la peripecia intelectual más estruendosa de los últimos años”. Como apuntaba arriba, el pesimismo de la obra impregnó otras manifestaciones literarias del momento. Un año después de la primera aparición del libro surge la notable obra de Hermann Hesse Demian, bajo la forma de la historia de la relación entre Emil Sinclair y Max Demian, del relato de la pérdida de la infancia del primero y de la búsqueda de su destino, a través de un sistemático rechazo a los valores de la civilización occidental, proclamando sobre ellos el derecho a la afirmación de la propia individualidad y conciencia, ideas que abordará y profundizará Hesse en dos obras posteriores como Siddharta y El lobo estepario. Entre 1919 y 1927 aparecerá el ciclo En busca del tiempo perdido de Marcel Proust en el cual se bosquejará la evocación de un mundo aristocrático y refinado irremediablemente perdido. Proust se desliza atento a recobrar el pasado, hasta en los más minúsculos detalles. Detalles que por muy insignificantes que puedan antojarse terminan por edificarnos como seres, nos construyen como personas, en ese período inocente como resulta ser la infancia. Proust la reconstruye tratando de encontrar en ese ejercicio de ensoñación los momentos felices que nos van desabrigando ante la proximidad inmutable del sufrimiento y la fatiga, que nos esperan a lo largo de la vida. La obra de Luigi Pirandello, especialmente su teatro producido entre 1921 y 1924, giró en torno a los conflictos entre apariencia, ilusión y realidad. En estas obras se reflejan las ideas filosóficas del autor, como la existencia de un afincado trance entre los instintos y la razón, que empuja a las personas a una vida llena de caricaturescas incoherencias; igualmente reflexiona que las acciones concretas no son ni buenas ni malas en sí mismas, sino que lo son según el modo en que se les mire; y, por último, cree que un individuo no posee una personalidad definida, sino muchas, dependiendo de cómo es juzgado por los que entran en contacto con él. Sin fe en ninguno de los sistemas morales, políticos o religiosos establecidos, los personajes de este autor encuentran la realidad sólo por sí mismos y, al hacerlo, descubren que ellos mismos son fenómenos inestables e inexplicables. Pirandello expresó su profundo pesimismo y su pesar por la condición confusa y sufriente de la humanidad a través del humor. Sin embargo, éste es singularmente macabro y desconcertante. La sonrisa que despierta procede más bien de lo embarazoso, y a veces amargo, que resulta reconocer los aspectos absurdos de la existencia. Fue un importante innovador de la técnica escénica e, ignorando los cánones del realismo, prefirió usar libremente la fantasía con el fin de crear el efecto que deseaba (1). El maravilloso poema de Thomas Stearn Eliot, La tierra baldía, publicado en 1922, nos ofrece más luces sobre la crisis del pensamiento en el siglo XX. El poema no es otra cosa que una desesperada reflexión sobre la esterilidad de la vida cotidiana. Dicen los expertos en tarot que para interpretar los arcanos del mismo es necesaria una mezcla de intuición y de saberes ancestrales, no siempre conscientemente esgrimidos por aquél que los posee. Y de algún modo es así como hay que leer La tierra baldía, un poema que hace resonar complejas referencias culturales en la mente del espectador para situarlo ante la vacuidad y el misterio que finalmente, por muchos apoyos intelectuales a que se recurran, siempre acaban por rodear al ser humano (2). Nos podemos aventurar en la afirmación de que Eliot no necesariamente persigue la posibilidad de que el lector se interese por escudriñar entre las enrevesadas referencias culturales apuntadas en los poemas. Quizás Eliot busca, a través de esas referencias culturales, reconstruir poéticamente la borrosa complejidad cultural de los hombres de Occidente que de algún modo son deudores, conscientes o no de ello, “así como el mestizaje cultural contemporáneo que lleva a una sociedad plural y barroca que acentúa la complejidad existencial: las respuestas no son nunca nítidas y unívocas, como lo fueron para nuestros antiguos, sino que se entremezclan por la realidad occidental en la que lo fútil y trivial convive con lo profundo y trascendente” (3). La tierra baldía retrata la terrible visión de Eliot acerca de la decadencia social y cultural de Occidente. De un mundo yermo, de costumbres pútridas, de desértica perspectiva y con los valores morales en bancarrota. Este extenso poema de Eliot representó lo que para la prosa pudo significar El sol también se levanta de Hemingway, el manifiesto de una generación perdida que vio su espíritu sacudido por unas cuantas líneas que alteraron los conceptos tradicionales de la poesía y de la misma vida. La tierra baldía es un poema global, es el poema del hombre contemporáneo con todo lo que es, fue y será. El tema de la crisis se hace aun más agudo en las novelas atormentadas de Franz Kafka, particularmente con El proceso (4) y El castillo, publicadas ambas entre 1925 y 1926. La obra kafkiana se confunde con una especia de leyenda del fracaso, una búsqueda de la seguridad perdida a través de un siniestro bosque de pesadillas. Estos bríos para alcanzar el resguardo de un puerto abrigado se vuelven más desesperados a medida que Kafka se percata de que no es posible encontrarlo. En torno a esta dualidad se edifica la columna vertebral de El proceso. Kafka convierte el entramado jurisdiccional en el que se desarrolla El proceso en una crítica burlesca de la burocracia de los estados y de las instituciones típicas de la modernidad; por último, muestra la angustia vital de la constante búsqueda del dios personal que le saque de su situación de “anomia”. Previó que el camino por el que discurría el hombre y el mundo conducía a la resurrección del Viejo Comandante: los fascismos y el socialismo real son pruebas históricas fehacientes de su presunción. En el proceso de construcción individual y social del mundo, la salvación a nivel interior tiene que tener su reflejo en el exterior. Kafka percibió estos dos planos y reflejó su visión crítica de cada uno de ellos: crisis de sentido a escala individual y desmoronamiento ético en el ámbito colectivo. El proceso de Kafka supone una feroz crítica al entramado institucional propio de la modernidad: el aparato jurisdiccional dibujado en El proceso es irracional y está construido deconstruyendo todos los pilares racionales que sustenta al Estado de Derecho emanado del racionalismo ilustrado (5). En El castillo el tema del fracaso vuelve a hacerse patente. Mucho de lo expuesto en El proceso vuelve a repetirse. El castillo es el reflejo de la irracionalidad de la vida misma, donde este castillo no es sino Dios, la realidad y toda la gran superestructura incomprensible ante la lógica humana, que trata de ser alcanzada en el libro por K. y los pobladores en desesperados esfuerzos, con una terca esperanza y a manera de fin, pues lo que buscan es dejar ese mundo de penas encontradas, esa aldea, para lo cual todo esfuerzo, por más que inútil, vale la pena. En 1924 aparece otra obra fundamental que intenta dar su visión de la crisis. La montaña mágica de Thomas Mann surge con la no tan equivocada pretensión de volverse la novela de la enfermedad y la decadencia europeas. La novela es una investigación del nacionalismo y del liberalismo, una amalgama de comedia y tragedia en la que todos los personajes tienden a ser figuras alegóricas. En la novela, su protagonista, el joven burgués Hans Castorp, llega a un sanatorio en Davos; a causa de su enfermedad ha de permanecer siete años en aquel extraño mundo cerrado. La casa y los enfermos, entregados a interminables debates, son símbolos de la Europa mortalmente enferma de los años que precedieron a la Primera Guerra Mundial; la enfermedad y la muerte de los individuos y de las culturas constituyen los temas de los prolijos diálogos. Lo más interesante de esta crisis del pensamiento que experimentó el Occidente durante las primeras décadas del siglo XX se centra en la búsqueda de nuevos y exóticos horizontes. Muchos intelectuales hastiados y desilusionados por las maltrechas condiciones en las cuales se hallaba Europa, volvieron sus rostros hacia otras experiencias culturales. Otras culturas se volvieron intensos experimentos espirituales como son los casos de India con Hesse, México con David Herbert Lawrence, el mundo árabe con T. E. Lawrence, Indochina con Malraux, entre tantos otros. El desvanecimiento de los imperios multinacionales de la Europa central y el allanamiento en esa región de violentos nacionalismos antisemitas, demolieron el mundo en el que había iniciado la formidable intelectualidad judía de la preguerra. Algunos de esos intelectuales (Buber, Scholem) optaron por el sionismo; otros (Ernst Bloch, Walter Benjamin, Gyorgy Lukács) por el marxismo; Freud, por citar un caso señero, se exiló, y Stefan Zweig y el mismo Benjamin terminaron suicidándose. La generación europea de 1914 fue una generación marcada por el desencanto y la decepción. Una nueva generación de intelectuales surgiría años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, el nuevo trabajo era exorcizar los demonios de las nefastas experiencias recientemente vividas y levantar sus voces contra lo que estaba por venir. Notas 1. http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2146. 2. Osorio, Olga: La tierra baldía: Un palimpsesto del siglo XX. http://www.ucm.es/info/especulo/numero20/eliot.html. 3. Ídem. 4. En 2002 fue publicado el libro Crimen y castigo de Franz Kafka, anatomía de El proceso, escrito por Guillermo Sánchez Trujillo, catedrático de la Universidad Autónoma Latinoamericana, Medellín, Colombia, y en el que revelaba los resultados de una investigación de veinte años a la obra de Kafka y con la cual descubrió y demostró, por un método original y propio, que Kafka había utilizado, a manera de palimpsesto, para escribir El proceso y otros de sus relatos, la novela del escritor ruso Fiódor Mijáilovich Dostoievski, Crimen y castigo y otras de sus obras narrativas. Buscando encontrar “de dónde sacaba Kafka sus historias”, Guillermo Sánchez Trujillo descubrió que el escritor checo había utilizado los capítulos 3º, 2º y 1º, de la segunda parte de Crimen y castigo, en ese orden, como texto fuente para escribir y organizar su novela El proceso, lo cual comprobó mediante una comparación rigurosa y ardua de texto a texto, hasta establecer la coincidencia exacta de las reescrituras realizadas por Kafka y el orden en que lo hacía y, así mismo, descubrir que ese orden establecía la secuencia que debían tener los capítulos de la novela. 5. De la Vega Castilla, Coradino: “El proceso de Kafka como crítica de la modernidad”. http://www.cica.es/aliens/gittcus/kafka.htm. ** Valmore Muñoz Arteaga vajomar@cantv.net Docente y escritor venezolano (Maracaibo, 1973). Profesor de literatura en la Universidad Católica Cecilio Acosta y en el Colegio Alemán de Maracaibo. Ha publicado Epistolario: Mario Briceño-Iragorry-Mariano Picón Salas, Mario Briceño-Iragorry desde la vigilia y otros ensayos, Bajo la caligrafía de la noche y La memoria de la noche. === Emilio Díaz Valcárcel: ================================================ === la búsqueda del fondo del dilema puertorriqueño ======================= === Frances Rivera-Anaya ================================================== La producción de Emilio Díaz Valcárcel es, sin lugar a dudas, un buen ejemplo de la literatura puertorriqueña contemporánea, cuyas bases creadoras no se apartan de los temas sociales del Puerto Rico de hoy y de ayer. Desde muy joven Díaz Valcárcel descubre su vocación de escritor y junto a ella también descubre un sin número de inquietudes que le afectan a él y a su querida Borikén. Después de servir en el ejército de los Estados Unidos y participar en la Guerra de Corea, Díaz Valcárcel regresa a la Universidad de Puerto Rico donde descubre un determinismo social y psicológico fatalista que lo impulsa más adelante hacia las letras, vocación que le nace del ser. En ellas se encuentra un modo de expresar denuncia social que le preocupa. Él recuerda el impacto que ese determinismo le causara: ...me hablaron una y otra vez de lo chica de mi patria, midiéndose allí todas nuestras posibilidades creadoras por medio de estadísticas, de números, de porcentajes; el determinismo económico parecía dar pautas en el Colegio de Ciencias Sociales; me aturdieron; tenían ellos “pruebas” concretas para justificar la colonia, para perpetuar el gobierno de los norteamericanos en mi país” (Casanova 174). Con tal desilusión, Díaz Valcárcel se apoya en la escritura adonde afluyeron sus ideas e inquietudes con gran acierto y originalidad. Comenzando con su gran novela Figuraciones en el mes de marzo (1972), que le hizo segundo finalista del Premio Biblioteca Breve y ganador de una mención honorífica en el certamen Seis-Barral, así el escritor se incorporó en el “boom” literario hispanoamericano, comparándose con otros grandes escritores del género. En Figuraciones..., Díaz Valcárcel se dedica a exponer el problema existencial de la sociedad puertorriqueña a través de la realidad subjetiva y sicológica de un escritor intelectual puertorriqueño que se traslada a Madrid en búsqueda de su identidad nacional, personal e individual dentro de la sociedad a la cual pertenece, presentándonos aquí el problema puertorriqueño a través de una analogía de su propia vida e individuo durante su etapa como “fellow” del Instituto Guggenheim. En su afán de esa búsqueda, Eddy Leiseca —protagonista de Figuraciones...— se muda a Madrid con la idea de poder entender su sociedad desde un punto de vista distante. Cree en la idea de la objetividad distancial como método de alcanzar el entendimiento de su ser y de su sociedad. Eddy Leiseca se caracteriza por la alienación de su personalidad, que está también fragmentada. Reconoce que en su patria se debaten muchos problemas que afectan su visión de ciudadano ante el mundo y cree saber la solución a esos problemas, pero su cobardía lo impulsa a huir de los problemas con la esperanza de aclarar sus ideas y volver cuando pueda ayudar a resolverlos. Lo cierto es que muy dentro de sí mismo, Eddy no sabe cuáles son los problemas reales, ni siquiera puede definirse como individuo ni como ciudadano. No sabe ni puede siquiera describir o definir su sociedad porque se encuentra alienado dentro del mundo exterior y dentro de su mundo interior. Eddy tiene una esposa, actriz de teatro, que también vive en su propio mundo de fantasía centrado en el teatro. Inconscientemente de que niega el asunto principal y existencial de la novela, para ella no hay lugar para preocupaciones existenciales porque todo lo necesario está provisto a través del teatro. Su personalidad está también alienada, pero es una alienación fantástica, resultado del mundo teatral en el que vive. Esa alienación de su persona la transmite a otros en forma de pseudo-locura. Pues, muchas veces parece vivir en un mundo irreal en el cual no se percata de la realidad del momento actual, ni puede ni siquiera interactuar lógicamente con los otros personajes. Reiteradas veces parece sufrir de un autismo voluntario en el cual se aísla dentro de su mundo de colores y fantasía. La trama de la novela se desarrolla mediante la presentación de fragmentos literarios y extraliterarios: cartas de familiares, recibos de pago, fragmentos de un diario, fragmentos de poemas, párrafos extraídos de otras novelas, citas de escritores y otras personalidades del mundo literario real y, también, del no literario, páginas de un calendario, etcétera. Estos fragmentos son parte de la vida exterior e interior del personaje principal, Eddy; son símbolos de su estado existencial. Son la representación de la fragmentación emocional que corroe a Eddy Leiseca. Finalmente, Eddy no resuelve su dilema existencial. Con la meditación en sus problemas, sólo consigue retazos de lo que podría ser la “solución”, sólo que ella misma no se manifiesta, no se concreta, terminando él en pura desilusión. En 1978, Díaz Valcárcel publica la novela Harlem todos los días, cuya inquietud existencial y temática siguió la línea mental de Figuraciones... (1972). En Harlem..., al igual que en la mayoría de su obra literaria, sale a relucir el tema patriótico: su situación política, económica y social. Indudablemente, como escritor perteneciente a la Generación del ‘40 en las letras puertorriqueñas, Díaz Valcárcel se enfoca hacia la exploración del tema social, aunque esto requiera cierto grado de sacrificio estético de parte de sus obras, estética que por pertenecer al “boom” literario no olvida en ningún momento. Por lo tanto, en Harlem... se combina el tema social con el estilismo de una obra literaria. De hecho, este aspecto de la novela es interesante, y uno de los motivos para estudiar de esta novela a fondo, tanto desde el plano histórico como literario. Otro punto de interés para su estudio es la perspectiva desde donde el escritor enfoca el tema social en esta novela. Al igual que en su novela anterior, Figuraciones..., el escritor enfoca el tema social del exilio puertorriqueño, pero esta vez a través de los ojos de un campesino y no un intelectual. El exilio también se ve afectado por el cambio de la circunstancia espacial; pues, no ocurre en la madre patria, sino el barrio latino de Harlem, en la ciudad de Nueva York. En esta novela, el protagonista se refugia en el “barrio” en busca del sueño americano, porque como él mismo dice: “las cosas están más malas en la isla y no hay que ‘comel’ ”. Junto al traslado de perspectivas espaciales, se une la innovación artística del escritor, la cual utiliza ingeniosamente para hacer simultáneamente de esta novela una obra artística y social. ** Frances Rivera-Anaya francespflaumer@yahoo.com Investigadora puertorriqueña (San Juan, 1969). Es instructora de lenguas y literatura hispánicas en New York University (http://www.nyu.edu). Ha publicado How to take care of your child’s breastfeeding needs without losing yourself in the process: A guide to breastfeeding in style (Canada: Nurturing, 2004) y Nursing clothes for nursing moms: what women are wearing (New York, Baby Shop Magazine, 2004), así como una reseña en el libro Loving Mama (Tiffany Palisi, Hats Off Books, Tucson, 2004) y el poema “Y llegas a mí otra vez” en la antología Pétalos de pasión (Madrid, España: Centro de Estudios Poéticos, 2006). === Aproximación al papel simbólico de los perros de don Alejo ============ === en El lugar sin límites: la oposición caballo/perro =================== === como continuidad histórica en la constitución ========================= === de lo masculino tradicional chileno Marcos Arcaya Pizarro ======== 1. Perro/caballo, omisión/visibilidad Por medio de las carillas presentadas buscamos reflexionar en torno al tema del papel simbólico de los perros de don Alejo en El lugar sin límites, sin duda uno de los relatos más conocidos y de mejor factura dentro de la producción escritural del chileno José Donoso. En nuestro artículo tendremos en cuenta al símbolo, lisa y llanamente, como cosa que se toma convencionalmente como representación de un concepto. Desde un principio destacamos y admitimos, a un tiempo, la existencia de una cantidad enorme de bibliografía que ha abordado el mencionado relato desde muy distintas perspectivas y nuestro desconocimiento de la gran mayoría de esos estudios, sin que nuestra aproximación se vea mermada, puesto es, más bien, el fin último de estos párrafos, el ejercicio mismo de una búsqueda interpretativa sin ambiciones descomunales. Nos proponemos en nuestra tesis señalar los perros de don Alejo como símbolos del lado fiero de un poder masculino desatado, no libre de toda una tradición histórica que le precede, sino más bien, fenómeno inserto dentro de una continuidad lógica de sentido en el mundo rural representado por Donoso. En nuestro acercamiento azaroso y fragmentario, como azarosa y fragmentaria es la constitución de toda reflexión, tendremos de apoyo como pilares centrales, además de El lugar sin límites de Donoso y Masculinidad en el mundo rural: realidades que cambian, símbolos que permaneces de Ximena Valdés, un texto de Mario Rodríguez llamado Del perro, del caballo y de la escritura, donde el autor problematiza desde una mirada postcolonial sobre el papel del perro de presa en la Conquista y su ocultamiento-omisión en los testimonios de época y en los estudios historiográficos posteriores, en oposición a la visibilidad del caballo: “La figura del perro de presa es casi inexistente para la historia conservadora que ha pasado sobre ascuas en los relatos cronísticos, memoriales, cartas de relación y poemas épicos que la mencionan. En cambio ha exaltado el papel en la conquista del animal contrapuesto al perro: el caballo” (p. 59). Perro y caballo como opuestos en una relación binaria basada en el mito cultural de lo masculino americano, asociado a la representación social (1) de la dominación cargada de limpieza, valentía y honor llevada a efecto de a caballo: “Los relatos que conciben la conquista como hazaña ilustre: ‘hecho notable’, ‘empresa nunca vista’, necesitan urgentemente de la figura del caballo. Ella le confiere un tono épico a los acontecimientos narrados al conectarlos con los más prestigiosos relatos de expansión y conquista clásica o con las míticas empresas caballerescas. Las batallas se transforman en cruzadas, los capitanes en redivivos Césares o en nuevos Amadis y Palmerines” (op. cit., p. 60). Concepción actualizada una y otra vez desde el conquistador español hasta el hacendado chileno y aquel “principio de construcción de la masculinidad vinculada con el manejo del caballo” (Valdés; p.15) asociada a esa “síntesis oligárquico-popular compleja” plasmada en la figura del huaso; el caballo en éste último como proyección de la posesión de tierras y mujeres, cuya carga simbólica es evidenciable en el rito del rodeo como “lugar de afirmación de prestigio para los hombres” donde se “muestra el cuerpo masculino, sus atributos y valores”. Según señala Ximena Valdés, las bases de la identidad de “lo masculino y lo chileno” parecen encontrar su sitio donde antes el hacendado, capataces y sus hombres a caballo ocupaban los puestos de privilegio en la escala jerárquica, vale decir, a todas luces, nos parece, son las figuras de poder quienes reconstruyen en la historia una esencia patria a partir de la mirada nostálgica del poder perdido, incluyendo en la galería de las identidades posibles, a través de una estrategia integradora, otras figuras mitificadas antes no contadas y sólo visibles a partir de su identidad como problema frente a la centralidad, así se explica en el imaginario nacional, la inserción, por ejemplo, de la lavandera, el bandolero, la prostituta o el roto, mediante el proceso de “hegemonizar la cultura oficial y [...] sentar las bases de la llamada Identidad Nacional” (2) en el proceso de “creación de nuevos elementos simbólicos, rituales y mítico históricos”, aunado, cómo no, a una ideología que “puede entenderse como medio legítimo del que dispone el poder para justificar un sistema de autoridad, o una falsa conciencia para disimular intereses de grupos, o un instrumento cultural para integrar y preservar una identidad social” (3). La situación de privilegio desde el caballo y su carga simbólica en oposición al perro, en íntima relación a un imaginario construido desde la llegada de los españoles, no esencialista en nuestra revisión, claro está, sino histórica, queda perfectamente modelada en Entierro de campo de Carlos Pezoa Véliz, puesto que un sujeto montado se ubica en altura (distancia efectiva y metafórica) respecto de la miseria del cuadro que contempla; poseedor de autonomía respecto a los de a pie (doy mi adiós a aquel entierro, / pico espuela a mi caballo / y en la montaña me interno) e higiénico casi en relación a la muerte, y en relación a los sujetos decadentes que acompañan el rito fúnebre: pobres, viejos y cansados; anónimos como anónimo el cadáver que llevan, todo ello enmarcado por los aullidos de los perros desde las sombras. La relación caballo/perro en Pezoa aparece ligada a la historia latinoamericana de ese binarismo: “Diremos que el perro aparece excepcionalmente unido a hechos hazañosos, en tanto el caballo, casi siempre” (Rodríguez, p. 60) ; “El caballo se identifica con lo alto y lo divino, el perro con lo bajo y lo nocturno” (op. cit., p. 62): “La fascinación por el caballo queda tan clara como queda el rechazo del animal contrario en el espacio de la conquista: el perro significaba la bestia oscura (opuesta a la naturaleza solar del caballo) que a dentelladas arrojaba y mantenía al indio en el suelo” (Ibid.). 2. Aproximación a la relación entre don Alejo y sus perros En nuestro acercamiento, así como en el relato de Donoso, queda claro, se da una vuelta de tuerca a ciertas instituciones aceptadas a priori, desarticulando “el ancestral, dogmático conservadurismo estático de los cuentos y los mitos, que transmiten una sabiduría elemental, construida y comunicada por un simple juego de luces y sombras, y la transmiten a través de imágenes indiscutibles, que no consienten su distinción crítica” (4). Dejamos a un lado, entonces, al perro en su universal simbólico, ligado a la fidelidad y al hogar, actualizamos al perro en contexto, conectado, esta vez, a lo indefinido, a lo fiero, a lo siniestro. Así como los aullidos de perros en Entierro de campo parecen acompañar el camino del difunto hacia ese lugar incierto y lúgubre en la muerte, los perros de don Alejo, junto con encarnar la omnipresencia de su autoridad, presagian lo oscuro en el comienzo de la novela, cuando la Manuela despierta y el narrador nos dice: “Se arrodilló para sacar sus zapatos de debajo del catre y se sentó en la orilla para ponérselos. Había dormido mal. No sólo el chacolí, que hinchaba tanto. Es que quién sabe por qué los perros de don Alejo se pasaron la noche aullando en la viña...” (Donoso, p. 13). Así como el conquistador tuvo “la percepción de América como “lo otro” (lo distinto, lo extraño, lo diferente, lo novedoso), lo que [constituyó] una escisión frente al orden preexistente” (Rodríguez: p. 64), el hacendado y su correlato posterior en don Alejo, desde su sitial de actores centrales en la constitución de los espacios públicos, parecen justificar la imposición de su ley personal como mandato de la tradición que no ve en ‘lo otro’ sujeto de derechos, sino en relación al cumplimiento de sus intereses personales, en clara confusión ya institucionalizada entre lo privado y lo público. “Don Alejo dejó transcurrir apenas un momento. ”—Yo te la compro... ”Tenía los ojos gachos, observando la horquilla que flotaba en la mancha de vino. Y en el dorso de la mano bondadosa que cobijaba la mano de la Japonesita ardían vellos dorados. Pero ella, la Manuela, era muy diabla, y no la iba a engañar. Lo conocía desde hacía demasiado tiempo para no darse cuenta de que algo estaba tramando. Siempre había querido pillarlo en uno de esos negocios turbios de que le acusaban sus enemigos políticos. Claro, cuando lo eligieron diputado hacía cerca de veinte años fue mucho venderle sitios baratos a los votantes, con plazos largos, aquí en la Estación, que esto se va para arriba, que tiene mucho futuro, que aquí y que allá, y la gente se puso a pintar las casas y a mejorarlas, porque claro, todo va a subir de precio aquí... y claro, ni alcantarilla, y apenas un par de calles más que eran pura tierra aplanada. ¿Qué quiere hacer con nosotros ahora? ¿No le parece suficiente lo que ya ha hecho? ¿Qué se le ha metido en la cabeza ahora que quiere comprar las pocas casas del pueblo que no son suyas? A ella, a la Manuela que no le vinieran con cuentos. Esta tarde don Alejo no vino a traerles la noticia de la electricidad, sino que a proponerles la compra de la casa” (Donoso: p. 56). Los perros de don Alejo parecen ser, pues, la revelación inevitable del poder masculino del hacendado, incontenible en su desmesura e imposible de mantener por más tiempo oculto, un poder unas veces obediente y tranquilo, desatado e inmisericorde otras, pero siempre amenazante al punto que parece escapar al mismísimo don Alejo: “Unos bigotes blancos, una manta de vicuña, unos ojos azulinos como bajo el ala del sombrero, y detrás, los cuatro perros negros alineados. La Manuela retrocedió: ”—Por Dios, don Alejo, cómo sale a la calle con esos brutos. Agárrelos. Me voy, me voy. Agárrelos... ”—No te van a hacer nada si no lo mando. Tranquilo, Moro...” (op. cit. 26-27). Pero, además de hacer visible ese histórico devenir del poder hacendal impuesto a través del autoritarismo, ¿qué otro efecto leemos en la estrategia de Donoso de mostrarnos a don Alejo escoltado por sus bestias? Podemos leer, además, la función de bastones que cumplen estos perros para don Alejandro, en el sentido de último recurso de un poder que agoniza en los planos públicos y privados, crisis simbolizada además, entre otras cosas, por la decadencia del hogar y, por supuesto, por la edad del mismo don Alejo, edad que pone en riesgo su hombría (5): ya no es la figura de un orden sólido que todo lo vigila y controla, ahora es el poder en franco debilitamiento, cercano a su extinción definitiva; es lo masculino incompleto entendido dentro del grupo periférico de los ancianos, así como se considera, en general, a los/as niños/as, las mujeres, los/as enfermos/as, los/as homosexuales, los/as minusválidos/as, etc. La visibilidad de los perros viene a ser un intento desesperado de don Alejo por marcar su vigencia de hombre privilegiado en la escala jerárquica, apoyándose en ellos en su movimiento por los espacios públicos a los cuales no puede darse el lujo, en tanto hombre, de renunciar (6). La dominación de la élite rural es representada en El lugar sin límites alejada de himnos glorificantes, al tiempo que devela estrategias de dominación en la construcción del imaginario de las identidades posibles en torno a lo masculino y lo nacional; así, la puesta en escena de la relación entre don Alejo y sus perros viene a exteriorizar el papel del perro ligado a una continuidad histórica en su figura, en la constitución de lo masculino latinoamericano y en el juego de omisión/visibilidad de quienes tienen el privilegio de escribir nuestra historia. Notas 1. “Las representaciones sociales en su funcionamiento y conformación se instauran a través de dos procesos centrales: la objetivación y el anclaje [...]. Ambos procesos refieren la construcción de socio-facturas que conforman la gramática cultural o subcultural en que las personas participan y reproducen con su acción social” (Gonzales: p. 13). 2. Sutherland, Juan Pablo (2002). A corazón abierto. Geografía de la homosexualidad en Chile. Editorial Sudamericana, Santiago. 3. Holdenis Casanova (sin información bibliográfica de la cita). 4. Eco, Umberto (1965). “La estructura narrativa en Fleming”, en Proceso a James Bond. Editorial Fontanella, Barcelona. 5. “Verbalmente significa masculinidad, pero difiere de los logros específicamente viriles o económicos [...] Hombría se refiere, más bien, al coraje físico y moral. Sin correlativo concreto en la conducta, constituye un componente intransitivo: significa valerse por sí mismo como un actor independiente y orgulloso, y plantar cuando hay una provocación” (Gilmore: p. 92). 6. “La eficacia de un hombre se mide cuando los demás le ven en acción y pueden evaluar su actuación” (Gilmore: p. 86). Bibliografía consultada • DONOSO, José. El lugar sin límites. Editorial Alfaguara, Santiago de Chile, 1996 [pp. 134]. • ECO, Umberto (1965). “La estructura narrativa en Fleming”, en Proceso a James Bond. Editorial Fontanella, Barcelona, 1965. • GILMORE, David. “Cuenca mediterránea: la excelencia en la actuación”. En Masculinidad/es: poder y crisis —edición de las mujeres, Nº28, junio 1997. Teresa Valdés y José Olavaria (eds.). Flacso Chile. Santiago [pp. 82-101]. • GONZALES RODRÍGUEZ, Sergio. “Nuevos imaginarios de la ruralidad en Chile”. En Revista de Antropología, Nº 18, 2005-2006. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Santiago, 2005 [pp. 9-30]. • RODRÍGUEZ, Mario. “Del perro, del caballo y de la escritura”. En Acta Literaria, Nº 17. Universidad de Concepción (Chile), 1992. (ISSN 0716-0909) [pp. 59-65]. • SUTHERLAND, Juan Pablo (2002). A corazón abierto. Geografía de la homosexualidad en Chile. Editorial Sudamericana, Santiago. • VALDÉS, Ximena (2000). “Masculinidad en el mundo rural: realidades que cambian, símbolos que permanecen”, en Olavaria, J., Parrini, R. Masculinidad/es, identidad sexual y familia. Primer Encuentro de Estudios de Masculinidad, Flacso Chile, Santiago, 2000. ** Marcos Arcaya Pizarro linguaquiltra@yahoo.es Escritor chileno (La Ligua, 1979). Es miembro coordinador del Colectivo Lingua Quiltra. Estudia la Licenciatura en Pedagogía en Castellano en la Universidad de Santiago de Chile (Usach, http://www.usach.cl) y el Diplomado en Filosofía en la Universidad de Chile (http://www.uchile.cl), donde en 2004 obtuvo un Diplomado en Estudios de Género. Participó en el Primer Congreso de Estudiantes de Postgrado en Comunicación, llevado a cabo en la Universidad Austral de Chile (UACH, http://www.uach.cl; 2006). Obtuvo una mención honrosa en concurso de relatos de la Asociación Pro Arte, Ciencia y Cultura Latinoamericanos (Yage) de Austria (2006) y el primer lugar (mención poesía) en el concurso literario Usach 2006, organizado por la Oficina de Extensión y Cultura de la Federación de Estudiantes de la Usach (2006). Sus escritos han aparecido en distintas revistas virtuales y en papel como Rilttaura, de la Universidad Nacional de Colombia (Unal, http://www.unal.edu.co), Esperando a Godoy, de la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar) y Elefante Rosa, de Granada (España), entre otras. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Selomó Musa Ammar Majad *** Cronogramas Gabriel Otero *** Tres relatos Gisela Carlos Fregoso *** Cuatro sonetos Rolando Davidson *** Relatos Nesfrán Antonio González Suárez *** Tres poemas Teresa Esparza Oteo *** Dos cuentos Zulema Retamal *** Poemas María Elena Anníbali *** Los pasillos del juzgado Roderick Guzmán Meza *** Tres poemas Paz Díez Taboada *** Velas rojas Patricia del Pilar Garfias Cáceres *** Poemas Eleazar Morín *** Una mosca que no deja dormir (extractos) Carlos de la Hoz Albor *** Poemas Adriana Lamela *** Cetrería Yolanda Ramírez Michel *** Poemas Aldo Jara === Selomó Musa Ammar Majad ========================================== Caracas era menos esperanza que refugio. Con sesenta y dos años de edad, un equipaje con elementos de una historia nada despreciable y un nombre que nadie sabía pronunciar, Erwin Rothschild adoptó las únicas cosas que necesitaba para sobrevivir: un nombre fácil y de moneda, Marco, y un piso cerca de Veroes y Jesuitas. Era 1998. Catorce años antes había revelado al mundo el conocimiento de la existencia de uno de los mayores artistas del siglo XX. Ahora huía. Huía como se huye del recuerdo de una tortura física, añadiendo nuevas crueldades a las existentes, diversos tormentos a la experiencia previa, autocastigándose por medio de impulsos violentos e inmediatos, aferrados como sanguijuelas al sistema nervioso. Temblaba. No de pánico; no de emoción; no de frío. Temblaba, simplemente. Ya los diarios de Venezuela daban cuenta, en notas marginales la mayoría, de la desaparición del director de la Fundación Selomó de Praga. Un diario, incluso, publicaba una fotografía de hacía dos décadas. Camiones de obras frente a la entrada de un depósito abandonado. Profesionales que trasladaban muebles y obras de arte. Erwin Rothschild cortó la fotografía y la pegó en el único espejo del apartamento que había alquilado (el del baño) para buscar en la imagen sin color la cara de hacía veinte años (el hombre sostenía una carpeta con catálogos), para compararla con el reflejo de los aborrecidos rasgos. Un remedo. Un rostro deformado. Un feroz lunar que aparecía en la sien derecha como una marca de tiro al blanco, señalando el centro exacto para la bala del revólver que aún no se atrevía a comprar. Rothschild, al igual que Hitler, intentó ingresar dos veces en la Academia de Bellas Artes en Viena. No lo logró. En cambio, sin dejar de lado el ejercicio de lo que a partir de ambos fracasos fue su secreta pasión, se hizo profesional de la Historia del Arte. En 1978 fue llamado a integrar un grupo multidisciplinario que se encargaría del registro y posterior catálogo de obras artísticas escondidas bajo seiscientos ochenta y cinco metros de profundidad y durante más de tres décadas. Se trataba de una mina de potasio ubicada a ciento cincuenta metros al sur de Berlín. Con seis entradas y treinta y dos kilómetros de túneles, se convirtió en receptáculo de los traslados secretos de algunas reservas nazis. Diez vagones de tren con lingotes de oro, papel moneda de Inglaterra, Francia, Noruega, Turquía, España y Portugal, ciento noventa y tres toneladas de arte con pinturas de quince museos alemanes y libros de la colección Goethe de Weimar. Cuartos con los nombres de Renoir, Tiziano, Rembrandt, Durero, Van Dick, Manet, Van Eyck, Vermeer, Velázquez, Goya, Rubens, Cranach y puertas de acero. Ya los propios alemanes podían encargarse de tesoros como ese con la confianza (no ciega) de la comunidad extranjera. Atrás había quedado la sombra de la Bildende Kunst, conformada por casi cuatro centenas de bibliotecarios, archivólogos e historiadores del arte y con la única labor por la que el Tercer Reich la empleaba: registrar, catalogar y estibar las obras, si no la de darles también escondite. De todos los objetos de la mina a Rothschild sólo le interesó un cuaderno, de factura común y vulgar, escrito en alemán. Con la convicción de las brújulas, sustrajo el mismo y se reportó incapacitado para el trabajo en la mina. Pasaron dos años antes de que llegara a la conclusión de que nunca descifraría la identidad de su autor. Sencillamente no había ningún rastro en esas páginas. Ni fechas, ni nombres, ni firmas. Sólo cuadros pintados (el verbo es preciso) con palabras. No géneros como el retrato, el paisaje, la naturaleza muerta. No temas históricos, mitológicos o religiosos. Sí expresiones pictóricas abstractas, sin “asunto”, vibraciones pensadas bajo la claridad y la certidumbre, con el orden de fragmentos de vidrio sucesivos y la importancia de la luz sobre el volumen. Expresiones muy parecidas a las del arte “degenerado”, prohibido en la Alemania nazi. El cuaderno en sí no constituía un descubrimiento. La crítica estaba dominada por la idea de genio del siglo XVIII; no era otra que la defendida por Kant: el genio es el que sabe hacer luego de descubrir. Rothschild se trasladó a la Fitzrovia de los pintores jóvenes, excitados por perversiones sexuales, de los ladrones y corredores de apuestas ilegales, de los poetas menores y de las prostitutas. Alquiló un cuarto; abrió el cuaderno y comenzó a pintar. Pintó durante tres años. Al cabo de ese tiempo se sentó a redactar la biografía del artista. Gracias a una anotación en el cuaderno sobre Maimónides, lo imaginó judío. Selomó (1895-1944) pertenecía a una familia judía de Praga muy modesta. En 1912 va a París y desde entonces se moverá en los mismos ambientes de la vanguardia internacional. De personalidad violenta y autodestructiva, rompió muchas de sus propias obras. Con una pincelada aparentemente incontrolada es, sin duda, el mejor eslabón entre el expresionismo de entreguerras y el expresionismo abstracto de las décadas del cuarenta y cincuenta. La noticia del descubrimiento de los cuadros de Selomó llegó a los medios con fotografías del viejo ático que los había empolvado. Los entendidos explicaron que el Tercer Reich los había conservado por el mismo motivo por el que no destruían las pinturas de Picasso, Matisse, Monet, Cézanne o Dalí. Conservaban obras de vanguardia para cambiarlas en Suiza por arte sano, de carácter ario. Las consecuencias no se dejaron esperar. Cotizaciones en millones de dólares, libras y marcos, obras en museos de capitales del arte como Nueva York y París, una fundación Selomó en Praga, artículos de investigadores avocados a desentrañar los secretos de la existencia del artista checo de origen judío, interesados todos en subrayar las analogías del artista con Kafka. Ya la fórmula de Rothschild: si el arte es una coexistencia de planos de sentido y formas expresivas, a los que se les llama niveles o estratos, en donde expresión y contenido son sus dos grandes núcleos, obras como las de Selomó, vistas como imágenes no oficiales y que pueden ser catalogadas como periféricas, limítrofes, producto expresivo de los bordes o provincias culturales, han de revelar a través de sus formas nuevas organizaciones sensibles y significativas, había dejado de pertenecerle. La mañana del 2 de mayo de 1978, ya residenciado en Praga y como director de la Fundación Selomó, Rothschild leyó un artículo de la edición número ocho de la revista Muybridge. En él Constant Kirkup transcribía un documento fechado a fines de 1943. El único borde que promueve la percepción de prolongación del paño es el superior. Se evidencia que la funcionalidad de los bordes, parcos por su color, no es otra que promover la unidad en cuanto equilibrio adecuado de elementos diversos en una totalidad que es perceptible visualmente. Más allá del paño no hay elementos distractores que impidan considerarlo como un objeto único. Era una carta dirigida al marchante Marcel Chareau. La rúbrica provenía del despacho principal del Tercer Reich. Rothschild fue a la biblioteca de la fundación y repasó el cuaderno que, minutos después, sería cenizas. ** Musa Ammar Majad musamajad@hotmail.com Investigador venezolano (Táriba, Táchira; 1977). Licenciado en letras por la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve). Dirige la Coordinación de Eventos Educativos del Museo de Artes Visuales y del Espacio (San Cristóbal, Táchira), donde ha llevado adelante el Centro de Investigaciones Históricas, Artísticas y Culturales y el proyecto de registro y catalogación de la colección permanente, entre otras actividades. En 2004 recibió la orden Luis María Rivas Dávila, de la ULA, por su alto desempeño académico. === Cronogramas Gabriel Otero ======================================== *** Puerto Escondido 1 Oigo el mar en un mundo imaginario en donde la paciencia es eterna oigo el mar y hubiera preferido ser músico que vivir esta angustia perenne de seguir el rastro de la palabra 2 A mi hijo le encanta una morena de fuego esa que corre desnuda en la playa desafiando cronogramas de arena esa que emula a sus ancestros zapotecos haciendo rituales en las olas 3 Tal vez hubiese sido mejor navegar en los acordes que naufragar en el silabario del sol. 4 Claramente recuerdo todo lo conocido los libros que tanto amé la música que guardo en la entraña las personas que ahora atesoro como una visión 5 Oh dios mío tan torpe y tan sabio como siempre líbrame de esta prisión el espejo personal que siempre me hace regresar irremediablemente a ti. 6 Parado en la arena contemplo la inmensidad esa que causa percibirte con los poros esa que transpira un animal en libertad hace cuanto que te conozco oh dios desde cerca o tan lejos es como para recordar a los ángeles que se cayeron o que empujaste *** 38 1 Pasa el día pasan los años y hay que comprender los reflejos los espejos el porvenir y el pormenor la sobriedad de lo que viene la embriaguez de la soledad los años luz la luz de los años la ansiedad del amanecer porque pasa el día pasan los años y hay que comprender 2 Son tan cortas las noches para huir de la lluvia son tan largos los días para dormir en el pasto son tan copiosos los diluvios para atreverse a navegar 3 Perdonen hermanos perdonen yo siempre con lo mismo viviendo estos oníricos circunloquios con una pistola adherida a la sien intentando decir despojado de giros retóricos lo que no aclara el sol 4 Ángel de la guarda cúrame estos miasmas y líbrame de ti *** Carta Para Gabito Nunca vislumbre tu llegada apareciste arropado por cantos de madrugada saliste del vientre como quien descubre oquedades como añorando la viscosidad del limbo te veo crecer y veo a tus ojos devorando cielos ciruelos ay hijo nos falta tanto por encontrar y por encontrarnos lo inusual es lo cotidiano como crecer junto a los cedros he despreciado tanto al tiempo a ese tiempo que no existe y este es un día más en el que sale el sol pero es diferente tú eres la intensidad de estos abismos. *** Misterio 1 Por fin entendí la creación como un silencio la paciencia de una estalactita que lenta y persistente gotea el crujir de una hoja cuando se pisa la mirada que es algo más que un misterio al fin comprendí la flama latente sigilosa. 2 De tanto mirar al cielo se le extravió el horizonte de tanto vivir el sueño se le vació la mirada de tanto soñar en vida se le escondió el sol de tanto morir y resucitar ya nadie lo espera. *** Cuernavaca ¿Cómo no sentir la inesperada piel de tus tardes? ¿Cómo no dormir en las cúpulas de tus iglesias? Si fue tu lluvia la que conjuró a mi sortilegio. Si fue tu follaje el que curó a mi garganta. Y si en tu cielo desierto no encuentro el rastro de un oráculo será la hora de guardar los ojos en los bolsillos del pantalón será un nuevo tiempo para empacarte y llevarte conmigo. *** Poética V Hace mucho tiempo me perdí en la desmemoria la silueta del volcán es sólo la quimera de una mente ociosa mi polvo lo esparcieron por los cafetales mi sangre fue bebida por medusa mi nombre fue inmolado en nombre de lo insano pero todavía existo persisto en la incorregible búsqueda de mi palabra *** Vejez La secuencia vital ardiendo Cronos sumergido en el abismo la vida que se fuga en el incienso es tiempo de coser una mortaja de estrellas *** Poética VI La estocada de un florete en el mismo lugar por ahí punza la madrugada por ahí duele el fermento y sin tropiezos de la herida florean los versos sin filigranas de la destreza del orfebre viven o agonizan en el olvido. ** Gabriel Otero otero_gabriel@hotmail.com Escritor, administrador y promotor cultural salvadoreño (El Salvador, 1965). Licenciado en literatura latinoamericana. Ha publicado poemas, crónicas y columnas en revistas y periódicos de México y Centroamérica. Ha publicado los poemarios Remanso de las piedras (1993) y Entre el aire y tu piel (1994), ambos editados por la Dirección de Publicaciones e Impresos. Fundador del suplemento Tres Mil del Diario Latino (1990) y editor de la Revista Presencia (1991). Ejerció en el Consejo Nacional para el Arte y la Cultura (Concultura) los cargos de director de Publicaciones e Impresos (1992) y director nacional de Comunicación Cultural (1994). Actualmente es jefe de Programas Culturales del Bosque de Chapultepec y Coordinador del Festival del Bosque, evento que reúne a diez de los museos y centros culturales más importantes de México. Fue miembro del Instituto Sanmartiniano Salvadoreño (1993), directivo de la Asociación Cultural México-El Salvador (1993), miembro de la delegación salvadoreña en las negociaciones de los Convenios Culturales Bilaterales México-El Salvador (1993) y Colombia-El Salvador (1994), miembro de la delegación salvadoreña en el I Congreso Iberoamericano del Libro en Granada, España (1992) y delegado de El Salvador en el II Congreso Iberoamericano de Periodismo Cultural en Veracruz, México (1993). Participó como expositor en la VII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (Jalisco, México, http://www.fil.com.mx, 1993) y en las XIV y XV Ferias Internacionales del Libro en el Palacio de Minería, México D.F. (1993 y 1994). Fue coordinador operativo del Circuito Regional de la Zona Centro representando al estado de Morelos (1999 y 2000), secretario de la Comisión de Planeación del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Morelos (1999 y 2000) y coordinador de dicho fondo. === Tres relatos Gisela Carlos Fregoso =============================== *** Preludio Voy tratando de buscar ríos, algo de agua en donde pueda mirarme... Ha pasado tanto tiempo Que casi no me reconozco *** Dejando el olvido No hay nada más oscuro que un instante debajo de mi cama a media muerte. Sin mecerla ni arrullarla, me decido a darle cara. He dejado todos los libros bien acomodados, listos para el préstamo. He limpiado la casa, secado los platos, he devuelto todas las llamadas, nadie tendría por qué marcar a estas horas. Hay un sol tremendo que me espera allá afuera, pero aquí el clima es tibio, todo es tibio, el perfume de la crema que me he puesto ayer también lo es; no hay nada de qué quejarse ahora. Estoy lista. Si alguien pensase que tengo miedo, yo diría que está equivocado. Morirse no es cosa que le pertenezca a uno solo, a alguien en particular, así que no me siento culpable de estar robando o quitando algo a alguien; las horas me corresponden en este momento. Me he puesto la pijama, la más larga y la más vaporosa que conozco y que he tenido; no tendría por qué sufrir de incomodidades en el recorrido; de repente todo se vuelve tan simple. Ya he dejado listos los cuatro vasos de agua; tres a medio llenar y uno hasta la boquilla, como pene antes de venirse, a punto de desbordarse. Cuatro vasos deben de ser suficientes para cuarenta y ocho. He leído tantas veces eso, eso del libro naranja: todo deviene, nada es nuevo. ¿A quién habría de causar un mal? He tomado todo esto como algo más de mi vida cotidiana, no hay motivo para hacer daño. He estado con Víctor toda la tarde, sí, quizá para explicar todo esto, para que realmente fuera cierto que estoy lista, tengo que comenzar por ahí. Ahora lo único que puedo decir, es esa frase que me soba la espalda, que se me metió entre las piernas y no quiso salir de mi cabeza a última hora: estoy lista, me repito una vez más, para dejar mi lengua fría, para jugar entre animales prehistóricos o hablar de mí, de esta casa sola que día con día se ríe una y otra vez de quien la habita. Estoy lista. *** Sin título, sin nombre y sin espejo Hay veces en que uno quiere caer, yacer en el suelo con el cabello desatado, sin furia, con dolor de huesos y sentir que uno desgarra poco a poco el vientre, la espalda, los ojos como dos gelatinas a orillas de una ventana en pleno sol. Hay veces —como ahora— que la garganta duele, y la cabeza pesa demasiado, como para descansar el cuello en las piernas de alguien, y dan ganas de sonreír a todos, de abrir las piernas, los codos y serenarse un rato, empaparse hasta las dos de la mañana y dejar la cama destendida. Hay veces en que los saludos y bondades de otras gentes me desgarran el alma, me hacen añicos la dulzura, me conmueven, no lo puedo evitar: ¡mira, pobre! Y es cuando me quedo callada, miro el sol por el cristal, las plantas empolvadas, los platos a medio lavar y el pasto ya crecido, y quisiera ser del grupo de los inconformes de nada, los amables por todo, pero a cambio de eso ¿qué tendría? Mejor permanezco aquí, callada, en silencio... y un poco llorosa: ¡Que nadie me turbe! Cuando todos abandonan sus jornadas Llega mi racha Y me olvido de mis huesos, de mis plantas y hasta de esa dulzura que hace rato me mataba. ** Gisela Carlos Fregoso giselacarlos@hotmail.com Poeta y narradora mexicana (Mascota, Jalisco, 1979). Cursó sus estudios básicos en la ciudad de Tepic, Nayarit. Ha participado en diferentes grupos de danza contemporánea y clásica desde los cinco años, en los que se destaca su participación en La bella durmiente y Don Quijote en la Escuela de Iniciación Artística de Nayarit. Desde 1998 radica en Guadalajara, Jalisco, donde retomó la danza uniéndose al Taller de Danza Contemporánea Le Class, de Miguel Sánchez. Es licenciada en letras hispánicas por la Universidad de Guadalajara (UdG, http://www.udg.mx). Actualmente ejerce la docencia de tiempo completo en la Universidad de Veracruz (UV, http://www.uv.mx), nivel medio superior. Textos suyos han sido publicados en el suplemento cultural El Tapatío, del periódico Informador. Es autora del libro de texto Literatura I para nivel medio superior. Es miembro del consejo editorial de la revista de creación cultural Papalotzi (Beca Pacmic 2005). === Cuatro sonetos Rolando Davidson ================================== *** Dimensiones Fiel a la rígida ruta emprendida y con el mismo brío de una lanza que prolonga los cielos cuando avanza, crea el tiempo al espacio en su embestida. Pero entre una balandra al viento henchida y su puerto seguro en lontananza, el tiempo que recorre la esperanza lo conforma el espacio a su medida. La vida, empero, solamente fluye, ignora dimensiones y rehuye las palabras en que uno la separa: ¿qué significa “cuerpo”, “alma” qué nombra, en el vivo momento en que te asombra una emoción definiendo una cara? *** Playa Este mar es como una muchedumbre, esta ola, rostro que no veré más; y estos granos de arena, oro fugaz, fueron, serán instantes de una cumbre. El cielo es una altísima techumbre y el horizonte raya pertinaz cual el borde de un muro que detrás ocultara un país de mansedumbre. Postulo que todo es como otra cosa. Va por el cielo, liviana, la nube y es el gracioso vuelo de un querube (presencia más real, por más hermosa). Mas postular será el humo que sube de esa nave que avanza silenciosa. *** El pintor Visto por fuera, el tiempo es una raya y, asimismo, el marítimo horizonte; también, una raya curva, el monte y otra, undosa, la orilla de la playa. ¿Alguien dibuja allende la pantalla de la realidad? Yo, de polizonte, me colara en la barca de Caronte para ver Esa Mano que allí ensaya una vez y otra un dibujo perfecto: una vertiginosa pincelada que recubre el abismo de la nada y nos transporta en vilo en su trayecto; contra la oscuridad que se levanta y que Su Luz jamás del todo espanta. *** Esclavitud Todo en nosotros es padecimiento; no menos que el tenaz dolor, sufrimos la dicha infiel. Acaso conseguimos labrar en oro un lúcido momento, nunca empero una jornada, fortuita secuencia de actos títeres, vasallos de circunstancias. Somos como tallos, cada roce del tiempo nos agita. En verdad atravieso el puntual gesto que mi sino invariable me ha impuesto. Sujetas a su curso las estrellas dóciles siguen, yo piso las huellas de los pasos futuros que ya di. Es terrible o acaso sólo así. ** Rolando Davidson rolandodavidson@aol.com Poeta cubano (La Habana, 1965). Reside en Alemania desde 1993. Cursó varios semestres de Periodismo en la Universidad de La Habana (UH, http://www.uh.cu) y de ciencia de los medios de comunicación audiovisual en el Instituto Superior de Arte. Ha publicado poemas en La Tribuna Hispana (http://www.latribunahispana.com) y en varias revistas de Internet. Algunos poemas suyos fueron escogidos para la antología digital La voz del mundo. === Relatos Nesfrán Antonio González Suárez ========================== *** Trascendencia En el instante de la partida se separó a cientos de cuerpos del resto del grupo, orientado por las tenues contracciones que indicaban el llamado, su capacidad de avanzar lo hacía invulnerable ante cualquier peligro y riesgo que se pudiese presentar. Poseía la información genética capaz de crear un ser fenomenal, con características únicas, representando un paso importante en la transformación de la humanidad. Con sólo fecundar el óvulo se desarrollaría para formar el primer neo-sapiens. Al presentarse el momento crucial logró realizar su entrada triunfal sin desprenderse de su cola. *** Kamikaze en Pueblo Nuevo Jamás pensé encontrarme frente a él. Representaba el último obstáculo para cumplir el objetivo que tenía propuesto, de nada serviría todo el trabajo realizado hasta el momento si no lograba superar al rottweiller que se plantaba ante mí cual cancerbero proveniente del mismísimo búnker de Hades. Sus gruñidos intentaban infundirme pánico y con movimientos pausados se iba acercando al punto donde me encontraba estático, sin ideas y desconcertado. No era el momento pero era inevitable el hecho de recordar aquel par de ocasiones en que fui víctima de la mordedura de estos animales, el haber traspasado su zona de seguridad lo había pagado con un precio muy doloroso y con cicatrices imborrables. Pero, de un instante a otro, el perro desaparecía en medio de la multitud. El combinado aurinegro acababa de marcar una anotación en tiempo de prórroga y nos mezclamos en la celebración sin importar que hasta hace pocos momentos las circunstancias nos habían obligado a considerarnos como enemigos mortales. *** Blanca amada Para entender los orígenes de nuestra relación con Blanca Amada Lozano basta con rondar los predios de una adolescencia en pleno rebullicio hormonal. Ella, un tanto mayor que nosotros, apareció de algún agujero negro cósmico para decidir arbitrariamente el vaivén de las experiencias por vivir. Con el pasar de los días uno a uno de los siete que conformaban la pandilla cedimos a la enmarañada red que Blanca Amada dispuso para nosotros. Ante tanta inocencia y ocurrencia se iban desencadenando los hechos que se sucedieron sin descanso hasta que decidimos convertirla en nuestra cautiva, encerrarla en mi casa y no darle salida alguna hasta que el ocaso nos advirtiera que ya había sido suficiente. Al principio las faenas eran fenomenales, ninguno parecía tener descanso, llegando al colmo de repetir hasta en cinco o seis ocasiones, pero llegar a imaginarse la cantidad de orgasmos que experimentó Blanca Amada sería calar en lo absurdo. Debido a esto se dispuso la logística que se manejaría para alimentarla, vestirla y contarle aventuras provenientes de las revistas de historietas para entretenerla mientras cargábamos las baterías, aunque no fue tarea fácil por la dificultad de ponernos de acuerdo (siempre hay uno más aventajado); sin embargo, ella supo manejar la situación para no perder la armonía que lográbamos cada vez que le hacíamos el amor. Mi casa se había transformado en un torre inexpugnable, dada la ausencia de mis padres y a la enormidad de excusas que afloraban para permitirnos vivir la experiencia de ser reos de esta mujer que jamás, mientras duró todo esto, llegó a tener una sola queja, y eso sí, con mucho esmero lograba hacer explotar una y otra vez nuestras reservas de amor y convertir nuestros testículos en dos esferas inertes suspendidas en la Vía Láctea. Al igual que Teodora de Bizancio, Blanca Amada no quedó con hueco en su silueta perfecta que no fuese perforado, dispuesta en todo momento a brindarnos los fluidos energizantes, fluidos que tenían poderes sobrenaturales sobre todos nosotros. Con el pasar de los días llegamos a confundirnos con un monstruo de siete cabezas, siempre dispuestos a complacer todos sus caprichos sexuales, viéndonos en la necesidad de saciar hasta la plenitud toda la lujuria que nos consumía al sentir que estábamos a escasos centímetros de su ser, por tal motivo Blanca Amada tomaba posesión de nosotros, de nuestros penes y de nuestro corazón. Esa mujer llegó a amarnos más de lo que nos podíamos imaginar, todo ese caudal de sensaciones no podría describirse tan fácilmente, de lo contrario nuestra pena no hubiese llegado a tener los veintitrés meses catorce días y ocho horas que vivimos siete pendejos, locos por tener sexo desaforado con una mujer ninfómana, inacabable, que podía albergar amor por cada uno de nosotros en la misma proporción sin darle cabida a la rutina, al cansancio, ni mucho menos al hastío, pero la muy desgraciada cayó en la trampa y desde el mismo momento que probó esa manzana decidió abandonarnos y encerrarse en una cámara de cristal, conservándose intacta, hermosa, como si los años no transcurrieran por ella, eso sí, dormida y ajena a nuestras súplicas de que regrese y volvamos a ser los mismos de antes... *** Placebo Sólo me bastaron treinta segundos para hacer el hallazgo que me traía de cabeza desde hace varios días. Tentado por Hipnos, descendí por un camino desconocido. Mi propósito se fijó como un gran cartel cuando decidí cerrar los ojos para escarbar por los vericuetos de las circunvoluciones y espacios de memoria RAM. Ante indicios de desesperación, recibí la ayuda extra de Morfeo, el cual, siempre atento, me colocaba en bandeja de oro el número telefónico que me serviría de enlace para encontrar a Laura, la mujer con la que había vivido la experiencia más obsesiva de todos los tiempos. *** Policromía Con el pasar de los días, el peso en la conciencia de sentirse cómplice de la fechoría cometida meses atrás había mermado, sus nombres no aparecían con tanta frecuencia por los medios de comunicación y ello le daba la tranquilidad necesaria para deleitarse con el producto del robo: dos obras pictóricas de un autor sumamente reconocido. No obstante, el influjo que recibía de uno de los cuadros era cada vez más tormentoso, no resistía la tentación de admirar la obra el tiempo que fuese necesario, todo el colorido psicodélico que inundaba su ambiente lo llevaba a transportarse por cualquier aventura del Capitán Centella, sentir con alto grado de excitación los poderes de algún rey mesiánico. El maleante carecía de decisión propia, su vida giraba en torno a un derroche de colores que evocaban nostalgia, tristeza y desesperación, tan notable era su entrega que no dudó en gritar fuertemente cuando su cuerpo llegó a paralizarse por completo para iniciar una fusión con el protagonista de la pintura. ** Nesfrán Antonio González Suárez ngonzalez0613@hotmail.com Escritor venezolano (San Antonio, Táchira, 1980). Es analista de control de calidad en la planta Cagua (Aragua) de la C.A. Cervecería Regional. Textos suyos fueron incluidos en la Selección Poética del grupo Senderos Literarios (2004). Con el trabajo Entre huellas y grietas obtuvo el primer premio de la Bienal Ciudad de la Juventud (La Victoria, Aragua) en mención poesía. === Tres poemas Teresa Esparza Oteo ================================== En esta casa nada se desperdicia. Con la ternura que ya no usamos, hice un mantel lo bordé con palabras amorosas que intenté tragarme. Hay un terreno baldío en la esquina a veces corto flores silvestres para adornar la mesa los vecinos creen que es un basurero cada día es más difícil llegar a las flores en poco tiempo voy a tener que adornar mi mesa con basura. Lo que antes eran caricias y besos ahora son almohadas. Cruzando la calle, hay una tienda donde venden de todo si necesito detergente, aguacates, angustia, desvelo o hasta platicar un rato, ahí lo encuentro. Los dueños creen ser una pareja envidiable siempre agarrados de la mano cuando quieren pelear se van a la trastienda gritan sus verdades quedito no saben que todos escuchamos yo me guardo algunas de esas verdades, tal vez sirvan de algo. Cuando barro mi casa, lo hago con cuidado para no tirar los pedacitos de lo que éramos que se nos desprenden día con día los guardo en el refrigerador para condimentar la cena. Lo mejor es alejarse no percibir el olor y así no recordar a qué sabe. Tan lejos que no se escuchen las voces en el lugar donde se puede llegar a un acuerdo con la tristeza. === Es el camino seguro en el instante del beso, sensación de encontrar un lugar eterno para las manos. Demasiadas expectativas en el instante por una eternidad transitoria. Todo se acumula en los ojos, por ellos podemos saber el sitio que ocupamos, hasta el inicio de la cuenta regresiva; tratamos de frenarla con palabras, pero éstas son frutos inmaduros que caen del árbol a destiempo. Entonces, como camellos, acumulamos agua para resistir el desierto. === A veces te imagino triste buscando una excusa para llamarme con tu tristeza y la mía tejo un rebozo te cargo en la espalda. Otras veces te imagino feliz sin remordimiento por mi dolor y cansancio entonces, te amarro de los pies y te arrastro. Me hablo de la necesidad de dejarte te escondo debajo de una piedra hasta que se desgasta al verte, te sigo cargando. Ya no estoy segura que seas tú en estos meses has cambiado, eres demasiado manejable tendré que esperar a que el azar me deje verte cerciorarme de que es tu misma cara, tus mismas manos. ** Teresa Esparza Oteo mtereeoi@yahoo.com.mx Poeta mexicana (Ciudad de México, 1960). Permaneció durante cinco años en el taller de creación literaria del escritor cubano Félix Luis Viera y en un curso con el crítico literario Ambrosio Fornet, entre otros. Ha publicado el libro Desde lo cotidiano. Además, textos suyos han sido incluido9s en las antologías de poesía Amates 19 y Rumor de fuego latiendo en la piel, así como en dos antologías publicadas por el Museo Adolfo López Mateos bajo el título Poetas de Atizapan, y en la antología de cuento Púas en el alambre. === Dos cuentos Zulema Retamal ======================================= *** Fascinada la quietud La noche se hacía propicia para la conversación. Él hablaba de las fantasías que había hecho realidad con mujeres de todos los tipos, temperamentos, edades y razas. Ella oía el relato que se hacía eterno, así como cuando alguien escucha caer la lluvia en invierno, sin emoción y sin esperanza de días claros. Sólo parecía sentir el humo de los cigarrillos consumidos que llenaban la habitación y sus pulmones. La cama era blanda y se movía con suavidad cuando él se acomodaba para continuar la historia y no perder el poco interés que mostraba ella. De vez en cuando ella se incomodaba y corregía la posición con movimientos que producían ondas semejantes a las de un pequeño tsunami que lo alcanzaban a él y lo adormecían. Ahora hablaba ella. Él se fregaba los ojos para no dormirse. Ella imaginaba que lo referido se hacía poco interesante para un hombre que evidenciaba en el discurso una gran experiencia en cuestión de conquistas. Él, a ratos, parecía frío y en los momentos en que ella permitía el silencio, él volvía a tomar la palabra. Lo hacía como una forma de estar unidos, ella veía un lazo que parecía atarlos, lo veía cuando se acercaba a la puerta, aun cuando hacía gestos de partir. Luego de transcurrida la madrugada, cada uno se fue por su lado. La habitación de ella estaba diametralmente opuesta a la de él. La casa era inmensa y oscura, apenas una luz tenue salía de ambas piezas para iluminar vanos espacios de un diseño improvisado, de tal forma que al despedirse se tropezaron con la balaustrada que rodeaba las escaleras y que los protegía de no caer rodando por los sólidos peldaños de madera que formaban la estructura. Eran las cinco de la mañana cuando miró el reloj. Se desvistió y se metió en la cama. Hacía frío. Hizo una llamada. —Ven conmigo. Se acostaron juntos, el abrazo fue sin emoción y todo pareció llenarse de angustia. Ella recordó a Heidegger y sintió la imposibilidad de comprender el vacío cuando se está frente a uno. Él, en cambio, cerró los ojos y añadió a su lista una historia más para conversarle a otra ésta que ya sería historia. Fue así que un acuerdo tácito apareció entre ellos y se instaló como un tercero en aquella cama de dos. Entonces las caricias y los miembros enredados se hicieron naturales y nada pareció faltar en el menú de aquella madrugada. El sueño los sorprendió al unísono luego de que el viento de aquella ciudad hiciera notar su presencia como una fuerza oscura arremolinada sobre los techos. Al otro día salieron de la casa sin recordar siquiera el color de los vitrales ni las formas que habían adivinado los espejos del ropero la noche que recién dejaban atrás. *** De brujas y de lobos Las brujas abundan en los cuentos de nuestra infancia. Desde que tengo uso de razón, aparecen en mis sueños vestidas de negro, con una verruga en la nariz y una escuálida escoba que siempre me pareció el más débil medio de transporte. La bruja de la Bella Durmiente, la de Hansel y Gretel, la de Blancanieves, todas ellas tenían algo en común: la increíble seducción con la palabra y los ojos. Pero a medida que pasa el tiempo, aparecen en nuestras vidas brujas más modernas: las brujas chicas, las viejas brujas, las brujitas, etc. También aparecen los brujos, pero son más escasos por cuanto el campo ocupacional es bastante sexista. En su defecto, aparecen los lobos como símbolo masculino en los cuentos infantiles. Éstos consumen como dulces manjares las carnitas tiernas de niños, cabritillos o cerditos, también acechan a la vuelta del camino del bosque y son los que se disfrazan de corderos para darse los festines más audaces. Son estos mismos lobos los que ahora recorren las calles de ciudades, pueblos o villas, sólo que visten de sentadores jeans ni más ni menos. Lobitos con más años, lobitos con menos años, lobitos instruidos o instintivos... Los lobos y las brujas. He aquí el asunto. Dentro del mundo literario son excluyentes. Cuando aparece uno, desaparece el otro. Pero, ¿qué ocurre si estos dos personajes comparten una misma historia? Si un lobito seduce a una bruja, ésta sabe que tiene puesto el disfraz de corderito, por lo tanto se va con cuidado y piensa en cómo poder trasquilarlo. En cambio el lobo, muy astuto, omite la verruga en la nariz de la bruja y piensa: “Todas son iguales, pero ya verá... la haré chuletas en un dos por tres”. Por otro lado, si la bruja seduce al lobo, también esconde sus intenciones y detrás del maquillaje oculta la verruga en la nariz. Se va con pie de plomo. Sabe que este animal es puro instinto, pero que lo disimula muy bien, a la vez que se oculta detrás de un aire intelectual que pareciera impresionar a la fémina. El lobito habla, en sus caminatas por la selva de cemento, de política, de ciencia, hasta de poesía. Trata con dulzura a la brujita y esconde bien sus colmillos. La brujis le hace creer que él domina hasta el detalle más doméstico de la situación. El lobo se la cree. Ella, en tanto, teje. El lobito se apasiona, la brujis sigue tejiendo. El lobito quiere mostrarse tal como es, pero lleva puesto el disfraz de oveja y se acalora. La brujis teje con el pensamiento... Finalmente, cuando ya no hay nada más que decir, la brujita mira con profundos ojos brujos a su lobo y decide no tejer más redes. El lobo queda libre y una vez más se creyó el cuento. Y colorín colorado, este cuento muchas veces ha comenzado. ** Zulema Retamal zulemaga@hotmail.com Poeta y narradora chilena. Profesora de castellano titulada en la Universidad de Concepción (http://www.udec.cl). Pertenece a la Sociedad de Escritores de Chile (Sech, http://www.sech.cl). En 1996 la Municipalidad de Curanilahue la distinguió por su labor en la promoción y fomento del arte y la cultura. Ha publicado los poemarios Trazos de luna y Las que no somos santas (Rileditores, 2001). En 2002 la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores la selecciona para participar en el Congreso de Poesía Hispánica de Europa y de las Américas, realizado en Hungría. Ese mismo año viaja a Perú invitada por la Casa del Poeta Peruano. Colabora con artículos literarios en el diario Crónica de Concepción (http://www.cronica.cl). En 2003 recibe la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro. Participa como expositora en el III Congreso Internacional de Minificción realizado por la Universidad de Playa Ancha (UPA, http://www.upa.cl), en Valparaíso (2004). En 2005 publica la novela Facedor de páginas (Rileditores). En su labor como profesora ha obtenido la Beca de Pasantía al Extranjero, la Asignación de Excelencia Pedagógica (AEP) y pertenece a la Red Maestros de Maestros, todo ello patrocinado por el Ministerio de Educación de Chile (Mineduc, http://www.mineduc.cl). Actualmente trabaja en el liceo Mariano Latorre de Curanilahue. === Poemas María Elena Anníbali ====================================== *** Elogio del silencio Escribir la primera palabra será como empezar a no ser, como engendrar o como morir, los dos extremos que son una y la misma embriaguez, pavorosos principios, triunfos, catástrofes, glorias. De “Cristóbal Colón inventa el Nuevo Mundo”, poema que pertenece al libro Los días de tu vida, año 1977, Eliseo Diego. Invocación primera Como montar este caballo tierno a toda velocidad por la autopista. Como abrir la boca, encima de este caballo tierno y tragar insectos. Así, el silencio. Así la virgen del mutismo absoluto. Envuelta en velos. Castísima. Sin pecado concebida, y enormes, sus piernas, que abrazan al potro, y lo conducen, ebrio de uvas negras hacia alguna eternidad, hacia alguna apertura en el cielo, que nuestros tristes, nuestros nublados ojos, no ven. Silente, la virgen. Frente nacarada, ancho pecho para que no anide la serpiente, y resbale, lúbrica, hacia la tierra, hacia la rama retorcida y reseca. No exhala, no gime, no discurre, tu oscura y alta garganta de contessa. No hablarás, mia virgine poderosísima, donna descalza, mujer posmoderna y floral. Tus plegarias, apenas este trote vacío y elemental, este fascinante silencio al cual, devotamente, me entrego. Invocación segunda Signora dei capelli d’oro, ¿qué cáncer de garganta te consume? Se cimbra, en ese hueco, un grito, como en un columpio estéril. Es la palabra para el hombre, Prometea, sombra que robaste al dios tu pedazo de razón, eidolon que migras por la autopista. Mi Lady Godiva, mi Señora, tu pelo de orquídea y de nido se estremece bajo el sol de las tres. Yo te persigo en pos de la palabra. Pan no, ni hijos, ni gorjeos. Una palabra, dame. Una palabra. Invocación tercera Considera nuestras hambres de sonido, fémina etrusca. Tú, apparizione, lanzada a la tierra, mírame: a mí, que me puse en la boca el vientre oscuro de la cigarra, que vertí en mi cabeza la verde conciencia del sapo en la charca, yo que estuve esperándote, Madre, en medio de augurios que algunas antenas emitían tristes, como destellos. He cruzado el campo para verte pasar, montando, iluminada, he cruzado, herida de soledad y espanto, para verte, Regina, con tu aura de neones. No sé si tu patria es la Jerusalem o el Infierno, pero traes un fuego aparte, y mis huesos exhalan un olor a hongo y humedades, porque se cumple en mí lo de todo mortal: el deseo, la furia, la nostalgia, el desencanto. Por eso abrázame como a una niña cautiva, y dame la palabra que abra el mundo, como un damasco pletórico en su edad, como las negras rosas, a la hora de los crepúsculos. *** La madre Ah, tú, con tus caderas de nigromanta bamboleándose por toda América, tú con tus hierbajos, tus verdolagas, tus sopas fragantes de ahuyentar [lechuzas, tú con tus ojos de caída helicoidal en la muerte, fascinante en la maleza, fascinante como una pantera, como una perra en trance de parir, ¿qué haces aquí? ¿qué quieres? En mi ventana hay cruces rojas, y astros de sal cruzados por si acaso, y estrellas de siete puntas. Hay, también, mastines, negros mastines flacos, enormes, para morderte toda si te acercas. Si te acercas, te colgarán de tus collares de jade. Si te acercas, te destrozarán mis bestias húmedas de rocío, mis mansas bestias de roer huesos y calaveras. No quieras llegar a mi ventana, bruja, no quieras embeberme como un espantapájaros con tus ungüentos, con tus infusiones cálidas hechas para sudar el diablo y deslenguarse, ¿no ves que de mi puerta he colgado rojos trapos, y flores rojas para [ahuyentarte? ¿no notas el suelo barrido y asperjado con ruda y malvón hervidos y [machacados? Tú vienes a hacerme hablar, a darme la lengua de las matriarcas, a ponerme unos ojos nuevos para alumbrar todo lo lejano, allí, donde se cuece lo verdadero tras de las apariencias. Hembra de América, tú que quieres ser mi madre, que me esperas en la sombra, con tus artificios y tus nalgas alzadas con trapos y perfumes, vete de aquí, porque no te he llamado, porque quiero romperme sola, en mi casa sola, como un puñado de huesos de pájaros, quiero romperme y hacerme música que se eleve pronta y se pierda de una vez para siempre. *** Estudio sobre el signo, basado en Charles Peirce “...el sueño difiere de la realidad sólo por ciertas marcas, por su oscuridad y carácter fragmentario”. (Obra lógico-semiótica; pag. 41; Ed. Taurus) Llegada a la casa-Avistaje de uno o dos animales. Está sobre la heladera. Es una mancha negra, con dos puntos brillantes y verdes. Esa mancha encarna la gatidad, sin ser aún en un gato. La gatidad absoluta o ideal antes de la mueca del dios que la formule. Alguna clase de gatidad superior, un fuego de artificio, alcohol ardiendo en una hendidura de la noche, una hermosa ferocidad gimiendo por las ratas, clavándome algunas uñas en un pecho, una imagen de París, una suavidad moldeada en el infierno. Nota: que la primeridad, según Peirce, es el modo de ser de aquello que es tal como es positivamente, y sin referencia a ninguna otra cosa. Vendría a comprenderse como la posibilidad o sensación de su existencia, un sentimiento. Acercamiento-Visión Lila. La veo merodear casi sexualmente sobre la alacena. Tiene el aire luciferino de quien muerde y traga sangre y nervios. Tiene el alma angostada por la saciedad del hambre, se lo noto en el latir caliente y animal. Se mueve entre mis piernas con una cadencia cercana a Bach, y la caricia, el certificado de que existo. Nota: que la segundidad es el modo de ser de aquello que es tal como es con respecto a una segunda cosa pero con exclusión de toda tercera cosa. Se comprende que es la instancia del choque con el mundo, que define al sujeto por oposición a lo otro. Sujeto frente al objeto. Cocinar es un arte-Actividad Aún no encenderé la luz. Me basta la lumbre náufraga del cigarrillo para verla brillar y gemir. Entretanto, saco las flores amarillas de calabaza, las dispongo sobre una fuente junto a las zanahorias y los alcauciles. Esta escena deberá ser de una ceguera inusitada, y me guío por el perfume y el silencio. La tomo de una de sus suavidades: el cuello. De un solo tajo la parto al medio mientras una parte me muerde la mano, y yo grito y ella ya no puede. El agua hierve con especias, sal y hojas de laurel. Dejo caer allí sus dos puntas, ambas hermosas y ya de una mortalidad visible y casi triste. Me siento a la mesa. Sirvo el vino. Me desnudo. Pienso que cocinar es un arte. Nota: que la terceridad es el modo de ser de aquello que es tal como es, al relacionar una segunda cosa con una tercera cosa entre sí. Pertenece al orden del pensamiento y la representación. *** La imagen “Plinio el Viejo, un historiador que murió en el 79 d. C. cerca de Pompeya, víctima de la erupción del Vesubio, en su célebre Naturalis Historia narró la leyenda de la joven mujer de Corinto que, presa del amor por un hombre que debía alejarse de la ciudad, trazó sobre la pared el contorno de su sombra, utilizando la luz de una vela y un trozo de arcilla seca. Quería conservar el recuerdo de su apariencia”. (Lunes) Busco —le dijo— la tinta de mariposas negras. Al fondo de la habitación, sobre un banco de piedra, había, derramado, el ángel ambarino de la luz, un pañuelo azul para la frente amplia de Leda, y un vaso de agua, porque el verano era grave. De lejos, se escuchaba cómo se alimentaban los cuervos en los trigales, un rumor a Apocalipsis, como si la eternidad se hubiera roto en alguna parte, y sangrara... (Martes) Busco —le dijo a la segunda noche— el fino pincel de pelo de caballo. Era muy dulce la visión de los relámpagos alumbrando a Dzhaidar. Se podían contar los latidos en el pecho, y el murciélago blanco de un pensamiento viejo, (quizá el recuerdo de una mujer bajando al río) a través de la piel traslúcida. Leda lo lavaba, con una esponja y agua tibia, y respiraba, en las axilas del hombre mojado, un aroma a jazmín y madera de sándalo, que recordaría muchos años después. (Miércoles) Al amanecer, sobre las quintas, el movimiento de los heliotropos y una lluvia de peces vivos y brillantes auguraban el escándalo de la destrucción. Sentada frente a la pared, arremangado el vestido, mojado el pecho de lágrimas, Leda paseaba los dedos sucios de arcilla y carbón por el contorno de la sombra. La luz temblaba, y Dzhaidar. Nacía la imagen desde el fondo de la vida, como de la muerte, doliente y efímera, como siempre, de mujer y de hombre, para habitar este mundo, de carnadura de diablos y transparencias. *** Elipsis Mi padre sembró a mi madre, y la noche era como magia de cuervos: algunos rezaban en el campo, entre las verduras, arrodillados, con vestidos azules, y tocados de novia. Algunas viejas secas, sostenían el rosario. Mi madre, que soñaba con sembrar tomates, se abría de piernas, y emulaba, en los ojos, los guiños de los pájaros, piaba, maldecía, se frotaba contra mi padre, como contra un vidrio resplandeciente y fresco. Y todo eso pasó en una noche. A mis diez años, me sentaron en una silla a observar los corderos, sus sacrificios graves, de donde sacábamos la carne de comer, morada y mística, en comuniones vibrantes y olorosas. Luego las habas, los duraznos llamados corazón de buey, y el sudor terrestre de las axilas de los peones, sus oscuridades de pomelo, agrios y sexuados, sobre los caballos. No me brotó la adolescencia líricamente. Me aterrorizó la sangre, los pechos escapándose de la sutilidad de las blusas, los muslos apretados contra las faldas, y contra los hombres, las poses de amar y olvidar, el rito floral y húmedo de la masturbación y muchas casas para ausentarse hasta ser mujer, de pie, sola ante y con el mundo. A los 27 me llaman los muertos desde abajo, y yo no respondo, me enfermo de realidad, quiero ser lo cotidiano, el pozo de aguas sucias, los chicos de la calle con el corazón a media asta, la miseria de Dock Sud, el hambre de los perros, quiero ser Buenos Aires, con su inmensidad, con sus pangramas de piernas y de brazos, quiero ser ese hombre último que recuerdo de ayer, el Chevrolet rojo apretando dos ojos azules en la distancia, para enseñarme el don de la espera y la fatiga. *** La isla, o de la palabra como laberinto “Una vez que habíamos recogido madera de resaca, hecho un fuego y colgado nuestro caldero como un firmamento, la isla se quebró por debajo de nosotros como una ola”. (The disappearing island, Seamus Heaney) Escenario I Es posible que jamás encontremos la salida: Ariadna era frágil y murió hace mucho tiempo, antes de los satélites y de la pasión de Cristo. Había dejado un camino de migas de pan, su cabello, de un rojo violento y occidental, la leve huella que acabó donde empezaba el Minotauro. Escenario II Mirábamos al Sur, a veces, donde Lesbia creía ver naves, peces brillantes, y otras formas grotescas del espejismo. Un pájaro enorme de hierro. Instrumentos para contar el tiempo inasible. Animales, lenguas y frutas que el oráculo no lograba descifrar. —Es éste sol, Lesbia, y el mar tan infinito y azul—. Volvíamos a casa, entonces, a podar las vides que se enroscaban, vivas, en los templos, como las víboras que, en el Nilo, hacen gemir a las mujeres. Escenario III Sentados aquí, mirando esta lluvia, jugamos a los pájaros ciegos y nos anduvimos el cuerpo con las manos. El vino parece más dulce, Y Hestia preside el fuego. ¿Qué hay de vestal en ti, Lesbia, que se aclara tu frente al invocarla? ¿En qué otra vida paseaste los negros ojos por estas habitaciones consumidas por el tiempo? Escenario IV El cielo se ha llenado de presagios. Aquí abajo, las flores maduran en violentos amaneceres, y nos llegan noticias de un Odiseo atado a su mástil, ciego y sediento. Bajo la negra nave, cruzan sirenas, un submarino alemán, y algunos sueños, en donde todo tiene lugar. *** Polifonía (notas sobre un naufragio) —Este animal con ojos de Madonna... —Esta criatura que se acerca a mí con su cuerpo encendido como un relámpago... —Esta oscura premonición de la muerte.. —Este color sumergido en esta zona ausente de mi conciencia, della follia che non mi hanno conosciuto... —Esa ventana hacia tus ojos donde habita la bruja... —Esta luna que vuela en las profundas aguas del Hemisferio Boreal... —Esta última contemplación antes de la oscuridad... —Esa bestia de carne de agua, que no sabe del mono ni del hombre... —Ce cadeau que les putas de l’América et de la France, hubieran amado más que el perfume... —Esa sensación de que el diablo sonríe a mis espaldas... —Este impresionismo vital y torpe... —Este pez... *** Sobre la biografía como género Alguien más escribirá tu memoria. Alguien que entienda que no tuvo márgenes, tu vida, ni astillas para encender los fuegos del olvido, y los eclipses. Abrevará en tu historia como un ciego en una casa llena de muebles y de recuerdos ajenos, tanteando, especulando con el tacto, manoseándolo todo, abriendo la espesura de los recuerdos, como quien parte una ciruela negra, y encuentra, en su médula, el crisol dulce de su pulpa transparente y acuosa. Pero esa constelación de códigos perdidos no serás tú. Será el fantasma, el gólem construido a partir de tus pedazos, de la dispersión de tus sílabas y actos, a partir del fragmento que afirma y niega tu unidad, como si la imagen de lo que fuiste nos llegara desde la visión fulgurante y triste de los espejos rotos. No serás tú. Serás otro. Y surgirás desde el fondo de la noche como desde el tiempo, como una isla, con tu nombre, tus señas, con las criaturas de fantasía que urdieron tus sueños. Pero habrá un detalle, un signo que te niegue, que te acerque un poco más al silencio en que te hundes, y te habrás perdido para siempre, en esas zonas últimas de soledad y naufragios. *** La fotografía La foto es sepia. Tú apareces de pie, a un costado de la mesa larga donde quedaron las migas, los licores agrios, la marca del vino sobre los manteles, los perfumes de siempre, la aspereza del lino. Eras joven y tal vez ibas a ser hermoso, estirado hacia arriba como el silencio del campo, como esas horas donde los muertos zumban bajo tierra y siembran hogueras y rastros invisibles en nuestras casas. Algo ocurrió, después: el derrumbe de las cosas en que creíamos, de las habitaciones en que dormimos, mientras nos crecían las uñas y los ángeles. No advertíamos esa primera desfiguración de la realidad, ni, acaso, ese fantasma concupiscente que te mordía la mano para tomar tu lugar, para borrarte del mundo como se borran las marcas de agua en los retratos. Luego sentimos nostalgia de ti. Pero era tarde, y tus signos habían sido cambiados. Alguien más comía en tu plato, habitaba tus camisas, usaba tus temblores para anunciar la hora del crepúsculo. Lo vimos repetido en tu espejo. Lo vimos por toda la casa, disperso en cada objeto. Lo vimos acumularse en nuestros recuerdos. Por eso volvimos a la fotografía, desde donde él sonreía, con la sonrisa cambiada, pero tuya, pero ajena. Eras tú, eran tus huellas, tus latidos, y era él, que comenzaba a ser tu muerte. *** El tiempo (o el verbo encarnado) Esto es el tiempo: una piedra arrojada desde la altura de Dios o de los hombres, circular, pulida por el camino de fuego y aire que atraviesa, ese espacio vacío en que —dicen—, se desarrolla la falacia de la eternidad. Cae sobre el agua y abre el círculo de nuestra vida. Todo cabe allí: las máscaras desiguales que nos protegen o evidencian —como en un absurdo teatro de luces y sombras— el número de los días en que fuimos felices, cada uno de los ásperos amaneceres en que negamos los sueños, la vidriosa transparencia de los animales que acariciamos, la rara inocencia que no pudo pervivir en nosotros. La piedra cae. Y cuando el círculo alcanza su máxima definición, desaparece, y las ondas no son ya más que un eco triste disperso entre otros círculos, de otras vidas, que no son las nuestras. Ese roce sutil, ese leve toque de agua será el encuentro entre dos cuerpos, ese pedazo de amor, rabioso y breve, hurtado a la muerte. *** Anticipaciones I Hablemos, por ejemplo, de la muerte, de la rota iridiscencia de sus vestidos, de la indiferencia con que asienta sobre nosotros sus manos, y una mañana, a pesar del patio que está quieto y sin novedad, a pesar de que la ciudad sigue tragando obreros como en un festín impiadoso, se te aparece ella y te dice: “vamos, muérete, que a eso viniste”. Entonces tú, que has aprendido las mañas de la bestia, le dices que no, que por papeles eres joven, que no has alcanzado la edad en que aparecen las canas, ni que conoces, por decir lo primero, Sumatra. Y te defiendes del hueco que empieza a abrirse en la tierra, ese, que al fin será tuyo, sin tasas ni hipotecas, y te defiendes de las más lozanas flores los epitafios grotescos, repetidos, impersonales. Ella sigue ahí, tranquila, limándose las uñas, bebiendo tu café, fumando con impostada o natural soberbia dejando que te agotes, que le hables, que le digas lo de siempre, la injusticia, el tiempo, que considere todo lo que aún no hiciste, las mareas que no acabaron de lamer tus tobillos, esos crepúsculos entre naranjos del Tucumán que nunca viste, los hombres que no probaste... Al fin se va, se levanta con esa elegancia de matrona raída, y crees que la has convencido, cuando consideras tu vida, y tomando la soga que sin querer, ella ha dejado sobre la mesa, la pones en tu cuello y te lanzas al vacío, impiadosamente, poniendo, en el salto, esa última mirada de esperanza, esperando la mano amorosa que no habrá de salvarte. *** Acerca de la inutilidad de una palabra Tú crees que la muerte te sucede solamente una vez. Que hay un signo o dos que la anticipan, pero no. Hay una cifra finita de actos que nos acercan al final: cuando cruzas una ciudad silenciosa en el taxi amarillo a las 2:30 de la mañana, y tienes tiempo de pensar en tu cuerpo que pesa y duele por el cansancio, y recorres con la mano la humedad de los vidrios, la textura rota de las calles que se pierden en alguna forma de misterio. Cuando tomas tu café, presuroso, y lees en el diario el desastre cotidiano, como si la guerra, la locura y el hambre fueran cosas que sólo le pasan a otros. Cuando amas, o crees que amas, y elaboras el complicado discurso que te proveerá de un animal tibio en tu cama, en tu mesa, en los sueños que otros te negaron. Cuando decides por el vestido rojo, o el vestido negro, cuando doblas la esquina, o te ves en el espejo, en que algo, una mueca, te salva del espanto otra hora más. Cuando, distraído, eliges un kilo de manzanas, una fecha para mudarte, la mudanza misma, hasta el simple acto de levantar una lámpara e iluminar un cuarto, Todo es una marcha lenta e inexorable hacia tu muerte. ¿Para qué, entonces, necesitas la palabra suicidio? *** Disolución de la realidad Fantasmales 1 Todos los días, atrás de un árbol oscuro y deliciosamente profundo, los fantasmales esperan. Empiezan a crecer de noche, tras el cierre de transmisión de los partidos de fútbol, después de los micros religiosos, mientras Marilyn Monroe gira incansablemente en las sucias estaciones de trenes, y alguien comenta, como soñando: —Yo conozco esa tristeza, de algún lado... A los fantasmales los hiere el perfume violento de las amapolas. Es que a veces, ellos son viejos como catedrales, y necesitan la amabilísima luz de los vitreaux, las lámparas apenas insinuadas en los ojos de las muchachas vírgenes, o la fosforescencia tenue de las luciérnagas. Yo vi sus ojos clarividentes una noche de lluvia, dolorosos y enormes como l’Inferno, de Dante. Es imposible que salgan de esta ciudad. Primero, porque la ciudad es un laberinto de rutas y espejos nacida de un remoto sueño de Escher. Segundo, porque los fantasmales casi no tienen deseos. Tercero, porque son felices en esa zona perdida, entre la Plaza de las revelaciones, y las plantaciones de rosas. Ellos abren todas las ventanas, aún en invierno, porque el alma, a veces, no les cabe en los hoteles. Los fantasmales suelen ampararse bajo la mirada amarilla de los perros callejeros. Los aman por dóciles, por hambrientos, porque arden en la noche, pero sobre todo, por las heridas de los autos de las avenidas furiosas. Ambos reconocen en el otro, a un hermano de la tibieza, y, cándidos, serenos, duermen abrazados, en los portales, hasta que se encienden las manzanas, y nace un crepúsculo de entre las piernas de una mujer hermosa. Fantasmales 2 Esta habitación, triste como un lieder de Schubert, se ha llenado de sombras. Se pasean como tigres viejos, mordiendo el desorden de las sábanas, hacia cuya suavidad se derrama el tenue resplandor de la lámpara, y el color grave y efímero de las caléndulas. Mueren de amor y de miedo, a las tres, cuando pasa Juan con el caballo negro, y se les eriza el sexo por la música acompasada de los cascos. Entonces, se los ve abrirse de piernas, para contemplar la emigración de cuervos, las translúcidas mariposas nocturnas, y ese perfume como a rosa, que precede a los entierros. Así son cuando aman: la boca se les vuelve de pan y azúcar, y si los frotas suavemente, exhalan un inconfundible olor de ángel y cerezas. Desaparecen trémulos, desnudos, con la sexta campanada que anuncia el alba, dejándonos con un ansia tal de volar, que buscamos el edificio más alto y gris, para despertarnos muertos y solos, contra el asfalto. Fantasmales 3 Eidolon, una vez bajabas entre incendios y desnudeces. Había, en ti, algo de máquina y de tigre. Tu traje, de ojos y alas de calandria, provocaba, en mi patio, una exasperación de viento Norte y luego de abrevar en los aljibes, me viste y me hablaste, y yo corrí a mecerme en tus piernas, como en un columpio suspendido en el abismo. Las horas de caricias se hicieron inmensas. El tiempo se ahuecaba en su lengua, donde yo comulgaba sal y ostias, un sabor de laurel y paraísos, o de bestias dormidas. Suicídame, Dios. Soy un pájaro y me han vaciado el ojo izquierdo. He perdido, como los desamados, la visión de la mitad del mundo, y mi vuelo es circular e infinito, como tu juego de dados, sobre la cabeza de los corderos. ¿Qué eternidad me has dado, Eidolon? Se abrió, ante mí, una habitación edénica, de flores secas y papeles viejos. Era infinito el espacio, e infinitos los espejos que la reproducían. Empecé a desandar la tristeza, sin ganas, casi sin esperanza. Fantasmales 4 Todo lo aduraznado. Todo siempre del vuelo hablábame. De sus angelosidades que le tremaban, que le resbalaban, como un vaso sobre las ancas de las yeguas. Algo santo, ¿no?, algo levitativo le ocurría en las mañanas, porque de pronto, era un zeppelín que soltaba cuerdas —encordada, solía dormirse, con todas sus extremidades de austronauta, a salvo— Desde siempre, le vi la mariposidad saltándole por los ojos, por las antenas de resolana (de felpa) (de polvo de oro) por donde se dispersaba el viento, vibrando, como en un arpa. Temblaba, al alzarse las cortinas de luz, el aro anaranjado, álbico, que doraba serpientes y músculos de codornices. Algo, no sé bien qué, se le encendía gravemente adentro, algo, una fogacidad volcánica. Luego, entonces, comenzaban a volársele los pollerines almidonados, las trenzas, los tazones de beber agua-mate, el pabilo, y entre tantos ojos azorados, volaba, en direcciones equívocas, un poco hacia arriba, como una perfecta bruja, madura de oscuridades. ** María Elena Anníbali m_e_annibali@hotmail.com Escritora argentina (Oncativo, Córdoba, 1978). Es estudiante de letras modernas en la Universidad Nacional de Córdoba (http://www.unc.edu.ar) y ejerce la docencia. Ganó el primer premio en el Concurso “Letras 2005” de poesía; el segundo premio de poesía en el concurso de la Sociedad Argentina de Escritores (Córdoba, 2005), y mención de honor en el Certamen Anual Internacional del Cuento Breve y Poesía de la Sociedad Argentina de Escritores (Sade, 2005). Ha participado en antologías de la Sade y en varias revistas culturales impresas y digitales. Mantiene una bitácora personal en http://chemadamme.blogspot.com. === Los pasillos del juzgado Roderick Guzmán Meza ==================== Cuando divisó los pasillos del juzgado, el doctor había ya recibido advertencias sobre la pesada dilación del proceso. Se imaginaba, sin embargo, un orden, un sistema de clasificaciones y códigos donde su nombre iba acompañado de un número, de unas cifras que animaban la idea de rigor, de cronología, de obligaciones y mandatos, un limitado espacio con sus obvias estrecheces, pero sin impedimentos para solventar sus exigencias o necesidades. Había tomado precauciones para no sucumbir al constante desequilibrio del ánimo, del espíritu quebrantado por la carga del trámite y había imaginado de blanco las paredes, el tejado, las ventanas abiertas de par en par, por donde circulaba el viento, por donde subían los sonidos y donde se acurrucaban entre las líneas de polvo de los cristales los vaporosos microorganismos de la patraña y el tráfico. Pensaba en el sendero hacia su casa, los árboles a su vera, las hojas caídas durante la estación seca, mordidas por áridas dentaduras de bichos invisibles. El aserrín del camino, triturado por los pasos, menudo, ligero, fácilmente aéreo, marrón ante el sol, gris ante la luna. Recordaba una tarde en un automóvil rumbo a las provincias centrales, los campos abiertos, el cielo escarlata sobre la cúspide de los macizos montañosos, las nubes enredadas entre las ramas de los árboles, las erizadas hierbas pisoteadas por las vacas y los labriegos, las excrecencias rocosas, las líneas de los caminos rurales abiertos por la espontaneidad, por el interés o el ocio. Vibraban en sus pupilas el tumulto de sombras, de siluetas, de perfiles, con agudeza y trémula inexactitud, el tiempo se dislocaba y cambiaba de dirección y abría las compuertas de un pasado perpetuo, de un pretérito fantasmal e interminable, abono de la memoria, de ciertas hendiduras abiertas por la caída de la arena, por el tenebroso movimiento de las arañas en la mente. “Señor, dónde queda la oficina de reclamos”, y la respuesta pertenece al silencio, a la serena apariencia de las algas aletargadas sobre el vaivén de las olas, a los abruptos manchones de pasto en los declives pedregosos donde se erizan latas de aluminio y vidrios de botellas rotas con sus ambarinos dientes, como helados cartílagos salpicados de hierro oscuro. La respuesta es un remolino, una escafandra incrustada entre inertes sustancias del fondo del mar, azul, púrpura, verde, “Nadie sabe dónde queda esta oficina, en este edificio debe estar”, Piensa en su mujer, la pareja perdida ahora entre los vericuetos de las sombras de las estatuas por donde suben los escarabajos y las hormigas celebran sus interminables carreras, en el alboroto de formas de la ciudad, debajo de aleros y letreros de neón, pisoteando la sombra de los edificios, líneas divisorias de las aceras, fugaces alimañas que huyen de la costumbre. Nadie puede pensar en el baile de las palmeras, en la polinización de las plantas de los búcaros, en los capullos nevados, en los alhelíes secretos de los ojales de las chaquetas, en los helechos fusilados por una tormenta, “Señor, estas formas me las entregaron en la entrada. Dónde puedo encontrar la firma requerida para continuar con los trámites”, Palabras inexploradas, idiomas desquiciados sin esperanza de entendimiento, babélico galimatías. La tarde decrece, hace calor. El día se agiganta antes de morir despedazado por las tinieblas. Los pasillos reverberan de pasos. Tiemblan las sabandijas escondidas con sus alas plegadas, con sus antenas recogidas sobre el círculo vítreo de sus ojos, se sacuden los restos de tersura y las manchas de luz posadas sobre los pétalos, sobre los estambres salpicados de claroscuro. ¿Dónde pueden ser identificados los secretos, los arcanos, los hechiceros terribles de la cofradía del silencio? “Me indicaron una oficina del tercer piso. En el mismo sitio donde se ubica la recepción de la correspondencia”. Plácida lucidez la de las ostras arrastradas sobre los fondos oceánicos. Los cangrejos dormitando debajo de los cocoteros, enterrados en la arena o escondidos entre los matorrales, preceden a los gnomos que no existen. Los pájaros lanzando gritos contra los bejucos con aspecto de serpientes. Las mujeres miran el color de sus uñas, el reflejo de sus anillos, la redondez de sus senos debajo de una blusa transparente con encajes en el sitio exacto donde se dibujan los pezones. Nadie ha podido ver los raudos espectros surcar los pasillos como cometas, como panderos zurcidos con chispazos de cometas sobre los pequeños monumentos de la pereza, sobre los pedestales de los búhos y los nubarrones parecidos a barbas de próceres vencidos por su eterna inmovilidad. “Será aquí, en esta puerta. Allí deberé entrar, encontrar lo que busco, mostrar mis documentos, firmar debajo de los sellos”. Y la puerta cerrada. Pesada muralla, bronce, plomo y hierro, rastro de huellas desaparecidas debajo de la cancela, desfiladero obstruido por el eclipse de las iniciativas, agonizantes, líquidas ya sobre las líneas de las baldosas. Se alza el obelisco de la costumbre, la antorcha de la pesadez, de la callada garganta del volátil espantajo, del mudo trepidar de los balcones de concreto, de sus resbaladizos bordes, de los aleros oxidados desde donde se zambullen los parásitos maduros para el vuelo hacia las arterias y para sacrificar el exiguo tiempo disponible, de los ariscos gerentes del mercado de sustancias sin figura, congeladas con partículas de menuda tierra delineando una especie de vocabulario sin símbolos donde se imparten instrucciones en idiomas incompletos sin oraciones, sin sintaxis, sin semántica, sin verbos ni complementos. En las esquinas ciertas voces desgranan el tiempo, lo convierten en ripios, destruido por acentos duros y estrafalarios, como los bárbaros de las estepas, como los torpes monstruos de las tundras. “No contesta nadie. ¿Qué hora es? Aún es temprano, no es el momento de los alimentos, la puerta está cerrada con llave, no se escucha nadie dentro, nadie habla, nadie se mueve”, y el avieso espíritu del perverso duende de la nada salta por todas partes, se desliza entre los armarios y los escritorios, asoma su faz detrás por las ventanas, deja su vaho en los cristales y escribe palabrotas, frías imprecaciones con su dedo inmaterial, tiembla ante el movimiento de los expedientes, de los cantábricos abismos oficiales, de las paredes levantadas con temor al críptico verbo de los agentes de los espacios de materia inerte. “Nadie responde a nada en ningún lugar. Todas las puertas permanecen cerradas. Llevo tiempo de buscar quien me atienda pero no obtengo respuesta. Voy hacia todas las ventanillas, los despachos, los burós y nadie está en su lugar”. Niebla, murallas, portones, pasillos, escaleras, ascensores, oficinas. El mundo desdibujado por las medidas incumplidas, por los ángulos en lo alto de paredes y en el punto inferior donde transitan las cucarachas y husmean los ratones. La mudez de los retratos, la quietud impertérrita de las banderas, de los estandartes. El soliloquio de las ventanas cerradas, el murmullo de la madera de los estantes, el grito apagado de los ordenadores adormecidos debajo de cilindros sin luz. Puede sentir la brisa provocada por los geniecillos que recorren los pasadizos y se ríen como hienas, puede casi percibir el roce de los títeres constreñidos por el odio contra los vivientes, el golpe de las olas del cansancio, el aleteo de los pájaros petrificados sobre las dunas del anonimato. Todo está diseñado para asumir el complejo formato de la inconsecuencia, de la falta de método, del ausente campo de desperdicios. Ridículamente, los Cristos clavados a paredes cuarteadas, con las miradas impertinentemente puestas en los abismos entre los senos de las secretarias, iluminados por los párpados pintados de azul. “Ni siquiera hay una oficina de información donde me puedan asesorar”. El tiempo pasa, se arrastra como un perro herido en la calle. El vuelo de un manto, oculta los rostros de las nulas cifras, de los reflejos ambarinos sobre los relojes y las manos que se acercan con quietud y elegancia para describir su perímetro, para acribillar de huellas el triste mecanismo del tiempo. No hay tribunales, no hay jueces más que para la propia desesperación. No hay dónde descubrir la marisma donde se agotan los esfuerzos de los palmípedos y los líquenes, de los batracios y los microorganismos secretos de la violencia. “Pronto serán las cuatro y nadie me ha atendido, nadie me da una indicación favorable para desarrollar mi diligencia. ¿Acaso aquí se definen los intereses nacionales, las cuestiones del Estado?”. Y comienza a circular entre las nubes, afuera, en el perturbado mundo de las cosas materiales, de las singularidades de la substancia y los elementos, el gusano de la noche, el virus de las sombras y la nocturnidad. Se aproxima con lentitud de enajenado, con la gravedad de la ausencia, muerde primero las nubes, los retazos de cielo donde no hay pájaros, las cimas de las colinas y los cerros, las copas de los árboles, desciende con su apetito voraz por las cortezas, se desliza sobre las piedras, la hierba, se eleva en contubernio con el rocío y se eleva otra vez para lamer las paredes, las murallas, las ventanas de los edificios, las cosas movibles, la tierra toda. “Se termina el turno y no he podido adelantar nada. Otro día perdido, otra jornada inútil sin resultados. Puertas cerradas, despachos vacíos, oficinas solitarias, funcionarios ausentes, voces de fantasmas, movimientos de folios por el viento, invisible como la muerte, alejado como la alegría”. No hay otro sendero. Se agotan todos los esfuerzos. El murmullo, las puertas abiertas de par en par, los pasos contundentes sobre el maderamen, sobre las baldosas. Hacia las líneas del final del día hay puntos diminutos desapareciendo entre las cortinas de la tarde. La noche amenaza, la oscuridad, el pensamiento de las fastidiadas gárgolas en el perímetro de las plazas, las escafandras dejadas sobre los bancos, la pluma suelta en el intersticio de una grieta en la tierra. ** Roderick Guzmán Meza rguzman78@hotmail.com Periodista, poeta y escritor panameño (Panamá, 1957). Ha escrito obras como Herejías, Blasfemias y otras maldiciones, El loco, El asesinato de Borges, El clon, Ejecución de Judas, Genocidio, El padrastro y El fusilamiento, entre otras. Actualmente, es analista de mercados de una institución estatal. === Tres poemas Paz Díez Taboada ===================================== *** Coleccionista Hay quien rebusca por los vertederos cartones, zapatillas y paraguas, quien recoge del suelo colillas y botones y quienes se abalanzan sobre la plata sucia del pescado y los tomates que en la acera sangran. Hay quien se sienta junto a los visillos que tamizan la luz de la ventana y sobre la camilla abre, risueño, aquel álbum de sellos de su infancia. Existe la avidez de los que encierran en una misteriosa negra caja monedas herrumbrosas y vencidas. Y los que ordenan, con mirada cándida, los ceniceros sobre las repisas y en las mesitas bajas. Hay quienes coleccionan billetes de autobús, los envoltorios del azúcar blanca, posavasos manchados de cerveza, las ya inservibles llaves de la casa, carteritas y cajas de cerillas, y las postales. Voces de nostalgia. Yo colecciono nieblas, olvidos y fantasmas dentro de los floreros, en los libros de amarillentas páginas, detrás de los paisajes del pasillo, dormidos entre fotos como sábanas, en el armario junto a la colonia y en los estantes de la ropa blanca. Olvidos archivados por orden de dolor, enmadejadas nieblas y fantasmas que taponan las grietas y rendijas por donde afloran viejos afanes de venganza; que tapizan rincones donde alienta el rencor; que se deslizan ante las ventanas para evitar el eco y que no atruene el grito de mi rabia. *** Bar blues Bárbaro bar. La barra es la barrera. Sobre los sucios cercos aguanosos los vasos chapotean. Resbalan manos, gestos y paraguas. Los zapatos ajados pisotean cáscaras, servilletas y palillos con torpe indiferencia. Desde el rincón más tibio, la más turbia mirada nos acecha. Las voces se disputan el camino y en la pared se estrella, sobre el cristal de un cuadro renegrido, la risa que restalla. Tintinea el hielo reclamando las alturas. El humo se congela como una estola gris sobre los hombros que se entrechocan. Vuelan palabras que han perdido el rumbo. Olores como garras se encrespan y arañan la sonrisa del cansancio, desdibujado a/penas. La lágrima se anuncia, frente al humo estalla y se despeña, cae al vaso y el labio la recoge. Salobre, la marea fluye y crece. Y la mano, que tiembla y que chorrea, se alza, serpenteante y desasida, y clava su rejón en la barrera. *** Invitación al viaje Acompáñame, ven. Por el camino encontraremos perros y cristales, semáforos en rojo y cerradas las verjas de los jardines secos donde la arena ahoga los linderos bordados de flores humilladas. Pero no importa. Ven. Encontraremos rostros adustos, dientes como garras, violentos gestos y feroces gritos... Con manotazos bruscos tratarán de alcanzarnos. Pero, juntos, tú y yo seguiremos la ruta, sonrosada y alegre, que no marcan los mapas sobre el gris del asfalto. A cada instante nos propondrá el deseo un alto vuelo. Acompáñame, ven. Te invito a un largo viaje contra el viento, sin coche ni maletas. Dejaremos atrás placeres preceptivos y a tanto triunfador con las cartas marcadas. Buscaremos el norte. Buscaremos un alto bosque frondoso y el rumor marino. Y, cercana la hora del silencio, cuando el sol se derrama como un ámbar y encierra en su cristal rocas y espumas, brindaremos, alegres, con la mirada absorta ante la inmensidad del mar y del olvido. ** Paz Díez Taboada pazdiez@mi.madritel.es Escritora española (Vigo, Pontevedra). Reside en Madrid. Licenciada en filología románica y doctora en hispánica, es profesora de lengua y literatura españolas de enseñanza universitaria. Además de artículos, estudios y otros trabajos, ha editado a Gil y Carrasco, Bécquer y Valle-Inclán, entre otros. Con su marido, Miguel Díez R. (http://www.letralia.com/firmas/diezrmiguel.htm), es autora de Literatura española. Textos, crítica y relaciones (2 vols., Alhambra, 1981 y 1984), Antología de la poesía española del siglo XX (Istmo, 1993), La memoria de los cuentos. Un viaje por los cuentos populares del mundo (Espasa-Calpe, 1998) y Antología comentada de la poesía lírica española (Cátedra, 2005). Ha publicado los poemarios Voces tomadas (1990), El fuego oscuro (1991 y 1993), El curso de la sombra (1994 y 1997), Rumor de vida (1996), Lucerna (1998) y Caída libre (2003). === Velas rojas Patricia del Pilar Garfias Cáceres =================== La televisión no es más que una caja emisora de miles de frecuencias con información inútil y ruidosa, lo confirmo mirando uno de esos aparatos que han colocado en esta sala de espera. Me parece más interesante observar el constante ir y venir de la gente, comprobando que a pesar de encuentros y despedidas emotivas el interior de este aeropuerto contagia un frío mayor que el de la calle. Confundida entre tantos rostros desiguales, pies, murmullos, siento como si las personas que llegan y se van pudieran ver a través de mí. Por eso prefiero escapar de pequeñas conglomeraciones de personas y sentarme en uno de estos banquillos de concreto que han colocado a las afueras. A unos pasos de distancia una mujer y sus hijos me miran de reojo, mientras juegan con las manos tarareando cancioncillas. Han transcurrido tres cigarrillos desde que llegué. La mujer sentada a mi derecha ha ordenado a sus hijos no mirarme tanto, debo ser un mal ejemplo, con eso de las campañas antitabaco, sólo a mí se me ocurre fumar incansable frente a ellos. Imagino que inundo sus rostros de un gris amargo y pesado, mientras escupo el humo con saña. Esa noche había preparado un guiso a medias elegante y para terminar el cuadro incluí vino y un par de velas, a imitación perfecta de lo que tantas emisiones de TV y revistas me habían enseñado, todo con el fin de entender por fin tus manos, y me inventaba una serie de rituales destinados a convertir en hogar una casa, un par de muebles incómodos y una cama. Agregarle normas a la forma de entregarse. —¿Vas a tirarlo todo? —te pregunté, y golpeé tan fuerte como pude hacia la nada, hacia tu rostro y dejé caer mis puños sobre la mesa, para mirar cómo desaparecías, justo como tantas veces lo había imaginado. Finalmente las velas terminaron por romper su frágil equilibrio dejándome a oscuras y en silencio. No me sorprende ser la única que ha venido a recibirte, nunca te ocupaste de hacer amistades, atropellando de pasada hasta las mías. Mirábamos como hipnotizados la pantalla de televisión, que hacía las veces de animador en la casa, de no haber sido por esto, nada nos habría salvado de un escandaloso e insoportable silencio. —Sólo estamos tú y yo —y te creía. Aceptaba tu abrazo como un refugio del mundo y de esa niña que aún hoy me persigue gritando tu nombre. Te me figurabas un oasis en medio de tanta gente, cada día más extraña, tan obstinada en apariencias, en modos y usos, de toda esa gente que anda por ahí con la mirada baja como de quien se ha extraviado. Yo también estaba extraviada. Que España está muy bien, que la forma de pensar es diferente, que hay más libertad. Tendría que haberte dicho que los planes e historias que me contaste estaban de más, tendría que haberte confesado de todas las ocasiones en las que me vi caminando sola por las calles bajo una lluvia cálida y suave y no tenía miedo, mientras desaparecías entre esa misma lluvia, sin embargo, tus noticias me llenaron de una irreparable expectativa durante tantos años; que aún tuve la gracia de contestar correos ocasionales, donde recordaba lo mucho que hacías falta. —Algo de mí está contigo siempre —y te miré sin contestar. De ahí mi fe en la presencia del otro tú, ese que me hace sentir culpable de amanecer acompañada y que realiza constantes y perceptibles movimientos en la habitación que compartíamos, de otro modo tendría que asumir que las cosas tienen propia decisión en cuanto a dónde ubicarse. Estoy segura de que se trata de ti que viajas en algún estado etérico de esos a los que se llega cuando se duerme y sin que uno se percate, y estás aquí callado, perturbándome con tanto silencio de ti, mientras suena el teléfono, la televisión se enciende y cada sonido de esta casa sella tu nombre en las paredes. La mujer a mi derecha ha terminado por llevarse a los pequeños al interior del aeropuerto, donde los niños reciben con abrazos a un padre que se mueve nervioso y no se atreve a mirar a la esposa. Ella permanece unos pasos atrás, lo ha visto llegar de la mano de una jovencita que los observa apenada a unos metros de distancia. Divertida observo la escena y enciendo otro cigarrillo. La obligación de besarse ante los amigos, compartir horarios, cama y lo que pensábamos era necesario, todo formaba parte de un repertorio impuesto en algún momento que habíamos olvidado, pero amanecer dándonos la espalda era mejor que la incertidumbre de encontrarnos solos. ¿Que para cuándo?, ¿cómo era posible?, nuestros padres insistían sin mayor éxito con estas preguntas, para conducirnos a un posible matrimonio o alguna otra costumbre de esas que lo comprometen a uno con todos menos consigo mismo. ¿Por qué se empeñan en hacernos repetir sus errores? Tiro el cigarrillo y entro a la sala de espera. De verdad hace frío. Según la última noticia en altavoz y pantalla tú y tus maletas aparecerán acompañando tus probables nuevas canas en cualquier momento. Finalmente desandarás el camino que aprendí de memoria y luego te irás de nuevo. Trataré de leer en cada línea de tu rostro las historias que omitiste cuando al fin te mire y apenas sonrías por verme. ** Patricia del Pilar Garfias Cáceres patricia_garfias@yahoo.com.mx Escritora mexicana (Mérida, Yucatán, 1985). Estudia la licenciatura en derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán (Audy, http://www.uady.mx). Forma parte del Centro Yucateco de Escritores A. C. y es co-coordinadora de La Catarsis Literaria El Drenaje. Actualmente se desempeña como supervisora del programa Salas de Lectura en Yucatán y es promotora de la lectura en el estado. Ha publicado textos en revistas y suplementos de literatura estatales, nacionales e internacionales como las revistas Navegaciones Zur, Registro y el Suplemento Cultural Arena del periódico Excelsior. Ha participado en diversos encuentros de escritores nacionales e internacionales. Fue becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Yucatán (Foecay) en su edición 2005 en la categoría de jóvenes creadores en el género de cuento. Textos suyos han sido incluidos en obras como La otredad (coedición de ICY, Cripil y CYE A.C., 2006), Voces en el laberinto, Novísimos escritores de Yucatán (ICY, 2006), en edición, y en la antología Cuentos del Caribe II. === Poemas Eleazar Morín ============================================= *** Sentimiento un fuego Di lo que tengas que decir, En silencio, Que tu mirada de furia me consuma, Termina de una vez con mi corazón de cartón, Salta con manos metálicas Vamos a estrellarnos de realidad de fuego, Ya se agotó nuestra dulzura, Se mudó de calle y cuerpo No llores Ya tenemos demasiadas lágrimas Dejemos todo en silencio para el tiempo tenaz Vuela hacia las margaritas mariposa. *** Claveles de fuego Ya los pájaros no son lo mismo, Ni el sol en la rivera, Camino antaño de tus ojos. Las calles se fueron, En su barca de colores, Dejando un rutilante clavel, Clavado en tus ojos. Ni resucitar diez veces, Para llevarme todo, Y no olvidarte, Sólo seguir comiendo entre tus manos. Amasando el pan del mañana, Aún volteo en las esquinas, En la tarde del mundo, Caminando cuesta abajo. *** El Abuelo Ahí te vas en bruces, Con la guadaña en la mano, Pasajero indómito. Estás solo en tu cielo de piedras, Luchando por que se te oiga, Por ser de nuevo un compañero. Ausente en tu cueva de lágrimas, Te resistes a no ser, A no rendirte, Compañero de la hora última. *** En las afueras Habrá perros congelados Hoy por de noche En las afueras Colgará un condenado Halado a un coche Ocurrirá en las afueras. Y tú silente Abrazada a mi brazo En el eje de tu mundo Pero todos corren afuera. *** No olvides No olvides que te espero Con los brazos colgados del horizonte Con el pan de la mañana Y el hastiamiento de algunos días No olvides que estoy aquí Con el viento norte Hará algunos años Quizás te sorprenda Que no llame a tu puerta Pero aún recorres mis ojos No olvides Aunque pierdas la memoria En la hondura de otros ojos. I Hagamos como si recién te hubieras ido Y como si ya estuvieras por regresar De comprar el pan, de devolver una película o del supermercado. Como si no fuera domingo y no tuviera Cinco agujeros en el pecho Hagamos como si los mensajes del contestador fueran tuyos y tu voz no [titubeara en ellos, Como si esto no hubiera sido escrito ni sentido. Hagamos como si anoche el viento no hubiera causado estragos En las terrazas de las casas familiares Y como si la tristeza no fuera un monstruo de dos cabezas Sentado al pie de la cama Que se iría al verte llegar De comprar el pan, de devolver una película o del supermercado. II Yo di algunas vueltas Me perdí en algunos libros Oí algunas canciones Pensé en todos los riesgos Construí todas las hipótesis Y todo se destruyó al instante. Jugué con todas las variables Y no dan números redondos Y la única que tengo. Teniendo en cuenta las vueltas, los libros, las canciones, los riesgos [hipotéticos y variables. Es que quiero estar contigo Y no dar más vueltas. ** Eleazar Morín eleazarmorincaracas@yahoo.com Poeta venezolano (San Félix, Bolívar, 1974). Es abogado de profesión. === Una mosca que no deja dormir (extractos) Carlos de la Hoz Albor == *** Manuel Cobo, escritor de ficciones breves Manuel Cobo, escritor de ficciones breves, baja de su buhardilla para comprar cigarros en la tienda de la esquina. Como sólo piensa estar afuera unos pocos minutos, no juzga necesario cerrar la ventana. La tarde es fresca, apacible, sin ruidos que perturben su trabajo, y Cobo piensa que cuando regrese podrá terminar por fin esa historia en la que trabaja desde hace un par de semanas. En verdad, resta poco: ajustar apenas unas cuantas palabras a las que no le encuentra fuerza y decidirse sobre colocar una que otra coma, detalles que él suele sortear sin dificultad. La certeza de que esta vez también podrá hacerlo cuando regrese, tiene feliz a Cobo, quien en este momento baja los escalones de uno en uno y con una sonrisa de satisfacción. Pero durante su ausencia una repentina ventolera penetra por la ventana en la pequeña estancia y levanta de la mesa las hojas de papel, el bolígrafo de tinta negra, el lápiz, el borrador y hasta el pequeño diccionario de latín que Cobo guarda con celo desde su juventud. He aquí lo que, en un pausado pero doloroso inventario, alcanzan a ver los ojos asombrados de este escritor de ficciones breves una vez abre la puerta de su buhardilla: en un rincón de la sala, el rostro melancólico del personaje de su historia, más allá, cerca al cajón de sus queridos discos, la palabra consuelo, debajo de una silla el verbo recordar, y en la maceta de la incipiente planta de anturio, revuelta con la tierra mojada, solitaria y como aterida, la sílaba tras. Desperdigados por el suelo, también una miríada de pequeños fragmentos de palabras, letras y signos útiles para la escritura. Cobo es un escritor serio, pero no es un hombre que se deje afectar con facilidad por aquello que es trascendental apenas en apariencia. Así que, después de reponerse de la perplejidad en que por unos momentos lo tuvo sumido aquella contemplación, se agacha y comienza a recoger los retazos de su historia y a ponerlos con extremo cuidado sobre la mesa vacía de objetos. Ejecuta esa tarea con lentitud, con meticuloso cuidado. Sus manos tiemblan, pero no vaya a pensar el lector que es a causa de los nervios o de la expectación por rearmar su historia. No: Cobo es un bebedor empedernido, y para colmo de males, se alimenta y duerme mal. Tal vez por eso ha tardado tanto en darle siquiera forma a la primera línea de su cuento. Ha intentado en una, en dos y tres oportunidades, pero las palabras siguen sin alcanzar el orden que él les había terminado de dar hace apenas unos momentos, antes de que bajara a buscar cigarros a la tienda de la esquina. Pasado un tiempo vano, se da cuenta, entonces, de que es una tarea prácticamente imposible, pues son en verdad innumerables los fragmentos regados acá y allá. Sonríe con desencanto, se lleva las manos a la cabeza y piensa que en otras circunstancias hubiera tenido que escuchar la sostenida perorata de su mujer, que es una obsesa del orden y la limpieza. Pero ella no se encuentra allí, y Cobo, resignado ya a que tendrá que volver a sentarse y a comenzar la historia de nuevo, de una fuerte manotada en la mesa hace caer lo que hasta ahora había conseguido levantar del suelo. Finalmente, mientras se procura los elementos necesarios para recoger el rimero de palabras —que se ha mezclado con hojas secas, colillas y cabellos de su mujer— y tirarlo al bote de la basura, Cobo piensa con nostalgia en ese personaje de ojos tristes que, abandonado en el rincón de la sala, parecía implorarle que le permitiera llegar con vida al final de la historia. *** Final para una conocida historia de amor A Rubén Blades, por supuesto El trompetista de la vecindad sigue viviendo en un cuarto chiquito, con muy pocos muebles. Pero ahora está viejo, triste, lleno de melancolía y terriblemente solo, pues Ligia Helena, la cándida niña de la sociedad con la que un día se fugó (como lo hacen los personajes de las grandes historias de amor), murió al poco tiempo a causa de una innombrable enfermedad, sin que el afán de su padre por buscarla ni los lamentos de su madre preguntándose en dónde habían fallado hubieran cesado ni un solo instante. Amargamente se escurren los días en aquel cuartito, mientras él yace postrado en una herrumbrosa y chirriante cama, en un estado de decrepitud tan lamentable que sería iluso de su parte esperar que una sola de sus notas (la más sublime, digamos) logre despertar algún suspiro de amor, siquiera en la más ingenua de las niñas que habitan las mansiones lujosas de la sociedad. Aun así, él es el héroe de esta historia. *** El lector Los dioses tejen desdichas para que a las futuras generaciones no les falte algo que cantar. Homero, La Odisea, canto VII. Sucedió el otro día a un minucioso lector de periódicos esto que me dispongo a relatar, y que quizás, si se le medita bien, se salve de ir a dar en el saco roto de la intrascendencia. Dicho sujeto había estado hojeando sin entusiasmo las páginas de un vespertino local, cuando de pronto halló —oculto entre las noticias de interés general— un titular que le llamó la atención sobremanera, en el que concentró la mirada y que al cabo le dejaría un motivo para reflexionar: “Turbamulta toma por asalto casa de un escritor”. Los detalles de la noticia informaban de una enfurecida multitud que, tras derribar puertas y ventanas, llegó al modesto cuarto que servía de habitación al autor (el nombre de éste no se revela; el redactor se limita tan solo a decir que se trata de un “desconocido escritor de cuentos fantásticos”) y, procediendo con inexplicable saña, ante los rostros atónitos de algunos testigos, prendió fuego a cuanto encontró. Después, de la misma manera intempestiva como había llegado, la turbamulta abandonó el lugar dejándolo reducido a cenizas y envuelto en una sombría atmósfera de desolación. Cerrando el diario, el lector de periódicos comenzó a cavilar: “Ah, de modo que es un escritor. Como Stevenson tal vez, de quien leí la otra vez que creyó siempre que, mientras dormía, unos duendes le ‘dictaban’ sus historias. Me pregunto: ¿con cuánta vehemencia no habría quizás anhelado que, de súbito, algún terrible hecho sacudiera los cimientos de su vida?, ¿cuántos serán los días en la espera inútil de ese oscuro suceso, alimento para la obra que le mantiene a merced de la vigilia? Y he aquí que el destino se muestra generoso y le ofrece uno. La Providencia, de la que suele renegar, pues le hace vivir en medio de la más insufrible monotonía, ésa a la que, entre improperios, ha llamado ‘fastidiosa dama’, mueve de manera tal sus hilos que le convierte a él mismo en objeto de su probable fabulación”. El lector recuerda ahora que la imagen de un escritor que ve arder su casa en llamas no tiene antecedentes en las letras, o por lo menos él no conoce ninguno. Y puesto que no es perspicacia ni lucidez lo que le falta, concluye feliz: “Habrá que esperar que el espíritu de este autor merezca en verdad esta dádiva del destino y que, en lugar de sentarse a escribir, no empiece a lamentar su suerte, a llorar amargamente el dolor de ser un hombre sin fortuna”. Dobla el diario y lo pone sobre la mesa, al tiempo que comienza a tararear una festiva melodía y, sintiéndose ingrávido, va de un extremo a otro de la estancia. Su corazón es una campana que tañe de alegría ante la certeza de haber sido partícipe de esta revelación. Y con una sonrisa y la mano quemada comienza a escribir. *** Breve historia Hay un hombre sentado en la esquina. Ha permanecido allí durante horas y horas. Nadie advierte, al pasar, su cuerpo recogido en la esquina. Tal parece que a él eso es lo que menos le importa: no reclama una mirada, no pronuncia una sola palabra, no tiende la mano. Simplemente sigue allí, impasible, y hasta se diría que sin ver, sin oír. Poco a poco el hombre se fue sumando al paisaje de la esquina. Ahora apenas se nota. No hay un gesto de asombro, no hay sorpresa entre los transeúntes. Es como si la esquina, con sus paredes manchadas por el tiempo, hubiera concertado con él hacerle parte suya. En adelante, este punto del vasto universo sólo existirá con el hombre. Si se levantara, si diera unos cuantos pasos y se perdiera por la primera calle, echaríamos de menos su presencia, comenzaríamos a preguntar en seguida hacia dónde ha marchado. Pero no hay aquí lugar para los sobresaltos: su figura sigue allí, como agregada a la porción de oscuridad que con lentitud empieza a tomarse la esquina. No hay sufrimiento, no hay dolor ni angustia en él. Ninguna razón que nos mueva a acercarnos, menos a afligirnos. Nada que nos obligue a bajar la voz, ninguna pena que importunar. Ni siquiera deja un resquicio para que finjamos piedad. Sólo hay un hombre sentado en la esquina. Eso es todo. Estos cuentos forman parte de Una mosca que no deja dormir, libro inédito que reúne 23 piezas. ** Carlos de la Hoz Albor cdelahozalbor@hotmail.com Escritor colombiano (Barranquilla, 1966). Educador en la asignatura de lengua castellana. Ha coordinado talleres literarios y dirige la revista-taller Luna y Sol, de Barranquilla. === Poemas Adriana Lamela ============================================ *** Nudosidad Desato las tormentas paridas en mi boca; yo desato mi ego arranco truenos los bastardos supuro nostalgias. Y entretanto todo se desata; desgarrados los labios palidecen. Sopla el viento en la sangre la razón el misterio las hojas el invierno los papeles ajados cartográficas huellas atadas las manos del senescente Atlas. Tanto círculo roto estalla en paralelas; ahora es un grito atrincherado en la garganta. Desato la paz de los zorzales / un pentagrama de cuerdas vocales doloridas en inmóvil suspenso. Parte a parte el tiempo trapecios silenciosos se acoplan a mi boca. Muda desato fronteras / y muda observo aquella sombra la que era yo /entonces anudada a mi ego. *** (Geo)ausencia “Mi soledad es todo cuanto tengo de ti. Aúlla con tu voz en todos los rincones...”. Olga Orozco Puedo oírlo; un planisferio de voces Me hablan los meridianos. Los paralelos me lloran Extensiones de piel —orilladas de sal— Blanco grises ocres verdes tan sola y tus dedos que despeinan la noche —Huellas— avanzo las bardas y el viento nostalgia Me duele al oeste tu silencio Y amanecen mi sonrisa tus sabores otoñales y el alma —me saliva— de anhelarte *** ...Alucinar Sapos de un cuento extranjero Croac... croac croaban en los suburbios. Húmedos sueños se retuercen infantiles; de piedra en piedra y a las estrellas. Sapos exiliados Se robaron la noche y no pude con ellos. Mullido batracio la almohada; príncipe verdes azul pies. Llueven estrellas hadas torrenciales, Amanece y no pude con ellos. *** ...no hay caricias Milonga en los rosales, demoradas espinas entre los ojos búhos, rompen el grueso instante en que demoras la muerte. Dicen las sombras del crepúsculo que sólo cuervos hay entre la fronda verde de tus manos. Y cada trozo de mis entrañas se estremece al oírte suspirar bajo la tierra que cubre tu recuerdo. Hazme un favor: despídete del viento. No hay caricias; sólo bordes afilados en mi boca. *** ...de mutaciones y agonías Se quedaron dormidos debajo de una lengua proscripta. Mutaron en suspiros huérfanos, sobre labios inhóspitos, aterrados e inmóviles. Incrédulos. Se abrazaron al silencio cavernoso, como almas platónicas en pena. Pétreo manojo de sombras suicidas suplicando la humedad de una boca. Inútiles. Apenas una mueca reseca de ausencias a orillas de un mar muerto. Muerde el tiempo con restos de saliva las agrietadas comisuras y agonizan... Esos besos que no, besos sin besos. *** ...Recuento De jazmines vacía; inflada de bastas apenas sostenida de una garúa antigua. Cenizas violetas la circundan. Anima tan desterrada en los subsuelos que ya ningún silencio ha de nombrarla; infinita nostalgia de las horas cenicienta dormida en el ocaso. La toco la desnudo —soy yo— soy de mí o apenas lo que queda. ...fragilidad Memoria Oscura regresión; Persistente impreciso tiempo desandando los horarios pájaros en vuelos que construyen ilusiones y destruyen los frágiles espacios temporales. Eres sombra / ¿vas o vienes? / aconteces... Fluyes intensa y dibujas grises y te derramas circular exacta / inasible memoria *** ...sentencia A vos yo en un poema te poseo Vuelo, desde ahora en un fragmento de tiempo. Vuelo hasta darme toda en un poema yo a vos ** Adriana Lamela lameladriana@gmail.com Escritora argentina (Neuquén Capital, 1961). Trabaja como secretaria técnica en una oficina del Estado provincial. Ha participado en el taller literario en línea de Laura Calvo (Bariloche, 1998) y en el taller literario presencial de la Dirección de Cultura de Neuquén, a cargo de Roberto Giglione (1999-2000). Ha obtenido mención especial en el V Concurso de Poesía y Cuento del Río de la Plata, en Buenos Aires (1998) y varios trabajos suyos han sido premiados en juegos florales realizados en la provincia de Neuquén, como el Primer Premio en cuento y Primer Premio en Poesía y los Juegos Florales de Verano en la Ciudad de Centenario (1999). Un poema suyo fue escogido para la muestra internacional de poetas editada en 2005 por Editorial Dunken (Buenos Aires). === Cetrería Yolanda Ramírez Michel ================================== ...habitantes del infinito, espectros sempiternos que por un instante sueñan que es posible morir... Era casi madrugada. Seguía lloviendo, sin embargo, después de tronar largamente, los relámpagos dormían rendidos. Ella salió de su casa. Cerró con sigilo la puerta, la mano izquierda le colgaba exangüe, como un calcetín del tendedero. Bajó las tres gradas con grandes esfuerzos. Aspiró hondo. La calle lucía desierta, las casas oscuras. Sólo los faroles, con su luz quieta, ofrecían un camino entre la tiniebla. La tormenta había concluido unos momentos antes su bravuconería; un ronquido satisfecho de gotas vastas impregnaba el aire. A lo lejos un auto lanzó a la acera suspiros de agua. El trayecto hasta la avenida resultaba largo en sus condiciones. Sólo cinco cuadras para encontrar un taxi, sólo cinco —pensaba. Sus pasos eran lentos, arrastrados, pesados. Uno de sus ojos insistía en cerrarse y con el otro veía borroso. La cadera le lastimaba cada vez más. Aún faltan tres cuadras... Pensó que por la avenida seguramente pasaría un taxi. Ojalá no tarde. No pudo llamar desde casa para pedir ayuda, el teléfono quedó inservible cuando él lo estrelló contra el suelo (además no hubiera molestado a nadie a esas horas). ¡Ya casi llego! El semáforo la miró con uno de sus ojos de fuego, a sólo una cuadra de distancia, pero nadie aparcaba en el crucero. ¡Si al menos la cadera no me doliera tanto! La última calle parecía más larga, estirándose conforme avanzaba. A cada paso sentía estar subiendo una colina, cargada con un costal lleno de granadas maduras. ¿Por qué granadas?, ¿tal vez porque en ese momento recordó a su padre? Su padre era cetrero, y le gustaban las granadas... y comía la carne casi cruda. Solamente media cuadra, ¡aguanta! Una rodilla punzaba insistentemente negándose a continuar, el dolor era tan agudo que no pudo más y se desplomó. Con la mano que aún podía mover evitó estrellarse por completo en la acera. Sus uñas arañaron el brillo del suelo. Quedó tendida cual horizonte quieto sobre el asfalto. El semáforo en la avenida guiñó en tres colores diferentes sus esferas brillantes, y nadie pasó por el crucero. La calle seguía durmiendo, la lluvia a ratos tupía el aire como una cortina brillante y fría silbando promesas a los árboles. Miró entre brumas el cielo oscuro. Deseó quedarse ahí para siempre... Hizo un último esfuerzo para incorporarse. En la parada del camión había una banca, ahí podría descansar mientras aparecía un taxi. Se dirigió a la banca, tambaleante, y se derrumbó sobre ella con un profundo suspiro. Otra vez recordó a su padre; la hacienda de Tepatitlán, la soledad... En el centro de aquella casona había un gran patio, flanqueado por macetas de colores que reflejaban el sol en minúsculos restos de arco iris y lo estrellaban en el muro a ciertas horas. Una casa demasiado grande para ellos. Su madre se había ido cuando ella cumplió dos años y quedó al cuidado de una tía solterona. Su padre hablaba poco con ellas, y ellas, entre sí, casi nada. Lo recordaba en el comedor, comiendo granadas, enjugando de su boca la sangre de la fruta con una servilleta blanca que luego la tía debía tallar y hundir en sustancias jabonosas durante mucho tiempo. Sentía el suéter púrpura gélido y pesado. Dos luces se acercaban y pensó en las estrellas. Olía a frío la lluvia, ¡si al menos la cadera..! ¡ah! Las estrellas pasaron de largo y sintió el rasguño del agua en las piernas. ¡Qué sueño, qué dolor! ¡Dios mío! Debí despertar a la vecina. ¡Maldición!, qué manía la mía de no querer molestar gente. ¡Otro par de estrellas! Tal vez... Levantó el brazo sano para hacerse notar. El auto se detuvo. Pero cuando el joven conductor bajó la ventanilla y la vio, arrancó patinando las llantas. ¿Qué hora sería? No podía regresar y pedir ayuda a algún conocido, las cinco cuadras eran ya un abismo. El holán de su vestido comenzó a agitarse con el viento que despertaba de una corta tregua; heladas bocanadas de aire acometieron contra ella. Un largo mechón espeso y escarlata azotó su mejilla, cerró los ojos y se tragó las lágrimas En el patio de la hacienda, si recordaba bien, también había una banca; su padre la colocó al lado del corral, un corral pequeño y descuidado; dos grandes mallas de alambre cubrían los extremos y albergaban a varias gallinas. Ella disfrutaba intensamente entrar ahí y acariciar las crestas carnosas de sus aves. Cuidaba sus huevos, les daba puntualmente los granos de maíz, y cerraba muy bien la puerta de enrejados retorcidos para que no las molestara el perro, un galgo pequeño que acompañaba a su padre a las cacerías. Su recámara estaba muy cerca del gallinero. Por las noches la confortaban los serenos crujidos de la paja y las plumas. Su padre siempre daba órdenes a la tía y al mozo a la hora de comer. Se sentaba en la cabecera y comía en abundancia, abriendo mucho la boca al masticar. El alimento se convertía en retorcida argamasa de colores dentro de sus dientes y algunas veces brotaba a través de aquel borbotón de mandados. En una ocasión cayó sobre ella, en su mejilla, un trozo de carne, y no atinó a quitárselo por temor a molestarlo. La tía le limpió el rostro mientras él seguía dando órdenes. Un día, su padre amaneció especialmente excitado, había encargado un azor para la halconería. Sus amigos traían a casa toda clase de aves de presa para que él las adiestrara, era un experto. Los domingos salían desde temprano con el perro y ella se quedaba sola, porque después de misa su tía iba con unas amigas y regresaba al terminar la tarde. Sólo los cacareos acompañaban su solitaria existencia... Escuchó el rumor de un motor y abrió los ojos, pero apenas con uno de ellos alcanzó a percibir las luces. Sí, un auto se acercaba lentamente. Sobre el techo un fulgor tricolor centelleaba. Después de lo que pareció una eternidad al fin el auto se detuvo frente a ella. Bajaron de la patrulla dos policías y la ayudaron a levantarse. Señora, ¿qué le sucedió? Al sentir que los brazos de los uniformados la sostenían, torció el cuello y se fugó a la inconciencia. Una enfermera la recibió en la sala de urgencias. Los policías quedaron afuera en espera de tomarle una declaración. El estado de esta mujer es crítico, dijo un médico, llévenla al quirófano. El enorme azor era un ave majestuosa de alas cortas y redondeadas, ojos amarillos y mortales garras. Medía cerca del medio metro de altura y su color gris acerado evocaba oscuridad. Llegó dentro de una jaula sujeta con cinchas a la espalda del jaulero. Su padre se puso un guante de grueso cuero en la mano izquierda y una máscara protectora para sacarlo. Ella lo observaba con precaución detrás de un pilar del patio, sentía que en cualquier momento se precipitaría sobre ella si sus abismales ojos la descubrían. Las gallinas se agitaron en el corral al percibir la llegada del halcón. La tía se santiguó ante el demonio alado. Su padre se mostraba orgulloso y contento. En el patio, junto a las macetas de colores, instalaron una enorme piedra a la cual quedó sujeto por una cuerda anudada en una de sus patas. Su padre les advirtió que era peligroso, y lo dijo con una sonrisa satisfecha. Desde ese día el gallinero se encerró en un alterado y terco silencio que ella compartió. Por las noches, cuando todos dormían, ella salía de su habitación rumbo al corral, caminaba de puntas, lo más retirada que podía del animal, y se quedaba a pernoctar entre las gallinas... El dolor la devolvió a la realidad, alguien limpiaba sus heridas. Uno de sus ojos permanecía cubierto por una gasa —de cualquier modo veía borroso con el otro. La enfermera movía la cabeza y fruncía el ceño mientras el doctor revisaba las puntadas de su mejilla. No podía mover el cuerpo, largos muros blancos cubrían su piel. Está despertando, dijo la enfermera al tiempo que miraba hacia los policías. No les diga nada, hasta que esté bien, la detuvo el médico. La llevaré a terapia intensiva para que se recupere antes de que ésos empiecen con sus preguntas. Aquel domingo fatal la lluvia llegó temprano, justo después que su padre regresara, contento y jactancioso, de cazar. Habían extendido sobre el patio, en el espacio techado, varias perdices y unos conejos enormes. Todos asesinados por el enorme azor. Su figura despiadada, recia, fulguraba entre aquella carnicería. En sus garras todavía quedaban restos de pelambre y plumas ensangrentadas. El anillo que tenía en una de sus patas brilló con un relámpago. El mozo ató de prisa la cuerda que salía del aro, en la pata del halcón, a la roca; quería irse con el patrón a brindar por la buena caza —debían salir antes de que el agua los obligara a quedarse. Nadie recordó que la tía, esa noche, se quedaría con una de sus amigas. Ella observaba, desde uno de los enormes ventanales, las tristes plumas esparcidas por el suelo, olvidados despojos de una batalla injusta. El halcón aleteaba y recorría en giros frenéticos el corto espacio de su prisión sin rejas. La puerta se cerró de golpe y ella se supo sola. Un relámpago tronó y el ave trató de volar. Las nubes negras y pesadas se rompían con estruendo. Como guerrero frenético, sujetado contra su voluntad, el ave aleteaba ferozmente. De repente el viento sopló con furia, azotó los tallos de los crotos alzando a su paso hojas y basura. Parecía que deseaba entrar en la casa, las puertas crujían a su empuje. Las gallinas, desde su refugio, aleteaban y cacareaban espantadas; entonces, el halcón se quedó un momento inmóvil, giró su cuello bruscamente, prestó atención, y dirigió sus ojos al gallinero. Los rayos perfilaron las blancas plumas en el fragor de la borrasca. Cuando otro relámpago, como descarga de batería poderosa, iluminó de nuevo el patio, ella miró asustada: el azor había escapado, sólo quedaba la cuerda, víbora inerte... La puerta del gallinero se mecía golpeada por ráfagas de aire, dos gallinas escapaban en loca huida con las plumas enfangadas. No lo pensó dos veces y aunque el frío escurría por su piel salió al patio, parecía un débil ángel en su delgado camisón blanco que se inflaba y desinflaba con los besos salvajes del viento. Cuando despierte pídele su nombre y los datos de algún familiar, dijo el médico a la enfermera de turno. Voy a revisar a los otros... con esta lluvia siempre hay desgracias. Entró al corral, cascarones sanguinolentos se adherían a sus pies, gallinas desgarradas agonizaban, el caos se iluminaba a cada espasmo del cielo. Algunas ya estaban muertas, otras, heridas y sucias, emitían estertores desde la paja. En una nube de polvo húmedo vio agitarse una sombra enorme. Sus ojos se clavaron en ella y sus garras soltaron el pescuezo de una enorme gallina que agitaba como electrizada las patas. Un pollo piaba fuertemente, la sangre manchaba sus plumas, los demás lo picaban excitados por el rojo que lo cubría. El inmenso halcón, en un arrebato de grandeza, quiso lanzarse sobre ella, pero al extender sus alas quedó atrapado en la malla torcida por la refriega. Al intentar liberarse, los extremos punzantes se clavaron aun más en su carne. Ella aprovechó para tomar en sus brazos los pocos huérfanos de la violenta escena. El agresor, preso en la arqueada red de alambre, se desangraba. Con giros frenéticos intentaba librar su enorme cuerpo herido. Finalmente, sus ojos extraviados se clavaron en ella. Parecía un gladiador colérico. La miró con rabia, una rabia humana, de esas que salen en las noches de copas y lluvia. La enfermera que llegó en el siguiente turno reconoció a la mujer herida que volvía en sí. Ya le había sucedido esto antes, pero no con tanto salvajismo. ¿Qué pasó señora?, ¿otra vez? Le digo que lo denuncie, al menos déjelo ya, ¡un día la va a matar! ¡No, no fue él! Fue el halcón, el azor que regresó por mí, dijo ella delirante; y se hundió nuevamente en la oscuridad. ** Yolanda Ramírez Michel yola_ramirezmichel@hotmail.com Bibliotecaria mexicana. Trabaja en el Colegio Inglés Hidalgo (http://www.cih.edu.mx), en el área de animación a la lectura, impartiendo clases de biblioteca y colaborando con la publicación de una revista bimestral de literatura. Es miembro del taller literario de Raúl Bañuelos y de la Casa de Poesía Juan Bañuelos. === Poemas Aldo Jara ================================================= *** 1. Qué palabra Qué imagen Qué verso Escrito aquí/ ahora Merece la totalidad De la hoja en blanco *** 2. ¿Para que se escribe? Para escapar de la mentira o para mentir descaradamente *** 3. Pudo haber sido la escuela de Friburgo pero el silencio no nos sentaba bien preferíamos el grito y la histeria la daga mortal de quien juega sus cartas en un circo imaginario más cerca de Benjamin que de Adorno Besándonos descaradamente con las gotas de modernidad que golpean la acera en la pulsación de la vida y la muerte Fuimos desde el inicio el curso perfecto para asegurarnos un lugar en el mausoleo de los innombrables *** 4. Busqué las huellas de tu cuerpo si por buscar entiendes: husmear los rincones de un puterío zanjar las dudas que tuve cuando nos topamos y re-topamos en el privado de Mc-Iver. Busqué si entiendes por ello indagar por la ruta de tu nombre y de tus hombres No lo hice ni lo haría si supones por ello repasar los camastros con el olor de tu sexo tropezar con tu ausencia a costa de rasgarme las rodillas ** Aldo Jara omarliter@yahoo.com Escritor chileno (Talca). Es bibliotecario de un colegio privado en la ciudad de Santiago. Textos suyos han aparecido en la revista Pluma y Pincel (1993) y en una antología poética en su ciudad. Ha realizado además labor de crítica literaria en revistas electrónicas. ||||||||||||||||||||||| EL REGRESO DEL CARACOL |||||||||||||||||||||| === Pan de oro Luisa Miñana ========================================== Novela Mira Editores (http://www.miraeditores.com) Zaragoza (España), mayo de 2006 ISBN: 84-8465-200-9 156 páginas Pan de oro es una historia contada a cuatro voces. Luis Milano, Tomás Berasátegui, María de Heredia y Miguel Sánchez se encargarán, a lo largo de centenar y medio de páginas, de relatar la vida y milagros de Pedro Milano, cada uno a su tiempo y en sus calidades de hijo, compadre, viuda e historiador, que le dan a cada uno su particular visión de los hechos, modelada por las emociones y reflexiones que la historia del personaje les inspira en relación con sus propias existencias. Milano es italiano y escultor. Con la pretensión de triunfar en su arte y de la mano del acaudalado mercader y consejero real Juan de Lacasa, llega a Zaragoza en 1518, casi a la vez que el nuevo rey Carlos I —mientras la ciudad española se adentra decididamente en el Renacimiento y en una de sus épocas más prósperas. Pronto surgirá una enconada rivalidad con Damián Forment, el imaginero predilecto de la sociedad aragonesa, que acabará por arruinarle la vida. La historia surge a retazos, el mayor de ellos contado por Berasátegui —casi dos tercios de la novela—, de todos el que por más tiempo conoció a Milano y en quien éste deposita la suerte de los suyos cuando sabe próximo el final. “Cuando la vida de uno depende de la opinión de los demás, todo en ella se torna obra de la mano de la fortuna impredecible, más aun si cabe”, dice Luis, el hijo. Y es que Pan de oro no es sólo la historia apasionante de una vida, sino también una dilatada reflexión sobre cómo nos reconocemos en los otros. No por nada el historiador Sánchez —testigo indirecto de los hechos, a medio milenio de distancia, a través de facsímiles que lee en su ordenador— declarará, hacia el final de la novela: “Yo soy Pedro Milano. Y si no lo soy, bien pudiera haberlo sido”. Publicada por Mira Editores en su colección Narrativa, Pan de oro es la primera novela de Luisa Miñana, quien deja traslucir en este título su experiencia en la investigación de historia del arte, sin perder de vista el oficio literario. De esta manera, el lenguaje de los personajes medievales se encuentra a medio camino entre las expresiones hoy naturalmente en desuso y una prosa florida y bien cuidada. Funcionaria del gobierno de Aragón, Miñana es licenciada en filosofía y letras egresada de la Universidad de Zaragoza. Ha desarrollado un extenso trabajo como parte de un equipo de investigación dedicado a la escultura aragonesa del siglo XVI, participando en más de una veintena de publicaciones, entre las que destaca El retablo aragonés del siglo XVI; estudio evolutivo de las mazonerías (1993). Además es colaboradora y coordinadora de la revista cultural digital El Cronista de la Red (http://www.aragonesasi.com/cronista). La autora ha construido su blog, Pan de Oro (http://pandeoro.blogia.com), basándose en el significado de esta expresión en la novela. |||||||||||||||||||||||||||||| EL BUZÓN ||||||||||||||||||||||||||||| === Buscando el rostro de Jorge Nunes ===================================== 14 de febrero de 2007 Buen día: La razón principal de escribirles es que deseo conseguir una fotografía actual o antigua del escritor venezolano nacido en Portugal, Jorge Nunes. Deseo incorporarlo a una página de Internet y necesito una foto suya. Conocí a Nunes hace muchísimos años, en 1969 en Inglaterra, sé que padece actualmente de esclerosis múltiple y veo que su obra es poco conocida siendo un excelente poeta y narrador, ganador incluso de uno de los certámenes del diario El Nacional. Les ruego, de ser posible, que me indiquen dónde puedo conseguir una fotografía del poeta. Se los agradeceré infinitamente. Reciban un caluroso saludo, un beso enorme para esa Venezuela tan bella y querida. María Cristina Orantes titinao@yahoo.com El Salvador ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Todo el que se haya acercado, por vía de experiencia, a la palabra poética en su sustancial interioridad sabe que ha tenido que reproducir en él la fulgurante encarnación de la palabra. No ha oído ni leído. Ha sido nutrido. Se ha sentado a una mesa. Ha compartido, en rigor, un alimento”. José Ángel Valente. De La piedra y el centro (1983). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. Si lo prefiere, puede recibirlas por correo electrónico escribiendo un mensaje a info@letralia.com, con la palabra "Condiciones" en el subject, o simplemente dando un doble click de ratón en el enlace siguiente: mailto:info@letralia.com?subject=Condiciones. ########################################################################### El alojamiento de nuestra página web en http://www.letralia.com es cortesía de Abracaadabra Network (http://www.abracaadabra.net) Letralia, Tierra de Letras, es una producción de JGJ Binaria (http://www.letralia.com/binaria) y circula para el mundo de habla hispana desde Cagua, Venezuela ########################################################################### Atentos: nuestra próxima edición circula el lunes 5 de marzo de 2007