~~~~~~~~~~~~~~~ Año XII Cagua, Venezuela Nº 168 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 16 de julio de 2007 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “Medellín”, Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Pantalla erótica. / Libros y hogueras. / El eclipse de | Breves Romero. / La segunda de Cabel. / Instrumentos desde la | basura. | | Publican en Argentina textos de escritores | Noticias desaparecidos. / Falleció el poeta guatemalteco | Otto-Raúl González. / Vendida carta de García Lorca en | 19.200 libras. / Jonathan Jakubowicz dirigirá adaptación | de novela de Pérez Reverte. / Donan obras de Juan Bosch | a Casa del Caribe en Cuba. / Mexicanos crean un poema de | 220 metros de largo. / Herbert Morote demandará a | Alfredo Bryce Echenique por difamación. / Emiten en Perú | radionovelas basadas en clásicos de la literatura. / | Mural de Diego Rivera es expuesto después de veinte | años. / Concurso de Monte Ávila para Autores Inéditos | emite veredicto. / Una colección de poesía es un éxito | de ventas en el Metro de México. / César Antonio Molina | al frente del Ministerio de Cultura de España. / | Usuarios de trenes españoles obtienen préstamos | gratuitos de libros. / Nuevo “reality show” literario | lanzará la Unam en Internet. / Instituto Cervantes abre | sede virtual en Second Life. / Emilio Ruiz Barrachina | gana el premio Rubén Darío. / Arrancó el XVII Festival | Internacional de Poesía de Medellín. / Un millón de | personas en la Semana Negra de Gijón; Juan Hernández | Luna recibe el Premio Hammett. / Saramago y Del Río | renuevan votos matrimoniales. / Campesino colombiano | gana Premio Nacional de Poesía Barba Jacob. / Estrenan | espectáculo dancístico sobre García Lorca. | | “Jesús Enrique Guédez”, Leonardo Gustavo Ruiz. / “Marcas | Artículos y de la violencia política en la narrativa de Guillermo | reportajes Martínez”, Sergio G. Colautti. / “El tiempo, ese tren | arrollador”, Rosa Ramos Frigola. / “En defensa legítima | del llamismo”, Leonardo Maicán. / “Novelas y sexualidad: | la juventud de Vargas Llosa”, René Flores Agreda. / “A | media asta, de Carmen Berenguer. La constitución del | cuerpo en función de la validación identitaria”, Igor | Venegas de Luca. / “A propósito de los Poemas de | Filadelfia de Sandro Chiri”, Ángel Esteban. / “Notas | sobre Jaime Bayly”, Valmore Muñoz Arteaga. | | “Erasmo Fernández, lapidario y maldito: ‘Al poeta le | Entrevistas atrae su tragedia’”, Rafael Ortega. | | “La presencia de las nuevas tecnologías y la imagen: una | Sala de ensayo propuesta de aplicación en las aulas”, Armando Segura | Morales. / “La ética y la estética”, Ricardo Mena | Cuevas. | | Poemas de Migdalia B. Mansilla R. / “Lejanos parientes | Letras indecentes”, A. Morales Cruz. / “Poemas en la frontera”, | Reynaldo García. / “La dulzura”, Juan Pérez Rosales. / | Poemas de Piera Pallavicini. / “Espejos o (With the moon | on my hands) espejismos”, Adriana Lamela. / Dos poemas | de Ana María Fuster Lavin. / “Las palabras de papá”, | Gianmarco Farfán Cerdán. / Poemas de Jefrey R. U. Peña. | / Dos textos de Silvia Rodríguez Bravo. / “Pasado en | limpio” (extractos), Arturo Gutiérrez Plaza. / “Maldita | niebla”, Silvia Hebe Bedini. / “El deseo íntimo”, Linda | González. / “El guitarrista”, Tere Casas. / Poemas de | Rolando Revagliatti. / “Los diarios de Lem. Newton el | mago”, Carlos Montuenga. / Tres relatos de Héctor | Antonio Robles. / “Cuerpos de resistencia” (extractos), | Magaly Salazar Sanabria. | | Giovanni Papini. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| === Medellín Jorge Gómez Jiménez ===================================== La ciudad colombiana de Medellín se hizo tristemente célebre en el pasado por las actividades del denominado Cártel de Medellín, nombre genérico que reunía a varias organizaciones criminales establecidas alrededor del negocio de la droga, y que en su momento llegó a enfrentarse al Cártel de Cali por razones probablemente vinculadas al oscuro comercio en el que ambos grupos estaban involucrados. Tal historial, en el que se conjugaban el tráfico de drogas, la influencia en el devenir político de Colombia y el terrorismo, aunado a las cuatro décadas de guerras intestinas, han dejado huellas imborrables en ese país. Por ello, cual paradoja, resalta con mucho más brillo del ordinario la realización anual del Festival Internacional de Poesía de Medellín, uno de los eventos literarios más importantes del continente y, a no dudarlo, del mundo. Con su decimoséptima edición, que se celebra desde el pasado sábado 14 de julio y se extenderá hasta el próximo domingo 22, el Festival de Medellín es hoy por hoy un faro poético de categoría mundial. No en vano el evento se hizo acreedor, en diciembre del año pasado, del premio Right Livelihood, mejor conocido como el Nobel Alternativo, como informamos en nuestra edición 150 (http://www.letralia.com/150/0928medellin.htm), “por enseñar cómo la creatividad, la belleza, la libertad de expresión y el sentimiento de comunidad pueden florecer e incluso triunfar donde el miedo y la violencia están profundamente enraizados”. Cada año Medellín sorprende al establecerse, entre sus ciudadanos y visitantes, el nexo común de la poesía. En los países latinoamericanos pende sobre las letras —y sobre el oficio intelectual en general— el tópico de que éstas son actividades que no gozan del aprecio del público. Medellín lo desmiente: estadios, parques, escuelas y otros espacios públicos se muestran repletos de personas que acuden al llamado de la poesía. Son Fernando Rendón, Gabriel Jaime Franco y los demás miembros del equipo de la revista Prometeo, que desde 1991 hacen realidad este evento, un grupo de quijotes empeñados en derribar el molino en el que está inscrito que la poesía no es capaz de cambiar el mundo. Nuestra admiración, y nuestro agradecimiento, para ellos. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Pantalla erótica. Entre el 19 y el 26 de julio se presentará en la Sala de Cine Celarg 3 de la Casa de Rómulo Gallegos, en Caracas, el ciclo “Visiones eróticas en el cine”, donde se presentarán películas de grandes autores que se han aproximado al tema erótico. Los filmes incluidos en la muestra son Entre las piernas, del español Manuel Gómez Pereira, el jueves 19 y el martes 24; El lado oscuro del corazón, del uruguayo Eliseo Subiela, el viernes 20; Calígula, del italiano Tinto Brass, el sábado 21; Ninfa plebeya, de la italiana Lina Wertmüller, el domingo 22; Edipo Alcalde, del colombiano Jorge Alí Triana, el lunes 23; Portero de noche, de la italiana Liliana Cavani, el miércoles 25, y El imperio de los sentidos, del japonés Nagisa Oshima, el jueves 26. Las funciones serán a las 5 de la tarde y 7 de la noche y las entradas costarán Bs. 10.000 para el público en general y Bs. 5.000 para estudiantes y personas de la tercera edad. http://www.celarg.gob.ve Libros y hogueras. Este jueves 19 a las 7 de la noche se celebrará la tercera jornada del Segundo Ciclo de Conferencias en el Monserrat, llamada “Cuando los libros alimentan hogueras”. En esta oportunidad la primera conferencia, “De páginas prohibidas y otras historias”, a cargo del docente, abogado y escritor Esteban Llamosas, se referirá a los libros prohibidos que se conservaban, en la segunda mitad del siglo XVIII, en las bibliotecas de Córdoba del Tucumán. El escritor Miguel Betanzos dictará la segunda conferencia, en la que hablará sobre el proceso de creación y consolidación de los Evangelios, desde las fuentes conocidas, los llamados “proto evangelios”, y el modo en que, tras una serie de recopilaciones, agregados, traducciones e innumerables copias, las primitivas crónicas acerca de Jesús fueron tomando cuerpo y convirtiéndose en lo que hoy se conoce como los cuatro evangelios canónicos. La entrada es libre y gratuita. Obispo Trejo 294. Salón de Grados. Primer piso El eclipse de Romero. El próximo jueves 19 de julio a las 7:30 de la noche, en el auditorio “Francisco Madariaga” de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA), se presentará la novela Eclipse de mujer, del escritor chaqueño Francisco Teté Romero. La escritora y docente universitaria Gloria Pampillo, presidente de la seccional Chaco de la SEA, pronunciará unas palabras sobre la obra de Romero en general y sobre esta novela en particular. Romero es profesor en letras, egresado de la Universidad Nacional del Nordeste, y dicta desde 2001 cursos sobre literatura argentina contemporánea para la Fundación Mempo Giardinelli, donde a su vez es director del Instituto de Investigaciones Juan Filloy. Además de Eclipse de mujer, en 1994 publicó la novela El regreso del Eternauta. Su obra teatral La cornisa figura en la Primera antología de dramaturgia chaqueña (1998). La entrada a la presentación de la novela es libre y gratuita y, al concluir el acto, se servirá un vino de honor. La sede de la SEA está ubicada en Bartolomé Mitre 2815, oficinas 225 a 230, en Buenos Aires. http://www.lasea.org La segunda de Cabel. Las falsas actitudes del agua, poemario de la escritora peruana Andrea Cabel García, ha sido publicado en segunda edición y será presentado el próximo 24 de julio, a las 8:30 de la noche, en la XII Feria Internacional del Libro de Lima. Este es el primer título del sello Taquicardia, que también estará presentando Arte de nariz, de Miguel Ángel Malpartida. En la contraportada, Carlos Germán Belli dice de Cabel que esta joven autora “ha logrado enseñorearse de un determinado estilo, que ella lo repliega según su voluntad, lo torna laberíntico, lo oscurece. Allí, una literaria forma libérrima, sustentada en frases, que aparecen como bloques verbales, a veces entre palotes inclinados, y donde el significado resulta una apretada suma de enigmas. Pero, en medio de todo ello, se deja escuchar la entrañable voz de Eros, que pone en evidencia cuál es el exacto y recóndito sentido de esta novedosa escritura, es decir, el incandescente motor que la impulsa”. http://www.filperu.com Instrumentos desde la basura. Entre el 25 de julio y el 1 de agosto se dictará en la Casa de Cultura “Simón Bolívar” de la parroquia San Vicente, municipio Maturín, un Taller de Fabricación de Instrumentos Musicales con Reciclaje y otros Materiales, bajo el auspicio del Instituto de Cultura del estado Monagas (Icum). Las inscripciones están abiertas y el taller será dictado en forma gratuita, en el marco del Programa de Formación y Capacitación del ente auspiciante. Culminado el proceso de fabricación de instrumentos, a los talleristas se les impartirá clases de música para, seguidamente, formar tres grupos de aguinaldos. La estrategia didáctica permitirá que los talleristas aprendan a construir tambores, charrascas, furrucos, maracas, entre otros, utilizando material de desecho como latas, palos y otros elementos considerados por muchos como “basura”. El instructor es el profesor Juan Farías, músico con una vasta trayectoria en la región. Las clases serán impartidas en cinco sesiones entre las 2 y las 6 de la tarde. Telf.: (0414) 1915234 ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Publican en Argentina textos de escritores desaparecidos Una libreta con 30 poemas, olvidada en 1977 por los secuestradores de Carlos Aiub, es rescatada por sus hijos en un libro, Versos aparecidos, que inicia un espacio de recuperación de manuscritos poéticos, reveladores de la identidad de sus autores. El libro inaugura la colección “Los Detectives Salvajes”, de la editorial platense La Talita Dorada, que se presentó en junio pasado en el local platense El Galpón de la Grieta, en un acto organizado por la organización HIJOS. La colección nace con este libro, cuya versión digital se puede revisar en Internet (http://www.versosaparecidos.com.ar), y tiene por objetivo rescatar manuscritos que hayan quedado olvidados de personas desaparecidas, secuestradas o víctimas de la última dictadura militar argentina. “Me lo trae uno de sus hijos, Juan. Éste me cuenta la historia de ese cuaderno anillado con versos, que fue dejado tirado por los secuestradores de su padre, Carlos Aiub, en junio de 1977”, dijo Julian Axat, poeta y coordinador de la colección. Apasionado por la literatura, vendedor ambulante de libros —aunque era geólogo y trabajaba en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata—, Carlos era un militante y un poeta “como demuestran sus versos aparecidos”. Más allá de ser un desaparecido, “era un poeta que trabajaba la palabra y este manuscrito es el resultado de lo que Aiub iba escribiendo en distintos borradores para volcarlos en un cuaderno de la marca Exito de esa época”. “Escribía una especie de diario de militante, una cronología salteada por este ejercicio de trascripción que hacía Carlos. Ese cuaderno dejado de lado por el grupo de tareas que irrumpió en la casa de Aiub pasó de mano en mano entre la familia pero nadie le quiso dar importancia”, menciono Axat. “Los hijos fueron los que se dieron cuenta de que era un libro de poemas y se preguntaron si era parte de una obra mayor. Él trabajaba la palabra y hay una historia de poetas desaparecidos militantes”, recordó el editor, “que se inicia con Juan Gelman, quien hace la revaloración de los textos de Paco Urondo, como el mayor poeta desaparecido”. A partir de ahí surgen otros poetas menores que también ejercían la militancia poética, como el caso de Daniel Omar Favero, que cuando lo secuestran a los 20 años, los padres se quedan con unos manuscritos parecidos a los de Aiub. En 1992 los publica José Luis Mangieri, y Dardo Dorronzoro, cuya esposa publica los versos que escribió en el poemario Viernes 25. Además, figura la antología publicada por la SAE, Palabra viva, mosaico de poemas de desaparecidos editados e inéditos. “Es todo lo que hay. Ahora editamos este manuscrito que intenta un ejercicio de recuperación de la historia. No solamente de Aiub, sino de todos aquellos que tuvieron una palabra poética”, apuntó Axat, quien agregó que “se está haciendo un rescate de los años 70 para saber qué pensaban esos militantes antes de su desaparición, de su secuestro. Y de alguna manera el rescate poético significa también recuperar un imaginario para las nuevas generaciones”. Fuente: El Siglo Web *** Falleció el poeta guatemalteco Otto-Raúl González El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal, http://www.cnca.gob.mx/cnca/buena/inba) anunció la muerte del poeta guatemalteco Otto-Raúl González (1921-2007), ocurrida la noche del pasado 23 de junio en México, donde residía desde hace 60 años. González murió en su casa de la capital mexicana y sus restos fueron incinerados para, en las horas siguientes, ser repatriado a Guatemala, donde se cumpliría su último deseo de que sus cenizas fueran esparcidas en el lago Atitlán, a 140 kilómetros al oeste de la capital guatemalteca. Recientemente había presentado su libro La vuelta al mundo en 80 poemas, y en ocasión de ello se refirió a su vida y a su trayectoria, que lo tenía muy satisfecho pero a la que aún quería seguir haciendo agregados, pues, sostuvo, seguiría escribiendo hasta que se le parara la pluma y eso aún no acontecía. “La pluma aún no se detiene, sigue y sigue escribiendo, pero bueno, tengo 85 años cumplidos. Es ya una vida bastante larga. Yo sé que debe llegar un final. En mi caso, está muy cerca. Estoy preparado para recibir a esa novia que se llama muerte. Ni me apena, ni me preocupa, pero sé que ya está cerca el final”, reconocía el autor. “Estoy llegando al invierno de mi vida, lo que hago es seguir escribiendo, escribir y fumar. Me moriré escribiendo y fumando. Seguiré luchando por la poesía, seguiré instalado en estas cámaras de tortura de la poesía, que en cierta forma sí son así, pero que tienen salidas hacia otras cosas muy distintas como la felicidad, el placer y la alegría de vivir”. También habló del placer que le dio enseñar, pues fue uno de los primeros escritores que impartieron clase de creación literaria. Recordó igualmente que siempre le había gustado cantarle a la naturaleza. “En primer lugar a la mujer. Luego, a la naturaleza, que es otra mujer. Con eso, todo ya está completo. Claro, también disfruto hablar de la lucha social y la lucha por la libertad”. González fue fundador, al lado de Carlos Illescas y Augusto Monterroso, de la revista Acento, en los tiempos de una de las más difíciles dictaduras militares de Centroamérica. Así comenzó la labor política que lo obligaría a autoexiliarse en México, a donde llegó con su primer libro publicado y una tajada en el cráneo propinada por los cuerpos de represión. Visitó la casa de Alfonso Reyes, a quien unos meses atrás había enviado una copia de su único poemario escrito hasta entonces, en virtud de lo cual el intelectual mexicano le respondió con una tarjeta personal y una felicitación de tres palabras. Otto-Raúl González salió de la casa de Reyes con una carta dirigida al rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), que le hizo acreedor a una beca para seguir sus estudios. A la par que derecho, González estudió letras hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Unam, donde conoció a sus primeros amigos mexicanos: Rosario Castellanos, Dolores Castro y Jaime Sabines. Después, cuando el dictador en turno de Guatemala fue derrocado, volvió ahí para continuar en su labor política desde su profesión de abogado. Participó activamente en la reforma agraria de su país y unos meses después fue nombrado embajador de Guatemala en Francia, cargo que rechazó por preferir realizar labor diplomática en México, donde se quedaría a radicar para siempre. Algunos títulos del poeta son Para quienes gustan oír caer la lluvia en el tejado, Colibrí y conejo, El conejo de las orejas en reposo, Concierto para metralleta (Cantigas para el Che Guevara), Diamante negro, Versos droláticos y El tempo de los jaguares, entre muchos más. Fuente: Mundo Hispano *** Vendida carta de García Lorca en 19.200 libras Una carta del poeta español Federico García Lorca (1899-1936) dirigida a Melchor Fernández Almagro, en la que habla de su misión poética y de su amigo Dalí, fue adjudicada el pasado 2 de julio por 19.200 libras (unos 28.400 euros) en una subasta celebrada por la casa Christie’s (http://www.christies.com) de Londres. “Quiero ser un poeta por los cuatro costados, amanecido de poesía y muerto de poesía. Empiezo a ver claro. Una alta conciencia de mi obra futura se apodera de mí y un sentimiento casi dramático de mi responsabilidad me embarga”, escribe Lorca en la carta. En la misiva, que superó el valor de entre 8.000 y 12.000 libras (entre 12.000 y 17.000 euros) estimado por la casa de subasta, el poeta menciona a su “amigo y compañero inseparable Salvador Dalí” y asegura que sostiene con él “una abundante correspondencia”. De la carta se ha perdido la parte final, y en ella habla Lorca también de sus impresiones de la ciudad de Barcelona y su placer por estar en el Mediterráneo. “Allí está el Mediterráneo, el espíritu, la aventura, el alto sueño de amor perfecto. Hay palmeras, gentes de todos los países, anuncios comerciales sorprendentes, torres góticas y un rico pleamar urbano hecho por máquinas de escribir. ¡Qué a gusto me encuentro allí con aquel aire y aquella pasión!”, escribe el poeta granadino. “Además, yo que soy catalanista furibundo simpaticé mucho con aquella gente tan construida y tan harta de Castilla”, continúa. La carta va ilustrada con figuras de la “commedia dell’ arte”, en especial Pierrot, características de la época en la que Lorca trabajaba en su Romancero gitano. Lorca dirige la misiva a su “Queridísimo Melchorito”, como llamaba el poeta a Fernández Almagro (1893-1966), una destacada figura de la vida cultural granadina. También fue subastado un borrador manuscrito de la Historia del tango, del argentino Jorge Luis Borges (1899-1986), con una serie de notas a pie de página así como anotaciones de palabras y frases alternativas en los márgenes. El documento alcanzó el valor de 33.600 libras (casi 50.000 euros). Por 4.800 libras (algo más de 7.000 euros) fue vendido igualmente un manuscrito firmado del famoso poema “Amo el amor de los marineros”, del poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973). Los tres manuscritos formaban parte de una de las más importantes colecciones privadas de cartas autógrafas existentes que la casa Christie’s ofrece al mejor postor y que fueron escritas por algunas de las más destacadas personalidades de la historia, la cultura, las ciencias y las artes, desde el siglo XIII hasta el siglo XX. Además se ha subastado una carta enviada por Goya a su amigo Martín Zapater y Clavería, a quien acababa de visitar en Zaragoza y al que informa a su regreso a Madrid de que su hijo había enfermado y se lo había “encontrado hecho un monstruo hinchado de viruelas”. Hay, asimismo, manuscritos de Giorgio Vasari, Charles Dickens, Isaac Newton, Immanuel Kant y Sigmund Freud. También se han ofrecido al mejor postor cartas de Franz Kafka y Oscar Wilde, dibujos de Marcel Proust y un soneto manuscrito de Jean Nicolas Arthur Rimbaud. Destaca igualmente una apasionada carta de amor enviada por Napoleón Bonaparte (1769-1821) a su futura esposa, Josefina, a la que llama “incomparable Josefina”, por una acalorada pelea que la pareja tuvo la noche anterior, motivada, según se ha pensado tradicionalmente, por las supuestas averiguaciones del general francés sobre las riquezas familiares de su amada. Los manuscritos fueron reunidos a lo largo de treinta años por Albin Schram, un ciudadano centroeuropeo fallecido en Lausana (Suiza) en 2005, y que habían permanecido hasta ahora en un archivo familiar. Fuente: EFE *** Jonathan Jakubowicz dirigirá adaptación de novela de Pérez Reverte La reina del sur, del escritor español Arturo Pérez Reverte (El maestro de esgrima) será llevada a la pantalla bajo la dirección del venezolano Jonathan Jakubowicz (Caracas, 1978), y con la actuación de Penélope Cruz, Jennifer López y Eva Méndez, según se informó el pasado 3 de julio. El futuro filme, catalogado por la crítica como una especie de Scarface femenino, narra la historia de una mujer que huye de México hacia España tras la muerte de su compañero y se convierte en una connotada narcotraficante para cobrar venganza. Jakubowicz, director y guionista de la polémica Secuestro express (2005), una de las películas más taquilleras de su país hasta la fecha, explicó que la película está inspirada en obras como Goodfellas (1990), de Martin Scorsese, y la mencionada Scarface (1983), de Brian de Palma, protagonizada por Al Pacino. Múltiples adaptaciones cinematográficas se han basado en los textos de Arturo Pérez Reverte (1951), entre ellas La novena puerta (1999), La tabla de Flandes (1994) y, más cercana en el tiempo, Alatriste (2006). Fuente: Prensa Latina *** Donan obras de Juan Bosch a Casa del Caribe en Cuba La embajada de la República Dominicana donó el pasado 5 de julio a la Casa del Caribe, en Santiago de Cuba, una colección de obras del escritor Juan Bosch, ex presidente de ese país y muy ligado a Cuba. La entrega, como parte del Coloquio “El Caribe que nos une”, de la XXVII Fiesta del Fuego, fue realizada por Daniel Guerrero, embajador dominicano en Cuba, quien resaltó los vínculos del intelectual y estadista con la isla. La colección recoge títulos del intenso quehacer creativo de Bosch, que se extendió a la poesía, la narrativa y el ensayo, con numerosos premios literarios y un elevado compromiso con el destino de su pueblo. Fallecido en 2001, Juan Bosch está reconocido como maestro de dos generaciones de escritores, periodistas e investigadores, entre los cuales se encuentran significativas voces de las actuales letras hispanoamericanas como Gabriel García Márquez. Fuente: Prensa Latina *** Mexicanos crean un poema de 220 metros de largo Con la convicción de que la poesía es una herramienta de construcción personal que puede favorecer cambios sociales a mediano y largo plazo, el poeta español Miguel Ángel Arenas convocó a los mexicanos a confeccionar en el Zócalo de México, el pasado 5 de julio, un poema de 220 metros de largo por 90 centímetros de ancho. La convocatoria, bajo el título “Poema gigante” y con la ayuda de las autoridades de la ciudad, estaba abierta para cualquier transeúnte que deseara participar con algún verso, para lo cual desde tempranas horas, en la Plaza de la Constitución, fue dispuesto el papel de más de doscientos metros de longitud, en el que alrededor de 250 participantes escribieron un poema colectivo que, anunció Arenas, podría publicarse. El poeta español llevaba algunos meses promoviendo su proyecto, que busca responder a la pérdida de espacios y la idea que se tiene de la poesía como un ámbito selectivo al que pocos pueden acceder. Para él es necesario acercar a la gente común y corriente a este ámbito, ya que “tienen poesía por dentro y por fuera”. Explicó que eligió llevar a cabo este proyecto en Ciudad de México, en principio, por considerar que es una de las ciudades más grandes del mundo, con 22 millones de habitantes, a lo que alude simbólicamente la longitud de 220 metros de la tira utilizada en el poema. Luego de conocer más de 45 países, Arenas decidió hacer en México el mayor de sus proyectos, aprovechando su estancia, motivada por cursos de cine y fotografía que toma en el Centro Nacional de las Artes (Cenart, http://www.cenart.gob.mx). Proyectos similares serán impulsados por Arenas en Nueva York, Oslo, Madrid y Túnez. El escritor resaltó que, más que una convocatoria, su iniciativa pretendía atraer a la gente que pasara por ahí, y ofrecerles la posibilidad de expresarse en un documento colectivo en el cual habría la opción de leer lo que otros habían escrito con anterioridad. Arenas escribió los primeros versos: “Esta ciudad tiene / una voz escondida en la garganta / un son de paz y mundo”. Usando varios marcadores gruesos con tinta roja, los participantes espontáneos escribieron durante casi seis horas y de forma ininterrumpida los versos que continuarían el “Poema gigante”. Quien siguió a Arenas con el segundo verso, escribió: “Quiero que mis versos se los lleve el viento, para que todo el mundo sepa que la ciudad de México vale más, mucho más, que todo el oro de los poderosos”. Hubo reclamos, en verso o en prosa: “Nada. Ausentes en la colectividad, presentes en el egoísmo”. De inspiración en carteles de afuera del Metro Balderas, con o sin faltas de ortografía: “Vida, con los brasos (sic) extendidos como alas abiertas ¿dispuestas al vuelo?”. O de superación personal: “¡Yo no sé cómo superar a los demás, pero sé cómo superarme a mí mismo!”. Los poetas en tránsito plasmaron sus visiones a la luz del sol, hincados en el suelo, a la vista de sus lectores inmediatos y acompañados por el rumor de los vehículos. Y con ellos, intercalados, poetas como Arturo Terán, Rocío Cerón o Leticia Luna, quien, “a un año de la masacre de Atenco”, como ella dijo, escribió los versos finales: “Hay días en que la ciudad / muestra su apego / a la savia dulce del pueblo / hay días en que la vida / aparece donde pensábamos / que había quedado / vencida y olvidada”. Fuente: La Jornada *** Herbert Morote demandará a Alfredo Bryce Echenique por difamación El escritor peruano Herbert Morote anunció el pasado 6 de julio que denunciará al novelista Alfredo Bryce Echenique por difamación y calumnia, a raíz de las acusaciones del autor de Un mundo para Julius de que pagó a la prensa peruana para desprestigiarlo. Bryce Echenique declaró al semanario Caretas (http://www.caretas.com.pe), en entrevista publicada el jueves 5, que Morote le pagaba a Álvarez Rodrich, director del diario Perú.21 (http://www.peru21.com), para poner su reputación “en entredicho”, aunque admitió que no podía probarlo. Morote, plagiado por Bryce Echenique en un artículo periodístico publicado en el diario El Comercio (http://www.elcomercioperu.com.pe) en 2006, dijo que “la única forma de combatir a la delincuencia es con la ley”, en entrevista con la agencia estatal de noticias Andina (http://www.andina.com.pe). Residente en España, agregó que no conocía a Álvarez Rodrich “ni en pelea de perros, ni tengo su mail ni su teléfono”, al descartar un supuesto “montaje” pagado para desprestigiar a Bryce Echenique en el matutino limeño. Perú.21 es uno de los periódicos que han dado mayor cobertura a los casos de plagio denunciados contra Bryce Echenique en los últimos meses. El reconocido novelista ha sido acusado de haber plagiado más de una decena de artículos periodísticos, a diversos intelectuales y autores, en textos que fueron publicados en diarios de Perú y España. En la entrevista con Caretas, dijo que se inventó la justificación de que su secretaria equivocó los textos que fueron finalmente publicados, porque las acusaciones lo desconcertaron. También rechazó un segundo argumento de que los presuntos plagios formaban parte de un complot fujimontesinista, en alusión a la mafia corrupta del gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) que censuró a la prensa. “Ya no creo que sea fujimontesinista (el complot). Sé quién lo paga. Morote, en concreto. La delincuencia periodística está instalada en Lima, en el Perú”, afirmó Bryce Echenique a la revista limeña. No obstante, Morote señaló a Andina que “en el caso de los plagios, los periodistas en el Perú han demostrado un comportamiento ético extraordinario”. En la entrevista con Caretas, Bryce Echenique, siempre con copa en mano, declaró que “el plagio es el más grande homenaje, y bueno, yo creo que plagio y contagio son palabras sinónimas”. Fuentes: Andina • EFE *** Emiten en Perú radionovelas basadas en clásicos de la literatura Desde el pasado sábado 7 de julio, la emisora peruana RPP (http://www.rpp.com.pe) emite una versión radiofónica de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, con el que se da inicio al proyecto “Mi Novela Favorita”, radiodramatización de 52 clásicos de la literatura universal elegidos cuidadosamente por el laureado escritor y miembro de la Real Academia Española (RAE, http://www.rae.es), Mario Vargas Llosa. Vargas Llosa indicó que la idea de adaptar novelas a la radio surgió hace dos años cuando los directivos de la emisora le plantearon la iniciativa. “El proyecto me pareció muy bonito, me encantó la idea”, dijo el autor de La guerra del fin del mundo. El escritor agregó que para inaugurar el ciclo se escogió la novela de Cervantes, a la que calificó como una obra “deslumbrante que entretiene y emociona”, porque esta obra se convirtió en el libro emblemático de la lengua española, “una novela que rompería todas las fronteras e iría conquistando el mundo”. Recordó que intentó leerla cuando estaba en el colegio pero fracasó en el empeño, “porque su lenguaje contenía expresiones de difícil compresión para un niño de pantalón corto. Años después lo intenté de nuevo estimulado por La ruta de Don Quijote, un librito de Azorín; esta vez se produjo el milagro y aquella lectura fue una de las experiencias más memorables que he tenido”. Alonso Alegría, director del proyecto, y el reconocido escritor Alonso Cueto, tuvieron la responsabilidad de adaptar las obras en guiones para radio. Según Alegría, el producto que están haciendo no existe en el habla hispana. “Se ha tenido que inventar desde el formato de 54 minutos netos, divididos en cuatro bloques, hasta la manera de construir efectos de sonido, técnicas de actuación, dirección y forma de montar los efectos de sonido y música”, agregó. Por cada historia participaron numerosos artistas en largas jornadas de trabajo. Para una hora de producción, sin contar la elaboración de libretos, se destinaron hasta 10 horas de grabación, cinco horas de edición de voces y diez horas para efectos de sonido, informó Alegría. Sólo para musicalizar cada obra se utilizaron unas seis horas, cuatro para revisar lo efectuado, cuatro horas para consolidar las revisiones y tres horas para una nueva revisión final. Se calcula que en cada novela se utilizaron un promedio de 100 horas hombre como mínimo, para lograr el acabado perfecto. Alegría aseguró que éste tendrá “impacto histórico” por el acercamiento que hará a grandes obras de la literatura universal mediante el formato de la dramatización radial, tan popular durante las primeras décadas del siglo pasado gracias a la radionovela. Durante un año, todos los sábados, los peruanos podrán escuchar por RPP, en versión de una hora cada una, novelas inmortales como Madame Bovary, La guerra de los mundos, Alicia en el País de las Maravillas, Moby Dick, Cumbres borrascosas, Ana Karenina, La guerra y la paz, El amante de Lady Chatterley, La isla del tesoro, Tom Sawyer y El retrato de Dorian Gray, entre otras. Fuentes: AFP • DPA *** Mural de Diego Rivera es expuesto después de veinte años Un mural del pintor mexicano Diego Rivera que llevaba sin ver la luz más de veinte años es exhibido de nuevo al público desde el pasado 7 de julio, en el museo Centro Cultural Muros de la ciudad de Cuernavaca, en el centro de México. El mural Río Juchitán, pintado entre 1953 y 1956, fue diseñado inicialmente para decorar el jardín de la casa de Cuernavaca del productor de cine mexicano Santiago Reachi, socio de Cantinflas y Jacques Gelman en Posa Films. Cuando el domicilio fue vendido en 1960 al mecenas mexicano Manuel Suárez y Suárez, creador del Casino de la Selva, un célebre centro de reunión de intelectuales, el mural se integró en su patrimonio y fue trasladado a principios de los ochenta al célebre Hotel de México de la capital, donde se erige hoy en día el World Trade Center. Cuando cerró aquel hotel, la obra fue a parar a un almacén en el que ha permanecido ha estado hasta ahora. La particularidad de este mural, explicó la directora del museo de Cuernavaca, Susan Grilo, es que se cree que es el único que Diego Rivera realizó con doble cara, es decir, su composición muestra el anverso y el reverso de la escena, con lo que el pintor invita al público caminar a su alrededor. Además, como la obra estaba diseñada para permanecer en un jardín al aire libre y junto a una piscina, Rivera la hizo con la técnica del mosaico veneciano, resistente al agua. “El mural es una visual de Río Juchitán, una llamada al atractivo geográfico y de las mujeres de la zona del Istmo de Tehuantepec”, en el estado sureño de Oaxaca, dijo Grilo, quien considera que esta región conquistó a Rivera como la Polinesia al pintor Paul Gauguin. El tema principal es la relación del ser humano con el agua y por ello en el mosaico se ve a un grupo de mujeres realizando actividades cotidianas en el río: lavan ropa, se asean y bañan a sus hijos. Sin embargo, explicó Grilo, “este mural no se escapa del carácter político de todas las obras de Rivera”. En otra escena se observa a un niño que llega al río acompañado de un hombre que señala con una mano y toma al chiquillo con la otra, dos personajes que resultan cualitativamente distintos a los demás porque usan ropa, sombrero y calzado, no se mojan en el río y se dirigen fuera de los linderos del agua. La representación de dos mundos contrapuestos es una aparente muestra de la lucha de clases, tema recurrente en la obra de Rivera, de tendencia comunista. La composición, que mide 1,54 metros de alto por 8,72 metros de largo, cuenta con un área total trabajada de 26,87 metros cuadrados, pesa aproximadamente cuatro toneladas y está valorada en unos dos millones de dólares (un millón y medio de euros). La directora del Centro Cultural Muros reconoció que no se pueden permitir pagar esa cantidad para hacerse con el mural y debe conformarse con tenerlo como préstamo por cinco años renovables, gracias a un acuerdo con la familia Suárez. La pintura se colocará en el jardín de la entrada del museo para que se pueda ver desde la calle, pues “así no se viola el espíritu de Diego y su filosofía de acercar el arte al pueblo”, dijo Grilo. No puede estar anclado en el suelo por los movimientos de la tierra, que podrían dañarlo, así que se encuentra sostenido por cables de acero y anclas movibles. El museo, que posee la segunda mayor colección de la esposa de Diego Rivera, Frida Khalo, con 19 pinturas, desvela este mural el mismo año en que se cumplen cincuenta años de la muerte del pintor y los cien años del nacimiento de la artista, homenajeados con diversos actos y exposiciones en México y en el extranjero. Fuente: EFE *** Concurso de Monte Ávila para Autores Inéditos emite veredicto El Concurso para Autores Inéditos de la editorial del Estado venezolano, Monte Ávila Editores (http://www.monteavila.gob.ve), anunció a principios de este mes los nombres de sus ganadores en las menciones Ensayo, Narrativa, Dramaturgia, Literatura Infantil y Poesía. Celso Medina, Luz Marina Rivas y Alberto Rodríguez Carucci fueron los jueces de la mención Ensayo, y escogieron los trabajos Ser UNO; sicología del movimiento creador, de Octavia de Petre; La escritura de lo fantasmal en la obra poética de Rafael José Álvarez, de Josefina da Costa Gómez, y Figuras de la memoria: prófugos, tontos, duelos y máquinas en la literatura latinoamericana de fin de siglo veinte, de José Javier Franco Ortiz. Cuentos en el espejo, de la narradora Marianne Díaz Hernández (http://sininstrucciones.blogspot.com); Cállate poco a poco, de Enza García Arreaza (http://cronicasadestajo.zoomblog.com), y Rosa la piñata, de Eduardo Febres (http://diarreascronicas.blogspot.com), fueron escogidos ganadores en el género Narrativa por el jurado formado por los escritores Rodrigo Blanco, Antonieta Madrid y Carlos Noguera, quienes además decidieron conceder menciones a Árbol, acantilado, arena, de Martha Durán; Pasillos de mi memoria ajena, de Mario Morenza; y Para Eugenia, de Keila Vall de la Ville. En Dramaturgia, el jurado compuesto por Román Chalbaud, Rodolfo Porras y Víctor Vegas seleccionaron las obras El águila, de Franco Miguel Quintero G., y Crónicas desquiciadas, de Indira Páez. En Literatura Infantil, los jueces Luiz Carlos Neves, Marissa Arroyal y Carolina Álvarez, premiaron las obras Blog de la niña que soy, de Edith Márquez Mora, Estevan sobre ruedas, de Raquel Méndez Manno, y Criaturas de la noche, de María Gabriela Ramos. En Poesía, el jurado conformado por Daniuska González, Darío Lancini y Miguel Márquez premió a las obras Detrás de los erizos, de Santiago Acosta, y Poesía, de Evelia Eufemia Brito Padrón. Los ganadores en todas las menciones recibirán un premio en metálico de un millón de bolívares. Todas las obras, ganadoras y finalistas, serán publicadas por la editorial auspiciante. Fuente: Monte Ávila Editores *** Una colección de poesía es un éxito de ventas en el Metro de México Contrario a lo que sucede con los lectores comunes de México, las personas que diariamente viajan en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, de la capital, son las que más poesía leen y consumen, aseguró Nelly Achar, directora general del Programa Un Metro de Libros, el pasado 9 de julio, durante la presentación de la colección “Poesía en el andén”, efectuada en la explanada del Palacio de Bellas Artes. Achar señaló la necesidad de comenzar a desmitificar el tópico de que la gente en México no lee y que no le interesan géneros, como la poesía, que representan menos del uno por ciento de las ventas en las librerías. Integrada por ocho nuevos volúmenes que se ofrecen por sólo 20 pesos en 42 estaciones del STC, de la capital mexicana, “Poesía en el andén” es un proyecto del Programa Un Metro de Libros realizado junto con editorial Alforja (http://www.alforjapoesia.com), que en su primera etapa logró vender un tiraje de 25 mil ejemplares en sólo cuatro meses. Generalmente, señaló Achar, “se descalifica, hay que empezar a desmitificar todo eso de que la gente no lee, y menos poesía y menos en el Metro; no es cierto, justamente es la gente que más poesía lee, los libros de poesía en las librerías se venden menos del uno por ciento de lo que se vende mensual y aquí fue un boom”. La clave, dijo la hija de Mauricio Achar, el célebre librero fundador de las Librerías Ghandi, de México, es que “había que apostarle al caballo perdedor, que es la poesía, sorpresivamente que se venda es muy difícil, la colección anterior fue de 25 mil ejemplares y en realidad se vendieron en cuatro meses en los módulos de libros que están en el Metro”. La colección, explicó, ha sido ampliada con ocho nuevas antologías que incluyen Poemas de ángeles caídos, Beso a verso; besos, besos, besos; El reflejo del ser; poemas de espejos; Poemas de las cosas que no sucedieron; Poemas de brujas y duendes; Versos puercos; Poesía del tiempo y El viaje en la poesía. Compilados por poetas y escritores como José Ángel Leyva, Begoña Pulido Herráez, Mariángeles Comesaña, H. Pascal, Grissel Gómez Estrada y María Luisa Martínez Pessarge, los pequeños libros contienen poemas escritos por las mejores plumas poéticas de todos los tiempos en los que se abordan los temas de cada título. “Todos ellos son temas muy interesantes y poco comunes en la poesía que para nosotros fue una sorpresa muy hermosa y agradable que los usuarios que van de una estación a otra, pudieran leer poesía”, señaló la editora. Debido al éxito del proyecto, Achar agregó que el programa ha empezado a planear ofrecer los mismos títulos en otros lugares, como las mismas librerías, además de que se espera que la edición de los pequeños tomos pueda ampliarse a otros géneros, como los históricos o especializados en arte. El programa, dijo, surgió de la necesidad de ofrecer buenas opciones literarias a los usuarios del metro, ante la negativa que en ocasiones argumentan las editoriales o los mismos autores por abaratar sus ganancias y ofrecer ejemplares a precios económicos a las miles de personas que diariamente se transportan en el metropolitano. La colección “Poesía en el andén” fue presentada en una fiesta de poesía que se mezcló con la gente que cada domingo acude al primer cuadro de la ciudad y en ella participaron múltiples juglares, que ofrecieron versos a todos los transeúntes de la explanada del Palacio de Bellas Artes. El denominado “Maratón de poesía” contó además con la participación de vates como Eduardo Langagne, Lucía Rivadeneyra, José Ángel Leyva y H. Pascal, entre otros, quienes ofrecieron trabajos de su propia voz a los capitalinos que se reunieron frente a un templete. Fuente: Notimex *** César Antonio Molina al frente del Ministerio de Cultura de España El hasta hace poco director del Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es), César Antonio Molina, sustituye desde el pasado 9 de julio a Carmen Calvo en el Ministerio de Cultura de España (http://www.mcu.es), por lo que su cargo anterior ha sido ocupado por Carmen Caffarel. El nuevo ministro de Cultura nació en La Coruña en 1952 y es licenciado en derecho y en ciencias de la información. Se doctoró cum laude con un trabajo de investigación sobre La prensa literaria española, publicado en tres volúmenes. Fue profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es) y en la Facultad de Humanidades y Periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid (http://www.uc3m.es). Durante varios años coordinó los Cursos de Humanidades de la Universidad de Verano de El Escorial. Entre 1985 y 1996 trabajó en Cambio 16 (http://www.cambio16.info) y Diario 16, en donde fue director adjunto y responsable de las páginas de cultura y espectáculos, así como de los suplementos Cultura y Libros. En 1996 se incorporó al Círculo de Bellas Artes de Madrid (http://www.circulobellasartes.com) como director-gerente y en mayo de 2004 fue nombrado director del Cervantes. En septiembre de 2005 el gobierno de Francia le nombró Caballero de las Artes y las Letras. Ha publicado más de una treintena de libros de ensayo, prosa y poesía. Su obra poética aparece recogida en numerosas antologías y está traducida a varios idiomas. “La poesía me ha hecho mejor persona, por la sensibilidad que te obliga a cultivar y que te abre a la gente, y me ha hecho mejor lector”, ha dicho Molina. De su obra poética destacan: Últimas horas en Lisca Blanca (1979), La estancia saqueada (1983), Gobierno de un jardín (1986), Finisterre (1987) o En el mar de las ánforas (2004). Su último libro publicado lleva por título El rumor del tiempo (2006). Su gestión al frente del Cervantes terminó con la apertura de 24 nuevos centros en todo el mundo, entre los que destacan el de Pekín (en julio de 2006) y los de Tokyo, Shanhai, Nueva Delhi y Frankfurt, previstos para abrirse antes de que finalice este año. El próximo 17 de julio se inaugurarán también 7 nuevos centros en Brasil. Asimismo el Cervantes ha establecido más de 400 acuerdos con instituciones diversas como, por ejemplo, con el Grupo Inditex (http://www.inditex.com/es) para la difusión y aprendizaje del español entre sus empleados en todo el mundo o con el Banco Santander (http://www.gruposantander.es) para financiar la formación de 45.000 profesores de español en Brasil. Otro de los logros de Molina al frente del Cervantes ha sido el considerable aumento de la actividad cultural, que se ha duplicado. Así cada día del año académico se desarrollan hasta 22 actividades en todos los centros del Cervantes. El nuevo ministro comparecerá la segunda quincena de agosto en el Congreso de España para explicar las líneas de trabajo de su departamento. Su comparecencia será a petición propia tras la oferta del grupo socialista a ERC y CiU, grupos que habían reclamado su presencia extraordinaria en la Cámara Baja para explicar el retorno de los “papeles de Salamanca” que faltan por devolver a particulares, entidades y asociaciones. La nueva directora del Cervantes, Carmen Caffarel, es doctora cum laude en lingüística hispánica por la Facultad de Filosofía y Letras de la UCM, en cuya Facultad de Ciencias de la Comunicación ha sido profesora titular de teoría de la comunicación y métodos de investigación. Ha sido vicedecana de Alumnos y Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM y en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC, http://www.urjc.es). En mayo de 2003 fue elegida directora del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la URJC, donde también es catedrática de comunicación audiovisual. En abril de 2004 fue designada directora general de Radio Televisión Española (RTVE, http://www.rtve.es). Antes de ser designada directora del Cervantes se desempeñaba como docente e investigadora como catedrática de la URJC. Fuente: Europa Press *** Usuarios de trenes españoles obtienen préstamos gratuitos de libros La Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (Renfe, http://www.renfe.es) ofrece libros gratuitamente, desde el pasado lunes 9 de julio, a los usuarios de sus trenes de Media Distancia convencional, a través de unos “puntos de intercambio gratuito de lectura”. Como prueba piloto temporal, Renfe ofrecerá en todos los trenes Cádiz-Sevilla y Madrid-Ávila-Salamanca una selección de libros de narrativa y poesía para incentivar la lectura y el intercambio de libros. Los “puntos de intercambio gratuito de lectura”, como se denominan, se han instalado en todos los trenes de estas dos relaciones y ofrecerán de forma gratuita una selección de libros, así como folletos e informaciones relacionadas con el destino (información turística o planos de la ciudad) o con el servicio ferroviario (horarios, otras ofertas de viaje). Esta iniciativa de apoyo a la cultura se enmarca dentro de la estrategia de Responsabilidad Social Empresarial de Renfe, denominada “Un tren de valores”. Los libros que se colocará en estos “puntos de intercambio gratuito de lectura” han sido especialmente editados por la empresa ferroviaria. Destacan obras clásicas de la literatura universal, como Macbeth (Shakespeare), Tres sombreros de copa (Miguel Mihura), Pepita Jiménez (Juan Valera) o Viaje al centro de la tierra (Julio Verne). Junto a estas obras clásicas, Renfe también repartirá ejemplares de la última edición de los “Premios del Tren”, con las obras ganadoras (Fernando León de Aranoa y Antonio Lucas) y los finalistas, tanto de narrativa como de poesía. En una primera fase, Renfe repartirá en estas dos relaciones más de 1.000 libros para garantizar la prueba piloto. Los “puntos de lectura” instalados en las relaciones Sevilla-Cádiz funcionarán como un expositor, donde Renfe depositará una serie de ejemplares de diversos autores, además de folletos o informaciones de utilidad. Los libros lucirán una pegatina identificativa y estarán a disposición de cualquier viajero que quiera disfrutar de su lectura, durante el viaje o más allá del mismo. El usuario podrá retirarlos, llevarlos consigo y tenerlos el tiempo que sea necesario hasta concluir su lectura. Una vez terminada la lectura, podrá volver a depositarlo en cualquier “punto de intercambio gratuito de lectura” de Renfe Media Distancia para retirar otro ejemplar y permitir que más usuarios disfruten del libro, como han hecho ellos antes, de forma gratuita, cómoda y sencilla. En función de la acogida de esta prueba piloto, Renfe podrá desplegar en más líneas por toda España estos puntos de intercambio de lectura, hasta incluso poder completar su instalación en toda la flota de Media Distancia convencional, como un elemento más de los servicios a bordo del tren. La idea que ha movido a Renfe es la del fomento de la lectura, donde los trenes siempre han sido un vehículo idóneo para esta actividad. La empresa lleva años vinculada con el fomento de la lectura y ha editado y repartido entre sus viajeros miles de libros de autores españoles o extranjeros, tanto clásicos como nuevas promesas del panorama narrativo nacional. Fuente: Diario Bahía de Cádiz *** Nuevo “reality show” literario lanzará la Unam en Internet La Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx) lanzará el próximo mes de agosto un nuevo “reality show” literario por Internet, esta vez de novela breve, tras el éxito del primero, que ganó la escritora novel Fernanda Melchor. Así lo informó el pasado 11 de julio el director de Literatura de la institución, Sealtiel Alatriste, al presentar la segunda edición del concurso “Caza de Letras” (http://www.cazadeletras.unam.mx), en el que doce escritores noveles, y tres con obra publicada, unirán esfuerzos para escribir una novela de unas 70 páginas en las ocho semanas que dura la competición en la red. Alatriste asistió a la entrega del premio del primer “Caza de Letras”, ganado por Melchor en virtud de su desempeño en varias pruebas escritas. La autora, que firmaba con el seudónimo “Falanja”, se hizo acreedora de un premio de 50.000 pesos (4.600 dólares) y ahora está en conversaciones con varias editoriales para que le publiquen su primera novela. El responsable de Literatura de la Unam comentó que en la segunda edición del premio se aumentará la bolsa a 100.000 pesos y en el certamen podrán intervenir escritores mexicanos de entre 20 y 35 años. Durante ocho semanas, informó, los escritores tendrán una bitácora en el portal del concurso, en la que podrán escribir su novela. “Por la naturaleza propia del concurso deberán llevar una novela bastante preparada, ya que será muy difícil escribirla en ocho semanas”, agregó. Durante el concurso, además de escribir la novela, los contendientes deberán realizar ejercicios complementarios alrededor de la historia que hayan escogido. “Será un concurso mucho más duro que la primera edición, en que se escribió cuento, poesía y narrativa”, advirtió. Para su segunda edición, los organizadores garantizan la publicación del material premiado por la editorial Alfaguara (http://www.alfaguara.com.mx) y su presentación en la próxima edición de la Feria Internacional del Libro de Minería de Ciudad de México, en febrero de 2008. En la anterior, celebrada este mismo año, el portal del concurso recibió 200.000 visitas, superando por mucho las expectativas que existían. Fuente: EFE *** Instituto Cervantes abre sede virtual en Second Life La sede virtual del Instituto Cervantes (http://secondlife.cervantes.es) en Second Life (http://www.secondlife.com), presentada el pasado 10 de julio, ha recreado el emblemático edificio de la calle Alcalá de Madrid para albergar salas de exposiciones, un salón de actos, pantallas de video y aulas virtuales de español con el fin de llegar a los usuarios de Internet a través de las nuevas técnicas de realidad virtual e interacción en tercera dimensión. El Cervantes ofrecerá así un lugar de reunión para los internautas de todo el mundo interesados en la lengua y la cultura españolas. En la actualidad es posible realizar un recorrido virtual por la exposición sobre el poeta mexicano Alfonso Reyes, ver y escuchar entrevistas y documentales, y acceder a la programación cultural del instituto en todo el mundo a través de las diversas pantallas distribuidas por el vestíbulo del edificio. También se han reproducido la biblioteca y espacios de interés arquitectónico como la cúpula que corona el edificio del Cervantes, obra del arquitecto Antonio Palacios, o la caja fuerte que alberga la Caja de las Letras, en la que se han empezado a depositar los legados de escritores y artistas españoles como Francisco Ayala y Antonio Gamoneda. La presencia del Cervantes en Second Life irá creciendo con el tiempo hasta reproducir espacios que permitan mostrar la mayoría de las actividades que desarrolla en todo el mundo esta institución española. La “Isla Cervantes” ha sido diseñada y producida por Metafuturing, S.L. (http://metafuturing.com), una empresa de Madrid especializada en Second Life, realidad virtual y servicios de Internet. Para visitarla es preciso descargar el programa cliente de Second Life en http://secondlife.cervantes.es. Una vez instalado, hay que pinchar en la pestaña “Mapa” y teclear “cervantes” en el buscador de localizaciones. El usuario deberá elegir un avatar o personaje con camisetas del Cervantes o, incluso, el disfraz de don Quijote, antes de comenzar su recorrido por la sede virtual. Second Life es una comunidad virtual que, como una metáfora virtual de la sociedad contemporánea, se está convirtiendo en una sociedad en sí misma, donde comparten su existencia organizaciones, empresas e instituciones de carácter global o con proyección cultural y educativa de carácter internacional. El mundo virtual multiusuario en red Second Life, desarrollado por la empresa de San Francisco Linden Lab, se ha convertido en poco tiempo en uno de los fenómenos de Internet con crecimiento más rápido y constituye un prometedor entorno de comunicación, educación y marketing. Ya casi 6 millones de ciudadanos virtuales, con un rápido crecimiento del 30% al mes, son miembros de la comunidad. Fuente: Instituto Cervantes *** Emilio Ruiz Barrachina gana el premio Rubén Darío El escritor, periodista y cineasta español Emilio Ruiz Barrachina (http://www.erbarrachina.com) ganó este 13 de julio el III Premio Internacional de Poesía Rubén Darío, organizado por el PEN Club de España (http://www.penclub.es) por su obra Arroyo. También se ha concedido una mención honorífica a la obra A las cosas que odié, de la poeta colombiana Andrea Cote Botero. Arroyo es un libro de un solo poema, del cual el jurado destaca la fortaleza de su contenido, “que soporta una poesía de corte narrativo exquisitamente trazada, innovadora, donde lo social y lo espiritual se entremezclan en una espiral que parece no tener fin. Sorprende el ritmo interno del poema, que pretende asemejar un jadeo o una respiración entrecortada”. Las vivencias personales del autor se funden con un claro homenaje a poetas como Félix Grande, Francisca Aguirre, Luis Rosales o Federico García Lorca. Este galardón se ha consolidado como uno de los más importantes en lengua castellana y que ha contado en esta ocasión con un total de 576 obras presentadas, procedentes de Argentina, Estados Unidos, México, Francia, Israel, Dinamarca, Brasil, Guinea Ecuatorial, Colombia, Honduras, Portugal, Cuba, Perú, Moldavia, Uruguay, Chile, Nueva Zelanda, Holanda, Guatemala, Costa de Marfil y España. Entre los miembros del jurado están Luis Alberto de Cuenca, Miguel Ortega Isla, Jaime Alejandre, José Manuel Lucía Megías, Fernando Martínez Laínez, José Ramón Trujillo o el presidente del Pen Club de España, Basilio Rodríguez Cañada. Ruiz Barrachina (Madrid, 1963) vivió entre 1987 y 1997 en Colombia, donde trabajó como periodista, desempeñando cargos como el de reportero del Servicio para América Latina de la BBC (http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/default.stm). Su primera novela, Calamarí (1998), ha conocido varias ediciones y supuso la revelación de un mundo literario, al mismo tiempo histórico y mítico. A ella siguieron A la sombra de los sueños (2000), cuya adaptación al cine dirigió él mismo en 2004, El arco de la luna (2001), merecedora del X Premio Internacional de Novela Luis Berenguer, el ensayo Brujos, reyes e inquisidores (2003), la novela No te olvides de matarme (2004), de la que en 2005 se estrenó una adaptación teatral; el ensayo literario Tinta y piedra; Calaceite, el pueblo donde convivieron los autores del Boom (2005) y Le ordeno a usted que me quiera (2006). Su más reciente publicación es la novela La venta del Paraíso. Ha dirigido documentales para cine y televisión como Luz, espacio y creación, Tinta y piedra o Lorca; el mar deja de moverse. Fuente: Europa Press *** Arrancó el XVII Festival Internacional de Poesía de Medellín Con la asistencia de 76 poetas de 52 países, se dio inicio este 14 de julio al XVII Festival Internacional de Poesía de Medellín, en Colombia, un certamen que recibió este año el Premio Nobel Alternativo en Suecia. Según sus organizadores, liderados por la revista de poesía Prometeo (http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub/es/Revista/Historia), en esta nueva versión se espera generar “una pulsión de certeza en el pueblo colombiano respecto a que es posible luchar con éxito por la paz de Colombia”. El festival, que se inició en 1991, espera en esta ocasión contribuir a preparar, según su director, Fernando Rendón, “una atmósfera que posibilite nuevos espacios dialogantes en Colombia” encaminados hacia “una solución política negociada a la guerra de más de 40 años que ha asolado al país, aunque el presidente Uribe no lo admita”. En el encuentro de poetas participan entre otros el cubano Antonio Armenteros, ganador del Premio Gaceta de Poesía 2007; el español Juan Vicente Piqueras, el ecuatoriano Ernesto Carrión y el colombiano John Freddy Galindo, ganadores de los premios de poesía convocados por el festival, cuyo fallo fue revelado en mayo pasado. A la inauguración del festival de este año en el Teatro al Aire Libre Carlos Vieco, de la ciudad de Medellín (noroeste), asistió una delegación de integrantes de la Comisión de Cultura del Parlamento Alemán, integrada por Christoph Waitz, Günter Krings, Angelika Krüger-Leiner, Steffen Reiche, Renate Blank, Peter Albach y Monika Griefahn, quien intervino en el acto inaugural. “La presencia serena, lúcida y solidaria, de los poetas de tantos países que han venido a Medellín, es la que ha construido esta leyenda que empieza a tejerse del festival”, señaló Rendón durante una rueda de prensa que sirvió de antesala a la inauguración formal del evento. Y aunque los organizadores son conscientes de que la reconciliación en el país sudamericano, que padece el conflicto armado más antiguo del continente, no se alcanzará sólo con palabras, apuestan por una transformación desde la cultura. “La transformación social necesaria e inaplazable tiene que tener en cuenta la cultura, que ha sido la gran ignorada a través de la historia”, afirmó Gabriel Jaime Franco, director del evento, quien consideró que la búsqueda de la paz debe partir de un cambio espiritual y ético de la sociedad. Para Miryam Montoya, una poeta nacida en la localidad de Bello en Antioquia, departamento del que Medellín es capital, este festival ha permitido un “contacto importante” entre las realidades de los distintos participantes y una “posibilidad de hablar sin miedo”. “El público que asiste a las lecturas de poesía es la muestra palpable de que en los espíritus de esa gente está pasando algo importante”, afirmó Montoya, quien reside en París. “No estamos ofreciendo ningún espectáculo, estamos ofreciendo la posibilidad de la vida, de reflexionar sobre los tiempos terribles que vivimos los hombres y la posibilidad de tener un contacto con la belleza sin tener miedo”. A su vez, Corsino Fontes, un poeta de Cabo Verde, se refirió a los poetas como “las antenas” de la sociedad, mientras que Nahid Kabiri, quien nació en Irán, consideró que quienes se dedican a la poesía deben ser valientes y no detenerse ante el peligro. Hildebrando Pérez Grande, quien obtuvo el Premio de las Américas 1978, expresó, a nombre de los poetas peruanos, su adhesión al voto de confianza que se le da a la palabra con este festival. “La poesía será, a fin de cuentas, la que de alguna manera nos llevará a la armonía en medio de tantas catástrofes que vivimos en estos tiempos”, afirmó. Este año, el Festival celebra, igualmente, el Premio Nobel Alternativo que le fue concedido en diciembre de 2006 y que, según declaró Franco, “significa la reconfirmación de la necesidad de paz”. Significa, en sus palabras, “que vamos a insistir en que la palabra tiene que estar presente en el proceso de transformación del país”. El poeta aseguró que “el premio se lo dieron al pueblo de Medellín que ha hecho que esto (el festival) sea importante”. Hasta el próximo domingo 22, los poetas se encontrarán con miles de espectadores, que los organizadores esperan que superen este año los 150.000, para darles a conocer a viva voz, y sin importar el idioma, sus obras. Los poemas se oirán en parques, plazas, museos, escuelas y hasta en la custodiada cárcel de máxima seguridad de la localidad de Itaguí, donde permanecen los condenados por casos de narcotráfico, así como aquellos vinculados al conflicto como guerrilleros y paramilitares. De Europa asisten, entre otros poetas, Alberto Nessi (Suiza), Elke Erb (Alemania), Gabriel Rosenstock (Irlanda), Milo de Angelis (Italia), Miriam van Hee (Bélgica) y Tsjebbe Hettinga (Holanda). De África están Alhaji Papa Susso (Gambia), Corsino Fortes (Cabo Verde), Breyten Breytenbach (Sudáfrica) y Haji Gora Haji (Zanzíbar). De América concurren Ramón Palomares (Venezuela); Antonio Preciado, poeta y ministro de Cultura del Ecuador; la poeta y cantante navajo Joy Harjo (Estados Unidos); Miguel Barnett (Chile); Hildebrando Pérez Grande, premio Casa de las Américas 1978 (Perú), y Víctor Hernández Cruz (Puerto Rico). De Asia asisten Gao Hongbo y Zhou Tao (República Popular China), Nahid Kabiri (Irán), Lina Tibi (Siria) y Chirag Bandel (Nepal), y de Oceanía, C. K. Stead (Nueva Zelanda). Entre los participantes colombianos se cuentan Samuel Jaramillo, Gustavo Garcés, Nicolás Suescún, Álvaro Marín, Jorge Bustamante García, Santiago Mutis, Fredy Chicangana, Óscar González, Carlos Bedoya, Omar Ortiz, Luz Helena Cordero, Giovanny Gómez, Fadir Delgado, Lindantonella Solano, Myriam Montoya y John Freddy Galindo. En el Festival Internacional de Poesía de Medellín se presentará la primera antología mundial audiovisual de poesía en desarrollo existente en Internet, que ha preparado durante cuatro años sobre el festival, un trabajo que, según Rendón, no tiene paralelo en el mundo y es de una “importancia capital para poetas, especialistas y lectores interesados en los desarrollos de la poesía contemporánea”, e incluye poemas en vídeo de 219 poetas de 112 naciones. Fuentes: EFE • El Tiempo • Portafolio *** Un millón de personas en la Semana Negra de Gijón Juan Hernández Luna recibe el Premio Hammett La Semana Negra de Gijón (http://www.semananegra.org) finalizó el pasado 15 de julio, tras registrar una asistencia de un millón de personas durante los diez días de festival, que ha conseguido “consolidar fiesta y literatura”, según ha indicado el director del certamen, Paco Ignacio Taibo II, quien mostró también su confianza en que se rebase la cifra récord del número de libros regalados y vendidos obtenida hace dos años. Según Taibo II, en esta ocasión, con motivo del 20º aniversario del certamen, se buscó reunir a algunos de los escritores participantes en ediciones anteriores, al tiempo que se hacían nuevas incorporaciones. Especialmente destacó el caso de la novela histórica, donde lograron juntar este año a tres autores de renombre: Peter Berling, Gisbert Haefs y Valerio Manfredi. “Los tres habían estado en Gijón, pero nunca juntos”, puntualizó. Asimismo, resaltó la participación el sábado 10, en el recital de poesía, del poeta asturiano Ángel González, quien logró reunir a la una de la madrugada a 600 personas en la Carpa de Encuentros. “Fue espectacular”, aseguró. González es ya uno de los clásicos del certamen, que en más de una ocasión estuvo acompañado del cantante Joaquín Sabina. “Hemos consolidado un modelo de fiesta de culto popular a contracorriente de lo que estaba en este país, donde todo se estaba banalizando”, señaló con alusión a estos veinte años del certamen. A su juicio, la Semana Negra apostó fuerte por una cultura popular “sólida y socialmente crítica”. Durante la clausura de la Semana Negra se procedió a entregar el premio Hammett al escritor mexicano Juan Hernández Luna. Convocado por la Asociación Internacional de Escritores Policiacos, este galardón, que premia a la mejor novela del género escrita en español, le fue concedido por Cadáver de ciudad, un relato de crímenes satánicos relacionados con el abuso sexual a niños. La novela fue escrita hace una década y publicada por Ediciones B el año pasado en Méjico, con lo que el premio le abre la puerta a otros mercados de habla hispana, según informaron fuentes de la organización del certamen. Cadáver de ciudad cautivó al jurado por la “soltura” con que el autor se ha movido entre los géneros negro y fantástico y la “potencia expresiva” de una narración que mantiene en vilo al lector desde la primera línea. La organización de la Semana Negra de Gijón entregó además el premio Rodolfo Walsh a la mejor novela de no ficción al cubano Amir Valle por Jineteras, un reportaje novelado que da voz a los protagonistas del submundo de la prostitución en La Habana. El Premio Espartaco a la mejor novela histórica fue ganado por el español Alfonso Mateo Sagasta con El gabinete de las maravillas, protagonizada por el detective Isidoro de Montemayor, obligado a desentrañar el crimen del bibliotecario del Marqués Hornacho en el Madrid del Siglo de Oro. Taibo II, que presentó durante el festival su biografía sobre Pancho Villa, eludió opinar sobre los problemas de ubicación con los que se pueda encontrar la organización del certamen en la próxima edición. Por un lado, existe una sentencia a favor de los vecinos, quienes reclamaban que el festival estuviera al menos a 500 metros de sus casas, debido a los ruidos y las molestias. Por otro, el proyecto de reforma del estadio de El Molinón, alrededor del cual se asienta el certamen, podría hacer imposible su ubicación actual. Fuentes: EFE • Europa Press *** Saramago y Del Río renuevan votos matrimoniales Tras anunciar la inauguración de la Cátedra José Saramago de la Universidad de Granada (http://www.ugr.es), el premio Nobel de Literatura y la periodista Pilar del Río renovaron este 16 de julio sus votos matrimoniales casándose en una ceremonia civil y privada en el Ayuntamiento de Castril (http://www.castril.es), en Granada. La pareja, él de 84 años y ella de 57, había contraído nupcias hacía 20 años en Portugal. El alcalde del municipio, Juan Mar, quien ofició la ceremonia, dijo que era “una renovación del compromiso de amor que ambos tienen desde hace tantos años y que sigue intacto”. Mercedes de Pablo, amiga de Pilar, emocionó a los pocos asistentes con un discurso previo. “Cuando se encontraron sin buscarse en las páginas de un libro —Memorial del convento, de Saramago—, ella untó de saliva su dedo y, al pasar la última página, borró el punto y final”, dijo De Pablo. Horas antes el escritor hizo la presentación de la cátedra que tendrá su sede en Castril, municipio natal de su esposa y donde se ubica también la fundación que lleva el nombre del portugués. La cátedra tiene como misión fomentar la cultura, la lengua y la literatura portuguesa en Cataluña, así como la promoción de la traducción y la investigación traductológica, se informó. Saramago y Del Río se conocieron durante una entrevista que ella le realizó en 1986, cuando él tenía 63 años. Posteriormente la sevillana se convirtió en su traductora oficial de castellano. Fuente: Europa Press *** Campesino colombiano gana Premio Nacional de Poesía Barba Jacob El campesino y poeta colombiano Julio César Arciniegas Moscoso recibirá este jueves 19 de julio, en Medellín, el Premio Nacional de Poesía Porfirio Barba Jacob, que obtuvo por su poemario Abreviatura del árbol, obra de 38 poemas dedicados a los árboles corregidor, madre de agua y pedrofernández, especies de su región. Arciniegas Moscoso, quien nació en 1953 en Rovira, localidad del departamento del Tolima, al sur de Colombia, es un poeta de formación autodidacta y trabajador de la tierra. Ha publicado La ciudad inventada (1999), Color de miedo (2001) y Números hay sobre los templos (2003). El jurado consideró que el libro de Arciniegas Moscoso ostenta “una poesía viva, auténtica (ceñida, severa, seria, vanguardista, con toda la sustancia que es posible tener en el fondo), con una voz creativa que muestra una notable residencia en la lengua, utilizándola con propiedad, atenta al idioma, que nos habla desde una prosa poética suficientemente flexible para adaptarse a los movimientos líricos del alma en su contemplación, a las ondulaciones reflexivas de la conciencia ante el motivo de su adentramiento poético, alejada absolutamente de la narración y de las descripciones”. El ganador del premio Barba Jacob, que compitió frente a 83 aspirantes, estudió apenas “hasta segundo de primaria y considera que la poesía no se aprende en aulas de clase”, según una nota que acompaña la invitación a la entrega de la distinción, donde se informa además que el campesino y poeta ha escrito más de mil poemas y lee y compone poesía “hasta las nueve de la mañana, luego me voy a arreglar los cafetales”. Su acercamiento literario con poetas de la talla de César Vallejo (peruano), Gonzalo Rojas (chileno), Octavio Paz (mexicano) y con los franceses Rimbaud, Isidoro Ducasse y Mayarmé es permanente. “Leo mucho a Octavio Paz porque sus ensayos son iluminadores en mi vida”. El premio Porfirio Barba Jacob le abrió la puerta grande a Arciniegas y ahora lo convierte en un hombre famoso y admirado en el Tolima. “Las dudas de si era o no poeta, me asaltaban cada día, pero este premio es como una graduación, me da toda la certeza de que en realidad sí lo soy”, concluye. Fuentes: EFE • El Tiempo • Estación Poetas *** Estrenan espectáculo dancístico sobre García Lorca El bailarín español Andrés Marín interpretará al poeta Federico García Lorca en el espectáculo Poeta en Nueva York, que contará con un cuerpo de baile de veinte personas y con la participación de las artistas Carmen Linares y Encarnita Anillo, así como el jamaiquino Rob-Li. Enmarcado en la nueva edición del ciclo Lorca y Granada, el espectáculo se estrenará el próximo jueves 19 de julio en el Teatro del Generalife, donde permanecerá en cartel hasta el 31 de agosto. Dirigido por Blanca Li, Poeta en Nueva York está inspirado en el libro homónimo de García Lorca y desarrollará todos los días música en directo, que se mezclará con la danza contemporánea, el flamenco, el jazz y el hip-hop. Al escenario del Generalife se subirá Marín en el baile y Carmen Linares, Premio Nacional de Música de España en 2001, que se alternará con Encarnita Anillo en el cante de los extractos de los poemas del artista granadino. Anillo ha formado parte de las compañías de Israel Galván, Farruquito y Rafaela Carrasco, y ha colaborado con otros artistas como Niña Pastori, mientras que en la actualidad está grabando su primer trabajo en solitario. Los interesados en acudir al espectáculo podrán adquirir las entradas en El Corte Inglés (http://www.elcorteingles.es) y los centros Hipercor de toda España. Fuente: EFE ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Jesús Enrique Guédez Leonardo Gustavo Ruiz ======================= Hace algunas semanas acompañamos a Ana María Oviedo Palomares a Puerto de Nutrias, donde por unas cuantas horas facilitó a más de veinte personas un taller del programa Cultura en Curso sobre la obra poética y cinematográfica de Jesús Enrique Guédez. Era la primera vez que un grupo de puerteños, reunidos alrededor de dos o tres documentales y de una selección de poemas, pronunciaban juntos el nombre de este humilde creador en su propia tierra natal. Nunca imaginamos cuán poco faltaba para que él, allá en Caracas, el 29 de junio, cerrara para siempre sus ojos, los mismos ojos con que en los últimos cuarenta años aprendimos a mirar añejas honduras del sufrimiento venezolano, pero también iluminadas circunstancias creadoras de infinidad de artistas, artesanos, poetas y soñadores de nuestra patria. La actividad creadora de Jesús Enrique Guédez, nacido en Puerto de Nutrias en 1930, se bifurcó en el cine y la literatura. Desde niño comenzó a vislumbrar rostros y paisajes desde esas perspectivas que al final de su trabajo irían confluyendo cada vez más hasta llegar al documental sobre el arte y la palabra. No personajes, personas: familiares, paisanos, gente trabajadora del pueblo; naves vegetales o a vapor, y sobre todo ese río Apure a cuya orilla vio la luz primera, iban ya siendo bebidos por él con la mirada certera e imaginativa del futuro poeta y hombre de cine. Estudió periodismo en la UCV y dirección de cine en Italia, relacionándose desde muy joven con las ideas revolucionarias y socialistas, las cuales crearon en él la inexpugnable conciencia política y el sólido sentido ético y social que lo caracterizaron hasta el último instante de su existencia. Hombre de cultura, de ideas e imágenes visuales, Guédez inicia su obra poética precisamente con Las naves en 1959; a este poemario, con el que obtuvo el Premio de Universidades Nacionales, siguieron Sacramentales (1961), Sextantes (1965), Tiempo de los paisajes (1978), El gran poder (1991), Poemas de O Gran Sol (1997), Viajes del sol y la luna (2000) y Poemas crudos (2004). Pero también cultivó el relato: en 1995 la UCV le publicó Puerteños, que ahora, poco antes de la muerte, reeditó Monte Ávila Editores Latinoamericana. Inéditas, deja dos obras más en prosa: Calumnias del espejo, que reúne una serie de crónicas sobre arte, comunicación, cultura y cotidianidad parcialmente publicadas en periódicos y revistas; y Al paso del niño, textos más íntimos sobre recuerdos y sucesos familiares. Estamos seguros de que la revisión, por parte de sus hijos, de los archivos familiares, revelará un tesoro cuando aparezcan las múltiples versiones literarias de los guiones de sus películas, así como los innumerables cuadernos y libretas de notas y viajes que sobresalían siempre de sus bolsillos. Las ediciones de casi todos sus libros fueron muy modestas; unas hechas por el grupo Tabla Redonda en los años 60; otras, de manera particular o a través de la Asociación de Escritores de Barinas. Humildes como su autor, apenas identificados por la crítica y altamente reconocidos por unos cuantos lectores, los libros que conforman la obra de Guédez esperan una revalorización que comenzará cuando salga El libro de los poemas, la poesía que él mismo reunió y que cuenta con un prólogo-estudio que el poeta nos solicitara, como resultado natural de prolongadas conversaciones literarias y personalísimas que sostuviéramos desde una amistad que se remonta a mi niñez y que me llevó a ser su colaborador en más de un sueño. En el ensayo La hoguera de otra edad (1982), José Barroeta, reseñando la presencia de Guédez como uno de los fundadores del grupo literario Tabla Redonda, expresa que él “...será uno de los pocos poetas de aquella época que empleará un lenguaje, que sin llegar a lo coloquial nos conduce a los parajes reales e imaginarios del llano”. Su poesía, en efecto, se vale al mismo tiempo de referencias íntimas, cultas, coloquiales, casi siempre con la política como telón de fondo. La presencia legendaria y mítica del puerto fluvial donde naciera es absoluta en sus poemarios y relatos. La aventura de Tabla Redonda, que en los años sesenta significó un salto renovador para la literatura y el arte desde el compromiso político, reunió a varios nombres que, más adelante, defecciones aparte, serán claves en la vida cultural venezolana: Darío Lancini, Ligia Olivieri, Ángel Eduardo Acevedo, Rafael Cadenas, Manuel Caballero, Mateo Manaure, Arnaldo Acosta Bello, entre otros. La prolífica obra cinematográfica de Guédez, como autor y director de un buen número de largos, medios y sobre todo cortometrajes (en el renglón documental, a través del cine y del video, es considerado pionero y maestro dentro y fuera de Venezuela), describe una trayectoria que fue merecedora del Premio Nacional de Cine en 1994, pero que después de ese premio persistió, casi hasta sus últimos días, en las películas digitales que conforman un extraordinario registro testimonial sobre la vida y la obra de grandes figuras de la mejor poesía venezolana de los últimos tiempos. Entre sus obras cinematográficas más importantes, recordamos La ciudad que nos ve (1966), Bárbaro Rivas (1967), Juego al general (1971), Pueblo de lata (1973), El circo mágico (1975), Panamá (1977), Testimonio de un obrero petrolero (1978), el largo El iluminado (1984), Miguel Ramón Utrera (1991), Orlando (1993), José León Tapia (1999), Juan Sánchez Peláez o la amistad de los poetas (2004), Saludos, precioso pájaro (2005) y otras. Su extensa filmografía está referida casi toda ella a aspectos marginados de la historia y la cultura contemporáneas. Situaciones y personajes ligados a la cotidianidad, sobre todo de los sectores empobrecidos y excluidos de la sociedad, marcan esta obra donde ficción y realidad tienen un registro común y convergente, válido también cuando Guédez puso el ojo y la cámara en artistas y creadores. Con la desaparición de Jesús Enrique Guédez se cerró, pues, el tránsito físico de un hombre que puso todas sus energías creadoras, todo su corazón en poetizar los lejanos paisajes del alma y la imagen de la Venezuela que lucha y sueña con un mundo mejor. Fue, es y será infinito ejemplo para todos. ** Leonardo Gustavo Ruiz leonardo.lgrt43@gmail.com Poeta, ensayista y crítico cultural (Barinas, 1959). Sus textos aparecen permanentemente en periódicos, revistas y antologías nacionales y extranjeras. Fundó, junto a Freddy Castillo Castellanos, la revista Letra Continua, en Barquisimeto (1981). Fue miembro del grupo “Caín” de Mérida a mediados de los 80. En 1995 publicó la antología Barinas, 100 años de poesía y en 1998 y 1999 respectivamente publicó los poemarios Heráclito Caín y Libro de muertos. En la actualidad es directivo del Instituto de Investigaciones del Llano y los Llaneros (Inllano), fundado por el extinto intelectual barinés Humberto Febres Rodríguez. === Marcas de la violencia política ======================================= === en la narrativa de Guillermo Martínez Sergio G. Colautti ========= Los cuentos reunidos en Infierno grande (1989) y la novela Acerca de Roderer (1992), del joven escritor argentino Guillermo Martínez (Bahía Blanca, 1962) configuran un programa narrativo singular en el marco de la producción nacional de los noventa. Su estilo sobrio, compacto, racional, y la elección de elaboradas arquitecturas que privilegian la unidad compositiva en medio del fragmentarismo y el instantaneísmo típicos de la escritura posmoderna, instalan el primer movimiento de orden clásico que, en ese contexto, se evidencia como una marca distinta, que obliga a una mirada distinta. Se inscribe en ese sentido la incorporación de temáticas inusuales en la literatura de los noventa, como la búsqueda del conocimiento absoluto, la reflexión sobre el arte como indagación del saber humano o la discusión del canon literario, entre otros. Como un latido, como una presencia casi nunca explícita, también el horror y la memoria vinculadas a la última dictadura son temas de sus cuentos, novelas y ensayos. Los nexos perdidos Roderer, el personaje central de su primera novela, es un “héroe cerebral” que busca afanosa y maniáticamente la posibilidad de un “pensamiento nuevo” que escape de la lógica binaria aristotélica (el ser o no ser, al que advierte como rígido corsé, como cárcel filosófica) para encontrar al “tercero excluido”, “algo”, dice, entre el ser y el no ser, que intuye en las creaciones del arte. Una analítica sobre el ser del hombre y el ser del lenguaje que dé cuenta de la profunda vinculación entre ellos, como había planteado en los años setenta Michel Foucault atribuyéndole rango de cuestión decisiva del pensamiento contemporáneo. A la sombra de ese pensamiento (deudor de Derrida y Levinas, nunca nombrados en el texto) parece crecer la genialidad solitaria y desgarrada de Roderer: “Escapar de la lógica binaria siguiendo a Nietzsche, afirmarse en lo cambiante, lo transitorio, las fluctuaciones y recuperar los nexos perdidos, los estados intermedios del pensamiento, los razonamientos precarios...”. Este esfuerzo intelectual de Roderer ingresa en zonas resbaladizas cuando se abandona a sus “iluminaciones” y se siente en pugna con los dioses y con el tiempo de la muerte, cuando no puede con su enfermedad, con su dolor y su soledad inconcebible. El diseño narrativo que rodea la vida de Roderer responde a una lógica binaria, persiste en las oposiciones y los claroscuros, como la vida misma de la que pretende aislarse para ensayar su “mirada en abismo”. Así, el lúcido ajedrez y el oscuro juego del bar, el saber escolar y el autodidactismo, la inteligencia y el genio, Cambridge y Malvinas, el conocimiento universitario y la visión sagrada del Machu Picchu, el cielo y el infierno, en fin, se obstinan en reiterar la manera en que la inteligencia funciona y simplifica. Contra esa tradición lucha Roderer, solo y enfermo. Ese personaje puede ser visto, desde una mirada más bachtiniana, como el ideologema de una época y una circunstancia: el deslizamiento que propone Roderer con respecto a su tiempo, es decir, su salida de la estructura escolar, social e intelectual de su entorno, el aislamiento que necesita y que a la vez lo devora, su obsesión de utopías casi siempre inasibles y difusas, la degradación de su cuerpo y su mente puestas en función del objetivo utópico y la desolación de su tristísimo final hablan del lugar que tenían las utopías en una sociedad rígidamente disciplinada e indiferente con las posiciones distintas, con los corrimientos intelectuales, con las vidas laterales. Miles de Roderer, en la Argentina de los setenta, pagaron altos costos por sus sueños utópicos. Y la sociedad se comportó de manera muy similar a la que presenta la novela. Temblor y perplejidad El volumen Infierno grande, cuya reedición (2000), aumentada, permite leer su obra de manera más integral, descansa sobre una realidad que aparece como un fluir innecesario y neutro pero con pliegues, zonas inaccesibles, que la escritura ilumina. Territorios donde el absurdo, el horror, la locura o el extrañamiento se entremezclan para construir la significación de la trama. En esos nudos la tensión entre la lógica y el delirio se resuelve, o se disuelve, como perplejidad. Si lo real (“el ciego dejarse suceder de las cosas”) es gratuito y azaroso, sus pliegues, desde los que Martínez narra, proponen la significación o una significación (“la palpitación del drama, la realidad encañonada, eso era la literatura”). La narración enfoca una zona donde la racionalidad del transcurrir, la anodina inteligencia del vivir, colisiona con las pulsiones inexplicables y demoledoras que obligan a salirse de lo normal, lo acostumbrado, lo esperable. Esa colisión cobija al genio en fuga de Roderer, a las mujeres mirando la nada para no ver lo real, a los profesores escapando de la lógica y de sí mismos, a los muchachos que se buscan y se pierden en la turbación del sexo y a las víctimas del riesgo utópico, que dejan ver sus derrotas a manos del terror estatal. Desde que Adorno postuló la imposibilidad de escribir después de Auschwitz, los discursos literarios que dicen el horror político parecen interrogarse sobre cómo narrar lo inenarrable. En la producción literaria nacional que sobrevivió a la dictadura parece reinstalarse ese debate: ¿cómo dice el terror de Estado la narrativa argentina contemporánea? Guillermo Martínez incorpora su escritura al debate desde una delimitación interesante: No puedo pensar en la historia argentina sino como una tragedia. Esto me inhibe de ciertos tratamientos paródicos o frívolos que dieron al tema otros escritores de mi generación. Por otro lado, también me parece agotada la tradición del relato “testimonial”. Por eso creo que el problema de cómo abordar hoy lo político en la ficción es uno de los temas más difíciles e interesantes que uno pueda plantearse (1). Martínez entiende que la literatura testimonial agotó su proyecto en los noventa. Si pensamos en Walsh como referente más lúcido y significativo de esa experiencia (que se construye desde Operación Masacre, cuando Walsh “vislumbra” y “testimonia” cómo funcionará la máquina estatal de terror en los años siguientes) observaremos que la necesidad de una escritura directa, que daba cuenta de la “sangre vertida” era funcional a su misión profética y su arrojo personal puestos al servicio de la “utopía” política de su generación. Walsh puso nombres al horror futuro, que él entrevió a fines de los cincuenta; Martínez (que empezó a escribir en los ochenta) traza otra escritura para dar cuenta del horror pasado: la alusión, el sesgo, la oblicua referencia, el distanciamiento. El testimonio crudo de la investigación walshiana tiene su antítesis: el tratamiento de la misma tragedia pero en épocas en las que cayeron los proyectos colectivos utópicos. Y desde la ficción, bajo las formas de lo que podríamos llamar las incrustaciones textuales. Hay marcas, cicatrices, huellas, que aparecen sorpresiva y significativamente sobre el telón de una historia ordinaria que se cuenta con una claridad y un orden infrecuentes en la literatura joven argentina. Martínez construye historias visibles y narrables que son allanadas por esas cicatrices, esas marcas de lo no visible, lo no narrable (en la noción de Adorno) que se incrustan en el texto y lo conmueven, lo sacuden trayendo a la historia ordinaria y presente, los retazos, las esquirlas, las heridas de un pasado tan oscuro como lacerante que se nombra a medias, o a media voz, ya no por la censura del poder (que habita el itinerario de las páginas de Walsh) sino por las imposibilidades del lenguaje, por las debilidades de una palabra en dolor para asumir, como decía Martínez, la historia como tragedia desde el distanciamiento de la ficción. En “Retrato de un piscicultor”, un joven obsesionado con los peces y sus colores “utópicos” ocupa el centro gravitacional del cuento; detrás de ese relato evidente aparecen las incrustaciones, que en este caso tienen que ver con su pasado —contado por voces múltiples que se incorporan al texto— como militante de izquierda. Así, el texto visible que da cuenta del piscicultor y su manía esconde a medias la historia que brota en los intersticios en los que aparecen referencias como “él tenía su idea política”, “cuando volvieron los militares”, “era medio zurdito entonces” o “las tres A pintadas de negro”. Las referencias son oblicuas porque son enunciadas por quienes cuentan la historia del piscicultor sin subrayar su costado trágico. Por el contrario, se subordinan al intento de fijar los avatares de la relación entre el muchacho y su acuario. Las marcas, sin embargo, se propagan y refuncionalizan aun desde su deliberada fragmentariedad. La mirada social que los enuncia dice también cómo se construyen y qué modos de circulación encuentran esos imaginarios sociales (“era medio zurdito...”). Detrás de cada una de esas frases late una experiencia histórica, un modo de decirla y un modo de callarla. El entretejido del texto, el cruce de la historia visible con la otra, invisible y tal vez incomprensible, resemantizan el universo semiótico del cuento y terminan otorgando al relato ordinario y evidente un sentido nuevo: la metáfora del asma, de las peceras destruidas por la bomba como ahogo político y humano; el anhelo de conseguir peces de cola azul como la inalcanzable utopía que la violencia niega y reprime. Esa utopía como deseo, el esfuerzo de la racionalidad intelectual como herramienta y la negación que la violencia política, social o económica significan son también cuestiones centrales de su primera novela, Acerca de Roderer, de 1992. Es en esa novela de 1992 en la que se plantea, desde el viaje intelectual que emprende Roderer, entre la genialidad y el naufragio, la búsqueda de un tercer camino, una posibilidad más allá o más acá del pensamiento binario; salirse del ser o no ser, eludir la bipolaridad del signo desde una comprensión “anterior” a esos esquemas que, según Roderer, encarcelan el pensamiento humano. Cuando el personaje habla, en el final, del hallazgo definitivo de ese camino (“allá voy , soy el primero...”) no sabemos bien si alcanzó esa noción indecible o el sitio no tan auspicioso del delirio último. En el fondo, esa búsqueda parece remitir a los planteos del posestructuralismo en general y de la “différance” derrideana en particular, que reunía el doble concepto de diferir-ser diferente (en el espacio) y diferir-aplazar-retrasar (en el tiempo). ¿Qué vínculo podría proponer esa noción de différance que insinúa Acerca de Roderer con los cuentos de Infierno grande? ¿Qué lectura sugieren? ¿Qué abordaje lateral contribuye a realizar la idea de una huella derrideana en esos textos sin convertir la lectura en una maniobra mecánica de usurpación teórica? ¿Dónde está esa huella? En otro cuento de ese volumen, “Infierno grande”, se repite la formulación narrativa: una historia pueblerina de celos y sospechas, de “chusmas” de barrio que espían la aparente fuga amorosa de un mochilero con la Francesa, la provocativa esposa del peluquero del pueblo, termina con un grupo de vecinos cavando en la playa para encontrar los restos de los amantes, supuestamente asesinados. El trabajo termina en la sorpresiva aparición de cadáveres mutilados en una fosa común. El texto, que hasta allí componía un relato visible, ordinario y hasta entretenido, se convierte, incrustaciones mediante, en otro texto, y la carga simbólica de esas marcas resemantizan —como en el cuento anterior— la trama general. Un comisario advierte la sorpresa del descubrimiento y ordena, a punta de pistola, callar, silenciar y tapar. Un perro que ladra la muerte descubierta tiene la suerte de quien no calla ni tapa: un balazo en la frente. Algunas vecinas, que miran pero no ven, se van apenadas porque no aparecieron ni el mochilero ni la Francesa para confirmar sus comentarios a la hora del té. En medio del relato, las huellas como incrustaciones de la memoria. Pozos, excavaciones, muertos con signos de disparos, fosas comunes, el silencio ordenado e impuesto: las huellas están ahí. Pero no son las marcas del testimonio walshiano: no dicen el horror presente que contrasta con el silencio presente: denuncia contra la afasia del poder, bipolaridad del signo, la implacable lucidez del escritor contra el ocultamiento oficial. En la escritura de Martínez se repite la formulación de la différance: las incrustaciones que significan las huellas que el escritor disemina en el cuento terminan provocando un diferir en el tiempo (la historia contada después, la distancia generacional) y un diferir en el espacio (un lenguaje que difiere, que es distinto, nunca idéntico, al de la historia ordinaria que el cuento despliega). La différance, en este sentido, instala su negativa a convertirse en concepto, en método, en categoría: es una incrustación, una huella, que dice sin decir, que expone sin afirmar, que busca el sitio de un discurso sin texto, que incomoda al texto y lo resemantiza. Esas incrustaciones, a la vez, despliegan el imaginario social, lo cristalizan en frases que condensan y a veces contradicen la voluntad y el pensar de una sociedad que asume a medias o no asume su tragedia histórica (como las vecinas de Pueblo Viejo, que lamentaban no encontrar rastros de la pareja buscada sin “ver” los muertos en el pozo). Incrustaciones que, sin embargo, no pueden taparse ni callarse. En esos relatos una sociedad construye símbolos desde sus silencios, sus decires y sus gestos. Tras las historias que Martínez cuenta en primer plano, la ficción empuja, incrusta, instala, sentidos que el pasado no resuelve y que reaparecen, en el lenguaje, como una memoria apaciguada pero latente y dolorosa. 1. MARTÍNEZ, Guillermo, Cuadernos Hispanoamericanos, España, julio 1993 (“Consideraciones de un ex político”). ** Sergio G. Colautti scolautti@atanor.com.ar Docente y escritor argentino (Río Tercero, Córdoba, 1960). Autor de Apuntes sobre la narrativa argentina (1992), El revés del crimen (cuento, 1995) y La mirada insomne (ensayos, 2006), entre otros. === El tiempo, ese tren arrollador Rosa Ramos Frigola ================ Después de Tierra de nadie, su primer poemario, nace un Manuel Martín nuevo, como poeta de la Net-Generation. Lo que hace particularmente significativo el título del poemario que ahora presenta, Sueños de Alejandría. En cuyo caso Alejandría representa, para él, el vínculo atemporal entre el pasado, el presente, lo real y lo imaginario. Resulta inevitable que nos recuerde a un faro y una biblioteca que existieron no sólo en la mente de un soñador; reconocidos como maravilla del mundo antiguo. El tema que nos presenta en forma de poemas arrítmicos es el deseo humano de dominar el tiempo, ese tren imparable, su pisotear sobre nosotros, sus efectos menos deseados como el olvido. Manuel apuesta por una literatura de cercanía, que invita a identificarse. El tiempo nos arrolla, nos atropella no lo podemos parar, nos lleva inexorablemente al fin de nuestra existencia. El tiempo sigue y se personaliza en forma de reloj que no nos pertenece, aunque inútilmente tratamos de manipularlo. Por otra parte también simboliza periodos cortos de muertes y resurrecciones con relación a sentimientos intensos que ocurren en un momento preciso. Manuel le pide al cielo que lo libere del tiempo, como si permanecer dentro de él fuera una prisión, lo que nos llevaría a concluir siguiendo su pensamiento que si pudiéramos ser inmortales e infinitos seríamos tan libres como el propio tiempo. Él nos dice que dejemos que el viento escriba “las alas del pájaro cruzando las edades del tiempo”. En sus poemas camina “con la dicha de poder parar el tiempo” o, dicho de otro modo, con la posibilidad de dominar sus efectos. Sin embargo, nunca pierde la esperanza mientras “todavía hay un reloj que marca las horas”. Nos habla de los sucesos que acontecen en algunos vagones de ese tiempo, del silencio, de las cosas que callamos, de todo lo que lamentamos y no nos atrevemos a decir, de la distancia-tiempo que tomamos con nuestro pasado o incluso con nuestro futuro. Nos habla hermosamente del tabú de la muerte cuando nos dice que quiere encontrar “mi viejo árbol gris con sus raíces profundas y alargadas (...) y escuchar el sonido de mi pecho en la distancia y el eco de mi mortalidad”. El tiempo puede ser además cruel incluso cuando como se indica: “El tiempo se ha negado tantas veces a adornar mi vida, que ya no pienso”. A pesar de ello, el autor no se resigna ante el enemigo implacable y sus caprichos; nos dice: “Treparé por las horas hasta perder la esperanza”; es decir, hasta que no le queden más fuerzas o esté muerto, que en la ocurrencia parece lo mismo. Sólo en un breve paréntesis el tiempo se relega a un segundo plano para dejar lugar a Dublín e Irlanda como protagonistas. Ahí vemos la influencia anglosajona de un Manuel que como Lorca también fue en su momento “poeta en Nueva York”. Fue tal vez allí donde por primera vez siente la nostalgia irlandesa de Yeats que invade Manhattan; y ahora retrata en apenas unos cuantos poemas. En el caso que nos ocupa es más bien el de un poeta catalán en Eire que hace un alto en su tiempo para adentrarse en el Dublín de Joyce y en un mundo celta que lo llena. Del cual presentimos seguirá sintiéndose inspirado en el futuro. Incluso cuando nos hace una breve exposición de su anterior trabajo, Tierra de nadie, nos cita a W.H. Auden: Los relojes no pueden indicar nuestra hora del día por qué acontecimientos rezar, pues no poseemos tiempo hasta que sabemos qué tiempo ocupamos, por qué el tiempo es otro que el que fuera el tiempo. Todo él nos invita a marcar la memoria, recordando lo efímero de la existencia y la necesidad imperante de aprovechar bien nuestro pedazo de tiempo presente. Su escritura es reveladora de su propia capacidad de usar bien el tiempo y de su deseo comunicativo de entrelazarlo y crear sinergias con el de todos nosotros, sus lectores. Subámonos pues al tren. ** Rosa Ramos Frigola espinayflor@yahoo.es Escritora española (Figueres, 1970). Colaboradora en el semanario Veu de Sóller, de Mallorca (Islas Baleares), y en el semanario Empordà, de Figueres (Cataluña). Ha publicado en la red y en semanarios, artículos de opinión e informativos. Mantiene una página personal en http://www.geocities.com/espinayflor. === En defensa legítima del llamismo Leonardo Maicán ================= “Pero acordándose que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya, y llamarse don Quijote de La Mancha”. Capítulo I de la primera parte del Quijote ¿Cómo te llamas tú, amigo lector, amiga lectora? ¿Cuál es tu nombre? ¿Crees que la primera expresión es incorrecta? Averigüémoslo. Al otro lado de estas aguas resplandece la verdad. Por supuesto: no iré solo. Sólo sé que no sé nadar. De ahí mi temor a morir ahogado en las revoltosas aguas de este caudaloso río como lo es nuestro idioma. Desatemos pues las amarras. En derredor de estas aguas sopla un sórdido vocerío que nos ha de llevar a puerto seguro. Desde hacía varias lunas me picaba la punta de los dedos de mi diestra mano por escribir sobre el tema. La necedad de algunos “doctos” y sabelotodos me impidió aguantar una luna más. Quizá debí escoger un título que estuviera más acorde con las pautas dictadas por las universidades. Un título tesista como: El grave problema de “el cómo me llamo o cuál es mi nombre” y sus variantes de género y persona entre los hablantes del español y los modos correctos e incorrectos de cómo llamarse o cómo nombrarse según las circunstancias a que hubiere lugar. Nomás en estos días leía los puntos de vista de un buen número de cibernautas; unos en contra y otros a favor de la forma “yo me llamo”. Conozco la postura de muchos trabajadores “informales” de la lengua, léase escritores, periodistas, locutores y profesores de castellano. Postura que destierra del ámbito de la verdad el “yo me llamo, tú te llamas, él o ella se llama...”, etc. Nada más alejado del ámbito de la verdad que esta postura incongruente y vacía de toda lógica. Yo defiendo por igual ambas maneras. En primer lugar, esta antiquísima construcción gramatical (yo me llamo...) es, desde el punto de vista morfosintáctico, correctísima; es decir, hay coherencia entre las partes que la componen: el pronombre (yo, tú, él, ella, etc.), la variante pronominal (me, te, se, nos) y la conjugación verbal. Esto lo conocen muy bien los inquisidores de la lengua. Muchos de ellos alegan que “uno no se llama”, pues “cómo es posible que uno pueda llamarse a sí mismo”. Hagamos la siguiente analogía: alguna vez hemos pronunciado o hemos oído decir: preciso un libro que me hable de... determinado tema. Desde luego que los libros no hablan (de un modo físico, digamos), se sobreentiende que la expresión la empleamos en sentido figurado (luego, es correcto decir: quiero un libro que me hable de...). ¡Claro!, los libros sí hablan, y de qué manera. El acto de leer nos permite establecer un diálogo directo con el texto, con el autor. En cierto modo, algo parecido pasa con la expresión “yo me llamo...”. Pero, incluso, el problema en cuestión coquetea con los bellos ojos de la psicología y aun con la filosofía. ¡Cuántas veces nos hemos topado con personas que, en plena calle, sonríen o hablan consigo mismas! O nosotros mismos, en un monólogo, llamándonos: “Qué te pasa, Leo, andas muy pensativo, debes apurarte, si te quedas aquí parado no vas a llegar a tiempo”. En tales casos, uno se está llamando. La máxima cartesiana “cogito, ergo sum”, podríamos traducirla así: yo me llamo, luego existo. El asunto del llamismo (de algún modo hay que llamarlo) no va a desaparecer porque unos cuantos “doctos” así lo decidan. Podría especularse que el llamismo se confunde (y se funde) con los orígenes mismos del idioma. El epígrafe que acompaña este trabajo demuestra que el llamismo fue bastante empleado por los escritores del Siglo de Oro. Si se lee el Quijote con paciencia de relojero, nos daremos cuenta de que Miguel de Cervantes Saavedra hace uso del llamismo en más oportunidades que el nombrismo (igualmente hay que llamarlo de algún modo). Veamos estas perlas del capítulo uno de la primera parte: “Llamábase Aldonza Lorenzo, y a ésta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos”; “al fin le vino a llamar Rocinante, nombre a su parecer, alto, sonoro y significativo”; “y al cabo se vino a llamar don Quijote”. Y, tras saltar varias páginas al azar, nos encontramos con este diálogo (capítulo XVI): “—¿Cómo se llama este caballero? —preguntó la asturiana Maritormes. —Don Quijote de La Mancha —respondió Sancho Panza”. Y más adelante: “—Yo, señor gobernador, me llamo el doctor Pedro Recio de Agüero, y soy natural de un lugar llamado Tirteafuera, que está entre Caracuel y Almodóvar del Campo...” (capítulo XLVII de la segunda parte). Continuemos con otras obras insignes del Siglo de Oro: “Pues sepa Vuestra Merced, ante todas las cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes” (así empieza el Lazarillo de Tormes). “Yo, señor, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente Pablo, natural del mismo pueblo” (comienzo de la novela La vida del buscón, de Quevedo). No se ahonde más en el asunto: muchas obras literarias de la época tienen un comienzo más o menos parecido. Ni hablar de la literatura de otras épocas, pasando por el período modernista y el boom, hasta nuestros días: en todas ellas abundan (¡y cómo abundan!) ejemplos que apoyan el llamismo. De modo que no se puede alegar que la una es de un uso menos culto que la otra. El empleo pues de la referida expresión por parte de la ingente comunidad hispanohablante está muy extendida (siempre lo ha estado). La oímos en canciones, en entrevistas, en calles, plazas, botiquines, consultorios médicos, cafeterías, pulperías, boticas, fábricas, cárceles, funerarias, terminales, cuarteles, escuelas, universidades, etc. Deberíamos sentirnos orgullosos de contar con ambas expresiones, lo cual es indicativo de la gran riqueza semántica del español. A propósito, se le preguntó a una adolescente pemona que tradujera “cómo te llamas” y “cuál es tu nombre”. Para ambos casos la bella bilingüe escribió: Anok adesek. Ella no discriminó entre una y otra expresión. Cada lengua tiene sus particularidades. Sólo los invito a leer. Como avestruces ilustrados, enterremos nuestras cabezas en los fascinantes “hoyos negros” de la literatura. Oigamos a los cuatrocientos millones de hispanohablantes: la voz de un pueblo es el corazón de un idioma. Verán pues que no me he apartado un ápice de la verdad. ** Leonardo Maicán lmaican@letralia.zzn.com Escritor venezolano (Maracay, Aragua, 1967). Profesor de lengua y literatura, egresado con mención Magna Cum Laude de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel, http: / / www.upel.edu.ve), en Maracay. Tiene un libro de relatos, Duelo de ases, publicado por la editorial La Liebre Libre (1995). Obtuvo una mención especial en el Concurso Semana de la Juventud (La Victoria, 1995). Mención honorífica en la I Bienal Interuniversitaria de Literatura "Simón Rodríguez" (Valencia, 2001). Cuentos suyos han aparecido en antologías, diarios y revistas del estado Aragua. Tiene un libro de cuentos inédito, titulado El sueño del Titanic. === Novelas y sexualidad: la juventud de Vargas Llosa ===================== === René Flores Agreda ==================================================== Como puede desprenderse de las cuatro novelas en las que se ocupa en abundancia de la sexualidad y el erotismo —Elogio de la madrastra, Los cuadernos de don Rigoberto, El Paraíso en la otra esquina y Travesuras de la niña mala—, en Vargas Llosa son notorias las imprecisiones, conceptos que no tienen fundamento y una visión menguada de la naturaleza del tema. En este artículo repasamos el manejo de la sexualidad que hace el escritor en algunas de sus novelas de juventud, que no tratan explícitamente la materia, y que pareciera confirmar la impresión antedicha. El análisis forma parte de un libro sobre la visión del erotismo y el amor, que trasciende la obra de ficción, incorporando ensayos y entrevistas del escritor. Separándolas según la edad en que las escribió, excluyendo La casa verde, hemos escogido Los jefes, La ciudad y los perros y Los cachorros. Los jefes En el libro de cuentos Los jefes, 1959, escrito cuando contaba apenas veintitrés años, en una de las narraciones titulada “El hermano menor” la versión del drama sexual es muy simplista: “—He dicho la verdad —rugió Leonor; miraba alternativamente a los hermanos—. Ese día le ordené que me dejara sola y no quiso. Fui hasta el río y él detrás de mí. Ni siquiera podía bañarme tranquila. Se quedaba parado, mirándome torcido, como los animales. Entonces vine y les conté eso” (p. 163). Reincide en un discurso elemental en otro cuento, “Un visitante”. Dice: “—¡Qué mujer tan terrible, sí señor! —repite—. Se hace la desmayada y me está espiando con un ojo. ¡Usted no tiene cura, señora Merceditas!” (p. 173). En estos dos relatos describe escenas eróticas limitadas a lo físico que prima sobre lo psíquico y social. Leonor, en el primero, refiere que el sujeto que la acosaba la miraba “como los animales”. En el segundo, “Un visitante”, el deseo queda circunscrito a la mirada. Aunque la mirada puede y ha dado pábulo a intensas representaciones sensuales, acá se queda en lo meramente fisiológico. El descargo de lo restringido del desarrollo sexual en estos cuentos estaría, no sólo en la juventud del escritor, sino también en la época, la década de los años 50. El novelista y la misma sociedad no contaban con información y el debate académico sobre la materia no estaba extendido ni en el Perú ni en el mundo. La ciudad En La ciudad y los perros, 1963, su primera novela, cuatro años después, encontramos no menos de doce referencias al sexo, todas en relación con el mundo de la adolescencia temprana de los protagonistas del relato. Anotemos que están los tópicos convencionales, desde la presencia caudalosa del impulso lúbrico hasta el encuentro con la homosexualidad, pasando por las primeras relaciones en el prostíbulo y los tempranos escarceos románticos. Leemos: “...podría ir donde un suboficial o un teniente, présteme veinte soles que yo también quiero ir donde la Pies Dorados, ya soy un hombre y quién mierda grita ahí...” (p. 18); también “...y él podía espiar a las parejas que disimuladamente iban a la cancha de tenis a besarse” (p. 29). Más, “Alberto tiene cogido de la cintura a Vallano y da pequeños saltos para evitar los puntapiés con que los recién llegados tratan de desprender los racimos de cadetes a fin de ganar un puesto. ‘No manosees, cabrón’, grita Vallano” (p. 37) y “Alberto se desnudó, despacio, doblando su ropa pieza por pieza. Ella lo miraba sin emoción. Cuando Alberto estuvo desnudo, con un gesto desganado se arrastró de espaldas sobre el lecho y abrió la bata. Estaba desnuda, pero tenía un sostén rosado, algo caído, que dejaba ver el comienzo de los senos” (p. 96). Un análisis rápido de estos párrafos permite constatar lo restringido de las descripciones y su falta de profundidad en el relato de las vivencias. Sexualidad corporal, de veinte soles; excitación sexual sin imaginación, espiando a las parejas que se besaban; tocamientos físicos, “manoseos”, e imágenes intrascendentes y elementales: doblar la ropa y el sostén mal colocado de la prostituta. Un ejemplo más destacado de desperdicio de la materia se da igualmente en la mera mención de los títulos de las “novelitas eróticas” que el capitán descubrió entre las pertenencias de Alberto: “Alberto oía fragmentos de títulos que apenas recordaba, algunos habían sido escritos un año atrás: ‘Lula, la chuchumeca incorregible’, ‘La mujer loca y el burro’, ‘La jijuna y el jijuno’ ” (p. 284) y “Alberto escribe una frase con letra nerviosa: media docena de cabezas tratan de leer sobre sus hombros. Se detiene, alza el lápiz y la cabeza y lee: lo celebran, algunos hacen sugerencias que él desdeña. A medida que avanza es más audaz: las palabras vulgares ceden el paso a grandes alegorías eróticas...” (ps. 125-126). No están, por supuesto, esas “grandes alegorías eróticas” que reemplazarían a las palabras vulgares, según nos dice. A los veintisiete años, MVLl toma conciencia de la riqueza de la sexualidad, pero aún no es capaz de desarrollar la asignatura. El autor hace suyas, además, las interpretaciones más populares que circulan sobre la libido. Buenos ejemplos los encontramos en la gestión literaria de la homosexualidad en el libro que comentamos. Opina: “Los maricas son muy raros. Es un buen tipo, nunca jala en los exámenes. Él tiene la culpa que lo boten: ¿Qué hace en un colegio de machos con esa voz y esos andares? El serrano lo friega todo el tiempo, lo odia de veras. Basta que lo vea entrar para que empiece, ¿cómo se dice maricón en francés?, profesor ¿a usted le gusta el cachascán?, ... , profesor Fontana, sus ojos se parecen a los de Rita Hayworth” (p. 147). La conducta compleja y el drama del homosexual reducido a “son muy raros” y las reacciones y actitudes de una cultura sexualmente binaria, desleídas en una sola frase: “él tiene la culpa que lo boten”. En esta novela el objeto amoroso del protagonista es concebido en términos de rasgos de la personalidad o figuraciones misteriosas de la feminidad, despojándolo de toda posibilidad de asociar los matices eróticos y las respuestas anatómicas: “Siempre parecía tan limpia, tan elegante, que yo pensaba: ¿cómo a las otras nunca se las ve así? Y no es que cambiara mucho de vestido, al contrario, tenía poca ropa. Cuando estábamos estudiando y se manchaba las manos con tinta, botaba los libros al suelo y se iba a lavar. Si caía al cuaderno aunque fuera un puntito de tinta, rompía la hoja y la hacía de nuevo... Su uniforme de colegio era una falda azul y una blusa blanca. A veces yo la veía llegar del colegio y pensaba: ‘Ni una arruga, ni una mancha’ ” (p. 137). No hay vestigios de inseguridad, exaltación o melancolía, fantasías, el objeto amado es concebido a partir de su exterioridad: limpia, elegante, reacción ante la suciedad (manchas de tinta), la pulcritud de la ropa. Tampoco, como era de esperar por lo anterior, se especula sobre las potenciales desviaciones instintivas que son insumos para la ficción. En el conocido episodio del corral encontramos: “Cava nos dijo: detrás del galpón de los soldados hay gallinas. Mientes, serrano, no es verdad. Juro que las he visto. Así que fuimos después de la comida, dando un rodeo para no pasar por las cuadras y rampando como en campaña. ¿Ves? ¿Ven?, decía el muy maldito, un corral blanco con gallinas de colores, que más quieren, ¿quieren más? ¿Nos tiramos la negra o la amarilla? La amarilla está mas gorda” (p. 31). La posibilidad del desarrollo imaginativo, contradictorio, contrastado, moral, etc., resulta enajenado por la superficialidad del casi documental que nos ofrece. En síntesis, puede decirse que en asuntos de sexo la novela se presenta como la suma de trivialidades que ocurrirían en la vida del adolescente medio. La explicación sería la incultura sexual del novelista en plena juventud, lo que no resulta extraño si consideramos que comenzando los 60, en el Perú todavía no se había aún abierto el debate público sobre la sexualidad y su enfoque moderno, el que recién hizo su aparición en la universidad a mitad de la misma década. El escritor fue en este caso un testigo tímido y desarmado de la sexualidad del adolescente promedio. Los cachorros En la que para algunos es una novela corta, Los cachorros, 1967, en la treintena de su vida, está ya claro desde el principio lo que iba a ser una constante en su obra de ficción y también en sus ensayos: con la limitación en el tratamiento del impulso genésico y sus elaboraciones psicológicas y sociales. Las repercusiones de la emasculación del personaje Cuellar son dramatizadas en párrafos como los siguientes: “¿le daba cólera, Pichulita?, ¿por qué en vez de picarse no se conseguía una hembrita y paraba de fregar?, y él ¿se chupetearon?, tosiendo y escupiendo como un borracho, ¿hasta atorarse? taconeando, ¿les levantaron la falda, les metimos el dedito?” (p. 31). Continúa, “Desde entonces, Cuellar se iba solo a la matiné los domingos y días feriados —lo veíamos en la oscuridad de la platea, sentadito en las filas de atrás, encendiendo pucho tras pucho, espiando a la disimulada a las parejas que tiraban plan—”, (ps. 32-33). El personaje, Cuellar, víctima de la pérdida de los genitales, es presentado con sentimientos simples, cólera, envidia de no experimentar él mismo las sensaciones placenteras de los tocamientos físicos. Pero ¿qué hay de su visión de sí mismo, dada su condición de mutilado? ¿Qué de su vida futura, pareja, familia, amor? El escritor escoge quedarse en las vivencias secundarias de Cuellar. Epílogo En sus primeros relatos —Los jefes, La ciudad y los perros y Los cachorros— MVLl tiene un acercamiento extremadamente esquemático a la sexualidad humana: asume los lugares comunes y la explora como genitalidad, en su vertiente primaria, estímulos físicos y reflejos fisiológico-hormonales. Bibliografía • VARGAS LLOSA, M. Los jefes / Los cachorros, Peisa, 1980. —. La ciudad y los perros, Peisa, Lima, 1991. ** René Flores Agreda rflores@terra.com.pe Médico psiquiatra peruano (Lima, 1936). Ha publicado trabajos en las áreas de salud mental, drogas, sexualidad y educación médica. Fue presidente de la Sociedad Peruana de Sexología y de la Sociedad Peruana de Sexología Médica. === A media asta, de Carmen Berenguer ===================================== === La constitución del cuerpo en función de la validación identitaria ==== === Igor Venegas de Luca ================================================== Su cuerpo estaba dividido: por una parte su cuerpo propio —su piel, sus ojos—, tierno, cálido, y, por la otra, su voz, breve, contenida, sujeta a accesos de distanciamiento, su voz, que no daba lo que daba su cuerpo. Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes. A media asta, de Carmen Berenguer, se posiciona como un texto donde una sujeto lucha por insertarse dentro de una identidad definida. Es el proceso de identificación donde la sujeto intenta reconocerse en otro, en que la hablante desarrolla un recorrido por los diversos hechos, actos o momentos a través de los cuales ha sido permanentemente excluida. Como también la revisión de las diversas imágenes correspondientes a la identidad local sobre la cual busca pertenencia. Es un recorrido por un territorio, por una cultura, por una comunidad donde la hablante se posiciona, insertando su identidad personal, la que según Edmond Ortigues está tradicionalmente arraigada a la comunidad de origen (1). En palabras de Jorge Larraín (2), hay que tener en cuenta que la identidad ha sido siempre una de las constantes del pensamiento latinoamericano, es esa búsqueda permanente de respuestas en parte por sus orígenes mestizos, y en parte por autoconsiderarse como permanentemente en crisis. También el cuerpo es fundamental en el desarrollo del poema. Es un elemento constitutivo tanto en la sujeto, que a través de su denuncia se posiciona en un lugar que le había sido privado, como también en el lenguaje utilizado en el texto, un lenguaje muy sinestésico, donde la lengua, los genitales, la piel, los ojos y sobre todo los labios (superiores e inferiores) se encuentran presentes. Nuestra identidad no es otra cosa que nuestra individualidad física (3). Pero no es sólo el cuerpo físico de mujer el que se construye. El territorio también se construye como cuerpo en el desarrollo del texto, produciéndose una dualidad entre cuerpo físico y territorio, ambos construidos y desarrollados a través del texto, que también se construye con ellos. Este proceso identificatorio a través de la construcción de un cuerpo tiene un origen, un trauma que surge en la violencia sexual. El texto comienza con la violación de un cuerpo de mujer. Una mujer es agredida, diversas mujeres han sido abusadas a través de la historia. A lo largo del texto se nos sitúa en el acto de la violación en diversos momentos, sobre diversas sujetos históricas que son parte de la construcción de esta “identidad chilena”, todas ellas violentadas. Toda pálida Amelia la cubría con la manta Y corrió la voz por los contornos La ultrajada La ultrajada La ultrajaron. (4) Pero esta violencia se inicia antes, en el origen. Nos introduce el texto con un epígrafe de una cita bíblica, que marca la historia de una comunidad entera, por sobre lo local, en el dolor y la agresión reiterada. “Por qué no me mató en el vientre / y mi madre hubiera sido mi sepulcro” (Jeremías 20:17). El hecho de recordar una y otra vez estos episodios traumáticos provoca en el poema una suerte de “mirarse a la cara”, la hablante se reconoce en ese acto, se reconoce en todas esas mujeres violadas, lo que para Boris Cyrulnik (5) es un elemento fundamental para poder reintegrarse a la sociedad. Así, identificarse dentro de una comunidad determinada de la cual ha sido expatriada. Entonces, este poemario de Berenguer se construye a través de dos incógnitas fundamentales, que son, por una parte, el develamiento de un cuerpo que a través de la historia ha sido ocultado y, en consecuencia, el develamiento de una herida que cruza la historia local, que es la herida que carga la mujer en silencio. Por otra parte, es la inserción de la mujer dentro de esta identidad chilena y, en consecuencia, dentro de esta identidad latinoamericana, ya que, sin el cuerpo, que le proporciona un rostro, el hombre no existiría. Vivir consiste en reducir continuamente el mundo al cuerpo, a través de lo simbólico que éste encarna (6). Siguiendo a David Le Breton, se debe tener en cuenta que en la cultura occidental el cuerpo, permanentemente, ha sido ocultado. A través de toda nuestra historia el cuerpo ha sido objeto de un ocultamiento u olvido, ha sido puesto en la sombra, en una suerte de presencia ausente que sólo se manifiesta en situaciones determinadas. El cuerpo —en las sociedades occidentalizadas— lucha constantemente por salir de esta sombra donde se le ha confinado, sobre todo en el continente latinoamericano, donde la relación con el cuerpo antes de la Conquista era otra. Generalmente el cuerpo sale a la luz en los momentos de crisis, de excesos: dolor, cansancio, heridas, imposibilidad física de llevar a cabo tal o cual acto, incluso, la ternura, la sexualidad, el placer, o, para la mujer, por ejemplo, el momento de la gestación, las menstruaciones, etc. (7). En este caso, el cuerpo ha sido mantenido en la memoria a través de esta oralidad silenciosa propia de una “cultura de mujeres”. “A media voz” han sido transmitidos los recuerdos del cuerpo violentado de la mujer, se ha mantenido en la sombra, en el silencio, pero es parte constituyente de este “macrocuerpo” que es la patria. Yo (moi), cuerpo que debe morir o, al menos, diferirse por amor al Otro y para que Yo sea (8). Si nos preguntamos cómo es que aparece este cuerpo o quién es quien devela lo ocultado, recaemos en una de las sujetos retratadas en el texto: la loca del pasaje. Para Le Breton, el loco es quien perturba los rituales de interacción, promueve el “juego” donde reina la gravedad de la comunicación social (9). En consecuencia, es el loco quien, en este caso, devela el cuerpo silenciado. Es el que desatina, el que no respeta las normas, quien se desnuda, quien desnuda esta cultura censuradora y excluyente. El loco tiene la función de hacer resurgir lo reprimido, no respeta los ritos sociales que le son impuestos. Pero esta sujeto del texto no es un loco cualquiera, es un loco local, es “la loca del pasaje”, quien es capaz de develar el cuerpo de la sombra. Lo saca a relucir con lujo de detalles, plasmando en el cuerpo territorial nacional todas las heridas abiertas que este cuerpo de mujer acarrea. 20 siglos en vigilia no volverán a dormirme porque cada sueño es una espuma debajo de la lengua (10). Entonces es a través de esta “loca” que se devela este cuerpo presente en la memoria colectiva de las mujeres. Es la única capaz de sacar a relucir lo prohibido, esta sujeto que también es madre explota dentro de su “desatino de loca” y refriega en la cara este cuerpo que no podía ser mostrado debido a los múltiples impedimentos sociales. Es quien pudo cumplir con el deseo de todas, pues en su búsqueda, el deseo encuentra obstáculos para su realización: bien sea porque el sujeto no tiene el deseo suficiente, bien porque el objeto está ausente, o aun porque está prohibido (11). En este caso es un objeto (cuerpo) ocultado, pero presente. Es un objeto sobre el cual la sujeto manifiesta un fuerte deseo de alcanzar, debido a su necesidad de identificarse en este territorio, país, cultura. Pero era un objeto prohibido, censurado, condenado a existir bajo las sombras, a perdurar “a media voz” en los silencios de las mujeres. ¿Cuál es la finalidad de sacar a relucir este cuerpo? El identificarse tiene un significado mayor en el texto de Berenguer. El introducir este cuerpo con esta herida, con este relato silenciado que acarrea saca a la luz estas otras realidades que también son fundantes de la cultura chilena. A media asta resitúa en los cuerpos el significante de la patria en duelo, enunciando la necesidad de inscribir en la historia, otras hablas, otros cuerpos de lenguajes, otros discursos de la historia (12). A media asta reclama la luz que les fue privada a las sujetos desterradas, pero no se queda sólo en eso, pues a través de la loca que nadie puede controlar, porque no respeta nada, se introduce y demarca su espacio. Se vuelve a sentir parte de esta cultura local marcada por la sangre que recorre el texto de principio a fin, como recorre a su vez la patria y el cuerpo de mujer en ese rojo propio de la bandera nacional. Las sujetos silenciadas a través de la historia, remitidas a la sombra, salen a la luz en el texto de Berenguer y se sitúan, se vuelven a posicionar a través de su discurso, que es el discurso del cuerpo agredido. Desde ese punto es que se identifican y se posicionan para sacar la voz en esta “gran hablada”. Este es el deseo que moviliza a las sujetos del texto a posicionarse, a retomar su lugar. Es el deseo de hablar, de mover la lengua. Una lengua curadora, sanadora que a través de la palabra es capaz de sanar / posicionar a las sujetos olvidadas de la historia y de la cultura local. Volviendo a la búsqueda de identidad, ya revisado el cuerpo, está la localidad, tanto chilena como latinoamericana presentes en esta declamación, en este posicionamiento, en este luto que es el texto de Berenguer. Los pueblos nativoamericanos aparecen como sujetos excluidos de esta historia local oficial. Mapuches y onas se encuentran presentes en este recorrido de sujetos violentadas. La hablante sí identifica con esta historia, con esta “otra historia” de los sujetos desterrados. Busca diversos actores locales influyentes en la comunidad de origen, todos ellos excluidos, omitidos, censurados. En esta posición de exclusión es donde se reconoce la hablante. La conciencia de la identidad personal es la aptitud de reconocerse a sí mismo que tiene el individuo en todas las posiciones necesarias para la existencia de un sistema de comunicación según sea él mismo quien hable, le hablen a él, o bien hablen de él (13). Su sangre es indígena, por sus venas corre esta historia que es la sangre de sujetos abandonados, ocultados, expatriados, violados: Madre soñé que te ibas por el precipicio ayyy como estuco me pego a la pared ahhh el gato pronto a desgarrarme madre el muro Me sacaron la foto María Yagán Yagán (14). La intertextualidad también está presente en el texto de Berenguer, Raimundo Contreras, sujeto desarrollado en un texto poético de Pablo de Rokha aparece relacionado con esta expatriada Reimunda. Acá se identifican dos sujetos opuestos, pero que se inscriben en una misma localidad. “La expatriada Reimunda está hablando / sin tierra les habla desde el aire / inhala y expulsa improperios casi / difunta susurra su lengua espesa / donde cantar no puede su letanía” (15). Así, esta búsqueda por la identidad, por posicionarse, se vuelve un proceso continuo en que las formas de reconocimiento se van ampliando tanto a nuevas formas de libertad como a nuevos grupos de personas (16). La construcción de esta identidad chilena que se desarrolla en el texto de Berenguer se convierte en una interacción con diversas sujetos locales en las que se reconoce, pero también en un intento de ser reconocida dentro de este espacio que es lo local. A media asta es un proceso, la modernidad no queda ajena en este recorrido. Este proceso de búsqueda por posicionarse en una localidad determinada, tiene que ver con esta modernidad excluyente que se posicionó en América Latina. La búsqueda de reconocimiento personal puede manifestarse y tener una satisfacción en el movimiento colectivo de lucha. Pero puede también manifestarse como una proyección personal en los objetos de consumo, que se han convertido en símbolos de la comunidad imaginada a la que uno quiere pertenecer o por la que uno quiere ser respetado (17). Los sujetos presentes en este texto sufren las consecuencias de la imposición y posterior consolidación del proceso moderno. A tal punto de terminar completamente enajenados en esta crisis de los sustentos de la modernidad. La expatriada Raimunda está fragmentada, fue golpeada por la inconsistencia de su entorno y fue desterrada de éste. Onas y mapuches fueron omitidos del proceso en curso en el continente. La loca del pasaje perdió su norte, fue constantemente agredida, terminando completamente enajenada. Y la hablante se reconoce en ellas, se busca y se encuentra en los silencios, se reconoce en las sombras. Reconoce a estas sujetos en la patria, no acepta su expulsión de la historia oficial. Las reconoce en símbolos patrios, como la bandera y la cueca, pero con una bandera en duelo nacional por ellos, por su omisión. Los vuelve a situar en su lugar de origen, en el lugar desde donde se desarrolla y se proyecta su identidad. A media asta se convierte en un texto donde cuerpo, territorio y lenguaje se unen para formar un problema complejo en torno a la identidad. Es denuncia y declamación a la vez. Es una toma de terreno, una recuperación o reivindicación de sujetos excluidas del discurso oficial, frente a las que el país termina en luto con una bandera a media asta. Notas 1. Kristeva J., Mannoni O., Ortiguez E., Schneider y Haga G. (El) Trabajo de la metáfora. Identificación/interpretación. Editorial Gedisa, Barcelona, 1985. p. 89. 2. Larraín, Jorge. Identidad chilena. LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2001. p. 8. 3. Kristeva J., Mannoni O., Ortiguez E., Schneider y Haga G. Op. cit. p. 86. 4. Berenguer, Carmen. A media asta. Editorial Cuarto Propio, Santiago de Chile, 2002. p. 108. 5. Cyrulnik, Boris. El murmullo de los fantasmas. Volver a la vida después de un trauma. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003. pp. 133-134. 6. Le Breton, David. Antropología del cuerpo y modernidad. Editorial Nueva Visión, Buenos Aires, 1995. p. 7. 7. Ibíd. pp. 123-124. 8. Kristeva J., Mannoni O., Ortiguez E., Schneider y Haga G. Op. cit. p. 52. 9. Le Breton, David. Op. cit. p. 138. 10. Berenguer, Carmen. Op. cit. p. 137. 11. Dolto, Francoise. La imagen inconsciente del cuerpo. Ediciones Paidós, Barcelona, 1986. p. 53. 12. Olea, Raquel. Lengua víbora. Producciones de lo femenino en la escritura de mujeres chilenas, Editorial Cuarto Propio, Santiago de Chile, 1998. p. 139. 13. Kristeva J., Mannoni O., Ortiguez E., Schneider y Haga G. Op. cit. p. 87. 14. Berenguer, Carmen. Op. cit. p. 131. 15. Ibíd. p. 114. 16. Larraín, Pablo. Op. cit. p. 31. 17. Ídem. Bibliografía • BARTHES, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso, Siglo XXI Editores, México DF, 1993. • BERENGUER, Carmen. A media asta. Editorial Cuarto Propio, Santiago de Chile, 2002. • CYRULNIK, Boris. El murmullo de los fantasmas. Volver a la vida después de un trauma. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003. • DOLTO, Francoise. La imagen inconsciente del cuerpo. Ediciones Paidós, Barcelona, 1986. • KRISTEVA J., Mannoni O., Ortiguez E., Schneider y Haga G. (El) Trabajo de la metáfora. Identificación/interpretación. Editorial Gedisa, Barcelona, 1985. • LARRAÍN, Jorge. Identidad chilena. LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2001. • LE BRETON, David. Antropología del cuerpo y modernidad. Editorial Nueva Visión, Buenos Aires, 1995. • OLEA, Raquel. Lengua víbora. Producciones de lo femenino en la escritura de mujeres chilenas, Editorial Cuarto Propio, Santiago de Chile, 1998. Artículos en Internet • CALDERÓN, Tatiana. “Cartografía de la ciudad en Naciste pintada de Carmen Berenguer”. En: http://www.bifurcaciones.cl. • HERNÁNDEZ, Héctor. Teorías paganas (Desde la escritura de sí mismo). “Tengo un cuerpo en el cuerpo”. En: http://www.ciberhumanitatis.uchile.cl. • MORALES, Andrés. “La poesía de la generación de los 80: valoración de fin de siglo”. En: http://www.ciberhumanitatis.uchile.cl. ** Igor Venegas de Luca linguaquiltra@yahoo.es Escritor chileno (1980). Es miembro del Colectivo Lingua Quiltra (http://colectivolinguaquiltra.blogspot.com). Licenciado en pedagogía en castellano de la Universidad de Santiago de Chile (http://www.usach.cl) y estudiante de magíster en literatura en la misma universidad. === A propósito de los Poemas de Filadelfia de Sandro Chiri =============== === Ángel Esteban ========================================================= Sandro Chiri. Poemas de Filadelfia / Philadelphia Poems (edición bilingüe). Lima: Alberto Chiri Editor, 2006. ISBN: 9972-9305-5-6. Traducción al inglés de Raymond McConnie. Fotografías de Robert Dewey. (Nota del editor: el poeta peruano Sandro Chiri [Callao, 1958], autor de Poemas de Filadelfia —poemario reseñado en esta oportunidad por el docente español Ángel Esteban—, dirige la revista literaria La Casa de Cartón. Ha ejercido la docencia universitaria en la Universidad de San Marcos de Lima [1989-2004], labor que continúa pero en las aulas de Temple University [Filadelfia]. Es autor de los poemarios El libro del mal amor [1989], Y si después de tantas palabras [1992], Viñetas [2004] y Poemas de Filadelfia [2006, edición bilingüe]. Ha publicado en coautoría las selecciones Cuento peruano contemporáneo [1991], Narrativa de vanguardia en el Perú [1994] y El cuento en San Marcos [2000]). Conocí al poeta peruano Sandro Chiri en un bar de Filadelfia, tomando una cerveza después de una conferencia en Temple University, entre Broad Street y Cecil B. Moore. Brindamos por la poesía, por Ribeyro, por la literatura latinoamericana. Desde entonces, siempre que nos juntamos, volvemos a brindar con una lata de las de medio litro, para que la poesía menudee en nuestras vidas con la alegría de quien estrena zapatos nuevos. Por eso, estas palabras son una celebración más, chinchín incluido, porque la poesía sigue viva y se mantiene en forma exquisita. El lector que se acerque a estos versos podrá corroborar que la experiencia, toda experiencia humana, es susceptible de reconducirse hacia el tamiz del arte, de la sensibilidad, de la magia de la palabra. Una ciudad colosal aparece en nuestros ojos embellecida por los ojos de quien la contempla de un modo diferente. Filadelfia no es una urbe vulgar. Hay quien dice que se está convirtiendo en una sucursal de Nueva York. Efectivamente. En la Gran Manzana ya sólo se puede crecer hacia arriba, porque sus contornos son bastante concretos y su espacio absolutamente limitado. Pero a dos horas hacia el sur, en un enclave espectacular, cerca de Baltimore, de Washington, de las grandes universidades del este norteamericano, y provista de un puerto colosal y un aeropuerto más que considerable, Filadelfia es sumamente atractiva, por la heterogeneidad de sus habitantes, la amplia vida cultural, la belleza de sus barrios antiguos. El extranjero que la visita de soslayo apenas puede darse cuenta, pero el que permanece meses o incluso años, no puede evitar el canto de sirenas de sus calles, sus museos, bares, restaurantes, recintos universitarios, autopistas interiores. Por eso, estos Poemas de Filadelfia / Philadelphia Poems (que incluye la brillante versión en inglés de Raymond McConnie y 16 impresionantes fotografías de la ciudad tomadas por Robert Dewey) resultan impactantes para el que no ha pisado dicha urbe, pero también altamente evocadores para quien conoce los barrios, ha entrado a las tiendas, ha llamado desde sus cabinas, aparcado en sus aceras, paseado por la South un sábado por la noche, jugado con la nieve del parque Malcolm X en la Larchwood, en el West Philly. La vida es un continuo desplazamiento, a veces local, a veces sentimental, a veces moral. Por eso, lo mejor es saberlo y tener las alforjas siempre preparadas. Este poemario supone la consciencia del carácter contingente, carencial, efímero y provisional de la existencia, pero también de la necesidad de un centro y un espíritu especulativo. La cita inicial de Frost (“Ahora me voy afuera caminando / el desierto del mundo, / y mis zapatos y mis medias / no me molestan”) declara el sentido errático y transterrado del texto: un peruano en Filadelfia que saca lo mejor que puede de cada lugar y trata de aprovechar lo que las circunstancias le ofrecen. Por eso, cuando se dirige al amigo, que puede encontrarse en una situación similar, le declara: “Estos versos son tuyos. / Quiero que te alegren / El camino, que te hagan / Pensar que la vida vale la pena”. Y así van pasando por los poemas escenas de la historia literaria y social de los Estados Unidos, entremezclándose con los recuerdos de la propia historia del poeta en su país natal. Caras, personas, situaciones, colores, lugares, se dan cita en los versos para completar el itinerario vital del poeta: la casa de Whitman, la de Poe, las vidas de anónimos pobladores de los noticiarios americanos, las calles más relevantes de la ciudad y, cómo no, los recuerdos de los seres queridos y los lugares que aguantan en Lima el peso de la ausencia. La nostalgia aquí nunca es inútil o plañidera, sino más bien perspicaz y maestra. Así, la fiesta de los quince años de una hija, a la que obviamente no pudo asistir, no se convierte en tragedia sino en constatación de lo que se es: la niña quizá madure descubriendo que los adultos conservan siempre el espectro de la niñez, y de ese modo el padre puede asumir la lejanía con los mejores bríos. En ocasiones, sin embargo, esa distancia parece producir estragos. Algunos de los mejores versos del poemario meten el dedo en la llaga: los esfuerzos por asumir que los zapatos y las medias no molestan parecen insuficientes, cuando la evidente realidad lanza, impasible, sus flechas: Yo tengo una ventana en West Philly como quien guarda Una quimera o un sueño. Pero que quede claro: Por esta ventana no entra el sol Ni menos hazañas memorables, Sólo preguntas y el Pasado, Sólo tu nombre como una cicatriz en el aire. Estupenda imagen la del último verso. A veces el aire se llena de cicatrices que oscurecen el ambiente. Por esa ventana de la calle 48 de West Philly, y en el apartamento de Sandro, también me asomé yo algunas veces, pero siempre con la lata de medio litro en la mano. Así barnizábamos de vez en cuando las muescas inevitables. Hablábamos nuestro idioma, que no sólo es el español; es también el de la poesía y el de la amistad. Nos refugiábamos del frío de diciembre y hacíamos proyectos, nos enfundábamos sin dolor las botas y los calcetines y pensábamos en el futuro, borrachos de esperanza. Muy bien lo explican los versos de uno de sus mejores poemas, “Remember to lock the door”: “Libre está el camino. // Somos jóvenes / a pesar de las canas / y las deudas”. ** Ángel Esteban aesteban@ugr.es Investigador español. Profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad de Granada (http://www.ugr.es). Ha publicado, entre otros, Introduction a la litterature hispanoamericaine (París, Ellipses, 2000), Antología de la poesía cubana (Madrid, Verbum, 2002), Cuando llegan las musas (cómo trabajan los grandes escritores) (Madrid, Espasa-Calpe, 2002), La palabra del mudo, antología de cuentos de Ribeyro (Lima, Peisa-El Comercio, 2002; ed y prólogo), Literatura y música popular en Hispanoamérica (ed.; Granada, 2002) y Bécquer en Martí y en otros escritores hispanoamericanos finiseculares (Madrid, Verbum, 2003). === Notas sobre Jaime Bayly Valmore Muñoz Arteaga ==================== En la historia de la literatura ha habido escritores que, por razones diversas, han levantado grandes controversias, llegando muchas veces a ser odiados con una pasión tan turbada que resulta complejo no ver ciertas parcelas de seducción. La lista sería inmensa y notable en algunos casos. En América Latina no sé hasta qué punto esto pueda ser así, las controversias en este lado del mundo suelen estar matizadas por posiciones políticas que se vuelven controversiales, no tanto por consideraciones filosóficas de cierto respeto, sino por los altos niveles de intolerancia que se han vivido por estos ámbitos, en especial los últimos 10 años. Un protagonista constante de ese tipo de controversias es el escritor y periodista peruano Jaime Bayly. Controversias que giran en torno a su posición frente a los regímenes autoritarios y personalistas de América y por su condición sexual. Dualidad que lo único que ha revelado es la insana intolerancia de ciertos sectores políticos y religiosos de este albañal del mundo. La obra literaria de Bayly se inicia en 1994 con la novela No se lo digas a nadie, escrita en Madrid bajo la égida de quien es su maestro literario, Mario Vargas Llosa. Es la terrible historia de un joven burgués limeño cuya vida familiar lo empuja hacia los más oscuros y retorcidos mundos de la psicología humana. El machismo y la intolerancia religiosa de la familia y la sociedad lo llevan a hundirse en un mundo espeso, tenebroso, en donde comienza a reconocerse como ser humano. En ese momento, Joaquín Camino, protagonista de la historia, logra superar las barreras que lo separaban de lo que él mismo era y es. La novela, absolutamente valiente, describe cómo se baja al infierno para lograr la superación personal y espiritual, un camino que no nos resulta extraño por tantas referencias en la literatura universal. Vargas Llosa la señala como “una excelente novela que describe con desenvoltura y desde dentro la filosofía desencadenada, nihilista y sensual de la nueva generación”. Luego del éxito alcanzado por No se lo digas a nadie, incluso llevada al cine por Francisco Lombardi en 1998, Bayly publica su segunda novela, Fue ayer y no me acuerdo (1995). Mucho más vertiginosa y dura que la anterior. Nuevamente rasgos autobiográficos salen a relucir a través de la vida de Gabriel Barrios, joven comentarista de televisión. La historia se hace más lacerante que su novela anterior. La ciudad envenenada, la coca barata, la violencia inaudita y la homosexualidad se vuelven los grandes protagonistas, no sólo en la vida del joven Gabriel, sino de una sociedad entera. Novela que denuncia los demonios que persiguen a una juventud que no es escuchada, una juventud que debe vivir simulando para no transgredir las normas de convivencia, incluso dejándose muchas veces subyugar por conductas injustas y nocivas. Jaime Bayly describe en esta novela la lucha de un hombre contra sus fantasmas. Una lucha que lo lleva hasta el límite entre la vida y la muerte y en donde, una vez más, la aceptación de su identidad termina por salvarlo. A esta novela le siguió Los últimos días de La Prensa (1996), una exquisita obra en donde se deja ver la influencia de Vargas Llosa. Ahora será Diego Balbi quien lleve las riendas de la historia personal de Bayly. Esta historia marca un desvío de los temas que venía trabajando en sus novelas anteriores, aunque de igual manera es una historia de autodefinición. La novela apunta irónicamente hacia la vida dentro de una época en el periodismo peruano, vista a través de los ojos de un joven que va al diario La Prensa a hacer una especie de pasantía mientras está de vacaciones en casa de sus abuelos. En 1997 aparece La noche es virgen. La novela ganó el prestigioso premio Herralde de Novela. Otra vez Gabriel Barrios aparece como alter ego de Bayly. La novela es quizá la más amoral de toda la narrativa de Bayly, la más amoral o la más honesta, todo depende de cómo quiera verse. Una novela en la cual se experimenta con el lenguaje de forma interesante y cuya historia se resuelve dentro del laberinto de una ciudad (Lima y Miami) en donde reinan las drogas, el sexo, la vida superficial de una clase social confundida y el rock. Claro está, el tema de la sexualidad vuelve a aparecer. Vuelve a aparecer, ya no como una búsqueda de la identidad, sino como la aceptación de una realidad, una realidad que sale a enfrentarse con la frágil realidad del mundo que le rodea. Bayly vuelve a su infierno personal buscando superarlo, sólo que no es fácil: “No puedo seguir siendo gay y coquero en lima. Me estoy matando. Lima me está matando”. Pero ¿qué es Lima? Lima es toda una confabulación social, es una mácula que pretende reafirmarse sobre la base de la subyugación de sus hijos más preclaros. Lima es Caracas, La Paz, Bogotá; Lima es América Latina; Lima es el reino de la ignorancia y la intolerancia, de la deshumanización y la insensibilidad; Lima somos nosotros que creemos ser otros, por supuesto, mejores, impolutos, píos, ejemplos de la moralidad absoluta, jueces de la vida ajena, dictadores de conductas falsas y endebles. Dos años después aparece Yo amo a mi mami. La novela cuenta la historia del pequeño Jimmy, cuyo amor a su madre es incuestionable. Un niño que sueña con ser estrella del Barcelona F. C. y de conocer Miami. Una novela que, al igual que Los últimos días de La Prensa, rompe con los temas habituales de su narrativa. Yo amo a mi mami es una historia tierna y conmovedora en donde Jaime Bayly busca reencontrarse con su infancia, quizás para continuar ese camino de reafirmación ante el mundo. Quizás para hallar en esos episodios la posibilidad de recobrar un tiempo que se asume perdido, la inocencia perdida. Quizás para edificar una vía de escape momentánea a ese infierno personal. Quizás para reinventar una infancia que le ayude a justificar al hombre de hoy. Le sigue Los amigos que perdí (2000), cuyo protagonista, Manuel, hombre solitario que reside en una casa desahogada en Miami, redacta cinco cartas a cinco amigos, amigos que perdió, tratando de explicar las razones de sus actos que le llevaron a perderlos. Cargada de una enorme ironía, pero también de una poderosa honestidad. Las páginas transitan en un océano de recuerdos a veces cómicos, a veces vergonzosos, a veces dolorosos, pero que en el fondo apuntan hacia la búsqueda de una reconciliación que no necesariamente es con esos amigos perdidos. Un libro poderoso en el cual queda nuevamente evidenciado un manejo envidiable del idioma, algo que caracteriza la escritura de Bayly. La mujer de mi hermano (2002), también llevada al cine por Ricardo de Montreuil y Stan Jakubowicz en 2004. La novela cuenta la historia de un triángulo amoroso entre Ignacio, Zoe y Gonzalo, con la particularidad de que Ignacio y Gonzalo son hermanos. Qué se esconde detrás de la perfección matrimonial, detrás del marido perfecto, detrás de la esposa abnegada, según Bayly, la monotonía y el aburrimiento más espantoso. Detrás de la muerte del amor se esconde agazapada la rutina que imponen los que una vez fueron amantes. Una historia terrible que devela y contrapone el pensamiento y las acciones de los personajes. Desnuda descarnadamente la hipocresía que sustenta muchas veces las relaciones familiares. Le seguirá El huracán lleva tu nombre (2004). Nuevamente Bayly recurre a la autobiografía y a Gabriel Barrios, quien se enamora de Sofía, una muchacha que, al igual que él, forma parte de la “gente bonita y confundida” de Lima. Se edifica entre ellos una relación por medio de la cual Gabriel, alter ego de Bayly, vivirá nuevamente ese infierno que ha significado la identidad sexual. Una identidad plenamente asumida y que ahora le corresponde hacer que el mundo que le rodea le acepte, o por lo menos, le respete. La novela cuenta sobre los deseos que ha tenido Gabriel de huir de Lima y de dedicarse a la escritura, y que, gracias a Sofía, logra alcanzar. Jaime Bayly vuelve a trazar su historia sobre la base de un antihéroe, de un amoral, de un bellaco que seduce por la honestidad de su actuación, independientemente de nuestras posiciones o convenciones sociales. Su última novela publicada, Y de repente un ángel (2005), finalista del Premio Planeta de ese año, nos muestra a un escritor solitario, Julián Beltrán, que no limpia su casa, que la mantiene llena de polvo y de telas de araña. Un escritor que tiene una novia, Andrea, que vive increpándolo para que la limpie o que, por lo menos, contrate a alguien para hacerlo. Luego de que, por fin, logra convencerlo, Julián contrata a Mercedes, una criada envejecida y fiel, llena de una inusitada ternura e inocencia que va despertando en él sentimientos que consideraba inexistentes. Comienza a tejerse un hermoso paralelismo entre la casa y el alma del escritor. Mientras la casa va mostrándose reluciente, el alma de Julián transita por una limpieza similar. Esta novela muestra como en ninguna otra la tan presumiblemente conocida relación entre Jaime Bayly y su padre. Es una novela inusual, en donde la violencia y rudeza de sus anteriores historias quedan atrás para darle paso a una especie de paz interior. Una novela sumamente personal, a mi juicio, la más personal de todas. En ninguna de sus obras queda tan al descubierto algo que permanecía escondido, muy dentro del escritor. Y de repente un ángel es la historia de una amistad imposible que desborda el reencuentro con los aspectos más nobles del hombre. Como apuntaba al inicio, Jaime Bayly se ha vuelto un escritor controversial, más por la ignorancia y la intolerancia que por otra cosa. Un escritor insólitamente repudiado por muchos, quienes le acusan de una infinidad de cosas. Quizás tengan razón en la mayoría de sus argumentos. Es probable que Jaime Bayly no sea un gran escritor, ni siquiera uno relativamente bueno. Yo no sé definir algo como eso, salvo por lo que experimento cuando leo una novela, un cuento o un poema. Mi experiencia con sus libros ha sido estupenda y reveladora. Con el perdón de los que sí saben de literatura, los autorizados por una instancia divina, he sentido mayor placer con sus libros que con Dostoievsky o Thomas Mann. No sé cómo diferenciar a un buen escritor de un mal escritor y en el fondo no tengo mucho interés en saberlo. Supongo que a Jaime Bayly tampoco le importa mucho ser un buen escritor o un mal escritor. Supongo que le importa otra cosa. Le importa crear una sensación de complicidad entre quienes le leemos y los que van a leerle. Haber leído sus libros me ha llevado a hacerme muchas preguntas, no sólo como lector, sino como ser humano; como padre, como esposo, como amigo, como todo, y eso, debo sospechar, debería ser importante. Probablemente el señor Bayly nunca gane el premio Nóbel, pero en el fondo, él y sus lectores sabemos que no hace falta. ** Valmore Muñoz Arteaga vajomar@cantv.net Docente y escritor venezolano (Maracaibo, 1973). Profesor de literatura en la Universidad Católica Cecilio Acosta y en el Colegio Alemán de Maracaibo. Ha publicado Epistolario: Mario Briceño-Iragorry-Mariano Picón Salas, Mario Briceño-Iragorry desde la vigilia y otros ensayos, Bajo la caligrafía de la noche y La memoria de la noche. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Erasmo Fernández, lapidario y maldito ================================= === “Al poeta le atrae su tragedia” ======================================= === Rafael Ortega ========================================================= “Como me ha tocado vivir desde mi niñez de un lado a otro, entonces se refleja a través de lo que escribo todo ese maremágnum de imposibilidades de sobrevivir en una ciudad metafórica, incluidos los otros seres que también sobreviven en ella”. Para entablar una conversación con Erasmo Fernández (Chivacoa, 1946) es preciso convertirse en cómplice de ese estilo de vida underground, outsider o borderline que degustamos a través de las obras legadas por escritores de la talla de Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William Burroughs o Charles Bukowski, por citar algunos autores que explotaron sus vivencias hasta convertirlas en su principal fuente de inspiración. En los años setenta conformó junto a Jaime Betancourt y Zoraida García, entre otros, un grupo denominado “Los Malditos”, el cual era sinónimo de irreverencia y locura creativa que abofeteaba el rostro de las instituciones y los patrones establecidos. De aquella experiencia quedaron algunos poemas plasmados en Cuadernos del fondo de la casa. Actualmente es editor de la revista La Honda y el Pájaro y del periódico La Mano del Surco. Entre sus obras publicadas se encuentran Esperas y la ausencia (1992), Caminatas (2002) y Oficios de la lluvia (2005). —¿Cuáles fueron tus lecturas iniciales? —Cuando llegué a Maracay, en 1958, había caído la dictadura de Pérez Jiménez y mi familia se mudó a Las Alondras, tendría yo unos once o doce años. Como a mí nunca me inscribieron en la escuela, yo mismo hacía mi escuela y me ponía a la altura de los que estaban estudiando en aquél entonces. Me reuní con unos amigos y nos fuimos a Caracas a limpiar zapatos. Como estaba en la edad de estar en el cuarto grado de educación primaria, compré un libro de ese nivel llamado Nociones elementales y allí me encontré con varios poemas y la historia de Venezuela. Allí me topé con un poema de Andrés Bello, el de la Zona tórrida, y otro poema que creía que también era de él y siempre me marcó, de nombre Oración de la tarde, el cual me causó gran consternación, pero años más tarde alguien me dijo que ese poema no era de Andrés Bello, sino que era una traducción de Víctor Hugo. En la casa de mi primo, Henry Mota, que también es poeta, y su padre, Francisco Mota, quien era un gran lector, me encontré con una revista de cultura que me produjo una profunda reacción. En esa revista, de 1957, aparecían unos cuentos de Horacio Quiroga, un poema de Neruda y otro de Arnaldo Acosta Bello, que nunca se me olvida e incluso fue el epígrafe de mi primer libro, y años más tarde, cuando lo conocí en Mérida, se lo comenté en persona. Después de que me encontré con esos trabajos allí, me dije: “Si yo fuese escritor, no escribiría menos que ellos”. Y se creó ante mí una barrera que provocó que rompiera todo lo que hasta ese momento había escrito. —¿Cómo entras a formar parte de la escena literaria de Aragua? —En 1974, cuando por primera vez puse mis pies en la Casa de la Cultura de Maracay, se estaba celebrando “La semana de los artistas jóvenes” y vino gente de todas partes. Ese evento aquí no fue registrado y el que lo sabe no lo ha dicho, el único que lo ha dicho mil veces he sido yo. Allí estuvo Ernesto Cardenal, quien, por cierto, estuvo a punto de ser linchado por unos franquistas cuando leyó el poema Marilyn Monroe en una churuata en la Casa de la Cultura y nosotros lo llevamos para La Taurina para protegerlo. Años más tarde, cuando participé en el II Festival Internacional de Poesía, coincidí una mañana con él en el Caracas Hilton y le dije: “Poeta, ¿usted se acuerda de Maracay, en 1974, cuando unos tipos lo querían joder y unos muchachos se lo llevaron a un bar?”, me respondió que sí. “Pues, uno de esos muchachos que lo protegieron era yo”. En aquella semana de los artistas jóvenes escenificaron una pieza de Fernando Arrabal, hubo una exposición de Vivas Arias, llamada El hombre de maíz; llegó de Francia Alberto Hernández y montó unos mimos, participaron como ponentes Marta Traba, Ángel Rama, Adriano González León, los tres premios nacionales: Ramón Palomares, con su libro Adiós Escuque; Elí Galindo, con Los viajes del barco fantasma, y Ramón Bravo con una novela llamada Del techo comenzará la guerra, quien fue interrumpido en su lectura por una muchacha que se levantó de su asiento y lo insultó, llamándolo traidor a la guerrilla. Después de que sucedió esto, se dio inicio a un movimiento. Se habían ido a Caracas todos los maestros de la época de oro del teatro en Maracay y dejaron a los actores sin directores. Ninguno de estos actores quiso trabajar con más nadie y buscaron el camino de la poesía. Por otra parte, en un autobús de la ruta La Coromoto, que costaba medio, me encontré con David González y José Miguel Henríquez, quienes eran unos comecandela que pertenecían a la izquierda y se metieron en el arte para salvarse, conformando un grupo ecologista llamado Ahuyantepuy. Eran unos insurgentes que repartían panfletos en las empresas. Fue una época marcada por la política, pero como yo no era político ni un coño, pues creo en lo que creo, hubo un cisma en ese grupo cuando aparecí. Se dividió Ahuyantepuy y tuvo que disolverse. Ya anteriormente había pasado lo mismo con el grupo Caín y Mucuglifo, en Mérida, a los cuales también partí en dos toletes sin querer. Por otro lado, estaban los actores a quienes el teatro los había abandonado: Jaime Betancourt, Zoraida García, Roger Rodríguez, Rubén Serrano y se interesaron en la poesía. En una oportunidad, cuando fuimos invitados a una lectura en el Teatro Ateneo de Maracay, colocaron en la cartelera “Hoy Los Malditos” y quedamos bautizados con ese nombre. Recuerdo que en ese tiempo fue designado como secretario de Cultura un tipo de la izquierda y éste invitó a Carlos Zerpa para que hiciera una exposición, llamada Cada quien con santo propio, eran unas obras tan profanas que hasta vino un cura a tumbar la exposición y botaron al secretario de Cultura y los demás funcionarios renunciaron. —¿Cuáles temas te motivan a escribir? —Ninguno, no soy temático. Lo que pasa es que como me ha tocado vivir desde mi niñez de un lado a otro, entonces se refleja a través de lo que escribo todo ese maremágnum de imposibilidades de sobrevivir en una ciudad metafórica, incluidos los otros seres que también sobreviven en ella. Yo pienso que a todo poeta, a todo hombre que se inicie en la poesía, lo primero que le atrae es su tragedia, su forma de vida, es su desasosiego, como diría Fernando Pessoa, la poesía nunca ha sido hecha por los felices, por los magnates, por los banqueros, por los mafiosos... —¿Cuáles escritores venezolanos son fundamentales? —Los que más me han nutrido y nunca los voy a olvidar son Andrés Bello, José Antonio Ramos Sucre; uno de los más grandes pilares de la poesía mundial: Juan Sánchez Peláez, Ramón Palomares, “El Chino” Valera Mora, Juan Calzadilla y Eugenio Montejo. —¿Es difícil ser escritor en un país de pocos lectores? —Resulta ser que cuando las condiciones no están dadas para otras cosas que maneja el estatus, para el escritor sí. Te puedo hablar de grandes escritores que tuvieron que huir de sus perseguidores: François Villon, expulsado; Baudelaire, quien tuvo que eliminar poemas porque atacaban al estatus; Flaubert, quien tuvo que presentarse ante un tribunal; Oscar Wilde, encarcelado; te puedo hablar de un montón de escritores a quienes de repente no los persiguen, pero no los publican porque no les conviene. —¿A qué atribuyes que los escritores venezolanos no sean tan conocidos como los de otros países? —Nosotros tenemos un certamen, un concurso, donde se miden los mejores de América Latina, se llama el Premio Rómulo Gallegos. Ahora, mi pregunta es, ¿por qué ningún venezolano se ha ganado ese premio? Se lo ganó García Márquez, que le dio los reales al MAS, vino otro y se lo regaló a los perros de la calle, ojalá venga uno y se lo dé a los poetas que estamos pelando bola. —¿Las instituciones prestan apoyo al escritor? —Es una pregunta que no quisiera responderte. Si tú no estás con la rosquilla, con esos tipos que se apoderaron de todo, no vales nada. En la capital, Maracay no existe, dicen que aquí no hay plataforma. Aun en Caracas, Maracay es considerada una aldea donde mandan unos pocos. Me gustaría que se hiciera un balance, un análisis de las obras de todos esos señores para ver si en verdad merecen tanto poder. —¿Consideras que los escritores de Aragua no han contado con acertadas políticas editoriales que promocionen su obra? —Desde hace tantos años, todos los proyectos que nosotros introdujimos en la Secretaría de Cultura eran obviados. Pero nosotros nos dábamos cuenta de que ellos argüían, en la búsqueda de una plataforma para hacerse sentir en Caracas, que ellos cumplían con esos preceptos, pero nunca lo hicieron. Todos nuestros proyectos fueron tergiversados. Incluso, yo elaboré un proyecto que englobaba la publicación de una revista, la realización de unos talleres, entrevistas a los escritores y una antología llamada Al margen del jardín, donde se publicaría a los poetas que jamás habían sido publicados y ¿qué hicieron ellos? Editaron una antología y una revista, tal cual como yo la había planteado y hasta me publicaron unos poemas allí. Por eso, El Toro Constelado no tuvo más posibilidades de hacer lo poco que hizo, pues se tergiversó un proyecto para los artistas de Maracay y de Aragua. Responsabilidad con el género humano El único que tiene responsabilidad con el género humano es el escritor, porque ni al banquero ni al Alcalde ni al Cardenal ni al Ministro ni al Papa les interesa que un escritor ocasione un caos social como lo hizo Erasmo de Rotterdam, por ejemplo, que los criticó a todos, los volvió leña e hizo una zanja de aquí para allá y de allá para acá. ** Rafael Ortega rafaelortega@letralia.zzn.com Escritor venezolano (Maracay, Aragua, 1969). Es técnico superior universitario en publicidad. Ha sido jurado en concursos literarios del estado Aragua. Textos suyos han sido publicados en revistas y periódicos venezolanos, así como en las antologías Narrativa aragüeña en Tierra de Letras (Senderos Literarios, 1997), Narrativa de Aragua (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 1997) y Muestra de minificción aragüeña (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 2001). En 2002 publicó su libro de cuentos La última sutileza del diablo. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === La presencia de las nuevas tecnologías y la imagen: =================== === una propuesta de aplicación en las aulas ============================== === Armando Segura Morales ================================================ La gran pregunta filosófica era: “¿Por qué existe algo en lugar de la nada?” Hoy, la auténtica pregunta es: “¿Por qué no existe nada en lugar de algo?” (Jean Baudrillard. El crimen perfecto). Los profesores que nos dedicamos a la enseñanza de la lengua, sea cual sea el nivel o grado que atendamos, nos hemos enfrentado en las últimas décadas a cambios tecnológicos que nos han obligados a repensar y a reorientar nuestro quehacer docente en las aulas. No únicamente eso, también la presencia dramática de las nuevas tecnologías y la inclusión en los programas educativos del estudio de la imagen ha obligado a los docentes (a los menos renuentes al cambio, por supuesto) a tomar cursos de computación o a actualizarse para la elaboración de estrategias de enseñaza-aprendizaje que dirijan sus propósitos educativos al análisis y crítica de anuncios publicitarios, comics, cine, folletos, etcétera, hoy por hoy predominantes en cualquier ámbito de la vida social y laboral. Sin embargo, una mayoría considerable de los docentes no sabe ni le interesa tener contacto con las nuevas tecnologías. Esto hace más profunda la herida trágica (1) que conlleva el cambio tecnológico y generacional. Maestros modernos, alumnos posmodernos La resistencia de los profesores al cambio tecnológico no debe únicamente aceptarse como un acto de renuencia per se; es necesario ubicarlo en el contexto adecuado. Al respecto, Alain Touraine advierte sobre los cambios vertiginosos que dramáticamente se experimentaron en la última mitad del siglo XX, es decir, acudimos a la culminación de un siglo en donde las informaciones, los capitales y las mercancías desconocieron totalmente las fronteras. No sólo eso: “Lo que estaba alejado se acerca y el pasado se convierte en presente. El desarrollo ya no es la serie de etapas a través de las cuales una sociedad sale del subdesarrollo, y la modernidad ya no sucede a la tradición; todo se mezcla; el espacio y el tiempo se comprimen” (2). La condición posmoderna (3) se hizo acompañar de varios Jinetes del Apocalipsis que sedujeron por igual a desarrollados y subdesarrollados; a Oriente y a Occidente, a hombres, a mujeres, a niños y niñas... su oferta: progreso a través de la comunicación inmediata a cualquier parte del mundo gracias a los avances tecnológicos, Internet, juegos cibernéticos; un nuevo orden mundial; en suma, una hipermodernidad en donde todo se asocia con la velocidad, con lo vertiginoso. La idea de modernidad se acelera, las vanguardias se hacen cada vez más efímeras y la producción cultural se convierte en una especie de suerte consumista de signos y lenguajes. En pocas palabras: el pensamiento que rigió la modernidad como tal, se elimina a sí mismo. El fin del siglo que concluyó nos heredó otra vertiente más, la que plantea la descomposición de lo social y que tiene que ver con la ruptura de una tradición intelectual y cultural. Lo que predomina es una aparente “tolerancia” en la que: “Todos los gustos, todos los comportamientos, pueden coexistir sin excluirse, todo puede escogerse a gusto, la vida simple —ecologista— y la vida hipersofisticada en una época desvitalizada, sin puntos de vista estables, sin coordenadas importantes” (4). Entramos a un siglo en el que impera (e imperará) la disociación entre lo público y lo privado. En este sentido, la contradicción de formas de ver y concebir el mundo se hace patente en los diversos sistemas educativos; por ejemplo, tenemos por un lado a profesores que le apuestan (todavía) a una educación basada en la tradición intelectual y cultural, en donde las herramientas tecnológicas no son el punto de llegada, únicamente forman parte de una herramienta didáctica ocasional de la que en algún momento se puede prescindir. Por el otro, están los alumnos, acostumbrados a la velocidad en los acontecimientos, en la tecnología, en sus relaciones, en su vida misma. Alumnos a los que la computadora, las telecomunicaciones, su celular y su forma de concebir el mundo tiene más que ver con lo inmediato, con lo transitorio, con lo desechable, es decir un mundo donde todo coexiste y nada se excluye. Desde luego que el problema no es tan sencillo y tiene varias aristas a tratar; obviamente ellas merecen un estudio más profundo. Aquí únicamente enunciaré algunas ideas que nos ayudan a entender la cada vez más evidente ruptura generacional, sobre todo en el ámbito que nos interesa: la forma de concebir la escuela y sus principales actores: alumnos posmodernos y maestros modernos. La utilización de las nuevas tecnologías Pero, ¿por qué servirse de las nuevas tecnologías como un apoyo en nuestras tareas docentes? Por la sencilla razón de que las herramientas informáticas han transformado la forma de comunicarse entre las personas, además la presencia de la computadora ha invadido no únicamente el área laboral, la burocrática, los comercios, también penetró en los hogares y en las escuelas modificando la forma de comunicación de sus miembros. Por ejemplo, el correo electrónico poco a poco desplaza al género epistolar tradicional y paralelamente genera una nueva forma de escritura (junto con el chat) que construye sus propias reglas de gramática y redacción. De la misma forma, las páginas electrónicas y los hipertextos crean una nueva cultura de lectura, escritura, producción y edición de textos. Negar la presencia de la computadora, los videojuegos, los teléfonos celulares y tantos otros avances tecnológicos es como negar una parte importante de la realidad de nuestros estudiantes; además tampoco sería justo dejar de reconocer las bondades que ha traído consigo los avances tecnológicos. Por mencionar algunos: • El correo electrónico permite una comunicación inmediata entre persona a persona que se encuentran en lugares distantes. También se pueden enviar archivos e imágenes a muy bajo costo. • Existe software (programas) que corrige la ortografía y la sintaxis de los textos. • Se puede hacer varias operaciones y correcciones a los textos y modificarlos, sin necesidad de repetir todo la escritura. • Internet se ha convertido en una herramienta poderosa que permite conocer cualquier tipo de información y de diversas fuentes. Además de que permite consultar bibliotecas electrónicas y realizar diversos pagos y servicios cotidianos, sin movernos o trasladarnos de lugar. Algunos expertos en didáctica e informática (González Alarcón, Kriscautzky Laxague, Clotilde Fonseca) han recomendado a los docentes la utilización de las nuevas tecnologías (especialmente las computadoras), ya que “al aprovechar su potencial didáctico en forma racional, contribuimos a la inserción de los niños a las nuevas formas de comunicarse en sociedad, pero sobre todo, es necesario tener en cuenta que la computadora no es un contenido, es únicamente una herramienta” (5). La literatura existente con respecto a la didáctica y las nuevas tecnologías, o mejor aun, entre la enseñanza de la lengua y las nuevas tecnologías, es todavía muy escasa. Al respecto, Emilia Ferreiro no solamente reconoce las bondades de la utilización de las nuevas tecnologías como herramienta didáctica y de fomento de la lectura y la escritura a través de páginas web, sitios electrónicos: de intercambio de lecturas y escritura de reseñas de los textos leídos v. gr. www.chicosyescritores.org; advierte también los peligros que corren las diversas lenguas y sus usos en la escritura si se permite que sean desplazadas por las nuevas formas “democráticas” de leer y escribir: “Internet, correo electrónico, páginas web, hipertexto... están introduciendo cambios profundos y acelerados en la manera de comunicarse y recibir información. Y eso es fascinante para cualquier estudioso de la lengua y de los cambios lingüísticos. Pero esos instrumentos no son ‘democráticos’ por sí mismos (tanto como el alfabeto no es democrático en sí mismo). Luchar por la democratización en el acceso a las nuevas tecnologías es una cosa; aplicarles el calificativo de ‘democráticas’ es otra cosa. Esas tecnologías exigen, en cambio, capacidades de uso de la lengua escrita más flexibles que las que estábamos acostumbrados a aceptar. Hay nuevos estilos de habla y de escritura que están siendo generados gracias a estos medios. Saber navegar por Internet ya forma parte de los objetivos educativos declarados o en vías de declaración. No sabemos si los desnutridos y los desempleados aprenderán a leer y escribir para Internet (aunque no reciban créditos escolares por ello), o si quedaran nuevamente excluidos” (6). En este sentido, es tarea fundamental del profesor enfrentar los nuevos retos que nos plantea la educación del siglo XXI: mostrar una actitud crítica y selectiva ante la presencia de las nuevas tecnologías, la imagen y los medios masivos de comunicación y convertirlos en aliados de nuestra cotidiana práctica docente. Del analfabetismo a la cultura de lo iletrado Emilia Ferreiro se refiere puntualmente a los términos alfabetización y la nueva cultura del iletrismo; ahondaremos en ello. La autora señala que los problemas de la alfabetización comenzaron cuando cambió la percepción del quehacer de leer y escribir (considerado en la antigüedad como un oficio) al estatus de una marca o requisito de cualquier individuo en cualquier sociedad moderna: “...se decidió que escribir no era una profesión sino una obligación y que leer no era marca de sabiduría sino marca de ciudadanía” (7). Es decir, poco a poco se da paso a las exigencias de una sociedad “más democrática”, “más moderna” que tiene como utopía poner el conocimiento encerrado en sus libros al servicio de sus ciudadanos libres. Sin embargo la autora advierte: “Los verbos leer y escribir habían dejado de tener una definición inmutable: no designaban (y tampoco designan hoy día) actividades homogéneas. Leer y escribir son construcciones sociales. Cada época y cada circunstancia histórica dan nuevos sentidos a esos verbos” (8). En este sentido, los verbos leer y escribir significan en nuestra época la enseñanza de una técnica que, por un lado, enseña el trazado de las letras, y por el otro, la decodificación y oralización del texto en cuestión. La desigualdad social, política y económica y la división en bloques de países del tercer y primer mundo, no solamente han diferenciado el proceso de alfabetización en sus piases, sino que han contribuido a distinguir entre los países pobres que todavía no superan el reto de alfabetización de sus habitantes y los ricos que han descubierto la cultura del iletrismo; al respecto, Emilia Ferreiro aclara: “el iletrismo es el nuevo nombre de una realidad muy simple: la escolaridad básica universal no asegura ni la práctica cotidiana de la lectura, ni el gusto por leer, ni mucho menos el placer por la lectura. O sea, hay países que tienen analfabetos (porque no aseguran un mínimo de escolaridad básica a todos sus estudiantes) y países que tienen iletrados (porque, a pesar de haber asegurado ese mínimo de escolaridad básica, no han producido lectores en sentido pleno)” (9). Otro grave problema tiene que ver con la no-correspondencia entre la alfabetización que se da en las escuelas (la necesaria para continuar en la dinámica de la vida académica) y la que se requiere para insertar al individuo en la vida laboral y social. La escuela básica alfabetiza pero no prepara para la actividad laboral y la vida misma, únicamente alfabetiza para continuar en la escuela. Aunado a ello, la aparición de las nuevas tecnologías informáticas en el campo laboral y social hacen que lo aprendido en las aulas resulte cada vez más obsoleto y por ende el papel de los profesores se reduce a la mala capacitación en esa importante área de interacción y conocimiento. Es necesario aclarar que la presencia de las nuevas tecnologías informáticas en las aulas de las escuelas (sobre todo las públicas) se debe a una decisión no totalmente pedagógica. Al respecto Ferreiro apunta: “Y la escuela de los países periféricos, que aún no aprendió a alfabetizar para el periódico y las bibliotecas, debe enfrentar ahora el desafío de ver entrar Internet en las aulas, no por decisión pedagógica, sino porque ‘el Banco Interamericano de Desarrollo y Starmedia Network firmaron una alianza para introducir Internet en todas las escuelas públicas de América Latina y el Caribe’, según noticias periodísticas ampliamente difundidas de fines de marzo de 2000” (10). Sin embargo, el nuevo reto está no únicamente en la actualización del docente y la comprensión de “los nuevos lenguajes”, sino en la capacidad de supeditar las nuevas tecnologías a nuestros propósitos educativos: el desarrollo de habilidades de lectura, análisis y escritura de diversos tipos de textos para la vida laboral, académica y social de nuestros estudiantes. De lo contrario es falaz considerar que la tecnología, en sí, va a solucionar las dificultades cognitivas del estudiante. Debe entenderse a ésta como una herramienta que facilitará la aplicación de estrategias que persigan como propósito el desarrollo de las habilidades lectoescritoras en nuestro alumnado. Finalmente, mencionaremos algunas renovaciones (¿nuevos estilos?) de relacionar a los textos, los lectores y las nuevas tecnologías. La lista no es exhaustiva ni pretende serlo, además de que todos ellos son el resultado de las reflexiones que al respecto hace Emilia Ferreiro: 1. La expresión computer literacy; término que pone al descubierto que en realidad una buena parte de la población, que aparentemente es letrada, resulta iletrada en relación con esta nueva tecnología. 2. La condición existente en las aulas entre la generación de profesores que vimos llegar las nuevas tecnologías, las miramos avanzar y también rebasarnos, sin siquiera habernos familiarizado con ellas (computer iliteracy), y la generación de estudiantes que nacieron con las tecnologías instaladas en la sociedad (computer literacy). Ello da como resultado un abismo, una herida trágica, entre alumnos posmodernos y profesores modernos. 3. Los cambios tecnológicos acelerados traen consigo un impacto en las prácticas de producción y comprensión de textos, en los usos sociales de la lengua y la educación. Entre otros, tenemos: • El cambio de caracteres (variación en tipo y tamaño), la inserción de dibujos e imágenes, la decisión de mandar la información a la impresión directa o guardarla en un disco, son ejecuciones que deciden el autor del texto (que a su vez se convierte en el editor) y que ya no dependen del editor. • Los tipos y formas de comunicación, tanto oral como escrita, han cambiado debido a la aparición de teléfonos celulares, fax, correos electrónicos, chats públicos y privados, foros de discusión, hipertextos, etcétera. • La interfaz texto/imagen y los cambios de percepción con respecto a los lectores modifican la forma de guiar al usuario, que desde luego ha rebasado a la puntuación. Ahora los hipertextos se valen de otros recursos: imágenes, cuadros, gráficos, cambios de fondo de color, etcétera. • La lectura de textos en pantalla privilegia la fragmentación, la interrupción y la impaciencia. • Las nuevas tecnologías traen como consecuencia el imperialismo de la lengua inglesa en la conformación de neologismos y como consecuencia un cambio drástico en las palabras y la orografía de las otras lenguas. Es común escuchar palabras que provienen del inglés, como: checar, acceder, accesar, loggiar, linkear, etc. O neologismos informáticos como: cracker, hacker, scam, sniffing, web page, software, etc. Las tecnologías multimedia han inventado nuevos lenguajes, nuevas formas de comunicación, y con ello, nuevas formas de lectura y escritura. Es importante que incorporemos las nuevas tecnologías a nuestro quehacer docente, que nos acerquemos (junto con nuestros alumnos) a mirar de forma crítica los contenidos, el mensaje, la nueva propuesta de vida que trae consigo la informática. Se trata de dar su lugar a las nuevas tecnologías y devolver el suyo a las cartas escritas por puño y letra, a los relatos orales, a los libros, al periódico, a las bibliotecas, a la convivencia cotidiana, y si existe una computadora en medio, dimensionar su valor y ponerla al servicio de lo más importante que posee nuestra escuela: el alumnado. Algo sobre la imagen La imagen ocupa un lugar de suma importancia dentro del quehacer comunicativo y cultural de cualquier sociedad moderna. Gombrich definió a nuestro tiempo como “una época visual”. Su presencia es avasalladora tanto en medios impresos, electrónicos y artísticos, aun más, algunas instituciones educativas han dedicado buena parte de sus planes y programas de estudios al estudio de este fenómeno. En este sentido, algunos comunicadores opinan que estamos entrando a una época histórica en que la imagen se impondrá a la palabra escrita. Al respecto Gombrich reflexiona: “Dada esta afirmación, es de la máxima importancia aclarar las posibilidades de la imagen en la comunicación, preguntarse qué puede y qué no puede hacer mejor que el lenguaje hablado y escrito” (11). Para responder el cuestionamiento anterior, Gombrich acude a las divisiones del lenguaje propuesto por Karl Bühler, a saber: expresión, activación y descripción (síntoma, señal y símbolo), por ejemplo un acto de habla es expresivo si nos informa sobre el estado de ánimo del hablante. Su tono puede ser sintomático, de ira o diversión. Sin embargo, también puede estar destinado para servir como un vehículo para activar o despertar un estado de ánimo en su destinatario, como una señal que activa la ira o la diversión; en los seres humanos estas dos funciones pueden darse al unísono y de manera muy compleja. En el caso especifico de la función que ejerce en los mensajes la imagen visual, Gombrich afirma que ésta tiene mayor supremacía en cuanto a la capacidad de activación: La configuración de líneas y colores influyen directamente en las emociones de los seres humanos. Desde la antigüedad Horacio en su Arte poética advirtió que: “el oído despierta la mente con mayor lentitud que el ojo”, cuando se refería al poder de la escena en el teatro en comparación con la narración verbal. Finalmente, Gombrich reflexiona sobre la imagen y su interpretación; al respecto dice: “La posibilidad de hacer una lectura correcta de la imagen se rige por tres variables: el código, el texto y el contexto. Cabría pensar que el texto por sí solo haría que las otras funciones fueran redundantes, pero nuestras conversaciones culturales son demasiado flexibles para que así sea” (12). La alfabetización visual La mayoría de las escuelas que incluyen en su currículum educativo a las nuevas tecnologías y a la imagen como un propósito de aprendizaje, les preocupa enormemente la capacitación de sus docentes en este rubro. En este sentido, el término alfabetización tecnológica y visual ha despertado grandes polémicas. Al respecto, las investigadoras Evelyn Arizpe y Morag Styles (Lectura de imágenes), debaten sobre los aciertos y errores que ha traído consigo dicho término. Debes (1968) fue el que acuñó el término de alfabetización visual (visual literacy) al centrarse en las capacidades de una persona visualmente letrada: “Discriminar e interpretar las acciones, objetos y símbolos visibles, naturales y artificiales, que encontrase en su medio” (13). De igual forma aplica su creatividad a estas destrezas para la comunicación eficaz con los demás. Para Dondis (1973) la imagen posee una sintaxis visual comparada a la gramática lingüística, con términos tales como línea, color, forma, tono, dimensión, textura, etcétera. Sin embargo, Arizpe y Style reconocen en la figura Raney (1998), quien dirigió un seminario de investigación sobre alfabetización visual para el Arts Council y la Universidad de Middlesex, al investigador que mayores aportes ha hecho al término en cuestión. Raney define la alfabetización visual como: “...la historia de pensar sobre lo que significan las imágenes y los objetos: cómo se unen, como respondemos a ellos y los interpretamos, como pueden funcionar como modos de pensamiento y cómo se ubican en las sociedades que los crearon” (14). Raney crea un marco de referencia de diferente tipos de alfabetización visual en donde identifica cinco dimensiones: 1. La sensibilidad perceptiva. Alude a la percepción visual básica que se encuentra en todas las personas que pueden ver. Sin embargo, el nivel de sensibilidad es variable y depende fundamentalmente de factores culturales que se profundizan con la educación. 2. El hábito cultural. Tiene que ver con las variaciones que responden a diferentes prácticas culturales y periodos históricos. 3. El conocimiento crítico. Se relaciona con las concepciones sobre el modo en que se moldea y se mediatiza la representación visual de manera histórica, cultural y artística, y la postura que tiene el espectador con respecto a ella. 4. La apertura estética. Se ocupa de las respuestas emocionales y sensitivas a la experiencia visual, las cuales conectan directamente al significado fuertemente apoyada por la experiencia visual que al respecto se tenga. 5. La elocuencia visual. Integra todas las experiencias anteriores con el propósito crear cosas para ser vistas. Todo ello requiere una compleja mezcla de sensibilidad perceptual, hábito cultural, conocimiento crítico y apertura estética. La alfabetización visual y tecnológica apunta directamente a la crítica de los mensajes visuales e informáticos con los que diariamente conviven nuestros alumnos. No debe de reducirse el término a únicamente capacitación en el uso de la computadora o la lectura y producción de imágenes; los profesores debemos de fungir como una guía que lleve a nuestros estudiantes a analizar y reflexionar sobre lo que hace la imagen en su sociedad y en él. Es también deseable que se lleve al alumno a practicar una visión crítica de los hechos, para ello es necesario que se exprese (oralmente, preferentemente por escrito) sobre lo que previamente ha reflexionado y discutido con sus pares, ésa tendría que ser la postura fundamental del docente con respecto a las nuevas tecnologías y la imagen como propósitos educativos en un taller de lengua. Una propuesta de aplicación de las nuevas tecnologías en el aula Una posibilidad de aplicar las nuevas tecnologías en el aula es posible a través de la utilización de estrategias encaminadas a la elaboración de proyectos por parte de los estudiantes. El aprendizaje por proyectos es una metodología que se sustenta en retar a los estudiantes a aprender a través de rescatar, comprender y aplicar herramientas que les ayuden a resolver problemas, en muchos casos a situaciones que se pueden localizar en la comunidad en la que se desenvuelve cotidianamente. Cuando esta metodología se utiliza como estrategia de enseñanza aprendizaje, se tienen que reconocer cuáles son las habilidades que poseen los estudiantes y cuáles son las que se desarrollarán. Dado que es frecuente aplicarla como un trabajo grupal o por equipo, se promueven actitudes pertinentes que conducen al aprendizaje tales como la responsabilidad, el esfuerzo, la comprensión de los roles que se tienen en la comunidad y un compromiso social mayor que implica la propuesta de soluciones al o los problemas abordados, así como una toma de posición y conciencia crítica y ejecutiva. El desarrollo de proyectos se ha sustentado en la filosofía pragmática que establece que los conceptos son entendidos a través de las consecuencias observables y que el aprendizaje implica el contacto directo con las cosas. En este sentido el aprendizaje visto como un proceso continuo de adquisición y asimilación de significados, cobra relevancia debido a que el aprendiz confronta los significados académicos de la disciplina propuestos en los problemas a resolver y los significados de su cotidianidad obtenidos al entrar en contacto con su realidad inmediata, por lo que el papel del profesor está encaminado a mediar en la construcción de estos dos significados. En esta estrategia las evidencias del aprendizaje pueden ser identificadas con claridad, aunque los resultados parciales de los aprendizajes obtenidos a lo largo del proceso pueden variar puesto que dependen de cada sujeto y no están predeterminados. Sin embargo una planeación previa como hipótesis de trabajo puede configurar cuáles serían los aprendizajes deseables que se quieren promover y los desempeños requeridos para evidenciar su dominio. En el caso específico de aprendizaje por proyectos, dirigido a alcanzar aprendizajes sobre imágenes visuales y la aplicación de tecnologías, hay una multiplicidad de posibilidad que nos ayudan a alcanzar dichos propósitos. Por ejemplo en el Plan de Estudios Actualizados del CCH (15), la unidad 1 del tercer semestre (texto icónico-verbal) se puede predefinir el tópico a desarrollar durante el proyecto, por ejemplo: elaboración de mensajes audiovisuales dirigidos a promover actividades culturales en la comunidad escolar, campaña publicitaria para erradicar el problema de la basura en la escuela, elaboración de videos destinados a los compañeros estudiantes en donde se dé a conocer qué es nuestra escuela y que es la universidad, cortometrajes, presentaciones en PowerPoint donde se prevenga al estudiante de actitudes de alto riesgo que pudieran existir en su entorno escolar (reprobación de materias, drogadicción, corrupción, etcétera). En todo momento se hará explícito al estudiante-aprendiz que la manipulación de la imagen es fundamental para alcanzar los objetivos que se planteen en su proyecto; igualmente se propiciará el trabajo en equipo. El profesor supervisará los trabajos de los estudiantes desde la concepción de la idea, la elaboración del proyecto, la recogida de material, la elaboración del producto y la divulgación del mismo ante un auditorio real. Es importante mencionar que el profesor brindará el soporte teórico necesario a los alumnos (elementos para el análisis de la imagen, elaboración de guión cinematográfico, apoyo en el uso de herramientas PowerPoint, etc.), si decide hacerlo a través de asesorías por equipo; es necesario que algunas categorías teóricas (¿qué es la imagen?, ¿cómo se analiza una imagen?, ¿qué es una herramienta informática?, etc.) se hagan en sesión plenaria frente al grupo. Con respecto a la socialización del producto elaborado por el alumno, es necesario que se haga frente a un auditorio real y dirigido al enunciatario para el que originalmente se concibió (estudiantes de primer ingreso, profesores, comunidad en general). Algunas otras ideas que ponen al servicio de la docencia a las nuevas tecnologías y la imagen son: elaboración de historietas a partir de la lectura, análisis y resumen de una novela o un libro de cuentos; creación de una página web en donde se fomente la lectura de textos literarios a través de reseñas elaboradas por los alumnos; intercambio de opiniones sobre la lectura de textos literarios; creación de foros de discusión a propósito de la lectura de una novela, un artículo, una serie de poemas, un montaje escénico, un programa de televisión, la lectura de una nota informativa, un editorial o un artículo de opinión, un noticiario televisivo, un reality show... En fin, lo importante es poner las nuevas tecnologías y la imagen al servicio del espíritu crítico de nuestros estudiantes, no olvidemos que éstas se comportan igual que el “El canto de Escila”: SEDUCTOR, pero a la vez TERRIBLE. Por fortuna, nosotros no tenemos que amarrar a nuestros estudiantes al mástil, como se amarró Ulises en La Odisea. Basta con que hagamos consciente al muchacho de que la tecnología y la imagen es un medio que se pone al servicio de la comunicación y de que si lo tratamos de una perspectiva crítica podemos prevenir futuros patrones enajenantes y terribles que en lugar de ayudar perjudican en el uso que de ellos se haga. Bibliografía general • ARIZPE, Evelyn y Morag Styles. Lectura de imágenes. Los niños interpretan textos visuales. Tr. María Vinos. México, FCE, 2004. 402 págs. Espacios para la Lectura. • BAUDRILLARD, Jean. El crimen perfecto. Tr. Joaquín Jordá. España, Anagrama, 1996. 203. págs. Col. Argumentos. • Diccionario de hermenéutica. Una interdisciplinaria para las ciencias humanas. Dirigida por A. Ortiz-Osés y P. Lanceros. Universidad de Deusto. Bilbao. 862 págs. • FERREIRO, Emilia. Pasado y presente de los verbos leer y escribir. 2ª edición. México, FCE, 2002. 95 págs. Colección Popular. —. Cultura escrita y educación. Conversaciones de Emilia Ferreiro con José Antonio Castorina, Daniel Goldin y Rosa María Torres. 2ª edición. México, FCE, 2000. 262 págs. Espacios para la lectura. • GOMBRICH, Ernest H. Gombrich Esencial. Textos escogidos sobre arte y cultura. Edición a cargo de Richard Woodfield. España, Editorial Debate, 1997. 624 págs. • LANCEROS, Patxi. La herida trágica. El pensamiento simbólico tras Hölderlin, Nietzche, Goya y Rilke. Barcelona. Anthropos, 1997. 223 págs. Serie: Autores, Textos y Temas Hermeneusis. • LYOTARD, Jean Francoise. La condición posmoderna. Tr. Mariano Antolín. 8ª ed. (2004). España, cátedra. 119 págs. • MEEK, Margaret. En torno a la cultura escrita. Tr. Rafael Segovia. México, FCE, 2004. 347 págs. Espacios para la Lectura. • PETIT, Michèle. Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. Tr. Miguel Paleo et al. México, FCE, 2004. 168 págs. Espacios para la Lectura. • TOURAINE, Alain. Crítica de la modernidad. Tr. Alberto Luis Bixio. 2ª ed. México, FCE, 2002. 391 págs. Hemerográfica: • GONZÁLEZ ALARCÓN, Gabriela y Marina Kriscautzky Laxague. “Por qué usar las tecnologías informáticas en la enseñanza básica”, en suplemento Enter@te. Internet, Cómputo y Telecomunicaciones. DGSCA/UNAM. 28 de mayo de 2005, año 4, #39, pág. 14. Gaceta UNAM #3, 811. • OCHOA SOLÍS, David, et al. Profored II. Curso-Taller: Estrategias para promover el aprendizaje. UNAM/CCH Secretaría Académica, Departamento de Formación de Profesores. Junio 2004. Notas 1. La acepción herida trágica la utilizamos en el sentido que lo hace el filósofo Patxi Lanceros: “...momento que la diferencia, la ruptura o el conflicto más radical llegan al ápice de su expresión; es decir, tiempo en que se abre un abismo fundamental y constitutivo” (Lanceros: 05:97). 2. Alain Touraine. ¿Podremos vivir juntos? México, FCE. Pág. 9. 3. Término acuñado por J. F. Lyotard, y que identifica una forma de ver el mundo que se opone totalmente a la visión de modernidad. 4. Alain Touraine. Op. cit. pág. 187. 5. Gabriela González Alarcón y Marina Kriscautzky Laxague. “Por qué usar las tecnologías informáticas en la enseñanza básica” en suplemento Enter@te. Internet, Cómputo y Telecomunicaciones. DGSCA/UNAM. 28 de mayo de 2005, año 4, #39. Pág. 14. 6. Emilia Ferreiro. Pasado y presente de los verbos leer y escribir. Págs. 24 y 25. 7. Ídem. Pág. 12. 8. Ídem. Pág. 13. 9. Ídem. Pág. 16. 10. Ídem. Pág. 18. La autora pone por ejemplo el artículo publicado en México en la sección de “Negocios” el 29 de marzo de 2000, por el periódico El Financiero. 11. E.H. Gombrich. Gombrich Esencial. Textos escogidos sobre arte y cultura. Pág. 41. 12. Ídem. Pág. 45. 13. Citado por Evelyn Arzipe y Morag Style, Lectura de imágenes. Los niños interpretan imágenes visuales. Pág. 74. 14. Ídem. pág. 76. 15. Subsistema de bachillerato de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). ** Armando Segura Morales prroust@yahoo.com.mx Docente mexicano (Ciudad de México, 1965). Enseña literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Ha publicado artículos en revistas del bachillerato universitario. === La ética y la estética Ricardo Mena Cuevas ======================= En qué se diferencia el bien del mal es una cuestión esencial en la filosofía del pensamiento moral (conocida como Ética), cuyo epíteto nos compete a nosotros discurrir siquiera de una manera pormenorizada al albur de los ejemplos suministrados por nuestra especialidad que es la literatura comparada; en este ensayo, no obstante, resaltaremos la importancia que tiene la filosofía del pensamiento de lo bello (conocida como Estética), en todo juicio moral sobre los hechos, respaldando esta opinión con ejemplos sacados de los sentimientos que todo humano posee, al confesarse que no es más que una criatura sedienta de luz, de amor verdadero y de destellos. Lo primero que uno debe refutar en Ética es este extremo certero pensado por el egregio Spinoza: que “no deseamos las cosas porque sean buenas, sino que son buenas porque las deseamos”. Esta proposición verdadera, no obstante, como toda proposición parcialmente verdadera, se nos postula herética; y es herética, no porque deba ir a la hoguera en donde fueran calcinados muchos de los buenos libros de don Quijote, sino porque no dice toda la verdad sobre la Ética, sino sobre la moral particular de cada sujeto, esto es: la proposición de Spinoza apela a los deseos, no a los juicios formulados sobre esos deseos y, por tanto, se conforma como una frase explicativa de la moral subjetiva y relativista: es decir, importante para uno mas fútil para todos. Porque el hecho es que para enjuiciar si nuestros deseos son buenos o malos, deberemos hacerlo partiendo de si son buenos o malos con relación a un sistema determinado y concreto; con respecto a un conjunto de reglas. Sería divertido ver jugar al parchís a ciertos amigos, para comprobar cómo en el momento en que uno de ellos ha sucumbido en la derrota producto del destino, la suerte esquiva y las malas elecciones personales, éste se levanta de la silla con lágrimas en los ojos producto de un insano y herido orgullo, señala a los cielos con el dedo índice de la mano derecha y proclama: “¡Según mis propias reglas, que son buenas porque son mías y las deseo, yo sumo 40 casillas por haber perdido mi última ficha voluntariamente!”. Desconocemos la cara de los participantes, pero seguro que el más sensato también se levantaría y diría esto con toda su solidaridad y caridad cristianas: “¡Hermano!”, gritaría apelando al Supremo para, al instante, bajar la voz suplicante: “Todos conocemos tu amor por la amistad y tu mayor pasión por el éxito, muy de moda hoy día merced al capitalismo de los banqueros, empresarios y filibusteros, dicho sea de paso...” (“¡Sin duda!”, gritaría otro compañero con el corazón desbocado por la exposición de la Verdad desnuda). “¡Amigo, hermano!”, continuaría el portavoz, “¡tu amor al éxito y a la victoria es grande y lo respetamos, pero nunca podrá ir en contra de las normas del juego, iguales para todos!” (“¡Bravo, bravo, hurra!”, vociferarían todos al unísono). Y con esto se reanudaría el juego por los cauces comunes dictaminados por el parchís, todos abrazando al perdedor, que dejaría de llorar para reírse de su último error horrendo. Obviando este ejemplo literario de corte dickensiano, lo que quiero decir es que debemos partir de lo que enseñó Aristóteles en su Política: que “el hombre es un ser social” y, por ende, debe encauzar sus comportamientos de acuerdo con unas reglas. Estas reglas, no obstante, diferirán dependiendo de muchos aspectos influyentes en las sociedades humanas como pueden ser el clima, la geografía, la religión, la tradición, la cultura, etc. Así las cosas, si bien podremos hablar con propiedad de la Ética de la Grecia clásica, de la romana, de la cristiana, de la árabe, etc., y no estaremos en la capacidad de dictaminar cuál de ellas es más verdadera, porque no existe un baremo absoluto (que sería Dios) en la Tierra, sí podremos referir cuál de ellas es más justa por ser solidaria, igualitaria, caritativa, equitativa y humana; por ser más fiel reflejo de la Justicia como Idea platónica. Un tipo de moral infalible, un conjunto de reglas áureas que tiene el ser humano para conducir sus acciones la suministra la Estética, la idea y presencia que tenemos de la Belleza. Y se puede probar este hecho si tan sólo miramos a una madre con su hijo entre los brazos, o a dos amantes besándose con una pasión omnívora, para concluir esto: que amar a las cosas es bueno, no porque lo deseamos, sino porque, primeramente y antes de pensar nada, el amor así mostrado se nos aparece él mismo bello, divino, el reflejo hipostasiado de una Belleza suprema que reina en el Universo. ** Ricardo Mena Cuevas ricardomenacuevas@hotmail.com Escritor español (Málaga, 1975). Abogado de profesión. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Migdalia B. Mansilla R. *** Lejanos parientes indecentes A. Morales Cruz *** Poemas en la frontera Reynaldo García *** La dulzura Juan Pérez Rosales *** Poemas Piera Pallavicini *** Espejos o (With the moon on my hands) espejismos Adriana Lamela *** Dos poemas Ana María Fuster Lavin *** Las palabras de papá Gianmarco Farfán Cerdán *** Poemas Jefrey R. U. Peña *** Dos textos Silvia Rodríguez Bravo *** Pasado en limpio (extractos) Arturo Gutiérrez Plaza *** Maldita niebla Silvia Hebe Bedini *** El deseo íntimo Linda González *** El guitarrista Tere Casas *** Poemas Rolando Revagliatti *** Los diarios de Lem. Newton el mago Carlos Montuenga *** Tres relatos Héctor Antonio Robles *** Cuerpos de resistencia (extractos) Magaly Salazar Sanabria === Poemas Migdalia B. Mansilla R. =================================== *** Nómada errante la palabra surca el desierto de la espera —en un lugar sin nombre acuden los recuerdos ignoro cómo llamarte mis gritos se ahogan en la garganta seca donde el silencio te bebe y se quiebra deambulo en espiral —nómada herida— solitaria insomne de los sueños perdidos soy la otra yo la de la aciaga sombra de un compromiso sin mirada y sin destino no sé cómo llamarte ignoro tu nombre soy la otra yo la de la palabra /ausente *** Sin significado laderas desiertas de un cuerpo maniatado rígido de anhelos hambriento de lunas y de diáfanos albores vuela en la brisa un tropel de ocasos arrasan las horas de un sentimiento muerto ayuno inclemente del amor en un papel sepia y arrugado dibujo un boceto de eventos lejanos un poema inconcluso versos que buscaron la rima un mañana que se hizo añicos y un presente que se ahoga en articulados desesperos surges del ayer fantasma de mi sombra halo azul de las penumbras inquieto nombre que ronda las líneas de mis cartas perdidas te asomas escucho y al temblar mi voz al llamarte vuelves a ser eco entre las piezas rotas del rompecabezas de mi vida *** hay días hay días como el de hoy hundidos de horas —extraños— vacíos de memoria llenos de penumbras y de lutos desolados hay tiempos como el de ahora en que siento muero —lentamente— cuando la risa huye más allá del llanto ** Migdalia B. Mansilla R. migbet51@yahoo.com Escritora y pintora venezolana (Cabimas, Zulia, 1950). Licenciada en educación, orientadora y evaluadora escolar. === Lejanos parientes indecentes A. Morales Cruz ===================== (Nota del editor: publicado por la Universidad Tecnológica de Panamá, acaba de aparecer Lejanos parientes indecentes, un libro de cuentos con el que el escritor A. Morales Cruz obtuvo el Premio Nacional de Cuento “José María Sánchez” 2006. “Me interesa una escritura con detonaciones, inestable”, afirma el autor sobre su obra, de la que hoy presentamos dos relatos a los lectores de la Tierra de Letras). *** Un sitio que encontré para Madona Esta habitación es de lo más rara. Llena de un lodo verdoso, toda la habitación es un ámbito de fango. Creo que hay más de seis pies de lodo. No hay ningún mobiliario, excepto la cama, al fondo contra la pared donde puedo ver a mi pobre abuela o el cadáver de ella acostada. Un tigre le hunde sus filosos y exagerados colmillos despedazándola, le rasga el vientre, muerde el hígado, le arranca el vaso, las tripas las jadea en el hocico descomunal lleno de sangre por toda la pared y en las sábanas. Yo lo observo hundido en el nauseabundo lodo que me va llegando hasta las rodillas. Afuera la noche es de una oscuridad sorprendente. Me da la impresión que es tan oscura que hace olvidarse a uno de todo lo que es. Su nacimiento, sus historias, la edad, los amigos, la mujer de uno, el primer auto, el domicilio. Es oscura como un par de zapatos negros. Estoy realmente asustado, sudo, mis ojos se quieren salir, estoy francamente aterrado. Al rato oigo un automóvil que hace un estruendo al parquearse a un lado de la casa. Se abre la puerta y llegan 3 hombres uniformados acompañados de 4 secretarias. Todos cargan sus sillas y una pequeña mesa de esas que venden en las ferreterías y otras tiendas de cosas del hogar. Prácticas, ligeras. Los hombres discuten e intercambian en un lenguaje ininteligible, las secretarias hacen anotaciones, pero miles de anotaciones que colocan en cientos de bloques de papel. Baja la temperatura y también el nivel de lodo desciende hasta casi desaparecer. Entonces la habitación se llena de los papeles con las notas de las secretarias y los hombres fuman largos tabacos sin parar de discutir. Eso sí, no se entiende nada de lo que dicen. Esto es realmente inaudito. Por fin, los hombres se levantan y se van. Las secretarias se quedan como perdidas con las caras tristes, como si fueran víctimas de un despido injustificado. Se la pasan sentadas, no hablan, sólo revisan los papeles como buscando una palabra mal dicha, una falta de ortografía, una gramática mediocre. Después un muchacho en una moto irrumpe en la habitación con dos cajas de pizzas y un litro de soda. Las secretarias comen. El muchacho quema la moto y pasa a la habitación como para quedarse para siempre. Una de ellas lo abraza y uno presiente que habrá boda, que están enamorados. Las otras lloran y discuten en voz alta. Hacen gestos de salir de la habitación y arreglar las cosas afuera. En efecto, abren la puerta y se oyen unos disparos. El muchacho con la secretaria, conversan animados y en un papel dibujan muebles, decorados, como que intentan arreglar la habitación, rehacer sus vidas. Irse de viaje en un crucero. Entonces la oscuridad de la noche se vuelve más espesa. Semejantes imágenes las puedo ver, abandonadas en mi cerebro, cuando compro en una farmacia píldoras para dormir. *** La casa llena de agua La casa llena de agua. Por los bordes, entraba la agitación de lo lluvioso. Las hojas de zinc semiquebradas eran un paradero de agua colándose por entre las ranuras raídas y débiles. Era una casa débil, encima de ti. Tratabas de incorporarte y volvías a tumbarte en la cama. El frío y el viento también te hacían débil o frágil. Porque la fragilidad es la mejor condición del vidrio. Y tú calificas como esa copa de cristal. Un ser vidrioso es un ser compuesto de melancolía. Ya el agua llegaba hasta un poco más arriba de los tobillos. Yo me levantaba del agua como un meteorito acuático y miraba el ámbito inundado contigo en la cama. Charqueaba de un lado a otro, como buscando algún objeto de oro o un viejo documento personal, tal vez una carta con tus iniciales. Parecía martes. Porque los martes es cuando más llueve en octubre. Ya me había acostumbrado a esa rutina. No hay reportes en la radio. Pero la tormenta persiste y afuera se escucha el zumbido como si tuviera boca o los dragones de los cuentos se hubieran zafado de las páginas y escurridizos se metieran en la naturaleza de la lluvia, para darle una expresión pero que le dicen tormenta para no decir dragón. Y yo te cuento, mientras duermes, la historia de los aborígenes que huyeron de la superficie de la tierra para cavar hoyos profundos y esconderse de los leones y de los monos de colmillos que atrapaban y desgarraban como presa, mientras cavaba cerca de la cama un hoyo real. Tú volvías a intentar levantarte pero el miedo al ahogamiento se transformaba en un terror que por tus ojos se veía. Pensé que con un alma así, tan frágil, es imposible sobrevivir a una hostilidad como ésta. Ahora te contaba cómo mi padre murió en un tiempo como éste, alrededor de abril, cuando la humedad se apodera vaporizando y ahogando la respiración mientras uno quemaba la madera podrida abandonada en la intemperie de las calles. Entonces me preguntaste si era mejor morir obstruido por el agua o requemado por la asfixia del calor incesante que se cierne en abril, cuando aparecen las moscas. Trepé al calor de la cama, puse una almohada apretando tu cara y tú jadeando por la falta de aire te quedaste flotando en la cama de tu abuelita. Ahora sí, ya no me preguntarás más por qué hago estas cosas. ** A. Morales Cruz a_morales37@hotmail.com Narrador y poeta panameño (Panamá, 1952). Ha recibido el Premio Universidad de Panamá, el 2º lugar en el Torneo de Poesía de Verano Inac 1982, el Premio Municipal de Poesía León A. Soto, el Certamen Nacional de Cuento César Candanedo 1994 y el Premio Nacional de Cuento “José María Sánchez” 2006, así como una mención honorífica en poesía del Premio Nacional Ricardo Miró (1996). Ha publicado los poemarios Esta primera vez bastó la sal (Universidad de Panamá, http://www.up.ac.pa, 1978) y El círculo, la grieta (Editorial Signos, 1996), y el libro de cuentos Lejanos parientes indecentes (Universidad Tecnológica de Panamá, http://www.utp.ac.pa, 2006). Poemas suyos aparecen en la Antología de poetas jóvenes de Panamá (1982). Ha publicado textos en diarios, revistas locales y páginas electrónicas. === Poemas en la frontera Reynaldo García ============================ *** Poesía indocumentada Nadie amenaza tu sombra Los crepúsculos son cobija del inmigrante, Sus vasos se revientan con la noche, hace frío y los sahumerios quedaron tan lejos en las orillas del beso de la madre. La caminata ha sido a vuelta de luna, Seis meses detrás de los veranos El universo hizo flotar edades y memorias Heridas que se arrugan en el dolor de calle Mitad hambre, mitad tristeza Contigo viajan con pasaporte y dobladas en un papel Las esquinas de la casa de tu pueblo calentado por el polvo que solloza El pueblo es un olvido con aliento de aguaceros Y hambre de niños con que juega húmeda la luna Así somos, un pueblo que camina hacia otros pueblos, Un paisaje de árboles y ríos paralelos Una música de guitarras y cañuelas De olvidos difusos, de amores que sólo Caben en esta cicatriz que deja el dolor del viento Los indocumentados somos un río que sube con la estación de los muertos Nuestros pasos siempre arrastran lo mejor de nosotros a la muerte El sombrero blanco de la niebla en los picachos Y el negro de tus ojos y de tu piel Es un nervio suelto de la tierra Que ahora besa las manzanas en California Y limpia las ventanas para que el sol entre a las calles de Manhattan *** Qué pena no verte ¡Ah muchacho! Que pena no verte afilar las navajas Correr de la policía Abrazar a tu madre Antes de subirte a las siete En el bus de las siete, Antes que te desgajes en amores Por la colegiala que nunca te perdió de vista, Antes que te lleves la pelota de basket Y manchés la única camisa del uniforme Antes de desviarte a la otra calle Porque en esa pueden matarte. ¡Ah!, muchacho Qué pena no verte Con tu sonrisa matemática Con el olor al trigo, al maíz y al café Pintando consignas, abriendo veranos, Descubriendo luces en el cuerpo de las muchachas Abrigando poemas con la pasión de los locos Leyendo el invierno en los almanaques. Contando la historia de una patria dulce Que se escondió en la higuera. Te deslizaste en esos sueños sin fin Hasta encontrar en la calle La viva jaula de los otros locos Los que se fuman el amor Rifando el barrio Aunque no lleguen al crepúsculo sus huesos. Que pena no verte afilar las navajas Fue el viernes de caprichos y calles de sed Te levantaste temprano Para llegar al bus de las siete Y a las siete menos un cuarto Llovió como llueve en octubre silencioso y seco Y calló una luna de edades en tu corazón Se desangraron las venas entre los disparos Corriste hacia el muro, tu gritó afinó las cuerdas de una guitarra La muerte llamó como humilde muchacha. Qué pena no verte esperar en la esquina, silbar a las chicas que salen del banco Jugar como juegan los niños maduros Llegar a la casa besar a tus hijos Llevarlos al lago y al colegio tranquilos Para morir hay que saber que el futuro es un cuello de botella. *** Es el cansancio de la calle Es el cansancio de la calle El brindis sin palabras ni discursos El acceso de tos, la mueca áspera La canción que sale del que sólo silba La ingrata fragancia de las ciudades hiperactivas La mosquita muerta El reloj de pulsera Que sólo funciona si estás de prisa, El periódico que vuela de día en día Las seis de la mañana puntuales Con el café de la gasolinería Inician su muerte los pájaros y los hombres La consigna es optimista Pero tiene las manos sudorosas Y la sangre enfriándose en una autopista. A las cumbres de los presidentes no llegan Ni los ancianos, ni los paralíticos, ni los mojados, Ni los tientas a ciegas, ni los come una vez en África O en las calles dolorosas de Guatemala O en los barrios pobres y violentos de Laredo y El Salvador Allí están ellos discutiendo el mundo sin nosotros, Las selvas muertas del Amazonas salivan su cansancio. Otro día Mientras tanto vete a dormir Con el amargo sabor del salario que no alcanza. *** Poemas de la ciudad Lo que entre vos y yo pase lo pondré en los anuncios de los diarios, lo diremos en el sermón de la tarde lo escribiré en los graffiti del barrio lo alcanzaré a refugiar de los infieles, lo haremos cobija y pan y aire para alimentar los amores de las plazas. Lo que digamos será sellado como título prohibido en los estantes, como espejo que se queda sin imagen. lo diremos después de los sahumerios y los cristales agitados lo diremos sobre todo en las noches con las luces apagadas de los sitios claros de tus ojos. Lo que entre vos y yo pase no termina se ajusta a las historias de los pueblos a las anécdotas que invaden las esquinas y las pláticas de las mejores gentes aunque vos y yo nos alejemos. Los patios de piedra no se cansan no se detienen los impasses de la gloria en las cárceles de aluminio de los nidos de las campanas lejanas y yo canto como un loco entre poemas y lágrimas debajo de las sombras para tu tristeza y tus distancias, si te hace falta. *** Caminos El pueblo se ha puesto a jugar entre la aurora como un niño en las rodillas de un viejo y apuesta por el sol del mediodía Para ese tiempo los 6 millones de habitantes estaremos mirando los cometas dibujando el mar de nuestras esperanzas, quizás seguros de nuestra muerte [prematura los lirios habrán llegado tarde a nuestra cita de amor, a un lado del río las golondrinas entonarán su canción de luz de los [veranos. La ciudad se acostumbra a no reír entre la bruma de tus pechos, cansada y sola después de la [violencia. Esta ciudad puede esperar por tu cansancio y hacerte llorar en las madrugadas por la luna que se pierde como niña secuestrada entre flores viejas de esperanza. Mi ciudad: no moriré seguramente por los daños de su ausencia ni olvidaré las mañanas de los ríos transparentes de la casa y el sol en el tejado, aunque ahora sólo cuelgue tu recuerdo en la postal de otros poemas. Los mendigos van y vienen por la plaza que asegura sus tristezas tienen nombres que ya olvidaron y se esconden del recuerdo, por eso nadie llora cuando mueren, ni las aseguradoras se disputan las primas de sus sueldos hablan de la vida como un puñado de sal en el que el amor no tiene tiempo de rondarles los huesos fríos de sus inviernos de metal. En esta ciudad encontrarás piratas del siglo XXI quizás Quijotes marchando por las calles anchas de Babilonia San Salvador es un molino de viento con gigantes de verdad, y si preguntas Dulcinea ya no vive aquí se mudó a otra ciudad la asustaron por las noches los puentes sin estrellas y las luces de los autos y yo no alcancé a contarle que llegabas, tú con tu amor encendido de luna, que los girasoles y la flor del mediodía se acuestan en la casa del poeta a beber poesía después de preguntar por el amor de las aves que hoy vinieron para [esperarte y cantar, esta ciudad sólo es un sueño donde los veranos caminan a pedazos de sol. *** Domingos Me levantaré sobre un montón de versos vi en la ventana las montañas profundas los pájaros partiendo a las cúpulas de las iglesias vi al cura levantarse en su ángelus de siempre el reloj marcando la última cuchillada vi también el calendario de tus ojos diciéndome adiós, a esta hora pinté una mirada tuya en el cristal viejo de la ausencia. para votar las máscaras que aún me quedan de ti dejé que los cigarros quemaran mi bigote, miré el cuadro de Van Gogh, los girasoles muertos, vi el color de mis manos, recordé tus hombros a pedazos, suspiré lejano y [ajeno para saber que aún vivo y que prefiero a la muchacha recién casada con el vecino insufrido a estas gotas de miedo de estar solo todavía, domingo de ciudad con cara de inocencia. ** Reynaldo García sntaluciarey@hotmail.com Escritor salvadoreño (Santa Clara, San Vicente, 1964). Ejerció la docencia y trabajó en la cátedra de literatura y comunicación de la Universidad Estatal y la Universidad Francisco Gavidia (UFG, http://www.ufg.edu.sv). Ha participado y ganado algunos certámenes literarios de su país, como los Juegos Florales de Santa Ana, Sonsonate, San Vicente y el premio de poesía Salvadoreños en el Mundo (2007). Textos suyos han sido publicados en algunos periódicos salvadoreños. En 1987 fundó junto a otro grupo de trabajo la revista literaria Semilla, como parte del desarrollo político de las comunidades de jóvenes escritores. La revista fue cancelada a causa de la guerra civil tras algunas ediciones. Ha escrito poesía y cuento bajo el seudónimo de Salvador Robles y actualmente prepara la edición de la novela La mujer del herrero y el poemario Poemas bajo la sombra, que responden a la temática de la poesía indocumentada que junto a otros poetas está impulsando en Dallas, Texas (EUA), donde actualmente reside. === La dulzura Juan Pérez Rosales ==================================== Ahora que duermes podré ver los pájaros que salen de tu boca. Agradezco a los dioses esta lluvia inacabable que se derrama en París, que tuviésemos que recogernos en nuestro pequeño refugio de 23 euros al día, y que tú, con esa voz con la que instalas la lluvia en mi alma, dijeras que me esperabas en la cama, que no tardara, que fuera pronto a abrazarme contigo para que me inventara una poesía. Yo no quiero demorarme, ya sabes que me llenas de vida con cada beso tuyo, sólo que tengo que agarrar esas imágenes que de un modo tan violento me asaltaron durante el día, esas que te conté de terribles búhos sobre las cabezas de los niños, o las de la arena que se levanta en el viento y entonces traza letras enigmáticas. Buscaré algunas palabras para que no se deshagan, porque si no acabarán olvidándose y otra vez volveré a sentir cómo me crece el abandono. Esta es la razón que me impide acudir a tu llamada, déjame que rebusque en la gaveta de este viejo escritorio, algún papel en blanco habré de encontrar para enjaular a ese búho furioso y para apresar con redes el mensaje de la arena en el viento. Entonces aparto mis ojos de la cuartilla iluminada por el flexo y los pongo en ti, eres tan hermosa. Suelto el lápiz para que ruede en la madera, y cierro mi mano derecha para apoyar la cabeza. Y empieza a suceder ese milagro que brota de ti pero que no conoces. Debería salirte el aire respirado, invisible y un poco caliente. No sé qué los conjura, a veces pienso que es tanta tu dulzura que debes habilitar un escape para que no te ahogues, por eso creo que los pájaros que nacen en ti y vuelan en la estancia son trozos de tu dulzura. Oigo la lluvia pero no oigo sus alas, sé que no las oigo porque vibran con la misma cadencia del agua, por eso parece como si de ellas no se levantara el ruido, como si no necesitaran del aire para agitarse, rápidas como pulsos; si pudieras verlos, estos pájaros pequeños y luminosos, como arco iris, si pudieras contemplar cómo vuelan sobre los enseres húmedos del apartamento, cómo giran alrededor de ti (quizás porque sepan que tú les has dado la vida), cómo alcanzan la lámpara del techo y después se posan y me miran y, como ocurre otras veces, el de plumaje violeta planea hasta la penumbra que vive entre mi mano y el folio, como si comprendiera que de mí también nacen pájaros, pájaros-palabra, pájaros-voces que escribo en este papel amarillento y antiguo que esperaba la vida en los laberintos de la gaveta. Pero tú duermes, llena de luz, envuelta en alas como si fueras la diosa de la dulzura, no sabes nada de este maravilloso estrépito que ahora mismo sucede. El pájaro violeta enreda sus patitas entre mis dedos y los empuja con su cabecita para alcanzar la palma de mi mano. Agita levemente sus alas y se adapta a la geometría cóncava que he inventado con mi mano. Y entonces me mira desde allá abajo, tan tierno, tan triste, y a mí se me vienen tus ojos inundados de mañanas, y me desnudan y me envuelven. Llueve mucho, fuera es la noche, pero en nuestra casa de Saint Germain las gotas furiosas sobre las calles entran por las rendijas de la puerta como un murmullo de alas que mueven el aire para que tú respires; si lo vieras, amor, si pudieras notar cómo los pájaros me avisan de que ya llegó el momento de que apague la luz y me abrace a tu cuerpo, para que nos demos las manos y me recuerdes lo de la poesía, y yo sólo podré decirte que toda palabra es escasa, que enlazaré una con otra con la oscura tristeza de saberte inasible, de saberte inatrapable. Entonces te acercas a mí y me abrazas, y tu pelo queda a la altura de mi boca. Hablas para decirme que me duerma, y los pájaros se esconden en la penumbra para volverse invisibles. Yo aprieto mis labios en tu cabello y respiro tu aliento para que me llegue al estómago, donde los pájaros más pequeños se han refugiado. Cierro los ojos, sólo quiero sentir el hermoso ritmo de tus pulmones, mientras llueve en París, nada más que llueve. ** Juan Pérez Rosales jperros@gobiernodecanarias.org Escritor español (Las Palmas de Gran Canaria, 1962). Es profesor de matemáticas en enseñanza secundaria. Su obra permanece mayoritariamente inédita. === Poemas Piera Pallavicini ========================================= *** Caí Anoche caí, Sílaba a sílaba aterricé en tu nombre, Desplacé las soberbias letras Y despojé esa tilde molestosa Anoche perdí, Me amarró ese quinteto infame de letras Protegiéndose, atacándome Y yo sola ahí... Sin palabras Frente a la gran palabra aquella, Esa que ya no articulo Que mi boca no dice Que mi mano no toca Anoche caí en tu nombre Entre calles y desbordes *** Disfraz de verso A veces me visto de poesía Y disfrazo montañas y mares Juego a que mi corazón se rompe A que lloro infinitamente, a los malestares... A veces me visto de poesía Y pienso que lo que digo lo invento Que vivo en armonía Que sólo juego a que siento Hay veces también, Que desvisto mis instintos, Que descubro mis males, Que descascaro mi blando corazón Y lloro... Es entonces, Cuando escribo una poesía, Sin importar la rima, la ortografía, Y disfrazo lo que siento, Con mediocres versos... *** Duele Duele, No se dónde pero duele No se qué, pero duele Duele, Sutilmente duele Raudamente duele Duele no se dónde Duele no se por qué Duele no se cómo Pero sé que duele Duele aquí y allá Duele por dentro y por fuera Duele en la cama y el mar Duele tanto... Tanto duele... Duele la espera y la sorpresa Duele la risa y la ira... Irá ese dolor no se dónde Cayendo encerrado en una gota, Cayendo disfrazado y aguado Duele no se cuánto... ¡pero cuánto duele! *** En mi cabeza Te escribo para informarte Que ya hasta el pelo me has cansado... Que no te extrañe pues que —un día— Hasta la puerta de tu casa avance la policía Y te ate tus lindas manos con tu desteñida corbata Y te digan que te arrestan: “invasión a la propiedad privada” Que no te extrañe te digo, Que me he dado el tiempo de avisarte Que tienes mis rincones invadidos, Que no intentas ya soltarte Te escribo para informarte Que ya hasta el pelo me has cansado Y que cometiste el peor delito: Vivir en mi cabeza es un pecado *** Maldito café... Una mañana más, El sol hace rato esperaba que el agua humeara ya cansada, La taza azul, la taza verde La taza azul... Una cucharada de café, Dos sacarinas, Nada de azúcar, porque la taza verde no está... Un poco de leche, sólo un poco (Para la taza azul) Café con leche, en esa mesa Con una silla, Para qué más, Si la taza verde no está... Por culpa de ese maldito café... Recordé que ya no está para tostar el pan Que se fue... Preparo un té *** No me importa A mí no me interesa mirarte y saber quién eres, Saber con perfección qué guardan esos ojos secos No me interesa que al saludarte sonrías Y yo me acuerde (inevitablemente) De cómo sonreías entonces En ese entonces... No me importa si es que callas, Si es que miras sin mirar Y si intentas evitar Lo que solíamos soñar No me importa, Lo juro, No me importa, Lo pido, No me importa, Quisiera... ** Piera Pallavicini pierapallavicini@gmail.com Escritora chilena (Santiago, 1984). Reside en Viña del Mar. Estudiante del último año de psicología en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV, http://www.pucv.cl). Cursó un taller de narrativa con el escritor Marcelo Beltrand Opazo. Algunos textos suyos han sido publicados en diversos medios electrónicos, en periódicos de la región y en el programa de Radio Agricultura Cuentos y otras letras. Interpreta la guitarra y cursa estudios de guión de cine. Mantiene una página personal en http://www.pierapallavicini.cl. === Espejos o (With the moon on my hands) espejismos Adriana Lamela == Las líneas de mis manos se han borrado. Debajo y a la izquierda del espejo, el vaho ha dibujado una campana. Va a romperse, pienso. Yo pensé que iba a romperse. Demora más de un cuarto de hora la nostalgia en escribir tu nombre en el vértice opuesto, y los hilos invisibles del tiempo no cesan de abrirse paso entre las grietas de los muros: van urdiendo una trama secreta entre las baldosas, donde mis pies han echado raíces de inconsciencia. Y reniego del reflejo absurdo de mi rostro; mis manos todavía están en blanco: como si tanto anhelo anestesiado hubiera arrasado los senderos quirománticos. Cierro mi ojo izquierdo con la ridícula intención de sólo poder ver el lado derecho de este desfile retorcido de las horas. Cerrar el ojo izquierdo se me ocurre una patológica reacción a todo aquello que deviene sin remedio a ras del suelo. Los espejos son naturalezas muertas; formas, extremidades, materia inorgánica imantada, geografías humanas de rubores obscenos que respiran fagocitando todo aquello que se mueva frente a ellas en actitud narcisista. La campana repica todo el tiempo encendiendo una luz mucho más verde que la verde extensión de un campo virgen. Y el espejo no se rompe. ¿Me está indicando que tengo el paso libre hacia toda obscura percepción del otro lado del silencio? Los espejos son ojos que no reflejan el alma; apenas dejan ver el pesado discurrir de la humana condición que nos absorbe. Manchas negras; laberintos de brea donde resbala la conciencia; el cerebro aterrado se contrae en violentos espasmos. Y los ojos no atinan a reflejar mi lado blanco; sigo guiñando absurdamente —con la conciencia sucia y el corazón al borde de un abismo de preguntas— y ya es un tic que cumple la función de distraer la memoria. Y el tiempo acecha entre los zócalos. No me detengo. La ausencia de razones me provoca una rabia energizante: pinté de azul mi habitación entre tus brazos. Los vampiros horarios se empeñan en succionarme la ilusión de las venas, y a pesar de que todavía no distingo los cráteres de la luna —mis manos siguen tensas, ansiosas de tu sangre— puedo verla sonreír cabeza abajo apenas amanece. Congelada en el iris de tus ojos, ¿cuántas miradas hace que no percibo tu piel debajo de mis uñas hambrientas? —te amo de todos modos con la urgencia clavada en el reflejo inmóvil de mí misma cuando no me reconozco viva— y es que sin vos hay una muerte ilógica que me mantiene los pies sobre la tierra. Te amo; con esa magnitud física que me proyecta al otro lado de la cara visible de la luna. No hay espejo que pueda resistir la luna llena —llenos tus dedos de mis poros; mi boca llena de tu boca. No es mi lengua esa espesa sombra roja que repta en las esquinas rotas; cristalizo tu recuerdo en cada pedazo de vidrio que ahora cae gota a gota entre mis piernas abiertas —sé que voy a desangrarme. Yo siempre creo que voy a chorrear esta pasión como líquido amniótico. Silba el viento; allá sobre él los cráteres desnudos. Hay un peregrinar de estrellas como espejos que reflejan el vacío —son ellos, los cotidianos ojos de búho que reprimen la audacia de quererse— y hay tus pasos guiando mi cordura. Hay huracanes y gestas suicidas entre las hormigas que me caminan la piel cuando percibo tu voz en el silbido del viento; y se detiene entre mis piernas abiertas. Entonces respiro hondo: no me desangro, no; no chorreo por la herida de tu ausencia. Es una reacción química. Los espejos mutan en lupas mientras dura un eclipse de luna. ** Adriana Lamela lameladriana@gmail.com Escritora argentina (Neuquén Capital, 1961). Trabaja como secretaria técnica en una oficina del Estado provincial. Ha participado en el taller literario en línea de Laura Calvo (Bariloche, 1998) y en el taller literario presencial de la Dirección de Cultura de Neuquén, a cargo de Roberto Giglione (1999-2000). Ha obtenido mención especial en el V Concurso de Poesía y Cuento del Río de la Plata, en Buenos Aires (1998) y varios trabajos suyos han sido premiados en juegos florales realizados en la provincia de Neuquén, como el Primer Premio en cuento y Primer Premio en Poesía y los Juegos Florales de Verano en la Ciudad de Centenario (1999). Un poema suyo fue escogido para la muestra internacional de poetas editada en 2005 por Editorial Dunken (Buenos Aires). === Dos poemas Ana María Fuster Lavin ================================ *** Junio tiene nombre de mujer ¿renacerá la flor si se la invoca? Mairym Cruz Bernall Me pides ayuda un remedio para tu reflejo, pero el calor de los vacíos suda abandonos sobre mi piel es el eco de tu risa perdida en la cama donde te tuve desde el espejismo desde las escamas de mis miedos o desde mis labios descosidos para los tuyos: éramos el seudónimo de los amantes sin moraleja. Las escamas de tu voz me arrancaron los dedos uno a uno mis muslos quedaron resecos del sándalo expirado y sigo sudando las cicatrices del nunca jamás del país de las maravillas en que nunca vivimos o de la patria de las poetas muertas, divas en la resaca del exilio a fuerza de verdades ¿renacerá la flor si se la invoca? Mi noche ya termina y quiero huir me arranco los pies para no encontrarte, nuestros sueños se bifurcaron desde la punta de nuestras lenguas hasta la saliva de las palabras así como tus pechos me robaron una serenata de despedidas. El abandono suele llegar sin recetas para curarlo, al menos, arrojo una botella con mis pasiones ocultas queriendo morir hasta la última muerte para tenerte para decirte que el amor todavía puede entrar en palacio que las otredades peregrinan bajo las sombras, pero tú eres luz. Junio, como la poesía, tuvo nombre de mujer, así tú, como yo, perdona la inmensidad de mis silencios así como perdonaste el hambre de nuestros recuerdos cierra la ventana a los dolores, la duda a tu sangre los espejismos a tus uñas, y grítale a los ecos. No hay recetas para la felicidad pero te invito a un café tampoco versos que remedien los abandonos pero fumemos juntas quizás al menos, nuestros adioses se conviertan en cuerpos y aunque todo sea mentira, al menos estaremos, muy cerca para sudar siluetas, y juntas nuestros abandonos al fin de cuentas, nunca te dije que tuviera la respuesta ni mi poema una moraleja... *** Daños colaterales: verano del ‘67 “María José, es una niña”. Dr. Charles Llenza 1 de agosto de 1967 Come on baby, light my fire Try to set the night on fire Jim Morrison, The Doors El llamado de la noche aúlla ante mi espejo de sal y son tantos los gritos que ensordecen los inicios como estos cuarenta años de daños colaterales de cuerpos sin alas de sangre rebelde de horizontes ciegos a veces huyendo de muertes irracionales causando otras tantas, afortunadamente, no tuve la culpa de todas; confieso que nací y murió el Che, René Magritte, Violeta Parra y Ciro Alegría. Fui la niña que en primavera quiso morir para renacer un verano quince años después. y un manantial de peces plateados jugaron al laberinto perdido efectos colaterales del juego a mamá y papá no volvieron a ocurrir, soy la más pequeña de tres. Cuenta la historia los segundos de la manzana el árbol los sarcófagos de la raíz. resultando ser necrofílica de ego inusitado de costumbres unas aburridas, otras aberrantes, otras que sólo son otras, de maternal ternura y perversa manipulación. En efecto era el año dorado del rock cuando nací así como nacieron The Doors, Sargent Pepper, también Pink Floyd y su piper at the gates of down. Innecesariamente desfloré el verano: sentí el preciso momento de la luz, saboreé la sangre liberada a mi paso; mis dedos hurgaron la guarida por despedir mi cabeza coronó la entrepierna maternal daños colaterales: una niña. Aquí estoy, diosa porno, cazadora de palabras por descubrir de historias por olvidar: en ese calendario voy borrando los malos amantes desde el año en que Ho Chi Min le escribió a Johnson poco después el Surveyor 3 desvirgó la luna así como Eusebio López se tiró a las trillizas del barrio y luego el lechero se lo tiró a él. Era el año internacional del turista y mi madre sudaba dolores de incertidumbre al menos me ofrecía la leche de su ternura y los escritores nuevas profecías. cien años de soledad en un lugar sin límites y Albert De Salvo no volvería a estrangular en Boston; en el grito silencioso de la noche eterna también nacieron Kurt Cobain, Olga Tañón y Pamela Anderson como Sara Montiel, la draga amante de mi antiguo profesor de latín. Nací escribiente mujer, desordenada leona peregrina de cuerpos y sombras apasionada de sueños, gaviotas y faros, en fin, poeta, cuentista, amante, mujer sobre todo: madre, fiel a mis corazonadas y compromisos elegidos al amor, la palabra y a los duendes desde este paraíso a mitad de precio hasta la eternidad de todas las noches y la muerte final entre en mi palacio. ** Ana María Fuster Lavín amfuster@prtc.net Escritora puertorriqueña (San Juan, 1967). Graduada en estudios hispánicos en la Universidad de Puerto Rico, con una segunda especialización en música. Es editora de libros y correctora legal para el Tribunal Supremo de Puerto Rico. Además ha escrito y editado literatura infantil para Santillana, Alfaguara Infantil y Tri-Lin Integrated Services (Texas, EUA). Textos suyos han sido publicados en el semanario Claridad (del cual es columnista de la sección literaria de Trasmano) y en las revistas Novum, de la Universidad de Guadalajara, y Taller Literario, Revista Interamericana, Zurde y Sótano 00931, de Puerto Rico, así como en las revistas digitales Desde el límite (http://www.geocities.com/marcas1pr/Desde_ellimite.html), En la orilla (http://www.enlaorilla.net), Letras Salvajes (http://www.geocities.com/letrassalvajes), Borinquen Literario (http://literatura.can.com), Cuento.com y El Confesionario (http://www.elconfesionario.net), entre otras. Ha sido incluida en las antologías Cuentogotas 3 (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003), Entresiglos 2 (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003), Círculo de Poesía (Uruguay, Ed. Bianchi, 2003) y Nueva poesía Hispanoamericana (Lord Byron Editores, 2004). Su primer libro de cuentos para adultos, titulado Verdades caprichosas (First Book Publishing, 2002) ganó una mención honorífica por el Instituto de Literatura Puertorriqueña (2003). También ha publicado el libro de cuentos Réquiem (Ed. Isla Negra, 2005) y los poemarios El libro de las sombras (Ed. Isla Negra, 2005) y Anónimos y clandestinos, y ha obtenido diversos premios en ensayo, cuento y poesía. Sus cuentos "Y su nombre era Caridad" y "Mi último desayuno" han sido traducidos al portugués, con fines académicos, para la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Además ha participado en talleres y lecturas de poesía como en Grado Zero, Cultura Viva y (De)Generaciones, y en bares y plazas públicas. Mantiene un blog en http://bocetosdeselene.blogspot.com. === Las palabras de papá Gianmarco Farfán Cerdán ===================== I Odiaba ir a los cementerios. Pero esta vez era inevitable: su padre había muerto. Así que cuando le comunicaron la penosa noticia, tomó el primer vuelo que pudo desde Bogotá y vino a Lima. Se hospedó en un hotel tres estrellas, y sin descansar nada, se puso el terno negro —que nunca usaba— para ir al entierro. El taxi que lo llevó al camposanto fue tan rápido que casi provoca que lo entierren a él también. Esa mañana, allí estaban todos. Su hermana, su cuñado, la segunda esposa de su padre, sus tías, primos, sobrinos y algunos amigos de años de la familia. Saludó a unos cuantos y se puso adelante, junto a su hermana. —Llegas muy tarde, Rafael. —Lo importante es que ya estoy aquí, Verónica. El cura, que también había sido amigo del difunto, acababa de empezar la triste ceremonia del adiós un par de minutos antes. Mientras Rafael observaba el ataúd de su padre pensó que le hubiera gustado decirle algunas cosas antes de que partiera lejos. Contarle lo bien que le estaba yendo por fin en su negocio de ropa en Bogotá, que estaba reconciliándose poco a poco con su esposa Gianina, que se llevaba mejor con su rebelde hijo quinceañero Adrián, y que se sentía muy solo desde que vivía apartado de su mujer e hijo, hacía ya año y medio, en un espacioso departamento de un alto edificio del centro de la ciudad. Pero esa mañana, todo era silencio en aquel campo inmensamente verde donde dormían bajo tierra cientos de almas cansadas de vivir. Solamente su padre guardado en un cajón de madera fina y reluciente, la voz entristecida del sacerdote, y los sentidos sollozos de su hermana y otros familiares, le daban la gris bienvenida a Lima, tras seis años de ausencia. II En casa de nuevo, piensa Rafael. Un cuadro inmenso con el rostro distinguido y serio de Marcelo, su padre, reina en la enorme sala familiar, rodeado de muchos arreglos florales con tarjetas de condolencia. Verónica está molesta con él. Saliendo del entierro le reclamó disimuladamente y en voz baja por la gran demora en volver a Lima. —No era tan fácil, hermana querida. Me avisaron muy tarde. Del hotel me he venido para acá, sin perder un minuto. —No entiendo por qué papá siempre te consideró tanto, si ni siquiera lo venías a ver sabiendo que ya estaba enfermo. Lo de siempre. Los reclamos que su hermana menor le hacía no eran nuevos. Nunca se habían llevado bien, y la muerte del padre no parecía solucionar ese problema. Quienes sí se alegran de verlo son sus sobrinos Claudia y Felipe. Rafael siempre les manda obsequios desde Colombia, para sus cumpleaños y en Navidad. Le preguntan cómo anda todo por allá, qué es de la tía Gianina y el primo Adrián. Suelta una mentira diplomática y afirma con una esforzada sonrisa que felizmente todo nos va muy bien a los tres en la calurosa tierra del vallenato, chicos. Verónica lo llama a un aparte, lo lleva a la cocina y le dice molesta toma, papá te dejó esto. Una carta que en el sobre blanco se leía: Para Rafael, mi querido hijo, de su padre que lo quiere. Sorprendido, le agradece el gesto. Verónica vuelve con el resto de la familia sin decir nada más, y él, lleno de curiosidad y emoción, abre cuidadosamente el sobre y empieza a leer la carta. Su padre le explicaba que lo había extrañado mucho, que sabía lo difícil que había sido sacar adelante el negocio de ropa en Colombia y por eso estaba muy orgulloso de él, que hubiera deseado ver a su nieto y nuera una última vez, y que el cáncer, el maldito cáncer, era menos doloroso que la ausencia de su hijo por tantos años. Rafael llora contenidamente y sigue leyendo. Son las líneas finales las que lo dejan sin aliento: ...y perdóname por no haberte dicho nunca, durante tus 45 años de vida, que eras adoptado. Jamás quise correr el riesgo de que tu madre y yo te perdiéramos. Fui egoísta y arrastré a tu madre conmigo, lo siento mucho, hijo mío. Pero debes saber que tu padre, yo, el que se sacó el alma trabajando por ti y te enseñó todo lo bueno que sabía, siempre te quiso y te querrá como ningún otro padre. Rafael tira furioso la carta al piso, sale con el rostro desencajado de la cocina, y, como un fantasma, sin despedirse de nadie, ante la sorpresa de su familia entera, deja la casa del padre, pensando con todo el rencor posible, en nunca más volver a Lima. ** Gianmarco Farfán Cerdán gfc1max@yahoo.es Escritor peruano (Lima, 1978). Egresado de comunicación social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe), con estudios de psicología en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP, http://www.pucp.edu.pe). He trabajado para diversos medios de periodismo radial y escrito como Radio Santa Rosa, Radio Cadena, el Boletín Semanal Católica Deportes de la PUCP, el diario El Comercio (http://www.elcomercioperu.com.pe), el semanario Milenios y la revista Universidad y Business, y fue editor de la revista Bar News, además de hacer algunos trabajos como periodista freelance. Obtuvo una mención honrosa en el concurso de cuentos “Horas de Ágora” en la UNMSM (2006). Textos suyos han aparecido en publicaciones digitales como Bocanada (http://www.bocanada.net) y Miríada (http://revistamiriada.org), y en la publicación impresa Punto Educación de la PUCP. === Poemas Jefrey R. U. Peña ========================================= *** Futuro para dos Todo futuro solo es una extensión imaginaria del presente. Un no futuro solo resulta de los hábiles renunciamientos a los sueños más sencillos, de la cobardía a enfrentar al menos por una vez los miedos, como al de enamorarse descubriendo al otro en el sacrificio diario de darlo todo hasta la locura de la risa o la catástrofe de las lágrimas. Todo futuro es mejor cuando no se es esclavo del afán diario de sobrevivir sino de lo que se vive a pocos con una intensidad profunda, sin las odiosas trivialidades de qué dirán, sin las prevenciones de qué pasará, sin reservas. Todo futuro es mejor para dos cuando desde el alma hay entrega total pero a pedacitos, es decir, en tiernas cuotas de besos, de caricias, de verdades. Todo futuro solo es mejor si se aceptan, si aprenden uno del otro, si viven con plena libertad aun incluso de lo mucho o poco que tienen y hasta de lo que no tienen. Amaos sin ataduras, amaos por esa inspiración extraña. Aprended de la poesía, que dando de leer primero ama, y luego, como un mantra vibrando desde el alma, perdidamente se enamora. *** Si no te aman Si no te aman no confíes no creas no te entregues no insistas no te entibies no permanezcas no caves una cuna en ese vientre de humo, y allí solo por amor propio, no te plantes no te siembres no te ilusiones no te encadenes Si no te aman ¿qué esperas? Mejor acéptalo, jamás te amarán, Así que deja la insensatez y no pierdas más tu tiempo y vete, desaparece, sé por siempre de esos ojos que no te aman ausencia absoluta y total. *** Haikú de la sed Y érase él en el desierto /la soledad/ Y érase en él la inmensa sed /de amor/ Y érase para su sed un pan /salado de cariño/ Y érase para él ni una mísera gota de verdadero/ amor. *** Orfebres [A Natalia Escobar, orfebre de cosas buenas para el alma.] La crueldad o la ternura, una u otra, obras de magnífica orfebrería talladas con la misma dedicación, dignidad y precisión que sólo para sí demandan las joyas extraordinarias. *** Ojos que saben llorar Sedimento de la rabia, cómo el sol incandescente de algunos ojos te vuelven dura piedra, cómo la tierna lluvia de otros ojos te vuelven polvo. ** Jefrey R. U. Peña jeff_up27@yahoo.com Ensayista y poeta colombiano (Fusagasugá, Cundinamarca, 1975). Es administrador de empresas egresado de la Universidad de Cundinamarca (Udec, http://www.unicundi.edu.co), así como docente de idiomas, consultor y asesor de proyectos de tipo económico y social. Ha escrito cuatro poemarios que se mantienen inéditos. === Dos textos Silvia Rodríguez Bravo ================================ *** Responso para mi funeral Heme aquí con las uñas azules, la sangre estancada, como sueldo de fin mes, la carne endurecida como roca petrificada, la piel fría como la sensibilidad de un dictador. La mente lejana del espíritu... duerme mientras el espíritu vaga sin saber lo ocurrido. es grato andar por los bares de siempre, sentir que me siento, bebo y luego me voy ahora sin pagar, porque recuerden sólo soy espíritu despidiéndose de los seres queridos. Hay tantas flores en vez de vino, tanto lamento en vez de poemas, tanto equilibrio en vez de locura, tanto negro en vez de rojo encendido. Les dije, quiero una fiesta en mi funeral, estar sentada con una copa, un cigarro apagado (está bien, no importa, físicamente no puedo fumar) y en la otra mano un libro, un cuaderno, un portaminas 07 y una goma. Pienso que después de esto no habrá más cordeles con ropa ajena tendidos en mi casa, no habrá una histeria mordiendo sonrisas, laberintos que colonizar con la voz ciega y los ojos mudos, caminando por la ciudad. ¡Cuánta falta le haré al mundo! Nadie irá en caída permanente hacia la esperanza, ni bailará encima de la [desesperación cotidiana. Murió Silvia Rodríguez, la única que iba del Averno al Cielo, la que escribía imágenes de algodón después de romperse el cráneo dentro de [una copa y sobre una página en blanco. Murió quien decía a los hombres que para tener relaciones sexuales, no era [preciso el amor, la que volvía a ser virgen después de vestirse, la que culpaba a todo por la resaca, nunca al vino que tomaba hasta el [primer sorbo de la octava copa. No puede ser, está llegando un espacio de vacío permanente, despacio se desprende la huella de mis pasos y la sombra de mi cuerpo me [abandona, me pregunto ¿Quién escribirá cosas que no complazcan los oídos que se [piensan eruditos y comen las migajas del poder oficial? ¿Quién dirá poto con nubes de azufre y pluma encantada endulzada en vino? ¿Quién prestará el vientre a los dioses del Olimpo, a los hombres comunes y [escribirá sin la culpa del pecado original? Ahora, adiós. El silencio perpetuo llega, esta lápida ya tiene el “Aquí yace Silvia Rodríguez Bravo”, ahora cierren la sepultura por favor, que voy a atizar el fuego del Infierno, luego aprenderé a tocar el arpa, tengo entendido que a Dios le encanta esa música, luego amarraré el aureola de los ángeles al llavero del San Pedro. “Estamos reunidos aquí para despedir a nuestra querida hermana y poeta”. Pobre Cura, no sabe que enciendo el cigarro en los rayos del sol, que dibujo caritas a la luna y que estoy más viva que nunca. *** Rutina de una cesante poeta Esta ciudad definitivamente no acoge a su hija, quizás porque llevo un estigma en la frente o tal vez sea la quebrada forma de mis ojos, el motivo por el que los dioses del Olimpo aún no pronuncian en coro mi nombre, para terminar con esta comedia donde sueño con una pequeña esperanza la cual aún no calza con la realidad que respiro. Mi realidad no ha tenido un punto aparte, un dar vuelta a la página para archivar el agua que ha pasado debajo de este puente. En concreto, continúo Cesante, viviendo en forma heroica. Realmente esta situación, más que un acto de heroísmo, es un acto de magia, pero el universo sabe más, ya que la ociosidad de esta cesantía me ha permitido recordar que soy el texto de una página en blanco. El texto se inscribe en forma horizontal sobre las palabras que conforman mi cuerpo y me abro al poema donde paraíso y averno se fusionan en una sola voz, para diluirse en la cotidianidad deslumbrante de los días. La voz del espejo proyecta la historia de una pequeña Poeta con indomados campos en búsqueda de un horizonte donde presentar su silencio, la forma diluida de su sombra, el tragaluz de sus insomnios y ese olvidado “Yo Soy” que tiene dormido detrás de las pupilas. Ese Yo encendido que escribe el génesis apocalíptico de un feto divino a punto de nacer. El espejo y sus infinitos originales atraviesan la furia de la realidad para posesionarse de la imagen en forma mágica, superficial, profunda, hasta que el útero expulsa una hija en forma de grito, de llanto, de latido, con un pulso similar a los segundos de un semáforo. Y la Poeta se da vida, se retroalimenta de sus propias entrañas y nace viva, otras veces nace muerta, pero nace detrás y sobre el espejo en forma de texto, de palabra hecha verso y el verso se crea en ella, como agujero negro en el cielo. En ese espacio es donde nace el silencio, pero hablo de ese silencio alimentado en el pecho de la madre primigenia, quien ha existido desde antes que dios. Este silencio ha permanecido, ha cruzado la frontera del tiempo sin morir, sin necesidad de resurrecciones, porque ella es resurrección, vida y muerte en una sola línea, en un solo verso, en un solo poema. Ella es todo lo que la nada necesita para que surja la sabiduría. A esta hora en que el aire se convierte en murmullo, me pregunto bajo la luz del espejo: ¿qué pellejo es mejor, Cesante con esperanza, mujer que trabaja o Poeta que sueña? Sí, irremediablemente soy Poeta que sueña con la esperanza de encontrar un verso que calce con el péndulo del espejo, donde oscilo entre diversas alucinaciones y realidades cotidianas. Esta ciudad no acoge a las hijas de su país, los dioses del Olimpo olvidaron mi nombre, no hay escupitajo, bendiciones ni adioses para esta pequeña Poeta que escribe con sangre milenaria el texto en blanco que tiene dentro de su cuerpo. ** Silvia Rodríguez Bravo smrb@endesa.cl Poeta chilena. Reside en Talca. Ha publicado Entre la poesía y yo (1993), Versóvulos (1998) y Profeta de Bares (2002). Participa activamente en un grupo de poetas de su ciudad. === Pasado en limpio (extractos) Arturo Gutiérrez Plaza ============== (Nota del editor: el año pasado apareció, como coedición de Equinoccio y BID & Co., el poemario Pasado en limpio, del el escritor venezolano Arturo Gutiérrez Plaza. La obra reúne los textos de Al margen de las hojas [1991] y Principios de contabilidad [2000], así como el hasta entonces inédito Un sobre sin abrir [2006]. Hoy ofrecemos a los lectores de la Tierra de Letras una selección de textos de este libro). *** La libreta Paso de la “B” a la “C”. Tacho uno más (primero el apellido, luego el nombre) Todos sus teléfonos suenan sin hallar una voz que conteste. No ceso en mi rutinaria tarea. Voy deshojando mi vieja y raída libreta con números de propósitos y amigos. Dejo testimonios, marcas como actas de defunción, registros de desaparecidos y voluntarios olvidos. Cada cierto tiempo hago la ronda, releo estas desvalidas páginas como si fueran poemas o amuletos en mis bolsillos. Cada cierto tiempo como el guardián de un cementerio recojo las flores muertas y aparto el follaje de los epitafios. *** Entre jaulas No tengo pájaros ni animales domésticos, sin embargo, me llevo bien con el prójimo. A cambio, colecciono pequeñas jaulas vacías para que el aire pueda extender sus alas al levantar vuelo, sin tropezar con otros reclusos. Las miro al escribir, ciñendo mi letra a la delgada guía de sus barrotes. Siento entonces que el aire va y viene, se escapa y regresa a su antojo, pasando entre mis dedos sin poder atraparlo. Sólo la herrumbre acumulada como una fina capa de polvo, como palabras que no alcanzaron a volar, queda en mis manos. *** Signos Hay quien besa con los ojos abiertos, quien respira después de pensar, quien sube las escaleras y cuenta de dos en dos los peldaños impares. Del mismo modo, hay días esdrújulos y sin tilde que ignoran toda regla de acentuación; días en que el agua es ajena a la sed; días engendrados en madrugadas premonitorias de insomnios inútiles y sin lámparas. Amaneceres en que el cielo es una hoja dubitativa y las nubes, signos movedizos, dotados de una enigmática elocuencia anterior a la soberbia del calígrafo y las palabras. *** La cautiva Ella acomoda a la vergüenza en un diván y le conversa como si no fueran dos viejas amigas acostumbradas a mentir o a callar. Le habla de las caricias, aquellas que aprenden sin pudor el goce de la piel. La inquiere y la invita a dejar los hábitos ante el deseo, a no temer, a la entrega sin condiciones. La convida a conocer el provisorio cautiverio de dos cuerpos que se aman, de dos gotas hinchadas en una, vigorosas, sublevadas, levantadas en armas, encerradas a voluntad en una misma celda. Ya luego, la instruye y aconseja sobre cómo hacer creer a su carcelero que desconoce aquellos pasadizos hechos para burlar su custodia, sin pecados ni condenas. *** Persistencia En las gotas de una ducha siempre fría. En la sombra inquieta de las hojas que caen. En la mirada extraña de algunos peces. En la cucharilla que espera el azúcar del té. En unas llaves que aguardan. En la página faltante de esta libreta. En el rollo de fotos que nunca tomé. En el canto de algunas monedas. En el silencio que queda cuando ya se han ido las hormigas. Allí he dejado recados. He insistido en una buena recompensa. *** Carta de medianoche a mi hija Pequeña, no dejes que ese tonto oso que duerme a tu lado te engañe. No le hagas caso. Más bien, pregúntale a Pinocho: “¿por qué las mentiras?”. Si a veces no sabes descifrar mi silencio, busca tus pupilas en las mías y aprende a deletrear lo que falta. Si ves en ellas tu rostro, también verás los ojos y las bocas, las caricias y las horas, los encuentros y desencuentros que en ti se encarnaron. Por eso, si te digo que fuimos uno al esconderte en su vientre, no repares en tocar el sudor de mis manos. Esas páginas húmedas que recuerdan los nombres y la piel de aquellos que de veras, alguna vez, amamos. *** El arte de amar Supones que han de calzar las piezas (deseas predecibles las reglas del juego). Comienzas por aquellas de bordes rectos. Antes, por costumbre, has intentado el inventario de las esquinas. Sabes que luego quedará una isla que habitar. Pieza a pieza reconstruyes un paisaje que nunca has visto, un mapa de litigios fronterizos entre desconocidos países. Ya muy tarde comprendes. Ella nunca te dijo que el arte de este juego nace de mezclar en una misma caja dos distintos rompecabezas. *** Se fue dando Se fue dando con permiso o sin él se fue dando con demora o sin tregua se fue dando se desvistió sin mediar el pudor se despidió antes de que siquiera alguien volviera a preguntar se fue dando como aquellas cosas incompletas sin comprender generosa y esquiva se fue dando se fue y aún. *** Sin casi ventanas En la oscuridad de un cuarto donde apenas se sugiere una ventana, es más fácil seguirle el paso a los que fuimos. Correr tras ellos al ritmo con que un dedo índice es capaz de imaginar un segundero. Perseguirlos, sin tregua, como a un lince furtivo perdido al descampado una noche previsible de noviembre. Desde un cuarto oscuro sin casi ventanas, es más fácil intuir las rutas que abren las raíces desde los árboles. En esa oscuridad no resulta difícil avanzar por subterráneos. Poblar la vista de sospechas, para ver de otro modo, como lo hacen los topos. ** Arturo Gutiérrez Plaza arturogutierrezplaza@hotmail.com Poeta, ensayista y profesor universitario venezolano (1962). Ingeniero en computación y magíster en literatura latinoamericana contemporánea por la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve). Fue director general del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve) entre 1995 y 2000. Fue becario del Programa Internacional de Escritores de la http://www.uiowa.edu Universidad de Iowa (Estados Unidos) en 1997. Es profesor del Departamento de Lengua y Literatura de la USB, donde ha sido director de Extensión Universitaria y decano de Extensión. Actualmente cursa estudios doctorales en la Universidad de Cincinnati (http://www.uc.edu). Trabajos suyos han aparecido en diversas revistas venezolanas y extranjeras. Ha publicado Al margen de las hojas (Monte Ávila Editores, http://www.monteavila.gob.ve, 1991), finalista en el Premio Fundarte (1991) y en el Premio Internacional de Poesía Juan Antonio Pérez Bonalde (1993). En 1995 obtuvo el Premio Mariano Picón-Salas con el libro Propósito común. En 1999 obtuvo el Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, con Principios de contabilidad (México: Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx, 2000). === Maldita niebla Silvia Hebe Bedini ================================ Constanza Peñaloza carga a su hijo de seis meses y comienza a caminar hacia la ruta. Algún camión pasará, piensa, con algún camionero sediento y dispuesto a pagar por compartir su sed con ella, como siempre. Todos le piden que deje de hacerlo. Todos, la vieja que le presta la piecita en donde vive, el almacenero que le fía el pan y la leche, el carnicero que le regala los huesos con carne para la sopa, todos. Pero Constanza no les hace caso: “¿Qué sabrán ellos de lo que significa ser madre soltera y en problemas?”, es su excusa. Una luz se enciende en la carretera, o al menos eso parece; la niebla espesa de esta noche no permite ver más que confusiones. Tal vez se trate de algún cliente conocido. “Ojalá”, anhela, porque tiene ganas de hablar con alguien; las noches de niebla la asustan. El bebé se queja, tiene frío. Constanza lo cubre con una manta de lana que saca de su cartera, en donde también guarda un biberón recién preparado. —No ahora, mi amor —le dice al bebé—. No ahora, mi rey, para tu leche espera un ratito nomás. Se acerca un camión y la ilumina, ella levanta su rostro hacia él, y entonces el conductor frena un poco más adelante. Le abre la puerta a Constanza, y desde arriba le tiende una mano para ayudarla a subir a la cabina. Constanza no lo conoce, pero quisiera hacerlo, es atractivo, y parece diferente a los que suelen pasar por allí. Sin perder tiempo, la joven madre comienza a sacarse la ropa, mientras su bebé, en el piso del camión, juega con sus zapatos. —¿Qué hacés? —le dice sorprendido el conductor. Constanza lo mira aun más sorprendida, y espera. —¿Adónde querés ir? —por fin él le pregunta. —Donde usted quiera, por mí acá está bien. —¿Cómo que acá..? ¿Sos una puta? —por fin iba entendiendo, o no. —Doy placer por dinero pero no soy ninguna puta, lo hago porque necesito plata para mi bebé —le contesta ofendida. El camionero no lo puede creer, no que fuese puta sino que... —¿Salís a laburar de puta con tu bebé? —pero enseguida, al ver la reacción en la cara de Constanza, intenta retractarse:— Está bien, perdoname, ya me dijiste, no sos una puta, pero... ¿Salís con tu bebé a trabajar? Ella no le contesta, pero piensa: “¿Para qué me pregunta lo obvio? ¿No ve que me molesta hablar con un desconocido, que estoy acá para otra cosa?”. Él le pide disculpas nuevamente y le hace señas para que levante al bebé del piso, que el camión está muy sucio, le avisa. Constanza le hace caso, levanta a su hijo, lo pone sobre sus piernas y se queda callada y quieta nuevamente, mientras el camionero mira hacia delante visiblemente incómodo, o desorientado. Luego arranca. Pasan varios minutos hasta que aparece adelante el cartel luminoso de una estación de servicio. El hombre pone el guiño, dobla hacia el mercadito abierto las 24 horas que está al lado de la estación, y se baja, sin dirigir ni una mirada a Constanza, quien se queda pegada a su asiento. “Irá a comprar condones”, piensa ella, “me hubiese preguntado a mí, yo siempre llevo varios encima”. Pero cuando se abre la puerta del conductor, el hombre reaparece con dos vasos de café, dos sándwiches y un yogurt. —Tomá —dice el camionero— ya le puse mayonesa y un poco de ketchup, espero que te guste. Y para el pibe te compré un yogurt de vainilla. Ya come, ¿no? El café ya tiene azúcar, revolvelo nomás, ahí tenés una cucharita. Nunca un tipo que la levantara en la ruta la había invitado a comer, y Constanza siempre tiene hambre, mucho más hambre que ganas de vender sexo. Pero ninguno, nunca, pensó en ello, y este hombre, sin haberla manoseado siquiera, le trae algo para ella y el bebé... No lo puede creer. Y la emociona. Le agradece la comida, y sonríe. No sabe qué decir. Su bebé manotea el frasco de yogurt y quiere arrebatárselo, tiene tanto hambre como ella. Su mamá le pide que espere, busca en la cartera un babero, se lo pone y entonces sí, comienza a darle de a cucharaditas el yogurt. Se lo devora. Luego el biberón tibio y en minutos el sueño, arrullado por el andar del camión. —A usted lo mandó Dios —le dice con timidez al camionero. —Te voy a contar un secreto, pero no se lo digas a nadie —pide el hombre. Y deja pasar unos segundos de total silencio, en los cuales Constanza piensa en las peores cosas: “Es un ladrón, me va a matar, me va a dejar abandonada en la ruta, es un loco que...”. —El secreto es que Dios no me manda... ¡Yo soy el mismísimo Dios! En una misión secreta, de camionero compra sánguches para mujeres hermosas perdidas en la ruta —y se ríe a carcajadas, con una risa clara que Constanza no puede resistir. El café está muy rico, hace tiempo que ella no toma café, es muy caro, y todo el dinero que consigue lo guarda para el bebé; Constanza aprendió a la fuerza que uno nunca sabe cuándo lo va a necesitar, la vida está llena de sorpresas caras. Pero ahora, en el camión, resguardada del frío, y con ese café aún caliente, se anima a creer que quizás, alguna vez... las cosas podrían ser distintas para ella. No sabe hacia dónde van pero ¿qué importa?, se siente más protegida aquí que en cualquier otro lugar. Este hombre, un absoluto desconocido, la alimenta a ella y a su bebé, le habla con respeto y hasta la hace reír. Su sueño de toda la vida, su imposible. “Lástima que me conoció ofreciéndome como puta”, se reclama. “Nada puede salir bien de algo así. ¿Para qué soñar? Nunca me sirvió soñar... pero quiero vivir algo así aunque sea de a ratos, aunque no dure nada...”. El bebé se durmió profundamente ya. Constanza lo acuesta sobre el asiento, contra la puerta, y ahora sí, decide pagarle a ese hombre por sus cuidados, con lo único que tiene para darle: su cuerpo. Se desnuda en silencio, pero ante los ojos curiosos de él. Comienza a acariciarle las rodillas, luego los muslos duros, tensos, pero cuando asciende sus manos hacia el cierre del pantalón, él le pide que espere. —¿Estás segura de querer hacerlo? No quiero que te sientas obligada a nada, de todos modos te voy a dar algo de plata para... —¡Shhhh! Por favor... —pide Constanza—. No quiero dinero esta vez, esta vez lo siento acá —y se toca el pecho. El camionero estaciona en la banquina. Y hacen el amor, con más dulzura de la que Constanza alguna vez se atreviera a fantasear para ella. Mientras, su bebé sueña con los pechos de su madre. Una vez acabada la sensualidad, la niebla vuelve a apoderarse de la visión de Constanza, y todo se transforma en angustia. Vuelve a vestirse de miedo, de incertidumbre. El café arde en su estómago. El aire de la cabina de repente apesta a humedad y a cigarrillo, a transpiración de hombre solo. Piensa en su bebé, lo toma entre sus brazos, lo contempla, dormido e inocente, desvalido en esa situación tanto como en todas las anteriores. Ella no puede abandonarlo, no puede dejarlo en una habitación fría mientras la vida la lleva de camión en camión hacia vaya a saber uno dónde. Pero tampoco puede seguir exigiéndole que la acompañe y la comparta, que sea su cómplice; él siempre se lo reprocharía, la llamaría puta como todos lo hacen tarde o temprano. Ella no repetiría la historia, no, eso sí que no, no permitiría que su hijo la llamase puta como ella había escuchado llamar a su madre, ni como su padre la llamaba a ella. El camionero, al verla tan pensativa y callada, estira su mano para acariciar al bebé, y entonces Constanza entra en pánico. Todo le resulta familiar. “Ya lo he vivido...”, recuerda aterrada. Seguramente él querrá quedarse con su bebé, la acusará de madre irresponsable y la llevará a los tribunales para sacarle a su hijo. Y luego los médicos, los psicólogos, ellos otra vez, y la policía obligándola a entregar su bebé en custodia, con papeles y más papeles en su contra, con hospitales y prohibiciones, y todo ese infierno. No, no otra vez. En aquella ocasión había logrado escaparse y sobrevivir la pérdida de su hija en medio de pasillos y tranquilizantes, pero no le pasaría lo mismo dos veces. A este bebé nadie se lo sacaría, no se dejaría engañar, ni por comida ni por un par de caricias dulces como anzuelo. —Me quiero bajar acá —dice de repente Constanza. —¿Acá? Pero acá no hay nada, no te puedo dejar acá. Esperá unos kilómetros, que encontremos alguna estación de servicio o algún motel, así le podés pedir a alguien que te lleve de vuelta para... —¡Me quiero bajar ya! —grita. —Pero ¿por qué? ¿Qué te pasa? ¿Hice algo que..? Constanza comienza a llorar. “Me quiero bajar, por favor... por favor”. —Calmate, ¿si?, tratá de calmarte. Voy a parar pero para que me cuentes qué te pasa, no te bajes acá, es un peligro, pensá en el pibe, y contame. ¿Cómo te llamás? —¡No le voy a decir cómo me llamo! —grita nuevamente. El bebé se despertó y empezó a llorar también. “No, mi amor, no llores. Mami no va a dejar que te lleven, ¿sabés?”, le dice mientras lo acuna. El camionero no sabe qué hacer, ni qué dijo o hizo para poner así las cosas. Intenta con: —¿Estás escapando de algo? Decime, no tengas miedo, yo no voy a entregarte, te quiero ayudar. Constanza lo enfrenta: —Usted es como todos, quiere sacarme a mi bebé, piensa que no soy una buena madre, lo sé. El hombre cada vez entiende menos, pero percibe que la mujer no está bien, que algo está muy mal en ella, además de sus ropas y su bebé a cuestas mientras se ofrece a la primera luz que la ilumina en la ruta. Pero lo poco que comprende, que tal vez es mucho, no lo ayuda a resolver la situación absurda en la que se encuentra metido. No puede dejarla en medio de la ruta, de eso sí está seguro. Sin saber por qué, saca de su billetera una foto y se la muestra a Constanza. —Tengo tres hijos —le cuenta—, estos dos son mellizos ¿ves? y tan chiquitos como el tuyo, mirá. Me están esperando en casa, durmiendo, claro. Quisiera poder estar con ellos más tiempo, verlos despiertos, llevarlos al parque a jugar en el pasto, esas cosas... pero estoy más acá arriba que en mi casa. Mi mujer... que es tan linda como vos, ¿sabés?, dice que los pibes me extrañan mucho, pero no tengo otra cosa para hacer, o el camión o no hay guita para los pañales y la leche; la mano está dura para todos —mientras le habla arranca el camión, pone primera, segunda, y sigue contándole su vida a Constanza, quien ya dejó de llorar y de amenazarlo con bajarse. Luego de un silencio, ella también comienza a hablar: —Dicen que no soy una buena madre para mis bebés. Ya a uno me lo sacaron, una nena, Julieta... el padre me la sacó... con la policía... él es milico, un tipo grande. Y me encerraron, fue horrible, porque yo me resistí con arañazos, y patadas. No me la podían arrancar de los brazos. ¿Cómo le van a sacar un hijo a una madre? ¡Hijos de puta! Julieta gritaba, me tiraba los bracitos, pero se la llevaron igual. Quedé destruida, hecha mierda, sin ganas de vivir, intenté cortarme las venas... Nunca más me la dejaron ver, nunca. Y a mí me internaron en un hospital para locos y depresivos, pero me escapé, cuando pude me escapé. Y anduve por ahí, con uno y con otro hasta que me embaracé de nuevo, y tuve que pedirle a mi vieja que me ayudara, pero ella... ella no me podía ayudar, no podía. Quedé fichada, ¿sabés? La cana te ficha por todo, y como ataqué una vez a una enfermera y traté de meterme una noche por la fuerza en el lugar en donde me habían sacado a la nena, una cana me reconoció. Mirá que mala leche ¿no?, y me andan buscando, todavía me andan buscando, ¿podés creer? ¿Cuánto tiempo pasó ya? Qué sé yo, un montón pero si me ven por ahí, seguro que me internan de nuevo, y me sacan este bebé también, al menos hasta que cumpla los 18 o los 21, no sé bien, pero dicen que si...”. El camionero suspira y la interrumpe: —Yo no te puedo llevar conmigo, eso lo entendés, ¿no? Por más que quisiera... no puedo, vos sabés, realmente no puedo. Constanza vuelve a sollozar, y su bebé, al verla desparramando lágrimas y mocos, se pone a llorar también. Pura congoja. El hombre no sabe qué decir, ahora menos que nunca. —Te quiero ayudar, piba, creeme que quiero hacerlo, pero no sé cómo. No sé... Si vos sabés cómo te puedo ayudar, decimeló... —No sé... —responde Constanza y sigue llorando, cada vez con más fuerza. El hombre se acaricia la frente, se rasca la barba, mueve la cabeza en negación, o en desconcierto, y se pregunta si realmente quiere hacerse cargo, aunque fuese por un momento, de las lágrimas de esa mujer. ¿O prefiere que se baje de una buena vez, como ella decía querer, y dejar que se pierda en la niebla y el recuerdo? Pero no puede hacer eso, por más conveniente que esa salida fuese para él, no puede. Mira al bebé y no puede, mira a la madre llorando, pobre piba, y no puede. —Mirá —le dice por fin—, vamos a hacer una cosa. Allá, ¿lo ves? hay un motel, y unos negocios para los ruteros, que seguramente están abiertos. Nos bajamos los tres, tomamos otro café y pensamos qué se puede hacer, ¿sí?, ¿te parece? Constanza no le responde, pero al menos deja de lamentarse. Y una vez parados en la puerta del motel, carga a su bebé y a su bolso, y se baja corriendo del camión sin mirar hacia atrás. El camionero se queda observándola correr, perturbado aunque inmóvil, a punto de arrepentirse de quedarse allí pero sin convencerse de bajar tras de ella. “Mejor así”, piensa, “nada puedo hacer, sólo embarrar más las cosas, complicarme la vida que desde ya es bien complicada, y crearme nuevos problemas sin, seguramente, poder solucionar los de esta piba”. La ve entrar a un bar en donde hay otros camioneros sentados, los conoce, alguna vez se cruzó con ellos. Si la piba tiene suerte tal vez alguno vaya para el lado de su casa y la pueda llevar. Tranquila su conciencia, arranca el motor y sigue su viaje. A poco de retomar la ruta, enciende la radio, busca una emisora de música lenta, y trata de despegarse de lo que acaba de vivir, no es algo que le suceda habitualmente, hace poco que maneja el camión, y no tiene muchas experiencias en su haber, y menos de ese tipo. Pobre piba, repite, pobre piba y se queda pensando, “la vida a veces es injusta, muy injusta”. A casi quince minutos de haber dejado la zona del motel, algo interrumpe sus cavilaciones. Ese algo prontamente se transforma en una sirena de policía, o dos, y varios patrulleros que lo acorralan con señas para que pare. —Digamé, oficial, ¿algún problema? —pregunta una vez estacionado en la banquina. —Bajesé, con las manos sobre la cabeza —le dicen en un tono impaciente. —¿Pasa algo, oficial? Digamé, porque yo no hice nada como para... —Bajesé de una vez, no se resista o es peor —lo apuran, mientras un policía abre la puerta del camión apenas el conductor la destraba. El hombre se baja, y entonces tres oficiales lo rodean y le palpan todo el cuerpo. En vano el camionero pide que le expliquen por qué lo detienen, evaden su voz de manera absoluta, y lo meten, esposado, en el asiento de atrás del patrullero, en donde lo dejan mientras uno de los uniformados se comunica con otros policías a través de la radio del auto. Una vez solo, sin saber qué esperar, presta atención al aparatejo de onda corta que transmite, entrecortadas, sucesivas conversaciones. Y es así como alcanza a oír algo sobre una menor secuestrada y violada en las últimas horas, a pocos kilómetros de donde se hallan. El camionero no quiere creerlo. Se queda tieso. Niega con la cabeza, lo niega con fuerza, pero cree comprender de repente todo y eso lo pone loco. Cayó, cayó en la trampa de la piba, no lo puede creer. No puede aceptar que le haya pasado a él algo así, pero ya está metido en ese pozo, bien que lo está, y tendrá que hacer lo que fuese para intentar salir. ¡Sus hijos!, piensa en sus hijos y su mujer, ¿qué les va a decir? No le van a creer, es que... ¿cómo pudo ser tan imbécil y caer en semejante trampa? Algo tiene que hacer, y ya. Llama a los oficiales que están esperando a alguien, no le importa a quién, fuera del auto, contra el camión. Los llama hasta que uno se acerca. Le cuenta, le cuenta arrepentido y conmocionado sobre el engaño en el que quieren complicarlo, que él no fue, que las cosas se dieron así, que ella le dijo tal cosa, y él sintió lástima, que pensó que la policía la buscaba para sacarle el bebé, y él pensó en el pibe, y que entiende que se equivocó al querer ayudarla, pero que él no la violó, que ella quiso hacerlo y... Logra calmarse cuando uno de los oficiales, atraído por la confesión del camionero, le asegura que nada va a pasarle a él, que se quede tranquilo, que eso se va a aclarar, para luego pedirle los datos de la mujer, su bebé y el lugar en donde la dejó. Se los da, con lujo de detalles. “Seguramente quieren confrontarla con mis palabras”, piensa, “querrán ver su reacción, y confirmar lo que digo, por eso me piden los datos de ella, para ver si les miento. No entiendo, no entiendo qué puede ganar ella con todo esto”. Los oficiales se comunican por radio, y pasan a otros los datos que acaban de recibir. Los caminos parecen reordenarse ante los ojos del camionero, pero en el cruce, en el cruce de rutas y de vidas, una niebla densa juega con ellos... Mientras un patrullero detiene a Constanza en la puerta del motel, por prostitución, con su bebé en brazos y a la espera de algún hombre que la llevase de vuelta a su casa; el camionero es obligado a abrir el compartimento de carga de su camión, en donde encuentran la causa de su arresto: la mercadería de contrabando que sin saber estaba transportando. Alguien ríe a carcajadas, tal vez el espíritu de la maldita niebla. ** Silvia Hebe Bedini silbedini@yahoo.com.ar Médica pediatra y neuróloga infantil (Buenos Aires, Argentina, 1967). Reside en Los Ángeles y es escritora. === El deseo íntimo Linda González =================================== I Sigo teniendo las manos desnudas Sin uñas ni barniz ni estética Tatuadas con letras, manchadas de tinta La mente retorcida de reflejos rotos Esa es mi esencia La sombra que dejo escapar de mi vientre Cuando llega la voz de la noche Cuando nadie puede atar mis pies Y sepultarme en la realidad El respirar es meramente obligatorio La vida se me cuela como un rayo de luz Jamás invitado Siendo honesta Prefiero el hedor que los gusanos depositan En las ranuras de madera de un viejo ataúd Ese es el bocado de los dioses A veces sueño con no tener piel Cero recuerdos y mil eternidades Alas de mariposa y ojos de cuervo Esos son los días más verdes Las jaulas más abiertas El cielo más azul Donde mis hombros añoran destruirse II Me inquieta esta terca manía De llamar seducción a la muerte De querer enredarse una soga en el cuello Para probar el delirio de la felicidad pura Ningún otro eclipse me maravilla tanto Como la deliciosa agonía de una mariposa Prensada por la furia de una viuda negra Esta ansia de arrancar la piel y saborear los huesos La carne que se desprende de los labios Abrasados por el fuego de mil luciérnagas malditas El olor que despiden los muertos y sus tumbas La sangre coagulada untada entre los muslos El deseo íntimo del silencio y su eternidad El anhelo desquiciado de conquistar el abismo Escuchar el sollozo de un lobo mortalmente herido Estrechar entre mis manos el crepitar de su cráneo Mientras se quiebra lentamente Volviéndose polvo de estrellas Alimento de las almas, bocado de luz Bailar sobre un jardín de cuerpos destazados Tapizados de pétalos negros y espinas Abandonarse al vacío en una noche de intensa lluvia Colapsar ante el canto de un ruiseñor Y sonreír extasiada con el beso de un murciélago Hundir los pies en el cielo y la cabeza en la tierra Implorar por una daga que corte las venas, la espalda Y que su ardiente filo deje fluir la libertad Las alas con que he soñado desde niña III Pasan soles y soles. Y por más que me busco nunca me encuentro. A veces creo reconocerme en esa silueta que aparece siempre firme, inmóvil, quieta, callada, detrás de un cristal que fue roto por la furia de un puño. Otras tantas me veo apacible, sonriente, llena de palabras y sonidos, llena de música y gargantas de pájaros, en movimiento. Como si ésta que busca no fuese más. Como si sólo quedara el reflejo de las mariposas. Aquellas que callan y sonríen. Aquellas que me miran fijamente desde el otro lado de la niebla. Aquellas en donde soy y luego me pierdo. IV No puedo verme ni escucharme Tan sólo reconozco El terco ir y venir de mi alma A los rincones más ocultos de tu cuerpo Por el simple hecho de verte desnudo Y sacudirme los piojos de las alas En tu nombre En este ir y venir Que se repite interminablemente cada noche En cada murmullo de los buitres Esos que me muerden los labios En cada abrir y cerrar de tus ojos Ayer resolví Quedarme despierta Hasta que la luna solloce Hasta que el canto del búho Recorra de nuevo mis entrañas Hasta que tus manos se cansen de poseerme Y el resplandor matutino nos arranque los ojos Pero he de volver a encerrarme en esta tumba Que resguarda nuestros sueños y esperanzas He de soltar esta furia Que continuamente contamina mis mares Y obliga a mi piel al despellejo Al deseo depravado de devorar mariposas Para escaldarme la lengua con sus gemidos Y después de este destierro momentáneo Filtrarme en los huecos que dejan las larvas Al abandonar su cuna Tejerme en las venas la desesperación genuina Para sentir de nuevo el óxido de los clavos La suavidad de la sangre deslizándose sobre mis piernas El calor oculto de tus miembros Haciéndome presa de la oscilación V Caíste desnudo y engendraste en mí el sonido perpetuo de la luz Las olas se quebraron en mi espalda cuando tus labios mordieron mi esqueleto coagulando la sangre, tu esperma, mis pensamientos Los ojos se te llenaron de lluvia al refugiarse de la ausencia y crear las estrellas en mi boca como un rosal sembrado en tierra infecunda para las palabras fértil para las caricias En esta soledad exquisita donde lo asfixiante son las multitudes te observo dormir la noche que neciamente se cuela por mis huesos Es este polvo translúcido carcomido por los gusanos del conocimiento el que se ha impregnado en mi piel desde que tu alma encontró los cerrojos y encerró en mi cuerpo la poesía Hoy todo me suena a destierro Incluso tu mirada Parece un trozo de cielo roído Un ángel despellejado disuelto entre la arena de los tiempos acurrucado entre mis muslos Entre mis fauces de hiena enloquecida ** Linda González jesslinjlg@gmail.com Escritora mexicana (Nuevo Laredo, Tamaulipas, 1981). Licenciada en ciencias de la comunicación. Subdirectora de la revista Sinergia Aduanera, de la Asociación de Agentes Aduanales de Nuevo Laredo. Textos suyos han aparecido en la revista literaria artesanal Cariátides y en la revista virtual Remolinos (http://es.geocities.com/revista_remolinos). Mantiene una bitácora personal en http://gogljlg.blogspot.com. === El guitarrista Tere Casas ======================================== Al terminar las faenas del campo, todos los hombres se reunían en el único bar del pueblo. El sitio tenía afuera, en los meses de verano, unas cuantas mesas, adentro estaba la barra, una mesa de billar y alguna máquina tragamonedas. Arriba de la barra había un aparato de televisión permanentemente encendido aunque nadie lo miraba, salvo cuando había algún partido de fútbol. Él llegaba como todos, cansado, sediento, sudoroso, pero además de querer tomarse una cerveza refrescante, tenía otras inquietudes. Había una guitarra en una esquina del lugar, a la que siempre le ponía las manos encima, la rascaba y solía lograr una melodía bastante diáfana y agradable al oído. En ese momento paraban las conversaciones y los juegos de mesa, para escucharle. Los parroquianos eran condescendientes con el joven pero también prestaban atención porque aquellas notas musicales les relajaban. Para las fiestas del pueblo, instalaban una tarima en medio de la plaza. Cediendo a la modernidad se ponía un DJ con infinidad de discos compactos para divertir a grandes y chicos. Él también acudía a la plaza, entre actos cogía la guitarra del bar y tocaba melodías, que apenas se escuchaban entre el griterío de la chiquillería que en esa fiesta no tenían el apremio de ir a dormir temprano. Durante la fiesta de San Juan, un empresario reconocido de la capital había detenido su camino y mientras tomaba el fresco en la plaza, pudo escucharle. Gratamente impresionado, antes de partir, se le acercó y le entregó una tarjeta: Por si algún día vas a la capital, muchacho. Pasó el tiempo. El joven quiso ir a probar suerte y se marchó a la capital. Llegando, se acomodó en una pequeña pensión y localizó al empresario. Le iría a visitar al día siguiente. Amaneció contento como unas pascuas, cepilló sus ropas domingueras llenas del polvo del viaje, limpió sus botines. Mojóse el cabello y cuidadosamente lo peinó con raya al costado. Tomó la guitarra y se dirigió al teatro. No hizo falta preguntar quién era, su apariencia de pueblerino lo delataba. El empresario lo envió al director de la orquesta, acompañado de un bedel para que le hiciera las pruebas necesarias y fue aceptado dentro de la orquesta. A partir de aquel día el joven aprendió nuevas melodías que interpretaba noche tras noche, para un público bastante exigente. Nunca recibió reproche alguno del director, por lo que pasaron los años y continuó dentro de la orquesta. Se le fue conociendo más como solista y llegó a acumular cierta fama. En los momentos de descanso, entre actos, recordaba los colores y olores del campo, el aroma de las flores de azahar que inundaba su trocito de tierra, mientras comía su almuerzo debajo de un naranjo. Encontraba a faltar esas tardes de agotamiento físico, después de las faenas del campo, donde lo único que deseaba era tomar aquella guitarra y observar las caras dulces de las chicas del lugar, mientras interpretaba viejas canciones. Miró hacia abajo y reparó en su calzado fino, cuidadosamente lustrado y por un momento quiso ver sus pies de nuevo embutidos en sus viejas alpargatas cómodas aunque sucias por el ir y venir de las labores en el campo. Pero unos golpes en la puerta le hicieron regresar de sus pensamientos: En 2 minutos a escena, Maestro. ** Tere Casas tecavilla@yahoo.es Escritora residenciada en Caracas. Ha recibido menciones de honor por su participación en diversos concursos, en el renglón de narrativa. Ha publicado artículos y cuentos en varias revistas de Miami. Prepara la publicación de su primer libro, Partículas. === Poemas Rolando Revagliatti ======================================= *** Artísticamente Artísticamente Maxi Galvez en la cima del éxito, o bien en la cumbre del estrellato me regodeo rematando un tema propio en el Gran Rex colmado Sienes y patillas canosas modelada mi espléndida cabellera por el coiffeur requerido por la más veleidosa burguesía con astutos retoques en mi nariz los doce meses veraniego en los escenarios y con los sacos rigurosamente remangados ¿Que por qué degollé al lumpencito que me extorsionaba? *** El Pibe Inmediato Sin mediación ni medias tintas El Pibe Inmediato aparecía donde yo estuviera en mi mente urdiendo una mujer Sin mediación ni medias tintas cogido, reconfortado El Pibe Inmediato desaparecía con mi deseo de la mujer urdida Un día no se presentó ¿Pueden creer que lloro y lloro excitado desde entonces? *** Denuesto Denuesto para los indignantes subidores y sostenedores para los malograntes exhibidores tetales propios de coristas y vedetes para las calamitosas estanterías que me las desmejoran me las atosigan me las convierten a las portadoras en conminantes robotes ridículos y asesinos a las confiadamente opulentas y a todas las demás. *** Que yo Que yo, Fernando el proxeneta de Yolanda me desintegre por la decisión irrefrenable de mi guionista o que mi yo se desintegre en la irrefrenable continuidad de la historieta a usted: ¿le da lo mismo? *** Viene y va No es noticia: el dinero viene y va Es noticia lo que sólo viene lo que sólo va Lo que viene para estancársenos Y lo que se nos va gozándonos cuando compungidos izamos la bandera de la inoperancia. *** La tristeza es ahora La tristeza es ahora una sustancia densa y liviana Puntual, me despido Todo comienza a ser el pasado Mamá, papá, los libros Ya estoy medio muerto Las mujeres, caminar, tener un cuerpo Ya soy medio un ángel El sol, la noche, los amigos Se arman las constelaciones Interrumpo Les dejo el dinero que llevaba encima Llego con lo justo Los finados no escriben. *** Diecinueve Me muero todo me muero en serio me muero para siempre se muere todo de mí se muere de mí lo que soy y lo que hubiera podido ser (pensé en mi juventud) Por eso me tragué sólo diecinueve pastillas y no las veinte del frasco completo de Halopidol Porque pensé. *** Manos no tiene Manos no tiene sino grandes revólveres Son para él sus manos No tiene manos que tienen revólveres: tiene revólveres Ramplonamente iluminado el galpón Sentado sobre un barril habla por teléfono: —Chí. Acribillado lo dejé. Muchos pum. Después me dolían, me quedaron ardiendo. Se me gastó el frasquito de la crema. *** Mañana se verá Mañana se verá si está vivo, muerto o suspendido de un vaticinio o del desprecio proveniente del futuro del presente o del pasado Suspendido mañana se verá él vivo o muerto. *** Nereo ¿Dónde estará? ¿Qué se hizo? ¿Se lo tragó La Tierra? A él también le costaba vivir creérsela ¿Tendrá esperanzas? ¿Escribirá ahora secretamente poesía? El rumbo es lo último que se pierde. *** Fornicio Fue poeta como fue por leña en la imponencia y decoro de huyente tan inolvidable (arrasa, padre) ¿Medicación o meditación? La criadora de insomnes en jarana ingirió mil docenas de riquísimas ostras. *** Fracaso resonante Fracaso resonante el público Demasiadas semanas en cartel sin él La crítica, adversa: lástima. *** Gigante y adormecida Gigante y adormecida en tránsito por el desfiladero de los pinchazos hacia la vigilia, la culpable mano después de haber oprimido hasta extenuar a una torcacita Y matarla. *** La vaca la que cava La vaca la que cava la sagrada la de comportamiento irregular y que mueve al asombro La muerte, esa maledicencia rumiaba la vaca Antes de cavar la sagrada. *** Bombero Más rápido que un Más rápido todavía que un Tanto más (tonto más) y más expandido Tanto más todavía y más expandido Más expandido que un lugar común. *** Libreta de enrolamiento El ciudadano Reinaldo Santos Tomasi único sostén ha sido exceptuado por estar comprendido en el artículo 41 inciso tercero de la ley de madre orgánica del ejército número 12.913 etcétera y con la firma viuda de un segundo jefe. *** Auditoría El Defensor Dios, ágil mete su mano larga en el viento y sustrae un débito El Fiscal Dios, perentorio arrima un trago amargo inalcohólico e impone un crédito Y siempre da ROJO ¡Vaya con los que descreen! en pesos en Bonos de Consolidación de la Gran Deuda de los Libres del Sud del Universo (Libres libran cheques) Cuentas claras de oscuro stock Conservan la amistad Asentado, por fin en el Tomo Primero. *** Santa Iglesia Enrufianada y Carismática con sus Párpados Cardenalicios Velando la Fijeza Estrábica de los Ojazos Mercenarios y Apostróficos. *** Repartición Lo mío es amarla así de simple Lo mío es amarla a mi Repartición a ella consagrado hasta en mis sueños más festivos digan lo que digan mi vida es ella así de enfático Amo a la Policía porque soy todo corazón Y nada de estómago. *** Cancioncilla del barrio de Flores Sin sus enjuagues con las rameras en Flores la policía ¿qué haría? Sin sus enjuagues con las rameras en Flores la policía se las rebuscaría Sin sus enjuagues con las rameras en Flores la policía perecería Sin sus rameras ¿perecería o se las rebuscaría? ¿qué haría en Flores la policía? *** Horas viejas Horas viejas Horas contadas pero viejas Horas apuradas, contadas pero viejas Horas obstinadas en su vejez Horas ni vivas ni muertas pero listas a partirse Horas inspiradas por mí: Musa vieja Horas de la repetición eterna y horas rehenes en crispada yunta Horas inmerecidas: un abismo entre las rancias horas y un texto. *** Vieja, sí Vieja, sí una muñeca muy vieja No respira no es que respira Ni sufre Una cara que sufre de muñeca vieja que respira Sujeta por un aire de familia la corre uno de sus peores recuerdos (el más turrito y de mala traza) Todo es correr mientras disimula (Humor muerto, el de los viejos días) Es así de punzante su fidelidad por lo que intolerable se hace clásico alarde Viejo sí yo quien relata. *** Pasó un ángel Seco y pelado trastabillar en el silencio y erguirse en el silencio mojado y peludo Y sordo Atascado bocahablo: ¿filtra silencio el más elocuente mutista? ¡Caracoles! sujetos de la intención Mente en sepia hoja de añil: inficionáme, amorcito con tu pluma universal de ganso pletórico Y ciego Prodújose saliva que gasta el dispendioso docente en oratoria Tiros por culata: cucarachicidas que fomentan cópulas cucarachiles Resquebrajando el silencio decí tu palabra y escracháte Guarda luto inseminando brillantina guarda silencio en olímpica acústica Y acota ruiditos incautados a la barbarie por lo que diste, milagro en el atávico clavo de la amnesia. *** Lo nuestro “Entre instintos hay cornadas” Repugnan (¡ja!) en estado de óbito las amantes neutralidades Atestiguo: premio de consolación ¿Convenimos las cornadas? Chispas corvas siento organizar urge lo lúdico Colindan los amantes en abrasiva delicadeza con la conflagración asordinada de la sospecha por la divinidad Poder terror rejunte y pegue los amantes neutrales se acoplan insinceros inatravesándose ¿Reconvenimos a los instintuales? Cuadritos corvos siento organizar ahora éstos en las ventanillas y en mi corazón habilitados a tal efecto En la estepa del refinamiento los amantes cercan el transcurso de la línea que deviene de una gota cuna de fluidos ¿Volvemos a lo nuestro? Cometo voluptuosidad procreo esculpo un cometido Cometo más: pesimismo grandilocuente y en la Orden del Asco descreo (airado). *** No concilio Un desgraciado entre el insomnio (el alcohol) y la amargura Un pobre, un desgraciado un no agraciado un desgraciado y por lo tanto un pobre aun sin alcohol sin atenuantes un esterilizado en el errar (pienso, luego existo erecto, existo y mientras tema, existo) de un poquito de mortandad y despilfarro El desasosiego de la conservación me templa tristemente Hados erran también Insomne, vivo y hay congestión de insomnes el mucho tránsito de compañeros aturulla o peor: aflige (solidaridades y empecinamientos) (claro que de mierda) No olviden: con o sin alcohol (o simpática leche de soja en tetra brik) Y la amargura Late un corazón desde la acendrada arritmia con acopladas déjalo latir Miente mi soñar miente Y mi no soñar también miente que estoy vivo ¡Recuérdenme! *** Numerados 1 Ir de espíritu Ir de cuerpo y de espíritu de cuerpo 2 El sinsentido cae en un sentido corvo 3 Parió viuda angelitos e intrascendencias Nació la paz en este prístino amanecer inconducente 4 Llueven coleópteros de noche en el campo sobre esas linternas alumbrando hacia arriba 5 Ganas de otra cosa que en nada se parezca no tengo 6 Su superioridad numérica condecía con su modo de olvidarme 7 A la agonía de la mosca ordeno la a mayúscula de su Agonía literaria y al vocablo que la nombra la supresión de su única eme: ¡osca! 8 La inclinación del fósforo ¡qué tema! encendido 9 No soy un gran teórico pero tampoco soy un pequeño práctico. *** Desecho e izquierdo 1 Hasta para ella morir fue demasiado 2 Sentir miento 3 La Eliminadora de Angustias se ceba con los sucedáneos de su padre 4 Soy la que él nunca amó 5 No está muerto quien lubrica 6 Tardo mucho en darme tardo mucho en darme contra el sosiego que él me inspira tardo mucho en darme contra él 7 Las piernas de esa chica tienen novio 8 Nunca me fue del todo mal con los hombres 9 Me amaste ayer Hoy me amas ¿Habrás de amarme mañana aunque no te abandone? *** Tanta buena poca gente 1 SE DUZCA VIVO O MUERTO 2 Estamos indeclinable indelegablemente decididos a llevar adelante esta injusticia 3 “Tienda de Ambigüedades” 4 No te preocupes, Antoñito, que entre todos te vamos a dejar solo 5 Perpetra y perpetúa: perpetrúa Perpetrúa el truhán Mientras la ñoña añosa tosa ¡habrá poesía! ** Rolando Revagliatti revadans@yahoo.com.ar Docente y escritor argentino (Buenos Aires, 1945). Ha hecho estudios de realización cinematográfica, formación actoral, psicodrama psicoanalítico y psicoanálisis, entre otros. Entre 1988 y 2004 ha publicado los poemarios Obras completas en verso hasta acá, De mi mayor estigma (si mal no me equivoco), Trompifai, Fundido encadenado, Tomavistas, Picado contrapicado, Leo y escribo, Ripio, Desecho e izquierdo, Propaga, Ardua, Pictórica, Sopita y Corona de calor; los libros de cuentos Historietas del amor y Muestra en prosa, y la obra de teatro Las piezas de un teatro. Doce de estos libros se encuentran en distintas bibliotecas virtuales de varios países. Ha sido traducido y difundido a diez idiomas en medios gráficos y electrónicos. Ha coordinado cafés literarios y ha dirigido espectáculos teatrales. Textos suyos pueden leerse en diversos medios latinoamericanos y en su página, http://www.revagliatti.com.ar. === Los diarios de Lem ==================================================== === Newton el mago Carlos Montuenga ================================== Llueve en París. La lluvia, menuda y fría, extiende su velo turbio sobre la ciudad. Al sur del río, las calles angostas que ascienden hacia la colina Saint Genevive están convertidas en lodazales inmundos por los que ruedan con lentitud los carruajes. Gentes miserables, envueltas en harapos, van de un lado a otro arrastrando los pies por el fango, o se agrupan frente a pequeñas hogueras, en las que arden los objetos más dispares. La posada donde me alojo se encuentra en la esquina de una plaza formada por viejas casas con tejados de pizarra negra. Suelen hospedarse aquí viajeros que permanecen unos días en la ciudad. Hay comerciantes de peluca empolvada, un buhonero fachoso cargado con su arcón de baratijas y algún militar de baja graduación que cambia de destino. A veces se ven tipos extraños, como un viejo alto y flaco, con el que suelo cruzarme al salir por las mañanas. Va vestido de riguroso luto y se diría que es un buitre al acecho de sus presas. Hace unos días apareció un grupo de estudiantes extranjeros, creo que son alemanes. No he conocido gente más ruidosa. Se reúnen algunas tardes junto a la chimenea y, en medio de un alboroto indescriptible, vacían, una tras otra, las botellas de aguardiente que les sirve Arlette, la camarera. Arlette es pelirroja y tiene un cuerpo esbelto. Se mueve con agilidad entre las mesas con su bandeja en alto y trata de complacer a todo el mundo. Suele estar de buen humor, pero si algún patán sin modales abusa de su paciencia, se pone hecha una furia y le contesta con descaro. Cuando está irritada, sus grandes ojos verdes relampaguean como los de un felino. Conmigo siempre se muestra amable, incluso yo creo que está demasiado pendiente de mí. Cuando llegué a la posada se las arregló para que pudiera ocupar una de las mejores habitaciones; un cuarto amplio, provisto de chimenea, con una cama grande y mullida. Por fin ha cesado la lluvia. Al caer la tarde, cruzaban el cielo grandes jirones de nubes que parecían los restos de un inmenso ejército en desbandada. Durante la noche, mientras deambulaba por las proximidades del Sena, el aire había recuperado su transparencia. Una gran luna brillaba contra el cielo limpio, cuajado de estrellas. Su luz helada, al derramarse sobre la ciudad, producía la ilusión de un mundo lleno de perfiles cristalinos, un lugar mágico, del que había desaparecido la fealdad de las paredes, oscurecidas por la humedad, y la inmundicia de las calles. Caminaba yo abstraído cuando, al doblar un callejón solitario, pude distinguir a un grupo de individuos, armados con grandes garrotes, que impedían el paso a un carruaje sujetando las bridas de los caballos. Me aproximé con sigilo, ocultándome en las sombras, y alcancé a ver a varios hombres con elegantes libreas, sin duda sirvientes del vehículo, que yacían maltrechos en el suelo. Uno de ellos sangraba profusamente por una herida en la frente y suplicaba que no le matasen. El cabecilla de la banda se abalanzó al interior del carruaje, y después de hacer salir de su interior a una vieja dama de aspecto aristocrático, la conminó a que le entregara sus joyas. Aunque tenemos órdenes terminantes de evitar situaciones comprometidas, no pude permanecer impasible ante aquella escena. Sin pensármelo dos veces, me acerqué con paso decidido hasta situarme junto a los malhechores, quienes, tras un momento de sorpresa, se lanzaron sobre mí. No me fue difícil reducirlos, mejor dicho apenas tuve que hacer nada. Ni siquiera sentía el impacto de los garrotazos que llovían sobre mí. Los dejé durante unos minutos que se esforzaran en vano y, cuando los pobres diablos se hallaban jadeantes y confundidos, bastó algún que otro empujón para hacerlos rodar por el suelo embarrado. Un momento después, toda la cuadrilla salió corriendo presa del terror, como si se hubieran topado con el mismísimo diablo, y desaparecieron en la oscuridad. La pasajera resultó llamarse Madame Geoffrin. Una mujer de edad avanzada y, por lo que pude comprobar, bastante miope, que se mostró tan agradecida por mi oportuna intervención como admirada de la facilidad con que puse en fuga a sus asaltantes. Al oírme hablar, Madame Geoffrin me tomó por inglés y yo decidí seguirla la corriente, presentándome como un joven profesor de Cambridge, de paso por la ciudad. Mi nueva amiga es un personaje singular. Se trata de una vieja aristócrata apasionada por la cultura. En los salones de su palacio se organizan tertulias literarias a las que acude lo más granado del mundillo intelectual. Ha insistido tanto, que la he prometido asistir a una de estas reuniones en cuanto mis obligaciones me lo permitan. Madame Geoffrin suele invitar a jóvenes autores deseosos de darse a conocer en la alta sociedad. Tras una breve presentación, el poeta de turno prepara sus cuartillas, aclara la garganta y, en medio de un silencio expectante, comienza a declamar sus versos. Apenas entiendo el sentido de esos largos poemas en los que se repiten frases ampulosas sobre el amor, la búsqueda de la libertad y el fatal destino. Me resulta casi imposible prestar atención a esos pedantes. Cuando ya no aguanto más tanta simpleza, me dedico a observar a la audiencia con disimulo, sobre todo a las damas; algunas son de una elegancia insuperable: trajes suntuosos bordados con hilo de plata, collares de perlas, grandes pelucas blancas adornadas con lazos de seda... nunca había visto nada parecido. He notado que ellas también me observan a mí. A veces, cuando nuestras miradas se cruzan, arquean levemente las cejas y me sonríen con la mayor naturalidad, mientras juegan a abrir y cerrar sus abanicos. Me parece asombroso que se muestren tan amables con un desconocido. Seguro que los superiores no aprobarían mi asistencia a las reuniones que celebra Madame Geoffrin en sus salones; para ellos, cualquier cosa sin relación directa con nuestros objetivos es una frivolidad, una pérdida de tiempo sin justificación posible. Claro que no tienen por qué enterarse de todo lo que hago. Además, no es el mejor momento para complicarse la vida; bastante agitación hay ya en las altas esferas. En los últimos comunicados difundidos por el Consejo Supremo, se asegura que el continente se encamina hacia una nueva guerra. Por lo visto es ya un hecho innegable que la firma de la Triple Alianza por Francia, Inglaterra y Holanda fue sólo una componenda de la que no se puede esperar una paz duradera. Para mí, las alianzas y tratados que estas gentes hacen y deshacen con tanta facilidad son un embrollo imposible de entender, pero allá los honorables miembros del Consejo con sus conclusiones. Según ellos, esas naciones sólo buscan el modo de aumentar su área de influencia para imponerse a las demás y erigirse en árbitros de un equilibrio imposible. En fin, pintan un panorama bastante sombrío. No es raro que algunos compañeros aseguren que estamos preparando una operación a escala mundial. Pero sólo son rumores. Ayer, al finalizar la velada literaria, se me acercó un hombre joven con aire de intelectual. Tras una leve inclinación de cabeza, se presentó: —Disculpadme, señor, no creo conoceros. Soy Lucien de Sourignac. He cursado estudios en las Universidades de París y Lovaina. Llevo unos meses ayudando al barón de Montesquieu en la preparación de un informe para la Academia de Burdeos. Hemos estado investigando el efecto del clima tropical sobre los hábitos sociales de los indígenas antillanos. —Vaya, no sabía que esos indígenas hicieran vida social —respondí. Lucien me miró con curiosidad. —Vos sois inglés, ¿no es cierto? —Eh... sí, así es, caballero. Mi nombre es un poco difícil de pronunciar. Podéis llamarme, simplemente, Lem. —¿Lem? curioso nombre. Los ingleses sois un tanto peculiares —y, al decir esto, no pudo ocultar un cierto aire de superioridad—. Tengo entendido que impartís cursos de filosofía en Cambridge. ¿Domináis algún área en particular? Le contesté lo primero que se me ocurrió: —Bueno, estoy doctorado en teología, pero me interesa también la filosofía natural y... —¿La filosofía natural? Entonces imagino que seréis un newtoniano convencido. No me esperaba una pregunta tan directa y, durante un momento, sentí que se me quedaba la mente en blanco. En seguida me recuperé e hice un rápido análisis de la cuestión: newtoniano... seguidor de las teorías de Isaac Newton. Sí, recordaba haber leído algo al respecto en los archivos del Consejo. Lucien se refería a un gran matemático que en el siglo anterior revolucionó el estudio de los fenómenos naturales. No se me ocurrió nada mejor que contestar de forma afirmativa a la pregunta, aunque me intrigaba el tono desdeñoso con que había sido formulada. —Desde luego —respondí—. Sir Isaac Newton fue un sabio eminente por el que siento la mayor admiración. —¡Por supuesto! —exclamó Lucien, levantando los brazos—. Pero vuestro admirado Newton ha sembrado la confusión en lo que antes era un camino luminoso. El camino de la ciencia mecánica, el único capaz de conducirnos a una visión racional del mundo. Mi gesto de perplejidad pareció divertirle. —Ya veo que os sorprendéis. Ahora tengo que atender algunos asuntos urgentes; tal vez podamos continuar esta conversación en otro momento. Confío en que vuestra estancia en París sea placentera. Y se alejó de mí tras hacer una nueva inclinación de cabeza. Llevo varios días sintiendo hormigueos por todo el cuerpo. Muchos compañeros describen sensaciones parecidas. Es lo mismo de otras veces. Según dicen los sabihondos del Consejo, las radiaciones que atraviesan esta atmósfera pueden producirnos ciertos efectos que deben controlarse. Sobre todo, hay que evitar que nuestra apariencia humana sufra algún cambio imprevisto. Ayer no me encontraba de humor para ir a ninguna parte y pasé la mayor parte del día encerrado en mi cuarto, esforzándome en descifrar los últimos informes. A última hora de la tarde sonaron unos golpecitos tenues en la puerta y, apenas había tenido tiempo de decir nada, cuando entró Arlette con una gran bandeja, en la que había dispuesto algunas viandas y una jarra de agua. —Señor —dijo con su voz cantarina—, pasáis mucho tiempo encerrado aquí y apenas coméis. Deberías ocuparos más de vuestra salud. La miré con expresión agradecida y ella me dedicó una dulce sonrisa. Después de dejar la bandeja sobre la mesa, se quedó mirándome con sus grandes ojos, como si esperara que yo hiciese algo. Al ver que yo seguía a lo mío, empezó a dar vueltas por la habitación, poniéndolo todo en orden. Alisó la colcha y cambió algunos objetos de lugar. Se movía sin cesar de un lado para otro y estaba empezando a ponerme nervioso. Hice un esfuerzo por ignorarla y volví sobre mis informes con intención de continuar trabajando. En eso estaba, cuando sentí la respiración de la joven muy cerca de mí, al tiempo que sus brazos me rodeaban con suavidad. Luego, un beso cálido se deslizó por mi nuca. Durante unos instantes, permanecí rígido como una estatua, con los codos apoyados sobre la mesa y Arlette pegada a mi espalda. Entonces, sin saber bien lo que hacía, me levanté con tanta brusquedad de la silla que los dos estuvimos a punto de perder el equilibrio y caer de espaldas sobre la cama. El corazón me latía con fuerza y no acertaba a pronunciar palabra. —Arlette, estás muy sofocada —dije al fin, con un hilillo de voz—. Espero no haberte lastimado. Toma, bebe un poco de agua. Y llenando el vaso de la bandeja se lo alargué, pero el pulso me temblaba de tal modo que no pude evitar derramar un poco de líquido sobre su amplio escote. Ella me miró confundida y rompió a llorar. Tiró el vaso con furia y salió corriendo de la estancia, dando un tremendo portazo. He vuelto a ver a Lucien en un par de ocasiones. El último encuentro se produjo de modo casual en “El Gato Negro”, una taberna próxima al río que no goza de muy buena fama. A mí me gusta dejarme caer por allí, cuando al anochecer se llena de estudiantes y buscadores de fortuna. Aprovecho entonces para escuchar con disimulo sus conversaciones, no tanto por la información que puedan proporcionarme, como por el mero placer de satisfacer mi curiosidad. Lucien estaba sentado solo, en el extremo de una mesa, frente a una gran jarra de cerveza. Al verme, salió de su actitud abstraída y me pidió que le acompañara. Estuvimos un rato bebiendo y conversando sobre cosas triviales. Luego, el tono de la conversación se fue haciendo más confidencial y me habló de algunas cuestiones personales. Parece ser que ha contraído deudas importantes y teme que su modesta fortuna se evapore en poco tiempo. Sin embargo, confía en que sus numerosos contactos en la alta sociedad le ayuden a salir del apuro. —Por cierto Lem, Madame Geoffrin me ha comentado que el próximo martes va a asistir Voltaire a su velada. ¿Le habéis conocido ya? —No tengo ni idea de quién es ese caballero —respondí con candidez. —¿Es posible? Pero, ¿tan aislados del mundo estáis en vuestra maravillosa isla? Me encogí de hombros, sin saber qué responder. —Además, Voltaire es de los vuestros. Quiero decir —prosiguió Lucien guiñando un ojo con malicia— que es un ferviente admirador de las teorías newtonianas. En vista de que Lucien volvía otra vez sobre ese tema, no vi otra salida que animarle a continuar. —Lucien, para ser sincero, no puedo entender el motivo de vuestra aversión hacia ese gran sabio. ¿Acaso os molesta que un inglés haya alcanzado tan justa fama? —De ningún modo —dijo él con acritud—. Su lugar de nacimiento me tiene sin cuidado. Lo que no puedo perdonar a tu admirado Newton es que empleara su genio indiscutible para volver a abrir de par en par las puertas a la magia y la superstición. Esas puertas que el gran Descartes y sus seguidores creían haber sellado para siempre, en servicio de la humanidad. Al oír aquello, debí adoptar una expresión muy estúpida. La verdad es que no entendía nada, además los efectos de la cerveza comenzaban a hacerse patentes, y me sentía un poco mareado. —Veo, Lem, que mis palabras os escandalizan. Eso es algo que me maravilla de vosotros: habéis optado por mirar a otro lado, preferís ignorar lo que es obvio y sólo sabéis alabar el genio matemático de vuestro maestro. Es cierto que Newton ha ofrecido una visión unificada del universo a partir de un lenguaje matemático riguroso, pero ¿a qué precio? Él mismo dejó claro que la gravedad, esa fuerza con la que sus seguidores pretenden ahora explicarlo todo —desde el movimiento de los astros hasta la atracción entre los seres vivos— no puede ser algo material. Se trataría, por el contrario, de un principio misterioso que opera a distancia, algo que, en definitiva, nos conduce de nuevo hacia la visión mágica del mundo. Y nosotros estamos decididos a combatir tal desatino con todas nuestras energías. Me sentía completamente perdido en aquel laberinto, de modo que decidí adoptar una estrategia evasiva, y, para cambiar de tema, le conté mis apuros con Arlette. El gesto crispado de Lucien no tardó en disiparse. Empezó a reírse a carcajadas, y no dejaba de propinarme fuertes palmadas en el hombro. Parece que encuentra muy gracioso ese penoso incidente. A veces pienso que somos demasiado diferentes de los seres humanos; tal vez nunca lleguemos a entenderlos. Siguen los rumores de una gran operación ofensiva. Por el momento, los del Consejo no han dicho nada. Ni creo que lo hagan; otras veces se ha dado por seguro que nuestra intervención era inminente, y al final todo queda en puras suposiciones. Llevamos mucho tiempo observando a los hombres y siempre nos hemos mantenido en la sombra, estudiando su extraño comportamiento y limitándonos a analizar las consecuencias de lo que hacen. Hasta ahora la postura del Consejo no ha podido ser más clara: debemos permanecer al margen de sus asuntos. Sin embargo, hay quienes piensan que no será posible mantener esa actitud de manera indefinida. Según ellos, estos seres terminarán por perder el control de su mundo, convirtiéndose en una amenaza imposible de ignorar. No sé... yo creo que exageran. ** Carlos Montuenga cmrbarreira@hotmail.com Escritor español (Madrid, 1947). Doctor en ciencias. Colabora con artículos y relatos en publicaciones de comunicación social, tales como ETC Magazine (Buenos Aires) en espacios literarios como Vorem, Margen Cero, Ariadna (Asociación de Revistas Electrónicas de España), Revista Amalgama, Revista Voces y en portales de la red dedicados a la difusión de la filosofía y el humanismo como La Caverna de Platón y Liceus. === Tres relatos Héctor Antonio Robles =============================== *** Lo que pudo ser una conversación con Isabel Terminamos esa larga entrevista de trabajo y salí del edificio. Recuerdo que habíamos quedado a las 6:30 pm en el café de siempre. Ella aprovecharía para cenar, yo trataría de hablar de cosas agradables. Sobre mis prospectos de trabajo, el auto que terminé de pagar y el nuevo bebé de mi hermana. Llegué unos minutos después, ella ya estaba en la mesa ordenando. —¿Quieres algo? Le dije que no, y empecé con un recuento de lo bueno y lo malo. Pero antes de decir las cosas malas, ella tomó mis manos, me miró y me dijo que se iría con su madre una temporada. Lo analicé unos segundos. Si lo hubiera dicho sin tomar mis manos de esa manera, hubiera pensado que tomaría vacaciones. Pero pensaba irse para no regresar. Estaba a punto de iniciar una conversación, conversar con ella se volvía cada vez más difícil, se lo dije, y sólo contestó que eso ya no sería así. “Ya no”. Yo, de un momento a otro había perdido el apetito. *** Quiromancia Nos conocimos en un grupo de ayuda para neuróticos. Ella llevaba un par de meses más que yo, y conocía muy bien a todos. Al principio siempre me mostraba retraído y desconfiado al hablar con los demás, fue gracias a ella que cambié esto y no dejé de asistir al grupo. Extrañaba esos días de charla, y las tardes que pasábamos en su departamento. Me dijo que llevaba casada cinco años, pero que durante los últimos dos vivían separados y estaban negociando el divorcio. Me pareció gracioso la forma en que utilizó negociando para referirse a su separación. El tipo que todavía era su esposo se aparecía por ahí una o dos veces al mes en plan pacífico para charlar con ella, dejarle algún dinero, beber algo, y si la ocasión era especial, y ella me aclaró esto, sólo si era especial, se acostaban. Qué era una ocasión especial, le pregunté. Ella se quedó pensando por un momento, luego me dijo: fue en lo único que nos entendimos a la perfección, es una lástima que ya no estemos juntos para hacerlo. Yo estaba untando mermelada en un pan tostado mientras vigilaba la tetera en la cocina, y la veía dar largas caladas a su cigarro a punto de consumirse entre sus manos. “Hay algo que agradezco de esa relación”, me dijo de repente. —Qué. —Que él no quisiera hijos. —¿Tú, sí los querías? —Sí, alguna vez. “Tal vez nunca me hubiera separado de él si tuviera un hijo y nuestra vida sería un infierno”. Hizo una pausa; después, como si recordara en dónde y con quién estaba, dijo: claro, también quizás nunca te hubiera conocido. —Tal vez en algún momento pudimos toparnos. Quizás en un grupo de alcohólicos anónimos —le dije. Sonrió. —Sí, es probable que me refugiara en el alcohol, o me volviera adicta a los fármacos. Nada ocurre al azar. Cuando escuché eso yo también me reí. La gente que veía su vida como una serie de sucesos ligados a un destino predeterminado me parecía ilusa. Serví el té, ella me dijo que me sentara y le mostrara mis manos. Lo hice, tomó mis manos, miró las palmas. “Parece que tendrás una vida larga y exitosa, sin embargo, has tenido momentos de mucha infelicidad, estás en busca de una vida plácida, sin tensiones, deseas que te quieran... y no crees en el destino”. Traté de no reírme mientras decía todo eso. Ella empezó a darle sorbos a su taza y yo comencé a comer el pan. —Si tu marido me encontrara aquí un día, cuál sería su reacción —le pregunté. Dudó un momento. —No lo sé, sería interesante averiguarlo. ¿Qué harías? —Me quedaría aquí sentado comiendo mi pan tostado y tomando té. Tal vez le ofrecería una taza —le contesté. Escuchamos lo que ocurría en el piso de arriba, eran personas haciendo mucho ruido mientras caminaban de un lado a otro. —¿Eso es común? —No, de hecho vivo con vecinos muy silenciosos —me contestó. —Te voy a decir que va a pasar con nosotros sin mirar tus manos —señalé—. Terminaremos de desayunar, luego, iremos a tu habitación y lo haremos por cuarta vez en lo que va del día. Después, escucharemos que alguien abre la puerta y aparecerá tu esposo con cara de sorpresa. Sonrió de nuevo. Estaba por empezar a contarme alguna anécdota, de las que acostumbraba, cuando escuchamos la cerradura de la puerta. Luego nos miramos, medio confundidos, medio sorprendidos y creo que tuvimos el impulso de decir algo, pero ninguno de los dos supo qué. Y la puerta se abrió. *** ¿Quién quiere a Kioko? Jacobo y Kioko vivían en una amplia casa que compartían con otros amigos. Poco a poco los amigos comenzaron a irse. Algunos dejaban cosas que Jacobo y Kioko luego utilizaban, como utensilios de cocina, una silla plegable, una lámpara de pie. Otros no dejaban nada. Ambos mantenían un trabajo modesto en un supermercado. Jacobo y Kioko no vivían en la abundancia, pero como ellos decían, “la libraban”. Alguien había dicho, refiriéndose a ellos, que vivían al día. Sin embargo, Jacobo y Kioko aseguraban que eran felices y, sobre todas las cosas, se amaban. No pasó mucho tiempo para que a Jacobo le fuera bien. Mejor trabajo, más amigos; “mejor vida”, se dijo, mientras se miraba al espejo una mañana. Kioko seguía en las mismas. No podían negar que habían cambiado algunas cosas, no sólo en lo económico. Jacobo y Kioko casi no se veían, y cuando lo hacían, era para cenar o para irse a la cama a dormir. No realizaban esas largas caminatas los fines de semana que tanto disfrutaba Kioko, no iban al cine, casi no hablaban, no hacían el amor. Llegó el día en que Jacobo no sólo cambió de trabajo, de amigos y de ropa, sino que decidió cambiar de pareja. Kioko se deprimió. Aun así tuvieron largas pláticas que, a veces no llegaban a nada, y otras que terminaban con gritos y lágrimas. Incluso la casa, que desde hace tiempo sólo ocupaban ellos dos, había cambiado. A Kioko le parecía más grande. Ninguno de los dos quería pasar demasiado tiempo ahí. Kioko encontró un trabajo en un restaurante fuera de la ciudad. Así que Jacobo decidió vivir en otro lugar, y una tarde hizo las maletas. Mientras reducía su presencia en esa casa, introduciendo afiches de películas, revistas y pilas de discos compactos en cajas, pensó en hablar con ella, recapitular algunas cosas. Pero después se dio cuenta de que ya no tenía más que decir. La última noche que pasaron juntos estaban cenando en la mesa, miraban la televisión en silencio. Sólo se escuchaba el ruido de los cubiertos sobre los platos, sus cuerpos acomodándose sobre la silla, la respiración de Kioko, la televisión a volumen demasiado bajo para ser escuchada por alguno de los dos. —Dónde vas a vivir —preguntó ella. —En un edificio, al sur. Pasaron dos minutos en que no dijeron nada. —¿Dónde compramos la lavadora? —En la tienda de tu amigo, por qué. —Quiero comprarte una, bueno otra, creo que la vas a necesitar —dijo él. Algunas cosas se dicen para sobrellevar una charla tensa entre dos personas que se están separando, pensó Kioko, pero hay otras que no deberían mencionarse. —No quiero la maldita lavadora, dijo Kioko. Tampoco quiero nada que hayas comprado para esta casa. Lo que me gustaría es que dejaras de sentirte mal por mí. —¡Yo no me siento mal por ti! —gritó Jacobo. —Entonces creo que yo empezaré a sentirme mal por ti. Después Kioko se levantó de la mesa, llevó los platos a la cocina, también los de Jacobo que aún no había terminado, y comenzó a fregarlos, luego se dijo: “nunca más cenaremos juntos”. Después de un tiempo, Kioko regreso a esa casa. No sabía nada de Jacobo. Tampoco sabía por qué había regresado ahí. Simplemente fue. La casa estaba abandonada. El jardín al frente, en el que ella y Jacobo habían sembrado un par de tulipanes, estaba lleno de hierbas y basura. La reja estaba asegurada con una cadena y un candado. Saltó como pudo por encima de la reja, y entró por una ventana rota a la casa. Recorrió las habitaciones, las paredes estaban llenas de graffitis, y de pintas con palabras incomprensibles. En el suelo había botellas vacías, cartones, preservativos usados y colillas de cigarros. Cuando Kioko llegó a lo que antes había sido un comedor no pudo más que sorprenderse. Ahí estaba la mesa, era la misma mesa que ella y Jacobo habían abandonado cuando se fueron. Había un par de sillas, se sentó en una de ellas, contempló por largo rato el lugar, el piso, las paredes. No había ningún otro mueble salvo la mesa y las dos sillas. No pudo evitar recordar algunas cosas. Entonces, antes de que pensara en él, sin esperarlo, lo vio sentado frente a ella, tan claramente como años atrás cuando estuvieron juntos. Lo vio levantarse de la mesa, y caminar hacia lo que antes había sido la habitación de ambos. En determinado momento, mientras se alejaba por el pasillo, volteó para mirarla de reojo y sonreírle. Y Kioko lo único que hizo fue sonreír también. ** Héctor Antonio Robles fournierol@yahoo.com Escritor mexicano (Coatzacoalcos, Veracruz, 1976). Estudiante de comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Becario del Fondo para la Cultura y las Artes del Estado de Puebla (categoría Cuento, 2000-2001). === Cuerpos de resistencia (extractos) Magaly Salazar Sanabria ======= (Nota del editor: en noviembre de 2000 la poeta neoespartana Magaly Salazar Sanabria presentó su poemario Cuerpos de resistencia bajo el sello del Círculo de Escritores de Venezuela. Los poemas que conforman el libro “se han constituido”, según el prólogo de la también poeta Lidia Salas, “en murallas, en trincheras para oponerse a la violencia del poder, a la instauración del odio, a la destrucción de la ciudad como refugio amable del habitante, pero también el acoso interior del aislamiento a través de la tecnología de Internet, a la pérdida de la compasión y la ternura en el trato cotidiano con el otro, a la indolencia y al desamor”. A continuación ofrecemos a nuestros lectores una selección de textos de este poemario). *** I El candor intenta ser el bosque y todo el palpito del bosque, es la encarnación de los milagros. Con el candor me asomo a la existencia, mientras el goce va colmando el fruto que acaba en mordisco. Lo sabroso, rebelde en la manzana, para que Adán se decidiera cuando apareció una Eva amotinada, cuando Dios se vino con la noche y el aguzado piar de la mañana y algo que llegó con su sino mordiente. Desde entonces digo, por si me atrapa el sueño: Prodigio es que el hombre sea turpial y zorro y juegue detrás de las matas. y no se repitan fábulas de desencuentro y trampa. Prodigio es extender las manos y encontrarte tiernamente ungido, como si fueras un país sin rejas o una tierra sin mendicidad. Al alba se estrellan setecientas setenta y siete plumas y un pájaro se resuelve en canto, como resistencia al susto de lo incierto, como la esperanza. *** IV Entreabierta la puerta, tu alma se disputa una salida con la vacilación. Contrastar la sombra con la claridad hace del adentro miedo y del dolor afuera. Se trata de armonizarnos para luchar, se trata de resistir, de trasegar la fe, pero sé que has dispuesto tu asilo, lo veo venir desde mis lentes ahumados de sol donde se reflejan terror y evasión. Has perdido tu habitación y sus aceras por eso, la libertad se pudre en tu calzón, y la imagen de la tierra se muere en tu cabeza: ¡Cuidado, puedes estropearte el sombrero! *** V El humo del café parece alcanzar algún sentido: Espera. Estos días padecen lo triste, la rabia y también el fulgor. En este país todo es posible mientras tengamos la oportunidad de encontrarnos. No traduciré a otra lengua las palabras, sus enigmas son recados divinos. Alguien eructa sobre la vida y un oficiante devoto recuerda que el café se enfría. Una rosa en la mesa hace a la compasión inevitable. La supuesta conversa se torna más lejana. No sé por qué crees sentir la vida por esa ventana, si no te inspira pasión, la tecnología es sólo una pesquisa. Nadie le pregunta nada a la ternura, a la mirada, a los gestos. Entretanto, la flor, intacta. *** X Si yo fuese niño, pintaría con muchos colores la pantalla para que sean de payaso, en vez de horror, las horas del tonto. *** XX El de los árboles cortados no me alcanza vino con su máscara y sus botas y más allá su lágrima, ¡Cocodrilo de marras! “aunque fuera yo justo” y “aunque hayan aumentado mis heridas”, no dudaré y “defenderé delante Dios nuestros caminos” La resistencia me asiste y fortalece. *** XXVI Todos los días tu cepillo quita la piedra de los dientes para que no se te quiebre la voz. *** XXXIV Aquí estamos, a media asta, amotinados en la herida de esta sinuosa y lucífera serpiente que muerde y paraliza a toda Eva que exceda a mujer. *** XXXVI Resoplar, respirar, resollar, jadear; hago ejercicios para resistir, con ganas de arropar la vida, mientras te endevotas con la mentira de los discursos y una importante tecnología que eres incapaz de aprovechar. Guardo en los ojos el verdor de los huertos para que nunca sean prisioneros pues la comedia virtual es un bello castillo con su alma en pena y cada arenga un vértigo con su ametralladora. Sí importa cuánto dura el juego ¡Que cacen a los depredadores porque pasa el invierno y comienza la flor! Es mejor aparearse cuando se comprende quién es el uno y quién la compañía. Tu tabernáculo se empaña, júntate al fervor, abrázate y mira, alguien busca una visión que los incluya. *** XXXIX Aquél de alma agradecida llega cargado de silencio y cubre la retaguardia, por si las armas y el miedo hacen ruido en la tierra. *** XLIX Si te hablo, te vuelves quebradizo si te serenas, me alcanzas, si me buscas, soy la mensajera, y si me apartas; río abajo como flor de bora. Relámpago, espoléame la sabiduría, lluvia, no presagies mi rostro; viento revelado, deslúmbrame; fuego con fuego, aclárame lo turbio; polvo que somos, acércame al hermano; agua perdidiza, gáname el amor. *** LIV Juntémonos, amor, y hagamos gentío. Me reclama tu herida y la plegaria por todas las heridas. Somos la espiga que nace entre las rocas, cuerpos de resistencia y la esperanza como subversión. Somos la fe de los abrazos, presencia de vela en la sombra, el espacio para la libertad. ** Magaly Salazar Sanabria fuegosysietes@gmail.com Escritora venezolana (La Asunción, Nueva Esparta). Licenciada en letras egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Realizó la maestría en literatura hispanoamericana en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel, http://www.upel.edu.ve) y estudios de doctorado en la Universidad de Barcelona (España, http://www.ub.es). Ejerció como docente en la UCV, en la Universidad Simón Bolívar (USB http://www.usb.ve) y en la Upel. Fue secretaria general de la Asociación de Escritores de Venezuela, Zona Metropolitana de Caracas (1989-1992). Representó a Venezuela como directora del Capítulo de Caracas del III Encuentro de las Academias Iberoamericanas de Poesía (Georgetown University, http://www.georgetown.edu, Washington, EUA, 1997). En University of West Indies (http://scitec.uwichill.edu.bb/cmp) de Barbados dictó el curso Cultura Latinoamericana, auspiciado por la Cancillería Venezolana (1998). Se desempeñó como secretaria de Actas del Círculo de Escritores de Venezuela por dos períodos (1995-2000). En Nueva Esparta dirigió la Casa de la Cultura “Monseñor Nicolás E. Navarro” de La Asunción (2000-2003). Actualmente es vicepresidenta del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela. Ha recibido las condecoraciones “Orden al Mérito en el Trabajo”, Primera Clase, y “Orden Andrés Bello”, Corbata. Recibió el Premio Regional “Casto Vargas León” (poesía; Nueva Esparta, 2001) y diploma de honor en el Concurso Lincoln-Martí, (Miami, 2006). Ha publicado No apto para los ritos de la sacralización, Ardentía, La Casa del Vigía (mención de honor en el Concurso Fondene, 1992), Bajío de sal, Levar fuegos y sietes y Cuerpo de resistencias, así como, en coautoría, Lo visible, lo decible, Quaterni Deni. Textos suyos han aparecido en revistas y periódicos de Venezuela y el exterior. Su obra ha sido reseñada en varias antologías de poesía. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “No, no creo vivir grandemente, profundamente, intensamente. ¡Como todos, yo soy un vil, un débil, un castrado! Tengo en mi habitación todo un mundo pintado: hombres de cartón, mujeres de estopa, montañas de humo. He puesto todas esas cosas en orden y, algún día de sol, todo eso tiene un magnífico aspecto. Y me quedo en el cuarto. Y aquello es todo mi mundo y toda mi vida, y todos los días hago mis plegarias a los de la casa, y escupo sobre la gente que pasa por la calle, bajo mis ventanas, porque no tiene en su casa un pequeño mundo artificial tan gracioso como el mío”. Giovanni Papini, “El hombre que no pudo ser emperador”. En: Palabras y sangre (1912). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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