~~~~~~~~~~~~~~~ Año XI Cagua, Venezuela Nº 163 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 7 de mayo de 2007 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “Más de 39”, Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Días de bronce. / Los blogueros proscritos. / Adriel B., | Breves digital y de papel. / Torremozas anuncia ganadoras. / | Luz de Iancilevich. / Convocatoria para antologías. / La | noche calma. / Aprender a producir libros. / Ganadores | del Mocorito. / Taller de cine. | | “Dos intensos días de fiesta en el Ateneo del Táchira”, | Material Ana Berta López. / Editorial Letralia publica Pasto de | especial perlas, de Marcos Veroes. | | Jorge Marchant Lazcano recibe el Premio Altazor. / | Noticias Cuentos por radio y televisión transmite La Librería | Mediática. / Publican textos inéditos de Octavio Paz. / | Declaración de la Independencia de Venezuela es | recordada en Pekín. / Manuel Sáenz Carazo gana el | Certamen de Poesía “El verso digital”. / Gamoneda recibe | el Premio Cervantes de manos del Rey de España. / Vargas | Llosa recibe doctorado honoris causa de Universidad de | Málaga. / Falleció el poeta peruano José Watanabe. / | Mexicano Mario Bojórquez recibe Premio Nacional de | Poesía. / Tarantino dirigirá versión fílmica de Un mundo | para Julius. / Festival Internacional de Poesía de Costa | Rica recibirá a Juan Gelman. / Realizan en Fuenlabrada | feria del libro dedicada al género negro. / Doménico | Chiappe en el lanzamiento de colección de novela breve. | / Blanco Calderón y Zupcic representarán a Venezuela en | Bogotá 39. | | Leer Escuchando | Literatura http://www.leerescuchando.com | en Internet | “Manaos y mas allá”, Roberto Bennett. / “Un recorrido en | Artículos y blanco y negro por el río más caudaloso del mundo. Viaje | reportajes para solitarios”, Lucas Jiménez. / “Tercer Festival | Latinoamericano de Poesía ‘¡Ser al fin una palabra!’”, | Ricardo Rojas Ayrala. / “Salmos del cuerpo ardiente”, | Rodolfo Häsler. / “Gloria Cepeda Vargas, colombianista, | pensadora y poeta”, Leopoldo de Quevedo y Monroy. / “En | Rancagua de Chile: La poesía y la música celebran el | natalicio de Oscar Castro”, Ximena Troncoso. | | Julio Espinosa Guerra: “Lo único importante es lo que | Entrevistas uno deja escrito. Lo demás, uno mismo, es totalmente | prescindible”, Lilian Fernández Hall. / “Gonzalo Málaga | y la metáfora de los perseguidos en M.F (Los | multifuckers) y otros cuentos”, Leoncio Luque Ccota. | | “La descripción: huérfana literaria”, Julia Elena Rial. | Sala de ensayo | “Cenicero de duendes”, Fedora Freites Hernández. / | Letras Poemas de Reynaldo García. / Tres relatos de Marisol | Llano Azcárate. / Poemas de Karla Muñiz Soto. / Dos | relatos de Jorge Jiménez. / “Las llaves de carbón”, | Alejandro Useche. / “Voces desde sombras”, Andrés | Velásquez. / Poemas de Carlos Barbarito. / “Vespasiano | Bazo y Zenón de Elea”, Roderick Guzmán Meza. / Dos | poemas de Francisco Rodríguez. / Tres relatos de José | Cruz Cabrerizo. / Cuatro poemas de Gladys Sica. / “Dos | horas muy padres”, Nohemí Hinojosa Rivera. / “Flecha, | tallo y antorcha”, Nuria Ruiz de Viñaspre. / “Leo”, | Gioconda Carralero Dominicis. / Poemas de Lucía Yépez. | | Gao Xingjian. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| === Más de 39 Jorge Gómez Jiménez ==================================== El pasado 28 de abril se dieron a conocer los nombres de los escritores seleccionados en la iniciativa Bogotá 39 (http://www.hayfestival.com/bogota), tras un breve período de votación pública en Internet y la posterior decisión razonada de un jurado compuesto por los escritores colombianos Piedad Bonnet, Oscar Collazos y Héctor Abad Faciolince. Los escritores escogidos no sólo se reunirán en Bogotá entre el 23 y el 26 de agosto para participar en diversas actividades en el marco de la declaración de la capital colombiana como Capital Mundial del Libro, sino que además serán presentados en algunas ferias internacionales como representantes de la novísima generación literaria latinoamericana. La iniciativa tiene entre sus propósitos hacer un homenaje al boom latinoamericano, pues se supone que los 39 escritores —todos de 39 años o menos—, al ser escogidos sobre la base de sus respectivas trayectorias, son lo más granado de la producción literaria latinoamericana en este momento. Claro que en Bogotá 39 no hay un García Márquez o un Cortázar, pero los escritores que participarán en la iniciativa tienen sus propios méritos y consideramos que están allí con toda justicia. Al ser una lista que se presenta a sí misma como basada en la calidad literaria, Bogotá 39 reúne a escritores muy conocidos a nivel internacional con otros cuyos nombres poco dicen a quienes no son sus coterráneos. La misma página de Bogotá 39 advierte la necesidad de una mayor difusión de nuestros escritores contemporáneos: “Es hora de que nuestra literatura, disuelta hace décadas en glorias nacionales dispersas, recupere el brillo continental que tuvo en las décadas de 1960 y 1970 y suene con la fuerza de muchos talentos aunados”. En lo que respecta a la participación venezolana, creemos garantizado que los autores seleccionados desempeñarán un papel brillante en la cita bogotana. La carrera de Rodrigo Blanco Calderón presenta éxitos poco comunes para su edad; lo mismo se puede decir del rigor estilístico presente en su obra. Por su parte, Slavko Zupcic es uno de nuestros autores más polifacéticos, que ha experimentado en tantos géneros como le ha sido posible, y su trabajo ha sido refrendado por no pocos reconocimientos. Pero al margen de los nombres seleccionados, ¿en realidad puede emularse el boom? Circunstancias muy específicas hicieron que este fenómeno estremeciera a la literatura mundial hace cuarenta años. El mercado editorial latinoamericano era un territorio vasto e inexplorado y había editores arriesgados que se atrevían a jugársela donde otros carecían de la visión para aprovechar el filón literario que se estaba produciendo. Actualmente la situación es inversa. El mercado actual luce un rostro pletórico de actividad comercial y se sirve de la tecnología como diapasón. En una época en que los géneros son apreciados más por su potencial de ventas que por la calidad intrínseca en las obras enmarcadas en ellos, haría falta regresar a la figura mítica del editor aventurero, el ojo clínico que, más allá de quedarse con esta lista de 39 escritores, aprovechara la coyuntura de que todos estarán reunidos en un mismo sitio para escarbar en las selvas y estepas de la realidad latinoamericana. Que no son 39, sino muchos más, los escritores de un eventual boom contemporáneo. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Días de bronce. El escritor argentino Andrés Ugueruaga (Santa Fe, 1973) presentó el pasado 20 de enero, en el Centro Cultural La Estación, de Reconquista, Santa Fe (Argentina), su primer libro, El bronce de los días, un poemario escrito hacia el año 2000 y publicado bajo el sello local Anda Microediciones. Según el autor, el libro elude toda referencia geográfica e histórica, todo punto de referencia concreto, acumulando en cambio nombres propios, míticos y literarios. “Lo principal es aquí el pasado, lo que (ya) no existe. Sólo las pasiones humanas lo continúan haciendo de todas maneras”, escribe Ugueruaga sobre su obra. La presentación de este poemario, junto con la de La desertación de los lobos, de Conrado Núñez, marcó el inicio de actividades de Anda, sello que se anuncia como un “proyecto editorial juvenil y militante”. anda_microediciones@yahoo.com.ar Los blogueros proscritos. El prestigioso sitio de asesoría literaria Proscritos lanzó en Internet, a partir del pasado mes de febrero, su nueva iniciativa: ProscritosBlog, la bitácora en la que los responsables del sitio intentan satisfacer a los usuarios de sus servicios, así como a los lectores de su revista que queden “con ganas de más, de contestar, de contar, de compartir, para quienes quieran participar en el abordaje de la realidad desde la ironía, el surrealismo y la poética de lo cotidiano”, como reza la presentación de la nueva bitácora. ProscritosBlog, según informa Marisol Oviaño —directora de Proscritos— está abierto a la participación de nuevas firmas. Hasta ahora, además de Oviaño, participan como autores de las notas Antonio Jesús Luna, David Luna, Pedro Lluch, Claudio Molinari, Miguel Pérez de Lema, Antonio Santos, César de Las Heras, Comandante Inar de Solange, Capitán Internauta y Teniente Entrelíneas. http://www.proscritosblog.com Adriel B., digital y de papel. “No iba a beber cerveza para ahogar las penas. Pedí un whisky doble allí mismo, en la barra, y me lo tomé de un trago sentada en el taburete alto”. Así comienza Adriel B., la novela de una alcohólica, de la escritora española Estrella Cardona Gamio, cuya edición —en formato impreso o digital según el gusto del lector— puede adquirirse a través de Internet. La obra se inspira en un comentario que en cierta ocasión le hiciese Ernest Hemingway a un íntimo amigo suyo al hablarle de sus principios como escritor: el autor de El viejo y el mar confesó que llegaba a derramar lágrimas de amargura cada vez que los editores le rechazaban sus manuscritos devolviéndoselos con una fría nota. Esta confesión, unida a la reconocida dependencia alcohólica del novelista norteamericano, le dio a Cardona Gamio la idea de un personaje femenino en el que se dieran cita los dos extremos. Adriel B., su desesperada lucha por sobrevivir como escritora, sus amores apasionados, su trágica promiscuidad, su continua huida del mundo real a través del alcohol, son los componentes de esta novela cuyo primer capítulo puede leerse en la web de CCG Ediciones, el sello en cuya dirección participan Estrella y Concha Cardona Gamio. http://www.ccgediciones.com/libros.htm http://www.todoebook.com/ficha-public.asp?cod=PUB0021826 Torremozas anuncia ganadoras. El pasado 20 de abril fue emitido el fallo del XIX Premio Ana María Matute de Relato, un certamen para escritoras de habla hispana convocado por Ediciones Torremozas. Las autoras ganadoras, ambas españolas, fueron Susana Barragués Sainz (Navarra), por “Los árboles tienen zapatos”, y Beatriz Olivenza Bernardo (Madrid), por “Errantes”. Además el jurado, compuesto por María Dolores de Asís, Marían Izaguirre, Antonio Porpetta y Manuel Quiroga Clérigo, escogió como finalistas los relatos “Sirio”, de Adriana Martín (Madrid); “El día de la caza”, de Carmen Narbarte del Pozo (Madrid); “Retrato o historias de la nada. El número 5”, de Marta Romero Sobrecueva (Valencia), y “El agua que mece el silencio”, de Rose Mary Salum (Estados Unidos). Al premio se presentaron 589 originales de diversos países. Los relatos ganadores, junto con los finalistas, serán publicados en un volumen de la colección “Ellas también Cuentan”, de Torremozas. Barragués (Bilbao, 1979) es licenciada en ciencias ambientales, máster en cambio climático y licenciada en humanidades. Ha recibido varios premios, entre ellos, en cuatro ocasiones, el Premio de Letras Jóvenes de Castilla y León, en sus modalidades de poesía y relato y el Premio de la Academia Castellano Leonesa de Poesía. Actualmente vive en Pamplona. Olivenza (Madrid, 1964) es licenciada en filología hispánica y en arte dramático. Ha recibido diversos premios, como el del Certamen Nacional de Novela Corta José Luis Castillo-Puche, Concurso de Cuentos Gabriél Miró, Concurso de Narrativa Camilo José Cela y fue finalista del Premio Ana María Matute en 2005. http://www.torremozas.com Luz de Iancilevich. El escritor argentino Ernesto Fernando Iancilevich presentó, a finales de abril, su poemario Luz en la piedra de la noche. El miércoles 25, el autor firmó ejemplares del poemario en la Feria Internacional de Libro de Buenos Aires, donde además dialogó con el público y leyó algunos poemas. Publicado por el sello De los Cuatro Vientos, Luz en la piedra de la noche puede adquirirse por Internet desde cualquier lugar del mundo. “El poeta lee y escribe”, reza el prólogo del libro. “O diremos mejor: lee la escritura de la noche y la transcribe. Escritura verbal que reverbera en la letra. Ante esa experiencia vital que reverbera en la letra. Ante esa experiencia vital, no es erróneo afirmar que el poema, en tanto manifestación prendaria, constituye signo vivificante, palabra rescatada de la disgregación y el tumulto, del hablar sin sentido, meramente efusivo o restrictivamente utilitario”. Nacido en Buenos Aires en los 50, Iancilevich es licenciado en bibliotecología y documentación por la Universidad de Buenos Aires, donde cursó además estudios avanzados de filosofía y arquitectura. Coordinó durante diez años el Taller de Creatividad Literaria Aletheia. Integra el equipo editor de la revista literaria Palabras Diversas, editada en España. Colaborador de prestigiosas publicaciones nacionales e internacionales en los campos del pensamiento y la creación, ha recibido el primer Premio de Poesía de la Fundación El Libro-Edenor (1996), el primer Premio de Poesía de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Avellaneda (1999), el primer Premio de Poesía del Encuentro de Escritores de Avellaneda-SADE filial Sur (2001-02), y el primer Premio de Poesía de la Universidad Nacional de Córdoba (2005), entre otros. Ha publicado además Primeros poemas: antología de poetas argentinos noveles (Buenos Aires: Fundación El Libro, 1996). http://www.deloscuatrovientos.com.ar/libros/poesia/iancilevich.html Convocatoria para antologías. Los sellos peruanos Casatomada y Arsam preparan actualmente las antologías Manual de mitología urbana, sobre los personajes oscuros que pueblan el acervo cultural urbano, y Nacimos para perder, en torno a cuestiones humanas como los problemas de pareja, sociales, laborales o personales, donde se plantee al lector una confrontación consigo mismo. Los interesados en participar deberán enviar sus relatos, acompañados por una breve biografía y fotografía reciente, a la dirección ecasatomada@gmail.com. Los seis autores seleccionados por el consejo editorial recibirán quince ejemplares de cada libro. http://rcasatomada.blogspot.com La noche calma. El sello Edición Personal ha puesto en circulación el poemario La noche calma y otros poemas, del escritor español Juan Pedro Cosano Alarcón (Jerez, 1960). En el prólogo, el poeta José Luis Zarzana Palma escribe de este libro que es “una obra con la que el poeta, pleno de inspiración, nos viene a demostrar su gran valía lírica, por medio de poemas en los que la pureza de sus sentimientos vertebra todo un chaparrón de expresiones sinceras, en las que el amor, la inquietud existencial, la familia, los amigos e incluso el senequista fatalismo de la sombra de la muerte, tienen sentido y cabida”. Cosano Alarcón es un reconocido abogado que ejerce desde 1984. En el ámbito literario, ha sido articulista en diversos rotativos locales y regionales, ganador de varios galardones poéticos, autor de Milagro de Jerez en Primavera (Editorial Gemisa, 1988) y de la novela histórica Hispania (Edición Personal, 2005), así como de diversas publicaciones de carácter local. http://www.edicionpersonal.com/Fichas/477.html Aprender a producir libros. Entre el 18 de mayo y el 16 de junio, la Cámara Venezolana del Libro (Cavelibro) realizará en Caracas, en los espacios de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV) un curso de producción editorial dirigido a licenciados en letras o artes, historiadores, publicistas, comunicadores, directores de publicaciones oficiales, curadores y productores de textos, y que pretende brindar las competencias básicas para coordinar y supervisar el proceso editorial desde la etapa final de la edición hasta la entrada en imprenta. El curso, cuyas instructoras son Estela Aganchul y Sagrario Berti, abarcará, a lo largo de 34 horas académicas, temas como la producción editorial, el productor independiente, preparación de originales, cronograma de producción, tipografía y diagramación, imágenes, corrección ortotipográfica, supervisión del trabajo del diagramador e impresión digital. Con un cupo máximo de 25 participantes y un costo de Bs. 720.000 (salvo para afiliados de Cavelibro, que sólo pagarán Bs. 620.000), el curso se desarrollará en sesiones de 6 de la tarde a 8 de la noche, los viernes, y de 9 de la mañana a 1 de la tarde, los sábados. Información: teléfonos (0212) 793-1347 / 1368 E-mail: unidad_operativa@cavelibro.org. Ganadores del Mocorito. El próximo 22 de mayo se entregará el Premio Mocorito 2007, galardón que dotado con 15.000 pesos y publicación ha recaído este año sobre los trabajos “Los años de mi abuela”, de Martha Elisa Sánchez González (Guamúchil, Sinaloa), en poesía, y “Causas y azares”, del letraliano Moisés Sandoval Calderón (San Ignacio, Sinaloa), en cuento. El jurado, compuesto por Arturo Avendaño, cronista de Guamúchil; el escritor Nicolás Vidales y María Micaela Peña, otorgó menciones honoríficas a los trabajos “Cinco más de 60”, en poesía, de Gustavo Sosa Higuera, y “Los últimos corsarios”, en cuento, de Rubén Hernández Trillo. El certamen es auspiciado por la Fundación Enrique Peña Gutiérrez A.C. y está orientado a escritores nativos del estado de Sinaloa, en México. En la ceremonia de premiación se entregará un reconocimiento especial a Antonio López Arce por la edición de su libro El grito del silencio, y a Julián Camacho por su libro Los huaraches de cuero crudo. Taller de cine. El director y guionista venezolano Alfredo Lugo dictará en Caracas, entre el 4 de junio y el 29 de agosto, el taller de cine “Imagen y lenguaje”, cuyos participantes se familiarizarán con las estructuras fundamentales del lenguaje cinematográfico, obtendrán herramientas para la reflexión crítica, y entrarán en contacto con la praxis cinematográfica mediante la realización de un cortometraje realizado en video. A un costo de Bs. 300.000 mensuales por participante, el curso será impartido los lunes y miércoles de 6 de la tarde a 9 de la noche en la Sala C (piso 6) de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), en Altamira. Egresado de la Escuela Superior de Estudios Cinematográficos de Potsdam-Baberlsberg (Berlin), Lugo ha sido director y guionista de varios cortometrajes, dos de ellos realizados en Alemania (La muerte del tío y Diálogo) y de varios largometrajes en Venezuela, como Los muertos sí salen (Premio Municipal Mejor Dirección); Los tracaleros (Premio Municipal Mejor Guión); El reconcomio (Premio Municipal Mejor Dirección); La hora del tigre (Premio de la Crítica, 1986) y Un tiro en la espalda (aún por estrenar). http://www.celarg.org.ve ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com ||||||||||||||||||||||| MATERIAL ESPECIAL ||||||||||||||||||||||| === Dos intensos días de fiesta en el Ateneo del Táchira ================== === Ana Berta López ======================================================= (Nota del editor: el Salón de Lectura-Ateneo del Táchira, en la ciudad de San Cristóbal —cerca de la frontera entre Venezuela y Colombia— es en su género la institución más antigua del país. El 19 de abril, la ciudad se reunió bajo el cobijo del “patio de ladrillo y cielo” para celebrar el centenario del venerable recinto. Ana Berta López nos presenta la crónica de esta celebración. En nuestra web, además, el doctor Luis Hernández Contreras narra la historia de la institución, en el discurso de orden que pronunciara el 23 de marzo pasado en la Cámara Municipal de San Cristóbal, y que los lectores de la Tierra de Letras pueden apreciar en http://www.letralia.com/163/especial02.htm). Fue una semana de gran movimiento, entusiasmo, energía, tensión y alegría. Al fin llegó el 19 de abril, la fecha exacta del cumpleaños de la Sociedad Salón de Lectura-Ateneo del Táchira. Ya es un hecho que nuestro querido Ateneo llegó a su primera centuria. El acto central de las celebraciones obviamente fue el 19, pero desde el 18 se comenzó a ver el movimiento. Ese día —el miércoles dieciocho— a las nueve de la mañana, en el patio de ladrillo y cielo, monseñor Mario Moronta, obispo de la Diócesis de San Cristóbal, ofició una misa cargada de mucho amor y agradecimiento al Todopoderoso por permitir que el Salón de Lectura, a pesar de tropiezos, enemigos y sinsabores, haya arribado a sus primeros cien años, siempre señero en el quehacer cultural del estado. En la misa también se recordó a doña María Santos Stella, hija del presidente fundador de la institución, el doctor Abel Santos, y presidenta vitalicia de la misma. Al finalizar los oficios religiosos todos los presentes cruzamos la calle para dirigirnos a la plaza Bolívar, donde se colocó una ofrenda floral ante la estatua ecuestre del Libertador. La primera fue la del Salón de Lectura, una corona de bellas rosas amarillas y el personal administrativo de Comisión Legislativa colocó la segunda en homenaje a la institución. El señor Armando Rosales Cárdenas dio un pequeño discurso sobre las personas, instituciones y comercios que a lo largo de estos cien años han colaborado bien sea económicamente o de otra manera con el Salón de Lectura. Ya en la noche la invitación era mucho más formal. La Comisión Legislativa llevó a cabo una Sesión Solemne en la sala María Santos Stella. Es de destacar la presencia del director de Cultura y Bellas Artes, licenciado Marco Aurelio Méndez, del gobernador del estado capitán Ronald Blanco La Cruz. Y para tan magno acontecimiento no podía dejar de estar presente el ministro de Cultura, arquitecto Francisco “Farruco” Sesto Novás, quien dirigió unas cálidas palabras de exaltación a la significación del Ateneo en el mundo de la cultura del Táchira y de Venezuela, en razón de ser el primer ateneo establecido como institución en el país. Al finalizar el acto protocolar y la Sesión Solemne la cita era en el patio central, mejor conocido como patio de ladrillo y cielo, donde la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar del Táchira esperaba para dejar sonar sus arpegios. La dirección de la misma estuvo a cargo del profesor, abogado e historiador Luis Hernández Contreras. Primero fue la versión del El aprendiz de brujo, de Paul Dukas, narrada muy atinadamente por Desireé González Lovera. Luego se dejó oír West Side Story, de Leonard Bernstein, que fueron finamente bailadas por la reconocida bailarina tachirense Sidy White. El momento culminante de la noche fue La cantata criolla —letra de Alberto Arvelo Torrealba y música de Antonio Estévez. El papel de Florentino estuvo a cargo de Gregory Pino y el del Diablo le correspondió a Gerardo Rondón. Los coros estuvieron a cargo de la Coral del Táchira, dirigida como siempre por el profesor Alexander Carrillo y el Coro San Cristóbal. Sin lugar a dudas un espectáculo lucido, brillante, imponente, impactante y magistralmente interpretado por cada uno de sus factores. No cabía un alma más, de lo concurrido que estuvo el evento; era maravilloso ver cómo la gente asistió a la convocatoria que en forma de programa encartado en un diario de circulación regional llegó a las personas el domingo anterior. Los pasillos tanto de la planta baja como del segundo piso repletos de sillas ocupadas por alegres asistentes y montones de otras personas de pie disfrutando de tan bello concierto. Asomados desde el segundo piso, como una extensión viviente de la baranda, los afortunados que decidieron presenciar desde allí el evento obtuvieron una vista panorámica de todo el escenario. Los aplausos fueron verdaderamente atronadores. Al día siguiente, el propio diecinueve de abril, día exacto del aniversario de la institución, estaba previsto que las actividades iniciarían a las once de la mañana, pero a causa del desfile cívico militar que se llevó a cabo a esa misma hora en la avenida Isaías Medina Angarita (séptima avenida), la hora fue corrida para las cinco de la tarde. Efectivamente, faltando pocos minutos para las cinco comenzó a llegar la gente a la gran casona blanca de la calle nueve. Lo primero fue la develación de la placa donada por el Banco Sofitasa, a cargo de los doctores Édgar Velandia y Juan Galeazzi, presidente del Ateneo y del banco Sofitasa, respectivamente. El doctor Luis Hernández Contreras, secretario general del Ateneo, hizo una breve reseña histórica sobre la sede actual, y luego el doctor Galeazzi también expresó unas palabras. Acto seguido toda la concurrencia se dirigió a la sala María Santos Stella, donde se llevaría a cabo todo el acto protocolar. El mismo se inició con la interpretación del Himno Nacional de Venezuela por parte del Coro San Cristóbal. Se guardó un minuto de silencio en honor a doña María Santos Stella y en la silla en la que ella solía sentarse se colocó un pequeño ramo de flores que hacía las veces de su presencia allí. Luego el presidente del Ateneo, el doctor Édgar Velandia Parra, dirigió un emocionado discurso a los asistentes; cabe destacar que el doctor Velandia ya lleva once años al frente de la institución. Uno de los grandes momentos de la noche, que ciertamente fueron muchos, fue cuando se entregaron las ordenes “Sociedad Salón de Lectura”, “Doctor Abel Santos” y “José Antonio Guerrero Lossada”, todas en su única clase. Las mismas fueron conferidas al doctor Juan Galeazzi Contreras, al arquitecto Henry Matheus Jugo, René Gamboa, Freddy Pereira, Virgilio Armas, Ramón Elías Camacho, Ulacio Sandoval, Adolfo Segundo Medina y a los empleados más antiguos del Ateneo, a saber la señora Blanca Martínez de Brandt, coordinadora general, señor Ernesto Román Orozco, coordinador de Literatura, señor Elías Omaña, sempiterno portero, y los señores Rita Naranjo, Betti Sayago y José Mogollón, quienes se encargan de los servicios generales. Luego de finalizadas las condecoraciones subió al estrado el licenciado Marco Aurelio Méndez, director de Cultura y Bellas Artes del estado Táchira, quien dio un breve discurso donde resaltó su compromiso solidario para con el Salón de Lectura. Finalmente, el arquitecto Henry Matheus Jugo, ex presidente de la institución, fue conducido hasta el estrado para que pronunciara el discurso de orden de la noche. Sin duda nadie más adecuado para ello que él, pues el arquitecto Matheus no fue cualquier presidente, fue el que literal y contundentemente abrió las puertas del Ateneo a todos los habitantes de San Cristóbal. Su discurso obviamente fue una apología sobre el Salón de Lectura, pero también un paseo por la historia y devenir de él. Un contar emocionado y sentido; la historia de una casa en la que gracias al arquitecto Matheus tenemos cabida todos. Claramente pudo verse el amor, respeto y pasión que esta institución mueve dentro de su ser. Una parte de sus palabras que no se me olvidará fue cuando dijo que siempre se le ha catalogado de ser un lugar de dinero y aclaró que no es así, por el contrario que siempre ha sido una institución que ha estado con la mano extendida y afortunadamente siempre ha conseguido personas e instituciones que le han brindado el apoyo que ha necesitado. Lo cierto es que el discurso de orden fue realmente grato, interesante, conciso, bien pronunciado y con el impacto perfecto para la ocasión. Finalizados los actos del auditorio nos congregamos a un lado de la Galería Eugenio Mendoza para inaugurar la exhibición de fotografías de ex presidentes del Salón de Lectura. Esta inauguración la hicieron los doctores Edgar Velandia y Juan Galeazzi. Después nos dirigimos al frente de la puerta principal de la galería donde el amigo licenciado Gustavo Garí Altuve, socio del Ateneo, miembro de la Academia de la Historia y amigo personal del gran pintor tachirense Manuel Osorio Velazco, leyó un texto sobre la vida y obra del artista. A continuación se inauguró la muestra retrospectiva de Manuel Osorio Velazco llamada “Trazos de un paisaje interior”. Ahí fueron descorchadas las botellas y presentados los vasos llenos de hielo que se alzaron en celebración feliz por el centenario. Luego, ya cerca de la media noche, todos colocados alrededor de la torta de varios niveles cantamos el famoso cumpleaños feliz al Salón de Lectura, Ateneo del Táchira. Una noche llena de emoción, de amor y regocijo. Donde la esperanza y el deseo de que los próximos cien años sean de éxitos y avances. Una noche donde todo el que siente afecto por esa leyenda que es el Ateneo del Táchira se acercó para manifestarlo abiertamente. Con el corazón lleno de amor y orgullo por pertenecer de alguna manera a esa magna casa esperamos que las promesas oídas en estos días no sean palabras que se lleve el viento. Si bien es cierto que el Ateneo es una institución de carácter privado, es una casa que ha abierto sus puertas a todos los que han querido mostrar su arte, aprender, visitar o simplemente sentarse en un lugar tranquilo a leer un libro. La casa de todos, la casa que guarda sueños, ilusiones, esperanzas que se transforman en proyectos que unas veces cristalizan y otras no. El segundo hogar de doña María y de tantos artistas. Y estamos seguros de que el hogar actual de muchos de sus habituales visitantes ahora en otro plano de existencia. En fin, el sempiterno centro de confluencia del quehacer artístico y cultural de San Cristóbal, aunque a muchos les pese e intenten negarlo pero que terminan siempre dirigiendo sus pasos a la blanca casa de la calle nueve frente a la plaza Bolívar. ¡Salud y larga vida a la Sociedad Salón de Lectura, Ateneo del Táchira! ** Ana Berta López ablaconsta@yahoo.es Fotógrafa y actriz venezolana (Caracas, 1963). Cursó estudios en el Taller de Actuación Luz Columba, de Nelson Ortega, en 1986, y en 1990 cursó el Ciclo Básico de Arte Dramático en el IFAd y el Taller de Elaboración de Libretos para TV con Mariela Romero. Al llegar a San Cristóbal, Táchira, donde reside actualmente, tomó el Taller de Actuación para Cine y TV con Miguel Ponce, en 1998. En teatro hizo la obra Avenida Lecuna, con el grupo Arriba El Telón, en 1989, mientras en televisión se desempeñó en Radio Caracas Televisión como actriz destajista en varios programas tales como Selva María, Señora, Abigaíl, Mi Amada Beatriz y otros. Desde 1997 ha trabajado como docente independiente de actuación en la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Táchira, la Unidad Educativa Bolivariana Páramo de La Laja y el Colegio Don Bosco, entre otros entes. Como fotógrafa cursó los talleres “Fotografía y cultura popular”, dictado por Mariano Díaz, y “Revelado y copiado blanco y negro”, con Gustavo Carmona, ambos en la Fototeca del Táchira. Ha presentado sus trabajos en la exposición colectiva “Creadores del hecho fotográfico”, en la Fototeca del Táchira (2004), y en las individuales “Capturando egos”, en la Casa Steinvorth (1999); “Ojos de miles miradas”, en la Fototeca del Táchira (2004), “Aunque sean tonterías, ¡escríbeme!”, en el Consulado de Venezuela en Cúcuta y en el Ateneo del Táchira (agosto y noviembre de 2005) y “¡A escena!”, en la Casa Sindical San Cristóbal (2006). === Editorial Letralia publica Pasto de perlas, de Marcos Veroes ========== Un hombre es enviado a vivir temporalmente, por asuntos de trabajo, a un pueblo del litoral aragüeño, en Venezuela, y allí se enfrenta a sí mismo en abierta batalla contra la soledad. Tal es la génesis de Pasto de perlas, del escritor venezolano Marcos Veroes, el décimo primer título de nuestra colección de poesía y el cuadragésimo primero de todo nuestro archivo de libros digitales. Ilustrado con reproducciones de obras de Warren Sheppard, Thomas Moran, Winslow Homer, William Daniell, George Inness, Knut Ekvall y Gerhard Richter, Pasto de perlas se pasea por una serie de paisajes y situaciones típicas de la costa: la faena del pescador, la visión asombrada del cielo nocturno, las deidades heredadas del pasado afroamericano, la mitología de los naufragios. No se engañe, sin embargo, el lector. Las imágenes de Pasto de perlas no son simplemente una descripción de la vida cerca del mar según el ojo doméstico de un hombre de ciudad. La extensión del paisaje, que no pocas veces se abalanza sobre los hombres haciéndolos conscientes de cuán ínfimos son ante la naturaleza, así como las relaciones que el poeta establece con el mundo mítico de la negritud que habita en estos confines del estado Aragua, son los elementos de los que se ha valido Veroes para escribir este gran poema sobre la soledad. “...Una pequeña partícula / comparable a un grano de arena / que viene y va / que viene y va”, escribe Veroes en uno de los primeros textos de este libro, que no por casualidad recuerda el sentido de aquellos versos de Manrique: “...nuestra vida son los ríos / que van a parar a la mar / que es el morir”. Narrador y poeta y nacido en Barquisimeto, Lara, en 1965, Marcos Veroes es una de las firmas más promisorias de la literatura venezolana contemporánea. El autor es profesor de literatura y ha dictado varios talleres de lectura y creación en Maracay, Aragua, donde reside desde hace mucho tiempo. En 1986, su libro Vencedores fue uno de los primeros publicados por el reconocido sello La Liebre Libre. Hoy es un orgullo para nosotros presentarlo ante los perspicaces ojos de los lectores de la Tierra de Letras. Como ya es costumbre en nuestras ediciones digitales, Pasto de perlas puede apreciarse en la red o descargarse en formato .pdf. El libro está disponible gratuitamente en: http://www.letralia.com/ed_let/pasto |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Jorge Marchant Lazcano recibe el Premio Altazor El 11 de abril, en un acto realizado en el Centro Cultural Mapocho (http://www.estacionmapocho.cl) de Santiago de Chile, el escritor chileno Jorge Marchant Lazcano fue galardonado con el Premio Altazor (http://www.premioaltazor.cl) en la categoría Narrativa por su novela Sangre como la mía, publicada por la editorial Alfaguara (http://www.alfaguara.santillana.es) en 2006. El Premio Altazor a las Artes Nacionales, en el cual los artistas chilenos premian a sus pares, está considerado como el más amplio reconocimiento que cada año reciben los creadores e intérpretes de Chile. Su objetivo es “promover y estimular el trabajo artístico nacional, en sus diversas expresiones”. El galardón se otorga en diferentes categorías, a autores de obras musicales, teatrales, coreográficas, cinematográficas, literarias y plásticas. En Sangre como la mía, Marchant Lazcano pasa revista a cincuenta años de historia de Chile, siguiendo a tres generaciones marcadas por la homosexualidad. Alternando la narración entre Santiago de Chile y Nueva York, el autor nos muestra las fisuras de una clase social que lentamente se va desmoronando, producto de sus propias intrigas y estrechez de miras. Una historia conmovedora y entrañable, escrita con un lenguaje de gran belleza y sobriedad. Marchant Lazcano (Santiago, 1950) estudió periodismo en la Universidad de Chile y debutó en la literatura a comienzos de los 80 con La Beatriz Ovalle (Buenos Aires, 1977; Santiago, 1980), novela que con seis ediciones se convirtió en uno de los más grandes éxitos editoriales de la época. También es autor de La noche que nunca ha gestado el día (novela corta,1982), las novelas Me parece que no somos felices (2002) y La joven de blanco (2004) y del volumen de cuentos Matar a la Dama de las Camelias (1986). Como dramaturgo, ha estrenado las piezas Gabriela (1981) —en torno a la vida de Gabriela Mistral—, Última edición (1983) y No me pidas la luna (1999). En Televisión Nacional de Chile ha desarrollado una importante labor como autor dramático. Reside en Santiago y pasa largas temporadas en Nueva York. El Premio Altazor en la categoría Poesía le fue otorgado a la desaparecida poeta Bárbara Délano por su libro póstumo Cuadernos de Bárbara. *** Cuentos por radio y televisión transmite La Librería Mediática Por cuarto año consecutivo La Librería Mediática organizó su Concurso Radial y Televisivo de Cuento Breve y Poesía, que entre el 1 de enero y el 28 de febrero recibiera 758 textos de 310 autores de todas las edades desde 18 países: Venezuela, Guatemala, Nicaragua, México, Estados Unidos, Brasil, Ecuador, Paraguay, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, Italia, Francia, Bélgica, Holanda, España y Portugal. El jurado, constituido por Marialcira Matute e Isidoro Duarte para cuentos y poesías, José Tomás Castejón para cuentos y Onida Bianchi para poesías, emitió el veredicto este 17 de abril, y puede leerse en las páginas del sitio cultural venezolano Encontrarte (http://encontrarte.aporrea.org/misc/62/a13363.html). Para el concurso de 2008, la convocatoria abrirá el 1 de enero. Los autores seleccionados reciben como premio el ser incluidos en antologías radiales y televisivas que empezaron a salir al aire el 26 de abril en las emisoras Radio Nacional de Venezuela (RNV, http://www.rnv.gov.ve) y Mundial YVKE Radio, y serán retransmitidos el próximo 24 y 31 de mayo a las 5 de la tarde. Además, los libros pueden apreciarse en Encontrarte y en la televisora estatal Venezolana de Televisión (VTV, http://www.vtv.gov.ve), donde se transmitirán en forma de libro televisivo este viernes 11 de mayo a las 4 de la tarde y el sábado 12 a la 1:30. La transmisión del libro televisivo se realizará durante el programa La Librería Mediática, conducido por Marialcira Matute, el cual llegará a su segundo aniversario en televisión este 4 de julio. Se decidió incluir en los libros radiales y televisivos a un grupo de autores invitados, no participantes en el concurso: una poesía de José Lira Sosa, Isla de Margarita, un cuento de Carmen Rosa Barrere, de Buenos Aires, Argentina, y una poesía de Adolia San Blas, de Islas Canarias, España. Tanto la versión radial como la televisiva de estas antologías cuentan con la participación como lectores de César Jiménez, el primer actor José Luis Silva, Isidoro Duarte, Marialcira Matute, las niñas Camila Medero, Emily Peñaloza, Mariale Matute y María Fernanda Ciavaldini y el niño Juan Vallés, con la edición y montaje de Ramón Bravo en RNV y de Reivalc Mora en VTV. Fuente: La Librería Mediática *** Publican textos inéditos de Octavio Paz En el marco del noveno aniversario de su muerte, el poeta mexicano Octavio Paz (1914-1998), autor de El laberinto de la soledad, sorprende de nueva cuenta a sus lectores con la aparición de una colección de textos inéditos: Crónica trunca de días excepcionales, encontrado por el investigador Antonio Saborit. Durante la presentación del libro editado por la Dirección General de Publicaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), realizada el 18 de abril en la Casa de las Humanidades, Saborit explicó que el texto aborda el tema de la Conferencia de San Francisco, que tuvo lugar en 1945 en California, Estados Unidos. El investigador puntualizó que el Premio Nobel de Literatura 1990 acudió a dicho acontecimiento, del que nacería la Organización de las Naciones Unidas (ONU http://www.un.org), “y lo hizo con una profunda visión de la historia y con una clara idea de los acontecimientos coyunturales que fluían frente a sus ojos, y de ahí provienen estas seis crónicas”, compiladas ahora en un solo tomo. Destacó que lo notable de este trabajo, que forma parte de la colección “Pequeños Grandes Ensayos”, que dirige Álvaro Uribe, “es que nos permite acceder a la visión del mundo de Octavio Paz, por un lado, y por el otro nos permite acceder a lo que estaba pasando en ese momento en el mundo”. Resaltó también que en este trabajo literario de Paz ya se advierte el carácter crítico del autor de La llama doble, así como su pasión y su inteligencia, que más adelante sería reconocida en El laberinto de la soledad y con la distinción del Premio Nobel. El investigador comentó que Paz estaba en el momento justo en ese acontecimiento internacional “porque se había ido a vivir a San Francisco, y vivía trabajando en cosas eventuales, y le tocó, como lo dice él, ser testigo de esto, pero ahora sabemos que participó también activamente como periodista”. Aclaró que el libro publicado reúne seis de las siete crónicas que escribió, toda vez que existe una más que se encuentra perdida, aunque dijo tener la impresión “de que nada se pierde, simplemente está mal acomodado. Entonces, el día menos pensado aparecerá esa séptima crónica, estoy seguro, la experiencia me ha enseñado que los materiales brincan de los lugares más inusitados, estoy seguro que el día menos pensado algún colega se lo va a encontrar y tendremos el paquete completo de las siete crónicas”, dijo. Agregó que no está seguro de que haya muchos textos inéditos de Octavio Paz. “Puedo decir que lo deseo, sí, pero no lo sé con certeza de que haya más textos inéditos de él”. A su vez, la viuda del poeta, Marie José Paz, comentó que desconocía hasta ahora la existencia de estas crónicas, toda vez que aunque Paz le había comentado de su estancia en San Francisco, “me habló de su vida allá, pero jamás de sus crónicas, ni una sola vez”. En torno a si existen más libros inéditos de quien fue su esposo durante 35 años, comentó: “no lo sé, pero espero que estos jóvenes los hayan de encontrar, porque él los dejaba esparcidos por ahí”. Adelantó que por su parte trabaja en los preparativos para la publicación de la correspondencia de Octavio Paz, “estoy en eso, porque están muy interesados no sólo aquí, en México, sino también en España”. Fuente: Notimex *** Declaración de la Independencia de Venezuela es recordada en Pekín En ocasión de cumplirse 197 años de la Declaración de la Independencia de Venezuela, hecho histórico acaecido el 19 de abril de 1810, la embajada de esta nación latinoamericana en China organizó un recital de música venezolana en un auditorio de la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín (BSFU, http://www.bfsu.edu.cn), con el coauspicio de la Facultad de Español de esta casa de estudios. A las 7 de la noche del 19 de abril se dio cita en el mencionado auditorio un numeroso público conformado por los funcionarios de la misión diplomática venezolana y sus familiares, representantes de las embajadas de Chile, Colombia y México, estudiantes venezolanos del proyecto satelital Venesat-1 y los de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA, http://www.pdvsa.com) autoridades y estudiantes de español de la BSFU, alumnos y profesores del Conservatorio de Música de China y del Conservatorio Central de Música de China, así como representantes de los medios de comunicación chinos. La primera parte del recital estuvo a cargo de la pianista Chen Rusi, quien interpretó piezas de Rafael Saumell, Moisés Moleiro, José Ángel Montero y Salvador Llamozas. En la segunda parte, la soprano Fan Zhenxuan interpretó “Tres canciones venezolanas”, con música de Juan Bautista Plaza y letra de Luis Barrios Cruz. A continuación, la “Sonata en La para piano y violín” de Eduardo Plaza, a cargo de Chen Rusi y Liu Xu. Para finalizar, la soprano Fan Zhenxuan interpretó, acompañada por Chen Rusi y Liu Xu, un fragmento de “Un ramito de rosas” de Juan Ramón Jiménez, con música de la compositora venezolana Nelly Mele Lara. Durante el intermedio del programa se proyectó el interesante documental Voces y acordes del llano, de Hugo Gerdel. Antes del inicio del recital hicieron uso de la palabra Wilfredo Carrizales, agregado cultural de la Embajada de Venezuela, y el profesor Yuan Jianhua, director de la Oficina de Cooperación e Intercambio Internacional de la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín. Al final del recital, la embajadora Rocío Maneiro pronunció unas breves palabras de felicitación para las tres intérpretes chinas de música venezolana y las estimuló a continuar ampliando su repertorio con otros compositores de Venezuela, tanto clásicos como modernos y contemporáneos. Fuente: Embajada de Venezuela en China *** Manuel Sáenz Carazo gana el Certamen de Poesía “El verso digital” El jueves 19 de abril fueron entregados los premios del II Certamen Internacional de Poesía “El verso digital”, que convoca la editorial digital española Publicatuslibros.com y que fuera patrocinado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía (http://www.juntadeandalucia.es). En el acto de lectura del veredicto se contó con la presencia de Julio Millán, coordinador provincial del Instituto Andaluz de Juventud (IAJ) en representación de Francisca Company, delegada provincial de Cultura de la Junta de Andalucía. Juan Carlos García Lombardo, como presidente del jurado, hizo público el fallo del concurso, que recayó en la obra El grito, del escritor español Manuel Carlos Sáenz Carazo. El autor recibió el premio, dotado con 1.000 euros en metálico, de manos de Julio Millán. El jurado del certamen estuvo compuesto por los escritores Juan Carlos García Lombardo, Teresa Domingo Catalá, Mª Socorro Mármol Bris y Luis A. Alcocer. Sáenz Carazo (Torredonjimeno, Jaén, 1956) es licenciado en derecho y ejerce su profesión en el ámbito de la administración pública. A pesar de cultivar la poesía desde joven, exceptuando una mención de honor en el certamen regional Turris Iulia en 1984 del Ayuntamiento de Trujillo, ha permanecido al margen de cualquier actividad literaria. La obra de Sáenz Carazo integrará una antología que la editorial convocante publicará este mes, y en la que se incluirá además a los finalistas Pilar Moreno Wallace (Holanda), con Fiel a la memoria; Lourdes Barría (Chile), con Presione escape; María Natalia Calzón Flores (Argentina), con 80 versos; Lourdes Royano Gutiérrez (España), con Estrofa a un poeta; Jorge Eduardo Alfonso Morales (Uruguay), con Invierno del año 6; Enrique Patiño Orozco (Colombia), con La memoria huele a mar; Eduardo Nieto Pallarés (España), con Fagólogo, y María Inmaculada Majano Sánchez (España), con Segundo alumbramiento. Publicatuslibros.com ha irrumpido en el mundo de la edición literaria, desde el corazón de Andalucía, con su fórmula de la universalización del acceso a la literatura, editando y difundiendo ediciones digitales de creaciones literarias, pictóricas, fotográficas o esculturas de autores de calidad, conocidos y recién llegados. Además edita con periodicidad mensual la revista digital Comunicando (http://publicatuslibros.com/revista) y es una iniciativa de Íttakus (http://www.ittakus.com). Fuente: Publicatuslibros.com *** Gamoneda recibe el Premio Cervantes de manos del Rey de España En el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (http://www.uah.es), la localidad natal de Miguel de Cervantes, el poeta español Antonio Gamoneda recibió de manos del Rey Juan Carlos de España, el pasado 23 de abril, el máximo galardón de las letras hispanas. El escritor enraizó en la pobreza el sentido de su vida y su obra, una circunstancia que condicionó de igual manera la biografía del autor del Quijote, a quien dedicó su discurso de agradecimiento del Premio Cervantes. “Desde la pobreza y a través de la prosa, Cervantes es uno de los creadores, el más importante en la lengua española, del pensamiento poético moderno y de su realización en el lenguaje”, dijo Gamoneda. Y al preguntarse por el sentido de su propia vida y escritura, Gamoneda afirmó que la pobreza, “más que cualquiera otra circunstancia o razón, ha condicionado a una y a otra”, pues según él “existe un estado pasional del pensamiento, nacido en la pobreza y servido por el infortunio”, que da lugar a la “cultura de la pobreza”, que es diferenciable de la que “prospera a partir de una situación privilegiada”. Nacido en la norteña Oviedo en 1931, quedó huérfano de padre cuando apenas tenía un año y poco después se trasladó con su madre a la vecina León, conociendo en ella “la penuria y el trabajo alienante”. “Mis fuentes, en lo que concierne al saber, a la vigilia de la sensibilidad y al acendramiento de la conciencia, son, permítaseme decirlo crudamente, de baja extracción”, aseguró. Ante los Reyes de España y el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el poeta recordó cómo aprendió a leer con 5 años en el único libro que había en su casa —un poemario escrito por su padre— y cómo a los 14 comenzó a trabajar cargando carbón en la caldera de un banco. “Pero, ¿quién soy yo al lado de un François Villon, de un César Vallejo o de un Miguel de Cervantes?”, se preguntó, al recordar que el autor del Quijote, para “permanecer en la vida, tenia que ofrecerse a la muerte, vender su sangre en el mercado de las grandes empresas” y extender su mano “mendigando auxilios”. Consideró que “no se ha estimado suficientemente” la pobreza como “causa de peculiaridad” en la obra de Cervantes, de quien dijo “encendió la poesía” en el interior del discurso narrativo. También fue Cervantes quien en su opinión dio cuerpo a las revelaciones quizás más “bellas, más increíbles y ciertas” surgidas de la lengua española. Para el autor de El libro del frío o Arden las pérdidas, el “conocimiento vacilante” que tenía Cervantes de la radical esencialidad poética de su obra prosística se corresponde con “el no saber sabiendo” de San Juan de la Cruz, otro escritor de la “cultura de la pobreza”. Gamoneda, que en marzo pasado recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, se refirió al poder anticipatorio del Quijote que “consiste en la creación de claves liberadoras” que, siglos después, serán significativas en la obra de Franz Kafka, James Joyce, William Faulkner y otros creadores fuera y dentro de nuestra lengua. Para Gamoneda, Cervantes, con su “poder simbólico y sus escasos indicios para ser interpretado, está en el pensamiento poético”, que se diferencia de cualquier otro tipo de pensamiento “en que procede de lo desconocido, incluso por el propio poeta y en que “puede crear lo que no existía”. El Quijote es el origen de la “novela moderna” y lo es “porque instaló bien instalada la poesía moderna en el seno de la narrativa”, agregó. Toda poesía es también “en su significación última, poesía social”, y, “ante los poderes injustos”, los escritores de origen acomodado podrán tener “ideología solidaria”, y en los menos favorecidos “una manifestación de su vida desafortunada”, agregó Gamoneda, quien sostuvo, no obstante, que toda poesía incluso la derivada del sufrimiento está orientada a la creación de una forma de placer. En su discurso, el rey Juan Carlos definió a Gamoneda como autor de una “gran obra, honda, simbólica y conmovedora”, que sobresale por su profundidad “y por su arraigado sentimiento ético”. Una obra poética, resaltó, que destaca por “una sobresaliente exigencia estética y una capacidad ilimitada para recrear realidades y transmitir emociones”. El monarca habló de la “valiosa aportación a la poesía en español” de ese “eminente creador”, impulsor y maestro de poetas jóvenes, cuya obra “forma parte del incomparable, múltiple y diverso tesoro cultural del español”. El presidente Zapatero, por su parte, elogió la poesía “auténtica, intensísima, a veces desgarradora y siempre emocionante” de Gamoneda, a quien describió como “un hombre que viene de la injusticia, de sufrirla”. Instituido en 1975 por el ministerio español de Cultura, el Premio Cervantes se concedió por vez primera al año siguiente y, según sus bases actuales, no puede ser dividido, declarado desierto o concederse a título póstumo. Estas normas se establecieron después de que en la edición de 1979 el jurado decidiera conceder el Premio “ex aequo” al español Gerardo Diego y al argentino Jorge Luis Borges. La española María Zambrano, galardonada en 1988, y la cubana Dulce María Loynaz, en 1992, son las únicas mujeres distinguidas en la historia de este Premio, que en la actualidad está dotado con 90.152 euros (unos 121.705 dólares). En un acto que tiene lugar en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, la ciudad madrileña donde nació Miguel de Cervantes en 1547, el Rey Juan Carlos entrega el galardón cada 23 de abril, aniversario de la muerte del autor del Quijote. Fuente: EFE *** Vargas Llosa recibe doctorado honoris causa de Universidad de Málaga El escritor peruano Mario Vargas Llosa recibió el miércoles 25 de abril un doctorado honoris causa por la Universidad de Málaga (UMA, http://www.uma.es), en una ceremonia a la que asistieron representantes de la institución académica y personalidades de la ciudad española. El acto fue presidido por Adelaida de la Calle, rectora de la UMA, y por la madrina del doctorado, Guadalupe Fernández Ariza, quien destacó que Vargas Llosa “es un testimonio sublime del compromiso de un escritor con su vocación de artista y asimismo con su época y con la continuidad de los hombres; un testimonio que se basa en las premisas del amor y de la libertad”. Una vez investido, el escritor rememoró su trayectoria personal, recordando vivencias de su infancia, su familia, aventuras, viajes, amigos y su pasión por la lectura. “Hay influencias que ahogan la originalidad y otras que permiten a un escritor descubrir su propia voz”, señaló Vargas Llosa, frase en la que está incluido William Faulkner, “maestro supremo de tantos novelistas de mi generación”. En cuanto a su vocación, expresó que “todo lo que he inventado, como escritor, tiene unas raíces en lo vivido; fue, en sus orígenes, algo que hice, vi, oí, pero también leí y que mi memoria retuvo con una terquedad singular y misteriosa, algunas imágenes que, más pronto o más tarde, se convirtieron en un desasosiego fantasioso, en el punto de partida de toda una construcción imaginaria”. En este sentido, el autor de La ciudad y los perros y Conversación en La Catedral manifestó a los presentes la gran importancia de la lectura en su vida. “Todo escritor es, antes de serlo, un lector, y ser escritor es también una manera distinta de seguir leyendo”, y admitió que “no me incomoda nada, todo lo contrario, reconocer que en mi vocación y en mis ficciones hay un flagrante parasitismo literario”. Asimismo, recordó que a su madre y a sus abuelos les encantaba la afición que él tenía por la lectura, y lo alentaban a aprenderse versos de memoria y a recitarlos. El primer libro “maldito” que leyó en su vida, a escondidas, fue Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda. Con relación a la lectura, el escritor consideró que su generación probablemente fue la última de niños lectores, “para los que la necesidad de una vida ficticia se aplacaba sobre todo con la lectura”. Las que vinieron después, señaló, “saciarían esta sed cada vez menos con palabras y más con imágenes, primero las de las historietas, luego las del cine y por fin las de la televisión”. Fuentes: Diario La Torre • RPP *** Falleció el poeta peruano José Watanabe El pasado 25 de abril a las 11:30 de la noche falleció en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, en Lima, el poeta peruano José Watanabe, víctima de un cáncer de garganta. El escritor se hallaba en medio de una atareada agenda, con viajes de trabajo a Europa y mientras trabajaba en talleres literarios como el que se vio obligado a suspender semanas antes de su muerte por su repentina hospitalización. El también guionista, hombre vinculado a la televisión y recientemente dramaturgo nació en 1946 en Laredo, Trujillo. Fue hijo de un inmigrante japonés, de quien heredó la afición por los libros y el arte, y de una norteña de origen serrano. Su vida cambió cuando su padre ganó la lotería. Con el premio, su familia pudo trasladarse a Trujillo y, allí, Watanabe pudo recibir la educación que no hubiera podido tener en su terruño. Su primer poemario, Álbum de familia (1971), se convirtió en una de las apariciones más importantes de la generación del 70 y le valió que, a sus 25 años de edad, fuera declarado el “mejor poeta joven del Perú”. Escribió otros siete poemarios, entre los que figuran El huso de la palabra, Antígona y el último, Banderas detrás de la niebla, en 2006. Su poemario La piedra alada fue publicado en 2005 con gran éxito en las librerías de España por la editorial Pre-textos (http://www.pre-textos.com) y en los últimos años estaba a cargo de una colección juvenil de Ediciones Peisa (http://www.peisa.com.pe). Watanabe estudió en la Escuela de Bellas Artes de Trujillo y también siguió la carrera de arquitectura en la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV, http://www.unfv.edu.pe), de Lima. Posteriormente, dirigió el programa de televisión infantil La casa de cartón, en la década de los 70, y escribió guiones de televisión y de cine, medios en los que también ejerció como director de arte. Fue el autor de los guiones de las películas Maruja en el infierno y La ciudad y los perros, basada en la novela homónima de Mario Vargas Llosa y dirigida por Francisco Lombardi. Casado con la poetisa Micaela Chirif y padre de tres hijas, Watanabe poseía “una sabiduría entre rural y filosófica” por herencia familiar y una inmensa curiosidad por todos los temas, que lo llevaron a trabajar con minuciosidad en los escritos que hizo para la televisión y el cine, declaró a la prensa el también escritor Iván Thays. José María Salcedo, periodista de larga trayectoria y amigo personal de Watanabe, se enteró de la noticia al aire, mientras conducía el programa Ampliación de Noticias de la emisora peruana RPP (http://www.rpp.com.pe). Tras dar a conocer el acontecimiento al público, no pudo continuar sentado y tuvo que retirarse del estudio para tranquilizarse. “Se me ha ido el amigo”, dijo minutos después, y recordó la etapa en que ambos trabajaron juntos en la publicación Yunta, en TV Perú, y como escritores de guiones cinematográficos. “Era un gran conocedor de la música folclórica”, agregó. Por su parte, el cantautor Rafo Ráez, quien trabajó junto a Watanabe en un álbum que musicaliza poemas del vate, recordó que “José era un hombre interesado en todas las ramas del arte. Como poeta nos deja tesoros, pero también ha hecho cosas en otras áreas”, entre las cuales mencionó su labor como guionista cinematográfico y en la televisión. “Si en las últimas décadas hay un poeta con una mirada diferente en el Perú, ‘un ojo distinto’ (y ante esto Wata volvería a sonreír), ese es sin duda Watanabe”, declaró Hildebrando Pérez Grande, director de la Escuela de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (http://www.unmsm.edu.pe). “De la misma estirpe genial como nuestra pintora Tilsa Tsuchiya, Watanabe, más allá de estridencias al uso, más allá de hojarascas y ripios deleznables que a tantas obras artísticas deslucen, el poeta supo estructurar y levantar un sistema poético que le permitió diseñar un discurso inédito, muy poco común en nuestro medio: verbalizar su mirada del mundo, atendiendo las bondades alcanzadas de la poesía occidental sin descuidar ni postergar esa extraña mirada que poseía merced a sus raíces andinas, por parte de la madre y orientales, por parte de su padre”, señaló. “El discurso de Watanabe es ese feliz encuentro de culturas, de poéticas, de resonancias modernas y tradicionales, expresadas a través de una escritura rigurosa, una conciencia del lenguaje que da como resultado una poesía transparente, fina, delicada, profunda y trascendente. Una poesía que está atenta a las infinitas palpitaciones de lo humano y que quiere ser, por otro lado, un homenaje a la naturaleza, al cosmos”, agregó. Fuentes: Ehui • Perú 21 • RPP *** Mexicano Mario Bojórquez recibe Premio Nacional de Poesía La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba, http://www.bellasartes.gob.mx), María Teresa Franco, y el titular del Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA, http://www.aguascalientes.gob.mx/cultura), Víctor González, entregaron al poeta Mario Bojórquez el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007, por su obra El deseo postergado. En una ceremonia realizada el sábado 28 de abril en el Teatro Morelos de la ciudad mexicana, el vate sinaloense (Los Mochis, 1968) recibió un premio de 250 mil pesos como dotación de la 40ª edición del premio más importante del ramo en México. La obra de Bojórquez resultó electa de entre trescientas de artistas de todo el país, por el jurado integrado por Víctor Sandoval, Dana Gelinas y Eduardo Langange, quienes emitieron su fallo en enero. El también autor de poemarios como Nuevas coplas y cantares del temible bardo Eudomóndaro Higuera alias el tuerto (1995), Contradanza de pie y de barro (1996), Diván de Mouraria (1999), Pájaros sueltos o La mujer disuelta, aseguró durante el acto, celebrado en el marco de la Feria Nacional de San Marcos (http://www.feriadesanmarcos.com), que cada obra deja en claro la potencia verbal de los autores, y agradeció al jurado por el premio obtenido. Cabe mencionar que tras darse a conocer el fallo, hubo participantes que manifestaron su inconformidad al señalar la relación de Bojórquez con algunos de los miembros del jurado. Al respecto, Víctor González, director del ICA, afirmó que tanto esta dependencia como el Inba, organizadores del certamen, confían en el jurado, pero adelantó que para próximas ediciones se buscará una renovación en las convocatorias y forma de calificar. “Estamos trabajando para darle mayor confianza y credibilidad todavía, porque es un premio de mucha tradición, pero necesita renovarse y vamos a buscar la opción de que poetas de los estados tengan mayor peso en el jurado”, anotó. Fuente: Notimex *** Tarantino dirigirá versión fílmica de Un mundo para Julius Alfredo Bryce Echenique anunció el pasado 4 de mayo al diario dominicano Listín Diario (http://www.listindiario.com.do), que su novela Un mundo para Julius será llevada al cine bajo la dirección del norteamericano Quentin Tarantino. Las revelaciones del escritor peruano tuvieron lugar durante un desayuno organizado por el rotativo, en el que participaron los estudiantes de su programa “Periodistas por un Año”. El escritor, quien vive la mayor parte del año en Barcelona (España), explicó que la productora de la película será la peruana de origen italiano Carmela Castelano, con quien ha tenido algunas diferencias. “Ella quería poner a Antonio Banderas en el papel del padre de Julius, pero yo le dije que si hacía eso no le firmaría el contrato. Banderas es un buen mozo, demasiado dulce; el papá de Julius es su enemigo, el que le dañó la vida, un hombre refinado pero a la vez tosco”. De paso por República Dominicana para participar en la Feria Internacional del Libro de ese país, el escritor estuvo acompañado en el encuentro por Rosanna Rivera, directora de Relaciones Públicas y Revistas; Luis Beiro, coordinador del Programa “Periodistas por un Año”; Alicia Estévez, directora del Listín Digital, y el subsecretario de Cultura, Avelino Stanley. El novelista, quien hace poco fue acusado de varios casos de plagio de los que se defendió aduciendo que se trata de “un complot por ser profundamente antifujimorista”, indicó que se había negado igualmente a que la película fuera dirigida por el mexicano Alejandro González Iñárritu, director del éxito Babel, pues no quiere que por el hecho de hacerla internacional pongan a actores peruanos como secundarios. También habló de sus temores de que la novela pierda su esencia en la versión cinematográfica. Recordó que en Un mundo para Julius se descubrió el escritor que él era porque se revelaba ante la seriedad de los autores del llamado boom literario latinoamericano. “En mi primer libro tenía una camisa de fuerza, porque trataba de ser serio, con Julio Cortázar descubrí el tipo de escritor que quería ser. El uso de la risa y la ironía nos permiten ver mejor las cosas”. Agregó que escribió la novela rápidamente. “Salió como un resorte. Hay setenta páginas del original que no tiene ni una sola corrección. Yo utilizaba lapiceros de distintos colores para corregir y esas no tienen nada, están limpias, las dejé tal y como las hice de primera intención”. El escritor reconoció el auge que la piratería de libros y películas tiene en este momento en el Perú. “Por cada libro original que se vende, hay seis pirateados. Este problema es tan grave que ya estamos exportando estas obras a otros países, y a muchas les faltan capítulos y hasta les ponen mi nombre o el de Mario Vargas Llosa a novelas de escritores muertos, sólo porque nuestros nombres venden”. Fuente: Listín Diario *** Festival Internacional de Poesía de Costa Rica recibirá a Juan Gelman El poeta argentino Juan Gelman será el invitado de honor en la VI edición del Festival Internacional de Poesía en Costa Rica, que se desarrollará del 19 al 28 de mayo en varios puntos del país centroamericano. Gelman participará en algunos eventos en la capital costarricense, como la presentación de un poemario suyo y la lectura de poesías donde estará acompañado por varios escritores locales. Gelman es considerado como uno de los poetas contemporáneos más importantes del continente y es conocida su trágica historia familiar, ya que su hijo y nuera, que estaba embarazada, fueron detenidos y desaparecidos durante la dictadura militar. Él mismo se vio obligado a un exilio de 12 años. Tras una intensa búsqueda, hace unos años encontró a su nieta en Uruguay, y el pasado 25 de abril el caso de su nuera, María Claudia García, fue reabierto por el juez Luis Charles. La medida de reabrir el caso surgió a raíz de una declaración de Róger Rodríguez, periodista de La República, quien sostuvo que la desaparición de García forma parte del “paquete” del así llamado “segundo vuelo”, que trasladó a Montevideo en forma clandestina a unos 20 detenidos políticos en octubre de 1976, alojados en el centro clandestino de detención Automotores Orletti. Nacido en 1930 el barrio de Villa Crespo, en Buenos Aires, Gelman recibió el temprano elogio de la crítica con su primera obra publicada, Violín y otras cuestiones. En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía de su país. Su obra ha sido traducida a diez idiomas. La ciudad de Buenos Aires lo honró con el título de ciudadano ilustre. El VI Festival Internacional de Poesía de Costa Rica será inaugurado el 19 de mayo a las 7 de la noche con una ceremonia en el Teatro Nacional (http://www.teatronacional.go.cr), en San José. Las actividades del evento tendrán lugar en el mismo escenario y en diversas comunidades del país. El festival durará nueve días y recorrerá las provincias de Alajuela, San José, Heredia, Guanacaste, Puntarenas y Limón. Además de Gelman, el evento recibirá como invitados al mexicano Juan Bañuelos, uno de los fundadores del Ateneo de Chiapas y el chileno Juan Cameron, uno de los poetas más importantes de la V Región Chilena y ganador de numerosos premios tanto dentro como fuera de su país. También participarán el español Juan Bonilla, el colombiano Celedonio Orjuela, el nicaragüense Francisco de Asís Fernández, el cubano Víctor Rodríguez Núñez, las nicaragüenses Daisy Zamora y Blanca Luz Pulido y la mexicana Johanna Jaramillo, así como poetas de México, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Estados Unidos, Eslovenia y España. Fuentes: AP • Télam • Telenoticias *** Realizan en Fuenlabrada feria del libro dedicada al género negro “La literatura policíaca y de misterio: espías y detectives” es el tema elegido en esta edición para la celebración de la XXII Feria del Libro de Fuenlabrada, que tendrá lugar entre los días 26 de mayo y 3 de junio en la Plaza de la Constitución de esta ciudad española, donde se instalarán 25 casetas. La ilustración del cartel anunciador de la Feria ha sido cedido por Mikel Valverde y pertenece a la colección de libros juveniles “cuatro amigos y medio”. El evento ha sido definido por los escritores, editores e ilustradores que han participado en sus diferentes ediciones, como una de las principales citas en el panorama nacional de animación a la lectura, debido al alto contenido cultural de un programa que tiene como objetivo principal la promoción del libro y de la literatura. La Feria del Libro de Fuenlabrada tiene la peculiaridad de que no se limita al aspecto comercial, sino que incorpora un programa de fomento de la lectura dirigido a niños y jóvenes que se desarrolla desde enero de cada año con un proceso de preparación previo en los centros escolares. Alrededor de 18.000 estudiantes de distintos niveles educativos participarán en los encuentros con autores, talleres, concursos, cuentacuentos y demás actividades programadas. La mascota de las bibliotecas, “Colibrín”, se disfrazará del más famoso de los detectives, Sherlock Colmes, y provisto de su lupa y su gorra se convertirá en “Coli Holmes”. Una imagen que será el logotipo de la feria y que decorará toda la plaza junto a grandes pancartas con ilustraciones relativas a la literatura de misterio. Toda esta ambientación acompañará a las 19 casetas institucionales, de las bibliotecas y de la asociación de libreros, así como a las carpas instaladas para el desarrollo de talleres y demás actividades. Entre las actividades inaugurales se encuentra, el día 26, “H-7, espectáculo de acción aérea con el viento a favor”, preparado por “Circo Efímero”. El domingo 27 se anunciará el inicio de la feria, como ya es tradicional, con pan. En casi la totalidad de las panaderías fuenlabreñas se distribuyen cerca de 60.000 bolsas de pan con un poema impreso —que en esta ocasión serán unos versos del poema “Los sueños malos”, de Antonio Machado—, iniciativa que tiene como objetivo acercar la literatura poética al mayor número de ciudadanos, mediante el acto cotidiano de ir a comprar el pan. Entre el 8 y el 31 de mayo, 40 escritores e ilustradores de literatura infantil y juvenil visitarán las más de 500 aulas de 44 institutos, colegios y escuelas infantiles de la ciudad. Compartirán con 14.000 escolares sesiones dedicadas a la literatura y a la obra del autor que previamente han sido preparadas por los alumnos de los centros. Allí los estudiantes tendrán la oportunidad de debatir con el autor la obra en la que han trabajado durante semanas e intercambiar así opiniones. Los encuentros, en los que participarán entre otros, Joan Manuel Gisbert, Concha López Narváez, Lorenzo Silva, Alfredo Gómez Cerdá, Violeta Monreal o Rafael Salmerón, tendrán lugar en los centros educativos que lo hayan solicitado. Además otros escritores como Rosa Regás o Rosa Montero visitarán la Feria para participar, la primera en un Café Literario y la segunda, en un encuentro organizado por mujeres. Lorenzo Silva repetirá también en un café literario. Desde el domingo 27 de mayo hasta el 2 de junio se desarrollarán talleres y cuentacuentos de animación a la lectura dirigidos a niños entre 2 y 13 años. Por las mañanas, alumnos de los colegios de primaria participarán en estas actividades, previamente concertadas, en las bibliotecas municipales Tomás y Valiente y Fernando de los Ríos, donde habrá espectáculos, cuentacuentos y talleres. Por las tardes, el escenario será en la Plaza de la Constitución, donde se han habilitado espacios para cada uno de los talleres y juegos programados. Igualmente, se realizará un concurso de marcapáginas dirigido a niños de 4 a 14 años. Los marcapáginas que éstos diseñen deberán hacer alusión al tema elegido, que en esta ocasión es el misterio. Se han establecido cuatro categorías atendiendo a las edades de los participantes. En total se reparten 14 premios, los de mayor cuantía alcanzan los 160 euros en libros. Con una selección de los trabajos presentados se realizará una exposición que se ofertará a los centros participantes durante el próximo curso. Los adultos también pueden demostrar sus dotes creativas. La concejalía de Cultura ha organizado un año más, para los mayores de 14 años, el certamen de relatos policiacos y de misterio “Historia de un detective”, en el que los participantes deben escribir un relato breve en torno al caso de un famoso detective. Se conceden tres premios que van desde los 100 a los 200 euros en libros. Fuente: Ayuntamiento de Fuenlabrada *** Doménico Chiappe en el lanzamiento de colección de novela breve El sello español La Fábrica Editorial (http://www.lafabricaeditorial.com) ha decidido impulsar la difusión de la novela breve contemporánea en español al dar inicio a su colección BlowUp Novelas Cortas, que en su lanzamiento presenta Entrevista a Mailer Daemon, del escritor peruano-venezolano Doménico Chiappe, y El cuaderno secreto de Hans, del español Javier Salinas. “BlowUp Novelas Cortas es una llamada de atención sobre un género que nos apasiona”, indica un comunicado de La Fábrica Editorial. “Todos hemos disfrutado en algún momento (o probablemente en más de uno) de una gran experiencia lectora con una novela corta. Aunque es cierto que muchas editoriales publican este género dentro de sus colecciones de ficción, no existe en nuestro panorama editorial ninguna colección dedicada en exclusiva a la novela corta”. La Fábrica Editorial pretende hacer de BlowUp Novelas Cortas la colección que reúna las mejores obras literarias contemporáneas de extensión media entre el cuento y la novela, género en el que han destacado autores como Juan Carlos Onetti, Miguel de Cervantes, Mario Vargas Llosa, Alessandro Baricco, Henry James, Antonio Muñoz Molina, Julio Cortázar, Oscar Wilde, Amélie Nothomb, Ernest Hemingway y otros. Entrevista a Mailer Daemon, de Chiappe —quien mantiene en nuestra Ciudad Letralia la avenida Conversaciones de Madrid (http://www.letralia.com/ciudad/chiappe)—, es una fantasía en torno a “Mailer Daemon”, personalización del conocido programa de correo electrónico encargado de informar a un usuario las razones por las cuales un mensaje, bajo ciertas circunstancias, no puede ser entregado. En la novela, de corte futurista, Mailer Daemon dedica sus días a buscar al maligno para convencerle de que se arrepienta, intentando con ello lograr la paz en el mundo. En el futuro imaginado por Chiappe, las ONG se financian a través de una productora que recorre el mundo en busca de la imagen más atroz, el reflejo más sucio del hombre, para enviar a sus exclusivos suscriptores. Las elecciones se suspenden, los gobiernos se privatizan y el destino de los ciudadanos está regido por una inmensa corporación dirigida por el enigmático Marc Ji y su misteriosa secretaria, la señorita Suya. “Entrevista a Mailer Daemon posee material suficiente para una saga de ciencia ficción, pero en las manos de Doménico Chiappe se convierte en un sorprendente ejercicio de imaginación y dominio de la prosa. Juego de despistes, broma macabra, surrealismo futurista, la primera novela publicada en España por este joven autor augura una larga trayectoria de encuentros agradables”, agrega el comunicado. Nacido en Perú en 1970, Chiappe se crió en Venezuela desde 1974. Sus oficios han abarcado desde buzo y criador de camarones en la isla de Margarita hasta empleado financiero, músico y periodista en Caracas. A los treinta años emigró a España, donde realiza distintos trabajos e imparte clases de periodismo literario. Obtuvo el Premio de Relato Corto Ramón J. Sender y ha publicado el libro de cuentos Párrafos sueltos (Editorial Universidad Complutense, http://www.ucm.es, 2003) y la obra multimedia Tierra de Extracción (http://www.newmedios.com/tierra). Por su parte, El cuaderno secreto de Hans narra la historia del chico Hans, cuyo padre le ha contado que la mayor parte de los niños viene al mundo por “accidente de amor”. La vida de Hans es, también, un accidente geográfico, un terreno neutral entre España y Alemania, que él intenta descifrar a golpe de sencillez: en Alemania es obligatorio que llueva. En España al revés; en España es obligatorio no llevar el cinturón de seguridad. Si lo llevas y la policía te descubre te ponen una multa. En Alemania es justo igual pero al revés. “Hans mira el mundo desde sus ojos infantiles”, continúa el comunicado, “y convierte charcos en océanos y estados de ánimo en países extranjeros. Un niño que mira es un poeta escondido, y Javier Salinas logra en esta novela el milagro de ocultar sus miedos en los pantalones cortos de Hans”. Salinas nació en Bilbao en 1972. Es licenciado en filología hispánica y en derecho. Ha trabajado como profesor de español para extranjeros en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y como editor y lector en distintas editoriales. En los últimos años ha vivido en la ciudad alemana de Colonia y en la actualidad vive en Roma, donde trabaja como lector de español en la Università degli Studi Roma Tre (http://www.uniroma3.it). Ha publicado las novelas Las maravillas de mi vida (Alianza Editorial, http://www.alianzaeditorial.es, 2000), La habitación de Pablo (Ediciones SM, http://www.ediciones-sm.com, 2002), El libro de E (Siruela, http://www.siruela.com, 2003) y Los hijos de los Masai (Alfaguara, http://www.alfaguara.santillana.es, 2004), por cuya traducción al alemán le fue concedido el premio Rolf Dieter Brinkmann 2004 que otorga la ciudad de Colonia. Como poeta, ha publicado los libros Bajo un dictado de árboles (Endymion, 1999) y Cantos a Laila (Endymion, 2000). Sus libros están traducidos al alemán, francés, italiano, sueco, holandés y portugués. Fuente: La Fábrica Editorial *** Blanco Calderón y Zupcic representarán a Venezuela en Bogotá 39 Los escritores Rodrigo Blanco Calderón y Slavko Zupcic representarán a Venezuela en Bogotá 39 (http://www.hayfestival.com/bogota), evento que se celebrará en la capital colombiana entre el 23 y el 26 de agosto, en el marco de la programación que esa ciudad ha elaborado para celebrar su declaración como Capital Mundial del Libro y con el apoyo del Hay Festival (http://www.hayfestival.com). Luego de una votación por Internet, abierta al público, y de la selección del jurado, integrado por Piedad Bonnet, Oscar Collazos y Héctor Abad Faciolince, este 28 de abril se presentó en el auditorio José Asunción Silva, de Corferias, en Bogotá, el listado del que los organizadores del evento han calificado como “el nuevo grupo de escritores más representativos de la literatura actual en el continente y el Caribe”, autores que tienen en común ser menores de cuarenta años, tener al menos una obra publicada y potencial de desarrollo y ser nacionales de un país latinoamericano. Durante cerca de dos meses, alrededor de dos mil votantes, entre editores, agentes literarios, autores y lectores, postularon a sus candidatos para conformar Bogotá 39. A partir de esta lista, resultado de las votaciones, el jurado tuvo la tarea de leer, descubrir y elegir a los 39 escritores. Además de confirmar el cumplimiento de los requerimientos básicos, los criterios de selección abarcaron diferentes puntos de vista: calidad narrativa, premios y menciones nacionales e internacionales, reconocimiento del escritor en su país y crítica favorable, entre otros importantes. Del primer grupo fueron preseleccionados cien nombres para la consideración del jurado. Entre los tres jueces hicieron una nueva selección de sesenta autores y luego —“no sin dificultad”, asegura Piedad Bonnet— se eligieron los 39, un número que, según la poeta y novelista, ejemplifica bien el espíritu de lo que se busca. “La cifra apunta a transmitir la idea de literatura joven. Cuarenta implica, simbólicamente, claro, llegar a la madurez. Antes de esa edad se han podido ya probar muchas cosas: poca obra pero mucho talento; obra suficiente y buena que evidencia una verdadera vocación”. Entre los escritores seleccionados se encuentran Andrés Neuman (Argentina); Rodrigo Hasbún (Bolivia); Verónica Stigger (Brasil); Alejandro Zambra (Chile); Juan Gabriel Vásquez (Colombia); Wendy Guerra (Cuba), Leonardo Valencia (Ecuador) y otros. Además de los venezolanos mencionados, la lista incluye a tres autores habituales en Letralia: el colombiano John Jairo Junieles, el panameño Carlos Wynter Melo y la puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro. En total han sido escogidos 39 escritores de una lista de más de centenar y medio. El resultado final puede revisarse en http://www.bogotacapitalmundialdellibro.com/prensa2007/elegidos_39_escritores.php e incluye a tres argentinos, un boliviano, cuatro brasileños, dos chilenos, seis colombianos, cuatro cubanos, dos ecuatorianos, un salvadoreño, un guatemalteco, cuatro mexicanos, un panameño, un paraguayo, tres peruanos, un puertorriqueño, un dominicano, dos uruguayos y los venezolanos Blanco Calderón y Zupcic. Una literatura mayoritariamente urbana; con fuerte presencia de la novela histórica, así como influencia de la música, el erotismo y de acento intimista en muchos casos, fueron algunas de las características que encontró el jurado en el grupo de autores nominados. Durante Bogotá 39, los escritores latinoamericanos seleccionados se reunirán en la capital colombiana para visitar bibliotecas, librerías y auditorios. También estarán presentes en varias ferias internacionales del libro, como Guadalajara y en el Hay Festival de Literatura de Segovia y de Gales. Fuente: Bogotá Capital Mundial del Libro ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| === Leer Escuchando http://www.leerescuchando.com ==================== Tradicionalmente entendemos la lectura como el proceso mediante el cual adquirimos los contenidos de un texto impreso (ya sea el papel o la pantalla la plataforma de la impresión). Sin embargo, hay otras formas de leer que no están limitadas al sentido de la vista del individuo que lee ni a la palabra escrita que va a ser leída. Los audiolibros proporcionan, desde mucho antes de la masificación de Internet, una forma alterna de lectura que sirve de ayuda, principalmente, a las personas con problemas de la visión, aunque también tiene otros usos entre estudiantes, profesionales o lectores llanos. Es este el sector al que está dirigido el sitio Leer Escuchando, una iniciativa del ingeniero mexicano Lamberto Álvarez. Leer Escuchando alberga audiolibros y audiocuentos en formato mp3 que pueden ser descargados totalmente gratis. No todo tipo de libros: el sitio sólo ofrece títulos que ya se encuentran bajo dominio público y pueden ser compartidos libremente. Cada día uno o más títulos son agregados, ya sea por Álvarez y su equipo o por visitantes que realicen este trabajo. Actualmente el sitio ofrece audiolibros, audiocuentos y audiocuentos para niños, y ya ha anunciado la próxima apertura de secciones dedicadas a la poesía y obras de autores inéditos. Hasta ahora es posible leer allí obras de Lewis Carroll, Antoine de Saint Exupéry, Arthur Conan Doyle, Charles Dickens, Edgar Allan Poe, Mark Twain, Julio Verne u Oscar Wilde; de latinoamericanos como Juan José Arreola, Rubén Darío, Ricardo Palma u Horacio Quiroga; grandes clásicos de todos los tiempos como La metamorfosis, de Kafka; Martín Fierro, de José Hernández; El lazarillo de Tormes, Las mil y una noches y hasta el Quijote. Además el sitio ofrece toda la información necesaria para los entusiastas que deseen crear sus propios audiolibros: datos técnicos e instrucciones sobre el software y equipos a utilizar, y un formato estándar para organizar la información que debe escuchar el usuario al descargar su audiolibro, además de indicaciones para subir el audiolibro una vez terminado. Se sugiere grabar varios archivos pequeños cuando se trata de una obra de dilatada extensión. La razón por la que Leer Escuchando no publica versiones sonoras de cualquier libro es para evitarse problemas legales con obras que se encuentran bajo derechos de autor. Álvarez explica al respecto: “Durante los primeros dos meses de esta página se creyó suficiente tomar obras de autores que hubiesen muerto hacía ya 75 años, pues encontramos que algunas leyes consideran que pasado este tiempo, los derechos sobre obras dejan de ser válidos. Lamentablemente (para nuestro caso, al menos), luego descubrimos que el autor original no es el único que tiene derechos sobre una obra. El traductor (o responsable de traducción) puede tener derechos sobre esa traducción, y los mismos durarían 75 años después de la muerte del mismo”. Es por ello que, al considerar la publicación de audiolibros basados en obras escritas originalmente en un idioma distinto al español, el sitio analiza si las mismas son reconocidas como de dominio público por alguna institución importante, y reconoce a Wikisource (http://es.wikisource.org) como una de ellas. En dos palabras, cualquier obra que haya sido publicada en Wikisource puede ser convertida a formato de audio y publicada posteriormente en Leer Escuchando. Una nota curiosa: la aparición, en el diario argentino Clarín (http://www.clarin.com), de una reseña sobre Leer Escuchando, ocasionó un flujo tan grande de visitantes que el sitio tuvo que cerrar el acceso durante un par de días. Una situación incómoda para Álvarez y su equipo, pero que sin duda llama la atención sobre la avidez que en relación a herramientas como esta existe en el ámbito hispanoparlante. ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Manaos y mas allá Roberto Bennett ================================ El viaje en avión desde Sao Paulo es largo pero bien vale la pena porque da tiempo a ir templando el ánimo para la experiencia que nos espera al descender en Manaos, en pleno corazón de la Amazonía brasileña. Esta ciudad de un millón y medio de habitantes, fundada por los portugueses en 1669, incrustada en medio de la floresta tropical más grande del mundo y recostada sobre el inmenso río Negro, es un centro de comercio típicamente fronterizo. Todo allí rezuma ese aire tan especial que se respira en los confines. Más allá de Manaos está la selva, profunda, interminablemente espesa, mágica, traicionera, a veces impenetrable, capaz de tragarse una carretera o los restos de un accidente aéreo en apenas una semana... Decidí recorrer la ciudad para empaparme de ese ambiente tan especial que se respira en Manaos y realicé las consabidas visitas turísticas al Teatro Amazonas, inaugurado un 31 de diciembre de 1896, en plena época de oro del caucho amazónico. De esa impresionante obra arquitectónica, lo que me llamó más la atención fue un detalle curioso: la rampa de subida a la entrada principal está hecha de caucho, para que los cascos de los caballos que tiraban de los carruajes, al llegar no hicieran ruido. Así no molestarían a los artistas y al ilustre público, que disfrutaba dentro de la sala de alguna ópera o concierto clásico. Un alarde de civilización, lujo y derroche, en aquel rincón perdido de la selva. Visité también el Palacio Río Negro, otra demostración de poder y jactancia, construido en 1917 como residencia de un rico comerciante de “borracha” o caucho. Más tarde, dicha mansión fue sede del gobierno de Amazonas y desde 1997 es utilizada como lugar de celebración de exposiciones y espectáculos musicales. Finalmente llegué hasta el Mercado Municipal, construido sobre un margen del río, donde amarran los barcos que recorren las autopistas fluviales del corazón de América del Sur. El edificio, inaugurado en 1882, es donde se comercializan todos los productos regionales de la jungla. Una visita a sus numerosos puestos representa una verdadera experiencia ecológica, entrando en contacto con las frutas, la flora y las plantas más variadas de la cocina local y medicina natural. Antes de retornar al hotel, me detuve un rato a contemplar los pequeños barcos que desde allí recorren los principales ríos y sus afluentes, realizando un vital servicio de transporte y comunicación en esa inmensa y remota región. Los barcos tienen abiertos sus laterales y dos o tres cubiertas superpuestas. Debajo de ellas cuelgan las hamacas que servirán de camas para los pasajeros que permanecerán varios días a bordo, mientras la embarcación remonta los ríos rumbo a los más alejados poblados de la frontera. La vida de toda esta vasta región gira en torno a las vías de navegación porque ellas son las únicas formas de comunicarse, ya que las carreteras a través de la selva son peligrosas, de mala calidad y muy escasas. Permanecí un largo rato observando aquellos barcos de cabotaje, de diseño antiguo pero evidentemente muy prácticos para cumplir con el cometido que se les ha asignado, y quedé maravillado por la incesante actividad humana que se desarrollaba en torno a ellos. Cuando anocheció, retorné al hotel convencido de que debía explorar mucho más este enorme y apabullante territorio. Mi verdadero interés radicaba en poder aventurarme más allá de Manaos, hacia las regiones aisladas de la selva amazónica, dejando atrás las comodidades de aquella ciudad que me resultó poco atractiva, internándome en los ríos selváticos para vivir una experiencia única y sin duda fascinante. Al día siguiente, me acerqué hasta un embarcadero situado junto al hotel y negocié el precio del pasaje con el propietario de una pequeña barca que realiza transportes fluviales hacia algunas cabañas y eco-hoteles construidos sobre islas o en las orillas de ríos, arroyos y lagunas, todos ellos ubicados en plena floresta tropical. Quería aprovechar al máximo esta oportunidad excepcional que se presentaba. Finalmente me decidí por el pequeño albergue rústico de Acajatuba, con una parada previa para almorzar en el hotel Arianú, que queda a mitad de camino. El viaje hasta ese rincón perdido, donde me hospedaría durante tres noches excepcionales, duraría aproximadamente unas seis horas, navegando 65 kilómetros por el misterioso, ancho y oscuro río Negro (que hace buen honor al nombre), en dirección a la frontera con Colombia. Partimos muy temprano por la mañana, casi al amanecer, y la temperatura era ideal para un largo crucero en barca. Mi temor a los mosquitos pronto se esfumó cuando un marinero me explicó que las aguas del río Negro contienen una sustancia natural que les impide procrearse. No supo darme una explicación científica pero los hechos posteriormente demostraron su razón. En los primeros kilómetros de esta verdadera autopista fluvial, llaman la atención las estaciones flotantes para la venta de combustible. La vegetación es tan densa y enmarañada que resulta casi imposible internarse en la jungla. Por ello, todos los poblados se encuentran en las orillas y únicamente los indios son capaces de penetrar esa maleza para construir sus aldeas selva adentro, alejadas de la visión de los hombres blancos. Avanzábamos río arriba con relativa rapidez y me tumbé a disfrutar del maravilloso paisaje y la emocionante visión de los primeros delfines de río, con su piel de tonalidad rosada, que nos seguían a una prudencial distancia. Luego, con el transcurrir de las horas, su presencia y la de sus primos cercanos, los tucuxi o delfines grises, se tornaría una compañía habitual en nuestro recorrido. Nos íbamos alejando más y más de la civilización y de pronto comenzaron a aparecer densas y perturbadoras humaredas en el horizonte, señal de la quema indiscriminada de árboles que está destrozando la floresta brasileña. Vital pulmón de oxígeno para la humanidad. Llegamos a Arianú a las tres horas de haber partido de Praia Ponta Negra. El complejo es un alarde de creatividad arquitectónica en medio de la selva. Construido en 1987 a nivel de las copas de los árboles, con dos torres de observación de 42 metros de altura, un helipuerto y ocho kilómetros de pasarelas entre los diferentes módulos, allí se han hospedado desde los Reyes de España hasta cancilleres alemanes, primeros ministros y diversos presidentes. Las edificaciones, hechas todas en madera, armonizan con el verde y la exhuberancia de la vegetación amazónica, pero para mi gusto son demasiado confortables y turísticas. Un lujo que no buscaba ni necesitaba en un rincón tan ecológicamente puro. Incluso descubrí que los monitos y los guacamayos que se acercan a comer de la mano de los turistas están semi amaestrados y nunca se alejan demasiado de las edificaciones, durmiendo algunos de ellos bajo los aleros de las terrazas. Almorzamos y partimos enseguida en busca de algo, a mi manera de ver, mucho más genuino, más auténtico. Yo quería habitar unas viviendas sin aire acondicionado ni piscina ni televisión satelital ni Internet. Aunque aclaro que tampoco deseaba el drama de un viaje al corazón de las tinieblas, como nos relató Joseph Conrad en su insuperable aventura africana. Cuando finalmente llegamos y desembarcamos en Acajatuba, reconozco que experimenté una indescriptible sensación de curiosidad y excitación interior. La jungla nos envolvía en una forma casi sobrenatural. Allí se tiene la certeza de estar lejos, muy lejos de la civilización y sin embargo, todo parece estar en perfecta armonía. Impresiona un poco la soledad de aquel lugar pero inmediatamente la hospitalidad del personal y la presencia permanente de aves y animales salvajes, que se mezclan en total libertad con los visitantes, brindan una sensación reconfortante y esclarecedora. El albergue de Acajatuba se encuentra ubicado sobre el río del mismo nombre, un afluente del Negro, muy cerca del archipiélago fluvial de Anavilhanas, el más grande del mundo. Cuenta con 20 cabañas rústicas de madera, construidas al estilo nativo, con techo de hoja de palma y baño privado en cada choza pero sin electricidad, a excepción de la tenue iluminación que ofrecen durante sólo dos horas al día unas bombillas de 12 voltios y una lámpara a queroseno en cada puerta. Todas las cabañas están montadas sobre pilares, a casi un metro del suelo, para mayor seguridad de los huéspedes, y entre ellas y las edificaciones de la administración y el comedor, la conexión es a través de pasarelas elevadas. También hay una torre de observación de 27 metros de altura, que permite admirar y disfrutar la belleza de los amaneceres y atardeceres en la selva y el río. Mientras me asignaban una choza, un tucán se posó sobre la baranda y me observó detenidamente, haciendo girar su cabeza y su gran pico hacia un lado y hacia el otro. En la puerta del comedor, un guacamayo azul y oro esperaba pacientemente la oferta de nueces y frutas por parte de los huéspedes. Y al atardecer, mientras me refrescaba dándome un chapuzón en el río, gozando de una playita de arena blanca ubicada junto al embarcadero, observé como un niño nativo jugueteaba con un boto rosado o sea un delfín de agua dulce salvaje. Tan idílico parecía todo el entorno y el espectáculo ante mis ojos, que al principio desconfié si no sería parte de un show montado cada día para satisfacer a los visitantes extranjeros. Pero luego noté como el niño se aburría con el juego y se alejaba por un sendero hacia la densa floresta, y eso me convenció de que aún quedan, por fortuna, rincones absolutamente naturales en el mundo. Al día siguiente salimos muy temprano de excursión, casi a oscuras, ocultos por la bruma matinal que subía del río, buscando evitar las marchas en esas horas de calor soporífico del mediodía. Partimos a pie todos los que nos hospedábamos en aquel albergue, rumbo al interior de la floresta. Éramos ocho caminando en fila india tras nuestro guía nativo. El grupo expedicionario lo componíamos: un ornitólogo holandés, un matrimonio de turistas franceses, un profesor de biología alemán con su esposa y una pareja de jóvenes asturianos, con quienes hice amistad fácilmente. El indígena nos llevó monte adentro, por un sendero angosto e irregular, para descubrir con nuestros propios ojos la increíble flora, fauna y naturaleza de estas tierras semivírgenes. Primero nos encontramos con un enorme Sumaumeira, el árbol más grande del Amazonas, y todos tomamos docenas de fotografías del rey del bosque, luego de palparle, provocados por ese instinto tan primitivo del ser humano, que necesita tocar para creer... Un poco más adelante, en un recodo del río, junto a una laguna, admiramos las majestuosas Victoria regias, los mayores nenúfares del mundo, bautizados así por botánicos del siglo XIX en honor a la reina Victoria de Inglaterra. Más tarde, caminando con sumo sigilo, nuestro guía nos señaló con su brazo extendido la copa de un arbusto, donde una hembra de perezoso y su cría mascaban hojas tiernas, mientras se movían con enervante parsimonia, mimetizados con el follaje. Y cada tanto nos sobrevolaba un guacamayo, alguna avecilla de plumaje brillante o un loro chillón. El ornitólogo holandés nos enseñó que en el estado de Amazonas habitan 700 especies de aves, o sea el 42% del total de variedades de pájaros que hay en Brasil. Una proporción impactante. Entre las sombras de los árboles, lianas y plantas, vislumbrábamos a veces las siluetas de monitos saltarines y nos maravillaron los colores de las flores silvestres y las mariposas. Caminar por el bosque esa mañana fue una experiencia única para todos y nos abrió el apetito para disfrutar con el suculento almuerzo que nos esperaba en la posada. Dicho ágape consistía en sopa de pirañas seguida de varios ejemplares de pescados de la zona, enormes, carnosos y de sabores extraños, casi diría que muy poco acuáticos. Todo acompañado por jugos de frutas naturales de la selva. Por la tarde, luego de una breve pero reparadora siesta, salimos en una canoa con motor fuera borda para reconocer la costa, con sus muros de vegetación densos e intricados que llegan hasta el mismo borde del agua e impiden el desembarco, excepto en las ocasionales playas de arena muy blanca. Cerca de ellas vislumbramos millares de plantas flotantes que semejan lotos y a veces ofrecen unas flores color violeta. También vimos algunos míseros caseríos de comunidades indígenas. Tras una hora de viaje por el río llegamos hasta una reserva de primates, financiada con fondos de cooperación internacional y allí desembarcamos. Caminamos por la zona de jaulas que se utilizan para la reintroducción de monos a su habitat natural, y casi sin darnos cuenta se nos fueron acercando vivarachos monitos ardilla, capuchinos, monos araña y hasta un mono con cara colorada, todos ellos libres, salvajes pero sin ningún miedo a los seres humanos. En esa reserva ecológica, muchos de ellos han sido curados de heridas e infecciones y por lo tanto, no sienten temor de acercarse a las escasas instalaciones que componen ese centro. Tomamos infinitas fotografías y conversamos con los especialistas que se encargan de la estación, y todos llegamos a la conclusión de que ésta es una obra digna de ser apoyada y visitada. A la vuelta, paramos para conocer una aldea de caboclos (mestizaje de blancos con indios) y comprar algunas artesanías de recuerdo. Esa noche, después de cenar y antes de que se apagara el generador eléctrico que ilumina durante dos horas el comedor de Acajatuba, volvimos a salir en canoa. Esta vez para recorrer los arroyos y pantanos vecinos, en busca de yacarés (caimanes), que nuestro guía capturaba zambulléndose en las oscuras aguas y luego subía a la embarcación para que pudiésemos estudiar de cerca aquellos extraños y casi prehistóricos animales. Una potente linterna ayudaba a ubicarles pero luego era cuestión de arrojo, seguridad en las maniobras y rapidez de reflejos para evitar una peligrosa mordedura. Retornamos al albergue de madrugada, exhaustos pero fascinados por la variedad de experiencias vividas aquel primer día. Cuando cerré la puerta de la choza y me tumbé sobre la cama, me invadió la oscuridad total y sentí cómo me arropaba un silencio profundo, sólo roto ocasionalmente por los sonidos de la selva, que en mi caso particular tuvieron un agradable efecto arrullador. A la mañana siguiente zarpamos nuevamente en canoa, esta vez para visitar el archipiélago de las Anavilhanas, los igarapés (arroyos selváticos) y las igapós o islas inundadas. También pescamos pirañas y recorrimos ríos, lagunas y cachoeiras o cascadas, escondidas entre la boyante arboleda. Siguiendo con obediencia ciega los pasos y las instrucciones de nuestro guía indígena, confiando plenamente en su profundo conocimiento del lugar. Descubrimos infinidad de plantas medicinales, desconocidas hasta entonces por nosotros, vimos garzas y otras aves acuáticas, insectos difíciles de describir y fotografiamos sapitos y ranas de colores vivaces. Incluso, el matrimonio de alemanes juró que vieron una boa constrictor enrollada en el tronco de un árbol, aunque yo confieso que no vi nada. Acabado el paseo, esa noche me retiré a mi choza más temprano que los demás. Ellos se quedaron charlando en el muellecito, admirando la enorme luna llena sobre el río, reviviendo mil y una anécdotas vividas aquellos días. Mi vuelo de retorno estaba previsto para la tarde siguiente. Por ello, debía madrugar para tomar el barco que me llevaría de vuelta a Manaos. La fiesta para mi había terminado, pero prometí una segunda vuelta, en un futuro no muy lejano y en compañía de mi familia. Aquella noche, de nuevo dormí profundamente, acompañado por los misteriosos sonidos de la espesa jungla que me rodeaba y oyendo el canto triste de los pájaros nocturnos. El DC-10 de Varig carreteó y se elevó lentamente, esforzándose y crujiendo, ostensiblemente pesado, con su capacidad de pasajeros y carga colmada. Viró sobre su ala izquierda y allí debajo vislumbré el famoso “encuentro de las aguas”, donde el río Solimoes se mezcla con el Negro, creando un contraste bien visible a pesar de la altura. Sentí pena al partir y mi vista se perdió más allá de los ríos, en la inmensa floresta tropical, poderosa e impenetrable, extenso mar de vegetación color verde esmeralda, desafiante al progreso a pesar de la tala y quema desaforada que le practican con saña los humanos. Y dije adiós por esta vez a esa selva hermosa, eterna, útil y sabia, como sólo puede llegar a ser algo creado por nuestra Madre Naturaleza. ** Roberto Bennett rbennettuy@yahoo.es Escritor uruguayo (Montevideo, 1948). Estudió comunicación de masas y marketing en la Universidad de California (1970-73). Trabajó en periódicos, radio y televisión en EUA. En 1973 gana una beca a un seminario de comunicaciones internacionales en Yugoslavia y posteriormente se establece en Palma de Mallorca. Allí publica su libro de cuentos Lo que arrastra el río y otras historias (Soler, 1986). Luego publica dos libros sobre mamíferos marinos: Delfines y ballenas, los reyes del mar (1989), en coautoría con el doctor David C. Taylor, y Animales marinos (1990), ambos traducidos al inglés y al italiano. Se establece en Chicago, participando del 1r. Encuentro de Escritores Latinoamericanos celebrado en esa ciudad, publicando cuentos en periódicos y revistas en castellano de EUA. En 1994 publica en Uruguay su segundo libro de cuentos El último verano (Editorial Graffiti). En 1996 se establece en Madrid y continúa colaborando con periódicos y revistas de España y América. A partir del año 2000, luego de 30 años de viajes por el mundo, vuelve a residir en Montevideo, donde escribe su primera novela. En 2003 se incluyen dos cuentos suyos en la antología Mundo poético, tomo I de poesía y narrativa (Editorial Nuevo Ser, Buenos Aires). === Un recorrido en blanco y negro por el río más caudaloso del mundo ===== === Viaje para solitarios ================================================= === Lucas Jiménez ========================================================= A muy pocos visitantes les gusta renunciar a los mapas y guías turísticos para perderse en una región ajena. Mucho menos en la selva, de noche y a bordo de una embarcación de tercera clase, elegida al azar entre las numerosas que surcan el Amazonas. ¿Cómo se ve la vida desde una de esas lanchas camión que parecen existir sólo para ser vistas en miniatura desde los aviones? ¿Qué historias hay detrás de esos anónimos habitantes de la selva peruana de Loreto, para quienes el río es su única carretera? Un cronista, sin flash ni paquete turístico, fue en busca de respuestas. Con rutinario desgano, sin aviso previo, zarpamos a las siete y cuarto de una noche sin estrellas. No hay adiós de manos levantadas cuando la Linares I, un armatoste de lancha fabricado en los astilleros de la Marina de Iquitos, empieza a moverse perezoso. El puerto fluvial más importante de la Amazonía peruana se ve cada vez más lejano. Dejar tierra firme en el pasado, partir a bordo de un presente sin botes salvavidas, abruma, te pone a inventar argumentos, para convencer a tu otro yo de que tomaste la decisión correcta. He mirado demasiadas veces la salida, incluso ahora que el Amazonas suena bajo mis pies, impidiéndome bajar. El viaje va a ser un duelo. Si 215 caballos de fuerza no se dejan hundir por 121 millones de litros de agua por segundo, mañana volveré a pisar tierra firme. La selva manda saludos. Llueve. Acabamos de partir del desembarcadero de Masusa, frente a la ciudad de Iquitos, capital de Loreto, el departamento más extenso del Perú. Voy a navegar una noche, una madrugada y algo más en el río más caudaloso del mundo, que descarga 121 millones de litros de agua por segundo, donde se rodó Anaconda, en las aguas chocolatadas navegadas por las visitadoras sexuales que Vargas Llosa hizo saltar a la literatura. Con dos juanes (bollos de arroz y pollo envueltos en hojas de plátano) y una botella de agua mineral, empiezo a saborear mi propia aventura amazónica. Los que regresan a lugares que conocen de memoria tienden a hablar más lento y sin emoción. A mi costado, María Mejía, una viuda de sesenta y orejas remozadas con argollas doradas, ni siquiera alza la voz cuando maldice a los gallinazos del aeropuerto Coronel FAP Alfredo Secada de Iquitos. Desde que invadieron la pista de aterrizaje cada vez hay más vuelos de pájaros que de aviones, cuenta. Que, de no ser por las aves negras que se meten en las turbinas, ya habría volado ayer a Yurimaguas, donde vende pulpa de vaca. Y por eso ahora mejor bosteza, resignada a esperar el viaje lento de cuatro días. Lejos de las alas de acero y de las de rapiña, esta vendedora de churrasco comparte su camarote conmigo. Muchos de los ciento sesenta pasajeros amazónicos desconocen qué películas de suspenso, y alocadas y caníbales historias de novela, inspiró su río. Sólo saben que estas aguas son su único sendero para ir a comprar o vender algo: plátanos, balas, madera, frutas selváticas, tal vez cocaína. También para ir a reencontrarse con la familia, con los sembríos, o con los niños esperando en la escuela, en una de bandera roja, y blanca, y triste. *** Recorro la nave en marcha y no se bambolea. Más que embarcación parece un camión de metal, más amplio y sin llantas. Su salón de pasajeros, bañado por una luz eléctrica que todo lo vuelve pálido, fácilmente podría confundirse con local comunal de un poblado de la sierra peruana. Paredes color manteca, cuerdas, sombreros, alforjas, costalillos, maletines y muchos colores de ropa colgada... es todo lo que hay en esta cárcel sin rejas, donde cientos de loretanos, durante días y noches, duermen, levantan, comen, mean el río, se desperezan y vuelven a sentirse un punto aparte del Perú. En cuestión de minutos, el segundo río más largo del mundo después del Nilo, mirado desde el horizonte por imágenes fantasmales, se ha vuelto tan inmenso que sólo somos una mancha oscura con motor. Ya perdí la noción de cuánto vamos navegando. Difícil calcular distancias en la oscuridad, madre del engaño. Avanza la noche, parecemos detenidos en la inmensidad del agua. Pero avanzamos. A lo lejos, cuando la línea engañosa del Amazonas está a punto de tragarse el reflejo de las últimas luces de Iquitos, este espejo interminable te ayuda a imaginar lo oscuro que debe verse el fin de la vida, en el instante nocturno en que empiezas a ahogarte. No sé nadar. Contra corriente Las primeras horas, pueblos y embarcaciones con brillo de luciérnagas, pasan sin novedad. En las hamacas, la mayoría de viajeros duerme a la hora en que la televisión desde Lima informa por quién no se debe votar en las elecciones generales. No hay televisor a bordo. En algunas hamacas se escucha radio La Voz de La Selva. “El mal no nos vencerá”, se oye en otra estación. Es la voz de un político encarcelado. Un aspirante al Congreso de la República, que atribuye poderes diabólicos a la sentencia judicial que lo mandó a la celda. Y toma aire antes de anunciar los evangelios que acaba de inventarse: “Bienaventurados los sedientos de justicia, como yo”. Felices duermen aquí los que no lo escuchan. Este río océano, que nunca deja de irse hacia el Atlántico, siempre tiene algo misterioso que mostrar. También sus curtidos navegantes. —Buen billete se gana en las balas, oiga. Me dice de repente alguien que acaba de sentarse a mi costado, en la única banca que hay en el balconcillo de la proa. En la oscuridad apenas distingo sus zapatillas, los bigotes y el cigarrillo que fuma, sin dejar de mira el horizonte. Ahora traga saliva y mira el río, feliz como hijo agradecido, mientras me secretea que está volviendo de Leticia, Colombia. Que acaba de ganarse 500 dólares, por la venta de “unas balitas” en la frontera. Y ¿dónde compras las balas?, quisiera preguntar, pero no para de hablar de horas clave, y de controles, y de dólares, y su charla más parece dirigida a un compañero de banda que a un sumiso oyente, maldiciendo no poder dispararle una foto. Bigotes pisa el pucho del tercer Hamilton que el viento le ayuda a consumir, cierra por fin la boca y sin decir quién es, ni a dónde va, se pierde al final del pasillo, por donde vino. No sé si me impresiona más su extraña confidencia o un queso de luna amarillenta que acaba de salir a mirarse en el agua que parece de plata. Avanzamos entre dos columnas de bosques interminables. El paisaje seduce y no perdona a quien cometa la imprudencia de bajar la mirada. El tiempo ya no importa cuando te empeñas en no dejar de mirar ni un sólo retazo de aguas ondulantes. A no ser que alguien venga a recordarte que la corriente hermosa también mata. —Esta agüita no es nada. Lo bravo es cuando vienen las olas y tambalean las motonaves —rompe el silencio un iquiteño del pueblo de Chestiagua, mientras vuelve a su hamaca después de salir a mirar la luna llena. Quedarse solo en la proa, ya no inspira. Asusta. Por eso ahora voy acelerado en busca del sueño, como huyendo de una ola imaginaria. Como si supiera que Defensa Civil va a alertar al país —en enero del 2007—, sobre un probable desborde del Amazonas. *** Hay que tomar aire, empujar fuerte, para abrir la puerta de mi camarote. El latón brama al entrar, pero no despierta a mi compañera de cuarto. La viuda que odia a los gallinazos duerme arropada con una manta de flores rojas. Al frente de su camilla, y debajo de mi tarima, ronca un tipo con camisa blanca y pantalón oscuro, ropa demasiado formal para acostarse en un colchón mugriento, sin sábana. Si buscaba soledad, acaba de multiplicarse, al dejarme caer sobre mi esponja. Está forrada con yute de colores inmemoriales, donde distingo manchas resecas que bien podrían ser el recuerdo pegoteado de una noche de pasión amazónica. Sábana, almohada, cobija, ropa de dormir, son conceptos olvidados que se quedaron en tierra firme. Tal vez me dormí con los ojos fijos en el techo mal pintado de esta caja de metal. La siesta fue de una hora, dice el reloj de mi celular sin señal. Hasta que un estruendo me despierta en la séptima hora de viaje. Mi libreta y botella de agua mineral no se han caído al piso, pero el bramido tuvo efecto prolongado, como temblor sísmico. Si estuviera en una carretera, a bordo de un camión, diría que hemos rozado contra una loma. —Señora, creo que hemos chocado con algo —está gritando mi vecino de la cama de abajo, y salta hacia la puerta. Mis latidos desobedientes no me dejan oír bien, pero el loretano algo reniega. Gruñe furioso porque María no lo deja abrir. —No ha de ser nada malo. Tengo gripe, estoy sudando... si abre, me va a dar aire maligno —reclama la comerciante de cabello ensortijado. Chocar. Pronunciar estas dos sílabas da escalofrío. Recuerda al heladero Francisco Lozano Fernández que ayer me contó en la puerta de la Universidad Particular de Iquitos sobre el naufragio de una nave entre Orellana y Nauta, una que chocó contra un árbol de capirona. “Sesenta pasajeros salieron a nado y sólo sacaron muertos a dieciocho... del resto no se supo más”, dijo ese amazónico de Rioja. Y que también su cuñada Otita (Otilia Teco Nolorbe) y muchos otros pasajeros que, hace ocho años, zarparon de Pucallpa, sólo para morir en la embarcación Shandita, escucharon también un bramido que sacudió hamacas y fierros, antes de ser zambullidos para siempre, en este espejo tenebroso. No sé si la Linares I también va a vomitarnos justo ahora, para ser alimento de peces exóticos, a cincuenta metros de profundidad. Tal vez vamos a desaparecer y no sabemos dónde. —¿Y si nos estamos hundiendo? —vuelve a levantar la voz mi vecino, el de camisa blanca, arrugada. Y ahora, más desesperado, de un tirón abre la puerta y sale. Chorros de viento entran a chocarse contra doña María, arropada. Empaquetada en sus cobijas, parece un tamal gigante. Afuera en el pasillo, los golpes de los pasos de nuestro explorador son ahogados por el ruido de la corriente. Miro el piso del camarote y sigue seco. Lo que sea que sonó, tampoco ha dañado el motor. Escucharlo sonar sin parar, alivia, reconforta tanto como repetir su marca de fabricación: “Caterpillar... de 215 caballos de fuerza”. Hasta que por fin allí está de nuevo el vecino de abajo. Ha vuelto con un mayor desorden de cabellos, felizmente no de ideas, y antes de hundirse otra vez en su tarima, suelta la conclusión que tanto esperamos: —No se ha metido el agua, afuera todo está seco. Un palo debe haber chocado (en el casco). No se levanten. *** Allá fuera otra vez la nave juega a ser el barco fantasma. Entre las cuatro y las cinco, la madrugada se resiste a morir. Las hamacas estáticas parecen pintadas en cuadro costumbrista. Los cientos de durmientes no dan más señales de vida que soplidos. Conmueven. Se ven demasiado frágiles para vencer, a nado, al agua terca que sigue llamando. Ni un alma se mueve en cada metro de la lancha. Sólo parece. Acabo de descubrir la cabina de manos en el techo más alto y allí al motorista Carlos Tapullima Yahuarcano, un hombre sombra, con casaca y sin sonrisa. Junto a un timón enorme, se ve más bajo de lo real, también más solitario. Lleva horas de pie. Sentado se dormiría. Cuidar la vida de los pasajeros y la integridad de esta lancha de 300 mil soles, es renunciar al derecho a una silla y llevar descubiertos nada más que los ojos. Más que un serio navegante, Tapullima parece un niño grande que juega a las escondidas, disfrazado de bandido. Un trapo rojo le cubre el resto de la cabeza. Parece pero no es un terrorista que acaba de secuestrar la nave. Le pido responder preguntas. Y sólo el viento y el escape del motor contestan. Me siento hablándole a una estatua humana, de esas que esperan monedas en las plazas. “Dígame: ¿es muy difícil manejar una lanchaaaaa?”, pruebo por última vez. Ni siquiera me mira. Y así lo dejo, con su timón y su misterio. Vuelvo al mirador, a luchar otra vez contra el peso de mi cabeza somnolienta. Ni imagino que al regresar a Iquitos, en el hotel Europa, tampoco descansaré. Porque mi compañero de cuarto, un locutor y ex seminarista con quien asisto a un taller de periodistas, creyéndome dormido, se meterá de madrugada y de puntillas a probar el pecado con una prostituta. Antes de mirar porno en vivo, lucho en la nave contra la tercera hora de protesta estomacal. En eso, un zumbido rompe la monotonía del horizonte, cada vez menos azul. Y si no veo, no creo que ese ruido que aumenta hasta hacerse semejante al de un avión de combate, es el canto de cientos, tal vez miles, de pájaros que no conozco. Las bandadas empiezan a levantar vuelo. Amanece. *** Hace cinco minutos que pisé Nauta. Su desembarcadero es un pedazo de loma junto al agua, una falda de tierra desgastada por cada lancha que llega. Tibiados por el sol mañanero, decenas de botes y canoas de madera se ven diminutos comparados con la Linares I, que acaba de arribar a las siete y media. Desde tierra, me resisto —no se por qué— a quitar la mirada de esta nave cargada de misterios amazónicos. Tal vez porque en doce horas escuchando gritar a su motor, he descubierto la diferencia entre navegar hacia los destinos “obligatorios” de la selva amazónica y dejarse llevar por el río de posibilidades que ofrece la selva amazónica. En una noche y una madrugada sin empacharme de Internet y televisión por cable, he disfrutado de esa soledad deliciosa que contagia el cielo loretano, con sólo mirarlo retener una tormenta. He saboreado la exquisita adrenalina de subir a la parte más alta de esa nave frágil como papel, comparada con la inmensidad de un río que parece mar. Ayer subí a esta barcaza con la esperanza idiota de pararme en sus balcones a mirar boas espías, armadillos inteligentes con trompa de cerdo, lagartos de los que se come guisados en Iquitos, fieras agrandadas por el miedo. Pero sólo he visto personas, loretanos normales, sinceros, que no se disfrazan de aguarunas para atraer dólares. Una sonrisa franca, un repentino “gracias”, me ha disparado al ir a despedirme, Rider Bardales Mestre, el siempre serio controlador de la carga que extraña a su único hijo de cuatro años al que ve cada ocho días, por culpa del trabajo viajero. Y un ayudante suyo hasta me contó la historia de un ex compañero de clases de quien se enamoró una gringa. Y dijo más: que cuando el amazónico le prometió en inglés y le cumplió en la cama, la turista, más materialista que romántica, le regaló un mototaxi. No he visitado las comunidades indígenas de Cocamas; tampoco a los “witotos”; ni a los 3 mil “yaguas” que viven en las márgenes del Amazonas, pintándose de rojo; menos a los “ticuna”, que fabrican veneno, y no me preocupa, como si adivinara que —semanas después— desde Piura, voy a contentarme con ver a esos nativos, editados para verse más amazónicos, posando para mi pantalla de 14 pulgadas. Tampoco he estado en el Pacaya Samiria y no lo lamento, porque al regresar a Lima podré ver mucho mejor por Internet, no sólo esa reserva natural, sino también la casa de fierro construida por Gustave Eiffel (el de la torre de Paris), y el barrio Belén, y el parque turístico de Quistococha y por fin ya no me duele el estómago. Y qué bueno comprobar que el turismo no es visitar lugares señalados en un afiche, sino la “afición de viajar por el gusto de recorrer un país”, según la Real Academia. Un guía turístico o la dictadura de un mapa con atractivos “obligatorios”, demarcados en papel lustroso, jamás me habrían regalado esa fantasía de triunfo sobre la muerte por naufragio, que sólo estas naves de tercera clase saben fabricar. Miro por última vez a la Linares. Mis ex compañeros de viaje abarrotan las barandas. Parecen mirarme todos a la vez. En la distancia ya no distingo a María, ni al arrugado. Casi los extraño. Su viaje recién empieza. El mío ya acabó. —Habla. ¿Te vas o te quedas? —me apura un chofer de mototaxi. Si no subo a su trimóvil justo ahora, perderé un ómnibus hacia Iquitos, a punto de partir, me alerta este conductor nauteño, con anteojos de intelectual desocupado. Pero su tono tiene el desgano de quien sabe de antemano la respuesta. Como si adivinara que en el fondo muero por seguir navegando. ** Lucas Jiménez salujisa71@yahoo.es Escritor y periodista peruano (Ayabaca, Piura, 1971). Editor del diario El Tiempo de Piura. Se ha desempeñado como reportero y cronista independiente. Es profesor del curso de Géneros Interpretativos en la Universidad de Piura (http://www.udep.edu.pe). Por su crónica “Permiso para aterrizar” fue becario de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI, http://www.fnpi.org), que preside Gabriel García Márquez. Fue alumno del taller de Periodismo y Literatura con la escritora puertorriqueña Mayra Montero, en Cartagena de Indias (Colombia). Sus crónicas han sido publicadas en El Tiempo, suplemento Semana, diario La Industria de Trujillo, diario El Comercio (http://www.elcomercioperu.com.pe) y en Internet, a través de la revista virtual Perú Llacta (Lima; http://www.perullacta.com), dirigida a peruanos residentes en el extranjero. Con su columna Cola para Soñar ganó el premio internacional de periodismo Noticia y Subjetividad 2005 del Centro de Estudios Avanzados en Periodismo Narrativo (Buenos Aires, Argentina; http://www.periodismonarrativo.com). Cada semana publica su columna Crónicas mal pensadas en la página web de El Tiempo. Con sus crónicas “El caballero se fue; está su sobrina” y “Viaje para solitarios” ganó por dos años consecutivos (2005 y 2006) el Premio Nacional de Periodismo Norte Turístico organizado por la Red de Prensa Turística del Perú (http://repturperu.com). Mantiene una bitácora personal en http://blogs.periodistadigital.com/cronicasmalpensadas.php. === Tercer Festival Latinoamericano de Poesía “¡Ser al fin una palabra!” == === Ricardo Rojas Ayrala ================================================== En la ciudad de México se desarrolló el Tercer Festival Latinoamericano de Poesía “¡Ser al fin una palabra!”, del 19 al 23 de marzo de 2007, organizado por Tintanueva Ediciones, que puede calificarse como un éxito. Un éxito debido no sólo a la ingente y fervorosa participación de un público numeroso, concentrado y respetuoso, sino también por la calidad y la entrega de los poetas participantes. Un éxito por la grandiosidad de los lugares elegidos para las lecturas (el hermosísimo palacio de las Bellas Artes, el imponente templo del ex Corpus Cristi, la prestigiosa Unam), por la repercusión en los medios audiovisuales (canal 22, revistas de Internet y diarios de circulación nacional) y por la sencilla certificación concreta de la continuidad, en el tiempo, de un espacio poético latinoamericano en constante ebullición. Paradójicamente, el Tercer Festival Latinoamericano de Poesía “¡¬Ser al fin una palabra!” es más importante porque termina... y continúa, porque en breve se constituirá en una cita obligada de los poetas de Latinoamérica. Un lugar de debate, de producción y de enseñanza pero, sobretodo, un lugar que brinde albergue a un proyecto superador de integración de las diferentes poéticas de cada país de Latinoamérica. Todos estos hechos certificables —que pueden ser literarios, sociológicos, psicológicos, antropológicos o políticos— deben mensurarse estrictamente como se hace con los hechos físicos, químicos y biológicos que gobiernan todas las cosas; aun la sencilla geografía de la poesía viva. ¿Se debe decidir ante tal promesa poética entre el esprit de géometrie y el esprit de finesse por el que tanto machacaba Pascal? La fuerza demoledora de la poesía reside en poder arrancarle al mundo belleza y “eso” que es mucho más que un obstáculo epistemológico no les impide, a los organizadores de este festival, Federico Corral Vallejo y Angélica Santa Olaya, pensar ya en un cuarto encuentro latinoamericano. ¡Enhorabuena! No temo decirlo, claro, ni tampoco vacilo: un éxito que anunciado de esta forma, a voz en cuello, puede llevarnos a la perplejidad. Pero ¿que es esta tal perplejidad? Para Wittgenstein, las cuestiones filosóficas comienzan con la perplejidad. Todas las cuestiones filosóficas son atormentadoras; son molestias o aflicciones intelectuales comparables a algún tipo de enfermedad mental. La poesía es, o al menos así lo quiero creer yo, una lucha ontológica contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje. Se debe pedir que las palabras se retraigan de su sentido uso metafísico a su lato uso cotidiano. ¿Se debe solicitar tal cosa? ¿Es esto posible sin un método filosófico fiable que, luego, no nos sujete irremediablemente a un Eros enfebrecido de la misma desolación que padece su compadre alado Thanatos? La poesía, en sentido metafísico, no ha muerto a pesar de los deseos del insatisfecho de Kant. Hoy, entre deriva y naufragio, asombro e inmutabilidad, sólo nos salva la belleza. Sabemos que Eros no es exactamente una deidad adorable, sino un demón, una extraña criatura que no es un inalterable dios de chifón ni un simple mortal. Por eso merodea, encendido, entre los pobrecitos hombres que declaman sus versos. Hijo de Penia, la carencia, y Poros, el recurso, desea el ascenso hasta la Belleza y nunca se extingue su afán. Desde la creadora materia hasta la esfera celeste en donde residen las esencias más sutiles y eternas como la poesía, es en estos encuentros poéticos donde los hombres comparten el tuétano de sus culturas: sus versos mejores. En estos intentos jamás desistamos: ¡Elijamos siempre la acción y la poesía! ** Ricardo Rojas Ayrala Escritor argentino (Buenos Aires, 1963). Es jefe de redacción de la revista de literatura Los rollos del mal muerto. En 2004 fue finalista del concurso internacional “Poesía en Tierra”, organizado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires (http://www.cceba.org.ar) y el Fondo de Cultura Económica (Argentina, http://www.fce.com.ar), el cual editó su poemario La lengua de Calibán en 2005. Ha publicado poesía y narrativa. Sus libros son Sin conchabo corazón (1993), Fabulosas alimañas de la pampa (1996), Hazañas y desventuras de Amulius y Numitor (1999), Caligramas (2000), Miniaturas quilmas (2001), Obispos en la niebla (2005) y Quaestiones Politicae. Seis relatos sobre la certeza (2006). === Salmos del cuerpo ardiente Rodolfo Häsler ======================== (Nota del editor: hasta el próximo viernes 25 de mayo es posible visitar, en el Centro Gallery del Centro de Estudios Puertorriqueños en Hunter College, Nueva York, la exposición Salmos del cuerpo ardiente, compuesta por textos del libro homónimo [Editorial Chihuahua Arde, Chihuahua, México, 2004] de la poeta puertorriqueña Lourdes Vázquez y por grabados de la artista Consuelo Gotay. Hoy traemos a nuestros lectores una breve lectura de este libro, a cargo del poeta cubano Rodolfo Häsler). Lourdes Vázquez es una de las poetas puertorriqueñas más destacadas en la actualidad, su obra es editada y reconocida en diferentes países de habla hispana, y ha ido conformándose con el tiempo con una coherencia y fuerza admirables. Edición tras edición, la obra de la poeta ha ido consolidándose en español y en inglés, yendo hasta otros terrenos, como la prosa y el ensayo, premiada en varias ocasiones y recogida en diversas e importantes antologías. Esta última publicación mexicana, Salmos del cuerpo ardiente, llama la atención ante todo, al comenzar la lectura, por el recurso extraordinario de mirar hacia los salmos, joya de la literatura universal, y que le sirve de pretexto para dar su visión, varios milenios después, pero siempre con esa puerta abierta a una de las obras cumbres de la poesía universal, los Salmos del rey David. Si la exaltación amorosa, carnal y mística —tan difíciles de separar— salta a la vista en la obra clásica, aquí sigue vigente, es decir, Vázquez respeta ese trazo dado pero siempre desde su mundo personal, desde su preocupación como ser humano, hasta lograr descubrirnos un universo denso, muy personal, de preocupaciones, deseos, recuerdos, obsesiones, intereses, lecturas, denuncia, ansias por dar otra posibilidad, siempre mejor, a este mundo y a esas convenciones que nos aprisionan y de las que muchas veces no sabemos salir. Ya desde el inicio, en el Salmo 1, nos encontramos con unos versos que podrían ser la médula espinal del libro, o mejor, una declaración de principios y una apuesta por la libertad espiritual del ser humano: “Porque se nos muere la existencia a causa de pequeñeces y ese es el mundo que he entregado a mis hijos que desconfiados me estudian en el laboratorio”. Libertad interior, romper ataduras impuestas, apostar por la expresión de las emociones a pesar de formar parte de una sociedad que las reprime, vendría a ser una de las preocupaciones de la autora, por lo que encontramos denuncia, ruptura, desobediencia, pero siempre expresada dentro de la máxima interiorización, universal, y así el lector logra entrar y encontrarse, toparse con vivencias propias, llegar hasta el fondo de la emoción. Construyendo un universo paralelo, los Salmos de Lourdes Vázquez denuncian la vacuidad del pensamiento acomodaticio, la facilidad, la falta de análisis. Nunca se conforma con la primera visión, y descubre en cada poema aquello que aceptamos sin más, para hacernos ver y sentir el dolor de la existencia. Sin ese dolor, viene a decir, no llegaríamos a situarnos en el punto de partida de la auténtica comprensión. Y desde luego, no se puede dejar de decir, hay una apuesta sincera por la felicidad, las buenas cosas de la vida, del trato entre los seres humanos, el amor, la amistad, la fugacidad de un momento y su intensidad, lo que deja el sentir o ver con la mirada entrenada. “Regocijémonos, porque el tiempo pasa y el olvido entra con su catálogo de intuiciones y en forma de boa se sienta en el trono del palacio”. La cercanía del peligro, ese filo que siempre pende sobre nuestras cabezas, el desorden de las emociones, la bajada a los infiernos junto a los actos más sublimes que el ser humano es capaz de realizar, el amor apasionado, el deseo más desgarrador y más urgente, la muerte, la inteligencia, ninguno de estos temas dejan de ser tratados y sugeridos en toda su amplitud y ambigüedad en estos Salmos del cuerpo ardiente, libro fundamental, y quizá uno de los mejores de esta poeta que deja brotar su voz madura y plena. Una poeta a todas luces imprescindible. ** Rodolfo Häsler Escritor cubano (Santiago de Cuba, 1958). Reside en Barcelona (España). Tiene publicados los libros Poemas de arena (Editorial E.R., Barcelona, 1982), Tratado de licantropía (Editorial Endymión, Madrid, 1988), Elleife (premio Aula de Poesía de Barcelona 1992, Editorial El Bardo, Barcelona, 1993), De la belleza del puro pensamiento (beca de la Cintas Foundation de Nueva York 1993, http://www.cintasfoundation.org, Editorial El Bardo, Barcelona, 1997), Poemas de la rue de Zurich (Miguel Gómez Ediciones, http://www.miguelgomezediciones.com, Málaga, 2000), Paisaje, tiempo azul (Editorial Aldus, http://www.editorialaldus.com, México D.F., 2001) y la plaquette Mariposa y caballo (El Toro de Barro, Cuenca, 2002). Es traductor de la poesía completa de Novalis y codirector de la revista Poesía 080 de Barcelona. === Gloria Cepeda Vargas, colombianista, pensadora y poeta ================ === Leopoldo de Quevedo y Monroy ========================================== Gloria Cepeda Vargas es una mujer de fibra gruesa. Parece nacida en la sierra o en la mitad de una guerra. Y por sus venas corre caliente sin pausa la poesía. Tiene en su frente el sello de la palabra, dura, como hierro candente sobre la injusticia. Ese fue el bautismo que desde el vientre materno la consagró. Nadie hubiera barruntado que en aquella chicuela, un tanto escuálida y morena, había un manantial de donde la poesía brotara espontánea y sin esfuerzo. Ella confiesa sin vanidad que siempre ha pensado y escrito en verso. A los tres años su madre Mina, fotógrafa, autónoma e impaciente (1), la veía correr por la casa con su naricita afilada y sus pómulos prominentes repitiendo unos versos que nadie le enseñó. Se los dedicó a su padre, a quien su madre llamaba gato marrullero porque todas las noches salía a jugar billar en la vecindad: Este es un gato que estaba de cocinero en un billar y decía manzanilla, manzanilla y no lo podían olvidar. Gloria María Cepeda nació en Cali el 16 de mayo de un año que ella ha colgado del brazo del olvido. Después de peregrinar por Armenia y Buenaventura, en donde su madre la confinó de cuatro años al kinder de Estercita Patarroyo, porque era una niña insufrible, peleona y desobediente hasta más no poder, de siete años llegó a vivir a Popayán, ciudad a la que ha quedado unida como a cordón umbilical. Allí entró al colegio-convento de las salesianas a estudiar. Comió deliciosas galletas, pero nunca pudo digerir a la Santísima Trinidad. A los 13 años, recuerda, se escapaba de las clases pues los versos le brotaban a borbotones y el río de palabras no se aguantaba en su garganta y tenía que ir a casa a escribirlos. A los 18 años, después de cursar cuarto de bachillerato, interna en el colegio-fortín de monjas en Silvia, Cauca, como cualquier insensata que se respete, se casó con el venezolano Francisco Cabrera, quien se la llevó para Caracas. Venezuela es su otro amor del que no se separará ya nunca. Gloria tomó para sí los versos de Billo Frómeta, en Mediodía en Caracas: “Para cantarte a ti puse al arpa / todas las cuerdas de oro...”. Allí, en cinco años, tuvo cuatro hijos entre carros desbocados, teteros, pañales y madrugadas que peleaban con su adolescente corazón. Después de 30 años de casada se divorció de aquel hombre que la vigiló sin tregua durante más de 25 años. Lo recuerda hoy en el poema “¿Fue?” de Caracas en el viento, uno de sus tres libros inéditos: ¿Fue eso morir? Los días sin cabeza mi frente de veinte años surcada por un río de ceniza. Un perro de mil ojos vigilaba libros que me querían sin poder confesarlo un siglo o un minuto verdugos de mi flor. ¿Fue eso vivir? ¿En qué rincón de aquella casa ciega te quedaste muchacha? Así como Gloria Cepeda se declara caminadora irredenta de una ciudad —¬su amada Caracas— que no le ocultó sus secretos, también se reconoce (2) hija de La Poesía, esa palabra omnipotente y firme, que a pesar de los años y los ríos crecidos, me nace y puebla, más implacable cada día: Ábreme tus brazos, Poesía y deja que tus aguas me calcinen. ...En tus aguas ilímites como una flor de espuma viaja mi alma. Así, entre el trasegar, la independencia, la intemperie de su suerte y la dulce compañía de la escritura ha vivido esta mujer fuerte como un batallón de palabras. Murieron de viejos y de tradiciones sus padres y murió bajo la boca de un fusil artero su hermano Manuel en 1994. La lejanía de sus hijos, la ausencia del país que la adoptó en su seno y el dolor por la muerte injusta de su hermano la acompañan en la esquina de la calle 17 en Popayán desde hace 11 años que volvió a Colombia. Quien conoce a Gloria Cepeda ve en ella la estampa de la mujer enhiesta, sin rebozo, con palabras por riqueza, amistad por don y tristeza por la patria. Si en ella hay memoria es para recitar sin pestañeo versos y párrafos o capítulos enteros de su autoría o de los maestros del idioma. Si en ella hay memoria es para acordarse de la justicia que se quedó en los libros, en los héroes y en la historia, pero que abortó en Colombia. De cara recia y ademanes resueltos, Gloria deja entrever el carácter indómito de una mujer de fácil conversación, cristalina en el manejo del idioma y poseedora de una escritura que atraviesa los recovecos del laberinto de la realidad y la fantasía. Gloria María Cepeda tiene dimensión continental. Su pluma ha extendido su tinta y sus colores por toda América y también Europa ha sentido su carne herida a través del Internet. Su obra es extensa, pues su vocación de escritora es tan ancha que rebasa su faceta de poeta y su pluma prolífica ha llenado espacios en periódicos escritos y virtuales. Autora de ocho libros de poemas y de cientos de artículos sobre temas literarios, sociológicos y políticos, es reconocida por su estilo directo y punzante. Pertenece al Círculo de Escritores de Venezuela, en donde inició el ejercicio público de las letras. Hoy, en Popayán, ciudad que la considera su hija adoptiva, la Cámara de Comercio le acaba de honrar con el título de Personaje Cultural del año 2006. Sin embargo, ni su tierra natal ni Colombia le han reconocido su tenaz capacidad y el aporte a la vida de la palabra castellana por más de 50 años. Escribió su primer libro de poemas en 1954, Bajo la estrella. Sus versos son fáciles, dedicados a sus padres y a su esposo. Tienen una clara influencia modernista, aunque también deja ver su gusto por el clásico soneto. Sentimientos de joven, encontrados y confusos se entreveran por doquier. La tristeza, los recuerdos, las promesas, el escape de la realidad son temas recurrentes. Como en “Confesión” (3): A ti te debo esta alta melodía, ... y te debo también esta tristeza infinita y lejana, que me empieza cuando muere la tarde entre mis manos. O en “Azul”: ... Azul la inmensidad ultramarina y azul mi corazón en este vuelo de gaviotas... azul como el desvelo el azul horizonte que se inclina a besar el oleaje, en una fina explosión de zafiros... ritornello de recuerdos azules como el agua... o en “Todo lo fuiste para mí”: ... Al conocerte, mi alma soñadora —nave sin capitán ni timonel— sintió el deslumbramiento de quien ve el mar por la primera vez. ... Pensar que fuiste tanto..., pero tanto en mi vida... adoración... dolor... ¿qué no te di? y hoy, ni siquiera nube, ... solamente un recuerdo. Su segundo libro, Poemas de los hijos, parece que fuera un sucedáneo para la soledad que ya la embargaba. Es testimonio de la solicitud y entrega a cada uno de los hijos que apenas iniciaban la vida. Registra hechos como la enfermedad, los juegos y las rondas, el estudio, su vestido, los primeros pasos, la inquietud por su futuro. “Libros”, “Ronda”, “Sueño”, “Zapatitos negros”, “Enferma”, “Tengo cuatro soles”, “El castillo de arena”, son algunos títulos. Encuentra, sin embargo, espacio para contar su inconformidad en “Esta noche...” (4): Esta noche se tiende bajo el cielo como una mujer pálida llena de lejanías y recuerdos y de impalpables lágrimas. ... Noche para creer en la mentira, maravillosa y blanca, erguida sobre globos de colores de regalo de pascua. El dolor por el asesinato político de su hermano le compele a escribir Carta a Manuel (5), una serie de 14 elegías en las que se vierte en canto maduro a su alma gemela muerta. “Hora de cantar” expresa su impotencia y aviva la esperanza: Es hora de cantar ya hemos llorado tanto que un largo río espejea a lo lejos. Es el tiempo de cantar a tu cielo de turpiales a tus pies caminantes a tu empeño sembrador a tu diálogo sostenido en cuclillas con las hormigas y las mariposas. Voy a traer la caja de Pandora y a abrirla nuevamente para que salga a recorrer el mundo tu esperanza de botas incansables. En 1995 Gloria se hace merecedora del Premio de Poesía Jorge Isaacs de la Gobernación del Valle del Cauca con su libro Cantos de agua y viento (6). Este libro contiene 39 poemas de alto vuelo lírico en el que se destacan “Mea culpa”, “Canción por el invierno”, “Monólogo”, “Noche”, porque en ellos deja ver su ser de mujer completo. La poeta tiene un sello único con el que rubrica su producción. Es un lenguaje del más refinado crisol castellano y sus imágenes permiten viajar con ella y degustar las alturas del Olimpo. Quien entre a leer su libro En Colombia y ahora (7) tendrá una sensación sobrecogedora: puede parecerle que ha ingresado a un santuario de tristeza y desolación. Ángeles con alas sangrientas ofician y en el coro una sinfonía de dolor y espanto es interpretada por ruiseñores con gargantas roncas. Aquí la poeta rinde homenaje a Colombia y en 39 poemas escribe la última parte de la historia de esta patria, que lacera el alma a Gloria y le hace cantar despavorida, como en “Huérfanos”: ... Crujió la tierra se cerró el camino el rancho destruido quedó como una herida bajo el sol. Lo que duele es el ángel perseguido ese colombianito que demasiado pronto empezó a caminar. Gloria Cepeda tiene guardados en un cuartito fresco tres libros inéditos. Uno que evoca al más romántico de los caballeros: don Alonso Quijano, De la vida y del sueño, en doce sonetos maestros de castizo sabor y lenguaje, que nos remiten a Calderón de la Barca y a Quevedo. Otro, de tono sublime, 32 cantos, en el que parece redactar el inventario de sus recuerdos: Canciones de la noche, la confidente de sus sueños. Y el tercero está escrito con su pluma en el papel y su corazón en Venezuela: Caracas en el viento, en el que se deleita recreando, en el más puro lirismo, los 40 años que allí pasó. Aquí, del poema “Cuando vuelva”: Cuando vuelva a Caracas ... Los árboles una vez más me entregarán la luna me beberé de un trago lo que queda y rastrearé la juventud en fuga sobre los techos de la madrugada. ... Contigo fui cantando hasta el crepúsculo fue andar sola sin cortarle las alas a mis alas. Así será otra vez cuando regrese a tocar a tu ventana. Plenilunio termina este homenaje escrito a una de las grandes poetas de Colombia quien sólo conoce la vía que la conduce a Roldanillo cada año, en donde la acoge su casa que la ha adoptado como Almadre —¬gran madre y maestra— en el Encuentro de Poetas Colombianas y que escogió a Popayán por refugio y vive allí en el anonimato, condición que sólo soportan los seres con destinos inmortales. No sé ¿Quién soy, de dónde provengo y por qué me seduce la fiebre estética con sus aventuras e interrogaciones? Jean Aristeguieta No preguntes ahora corazón que navegas bajo esta piel quizá cansada de asomarse al mismo río. Tampoco sé de dónde llega el rumor que gira como si fuera viento de días sumergidos. No sé de dónde vengo sólo que reconozco el imán de los astros Sólo que escucho viejas letanías y recorro incorpórea una aldea que calla para siempre. No me preguntes lo que tú tal vez sabes mejor que yo. Tu vela no conoce la voraz amapola de la sangre tus caballos indómitos se pierden a lo lejos con la luna en el anca. Todo lo vives. El conocimiento de la vasija cósmica se te entregó en santuarios olvidados. A tu lado soy eco deslucida sonámbula arena que llegó a integrarse a estas playas y que ahora transita cada día más lejos de la muerte más cerca de la vida. En Cantos de agua y viento. 1995. Premio de Poesía Jorge Isaacs. Bibliografía tenida en las manos y leída en su totalidad: 1. Cepeda Vargas, Gloria María. Notas autobiográficas. La cursiva indica que el texto fue tomado literalmente de estas notas. 2 p. 2. Cepeda Vargas, Gloria. Poemas del exilio. Prólogo de Águeda Pizarro. Roldanillo: Ediciones Embalaje, Mueso Rayo. 1999. 38 p. 3. Cepeda de Cabrera, Gloria. Bajo la estrella. Prólogo de José Ignacio Bustamante. Ilustraciones de Manuel Cepeda. Popayán: Editorial Universidad del Cauca. Primer volumen de la Biblioteca de Autores Caucanos. 1954. 58 p. 4. Cepeda de Cabrera, Gloria M. Poemas de los hijos. Popayán. Talleres editoriales del Departamento del Cauca. 1960. 56 p. 5. Cepeda Vargas, Gloria. Carta a Manuel. Popayán: Andina Multimedios. 1996. Tiene una nota: escrito después de la desaparición de su hermano Manuel el 9 de agosto de 1994. 46 p. 6. Cepeda Vargas, Gloria. Cantos de agua y viento. Cali: Gobernación del Valle del Cauca. Gerencia para el Desarrollo Cultural. Premios Jorge Isaacs. 1996. 60 p. 7. Cepeda Vargas, Gloria. En Colombia y ahora. Bogotá: Apidama Ediciones. 2003, 62 p. • CEPEDA VARGAS, Gloria. Inéditos. • CEPEDA VARGAS, Gloria. Caracas en el viento. Libro inédito. 30 poemas. 27 p. • CEPEDA VARGAS, Gloria. Canciones de la noche. Libro inédito. 32 cantos. 17 p. • CEPEDA VARGAS, Gloria. De la vida y el sueño. Libro inédito. 12 sonetos. 6 p. • CEPEDA VARGAS, Gloria. Por Maruja Vieira. Notas biográficas. ** Leopoldo de Quevedo y Monroy leoquevedom@hotmail.com Escritor colombiano. Abogado egresado de la Universidad Libre (http://www.unilibre.edu.co) y magíster en Docencia Universitaria por la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co). Ha publicado Confesiones de un cura casado (Corredor, 1999), El anteproyecto y el proyecto de investigación, los poemarios Versos sacros y profanos (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2005) y Cotidianidad en Re-verso (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2006) y diversos materiales en el diario El Tiempo (Cali) y la revista Plenilunio. Ha participado en eventos literarios como la “Hora de la Poesía” en la Feria del Libro en Bogotá (2005), el V Festival Internacional de Poesía en Cali, la XI Feria del Libro Pacífico y otros. === En Rancagua de Chile ================================================== === La poesía y la música celebran el natalicio de Oscar Castro =========== === Ximena Troncoso ======================================================= Queda harto rato para reencontrarse con uno de los grandes de las letras chilenas. El pasado domingo 25 de marzo, a noventa y siete años de su natalicio, la Fundación Oscar Castro y la Sociedad de Escritores de Chile, filial Rancagua, se unieron para conmemorar, en la sede de la fundación, al escritor rancagüino Oscar Castro Zúñiga, en un emotivo acto, donde la poesía y la música se hicieron notar. En la ocasión estuvo presente Isolda Pradel, viuda del vate; Ximena Nogueira, Directora Regional del Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes; Carlos Aránguiz y Héctor González, ambos, escritores y miembros de la Academia Chilena de la Lengua, Miguel Arcaya, Director Ejecutivo de la Fundación Oscar Castro, entre otras autoridades de la región. Notable fue la participación del escritor y periodista Héctor González Valenzuela, quien se refirió a la vida y obra del poeta. Recordó sus encuentros con él, y reflexionó en torno al valor permanente de su producción literaria “Los poetas no nacen, los poetas no mueren. Los poetas están siempre vivos. Antes de nacer, y después de morir”, recalcó. Mucha razón tenía González y quedó de manifiesto, a continuación, cuando la banda rock “La Calle” interpretó maravillosamente parte de su repertorio que incluía la interpretación musical de poemas de Oscar Castro. Los presentes disfrutaron también de una selección de sus poemas, en la voz de las poetas Cristina Larco y Ximena Troncoso, en representación de Santiago, e Irem Toal, de Rancagua. Prosiguió la participación del dúo de música electrónica integrado por Memo Morán y Lucía Soto. Toda una fiesta de sorpresas al mediodía del domingo, que bien valió la pena. Sin lugar a dudas tenemos a un Oscar Castro para rato; su corta vida no impidió que su poesía existiera, tocando los más diversos rincones del paisaje rural y no por ello ajena a los acontecimientos del mundo, dedicándole aquellos versos sublimes a García Lorca, como también a Alfonsina Storni y a nuestra Mistral. Pareciera que hoy se aproxima, con sus campanas, a la música para llegar, con su lenguaje, a veces, travieso y juguetón, a los episodios del sentido humano, buscando los oídos de nuevos lectores, de las nuevas generaciones. Grandes esfuerzos ha hecho la Fundación Oscar Castro en mantener viva la obra del poeta. Su poesía, con prólogo de Augusto D’Halmar, fue publicada en Obra reunida, con el patrocinio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, el año 2004, a instancias de la Corporación de Desarrollo Pro O’Higgins, proyecto que hoy postula su reedición de la mano de la fundación, con la firme convicción de que es necesario mantener vivo su recuerdo y el reconocimiento al importante legado que significa su obra a la cultura nacional. “Yo me pondré a vivir en cada rosa / en cada lirio que tus ojos miren / y en cada trino cantaré tu nombre / para que no me olvides”. Fragmento del poema “Oración para que no me olvides”, de Oscar Castro. ¿Podrá alguien permanecer indiferente a estos versos? No lo creo, así sucede con la poesía de este poeta chileno desde la ciudad histórica de Rancagua; cuando toca a la puerta entra para quedarse. El destacado escritor y crítico literario Augusto D’Halmar, en el prólogo Mágicos y prodigios, nos dice, evocando el momento en que se encontró, por primera vez, con la obra de Castro: “Y en esa semiatmósfera intelectual, estallaron, restallaron de súbito, las estrofas de un responso a Federico García Lorca”. “No murió como un gitano, no murió de puñaladas”... “En ese instante indeciso de las hembras despeinadas, en ese instante en que el grillo cava la mina del alba”... Y agrega: “Quien más, quien menos, todos comprendimos que nos había sido dado asistir a una anunciación y, como se sale de un concierto tarareando tal o cual motivo, mascullábamos, al salir, algunos versos de ese poema que acababa de impresionarnos y de impresionarse en nuestra memoria”: “Este año no darán frutos los naranjos de Granada, este año no habrá claveles en las rejas sevillanas. El río Guadalquivir Llevará sangre en sus aguas”. “¡Cómo llorará su espíritu en las guitarras de España!”. Y que duda cabe, cuando sus versos nos conectan, en la profundidad de la metáfora, con la honda sensibilidad de este gran escritor chileno. Bien vale reencontrarse con su lectura nuevamente. La invitación a disfrutarla está hecha. Oscar Castro Zúñiga nació el 25 de marzo de 1910 y murió muy joven, en 1947, a los 37 años, pero dejando una vasta obra literaria estampada en versos, cuentos y novelas. Su literatura se perfila como una de las más sólidas de la Generación del 30. Se desempeñó como profesor de castellano y periodista. Reconocido como un animoso gestor de actividades literarias, promovió, en su ciudad natal, encuentros y recitales poéticos. En 1934 fundó el Grupo Literario “Los Inútiles” que mantiene existencia hasta hoy. Este año 2007, el día 1º de noviembre, se cumplen 60 años de su fallecimiento. Sus obras: Camino en el alba (poemas, 1938), Viaje del alba a la noche (poemas, 1940), Huellas de la Tierra (cuentos, 1940), Las alas del Fénix, romances (1943), La sombra de las cumbres (cuentos, 1944), Reconquista del hombre (poemas, 1944); Comarca del Jazmín (novela, 1945), Glosario gongorino (sonetos, 1948), Rocío en El Trébol (poemas póstumos, 1950), Llampo de sangre (novela póstuma, 1950), La vida simplemente (novela póstuma, 1951), Lina y su sombra (novela póstuma, 1958). Algunos poemas para la iniciación: *** Despedida (del poemario Rocío en El Trébol) Y me miré las manos. Estas manos que no siegan el trigo maduro en febrero. Y comprendí que todo era imposible. Que soy un forastero. Tus campos me rechazan. Me maldice la lumbre juvenil de tus esteros. Tus hermanos me miran rencorosos porque soy forastero. Ellos quieren hogar para que vivas y tierras que aseguren su sustento. ¡Y yo planté mis huertos en la luna, y yo sembré mis trigos en el cielo! Hora de luz lo que viví a tu lado. Hora de plenitud bajo tu alero. Mediero de tus penas fui en las tardes. De tu campo de estrellas fui aparcero. Y hoy me miro las manos. Y en el hombro sólo llevo el avío de mis versos. Mi cabello me aguarda en el camino que se va por la tierra atando pueblos. Hoy, los arados que tu campo cruzan trazan surcos y surcos en mi pecho: cuando llegue la tarde pensativa, será mi sangre la que manche el cielo. Yo te digo, al marcharme, que no tengo ni la tierra que cubro con mi cuerpo. Pero esta noche me hallaré en las manos el aroma de tierra de tus pechos. *** Advertencia (del poemario Reconquista del hombre) Parado entre dos eternidades, Donde el relámpago me pule, Levanto por un instante mi asombrada cabeza. He conocido el sabor de tantas muertes En sucesiva gradación dispuestas, Que me canso la mano de peinar los días Y en ansiedad permanezco, extranjero Entre hermanos, Gustando ese sabor de destilado cielo Que sobre mi lengua permanece, que pretendo decir Y que se marcha de mi sangre antes de llegar al canto. Vais a decirme que me conocéis, Vais a fijarme límites como a un opaco territorio, Sabéis de mi luna que carga mi hombro, Adivináis el pájaro que estrangulo al cantar, Todo eso os está permitido. Sin embargo, Cuando yo hago cuchillas con mi sangre, Cuando degüello amapolas y palomas, Cuando detiene un río mi tajamar de viento, Cuando llamo a las piedras hacia adentro Con mis falanges rotas por las aristas de su catedrales, Cuando le digo al árbol que me siga en el tiempo, cuando le pido al fuego su terrible elemento, cuando grito ante un mar poblado de cadáveres que apenas sobrenadan, pesados de misterio, cuando escribo en los ojos de una mujer botada entre las dunas, cuando me desespero como un perro sediento, cuando soy talismán y cabello de brujo, cuando soy alarido de doncella comida por un oso, cuando el tam-tam me sigue por la selva, apenas alumbrado por líquidos ojos de fieras, cuando soy el espejo roto del nigromante, cuando un diamante hace explosión en mí pulverizándome, cuando me ahogo barrido y acosado por mi voz, cuando quiero morir, morir, gemir desecho en polvo, cuando las furias adversarias cobran poder terrible, cuando el presagio tiene piel de habitación oscura, cuando el luto recubre con su ola vertical las paredes, cuando aúllo hacia las funciones del infierno, parado, sostenido por un grito de hielo que el huracán remece y deja, entonces no sabéis. Dejadme solitario con mis muertes. Idos. Un día La misma puerta nos verá pasar. Llorad conmigo ahora si podéis. Eso puede salvarnos. ** Ximena Troncoso contactoconlacultura@yahoo.es Poeta y gestora cultural chilena (Santiago, 1967). Entre 1984 y 1987 estudió derecho en la Universidad Central de Chile (http://www.ucentral.cl) y actualmente termina sus estudios de periodismo en la Universidad ARCIS (http://www.universidadarcis.cl), actividad que desarrolla en paralelo con su gestión laboral comercial. Entre 1994 y 1996 integró la Compañía de Teatro y Poesía “Anemix”, cuyos montajes —que combinaban poesía, música y actuación— intentaban la difusión de la vida y obra de los grandes poetas chilenos, presentándose en diversos centros culturales. Participó en el Taller de Teatro de la Corporación Arrau y se introdujo en el arte de la declamación. Ha participado en talleres de creación literaria, recitales poéticos universitarios, municipales y regionales; tertulias literarias y encuentros de escritores regionales. Sus poemas han sido incluidos en antologías, revistas y discos compactos. Integra el Departamento de Prensa y Difusión Cultural de la Sociedad de Escritores de Chile (http://www.sech.cl). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Julio Espinosa Guerra ================================================= === “Lo único importante es lo que uno deja escrito. ====================== === Lo demás, uno mismo, es totalmente prescindible” ====================== === Lilian Fernández Hall ================================================= Julio Espinosa Guerra nació en Santiago de Chile en 1974. Desde el año 2001 reside en Madrid, España. Es poeta y narrador. Ha publicado los libros Cuando la rosa aún no existía (Santiago, 1996, poesía), La soledad del encuentro (Mosquito, Santiago, 1999, poesía), Las metamorfosis de un animal sin paraíso (Premio de Poesía Villa de Leganés, España, Editorial LF, 2004), Antología: la poesía chilena del siglo XX (Visor Editores, Madrid, 2005) y El día que fue ayer (Mago Editores, Santiago, 2006, novela). Ha obtenido la Beca de la Fundación Pablo Neruda (Santiago, 1988) y una beca de creación del Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile (Santiago, 2000). Su obra poética ha sido incluida en antologías en Chile y en España. Ha colaborado en numerosas revistas literarias de España y de América Latina. Ha trabajado como coordinador de las lecturas de poesía del Café-Centro Cultural Libertad 8 y lector de Tusquets Editores. En la actualidad dicta talleres de poesía y creación literaria en la Escuela de Escritores de Madrid y dirige la revista de poesía Heterogénea. Su nuevo libro de poemas NN acaba de ser galardonado con el IX Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz (México/Costa Rica). —Julio, tú eres chileno pero desde el año 2001 estás radicado en Madrid. ¿Por qué motivo te trasladaste a España y cómo han influido estos años en Europa en tu poesía? —Siempre es difícil saber con exactitud qué lleva a una persona a cambiar de país. En Chile, y más específicamente en Santiago, casi desde que comencé a moverme por el “ambiente literario” me sentí excluido por mis pares. Además se vivía y se vive una “guerrilla literaria” plagada de malas voluntades, amiguismos y descalificaciones. Lo malo es que no gustándome este tipo de relaciones, poco a poco fui entrando en la misma dinámica, como si la escritura fuera una competencia más que un acto creativo individual. Quise salir de eso y por eso me vine. Hoy no entro en esos juegos; es más, soy capaz de admirar la creación de gente que no me cae nada bien, pero que está construyendo una obra sólida... Esa capacidad me la ha dado la distancia. —¿Te defines como poeta chileno, latinoamericano, español, o simplemente como poeta? ¿Cuál es la importancia o la función de estas definiciones, si es que tienen alguna? —Creo que de la única manera que uno puede definirse es en función de lo que intenta hacer, por eso me considero poeta. El adjetivo es innecesario. A fin de cuentas, ser poeta es una reacción ante la acción que es la escritura poética. Casi una casualidad. Realmente lo único importante es lo que uno deja escrito. Lo demás, uno mismo, es totalmente prescindible. —Acabas de ganar el IX Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz por tu libro inédito NN, cuéntanos algo sobre este poemario. —Me resulta bastante vergonzoso hablar de algo que para mí hoy es una obviedad. Me refiero al hecho de que el lenguaje no dice ni mucho menos la totalidad de la realidad. De esto me comencé a dar cuenta recién el año 98, cuando cursaba la asignatura de Filosofía del Lenguaje en la universidad. Desde entonces le vengo dando vueltas al asunto y constatando que a pesar de ser una obviedad, es un fenómeno que no nos enseñan en ninguna parte, que se mantiene en secreto. El germen del libro es ese, pero tuvieron que pasar ocho años para poder sentarme a escribir sobre ello. Se trata de mi libro más meditado y, al mismo tiempo, parte de un desasosiego, de una inquietud mucho más clara que mis textos anteriores: la incertidumbre de que hay toda una realidad no nombrada y algo que decir sobre ella. —En 1993 se publicó en Chile la antología La generación NN de Aristóteles España, definiendo así a ese grupo de poetas nacido aproximadamente entre 1950 y 1975. ¿Tiene esto que ver con tu libro? —No, no, en absoluto. Partimos de plataformas diferentes, aunque en el fondo hay una utilización semejante del término, esa realidad no admitida por las instituciones, que en su caso son principalmente políticas y en el mío, sociales y, por sobre todo, lingüísticas. —¿Ves a NN como una continuación de tu poesía anterior, en la misma línea, o significa este libro de poemas un cambio en tu forma de encarar la escritura? —Pienso que todo poeta, aun sin proponérselo, siempre toca las zonas a las que el lenguaje cotidiano, referencial, no llega. Hay poemas en mi libro anterior que hacen referencia a estos lugares: “La voz de un agnóstico” o “La voz de un borracho”, por ejemplo, pero de manera consciente aquí hay una intención muy poco narrativa, a diferencia de mi poesía anterior, y también la búsqueda de la esencialidad y de la imagen poética como condensadora de lo perturbador, cuestión que antes era menos constatable. Indudablemente hay un giro en la búsqueda y la comprensión de que la repetición de las fórmulas retóricas marca, inevitablemente, el comienzo del declive del hallazgo poético, entendido éste como la capacidad de nombrar algo por primera vez de una forma única e irrepetible. —En varias oportunidades has dicho que la mayoría de los concursos literarios están concedidos de antemano, ¿cómo se entiende entonces que postules? ¿Y que hayas ganado varios? —Por allí dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Yo envío a concursos porque para alguien poco conocido es casi la única manera de publicar, pero lo hago siempre desde el escepticismo más grande. Dices que he ganado varios concursos y la verdad es que sólo son dos: el Villa de Leganés y el Sor Juana. El primero lo gané después de mandar Las metamorfosis de un animal sin paraíso a por lo menos treinta certámenes, donde los ganadores solían ser amigos del jurado. El segundo lo conseguí bastante más rápido, pero fuera de España, país donde las cosas suelen estar oleadas y sacramentadas con bastante anticipación. Alguien tendría que preguntar por qué Benjamín Prado se gana con cada libro nuevo un concurso donde sus amigos están de jurado, por qué un libro tan malo como el último de Álvaro Tato acaba de ganar el Hiperión, por qué mi compatriota Javier Bello gana concursos donde sus amigos deciden el premio o por qué poetas de tan dudosa calidad como Lorenzo Ólivan o Vicente Gallego pueden ser premiados con algunos de los concursos más importantes de España. Se trata, simplemente, de que alguien nos está metiendo el dedo en la boca y nadie —menos los medios de comunicación, porque hay intereses creados— se entera o pareciera enterarse. No se trata de criticarlos a todos, pero, por último, en las bases de las convocatorias deberían anotar el nombre del ganador, para no perder ilusión ni dinero, para no ayudar a que parezca que algo es honesto, legítimo, cuando no lo es. —¿Qué poetas o qué línea poética ha influido más en tus textos? ¿Te ubicas en alguna tradición literaria o buscas un camino propio, original? —No existe nadie que sea totalmente original. Antes del primer poeta hubo alguien que oralmente ya le había marcado el camino. Todos de alguna manera somos sedimentos que vamos creando una nueva capa geológica, sedimentos que para poder crearla nos apoyamos en la capa anterior. Lógicamente hay influencias. En mi caso es múltiple, pero sin duda estoy anclado a gente como Gonzalo Millán y su agudeza, Omar Lara y sus textos breves, Juan Luis Martínez y su profundidad, Charles Simic y Mark Strand que nombran lo que no se dice, W. C. Williams y su esencialidad, Andrés Fisher y Benito del Pliego, en su lucha contra la narratividad y la búsqueda de una gramática otra, Paul Celan y su desasosiego. Hay otros, pero a estos autores vuelvo siempre. Como ves, se trata de unos poetas que no hacen generación ni grupo ni tradición, pero que indagan en espacios similares a los que me interesan. —Además de dedicarte a la escritura y de ser profesor de la Escuela de Escritores de Madrid, impulsas también una revista de poesía llamada Heterogénea, de la cual ya han salido dos números. ¿Podrías explicarnos brevemente cuál es el objetivo de esta publicación y el por qué de su nombre? —Claro... Parte importante del canon español actual es homogéneo: poetas que escriben todos de manera similar. Simplemente esta revista quiere mostrar que existe, tanto en Latinoamérica como en la misma España, poetas que se salen de esa forma canonizada por intereses no literarios y que son tan buenos como los más conocidos, aunque trabajen desde la sombra y no los llamen para los programas de televisión ni radio: creadoras y creadores que también tienen derecho a una tribuna, aunque ésta sea tan pequeña como la revista que dirijo. —Tú mismo ubicas a Heterogénea como una publicación no-institucionalizada, es decir, al margen. ¿Te consideras entonces un poeta “marginal”, de acuerdo a esta definición? —Marginal, sí, pero entendido como no conocido, no reconocido y mucho más aquí en España que en mi propio país. Hace poco tres editoriales españolas rechazaron editar NN, el mismo libro que en México un jurado que no me conocía premió con el Sor Juana Inés de la Cruz. Los tres señalaron que el libro era bueno, pero estoy seguro que dos de ellos ni siquiera lo han leído. Un tercero lo leyó y le gustó pero no se atrevió a editarlo, justamente porque no soy nadie en el medio. Es decir, no interesa tanto lo que hay allí, en el papel, sino el mercadeo. Contra esa visión de la poesía poco se puede hacer y si todo sigue igual, claro que el margen es el único lugar propicio para moverse. Yo espero que cambie por mí y por otros creadores interesantes que ahora mismo no encuentran editorial que publique sus textos. Heterogénea es un pequeño lugar donde se les quiere dar cabida. —Hablando de la poesía española actual, te has referido muchas veces a grupos que fabrican una norma rígida, que no aceptan la multiplicidad de miradas, una poesía “en el centro del Sistema”, “que no cuestiona el lenguaje del Sistema”, que hace que “se anquilose la diversidad y se desvirtúe la diferencia”. ¿No estás generalizando demasiado? ¿No existen realmente en España, en la actualidad, poetas independientes? ¿O estás hablando de la realidad de Madrid? ¿No existen otros movimientos o tendencias o voces independientes en otras regiones del país? —Claro, claro que existen islas: Chantal Maillard, Olvido García, Patricia Esteban, Eduardo Scala, José Luis Gallero, José María Parreño, Benito del Pliego, Nacho Fernández, Julio Martínez Mesanza, Leopoldo María Panero, José Miguel Ullán, Blanca Andreu, Andrés Sánchez Robayna, Esperanza López Parada, Luis Luna, Sandra Santana, Jordi Doce, Óscar Curiesas, Nacho Miranda, Aníbal Núñez, Jesús Arellano, Mariano Peyrú, Andrés Fisher, Ana Gorría, Julio Reija y otro puñado similar. Seguro que hay gente en Barcelona y en Galicia, en el País Vasco y en Pamplona, en Extremadura y en las dos Castillas, gente que quiero conocer. Pero no se ven. Las editoriales más importantes, con excepciones, no los publican ni ganan concursos. Otros son los que tienen copado el discurso institucional. A eso me refiero con las palabras que citas del primer editorial de Heterogénea. Hay que hacer algo para que los que no se ven se vean. En eso ando... Relativo a lo mismo, aun hoy me pregunto por qué nadie se acuerda, a nivel institucional, del Premio Nacional de Poesía que ganó Chantal Maillard con Matar a Platón: será que es mujer, que no forma parte del discurso institucionalizado y que tiene una poética más interesante, rompedora, que todos ellos juntos. —¿Sigues pensando que la mejor poesía en español no se escribe en la península? —No, no. Hace mucho no pienso así. Traía ese discurso aprendido desde Chile, pero es un mito, una falsedad. Aún hoy creo que los poetas más destacados a nivel institucional en Latinoamérica son mejores que sus pares españoles, pero hay gente joven que está haciendo cosas interesantísimas y que ya nombré más arriba. Lógicamente no son los premios Hiperión, Adonais ni Loewe joven de cada año; no se trata de la nueva camada institucionalizada, sino de los que andan buscando un decir diferente, supuesta y muy probablemente nada comercial. Gente que puedes hallar en antologías como Todo es poesía menos la poesía (Eneida, 2004), pero que, con excepción de cinco o siete nombres (David Mayor, Luis Melgarejo, Julio Reija, Josep M. Rodríguez, Vanesa Pérez-Sauquillo, sólo con su último libro publicado, algo de Abraham Gragera y otro poco de Carlos Pardo, especialmente cuando se olvida del sonsonete de la Experiencia) no aparecen en 25, la antología donde Hiperión sacó a sus chicos hace un tiempo atrás. ¿Entiendes a lo que me refiero con la institucionalización? Lo que les interesa a las editoriales grandes no es la poesía, es el comercio. —Tu visión es la del poeta como un ser social, en interacción con sus semejantes, en relación con su medio y redescubriendo la realidad cada día. De no ser así, has dicho, su poesía se convertiría en algo “libresco”, fuera de la realidad. Pero si tú abogas por la heterogeneidad y la pluralidad de voces, esa poesía del encierro, del ensimismamiento, la del solitario, el huraño, el poeta socialmente desinteresado, también sería válida, aportaría otro matiz del prisma, ¿no te parece? —Es que una cosa no se contradice con la otra. Un creador es un voyeur, por lo tanto puede escribir desde la barricada, desde la trinchera, desde un lugar donde los demás no lo ven pero él o ella sí. Descubrir esa realidad otra se puede hacer conversando con la gente, pero también observando desde un punto que los demás desconocen, pero integran. El diálogo no es sólo con las personas, es con el entorno. Lo peligroso es sentarse a repetir aquello que ya está escrito o formular en un verso sin búsqueda lo mismo que otros han dicho en la teoría de la literatura, de la lingüística, de la sociología y con sus mismas palabras. —¿Eres un poeta de la inspiración o cultivas el trabajo cotidiano? ¿Corriges mucho tus textos, o los escribes de un tirón, en un período especialmente productivo? —Esta es una pregunta trampa, porque estás reduciendo a dos posibilidades la escritura poética y no es así. Además la inspiración no existe. Yo no escribo cotidianamente, no podría, porque necesito pensar, sentir, aproximarme a aquello sobre lo que voy a escribir. Es decir, no anoto signos en un papel, pero ando viviendo de manera cotidiana el problema, la coyuntura de la que surgirá el nuevo poema, el nuevo libro. Una vez que pienso, que ya lo tengo más o menos asimilado, escribo. Puedo demorar años o demorar pocos meses. Lógicamente luego viene el proceso de criba. Primero la eliminación de los textos que encuentro débiles, luego la corrección, por último el envío a diferentes amigos de confianza el libro en cuestión, que me ayudan a darle los últimos toques, las últimas correcciones. Aun así siempre habrá algo que se te pase, donde no llegues. Me demoro entre dos o tres años en tener un nuevo libro de poemas. No podría escribir uno al año. Eso sería imposible. —Además de poeta, has incursionado en la narrativa, y el año pasado publicaste la novela El día que fue ayer en Mago Editores. ¿Qué diferencia hay entre escribir prosa y escribir poesía? Tus necesidades/ convicciones como poeta (cuestionar, nombrar, trabajar desde el margen), ¿son las mismas que como narrador? ¿El proceso de creación es el mismo? —Lo confieso: como narrador recién estoy aprendiendo a andar. Escribí el original de mi primera novela entre diciembre de 1996 y marzo de 1997. Se publicó diez años después y en una editorial muy digna, pero pequeña, y eso habiendo sido semifinalista del Herralde 2005. Es por eso que la narrativa me ha dado mucho menos satisfacciones e innumerables veces he estado a punto de dejarla. Pero continúo escribiendo porque sirve para decir algo totalmente diferente a la poesía. La narrativa cuenta algo: su finalidad no es hacer sentir, sino narrar (partiendo de la base que las diferentes funciones del lenguaje están presentes en todo tipo de discurso, claro). Con la poesía yo no quiero que me entiendan, quiero que sientan, como siente cualquier lector de mediana sensibilidad con Amapola y Memoria, de Celan, aunque no lo comprendan. La narrativa, para mí, es la posibilidad de mostrar a un personaje contextualizado en un tiempo, en un espacio y sus reacciones. También hay historias no contadas y alguien nos las tiene que mostrar. De alguna manera la narrativa es la historia de los seres que la historia oficial considera insignificantes o, por lo menos, es la que a mí me interesa. Allí se dan la mano mi poética y mi narrativa, las une lo no dicho, pero la finalidad es diferente. En cuanto al proceso, la narrativa exige un ritmo, un horario, una cotidianidad en el acto de escritura que no requiere la poesía. Es más dura y monótona pero cuando uno concluye la sensación también es más gratificante: creo que debe ser similar a lo que siente un arquitecto, cuando ve terminado un edificio importante, por ejemplo, una catedral. —¿Qué respuesta has recibido a tu novela? ¿Piensas seguir con narrativa o vas a concentrarte en la poesía? —Seguiré escribiendo narrativa, pero sin prisa alguna, especialmente porque he recibido comentarios muy hermosos sobre El día que fue ayer. No pensaba que pudiera tocar tanto a la gente que la ha leído, pero así está ocurriendo. Quizá sólo la han leído cien personas y de esas cien, sólo diez me han dicho lo que les ha provocado, pero esas diez me han dado motivos suficientes para seguir haciéndolo. Además tengo ganas y temas para escribir. No necesito más ni tampoco me importa esperar otros diez años para que salga la siguiente. —¿Cuándo veremos publicado NN? ¿Cómo circulará el libro? ¿Será accesible tanto en América Latina como en España o seguirá el camino de tantos excelentes trabajos que no se difunden lo suficiente? —Lo seguro es que va a salir en México, porque está incluido en el premio. La excelente editorial chilena La Calabaza del Diablo me ha ofrecido publicarla en mi país. En Costa Rica, Perro Azul, la editorial independiente más importante, está interesada en publicarlo, pero anda buscando la forma. En España, país donde vivo y donde más lectores tengo, no he tenido nada de suerte: creo que al no contar historias sentimentales en mis poemas me vuelvo no comercial y ya no intereso. Por otro lado, no dirijo ningún programa radial ni he recibido una beca para pagar la publicación ni tengo los contactos necesarios y menos la fama... De verdad, no sé si vaya a aparecer aquí. Hasta el momento siento exactamente lo mismo que decían los poetas mayores en mi país. “Nadie es profeta en su tierra”, ni siquiera en la de adopción. —La pregunta infaltable: ¿en qué proyectos estás trabajando actualmente (si ya has asimilado la obtención del premio, el viaje a Costa Rica, y todo lo que esto implica)? —Uno siempre tiene algo en carpeta, pero recién lo estoy pensando. Se trata de seguir profundizando, pero de manera menos metapoética, en aquellas zonas de la realidad que generalmente no se nombran. Es el área que me interesa. Ya sabemos: si vamos a escribir poesía para decir lo que se puede decir mejor en prosa, mejor no escribamos. Por eso yo sigo intentando decir aquello que, supuestamente, el lenguaje no puede y mi poesía seguirá centrada en ello. Y el tema tiene que ver con lo mismo: todas aquellas cosas que están a nuestro lado y que de tan cerca, pareciera que ya no existen. Es donde voy a poner el ojo ahora. Veremos qué resulta. ** Lilian Fernández Hall lilian.fernandez@yahoo.com Docente e investigadora argentina residente en Estocolmo, Suecia. Egresada de la carrera de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Colabora en varias publicaciones, impresas y digitales, de Europa y de América Latina. Corresponsal en Suecia de El Diario de Hoy (http://www.elsalvador.com), de El Salvador. Coordinadora de círculos de lectura en español en Suecia. === Gonzalo Málaga y la metáfora de los perseguidos ======================= === en M.F (Los multifuckers) y otros cuentos ============================= === Leoncio Luque Ccota =================================================== “La escritura es ensayo y error; es escritura de lo que se siente o se piensa o se cree que se piensa o siente y es, al mismo tiempo, la corrección de lo que se escribe”. Gonzalo Málaga. Gonzalo Málaga Ortega (Puno, Perú, 1967) nos sorprendió cuando publicó M.F (Los multifuckers) y otros cuentos, 2005, bajo el sello editorial e inaugural de Campo de Gules, con una pulcra edición, un libro de cuentos de excelente factura que me ha tocado leer con detenimiento y a la vez, compartir estos relatos con amigos de ruta y discípulos míos, que han celebrado con fruición las historias de este libro de cuentos, como atraído por los personajes, que se desplazan por la memoria solitaria, colectiva y urbana, que nos depara las tramas de este libro que recomiendo leer. Pero más allá de la edición y sus menesteres, como los reconocimientos hacia el autor del libro; ahora me toca realizar algunas preguntas guardadas celosamente a este escritor, que nos halaga que haya patentado una vena narrativa inusual en nuestro medio, con características de independencia del realismo tradicional que “propone una manera de contar en la que la palabra en sí misma abre mundos” y “conforman una trama, un misterio que el lector tiene que presentir”, como dice Carlos Calderón Fajardo en el prólogo; y, como Gonzalo mismo señala en esta entrevista, lo que busca su narrativa es un “contrapunto entre la narrativa urbana fantástica y lo real; y también la construcción de universos coherentes a partir de situaciones inicialmente absurdas”. Sin más preámbulos ni aderezos, aquí algunas preguntas y respuestas de Gonzalo, que nos aclara el porqué de su camino narrativo en la literatura peruana y la relación que guarda con ella, a pesar de las limitaciones editoriales que existen en el contexto donde leer en esta sociedad, y la demanda de libros, no es una prioridad ni alimento de primera necesidad. —Yo te conocí poeta y muchos te conocen como poeta, tengo un poemario tuyo titulado Repertorio que sigo esperando sea publicado, pero realmente, ¿cuándo empezó este camino de escribir cuentos? ¿Cómo has realizado tu aprendizaje de narrativa? —Pienso que para escribir narrativa se requiere de la preexistencia de una intuición o conciencia especial acerca del tiempo, de cómo él lo afecta todo; cómo une y divide a los seres y a los acontecimientos. Personalmente, creo que un narrador es producto de una mezcla afortunada de cuatro cualidades imprescindibles: la capacidad de observación, la memoria, la empatía y la imaginación. Cómo se presenta todo esto, qué elementos priman en uno u otro narrador, eso es lo que hace que alguien sea único. En mi caso, la lectura de diferentes tipos de textos y la observación de fotografías de autor han hecho que para mí sea importante el buscar una manera personal de ver las cosas. Creo que eso es lo que uno busca en los textos literarios. Sigo escribiendo poesía, no creo que deje de hacerlo alguna vez, pero también estoy seguro de que el impulso por narrar ha estado allí desde siempre. —¿Cuál crees tú que ha sido la motivación que te ha llevado a la literatura? ¿No hay en esto de la literatura el deseo de automarginarse? —No. Más bien el deseo de entender y de que me entiendan. La búsqueda de maneras de decir las cosas que quiero decir, pero de una manera determinada. Y para eso uno necesita de la gente, uno necesita estar en contacto con las personas, con todo tipo de personas. La escritura es ensayo y error; es escritura de lo que se siente o se piensa o se cree que se piensa o siente y es, al mismo tiempo, la corrección de lo que se escribe. Acá no cabe la automarginación. —En tus cuentos, hay una especie de ritual de la soledad, de espera y de automarginación. ¿Es únicamente un ritual metafórico o tiene algún trasfondo, significado simbólico, como parecen tener en especial “La maga” y “Aromas y vientos”? —Casi siempre escribo narrativa en la computadora, y no trabajando un único texto a la vez. Recuerdo que antes de armar el libro tenía alrededor de noventa historias, algunas completamente terminadas, otras a mitad de trabajo, otras más que recién empezaba. Unas eran cortas, de diez o doce líneas; otras de hasta veinte páginas. Lo que hice fue buscar aquellas que yo sentía que podían o debían ir juntas. Escogí cinco entre las cuarenta que tenía terminadas, y luego otras ocho entre las que estaban a mitad de trabajo; y decidí armar un libro que diera una idea de tránsito desde lo fantástico a lo real, desde los microcuentos hasta los cuentos largos. Quise que este libro hiciera las veces de puerta hacia las tres líneas que veo en mi narrativa, por lo menos a mediano plazo: el microrrelato, la narrativa urbana fantástica y la construcción de universos coherentes a partir de situaciones aparentemente absurdas. “La maga” está pensado como el primero de tres cuentos, cada uno más largo que el anterior, espaciados en diez y veinte años, una trilogía que espero publicar en forma de libro, pero que todavía no está terminada. “Aromas y vientos”, al igual que “Tres semanas, tres días”, es el primer capítulo de una novela, de la que tengo las ideas avanzadas, y que no creo que empiece a escribir en corto plazo. Por otra parte, lo simbólico es inevitable, es lo que hace que una historia se sienta universal y se haga inolvidable. —Cuando leo tus cuentos hay una sensación de frustración que parece reflejarse siempre al final de cada uno, como cuando de pronto el personaje se queda solo. ¿Por qué? Parece que todo hubiera sido sólo un sueño. —Trato de que los finales sean cerrados, pero que al mismo tiempo parezcan abiertos. Que cada lector se pregunte “y qué pasará luego”. En lo personal, creo que la soledad es necesaria para avanzar, para poder aceptar a los demás. Se necesita del vacío para sentir la existencia de algo. Pero más que de soledad yo hablaría de búsqueda y de transformación. A veces no es que las situaciones hayan cambiado, sino que uno recién las descubre en lo que son. Muchas veces lo que cambia es la mirada que le ponemos a algo. —¿Acaso hay un espíritu de pesimismo como resultado de una insatisfacción, que no es únicamente un elemento de soledad que se nos pega a los escritores, sino también social? ¿Qué de cierto puede haber en esta pregunta? —La vida y la insatisfacción van de la mano; la satisfacción no puede ser sino efímera, de lo contrario nos mata, eso ya lo saben los niños cuando se aburren de un juguete; eso lo sabemos los adultos, que tenemos que reinventarnos cada cierto tiempo. Si te dijera que hay un espíritu de pesimismo en los personajes de M.F., en realidad te estaría diciendo lo contrario. Creo que más que pesimismo, en algunos de los personajes, en las historias de algunos de los personajes, hay una suerte de fatalismo; son seres que se encuentran ante situaciones y personas que los han estado esperando, y deben decidir qué hacer entonces. A veces esas situaciones son tan duras como hallarte ante tu asesino o tan absurdas como verte ante una palabra que ha salido de un diccionario y ha tomado forma humana y no quiere dejarte tranquilo; entonces, ¿qué haces? —¿Qué significa el título M.F. (Los multifuckers) y otros cuentos, como tu primera obra publicada? —Una puerta. Me interesó, desde el inicio, la posibilidad de resemantizar una palabra nada amable y de jugar con la idea de que muchas veces las cosas importantes son ocultadas para que no las encuentre cualquiera. Por otra parte, el significado literal de M.F. está en las palabras finales del cuento del mismo nombre, “...nosotros, M.F., Marchantes de Fibonacci”. El disparador del cuento se dio durante una reunión que tuve con un grupo de amigos dos meses antes de tener alguna idea de la trama. Estábamos en la playa, conversando de música y de equipos de grabación de sonido, y alguien empezó a hablar de multitrackers, alguien más oyó mal y dijo “¿multifuckers?”. Después de las aclaraciones y las risas, uno de los presentes me preguntó por qué no escribía algo sobre los multifuckers. A todos les pareció una buena idea y prometí hacerlo. Entonces lo que fue en su inicio una conversa entre vasos de ron e historias truculentas se convirtió en ese cuento, que tiene que ver más con el intercambio elitista de los bienes culturales y el conocimiento. Así, el título es un guiño para quienes disfrutan leyendo textos a varios niveles, y es a la vez mi pequeño homenaje a Borges, Kandisnki, Tchaikovski, Fibonacci, Carroll y Mondrian; y a mis amigos de aquella conversa en Punta Negra, Mariano, Juan Luis, Rodrigo, Pablo, Juan y Adhemir. —¿Por qué tus personajes son siempre observados y perseguidos? —Porque la vida es así. No hay nada que esté quieto; todo está en movimiento. Todos buscamos algo, aunque no sepamos qué es eso que buscamos. Buscar es observar, y cuando observas sabes que puede haber alguien que en ese momento esté haciendo lo mismo. Uno no sabe si lo que observa es lo que cree que observa, uno no sabe si lo que busca no es en realidad algo de lo que debería estar huyendo. —¿Cómo te sitúas en relación a lo que escribes? Muchos escriben sobre temas populares, haciendo escarnio de lo popular. Pero tu temática es distinta. —Escribo sobre lo que me es importante. Sobre cómo me sitúo en relación al otro. Sobre quién es ese otro, qué siente. Me pregunto qué pasaría si ese otro fuera yo; cuáles son los abismos que nos separan, qué tan grandes son y dónde empiezan esas distancias. Si allí entra lo popular, bien; y si no, también. —Me gustaría saber cuál es la función que tú le atribuyes a la literatura como compromiso, con la humanidad y la sociedad en su conjunto. —He ido entendiendo que al pretender hacer literatura nos autoimponemos la responsabilidad enorme de administrar algo que en realidad no nos pertenece. Tratamos de apropiarnos de algo que es patrimonio de todos. Empezamos a movernos entre la humildad, la ambición y la soberbia, porque queremos que el lenguaje que usamos sea algo individual, propio, aunque sabemos que no sirve de nada si no hay con quién compartirlo. Buscamos el goce de una apropiación efímera, porque cada vez que mostramos lo que hacemos eso deja de ser solamente nuestro. Pienso que es bueno que sea así, porque es por eso que no podemos dejar de escribir. Creo en un compromiso que trasciende al tiempo, que tiene que ver con las personas que nos legaron el idioma que usamos y con las que vendrán. Se trata de mantener el idioma vivo, de enriquecerlo, de exigirlo; pero dejando abiertas puertas y ventanas para que cualquiera que venga luego pueda participar de las experiencias de los que estamos ahora y de los que ya se han ido. En pocas palabras: escribir lo mejor que se pueda, buscar una forma personal de escritura, dejar una muestra de nuestra particular manera de ver el mundo y el tiempo en que nos ha tocado vivir; no conformarnos con lo que ya está hecho; unirnos a una búsqueda inacabable. —Tus personajes siempre se debaten en graves problemas existenciales. ¿Has tenido alguna influencia del existencialismo? —Supongo que eso es válido para algunos de ellos. Debe de haber algo de eso en mí, poco o mucho, no lo sé, porque es inevitable que el autor deje algo suyo en los personajes, y que también algo de ellos quede en uno después de la escritura. Uno no puede ser impermeable a lo que escribe. —¿De qué manera influye el haber participado en el colectivo Noble Katerba, en tu narrativa o poética, si es que hubo tal influencia? —Noble Katerba fue clave en un momento importante de mi vida. Tenía 21 años y el encontrar a gente con las mismas búsquedas en la literatura, con otros antecedentes y lecturas, con maneras de escribir diferentes, hizo que por un lado empezara a reconocer lo que podía haber de distinto en lo que hacía y que por otra parte observara también las formas de trabajar del resto en la agrupación. Siempre va a ser importante contar con lectores interesados e interesantes. Es como con la comida, degustar sabores distintos sensibiliza el paladar; es como cocinar para gourmets, para gente más exigente que el promedio. Todos trabajábamos con los mismos ingredientes, pero los mezclábamos de diferente manera. Los poetas y las poetas de Noble Katerba fueron, para mí, las personas precisas en el momento preciso. —¿Cuáles son los autores que más han influido en tu camino literario? —Todos. Hasta aquellos que han escrito textos que al final no me han gustado (quizá esos influyen más, porque te muestran qué es lo que no debes hacer, cómo es como no debes escribir). Leo de todo, no solo literatura; es más, la mayoría de mis lecturas son de otros temas. Me agrada mucho leer los diarios de escritores, lo mismo que sus epistolarios. Si tengo que mencionar a un autor a quien deba reconocer como el mayor o más grande, no dudo en mencionar a Kafka, que para mí es El Escritor, con mayúsculas. Pero uno debe leer a todos los que pueda, sería iluso pretender escribir bien y no leer a los grandes. Por eso es tan importante el acceso a las buenas bibliotecas, el contacto con amigos que sean lectores bien informados. La poesía también importa mucho, porque te hace ser más consciente del ritmo y te permite emplearlo mejor al momento de narrar algo. —A nivel de realidad concreta ahora, ¿cuál es el tema que te ha parecido esencial para servir de núcleo a la estructura de tus relatos? —Como te dije en otra de las preguntas: la relación con el otro; creo que eso se ve con claridad en cuentos como Las llaves, que era el título alterno del libro. —¿Hay una influencia de Cortázar o Borges en la elaboración de tus cuentos? —Es inevitable ser influido por las personas y las obras que respetamos; al leer, uno aprende a reconocer los caminos elegidos por los escritores que nos antecedieron, y si prestamos atención podemos ver aquellas puertas que ellos no abrieron, y quizá esas puertas sin abrir sean las que debamos elegir para encontrar nuestro propio camino. Escribir siempre va a ser elegir. —¿Cómo ha sido recibido tu primer libro de cuentos por la crítica “oficial”? —Creo en el respeto a la libertad de elegir lo que se lee y lo que se comenta. Si por “crítica oficial” te refieres a las reseñas en los diarios, te diré que cuando se han dado han sido bienvenidas, pero no es algo que me haya quitado el sueño. Sí me importa, en cambio, la recepción que pueda haber tenido el libro en otros escritores, y ésta ha sido, en general, muy positiva. Recibir comentarios favorables incluso de escritores a quienes no conocía es algo muy especial. Lo mismo que enterarte de que haya estudiantes de literatura que hayan tomado el libro para un trabajo de crítica en su universidad. Todo lo anterior sin quitar mérito a la labor de quienes escriben en las páginas culturales de los diarios, pues creo que lo que hacen es importante en cuanto genera lectoría en el corto plazo. Pero, a final de cuentas, cada libro se mueve a su propio ritmo, tiene un tiempo distinto; la crítica académica usualmente necesita de cierta distancia temporal, y los libros van encontrando a sus lectores por el camino natural de las recomendaciones de lectura que se hacen personas que comparten los mismos gustos. —¿Qué es lo más importante para ti, cuando te sientas a escribir? —Escribir. Al hacerlo me olvido de lo demás y realizo el tipo de trabajo que deba hacer en ese momento; sea corregir, sea avanzar la historia, sea colocar comentarios sobre situaciones que en ese momento no puedo resolver. Lo importante es tener dónde o con qué escribir, por lo demás, ni el ruido ni la compañía de otra gente es obstáculo para anotar las ideas a utilizar. Pero para la corrección, para desarrollar esas ideas sí necesito estar solo, sumergirme en la realidad de la escritura. —¿Piensas, como alguna vez se ha dicho, que cada escrito tiene su lector ideal? —No es algo en lo que piense mientras escribo, pero hay mucho de cierto en eso. Me gusta conversar y disfruto particularmente escuchando a otros, a gente interesante, inteligente; creo que ese es el tipo de personas para el que escribo; hombres, mujeres, niños, gente a la que me gustaría escuchar, personas con las que podría pasarme horas hablando de cualquier cosa. —¿Qué significa escribir en el Perú? ¿Te sientes a gusto? ¿Cuáles son las condiciones y las posibilidades de vida de un escritor en el Perú? —No creo que sea válida una generalización. Nunca ha habido un tipo único de escritor. Las motivaciones para escribir y la forma en que uno adapta su vida a la escritura varían en cada persona. Personalmente, he aprendido a vivir aquí, y sigo haciéndolo. Pero pienso que si me fuera a otro lugar igual me adaptaría. Lo bueno de estar aquí es que hay muchísimo sobre qué escribir. El Perú es un país de enormes contrastes. Lo malo es que no hay tantos lectores como uno quisiera; casi no hay bibliotecas que merezcan ser llamadas así, y lo que lee la mayoría de la gente —los diarios— abunda en textos que muestran mucho descuido. Necesitamos, aunque en algún momento nos pueda fastidiar, de más gente que sea quisquillosa al momento de hacer notar errores gramaticales y ortográficos, nadie está libre de cometerlos; necesitamos que los peruanos reconozcan y aprecien los textos bien construidos, que no acepten menos que aquello a lo que tienen derecho. —¿Quiero que tú seas el crítico de tu obra. ¿Podrías señalarme lo que tú consideras como logro más significativo de tu narrativa? —Eso deben decirlo los lectores. Pero para no evadir la pregunta, creo que logro un contrapunto entre la narrativa urbana fantástica y lo real; y también la construcción de universos coherentes a partir de situaciones en inicialmente absurdas. —Antes de la última pregunta me gustaría saber qué opinas de la industria editorial en el Perú, ya que empezaste por ese camino de editar. Tal vez sea desalentador hablar de eso, pero tú como escritor, podrías tal vez sugerir. —Pienso que nuestra industria editorial, si puede llamarse así, va a seguir siendo raquítica mientras la sociedad no valore la lectura y no enfrente problemas como el de la falta de bibliotecas públicas donde la gente pueda encontrar textos que le sean interesantes, desde donde pueda llevar, en préstamo, libros que devuelva luego de haberlos leído. Esto es importante, porque las personas acostumbradas a leer libros van a querer comprar libros. Tenemos que producir cambios de mentalidad que hagan que los peruanos que actualmente aceptan libros piratas, muchas veces incompletos, dejen de hacerlo; que se hagan más exigentes, que sólo acepten libros bien impresos e impecablemente editados. Las bibliotecas públicas harán crecer el mercado, y con un mercado mayor aparecerán los agentes literarios; los escritores podrán dedicarse de mejor manera a lo suyo, que es el escribir. A pesar de todo creo que las cosas están mejorando. Las editoriales pequeñas están mostrando que sí hay lectores interesados en novedades, en nuevos escritores; esas mismas editoriales también han obligado a que las ya establecidas mejoren la presentación de sus productos. Creo que las cosas pueden mejorar y van a hacerlo. —Para concluir, ¿podrías darme tu opinión sobre las perspectivas que se te ofrecen actualmente en la narrativa peruana y sobre las posibilidades de publicaciones que tiene hoy un escritor peruano? Vivimos un momento muy favorable, en el que varios autores peruanos están siendo reconocidos internacionalmente. Confío en la calidad de lo que hago, sé que si algo es bueno, si está bien escrito y es distinto a lo que se ve normalmente, siempre habrá alguien que lo encuentre y que lo muestre a los demás. Actualmente estoy avanzando una novela, que espero terminar a mediados de año. Necesitamos un mercado más grande, así que mientras el mercado interno crece debemos mirar hacia fuera. Hay que seguir escribiendo, hay que tratar de hacerlo cada vez mejor. Y en el entretanto siempre queda la Internet como punto cero, a partir del cual se puede empezar a mostrar lo que se hace. ** Leoncio Luque Ccota leoncioluque@hotmail.com Escritor peruano (Puno, Huancané, 1964). Siguió estudios de economía en la Universidad Nacional del Callao (http://www.unac.edu.pe, 1985), la misma que abandonó un año después, para seguir estudios de educación en la especialidad de lengua y literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal (http://www.unfv.edu.pe). Publicó los poemarios Por la identidad de las imágenes (1996), En las grietas de tu espalda (2001) y Crónicas de Narciso (2005). Actualmente estudia la maestría en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (http://www.une.edu.pe, La Cantuta). Mantiene los blogs http://noblekaterba.blogspot.com y http://cronicaskaterbianas.blogspot.com. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === La descripción: huérfana literaria Julia Elena Rial ============== En pos de la descripción Descubro una mujer que vuelca su intimidad con ímpetu creador ante impresiones fugitivas: “Ocultas tras el pliegue más negro de la noche, / debajo del rosal más florido del alba, / tras el bucle más rubio de la tarde / las tenebrosas larvas / de piedra crecen, crecen...”. Son estas imágenes, fugaces y distintas, que Delmira Agustini crea en afán de su propia trascendencia las que me han movido a la tarea de buscar un camino reivindicativo para escribir una exégesis sobre la descripción. Despertar interés intrínseco en la propia descripción es un duelo literario ya que se trata de un contexto verbal que debe ser breve, interesante, artístico, figurativo, pictórico y bien escrito. Tal vez por eso las recetas literarias le dedican pocos espacios y Gerard Genette la devalúa en Fronteras del relato llamándola “esclava de la narración”, aun cuando la considera una subsidiaria indispensable en cualquier género discursivo. Se acumulan en los manuales de literatura definiciones y clasificaciones. De vez en cuando un taller literario dedica algún previo para deshojar, sílaba tras sílaba, los sertanejos eriales donde Graciliano Ramos escenifica “Vidas Secas” o las verbosas descripciones, de un barroco espléndido, de Alejo Carpentier, ya sea para devaluar el neomanierismo latinoamericano o analizar fríamente frases descriptivas que en Los pasos perdidos hablan de “El camino del río, con sus magnolias enanas, y la verja enrevesada en garabatos, al estilo de Nueva Orleáns”. Pero difícilmente los expertos en estudiar las estructuras narrativas se percatarán de que entre el universo telúrico del trópico descrito en Los pasos perdidos se siente el latido del pensamiento artístico moderno; el escritor cubano desarrolla un híbrido descriptivo de simbolismo múltiple, música, arte, mitos, que concuerda con conceptos que él mismo ha manifestado sobre la novela al decir: “Todos los estadios de la civilización, conocidos por el hombre, a lo largo de su historia, pueden contemplarse, en plano de contemporaneidad, en el continente americano”. El lugar en Los pasos perdidos es un espacio fuertemente simbolizado, a través de él se lee la identidad y la naturaleza que sus personajes comparten. Carpentier construyó un territorio retórico donde cada uno se reconoce en las cosas descritas, lo cual no podría hacerse sin la creación de un lenguaje que significara el sentido, saber y conocer expresado por el paisaje. No hubo ciencia literaria que enseñara a Milton, ya ciego, las sombrías e infernales descripciones del “Paraíso Perdido”. El escritor, cuyas ideas revolucionarias lo llevaron a ser castigado por la restauración monárquica, se dejó guiar, tal vez, por las vicisitudes de su vida, para dejarnos los doce libros de los Paraísos, entre cuyas descripciones las del infierno y los combates de los ángeles vibran en sombríos y tenebrosos lenguajes y contrastan con las de cielos luminosos y festivos en las que Dios, el Verbo Divino y el hijo son personas distintas; extraordinarias pinturas verbales coincidentes con el pensamiento audaz del escritor, quien con una postura neoarriana consideraba que Cristo y Dios eran dos personas diferentes. Nadie más que un gen creador pudo haber inspirado las bucólicas escenas de Campos de Castilla en las que Antonio Machado vuelca en vivificadores cuadros poéticos las transformaciones que el tiempo impone a las zonas campesinas de su región española. Paisajes que no deben ser vistos con la conciencia turística de quien lee sobre sembradíos de papa o vendimias anuales. Ante las descripciones de Machado el lector debe cambiar de piel, sufrir una misteriosa transformación que lo lleve a participar de las bellezas distantes, de paisajes a veces ajenos a su sensibilidad, adentrarse en el medio que dio origen a la obra poética. En estos autores describir no es un aparte sino la parte que expresa significaciones, de tradición afectiva en Machado y audaces conceptos literarios y religiosos en Milton. El lector de descripciones, como el antropólogo, tiene que convertirse en lector participante de otras culturas; siempre encontrará descripciones que escapan a escuelas estético-literarias establecidas. ¿Cómo comprender y valorar lo descrito? Aquí está el problema. De lo literal a lo figurado se presenta un abanico de diferentes matices estéticos e ideológicos que se esconden en temáticas románticas, realistas, abstractas, en el dibujo verbal, o en expresiones eclécticas. El rastro de la palabra En el Diccionario Latino-Español de Blanquez Fraile, descriptio-onis tiene un valor semántico muy amplio: es copia, dibujo, asecho, descripción de lugares, costumbres, ambientes, caracteres. La literatura grecolatina nos ofrece un extenso panorama de sus usos, bajo el nombre de hipotiposis era considerada una figura de pensamiento, no extraña entonces que Virgilio encerrara el significado de la guerra entre griegos y troyanos en la descripción de infinitud mítica de la tempestad que desencadenan los dioses contra Troya. Las viejas preceptivas de Aristóteles y Dionisio de Halicarnaso no hacen alusión a la descripción. Entre las páginas de su Arte Poética Boileau ignora su existencia. Sin embargo no hay poema, narración, drama o artículo periodístico en cuyo interior no se perciba la intención anímica, aunque sea en forma de breves instantáneas, de crear una operación retórica donde las imágenes valgan menos por sí mismas que por la significación que aportan, datos que sirven para enraizar la ficción con la realidad. En la descripción que de la Silla de Caracas, de los Valles de Aragua, del Chimborazo o de la Sabana de Bogotá hace el cronista brasileño Miguel María Lisboa en 1853, muestra el asombro ante el paisaje inesperado, y el entusiasmo al describir los adelantos modernos en haciendas azucareras del centro venezolano. Ya en nuestros días Wellek mantiene una posición tradicional al considerar la descripción como el marco escénico del relato. “Un determinante global, el medio ambiente entendido como causación física o social”. Apenas trece líneas le merece a Roland Barthes, a pesar de servirse de ella para escribir sus famosos artículos sobre la moda, el fantasma, el cuerpo plural y tantas especulaciones que más de una vez nos hemos deleitado leyendo. Tal vez todos ellos la consideran anodina, allí no pasa nada. Pero en la descripción hay que buscar los objetos marcados, los que atrapan al lector, los que lo hacen abandonar el territorio literario para dejarse llevar por ensoñaciones que forman parte del placer de la lectura. El lector crítico deberá intentar hacer suyo el sentido de colores, sonidos, perfumes y analogías que el secreto de toda descripción esconde entre los rincones de su lenguaje. Es en función de estas marcas que la crítica puede trabajar, sin establecer un esquema semiótico rígido del cual resultarían páginas de impecable escritura, pero de la descripción sólo quedarían huesos para exhumar. ¿Cómo no ir más allá de las palabras cuando Enrique Vila-Matas refiere en Viaje vertical la emoción que desencadena en Mayol la inmensidad del Océano Atlántico, cuya cólera identifica el personaje con su estado espiritual actual al “ver las olas avanzar hacia la orilla con malévolos destellos y alzarse más y más, relucientes como si fueran de vidrio, tensas como cobras, abrían las fauces y se quedaban quietas...”. El escritor no articula la referencia teórica sino un proceso interpretativo como tipo textual de la imaginación determinado por la utilidad metafórica del concepto y la potencia expresiva del texto revestido de una visión psicoanalítica, antropológica vital, que constituye un interesante híbrido literario, donde cada dominio posee su especificidad propia unido por el lenguaje y la interpretación del lector. No rechazo la pretensión de una crítica con características de ciencia, es interesante en su justa medida, cuando no olvida que la palabra describe y expresa pensamientos, que los pensamientos crean nuevas palabras y que el lenguaje es mucho más que superficie textual. De ahí lo difícil que sería encarcelar las descripciones en preceptivas reglamentadas, cuando se trata de un recurso literario que expresa concepciones de vida, visiones del mundo, donde el simbolismo de la palabra está condicionado al ojo que ve, a la mano que dirige el que piensa, o a la mirada introspectiva que dicta el “ojo que no ve”, como la de Homero cuando describe un mundo teogónico visualizado desde la profundidad de sus tinieblas, con los recuerdos que le habían dejado aedos, rapsodas y diakeustas. La palabra del descriptor va más allá de lo que abarca la mirada humana, resiste al tiempo y a la materia caduca; crea una atmósfera para ubicar una situación donde los caracteres, los ambientes, los juegos, las luchas y hasta los sueños están enunciados en la retórica descriptiva. Así transforma el hombre con la palabra un mundo que no lo satisface, evade la realidad para que las cosas se asemejen a ella pero no sean ella misma. Observar-Descubrir-Expresar Para describir hay que observar; contemplar para descubrir; hurgar para conocer. Ver nos proporciona la primera impresión sensorial que ofrece la imagen, pero cada persona la percibe de manera diferente. Observamos el Bolívar de mirada hierática que pintó Gil de Castro en 1828 y nos resulta increíble que sea el mismo, agotado y enfermo, que retrató José María Espinosa unos meses después. La descripción, lienzo del relato, puede ser deformada según como el pintor o escritor visualice, comprenda y modele sus imágenes. Si hiciéramos un estudio de descripciones de mujeres encontraríamos las depredadas de Onetti en Juntacadáveres que parecen haberle sido sustraídas a Lautrec: “Nelly con cejas amarillas dibujadas cada mañana para hacerlas coincidir con el desinterés o la imbecilidad”. Otras veces las veremos estilizadas como la Claudia, de Clave para un amor, al estilo Mary Quant de “Talle recto, flexible... con ojos redondos, muy serios, con nariz leve”. En ella volcó Bioy Casares su estilo de lenguaje corriente, elegante y preciso con el que describe los espíritus cuyo equilibrio ideal conforman el lineamiento social de sus personajes. Las descripciones distan de un escritor a otro y serán reprimidas las mujeres de Joyce y grotescas las del misógino Roberto Arlt. Todo artista es un gran observador, cuenta Dalí que a los seis años vio ciertas hojas de arbustos animadas por un movimiento independiente, ¡era un insecto! La revelación del mimetismo fue el germen de sus imágenes paranoicas que cristalizarían, años más tarde, en el surrealismo pictórico. Descubrir es, tal vez, una de las actitudes más fascinantes de la vida. Cada escritor renueva el mundo circundante de acuerdo con su contexto cultural al cual le da vida con el lenguaje. Al vitalizar los objetos convertidos en palabras se funden descubrimiento y subjetividad. Aunque se descubra lo ya nombrado, lo sugerido, las cosas se ven desde diferentes perspectivas, el mismo objeto, paisaje, personaje, ciudad ya descrita muestra simultáneamente dos o más tiempos distintos aunque en él se lean ecos de textos anteriores, la repetición puede ser valorada desde visiones, realidades y simbologías diferentes. He aquí un aspecto interesante de la descripción: las diversidades culturales que se pueden encerrar en un mismo objeto narrativo. No podríamos imaginar que Vicente Gerbasi escribió el poema “La luciérnaga” pensando sólo en los colores del luminoso coleóptero, sería sacrificar su significación poética en un afán de comprensión unívoca y objetiva. Tampoco me dejaría llevar por la cruel aventura de despresar en sílabas su misterio descriptivo, encarcelaría una significación de infinitos en un modelo asfixiante. Debemos aceptar la descripción como un universo subjetivo que se oxigena cuando cada lector la descubre, entonces nos parecerá tensa, axiológica, desesperada, tierna, pura o inesperada, porque el escritor describe algo de su yo profundo enmascarado en personas, paisajes, interiores, ropajes, adornos y tantas cosas que fluyen del lenguaje, con lo que aprehende y atrapa al lector. Cuando Flaubert en carta a su madre le cuenta que en Nápoles todas las mujeres tienen flores en el pelo y aires de zorras, le quiere dar a entender que Nápoles no es sólo la ciudad del Pausilipo y el Vesubio sino también la disoluta y voluptuosa corruptora de Italia. Unos años antes Fray Servando Teresa de Mier describe a Nápoles como un pueblo parecido al de indios “porque tiene el pueblo el mismo color. Especialmente son morenas y feas las mujeres”. La descripción, algunas veces, irrespeta la separación de poderes artísticos, invade los predios, en este caso sociales, en otros los tradicionales de la música, la pintura. A mediados del siglo XIX Baudelaire vislumbraba esa interferencia en todas las artes cuando dijo en una conferencia sobre El arte filosófico: “Se debe a una fatalidad de las decadencias el que hoy cada arte manifieste el deseo de usurpar el arte vecino, y que los pintores introduzcan gamas musicales en la pintura, los escultores colores en la escultura, los literatos medios plásticos en la literatura, y otros artistas de los que vamos a ocuparnos hoy, una suerte de filosofía enciclopédica en el arte plástico mismo”. En las descripciones las palabras suplantan lo visual y se convierten en lenguaje pictórico; es en ese sincretismo que encierra lo escrito donde estableceremos criterios de valor, si se despierta interés por el tema, si se logran bien las estructuras alegóricas, hasta dónde nos lleva la ensoñación evocadora. A pesar de las ideas de Baudelaire considero que la descripción es un aspecto literario al cual se le limitaría su sentido estético si solamente lo leyéramos como contexto literario. Las descripciones pueden ser vehículos históricos, de creencias, de modas, de ideas de cambios culturales. No cabe en ella la separación de poderes al estilo Montesquieu, es en función de su cosmopolitismo artístico que se ha enriquecido este recurso que tan poco trabaja la crítica literaria. La descripción puede ser poco de poco, pero suficiente para que con lo expresado surja un observador curioso, un descubridor proteico. La imagen visual y mental se convertirá en luz, color, tamaño, en voz humana, en el quién y dónde del relato, por eso es insustituible en la praxis literaria. Amor. Necrofilia. Cotidianidad. Estética Siento un goce al releer párrafos ya trajinados para sumergirme en la nostalgia, el amor, la muerte, lo cotidiano y en el lenguaje en sí mismo. Intuimos el sentido de las palabras, las poseemos y pretendemos explicarlas. Pero no nos detenemos aquí porque nos embriaga el zumo que destila el lenguaje para celebrar su encuentro con el amor, ya sea el erotismo con que Rafael Cadenas describe a una amada en Los cuadernos del destierro: “Sólo tú misma en el acto. Extendida, carnosa, húmeda. Un temblor sin lapso. Sin equívoco. Torbellino en torno de la flor de blando terciopelo, acorazonada, que nace del clima de tus piernas como un grito nocturno”. O también el amor telúrico que desentrañamos del poema Aldeana de Cesar Vallejo, amor que se transforma en somatización del problema indígena, carne viva que aflora en retórica modernista cuando dice en este primer poema de Los heraldos negros, publicado en el diario La Reforma de Trujillo (posiblemente en 1915): “De codos yo en el muro, / cuando triunfa en el alma el tinte oscuro / y el viento reza en los ramajes yertos / llantos de quena, tímidos, inciertos, / suspiro una congoja / al ver que en la penumbra gualda y roja / llora un trágico azul de idilios muertos”. Si el amor es sustancia vital, la muerte surge con descripciones de exclusiones elitescas en la Edad Media, cuando sólo los nobles y clérigos soñaban con los ángeles en medio de los delirios mortuorios o al estilo Jorge Manrique quien en la Coplas a la muerte de su padre atenúa las debilidades para poner en evidencia sus cualidades morales, porque las riquezas y títulos de nobleza eran efímeros, cuando todavía, en España, las huellas del medioevo prevalecían sobre las fuertes ráfagas del renacimiento europeo. El romanticismo alemán habla del amor-muerte; creadores aún adolescentes dejaron a la literatura un movimiento de gran trascendencia para la poesía universal, jóvenes que, negados y calumniados por la sociedad se vieron forzados al suicidio, a la soledad y a la locura, entre ellos se destaca Novalis cuyos versos se yerguen como refugio de conflictos religiosos. En Himnos a la noche evoca el deseo de construir un mundo alemán ideal, defenestrando el existente, pero sin la fuerza real para hacerlo: “Como una reina de la naturaleza terrenal, convoca todas las potencias a infinitas metamorfosis, ata y desata innumerables lazos y envuelve toda cosa con la aureola de su divina imagen...”. La imagen de la cotidianidad se arraiga en algunos poemas y narraciones, tal vez para asir lo que se nos escapa de las manos. Lo cotidiano saborea el jugo amargo de la opresión cuando la función de un símbolo como el quetzal inspiró a Ernesto Cardenal esta descripción tan breve como significativa: “El quetzal canta su bello canto territorial, inmóvil, no lo ves, mimetiza la luz; con el cielo nublado su plumaje es de color de hojas con bruma”. La literatura carece de nacionalidad para expresar el diario acontecer, el exilio político inspiró a Antonio Machado “Noviembre de 1913”, verdadera pintura bucólica de una vida que, para el poeta, se renueva o perece. Es increíble que en tan pocos versos se pueda expresar la esencialidad de la tierra y la temporalidad de los cambios culturales. La lectura de este poema se puede asociar, en un acto de crítica rebelde, con El sembrador de Van Gogh; puede ser que tendencias similares obraron en los dos artistas y produjeron dos fenómenos descriptivos, uno literario y el otro pictórico. A pesar de que ambos tienen diferentes orientaciones sensoriales, en los dos sembradores la imaginación y la ideología están expresadas en dimensiones de la experiencia vivida que cada artista descubrió en sí mismo. Por último hablaremos del rasgo estético que caracteriza a algunos poetas y escritores, voy a referirme a las posiciones de José Martí y Vicente Huidobro en relación al concepto poético expresado a través de descripciones. Martí envolvió sus poemas con la idea de libertad que signó todos los actos de su vida: “La época es libre, séalo el verso, ya que en toda espera la buena obra libre vale más que la esclava”. De esta manera liberó a los versos de cargas retóricas y escribió poemas cuyas descripciones abogan por depurarlas de tradiciones y estridencias románticas para acercarse a que el poema sea: “Una espada reluciente que deja en los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo. El poeta puntualiza su itinerario estético el cual se entrecruza con el acicate del pensamiento libertario expresado, muchas veces, en descripciones endecasílabas como la de Contra el verso retórico y ornado: “Contra el verso retórico y ornado / el verso natural. Acá un torrente / aquí una piedra seca, allí un dorado / pájaro, que en las ramas verdes brilla... Así ha de ser la noble poesía / así como la vida: estrella y gozne. Las descripciones en los poemas martianos son resultado del tiempo y circunstancias en que le tocó vivir. Con el premodernismo que envuelve su sujeto lírico, tratando de romper los elementos del romanticismo, al distanciarse de su tono poético, Martí logra descripciones cuyos significados resultan novedosos por lo insólito de su desolada ternura, balbuceos de habla pueril con los que logra llegar al alma de su hijo a quien le dedica Ismaelillo: “Sus ojos parecen / estrellas negras / ¡Vuelan, brillan / palpitan, relampaguean...”. La elaboración artística martiana, siete años antes de que Darío convulsionara el mundo poético con Azul, llena líneas sinestésicas que sin fijarlo en una tendencia única lo acercan a Baudelaire y Rimbaud, una nueva conciencia de la elaboración del lenguaje, elementos que en las descripciones desdoblan sus referencias con el uso de arcaísmos, neologismos y cubanismos, expresión del rico caudal de su experiencia y conocimiento. Como novedosa vanguardia latinoamericana fue rotulada la poesía del chileno Vicente Huidobro; en Arte poética consigna su concepto sobre el verso al decir: “Por qué cantáis la rosa, ¡Oh poetas! / Hacedla florecer en el poema. / Sólo para nosotros / viven todas las cosas bajo el sol... / El poeta es un pequeño Dios”. De su taumaturgia creacionista fluye la unidad madura, fruto de la evolución de las ideas que el mundo de finales del siglo XIX le proporcionaba, entre las controversias políticas de la guerra del Pacífico y sus relaciones con artistas de la vanguardia europea. Cuando Huidobro describe lleva el lenguaje a su esencia, aspira llegar a la almendra de la palabra, a su gen original porque “Las cosas se fatigan... y un poco de muerte tiembla en los rincones (Huidobro, 1976. Pág. 220). La descripción afirma en Martí y Huidobro su sitio de privilegio en la estética de la poesía. Y para terminar volveré al pasado, al arkhe, el que a pesar de su antigüedad está siempre vigente, allí está Parménides, padre de la retórica quien en su poema Fenomenológico sin hablarnos de la descripción la utiliza con fines ontológicos. Se puede pensar que dejo abierta una brecha ancestral para que alguien continúe este trabajo de descubrir ideas, hibridez de estilos emanados de rasgos medievales, clásicos, románticos, barrocos, simbolistas o de vanguardia, de los que pueden resultar diferentes montajes verbales, cuyo magnetismo dependerá del arbitrio de quien los acuñe y de la captación intuitiva de quien los lea. La imaginación le impone fantasmas a la mirada; por eso el crítico tendrá que suponer, inferir e inevitablemente recrear. La empresa es apasionante, nada menos que interrogar a objetos vetustos, nuevos, cotidianos, efímeros, esenciales e insignificantes a quienes el escritor ha elevado a rango literario. La descripción verbal de lo no verbal es una ilusión policrómica, polifónica e ideológica que descubre la pluralidad de un mundo apariencial. Se trata de succionar la savia del lenguaje que alimenta ese pequeño espacio de artificio donde el hombre somete y encarna retazos de caducidad en afán de permanencia. Bibliografía • AGUSTINI, Delmira. Poesía. La Habana: Casa de las Américas. 1988. • ARISTÓTELES. Poética. Caracas: UCV. 1982. • BARTHES, Roland. Investigaciones retóricas I. La Antigua retórica. Madrid. Ediciones Buenos Aires, S.A. 1982. • BAUDELAIRE, Charles. Salones y otros escritos sobre arte. Madrid: Visor. 1999. • BIOY CASARES, Adolfo. Clave para un amor. Buenos Aires. Lozada. 1991. • CADENAS, Rafael. Los cuadernos del destierro. Caracas: Monte Ávila. 2001. • CARDENAL, Ernesto. Canto nacional. Buenos Aires: Carlos Lohlé Editores. 1973. • GENNETTE, Gerard. “Fronteras del relato”. En: Análisis estructural del relato. Madrid: Ediciones Buenos Aires. 1982. • HUIDOBRO, Vicente. 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Profesora de castellano y literatura en el Instituto del Profesorado de Buenos Aires. Estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires e historia de las ideas latinoamericanas en la Universidad de Chile. Se especializó en literatura latinoamericana en la Universidad de Chile y cursó la maestría en literatura latinoamericana en la Universidad Pedagógica de Maracay. Ha publicado el cuento "La fábula rota" y los ensayos El esperpento en Tirano Banderas de Valle Inclán, La poesía social de José Martí, Las masacres: ortodoxia histórica, heterodoxia literaria (premio de ensayo Miguel Ramón Utrera 1998) y Constelaciones del petróleo (2002). En publicación Memoria e identidad en José León Tapia y el ensayo Identidad, memoria y olvido (mención de honor en el premio de ensayo Augusto Padrón 2005). Colaboradora de la revista brasileña Hispanista. Jurado del premio de ensayo Augusto Padrón 2001 y del premio de ensayo Marita King 2005. Dicta talleres sobre narrativa del petróleo y ensayo en Maracay desde 2002. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Cenicero de duendes Fedora Freites Hernández *** Poemas Reynaldo García *** Tres relatos Marisol Llano Azcárate *** Poemas Karla Muñiz Soto *** Dos relatos Jorge Jiménez *** Las llaves de carbón Alejandro Useche *** Voces desde sombras Andrés Velásquez *** Poemas Carlos Barbarito *** Vespasiano Bazo y Zenón de Elea Roderick Guzmán Meza *** Dos poemas Francisco Rodríguez *** Tres relatos José Cruz Cabrerizo *** Cuatro poemas Gladys Sica *** Dos horas muy padres Nohemí Hinojosa Rivera *** Flecha, tallo y antorcha Nuria Ruiz de Viñaspre *** Leo Gioconda Carralero Dominicis *** Poemas Lucía Yépez === Cenicero de duendes Fedora Freites Hernández ===================== Estoy dormida entre un cúmulo de cenizas. No me quejo, todo lo contrario, me siento a gusto. Estas pavesas no me pertenecen. Han salido de mí, pero no son mías. No hace mucho las coleccioné en mi cuerpo, ahora las he liberado. Y estando así, regadas por el espacio, me complazco en arrellanarme en ellas, doblegarlas, acariciarlas, pisarlas. Despierto, siento mi cuerpo relajarse entre los susurros nocturnos. Estirándose en el vapor hueco de la cama, en el calor cenizo de las sábanas húmedas, casi perfumadas. Deslizo los dedos de los pies por la tela, suave, cosquillosa, imperceptible. Poco a poco, voy tomando conciencia de ello. Sonrío, entreabro los ojos. Me gusta. Ya hace tres semanas que sucede. Una y otra vez el mismo sueño. Estoy dormida, miles de flores se abren a mitad de la noche, me succionan, me convierten en polen. Creo que algo está por suceder. No lo sé. Quiero dormir, estoy cansada, pero esta sensación de levedad, invita a continuar. Imprimo vigor a mi jugueteo, pellizco la sábana con malicia, la entrelazo en los dedos. Se calienta, es increíble cómo se calienta. Cobra vida, la tela se convierte y cobra vida, se convierte en deseo, abrasa de calor, rodea tersa mis piernas; es implacable. Yo, me dejo. Estremecida por las puntadas en mis muslos, permito la seducción de los duendes nocturnos. Espectros circundantes que atraviesan los sueños, invitando a la sátira, invitando al amor. Seres pequeñitos que se alimentan de las queridas cenizas que voy dejando, por las que, a cambio, me prestan sus manos para darle forma a las delirantes sensaciones trashumantes. Amante boca se conecta y desconecta; mis brazos largos, rotulados, profundos, se dejan caer en la plenitud mortal de la osadía. Nada afuera importa. Ningún sonido extraño me perturba. Sólo yo, entregada a las cenizas, a los duendes que comen cenizas, al calor húmedo que invade mi cama, a mi pecho que ya no respira. Desesperada abro la boca. Busco el aire que me falta. ¡Sorpresa! En vez de aspirar, exhalo humo. Una corriente casi visible invade el espacio. Es el vaho vital que escapa. Toma forma de rostros, de cuerpos, de gente que no conozco, pero que tal vez conozca en otra vida. De perros, de gatos, de manos. Son las manos de los duendes, que salen de mi boca, o por mi boca, o gracias a mi boca, y que llegan a ser casi reales, por las cenizas de otros tiempos y tiempos venideros, que dejo regadas por el espacio. Ya no las adoso a mi cuerpo. Ahora son libres. Libres para volver, libres para matar, libres para llevarme y convertirme en polen cenizo, y pertenecer a otra cosa... Sigo desparramando vapores... Todo el cuarto se va inundando. Soy envuelta por las telas, apresada por el placer, apresada por la muerte, maniatada en mi propia cama. Insomne por las cenizas nocturnas de mi propia vida que vienen a cobrar deudas, vienen a embriagarme de placer para que yo no me dé cuenta. Mi boca se tiñe turbia, comienza a hablar a las figuras. Una cara familiar, pero desconocida atraviesa la estancia. No me habla, sólo me hace entender. Y resulta que es nadie, y a la vez es todo lo que conozco. Resulta que es y no es, que soy yo, y a donde mire siempre será algún otro. ¡Qué fea me veo! Casi no me reconozco. Doy miedo y confundo. ¿Qué seré, ángel o demonio? Las columnas de vapor que exhalo, cada vez se hacen más angostas. ¿Qué sucede? ¡Qué locura este cenicero de duendes! Las telas, las cenizas, los duendes... Siguen apretando mis piernas, muslos, espalda, columna... ¡Ahhh! El calor me envuelve, rasguño de placer, sonrío querencias, ofrezco mi alma a estas sábanas arañadas. Suben, por mi entrepierna, giran por mi ombligo, besan mis senos cansados y tullidos, se enroscan en mi cuello, quitándome el oxígeno, dándome la paz. Mis brazos siguen el bamboleo del vapor. De un lado a otro, sólo buscan complacerme. Exudo muerte desde mi boca, cenizas desde el vientre. Un helado torbellino termina por alcanzarme. Como una ola de agua fría que viene a refrescar el ambiente. Mis ojos se disparan, mi cuerpo ya no anda. Una última boqueada y no siento nada más. Sólo el rostro de vapor en frente. El mismo desde siempre. Abre su boca y me aspira, me lleva con él a remontar los aires. Me ha dicho que vamos a buscar otro cuerpo, que también de duendes ha hecho un cenicero. ** Fedora Freites Hernández fedorafreites@hotmail.com Escritora venezolana (1979). Es coordinadora de área en una empresa editorial y algunos cuentos suyos han sido publicados en las revistas El Gusano de Luz (http://www.elgusanodeluz.com) y Sezim (París, Francia). === Poemas Reynaldo García =========================================== *** Poema indiferente Te gustan los gatos de mi casa El humo de mis cigarros El azul de las mariposas del cuadro impresionista Que compré en un parque de viajeros Y música de Silvio y Pablo, Es un parque Viejo, lleno de palomas y niños ambulantes De mujeres vacías que se esconden de los faros Con una gracia de serpientes Y un dolor de despatriadas. Te gusta el cuadro verde de orquídeas El tazón de los remedios de mi abuelo La foto de los generales golpistas, el lienzo de la Gioconda desnuda en mi cuarto, El fusil de tres tiempos de mi tío Y el candil de la carreta del peón muerto en la madrugada. Sabes todo eso se que te vuelve loca Y te da aires de intelectual Lo que no sé Es cuál de mis fríos te provoca dulcemente en la lluvia del año. *** En la frontera Mírenme estoy aquí Qué les parecen mis ojos Tengo la misma Mirada, menos rebelde y más triste quizás, la misma talla de ropa Un par de aretes volteados Unos lentes versace, Unas botas de charro Una colonia Antonio Banderas Unas maletas pesadas Un diccionario de inglés Un estuche de cuero Un cuaderno de poemas Escritos en un otoño Con la muerte de la rosas. Vean estas manos golpeadas por algunos aguaceros Llevo unas fotos de amigos extraños Se me olvidaban también Los chocolates que le compré a mi madre Y unos juguetes rebajados de precio Para los niños más tristes del mundo que viven en mi barrio. Por mi destino no se preocupen Estaré fuera de su frontera entre mojado... *** Poemas confusos Te escribo estos versos ahora, Irene Antes que la ciudad me robe los ojos Antes que se apoderen los guardias del parque Antes que haya un decreto anti poesía Antes que digan que se debe abandonar el amor Por no ser bueno a los burócratas... Cuando tengas hambre recurre a ellos Véndelos como un manojo de rosas tiernas por las mañanas y Como si desde el planeta nacieran las amapolas de tus labios. Si logras permanecer con ellos ponlos en el rincón con mis fotos Donde estas tú con tu sonrisa de pájaros Y tu cabello de ángel en la tarde de la casa. Si se descubre que yo te amé y te di mis poemas Otros amores que tuve vendrán a verte Con cartas que les envié, procura entender Por difícil que sea, que los poetas no padecen de soledad, Ni se derrumban por las calles de sus peores años Pero aman como si el mundo fuera a matarnos mañana. *** Esta calle II Esta calle, Lee sus anuncios de castillos viejos Lee también las manos que se amaron en sus veranos altos Lee el rostro de los que la han visto vestirse de viajera, Y las cicatrices de domingos de parábolas Viejas. Esta calle inicia sus metáforas En ella han muerto los patriotas, Los generales del miedo Los condes de la edad del hierro, Y el amor sigue paseando su Mirada de lluvia Reventándose en la sangre Como un apóstol de fuego sin apagarse nunca. Esta calle es tan antigua que aquí Sólo quedan los muros y tus besos. *** Epistolario La postal de este viento, Tus fotos de la última Guerra y los cuadros del invierno Queman estas memorias y sus cascabeles de hielo El santuario de la luna es la órbita de un niño y los peces Esas gaviotas oscuras con llantos de la noche Que atesoran nuestros miedos en sus cuerpos de cometas La ciudad se desgasta en las sombras En los gritos, en los cristales antiguos y amorfos del planeta donde la noche busca su rostro Llorando por las estrellas Los críos están por todas partes dormidos, yacen aletargados Como si de un tronco húmedo de árbol nacieran para enfrentar la calle La calle es un ferrocarril, lleva su trafico de sueños y Muertes de olvido Dos, tres, diez, los campos floridos, Otra vez los cenzontles se bañan con tu pelo. La luna es larga, enorme como un puerto La sombra exhala su sentido de ayer hacia la orilla donde el viento hace promesas de aguacero. la sangre se presenta con su sacrificio de sal, esos poros que gimen duelen como el pan en los hornos\ el silencio es una boca con tristeza pronuncia tu nombre Esta palabra ajena, te marchas, el sol es un portero en una ciudad de arenas y cuentos en la edad de las piedras. Nada queda de la luz del día La esquina tiembla en su adiós de puerto Y las muchachas se precipitan en sus dolores de parto La luna nace del vientre de una diosa Para poner a la ciudad otra vez a viajar en la estación de los silencios. *** Poesía de la edad (A la noche De Federico García Lorca) Con sus manos escondidas Dibuja un muerto la noche La brisa que trae llanto Retumba un patio en la boca. Los lirios ya reventaron Las rosas ya no te tocan La calle que se retuerce Es calle de amapolas Por donde pasea la muerte Sofocada, triste y sola buscando niños perdidos diamantes o caracolas. Es la muerte la que viene Federico García Lorca, La muerte que ha remachado Sus puertas en dura roca Donde gimen desoladas Las gitanas y las moras Donde una fuente revienta Un verano de sangres Viejas Que Cuelgan con alas blancas De las tabernas abiertas. ¡Ay! Federico la muerte Es un montón de silencios De carbones y de olvidos De girasoles sin cuerpo. De puntillas en las sombras, ¡Ay! Federico la muerte Nunca regresa sola, Su espalda siempre arrastra Sangre y memorias muertas Con que se duermen peleando mártires y poetas Mientras la luna los besa. Ay la muerte es una cantina Donde todos bebemos su aroma Un pinchazo de dolor una mueca de adiós Y la sangre de la historia. ¡Ay! Federico allá afuera La mañana se pregunta por su pestaña de oro Mientras los niños lloran frente a las únicas rosas Como fantasmas de niebla. ¿Dónde quedó la sangre del barrio? Tostada por el viento sola, Untada en la madrehuerta frente a los toros sin cerca Prendida en la tierra negra O es tinta de otros poemas, ¡Ay! Federico tus huellas, Son guitarras en los huecos De madrugadas eternas Donde se ofician relojes Cantos del tiempo muerto. A caballo van los soldados A pie va el poeta Contando lunas de duelo En los ojos lleva el cielo De adioses en la puerta Blancas están tus manos Sin sangre son lirios huérfanos Federico, se fue la tropa. Ya vienen los sacramentos. Al encuentro de los santos Salen los viejos monjes Rezando de los conventos. Ay Federico la muerte Secuestro tus ojos negros ahora la noche Es un vaso de veneno De sueños y de silencios. *** Ecodios La noche es azul, sobre los pastos de sombra El clima de los ríos es verde, La calle arrastra las voces del día Esas que han dejado bordadas en las palabras las mujeres. El sol descendió tras las murallas de Galilea Un zarpazo de silencio se fue amontonando en la esquina Y a pedazos el invierno cayo frío sobre los tejados. Las ardillas muerden la corteza de los árboles Antiguos y rugosos como piel de lagartos El pájaro de las madrugadas revienta las gotas de su canto Contra las hojas de los almendros y helechos Que cuelgan de los paredones donde hace siglos Las manos de los dioses inventaron la sombra El aire es un cristal respirable y blando Por donde pasan simples los hilos abiertos de la vida. Ningún hombre o mujer se reconocían dueños de nada Los continentes eran paraísos de aguas y frutas fraternales El olor de la tierra era a semillas y a hojas que no habían muerto nunca Los mares eran infinitos como un sueño sin memorias en las nieblas. Las orillas del mar eran las mismas orillas del tiempo nada se había separado, la sangre y la savia del árbol eran una misma [sinfonía El Corazón de los hombres se agitaba con el viento y era un nido de pájaros [y azucenas El canto de los hombres viajaba en el viento, Como un cenzontle de luz sin angustias ni dolor Sólo la rosa descubre su origen de invierno. El patriarca estaba desnudo Las mujeres lo observaban con una curiosidad de fuego casi milagrosa, De pronto del mar una gaviota dejó caer sobre la tierra Una luna de jengibre olorosa y fresca Con una lluvia de uvas que emborracharon a los hombres e hicieron deseables [a las mujeres El bosque se encendió con las nuevas ansias, la carne se revolvió con el [ruido de las raíces Entrando en la tierra húmeda y líquida El sol caía en la hora de las estatuas Y vinieron de todas partes a mirar el único motivo por el cual Dios Hace que la hierba indague la edad del silencio, El amor. Un raro vino fue puesto en el sitio de las humaredas Y los cristales del verano azotaron los ojos del crío Que bebió una sombra de sangre de la que nació el dolor. ** Reynaldo García sntaluciarey@hotmail.com Escritor salvadoreño (Santa Clara, San Vicente, 1964). Ejerció la docencia y trabajó en la cátedra de literatura y comunicación de la Universidad Estatal y la Universidad Francisco Gavidia (UFG, http://www.ufg.edu.sv). Ha participado y ganado algunos certámenes literarios de su país, como los Juegos Florales de Santa Ana, Sonsonate, San Vicente y el premio de poesía Salvadoreños en el Mundo (2007). Textos suyos han sido publicados en algunos periódicos salvadoreños. En 1987 fundó junto a otro grupo de trabajo la revista literaria Semilla, como parte del desarrollo político de las comunidades de jóvenes escritores. La revista fue cancelada a causa de la guerra civil tras algunas ediciones. Ha escrito poesía y cuento bajo el seudónimo de Salvador Robles y actualmente prepara la edición de la novela La mujer del herrero y el poemario Poemas bajo la sombra, que responden a la temática de la poesía indocumentada que junto a otros poetas está impulsando en Dallas, Texas (EUA), donde actualmente reside. === Tres relatos Marisol Llano Azcárate ============================== *** Juegos de la infancia Recuerdo que nunca jugué con muñecas desde que mi padre me rompió la única que tuve. Cuando era muy pequeña, me regalaron por Reyes una de tamaño mediano, muy bonita, con la cabeza de porcelana y el cuerpo de goma, con sus cabellos rubios bien peinados que yo enseguida revolví con mis deditos. Yo tenía cuatro años y una noche mi padre se molestó porque yo jugaba a su lado mientras él cenaba, gritó que le estaba metiendo los pelos de la muñeca en el plato y, enfadado, me la quitó y la arrojó al suelo, donde se rompió. Nunca más jugué con muñecas. Me convertí en una niña terrible y fuerte, mucho más dura que cualquier chico. Me dediqué a hacer pozos con el barro, a comunicarlos entre sí y a hacer correr el agua de unos a otros. En invierno, retiraba la capa cristalizada de hielo de cubos y charcos para fabricar lagos de juguete de superficie brillante y cristalina, transparente, colocando estas capas de hielo sobre un pequeño hoyo excavado en el suelo y tapando los bordes del hielo con la tierra extraída. El resultado era muy hermoso y no me importaba que se me congelasen los dedos al manipular el hielo, tarea que debía hacerse con gran delicadeza a causa de la fragilidad de estos cristales. Después comencé a jugar a ser un personaje importante: una reina poderosa y bella, una diosa vengativa, una actriz rica y célebre, una cantante adorada y hermosa, una jefa de bandoleros cruel y despiadada..., personajes femeninos con gran fuerza que siempre solucionaban cualquier problema que se les presentaba y vencían o castigaban a cualquier persona que osase interponerse entre ellas y lo que deseaban. Recuerdo con cariño a la actriz y a la diosa. La actriz había protagonizado muchas películas importantes, se había casado varias veces y cambiaba de marido como de vestido, vivía en una mansión lujosa e imponente por donde se paseaba semidesnuda y siempre había un hombre en su vida, a quien despedía al menor indicio de infidelidad o si conocía a otro adonis que le gustase más. Por supuesto, la actriz no tenía hijos. En realidad, ninguno de mis personajes los tenía, pues no encajaban bien los bebés en los escenarios que yo imaginaba como marco para la vida de cada uno de mis personajes femeninos. Con fotografías recortadas de viejas revistas, iba confeccionando poco a poco el álbum de la actriz, sus rodajes, sus maridos, sus amantes, sus apariciones en público en estrenos, fiestas, banquetes, desfiles de moda y actos benéficos. Llevaba una vida apasionante y agotadora. La diosa, en cambio, era menos frívola y nunca sucumbía a la dulce tentación del amor. Era una especie de fuerza superior del universo que tenía en sus manos las riendas del bien y del mal. Era una divinidad terrible y poderosa a quien no se podía contradecir ni enfadar, pues sus arrebatos de cólera suponían verdaderas catástrofes para los débiles e insignificantes pobladores de los planetas que estaban bajo su influencia. Cuando era presa de la ira, podía enviar bolas de fuego, huracanes o cualquier castigo de dimensiones catastróficas con sólo extender su mano derecha y desearlo; enfurecida, sus larguísimos cabellos se erizaban como los de un gato y adornaban su rostro como un aura mágica que haría estremecer de terror a quien la mirase. Años después, realizando una visita al Museo de la Ciencia, comprendí que podía producirse este raro fenómeno de un modo bastante sencillo: al tocar con ambas manos un objeto cargado positiva o negativamente, el cabello se abría alrededor de la cabeza como las púas de un erizo, en todas las direcciones. La explicación del experimento consistía en que cada pelo intentaba alejarse de los demás puesto que las cargas de igual signo se repelen. Este personaje que yo había imaginado se parecía a una diosa de la mitología clásica, a Artemisa o a Atenea, aunque yo todavía no había leído nada, en aquel tiempo, acerca de estos mitos que tanto me atrajeron durante mi adolescencia, cuando los descubrí en el instituto. Cuando pasaron algunos años, los personajes de mis juegos fueron evolucionando para acercarse más a la realidad, y jugué a ser dueña de un restaurante, maestra, detective, policía y jefa, no importaba de qué, pero fuese uno u otro el juego al que nos dedicásemos mis vecinos y yo, siempre elegía ser la jefa y lo más curioso era que todos los demás lo aceptaban con naturalidad, sin que a nadie se le ocurriese discutirme el liderazgo. Ha sido quizá el hecho de jugar siempre a ser libre e independiente, a vencer, a no tolerar atropellos, lo que me ha hecho ser como soy. Quizá por eso elegí una carrera considerada tradicionalmente masculina, como es la de aparejadora y he sido siempre muy autónoma a la hora de tomar decisiones en mi vida. Es lógico. Con el juego aprendemos a ser adultas. ¿Qué aprende una niña a la que desde pequeña se le pone una muñeca en los brazos y se le enseña a ser responsable de un bebé de plástico? ¿Cómo puede ser independiente y libre si se le inculca que ha de tener siempre un lastre tirando de ella e impidiéndole echar a volar? Creo que debo agradecer a mi padre, con quien siempre me he llevado muy mal, debo reconocerlo, que me rompiese aquella muñeca, como metáfora de liberación del papel tradicional de la mujer. *** Los ojos amarillos Hacía más de quince años que Horacio y Calíope se habían conocido. Entre ambos había existido un breve romance que ella había cortado enseguida, casi en su nacimiento, y él no había podido ni sabido hacer nada por evitarlo. Había sido capaz, eso sí, de mantener con ella una amistad que fue haciéndose más estrecha, más íntima a lo largo de los años. No obstante, en el fondo de aquella relación amistosa, él siempre había guardado la esperanza de tener una nueva oportunidad de convertirse en su amante. Y ella lo sabía perfectamente, aunque no parecía en absoluto dispuesta a permitirlo. Calíope no era una mujer que concediese una segunda oportunidad. Seguían trabajando en la misma empresa, en la misma sección, en la misma planta. Ella había ido ascendiendo, pero él, aunque más antiguo y experimentado, había rechazado tentadoras ofertas de ascenso y aumento de sueldo, que suponían un traslado, por permanecer cerca de ella. Calíope lo sabía y, en cierto modo, agradecía este sacrificio con su cariñosa amistad hacia Horacio. Una primavera llegaron tres empleados nuevos a la misma planta en que trabajaban Horacio y Calíope. Parecían tres aspirantes a yuppies, jóvenes, atractivos, con cuerpos modelados en el gimnasio y bronceados con rayos UVA, con sus trajes cortados por el mismo patrón, sus maletines de piel y sus teléfonos celulares siempre en la oreja, salvo en las reuniones, porque Calíope así lo había prohibido. Los tres se fijaron en ella. Y Horacio se dio perfecta cuenta de todo. Calíope era una mujer con un atractivo especial. Tenía el corto cabello de un color rubio muy claro, casi albino, con un corte más bien masculino, desprovisto de rizos u ondas, y la piel blanquísima, pálida como la luna; llevaba siempre gafas oscuras para proteger sus delicados ojos, que casi nadie había conseguido ver todavía, aunque los tres recién llegados, sin motivo alguno para ello, iban haciéndose ilusiones... Los tres galanes comenzaron a rondar a Calíope, y cada uno de ellos llevaba a cabo, cuando los dos restantes estaban ausentes, una ceremonia de cortejo que dejaría envidioso a cualquier pavo real. Cuando estaban juntos, los tres sietemesinos se daban ánimos mutuamente y fabricaban esperanzas en el aire sin que ninguno de ellos tuviera razones para hacerlo, pues su jefa no les mostraba ninguna respuesta positiva que les permitiese acercamiento alguno; más bien sucedía al contrario, Calíope solía ser distante y mantener sus gafas oscuras como una barrera entre ella y su interlocutor. Entretanto Horacio observaba con atención las evoluciones y los comentarios de los tres admiradores de la mujer a la que también él deseaba para sí. Una tarde, tras una reunión de trabajo, en la charla que se organizó en una cafetería cercana a la empresa, Horacio se apostó en una mesa próxima a aquella en la que los tres donjuanes se enardecían y hablaban de la conquista de Calíope como si ya fuese cosa hecha, como si la bella les hubiese dado alguna pista acerca de sus preferencias o de sus gustos. Así escuchó su conversación y pudo confirmar sus sospechas: seguían tan a ciegas como al principio. De modo que decidió jugar un poco... —¿Así que os gusta Calíope? —les espetó a bocajarro, a la vez que se sentaba con ellos a la mesa—. No sabéis en lo que os metéis. Calíope no es una mujer como las demás... No sé cómo pensáis conquistarla..., pero os voy a decir una cosa: Calíope se fija en un hombre y lo escoge para sí..., es ella quien elige, no vosotros..., y os voy a decir otra: si te elige, estás perdido... Es como una mantis... Y se levantó, colocó su silla en la posición inicial y se marchó, dejando boquiabiertos a los tres aspirantes a seductor. —Tiene ojos de animal salvaje —susurró Horacio unos días más tarde al oído de uno de los tres, cuando se lo encontró en el cuarto de baño de caballeros—, si te mira, te hipnotiza para siempre..., eso es lo que dicen de ella... Horacio sabía que aquél se lo contaría a los demás mosqueteros. Él no sabía si sentirse como el cardenal Richelieu, como el señor de Treville o como un rejuvenecido D’Artagnan. Conocía bien a Calíope y sabía que si llegaban a sus oídos las inocentes maquinaciones que él preparaba, no sólo no se ofendería, sino que se reirían ambos a carcajadas de la broma gastada a aquellos tres pardillos que en su fuero interno se creían igualitos a Casanova. Los traslados de personal se sucedieron con frecuencia en la empresa a principios de mayo, bien por ascensos, por cambios de domicilio o por nuevos contratos. Recién incorporado al mundo laboral, llegó un joven bajito, delgado, casi insignificante, aunque varias personas de ambos sexos admiraron enseguida su hermoso y bien formado trasero. Era un licenciado que respondía al nombre de Diego, de mirada dulce, impecable afeitado y una barbita tímida y bien atusada bajo el labio inferior. No tardó en oír los rumores que acerca de Calíope comentaban con fruición los tres aprendices de donjuán..., y poco a poco fue obsesionándose con la imagen y la leyenda de su jefa. Las elucubraciones eróticas en que era acosado por ella, quien lo llamaba a su despacho, lo desnudaba y lo poseía allí mismo, se sucedían en su mente joven y calenturienta. A Horacio no le costó observar que el empleado nuevo se sentía visiblemente turbado en presencia de Calíope y cometió la imprudencia de confiárselo a ésta. La jefa había saludado al joven el día de su llegada, pero no había vuelto a reparar en él hasta que oyó la indiscreta confidencia de Horacio. Entonces Calíope pudo comprobar el embarazo, la vergüenza que el muchacho experimentaba ante ella. Pocos días después, a punto ya de comenzar el verano, un lunes, los avezados ojos de Horacio descubrieron un nuevo brillo en la mirada de Diego, a la vez que una lasitud y un ensimismamiento que le hicieron sospechar lo peor. Asustado por lo que su cerebro le decía, que él no quería escuchar, Horacio se acercó al desmadejado joven durante el descanso de media mañana, intentando hablar de cualquier cosa..., del tiempo que había hecho durante el fin de semana... El joven no escuchó sus comentarios ni le respondió palabra alguna. Pasados unos minutos de silencio, se volvió hacia Horacio, lo miró, esbozó una leve sonrisa y exclamó: —¡Unos ojos amarillos que te miran como si quisieran devorarte! ¡Tiene los ojos amarillos! Y Horacio comprendió perfectamente lo que había sucedido. Su memoria viajó quince años atrás, a una mañana de mayo en un luminoso y alegre cuarto de hotel, cuando descubrió la sensualidad de Calíope y sus ojos amarillos... Ella sólo se despojaba de sus gafas para hacer el amor. La misma Calíope se lo había confesado en aquella ocasión. *** Sísifo de amor Flora llamó al timbre. Pablo le abrió, con cara de sorpresa, y ella lo saludó alegremente: —¡Hola, cariño! ¿Cómo estás? He traído comida italiana: berenjenas con queso parmesano y una pizza cuatro estaciones, ¿te apetece? ¿Quién será esta mujer?, se preguntó él. ¡Qué bonita es!, pensó con admiración, observando las sinuosas curvas de su hermoso cuerpo, casi frotándose las manos de gusto. ¡He ligado! ¡Qué bien! —Ven que te dé un beso —dijo ella, una vez que hubo dejado las bolsas de comida sobre la encimera de granito rojizo de la cocina. ¡Y qué cariñosa!, se extrañó él. ¡Si acaba de conocerme! Los aromas de los quesos parmesano y mozzarella, y de salsa de tomate impregnaban la atmósfera del apartamento y despertaban los jugos gástricos de ambos. Pablo se acercó y se besaron, fue un contacto ligero y rápido. Flora acarició la mejilla izquierda masculina con su mano derecha, le sonrió y le propuso cenar: —¿Qué te parece si preparas la mesa mientras yo saco la comida de las bolsas? ¡Qué mujer más organizada!, dedujo él, mientras abría armarios y cajones en la cocina y colocaba en un carrito de servicio manteles individuales, platos, cubiertos y copas para llevar a la mesa del comedor, y es muy amable: incluso me ha traído la cena. Será interesante ver qué más me propone... La noche acaba de empezar... Apenas son las nueve, comprobó, mirando su reloj de pulsera de esfera plateada y correa de piel negra. Flora le pidió: —Déjame dos fuentes redondas. ¿Tienes el calentador encendido? Me vendría bien un poco de agua caliente. —Sí —respondió él—, está encendido. Flora abrió el grifo de agua caliente y puso debajo las dos fuentes durante unos minutos: —Así se calientan —explicó, mientras las secaba con un paño de cocina, al ver que él la observaba con cierta curiosidad y se fijaba en la armonía de sus bellas manos, largas y delgadas—, y mantienen el calor de la comida. Cuando todo estuvo dispuesto, ambos se sentaron a la mesa; él había servido en las copas un vino rosado del Penedés y ella inició un brindis, levantando su copa: —Por nosotros... Pablo la secundó, asintiendo y sonriendo en silencio. Luego bebió varios sorbitos de vino, mientras Flora repartía las berenjenas con queso en ambos platos. La cena transcurrió tranquila, Pablo habló muy poco hasta que abordaron un tema de historia: los últimos emperadores romanos; entonces se explayó, le encantaba leer textos sobre historia y tenía una memoria excepcional para datos y sucesos de esta índole. Narró exhaustivamente el declive del imperio romano con sus causas y consecuencias. Flora lo escuchaba en silencio, asintiendo de cuando en cuando. Tomaron de postre sendas porciones de helado de nata y chocolate que había en el congelador y después se trasladaron al sofá. En un canal de televisión emitían una película de romanos que ella no conocía y ambos se dispusieron a verla. Pero durante un intermedio ella comenzó a acariciarlo ligeramente. Pablo se conservaba muy atractivo a sus cuarenta años. Su cuerpo delgado, resistente, bien formado, sin exceso de musculatura ni aspecto enfermizo, le hacía parecer más joven. Él respondió a las tiernas caricias de Flora. Se besaron, con suavidad al principio, después con pasión, y ella comenzó a desabrocharle la camisa... ¡Qué mujer más fogosa!, se sorprendió él. ¡Le gusto! ¡Y qué decidida parece..! Pronto abandonaron el salón para trasladarse al dormitorio... Tenían cosas mejores que hacer que ver una vieja película de romanos... Al día siguiente, a las siete menos cuarto de la mañana, al despedirse, ella le dio un beso en los labios, apenas un roce fugaz, y le dijo: —Recuerda que hoy entras una hora más tarde, a las nueve... Desayuna, ya te he dejado preparado el gofio... Y llama a tu madre, que siempre te olvidas... ¿Cómo puede saber ella todo eso si acaba de conocerme?, se preguntó Pablo, atónito. Flora sonrió, le acarició las mejillas delicadamente con ambas manos, salió y cerró la puerta tras de sí. Sabía que a su regreso, al atardecer, él se habría olvidado de todo y sería como comenzar de nuevo. Eso era lo que sucedía cada noche desde hacía algo más de siete años. ** Marisol Llano Azcárate mariasol.llanoazcarate@gobiernodecanarias.org Escritora española (Asturias, 1964). Escribe narrativa de ficción desde los catorce años. Estudió Filología Hispánica (Literatura) en la Universidad de Oviedo (http://www.uniovi.es), donde también siguió los cursos de doctorado y realizó trabajos de investigación. Desde 1989 imparte clases de lengua castellana y literatura en educación secundaria, en Las Palmas de Gran Canaria. Ha difundido su experiencia en biblioteca escolar en publicaciones, cursos, jornadas y congresos. De 1999 a 2006 presidió la Sociedad Canaria “Elio Antonio de Nebrija” de Profesores y Profesoras de Lengua Española y Literatura. Ha participado en la Semana Negra de Gijón 2004. Antes de comenzar sus estudios universitarios participó con un relato breve (“El último amor”) en una colección titulada Cuentos nuestros (Cuentos de nós, en bable) y colaboró en revistas locales con algunas publicaciones esporádicas. Ha publicado las novelas Génesis de un crimen (Huerga y Fierro Editores, http://www.huergayfierroeditores.com, Madrid, 1999) Ella no hace daño a nadie (Editorial Hamalgama, Las Palmas de Gran Canaria, 2002), ¿Quién mueve los hilos? (Hamalgama, Las Palmas, 2003), La muerte acecha en Luna Europa (Anroart Ediciones, http://www.anroart.com, Las Palmas, 2006) y Mosaico ensangrentado (Ediciones Idea, http://www.edicionesidea.com, Islas Canarias, 2006), así como la novela juvenil Alerta en la estación espacial (Idea, Canarias, 2006). También ha publicado los libros de relatos Siete relatos con Roberta (Ediciones Estival, Venezuela, 2001) y Víctimas, fugitivas, asesinas (Hamalgama, Las Palmas, 2006). Ha sido incluida en los libros colectivos Ínsulas encantadas (Anroart, Las Palmas, 2005) y Encuentro de arte y género de médicos del mundo (Hamalgama, Las Palmas, 2005), libro reeditado por Médicos del Mundo en 2006 con el título Mujeres de palabra. Relatos suyos han sido publicados en diversas publicaciones literarias. === Poemas Karla Muñiz Soto ========================================== *** Reflejo Hermosa luna la de anoche: arrogante, plena, nívea, absoluta, insensible. Satélite resquebrajándose en mis pupilas, escurriendo entre mis recuerdos. Yo, a merced de tu vacuidad que lo llena todo, impregnando mi cielo de [misterio, de ausencia infinita. *** Para ti El ciclo circadiano hecho trizas Noche y día mezclados de forma inconcebible Minutos traducidos a horas Para coincidir Y que el sabor de su compañía no se diluya Mi bilis negra esparcida con su risa Con la dulzura de su hablar El sin sentido como eje de la existencia, Mi existencia. Esa Que llegó a contagiar de luz, De vida. Y que refleja la certeza De que yo era una sobremuriente más. *** Él “...o tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda...” J. Sabina Al destapar la botella de baileys aparece. El humo de los slims delinea su figura con la rebeldía eterna de sus cabellos y sus manos dibujando círculos infinitos, de espirales rotas y caracoles sin luna. A veces no habla, sólo se sienta en la silla azul, esa sobre la que tiene derechos de inspiración. La música también lo invoca. El cine, la poesía, la comida mediterránea, los libros. Si la tarde es lluviosa la melancolía lo acompaña hasta que los primeros rayos de luz bañan mi piel, dando por terminado el encanto. Cuando sólo me mira desde el rincón que habita en mi mente de sus ojos escurren mil historias cual gotas resbalando tras un cristal. Aun cuando no habla, dice. Esto no lo sabe, es portador de relatos maravillosos que resbalan con descuido en el papel de otros. Si el aullido del tren rompe la noche la miel de sus pupilas me toma por rehén y no me suelta hasta pronunciar el conjuro. Todos los seres nocturnos lo escuchan y entonces logro ser liberada. Así iniciamos la travesía por la tierra de nunca jamás. Donde se dan cita los personajes más disímbolos para formar parte de la historia nunca contada. Su presencia es diversa como estrellas hay en el cielo y siempre da algo: Estelas de dulzura cuando se desata las manos y abre el corazón. ** Karla Muñiz Soto karlyspotter@yahoo.com.mx Escritora mexicana (Ciudad Mante, Tamaulipas). Trabaja impartiendo cursos de capacitación en una compañía celular. La mayor parte de su obra permanece inédita, aunque ha publicado notas periodísticas en la sección cultural de El Diario de Monterrey, hoy Milenio Diario (Monterrey, Nuevo León; http://www.milenio.com). === Dos relatos Jorge Jiménez ======================================== *** Alreveses Ayer encontré mi sopa alrededor de una mosca. Creo que intentaba aplastarla hasta reventarla. Es que mi sopa no conoce los matamoscas. Ayer el metro me tragó, me tuvo en sus entrañas por varios minutos y me expulsó a varios kilómetros de distancia. Creo que no le gusté. Es que tiene mucho desde donde escoger. Ayer una discusión entró en nuestra casa. Creo que te quería robar. Es que la puerta estaba abierta. Anoche el suelo me dio un terrible puñetazo. Creo que me estaba castigando por haber bebido unas copas de más. Es que disfruta viéndonos caer. Anoche, antes de dormirme encendí la oscuridad y me envolvió en su silencio. Creo que le molesta el bullicio. Es que tiene que soportarlo todo el día. Anoche las sábanas de mi cama me atraparon, me envolvieron en su somnolencia y no me soltaron hasta hoy en la mañana. Creo que se alimentan de nuestros sueños. Es que no saben soñar. Ayer una hoja de papel se movía bajo mi pluma. Creo que quería ser escrita. Es que no saben hablar. Ayer el olvido te arrancó de mi cabeza. Creo que estaba celoso. Es que es un mal perdedor. Ayer un beso nos tomó a ambos por nuestras bocas y nos unió. Creo que ya nos conocía. Es que ese beso era enemigo del olvido. Mañana voy a cerrar la puerta con llave, para que no entren más moscas ni discusiones. Creo que debí haberlo hecho antes. Es que a veces hago todo al revés. *** Bautismo Acércate, camina desde el centro de tu ciudad hacia el atrio de la salvación. Renuncia a los dioses que te han obligado a venderles tu alma, a sus pompas y sus obras, al origen del ambiente materialista que gobierna tu mundo. Te dibujo la señal del amor en tu pecho. Tu corazón de animal te recordará que estás siempre ligado al terrenal y humano sentimiento del amor. No podrás ni querrás escapar de él nunca más. La unción con esta agua de lluvia, aún no tocada por mano humana, te recordará la triple misión que desde ahora tienes, debes ser uno con el Hombre, debes ser profeta, rey y sacerdote, debes predicar el poder del Hombre, debes gobernar ese poder y debes contener a aquellos que de él deseen abusar. La luz de esta vela no viene desde afuera, ella representa tu luz interior, aquella que deberás usar para iluminar tu camino, desde tu interior hacia tu interior. Nada más te pido, no confíes en luces externas, nunca sabrás hacia dónde te desean guiar. Repite conmigo. Creo en el Hombre, tan débil como cualquier otro animal, creador de las artes y las letras, y creo que él y sólo él es responsable de su destino. Desnúdate, sumérgete en el agua de esta vertiente. Levántate, respira y siente el aire de la libertad. Corre por la pradera, alegre, desnudo, liviano y libre de todo pecado heredado, porque ellos nunca existieron. Ahora te dejo solo, porque confío en ti. Tienes todo lo necesario para sobrevivir y ser feliz. ** Jorge Jiménez jota@tuxpan.com Ingeniero chileno (1971), derivando desde el software hacia las letras. === Las llaves de carbón Alejandro Useche ============================ (Nota del editor: el escritor venezolano Alejandro Useche obtuvo, con este poemario del cual hoy ofrecemos algunos extractos, una mención honorífica en el Concurso de Literatura Augusto Padrón, que convoca anualmente el Servicio Autónomo de Cultura [Sacumg] de la Alcaldía del municipio Girardot [Maracay, Aragua; Venezuela]). *** II a Freddy Mercury Qué perfecta esta brutalidad de lanzarse a la cama a mirar el techo Sobre el edredón azul sueño nimiedades y pongo cara de muerto y casi lo estoy con ese sabor exquisito de todos los casi Casi olvido casi recuerdo casi me aman amo casi como si en cualquier momento el martillazo fuese a caer Y digo que nada está limpio ni podrido que no hay nada que curar que mi cuerpo sigue siendo una luna roja que mancha el agua y la mano del amante que mi corazón es una rama que se quiebra todos los días predecible como la respiración de las bestias y el polvo sobre las cosas Todo está en su sitio y estoy rendido absolutamente rendido Con esta rendición abro agujeros en la cama para caer directo a quién sabe dónde Que no me digan nada Es mejor no saber Respirar imbécil mientras caigo lento como un amante paciente y pícaro que me mueve por el agua y que todo lo sabe y que dice: No sabes quién eres ven conmigo al fondo de esa sombra y duérmete y ahógate y sonríe que no volveré no volveré *** VI Todos los perros negros vienen por mí para celebrar el día de mi nacimiento Vienen en grupos como viejos compañeros Negrísimos como toda el agua del mundo como esa sombra que se dobla y cae sobre mí cuando me cepillo los dientes en la mañana Hoy es un día de regocijo Todos los pájaros negros vienen por mí y ya no habrá nada que explicar ninguna elucubración refinada Se posarán en el mesón chillarán y agitarán sus alas revolviendo la luz El amor ha comido mis ojos y secado mi lengua como premio por mi bravura Esto no puede quedarse así Hay que celebrarlo en grande Como mi padre bailando con sus ojos alucinados mirando el sol y sus pies descalzos Como mi madre de lodo derramándose en caminos hacia la nada Todos los amantes negros vienen por mí con mucha hambre Esperan un festín y comen y bailan y toman y ríen porque la suerte está echada para que la piedra se parta para que la planta se pudra para que el animal aúlle y se abra como una fruta madura Para que el agua se avinagre y el pan se seque como esta lengua que llama a los perros que pare la tierra Hoy es un día magnífico La casa está sola y la luz de la ventana ilumina entera esta taza hueca *** VIII El nombre de un amante es tan endeble que el beso más leve lo dobla En sus pliegues se ocultan animales pequeños y copiosos que fundan su propio reino Los movimientos bruscos pulverizan el nombre de quien no debió ser nombrado y la cama se llena de arena para el desierto pulcro El gemido y la inconsciencia lo vuelven incorpóreo Allí es cuando el nombre te sigue como la nada *** X Una lechosa es una cosa de vida o muerte Entera es como un huevo extraño donde se gesta el amante Si se toca se percibe un latido pausado y firme Si se corta levemente su cuerpo naranja se recuerda insólita la primera cortada cuando era un niño umbrátil al que se le abrían las manos por la mitad todas las mañanas al cantar el himno en fila hierático delirado por la franja roja que ondulaba: una verdadera serpiente fascinante Todo niño cortado sueña por la noche que su cuerpo cimbra en el mástil Si se abre un tajo la lechosa se hace boca del desamor Calla Niega Entonces muerdo como un perro la lechosa entera a mordiscos piel y carne y semilla y vacío sobre todo vacío hasta quedar hartado como muerto Pero casi siempre la lechosa está abierta troceada muy parecida a mi cabeza cuando amanece y todos los tordos se arremolinan a su alrededor celebrando la gracia de la vida. *** XVII Siempre es bueno tener a tu padre muerto en la cama Puedes contarle tus secretos mientras le tomas la mano Lo que más se disfruta es su paciencia oye todo porque le gustan las historias y me siento de noche en el borde la cama o de la sombra que es lo mismo y le leo todos esos cuentos locos de Michaux y de Capote Él dice que soy como esa señora que guardaba en la nevera a sus gatos para que no se murieran Yo me río de sus ocurrencias Y le digo esa señora estaba loca a mí no me gusta nada congelado Y como no me cree el muy terco me acuesto a su lado sin soltarle la mano y cierro los ojos y me quedo allí hasta pudrirnos *** XXI Tu miembro se enfurece como una mano de muerto que hurga tras la boca el silencio La limpidez se descompone en mil demonios La luna se atraviesa en el glande como una rasgadura que escala la nada La boca es un vaciamiento que gradúa mi deseo ¡Ah!, y el dolor... una órbita que afina mi instrumento Ahora la lengua es la mano del muerto que sangra el espacio sin altar: cuando no se puede ver el surco es igual al puñal que lo hace *** XXIX No regresaré a la luz En la oscuridad violan mejor Los cuerpos vaciados son ágiles y pueden realizar cualquier pirueta postura impostura Aquí todos somos ángeles: sin sexo porque éste es arrancado apenas crece De esa manera no permitimos que permanezca vileza alguna Nos mantenemos puros a cada momento No regresaré a la luz Aquí estoy en casa *** XXXVII Hoy me quedaré hasta tarde tejiendo bozales para callar la luz Me quedaré dormido haciendo sogas para lanzarlas directas al sueño Hay que sacar lo negro con la boca comerlo como muere un árbol con tiña No los mato porque se multiplican No les hablo porque responden con mi propia voz Es mejor ir a su casa y ser uno de ellos y copular ser esposo y esposa para darles muerte con el fuego del coito Lanzaré la cuerda y cruzaré la neblina Bajaré bajaré por el frío de la noche el vello de la noche el aliento fermentado de la noche Me llaman y ante el misterio sólo tallo llaves de carbón docenas de llaves de carbón bajo la almohada para encenderlas e incinerar mi cabeza en el sueño profundo Me libero así en esta tintura sin fin Dios hazme un no-yo porque si no me muero, me muero Húndeme en este caracol negro Hazme descender Sin vista ni olfato ni gusto ni tacto sin movimiento ni recuerdo sin sonido posible desciéndeme hasta ver la sombra en la sombra Ya sin soga caer de picada en la oscuridad Ya no empujar más a sus criaturas con la claridad de la lámpara que ilusoriamente las borra Digo ahora que lo que se vea no se vea y lo que no se vea se vea Esta noche dormiré tranquilo porque sé que mañana no amanecerá ** Alejandro Useche alejandrouseche710@hotmail.com Escritor venezolano. Es licenciado en letras egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve), se desempeñó como investigador del Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu, institución donde también realizó labores de investigador de la Colección Permanente. Fue miembro del Comité de Lectura y Corrección y ejecutó funciones de edición, aparte de coordinar espacios culturales como Libertad bajo palabra, Centro Vétale y el Club de Lectura. Ha sido curador de exposiciones y ha redactado textos expositivos para el Macma, la Asociación Ateneo de Aragua Casa de Los Arcos, la Galería de la Escuela de Artes Visuales Rafael Monasterios, la Galería del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social de Maracay y la Casa de la Cultura de Maracay. Ha realizado investigación para el Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio (Iaime, http://www.iaime.gob.ve). Ha sido docente de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel-Maracay, http://www.upel.edu.ve), del Instituto Universitario de Tecnología Antonio José de Sucre (IUTAJS-Maracay, http://www.iutajs.edu.ve) y del Instituto Universitario Tecnológico Rodolfo Loero Arismendi (Iutirla, Caracas; http://www.iutirla.com). Actualmente trabaja como docente en el Instituto Pedagógico de Caracas (http://150.187.142.39) y en la Unidad Educativa Nacional Julio Bustamante (Caracas). Ha dictado diversos cursos, talleres y charlas en instituciones como el Macma, el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve), la Escuela de Artes Visuales Rafael Monasterios, la Casa de Los Arcos, la Ucab, la http://www.uc.edu.ve Universidad de Carabobo (núcleo Aragua), el Fondo de Apoyo Juvenil y Estudiantil (Fajes) y otras. Especialista en Museos por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Cursa estudios de Licenciatura en Artes Plásticas, mención Pintura, en el Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón (Iuesapar, http://www.iuesapar.net), así como estudios de hebreo bíblico y griego koiné en la Sociedad Bíblica Católica Internacional Venezuela (Sobicain, http://www.sobicain.org.ve). Ensayista y poeta, ha recibido una mención honorífica en la Bienal Nacional de Literatura Augusto Padrón mención Poesía por su poemario Las llaves de carbón (2006). En 1993 fue merecedor del primer lugar en el Concurso Interliceísta Sergio Medina, a raíz del cual se editó Poemas, iniciando la serie Cuadernos Interliceístas de la Coordinación de Literatura del Estado Aragua. Cursó el Taller de Creación Literaria en el área de Poesía impartido por Gabriela Kizer en el Celarg. Ha publicado poemas en la prensa regional y ha participado en recitales poéticos en la Upel-Maracay, la Concha Acústica de Maracay, la Ucab y el Macma. Destaca su investigación sobre la obra plástica del Grupo Sabaneta, Jorge Chacón, Julio Jáuregui y Mario Abreu. === Voces desde sombras Andrés Velásquez ============================= Inventar nombres, mientras se escucha un sonido debajo de la puerta. El viento es un pedazo de muro entre una entrada y una salida que no conduce ni lleva a nada. Siempre, siempre pensé que los sonidos eran los mismos sonidos de siempre; un auto que se va, los llantos de los niños al acabar la tarde. Todo encajado como un abrazo que no se quiere dar en invierno, como un adiós a un llanto estúpido aguardando en silencio. Mierda, mierda, esos son relojes que no dan la hora, un café amargo, un lapicero que se quedó sin carga. Y a las doce, la hora se parte como un pedazo de pan, como algo que emplea dos segundos para quedarse en un minuto inmóvil y sin sonido. ¿Dónde? ¿Dónde? Y sin embargo yo pienso que la muerte es una mala parada y un mal momento para escribir o por lo menos para escuchar voces que se quedaron en una casa hace miles de años, mientras se oye gemidos cortos, objetos cayendo, caídas de agua, Muerte, muerte, cállate, estúpida, estúpido, son sonidos vacíos, son sonidos de una música que se sube el volumen hasta hacer despertar al vecino, ¿no oyes? ¿No oyes? Y sin embargo me quedo quieto, no hablo, no escucho, dónde dónde. Esta vez pensé que todo sería diferente, pensé en una casa llena de seres caminando, queriéndose al tocar el alba en una ventana, leyendo un libro de Cortazar, y quitando las cortinas para que entre el sol, y sin embargo nada es, nada es..., y sin embargo hay alguien gritando un sonido largo y corto por debajo de una puerta que dejó de ser puerta ya hace muchos años, ¿no oyes? ¿No oyes? Por eso venir, quedarse, hablar y hablar de cosas estúpidas, no es suficiente para olvidar o por lo menos para retrasar un retorno inútil, intentando escribir un poema a los ojos de alguien que se fue y que oye, pero la verdad es que todos oyen y eso les jode tanto que se van y parpadean pensando, pero pensando qué, pensar es una huida, vete, malo, ¿qué paso? No entiendo... Despejo papeles de tu sombra, despejo recuerdos mientras el pucho va quemando lo que queda de este papel. Despejo lugares, despejo voces que continúan acechando oídos cansados, oídos pequeños, oídos, sólo oídos... Era tarde cuando comencé a fumar, cuando vi tu foto y cuando se cayó la botella sin botarla, intenté detenerme en un gesto alegre, intenté abrir las ventanas, intenté... Pero tu foto y esas cosas volvían continuamente al frente mío, y yo caminaba estando siempre aquí, te escuchaba y a la vez era sordo, por eso es que se quemó el papel, por eso te invento un nombre, te huyo, y te despido como si el que se despidiera fuera una tercera persona, algo tan impersonal que puede soltar dos fósforos en una misma cocina y salirse porque no tiene culpa, no tiene esa foto que se agranda y que sostiene con esos colores algo tan vívido, tan tú, tan yo, tan, tan tan Espero salir, continuar viendo nebulosas que se caen sobre ventanas pesadas con ese aroma a espanto donde uno camina porque el mapa que se tiene sólo justifica lugares inmóviles, jamás tiene esa conciencia, ese desliz de una pintura con arcos girantes de negro y blanco que pueden cubrir imaginación y golpes de sonidos. Entonces hoy es mediodía, mediodía y de trabajo y de tu sonrisa, la sonrisa y mi nombre, igual siempre así así, pero no importa nada, te tengo que escuchar así me quede con tu ternura de lágrimas tocando el suelo, arrebatando la paz, la felicidad, la solución a un problema específico de materia y conciencia, sí, siempre la filosofía que hay debajo de mis palabras, esas razones que para ti son vocabularios de idiomas indecisos. Pero la luz y esa campana molestan, esa luz se levanta, da la vuelta. Esa luz no es en verdad una luz, más bien son cuatro claridades que aparecen desde extremos donde nunca llego. Esa luz no es de foco, no es de vela, ni siquiera de lámpara de infancia, esa luz es susurrante, es voluble, se deshace y se arma, esa luz, muy honda, muy asfixiante, esa luz hora, esa luz muerte, esa luz trae más luces y esas otras aun más, aun aun, etc etc... Entonces todos con luces y yo me doy cuenta que la mayoría de cosas que existen son repeticiones de una verdadera, entonces hay hijo, hay padre y hay amén en una cruz, y todo viene de adentro, todo es un hombre y una mujer que se juntan copulando siendo uno solo, ¿ves? ¿Ves? Entonces yo escucho que de lejos el otoño vuelve sin decir palabras, ni caídas de hojas o de lluvia y siempre tú, ¿y tú? ¿Acaso no te he hablado de la luz? En todo caso apaga la lámpara, no quiero verte porque ya lo estoy haciendo mientras te visto con un color mío, no digas palabras y piensa que hoy no es ningún día de los otros días. Sé que te gustaba contarme acerca de tus sueños, eran tus mismas voces las que te guiaban a esa vuelta de niñez y flores amarillas sobre el suelo, tú tenías un vestido claro y debajo de cada árbol estaban tus adornos de lazos azules que giraban hacia espejos pequeños donde ponías diferentes gestos según el tamaño del árbol. Llorabas, siempre llorabas..., lo hacías cuando la noche comenzaba y no podías verte con campanas claras y porque tus gestos son diferentes en la oscuridad, entonces corrías a tu casa y te disfrazabas de famosa de cine, buscabas los lentes de tu madre y te cubrías con el saco de tu padre, y era tu voz la que también te anunciaba como la más linda del planeta, entonces volvías a reír y yo te señalaba con la botella una de esas revistas de cine y a ti te desagradaba saber que te comparaba con esas tipas sin glamour, pedías que por favor te deje terminar de contarme esos sueños que eran los mismos sueños de siempre, entonces nadie te decía que no podías ser actriz y que no era malo usar palabras como fama, glamour y mierda, entonces todo estaba dentro de tu nombre, pero ese vestido se oscurecía y a ti te daba miedo pensar que tu cuerpo también lo hiciera, entonces tus ojos se perdían por el suelo, yo te buscaba con mi vaso y tú volvías temblando. Me mirabas, sonreías, entonces me decías que ya era tarde, que mejor nos íbamos a acostar porque a medianoche nadie cree en cuentos de hadas y menos cuando no hay final, entonces yo te repetía que el vino helado era mejor con tu charla y que no te olvidaras de mencionar cómo eran tus manos, esas manos blancas, sin manchas, unas manos que pueden cubrir toda la tierra que piso, entonces tus dedos son caminos a un mismo lugar, un lugar de sábados, de hoteles calladitos, caminos hacia ti, esas manos con una forma plena, cálida, maternal, unas manos suaves, sin manchas, manos de una mujer perdida al fondo de un mapa, una mano de oscuridad en plena madrugada, y así me haces un Stop, stop que estás recordando, pero recordar es volver a tu infancia, recordar es cuando no te conocía. Entonces por qué el Stop, por qué vuelves y me confundes de nuevo y tú de pequeña y yo aquí con la botella a medias. Entonces giras, saltas de un lugar a otro y cantas una canción de cuna, recoges los cojines y te disfrazas de ti misma, entonces yo te digo que te sale tan mal y que es mejor que vuelvas, tú no me haces caso, es como si huyeras de mí y es como si yo te dejara ir. Entonces lloras, no sé nada pero lloras, entonces te bajo de la mesa que te soporta como un adorno, como el adorno más delicado que puede existir. Sigues temblando, estas fría y tú me dices que necesitas un trago, entonces yo te busco un café. ¡Café no, quiero un trago!, me gritas desesperada y yo a medio camino te señalo la botella que no quiere salirse de mi mano, entonces me odias por un instante, soy tu peor enemigo, aun peor que aquel que te dejó en México botada con un hijo y sin dinero, soy malo y tú por dentro lo sabes, soy malo, es el sobrenombre que me pones mientras construyes imágenes, entonces yo no soporto tu tristeza y voy hacia ti con la botella y con una copa, tú te deslizas como una brisa hacia las escaleras y me cuentas cuando eras actriz, sonríes, veo que sonríes y que todo vendrá acompañado de una lágrima, no soportas hablar y aun así darías la vida por no callarte nunca, yo te miro como si mirase algo que estoy perdiendo, entonces busco mantenerte intacta en mi memoria, te voy perdiendo y esa luz, y esas manos, no estás y yo con tu nombre no sé cómo guardarte para siempre dentro mío, no sé escribir, no sé nada, entonces soy un fracaso, soy un agujero en medio de la arena, no me toca el mar, el sol ni siquiera se conmueve conmigo, sólo tú y ya no, sólo tú y no hay disfraz, no hay vino ni cuartos de hoteles en lugares que no conocemos, sólo hay figuras, unas marcas tibias que preguntan por ti y a la vez saben que soy yo el que les pregunta, entonces no hay risa, jaja, no hay motivo, ni con tu voz, ni con un papel, no escribo, la verdad es que hace años que no escribo. Fracasado, ya lo sé. Estúpido, no hay nada nuevo. Despejo contigo en miles, siempre dividida así, siempre... y yo llamándote como no debería nunca..., inventar, oír, nunca, nunca... ** Andrés Velásquez melcom97@hotmail.com Escritor peruano (Lima, 1982). Su producción permanece inédita. Desde muy joven escribe poesía y narrativa. === Poemas Carlos Barbarito ========================================== Jamás el cadáver, lo que de él hacia las cosas se desliza Su frío que apaga cualquier chispa, su falso azul y memoria hueca Porque no levanta casa para huir de ella Porque no se viste para más tarde desnudarse Porque nunca es áspero al tacto y no se diluye porque ya está, para siempre, diluido Nadie de veras lo ama, nadie nunca le arranca la máscara Nadie habla nunca con él una lengua de humano o de víbora No sale de su agujero para arrojarse a los perros, para dejarse devorar por ellos Rompo el espejo donde tal miseria se refleja === Una larga noche donde todo es genialmente fatuo Papel con interminables cálculos velozmente resueltos Arte magnético sin perturbación ni extravío Una larga hora agobiada por los alimentos Panes sabrosos y blancos, carnes sabrosas y rojas Ningún hambre capaz de conducirme a la ancha herida en su vientre Justo cuando todo parecía vía abierta hacia su reino Seguro contagio de su sagrada peste Silente trueno sin relámpago sobre hojas y cenizas Donde ella habita, a salvo del tiempo === (A Emilio Varela) Lo otro es música de esferas, profundo azul Un desmayo en la santidad, una estética pura, invisible Cantidad con su tono, su adverbio Su lado natal, su extensión y pose Y árboles alineados al borde del camino Y una escena de moral ciega, neoclásica Ninguna pregunta, ninguna mentira Espejo sin aberración, materia infecunda Lo otro es luz plena, ausencia de detalles Una idea de fin que persiste Pero un fin mullido, resignado === Así el canto, los perfumes, el óxido, los goznes, los imanes, el malvón, la sudestada, el teorema, el melodrama, la letanía Así las abejas, lo traslúcido, el hacha, un río verde y otro rojo, la desnudez, el litio, la risa, la penitencia Así cada romance y cada muslo, el temeroso andar por lo oscuro, cuanto sangra o exuda, el éter, la pezuña, vigas, labios, reflejos, pabellones Lo que reúno aquí y en otras partes, someto al fuego, a tensión y presiones para que nadie logre saber qué eran, de qué estaban hechos, cuáles eran sus formas originales ¿Y todavía espero ser reconocido, obtener salario por ello? === ¿Puedo decir yo sin perderme, ser fantasma, sin plantar un abismo de lengua oscura, sin espantar al árbol de los frutos como rayos, respirado todo el éter, sellado el artificio, sangrada la música y roído por el sol el colmillo? ¿Puedo decir yo, ahora, mañana, ante tormentas y senos, oxidados edictos, la sombra que simula ser carne, un dios siempre singular, tan virgen como hambriento? ** Carlos Barbarito barbarito694@hotmail.com Escritor argentino (Pergamino, 1955). Ha publicado diversos libros, como Teatro de lirios (1985), Caballos y otros poemas (1990), Bestiario de amor (1992), Desnuda materia (1999) y Puntos de fuga (2002), así como otros títulos en ediciones artesanales y en colectivas. En Internet textos suyos pueden leerse en su página web, http://d-sites.net/barbarito, así como en los sitios Brindin.com, Etcétera (Brasil) y Caminos de Pakistán (España). Ha obtenido, entre otros, el Premio Fundación Alejandro González Gattone, el Premio Fundación Argentina para la Poesía, el Premio Raúl Gustavo Aguirre de la Sociedad Argentina de Escritores y el 3r Premio Enrique Pezzoni del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Integra el Consejo Editor de la revista Matérika de San José de Costa Rica y el staff de Los Noveles. === Vespasiano Bazo y Zenón de Elea Roderick Guzmán Meza ============= Durante la noche del 30 de julio de 198..., Vespasiano Bazo tuvo un sueño. En un paraje solitario escuchaba el extraño nombre de Zenón de Elea. Después, bajo la sombra de un tumulto de nubes que pasaba, sintió el irrefrenable deseo de saltar. Lo hizo. Cayó con velocidad de vértigo. Nada podía percibirse mientras se sumergía en ese bajón. De pronto, otra vez reverberó el nombre con una geológica lentitud. Así, la caída nunca llegaba a su fin y cuando ya se había acostumbrado al interminable efecto de la atracción de la gravedad, un rayo de luz, una ola de calor y el ladrido de un perro, le trajeron de vuelta a la vigilia. Sentado en la cama revivió el ensueño. Recordó alguna clase de física. El sofisma de la pluraridad, primero y después el de la imposibilidad del movimiento propuesto por el griego sugerido por sus actividades oníricas. Experimentó lo segundo mientras caía en la oscuridad. Ahora imaginaba que esa interminable bajada no era tal sino una inmovilidad perpetua, una inercia infinita. No obstante, ningún aporte a su existencia hacía este razonamiento. Caer sin final, jamás encontrar un fondo, encontraría explicación en el terreno psicológico, mas no en la compleja dialéctica de la filosofía. Al día siguiente era 31 de julio. Cerca de la una de la tarde de ese ya desvanecido sábado, veía la televisión con su habitual indolencia. Un programa deportivo destacaba recientes resultados y hazañas de esforzados competidores. No mucho antes, cierto documental sobre hormigas en el Amazonas le había ocasionado una pesadez cercana al letargo. De pronto, se interrumpió la programación. Agudas pulsaciones presagiaban un importante aviso. El locutor con el rostro demudado anunció con ciertas dificultades que el presidente de la República había muerto en un accidente de aviación. Pocos fueron los detalles. La información era difusa, sin precisión. Algún cerro en las provincias centrales cubierto de neblina, la lluvia torrencial, la inaccesibilidad del terreno, un error del piloto del avión donde viajaba el mandatario y los cálculos errados complementaban la nota. Esta escena y estos hechos fueron constantes a lo largo de la tarde y de la noche. Quizás eran las seis cuando las primeras imágenes del lugar del siniestro aparecían matizadas por una espesa vegetación, soldados con machetes abriéndose paso y el vuelo de algunos helicópteros ante la mirada expectante de los lugareños. Según el parte noticioso, el aeroplano se había incrustado en la cima de una elevación a pocos kilómetros del aeropuerto local. Partido en dos, según demostraban las secuencias visuales, era ingenuo pensar en sobrevivientes. Todavía podía verse un hilo de humo. A lo lejos, hacía complemento un vuelo de aves migratorias. Vespasiano Bazo no se aferró a la reflexión, prefirió una actitud de ceremonioso respeto o acaso de contenida turbación. El magno acontecimiento no permitía escape a la reacción emocional. Concluía su gestión después de trece años, una administración que ahora buscaba entre los escombros del fuselaje de una aeronave el cuerpo destrozado de su líder. Cuando los hechos se asentaron en semejante revoltijo de información y las consabidas conjeturas, cuando se pudo conocer la suerte del jefe de Estado y de sus acompañantes, se abrió paso entre los ciudadanos la tristeza de haber perdido a alguien muy cercano, tan próximo como un pariente, tangible como un amigo. Pocos días después, en una tumultuosa manifestación de pesar, decenas de miles de personas acompañaban el cortejo fúnebre hacia un cementerio en la ciudad capital. Entonces, Vespasiano Bazo hizo resurgir de la sombra de su propia duda, el nombre escuchado en aquel sueño de la víspera de la muerte del gobernante. Recordó a Zenón de Elea, hizo malabares para aclarar los matices, las gamas y las escalas del ensueño, para definir con certeza cada detalle. Pensó en la imposibilidad del movimiento y su eterna caída onírica. Aplicó tal argumento al accidente donde había perecido el gobernante. Sustrajo aquella hipótesis que negaba esta posibilidad de estar en alguna parte si de moverse se tratara. Se dijo así mismo repitiendo viejas lecciones: “Si la flecha, moviéndose en el aire, ocupa un espacio igual a sí misma, no puede, por tanto, estar en movimiento, por eso está en reposo y el movimiento es una ilusión”. “Al igual que yo en mi sueño, tampoco ha caído el avión. Ni siquiera se ha movido. Por consiguiente, permanece enredado en la urdimbre de la eternidad, sostenido por lazos de viento, por vaporosas cadenas. Debe estar suspendido para siempre, meciéndose entre las nubes, los relámpagos y la noche interminable. No puede haber muerto, porque nunca ha sufrido ningún accidente”. En medio de tales consideraciones, Vespasiano sintió la necesidad de sucumbir ante un destello de autenticidad material. “Pero, si ha caído finalmente, y ese cerro ha sido el lugar donde ha cosechado los frutos de la muerte, entonces debe estar dentro del sarcófago, en la húmeda cripta de mármol pudriéndose y alimentando gusanos. Porque yo puedo moverme. Estuve en un momento frente a la ventana y ahora estoy ante mí mismo en el espejo. Soy yo en dos circunstancias diferentes, sin dejar de ser yo mismo”. Esa suposición le aturdía. No lograba frenar la oscilación de su fantasía, cuando acudió en su rescate otra vez Zenón, el hombre de Elea: “Se supone que Aquiles puede correr diez veces más rápido que una tortuga y que dicha tortuga tiene ya una ventaja de diez yardas. Se llega a la conclusión de que Aquiles nunca alcanzará a la tortuga, porque cuando Aquiles recorra las diez yardas la tortuga ya habrá avanzado una y cuando Aquiles recorra esa yarda, la tortuga habrá avanzado una décima de yarda y así sucesivamente, por lo que la tortuga nunca será alcanzada”. Por ese camino llegó a determinar que el avión siniestrado jamás se había ido contra la cima del montículo, porque permanecía volando, porque nunca llegaría a establecer contacto con el macizo porque para eso debería fraccionar el espacio de manera infinita hasta el aturdimiento de la realidad para aterrizar en los campos de la paradoja. Tal vez el presidente aún vagaba por una desconocida ruta en busca de un terreno despejado para aterrizar junto a sus acompañantes. Ante las posibles contradicciones a su presunción, Vespasiano calculó que hasta el vuelo había sido un sueño o una pesadilla y el avión aún no había despegado. El jefe del gobierno, a su parecer, no debía estar muerto porque el accidente, la posterior especulación de una conjura, ambas, no podían fluir del mismo nicho porque simplemente atentaban contra la realidad. “Y, ¿si ni siquiera han subido al avión? ¿Si están aún en alguna parte, en un momento anterior a la escabrosa ficción publicada por los medios, si permanecen en amena plática, ajenos a todo el estruendo, a toda la locura?”. Lejos de abandonar su deslizamiento hacia los intrincados laberintos de los sofismas, Vespasiano Bazo hilvanó tantas cavilaciones como le permitió su imaginación. Ebrio de fantasía arguyó la eventualidad de la fingida vida de un presidente, la falacia de las elecciones, del sistema, el engaño de su presencia y en un último arrebato de lógica insania, su propia inexistencia y la de todo el universo, aún esperando la forma de transgredir la filosofía eleática. ** Carlos Barbarito barbarito694@hotmail.com Escritor argentino (Pergamino, 1955). Ha publicado diversos libros, como Teatro de lirios (1985), Caballos y otros poemas (1990), Bestiario de amor (1992), Desnuda materia (1999) y Puntos de fuga (2002), así como otros títulos en ediciones artesanales y en colectivas. En Internet textos suyos pueden leerse en su página web, http://d-sites.net/barbarito, así como en los sitios Brindin.com, Etcétera (Brasil) y Caminos de Pakistán (España). Ha obtenido, entre otros, el Premio Fundación Alejandro González Gattone, el Premio Fundación Argentina para la Poesía, el Premio Raúl Gustavo Aguirre de la Sociedad Argentina de Escritores y el 3r Premio Enrique Pezzoni del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Integra el Consejo Editor de la revista Matérika de San José de Costa Rica y el staff de Los Noveles. === Dos poemas Francisco Rodríguez =================================== A doña Teófila El caño es la mayor reliquia de la abuela marcha hacia él en ritual arcaico de la viudez y la memoria. Al caño va la abuela todas las tardes mandador en mano para azotar el ladrido de los perros lleva en la totuma algunos granos de maíz seco arrastrando a las gallinas tras de sí en vano intento de revelarse ante la injuria de los años. La úlcera maliciosa en la pierna de la abuela es símbolo perfecto del progreso humano más de seis mil años de leyenda en un solo ser que ha acostumbrádose a la inconsistencia de paredes de barro y al estridente aguacero que golpea las planchas oxidadas de cinc. Las ondas de la tecnología casi no llegan hasta la abuela que meciéndose en chinchorro va marcando el compás entre la casa y el monte. *** Rahab Mujer tu deleitaste a los infieles de Jericó en las madrugadas del pecado colgaba sobre el techo de tu casa el cordón escarlata desgarraste el velo y la danza consumía tu sexo ¡oh mujer! ¡oh anchura! ¡oh amplitud! mostrábase tu cuerpo como si tuyo no fuera era de aquellos infieles los grandes fornicadores de la plaza babilónicas pasiones erigieron la torre del encuentro orgías de monstruos marinos eran tus fiestas. Está escrito en el Tárgum a ti acudían los principales de Jericó rindiéndole culto a tus senos a trocar sus almas por la finitud de tu carne y húndanse dentro de ti ¡oh mujer! ¡oh carne! ¡oh costilla injertada! ** Francisco Rodríguez oxilaciones@gmail.com Escritor venezolano (San Fernando de Apure). === Tres relatos José Cruz Cabrerizo ================================= *** Envidiosos empedernidos El pulso arrítmico de la máquina de escribir ahogaba el musitar de los dos oficinistas, así que resultaba innecesario hablar tan en voz baja. —No soporto a ese cretino —eso lo decía el mayor, sentado a su mesa de trabajo y haciendo coincidir las puntas del pañuelo al doblarlo como una bandera de paz postergada—. Parece que no sabe otra cosa: todo el tiempo se ufana de que entre sus conocidos se cuentan cientos de renombrados escritores, y de que aquí y allá su nombre no deja de aparecer... —Todavía peor —el otro permanecía de pie, en su postura confidente y dirigió una mirada torva al que trabajaba, la boca rota en un mohín avinagrado—. Además se jacta de ser el más veloz en la tarea mecanográfica, el recordman de las pulsaciones digitales. Entretanto, ajeno e impasible en su pupitre, los ojillos agudos fijos en el papel, Gregorio Samsa aporreaba la multiplicidad del teclado con sus patitas pareadas. *** ¡Me tienes harto! Ella se obstinaba en permanecer aferrada al contorno de su figura, aunque él daba muestras de no poder soportar el afán constrictor que le impedía el resuello. —Eso es lo que he dicho —crecía su agitación—. No tienes freno, siempre queriendo ir un poco más allá... ¿Y mis expectativas? —movía los brazos como si los demonios que intentara espantar lo observaran a un palmo de distancia de su cara—. Todas mis privaciones, los esfuerzos que hago hasta la extenuación para contentarte, para meterte en cintura con tal de no tener que cambiarte por otra, ¿me entiendes?, no son suficientes. El obeso mórbido por fin se zafó de su abrazo y la arrojó sobre la cama deshecha donde fue a caer yerta, describiendo con su piel brillante un trazado de carretera mojada y sinuosa. Ahora sobre las sábanas la correa yacía ondulada como una serpiente muerta. *** Gran reserva Comisario, no siga vuelto hacia mí. De espaldas a sus chicos parece un escolar castigado y aquí, no lo olvide, es usted el que parte el bacalao. Deje de preguntarme quién lo ha hecho. Podría contarle que se confunde. Que no ha sido ninguno de esos pichacorta de gatillo ligero que opositan a la cátedra Corleone. Que lo de Saturnino Scaccia se coció en otros fogones. Los de este restaurante “Il forno di Dante”. Para asombro de ciudadanos intachables y de esos gacetilleros a los que les gusta remover la mugre y picar las gallinazas, le diría, no que la venganza es un plato que se sirve frío, eso ya lo sabe, sino que esta vendetta la firma el cocinero. Así es, tendría que largarle la lista de berrinches que Saturnino le infligió durante años. Lo redujo a pelele. El capo le estrujó los nervios hasta hacerlo un prevaricador de la hornilla. El muy canalla le obligaba a estar delante, y riendo ponía ketchup en los boccato di cardinale preparados con esmero maternal. También me iba a ver en la necesidad de aclarar que ese rojo no es sólo de sangre y tomate, sino que además interviene el gran reserva tinto con que el capo iba a tragar unos spaguettis con albóndigas. No me mire más preguntándome, comisario. No es que sea de natural reservada. Es que puedo oírlo todo, pero la facultad de hablar, a las paredes nos ha sido negada. ** José Cruz Cabrerizo jcruz_18100@yahoo.com Escritor español (Barcelona, 1964). Reside en Granada (España), donde trabaja como técnico en Instrumentación Científica. Textos suyos han sido incluidos en las antologías Cuentos del alambre: antología de cuentistas granadinos (Ed. Traspiés, http://www.traspies.com, Granada, 2004), Los miradores (Ed. Cuadernos del Vigía, Granada, 2004), Letras de cristal (Ediciones Mis Escritos, http://www.ediciones.misescritos.com.ar, Buenos Aires, 2004), Proemio V (Ayuntamiento de Loja, http://www.aytoloja.org) y Amalgama (Ayuntamiento de Rota, http://www.aytorota.es, Cádiz), así como en las revistas literarias Parnaso (Ediciones Parnaso, http://www.elparnaso.com, Granada) y Letra Clara (Ediciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, http://www.ugr.es) y en los diarios Granada Hoy (http://www.diariogranadahoy.com) e Ideal. Ha sido finalista en el V Concurso de Relatos Artífice del Ayuntamiento de Loja, el II Concurso Internacional de Relato Editorial Mis Escritos (Argentina), el Concurso de Microrrelatos de la Feria del Libro de Granada (2006) y el Concurso de Narraciones del Verano (2006). === Cuatro poemas Gladys Sica ======================================== *** El primitivo olor Incipiente y callada la tempestad baja. Extensiones innaturales, en la arenosa fiebre, se multiplican. Luz y noche se confunden. Ninguna estrella en los cielos. Ausencia vertiginosa, y sangre. Desconcierto en el alma, el arcaico patrimonio se rebela. Batalla infecunda, entre sombras. Se pierde, en un descuido, el primitivo olor... *** Ceguera El hombre aguarda la bendición de dios, la bendición de dios cae en su vida. El hombre no la conoce y no la ve, la bendición pasa entre sus manos que tiemblan. El hombre aguarda en la noche infinita, con una roja inquietud, él espera. No abre el cuerpo del tiempo el hombre, ni expone a las estrellas extranjeras su corazón. El hombre no lo sabe, no lo sabrá nunca. La bendición se aleja, él está muriendo. *** El tiempo el tiempo que se lleva lejos los ojos de Jesús cuando vieron arder el oscuro ocaso. la roja soledad de Camille Claudel con su mano vacía de arcilla. el alma de Dino Campana* atravesando los cielos negros. el tiempo que se lleva lejos la última palabra que se rompe en el amarillo de Alejandra Pizarnik. los poemas del Che en el viento de las batallas. las piedras y las voces asesinas en las ropas y en la mente de Virginia Woolf. el tiempo que se lleva lejos los misterios necesarios la ambición de los imperios de arena la justicia o injusticia de un dios o una raza terrible el esfuerzo y la dicha de destinos intensos. el tiempo que se lleva lejos nuestra memoria, nuestros amigos las esquinas de nuestra ciudad y otras tantas cosas que no veremos. el tiempo que nos lleva lejos, definitivamente. * Dino Campana (1885-1932) Poeta italiano. *** Qué vamos a hacer cubrir los cuerpos de palabras, en vano, para acercarnos. aquí están mis cuadros y el tarot y aquí está Milano, en vano elegante, Milano que tiembla, calcula puntual y no arriesga. aquí está la espléndida fuerza, la luz y su inseparable abismo, en vano. ¿qué vamos a hacer entonces? porque allí, queremos ir, a donde convergen todos los cielos. porque buscamos algo algo que brille también en la noche, algo que haga olvidar espera y pesar, algo que sobreviva a cualquier horizonte. ...pero sólo sobrepasando el límite hay algo. algo que brilla también en la noche, algo que hace olvidar espera y pesar, algo que sobrevive a cualquier horizonte. ¿qué vamos a hacer entonces? Del Libro En el fuego del silencio –el viaje. Ed. Archivi del ‘900, Milano, 2005. ** Gladys Sica gladys.sica@fastwebnet.it Poeta y artista visual ítalo-argentina (1959). Reside y trabaja en Milán. Es profesora de historia del arte, dibujo y escultura. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas, conferencias, encuentros, lecturas, presentaciones de libros y premios artísticos y literarios, así como en concursos en calidad de jurado. Sus trabajos se hallan en catálogos artísticos y colecciones públicas y privadas de Argentina, Italia, España, Francia y Suiza. Sus textos han sido incluidos en diversas antologías poéticas, bibliotecas, sitios web y blogs de Italia, España, Argentina, Venezuela y Colombia. Es corresponsal en Italia de la revista de arte y literatura Generación Abierta (http://www.generacionabierta.com.ar), de Argentina. Colabora además con diversas revistas italianas con notas y ensayos sobre artistas, entrevistas y traducciones de poetas. En Italia presentó su primera exposición individual en la Galería “Ciovasso”, de Milán, y numerosos Murales latinoamericanos, dos de los cuales miden 130 por 3 metros. Ha publicado Ternura animal (Argentina, finalista del concurso de poesía “Ramón Plaza”, de Buenos Aires, 1997) y En el fuego del silencio —el viaje (Italia, ganador del concurso de poesía “Antonia Pozzi”, de Milán, 2005). Ha obtenido el 2º premio de la antología Además Novum (Nova Milanese, 2005) y el primer premio Ioscrivo (Giulio Perrone Editore, http://www.giulioperroneditore.it, Roma, 2007), entre otros. Información sobre su trabajo se puede hallar en su página oficial, http://www.artesica.it. === Dos horas muy padres Nohemí Hinojosa Rivera ====================== Odio el Autocad, hasta estoy de mal humor, pero no tengo ganas de limpiar mi restirador para ponerme —realmente— a dibujar. Escucho los pasos de papá que viene a mi estudio. Rechina la puerta. Ya está en mi espacio. Siempre entra sin tocar. Es el único de esta familia que se atreve a hacer eso. ¿Poca educación o es su forma sutil de recordarme que esta es su casa? Quizá por ahí viene la cosa, se trata de autoridad. Grabo lo que he hecho. Viene a interrumpirme y seguro me entretendrá por un rato. Mande, le digo en automático con un tono áspero. ¿Me llevas a comprar la despensa mañana? Lo dice como sólo él sabe: parece que te pide un favor, pero en realidad te da una orden. ¿Mañana, a qué horas?, le pregunto sabiendo de antemano su respuesta. En la mañana. No puedo por la mañana, papá, vamos ahorita. Ahorita yo no puedo, hijita, dije mañana. Padre, padre padre. Pelón y con piojos. Viene a pedirme favores y encima establece sus horarios. No soy un taxi, papá. No soy chofer. No me diga hijita. Continúo con mi dibujo dando por terminada la plática. Él sigue en mi estudio haciendo un inventario de los papeles sobre la mesa. Algo pasa en su cabeza y acepta mi propuesta. Vámonos, pues. Apago el monitor de la computadora y enciendo mi chip de hija menor. El asunto divertido se instala apenas le abro la puerta del coche para que se suba. Mi humor cambia de inmediato. No sé cómo contarlo. Pero estas dos horas que siguen son mi tarea, pues se nos ha pedido relatar dos horas de nuestra vida. Quizá me ayudará poner en cursiva, todo lo que pienso pero no le digo. Quizá debiera empezar a practicar los diálogos. Este coche no es como el de tu hermano. Mi padre insiste en comparar el Astra super equipado de Moisés contra mi Pointer austero. No tiene para agarrarse, no me quiero poner el cinturón. No le estoy preguntando. Qué bien suena el stereo, Sony, pura calidad. No, papá, sólo era el más barato. ¿Qué estamos escuchando? Miguel Bosé. Ni te atrevas, Polo, ni te atrevas a criticarlo. Hasta olvido el usted con el que mi madre nos ha enseñado a hablarle. Camino al centro comercial vemos una ambulancia. ¿Te acuerdas? Sí, papá. Cómo olvidarlo. Nueve hijos, una esposa, ocho hermanos y allá voy sólo yo a cuidarlo. Me dormí en el piso helado de la Sala de Espera. A las seis de la mañana preguntaron por un familiar. Papá moribundo quería hablar conmigo, es decir, con alguien. Allá voy por la bendición y la herencia, corriendo apresurada. El señor sólo quería que le trajeran su radio. Cómo amaneciste, dormiste bien, no se le ocurrió ni siquiera preguntarlo. Tengo un comentario listo para herirlo si se le ocurre sacarme plática. No lo uso pues quedamos en silencio. No tengo ganas de discutir con él. Además pienso en que no he escrito mi cuento. Fantástica para criticar pero débil para crear. Bien lo dice mi madre: Entre más larga la lengua más corta debes tener la cola. Llegamos a la tienda. Mal me estaciono, él olvida pagar el taxi y dar las gracias. Sólo se baja dando un portazo. Camina rapidísimo, hecho madre dirían los maleducados. Lo veo alejarse. Se ve súper simpático. Parece que va a recoger un premio. Corre, Polo, corre, que no te vea Almohadóvar porque te hace película. Termino de acomodar el coche. Subo el vidrio del copiloto, bajo el seguro, pongo la alarma, procurando no perderlo de vista. Luego me tranquilizo. Ya sé para dónde va. Lo encuentro en las latas. Me pregunta que qué tanto escribo. Cosas, papá, cosas. De lo que se pierden mis hermanos. Ir de compras con papá es tan divertido. Creo que así lo recordaré cuando ya no esté. ¿Por qué ni escrito me sale decirle mi papá? Siempre es papá, padre, el papá de todos, tu papá, pero nunca mío. Es una barrera del lenguaje. Porque lo que amamos lo consideramos nuestra propiedad, como dice Cortez. No seguiré este pensamiento, estoy en un taller de escritura, no en Gestalt. Hay que leerle todas las etiquetas. Una por una por una por una. Y no importa cuánto lea, siempre me falta un dato por ahí. Carbohidratos, grasas, sodio, calorías. Fechas de caducidad. Siempre queda insatisfecho. Me encantaría saber cuál es el dato que busca. No se lo pregunto, eso restaría mi diversión. Recuerdo que necesito un cepillo de dientes. Más bien dos. No es que tenga boca o dientes dobles, pero sí compraré un par. En la farmacia recuerdo que me hace falta algodón, bueno, a mí no, a mi mamá. Revive mi obsesión de orden en los anaqueles. Todas las cosas acomodadas. Se ve muy bien todo uniforme. ¿Por qué no va alguien a acomodar así las cosas en mi estudio? Regreso a las latas por papá. Ya no está. Voy a las frutas. Ahí lo encuentro. Examinando uno por uno los aguacates. Lo ayudaré a escoger por descarte: todos los que yo le diga estarán en automático descalificados. Es tan predecible que resulta hasta fantástico. Polo, Polo, Polo, cómo eres necio, cómo nos parecemos. Ya va una hora y se ha ido como agua. Frase hecha, lugar común. Esbozo el cuento de la tarea mientras papá selecciona unos duraznos. Ahora vamos por el pescado. Nos falta escoger las toallas. Usa un plural que me desagrada. Me molesta porque en realidad no me incluye y me encabrona porque es el plural que usa mucha gente en su vivir. Como si fuéramos múltiples. ¿Por qué no nos hacemos responsables de nuestras decisiones? Escogí. Tomé. Primera persona del singular en tiempo presente que eso es lo único que hay. Escojo, tomo, decido, escribo. Pasamos por las bebidas. El tema tan prohibido. Qué antojo de jamón serrano, qué rico estaba el que ofreció la Rubia. Papá busca y busca y busca salchichas de pollo. Que no papá, que aquí no las venden. Sigue buscando ignorando mi comentario. Búscame sodas verdes. Esa es su manera de responderme. Voy por las sodas verdes. Traigo todas las que encuentro sabiendo que ninguna le gustará. Las ve todas. Leo las etiquetas. Mejor traime coca lay. Ok. Regreso todas a su sitio muerta de la risa. Este es papá. Le llevaré cinco y querrá cuatro, y si le llevo cuatro querrá cinco, y así hasta la eternidad. Ya va camino a la caja. No permite que empuje el carrito. Escoge la fila donde hay más gente. Me encantaría saber por qué hace eso. Seguro que toda la gente aquí piensa que soy una arrastrada. Pobre hombre con sus ochenta y seis años a cuestas y la hija que no le ayuda. En la banda corrediza lo veo batallar acomodando las cosas. Ahí sí lo hago a un lado. Permítame. Me queda claro de quién heredé la soberbia. Ojalá hubiera heredado más cosas de mi madre. ¿La tarjeta de puntos? Otra vez no la traje. Río porque me espera un regaño. Su rostro es la completa desaprobación. Ni sabemos para qué sirve, pero él quiere su tarjeta de las promociones. Hoy se contiene y decide orientar su furia contra la chamaca que empaqueta las compras. Algo le dice sobre que no revuelva las cosas, que use una bolsa para cada una. La niña se queda helada. Yo entiendo de dónde heredo también las obsesiones. Volteo para todos lados para no soltar la carcajada. ¡Ay, papá, se la baña! Saca la tarjeta y paga. Busca entre sus monedas para darle algo a la paquetera. Ni eso me deja hacer. Le da un peso. Me río. ¡Ay, papá! Y sé que no es que sea tacaño, casi estoy segura que para él es mucho. A la gente hay que entenderla en su contexto. Cuando papá era niño hacía muchas cosas por y con un peso. Sin que se dé cuenta le doy a la chica otra moneda, claro, de peso. Por fin nos vamos a casa, empujo el carrito. Él se adelanta al Pointer. Veo el reloj. Ya me he pasado más de una hora del tiempo pedido. No será mi tarea, no cumplo quizá con lo requerido, pero tengo este momento, que ahora queda escrito. Subo las cosas a la cajuela. No las maltrates, acomódalas con cariño, como a ti no te costaron. Ya comienza papá de nuevo, quejándose en mi coche, yo manejo y sonrío. ** Nohemí Hinojosa Rivera arqnhinojosa@gmail.com Arquitecta y narradora mexicana (Monterrey, Nuevo León, 1973). Su primer cuento data de 1989; también escribe ensayos de arquitectura. Ha publicado artículos en las revistas Ámbito Arquitectónico; artículos de opinión en la revista Violeta del Instituto Estatal de las Mujeres en Nuevo León, y poemas en la revista Contexto Gráfico. Participó como lectora en la Feria del Libro de 2006 dentro de la mesa “Días Feriados, Escritores de Nuevo León”. Posee un libro de cuentos inédito que distribuye en edición artesanal y actualmente trabaja en su primera novela. Coordina el taller de escritura “Bocetos de Escritores” que se reúne semanalmente en La Gargantúa. Ha sido tallerista de Patricia Laurent, Mario Anteo, Eduardo Antonio Parra y David Toscana. Mantiene una bitácora personal en http://bocetodeescritora.blogspot.com. === Flecha, tallo y antorcha Nuria Ruiz de Viñaspre ================== a S.A.M., para suturar la otra geometría de su vientre I Hay algo en ti Que arranca la planta que hay en mí Y me separa Y me va uniendo a la raíz De ese algo que siempre sigue en ti Debatiéndome en tu centro II En tu cuerpo Intensa Una flecha destaca Una espalda se ausenta Y en la tierra húmeda de tu vientre Una raíz asciende hasta tu asustado rostro Una flecha cerrada Una flecha que aísla III Vertical y en relieve La herida azul llena de dirección Flota, solitaria, en el cielo de tu ombligo Y desde el mármol que hay a la espalda de tu vientre Emerge el tallo de la flor erguida que es tu cuerpo Eje que sella irremediablemente El diámetro de tus caderas con tu delgado cuello Triángulo imaginario de entendimiento ajeno IV Cicatriz fosilizada de mirada oblicua Antorcha mía carbonizada Desterrada del aire de la piel que te creó Fuiste desdeñada por un aliento que olvida Y emerges eterna en la mano atrevida Que impulsa líneas en tu aire quieto Y mientras tú, arcaico dibujo Envuelves los labios que por allí pasan Labios y vuelos desligados Manos y labios míos Que morderían tu boca sin peso Para quitarle al cráneo que hay detrás relieve Y a la nuca rudeza ** Nuria Ruiz de Viñaspre nruiz@e-factory.es Escritora, redactora y correctora profesional (La Rioja, 1969). Ganadora del XX Premio Ciudad de Tudela de Poesía y finalista del Premio de Poesía Academia Castellano Leonesa de Poesía, el IX Premio Internacional de Poesía Gabriel Celaya, el Premio Internacional Sial de Poesía y el Premio de Poesía María del Villar. Ha publicado El mar de los suicidas y otros poemas (Huerga y Fierro, 1999, Madrid); Desvaríos subterráneos (Ediciones Devenir, 2001, Madrid; Ediciones Globo, 2001, Gran Canaria); Ahora que el amor se me instala (Editorial Celya, 2003, Salamanca), con prólogo de Eduardo Mendicutti, y El campo de tus sueños rojos (Editorial AC Mañana es Arte, 2004, Madrid), con prólogo de Rosa Regàs, versión bilingüe portugués. Además textos suyos fueron incluidos en la antología La otra voz. Poesía femenina 1982-2005 (Ediciones 4 de agosto, 2005, La Rioja). Ha organizado presentaciones de libros, lecturas y otras actividades literarias. Ha sido miembro de jurado en diversos certámenes literarios nacionales e internacionales y ha coordinado diversos talleres literarios. Intervino con producción poética propia en las V Jornadas de Poesía Última de la Fundación Rafael Alberti (Cádiz, 2003; http://www.rafaelalberti.es/asp/fundacion.asp) y en el III Festival Internacional de Poesía del Moncayo (Ediciones Olifante, Litago, 2004). Poemas suyos han sido publicados en las revistas Texturas (http://www.geocities.com/revista_texturas), Calidoscopio, El Otro Mensual-EOM (http://www.eldigoras.com/eom), y Agulha-Jornal de Poesía (http://www.revista.agulha.nom.br). Perteneció al consejo editorial de Editorial Celya (Salamanca; http://www.editorialcelya.com) y actualmente trabaja en el Grupo Anaya (http://www.anaya.es), en Madrid. === Leo Gioconda Carralero Dominicis ================================= Me encontraba en el centro de la ciudad, en una tienda de artesanías, veladoras con aromas, saché, porcelanas, flores con el rocío de la mañana incrustado en sus pétalos de tela..., y miraba todas aquellas cosas que calman mi espíritu, llenando mi alma de una triste armonía, cuando percibí una figura antiguamente conocida a mi lado. Mi mente a veces me hace jugarretas y aparto esas imágenes risueñas pasando mi mano por la frente. No obstante, aquella cercanía continuaba. ¡Era alguien, algún conocido de antaño! Apareció Leo. Recibí una gran alegría al encontrármelo, un duende que se corporeizó entre aquellos objetos. Eso siempre ha sido, un duende que aparece y desaparece cuando menos uno se lo imagina. De pronto aquella tienda de curiosidades tomó otra fuerza, recobró un encanto que quizá vino en ondas desde alguna caverna de La Alhambra o de los riscos de Gibara, o quién sabe si de algún planeta ignoto donde también cae la tarde, donde también se bebé té. Leo y yo nos agarramos de las manos, y nos fuimos a un rincón a contarnos cosas, porque hacía diez años que no nos veíamos. ¡Diez años! La cantidad de tiempo específica para reencontrarnos con nosotros mismos, con nuestras viejas amistades dispersas. ¿Número cabalístico o casualidad de las vidas errantes? Por ahora es imposible saberlo. Leo había venido para México en mil novecientos noventa, para trabajar en una isla mexicana. La Isla III, como él le llamaba, contando —por supuesto— la Gran Canaria de sus abuelos. Allí trabajaba en una suerte de universidad de arte, impartiendo cátedra de escritura, teatro y pintura. Durante mucho tiempo supe de él por su madre, Sita, a quien el lector ya conoce. Somos muy buenas amigas, vivíamos cerca, en la misma ciudad, la de los cerros verdes y mañanas con neblinas, allá en Cuba. Cuando vino para México, mi hijo Asael se dedicó a buscar a Leo, pero nunca pudo dar con él. Hoteles de paso les acunaron sin encontrarse. Galerías de arte les vieron pasar hacia rumbos distintos, como esas aves migratorias separadas irremediablemente por cualquier tormenta. Cuando llegaba al lugar en que posiblemente se encontraría el errabundo amigo, ya se había marchado sin decir adiós o sin dejar un nuevo paradero, harto de los seres humanos. Y así pasaron tres años sin poder encontrarlo. La soledad y la nostalgia me asfixiaban ya en México, la llegada de Leo fue para mí el bálsamo que necesitaba para curarme. Cuando llegué a la casa con Leo, Mi hija Runa se haló los pelos de felicidad y mi esposo Andrés levantó los brazos, diciendo que Dios milagroso lo había llevado hasta mi hogar, para recuperar, con una ráfaga de brisa nueva, todo aquello que creíamos perdido para siempre. Pasó unas vacaciones junto a nosotros. Risas y llanto entraban a raudales con los trozos de sol que bajaban de las iglesias cercanas. Las palomas se acercaban a los laureles de abajo, cerca del balcón de mi cuarto. Ahora Leo nos ayudaba a mí y a Runa a encontrar y descubrir lugares mágicos por toda la ciudad. Durante el día salíamos, escabulléndonos del tráfico ruidoso y entrando a cuanta librería se nos aparecía en el camino. Y así, una tarde lluviosa y gris fuimos a dar a un viejo sitio de la Colonia Roma, donde se venden libros estrujados, casi deshechos; buscamos entre ellos y encontramos una Biblia con portada de cuero muy oscuro. Su olor a humedad me trajo la imagen del museo de mi ciudad, ya catapultado por el tiempo. La Biblia lucía hermosa, repujada de cruces. Tenía muchas, muchas cruces sobre su forro antiguo, y sobre las cruces se veía una ligera capita de oro. La tomé con devoción, sin rozar apenas sus hojas de cebolla; sabía que si osaba soplar su capa de polvo y rémora de otras épocas, se desprenderían los dibujos de oro, perdería quizá toda su belleza, sin remedio. El dueño, un anciano de gafas con gruesos cristales, notó mi interés y, contrariamente a como reaccionaría un viejo usurero, nos ofreció a buen precio aquel libro amado y maltratado. Deslumbrados con la acción y acostumbrados a que nos sucedieran cosas de esa índole cuando nos uníamos los tres caminantes, compramos la Biblia y salimos corriendo de allí..., tal vez por ese extraño temor de los seres agradecidos que, recibiendo la dádiva, siente que no la merecen y que alguien podría arrebatársela. Una noche fuimos hasta La Catedral, en pleno Centro Histórico de la ciudad de México, y allí se encontraba una exposición magnífica. Eran réplicas de la Sábana de Turín hechas en computadora. Aparecía allí en toda su magnificencia la imagen sagrada del cuerpo de Jesucristo, a tamaño normal. Casi lloramos al ver aquello. Emocionados, gracias a esta técnica, pudimos tocar las huellas de la sangre de Jesús, la impresión de su cuerpo endeble, el cuerpo en martirio del más grande de todos los humanos hasta siempre, el que —con Su amor— intenta aún reivindicar la maldad de los desagradecidos. Y llegó el estreno de la obra de teatro que había traído a Leo hasta la ciudad de México. En escena, apenas sin luces y con una pobre escenografía, veíamos al actor decir, recitar el monólogo que había escrito Leo: Mozart en su sufrimiento, Mozart en toda la magnitud de su genio, Mozart admirado, Mozart consentido, Mozart humillado, Mozart ignorado, Mozart perdido en la fosa común del cementerio de Saint Michéle, Mozart ahora presente y después, futuro. Llamé a Miami por teléfono, y le comuniqué a Asael que Leo se encontraba aquí, en nuestra casa; le hablé de su obra de teatro y me dijo que él estaba ayudando a un pintor muy conocido en el medio norteamericano, en la construcción de la escenografía de otra obra que Leo estrenaría en la Florida, protagonizada por una bella actriz famosa en Cuba. Me aseguró que gustaría mucho, que tendría éxito con toda seguridad, pues trataba un tema que conmovería a los cubanos: la historia de la isla desde otro punto de vista, desde su lado poético e irremisiblemente trágico. Anduvimos yo, Leo y Runa errantes por la ciudad... Algunas noches temíamos que salieran los vampiros del Zócalo a chuparnos la sangre, a arrancarnos la vida y las alas, entonces yo les decía que no temieran, que traía siempre conmigo un crucifijo sagrado. Las lecturas de la obra de teatro que Leo presentaría en Miami llenaron las tardes en mi casa, té de limón, té de jazmines, té de hierbabuena..., no hay necesidad de drogarse, ni embriagarse con vinos o rones. Nosotros estábamos embriagados con la magia que heredamos de Cuba, que siempre puede ser recuperada de súbito, con un chiste, con una simple mirada, con un abrazo, con un trocito de chocolate que llevamos a los labios, con el maullido de un gato, con un poema aprendido de memoria, con una canción dulcemente tropical, con la llamada furtiva de un amigo desde otras tierras lejanas, con la relectura de una carta, contemplando un grabado, probando una comida a la que intentamos imprimir el sabor de antaño. El golpe de las desuniones siempre llega, nos golpea incesante, así mi hija Runa se fue un día para Miami, llena de sueños. En una mochila echó apresuradamente todas sus cosas humildes, sus vestidos, sus libros adorados, sus fotografías..., y cruzó la frontera que nos separa de Estados Unidos, exponiéndose a la misma muerte. Esos minutos, días de espera para tener la certeza de que llegaría bien, sin contratiempos de abusos u otros peligros, fueron eternos. Una madre jamás halla la tranquilidad, sobre todo cuando todo nos ha sido negado, cuando nos fue arrebatada la tranquilidad de existir como derecho. Runa está ahora allá, lejos, con su hermano Asael y mi familia, pero me dice por teléfono que echa de menos a Cuba y a México. Ella no quiere aprender, no quiere darse cuenta de que el pasado tiene el encanto de la vejez, de lo irrecuperable y que nunca se puede comparar al presente; no quiere darse cuenta de que ya no somos los mismos después que hemos tomado la decisión de cruzar una frontera. Yo y Leo fuimos a visitar varias exposiciones de pintura en esta tarde del sábado. Ya llega el otoño y, aunque aquí no veo que caigan las hojas de los árboles, mi alma sí siente su presencia de oro viejo y aires estancados. El otoño pervive quizá en mi alma, porque incluso las estaciones ya no son iguales a las que disfrutaban nuestros abuelos. A todo esto le llaman inversión climática, problemas de la capa de ozono, pero yo sé que no es eso; sé que es una especie de venganza natural. Hemos sido castigados. Lo que se aguardaba de las criaturas pensantes quedó en una esperanza sin cumplimiento. Da terror intentar contemplar un río. Los ríos de Velasco, donde mi abuela lavaba la ropa, donde mis primos y yo recogíamos guayabas tras la tormenta, están resecos, muertos. Y los que aún conservan la corriente de sus aguas, están podridos, inservibles, contaminando la tierra. Un dragón muy malo pasó volando por encima de los árboles, por encima de las aguas, por encima de las cabezas de oro y plata, por encima de las casas hasta marchitarlo todo, hasta arrancar de raíz todo lo puro que pudo contenerse en una gota de rocío, o en un soplidito de niebla. Pero, ¿qué se puede hacer contra un dragón que no cesa de escupir fuego?, ¿qué se puede hacer cuando una bestia milenaria nos enseña a odiar, al quitarnos las armas del amor? ¿Qué podría hacerse si la impotencia es la principal virtud humana? No lo sé y creo que ya no podría aprenderlo. He buscado la clave en mis propias líneas, en el rostro de mis seres amados, sin hallar nada. Runa se encuentra en Miami junto a Asael, Lía está en Cuba con sus niños, mi nieta Dayana se pone jazmines sobre su pelo largo y oscuro, el bebé crece rápido y dicen que se parece a su tío, Andrés pinta un lienzo de azul, Pantera maúlla a la noche porque ama a la gata del segundo piso, Frida. Ahora estoy aquí con Leo, sentados en la Alameda, contemplando la hilera interminable de coches que quieren llegar cuanto antes a ningún lugar. Nos tomamos de las manos y corremos hasta el pasto verde y debajo de un álamo gigante, empezamos a danzar y hasta cantamos. Aún tenemos fuerzas para cantar: imagina eso y todo habrá sido dicho: Alánimo, alánimo, la fuente se rompió. ¿Con qué se hace el dinero?, ¡con cascarones de huevos! Allá está Runa en Miami con Asael, hasta allá iremos. Es el karma que une a los cubanos en la Florida. Allá lejos; si se va por Cuba, cruzando el mar; si se va por México, cruzando el río Bravo, allá está aguardando siempre la otra casa donde nos seguimos amando y peleando, creciendo y quizá, floreciendo. ** Gioconda Carralero Dominicis giocondacarralero@hotmail.com Escritora cubana (1945). Reside en México, donde ha publicado las novelas Sexo, muerte y estrellas y Cartas a Daniel. Además textos suyos han sido publicados en diversas revistas literarias. === Poemas Lucía Yépez =============================================== *** El elegido Arde el mistral Una ráfaga de luz se revuelve al borde de mis párpados Estoy en Damasco doy vuelta en esquinas grabadas en armenio Una mirada grita tras el olor de tu piel Bajo el olivo un hombre rubio bebe champán recoge el sol en su lengua Alguien dice silencio y aparece un gorrión degollado Mujer pelinegra protégeme frota tu lámpara de aceite soy extranjero —tengo una daga y reflejos de luz derramándose por el filo— invéntame un amuleto antes de que el sol se despedace contra el suelo y los dogos huyan *** Esa música Oigo sueños sobre tu cuerpo extendido olas blancas y largas ojos resbalando por caminos de piel Un golpe de mar atraviesa mi garganta y el rumor de la sangre y tus pechos desnudos y la música de tu ombligo y de tu ombligo la música *** Escalofrío Echa candado a la puerta entre tus muslos —libro abierto— mis labios aprenden la escritura del escalofrío *** Flor de nanche Una mosca zumba tintes violeta tienen sus alas el aire sabe a sidra Sobre la flor de nanche se detiene la luz escurre por sus hojas se estrella bajo los jacintos el mar no está aquí lo escucho en tu mirada en tu colección de caracoles Un pájaro oscuro arde en mis manos Por la ventana entra la luz amarillenta de un sol que muere tus pies descalzos cruzan mi memoria Volveré al silencio ** Lucía Yépez l_yepez20014@yahoo.com.mx Escritora mexicana (Monterrey). Es licenciada en letras y artes. Ha publicado los poemarios Con cicatrices pero a salvo y Nosotros los malditos y el resto. Además, textos suyos han aparecido en antologías españolas, argentinas y peruanas. Coordina talleres de creación. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “¿Qué puede transmitir a los demás un autor que no se entiende a sí mismo?”. Gao Xingjian, “En torno a la literatura” (Barcelona, España, 2003). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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