~~~~~~~~~~~~~~~ Año XII Cagua, Venezuela Nº 169 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 6 de agosto de 2007 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “De Gallegos a Poniatowska”, Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Literatura infantil en un blog. / La gloria de | Breves Bustamante. / El espacio de Lola. / Cierra Veintiuno. / | Cambalache. / Poesía de la mente. / Taller en Lima. / | Cortos en Nueva York. / Diabólico septiembre. / | Antología en Anzoátegui. | | Donan libros de Alberto Hidalgo a la Embajada de Perú en | Noticias Argentina. / Murió el humorista argentino Roberto | Fontanarrosa. / Alberto Vázquez-Figueroa regala en | Internet su última novela. / Todo un éxito el Festival | de Medellín. / Textos inéditos de Gabriela Mistral | duplican su obra conocida. / Presentada en España la | colección de novela negra “Algaida Crimen”. / Presidenta | Bachelet entrega Premio Neruda a Josefina García Marruz. | / Jorge Semprún recibe Premio Nacional de Literatura | Europea. / Falleció el cineasta Ingmar Bergman. / Muere | el director italiano Michelangelo Antonioni. / Gonzalo | Márquez Cristo obtiene el premio Maurice Blanchot. / | Entregados premios de la Casa de Teatro en Santo | Domingo. / Wilfredo Carrizales recibe Premio Nacional | del Libro de Venezuela por libro digital publicado en | Editorial Letralia. / Elena Poniatowska recibió en | Caracas el premio Rómulo Gallegos. / Premio Nuevo | Periodismo Cemex+FNPI emite veredicto. / Semana de las | Letras y la Lectura celebran en Rosario. / Feria del | Libro de Bolivia anuncia presencia de diez países. / | Analizarán en Argentina el fomento del libro y la | lectura. / Publicarán en español la novela inédita de | Alejandro Dumas. / Universidad de Sevilla homenajeará a | Juan Ramón Jiménez. / Vargas Llosa iniciará actividades | de la Fundación Juan March. / Encuentro Internacional de | Poesía de la UC hará recital en Aragua. / Festival | literario “Hecho en México” celebrarán en Barcelona. / | Publicarán novela inédita de José Donoso. | | “Charlotte Brontë, a través del espejo”, Antonia Romero. | Artículos y / “El cuento del tonto”, Fernando Sorrentino. / | reportajes “Boquitas pintadas y la narración infinita”, Eduardo | Balestena. / “La frase del escritor”, Ricardo | Martínez-Conde. / “Demonios del tiempo presente. | Desgracia de J. M. Coetzee”, Ernesto Gómez Mendoza. / | “José Faneite: Memorias de Gañango”, Ana Berta López. | | Juan Pomponio, viajero de la palabra: “La poesía no debe | Entrevistas tener fronteras”, Rafael Ortega. | | “Los hombres poderosos y las mujeres como objetos del | Sala de ensayo deseo en Cien años de soledad, Los recuerdos del | porvenir y Pedro Páramo: Una obsesión peligrosa”, Rubén | Sánchez Féliz. / “Hestia moderna”, María Angélica Franco | Frías. / “Globalización, los retos de la cultura y la | literatura: manifiesto intelectual de construcción de | alternativas, homenaje a Franz Galich”, Huberto Estrada | S.. / “Encuentro entre escritura y lectura a través de | la nostalgia”, Clara Quero. | | “Reclamo oficial”, Piera Pallavicini. / Poemas de | Letras Octavio Fernández Zotes. / “El invierno de Napoleón”, | Carolina Lozada. / “Con el espíritu de las musas” | (extractos), Marcela Vanmak. / “El hombre de la | pajarita”, Nilo Espinoza Haro. / Dos poemas de Luis | Alberto Carro. / Dos relatos de Verónica Delgadillo | Vargas. / Tres poemas de Marietta Morales Rodríguez. / | “Dos caras, una moneda”, Manuel Rodríguez Díaz. / Dos | poemas de Patricia Garma Montes de Oca. / “El llanto de | Rosita”, Róger Vilar. / Poemas de Miguel Ildefonso. / | “Las dulces hierbas del estío”, Ana María Manceda. / | Poemas de Pedro Marambio Vásquez. / “El Más Grande”, | Cheo Guzmán. / Poemas de Clarisa Caropreso. | | “Los días contados”, Arnulfo Quintero López. | El regreso | del caracol | Mariano Picón Salas. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| === De Gallegos a Poniatowska Jorge Gómez Jiménez ==================== Con la presencia del vicepresidente de Venezuela, doctor Jorge Rodríguez, y del ministro del Poder Popular para la Cultura, arquitecto Francisco Sesto Novás, el pasado jueves 2 de agosto se celebró la ceremonia de entrega del XV Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, que ha correspondido a una de las escritoras más importantes de la escena literaria hispanoamericana: Elena Poniatowska. Autora de largo aliento, con una vasta trayectoria en la literatura y el periodismo, Poniatowska se hizo acreedora del galardón con El tren pasa primero, obra provista, según el jurado presidido por el escritor venezolano Luis Britto García, de una densidad temática y estilística “que compendia la narrativa intimista y la novela coral, combina con rara maestría la tensión poética con un lenguaje certero y coloquial, y la austeridad descriptiva”. Poniatowska se ha destacado en la narrativa por sus novelas profundamente documentadas, en las que une disciplinas complementarias, como la biografía y la historia, para atrapar al lector en una red de hechos que directa o indirectamente le son conocidos. Es así como esta escritora, que en algún momento ha dicho que su búsqueda permanente consiste en escribir un buen libro, ha producido obras testimoniales de vital importancia para la comprensión de la sociedad mexicana contemporánea, como La noche de Tlatelolco, o novelas en las que se apela abiertamente al recurso historiográfico para retratar esa sociedad, como La piel del cielo o la que hoy ha sido premiada, El tren pasa primero, que parte de las incidencias de la huelga mexicana de 1958 y la de 1959. Un punto en común tiene este método de trabajo con la obra, inmensa en el tiempo pero siempre vigente, de Rómulo Gallegos. Interesado, como décadas más tarde lo estará Poniatowska, en descifrar las claves de su mundo, el autor de Doña Bárbara se lanzará a minuciosas expediciones a través de Venezuela para recoger el testimonio de un país que, sabe, se dedicará luego a escribir. Un país del que saldrá exiliado tras su incursión en la política, y que se empeñará en recuperar en la pantalla plateada del cine azteca. No deja de notar Poniatowska esa tangencial coincidencia con el epónimo del premio, y al principio de su discurso del jueves se pregunta: “¿Estarían contentos Rómulo Gallegos y Mariano Picón Salas al ver que ahora la novela El tren pasa primero recibe el Premio Rómulo Gallegos?”. Sabiamente, Poniatowska dedica su discurso a delinear la figura de ese escritor, aún no conocido en la totalidad de su grandeza por la Venezuela que le sucede, desde su visión de una joven a la que a finales de los 50 le encomiendan la que podría ser la entrevista de su vida y se encuentra con “un señor escondido tras su periódico” que ha sufrido, en la tierra mexicana a la que también escribirá, la distancia y el exilio. Un señor, también, que reserva un espacio para el optimismo en aquellos años en que su país emerge nuevamente a la democracia: “La actitud de mi pueblo es realmente alentadora”, le dice Gallegos a la joven Poniatowska. “La situación se ha esclarecido y tengo la esperanza de que nuestro país volverá a la vida institucional; tener un gobierno legal”. Un hombre al que ahora quizás empecemos a revisar con mayor dedicación, a juzgar por el anuncio gubernamental, hecho el pasado 21 de julio, de que la nueva Imprenta de la Cultura, como ha dado en llamarse el complejo editorial inaugurado en Guarenas y del cual se dice que es capaz de imprimir veinte millones de ejemplares al año —algo así como 54.000 ejemplares por día—, empezará su producción con una edición masiva de Doña Bárbara que se pretende llegue a todos los hogares venezolanos. Que es, y ha debido serlo siempre, el destino final de la obra de Gallegos. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Literatura infantil en un blog. La Scuola del’Infanzia Opera (Noverasco di Opera, Milán, Italia) y el Colegio Tremañes (Gijón, Asturias) desarrollan un proyecto de colaboración en educación infantil que, materializándose en el blog Hablamos de literatura infantil, disponible en la red desde noviembre del año pasado, forma parte del Programa eTwinning de la Comisión Europea para el establecimiento de hermanamientos escolares. Los objetivos de la iniciativa son el intercambio de conocimientos y experiencias, la investigación y la recopilación de recursos relacionados con la literatura infantil. Los contenidos del blog están organizados en cuatro áreas temáticas: Iniciación a la lectoescritura; Literatura infantil; Biblioteca de Educación Infantil y Animación a la lectura. http://infantiltremanes.wordpress.com La gloria de Bustamante. El pasado 21 de julio fue entregado en el Museo Rayo, en Roldanillo, Valle del Cauca (Colombia), el premio del Concurso Nacional de Poesía que organiza la mencionada institución, y que este año recayó sobre la poeta Gloria María Bustamante Morales (Medellín, 1968) por el poemario Epimeleia Heautou, expresión griega que significa “Inquietud de sí”. La escritora galardonada leyó un breve discurso en el que esbozó su arte poética: “Duele escribir y no escribo para que me duela más, pero tampoco me duele menos, es un dolor poblado de millones de ojos, es el temblor de sentirse observada por la escritura y en ella amenazada por sus preguntas. La poesía está en los ojos, son ellos estos palitos de las eles, estos puntitos de las íes, son cuerpos con cara de letras que me acosan a vivirme o a morirme según mi despojo”. Tras leer un epígrafe de Vicente Huidobro, Bustamante Morales ofreció un recital de poesía con algunos de los textos de la obra ganadora. La autora es psicóloga, magíster en educación y desarrollo comunitario y diplomada en cooperación internacional. Es fundadora y directora de la Corporación Educativa Combos, una ONG por los derechos de la niñez y las mujeres. Ganó en 2005 el segundo lugar en el concurso de poesía “Meira del Mar”, convocado por la Corporación Mujeres Poetas de Antioquia, y en 2006 el primer lugar en el Concurso Nacional de Poesía de Ediciones Embalaje con Epimeleia Heautou. http://tinyurl.com/3cbylm El espacio de Lola. Luciana Tedesco dirige las actividades culturales de Lola Bar —llamado así por la especialidad de la casa, las “lolas”, tostas de pan de chapata con combinaciones de sabores dulces y salados en la misma porción—, establecimiento ubicado en el número 25 de la calle Reina de Madrid (España), y ha anunciado la posibilidad de realizar lecturas, presentaciones de obras artísticas, proyección de cortometrajes, estrenos y otras actividades, usando gratuitamente sus espacios. Hasta ahora se ha celebrado lecturas de obras dramatizadas de poesías y monólogos, con la presencia de artistas como Miguel Ángel Solá, Elvira Minguez, Daniel Freire, Rubén Ochandiano y otros. Para solicitar los espacios, en los que se puede reunir a unas 200 personas, basta con llenar el formulario que se encuentra disponible en la sección “Programación” del sitio de Lola-Bar. http://www.lola-bar.com Cierra Veintiuno. La revista Veintiuno, editada en Caracas por la Fundación Bigott, anunció que su número 17 será el último que será publicado, dado que la entidad auspiciante atraviesa un proceso de reestructuración para alcanzar una mayor concentración en la promoción de la cultura popular tradicional de Venezuela. El anuncio se desprende de una comunicación interna firmada por Marta Apitz, nueva gerente general de la institución en reemplazo del escritor Antonio López-Ortega. La revista cerró el pasado 15 de junio las suscripciones y se decidió donar ejemplares a bibliotecas y escuelas de periodismo y fotografía, de manera que sirvan como documento histórico del acontecer editorial venezolano. Por todo el mes de agosto estarán a la venta todos los números de Veintiuno en las librerías más importantes de Venezuela. http://www.fundacionbigott.com Cambalache. Este martes 7 la agrupación ReLectura realizará su “Cambalache de libros”, una actividad en la que los participantes podrán intercambiar libros sin costo alguno. En el foro de ReLectura se han publicado listas con algunos de los libros que se incluirán en el llamado “Cambalache”. La actividad es coordinada por Luis Yslas y Adriana Bertorelli, y se celebrará, con música y vino incluidos, en el Centro Cultural Chacao (avenida Tamanaco de la urbanización El Rosal, Caracas) a partir de las 7 de la noche. http://www.relectura.org Poesía de la mente. Organizado por la revista literaria Los Hermanos Chang y auspiciado por el sitio de arte actual La Carnicería, el próximo miércoles 15 a las 8 de la noche se presentará el evento “Poesía de la mente”, del artista Enrique Enríquez. “Voy a usar la poesía de tu propia mente para darte un mensaje”, dice Enríquez en la presentación del evento. “Tu imagen evoca en mi mente impresiones sobre tu subconsciente. Mi mensaje vendrá codificado en forma de metáforas, de modo que sea evidente sólo para ti”. La Carnicería está ubicada en el cruce de las avenidas Trieste y Madrid, en La California Sur (Caracas, Venezuela). La entrada al evento es gratuita. http://hermanoschang.blogspot.com http://www.enriqueenriquez.net Taller en Lima. El próximo 16 de agosto se dará inicio, en el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar, en Lima (Perú), a un taller de creación que será dictado por la escritora peruana Carmen Ollé, durante ocho jueves entre las 7 y las 9 de la noche. Jorge Luis Borges, Manuel Puig, Antón Chéjov, Vladimir Nabokov, James Joyce y otros autores serán revisados por los participantes para comprender aspectos de la narrativa como el punto de vista, la tercera persona, la seducción, la construcción de personajes, el amor y la muerte, el microrrelato y la diferencia entre decir y mostrar, entre otros. El taller tiene cupo limitado a veinte participantes y un costo de 150 nuevos soles, salvo para estudiantes y jubilados, quienes sólo pagarán 120. http://celacp.perucultural.org.pe Cortos en Nueva York. CortoCircuito, un festival de cortometrajes latinos organizado por el Centro Español del Rey Juan Carlos I de la Universidad de Nueva York y la especialista en cine Diana Vargas, llega a su cuarta edición, que se celebrará entre el 25 y el 27 de octubre, por lo que está recibiendo propuestas hasta el 1 de septiembre. Los cortos propuestos deben ir subtitulados en inglés si no fueron filmados originalmente en ese idioma, deben presentarse en formato NTSC sobre soporte VHS o DVD, con cintas claramente etiquetadas incluyendo el título, tiempo del filme e información de contacto. Se admitirá trabajos en géneros como el documental, ficción, animación o experimental. http://www.cortocircuito.us press@dianavargas.com Diabólico septiembre. El grupo de incursiones culturales y científicas Li Po ha organizado el ciclo “Septiembre Diabólico 2007”, que se iniciará el sábado 1 de septiembre con la disertación del investigador Guillermo Cerceau sobre “El Diablo y lo fáustico”. El sábado 8, Richard Montenegro abordará “El Diablo en la cultura popular y urbana”, siendo seguido por Yilly Arana, el 15, con “Uso y abuso político-religioso del Diablo”, en la Biblioteca Pública Manuel Feo La Cruz y durante la inauguración de la exposición “Afiches equívocos”, de Guillermo Cerceau y Luis Mavilla, en la galería de dicha biblioteca. El sábado 22 Andrés Cerceau disertará sobre “El Diablo en el cine”. El 29, el ensayista Pedro Téllez hablará de “Una biblioteca personal del Diablo y otros apuntes sagrados” siendo seguido por “José Carlos de Lóbrega” con su charla “El Diablo como discurso”. Salvo la del sábado 15, todas las sesiones del ciclo se realizarán en las Librerías del Sur (antigua librería Kuai Mare) de Valencia, ubicada en el primer nivel del Centro Comercial Camoruco, avenida Bolívar Norte. La hora de todas las sesiones será las 10:30 de la mañana. Antología en Anzoátegui. La escritora Mariela Ramírez y el poeta José Vicente Jiménez organizan una antología poética para escritores venezolanos de entre 14 y 30 años, nacidos en la zona sur del estado Anzoátegui o radicados allí desde hace cinco años. El aspirante a participar deberá enviar 10 textos poéticos, una breve reseña biográfica (incluyendo ciudad, teléfonos de ubicación y correo electrónico), una carta donde manifieste que es autor de dichos textos y afirme no haber publicado de manera individual, con firma y número de cédula. Esta antología será publicada por el Fondo Editorial del Caribe del Estado Anzoátegui. Los participantes deben enviar todos los requisitos, antes del 4 de octubre de 2007, a los correos electrónicos eter5000@gmail.com o unapalabraescrita@gmail.com. eter5000@gmail.com unapalabraescrita@gmail.com Teléfonos: (0412) 4991583 • (0414) 8469234, en horario de oficina. ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Donan libros de Alberto Hidalgo a la Embajada de Perú en Argentina El pasado 18 de julio la sobrina directa del reconocido escritor y poeta peruano Alberto Hidalgo, Marta Dearma, donó una amplia colección de libros a la Embajada del Perú en Argentina. Entre los textos más importantes de la colección sobresalen Cartas al Perú, Persona a persona, Poesía de cámara y Su Excelencia el buey. Nacido en Arequipa en 1897, Hidalgo estudió medicina en la Universidad de San Marcos. Posteriormente abandonó sus estudios para dedicarse a la literatura y fue uno de los primeros adscritos a las tendencias vanguardistas de la época. Conoció a Jorge Luis Borges, Xul Solar, Ricardo Güiraldes, Oliverio Girondo y Macedonio Fernández, y trabajó junto con ellos. Publicó sus primeros poemarios, Panoplia lírica (1917), Las voces de colores (1918) y Joyería (1919), en los que ya se muestra su carácter innovador e inconformista ante los cánones de su época. En 1919 se trasladó a Buenos Aires, en donde viviría el resto de su vida. Colaboró activamente con las revistas Martín Fierro y Oral. En esta época elabora su estilo literario, que denominó “simplismo”. Además de poeta, Hidalgo fue un exquisito libelista que no dejó de tocar a las “vacas sagradas” de la literatura y la política de su tiempo. Dicha práctica le generó no pocas enemistades. Murió en Buenos Aires en 1967, pocos meses después de recibir el Gran Premio de Honor otorgado por la Fundación Argentina para la Poesía, único reconocimiento recibido en vida. En 2004 salió a la luz la antología de libelos De muertos, heridos y contusos. Fuente: Andina *** Murió el humorista argentino Roberto Fontanarrosa Roberto Fontanarrosa, el reconocido dibujante, escritor y humorista rosarino que llegó a posicionarse como uno de los más populares de Argentina, murió el pasado jueves 19 de julio a los 62 años, en su ciudad natal, rodeado del afecto de sus seres queridos y del que le prodigaron en los últimos años sus agradecidos lectores. El creador de “Inodoro Pereyra” y “Boogie, el aceitoso” falleció como consecuencia de un paro cardíaco producido por una extraña enfermedad neurológica y degenerativa, esclerosis lateral amiotrófica, que el humorista padeció durante los últimos años. A lo largo de más de tres décadas, el “Negro” Fontanarrosa —un fanático acérrimo de Rosario Central— se destacó no sólo en el terreno del humor gráfico, donde inmortalizó a personajes como el perro Mendieta o la “china” Eulogia, sino también en sus quince libros de cuentos y novelas, que venía publicando desde 1981. Su rol como creador que unía alta cultura y literatura popular también llegó a influir sobre otros ámbitos, como el teatro, con innumerables adaptaciones de sus cuentos, y el periodismo, en el que desembarcó de la mano del fútbol, una de sus grandes pasiones. Fontanarrosa recibió en los últimos años de su vida diversos homenajes e, incluso, fue designado para clausurar el Congreso de la Lengua que se desarrolló en la Argentina. Su carrera como humorista gráfico comenzó en 1968, cuando publicó su primera viñeta, en la que podía verse a un policía con su macana manchada de sangre roja, mientras reflexionaba: “No hay ninguna duda, eran comunistas”. En 1971, dio a conocer por primera vez una historieta protagonizada por un agente secreto, que con los años se transformaría en el célebre “Boogie, el aceitoso”. A partir de entonces, se destacaría en publicaciones como “Hortensia”, “Mengano” y “Satiricón”, lo que lo llevaría a publicar —a través de Ediciones de la Flor (http://www.edicionesdelaflor.com.ar) y en 1972— su primer libro de chistes gráficos, llamado ¿Quién es Fontanarrosa? Luego, en 1973, comenzaría a colaborar en la contratapa del diario Clarín (http://www.clarin.com), que compartió en un primer momento con otros reconocidos humoristas como Caloi, Viuti, Tabaré, Altuna, Dobal, Ian, Rivero y Crist. En 1976, Fontanarrosa le dio vida a Inodoro Pereyra, acompañado como es sabido por Mendieta y “la Eulogia”, y el talento allí desplegado llevaría a los integrantes del grupo cómico-musical Les Luthiers a convocarlo para colaborar en los guiones de sus espectáculos. En 1981, un libro suyo puramente textual fue publicado bajo el título de Best Seller, que al año siguiente tendría una secuela llamada El área 18. Allí comenzaría una larga secuencia de quince títulos de cuentos y novelas, que ya alcanzaron dimensiones épicas y son material de lectura casi obligatoria por quienes se interesan en la literatura argentina. En los últimos años, al “Negro” Fontanarrosa se le detectó la esclerosis lateral amiotrófica, que fue minando sus capacidades motrices, aunque él siguió ingeniándoselas para continuar con sus actividades. Incluso, casi hasta último momento siguió concurriendo al bar La Sede, heredero del mítico Cairo, donde nació la celebérrima “Mesa de los galanes”, que el propio Fontanarrosa se encargaría de inmortalizar en uno de sus libros. Los restos del humorista fueron velados en Rosario y el gobierno de la provincia de Santa Fe decretó jornada de duelo por su fallecimiento. Cientos de rosarinos lo acompañaron desde la noche del jueves 19 hasta pasado el mediodía del viernes 20, cuando fue sepultado en el Parque de la Eternidad, en Granadero Baigorria. La extensa caravana de automóviles cumplió con un rito que el humorista repitió una y mil veces en vida: detenerse frente a la cancha de Central. Hinchas fervorosos ataviados con camisetas, gorros y banderas —una de ellas gigante, con un dibujo de Fontanarrosa— entonaron a capella la marcha del club. “El Negro no se va”, fue uno de los cánticos recurrentes antes de que muchos quebraran en llanto. A la distancia, hasta el presidente de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, admitió que al enterarse de la muerte realizó un sencillo pero sentido homenaje con estética futbolera: en su departamento céntrico de la capital española hizo flamear la camiseta de Central que le regaló Fontanarrosa durante la realización del III Congreso de la Lengua, en Rosario. El 23 de julio, el concejal Alfredo Curi, del Partido del Progreso Social (PPS), propuso que se cambiara el nombre del Centro Cultural Bernardino Rivadavia a Roberto Fontanarrosa, para homenajear al dibujante y humorista rosarino. “En ocasión de la reciente desaparición física del Negro Fontanarrosa se hace necesario reconocer la importancia de su aporte para la ciudad, como digno embajador de la cultura rosarina. Este cambio de nomenclatura significaría un justo homenaje a un ciudadano distinguido de nuestra ciudad y conllevaría en una cabal forma de promover la identidad cultural de Rosario”, expresó Curi en el documento que propone la iniciativa. Fuentes: Clarín • La Gaceta • RosarioNet *** Alberto Vázquez-Figueroa regala en Internet su última novela El prolífico escritor canario Alberto Vázquez-Figueroa (Santa Cruz de Tenerife, 1936), un auténtico best-seller español, decidió ofrecer a través de Internet su nueva novela, Por mil millones de dólares (http://tinyurl.com/3bl8de, PDF, 609 Kb), sin costo alguno para el lector, e incluso los periódicos y revistas que lo deseen podrán ofrecerlo este verano al estilo de las antiguas novelas por entregas. Las ediciones de lujo y de bolsillo, que llegaron a las librerías a mediados de julio, al mismo tiempo que la edición digital y fueron publicadas por Ediciones El Andén, tienen precios de 20,5 y 10 euros, respectivamente. En una carta abierta, el autor explica que su decisión se debe a que ante una compra, el consumidor opta si se queda con el “traje a medida” o con el del “rastrillo dominguero”. Pero no pasa lo mismo con los libros, ya que es la editorial la que fija el precio y la que saca una edición más económica varios años más tarde, cuando la novela ya no es una novedad. “La cultura es tan importante como comer o vestirse, y desde luego mucho más importante que adquirir un coche donde se ofrecen cien gamas de precios donde elegir”, continúa Vázquez-Figueroa, pero “los lectores tienen que resignarse a pagar el precio que marca el editor que ha adquirido en exclusiva o aguardar años hasta que se edite en bolsillo”. El escritor añade en su misiva que “los editores no tienen derecho a quejarse de que se lee poco” ni el gobierno “debería promover absurdas campañas publicitarias que no conducen más que a gastar dinero”. Su receta es que debe “presionar a los editores a la hora de poner los libros al alcance de todos los bolsillos”. “Personalmente”, continúa, “prefiero que me lean dos estudiantes, obreros o secretarias en el autobús por siete euros, que un alto ejecutivo en su cómodo despacho por 20, porque aunque gane menos, esos dos lectores se convertirán en cuatro y luego en ocho, y resulta evidente que existen mucho más obreros, estudiantes y secretarias que altos ejecutivos”. En cuanto a quien obtenga su libro por la red, “tal vez la próxima vez se decida a comprar un libro aunque no sea mío”. “Algo es cierto”, prosigue, “he vendido casi 25 millones de libros y todo el dinero que me han pagado me lo he gastado, pero una gran parte de los lectores que he conseguido, aún los conservo”. Y arremete contra la Agencia Tributaria y hasta insinúa un posible embargo: “Y de todo el dinero que gané, la mitad se lo llevó Hacienda”, mientras que en Inglaterra “los escritores no pagan impuestos”. “Para nuestra voraz, inculta y derrochadora administración tan sólo somos europeos cuando conviene”, por lo que “prefiero regalarle la mitad de mis ganancias a unos lectores anónimos” que a “un Gobierno que no sólo no lo agradece (...) y amenaza quedarse con mi casa”. Por mil millones de dólares es una historia de política-ficción en la que un directivo de una multinacional estadounidense aparece muerto. Su empresa, llamada Dall & Houston, pero que recuerda mucho a la Halliburton de Dick Cheney, se hace de oro con las contratas de reconstrucción de Irak. La justicia investiga sus prácticas corruptas, la viuda del ejecutivo rastrea con un detective las pistas sobre el asesinato y hasta se descubre una conspiración para asesinar al mismísimo presidente de Estados Unidos. Fuente: El Mundo *** Todo un éxito el Festival de Medellín El sábado 21 de julio fue clausurado el XVII Festival Internacional de Poesía de Medellín, tras varias jornadas en las que los parques, bibliotecas y auditorios que sirvieron de escenario para la actividad se llenaron de espectadores. Fernando Rendón, director de la revista Prometeo (http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub/es/Revista/Historia), organizadora del festival, calificó al mismo como “un esfuerzo muy grande”, y acotó que en esta edición trabajaron cerca de 120 personas en la logística y 14 traductores. El público amante de la poesía, en el que se contaron literatos, estudiantes de primaria y bachillerato, universitarios y público en general, disfrutó de ocho días de poesía, con 85 recitales de los 74 poetas invitados. Una de las grandes novedades de esta versión fue la participación de poetas de gran renombre que pisaron Colombia por primera vez. Fue el caso de Miguel Barnet, el poeta cubano más publicado y traducido de su país en la actualidad y quien resaltó al público medellinense “como muy serio y abierto a la buena poesía. Este festival es uno de los mejores, como el que se realiza en Alemania”, comentó. “Otro de los puntos a resaltar fue la oportunidad de hacer un homenaje a la paz. Es un apoyo al movimiento cultural por la paz de Colombia, que nosotros hemos contribuido a fundar como una fuerza solidaria de los intelectuales, los artistas y poetas de todo el mundo”, dijo Rendón. Agregó que desde la terminación del festival se ha dedicado a las labores para la organización del siguiente. Además, en el mes de noviembre se va a realizar una jornada por la paz, con artistas e intelectuales colombianos en distintos lugares del país y ese día, simultáneamente, habrá lecturas de poemas y actos artísticos en varias ciudades del mundo. Fuente: El Tiempo *** Textos inéditos de Gabriela Mistral duplican su obra conocida El investigador chileno Luis Vargas Saavedra valoró la “cantidad y calidad” de los poemas, cartas y notas desconocidas de Gabriela Mistral que permanecían en Estados Unidos, resguardados por la albacea Doris Atkinson, sobrina de Doris Dana, secretaria y amiga de la escritora, hasta hace unas semanas cuando fue invitado a conocer la colección, contentiva de unos cien poemas, 500 cartas, fotografías, carpetas y notas desconocidas. Vargas Saavedra contó en un extenso reportaje publicado el pasado 22 de julio por el diario El Mercurio (http://www.emol.com) que ha fotografiado 860 papeles que corresponden a 78 poemas, además de 500 cartas inéditas y cinco álbumes de cuero negro que contienen fotos de Mistral y de su familia, lo que duplicaría su obra conocida hasta ahora. “La cantidad y calidad de poemas que voy reuniendo son tal, que se viene abajo la creencia de que Gabriela Mistral escribió tan sólo cinco libros de poesía”, señala Vargas Saavedra. “A veces, en un cuaderno constelado de rimas se entrevera un poema, o bien aparece en contrapunto con una lista de compras que hacer”, indicó Vargas Saavedra. “Hay páginas sueltas de prosa y poemas, fragmentos que perdieron su secuencia, una miscelánea que requerirá ser digitalizada para poder ensamblarle las palabras, a lo arqueólogo que recompone un ánfora hecha añicos”. Según el investigador, Dana había iniciado la labor de clasificar todo el material, pero el volumen de éste la excedió. “Enorme tarea y responsabilidad para quienes en el futuro asuman el compromiso de resolver y alojar este maremágnum”, puntualizó Vargas Saavedra. “El recelo de Doris Dana, al impedir que los estudiosos norteamericanos o criollos pudieran verlo siquiera, desanimó una investigación académica que habría atendido y realzado la obra de Gabriela Mistral. Suya es la culpa de que en los Estados Unidos no se la haya considerado como la magnífica escritora universal, como el genio verbal que ella es. Contribuyó a su postergación, a su olvido, al arrumbamiento”. Atkinson conoció a su tía cuando ya contaba los catorce años y nunca fue preparada para ser albacea de semejante tesoro literario. “Sin saber castellano, apenas enterada de que Gabriela Mistral era un Premio Nobel en literatura, se le vino encima el albaceato como un rodado de enigmas y apremios. Ingeniero por oficio, avezada en organizar hechos, en manejar lo concreto y lo exacto, ha sabido asumir su repentino cargo con una inteligencia eficaz, con una generosidad y una ética encomiables que todos le debemos agradecer. A ella se debe la decisión de traspasar a una institución chilena sin afanes de lucro, como es la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile (Dibam, http://www.dibam.cl), lo que aún falta conocer, ver y leer de Gabriela Mistral, es decir, el 60% de su desempeño genial”. “Ahora estamos hablando con todas las instituciones beneficiarias del legado de Gabriela Mistral y nuestra intención es que una vez se estudien todos los documentos, se determine cuáles son inéditos y se puedan publicar así por primera vez sus obras completas”, dijo Atkinson. Doris Dana falleció el pasado 28 de noviembre de 2006 en Florida y su voluntad era que los escritos de la poeta permanecieran perpetuamente en la Biblioteca del Congreso estadounidense (http://www.loc.gov), por considerar que en Chile no existían las condiciones para su conservación. Sin embargo, su sobrina Doris Atkinson decidió devolver a Chile el legado, tras una visita a este país en pasado marzo en la que verificó que existen las condiciones técnicas para el resguardo de la obra de la Premio Nobel. Fuentes: EFE • El Mercurio *** Presentada en España la colección de novela negra “Algaida Crimen” La Editorial Algaida (http://www.algaida.es) presentó el pasado 23 de julio su nueva colección “Algaida Crimen”, que se especializará en obras de género negro de autores internacionales, como es el caso de Jane Goodall y Mark Billingham, cuyos títulos El visitante y Sueño profundo abren la colección. “En España se ha perdido el prurito culturalista hacia el género negro, y ahora el público no tiene vergüenza a leer este tipo de novelas”, declaró el editor de Algaida, Miguel Ángel Matellanes, quien presentó en FNAC de Sevilla la nueva colección acompañado de Paco Camarasa, experto en literatura negra y criminal. Matellanes explicó que “Algaida Crimen” sólo publicará obras de autores internacionales, “principalmente anglosajones”, y precisó que la editorial seguirá publicando las novelas de autores españoles que cultiven este género en su colección habitual de narrativa. Sueño profundo, de Billingham, una de las primeras novelas de este escritor, que también es actor y guionista, forma parte de la serie de novelas policíacas ambientadas en Londres y protagonizadas por el detective Tom Thorne. La obra de Mark Billingham es “muy conocida” en el Reino Unido y se ha traducido a doce idiomas, según indicó Matellanes, quien destacó el énfasis que el autor pone en aspectos técnicos de las investigaciones forenses desarrolladas en sus historias, “una forma de aproximarse al planteamiento de la novela negra que resulta muy atractivo para el gran público”, consideró. Por su parte, Jane Goodall dibuja, con El visitante, un Oxford de la década de los setenta donde se desencadena una serie de crímenes y cuya resolución dependerá de la carismática detective Briony Williams. Matellanes informó que próximamente la colección publicará más obras traducidas de ambos autores, como es el caso de Bajo tierra, de Billingham. Sostuvo además que “este tipo de literatura puede plantear cuestiones cotidianas que desde otro punto de vista podría resultar profundamente aburrido”. Fuente: EFE *** Presidenta Bachelet entrega Premio Neruda a Josefina García Marruz La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, encabezó el pasado viernes 27 de julio, en Valparaíso, la entrega del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, que en su cuarta versión recayó en la poetisa cubana Josefina “Fina” García Marruz, de 84 años. “Estoy convencida de que esta es una distinción que contribuye a la extensión de la cultura en nuestro continente”, afirmó la mandataria tras entregar el galardón que fue recibido, a nombre de la escritora, por el ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto. A la ceremonia, realizada en la Biblioteca Nº 1 Santiago Severín, asistieron los ministros secretario general de Gobierno, Ricardo Lagos Weber, y de Cultura, Paulina Urrutia, además de los titulares del ramo de los países de la región que participan en la X Conferencia Iberoamericana de Ministros de Cultura, que se desarrolla en Viña del Mar en el contexto de la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que se llevará a cabo en la nación sureña entre el 8 y el 10 de noviembre. También participaron en la premiación el presidente de la Fundación Pablo Neruda (http://www.fundacionneruda.org), Juan Agustín Figueroa, y el titular de BancoEstado (http://www.bancoestado.cl), José Luis Mardones, junto a diversas personalidades del mundo de la cultura y del ámbito literario. Bachelet destacó el interés de la autora cubana por consagrar tantos años de su trayectoria a la poesía de José Martí y Gabriela Mistral. Fue esta última quién animó su vocación poética en los años 40 y 50. “A pesar de que la señora Fina no pudo acompañarnos, el rumor de su obra llega hasta nosotros junto a los ecos de tantos escritores fundamentales: narradores, poetas, ensayistas, dramaturgos, que en Cuba nacieron y que llevaron el nombre y las letras de la mayor de las Antillas por América y el mundo”, señaló. En relación a los documentos inéditos de Gabriela Mistral dados a conocer recientemente, la presidenta Bachelet indicó que la recuperación de éstos escritos “es también un aporte que Chile hace a una América que se reconoce en su diversidad, valora su pluralidad, una América que habla español y portugués, que sabe de la cadencia antillana y de la parquedad altiplánica, que tiene muchas voces, muchos acentos y muchas poesías”. La jefa de Estado sostuvo que todas estas voces “van encontrando su espacio al alero de este premio creado en 2004 para potenciar, precisamente, el diálogo y el encuentro en un continente que no quiere crecer de espaldas a sí mismo, sino de cara a un futuro de cooperación y reconocimiento mutuo”. Resaltó que hoy en Chile cualquier estudiante, dueña de casa o trabajador puede encontrar los libros de los anteriores ganadores de este premio en las bibliotecas públicas, para “asomarse a las imágenes, las preguntas, las palabras con que los poetas conjuran los misterios del presente y las promesas del futuro”, manifestó. El Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda fue instaurado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile (http://www.consejodelacultura.cl) en 2004, en el marco de las celebraciones oficiales del centenario del natalicio del Premio Nobel de Literatura, y constituye un reconocimiento a la trayectoria de autores cuya obra es considerada un aporte notable al diálogo cultural y artístico de la región. El jurado de esta última versión estuvo compuesto por la titular de Cultura, Paulina Urrutia; el poeta peruano, Carlos Germán Belli; el escritor y crítico cubano, Roberto Fernández Retamar; y la autora y crítica literaria chilena, Ana Pizarro. Los ganadores de las versiones anteriores han sido el mexicano José Emilio Pacheco (2004); el argentino Juan Gelman (2005) y el peruano Carlos Germán Belli (2006). Este galardón incluye un estímulo de 30.000 dólares, además de una medalla y un diploma. Fuente: El Mostrador *** Jorge Semprún recibe Premio Nacional de Literatura Europea El escritor español Jorge Semprún fue galardonado el domingo 29 de julio con el Premio Nacional de Literatura Europea, que Austria otorga desde 1965 como reconocimiento a la trayectoria creadora de autores europeos. La entrega del premio, dotado con 22.000 euros, fue celebrada en Salzburgo y presidida por el canciller austriaco, Alfred Gusenbauer, conocido hispanófilo, y la ministra de Cultura, Claudia Schmied. Semprún recordó que fue justo en Salzburgo donde recibió en 1964 el premio Formentor por su primera obra, El largo viaje. “Qué podría ser más hermoso para mí que ser premiado por mi trabajo en esta ciudad, la ciudad del gran ilustrado Mozart”, declaró en buen alemán el que fuera ministro de Cultura entre 1988 y 1991. Semprún indicó que poco antes de recibir aquel premio había sido expulsado del Partido Comunista por “desviarme de la línea del partido”. En un discurso, a caballo entre el español y el alemán y con un tono de gran familiaridad con el premiado, el canciller austriaco valoró la obra de Semprún como una “atalaya que hemos de utilizar para dar forma al futuro”. Gusenbauer ya entregó en 2005 a Semprún el premio Bruno Kreisky a la obra literaria de carácter político. La prensa austriaca destacó el paso de Semprún por el campo de concentración nazi de Buchenwald, tras ser arrestado en Francia por la Gestapo por su activismo en la Resistencia francesa. Se subrayó que la crítica del autor madrileño no sólo se dirige contra el fascismo sino que su obra también ataca el Gulag soviético, lo que no ha sido óbice para que haya luchado contra una equiparación histórica del nacionalsocialismo y del comunismo. El galardón otorgado a Semprún es una de las máximas distinciones culturales que concede Austria. Entre sus ganadores se cuentan autores de la talla de Umberto Eco, Eugene Ionesco o Simone de Beauvoir. Tras la ceremonia, Semprún permaneció en la ciudad austriaca para asistir a un recital en el marco del Festival de Salzburgo, antes de regresar a Francia el lunes 30. Fuente: ABC *** Falleció el cineasta Ingmar Bergman El legendario director de cine sueco Ingmar Bergman, que influenció a una generación de cineastas con obras a menudo duras sobre temas relacionados con la muerte y el tormento sexual, murió el pasado lunes 30 de julio, a los 89 años, mientras dormía en su casa en la isla de Faro, en el mar Báltico. Según comunicó su hija Eva Bergman en Estocolmo, su padre “se durmió plácidamente”. El creador de clásicos del cine como El silencio, Escenas de la vida conyugal o Fanny y Alexander, era uno de los directores más importantes del siglo XX. Sus más de cuarenta películas indagan en las profundidades y las experiencias más dolorosas del alma humana. Gracias a su obra recibió premios honoríficos en Cannes y en Hollywood. El escritor policial sueco Henning Mankell, compatriota y yerno de Bergman, dijo que su muerte fue “feliz y sin dolores ni miedos”. Casado con Eva Bergman, Mankell agregó que la muerte del cineasta no había sido una sorpresa para su familia. “Estamos tranquilos de que haya muerto en paz y sin sufrir. Creo que falleció de una manera que mucha gente envidiaría”, dijo el escritor. “Él era un hombre mayor y su corazón se detuvo”. Bergman siempre evitó el revuelo de Hollywood o Cannes, aun cuando por su última gran película para el cine, Fanny y Alexander, ganara cuatro premios Oscar en 1984. “El mundo de la infancia fue siempre el último cajón de mi trabajo”, comentó Bergman en uno de sus libros en 1990. Cissi Elwin, directora ejecutiva del Instituto Sueco de Cine, dijo que Bergman tuvo una breve aparición a principios de este mes, en la celebración anual de su carrera de medio siglo, en la isla de Faro, pero permaneció en una silla de ruedas y lucía muy cansado. “Es una pérdida enorme”, declaró Elwin. “Es muy, muy extraño e irreal porque Ingmar Bergman es una parte tan grande del cine sueco”. En total, realizó 54 filmes, 126 producciones teatrales y 39 obras radiales. Sus obras maestras cinematográficas a menudo lidian con la confusión sexual, la soledad y una vana búsqueda del sentido de la vida, temas que atribuía a una infancia traumática en la que fue golpeado por su padre, un ministro luterano. En una inusual entrevista en 2001, Bergman dijo a la agencia de noticias Reuters que los demonios personales lo atormentaron e inspiraron a lo largo de su vida. “Los demonios son innumerables, aparecen en los momentos más inconvenientes y crean pánico y terror”, señaló en ese momento. “Pero aprendí que si puedo dominar las fuerzas negativas y arrearlas a mi carro, entonces pueden trabajar para ventaja mía”. Fanny y Alexander, la sumamente autobiográfica última producción del director para la pantalla grande, cuenta la historia de una familia de clase alta de Uppsala, antes de la Primera Guerra Mundial. El niño protagonista, Alexander, y su hermana, Fanny, son abusados mental y físicamente por su padrastro, un reverendo inspirado en el padre de Bergman. Al final, Alexander usa poderes supernaturales para tomar una venganza siniestra. Bergman obtuvo reconocimiento internacional con El séptimo sello, un filme de 1956 en el cual un cruzado que busca a Dios juega ajedrez con una representación de la muerte. Directores de cine de todo el mundo lo han nombrado desde entonces como una inspiración. Woody Allen lo admiró profundamente, rindiendo homenaje a El séptimo sello en su comedia Love and Death. “El era una de las pocas personas que utilizaban un filme como una genuina forma de arte, como un gran escritor (...). A él no le interesaba el mundo comercial del cine”, dijo Allen a la radio de la BBC al enterarse del fallecimiento. Fuentes: AFP • Reuters *** Muere el director italiano Michelangelo Antonioni El director de cine italiano Michelangelo Antonioni, icono del cine introspectivo y que desde mediados de los años 80 estaba paralizado en una silla de ruedas por un derrame cerebral, murió la noche del lunes 30 de julio a los 94 años en su residencia de Roma, rodeado por sus familiares más cercanos. “Murió apaciblemente, en su sillón, al lado de su esposa Enrica Fico”, anunció la prensa italiana. Antonioni fue sepultado el jueves 2 de agosto en Ferrara, donde nació el 29 de septiembre de 1912 y donde comenzó su carrera con documentales dedicados a las poblaciones que vivían sobre el río Po, Gente del Po, terminado en 1947. Su cine, marcado por la obsesión de la imagen y la búsqueda de un lenguaje formal y estético, con escenas largas y lentas, servía en realidad para indagar en el mundo interior de sus personajes, en un espacio enigmático. Las películas sesgadas y deliberadamente lentas de Antonioni no siempre fueron bien recibidas por el gran público, pero algunas como L’Avventura lo convirtieron en un icono para directores como Martin Scorsese, quien lo describió como un poeta con la cámara, y otras como Desierto rojo (1964), Blow up (adaptación del relato “Las babas del diablo”, de Julio Cortázar, sobre el inquietante descubrimiento de un delito gracias a una fotografía) y Profesión reportero, igualmente marcaron la historia del cine. Director de unos 20 filmes, recibió numerosos premios en el curso de su carrera, entre ellos el León de Oro de la Mostra de Venecia en 1964 por Desierto rojo y la Palma de Oro del Festival de Cannes (Francia) en 1967 por Blow up. Igualmente obtuvo el premio especial del jurado en Cannes en 1982 por Identificación de una mujer y el Oscar de Hollywood en 1995 por el conjunto de su carrera así como el León de Oro a toda una carrera en Venecia en 1997. Nacido en el seno de una familia burguesa, estudió economía y negocios en la Universidad de Bolonia (http://www.unibo.it) y por un corto período de tiempo trabajó en un banco, antes de convertirse en crítico de cine en la década de 1930. Luego estudió en el Centro Experimental de Cine de Roma, la cuna del cine italiano y del antifascismo. Su primera participación real en la producción de películas se produjo en 1942, cuando ayudó a escribir el guión del filme Una Pilota Ritorna, de Roberto Rossellini. Dirigió su primera obra, Cronaca di un amore (Crónica de un amor), en 1950, a los 38 años. Antonioni dirigió a algunos de los actores más importantes del cine italiano de la posguerra, como Marcello Mastroianni, pero no fue hasta la década de 1960 que saltó a la escena internacional y su estilo se confirmó con una serie de filmes, entre ellos El eclipse, interpretado por su actriz fetiche, Monica Vitti, también su compañera sentimental por una decena de años. Después de 13 años inmovilizado y privado del habla como consecuencia del derrame cerebral, Antonioni dirigió, junto con Wim Wenders, Más allá de las nubes (1995), película que obtuvo dos premios en el Festival de Venecia de ese año. En los últimos años regresó a la dirección ayudado por su esposa para realizar dos filmes: un documental sobre la restauración del Moisés de Miguel Ángel en 2004 y un episodio del filme Eros, presentado en el festival de Venecia ese mismo año. Fuentes: AFP • Reuters *** Gonzalo Márquez Cristo obtiene el premio Maurice Blanchot El escritor colombiano Gonzalo Márquez Cristo (Bogotá, 1963) obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Maurice Blanchot, concedido por la Asociación Pensamiento Libre (http://premiomauriceblanchot.blogspot.com) en homenaje al centenario del nacimiento del ensayista francés, con su trabajo La pregunta del origen, según se informó el pasado 30 de julio a través de un comunicado. El ensayo de Márquez Cristo fue elegido por unanimidad, entre otros 240 textos enviados desde 14 países, por un jurado internacional conformado por el reconocido escritor y crítico peruano Julio Ortega, el profesor español Manuel J. Sánchez (quien ha sido catedrático de las universidades alemanas Ruprecht-Karls y Tübingen), y el narrador venezolano Jorge Gómez Jiménez (editor de la revista literaria Letralia, Tierra de Letras). El jurado destacó, según indicó el profesor Sánchez, la “gran capacidad reflexiva” del trabajo de Márquez Cristo, “que aborda territorios inéditos sobre el tema del espíritu trágico, unida a una escritura estremecedora y poética, que deja traslucir el alto compromiso de su autor con el pensamiento y la palabra”. Igualmente se concedió una mención al texto Tiempo lineal, del argentino Franco Villa. Márquez Cristo ha publicado los poemarios Apocalipsis de la rosa (1988), La palabra liberada (2001), la antología Liberación del origen (2003) y Oscuro nacimiento (mención en el Concurso Nacional José Manuel Arango, 2005); la novela Ritual de títeres (ganadora de la Beca Colcultura en 1992); y el libro de cuentos El tempestario y otros relatos (1998). En 2005 y 2006 fue finalista en el Concurso Nacional de Literatura Libros y Letras, elegido por votación de los lectores. Actualmente prepara un libro de reportajes a grandes escritores y artistas contemporáneos. En 1989 participó en la fundación de la revista Común Presencia, de la cual es su director, y que fuera reconocida con la Beca Colcultura a la mejor publicación cultural de Colombia. Es creador y coordinador de la colección internacional de literatura “Los Conjurados”, actualmente distribuida en cinco países. Dirige el Día Mundial de la Poesía instituido por la Unesco (http://www.unesco.org), en su versión colombiana. Varios de sus poemas y relatos han sido traducidos al inglés, francés, árabe, italiano, alemán, portugués y braille; y han aparecido en 19 antologías. Fuente: Asociación Pensamiento Libre *** Entregados premios de la Casa de Teatro en Santo Domingo La institución dominicana Casa de Teatro (http://www.casadeteatro.com) dio a conocer el pasado 30 de julio los ganadores del Concurso Internacional de Cuento, Teatro y Novela, certamen que cuenta con el patrocinio del Grupo León Jimenes, y que en esta oportunidad tiene una connotación especial por su trigésimo aniversario. El acto de premiación en las distintas categorías (literarias-teatro, cuento y novela) fue realizado en la sala Cristóbal de Llerena de ese recinto cultural, enmarcándose dentro de las actividades que desarrolla Casa de Teatro para celebrar su trigésimo tercer aniversario. En el renglón de cuento, el dominicano Aquiles Julián fue el gran vencedor al obtener el primer lugar con su texto “Gladys de vuelta a casa” y una mención por “Lépido”; mientras, la segunda posición recayó en manos del cubano Iván Darias Alfonso con “Cara Diva”, y el tercer puesto fue para el dominicano Juan Carlos García, con “Linda Norman”. Alejandro Engel (“La Carmencita”), Yuri Félix Sosa (“A Elba nunca le gustan las sorpresas”), Obdulio Fenelo Noda (“Un día después de la tristeza”), Miriam Rapa Brito (“Salida de emergencia”), Francisco García González (“Las gordas no van al cielo”) y María José Flores-Estrada Ponce de León (“Cuando cantan los gallos”) obtuvieron menciones en el apartado de cuento. En teatro, el puertorriqueño Aravind Enrique Adyanthaya ganó el primer lugar con Las facultades. Por su lado, el español José Luis Gartner Martos obtuvo la segunda posición gracias a La intimidad del coleccionista, y Yoshvani Medina ganó el tercer puesto con La cláusula. Las menciones fueron para Culpable por bonita, de Domingo Arturo Palma Rodríguez; El veneno del miedo, de Luis García Matilla; Nunca volverá, de Isabel Gonzalo Pita; Lejos del corazón, de Estela Leñero; Pocker, de Héctor Leny-Daniel y Matar a un hombre, de Miguel Teny Valdespino. En novela el premio recayó en manos de Mauricio Alvarado Jiménez, por El oficio de los gajes. Las menciones fueron para Martha Batiz, por Boca de lobo; y para Alberto Badino, por El espectador. Cada año se realiza esta convocatoria, que desde sus inicios cuenta con el patrocinio del Grupo León Jimenes y en el que participan autores de varios países de Latinoamérica. Freddy Ginebra, director de Casa de Teatro, anunció que para la edición 2008 del concurso los premios aumentarán de 50 mil pesos, para el primer lugar en cuento y teatro, a 75 mil. Mientras, el gran premio en el género de novela, que actualmente es de 150 mil, aumenta a 200 mil pesos. Fuente: El Caribe *** Wilfredo Carrizales recibe Premio Nacional del Libro de Venezuela por libro digital publicado en Editorial Letralia Este jueves 2 de agosto fue emitido el veredicto del IV Premio Nacional del Libro 2006 para la Región Centro Occidental de Venezuela (http://tinyurl.com/2j3o8e), compuesta por los estados Cojedes, Carabobo, Falcón, Lara y Yaracuy, en el que el libro digital La casa que me habita (http://www.letralia.com/ed_let/casa), del escritor aragüeño Wilfredo Carrizales (Cagua, 1951) obtuvo el galardón en la mención “Libros con nuevos soportes” de la categoría C, “Libros, revistas, catálogos, afiches y sitios electrónicos”. Reunidos en San Carlos (Cojedes), los miembros del jurado, Tamharaire Rojas, Juana Fuentes y Ramón Hernández concedieron el premio al libro de Carrizales “por su presentación innovadora, por su hermoso lenguaje poético y su temática que gira en torno a la cotidianidad”. Escrito en prosa poética, en este libro el poeta, enamorado de una mujer cuyo nombre tiene resonancias indígenas, describe los avatares de su amor en un intenso recorrido por la casa que es, a la vez, el conjunto poético y la pareja de amantes. La edición premiada apareció en versión digital en junio del año pasado como uno de los títulos de la colección “Narrativa” de Editorial Letralia (http://www.letralia.com/ed_let). Es el segundo libro publicado por el autor en versión digital con este sello, donde ya en octubre de 2003 había publicado el libro Textos de las estaciones (http://www.letralia.com/ed_let/estaciones), también de prosa poética. La casa que me habita fue publicado originalmente en una edición de autor en 1999; más tarde se publicó en edición ilustrada bajo el sello La Lagartija Erudita en 2004, y en versión traducida al chino por la Editorial de las Nacionalidades, en 2006. Estas dos últimas ediciones vieron la luz en Pekín (China), donde el autor es agregado cultural de la Embajada de Venezuela. Carrizales es poeta, cuentista, fabulador de textos breves, minicronista, actor monologista, sinólogo, traductor, editor, conferencista y animador cultural. Realizó estudios de la lengua china, clásica y contemporánea, y de historia y cultura de China en la Universidad de Pekín (1977-1982). Desde 1992 hasta 2001 fue coordinador de Eventos Literarios y Publicaciones de la Secretaría de Cultura del estado Aragua, en Venezuela. El escritor mantiene regularmente su avenida Muesca (http://www.letralia.com/ciudad/carrizales), en nuestra sección de firmas exclusivas Ciudad Letralia (http://www.letralia.com/ciudad). Además de La casa que me habita, Carrizales ha publicado diversas traducciones del chino al español, así como los libros Ideogramas (poesía), 1992; Calma final (relatos), 1995; Postales (prosa poética, Corporación Cultural Beijing Xingsuo), 2004; Mudanzas, el hábito (poesía, Editorial La Lagartija Erudita, Pekín), 2003; Desde el Cinabrio (La Lagartija Erudita, Pekín), 2005; Textos de las estaciones, edición bilingüe español-chino con fotografías (La Lagartija Erudita, Pekín), 2006, y Vestigios en la arena (prosa poética; La Lagartija Erudita, Pekín), 2007. En la misma categoría el premio fue otorgado también a los libros Pasos dactilares, de José Gregorio Salcedo (San Carlos, Cojedes), en narrativa; Construcciones sobre basamentos de niebla, de Ana Enriqueta Terán (Carabobo), en poesía; Ensayos crudos, de José Balza (Delta Amacuro), en crítica; Génesis de la tragedia y la comedia griega, de Luis Frías (San Carlos, Cojedes), en ensayo, y Cerca del Paraíso Hamlet urbano, de Renny Loyo (Barquisimeto, Lara), en dramaturgia. Igualmente se concedió a la edición de Los miserables, de Victor Hugo, publicada por la Editorial El Perro y la Rana, en la mención “Libro de distribución gratuita”; al Manual de organización de los consejos comunales y consejo local de planificación pública, de Hilda Herrera Brito, como “Libro más económico” (2.000 bolívares); a Jugando con la poesía, de la Casa Nacional de las Letras “Andrés Bello”, como “Libro infantil y juvenil”; a la colección “El Cuervo”, de la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve), como “Mejor colección”; a Poesía, de la mencionada casa de estudios, como “Mejor revista cultural”, y al blog Salmos compulsivos (http://salmoscompulsivos.blogspot.com), de José Carlos de Nóbrega, como mejor página web. En su categoría A, “Personas”, el premio correspondió a Rafael Arias, de Tinaco (Cojedes), como mejor libro viviente; al niño de doce años Alis Kail Polanco, de Los Guayos (Carabobo), como mejor lector; a Argelia Zamora (Tinaco, Cojedes), como mejor bibliotecaria por sus 28 años al frente de la Biblioteca Pública “Francisco Lazo Martí”, de Tinaco, y a Ramón Calderón, de Valencia (Carabobo) como mejor librero dedicado a la promoción de libros venezolanos. En la categoría B, dedicada a proyectos, instituciones y servicios, se concedió la distinción al Fondo Editorial de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), como “Mejor editorial universitaria”; a la Biblioteca “Manuel María Olivares” del municipio Carlos Arvelo (Carabobo) como “Mejor servicio bibliotecario”; al proyecto “Jugando con la Poesía” de la Casa Nacional de las Letras “Andrés Bello” capítulo Cojedes, como “Mejor iniciativa de promoción del libro y la lectura”, y al suplemento semanal Letra Inversa (http://www.notitarde.com/letrainversa), del diario Notitarde (Carabobo, http://www.notitarde.com), como “Mejor medio de comunicación que promocione autores venezolanos”. Fuente: Plataforma del Libro Capítulo Cojedes *** Elena Poniatowska recibió en Caracas el premio Rómulo Gallegos El pasado jueves 2 de agosto se realizó la entrega del XV Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, obtenido por la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska por su obra El tren pasa primero, durante una ceremonia celebrada en la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve). Poniatowska recibió el galardón de manos del vicepresidente de Venezuela, doctor Jorge Rodríguez, y del ministro del Poder Popular para la Cultura, arquitecto Francisco Sesto Novás. El tren pasa primero es una obra compleja que reúne los recursos del testimonio, la narrativa histórica y la biografía novelada para entrelazar la historia de un movimiento social con la vida pública y privada de su líder. Poniatowska narra con fidelidad la gran huelga de 1958 y la de 1959, violentamente reprimida por el gobierno mexicano, el encarcelamiento de los líderes y su liberación a principios de los años setenta. El jurado destacó en su veredicto “la densidad temática y estilística de esta obra, que compendia la narrativa intimista y la novela coral, combina con rara maestría la tensión poética con un lenguaje certero y coloquial, y la austeridad descriptiva”. En su discurso, que hemos publicado íntegro en http://www.letralia.com/169/especial01.htm, Poniatowska recordó la ocasión en que entrevistó a Rómulo Gallegos, en los años en que el autor de Doña Bárbara vivió exiliado en la nación azteca. “El hombre que fue presidente de la República Bolivariana de Venezuela de febrero a noviembre de 1948 y fue derrocado por un cuartelazo nunca dio su mano a torcer”. Tras comparar a Gallegos con Martí, la escritora habló del golpe que lo condujo al exilio. “Mientras unas botas militares pateaban tercamente Venezuela, un hombre herido escogía Morelia, en México, para su exilio, sin pensar que, años más tarde, el pueblo asumiría su actitud porque la actitud de Rómulo Gallegos es ahora, en 1959, la actitud de todo un pueblo”. La escritora también recordó el método de trabajo de Gallegos, contado por él mismo en esa entrevista y citado por ella: “Yo no puedo escribir frente a otra persona. A mí mujer, que era la mitad de mi persona, le leía yo todo lo que escribía pues aunque no era sino una mujer sencilla tenía buen gusto y buen sentido de las cosas. Cuando por alguna razón llegaba y se sentaba frente a mí mientras yo escribía yo protestaba: ‘No, chica; te vas, yo no puedo’. Para escribir necesito estar solo. Un encierro”. La escritora recibió cien mil dólares, una medalla de oro, un diploma y la publicación de la obra ganadora por parte de Monte Ávila Editores Latinoamericana (http://monteavila.gob.ve/web). La noche del jueves, Poniatowska ofreció una rueda de prensa en la que compartió con los periodistas sus visiones en torno a este oficio, del cual se siente profundamente agradecida. Empezó recordando las circunstancias en que entrevistó al autor de Doña Bárbara: “Yo era una joven periodista, y el director de México en la Cultura, Fernando Benítez, me pidió entrevistarlo, y me advirtieron que a él le caían mal los periodistas. Fue una experiencia que recuerdo con cariño”. También relató cómo se aproximó a las fuentes reales que le permitieron escribir El tren pasa primero: “En 1958-59 encarcelaron a los ferrocarrileros, y tuve la suerte de que un preso me invitara a ver una obra de teatro de ellos: Licenciado, no te apures, en la cárcel de Lecumberri. Allí estaban presos Álvaro Mutis y el pintor David Alfaro Siqueiros, quien hizo la escenografía, y pude entrevistar a varios presos. Yo había seguido por la prensa cómo expulsaron a dos diplomáticos rusos, pues cualquier conflicto se lo atribuían a los comunistas. Pude grabar testimonios, relatos de vida, historias”. Contó Poniatowska que, luego de preguntarle a un joven quién era Demetrio Vallejo, se dispuso a hacer una novela casi medio siglo después de registrar los hechos. Al escuchar que su respuesta era una mezcla de negativa con displicencia, decidió que contaría la vida de ese héroe popular a quien bautizaría como Trinidad Pineda Chiñas. Acerca de Venezuela, Poniatowska dice que espera informarse mejor para poder hablar con propiedad acerca de la realidad del país, pero adelantó que en México llega la imagen de Chávez. “Me cayó bien que haya dicho que Bush huele a azufre. Supongo que le consta”, remató. El domingo 5, Poniatowska participó como invitada especial en el programa “Aló, Presidente”, que mantiene cada semana el presidente de Venezuela, teniente coronel (r) Hugo Chávez Frías. El mandatario cantó la primera estrofa del popular corrido Adelita, dedicándoselo a la autora, y leyó en voz alta algunos pasajes de El tren pasa primero. “El tren pasa primero, Elena pasa primero”, dijo Chávez halagando la “deliciosa escritura” de Poniatowska, a quien pidió algunas palabras para el pueblo venezolano, a lo que ella respondió: “En México, cuando alguien fracasa, decimos que se le fue el tren, pero aquí en Venezuela creo que a Rómulo Gallegos jamás se le fue el tren y a usted tampoco se le está yendo el tren”. “¡Bravo!, no se nos debe ir el tren”, respondió Chávez, quien dijo que las palabras de la escritora le hicieron recordar la canción Adelita. Entonces Chávez le agradeció emocionado el comentario y lamentó no tener un mariachi en el sitio. “¡Malaya, un mariachi!”. Enseguida dijo: “Quién tuviera la voz de Jorge Negrete para decirte: ‘Si Adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar’ ”, cantó y recalcó la palabra “tren” para su invitada. El presidente venezolano recordó que la novela ganadora del Rómulo Gallegos refleja un conflicto ferroviario registrado en México en la primera mitad del siglo XX, y sentó paralelismo entre los hechos narrados y episodios de su vida relacionados con la gestación de la revolución bolivariana. En el acto también estuvo Felipe Haro, uno de los hijos de la escritora mexicana, quien es productor de televisión. Fuentes: El Universal • La Jornada • RNV *** Premio Nuevo Periodismo Cemex+FNPI emite veredicto El pasado jueves 2 de agosto se dio a conocer el veredicto de la sexta edición del Premio Nuevo Periodismo Cemex+FNPI (http://www.nuevoperiodismo.org/premio/ganadores2006), en sus categorías Internet, radio y televisión. El galardón es convocado por la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (http://www.fnpi.org) y tiene como finalidad promover la excelencia en la práctica del oficio y distinguir a los periodistas latinoamericanos, españoles y portugueses sobresalientes de América, de habla española y portuguesa que publiquen o transmitan sus trabajos en español o portugués. Julliana de Melo, periodista digital brasilera, fue declarada ganadora en la categoría Internet, por su trabajo Longe da casinha de boneca (Lejos de la casa de muñecas), publicado en http://www2.uol.com.br/JC/sites/casinhadeboneca por JC Online, del sistema regional JC de Comunicación. Egresada de la Universidad Católica de Pernambuco (http://www.unicap.br) y con postgrado en historia contemporánea de la Universidad Federal de Pernambuco (http://www.ufpe.br), De Melo comenzó su carrera en la Empresa Brasilera de Correos y Telégrafos cuando era estudiante, de ahí pasó al Sistema JC de Comunicação, luego al Jornal do Commercio y finalmente a JC OnLine, donde se quedó desde 2000. Su trabajo en periodismo digital, casi siempre de la mano del diseñador Sidclei Sobral, ha sido premiado varias veces en Brasil. Ya antes estuvo nominada en la cuarta convocatoria del premio. Longe da casinha de boneca es un informe multimedia en el que se denuncia el drama de niños y adolescentes víctimas del trabajo doméstico infantil. Esta pieza muestra el drama que va acompañado de falta de estudio, poco dinero, humillaciones y vulnerabilidad a la violencia física y sexual. El jurado de Internet, integrado por Gumersindo Lafuente (España), Mary Zerafa (Estados Unidos) y Christian Oliver (Venezuela), resaltó la profundidad en el tratamiento del problema, abordándolo desde lo social, lo económico, y lo psicológico. También señaló la utilidad de enlaces “a documentos legislativos, estadísticas y piezas de denuncias que destacan el valor periodístico”. En la misma categoría fueron nominados los trabajos “El golpe del 76”, por David Wroclavsky y su equipo, del diario Clarín (Argentina, http://www.clarin.com); “Azucena Villaflor, la madre de todas las madres”, por Sofía Lalanne y su equipo, del mismo diario argentino; “Educação sem fronteiras” (“Educación sin fronteras”), de Gustavo Berlarmino e Inês Calado, de JC Online (Brasil), y “La tragedia de San Onofre”, por Élber Gutiérrez, de la revista Semana (Colombia, http://www.semana.com). El colectivo radial argentino integrado por Alberto Recanatini, Mauro Saraniti, Paula Capristo y Fernando Cacurri, son los ganadores en la categoría radio con la investigación Made in Bajo Flores, transmitida por FM La Tribu (http://www.fmlatribu.com). Este equipo de jóvenes periodistas tiene una experiencia variada en distintos medios y numerosos programas radiales de diferente índole. Cuando se vincularon a FM La Tribu, una emisora radial alternativa de reconocimiento internacional, emitieron el trabajo ganador. Made in Bajo Flores es una investigación periodística que parte del hallazgo del alto consumo de energía eléctrica en los barrios pobres de Buenos Aires, lo que va descubriendo una situación de trabajo esclavo, que incluye a grandes multinacionales textiles y una población inmigrante pobre e indocumentada. María Cristina Mata (Argentina), Claudio Tognolli (Brasil) y Bernardo Hoyos (Colombia), jurados de radio, dijeron sobre el trabajo: “Su mayor originalidad y logro consiste en ser un modelo de investigación y de realización periodística: el conductor comparte con la audiencia sus interrogantes acerca del tema tratado, reflexiona sobre las pistas a seguir y logra develar el problema que está investigando recurriendo a varias y significativas fuentes”. En esta categoría fueron nominados también los trabajos “Saqueo 01”, de Joaquín Cofreces para Radioactiva (Argentina); “De brujas, riegos y conjuros”, de Ana María Díaz para Univalle Estéreo (Colombia); “Educação sem fronteiras” (“Educación sin fronteras”), de Jade Ramírez e Irma Gloria Pérez para Red Radio Universidad de Lagos de Moreno (México), y “Rituales en la ruta”, de Valeria Perasso para BBC Mundo (Reino Unido-Argentina). En la categoría televisión, el premio recayó sobre el periodista colombiano Hollman Morris por su trabajo Toribío: la guerra en el Cauca, transmitido por el Canal Uno. Morris es comunicador social de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (http://www.javeriana.edu.co), fue editor de sección del periódico El Espectador (http://www.elespectador.com), reportero de varios noticieros y actualmente es director del programa Contravía, que se transmitía por Canal Uno y actualmente está fuera del aire por falta de financiación. Su riguroso trabajo periodístico lo ha convertido en objeto de amenazas, como cuando una semana después de haber transmitido Toribío: la guerra en el Cauca, recibió varias coronas fúnebres en la puerta de su apartamento anunciando su muerte. El trabajo ganador es un reportaje que muestra cómo una comunidad campesina e indígena, asentada en el suroccidente colombiano, vive el miedo, el desplazamiento y la zozobra de los combates entre guerrilla, paramilitares, ejército y policía. La narración a través de imágenes, testimonios y una conducción periodística transparente, va entregando los diferentes puntos de vista que ponen en evidencia cómo la comunidad se convierte en la única víctima de la guerra. El jurado, conformado por Alberto García (Argentina-España), Manuela Gumucio (Chile) y Jenaro Villamil (México), destacó del trabajo la gran relevancia social del tema, la actitud ética del reportero frente a los testimonios, “la estructura narrativa del reportaje y el logro de involucrar el punto de vista de todas las partes en un conflicto”. En esta categoría resultaron nominados también los trabajos “Historia de dos orillas”, de Emilio Cartoy y su equipo, transmitido en Canal 7 (Argentina); “Gud mornin Colón”, de Juan Mascardi y su equipo, transmitido en Cablevisión (Argentina); “El mayor secreto de Colonia Dignidad”, de María Carolina Fuentes para Canal 13 (Chile), y “La Sierra”, de Margarita Martínez, para Caracol (Colombia). Ganadores y nominados viajarán a Monterrey (México) para recibir una escultura y un diploma, como testimonio de un merecido reconocimiento de sus colegas de Iberoamérica. La ceremonia de premiación se realizará el martes dos de octubre en el marco del Fórum Universal de las Culturas Monterrey 2007. Fuente: Premio Nuevo Periodismo *** Semana de las Letras y la Lectura celebran en Rosario Desde hoy lunes 6 y hasta el próximo domingo 12 de agosto se celebra en el Teatro de Ópera El Círculo, en Rosario (Argentina), la Semana de las Letras y la Lectura, un encuentro internacional de poesía en el que participan autores de nueve países bajo la organización de la Asociación Cultural El Círculo (http://www.teatro-elcirculo.com.ar). Lecturas de poesía, mesas redondas, conferencias y eventos en las escuelas, son algunas de las actividades que compartirán los poetas María Baranda (México), Marta Pessarrodona (España), Adhely Rivero (Venezuela), Jaume Subirana (España), Kornelijus Platelis (Lituania), Paul Hoover (Estados Unidos), Odia Ofeimun (Nigeria), Christian Uetz (Suiza) y Rafael Courtoisie (Uruguay). Argentina estará representada por Esteban Moore, Fabricio Simeoni, Rafael Oteriño, Leopoldo Castilla, Fabricio Simeoni, Raúl Acosta, Eduardo D’Anna, Cristina Domenech, Roberto Malatesta, Hugo Mujica, Rodolfo Privitera, Ángel Oliva, Celia Fontán, Beatriz Vignoli, Gary Vila Ortiz, Concepción Bertone, Enrique Gallego, Adriana Borga, Claudia Caisso, Humberto Lobbosco y Alejandro Schmidt. El poeta venezolano Adhely Rivero, director de la revista Poesía, de la Universidad de Carabobo (http://www.uc.edu.ve), donde dirige el Departamento de Literatura, presentará la antología editada por dicha casa de estudios, Voces en la urbana llanura, una muestra de poesía argentina contemporánea que incluye a más treinta y cinco autores de la nación sureña nacidos a partir de 1946. La antología fue preparada y prologada por los poetas Jorge Rivelli y Esteban Moore. La Semana de las Letras y la Lectura se inicia este lunes 6 a las 7 de la noche con las palabras del presidente de la Asociación Cultural El Círculo, doctor Guido Martínez Carbonell, y de Héctor Berenguer, coordinador del evento. Una mesa de lectura con Cristina Domenech (Buenos Aires), Adriana Borga (Rosario), Alejandro Schmidt (Córdoba) y Leopoldo Castilla (Salta), y la presentación del libro póstumo de Delfina Goldaracena Domenech, Tiempo efímero, por Leopoldo Castilla, serán las actividades inaugurales. El martes 7 a las 9:30 de la mañana se iniciará el ciclo “Poesía en la escuela”, en el que Castilla y Domenech hablarán sobre poesía y recitarán en la Escuela EGB 103. A las 6:30 de la tarde, en el Teatro “El Círculo”, se realizará una mesa de lectura con Fabricio Simeoni (Rosario), Rodolfo Privitera (Buenos Aires), Celia Fontán (Rosario) y Kornejilus Platelis (Lituania). Éste último hará además un esbozo de la poesía de su país. El miércoles 8 a las 9:30 de la mañana, María Baranda, Odia Ofeimun y Héctor Berenguer hablarán sobre poesía con alumnos del Colegio Alemán Goethe, en el Teatro “El Círculo”, donde también a las 6:30 de la tarde se realizará una mesa de lectura con Claudia Caisso (Rosario), Esteban Moore (Buenos Aires), Gary Vila Ortiz (Rosario) y Paul Hoover (Estados Unidos). Hoover dictará además su charla “Consideraciones sobre la poesía norteamericana actual”. A las 9:30 de la mañana del jueves 9, Eduardo D’Anna, Kornejilus Platelis y Esteban Moore continuarán con “Poesía en la escuela” en la EEM “Edmundo de Amicis”, mientras que Paul Hoover con Esteban Moore y el presidente de la Asociación Cultural El Círculo, Guido Martínez Carbonell, harán lo propio en la EEM “San Bartolomé” EGB y Polimodal. D’Anna, Platelis y Moore repetirán en la EEM “Superior de Comercio” a las 11:30 de la mañana. A las 6:30 de la tarde, en el Teatro “El Círculo”, la mesa de lectura reunirá a Beatriz Vignoli (Rosario), Enrique Gallego (Rosario), Rafael Oteriño (Buenos Aires), María Baranda (México) y Odia Ofeimun (Nigeria). Baranda dictará su charla “Poesía de México hoy”. El ciclo “Poesía en la escuela” continuará a las 9:30 de la mañana del viernes 10 en el “Colegio del Sol” EGB y Polimodal con Raúl Acosta, Fabricio Simeoni y Héctor Berenguer, y en el “Colegio Español” con Marta Pessarrodona, Jaume Subirana y Humberto Lobbosco; y a las 10:45 de la mañana en la EEM “Superior de Comercio” con Eduardo D’ Anna, María Baranda, Adhely Rivero y Odia Ofeimun. A las 6:30 de la tarde el Teatro “El Círculo” albergará la mesa de lectura con Raúl Acosta (Rosario), Concepción Bertone (Rosario), Hugo Mujica (Buenos Aires), Rafael Courtoisie (Uruguay) y Christian Uetz (Suiza). Finalmente, el sábado 11 a las 3 de la tarde se realizará en el Teatro “El Círculo” una mesa de lectura con Roberto Malatesta (Santa Fe), Marta Pessarrodona (Barcelona), Jaume Subirana (Barcelona) y Humberto Lobbosco (Rosario). Pesarrodona, Subirana y Lobbosco protagonizarán unos “diálogos sobre poesía y lengua catalana”. A las 6 de la tarde se realizará la última mesa de lectura, con Adhely Rivero (Venezuela), quien presentará la antología de poesía argentina Voces en la urbana llanura, y Eduardo D’Anna (Rosario), quien realizará una lectura y disertará sobre la poesía de Rosario. Fuente: Asociación Cultural El Círculo *** Feria del Libro de Bolivia anuncia presencia de diez países Con la confirmación de diez países, este viernes 3 de agosto fue presentada la XII Feria Internacional del Libro de La Paz, que abrirá sus puertas del 8 al 19 de agosto en el Campo Ferial de Bajo Següencoma, en la capital boliviana, y que tendrá a Chile como país invitado. “Sólo acercándonos, mirándonos a los ojos, avanzamos”, dijo el cónsul chileno, Roberto Ibarra, en el acto oficial de lanzamiento. Allí mismo, Ernesto Martínez, el director de la Cámara Boliviana del Libro (http://www.cabolib.org.bo), explicó que Chile jugará un papel primordial en el programa del evento bibliográfico y posibilitará “un siempre positivo intercambio cultural”. La novedad del evento será abrir nuevos espacios culturales y barriales, además, la implementación de un “bibliobús” itinerante que visitará los barrios alejados y realizará actividades en varias bibliotecas zonales. Se habilitará transporte gratuito para que la población tenga acceso a la Feria de Següencoma y además habrá actividades en Villa San Antonio, Mallasa, Cotahuma, Huajchilla y otras locaciones. En la feria participarán 61 escritores y 140 expositores. Se conmemorará los 40 años de la partida de Violeta Parra, los 80 años del nacimiento de Gabriel García Márquez y los 40 años de haber sido publicada su obra Cien años de soledad. También se recordará los 40 años de la caída del Che, los 25 años de la recuperación de la democracia en Bolivia y a los escritores Óscar Alfaro (1921-1963) y Víctor Hugo Viscarra (1958-2006). Acompañando las actividades literarias, la feria presentará otras actividades importantes en la Biblioteca Municipal, el Teatro Municipal, el Teatro de Cámara, la Universidad Mayor de San Andrés (Umsa, http://www.umsa.bo) y la Universidad Católica Boliviana (UCB, http://www.ucb.edu.bo). También se realizará encuentros con escritores, cursos de formación, coloquios y presentaciones de grupos de baile de Bolivia y Chile. De manera conjunta, la Cámara Boliviana del Libro y la Cinemateca organizaron un ciclo de literatura y cine con películas especialmente seleccionadas, que representen la influencia de los libros en el séptimo arte. Se programó igualmente concursos de poesía, cuento corto, literatura y cine. El chileno Jorge Edwards será uno de los escritores invitados al evento. Edwards, que en 2000 recibió el Premio Cervantes de Literatura, es autor de El peso de la noche, Persona non grata, La mujer imaginaria, El origen del mundo y El inútil de la familia, entre varios libros. Chile asistirá además con otros veinte escritores, 27 expositores, una carpa de poesía, un stand y un amplio programa de actividades con miras a la integración. Otros autores chilenos que participarán en la feria son el poeta Raúl Zurita (Purgatorio, Anteparaíso), el vate mapuche Elicura Chihuailaf; Diego Muñoz, Lilian Elphick, Max Valdés Avilés, Fernando Jerez, Yuri Soria-Galvarro, Martín Faunes, Sonia Cienfuegos, Gabriela Aguilera, José Osorio, Cristian Cottet, Antonio Ostornol, Roberto Rivera, Luis Vargas, Lyuba Yes, Teresa Calderón y Pablo Simonetti. Todos participarán en tertulias, presentaciones de libros y encuentros con sus pares bolivianos. En el stand de Chile se expondrán y venderán producciones clásicas y las novedades de las 27 editoriales chilenas participantes. La carpa, por su parte, estará ubicada en los predios exteriores de la feria y será el escenario “bohemio” para un programa artístico que incluirá música, baile y mucha literatura. Por ello, todos los días, una hora de las 7 a las 8 de la noche estará reservada únicamente a sus actividades. Fuentes: La Razón • Los Tiempos *** Analizarán en Argentina el fomento del libro y la lectura Entre el 15 y el 18 de agosto se celebrará, en el Complejo Cultural Guido Miranda, de Resistencia (Chaco, Argentina), el 12° Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, evento que bajo el lema “Generaciones, libros y lectura” es organizado por la Fundación Mempo Giardinelli (http://www.fundamgiardinelli.org.ar). La conferencia inaugural, “Leer en tiempos de Internet: consumos culturales, políticas y pantallas”, será dictada el miércoles 15, a las 4:30 de la tarde, por Luis Alberto Quevedo, licenciado en sociología de la Universidad del Salvador (http://www.salvador.edu.ar). A las 6 de la tarde se realizará una mesa de trabajo sobre el tema “La hipótesis de la pobreza perpetua y las generaciones de excluidos de la lectura, ¿cuál es el rol social de instituciones y bibliotecas?”, en la que participarán Gonzalo Oyarzún (director de la Biblioteca Pública de Santiago, Chile), María del Carmen Bianchi (presidenta de la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares, Conabip; http://www.conabip.gov.ar) y Roberto Servidio (Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, http://www.abgra.org.ar). A continuación se procederá a la presentación del libro Mapa crítico de la literatura argentina, del Instituto de Investigaciones Literarias y Sociales “Juan Filloy” de la Fundación Mempo Giardinelli. A las 8:30, Luis Pescetti presentará un concierto gratuito. El jueves 16 se iniciarán las actividades con una serie de talleres en diversas salas de la ciudad, entre las 9 de la mañana y las 12 del día. A las 9:30, la profesora Adela Rattner coordinará, en la sede de la fundación, un espacio de intercambio de experiencias de fomento de lectura. A las 11 se celebrará, en el auditorio de la Universidad Popular de Resistencia, dos conferencias en homenaje a Gabriel García Márquez, a cargo de la doctora Carmenza Kline (James Madison University, EUA; http://www.jmu.edu) y Eric Nepomuceno (periodista, escritor y traductor de la obra de GGM al portugués). A las 4 de la tarde tendrá lugar la mesa “Mujeres y lectura: del lector-hembra de Cortázar a las lectoras de hoy”, con las escritoras argentinas Claudia Piñeyro, Florencia Abbate y Silvia Plager; seguida a las 6 de la tarde por la mesa “Las lecturas de la educación sentimental de los varones a través del tiempo. Cómic, humor, género negro y poéticas como recurso para fomentar la lectura entre jóvenes y adolescentes”, con Germán Yanke (escritor y periodista, Madrid, España), Sergio Aguirre (narrador, Córdoba, Argentina) y Miguel Ángel Molfino (escritor, Resistencia, Argentina). Las actividades cerrarán a las 8:30 de la noche con un concierto de música y poesía a cargo de Fernando Operé con música de Daniel Moscatelli, y con el español Germán Yanke (España) como poeta invitado. El viernes 17 proseguirán, de 9 de la mañana a 12 del día, los talleres que se habrán iniciado el día anterior. A las 11 de la mañana, Graciela Bialet (escritora, creadora del programa Volver a Leer; Córdoba, Argentina) dictará la conferencia magistral “Cuentos, una y otra vez. Literatura para los más pequeños”. Simultáneamente se celebrará el Encuentro de Abuelas Cuentacuentos, en el que Susana Itzcovich conversará sobre literatura infantil y juvenil con las voluntarias de este exitoso programa de la fundación. A las 4 de la tarde se realizará la mesa “Para formar la generación de lectores que viene”, con Larissa Chausovsky (Alfaguara Infantil, Buenos Aires, Argentina), Ana María Kaufman (pedagoga de la Universidad de San Andrés, http://www.udesa.edu.ar, Buenos Aires, Argentina) y Graciela Bialet (escritora, Córdoba, Argentina). A las 6, María Rosa Lojo (escritora, UBA-Conicet, Argentina), Carmenza Kline (James Madison University, EUA; http://www.jmu.edu) y Guillermo Piro (escritor y periodista, Buenos Aires, Argentina) protagonizarán la mesa “Las generaciones literarias, ¿existen? ¿Se forman en talleres? ¿Afectan los modos de leer? ¿Las deciden el mercado y sus antologías? ¿Dialogan entre sí?”. A las 8:30 de la noche se realizará una tertulia a la que están invitados todos los autores participantes para leer sus textos. La jornada de clausura del sábado 18 se iniciará a las 9 de la mañana con la mesa “Los medios y la lectura en el último medio siglo. De Leoplan y la novela semanal al blog y la Wikipedia”, con Miguel Russo (Revista XXIII, Buenos Aires) y Sandra Comino (Página/12, http://www.pagina12.com.ar, Buenos Aires, Argentina). A las 10:30 de la mañana, la presidenta de la Asociación Argentina de Literatura Infantil y Juvenil (Alija), Susana Itzcovich, dictará la conferencia magistral de clausura “La lectura y las generaciones”. El acto de despedida se realizará a las 11:30 de la mañana. El evento tiene un cupo limitado a 710 personas, cantidad coincidente con la capacidad del Teatro Guido Miranda, que fungirá de sede. Para quienes deseen obtener certificado y tener prioridad en la entrada a las sesiones así como para inscribirse en talleres, el arancel único y total es de $35. La entrada es libre y gratuita para estudiantes, jubilados y público en general. Para inscribirse se puede llenar los formularios y abonar el arancel en la sede de la Fundación Mempo Giardinelli en la calle José María Paz 355, en Resistencia, de lunes a viernes de 10 de la mañana a 12 del día y de 6 de la tarde a 8 de la noche. También se puede solicitar la inscripción a forochaco@fundamgiardinelli.org.ar, donde se brindará toda la información necesaria. Fuente: Fundación Mempo Giardinelli *** Publicarán en español la novela inédita de Alejandro Dumas El próximo mes de septiembre será publicada la traducción al español de El caballero de Hector Sainte-Hermaine, una obra del célebre escritor Alejandro Dumas que permaneció extraviada durante más de un siglo y fue encontrada en la Biblioteca Nacional de Francia hace dos años, como informáramos en nuestra edición 122 (http://www.letralia.com/122/0603dumas.htm). El escrito, del que se conservan mil páginas y que está considerado a la par de otras obras emblemáticas del escritor como El conde de Montecristo y Los tres mosqueteros, fue hallado por el especialista en el trabajo de Dumas, Claude Schopp y será editado en español en septiembre por la editorial Emecé. La acción de la novela se sitúa justo antes de la de El conde de Montecristo, libro con el que tiene numerosas afinidades. El motor de la acción es una venganza, un motivo que siempre permitió al novelista dar mayor relevancia a las escenas de aventuras que tanto le gustaba escribir. De esta forma, su protagonista se verá envuelto en toda clase de gestas: en las persecuciones de Fouché, en las epopeyas napoleónicas, en un cara a cara con Nelson en la batalla de Trafalgar, en desventuras en Roma y Nápoles, y se encontrará con personalidades como Josefina, Talleyrand o Chateaubriand. Dumas (1802-1870) es conocido sobre todo por novelas como Los tres mosqueteros. El autor fue un escritor muy prolífico, con cerca de 1.200 volúmenes publicados bajo su nombre, aunque muchos de ellos fueron escritos en colaboración. Hombre de grandes ingresos, en sus últimos años Dumas tenía un modo de vida dispendioso que llevó a que a la hora de su muerte estuviera prácticamente en bancarrota. Fuente: Europa Press *** Universidad de Sevilla homenajeará a Juan Ramón Jiménez La Universidad de Sevilla (http://www.us.es) organiza un año más sus tradicionales Cursos de Otoño, que se celebrarán del 3 al 21 de septiembre, y estarán centrados en diferentes aspectos del humanismo, como el 50º aniversario de la concesión del Premio Nobel al poeta Juan Ramón Jiménez o la visión de profesores universitarios y militares sobre una decena de guerras históricas. Organizados por las facultades de Filología y Geografía e Historia y la colaboración del Vicerrectorado de Relaciones Institucionales, Relaciones Internacionales y Extensión Cultural, los Cursos de Otoño se dividen en un Curso Superior de Estudios Hispánicos y otro de Estudios Hispánicos para extranjeros. La oferta formativa, que se desarrolla en conferencias, mesas redondas y visitas culturales, tiene como finalidad propiciar la reflexión y el análisis crítico desde un punto de vista multidisciplinar para de esta forma enriquecer la formación humanística de los participantes. La conferencia de apertura, “Un viajero romántico en Andalucía”, estará a cargo de Jesús Díaz, profesor de filología inglesa de la Universidad de Sevilla. La conferencia de clausura, “Las fiestas de la Inmaculada en la Sevilla del siglo XVII”, será impartida el 21 de septiembre por la catedrática emérita de historia del arte de la Hispalense, María Jesús Sanz. El Curso Superior de Estudios Hispánicos consta de cuatro seminarios: uno sobre los 50 años de la concesión del Premio Nobel a Juan Ramón Jiménez; un segundo acerca de una selección de guerras históricas desde el punto de vista de militares y profesores universitarios; un tercero sobre las variedades andaluza y americana del español y el cuarto es un análisis in-situ de las casas-palacios sevillanas. Prestigiosos especialistas en la obra juanramoniana se darán cita en el seminario “Juan Ramón Jiménez, 50 años después del premio Nobel”, para conmemorar las Bodas de Oro de la concesión del galardón y que incluye una visita artística y literaria al Moguer del poeta. “Genio e ingenio en la guerra: 10 grandes batallas contadas por historiadores militares y universitarios” pretende poner al alcance de los universitarios los conocimientos de profesores universitarios y militares sobre una decena de episodios bélicos que marcaron la historia. El curso “Variedades del español: Andalucía y América” ofrece diversas perspectivas y resultados de las investigaciones actuales sobre el español meridional y atlántico, y cuenta con la participación del catedrático emérito de lengua española de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned, http://www.uned.es), Vidal Lamíquiz, creador hace más de tres décadas en la Universidad de Sevilla del grupo de investigación “Sociolingüística Andaluza”. El diseño arquitectónico de las casas-palacios de Sevilla, como la de los Pinelo, Mañara, Pilatos, Altamira, Municipal o Arzobispal, es el hilo argumental del seminario “Casas-Palacios de Sevilla explicadas en las mismas casas-palacios”, que sirve de reflexión sobre aspectos de su conservación, restauración y usos. Asimismo, el Curso de Estudios Hispánicos para extranjeros consta de un curso de español para extranjeros en tres niveles, un ciclo de historia y arte y visitas a diferentes lugares de la ciudad como la Casa de Pilatos, el Museo Arqueológico, los Reales Alcázares o el Hospital de la Caridad. El ciclo de conferencias está compuesto por cuatro cursos que giran en torno a la historia, arte y geografía andaluzas: “Trayectoria histórica de Andalucía”, “Andalucía y América”, “El marco geográfico andaluz; los espacios naturales protegidos en Andalucía” y “La Sevilla imaginada por el arte”. Fuente: Ibercampus *** Vargas Llosa iniciará actividades de la Fundación Juan March El escritor Mario Vargas Llosa iniciará las actividades culturales del próximo curso de la Fundación Juan March (http://www.march.es), participando en una nueva sesión del ciclo “Poética y narrativa” y en una charla bajo la temática “Escribir una novela”, el 25 de septiembre. Además, el 27 del mismo mes mantendrá un “Diálogo sobre la ficción en la novela y el teatro” con el escritor Juan Cruz. Asimismo, la fundación iniciará en octubre su temporada de exposiciones con “La abstracción del paisaje”. La nueva temporada de actividades culturales se completa con el comienzo de la programación musical, que el 26 de septiembre tendrá el punto de partida con una Aula de Reestrenos, a cargo del pianista veneciano Brenno Ambrosini, quien interpretará, en homenaje a Scarlatti, con motivo del 250 aniversario de su muerte, las obras de Carlos Cruz de Castro, Tomás Marco, Zulema de la Cruz, Javier Jacinto y Juan Medina. La muestra “La abstracción del paisaje. Del romanticismo nórdico al expresionismo abstracto”, reúne un centenar de obras sobre papel, de treinta artistas europeos y norteamericanos. Inician el recorrido tres paisajes a la sepia de Caspar David Friedrich, de 1802 —primavera, otoño e invierno—, de las cuatro estaciones del primero de sus ciclos de Jahreszeiten, perdidos desde 1935 y recién reencontrados. La exposición se concluirá con obras de las principales figuras del expresionismo abstracto norteamericano, Mark Rothko, Adolph Gottlieb, Barnett Newman o Jackson Pollock, y también de dos pintores europeos contemporáneos como Anselm Kiefer y Gerhard Richter, además de las obras de autores como Carl Gustav Carus, Carl Blechen, Turner, Constable, Van Gogh, Munch, Klee, Kandinsky o Max Ernst. Fuente: Europa Press *** Encuentro Internacional de Poesía de la UC hará recital en Aragua En el marco del VI Encuentro Internacional de Poesía de la Universidad de Carabobo (http://www.uc.edu.ve), el próximo 26 de septiembre se presentará en el foyer del Teatro de la Ópera de Maracay el recital poético correspondiente al capítulo Aragua de ese evento, en el que participarán autores aragüeños y extranjeros, bajo la organización de la Agrupación Literaria Pie de Página y el auspicio de la mencionada casa de estudios. En el recital participará el escritor colombiano Darío Jaramillo Agudelo (Santa Rosa de Osos, Antioquia, 1947), ganador del Premio Nacional de Poesía de su país en 1978 y autor, entre otros títulos, de los poemarios Cantar por cantar (2001) y Gatos (2003) y de los libros de narrativa Historia de una pasión (2006) y La voz interior (2006). También se presentarán los vates Eduardo Lanos Melussa (Chile), Julio Carabelli (Argentina), Marithelma Costa (Puerto Rico) y Abdoul Hadi Sadoum (Irak). Venezuela estará representada por el bolivarense Francisco Arévalo (San Félix, 1959), autor de los poemarios Algo más que baladas agridulces (2004) y Razones de noctívago (2005), y el guariqueño Juan Calzadilla (Altagracia de Orituco, 1931), autor de Diario sin sujeto (1999) y Aforemas (2004) y ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas en 2006. Por Aragua participarán Marcos Veroes (Barquisimeto, Lara, 1965), autor de Vencedores (1986), y Astrid Salazar (Maracay, 1984), ganadora del primer premio de poesía del Concurso Interliceísta “Sergio Medina” (2001) y autora de Urbano, de pronta aparición. Es la tercera vez que la Agrupación Literaria Pie de Página organiza el recital en Aragua del Encuentro de la UC, actividad que en años anteriores ha contado con la presencia de poetas de la talla del puertorriqueño Pedro López Adorno y los colombianos Gabriel Jaime Franco y Santiago Mutis. La cita es en el foyer del TOM el 26 de septiembre a las 6 de la tarde. La entrada es libre y gratuita para todo público. Fuente: Agrupación Literaria Pie de Página *** Festival literario “Hecho en México” celebrarán en Barcelona Más de 50 escritores y artistas españoles y mexicanos participarán en el festival literario “Hecho en México”, que acogerá la ciudad española de Barcelona del 29 de septiembre al 6 de octubre con la intención de generar una reflexión conjunta entre Cataluña (España) y México sobre el quehacer literario, más allá de cuestiones geográficas. Para ello, decenas de escritores, editores y lectores que viajarán desde México platicarán con otros compañeros de profesión que los recibirán en Barcelona, al noreste de España. Entre los 55 autores cuya participación está prevista se cuentan escritores mexicanos como Jordi Soler, Enrique Serna, Guadalupe Nettel y el poeta Jorge Ortega. También se espera la participación de la periodista mexicana Alma Guillermoprieto, la actriz mexicana Ana Colchero y el fundador de la editorial mexicana Sexto Piso, Eduardo Rabasa, entre otros. En cuanto a representantes españoles, estarán el poeta David Castillo, los escritores Enrique Vila-Matas y Kiko Amat, y el director de la editorial Anagrama, Jorge Herralde, entre otros. El festival pretende crear un contexto de diálogo entre escritores, lectores, críticos y editores de ambos lados del Atlántico, según explicaron los organizadores. Está dirigido por la escritora española Lolita Bosch, quien vivió en Ciudad de México durante 10 años, y cuenta con el apoyo del Consulado General de México en Barcelona (http://www.sre.gob.mx/barcelona). El punto de partida del festival es la presentación de una antología personal de literatura mexicana de Lolita Bosch, titulada precisamente Hecho en México. También colabora en la organización el mexicano David Horacio Colmenares, maestro en filosofía por la Universidad de Lovaina (UCL, http://www.uclouvain.be), Bélgica. Además de los ocho diálogos que conforman la parte más grande del festival, tendrán lugar diversas actividades. Algunas de ellas serán recitales de poetas mexicanos y catalanes y un ciclo de entrevistas a escritores mexicanos realizadas por televisoras españolas y específicamente catalanas. Asimismo, se prevé un encuentro de narradores orales, la presentación de documentales, jornadas literarias en varias universidades y conversaciones entre escritores. También, una muestra de fondos editoriales mexicanos que no se halla fácilmente en Barcelona y una plática virtual entre el escritor italiano Alejandro Rossi y el español Xavier Rubert de Ventós. Los eventos del festival tendrán como sedes importantes espacios de Barcelona, como CaixaForum, uno de los espacios de exposiciones más relevantes de la capital catalana. Asimismo, diversas librerías barcelonesas y el FNAC, la Red de Bibliotecas de Barcelona y las principales universidades de la ciudad, entre otros espacios. Además, se celebrará un recital poético en el pueblo natal del compositor que musicalizó el himno nacional mexicano, Jaime Nunó, Sant Joan de les Abadessesm, en Cataluña. Fuente: Notimex *** Publicarán novela inédita de José Donoso La cola de la lagartija, una novela inédita del fallecido escritor chileno José Donoso, editada por el crítico peruano Julio Ortega, se publicará en octubre próximo en Santiago de Chile. La novela fue un proyecto literario que Donoso dejó inconcluso tras el golpe militar que encabezó Augusto Pinochet en 1973, y los textos fueron descubiertos por Pilar Donoso, hija del escritor fallecido en 1996. “Estaba escribiendo una biografía sobre mi padre, dividida en los lugares donde vivimos. Entonces al revisar uno de los 63 diarios de 300 páginas cada uno, me encontré con estas anotaciones de perfil de personajes, apuntes de tramas y me di cuenta de que había una novela inédita”, contó la hija de Donoso. Añadió que la novela quedó congelada en 1973 “porque mientras la escribía vino el golpe militar. Él se entera por la radio estando en Polonia y cuando vuelve a Calaceite (España) se embarcó en Casa de Campo”, una de las novelas más conocidas de Donoso junto a Coronación y El jardín de al lado. Pilar Donoso añadió que La cola de la lagartija revela la época de Donoso en Calaceite, “un pueblo paralizado por el tiempo”, donde el artista volvió a retratar sus fracasos. Según el español Fernando Sáez, estudioso de la obra de Donoso, la novela inédita trata “de la imposibilidad de habitar este mundo” y “es una profecía sobre la venta de España a la peste del turismo”. Fuente: Ansa ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Charlotte Brontë, a través del espejo Antonia Romero ============= “Brocklehurst: ¿Sabes a dónde van los que se portan mal cuando se mueren? Jane: Al infierno. Brocklehurst: ¿Y sabes lo que es el infierno? Jane: Un abismo lleno de fuego. Brocklehurst: ¿Y te gustaría caer en ese abismo y abrasarte para siempre? Jane: No, señor. Brocklehurst: ¿Qué debes hacer entonces para evitarlo? Jane: Procurar no estar enferma para no morirme”. Jane Eyre, de Charlotte Brontë. Nacida el 21 de abril de 1816 en Yorkshire (Gran Bretaña), era hija de un clérigo irlandés y tuvo cinco hermanos: Maria, Elizabeth, Branwell (1817), Emily (1818) y Anne (1820). En 1820 la familia Brontë se traslada a Haworth, un pueblo de los páramos de Yorkshire, donde la madre moriría un año después. En 1824 el padre decidió enviar a sus cuatro hijas mayores al colegio interno para hijas de clérigos, en Cowan Bridge (Lancashire), un lugar que serviría a la escritora como inspiración para el siniestro colegio Lowood, en su novela más famosa, Jane Eyre. El poco cuidado que recibían las alumnas, la dura disciplina y las malas condiciones las llevaron a enfermar de tuberculosis. Regresaron a casa donde las dos hermanas mayores, María y Elizabeth, murieron. A partir de la muerte de sus hermanas, Charlotte se convirtió en la mayor y quizá por ello, la más responsable. En un mundo lúgubre y triste, la fantasía de los cuatro hermanos les llevó a crear dos reinos imaginarios: Angria, propiedad de Charlotte y Branwell, y Gondal, de Emily y Anne. Con soldaditos de madera inventaron personajes a los que hacían vivir en esos reinos y que les sirvieron para escribir numerosos relatos. Aún hoy se conservan unos cien cuadernos sobre el reino de Angria. De Gondal, sólo perduran algunos poemas de Emily. El pastor Patrick Brontë veía con buenos ojos la afición de sus hijas a inventar historias y escribirlas. Seguramente creyendo que era un mero entretenimiento ya que en esa época las mujeres tenían el mundo de la literatura completamente vedado. La única implicación intelectual que se le permitía a la mujer del siglo XIX era la enseñanza. Las hermanas Brontë sabían que estaban destinadas a ser institutrices o esposas y para ello se prepararon acudiendo a diferentes escuelas y academias. Branwell, como hombre, era el único al que su padre alentaba en su vocación artística, deseando que se convirtiese en un gran pintor. La primera bofetada literaria que recibiría Charlotte le vino dada por el afamado poeta Robert Southey. Se le ocurrió enviarle algunos de sus versos y él respondió con una carta en la que le decía: “La literatura no es asunto de mujeres y no debería serlo nunca”. Esto enseñó una lección a la futura novelista que le serviría para afrontar su ingreso en un mundo de hombres. Charlotte y Emily intentaron abrir una escuela privada y al no conseguirlo decidieron marchar a Bruselas, al Pensionat Heger, para ampliar sus conocimientos de francés y alemán. Allí, la mayor de las hermanas se enamoró del director del pensionado, Constantin Heger. Por primera vez alguien ajeno a su entorno familiar se interesaba por sus escritos e sus inquietudes intelectuales. Eso despertó en Charlotte sentimientos ocultos que al hacerse evidentes distanciaron al profesor, un hombre casado que no albergaba más intención que la puramente académica. De este episodio nacería la primera novela de la escritora, The Professor, que saldría a la luz de manera póstuma a pesar de los muchos intentos que ella hizo por verla publicada. Charlotte descubrió de manera accidental que sus hermanas escribían poemas en secreto, igual que ella misma, y les propuso unirlos en un solo volumen y enviarlo a un editor de Londres bajo seudónimo. Y así, en 1846, nacieron los hermanos Currer, Ellis y Acton Bell, que compartían con sus auténticas personalidades la inicial de sus nombres, Charlotte, Emily y Anne. De ese libro se vendieron dos ejemplares a pesar de las críticas favorables. Anne entró a trabajar como institutriz de Bessy y Mary, en casa del reverendo Edmund Robinson, y se llevó a su hermano como profesor del pequeño Edmund. Branwell Brontë se enamoró de la madre de su alumno, Lydia Robinson, con la que vivió una pasión que duraría dos años y que terminaría de modo repentino por voluntad de la mujer. Esto sumió en una profunda depresión al joven, que marcado por una personalidad débil, mimado por todos e inclinado a los abusos de alcohol y opio, ocasionó un nuevo drama familiar. Emily, era la que estaba más unida a él, solía ir a rescatarlo al bar del pueblo y lo traía de vuelta a casa noche tras noche, ebrio y amargado. Él, mientras tanto, se convertía en un ser violento, egoísta y manipulador, utilizando un supuesto sufrimiento frente al amor de su hermana, que acabaría por impregnarse de su tristeza. En 1847 aparece publicada la primera novela de las Brontë, Jane Eyre, con una dedicatoria a William Makepeace Thackeray, a quien Charlotte admiraba profundamente. Contaba entonces 31 años y fue publicada bajo el seudónimo de su alter ego Currer Bell. Obtuvo un éxito inmediato a pesar de la turbación que provocó en amplios sectores el lenguaje directo de la autora, la libertad con que expone los anhelos y pasiones de su personaje y su alusión directa sobre lo injusto de la diferencia intelectual que se imponía entre hombres y mujeres. La obra fue considerada por algunos como inmoral. Ese mismo año, Anne, con 27 años, publicaría Agnes Grey, basada en sus propias experiencias como institutriz. Y, unos meses después, sería Emily, con 29 años, la que publicaría Cumbres borrascosas, despreciada por la crítica durante años y hoy considerada un clásico de la literatura inglesa. Basándose en las terribles experiencias de su hermano con el alcohol y las drogas, Anne escribió su segunda novela, El inquilino de Wildfell Hall, que narra las dificultades de aquellos que padecen ese problema y de los que conviven con ellos. Esta vez las dos hermanas Charlotte y Anne, se desplazaron a Londres y se presentaron ante su editor, que se llevó la sorpresa de su vida al descubrir que Currer, Ellis y Acton Bell eran tres mujeres. Al regresar a Haworth encontraron a Branwell agonizando y, finalmente, moriría en septiembre de 1848. Esta muerte supuso un durísimo golpe para Emily, que estaba muy unida a él. La joven escritora, emulando a su apasionada y consentida Cati (Cumbres borrascosas), tras enfermar a causa del frío se negó a comer y a tomar las medicinas que le recetaba el doctor, lo que la llevó a la muerte el 19 de diciembre de 1848, tres meses después del fallecimiento de su hermano. A esta muerte siguió la de la pequeña Anne que pudo disfrutar muy poco del éxito de ventas de su nueva novela. Murió el 28 de mayo de 1849, cinco meses después de Emily, también de tuberculosis. Es fácil imaginarse lo que estos hechos debieron suponer para la pobre Charlotte y lo sola que debió sentirse al perder a sus hermanas en tan poco tiempo. Como única compañía, su padre; cómo único anhelo, escribir. Shirley fue su siguiente novela, en la que trata el tema de la revolución industrial en Yorkshire, reflejando la lucha entre patronos y obreros. Después vendría Villete, que nació de sus recuerdos como alumna y profesora en el internado de Bruselas. A partir de ese momento hizo una serie de viajes a Londres, Manchester y Escocia. Conoció personalmente a su admirado William Makepeace Thackeray, a quien dedicara su primera novela, visitó la Gran Exhibición de 1851 en Londres, al igual que Dickens, y se hizo amiga de la escritora Elizabeth Gaskell, que, dos años después de su muerte, escribiría su primera biografía. El 29 de junio de 1854 se casó con el reverendo Arthur Bell Nichols, viejo amigo de la familia. De luna de miel, viajaron a Irlanda y visitaron Gawthorpe Hall, donde Charlotte enfermó. Murió de tuberculosis el 31 de marzo de 1855, estando embarazada. Arthur Bell Nichols escribió un prólogo para la primera edición de The Professor, que consiguió que se publicase dos años después de la muerte de su esposa. El reverendo Patrick Brontë, que sobrevivió a todos sus hijos, solicitó a la amiga de Charlotte, Elizabeth Gaskell, que escribiese la biografía de su hija. Todos los personajes de Charlotte parecen sacados de un mismo patrón y sospecho que es el suyo propio. Mujeres solas ante un mundo hostil, de apariencia conformista y resignada que, sin embargo, se rebelan de un modo involuntario, en lo cotidiano. Mujeres que saben lo que no son, que comprenden lo que les rodea y no pueden aceptar el ostracismo al que se las quiere relegar. “Su mirada es la de un pájaro enjaulado; y en esa jaula está cautivo un ser vivaz, inquieto, resuelto. Si estuviera libre, se encumbraría por encima de las nubes”. Jane Eyre, Charlotte Brontë. ** Antonia Romero antoniaromerosanchez@wanadoo.es Escritora española (Barcelona, 1965). Estudió teología y se formó de manera autodidacta en filología, filosofía y psicología. Ha escrito tres novelas y mantiene un blog personal en http://antoniaromero.blogspot.com. === El cuento del tonto Fernando Sorrentino ========================== Me encanta oír hablar de sí mismas a las personas vanidosas. En general, las personas vanidosas suelen ser, al mismo tiempo, personas tontas. De manera que, según hablan autocantándose loas, van ridículamente exponiendo las aristas, los matices y los recovecos de sus variantes de estupidez. Por eso, suelo tirarles de la lengua. Creo que realizo una obra de bien por partida doble: me solazo en escucharlos y ellos alcanzan algo parecido al nirvana al ser escuchados con tanta veneración como la que yo suelo simular. Sin salir de la literatura argentina, acuden a mi mente varios ejemplos de narraciones puestas en boca de una persona tonta (o, al menos, poco lúcida) que, desde luego, expone una visión equivocada de los hechos relatados. El lector advierte los errores y se divierte con ellos, al tiempo que —no siempre— va “escribiendo” mentalmente el verdadero relato. El capítulo II de Rosaura a las diez (1955) se titula “David canta su salmo”. David Réguel es el sabelotodo que, enamorado (y por eso cegado el entendimiento) de la asesinada Rosaura, expone ante el inspector policial su interpretación de los hechos. Tan convincente fue Réguel en su exposición, que en ningún momento me pareció ni tonto ni equivocado. Sin embargo, a la luz de lo que la novela expone más tarde, la visión de David resultó tan vanidosa como errónea, e infinitamente menos sagaz que la de la señorita solterona Eufrasia Morales. Otro caso gracioso es el del maestro de “El calamar opta por su tinta” (Adolfo Bioy Casares, El lado de la sombra, 1962), que —entendiendo muy poco de la historia que relata— en un momento dado no puede admitir que ni siquiera un animal sea tan insensato como para andar bajo el sol de las dos de la tarde (que es precisamente lo que él está haciendo): En el trayecto de ida y vuelta no vimos un alma, salvo al perro barcino del carnicero, que debía de estar de nuevo empachado, porque en sus cabales ni el más humilde irracional se expone a la resolana de las dos de la tarde. También responden a esta técnica casi todos los narradores de los Seis problemas para don Isidro Parodi (H. Bustos Domecq [seudónimo de Borges y Bioy Casares], 1942). Adelma Badoglio, Gervasio Montenegro, Aquiles Molinari, Carlos Anglada, José Formento, Mariana Muñagorri, Mario Bonfanti, Tulio Savastano, el doctor Shu T’ung... Cada uno de ellos tiene su propio dialecto, donde, desde luego, están caricaturizados los rasgos distintivos: oírlos hablar es saber quién es cada uno. Todos cuentan versiones deliberada o inadvertidamente erróneas; todos son más o menos tontos; don Isidro interpreta esas historias, compara unas con otras y llega a la conclusión correcta, es decir, al desciframiento del enigma criminal. Finalmente, tampoco yo quise privarme de tan modesta diversión y, hacia 1970, escribí el cuento “Un vecino tonto”, que apareció publicado en Imperios y servidumbres (1972). ** Fernando Sorrentino fs_literatura@yahoo.com.ar Escritor; profesor en letras (Buenos Aires, 1942). Ha publicado, entre otros, los libros de cuentos Imperios y servidumbres (Seix Barral, 1972; reedición, Torres Agüero Editor, 1992), El mejor de los mundos posibles (Plus Ultra, 1976; 2º Premio Municipal de Literatura) y El rigor de las desdichas (Ediciones del Dock, 1994; 2º Premio Municipal de Literatura); la novela Sanitarios centenarios (Plus Ultra, 1979; reedición, Editorial Sudamericana, 2000); la nouvelle Crónica costumbrista (Pluma Alta, 1992; reeditada como Costumbres de los muertos, Colihue, 1996); los libros de relatos para niños o adolescentes Cuentos del Mentiroso (Plus Ultra, 1978; Faja de Honor de la Sade; reedición, Norma, 2002), Historias de María Sapa y Fortunato (Sudamericana, 1995; Premio Fantasía Infantil 1996; reedición, Santillana, 2001), El que se enoja, pierde (El Ateneo, 1999) y El Viejo que Todo lo Sabe (Santillana, 2001); los libros de entrevistas Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Casa Pardo, 1974; reediciones, El Ateneo, 1996, 2001) y Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares (Sudamericana, 1992; reedición, El Ateneo, 2001). Libros suyos han sido traducidos al inglés, al portugués, al italiano, al alemán, al polaco, al chino, al vietnamita y al tamil. === Boquitas pintadas y la narración infinita Eduardo Balestena ====== La relectura de Boquitas pintadas me reencuentra con ese lector de 19 años que la leyó por primera vez. Aquellas mismas percepciones, deparadas en parte por la película de Torre Nilsson, acabada de estrenar, reaparecen ahora, en otro contexto, pero con la misma intensidad. Noemí Gil de Castro, amiga, profesora de filosofía y letras, cinéfila, viuda del maestro Washington Castro, músico, compositor y director de orquesta argentino, tuvo una estrecha amistad con Puig en la época del paso de ambos por la Facultad de Filosofía y Letras. Ya famoso, en uno de sus viajes a la Argentina, él la llamó. Lo recuerda con un gran encanto personal y, ya entonces, con un colosal bagaje de lecturas. Sus relatos ayudan a comprender la génesis del personaje de Toto en La traición de Rita Hayworth, que Noemí conoció, así como otras obras, en tempranos manuscritos. 1. Discurso, experiencia, trabajo Si pensamos a Boquitas pintadas (1968) y La traición de Rita Hayworth (1965, su primera novela de la saga del Villegas natal), surgen distintas reflexiones sobre el trabajo del lenguaje: La traición... es más experimental, muestra el discurso interior de su universo de personajes, sin solución de continuidad, con sus deseos, temores y fantasías. Todo forma parte de la red discursiva, e intuimos que no habría otro modo posible de enunciar al personaje de Toto, que aunque experimental (con los alcances de este término, referido a técnicas narrativas que ya no significaban experimentación en los años 60), ese modo de enunciación es el más efectivo. Ambas plantean las diferentas de clases. Asistimos, en La traición..., al proceso en que se constituye una subjetividad, y aparecen de un modo primigenio las raíces de los personajes, un poco al precio del placer de la lectura, y pensamos que este discurso en estado puro se hace difícil de sostener; que, pasada la circunstancia en que se generaron, esos recursos quizás deban ser utilizados no como ruptura de la conciencia, sino precisamente a partir de ella, que decide cuándo usarlos y cuándo no. Se produce la paradoja de que un discurso que se propone desplazar los procesos conscientes, instala un mayor campo intelectual al generar la necesidad de descifrarlo. La ruptura de la conciencia es también su consolidación. Pero esta idea experimental no parece ser un valor en sí mismo, sino más bien un intento de encontrar un mejor modo de funcionamiento de ese lenguaje. El discurso innovador contiene muchos hallazgos, pero no siempre es enteramente funcional. El puro fluir de la conciencia es inabordable, y sólo cabe a la literatura el aproximarse a ese proceso verbal, pre-verbal, y no verbal, con sus sensaciones, de todo lo cual el lenguaje es un pálido reflejo. Aquello posible de ser escrito, es simplemente una parte, pero sin una referencia clara a las acciones del personaje (qué está haciendo el personaje cuando su conciencia fluye, sería la pregunta) la narración se hace convencional, porque pide que creamos que allí se encuentra todo el fluir de la conciencia, y que ese proceso es capaz de narrar, o de sustituir a la narración por otra experiencia, literariamente más auténtica, aunque deba transcurrir mucha escritura para que podamos encontrar una pista de lo que sucede. Así, pocas veces en la literatura encontramos un trabajo tan radical y efectivo con el lenguaje. Antes que abandonarse a su puro fluir, Puig es muy consciente de su trabajo con él. Esta estética sin embargo no lo convierte, por mera exploración de sus recursos discursivos, en un escritor de la profundidad de los personajes. Sí convierte, en la confrontación, a la “literatura” de la industria cultural, en un repertorio arcaico de códigos y estereotipos. 2. El escritor pop Los recuerdos de Noemí ayudan a entender mejor la estética que Puig eligió y construyó, el valor de esa renuncia deliberada a un bagaje de cultura, a una tradición y a modos de decir las cosas, para encontrar sus materiales en los géneros “menores”. La serie de Historia de la literatura argentina (que, publicada por Página/12, continúa en la de literatura hispanoamericana), dirigida por la profesora Silvina Marsimian, del Colegio Nacional Buenos Aires, se ocupó de este autor en el número 53: “Puig borra de sus obras —como de los objetos masivos— el ‘estilo de autor’ para remplazarlo por el ‘estilo de género’ o la convivencia de estilos codificados” (pág. 935). El pop, señala, “traslada el carácter serial de los productos industriales y elimina la pretensión de pieza única” (pág. 935). Novela construida borrando las huellas de la novela, enunciándose como no creación, la obra, paradójicamente, se constituye como única por la apropiación que hace de algo que nadie más que ella hubiera elegido para ser escrita. El carácter declarado de serial, no obstante, la singulariza. Elige a personajes ordinarios para constituir un relato que no es ordinario, y que sabe que no lo es, capaz de convertir en ordinarios a “respetables” productos editoriales masivamente colocados como si fueran arte. No sólo sabe que no es ordinario, sino que juega con la idea de pasar por tal sin serlo, de revelar que todos son materiales, y que es la radicalidad de la experiencia literaria, y sus resultados, quienes adjudican a estos materiales su verdadera naturaleza. La pura experiencia literaria es aquello capaz de legitimar los recursos. En el caso de Boquitas pintadas, lo que parece popular es el resultado de un trabajo preciso, refinado y sutil, que lo hace a la vez un medio y un fin en sí mismo. No es el prestigio de los discursos ni su carga lo que permite hacer literatura, tampoco el hecho de trabajar esos discursos en sí mismo, sino lo que se logra con ese trabajo lo que cuenta, porque no se trata de utilizarlos en estado puro, sino tensarlos, parodiarlos, inscribirlos en operaciones más profundas. El uso de ese otro bagaje “no cultural”, el de películas o del radioteatro, y una variedad de voces que sustituyen al narrador en Boquitas pintadas, inviste de literatura, resignifica y hace trabajar a textos no pensados para trabajar, y no solamente lo hace, sino que hace también que ese trabajo y ese material sean insustituibles. En La traición de Rita Hayworth, la mirada de la infancia implica una captación única del mundo adulto, lejano, violento, fragmentario. En Boquitas pintadas el mundo narrado es fragmentario para sus personajes; para el lector es un todo casi tan opresivo como la cárcel de El beso de la mujer araña. 3. Boquitas pintadas de rojo carmesí 3.1. La construcción de un microcosmos Boquitas pintadas, segunda novela de la saga de Villegas, plantea un trabajo de elaboración muy diferente a la primera. Está desarrollada por entregas, como un folletín, y dividida en dos partes. La segunda comienza con una recapitulación de lo sucedido. La historia no se cuenta de manera lineal, sino que va siendo construida por medio de distintas secuencias temporales. Comienza en 1947, con la muerte de Juan Carlos, y cartas de Nené a Doña Leonor (madre de Juan Carlos) y luego pasa a un álbum de fotografías, para llevar la acción a 1937. Las secuencias alternan entre 1937, 38, 39, 41 y 1968. Tal formulación, aparentemente simple en el carácter de los personajes y los recursos narrativos, contiene sin embargo un trabajo constructivo muy preciso, en las secuencias temporales, y en los discursos elegidos. El narrador, como delegación de la voz autoral, prácticamente desaparece, y es la serie de discursos heterogéneos la que cuenta la historia, que se vale de crónicas, un expediente judicial, consultas y respuestas de un correo sentimental, monólogos de los personajes, descripción de fotografías (que reflejan, de por sí, gran parte de la historia) y una confesión ante un sacerdote. El narrador, no obstante, reaparece breve y puntualmente, por ejemplo en descripciones objetivas de ambientes o situaciones, como un narrador desde afuera. 3.2. Algunas voces del microcosmos El asunto de la novela es el amor de Nené (Marta González en la película) y Juan Carlos (Alfredo Alcón), y sus relaciones con el resto de los personajes, Mabel (Luisina Brando), amante de Juan Carlos; Pancho (Raúl Lavié), amigo de Juan Carlos, amante de Mabel y padre del hijo de la Raba (Leonor Manso); Celina (Isabel Pisano), hermana de Juan Carlos; la viuda Di Carlo (Cipe Lincovsky), amante y concubina de Juan Carlos; y otros personajes secundarios: los padres de Nené, los de Mabel, y el doctor Aschero (Luis Politti). El tópico central es el pueblo en sí mismo, un universo cerrado del cual, paradójicamente, es posible “salir” interiormente aunque se permanezca en él. El tema es el de la soledad y el egoísmo. La voz y el nivel de lenguaje de cada personaje es diferente. Cada uno habla o piensa de un modo. Ello, y el modo en que cada situación y personaje se refleja en los otros, hace a la profundidad del trabajo con los niveles de lenguaje, y a la efectividad que tienen como recurso. No son simplemente un medio. La ironía se presenta, por ejemplo, en la agenda de Juan Carlos, donde cada día que corresponde al santoral registra una andanza diferente del personaje, en el juego, con sus amantes, y en su vagancia: “Marzo. Martes 14, Santa Matilde, reina. ¡Agenda vieja y peluda! Hoy te empiezo con una viuda. Miércoles 15, San César mártir. Pedí adelanto 15 pesos para regalo vesino viuda, regalo viuda y gastos generales. Sábado 18, San Gabriel Arcángel. Timba en La Criolla, pasa Perico con el auto” (págs. 43/44, Booket, 2005). En los momentos en que la acción, de ser narrada desde un narrador tradicional, requeriría mayores descripciones y desarrollos explicativos, Puig opta por la crónica directa, el monólogo interior, las cartas o el expediente judicial. Cuatro monólogos, invocaciones a Dios, luego de la muerte de Juan Carlos, brindan una visión perspectivística: desde una muchacha de la cual él abusó; desde su madre, que recuerda la circunstancia en que robó en la intendencia donde trabajaba, y de la cual fue dejado cesante porque estaba enfermo; desde su hermana, que culpa a Nené por su enfermedad, fragmento que tendrá mucha importancia en la venganza de que Celina hará objeto a Nené; y desde la viuda Di Carlo. También la visión de Juan Carlos es perspectivística desde los personajes de Nené y Mabel. Para Nené es la imagen del amor ideal, el galán perfecto. Para Mabel, en la consulta al correo sentimental, bajo el nombre de “espíritu confuso’, es un pretendiente que no conviene (“me ama un muchacho bueno pero de incierto porvenir”, pág. 39). Pero estos recursos no trabajan simplemente a partir de los requerimientos de la narración, sino que el autor reaparece mimetizado en ellos, bajo la forma de las palabras, el tono que elige y la parodia. Uso y parodia llevan a estos lenguajes a posibilidades nuevas, derivadas del nuevo lugar en que se los erige como medio de la narración. En todos los casos el lenguaje se presenta como algo rígido, codificado, insuficiente, y éste es uno de los modos en los que trabaja, ya sea con esquemas burgueses, o con el sentido de trasgresión y dominación en los personajes masculinos. El monólogo de Juan Carlos al regresar de Cosquín, está planteado en el estilo objetivista de la noveau roman: es la sucesión de cosas y sensaciones que se mencionan lo que cuenta lo referido al personaje. En el encuentro con una gitana (Mecha Ortiz en la película, actriz de la cual existen referencias en el texto, cuando Nené la menciona en la carta en que cuenta a Mabel su viaje de bodas a Buenos Aires), en cambio, se plantea algo que vuelve a advertirse en el monólogo de la Raba: el desenlace ambiguamente preanunciado. También resulta muy significativo el encuentro de Nené y Mabel en Buenos Aires, que hablan mientras escuchan un radioteatro. Nené busca evocar y Mabel se sumerge, elusivamente, en el radioteatro, para atacarla por sorpresa y aludir a algo que juró que no contaría nunca. Esta idea de que un radioteatro pueda sustituir al diálogo, y erigirse en un espacio al cual un personaje puede tener, válidamente, como modo de satisfacción intelectual y de sustitución del verdadero diálogo, es indicador de la codificación y vigencia de estos discursos: “Nené deseaba hablar largamente con Mabel, rememorar, ¿se animaría a sacar nuevamente el tema de Juan Carlos? —¿No tenés radio? —Sí, pero son más de las cinco. —No, que son las cinco menos diez” (pág. 171). El tema de la soledad y el egoísmo requiere que la comunicación no sea posible, que cada personaje sea un baluarte en el que nadie puede entrar, y el esfuerzo por defender ese baluarte es lo que clausura la posibilidad (interior y exterior) de abandonar el microcosmos del pueblo. No menos reveladora es la confesión de Mabel ante un sacerdote antes de casarse, y se constituye, en la ironía y el humor, en ejemplo de la intervención autoral, que parece solazarse particularmente en determinados fragmentos: “Padre, tengo muchos pecados que confesar... pero tengo otra mentira grande que confesarle, una mentira tan grande... No, padre, el pecado de lujuria ya lo había confesado, de ese pecado ya estoy limpia, otro cura me absolvió. He mentido ante la justicia... No, la verdad no serviría más que para hacerme sufrir” (pág. 182). Mientras el sacerdote confunde a un amante con otro y a un pecado con otro, Mabel negocia su salvación y al hacerlo expone, más cruda y claramente, todos los “pecados” de los cuales será absuelta, al módico precio de unas plegarias. Es su carácter dual, el personaje es conciente de la maldad, pero considera que, de todos modos, le corresponde la salvación, para “quedar limpia”. A la vez se plantea, implícita y veladamente, un segundo discurso no dicho entre los personajes. La novela, de este modo, trabaja sobre lo tácito, las mudas convenciones pueblerinas que mueven a un personaje en los manejos que intenta llevar a cabo sobre otro, espacio donde no es posible ni la lealtad ni la esperanza. Así, por ejemplo, Juan Carlos se alegra ante la muerte de Pancho: “Piensa en el amigo muerto que tal vez lo esté mirando desde un lugar desconocido. Piensa en la posibilidad de que el amigo muerto note que la noticia del asesinato en vez de entristecerlo lo ha alegrado” (pág. 154). Íntimamente se alegra porque “ese pobre muchacho regalaba salud” (pág. 153), mientras que él estaba enfermo, pese a haber sido su amigo, y escribe a Nené que “Fuimos muy amigos aunque en un tiempo no era más que un negro rotoso” (pág. 153), sin embargo, el álbum de fotos y la agenda dan cuenta de las noches compartidas en “La Criolla”, y de distintas andanzas. El monólogo interior de la Raba, y la gitana, anticipan respectivamente y de maneras distintas, dos desenlaces. En el caso del monólogo de la gitana (en el cual las intervenciones de Juan Carlos están marcadas por espacios en blanco) es la muerte, que se presenta de un modo ambiguo bajo signos que la anticipan y a la vez la niegan, en la antojadiza interpretación de los naipes, en los cuales Juan Carlos busca dos revelaciones: el dinero y el porvenir, ligado a la enfermedad: “¡¡la Urraca, no me mostrés la urraca!! Ay la muerte tuya no me la mostrés, que no sos vos... tené cuidado porque alguien se muere de muerte violenta, es Seis de Espadas después de los palos de bastos es muerte a gritos... ¡da vuelta la otra carta..! de nuevo la sota de copas, pero ahora sale al derecho” (pág. 98). En cambio, sí resulta claro el simbolismo del cuchillo que aparece en el monólogo de la Raba, quien al intentar acercarse a Pancho es eludida por él, monólogo que termina con la referencia a un cuchillo, situación que se resolverá cuando ella lo mate de dos puñaladas: “¡ahí viene! ¡con el capote nuevo!... ¿no me vio?, ¡Pancho se metió en la confitería!... con la cuchilla grande le corté el ala a un pollo... les arranco todas las plumas y con toda la fuerza le doy otro cuchillazo...” (pág. 151). 3.3. Las marcas del tiempo El tiempo que abarca la novela va desde 1937 a 1968. El núcleo de los hechos narrados abarca desde 1939 a 1947, y se cierra la destrucción de las cartas de Nené, luego de su muerte, el 15 de septiembre de 1968. El comienzo, se sitúa en 1947, tras la muerte de Juan Carlos, a partir de la cual operan las recapitulaciones que van construyendo la novela. Una marca del paso del tiempo está dada por la narración de un mismo día en cada personaje, recurso que se repite cuatro veces (23 de abril de 1937, 27 de enero de 1938, 18 de abril de 1947 y 15 de septiembre de 1968). La última, en la fecha de la muerte de Nené, sirve para cerrar el mundo narrado y recapitular sobre él. En esta instancia, Juan Carlos es un nicho y algunas placas conmemorativas, el lenguaje de las placas conmemorativas, ampuloso y falso, está también cargado de ironía; y en el caso de Pancho, muerto en 1939, el texto prácticamente es el mismo que la narración del día 18 de abril de 1947, en que muere Juan Carlos. El tiempo subjetivo se vincula, en cambio, a las estaciones, y a las vivencias de los personajes. El recurso de un día en la vida de cada personaje permite enunciar, a la vez, las diferencias sociales: los ámbitos en los que viven, lo que hacen, lo que piensan, son marcas de estas diferencias, diferencias que hacen a entornos contrapuestos, suerte de mundos paralelos en los cuales unos contemplan a otros. Es el mismo espacio de tiempo, pero es un tiempo distinto. 3.4. Los espacios Boquitas pintadas discurre en escenarios geográficos y espacios. Sus escenarios son Coronel Vallejos, Buenos Aires y La Plata, que contienen una multiplicidad de espacios. Igual que en La traición de Rita Hayworth, el espacio, asociado a las estaciones y la temperatura, es muy significativo en la acción de los personajes, y en sus experiencias internas. Los inviernos helados, los veranos calurosos, el viento pampeano, el colchón de tierra, están asociados a distintas sensaciones y acontecimientos. La forma más radical, por ejemplo, es cómo gravitan en el capítulo final de La traición... ligando la suerte de la familia a un hermano inescrupuloso y a una sequía. Los espacios también son marcas de las diferencias sociales. Podemos pensar a esta especialidad en términos de: 1) los ámbitos propios; 2) las distancias; 3) los espacios elegidos, 4) el espacio simbólico. 3.4. I. Los ámbitos propios son aquellos que corresponden a la intimidad de los personajes, los enmarcan y sitúan socialmente. Se vinculan a sus motivaciones y subrayan la intensidad del instante. Este vínculo aparece, por ejemplo, en la narración del 23 de abril de 1937 en cada uno de los personajes: “El ya mencionado jueves 23 de abril de 1937, Antonia Josefa Ramírez, también llamada por algunos Rabadilla, y por otros Raba, se despertó con el piar de los pájaros... Lo primero que vio fue el cúmulo de objetos arrumbados en su cuarto: botellas de lavandina, damajuanas de vino...” (pág. 72). Cada espacio acumula significados, es una posición, un límite no sólo físico y un indicador de la interioridad de los personajes. La otra vía de llegada a esta interioridad es la de los monólogos. En cambio, el narrador describe así el dormitorio de Mabel: “Dormitorio de Señorita, año 1937. Entrando a la derecha una cama de una plaza y media pegada a la pared y encima un crucifijo... A la izquierda de la cama una pequeña biblioteca de cuatro estantes cargados de libros...” (pág. 36). El ámbito se enuncia como un espacio propio, de intimidad e independencia. Unos ámbitos permiten comodidad e independencia, y otros no. Unos remiten a la soledad y al ocio, y otros, como el rancho de Pancho, son colectivos. Al mismo tiempo, los ámbitos sirven para fijar las costumbres de la época y de las clases sociales en el pueblo, una de las cuestiones mejor retratadas en la novela. La descripción de la casa de los padres de Nené y de su habitación puntualiza las incomodidades: calentar el agua, limpiar la bañera. La del departamento de casada de Nené, en cambio, enumera por ejemplo el calefón, el fluorescente, etc. El paso de un ámbito a otro es también la fijación en la vida burguesa y sus frustraciones. 3.4. II. Las distancias trabajan separando a los personajes. A partir de ellas se produce una instancia imaginaria, en la cual se espera algo que no se producirá. La desaparición de la distancia desencadena el conflicto, en un caso la separación, en otro la muerte, y en el último, el reencuentro. Juan Carlos en Cosquín, establece distintas clases de distancias: una con Nené, con quien vive la expectativa idílica de un reencuentro, un matrimonio futuro y la recuperación de la salud, todas cosas que los rasgos del personaje tornarán imposibles. Este epistolario constituye el conjunto de cartas que sobrevivirán hasta el 15 de septiembre de 1968, en que caerán al incinerador. Establece también otros vínculos, uno con su hermana Celina, que se refleja en la correspondencia con Nené, y otro que la narración no nos revela: “En el pasillo cambia una casi imperceptible mirada de complicidad con una joven enfermera. El enfermo de la habitación catorce lo recibe con agrado. En seguida se dispone a corregir la ortografía de las tres cartas: la primera —de media carilla— dirigida a una señorita, la segunda —de dos carillas— dirigida a la hermana, y la tercera —de seis carillas— dirigida a otra señorita” (pág. 97). En este caso la distancia une en un tiempo imaginario, construido por oposición al tiempo real, donde no imperan las diferencias que marcan a este último. Paradójicamente es un tiempo de irrealidad “real”, donde el personaje vive como tal aquello que nunca sucederá, y son los únicos espacios que permiten generar expectativas de algo, lo cual la hace doblemente asfixiante porque sabemos que no sucederá: “Cosquín, sábado 27 de julio de 1937. Querida mía: Tengo frente a mí tu carta, cuánto la esperé... sos como el diamantito que tienen en la ferretería para cortar los vidrios... Escribime pronto, sé buena, y no tardes esta vez en hechar la carta al busón. Te espera impaciente y te besa mucho tu Juan Carlos” (pág. 97). Estas expectativas son frustradas sumariamente al regreso de Cosquín con el tratamiento sin terminar: “Nené, el padre, el almácigo, el ligustro, la vereda, la tierra, la casa sin revoque, el empleo de empaquetadora, la piel blanca, los labios, el frío, el viento, el portón... ‘¿no estás curado del todo?’... ‘mejor la noche de bodas, así nos portamos bien unos meses más y vos te curás’ ” (pág. 112). En cambio, la ida de Mabel a Buenos Aires clausura toda forma de comunicación con Juan Carlos. Procesos similares son vividos por la propia Nené, que construye a una imaginaria Doña Leonor en quien confiar las desventuras de su vida burguesa, en una relación que termina siendo sólo una trampa de Celina; y por la Raba, quien espera reencontrarse con Pancho a su regreso a Vallejos, y al de él desde La Plata: “¿Cuál es tu nombre? Le va a preguntar al Panchito, ‘yo me llamo Francisco Ramírez, y voy a estudiar de suboficial’ ” (pág. 145). Las expectativas siempre naufragan. Es el signo de un mundo sin salida. De este modo, la viuda Di Carlo se traslada a Cosquín para vivir con Juan Carlos, quien termina por hacerle hipotecar la casa y afectar la porción hereditaria de su hija: “Siento vergüenza de pedir otra cosa, para ese pobre muchacho, que viví en pecado con él, y ahora no está más, yo lo perdono, Dios mío, era un cabeza hueca... Si yo sabía que no tenía cabeza para la plata, ¿por qué le hice caso de hipotecar también lo de mi nena?” (pág. 154). Nené, por su parte, abandona a su esposo y va a Cosquín con sus hijos, en busca de algo que la reencuentre con la memoria de Juan Carlos, y llega hasta la pensión donde vivió con la viuda Di Carlo: “¿Quiere que le muestre la pieza?... Y él la nombraba muchas veces a usted, Nené... que usted era una buena chica, y que en un momento se iba a casar con usted... ¿vé qué linda piecita blanca? Esa era la cama de él... —No sé si irme o quedarme... —No, es mejor que se vaya” (pág. 207). Ese alejamiento, que le depara una suerte de peregrinación que finaliza con el pedido de la viuda Di Carlo de que se vaya, terminará con el reencuentro con su esposo: “Recordó los dos meses que habían estado separados a raíz de un incidente penoso, muchos años atrás. No se arrepentía de haber superado su orgullo para ir a buscarla a Córdoba” (pág. 217). 3.4 III. Los espacios elegidos son aquellos en los cuales los personajes han pretendido dejar atrás el pueblo. Ellos sólo parecen vincularse en una relación de uso mutuo y rivalidad. El mudarse a Buenos Aires es un intento por ser más que los otros, o por dejarlos atrás, ya que las mudanzas no son búsquedas de libertad sino escapes o exilios. El nuevo proyecto fallido del exilio, termina por reforzar el cerco al cual se sentían atados. Sólo La Raba escapa a este designio: Nené encuentra en su matrimonio, y en la vida cotidiana, una verdadera cárcel. La viuda Di Carlo termina por hipotecar su casa, y Mabel casándose por interés. Es un mundo cerrado que sólo puede abandonarse al precio de una renuncia, precisamente a la rivalidad y al uso de los otros. La evasión, la confrontación, la traición, o acatamiento de las convenciones sociales sólo conducen a nuevas frustraciones. De este modo, La Raba, quien ha ido a Buenos Aires, también acaba por elegir y vuelve al propio Vallejos, y, en su sometimiento, termina por ser el único personaje interiormente libre. 3.4. IV. Las distintas referencias al cementerio lo constituyen como un espacio simbólico. Hay elementos que tienen un valor simbólico: la higuera, la tapia, la obra de la comisaría cerrada con candado. Esos objetos, diferentes a los ámbitos de intimidad, se asocian a una espacialidad de movimiento. Por medio de ellos, Juan Carlos primero y Pancho después, acceden a la habitación de Mabel. El frío, la tapia, la Raba, el candado, son límites a esta circulación que lleva al placer secreto e inconfesable, pero también implícito y adivinado. El cementerio, en cambio, es el único escenario de inmovilidad, pero capaz de reflejar en esa inmovilidad un transcurso y clausurarlo. Es el símbolo no sólo de las vidas que acaban sino también de las que continúan. En las inscripciones de sus placas puede leerse una historia, pero parcial y falsa. La clausura que significa la muerte es la marca del sentido de aquellas vidas que concluyeron. Está alejado del pueblo. Es silencioso, pero ese silencio alude a las historias que encierra, es el silencio de aquello tácito, no dicho, que quienes están allí han llevado a su tumba. Es inmóvil pero se expande. Esta expansión es un testimonio de que esas historias son cada vez más lejanas. La primera mención corresponde a la fecha en que muere Juan Carlos, y la reseña de cómo transcurre en cada uno de los personajes: “El ya mencionado día sábado 18 de abril de 1947, a las 15 horas, los despojos de Francisco Catalino Páez yacían en una fosa común del cementerio de Vallejos. Sólo quedaba de él su esqueleto... El cementerio, muy alejado del pueblo, estaba trazado en forma de rectángulo y lo bordeaban cipreses en todo su contorno. La higuera más próxima se encontraba en una chacra situada a poco más de un kilómetro” (pág. 188). Para constituirse como elemento distante, y a la vez conclusivo, respecto de la acción, basta con reiterar la descripción: “El ya mencionado día jueves 15 de septiembre de 1968, los despojos de Francisco Catalino Páez yacían en una fosa común...” (pág. 215). Los nichos, recién construidos a la fecha de la muerte de Juan Carlos, ahora no sólo contienen a otros personajes, sino que han sido levantados dos paredones más. El ámbito del cementerio alude no sólo a un espacio físico sino a uno temporal. No es vehículo de posibilidades sino símbolo de vacío, incomunicación, falsedad, y de vidas que transcurren y concluyen vacías, sin dejar huellas perdurables y positivas: “Juan Carlos Todo bondad Hoy veinte años que te fuiste” (pág. 214). “¡Juan Carlos! Amistad fue el lema de tu vida... Esta vida en un sueño, el verdadero despertar es la muerte que a todos iguala. Sus superiores, camaradas y amigos de la Intendencia Municipal, a su memoria (pág. 190). La evocación desde la amistad, referida a alguien egoísta y ruin, o el recuerdo de aquellos que lo cesantearon por estar enfermo, es algo más que una ironía. Es la manifestación de una sociedad de vínculos ficticios que enuncia unas reglas y sigue otras. En este sentido no es una novela de personajes, sino más bien de una suerte de personaje colectivo, que es el pueblo y su hipocresía, exteriorizada en distintos estilos. La última mención del cementerio se refiere a Pancho, aludiendo, irónicamente, a la distancia que separa la fosa común de la higuera más cercana: si el personaje fue muerto por haber trepado por la higuera al jardín de Mabel, haciendo de ella una suerte de árbol de un fruto prohibido, también fue la causa de su muerte. Al pasaje sigue la última mención del pueblo, referida a La Raba, quien “se trasladaba en sulky desde su chacra... La casa del Panchito había sido construida por su suegro en los fondos del solar donde se levantaba” (pág. 217). Esta contraposición entre el espacio estático, que sintetiza todas las historias, con la casa recién construida, que remite tanto a un logro como a una vida posible de transcurrir en ella, subraya el carácter simbólico. 4. Boquitas azules, violáceas y negras En Historia de la literatura argentina, se señala que los personajes responden al estereotipo de la novela rosa, pero que “sufren una torsión” que introduce rasgos negativos dentro de ese estereotipo. Así, Juan Carlos, el galán, es bello pero también ruin y vividor. Nené renuncia egoístamente al amor de Juan Carlos porqué está enfermo de tuberculosis. También el elemento amoroso sufre una torsión. La historia de amor no es en realidad de amor sino de deseo. No hay entrega, no hay encuentro, no hay un otro con quien dialogar, porque el diálogo no es posible, sólo lo es la confrontación. La Raba, Mabel y Celina son quienes sobreviven. La narración muestra a Mabel y a la Raba el día de la muerte de Nené (15 de septiembre de 1968). Las diferencias y estereotipos sociales son enunciados simplemente con el rescate de los discursos circulantes: así, el correo sentimental postula: “Tu caso es típico de las jovencitas crecidas en el seno de un hogar feliz y próspero. Seguir con tu amorío (perdóname el término) significaría romper esa armonía familiar que ya sientes amenazada” (pág. 40). Al referirse a la tuberculosis, no la nombra. Juan Carlos, por su parte, acota en una foto “noviando con las chinitas”. Es decir, que simplemente se trata de tomar esas enunciaciones, que por sí mismas contienen las diferencias sociales que rigen a los personajes, cuya legalidad domina todas las relaciones. Hay un nivel inferior al de Mabel, que es el de Juan Carlos, y un nivel inferior a él, el de las chinitas, el de Pancho, el de la Raba. Las relaciones de sometimiento a ese orden rigen para aquellos mismos que están sometidos a él, que las imponen a quienes están por debajo. No hace falta enfatizar nada para enunciar esta realidad, sino simplemente tomar la textualidad de los discursos por las cuales se ejerce y circula. Puig ha explotado sus recursos hasta el final. Cuando las cartas de Nené y Juan Carlos caen al incinerador y uno de los manojos, “sin la cinta celeste que lo uniera. Se encrespaba al quemarse y se desparramaba por el horno incineratorio. Se soltaban las hojas y la llama que había de ennegrecerlas y destruirlas antes las iluminaba fugazmente: ‘...ya mañana termina la semana...’ ‘...que desconfiara de las rubias ¿Qué le vas a consultar a la almohada...’ ”, nos encontramos quizás ante un recurso sensiblero de novela rosa. Pero no es sólo eso, esta vez el recurso es también un símbolo, que nos hace sentir el frágil presente de un pasado que regresa en ese, su último instante, que nadie puede testimoniar porque los textos han sido arrojados al incinerador donde sólo el narrador los ve; el símbolo de vidas anónimas que escribieron su breve y secreta historia, y se perderán para siempre. Ya nada queda de ellas, ni siquiera su escritura. Ésta, como registro del momento, está destinada a sobrevivirlo, y al desaparecer, desaparecen doblemente el registro del momento, y con él el propio momento, así como la posibilidad de su evocación: ya no habrá ese testimonio de quienes lo vivieron. De ellos se ha perdido esa memoria concreta, ahora serán solamente objeto de una evocación más general e imprecisa. Hay dos modos, al parecer, de salir del laberinto del espacio marcado para unos y clausurado para otros por el egoísmo y la incomunicación: uno es el de Toto y Molina (en La traición de Rita Hayworth y El beso de la mujer araña: “echar a rodar ‘la narración infinita’ ” (Historia de la literatura argentina, pág. 937), es decir, cobijarse en el relato de películas, que fluye y tiene el poder de desdibujar lo real, el empezar a vivir cuando se apagan las luces y se enciende la pantalla, porque el mundo de la violencia y la dominación cede su lugar a la bondad, la aventura y el sacrificio. El otro es el de la Raba, capaz de traspasar un límite que hace de los otros eternos cautivos del pueblo y sus tramas, aunque no estén en él. El personaje degradado termina por ser el único capaz de estar más allá de ese mundo, o de encontrarle un sentido realizador. Cuando Puig murió en 1990, no era reconocido en la Argentina, a cuya crítica literaria había atribuido el rechazar sistemáticamente sus libros para reconocerlos solamente al salir el siguiente, al decir que el último no estaba a la altura del anterior. Ello, sin perjuicio de que creo que Boquitas pintadas es de sus obras más logradas, es un claro testimonio de esas canonizaciones antojadizas, típicas de las operaciones críticas para las cuales ahora Puig forma parte ineludible del canon. En aquel 1990 Oscar Hermes Villordo recordó que, estando en una playa de Brasil, había sentido las manos de alguien cubriendo sus ojos y preguntó quién era. La voz de Puig le respondió: “Soy una sombra de tu pasado”. Esta anécdota, la de una frase de radioteatro puesta a celebrar un reencuentro, es quizás lo que más lo singulariza, al haber descubierto su materia narrativa en un material desechado y quizás desechable, el mismo que pudo utilizar como nadie. ** Eduardo Balestena ebalestena@yahoo.com.ar Escritor argentino (Mar del Plata, 1955). Trabajador social, ensayista, escritor, funcionario judicial en la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata (CFAMDP) y docente en la Cátedra de Criminología de la Universidad Atlántida Argentina (http://www.uaa-mardeajo.com.ar). Ha publicado las novelas Ocurre al otro lado de la noche (Del Castillo Editores, Buenos Aires, 1987) y Ana, el interior del fuego (Editorial Melusina, Mar del Plata, 2000), la nouvelle El secreto borde de la luz (La-Lectura.com, 2001), el poemario La sala China (Red Internacional del Libro, Santiago de Chile, 1996) y los ensayos Lo institucional, paradigma y transgresión (Espacio Editorial, Buenos Aires, 1996; reeditado en 2003), Fiesta y pinturas en la posmodernidad de la exclusión (Ente Municipal de Cultura, Mar del Plata, 1997) y La fábrica penal, con prólogo del doctor Eugenio Raúl Zaffaroni (Editorial I b de F, Buenos Aires-Montevideo; Colección Memoria Criminológica), entre otros. Ha recibido, entre otros, el Primer Premio de Novela Del Castillo Editores (1986); el Segundo Premio del Concurso Nacional de Cuento Horizonte de Cultura (Junín, 1992); el Primer Premio del Concurso Nacional de Ensayo (Sade, Lanús, 1992); el Premio Lobo de Mar a la Producción Literaria 1996 (Fundación Toledo, 1997), y el Premio Alfonsina, del Ente Municipal de Cultura, a la Producción Literaria (1998). Artículos suyos han sido publicados en diversos medios digitales e impresos. === La frase del escritor Ricardo Martínez-Conde ===================== Aquel que ha escrito: “En invierno, con el cielo frío y las manchas de nieve, las amables curvas de las colinas y del río parecen perder cuerpo y peso, se convierten en leves líneas de un diseño, una elegante melancolía heráldica” (El Danubio, p. 117), merece nuestra confianza y a él podremos entregar nuestros secretos de lector sin temor a que éstos no sean bien guardados. Y es que sólo un hombre que ha querido situar, no sólo su cuerpo, sino también su espíritu, en el paisaje, es capaz de escribir así. Sin duda sus atributos serán los de un fiel y elegante y discreto confidente, pues ha sabido hacernos llegar, sin conocernos, la vieja y sencilla emoción que todos hemos querido sentir ante un paisaje, pero no lo hemos hecho por miedo a no saber expresarnos. Ahora bien, él lo ha hecho por nosotros, y el buen lector solitario se siente tranquilo a sabiendas de que alguien ha hecho granar nuestra oculta sensibilidad en bellas palabras. Cabría, no obstante, ir más allá, pues toda la obra de Claudio Magris, de hecho, constituye un regalo inapreciable para los sentidos. En primer lugar al oído, pues leerle es un ejercicio de pureza de los sonidos, tan bien y sencillamente elige las palabras de su pensamiento; pero también a la vista, por la sutileza y sencillez de su plástica expresión, por la virtud que encierran las cosas que mira, los paisajes que siente... Y a la vez para la inteligencia, en fin, por cuanto hay mucho de armonía aun en esos personajes semiocultos, tímidos, esquivos que ofrecen la cara de su duda antes que la de su felicidad, pero no por ello (acaso por su causa) poseen todo el componente humano que sería otorgable a un hombre, si bien atribulado, fiel a sí mismo y a la conciencia de que el tiempo será un aliado en favor del conocimiento, de la unidad, que es el germen de la belleza en las cosas. Claudio Magris patentiza a través de su pluma el fecundo desasosiego melancólico de quien ha de iniciar de inmediato una incierta búsqueda en sí mismo luego de leerle. Búsqueda que es una catarsis y un bien. Donde no existe la violencia, la fealdad o el rencor; sólo la grave diferencia de algo que ha de ser elegido para mostrar en un momento dado su unicidad libre, su significación, su presencia. Su literatura, así, es benéfica como pudiera serlo la más acreditada medicina para los sentidos. Leer El Danubio es viajar más allá, donde está el paisaje real, y más acá, por dentro, donde está la realidad de nosotros mismos. Leer Otro mar (por citar, aquí, sólo dos de sus obras) es comprender que la soledad se oculta bajo unos velos flotantes que una tarde cualquiera pueden llegar a posarse a la orilla del mar. “Por un momento es feliz, una felicidad que va y viene” (Otro mar, p. 53). Leerle es confirmar el tiempo, la realidad y la vida, y confirmarnos a la vez a nosotros mismos como referente y destinatario (de todo lo cual habremos de salir purificados) de un discurso tan alto como los árboles más verdaderos y tan necesario como el mar que nos acuna; tan grave como pueda exigirlo el hombre que sufre y tan alegre como pudiera expresarlo una mujer feliz. Su discurso es, en buena medida, una ofrenda a la religión, a la naturaleza. O bien, lo que es lo mismo, su discurso parte del corazón del hombre y va dirigido, tal como no podía ser de otro modo, al corazón del hombre. Y en medio queda todo lo demás, todo lo equívoco y a la vez integrador: la mujer, el mar, la vaga certeza de esa soledad que con él se posa cada vez que uno de sus textos concluye en un punto final. Su obra es una referencia vivificadora, alumbradora. Una compañía segura, al modo del regalo de un día primaveral. Cabe decirlo (y vale la pena decirlo), cuando parece que la literatura propia de estos tiempos agrestes es como si vagara desasida de significación y a la vez exigente con la libertad del lector; cuando el texto escrito va descendiendo hacia un protagonista que no es sino un hombre casual, no eterno; cuando las pasiones han desmerecido de su alto y trágico contenido permaneciendo de ellas sólo su cara peor, la violencia. No. No a la farsa embaucadora de la literatura sin savia, inerte y fría, lejos del calor del hombre. Y sí a la gravedad armónica de ese texto que, habiendo anidado bien en el hondón del escritor, nos llega cargado de sentido hasta el viejo hogar de lector donde nos encontramos. Y donde permaneceremos a la espera, sonrientes acaso cuando llegue el noble hacedor que ha de alentar nuestro ánimo un tanto esquivo a causa de las desilusiones; él, muy probablemente, si bien de un modo nuevo, nos remitirá “a las curvas de las colinas y del río, tal que leves líneas de un diseño; una elegante melancolía heráldica”. ** Ricardo Martínez-Conde csbgfrf@cesga.es Escritor español (Sanxenxo, 1949). Cursó los estudios de filosofía y letras y el doctorado en la Universidad Complutense de Madrid (http://www.ucm.es). Textos suyos han aparecido en la Revista de Occidente, el Boletín Galego de Literatura y las revistas Clarín, Claves y Extramundi. Además ha sido colaborador en diversos periódicos. Ha publicado los poemarios en gallego Lento esvaece o tempo (Milladoiro, 1990), Orballo nas camelias (Sotelo Blanco, 1993), O silencio das árbores (Espiral Maior, 1995), A núa lentitude (Follas Novas, 2001) y Compostela, vella memoria (3C3, 2003); y, en castellano, Los argumentos de la tarde (A.G., 1991), Sombras del agua (Endymión, 1993), Evoë (Calambur, 1997) y Los días sin nombre (Calima, 2000, premio Benasque de Poesía). En prosa ha publicado, en gallego, Os simbolos de Galicia (Cª Cultura, 1993) y Debullar (Galaxia, 1998) y, en castellano, Cuentas del tiempo (Pre-textos, 1994), La figura del Rey según Quevedo (Una lectura de la "Política de Dios") Ed. Endymión-Mº Cultura, Madrid, 1996, Alusión al paisaje (Calima, 2002). Ha recibido diploma de honor en el Concurso Internacional de Relatos Breves "Jorge Luis Borges" (California, 1992) y el premio Reimóndez Portela de Xornalismo (A Estrada, 1997). === Demonios del tiempo presente ========================================== === Desgracia de J. M. Coetzee Ernesto Gómez Mendoza ================= Debe haber, en alguna universidad del mundo, un semiólogo bien fundado, en capacidad de aportar información sobre las novelas en cuya composición se emplea el presente gramatical, descartando el pretérito indefinido tan acostumbrado, y, por lo mismo, ley casi de la composición novelística. Esa información quisiera que obrara en mi poder para que, a guisa de contexto, me valiera para encuadrar mi visión sobre Desgracia, novela de J. M. Coetzee redactada en sutil presente, en perpendicular presente que puede hasta ser opresivo. No recuerdo, por lo menos en la lectura reciente, un presente tan inquietante, que te despoja un poco del fuero de receptor cómodo y te implica hasta el cuello en esta historia que como las de Kafka tiene la virtud de hacer sumamente extraño a lo más obvio y familiar. En ese presente y en tercera persona Coetzee nos implica en el frágil espejo que permite testimoniar esta era de inautenticidad. Las frases en presente, con la extraña relación de narrador y personaje, que sugiere la que se da entre actor y consueta, construyen un avance por el relato como de cuerda floja que va a exigir del lector que se promueva a celoso hermeneuta. Si tal hermeneuta adhiere a ese presente en el que las circunstancias flotan como desperdicios en agua estancada, va a entrar en relación con un personaje de novela misterioso y desafiante a pesar de su desorientador aire de “yo no fui” y que por lo mismo es inevitablemente alusivo al individuo actual. El desarraigo de David Lurie es un motivo que se desmenuza en cada página de Desgracia, sus desplazamientos por un presunto orden urbano, por jardines y por corredores universitarios, por andenes en donde todo respira normalidad, encubren una errancia doliente e irremediable. Errar con rumbo incierto es, asimismo, su desplazarse sobre pensamientos circulares, obsesivos. Esta errancia, registrada en presente, es el primer asomo del virtuosismo de Coetzee, ese premio Nobel que hace dos o tres años nos ha caído de Suráfrica. Ese tiempo gramatical presente que en manos de inexpertos puede volverse un sendero de bostezos es la clave del libro, la clave de su composición, el medio justo para la historia de desolada ironía y cómica y aleccionadora tragicidad que es Desgracia. ¿En busca de qué vuelve una y otra vez al sexo el cincuentón profesor de literatura David Lurie, divorciado y empeñado en darle a la mediocridad una nota de elegancia? Coetzee nos proporciona algunos datos sobre sus andanzas académicas, Wordsworth y Byron. Sus bocetos de un drama sobre los últimos días de Byron, en Italia, cansado de Teresa, la última de sus conquistas. Lurie es un divertido retrato del intelectual literato consumido por un tema exclusivo, con ese característico complejito de superioridad apenas consciente, bastante egocéntrico. En el comienzo de la historia, acotar los alcances y las líneas maestras del ego autocomplaciente del profesor Lurie es sentar las premisas de la aventura central. Suráfrica, ese enigma de la historia, ese histórico desgarramiento entre dos visiones distantes, entre el tiempo circular tribal y el monstruoso tiempo unidireccional del cristiano blanco norteeuropeo, irá insinuándose en la aventura central, verdadero objeto de preocupación de Coetzee que trata de arrancar las claves que le permitan entender el significado de una nación birracial, bifronte, bipolar. En Byron, el romántico lord, es improbable encontrar claves sobre los patrones culturales de los clanes cafres o bosquimanos. A lo sumo les reconocería estado de semisalvajes sin los dones de la civilización en él tan generosamente servidos; sobre los cafres coincidía con los decentes comerciantes de Londres. Como patriarca de raza caucásica sucumbía periódicamente, igual que el profesor Lurie, a las urgencias del sexo. El sexismo, la creencia metafísica de que las mujeres son un medio de rubricar su estatus de centro del cosmos, en calidad de varón, es rasgo impopular de su héroe que, no obstante, Coetzee ilustra con suficientes datos. Citaré la frase que abre el relato porque proporciona una buena idea de la cuestión: “Para ser un hombre de su edad, cincuenta y dos años, y divorciado, a su juicio ha resuelto bastante bien el problema del sexo”. Al llevar esta situación a sus últimas consecuencias, Coetzee deja claro que este profesor tan pulido por la civilización tiene un lado secreto: es un varón patriarcal de la más pura estirpe con su prurito por montar a las hembras de su clan. Se revuelve contra la idea de ingresar a la fase de jubilación copulatoria y, por el empeño que pone en aferrarse al rol de patriarca con “derecho de pernada” vitalicio, sufre el despido de la universidad por el acoso de una bella estudiante de poesía romántica inglesa. Coetzee plantea esta circunstancia con un manejo magistral de la ironía, con el mejor, el de permitir que la ironía se desprenda mayormente de la situación maravillosamente descrita que de las capacidades ironizantes del autor. La aventura amorosa con la estudiante es el esqueleto narrativo sobre el que se monta la primera parte de Desgracia. En la segunda parte, Lurie se encuentra con un negro surafricano de su misma edad, un átomo del universo tribal precolonial, y en la misma forma indirecta la historia se encarga de demostrar la equivalencia patriarcal de las dos figuras. Uno de los primeros datos que aporta la segunda parte es que la única descendencia de David Lurie, el fecundador y viril, es una hembra, su hija Lucy. Y no sé cómo se las arregla Coetzee para plasmar la anomalía, la insidia comprendida en la circunstancia de carecer de descendencia masculina; pero visitar a Lucy en compañía de su padre es un asunto en el que está ausente la espontaneidad, la alegría del reencuentro, apenas velado por una mediocre cortesía. Y quizá en el hecho, enorme para un patriarca, de que Lucy es homosexual, se nos aporta otra clave y se da una vuelta más a la tuerca en este proceso de explicitar lo profundamente extraña que es la realidad más común y corriente, porque más cotidiano no puede ser todo. Y el mejor recurso retórico para relievar la extrañeza es ese narrar en presente que posterga las resistencias, que desencadena un proceso intuitivo de aprehensión de ecos y resonancias, de alusiones, de asociaciones que impresionan en ese presente ficticio tan capaz de evocar la experiencia directa. Ese enfrentamiento entre hija y padre tiene no sé qué cualidad bíblica. Coetzee como los redactores bíblicos es un maestro de la parquedad. Luego que unos jóvenes del clan de Petrus, el patriarca negro, asaltan la finca de Lucy y la violan después de atacar a Lurie, el libro adopta un estilo de coda para pulsar ese motivo arquetípico del “agon” de dos patriarcas rivales que intenta ser una exploración de los conflictos implícitos en la Suráfrica de hoy (queda la duda si lo que le sucede a Lucy, no es un sublimado castigo por rehusar jugar el rol de hija del patriarca y darle descendencia masculina). Una resolución del conflicto que propone Coetzee, queda inscrita en la aceptación por Lucy de la opción de ser madre de la creatura que tan agresivamente se ha plantado en su seno y las vueltas que su padre le da a la idea de ser abuelo al tiempo que pone los toques finales a su drama sobre Byron en Italia, un poco un comentario irónico sobre lo destructivo que resulta, cuando ya su época ha pasado, el andar marcando territorio como un alce o un caribú macho o como cualquier presidente o primer ministro de potencia mundial (con todo lo fuerte que es esta interpretación de la historia, es difícil no ver la trascendencia que concede a las conductas de conquista sexual y de conquista y demarcación de territorio, respectivas de Lurie y Petrus). Queda un átomo de incertidumbre sobre si Coetzee logra brindarle toda la amplitud a esta historia de toda pertinencia y universalidad, pero no hay dudas de que una ambición tal demuestra una grande talla novelística. ** Ernesto Gómez Mendoza nestogo@etb.net.co Crítico colombiano (Barranquilla, 1951). Reside en Bogotá. En 1975 comenzó a ejercer la crítica de cine, principalmente en el diario El Heraldo (http://www.elheraldo.com.co). Ha publicado trabajos de crítica y periodismo cultural en medios como El Espectador (http://www.elespectador.com), Cinemateca, Nueva Frontera, Quimera y, más recientemente, Número (http://www.revistanumero.com). === José Faneite: Memorias de Gañango Ana Berta López ================ Al enfrentarnos a la obra de Faneite, estamos entrando en un submundo del mundo en que vivimos. Porque Faneite necesita estar constantemente contando a través de sus cuadros y de sus tallas su impresión personal del acontecer diario. El artista toca todos los puntos: La Última Cena, La Bendición de las Aguas, El Porteñazo, Santa Bárbara, Bárbaro Rivas... y así muchísimas imágenes más. Expresa su opinión y su visión tanto del entorno como de hechos o seres que lo han impactado. Para esto, todo material que encuentra es un aliado para lograr la meta; así hallamos trabajos elaborados en una llamativa variedad de materiales y texturas, aunque los más constantes sean el óleo y los marcadores. Me llama la atención el uso del marcador y se me ocurre que sea en parte por la rapidez, aquello de la inmediatez y también por la firmeza y contundencia del trazo con ese utensilio. Faneite es un narrador de la vida a través del lienzo, marcadores y pintura; un detalle muy significante de su trabajo es que la mayor parte de su obra se basa en vivencias o imágenes vistas, obviamente su imaginación tiene mucho que ver en la realización de sus obras, pero casi todos sus trabajos parten de un momento, una anécdota, una imagen que ha visto pero sobre todo que ha internalizado. Un ejemplo de esto es la recurrencia de la imagen de Jesucristo en sus cuadros. Por su condición de cristiano evangélico, absolutamente entregado a su fe, Faneite ha interiorizado profundamente sus lecturas de la Biblia y su conocimiento de Jesús al punto de pintarlo junto a sus apóstoles en la última cena con un sentimiento tal que pareciera que compartió ese momento y lo pinta de memoria. Es un artista de la pintura conocida como ingenua. Desde el jueves 26 de julio y por todo el mes de agosto, podemos disfrutar en el Ateneo de San Cristóbal (Venezuela) la exposición “Memorias de Gañango”, de este pintor y tallista venezolano oriundo de Puerto Cabello, estado Carabobo. Esta muestra viene apadrinada, por así decirlo, por el gran maestro Juan Calzadilla, quien escribió los textos del catálogo de presentación, acompañó al artista en la inauguración y brindó unas hermosas y cálidas palabras para referirse a la obra que disfrutaríamos. Con estas líneas me uno a la cruzada que mantiene Juan Calzadilla en pro de difundir la obra de Faneite. Es hora de dar a conocer este talentoso y humilde artista venezolano, maestro sabio con sus pinceles y marcadores y hombre de una larga y profunda vivencia personal y social, que nos relata a través de su obra y que sin duda alguna merece ser reconocida y apreciada en su valía. ** Ana Berta López ablaconsta@yahoo.es Fotógrafa y actriz venezolana (Caracas, 1963). Cursó estudios en el Taller de Actuación Luz Columba, de Nelson Ortega, en 1986, y en 1990 cursó el Ciclo Básico de Arte Dramático en el IFAd y el Taller de Elaboración de Libretos para TV con Mariela Romero. Al llegar a San Cristóbal, Táchira, donde reside actualmente, tomó el Taller de Actuación para Cine y TV con Miguel Ponce, en 1998. En teatro hizo la obra Avenida Lecuna, con el grupo Arriba El Telón, en 1989, mientras en televisión se desempeñó en Radio Caracas Televisión como actriz destajista en varios programas tales como Selva María, Señora, Abigaíl, Mi Amada Beatriz y otros. Desde 1997 ha trabajado como docente independiente de actuación en la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Táchira, la Unidad Educativa Bolivariana Páramo de La Laja y el Colegio Don Bosco, entre otros entes. Como fotógrafa cursó los talleres “Fotografía y cultura popular”, dictado por Mariano Díaz, y “Revelado y copiado blanco y negro”, con Gustavo Carmona, ambos en la Fototeca del Táchira. Ha presentado sus trabajos en la exposición colectiva “Creadores del hecho fotográfico”, en la Fototeca del Táchira (2004), y en las individuales “Capturando egos”, en la Casa Steinvorth (1999); “Ojos de miles miradas”, en la Fototeca del Táchira (2004), “Aunque sean tonterías, ¡escríbeme!”, en el Consulado de Venezuela en Cúcuta y en el Ateneo del Táchira (agosto y noviembre de 2005) y “¡A escena!”, en la Casa Sindical San Cristóbal (2006). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Juan Pomponio, viajero de la palabra ================================== === “La poesía no debe tener fronteras” Rafael Ortega ================ Cuando nos recrea su aventura, inmediatamente nos viene a la memoria la emocionante historia que nos relata Jack Kerouac, figura representativa de la beat generation, en su novela En el camino. Eran las seis de la tarde del ocho de febrero cuando Juan Pomponio abordó un bus que lo llevaría de Buenos Aires a Mendoza, en Argentina; después siguió hasta Santiago de Chile, donde conoció a Luis Arias Manzo, a quien considera un gran poeta hermano y quien le acompañó en una gira por la patria de Neruda. Más adelante continuó su periplo, cruzó el desierto de Atacama; “fueron treinta y dos horas de viaje en un vehículo destartalado, roto”, confiesa el poeta. De allí siguió al Perú, para recorrer Cuzco, Lima, Trujillo y Tumbes, desde donde cruzó la frontera en taxi y en moto hasta llegar a Ecuador, dejando su huella poética en Guayaquil durante cuatro días antes de partir a Quito, luego a Ipiales y Tulcán. Una vez en Colombia, visitó Bogotá, Villavicencio y otras ciudades hasta que pisó tierras venezolanas cuando llegó al estado Táchira y aquí lo tuvimos entre nosotros, en Maracay, estado Aragua, donde participó en una lectura organizada por la Biblioteca Pública Central Agustín Codazzi, y aprovechamos la oportunidad para conversar con él y escuchar de su propia voz las experiencias vividas. —Provienes de un país donde se produce mucha literatura. Coméntanos sobre el panorama actual en Argentina en cuanto a la escritura. —Es un grupo muy selecto de escritores que están encaramados allá arriba, quienes se desviven por llegar a esa posición. Es un grupo que está ahí, pero me parece que el movimiento cultural más fuerte está en países como Venezuela, Colombia, entre otros. —¿Cuáles autores argentinos recomendarías? —Me gustan Borges, Bioy Casares... Alguien me preguntó si me gustaba Cortázar y le dije que no he podido digerir Rayuela, aunque reconozco que es uno de los clásicos, pero nunca pude pasar de treinta o cuarenta páginas de esa novela. —¿Y los contemporáneos? —En realidad no estoy al tanto del movimiento contemporáneo argentino. No formo parte de ese círculo literario. Me cuesta integrarme, como que me aburro mucho allí. —Tengo entendido que aparte de escribir poesía, también eres artista plástico, ¿te inicias en el mundo literario buscando otra manera de expresión? —No, al contrario, me he dedicado de lleno a la literatura, también me gusta dibujar y pintar, pero la pintura siempre ha estado en un segundo plano, aunque eso no significa que en cualquier momento pueda retomarla. Mi caso es muy particular. Antes de los treinta años yo no era un hombre de lecturas. Comencé a escribir poesía, relatos y ensayos a partir de los treinta años. Hoy tengo cuarenta. Empecé a escribir de grande. No me considero un hombre muy erudito en letras. No estoy formado en ninguna universidad. Escribo porque siento que viene la palabra y la plasmo en el papel, siempre tratando de mejorar y corrigiendo algunas cosas. —¿Cuál es la función de un escritor? —Traspasar las fronteras, llevar un mensaje real de lo que sucede en la humanidad, sobre las ideologías que nos separan, las costumbres que nos rigen, tratar de despertar conciencias para que el hombre pueda desarrollarse en armonía, más allá del rechazo. La poesía no debe tener fronteras. ** Rafael Ortega rafaelortega@letralia.zzn.com Escritor venezolano (Maracay, Aragua, 1969). Es técnico superior universitario en publicidad. Ha sido jurado en concursos literarios del estado Aragua. Textos suyos han sido publicados en revistas y periódicos venezolanos, así como en las antologías Narrativa aragüeña en Tierra de Letras (Senderos Literarios, 1997), Narrativa de Aragua (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 1997) y Muestra de minificción aragüeña (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 2001). En 2002 publicó su libro de cuentos La última sutileza del diablo. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Los hombres poderosos y las mujeres como objetos del deseo ============ === en Cien años de soledad, Los recuerdos del porvenir y Pedro Páramo: === === Una obsesión peligrosa Rubén Sánchez Féliz ======================= Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mis carnes; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Génesis: 2: 22, 23. ...Es imposible que nos separemos sin que prometas concederme lo que te pida. Sólo una mujer tan monstruosa y deforme como yo estaría dispuesta a concederme su amor; una mujer que fuera en todo semejante a mí, que poseyera incluso mis defectos. ¡Y tú debes crearla! Mary Shelley (Frankenstein). La novela latinoamericana dejó sus huellas durante el recién pasado siglo XX. Tal como se dio en otras artes, la literatura de América Latina fue marcada por las mezcolanzas culturales. La riqueza y variedad de puntos de vista de los escritores de esta vasta región contribuyeron, en gran parte, al lanzamiento de ese sello inconfundible, de esa voz elástica y singular que, como un feto, fue tomando forma, hasta brotar de su órbita restringida, tomar vida propia y echarse a andar por el mundo con la libertad de un bohemio; diciendo presente y vociferando a voz en cuello: “¡Yo existo!”. De esta manera, el lector universal tropezó —acaso inadvertido— con una forma de novelar donde los personajes (adefesios abigarrados, todólogos excéntricos...), el espacio (Ixtepec, Comala, Macondo), el tiempo (un pez furioso fuera del agua) y la cotidianeidad (la nuestra: esa que descose el aire, escupe mariposas amarillas y detiene el tiempo) interactúan de una forma tal que, para digerirla, hubo de verla como un cuadro indivisible donde, no obstante, cada matiz se desgajaba como una cebolla y resplandecía cual sede independiente. Tres de las novelas más representativas del estallido novelístico latinoamericano durante el siglo en cuestión son, sin lugar a duda, Cien años de soledad, del escritor colombiano y premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez; y Los recuerdos del porvenir y Pedro Páramo, de los mexicanos Elena Garro y Juan Rulfo, respectivamente. Por las páginas de estas obras transitan unos personajes que, bien sea dicho, representan una realidad difícil de describir en forma llana y lineal. Si bien debo aclarar que en estos trazos no intento hacer un análisis mágico-realista ni viceversa, me consta que, muy a mi pesar, será imposible eludir enteramente tales circunstancias. Aun así, creo lícito señalar desde ya que sólo busco acercarme a la relación obsesiva y desnivelada que sostuvieron algunos de los personajes de las obras sugeridas. Me refiero a la extraña convivencia entre el coronel Aureliano Buendía y la impúber Remedios Moscote, en Cien años de soledad; el general Francisco Rosas y la ausente Julia Andrade, en Los recuerdos del porvenir; y el latifundista Pedro Páramo y la vejada Susana San Juan, en Pedro Páramo. Veremos aquí a tres hombres poderosos que sienten un amor obsesivo hacia tres mujeres que, de una forma u otra, les son inasequibles. El matrimonio entre Aureliano Buendía y Remedios Moscote duró poco. El amor dispuso su trampa durante una visita casual en la que Aureliano acompañó a su padre a la casa del nuevo corregidor de Macondo, don Apolinar Moscote. Allí fue que el coronel vio por primera vez a Remedios y desde entonces no pudo vivir en paz: “La imagen de Remedios, la hija menor del corregidor, que por su edad hubiera podido ser hija suya, le quedó doliendo en alguna parte del cuerpo” (153). Este enamoramiento instantáneo de Aureliano puede ser interpretado como el inicio de una relación incestuosa, no sólo por la diferencia de edad, sino también por la insistencia del narrador en subrayar tal diferencia utilizando como analogía la relación entre un padre y una hija: “Quería quedarse para siempre junto a ese cutis de lirio, junto a esos ojos de esmeralda, muy cerca de esa voz que a cada pregunta le decía señor con el mismo respeto con que se lo decía a su padre” (160). Esta idea se reitera en varias ocasiones en boca de distintos personajes. Cuando Aureliano le cuenta a Pilar Ternera que estaba enamorado de Remedios, ella estalló en una carcajada y le respondió en tono de burla: “Tendrás que acabar de criarla” (163). Es claro que estamos ante una relación atípica, donde un hombre hecho y derecho se enamora de una niña de apenas nueve años. Si bien al principio todo parecía apuntar a que este absurdo y extraño amor se sofocaría en el intento, no fue así: la obsesión de Aureliano Buendía derruyó cuanto obstáculo encontró en su camino para llegar, con aire marcial, a obtener el permiso de casarse con una niña que aún se orinaba en la cama. La ofuscación de Aureliano fue tal, que empezó a escribir versos y todo cuanto lo rodeaba lo hacía pensar en Remedios: “Aureliano los escuchaba porque todo, hasta la música, le recodaba a Remedios” (160). Ensimismado en su soledad, enclaustrado como oso polar en su laboratorio junto a Melquíades, Aureliano no pensó un instante en los años que le llevaba a Remedios. Tampoco pensó en cómo la impúber percibiría el complejo concepto del matrimonio. Cuando fueron a pedir su mano, la niña estaba durmiendo y chupándose el dedo. Ante la pregunta que le hiciese la madre (que, dicho sea de paso, la sacó de la cama y la llevó a la sala cargada en sus brazos) que si era cierto que pensaba casarse con Aureliano, la niña pegó a lloriquear y sólo pidió que la dejasen dormir. El argumento inicial de los padres ante la petición, lógico por demás, se reducía a la probabilidad —y la esperanza de que así fuese— de que Aureliano se hubiese equivocado de nombre. Pero no fue así, y Aureliano estaba dispuesto a todo para alcanzar el permiso de los padres, con el cual, posteriormente, podría casarse con Remedios. Y era que el amor no le daba un minuto de sosiego: La casa se llenó de amor. Aureliano lo expresó en versos que no tenían ni principio ni fin. Los escribía en los ásperos pergaminos que le regalaba Melquíades, en las paredes del baño, en la piel de sus brazos, y en todo aparecía Remedios transfigurada: Remedios en el aire soporífero de las dos de la tarde, Remedios en la callada respiración de las rosas, Remedios en la clepsidra secreta de las polillas, Remedios en el vapor del pan al amanecer, Remedios en todas partes y Remedios para siempre (161). Consumado el matrimonio, todo pareció adquirir cierta normalidad. Con el tiempo Remedios se entregó a su vida de esposa y, de alguna forma, mitigó la soledad de la familia —al menos momentáneamente. No sólo “cumplió debidamente su rol de esposa”, sino que fue más allá y, entre otras cosas, atendió al patriarca de la familia que estaba olvidado y dejado en el patio como un mueble en desuso. Ella, a pesar de su corta edad y su falta de experiencia, impregnó el hogar de los Buendía de amor y solidaridad. Se puede decir que Remedios, muy a su pesar, encontró en su matrimonio una inusitada felicidad pueril. Pero, para el dolor de todos, la joven esposa murió repentinamente envenenada tras tomar un café con láudano que Amaranta había preparado con el objetivo de aplazar el matrimonio entre Rebeca y Pietro Crespi: “La pequeña Remedios despertó a media noche empapada en un caldo caliente que explotó en sus entrañas con una especie de eructo desgarrador, y murió tres días después envenenada por su propia sangre con un par de gemelos atravesados en el vientre” (183). Aureliano —y su familia— volvió a sumirse en el aislamiento sistémico que lo caracterizaba: estaban condenados a cien años de soledad. La maldición de la familia destruyó cualquier contingencia de felicidad duradera. Tampoco fue duradera la felicidad del general Francisco Rosas. Cuando éste llegó a Ixtepec a establecer el orden, logró que el lugar temblase de miedo ante su presencia. Su poder y su presteza para arrebatarle la vida a quien se atreviese a alterar “el orden” en el pueblo, lo convertían en un hombre temible. Sin embargo, había en él algo que lo reducía a una hormiga y, para su zozobra, ese algo era un asunto de dominio público: todos sabían que el general andaba triste; asimismo, todos estaban al tanto del porqué de su tristeza, pues ese algo tenía nombre y apellido y una belleza que acariciaba lo irreal: Julia Andrade. Frente a Julia, el general Rosas era un Sansón ante las tijeras de Dalila o, más aun, era el talón vulnerable de Aquiles, el que Tetis no pudo sumergir en las aguas de Estigia para inmortalizarlo. La presencia misma de Julia lo colmaba de una mezcla extraña donde despuntaban el bienestar, los celos, la incertidumbre y, ultimadamente, la tristeza..., una profunda tristeza. Julia era la querida de Francisco Rosas. De su pasado sabemos poco. Se comenta, empero, que el general se la había robado de un pueblo para hacerla su amante. Pero en este caso la cura resultó ser peor que la enfermedad. El general se la pasaba borracho, como si sólo el alcohol aliviara su incapacidad de poseer el amor de Julia. Ella se entregaba a él (¿se entregaba Julia realmente a Rosas?), pero el general sabía que no le pertenecía, que había algo en ella que le era inaccesible, que le estaba vedado, y su mera presencia (su cuerpo desnudo, su sonrisa, su mirada ausente) le era como un dialecto extraño que no lograba penetrar. Julia, por su lado, existía impávida, indiferente, como un maniquí: atrapada en un pasado desconocido, rebuscando los besos y las caricias de algunos hombres que se quedaron grabados para siempre entre los intersticios de su memoria. Ella se extasiaba estando incluso frente a Francisco Rosas. En ocasiones, ella confundía su mirada, su voz, su frente: Julia se acercó y se inclinó sobre su rostro pálido. —Te dio el sol —dijo, mientras le pasaba la mano por la frente. Francisco Rosas no contestó. Alguna vez en el pasado Julia había hecho el mismo gesto, quizá ni siquiera era a él a quien le pasaba la mano por la frente, y él, Rosas, la veía dentro de su memoria acariciando a un desconocido. —¿Es a mí a quien le tocas la frente? Julia retiró la mano como si la hubieran quemado y asustada se la guardó en el pecho. Detrás de sus párpados huyeron veloces unos recuerdos que Rosas alcanzó a vislumbrar. (...) —Ven, Julia, ven con cualquiera. No importa que Francisco Rosas sea tan desgraciado (81, 82). En esta cita podemos apreciar cuán grande era la desdicha de Rosas. Él sabía que nunca tendría a Julia para sí, que si bien podía disponer de su cuerpo, ella (su esencia, acaso lo que llamamos amor) era como el aire, y que él, ingenuo enamorado, tiraba manotazos ciegos para capturar lo inasible. Esta certidumbre lo torturaba por demás. Julia no nació para ser dada, y el general lo sabía. Por tal razón se la pasaba llorando, buscando como loco borrar un pasado indeleble; y en esa búsqueda la contemplaba por horas interminables, como tratando de componer un rompecabezas y encontrar, por fin, una luz en ese pasaje lóbrego que representaba la vida de su amante. Pero Julia no se daba nunca. Tal vez por ello se detuvo el tiempo, lo que ayudó a que Julia se escapara como una gota de mercurio hacia esos parajes desconocidos, eternamente oscuros, acompañada de Hurtado, su antiguo amor. Tan pronto se nos presenta a Pedro Páramo escuchamos la primera alusión a Susana San Juan. Hay tres factores importantes en esa primera mención que dan pie a que el lector se dé cuenta de que está ante una ocasión perdurable: la lluvia, el recuerdo de la niñez y el encierro. Pedro Páramo, desde muy niño, se enamora de Susana San Juan. Ella parte con su padre hacia otro pueblo, pero él, aun llevando la vida intensa y perversa que lo caracteriza, nunca la olvida. Tanto es así que tras su primera partida (hubo dos partidas, y en ambas Pedro Páramo adopta la misma actitud de muda contemplación) pasó mucho tiempo observando el camino por donde se fue, pensando que nunca más la volvería a ver. Pero el destino se la devolvió, aunque ya no era la niña aquella que él amó. Páramo hizo que Susana San Juan volviese hacia él. Y la volvió a tener treinta años después de su primera partida. Estando junto a ella, Pedro justificó sus maldades y robos, porque, según él, lo hizo por Susana, para darle todo. Pero la Susana que regresó fue una mujer cambiada, trastocada, con un trastorno psicológico que la reducía a un gemido sudoroso bajo las sábanas de una pesadilla eterna. Susana mantuvo una relación incestuosa con su padre, Bartolomé San Juan, y nunca se recuperó completamente de ese tumulto emocional. Entonces, ¿qué recibió Pedro Páramo? Un recuerdo, no más. Porque Susana San Juan nunca le perteneció. Ni estando casados, ni habiendo liquidado a Bartolomé San Juan, ni poniendo todo cuanto tenía a sus pies. Susana ya no pertenecía a este mundo y, por lo tanto, no podía pertenecerle a Pedro Páramo. Así que lo mismo hubiese dado si Pedro se hubiese quedado alimentando el recuerdo de su niñez donde, tal vez, únicamente, pudo poseer alguna parte de Susana: acaso la sonrisa imberbe, o la caricia pueril que lo marcó para siempre. La presencia de Susana San Juan se convirtió en el castigo de Pedro Páramo. En vez de encontrar en ella la felicidad, Pedro se topó con una mujer demente que lo hundía cada vez más en el mundo de la desmoralización y la desesperanza. Él se conformaba con mirarla y pensar en ella, en lo que no podía ver, en aquello extraño que acaecía dentro de su cuerpo desnudo, gimiendo y revolviéndose como un gusano sobre la cama: “Desde que la había traído no sabía de otras noches pasadas a su lado, sino de estas noches adoloridas, de interminable inquietud. Y se preguntaba hasta cuándo terminaría aquello” (151). Y así vivió Pedro Páramo hasta el día en que su amada Susana San Juan murió. El día de su entierro se indignó porque en Comala, en ese pueblo que hasta cierto punto le pertenecía, la gente se divertía en la feria, con los gallos, tomando alcohol y escuchando música. Pero Pedro Páramo juró vengarse: se cruzó de brazos para que Comala y su gente murieran de hambre. Dicho y hecho. Pedro Páramo se desconectó del mundo como un televisor descompuesto, y se sentó a ver el camino del cielo, por donde Susana San Juan emprendió su segunda partida: “No creas. Él la quería. Estoy por decir que nunca quiso a una mujer como a ésa. Ya se la entregaron sufrida y quizá loca. Tan la quiso, que se pasó el resto de sus años aplastado en un equipal, mirando el camino por donde se la habían llevado al camposanto. Le perdió interés a todo” (137). Como podemos ver, en las tres novelas citadas los hombres pierden el poder porque pierden ante el amor. Tras la muerte de Remedios, Aureliano Buendía regresó a su soledad habitual. Entre tanto, Francisco Rosas no fue el mismo tras la huida de Julia; aparte, la misma presencia de ella lo mantenía sedado, viviendo en un mundo nebuloso, entre alcohol, celos, agresión y lágrimas. En cuanto a Pedro Páramo, podemos decir que pudo destruir a todos menos a Susana San Juan. Incluso ese recuerdo pulcro de su niñez se vio manchado con las pesadillas y la demencia de Susana. Estamos, pues, ante una situación que se repite, una obsesión dañina que prevalece y destruye a los que participan en ella. Algo que sí podemos decir con claridad es que estas parejas desde un principio apasionan al lector, y sus vivencias, indiscutiblemente, se quedan impresas para siempre en esa maraña que llamamos memoria. Obras citadas • Garro, Elena. Los recuerdos del porvenir. Editorial Joaquín Mortiz. México, DF, 1999. • García Márquez, Gabriel. Cien años de soledad. Cátedra. Madrid, 2004. • Rulfo, Juan. Pedro Páramo. Cátedra. Madrid, 2004. ** Rubén Sánchez Féliz elescribidor1@aol.com Poeta y narrador dominicano (1973). Emigró a los Estados Unidos en 1986. Tiene un asociado en artes liberales y ciencias de Hostos Community Collage (http://www.hostos.cuny.edu) y una licenciatura en pedagogía de New York University (http://www.nyu.edu). Es miembro de la tertulia literaria Aguafuerte. Recibió mención honorífica en el concurso de cuento Virgilio Díaz Grullón 2002 con su cuento "La morada de la Muerte". Resultó finalista en el concurso de poesía Abrace 2001, en Uruguay. Cuatro de sus poemas aparecen en el libro Letras derramadas, uno de ellos traducido al portugués. Está incluido en la antología de nuevos cuentistas hispanos Los magos del cuento. Tiene publicada la novela El décimo día. Sus trabajos han sido publicados en la Internet, revistas y suplementos culturales. Actualmente es coordinador de Talleres en el Comisionado Dominicano de Cultura en Estados Unidos y codirector de la tertulia-taller literario "Nosotros Contamos". === Hestia moderna María Angélica Franco Frías ======================= Presentando a Hestia En la mitología griega, Hestia es la diosa del hogar, o más apropiadamente, del fuego que da calor y vida a los hogares. Era la primogénita de los titanes Cronos y Rea, y la primera en ser devorada por su padre nada más nacer. Aunque amada por Poseidón y Apolo, juró sobre la cabeza de Zeus permanecer siempre virgen, a lo que el rey de los dioses correspondió cediéndole los lugares preeminentes de todas las casas y la primera víctima de todos los sacrificios públicos, por evitar con su negativa una primera disputa entre los dioses. No obstante su preferencia, Hestia renunció a su escaño en el Olimpo a favor del recién llegado Dionisio, y prefirió retirarse a vigilar el fuego sagrado de los dioses. Como la diosa del hogar y de la familia, Hestia apenas salía del Olimpo, y nunca se inmiscuía en las disputas de los dioses y los hombres, por lo que paradójicamente pocas veces aparece en los relatos mitológicos a pesar de ser una de las principales diosas de la religión griega y, posteriormente romana. Muestra de esta importancia es el hecho de que Hestia era a la primera que se le hacían ofrendas en todos los banquetes, antes incluso que a Zeus. Se le solían sacrificar terneras de menos de un año, aludiendo a su virginidad. Ovidio narra una escena en la que Príapo, borracho, había intentado violar a Hestia en una fiesta a la que habían acudido todos los dioses y tras la cual se habían quedado dormidos. El rebuzno del asno de Sileno despertó a la diosa justo cuando su agresor se abalanzaba sobre ella, dándole tiempo suficiente para huir despavorida originando una situación bastante cómica (1). Algunas Hestias en la literatura Siglo XIX. Beth, la Hestia que muere joven: Elizabeth “Beth” March, personaje menor en Mujercitas, es la niña juiciosa, muy tímida y dulce, cuya personalidad se contrapone a los caracteres más humanamente estructurados de sus hermanas en la obra de Louisa May Alcott. Cada una de ellas encarna los rasgos distintivos de la naturaleza femenina, más exactamente del pensar y sentir de las norteamericanas durante la época de la Guerra de Secesión. Sin embargo, Beth ilustra con facilidad los rasgos de una aspirante a entronizarse en los altares de la diosa, constituyéndose en un tanto aburrido dechado de virtudes, a quien se le otorga cierta dosis de verosimilitud de su condición mortal, al enfadarse tan sólo una vez a lo largo de la trama. Aparece discretamente junto a Meg, Jo y Amy, siempre en casa ayudando a la vieja Hannah en la cocina, tocando el piano o haciendo esporádicas excursiones al mundo exterior para visitar a los más menesterosos de su comunidad. Por ser demasiado delicada y retraída, nunca asiste a la escuela, siendo la educación pilar fundamental en la escala de valores de las March, llevando a Jo a cuestionarse acerca de por qué le estaba vedado asistir a la universidad como su amigo Laurie; más tarde le resulta impensable enamorarse y formar un hogar propio, so pretexto de no querer abandonar el cuidado diario de la familia. Esta pequeña, ejemplar y compasiva Hestia, termina sucumbiendo ante la enfermedad que la atacó desde la adolescencia, sin atreverse siquiera a considerar su propio bienestar emocional, para evitar preocupaciones por su causa. Siglo XX. Irene, una Hestia con rasgos de Penélope: En “Casa tomada”, uno de los cuentos de Cortázar, Irene representa el arquetipo de lo femenino, complementando la pareja que forma con su hermano. La construcción de su personalidad se asemeja a la de la protectora del fuego de las chimeneas y custodia del fuego sagrado de los dioses; encarnación de la modestia hogareña. Su humildad, reflejada en “ser una chica nacida para no molestar a nadie”, que también se olvida de sí misma, dejando de lado sus necesidades y parte afectiva al rechazar a dos pretendientes para dedicarse por completo al cuidado de su pequeño universo doméstico, que encierra toda su vida y la de sus antepasados, amparada por la estabilidad de una renta fija que le permite mantener holgadamente su aislamiento. La existencia de caracteres como el de Irene se encuentra determinada por el compromiso de retribuir todo el amor y protección recibidos desde la infancia, traducido en abnegación incondicional y reducción de toda posible controversia en el seno de su entorno. Como la Vesta grecorromana, es una persona asocial, entregada al cultivo de su mundo interior, el cual revela mediante su diario quehacer, teniendo como versión masculina a Hefestos, que trabaja en la forja; Hestia, hace lo propio en el hogar. Paulatinamente, el mundo de Irene se resquebraja, forzándola al final a abandonar su cómoda rutina, cuando el hermano se da cuenta que la casa ha sido tomada en su totalidad y se lo comunica, aunque ella ya lo presentía; en ese momento uno de los interminables tejidos de punto elaborados para posibles pero indeterminados futuros dueños, cuelga de sus manos en tanto que parte de las hebras de lana quedan atrapadas del otro lado de la casa. Al preguntarle a su hermano si tuvo tiempo de traer alguna cosa, presumiblemente de valor, él recuerda el dinero que quedó en un cajón, cayendo en cuenta que quedaron sólo con lo puesto. Tira la llave a la alcantarilla para que nadie entre a robar a esa hora de la noche, con la casa tomada. La casa esclaviza a los hermanos al punto de aislarlos en un ámbito seguro y repetitivo, impidiéndoles llevar una vida considerada más normal; desconociendo otras posibilidades de existencia al estar inmersos en su peculiar realidad, por lo que la ocupación de la casa puede interpretarse como una liberación disfrazada de pérdida. Siglo XXI. Ana Crista, aquella profesional exitosa que creyó padecer el Síndrome de Hestia: Por estos días, ya las mujeres no se conforman con un tibio lugar en la oscuridad a puertas cerradas. Margarita Posada nos trae a su antiheroína en De esta agua no beberé, la locutora estrella del espacio radial de las mañanas en Bogotá, inusualmente bella y vivida, con una separación a cuestas como parte de la avalancha de tribulaciones que la llevan a intentar suicidarse, mientras toda su existencia, con sus errores y aciertos, desfila ante sus ojos distorsionados por los efectos del alcohol combinado con calmantes. Nada más distante al comportamiento esperado en una diosa de reputación intachable que escaparse un fin de semana a Cartagena con el novio de otra, siendo plenamente consciente de en qué se estaba metiendo. Sin embargo, indagando el posible origen de lo que atormenta a Ana Cristina, recurre al análisis de un peculiar y poco conocido estado psicológico que resume sus sentimientos, el Complejo de Hestia, descrito como: Síndrome que afecta a mujeres de clase alta influyente que tienen todo lo que necesitan. Son demasiado afortunadas y amadas y se desmoronan porque no pueden entender por qué merecen su buena fortuna. Responden a sus complacientes vidas, revirtiéndose al misterio de la infancia, lo cual aparece como rechazo a los bienes materiales y al amor (específicamente al sexo). Hay una contradicción debido a que su condición complica la vida de los demás, pero para ellas, tratan de simplificar las cosas. Se identifica con la fiel divinidad “...del gozo doméstico, esa que nunca se casa y que protege con celo a los niños desprotegidos y huérfanos, a los desdichados niños que los adultos olvidan que eran cuando crecen”. Habiendo conocido “el amor y todos sus manjares... también el sexo y todos sus caminos, sus escondites...” creía sufrir de esa Hestia, la que “no quería ni podía hacer que su vida girara alrededor de un macho, así fuera un dios o un mortal”. Llega a cuestionar la virginidad de Hestia en sí, remitiéndola a la inocencia infantil a la que recurre como mecanismo de defensa ante sus propios deseos y los que generados en los hombres presentes en su vida, en un intento desesperado por simplificar su realidad, incapaz de afrontarla agobiada por sus propios temores e inseguridades. Sólo hasta que los embates de la vida la golpean de manera inmisericorde y reiterada, podrá Ana Crista aprender a través de la tragedia, la posibilidad de abandonar el viejo hábito de cargar con culpas propias y ajenas, aceptando que los seres humanos nunca están listos para vivir, pero aquí están. Es instada a pararse y sacudirse como si no hubiese pasado nada, en vez de retirarse a cuidar el fuego de las chimeneas, conminada a sobrevivir como única alternativa. La Eva moderna vs. la Hestia de siempre En su estudio acerca de la institución cultural presente en la costa Caribe de las mesas de fritos, el comunicador y analista de medios Ricardo Chica Gelis se retrotrae a las primeras décadas del siglo XX, en las que por fenómenos socioeconómicos y culturales que modifican los roles tradicionales, motivando la superación de la mujer e integrándola a la vida productiva bien fuera desde su ámbito hogareño, apareciendo la denominada “Reina de la casa”, “...micropoder en el espacio privado de lo doméstico, un hacer del género femenino de la época conservadora a la que la élite, por lo general, situaba con un sentido progresista entre el modelo de mujer mariana o la modista de la máquina de coser Singer”; al tiempo que hacen su aparición mujeres como empleadas en oficinas y mecanógrafas, luego de ampliar su proceso educativo antes circunscrito al ciclo básico. Rafael de Penagos, el mayor representante del arte de la ilustración en España durante la era del art déco, crea el concepto de la “Eva moderna”, producto de los cambios acarreados por dos guerras mundiales. De golpe, la mujer-diosa, la Hestia de siempre, muta dentro de la sociedad de entonces hasta la de nuestros días, cambiando el panorama para la representación de “la mujer focalizada en sí misma, en su experiencia subjetiva interna, a la que no le interesan las relaciones con los hombres con una intención romántica; en esta medida los hombres y las mujeres poseen relaciones con el sexo opuesto sólo para crear relaciones de amistad...”; enfrentando a aquella a la que no se le menciona ningún compañero, susceptible de ser comparada con sus pares del Olimpo, Atenea y Artemisa, “...las dos primeras igualan y superan a los hombres en sus tareas respectivas, pero el precio que tienen que pagar, en la mentalidad creadora de mitos o quizás en las convenciones sociales antiguas, es la de permanecer vírgenes. No se casan. Ellas mismas rehuyen el matrimonio. Junto con Hestia, que representa la modestia del hogar —algo así como el estereotipo de una tía solterona—, son las tres diosas vírgenes del Olimpo griego...”; con la autonomía y sensualidad presente en el tipo de mujer que se entrega a una nueva manera de vivir, tanto como a usos y hábitos diferentes. Haciendo votos por una Hestia mejor Todavía es común, pese a la liberación femenina y todas las licencias que ofrece la sociedad actual, encontrarnos una que otra Hestia en sentido estricto y en circunstancias no muy halagüeñas. Una especie de niñas atrapadas en el cuerpo de mujeres de mediana edad, amparadas por la complacencia de ancianos, sobreprotectores y acomodados padres que todavía se encargan de resolver sus problemas más básicos. Quién sabe si se preguntarán qué habría sido de sus destinos al haber intentado asumir sus responsabilidades con determinación, sin detenerse a pensar en hipotéticos fracasos o escollos en el camino. De pronto esa existencia semiencantada, similar a una blanda cárcel, les sea fácil de tolerar a cambio de no tener que tomar graves decisiones, pues siempre habrá alguien que se encargue de escoger por ellas. De otra parte, tenemos a una ambiciosa diosa doméstica que ha sabido capitalizar óptimamente sus dotes y habilidades. Martha Stewart es un ejemplo de lo que toda Hestia debe evitar, si no quiere terminar tras las rejas, muy lejos de su confortable imperio, en circunstancias harto precarias en comparación a las prerrogativas obtenidas mediante la explotación económica de sus buenos oficios. Hoy en día, hasta las más prístinas sacerdotisas trabajan duro para obtener realización personal e independencia económica; sin dejarse amilanar por ser tildadas de adolecer de aplazamiento en otras áreas de la vida. Llevan, con la frente en alto, sus mores maiores, retirándose a su resguardo particular tan pronto terminan de ejecutar sus funciones como miembros activos de una comunidad; siendo personas muy privadas, no se niegan el sentir empatía y acoger a sus semejantes cuando necesiten de ellas. Sencillamente, están abiertas a lo que acontezca, no tienen miedo de dar, y mucho menos, de amar. La sociedad de hoy en día también conmina a sus mujeres a olvidarse un poco de su feminidad, lanzándolas a competir fieramente por el logro de metas que de suyo les pertenecen, alejándolas, si es caso, de sus moradas y familias. Por eso es preciso recordarles que si bien son individuos del siglo XXI, nunca descuiden la preservación de su natural condición de guardianas del calor de sus respectivos hogares, en los que su toque personal les da la connotación de seguridad y dicha doméstica que tanto se anhela y añora. Hagamos votos para que las Hestias no desaparezcan, sino que mejoren y se adapten a las necesidades de los nuevos tiempos, pues por más avances tecnológicos con que se cuenten, el ser humano no debe prescindir de tener a su alrededor ese hábitat entrañable que sólo ellas pueden proporcionar, que brinda el adecuado respaldo para poder desarrollarse integralmente en aras del progreso propio y del aporte que debe entregarse a quienes lo rodeen. Bibliografía • Julio Cortázar. “Casa tomada”. Biblioteca Virtual Ciudad Seva (http://www.ciudadseva.com). • Ricardo Chica Gelis. “La culinaria popular cartagenera en la mesa de fritos. ¿Debe acompañarse la carimañola con una copa de vino?”. En: Trans-formación. • Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad Tecnológica de Bolívar. Número Dos. Diciembre de 2006. Cartagena. • Rafael de Penagos. Exposición “La Eva moderna”. Colecciones Mapfre. Cartagena. Enero de 2007. • Margarita Posada Jaramillo. De esta agua no beberé. Bogotá. Ediciones B. I Edición. 2005. Pp. 49-53, 279. • Norma Liliana Ruiz. La mitología griega en la identidad de género. • http://www.utp.ed.co. Notas 1. Wikipedia, la enciclopedia libre. http://es.wikipedia.org/wiki/Hestia. ** María Angélica Franco Frías mfrancofrias@yahoo.es Abogada colombiana (Cartagena, Bolívar, 1974). Egresada de la Universidad de Cartagena (http://www.unicartagena.edu.co). Ha publicado relatos y artículos en Semana (http://www.semana.com), Letralia (http://www.letralia.com), Destiempos (http://www.destiempos.com), Revista Literaria Remolinos (http://es.geocities.com/revista_remolinos) y Cañasanta (http://www.canasanta.com). Mantiene una bitácora personal en http://mariafrancofrias.blogspot.com. === Globalización, los retos de la cultura y la literatura: =============== === manifiesto intelectual de construcción de alternativas, =============== === homenaje a Franz Galich Huberto Estrada S. ======================= (Nota del editor: el presente trabajo fue presentado por el ensayista guatemalteco Huberto Estrada, en abril de este año, como una ponencia en el marco del XV Congreso de Literatura Centroamericana, Cilca. Hoy llega a manos de los lectores de la Tierra de Letras por una gentileza de su autor). Mi querido amigo y hermano Franz, ahora estás junto a tus padres, en el Corazón del Cielo. Huberto Estrada S. Si en algo hay plena coincidencia en los escritores y artistas centroamericanos y de otras regiones es que se podía contar con el escritor y profesor Franz Galich para construir espacios para el desarrollo cultural de la región, tanto por su obra, experiencia y vocación como por su voluntad política. Galich se inscribe en el ciclo literario de los 1970-2000, que para los escritores centroamericanos corresponde al momento histórico de las luchas de liberación nacional y revolucionarias, y por otro lado, al estadio de consolidación económica del modelo capitalista expresado en el poder del capital transnacional y la transformación cualitativa de instituciones supranacionales como Naciones Unidas. En el 2005, en Guatemala, en ocasión de la presentación de En este mundo matraca, intercambiamos con Franz recuerdos y nuevos proyectos. Le reafirmaba el tema del ciclo de los sentimientos de estos últimos años, los cambios y acomodamientos en los valores y principios éticos y la situación de los escritores. Lamentaba la muerte del doctor Clemente Guido (1), y entre otros subtemas le comentaba de mi intento de novela Si tú mueres primero. Tratamos, una vez más, el asunto de lo humorístico en la literatura, y ahora en el contexto de la globalización con los medios de comunicación, fundamentalmente en función de la maquinaria de la manipulación sobre la percepción de la realidad. Lo humorístico es esencialmente desbalanceador de los esquemas, es lógico pues que sea uno de los elementos omnipresentes en la literatura regional y no digamos en la gente que ha escrito en estos años, le comentaba. Importante es mencionar que desde los 90 hasta el 2007, ha sido para los escritores y para los pueblos de la región un período de desencanto, de frustración, pero también de lucha, puesto que el fracaso del modelo capitalista en la región, que atravesó diferentes fases: de los procesos de paz, el ajuste estructural, al dominio del capital transnacional y del crimen organizado, generó a su vez un nuevo ciclo del colonizaje, sutil unas veces, rudo y violento cuando se siente amenazado. Ahora, ¿se ha reducido la capacidad creativa y de lucha, en sentido ético, de los escritores centroamericanos? Algunos datos reflejan que no. La actitud y práctica de los escritores se ha convertido en una más intensa y creativa reflexión, y es lo que trato, en este homenaje y ponencia, de expresar, pues efectivamente Galich es uno de los exponentes de esta actitud de vida que vienen asumiendo los escritores, hombres y mujeres. Cuando se leen o escuchan las reacciones de escritores centroamericanos ante la muerte de Galich destaca la vocación humanista y libertaria de Franz y se da el fenómeno de identidad tanto a nivel personal como de grupos (2). Según lo testimonian escritores de la región, la discusión y el análisis sostenidos con Galich tanto por escrito como oralmente nos permiten visualizar que el arte de la palabra, como diría Arqueles Vela (3), fue el medio para debatir temas literarios, sociales y otros, en esencia fundamentalmente sobre valores, principios e ideas estéticas. Lo real, complejo y maravilloso La situación socioeconómica de Guatemala empeora dramáticamente como la de algunos países de la región africana, es decir como las zonas más pobres del mundo: ocupa el puesto número ocho en pobreza (Moldavia, Angola, Mozambique, Surinam), la tasa de alfabetización es del 63%, el índice de mortalidad infantil es de 52 por cada mil niños (4). A dicha base se agrega el saqueo económico y político del país y la tradicional ausencia de estrategias de desarrollo socioeconómico. Estos tópicos nos llevaron a plantearnos la urgencia de trabajar en torno al tema de la cultura, la identidad nacional y regional, la problemática de grandes sectores sociales excluidos y la necesidad de propuestas alternativas. Franz me comentaba de sus logros con sus novelas Managua Salsa City y En este mundo matraca, y la preparación de otras, así como de la actividad docente, que siempre había sido importante para los dos, especialmente para Franz, en Managua en mi caso al frente de una Facultad de Derecho en Guatemala, pero con la propuesta y posibilidad de explorar los temas que nos preocupaban ya en el contexto universitario, incluyendo la situación de los jóvenes migrantes que viven en EUA. La experiencia de nuestros años en Nicaragua era y es vital como referente histórico. Y es que llegamos a Nicaragua con toda la ilusión, amor y decisión de las posibles transformaciones sociales centroamericanas, lo mejor fue acompañar al pueblo nicaragüense en su lucha por la autodeterminación y la soberanía nacional. Estando en Nicaragua nuestra máxima aspiración al recuerdo de Guatemala se centraba en un programa de radio los días domingos; como a eso de la una con quince minutos, sintonizábamos con entusiasmo y escuchábamos marimba de Guatemala por unos veinte minutos, al calor del ambiente de la Carretera Norte, de La Perfecta, cinco cuadras al Lago, y media de ron antes de almuerzo. Tras el concierto de marimba, volvíamos a la querida radio Güegüense, magnífica, extraordinaria. Fueron varias etapas las compartidas al ritmo de la revolución centroamericana con multitud de vivencias extraordinarias, y aun en los momentos difíciles, por ejemplo en el 94 que pude acompañar al padre Uriel Molina dirigiendo la Editorial Amanecer, la revista del mismo nombre, fue incondicional el apoyo del padre Ernesto Cardenal, Luis Rocha, Vidaluz Meneses, Julio Valle Castillo, Josecito Cuadra Vega, Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina, Mario Montenegro, Chow y otros escritores y artistas para realizar una feliz Feria del Libro en el Centro Antonio Valdivieso, y también junto a ellos estuvo presente Franz. El Nuevo Amanecer Realmente fue un amanecer en Centroamérica, y efectivamente en El Nuevo Amanecer Cultural, suplemento cultural de El Nuevo Diario, tuvimos la magnífica posibilidad de compartir, los centroamericanos y amigos y amigas de otras latitudes, la experiencia del quehacer literario, provisto de un Consejo Editorial coincidente con otras iniciativas culturales, como la Editorial Nueva Nicaragua, en los cuales los guatemaltecos tuvimos la oportunidad de enriquecernos de la cultura regional y universal y de aportar también. Ya en los 90, actividades como los Congresos Internacionales de Literatura Centroamericana, debo testimoniarlo, propiciado por Jorge Román-Lagunas, incidieron en la motivación para profundizar en la literatura en general y en los problemas propios, y el desarrollo de la región centroamericana. Los finales de los 90 fueron de intensa actividad en el mundo del ensayo y de la literatura, tras una estadía en Inglaterra, y las esporádicas visitas a Nicaragua, con una no deseada situación: la referida realidad guatemalteca me había absorbido. “Hay cierto dejo de amargura en el homenaje a Clemente Guido”, advertía Jaime Barrios Carrillo. Hasta el 2002 habíamos logrado sostener la revista literaria Voz Urbana, apoyando al escritor Eddy Alfaro Barillas. Fue una jornada intensa de artículos sobre globalización, efectos, posibles respuestas, y por otra parte cuentos cortos alrededor de dos personajes: Cebollín y Cepillín, sin ingresos extras poníamos algo de nuestros exiguos bolsillos. Hasta que Voz Urbana desapareció. Franz colaboró en alguno de sus números. Cada visita de Franz a Guatemala era motivo de alegría; lugar de reunión: Amatitlán. En mi caso la lejanía de Nicaragua me causaba y me causa angustia. La única vez que logré, en 2002, estar por dos días, me negaba a regresar a Guatemala. Y es que, para Franz y para mí, Nicaragua no era una segunda patria. Era caminar y respirar la historia. Sólo por decir algo: el encuentro con Sandino, el encuentro con Carlos Fonseca, el encuentro con la cultura nicaragüense, con el Güegüense, obra que generó una profunda impresión en Franz, ávido siempre de los valores y de la historia latinoamericana (5). Globalizacion en Centroamérica La profundización y ampliación de las causas y condiciones de los conflictos y rol de las oligarquías domésticas en la decadencia cultural El nivel de concentración y centralización del capital, si bien se dispersa bajo la conducción de las empresas transnacionales, en función siempre de reducir costos de producción, intensifica no sólo el proceso productivo sino también la explotación de la fuerza de trabajo, proceso que abarca a todos los países incluyendo también en los países periféricos, adaptándose, es decir dejando casi intacta la estructura semifeudal, como es el caso de Guatemala. La tendencia en referencia obviamente es contradictoria con la ampliación de la pobreza y las necesidades crecientes de la población especialmente en Centroamérica, digo esto pues muchas de las aspiraciones de la clase media se han centrado en la denominada industria cultural, es decir las sobras de una decadente cultura burguesa que se mueve sobre la alfombra de los medios de comunicación masiva y de la industria capitalista del cine. En los años 90 confluyeron en la región las iniciativas de paz y por otra parte procesos de ajuste estructural, en un sistema contradictorio, si bien encauzado, el primero, por la Organización de Naciones Unidas; por otra, el FMI y Banco Mundial, conduciendo el ajuste estructural en un movimiento que fue imponiendo e incidiendo, de nuevo, en las causas y condiciones que originaron los conflictos armados internos, neoliberalismo sin las ventajas ideológico-políticas que en sus albores tuvo el liberalismo. Los resultados eran previstos, sin embargo diversos informes insistían en la década de los 90 como etapa de desarrollo para la región, se planteó que el ambiente en dichos años era una “década positiva” (6). Las reflexiones sobre lo confuso del proceso de paz con ajuste estructural pasaron desapercibidas, a pesar de que en países como Guatemala, con una alta polarizada tenencia sobre la tierra y la producción, el régimen feudal sobrevivía a los acuerdos de paz. En tal contexto y sobre todo con la pérdida electoral en 1992 del Frente Sandinista de Liberación Nacional, los proyectos sociales alternos en la región fueron paulatinamente decayendo e incidiendo en los ámbitos de la cultura, la educación y el arte, situación agravada por la indiferencia de las oligarquías centroamericanas y la crisis de la democracia norteamericana. En este mundo matraca y Amatitlán, le decía a Franz, no sólo lo humorístico es el tema, al menos no para mí; es decir, está bien y es parte del ambiente de la novela, admite varias lecturas, pero igualmente se advierten los ciclos de la historia de Amatitlán, lugar de paseo de la oligarquía y que ya una vez deteriorado se dejó para el consumo del turismo popular. Pocos de los músicos que actúan en las orillas del lago conocen las canciones y temas del lugar. Aparte, advertí, tu dedicatoria: A mi madre y a mi padre, ahora juntos en el corazón del cielo. Al pueblo de Amatitlán (7). Para empezar, mientras vos defendés posiciones en Nicaragüita, te cuento que no fallo los sábados o domingos al baño de vapor, y al cuartel ya sea de venadril o de representante de la multiculturalidad (8), a la orilla del Lago, acompañado de una mojarra con chiltepe. Y luego del primer cuarto viene el segundo, según yo mientras hago anotaciones para los ensayos, la novela o suspirando por Nicaragua, y en amenos diálogos imaginarios con los hermanos del Centro Nicaragüense de Escritores. Quisiera ver al poeta Luis Rocha al otro lado de la mesa y Chepito Cuadra portándose como nunca ante la presencia de su mujer. ¡Qué poesía la de Chepito! Te cuento por cierto que la última vez me traje al doctor Clemente Guido, vicecónsul en ese entonces, y rociamos abundantemente la comida con las bebidas antes mencionadas. Y es que la feria del 3 de mayo en Amatitlán y la referencia al ferrocarril, su construcción, como etapa inicial del capitalismo en Guatemala, la construcción de El Relleno, en un extremo del Lago de Amatitlán, son aspectos de otros más que confluyen en el proceso de estructuración de lo que es Amatitlán. Ya en el 2000 visité la vieja estación de tren, en donde aún quedaban dos olvidados y derruidos vagones. El ajuste estructural implicó la disminución del acceso de la población y de los pequeños productores al transporte ferrocarrilero para sustituirlo, siempre irracionalmente por los contenedores y el transporte de trailers. Escogiste muy bien el consejo de Rabelais, le decía, y ahora retomo la segunda parte de la cita del mismo: “...otro argumento mi corazón no puede elegir ante el duelo que os mina y consume; de risas que no de lágrimas, prefiero escribir pues que lo propio del hombre es el reír” (9). Paralelamente al deterioro ambiental del Lago de Amatitlán, se agudizaba el proceso de proletarización de la población de la región, en especial de la sociedad amatlitlaneca o amaticuachense, como diría el maestro, y el consumo del ron y el vino serían cada vez más adulterados y sustituidos en gran media por el uso y abuso de las drogas, proceso estimulado por la gran demanda del mercado estadounidense, como expresión concreta de lo que sucedía en otras regiones y localidades del país y de Centroamérica. En el transcurso del 2006 nuestras conversaciones telefónicas se incrementaron luego de su primera intervención quirúrgica. Le decía que nuestras conversaciones me recordaban el ambiente de La montaña mágica (10), e insistíamos en los aspectos cuantitativos y cualitativos de la discusión sobre la cultura nacional, la identidad nacional, la crisis de la región, especialmente Guatemala y le propuse que hiciéramos algunos trabajos de manera conjunta, especialmente sobre la juventud y la identidad nacional. Mi intención era relajarlo un poco. Así por esas vías insistí en enseñarle algunos ejercicios respiratorios. El ánimo de Franz, a pesar de todo, era bastante alto. Sin decirle nada y atribulado por otros problemas personales, pero especialmente afectado por su enfermedad, entré en un periodo de reflexión, la idea era tomar aire para lo que consideraba sería la etapa de su recuperación. Ni pensar en que Franz nos pudiera dejar. Asunto terrible. Política, cultura y globalización. Guatemala, un país de juguete Aspectos cualitativos en nuestros diálogos eran las temáticas de la política y la corrupción. En el caso de Guatemala, con escasa formación capitalista hasta los años 60, etapa en la que despega el Mercado Común Centroamericano, convirtiéndose en eje de un proceso de transnacionalización, que daría lugar también a la formación de una clase obrera que laborará en las áreas de textiles, alimentos, químicos, productos farmacéuticos, además de la industria del alcohol y del tabaco; se da un “despegue” de la industria de servicios pero sin producción de medios de producción que garanticen la independencia económica; todo lo contrario, la débil economía nacional se hace más dependiente de los insumos procedentes de EUA especialmente. Ya desde entonces la imagen del concepto de crecimiento económico se manipulaba como el rostro de la bruja oligarca del cuento de Blanca Nieves (11). Importante fue el surgimiento de grupos y destacados poetas, escritores y artistas en los años de lucha, a partir de la generación de los 1920 hasta la fecha que han sabido acompañar, desde sus diferentes perspectivas, al proceso cultural guatemalteco, muchos de ellos ofrendando su futuro, su bienestar material, sus vidas y sus sacrificios y que han influido en nuestras concepciones (12). El célebre médico y economista Francois Quesnay (13) ya había explicado en los albores del capitalismo que la reproducción económica requiere de dos sectores fundamentales: la producción de medios de producción y la producción de artículos de consumo, aunque él mismo justificaba el mantenimiento del régimen feudal. Un país sin industria que produzca maquinaria, tractores, medios para producir, está sentenciado a la dependencia. En los 70 la Universidad de San Carlos se constituyó en centro para la discusión sobre la temática del desarrollo y sus alternativas. Vino la etapa ya ampliamente tratada del terror contrainsurgente y Franz y otros sobrevivientes emigraron: significó la ausencia de ellos, junto a otros factores, la crisis de un importante centro intelectual con trascendencia hasta la fecha. Los 80: personajes faulknerianos. Signor Canova. Master of Illusion. He disappears while you watch him (14) Inteligentemente, arguciando inestabilidad, EUA dejó de transferir ayuda militar a Guatemala, pero la trianguló, encargando a Taiwán, Corea del Sur, Argentina, Chile, Israel y otros asteroides (15) el surtimiento de armas, asesoría y más, al triste país denominado Guatemala. Por otro lado, aprovechando el clima político, en la nueva fase del capitalismo contrainsurgente y feudal, se lavó más dinero que nunca y la economía nacional se fijó en el capital financiero, profunda y ampliamente especulativo. El capital de juguete Así es, el capital financiero-especulativo se asentó en Guatemala y creó toda una fantasía de aparente crecimiento. La oligarquía quiso creer su propia mentira, que el crecimiento económico, más como discurso de adaptación, estaba y sigue presentándose; hundida en su triste ignorancia, y alabó al capitalismo sin darse cuenta de que estaba fomentando un ídolo de barro, que convertiría en un dios omnipresente a un sistema financiero económico eminentemente saqueador y propulsando una cultura del consumismo que atravesaría no sólo a la sociedad sino al Estado. El Fondo Monetario Internacional sigue en la triste obra teatral: “Elogios del Fondo Monetario” (16). Con los índices de pobreza ya indicados y con tendencias al empeoramiento, la mentira se instala como valor alienante y despreciativo de la situación de una juventud abandonada a un trágico destino. Es conveniente aclarar que el Estado de Bienestar nunca existió en Guatemala, como no fuera ente 1944 y 1954 consolidándose el Estado de Avorazamiento y de saqueo de todos los recursos del país, incluidos los naturales. El acomodamiento y el desencanto como política cultural. La migración y los ilegales escritores y lectores. El feminicidio. Las viñas de la ira Si hay algún parangón entre la situación de los escritores e intelectuales que vivieron las clásicas dictaduras del siglo XIX, XX, y los actuales, bajo el mandato ya del capital transnacional y de los Tratados de Libre Comercio, es el establecimiento por parte de las tradicionales oligarquías de grandes pautas de conducta matizadas por el desencanto y el pesimismo, conllevando al agnosticismo como concepción e instrumento ideológico de manipulación y de actitud frente a la realidad nacional y regional. Esto no puede ser permitido, no lo merece ni la sociedad ni el futuro de la región. En el caso de la población que es abandonada por no servir a los intereses inmediatos de un capitalismo deformado y limitado por sus bases feudales, la irresponsabilidad de los gobiernos locales, y el rechazo, desprecio y represión de los países receptores es parte de la dinámica en la que los migrantes centroamericanos se han encontrado. El drama de los migrantes y las circunstancias que implica su condición ha sido abundantemente tratado en la literatura universal y ha sido tema que no sólo ha sido reflejado en obras, sino también en la que los escritores han sido personajes vivos. Galich, así como Cardoza y Aragón, Manuel Galich, Miguel Ángel Asturias, Augusto Monterroso y muchos más, son evidencia real de una literatura del desalojo, el exilio, y la migración (17). Ya en los 80 se discutía el problema creciente de las migraciones de los centroamericanos (18) y el incremento también del sufrimiento de la población en creciente proceso de proletarización, desarraigo, represión, desapariciones, feminicidio. La perenne ausencia de estrategias de desarrollo socioeconómico, acrecentada por problemas como el de la deuda externa y otras formas de la misma, expresan la nueva etapa de la dependencia y el acomodamiento de los capitalistas locales a las oportunistas necesidades primarias del capital transnacional, reflejadas en expresiones como: “La deuda pública en Latinoamérica no va a desaparecer y lo mejor es aprender a convivir con ella” (19). Dejan de lado cualquier posibilidad de construir o plantearse al menos la construcción de la nación guatemalteca y dejan los aspectos de la cultura, la educación y otras instituciones fundamentales, por no decir el proceso de democratización para el desenvolvimiento nacional o al menos para la sobrevivencia nacional, totalmente a la deriva. Este es el tejido sociopolítico en que los intelectuales, escritores, artistas sobreviven y luchan. De tales condiciones devienen los retos. Resumiendo: el pronunciamiento de los escritores El Centro Nicaragüense de Escritores, la Asociación de Mujeres Escritoras de Nicaragua, escritores y periodistas guatemaltecos, hondureños, salvadoreños, costarricenses, panameños, latinoamericanos, norteamericanos, europeos, internacionalistas, asociaciones, grupos, suplementos culturales, universidades, en fin, a nivel colectivo e individual, se manifestaron en un lamento y también en un son casi de protesta por la muerte de Franz y a lo largo de su enfermedad. Las compañeras y compañeros que expresaron sus sentimientos, y dentro de ello, comentarios de análisis sobre la obra del querido hermano, en su mayoría coincidieron en aspectos relacionados íntimamente con la situación regional y específicamente con la situación e inquietudes de los escritores: la crisis social en general que vive la región, la frustración respecto de la pérdida de valores humanísticos y de los cuales Galich era y es digno representante, la lucha por los derechos humanos, especialmente de creadores y estudiantes, la situación de opresión sobre las minorías, la lucha ideológica, la crisis de los partidos y de la actividad política, papel del arte y la filosofía, papel de la religión, las dificultades estructurales para la creación artística y cultural, críticas al sistema y también reconocimiento del pesimismo que invade a los creadores y los riesgos de pérdida de potencial de los mismos, pero también los retos para los intelectuales, papel de la investigación y la docencia, los valores éticos y morales de los intelectuales, el fortalecimiento de las ideas y la lucha por los ideales (20). De frente a los aspectos mencionados y planteados de la más diversa forma, existen propuestas colectivas y de grupos que logran sobrevivir sobre la base de un gran esfuerzo, como podrían ser los suplementos culturales, las asociaciones, etc., las obras individuales mismas son testimonio vivo de la lucha, pero sin llegar a desplegarse como movimientos regionales, aunque varios lo han intentado (21). Hoy, en este hermoso Congreso de Literatura Centroamericana, a la luz del análisis, la crítica y la construcción, de nuevo hermanados, tenemos la posibilidad de reflexionar e insistir y proponer, sobre la base de las expresiones y aspiraciones que en su última etapa la vida de Franz Galich provocó, un borrador de manifiesto para ser enriquecido, si así se considerare necesario, por los participantes. Propuesta de manifiesto de alianza intelectual Unidad y lucha de los intelectuales y escritores de la región en torno a los valores y objetivos siguientes: • Visión de integración centroamericana y regional constructiva y de ésta con otras regiones. • Reivindicar el derecho y el apoyo a la creación literaria en sus diversas manifestaciones. • Apertura a la visión pluricultural y multiétnica. • Apoyo y solidaridad con la juventud, especialmente hacia los grandes sectores marginados, abrir posibilidades para la educación superior. • Apoyo y solidaridad a los migrantes latinoamericanos. • Rescate del humanismo, de sus ideas y valores. • Rescate de las identidades nacionales. • Apoyo a los intelectuales en sus diferentes manifestaciones. • Elaboración de estrategias conjuntas de desarrollo educativo, cultural e intelectual. • Promover la investigación científica en los planos del arte y la cultura. • Promover la reactivación de las campañas de alfabetización. • Propuesta de programas y proyectos que materialicen las aspiraciones de los escritores. • Visión multidisciplinaria del quehacer cultural e intelectual. • Visión internacionalista de la cultura. Notas 1. Globalización y literatura centroamericana. El sueño de Tio Billy (novela del doctor Clemente Guido), Adiós muchachos (testimonio-memoria del doctor Sergio Ramírez Mercado). Homenaje al doctor Clemente Guido. Huberto Estrada (Soberanis, 2005). 2. Publicaciones a nivel regional y mundial se solidarizaron y mostraron su pesar, pero también destacaron los valores de Franz Galich como intelectual, humanista y comprometido con los procesos sociales de la región. 3. Vela, Arqueles. Análisis de la expresión literaria. Editorial Porrúa, S.A. “Sepan cuántos”, Nº 243. Sexta Edición. Av. República Argentina, 15. México. 1987. p. 13. 4. Datos de Naciones Unidas y del Banco Mundial. 5. Obra teatral prehispánica nicaragüense. 6. Por ejemplo, diversos informes del PNUD. En el Informe Estado de la Región en Desarrollo Humano Sostenible: “Por primera vez en treinta años, la región experimentó, en general una década positiva (...). Su visión de paz ayudó a las transiciones democráticas en los países, estimuló el comercio regional interrumpido por las guerras y propició el surgimiento de una nueva ronda de integración regional, como medio para impulsar el desarrollo humano”. En: Segundo Informe sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá. Capítulo 3. Año 2000. 7. En este mundo matraca. P. 4. 8. Bebidas alcohólicas. 9. P. 21. Op. cit. 10. Los personajes son impresionantes, por ejemplo Hans Castorp. 11. Torres Rivas, Edelberto. Interpretación del desarrollo social centroamericano. Sexta edición. 1980. Editorial Universitaria Centroamericana. 1980. Universidad Rodrigo Facio. Costa Rica. P. 237. 12. Autores y críticos han aportado análisis y datos sobre este proceso como César Brañas, Ricardo Estrada, Catalina Barrios y Barrios, Francisco Albizures Palma, Dante Liano, Arturo Arias, Ana María Rodas, Margarita Carrera, Mario Roberto Morales, Francisco Morales Santos, Jaime Barrios Carrillo, entre otros. El intelectual Carlos Navarrete tiene un excelente trabajo sobre el Grupo Saker-ti. 13. Autor de la Tableau Economique. 1758. 14. Faulkner, William. Knight’s Gambit. Six Mistery Stories. Vintage Books Edition. USA. October 1978. P. 128. 15. Además de satélites, han sido utilizados como instrumentos de agresión. 16. “Indicadores como un crecimiento económico más dinámico en 2006 y perspectivas alentadoras con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, un manejo prudente de las finanzas públicas, son algunos comentarios positivos que hace el FMI”. Guerra, Hernán. Prensa Libre: Guatemala, miércoles 28 de marzo de 2007. P. 19. 17. José Mejía, intelectual guatemalteco, tiene un importante trabajo sobre el tema: “Literatura y migración guatemaltecas”, Amérique Latine Histoire et Mémoire, Número 2-2001. Migrations: Guatemala, Mexique, [En ligne], mis en ligne le 16 juin 2006. URL: http://alhim.revues.org/document597.html. Consulté le 27 mars 2007. 18. “La mayor parte de la migración es causada en las Américas por razones económicas, la promesa de un mejor empleo y salarios más altos” (Informe del Diálogo Inter-Americano: 1988). 19. Eduardo Lora, economista en jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Guatemala. Prensa Libre, 23 de marzo de 2007. P. 20. 3.952,2 millones de dólares es la deuda externa de Guatemala. “La deuda nacional aumentó considerablemente en la década de los años 80 puesto que pasó de 19 por ciento del PIB en 1980 a 49 por ciento en 1987. Guatemala. Prensa Libre, 23 de marzo de 2007. P. 20. 20. Basta colocar el nombre de Franz Galich en la búsqueda de Internet para encontrar pruebas documentales de estas afirmaciones. 21. Por ejemplo El Nuevo Amanecer Cultural, suplemento de El Nuevo Diario de Nicaragua. ** Huberto Estrada S. hubert_estrada@yahoo.com Abogado, escritor y ensayista guatemalteco. Ha participado como ponente en congresos sobre literatura centroamericana y fue decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rural de Guatemala (http://www.urural.edu.gt). Postgrado en la Universidad de Warwick (http://www2.warwick.ac.uk), en Inglaterra, en la que además fue profesor visitante. Especialista en globalización. Ha vivido y publicado en Inglaterra, México y Centroamérica. Miembro del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE, http://www.escritoresnicaragua.org), colaborador del suplemento El Nuevo Amanecer Cultural (http://www.elnuevodiario.com.ni/suplemento/nuevoamanecer) de El Nuevo Diario (Nicaragua, http://www.elnuevodiario.com.ni). Ha presentado propuestas con enfoque democrático sobre política criminal y temas de prevención del delito. Miembro de la Asociación Guatemalteca de Juristas (capítulo de la Asociación Americana de Juristas). === Encuentro entre escritura y lectura a través de la nostalgia ========== === Clara Quero =========================================================== Todo escritor, primero debería pagar derecho de autor a la palabra, luego al aire. Raúl Zurita. La reivindicación del lector que propone Roland Barthes en La muerte del autor se sitúa en la aproximación que existe entre los que emprendemos el viaje de la lectura y el otro, ese otro que se hace objeto de nuestro deseo en el acto de la escritura. Pero cómo explicar la mutua dependencia de ambos factores y entender el por qué leer y el por qué escribir. Los que escogemos el camino de la lectura podríamos encontrar sensaciones en los textos, que nos lleven a una nostalgia, y tal vez a una nostalgia desconocida. Digo desconocida, porque mucho de lo que encuentro nostálgico está muy lejos de traerme algún recuerdo pasado, pero sin embargo, pareciera llevarme a escenas que a lo mejor sienta nostalgia de no haber vivido. El término nostalgia será definido como: María Moliner, en su diccionario del uso del español, nos señala que la palabra nostalgia es de creación moderna y está compuesta con las raíces del griego nostos, regreso y algos, dolor. Implica claramente un estado de añoranza, una tristeza por estar ausente de la patria, del hogar, de los seres queridos, etc. Termina, esta filóloga española hace poco desaparecida, diciendo: es la pena por el recuerdo de un ser querido (1). La nostalgia se puede parecer a lo que intenta vivir Pierre Menard en la reescritura del Quijote de Cervantes. Sin duda este autor intenta vivir una situación que no le pertenece y quiere adueñarse de una nostalgia que no es suya. Quiere para él la nostalgia de todas las escenas creadas por el gran autor del Quijote, pero esta nostalgia es tan imposible que Borges crea su propio texto para sentir que tiene alguna posibilidad de acercarse a lo vivido por Cervantes. La lectura resulta ser verdaderamente una producción: ya no de imágenes interiores, de proyecciones, de fantasmas, sino, literalmente de trabajo: el producto (consumido) se convierte en producción, en promesa, en deseo de producción, y la cadena de deseos comienza a desencadenarse, hasta que cada lectura vale por la escritura que engendra, y así hasta el infinito (2). En torno a este mismo tema, podemos acercarnos a la forma en que Gabriela Mistral realiza una breve introducción a su poema “Beber” en el texto “Sobre cuatro sorbos de agua”. La poeta explica el mundo en torno a los gestos, hechos y formas que lo construyen, pero toda esta construcción sólo se justificaría en la producción de imágenes que son llevadas a cabo para rescatar cada uno de estos elementos y que se resumen en el acto de la escritura. Es de esta forma como cada uno de ellos se vuelve un recuerdo, una añoranza, una nostalgia. Por esto el lector se ve mezclado con lo escrito, debido a que él mismo, según lo que nos explica Mistral, está construido por estas imágenes que el poeta lírico se preocupa de defender. En este momento notamos que la poeta se sitúa como sujeto, no como una persona en la obra, ya que según Barthes el lenguaje utilizado por Mistral en la creación de las imágenes es universal, se aleja de la individualidad de persona y se acerca a la multiplicidad de sujeto, el lenguaje conoce por lo tanto sujetos y no personas. Así mismo, el propio recuerdo que ella hace de sus lecturas nos envuelve en la sensación de la salvación de estas imágenes: Leyendo antologías universales suelo seguir las diferentes mañas y magias de esta pelea de mis hermanos contra la disolución, la suya y la universal. Y encuentro vivos unos vejestorios de mujeres que andan y hablan: y huelo unos bosques ya arrasados que siguen alentando y hasta bestezuelas que sólo un momento fueron del terco animador (3). Debido a la trascendencia que tienen estas imágenes en la vida del hombre y de la mujer, Mistral decide plasmar gestos, hechos y formas en su poema “Beber” para poder perpetuar el recuerdo. La nostalgia es vista a través del acto de tomar agua, la sensación se perpetua, el hablante lírico errante recuerda en cada acto de beber imágenes ya vividas. Primero nos encontramos con el agua del origen situada en el Aconcagua, donde el acto sagrado de beber la hiere, la marca y desde ese momento se hace inolvidable. Desde aquí las siguientes formas de beber le permitirán reconocerse, inclusive en otras patrias. Nos encontramos con la imagen del padre vista a través de un indio de Mitla, quien cuida el acto de beber, la protección trae consigo la nostalgia del padre muerto. Al poder reconocerse en otras patrias comienzan a aparecer las otras nostalgias, las más cotidianas. Hablo de la infancia que significa el momento ingenuo y quizás el recuerdo del primer beber que se establece en el seno materno: Rompió una niña por donaire Junto a mi boca un coco de agua Agua de madre, agua de palma Y más dulzura no he bebido Con el cuerpo ni con el alma (4). Terminan estos versos llevándonos a la nostalgia primera, la imagen de la madre. Ella resume los recuerdos, el tiempo se eterniza y trae consigo la infancia, la sensación de la inocencia y felicidad. Toda la nostalgia está en el espejo de agua. Escribir me suele alegrar; siempre me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil (5). Sin duda no podemos evitar sentirnos parte de esta nostalgia, las imágenes que vemos en este poema son cercanas, la madre, el padre, la infancia y el origen vistos a través de lo indispensable el acto de beber. Las imágenes se universalizan, no hablamos de una madre o de un padre en específico, ni tampoco de una infancia que le pertenezca sólo a algunos, nos referimos a la amplitud del concepto en el lenguaje. Siguiendo el viaje de la nostalgia que circula por la escritura y la lectura, es inevitable pensar que las imágenes creadas también nos permiten acercarnos a lo mejor a eso que no hemos vivido o reflexionar en torno a aquello que ya pasó. Al igual que Gabriela Mistral, Enrique Lihn le entrega bastante importancia a la infancia. Según el poeta, ella crea y guarda los primeros actos del lenguaje, las primeras imágenes y por qué no decir, las primeras imaginaciones. Por lo tanto, la escritura debe plasmar esta infancia, perpetuarla, no significa “escribir versos de niño”, como diría Lihn, sino más bien plasmar las situaciones límite, la ansiedad y la insatisfacción que vivimos sólo en el lenguaje de la infancia. En prologo a Álbum de toda especie de poemas, Enrique Lihn hace un recorrido por los recuerdos, nos entrega un paralelo entre la producción de algunas de sus obras que aluden a escenas de su pasado. De esta forma, vemos como la escritura intenta detener algunas emociones, lo que él quiere recordar, también lo que quiere olvidar y sin dejar de lado lo que hubiese querido cambiar. Es importante destacar que para Lihn la poesía es un trabajo que lo hace prisionero, según él la lengua poética es una libertad encadenada, encadenada pareciera ser al recuerdo o los recuerdos que le permiten estructurar su escritura me sumé a los que naufragaban en los últimos bancos, frente a un futuro opaco que oscilaba / entre el inconformismo y la pereza, / escépticos a una edad en que los otros empezaban a dar muestras / de un cinismo provisor... (6). La nostalgia de Lihn se ve también en la aceptación que éste hace del fracaso que acompaña los trayectos de su intento poético a temprana edad. La posibilidad de ser pintor niega una buena escritura, escribí versos pésimos por los que fui rechazado. Luego, años más tarde, el fracaso en la pintura permite la escritura de sus mejores poemas. Es de esta forma como el autor puede, a partir de sus fracasos como pintor y de la nostalgia que esto le provocará frente a la pintura de otros, formar en Poesía de paso un imaginario donde las ciudades son pinturas y las pinturas son ciudades. Es aquí entonces donde vemos que también existe una nostalgia por lo que al poeta le habría gustado vivir. Luego viene a la memoria creativa la falta de viajes, tema que también marca una nostalgia en el ansia: Sólo a los treinta y cinco salí por primera vez de Chile. Esta expresión deja de manifiesto la importancia del querer estar fuera, de viajes inexistentes y al mismo tiempo aparecen los fantasmas de todo aquello que él recuerda. Desde aquí surge el lenguaje, pues él también es un fantasma y lo que logra el poema es una materialización de todos estos fantasmas. Lihn expresa su nostalgia en el prologo en Álbum de toda especie de poemas, la nostalgia de lo vivido, también el fracaso que significa la nostalgia de lo que hubiese querido vivir. En fin, pretende acercarnos un poco a escenas de la memoria que se vuelven fantasmas y que se transforman en las imágenes que el poeta lírico como diría Mistral está encargado de defender. Situándonos en el hablante lírico de Porque escribí, nos encontramos con una voz que se salva al construir un mundo en y para la poesía. Bajo la opción del escribir se ajusticia su trayecto, la felicidad negada se equilibra con la virtud de la escritura, la inutilidad en el vivir social que el hablante tiene se contrarresta con la bella imagen de la especie de locura con que vuela un anciano / detrás de las palomas imitándolas a las que él se asemeja. Porque escribí representa un pasar por todo lo hecho, todo lo evitado que se estructura a través de imágenes certeras: el lector, el cristo, las flores, el niño, el anciano, la muerte, cómo evitar que todas ellas nos traigan una propia nostalgia, si hasta nosotros mismos estamos presentes (el lector) en esta voz ficticia que salva nuestros más propios recuerdos en estas imágenes. Porque nuevamente la palabra se intensifica en su poder, no busca representar lo vivido por tal o cual persona, sino más bien busca y crea un imaginario desde la multiplicidad. El escribir es la nostalgia de recordar lo negado, las posibilidades de las que el hablante recuerda haberse alejado gracias a la escritura. Porque escribí no estuve en casa del verdugo ni me dejé llevar por el amor a Dios ni acepté que los hombres fueran dioses ni me hice desear como escribiente ni la pobreza me pareció atroz ni el poder una cosa deseable ni me lavé ni me ensucié las manos ni fueron vírgenes mis mejores amigas ni tuve como amigo a un fariseo ni a pesar de la cólera quise desbaratar a mi enemigo (7). Es así como vemos que a través del acto de la escritura el hablante lírico se permite hacer un recuerdo de todo lo vivido, logra construir, a través de la creación de un mundo que le pertenece, una justificación de las opciones tomadas. Cada obra realizada conlleva una nostalgia que le permite mirar el recorrido hecho sin arrepentimientos, el mundo está completo por él y desde él, por lo tanto vida y muerte también le pertenecen gracias a la escritura. Siguiendo por el camino de la nostalgia me detendré ahora en el poema El cuervo de Edgar Allan Poe. Dicho texto nos sitúa en un hablante que es destinado al estado de la nostalgia, la soledad en la que encontramos al hablante lírico está determinada por la muerte de Leonor, quien representa la mujer amada. Bien podríamos decir que ella significó en algún momento la proyección de felicidad del hablante, pero su ausencia ha vuelto todo lúgubre. La nostalgia que se vive frente a la ausencia de esta mujer ha vuelto la vida en un mirar hacia lo que ya no está, el recuerdo de lo ido. Es donde vemos la importancia de la aparición del cuervo. Él existe para perpetuar en su “Nunca más” la imposibilidad de recuperar lo vivido. Es en esta frase donde se resume la proyección futura de la imagen del hablante lírico; este sujeto se ve sometido a la condena del recuerdo. El cuervo decide marcar el imaginario en un estado de desolación de afectos, el alma del hablante lírico está condenada al padecimiento, al dolor de la imposibilidad del olvido. La ausencia de Leonor, la nostalgia de la perfección de la amada, está eternizada en la única presencia que circula en el espacio poético: la imagen del cuervo. Y está el cuervo, siempre inmóvil aun posado. Aun posado sobre el busto de Palas, que está arriba de mi puerta, Y sus ojos son los ojos de un demonio cuando sueña, Y la lámpara lo baña, y en el suelo va su sombra a proyectar; Y mi alma, de la sombra que en el suelo ve flotando, ¿Será libre? —¡Nunca más! (8). De la misma manera el autor del poema se vuelve a la nostalgia de su escritura en Proceso de la creación artística; encontramos en este texto un retorno al poema, el poeta siente añoranza por el proceso de la creación, lo que se ve reflejado en la detención que éste hace frente a la obra. Vuelve a leer su poema y trata de crearlo nuevamente, intenta vivir las escenas creadas, las explica una a una. La importancia del “Nunca más” quizás recae ahora sobre él mismo. La plenitud de la obra no volverá a pertenecerle. Ya existió su momento de creación, El cuervo está completo y existe ahora como una imagen en la nostalgia. Poe intenta revivir en su explicación del cuervo y su “Nunca más”, la perfección que sólo existe en el recuerdo de quien ha logrado salvar la imagen. El cuervo se ha independizado de cualquier circunstancia que Poe quiera integrar, la palabra minimiza al autor. El protagonismo de la palabra en cada uno de los textos revisados nos ha permitido comprender que es ella la que permite la creación de las imágenes en la poesía, la nostalgia que he considerado hasta aquí como hilo conductor de mi ensayo se me ha permitido sólo gracias a la palabra, que es la que me permite unir mi lectura y las escrituras ya vistas. Pero sucede que ahora frente al narrador de El pesa-nervios esta palabra entra en conflicto, la voz profética que nos habla en este texto desde un estado de sensibilidad máxima se ve limitada bajo la incongruencia entre pensamiento y palabra. El intento de creación se proyecta desde el estado de la nada, el narrador es un completo abismo y desde aquí pretende entregarnos su más sincera confesión pero, el intento es fallido ya que existe una impotencia de cristalizar la idea, toda su obra nos dice es sólo un desperdicio de sí mismo en el intento de encontrar la palabra. Me encuentro de vuelta en M..., donde he encontrado de nuevo la sensación de aturdimiento y vértigo, esa brusca y loca necesidad de sueño, esa pérdida súbita de mis fuerzas con un sentimiento de dolor, de embrutecimiento instantáneo (9). El narrador vuelve a la realidad y vuelve al recuerdo de las sensaciones que le han provocado las faltas de palabra, se ve a sí mismo como un imbécil condenado a la supresión de pensamiento por las faltas en la lengua. Los términos utilizados en la lengua son para él verdaderos términos en su pensamiento, es decir terminan con su pensamiento, está determinado, localizado por la palabra. Pero cómo podría este narrador ver solucionado su conflicto. Él mismo nos responde: Muchas veces no me haría falta más que una palabra, una simple palabrita sin importancia, para ser grande, para hablar con el tono de los profetas, una palabra-testigo, una palabra precisa, una palabra sutil, una palabra bien hacedera en mi médula, surgida de mí, plantada en el extremo último de mi ser... (10). Pero es la inexistencia de esta palabra la que impide el pensamiento en su máxima expresión, lo obliga a intentar un volverse a hacer. Pero él sabe que es el único testigo de sí mismo, el único que conoce su pensamiento, tratar de nombrar lo innombrable. Por esto considera a toda escritura como una porquería ya que ella pretende encontrar en las palabras un sentido absoluto, una perfección de formas que el narrador niega. ¿Dónde sitúa entonces El pesa-nervios la validación de su intento por crear a través de la sensibilidad un pensamiento inteligente a través de la palabra inexistente? Es en este momento entonces donde vuelve a situarse la nostalgia, porque el narrador, frente a la incomprensión a la que se ve expuesto, sólo tiene como última salvación el recuerdo que se hará en años posteriores de su propuesta. Habrá entonces en el autor una nostalgia por el futuro, por el momento en que será comprendido y valorado. Su alma será interpretada al igual que un gran profeta, se validará todo lo innombrable. Entonces comprenderán por qué mi espíritu no está aquí, verán todas las lenguas agotarse, todos los espíritus desecarse, todas las lenguas endurecerse, las figuras humanas se aplastarán, se desinflarán... entonces todo eso parecerá bien y yo no tendré necesidad de hablar (11). Desde la imagen del lector que espera el narrador de El pesa-nervios para completar su obra, podríamos reflexionar ahora en torno a lo que Roland Barthes propone en La muerte del autor, ya que, según él nos explica, existe sólo una persona capaz de comprender la duplicidad del texto y al mismo tiempo recoger la multiplicidad de él. El lector es ahora el protagonista, aquel sujeto que representa el destino de la obra, el autor pierde su reinado y es destronado por el nacimiento del lector. Todos los textos vistos en este ensayo se han construido gracias al lenguaje, es decir, es él quien nos ha hablado, por lo tanto el autor ha sido desplazado por la palabra, ella nos ha entregado las imágenes, ella me ha llevado a pensar en la nostalgia desde un sujeto que ha sobrepasado a la persona Mistral, Lihn, Poe y Artaud. Absorbidos todos en la magnitud del lenguaje, nos permitimos interpretar en nuestra situación de lectores, así como los mismos autores se convierten en lectores al hablar de sus textos. La creación de la independencia de lo escrito frente al que escribe se justifica sólo en el lenguaje, es este nuestro parentesco (escritores/lectores) todo descansa aquí y nos permite la nostalgia hasta desde lo desconocido. Si sólo analizáramos los textos desde la perspectiva que nos han entregado los autores estaríamos minimizando las posibilidades interpretativas, le estaríamos dando una muerte prematura al texto, pero los signos y los símbolos que esperan impacientes en cada obra prohíben esa muerte. De esta manera se desvela el sentido total de la escritura: un texto está formado por escrituras múltiples, procedentes de varias culturas y que, unas con otras, establecen un diálogo, una parodia, un cuestionamiento; pero existe un lugar en el que se recoge toda esa multiplicidad, y ese lugar no es el autor, como hasta hoy se ha dicho, sino el lector ...el lector es un hombre sin historia, sin biografía, sin psicología; él es tan sólo ese alguien que mantiene reunidas en un mismo campo todas las huellas que constituyen el escrito (12). Notas 1. Probst, Enrique. “Nostalgia y depresión”. En Internet en: http://www.chasque.net/frontpage/relacion/0007/depresion.htm. 2. Barthes, Roland. “Sobre la lectura” en El susurro del lenguaje. Paidós. Buenos Aires, 1994. p. 47. 3. Mistral, Gabriela. “Sobre cuatro sorbos de agua” en Antología mayor. Prosa, p. 588. 4. Ibíd. pp. 391-392. 5. Ibíd. p. 553. 6. Lihn, Enrique. Álbum de toda especie de poemas, Editorial Lumen, Barcelona, 1988, p. 13. 7. Ibíd. pp. 61-62. 8. Poe, Edgar Allan. “El cuervo”, en Texto del estudiante; lengua castellana y comunicación, Editorial Mare Nostrum, 1998. p. 253. 9. Artaud, Antonin. El pesa-nervios, Visor, Barcelona 1972. p. 60. 10. Ibíd. p. 54. 11. Ibíd. p. 69. 12. Barthes, Roland. La muerte del autor, sin referencia. Bibliografía • MISTRAL, Gabriela. “Sobre cuatro sorbos de agua” en Antología mayor. —. “Beber” en Tala, en Antología mayor. —. “Cómo escribo” en Antología mayor. • LIHN, Enrique. “Porque escribí” en Álbum de toda especie de poemas, Ed. Lumen, Barcelona, 1988. • ARTAUD, Antonin. El pesa-nervios. Visor, Barcelona, 1972. • BARTHES, Roland. “Sobre la lectura” en El susurro del lenguaje. Paidós, Buenos Aires, 1994. —. La muerte del autor, sin referencia. • PROBST, Enrique. “Nostalgia y depresión”. En Internet en: http://www.chasque.net/frontpage/relacion/0007/depresion.htm. ** Clara Quero Flores claraqf@hotmail.com linguaquiltra@yahoo.es Docente e investigadora chilena. Es colaboradora permanente del Colectivo Lingua Quiltra (http://colectivolinguaquiltra.blogspot.com). Licenciada en pedagogía en castellano de la Universidad de Santiago de Chile (http://www.usach.cl) y estudiante de magíster en literatura en la misma universidad. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Reclamo oficial Piera Pallavicini *** Poemas Octavio Fernández Zotes *** El invierno de Napoleón Carolina Lozada *** Con el espíritu de las musas (extractos) Marcela Vanmak *** El hombre de la pajarita Nilo Espinoza Haro *** Dos poemas Luis Alberto Carro *** Dos relatos Verónica Delgadillo Vargas *** Tres poemas Marietta Morales Rodríguez *** Dos caras, una moneda Manuel Rodríguez Díaz *** Dos poemas Patricia Garma Montes de Oca *** El llanto de Rosita Róger Vilar *** Poemas Miguel Ildefonso *** Las dulces hierbas del estío Ana María Manceda *** Poemas Pedro Marambio Vásquez *** El Más Grande Cheo Guzmán *** Poemas Clarisa Caropreso === Reclamo oficial Piera Pallavicini ================================ En la obligación me veo de escribir, pues encuentro el colmo que no me hayan avisado nada. “Concurso de cuentos chilenos”, eso fue lo que leí aquella tarde en el periódico. ¿Qué hice entonces? Cambiarme de gafas (para ver de cerca) y escribir. Pensé: soy una vieja con experiencia, ¿qué tendrían los otros cuentos mejor que el mío, esos lampiños pergenios que se las dan de escritores? Nada. Este concurso es mío. Es por eso que me dirijo a ustedes, estimado consejo (aunque en realidad no sé qué tan estimado), para decirles que me parece inadmisible que a una anciana como yo se le falte el respeto de esta forma. Les contaré pues mi historia, lo quieran o no y la lean o no. Después de ver el aviso en el diario y llenarme de ilusiones, decidí hacer el cuento que pedían basándome en Talagante. Sí, yo pensaba: “Un cuento bien patriota de mi tierra, nadie me la gana”. Es por eso que decidí, ya dándome por ganadora, pensar en qué iba a invertir el dinero del premio. Después de barajar varias opciones decidí comprarme, con el premio ganado, una máquina de coser para así instalarme con un negocio de costuras y de paso no estorbar más a mi marido e hijos. Sí, con esto les quiero decir que aparte de no darme el premio, han perjudicado a mi familia. Bueno, ilusionada con mi negocio, hasta le puse nombre. Se iba a llamar “Doña Nora Costuras”. (¿Bonito, no?). Mientras esperaba el llamado o carta que me anunciara mi flamante victoria, hice el cartel de mi negocio y afiné los últimos detalles. Esperé y esperé. Cada día esperaba con más paciencia (contrariamente a lo que alguien pudiera pensar), mi ilusión crecía ya que pensaba: “Voy pasando etapas, eso debe ser”, y bueno, pasaron seis meses... ¡Y nada! Agarré pues el teléfono (indignada) y me comuniqué con ustedes. Me atendió una agradable señorita, la cual con un dulce tono de voz osó decirme: “Señora, lo siento. Usted no pasó la primera fase”. ¿Se imaginará esa “señorita” que cada vez que sonaba el teléfono en esta casa yo contestaba “¿Gané?”. No. ¿Cierto? Le dije que era una falta de respeto porque era indiscutible que yo debía ser la ganadora del concurso. Yo sé que fui la mejor, no necesito leer los demás cuentos. Y ustedes también lo saben. Quizás fui la única señora que se atrevió a escribir. Bueno, ese no es el punto ahora. Seguiré entonces con mi historia. Luego del llamado telefónico, pasé un par de días en estado de “shock”, como le dicen ahora. Pensaba en el pobre Lalito (el personaje principal de mi OBRA, por si no se acuerdan), ¿o creían que le iba a poner Pepito? No. ¡Pobre Lalito! Cada historia tejida, todos sus años contados, su esfuerzo, sus momentos de drama (muy buenos por lo demás) todo se convirtió en nada, en una escoria. En un simple pedazo de papel con tintes tristes, en vez de una obra de arte plasmada en hojas. En fin. Luego de una semana me llegó una carta a la casa, era de parte de su “prestigioso” periódico. La abrí con mucha ansia, ¡el corazón me latía a mil! (¿se dan cuenta de que también me podrían haber matado de un infarto? El preinfarto ya lo tuve). Mientras mi corazón se enloquecía, mis manos transpiraban y mis piernas se doblaban, y yo pensaba: ¡Sí!, se arrepintieron, se equivocaron. Pero no. Desdicha la mía al leer esas vacilantes líneas. Me decían con mucha escrupulosidad que no había clasificado a la primera fase. ¿Cómo se les ocurre avisarme a esas alturas? ¡Que desconsideración! Más encima con una carta tan formal y bien presentada, era para ilusionar a cualquiera con que era una comunicación del inminente logro. Deseo entonces contarles esto, que ya es más historia que la anterior misma, para que sepan que han dejado una herida en mi mente, en mi alma, en mi familia, pero principalmente en mi bolsillo. Señores, como que me llamo Nora Ramírez Lazo que yo no me daré por vencida, a ver si para el próximo concurso no me juegan tanto a las escondidas. Les aprovecho entonces de invitar a mi negocio, queda ubicado en avenida Libertad trescientos ochenta. Ahí está, bajo el mismo letrero antes descrito y sin una máquina de coser. Máquina que gracias a la incompetencia de ustedes señores. Sí, no pongan esa cara. Gracias a ustedes no tengo. Me quedo aquí entonces, desilusionada y gastando mis dedos y poca vista cosiendo. Pero no me arrepiento, pues como dijo Oscar Wilde: No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Y yo, lo tenía. Post-data: Reconozcan que mi redacción es realmente admirable. Post-data 2: Si me gano un premio a la mención especial pueden enviarme una carta a: Toro Reyes 45, Barrio Escocés. Se despide atte. Nora Ramírez Lazo. ** Piera Pallavicini pierapallavicini@gmail.com Escritora chilena (Santiago, 1984). Reside en Viña del Mar. Estudiante del último año de psicología en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV, http://www.pucv.cl). Cursó un taller de narrativa con el escritor Marcelo Beltrand Opazo. Algunos textos suyos han sido publicados en diversos medios electrónicos, en periódicos de la región y en el programa de Radio Agricultura Cuentos y otras letras. Interpreta la guitarra y cursa estudios de guión de cine. Mantiene una página personal en http://www.pierapallavicini.cl. === Poemas Octavio Fernández Zotes =================================== *** Lázaro Lázaro oyó sonar sobre su tumba la voz majestuosa del más dulce amigo de la infancia. Ha días que dormía mansamente en el seno caliente de la tierra. Era un sueño apático y sin sueños; era un estar estando, simplemente; era una soledad cristalizada; era un nadar a braza por la nada; era un vacío hundido en el vacío. Su amigo le conminó con voz urgente: ¡Álzate, Lázaro, álzate y anda! Pero Lázaro, ¡ay!, estremecido, miró en torno a él y, convencido de que nada sorprendente le esperaba, se dio la vuelta y continuó dormido. *** Cada día... Cada día, y en el momento justo de inaugurar una nueva mañana, me arremango y tomo impulso para escribir el poema más bello de este mundo. Amalgamo los sueños comprimidos; me asomo con deleite a la ventana; saludo a la vecina que me llama por mi nombre de pila; veo volar las golondrinas, como un nuevo Bécquer redi-vivo, escucho el trinar divino de las aves... Pero apenas intento remontarme, alzar el vuelo triunfal al infinito; cantar los diminutos gozos de esta vida: Leo el periódico y se me cae el mundo. Y así continúo, un día y otro día, melancólico, triste y meditabundo. *** Viaje a tu memoria Cuando haya pasado el tiempo de las rosas y cierren tras de mí las puertas herméticas del Hades, yo tomaré la ruta hacia Occidente en un viaje sin retorno a las Hespérides o a un Avalón desierto y sin manzanas. Cuando cierren las puertas y ventanas del último aposento; cuando el viento se haya llevado el polvo ingrávido de mis últimas palabras; cuando ya no quede nada; sólo quedará un leve recuerdo del que te nombro como única guardiana. Aunque yo me haya ido, perdido en esa barca que pilota Caronte y no haya un horizonte por delante, seguiré habitando en el seno íntimo del jardín de tus recuerdos. No quiero ni más gloria ni más nada. Y si has de ser el fiel guardián, yo te convoco a que evoques mis sueños no alcanzados. No los mezcles con llantos y plegarias; te entrego el Grial en que mi sangre mora; envuélvelo en caricias y sonrisas en el lecho de algodón de tu memoria. *** Pequeño mundo A veces el mundo parece tan pequeño que a uno le entran ganas de salir de paseo una mañana y mirarlo en perspectiva, desde lejos. Mirarlo en sus múltiples facetas, como un espejo roto que refleja todas las miradas de los otros. Y luego, todos juntos, sentarse a la mesa de un café-concierto, ya sea en Bogotá o en Barcelona, y rehacer el puzzle, pieza a pieza. Sentir qué pocas cosas nos separan y cómo se acortan las distancias. Saber que, aun diferentes, notamos en el fondo los mismos sueños, las mismas ansias. Que parando la mirada en un punto concreto; ese punto común en la distancia: ¡Qué leve le queda el lugar a los recelos! ¡Qué dilatado el lugar de la esperanza! *** Tu nombre Si, ya fuera al azar, ya de ex profeso, buscando en río revuelto de los días, hallé tu nombre grabado entre las piedras: ¿Qué puedo hacer sino tenerlo enquistado en mis labios, pronunciarlo, darle vuelta al revés hasta gastarlo y hasta beberlo e incorporarlo al viento frío que me envuelve? Emborracharme de sílabas y letras, deletrear con fruición cada sonido, deleitarme en su cándido latido sabiendo que estás en él y que despierta, con la huella esculpida en esa piedra, una llamada urgente hacia tus señas. *** Para seguir viviendo A veces son manos que pasan y me rozan. A veces son ojos que pasan y me miran. Tal vez sea mentira: ni me rozan ni me miran. Pura casualidad, mero accidente. Pero yo me aferro a la caricia y siento una cálida sonrisa. Es suficiente para no sentirme solo; para seguir viviendo. *** Como notas difusas... Como notas difusas que van acariciando con un sonido lento: así llegan a veces melódicos tus verbos con un suave sonido; como si fueran besos que me llegan, deslizándose lánguidos, desde tu voz hasta mi oído. Como una risa muda que atraviesa y distiende cualquier faz enfadada. Una sonrisa: mohína en la mirada; irónica en su enigma; traslúcida en su arcano. Así llegan, armónicas, sin sobresaltos ásperos, tu voz a mi impaciencia, mis labios a la límpida sonrisa de tu cara. ** Octavio Fernández Zotes ofdez@hotmail.com Poeta y pediatra español. Reside en Bilbao. Ha publicado los poemarios En las zarzas del camino (Editorial Erroteta, Bilbao, 2005) y Memorial inacabado (Editorial Hontanar, León, 2006). Textos suyos han aparecido en algunas revistas digitales. === El invierno de Napoleón Carolina Lozada ========================== Invierno. Es el viento soplando contra tu favor. Son las ventanas cerradas y los jardines sin flores. El invierno es un ángel que no guarda. Es Dios sin misericordia. Es Napoleón entrando a Rusia con soldados de verano francés. Sabes, Sebastián, el invierno esconde los colores y cubre los pechos de las mujeres. El perro largo, flaco, con una cola enrollada sobre sí misma, se quedaba mirando al viejo mientras éste le hablaba. El viejo callaba por instantes al llevarse a la boca el trago de aguardiente que escondía en una pequeña botella transparente. Las calles se iban quedando solas, los ojos carnosos del mendigo miraban sin interés las piernas de los pocos transeúntes que circulaban enfrente de él. Todos iban abrigados en colores negros y grises. El perro se echaba para rascarse con una de sus patas las orejas y su rostro salpicado por las pulgas. Napoleón. Napoleón tenía a media Europa en sus manos, decía el hombre mientras cerraba cuidadosamente la botella. El perro seguía rascándose. ¡Sebastián! presta atención y respeta cuando hablo del Emperador. Sí, porque llegó a ser Emperador. Él, un corso, pequeño, malquerido. Emperador y amante de Josefina, la mujer de las joyas y las plantas. Dicen que se burló del mismísimo Papa y que se coronó a sí mismo. Y que Italia llegó a ser parte de los jardines de Francia. Sí, Sebastián, créeme, no es cuento lo que te cuento. Es historia, y sus personajes son reales. Él era el dueño del mundo, pero el poder enceguece el sentido común de los hombres, y Napoleón insistió en Rusia, quiso enfrentarse al invierno. Se fue con sus fieles soldados a invadir la gélida tierra de los zares y cuentan que el frío era tan violento que mataba a los caballos y congelaba sus tripas. El invierno, Sebastián, el invierno es muy jodido. El perro se acurrucó a su lado, el viejo sonreía y acariciaba la cabeza del animal de pelambre blanco y manchas café. No seas cobarde, Sebastián, mira que más frío pasaron los soldados de Napoleón. Algunos abrían las barrigas de los caballos muertos y metían las piernas dentro de las entrañas de los animales para mantenerse calientes en las noches. Al amanecer más de uno quedó atrapado al no poder sacar las piernas de las entrañas congeladas. Dicen que gritaban y pedían auxilio pero el resto de los soldados, que más que soldados parecían ánimas en pena en los caminos del limbo, debían seguir marchando y nada podían hacer. Seguían a Napoleón, buscando a Moscú que desaparecía entre los copos de nieve y las fogatas de los pueblos que se incendiaban para despistar al pequeño conquistador. Un joven se detuvo frente al mendigo. Con su mano abrigada le tendió par de monedas. El perro se puso alerta cuando vio que el hombre acercó la mano a su dueño. —Tranquilo, Sebastián, que el señor no es un soldado francés ni nosotros somos ciudadanos rusos. El hombre sonrió a secas y se fue con un paso sin adiós. El mendigo y su perro se levantaron y caminaron hasta la tienda de víveres. El hombre abrió la puerta y el perro adelantó el paso. Uno de los empleados intentó echar al perro y cerrar la puerta a su dueño, pero el hombre de zapatos rotos le mostró las monedas: tranquilo, voy a pagar lo que lleve. Con desconfianza, el vendedor le permitió entrar. El dinero alcanzó para embutidos y un poco de pan. El perro y su dueño salieron de la tienda sin dar las gracias. Te cuento, Sebastián, una vez encontré un libro en el basurero, era una novela escrita por una mujer inglesa que hablaba de la pasión. La escritora decía que a Napoleón Bonaparte le gustaba el pollo. El pollo y el sexo de Josefina. Imagino el sexo de Josefina escondido entre las telas vaporosas y el asfixiante corsé, esperando por los labios del Emperador que metido entre su monte de venus se convertía en un súbdito más. La boca abierta sobre su sexo francés y los pequeños pelitos de su cuca erizándose como las flores dientes de león. La rústica lengua corsa acariciando sus labios y los gemidos de la amante transformados en proclamas napoleónicas: ¡Vive le France! ¡Vive L’Empereur! Y Napoleón perdido en el almizcle de Josefina. Sí, Sebastián, no es cuento lo que te cuento. Es historia, es Napoleón metido en la cama de Josefina. No me mires así, ya te voy a dar un pedazo de comida. A nosotros no nos corresponde el pollo más allá de sus sobras, de sus alas y pescuezos. Tenemos que conformarnos con salchichones oscuros y grasosos y un pedazo de pan rancio. Ni para pensar en un sexo tan suavecito como el de Josefina. A nosotros nos tocan las duras manos del invierno, las caricias solitarias de la madrugada, el frío colándose por mis pies y por tus patas, envenenándonos los bronquios y pulmones. No importa que mi madre haya decidido llamarme Napoleón igual que el conquistador. Nunca tendré sus éxitos, sólo viviré sus fracasos. A nosotros, mi querido Sebastián, sólo nos toca, eternamente, Waterloo, la isla de Santa Helena. Napoleón continuaba comiendo junto a su compañero. Un músico callejero cantaba solitario no hay amanecer en esta ciudad. Ya no puedo darte el corazón, perdí mi apuesta por el rock and roll. La canción sonaba muy mal, a la guitarra le faltaba una cuerda. El invierno se hacía de noche. El músico, el mendigo y su perro buscaban un lugar donde refugiarse. La mayoría de los habitantes de la ciudad ya estaban en sus casas cobijados por las estufas y las ventanas cerradas. Una niña aburrida se asomaba a la ventana y veía andar a un hombre con un perro, atrás lo seguía un músico con su guitarra. Iban transitando los caminos del invierno. Y en la noche rusa los soldados desandaban entre los blancos abedules. En el camino perdían las piernas, los ojos, la vida. El corazón hacía mucho tiempo que lo habían perdido al empeñarlo para ir a la guerra. Sólo una guerra más, les decía Napoleón. Pero no fue una más, fueron muchas guerras más hasta que el invierno se convirtió en una isla exiliada con las últimas palabras del Emperador: France, armée, Joséphine. ** Carolina Lozada natalia_linacero@hotmail.com Escritora venezolana (Valera, Trujillo, 1974). Licenciada en letras mención lengua y literatura hispanoamericana y venezolana (Universidad de Los Andes, ULA, http://www.ula.ve, Mérida). Ganadora del I Certamen de Relatos Breves “El País Literario” (Madrid, 2005) y del Certamen de Narrativa “Oswaldo Trejo”, convocado por el Instituto Merideño de Cultura (Mérida). Mención de honor en el II Concurso de Narrativa “Antonio Márquez Salas” de la Asociación de Escritores de Mérida (Mérida, 2005). Mención publicación en el I Certamen de Narrativa “Salvador Garmendia” (Caracas, 2006). Ha realizado trabajos de investigación literaria para la ULA. Correctora de estilo en diarios regionales. Actualmente forma parte del taller de narrativa del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve), impartido por el profesor Luis Barrera Linares. === Con el espíritu de las musas (extractos) Marcela Vanmak ========== Me voy, dijiste, o mejor dicho no lo dijiste; lo leí en el vuelo de tus ojos. Me desbandé contigo hasta los huesos, en estuario... La que queda en el nido, pena que conmisera no soy yo; es un jirón del destiempo, perfume a muerte y espera. Rumor de mariposas bajo el cielo del silencio. === El sol, un guiño oblicuo en mi ventana No te miraré más ni viviré por ti nada más que en versos. La nada trepará por mí. Seré más nada que nunca. Polvo incendiario de bosques llamaradas de astros violetas en los mares de tus ojos. Tormenta que golpea la conciencia de un pan magro. Un escupitajo aventurero en cualquier dintel de cualquier puerta. A cada instante la saliva de un dios sin profeta. Qué más da. No daremos amor —ni nos diremos amor. Goteará la nostalgia lágrimas de lluvia en los cristales. Desnuda mirando el poniente, mi alma, pubis en cruz, naves sin huéspedes, grito emplazado en pasión. La musa en desarraigo de tu continente. === Ese ave que se posa Y puedes ver desde la distancia es mi espíritu que se agita como una bandera blanca. Ven a mi proa y recoge sus jirones. —Descúbreme. No es fácil vivir así de mendrugos; de soles prestados de lluvias desde dentro. Cuando tu partida me arrastre: mirare atrás para ver el suelo de tus pisadas donde me arrodillo a besar los pies descalzos del amor —que todavía me pertenece. La ciudad de tu cuerpo enciende mis luces apaga las renuncias. Abre mi cáscara se come mi esencia degusta la entrega vence la ternura acuartelada de hembra que abdica toda pureza. Todo el llanto que cae desde el azul del mar: soy yo pidiendo clemencia. Esos astros incendiarios en noche trágica: Soy yo, pidiendo clemencia. La brisa que besa tu rostro Soy yo, Soy yo; la mujer que acaricias en otras. Todavía no te has dado cuenta; la misma que comienza Y termina: La que te lleva mas allá de sí misma; Soy la vida que te hace Soy la muerte que te entrega. ¡Soy yo! ** Marcela Vanmak marcela_vanmak@yahoo.com.ar Escritora argentina (1965). Profesora de español para extranjeros en Israel, donde reside. Mantiene un blog personal en http://vanmak.blogspot.com. === El hombre de la pajarita Nilo Espinoza Haro ====================== Un hombre grueso, de piel tostada, más bajo que alto, calvo, de larga barba blanca, vestido con un deshilachado terno azul, camisa descolorida y corbata de pajarita, apoyándose en un bastón, a mediodía del sábado 31 de mayo de 1959, llega al borde de la pileta de la plaza de armas de la ciudad de Huaraz. Desde ahí, con potente voz, clama: “Huarasinos y huarasinas, estamos en peligro. Todo esto se destruirá dentro de once años. Dios me ha dicho que hay que hacer algo y rápido. No hay que perder tiempo, igual que Noé, hay que hacer un barco de madera para salvarnos”. Las numerosas personas que están ahí, sin embargo, ni lo miran. El hombre sigue gritando. Me acerco. Sus ojos de búho me intimidan y más aun su bastón cuyo mango termina en una gran cabeza de serpiente. Luego de un largo rato, aquel hombre deja de gritar. Se sienta. Está agotado. “No se quejen, ya les he avisado”, susurra varias veces. Instantes después, se pone de pie y a duras penas se introduce en un terreno sobre el que desde hace muchos años no termina de construirse la Catedral de Huaraz. ¿Quién es ese hombre y quién es ese Noé? ¿Ambos viven en la Catedral? ¿Por qué no en el templo del Señor de la Soledad, que es el más bonito de Huaraz? ¿Qué hacen? ¿Acaso ese Noé es tan buen carpintero como el maestro Romero, el famoso ebanista del barrio San Francisco?, ¿el que hace las mejores espadas y aviones de madera del mundo? En mi casa nadie me da una respuesta. A los nueve años de edad nadie te hace caso. Cuando pienso en Huaraz, esa escena y esas preguntas surgen tal cuales. Esté en Madrid, Nueva York, Lisboa, París, Lima, México D.F., Bogotá, o donde esté. Vuelvo a mi infancia y, más precisamente, a los momentos en que comencé a valorar cada palabra que escuchaba o leía. Tres días después, en la cuadra cuatro del jirón Bolívar, en la puerta de la panadería de la señora Montoro, más conocida como La Carcasha, me encontré con un hombre al que siempre lo veía caminar con un libro en la mano. No sabía cómo se llamaba. Me imaginé que él tendría alguna respuesta. Me aventuré a preguntarle. Recuerdo su comprensiva sonrisa al escucharme y sobre todo su cordialidad cuando me dijo quién era Noé y cómo y por qué construyó un barco de madera. Que, gracias a ese barco, la humanidad y los animales habían sobrevivido a un largo y terrible diluvio. Luego me dijo que el hombre de la larga barba blanca se llamaba Martín Miranda. “Un anciano muy inquieto, sabe mucho de la historia no sólo de Huaraz o del Perú, sino del mundo. Se parece bastante a la estatua del Padre Eterno que está en el altar mayor de la iglesia de San Francisco. No obstante, jamás presume de ese parecido. Es una autoridad en el tema de la rebelión indígena de Atusparia. Julio Ramón Ribeyro ha hecho una obra de teatro basándose en lo que le ha dicho Miranda de Atusparia. Cuando joven fue muy amigo del escritor y periodista huarasino Ladislao F. Meza —llamado “El Cholo Meza”—, un exitoso columnista del diario El Comercio de Lima en los años 30 y discípulo distinguido del maestro Manuel González Prada. A Miranda, mi amigo el riguroso historiador huarasino Manuel Salvador Reyna Loli, lo cita varias veces. Ahora bien, no sé por qué, Miranda se gana la vida como picapedrero. La gente dice que está loco, sólo porque vive en la Catedral que nunca termina de construirse y porque nunca deja de decir que conversa con Dios todas las madrugadas. Sin embargo, creo que se equivocan. Ya verán”, me dijo. A partir de esa fecha, cada vez que podía yo hacía dos cosas. La primera, iba a tratar de hablar con Martín Miranda y luego tratar de encontrarme con el hombre que caminaba siempre con un libro. Miranda hablaba solo, no escuchaba a nadie. No decía otra cosa que: “Huarasinos y huarasinas, estamos en peligro. Todo esto se destruirá dentro de once años. Dios me ha dicho que hay que hacer algo y rápido. No hay que perder tiempo, igual que Noé, hay que hacer un barco de madera para salvarnos”. El hombre que caminaba siempre con un libro nunca dejó de atenderme. Es más, me contaba historias magníficas. De mujeres que se convertían en lagunas, de pájaros que con sus cantos narraban la historia de los pueblos, de gavilanes que se robaban mujeres, de mujeres que seducían a los pumas, de enanos que en las noches se convertían en gigantes, de hombres que de noche se convertían en lo que eran: en gusanos. En fin. Cada conversación con el hombre que caminaba siempre con un libro, era ocasión para soñar con los ojos abiertos. Sus historias dichas con sencillez y gracia —lo digo con sinceridad— son las mejores que he escuchado hasta ahora. Un año después, el 31 mayo de 1960, el hombre que caminaba siempre con un libro me regaló lo que había escrito: El mar, la lluvia y ella. Es el primer poemario que he leído en mi vida. Sólo entonces me enteré de que se llamaba Marcos Yauri Montero y de que era poeta. Hablar de todo con un poeta cuando contaba con nueve años de edad a cada rato y empezar a leer poesía de la buena a los diez. ¡Qué suerte! Así entré a la tierra de las letras. Ese 1960 fue el segundo y último año que estuve en Huaraz. Martín Miranda siguió gritando todos los días: “Huarasinos y huarasinas, estamos en peligro. Todo esto se destruirá dentro de diez años. Dios me ha dicho que hay que hacer algo y rápido. No hay que perder tiempo, igual que Noé, hay que hacer un barco de madera para salvarnos”. Como siempre nadie le prestó atención. Es que los huarasinos y las huarasinas, menos el poeta, estaban convencidos que el hombre de la pajarita estaba loco y que no hablaba con Dios. Y ya se sabe lo que ocurrió exactamente diez años después. El 31 de mayo de 1970, un terremoto destruyó la ciudad de Huaraz. ** Nilo Espinoza Haro niloesharo@yahoo.es Escritor peruano (1950). Ha publicado País de papel (México, 1983), Azaroso inventario de las visiones, testimonios y recordatorios de Chinchinchín en la ciudad de los reyes (Lima, 1987), Sonata de los espectros (México, 1990, y Lima, 1991) y Mar de cuentos (Lima, 1996). En el primer semestre de 2007 el grupo Santillana publicará su novela Bruniquilda. Tiene inédita, además, la novela Los hijos de Sundance the Kid. === Dos poemas Luis Alberto Carro ==================================== *** Cuaderno del desmemoriado Sobre esta hoja desierta como un cementerio a medianoche de qué luna escribir en cuál de todos los techos del desvelo. Cómo saber si fue verdad el aire, si el jazmín nada más que un simulacro, si la palabra fuego ardió cuando hizo falta. Dónde anotar los pájaros del horizonte roto, la voz de una mujer fugada del espejo. Tengo miedo de leer despedidas detrás de cada lluvia, de creer una tregua entre banderas, mientras la soledad —gusano endemoniado— nos perfora la sombra. O acaso es necesario pertrecharse contra el roído muro de la infancia, contra el primer silencio, esa frontera incierta con papeles de prófugo. Si es así, aquí me tienen, desarmado, desnudo peregrino de la duda, pidiéndole al primero que camine esta calle que me responda qué hago en el borde de la nostalgia en blanco. *** La espera Abuela Ema colocó tierra negra en maceta y se sentó a esperar. La llovizna no le pidió permiso, no dijo “buenas tardes” ni de dónde venía. Simplemente bajó al hondo silencio y allí se echó a dormir. Hasta que un día sin saludo ni aviso, la gota se hizo tallo, colibrí en la cintura de lo verde. Abuela Ema ya no estaba en su silla de paja Una luz recién hecha bailaba sobre el patio. ** Luis Alberto Carro lucarrode@adinet.com.uy Poeta, periodista e historiador uruguayo (Colonia, 1952). Tiene en su haber dos libros de poesía, Instrucciones en caso de alegría (1994) y Perro de balcón (1998). Es codirector de la Revista Cultural U. Escribe en el Diario La República (http://www.diariolarepublica.com) de Montevideo, en el semanario Vamos, y en las revistas La Voz de la Arena y Estampas Colonienses. === Dos relatos Verónica Delgadillo Vargas =========================== *** Borrasca y calma Fue un espectáculo de inenarrable belleza. Ella y sus disposiciones. La insoportable iluminación de un ascensor no opacó las extrañas intenciones por las que dejó todo y ahora estaba ahí, viendo cerrarse esas puertas metálicas como cuchillas eliminando cualquier posibilidad de regresar, ya no le quedó otra que apretar el botón y sentir —en la soledad infranqueable de ese momento— cómo se elevaba hacia aquello que apenas podía construir como un pensamiento posible. El futuro como maniobra ajena a las manos que sostenían nerviosas un puñado de aire y nada más, el espejo irritante, el reflejo ajeno que decía al mismo tiempo “frena y baja, sigue y sube, camina, detente, habla, calla, desea, no sientas”, eran como los elementos dentro de una caja sin entrada ni salida, y si ya estaba ahí no quedaba más que salir cuando el aparato se detuvo en el piso escogido. En su estómago habitaban al mismo tiempo venados y lagartijas, conejos y gavilanes, gaviotas y cóndores. Caminó por el pasillo buscando la letra correcta, y a cada paso se decía “qué haces aquí, qué vas a decir, qué vas a escuchar, qué vas a mover, qué vas a recoger”, todas esas frases posibles dispuestas en un mismo plano, el arte de la espontaneidad reducido a un procedimiento aduanero; y las palabras congestionadas en la garganta como cajas de encomienda en época navideña. Recorrió en casi 3 minutos ese pasillo reflexionando taciturna que jamás, nadie, nunca le provocó semejante cantidad de sensaciones al mismo tiempo. Llegó a la puerta, suspiró y se resignó a la exposición de sus penumbras. Tocó el timbre, el tiempo se detuvo y la puerta se abrió, él la abrió. El miedo a ser recibida por esa mirada de cazador cauteloso a la espera de su presa se desvaneció con una sonrisa de bienvenida que iluminó todo el ambiente. Se sintió flotar en esa inmensidad y se dijo a sí misma “¿qué hay detrás de esa mirada?”, y aquel reflejo en el espejo del ascensor aún dentro de ella, le respondía: “tal vez algo depravado, ¿no sentís que está ahí esperando por vos para devorarte?”; pero ni ella entraba, ni él la invitaba a pasar. Quizás ninguno sabía qué hacer en ese momento, quizás ambos estaban sorprendidos de que ella estuviese ahí, con dos pretextos, dos libros, dos regalos, dos pases a bordo, dos delitos. Hizo un gesto heráldico, una sonrisa, un movimiento con las manos, y dijo: “¿querés entrar?”. Ella pensó: “laberinto de mundos para entrelazar, tanta belleza en dos ojos, en una sola boca. No digas nada, no hay nada qué decir cuando hay una orden suprema que sólo hay que obedecer”. Y ella entró. Y convertida en olas de mar, sucumbió ante la callada sabiduría de las manos de un dios de arena. Y así, ceremonial, el movimiento de arena, olas, espuma, hicieron de la marea un temblor mutuo y ambos —como tallo y estaca— se sostuvieron para no caer en la certidumbre de las cosas precisas y comprimidas, porque en aquel vaivén musical conspiraba la necesidad de adentrarse en mundos sin perímetros y bailar hasta el cansancio. Y así fue, tal como el sonido del mar, lleno de bramidos y susurros. De borrasca y calma. *** La rueca de Aurora Sosiego. Silencio. Se antojó entrar donde nadie había entrado. Quietud. Después de ellos, sólo la palabra. Él es y luego no existe. No está en el principio. Y así, recibe su fatalidad. Montado en el andamiaje del mundo al que obedece... donde el sueño debilita la singularidad como la caries a un diente. Y se afloja... relaja su yo en una fascinación ebria, sin actitudes de protesta, sin lecturas semiológicas, sino de consigna, de falsificación si se quiere, pero no de fantasmas. De su cuerpo surgen pasajes en los que lo que existe se menea como una puerta giratoria hacia una casa en la que no hay ninguna otra intimidad distinta de hablar de nada o de todo, un galpón bajo el cual se guarda una mercadería que no se puede mostrar porque le falta el nombre. Ella es un triste viaje en tren. Un tren de aquellos que ha empezado a envejecer. Sus ojos son como una tarde de domingo llevada de la mano de un arcángel. Su boca es como la primera mirada a través de una ventana mojada por la lluvia en una casa nueva. Su cuerpo son calles vacías de gente, en las que los silbidos y los disparos fijan la providencia. Y ningún rostro es un rostro en el grado en que lo es el verdadero rostro de su esencia. Dentro suyo hay oscuridad, antesalas a modo de pasadizos en los que uno no es capaz de encontrarse. Un salón en el fondo del mar, como un antiguo e incomprendido café con mesas y parejas en una luminiscencia de índigo profundo. El último local para el amor. Ambos estaban en un cuadro de Chirico, se medían en las sólidas periferias de sus fortines interiores, que primero habían de ser emboscados, luego conquistados y ocupados para llegar a subyugar a su destino, dominar lo que es suyo en el destino de sus multitudes. Subrayaron patética o fanáticamente el lado misterioso de lo misterioso, y no pudieron avanzar. Más bien comprendieron el misterio sólo en la medida en que lo reencontraron en lo cotidiano por la dialéctica que distingue lo cotidiano como misterioso y lo misterioso como cotidiano. Todo esto bailaba de un lado a otro, al ritmo de una trova dulzona y timbales de salsa cubana, como una nube de mosquitos, todos sepa¬rados, pero todos admirablemente custodiados por un lienzo invi¬sible, bailaban de un lado a otro en la mente de ella, donde todavía colgaba el signo de su respeto por él. Por su parte, él y su rostro eran una placa de rayos X. ¿Cómo imaginar que se configuraría algo sustancial en el instante en que ambos se dejaron determinar por el coro de una cumbia villera? Fallaron, porque con la realidad no se puede jugar, porque a los que se burlan de las conflagraciones del destino se los prepara para un éxodo hacia esa tierra legendaria en la que se ahogan nuestras más vehementes esperanzas, donde naufraga la fragilidad de nuestras canoas en medio de la incertidumbre, donde van siempre las mismas olas rompiendo un espacio tras otro. Él tenía estrellas en los ojos; ella, velos de lluvia sobre el cabello, azafrán y vio¬letas silvestres ...¿en qué estupideces estaba pensando? Había montado el andamiaje, había trepidado y se había estreme¬cido; y ahora él desafiaba los hechos, y concebía anhelos vacíos; peor aun: mentía. “¡Maldita sea!”, dijo ella. Pero eso también era nada... Hoy era simplemente Nada... Mañana podría ser. Y podría; pero no con la bajada del pluviómetro y con el viento soplando del oeste con tanta insolencia, rasgando los vaporosos velos de la verdad, tan cruelmente. Le parecía a ella que era un agravio terrible contra la dignidad humana, donde no había nada que contestar, sino dejar pasar la ventolera sin protesta. Aunque estuvie¬ra buscando, a tientas, alguna proposición para un estado de ánimo distinto; pero no había nada que decir. Y se durmió... con el sonido breve de un despertador que a cada minuto le anunciaba sesenta segundos más, y luego sesenta más, y sesenta más , y... ** Verónica Delgadillo Vargas vdelgadillo@prefecturascz.gov.bo Escritora y comunicadora social boliviana (Santa Cruz de la Sierra, 1977). === Tres poemas Marietta Morales Rodríguez =========================== *** La pequeña gigante La pequeña gigante recorre las calles del planeta como un Heraldo furioso en busca del eslabón perdido de aquellos guerreros cósmicos. Despierta como el movimiento de un coro de edecanes, donde la suma sacerdotisa lee aquel decreto donde los sueños se concretan en los adoquines en las calles cerca del río. La pequeña gigante se levanta con el murmullo de las hormigas urbanas, que va tejiendo el manto de esas noches de alquimia en el sueño de un rinoceronte, donde la jaula se eleva como las risas de los niños en las calles de París. *** Los bailes del bombillo rojo Los chicos del barrio juegan a la pelota desafiando a la muerte que camina en el patio trasero de la vida. El árbol de la higuera se levanta en el costal de la vida, entre el tequila y la foto de Frida Kahlo. La muerte se espanta con el resplandor del sol, en el último aliento de vida en el momento donde las sábanas se levantan como el movimiento del mar. Es el mirar de los pescadores. Es el juego eléctrico, desafiar a la belleza imperfecta de esa meretriz que rompe los moldes de los cementerios por los rosarios rotos de los ecos del bombillo rojo en el mirar de los parroquianos entre tabaco, sudor, lamentos del recorrido de los quejidos de la miseria, en busca de esa cajita china de las grandes esperanzas. Es el niño que camina por las calles de los perros románticos en busca de esa pelota rota por el caer de las hojas en las avenidas frías del plato de la buena fortuna. En la mirada de lo alto de un cristo en las distancias del desierto hasta llegar a las persianas azules de los mensajes cósmicos del mapa de la amistad. *** El niño de las botellas en París El niño de las botellas en París, no es más que una hoja arrancada de un libro de poesía, que va cayendo en las calles de la ciudad luz, como el viento de ese Padre que jamás volvió a casa. Por el llamado de las bombas al otro lado del río. Pasa junto al emporio los niños juegan a las canicas durante el cambio de luces, se tiran oraciones al aire por los cirios prendidos eternamente. A veces los poetas se encuentran en un bar ardiente de ilusiones, frente al mantel blanco de los mapas que surcaron los aeropuertos, en busca de esos versos que entrarán en la ventana del niño de las botellas en París. Serán los actores de esa película de Serguei donde las multitudes corren de un lado para otro en busca de esa quimera que enciende la ira del Zar, frente al plato de lentejas de la cosecha después de los temporales, de las sábanas secadas frente al sol, donde toco el piano por ese fantasma del padre muerto, que me hace gritar en lo alto de una montaña, para que oiga mi eco al otro lado del mar, donde los barcos caen en el precipicio del silencio como el llanto de un gallo que dejó de cantar, delante de la cocinera que sirve la comida en el atardecer de esa pintura que hace girar los muros en distintas direcciones. La nieve cae como plumillas de cebollas en los techos ardientes del niño de las botellas en París. Las luces rojas de la puerta de la entrada al camino surcado por las botellas quebradas en el intento de hacer un poema. ** Marietta Morales Rodríguez mariettamorales@hotmail.com Poeta chilena (Antofagasta, 1973). Ha publicado el poemario Cartas abiertas a Serguei (2000) y fue favorecida por la Beca de Creación Literaria mención Poesía el Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2001). Cursa un diplomado de gestión cultural en la sede Antofagasta de la Universidad Los Lagos. === Dos caras, una moneda Manuel Rodríguez Díaz ====================== (I) La cara feliz. En algunas culturas es disimulada, escondida tras máscaras de expresión lejana, mostrada únicamente, y no sin recelo, en la intimidad, al ser motivo de vergüenza por considerarse pecaminosa. Otras formas de pensar y existir la llevan hasta cuando no es real y sincera sino afeite y vacuidad, ya que su posesión es considerada indispensable para todo, desde ser aceptado en la escuela de primeras letras, atravesar las distintas etapas del crecimiento y llegar a la adultez, hasta para poder contar con un muy concurrido y elegante servicio funerario por ser uno un muerto de buena cara. La cara triste. Algunos la llevan con cierto aire de orgullo, cargando lo que podríamos llamar una pena importante, preñada de reflexión y no desprovista de un toque de desencanto por todo el género humano. Otros, en cambio, tienen una tristeza triste, abatida, cansada. Corroída y magullada de tanto repetirse. La aceptación de la cara triste como norma y manera natural de lucir, es bastante común en muchos lugares, al punto que hay quienes, aun estando alegres, se cuidan siempre de mantener una expresión de desolación y congoja, no vaya a ser que se les acuse de estar burlándose de los demás o, todavía peor, de robarse las sonrisas de aquellos que no las tienen. (II) La cara falsa. Miente. Miente porque es feliz mintiendo, no sabe decir verdades o siente su verdad tan insignificante que, cree, necesita mentir. Algunos llevan su cara embustera guardada en un bolsillo o en la cartera, para usarla cuando lo consideran conveniente. Estos pueden ser los más peligrosos entre los falaces, ya que usan su capacidad para distorsionar hechos, palabras y hasta principios inmutables, de manera premeditada, a sangre fría, pues. También están quienes mienten por cobardes, rastreros, tristes aprovechadores; se saben incapaces de inspirar respeto, de ser diligentes y constructivos. Por eso se arriman, babosos y adulantes, a quienes detentan poder o demuestran capacidades, tratando de engañarles con voces y gestos de sumisión, esperando recibir una ración de migajas que fingirán agradecer. La cara falsa abunda y aparece por todos lados, en casas, calles, televisores, oficinas, bancos, alcaldías y ministerios. La cara auténtica. Casi siempre menospreciada, vilipendiada, menoscabada, rechazada. Sólo puede ser llevada en alto, de frente, con eso que llaman dignidad. A su portador no puede ni debe inquietarle el hecho de que cargarla no esté, y tal vez nunca ha estado, de moda. Quien la tiene la usa a toda hora y en todo lugar, ya que es la única que posee. La cara auténtica es metal precioso, bien invalorable que no todos tienen, no todos aprecian y no todos reconocen cuando la ven. (III) La cara bonita. La más vendida, ansiada y admirada de las caras. La afanosa búsqueda por ponerse en una de éstas lleva a más personas de las que estarían dispuestas a admitirlo, a hacer grandes gastos y sacrificios y algunas veces a tomar verdaderos riesgos para su salud; tan grande es su importancia y tantos son los beneficios que se le atribuyen. La cara bonita clama por atención desde vallas, noticiarios, páginas de prensa, esquinas, aceras, pasarelas, salones de fiesta, bares, trenes y prácticamente cualquier sitio donde estén reunidas, por azar o convocatoria, al menos dos gentes. Es motivo creciente de lucro y sustento para quienes la prometen a través de cremas, cirugías, rayos láser y otras formas de tortura y para los que, teniéndola de un modo u otro, hacen de lucirla su forma de ganar el pan. Desde épocas perdidas en la enredada maraña de los tiempos, la cara bonita ha sido objeto de culto y adoración, al considerarse bendición y muestra palpable del Bien, la Salud y la Verdad. Aunque a veces la cara bonita es tan sólo fachada y parapeto que oculta insulsez y vacío, puede ser arma y herramienta útil para la difusión de ideas, conceptos, o cualquier otra vaina positiva que, al estar tan bien presentada, logra captar la atención y el espacio que de otra forma se le negaría. La cara fea. Una idea, por valiosa que pueda ser, si es demostrada por un rostro que no concuerde con lo que se considera Belleza, es rechazada por romper los parámetros inconscientes con los que se juzga lo que debe ser lo bueno, saludable y verdadero. Han de ser altas las dosis de inteligencia, buen humor, creatividad, simpatía y varios etcéteras, necesarias para andar por ahí mostrando una imagen incongruente con los cánones asociados a la guapeza y no recibir portazos literales o figurados. Una cara fea es asociada desde milenios atrás y en muy diversas civilizaciones con el Mal, el Peligro, el Pecado. Con todo lo que debe ser temido y evitado. No hay forma de establecer de manera definitiva cómo debe ser la cara bonita y cómo debe serlo la fea, aunque cada vez es más pronunciado el intento de implantar estándares universales. Bonito o feo, bueno o malo, agradable o desagradable, son conceptos tan variados como diversa es la población humana de esta pelota llamada tierra, que da vueltas en el Universo sin que le importen un pito esos asuntos. ** Manuel Rodríguez Díaz manuelrdiaz2@yahoo.com Escritor y artista venezolano (San Fernando de Apure, 1971). Ha reunido algunos de sus poemas en los libros Náufragos de embuste, Desde ahora, 7 líneas y Onnadario, tres de ellos incluidos en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://cervantesvirtual.com). Textos suyos han sido publicados en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com) y en los periódicos regionales Abc y Semana Hoy, así como en la revista colombiana Semana (http://www.semana.com) y en las publicaciones digitales Neuronilla (http://www.neuronilla.com), El Hilo de Ariadna (http://www.ariadna-rc.com), Ciudad Futura (http://www.ciudadfutura.com) y panfletonegro (http://www.panfletonegro.com). También ha participado en programas radiales. Como artista gráfico tiene obras expuestas en MultImagen (http://www.multimagen.com) y participó en la II Exposición Virtual Artística del Rincón Literario de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned, http://www.uned.es), de Madrid, España. Desde los siete años de edad formó parte del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles de Venezuela, realizando estudios de teoría musical y de violín. Es guitarrista formado en los Talleres de Cultura Popular de la Fundación Bigott (http://www.fundacionbigott.com), en Caracas. Ha compuesto varios temas para guitarra y otros instrumentos y diseña y dicta talleres de literatura, redacción y escritura creativa, crecimiento y desarrollo personal, así como de aprendizaje del idioma inglés. Mantiene en línea dos bitácoras, El Cuaderno (http://manuelrd.blogspot.com) y Técnico de Tribuna (http://tecnicodetribuna.blogspot.com). === Dos poemas Patricia Garma Montes de Oca ========================== *** La madrugada no tiene corazón Yo quería decir algo pero el filo partió el polvo Un gramo sobre el fuego un beso sin anestesia Yo quería decir algo algo para escapar de pronto para decir casa y echar el cerrojo Y dejar afuera tu desvelo de plástico de papel aluminio de semillas quemadas Y era bueno, a veces incendiar la indiferencia reír como idiotas tomar menos en serio lo tremendo Qué poco importara el abrazo incompleto sentirnos mutilados compartir el fracaso hasta la rabia Yo quería decir algo pero era un sábado gris y estaba nublado Mueren perros de orejas largas corren perros pequeños, blancos, de pelaje rizado sueño un tapete para la casa “welcome...” Yo quería decir casa meterme contigo tirar la llave... pero la noche llegó antes antes que un cerrojo que un abrazo completo antes de un beso que pesara más que un gramo *** Progreso Inn Hay algo terrible en el verano en la quietud de los balcones en las adolescentes solitarias Algo terrible en el océano Alfonsina, la sirena enamorada Natalie Wood hinchada como sapo el chico rubio que embiste autos en los arcos doblados al sol del poniente Cecilia revienta una rana en el asfalto aplaude mariposas, besa marineros Me salva ese mosaico de sardinas tendidas al sol como tesoros de plata sacudiendo la muerte con escarcha Hay algo terrible en no hacer nada en el horizonte firme en mamá en traje de baño Catalina Todo es instantáneo en vacaciones el café, la leche con chocolate el amor en los juegos mecánicos Insisto en que es terrible el malecón y la playa la banana sugiriendo un frutero en el mar los pescadores sin moto sky las camionetas de la gente pobre oliendo a pescado la abuela de dientes podridos el perro que le hace juego a su peinado Odio a los gringos insolados tetonas exhibicionistas borrachos que esconden caguamas con periódico Me odio a mí misma en la ventana un domingo de sobrepeso en el balcón y mi madre apuntando con el dedo mientras un muchacho rubio volteaba ** Patricia Garma Montes de Oca pgarma@dy.sureste.com Periodista y escritora mexicana (Mérida, Yucatán). Ha colaborado en diversos medios impresos de su país y actualmente es redactora del Diario de Yucatán (http://www.yucatan.com.mx) y corresponsal de la revista Expansión. Ganadora en 1997 del primer lugar en el concurso estatal de poesía convocado por el Instituto de Cultura de Yucatán (http://www.culturayucatan.com). En 2004 recibió una beca nacional de periodismo de la Fundación Prensa y Democracia México A.C. (http://www.prende.org.mx) y la Universidad Iberoamericana (UIA, http://www.uia.mx). Ha participado en diversos talleres de poesía y narrativa y publicado en las revistas Navegaciones-Zur, del Centro Yucateco de Escritores (CYE); El Cuento (revista internacional fundada por Juan Rulfo), El Navegante (http://www.elnavegante.com.mx) y diversos suplementos, revistas electrónicas y gacetas culturales. Entre sus publicaciones figuran el cuento infantil El fin del mundo y diversas antologías, como Litoral del relámpago (Centro Yucateco de Escritores) y La otredad (Instituto de Cultura de Yucatán). === El llanto de Rosita Róger Vilar ================================== ¿Cuándo vendrás, hijo? Hace once años que te fuiste y nunca te he vuelto a ver. Aun así me dices en tu carta que mi tristeza no es porque estés lejos de mí, en un país extranjero, cuando eso es lo peor. No sé por qué situación estarías pasando cuando me escribiste, tal vez tengas demasiadas cargas de trabajo y sé que vives en un mundo muy diferente al nuestro. Tu carta, que tanto había esperado, me hizo llorar toda una mañana. Clamé a Dios, pues no sólo me dices que abandone la ilusión de verte, también me quitas uno de mis pocos consuelos: escribirte mis sentimientos. Siempre dije que no dejaría de hacerlo para así poder mantener el fuego de este amor encendido a través de las cartas, pero, de acuerdo a lo que me prohíbes, no sé cómo voy a escribirte de ahora en adelante. No volveré a hacerte preguntas, pues me pides que no las haga, también tendré que eliminar las palabras “tristeza”, “dolor en mi corazón” y todas las demás frases con que expreso mi angustia. Según tú son cursilerías de telenovela. ¿Qué tienes ahora contra las telenovelas? Cuando tenías doce años te sentabas conmigo a ver “La esclava”; pero no conociste “El derecho de nacer”, esa la oí por radio cuando yo era jovencita, y me di cuenta de que no hay nada más bello que el encuentro de un hijo con su madre. Claro, parece que tú ya no quieres encontrarte conmigo, pero me queda el derecho a defenderme. No es cierto que en tus recuerdos de niñez siempre viste una madre llena de amargura y sin sonrisas. Para ti sí hubo sonrisas. Tú fuiste el que trajo la alegría a mi vida. Te sentaba en mis piernas para pintar flores en unos vestidos que después vendía. Lo hacía a la luz de un candil de petróleo que echaba un humo negro y denso. Te daba asma o tosías, pero no había con quién dejarte y el dinero hacía falta. Mirabas los colores y deseabas embarrarte. Tal vez debí permitirlo. O dejar que entraras a la herrería de tu abuelo. Ignoraba cuánto te gustaba la luz de la fragua y temía que te quemaras. Perdóname, no fui esa madre que tú querías que fuera. Ahora es que vengo a saber como tú me veías. Que te molestaban las ropas negras que llevé durante siete años como luto por la muerte de mi madre. Me culpas de que nunca aprendiste a bailar, que te hiciste arrítmico, dices, porque yo prohibí la música en esta casa, y sólo se oían mis quejidos “como una flauta desafinada y con gripe”. Qué manera de burlarte de mí, hijo querido, en esa carta donde también te niegas a recibir mis consejos. Ya no trataré de aconsejarte, pero, si lo admites, usaré la palabra “meditar”. “Medita” sobre tus sospechas y acusaciones contra ese Siervo de Dios que siempre ha predicado lo que dice la Biblia, él habla muy bien de ti y le cuenta a muchas personas cómo estrenaste el baptisterio nuevo, pues no querías iniciar tus estudios universitarios en La Habana sin antes recibir ese sacramento. Aquel fue un día en que sentí la bendición de Dios muy cerca, aunque cada vez que ese Siervo de Dios habla parece que el Espíritu Santo nos toca en la frente. No faltamos ni un solo domingo. Precisamente estábamos escuchándolo cuando a tu papá le empezó un dolor atrás. Tuvimos que salir antes de terminar el culto. Al llegar a la casa decidimos ir al hospital. Pero antes él cogió un cubo de agua (el tanque estaba casi vacío) y al sacarlo el dolor le aumentó tanto que por poco se cae y tuvo que soltarlo. Corrió a acostarse y no podía ni estar sentado. Yo no sabía qué hacer, ya sabes que no puedo levantar nada por mi problema de salud. Lo vestí acostado. ¡Qué falta nos hiciste en ese momento, hijo! En esta situación oramos y pedimos la ayuda de Dios. Me sentí muy desamparada. Llamaron a la puerta, salí y vi que era Nilo. Él me ayudó a sentar a tu papá en la cama. Tuve que darle un caldo con mis manos, pues no pudo comer con las suyas. Luego fui a un teléfono público a llamar a Miguel o a Pablo para que fueran para el hospital a esperarnos; pero también había el problema del transporte, como ya sabes aquí los taxis se acabaron y las guaguas pasan cada cuatro horas. Hablé con el vecino de al lado, donde guardan un carro. En ese momento llegaba el dueño y nos llevó al hospital. El médico dijo que era una sacrolumbalgia, le mandó reposo, calmantes y calores. Estuvo más de una semana dándose los calores con una almohadilla eléctrica que Chelo me prestó. Dicen que eso puede durar mucho, pero gracias a Dios ya está bastante mejor, casi bien, y ya monta en la bicicleta. El año pasado yo tuve sacrolumbalgia, pero a mí me duró dos meses. Es un dolor terrible que coge la pierna y cuesta mucho caminar. Tu papá todavía está tomando de las vitaminas que nos mandaste y cuidándose de no hacer fuerzas. Le doy gracias a Dios por la ayuda de los vecinos. En esos días en que reposó yo hice todo, buscar los mandados y hasta cargar algunos cubitos de agua, pues el acueducto no funcionó. Para llenar el tanque se necesitan sacar del pozo por lo menos treinta cubos de agua, pero sólo me alcanzaron las fuerzas para llevar tres a la casa. Dos para bañarnos y uno para fregar los platos y tomar agua. La soga me peló la palma de las manos, tu papá sufría de verme así. Yo creo que hacían falta por lo menos cuatro cubos, pues una madrugada me levantaron los gritos de desesperación de la puerquita que estamos criando en el patio. Es para cuando tú vengas asártela y hacerte una fiestecita. Yo le puse “Rosita”. Se le había acabado el agua, y ahí me tienes, todavía a oscuras, sacando un cubo extra del pozo. Ese pobre animal no crece. Lo único que le podemos dar son cáscaras de plátano. Pero se las come de tres o cuatro mordiscos y sigue gritando de hambre. Me he pasado horas en el patio acariciándole la cabecita a ver si se le olvida lo vacío que tiene el estómago. Si yo me acostumbré a comer poquito “Rosita” también puede. Tu papá me regaña, dice que hay que matarla y comérnosla, que no es justo que sufra tanto ese animal ni que nosotros estemos con la barriga vacía. Pero yo le digo que no, que tú cambiarás de parecer y sí vendrás a Cuba. Entonces tendré que despedirme de “Rosita”, pero te tendré a ti. Hijo mío, yo espero que reflexiones y vengas a visitar a tus padres. Antes pensabas hacerlo. En una carta del año dos mil me dijiste que harías todo lo posible por venir y yo me alegré mucho, pero ya estamos en el dos mil cuatro y no has venido. A veces pienso que esa carta nunca existió y tengo que abrir el sobre y releerla, ver que es tu letra, y así me doy esperanzas, pues por lo menos una vez en tu vida planeaste volver, y a lo mejor esos planes regresan a tu “corazón”. ¿Esa es de las palabras que me prohibiste por ser de telenovelas, verdad? Perdona a tu madre, hijo, no conozco otras. Como te iba diciendo, releo mucho esa carta en que prometes volver. Todo lo que me has escrito lo guardo en tu armario. Al abrirlo y ver la ropa que yo te hacía me pongo a llorar. No te llevaste ninguna cuando te fuiste al extranjero. Paso las manos por ellas y lloro. Si no te las hubiera hecho, ¿qué te hubieras puesto? Por la libreta de racionamiento daban nada más dos camisas y un pantalón al año. Y cuando llegaban había que hacer cola tres días y tres noches antes, sin dejar el lugar ni un momento, porque te lo robaban. Tu tía Isabel y yo nos turnábamos. Mientras una dormía la otra hacía cola. Nunca se nos fueron esas dos camisas y ese pantalón. Pero eso no alcanza, se te gastaban, y por eso te hacía ropa con pedazos de poliéster. Como la mayor parte del tiempo la paso sola en alma, después de cerrar tu armario abro el canastillero de María del Carmen, tu hermanita, la niña que se nos murió a los cuatro años de hemofilia. Recuerdo que tú le mirabas sus ojos tan verdes, el pelo rubio, y te gustaba besarla. Te dejábamos a veces, pero era tanto lo que amabas sus ojos y su pelo que había que apartarte, casi la ahogabas con tus besos. Siempre fue muy pálida, por encima de lo bonita se le veía lo enferma que estaba. La última hemorragia le dio cuando estaba jugando contigo en el patio. Corriste y te abrazaste a mis piernas temblando. Sentí en mi corazón que algo terrible había pasado. La niña estaba tinta en sangre. Por muchas transfusiones que le pusieron no se salvó. Tan chiquita ya sabía lo que era estar viva, y me decía que quería vivir. Tuve la esperanza hasta el ultimo momento de no perderla, pero el Señor se la llevó y su sabiduría es más alta que todos nuestros dolores. A esa niña también le hice toda su ropa con mis manos. Desde los pañales y los gorritos de estambre rosa, hasta sus falditas de poliéster, esa tela que odias por barata. Pero es que nosotros no teníamos ningún familiar en el extranjero que nos mandara ropa, y mejor que nunca lo hubiéramos tenido, porque el que ahora tengo eres tú. Ah, no, también está mi primo Arnold en Estados Unidos, pero con ese nunca se pudo contar. Por cierto, si eso no te perjudica, te voy a mandar la dirección a ver si puedes localizarlo. Él, además de que siempre ha sido alocado, ahora es un borracho perdido. Dicen que dejó el trabajo y anda deambulando por las calles de Miami. Imagínate que le pase eso a una persona de mi edad, tiene sesenta años como yo, y todo por bromista. Fue en el año mil novecientos sesenta y uno. La revolución acaba de triunfar y pasaron marchando unos milicianos. Él se burló diciendo: “Un, dos, tres, cuatro, comiendo mierda y rompiendo zapato”. Total, que eso le costó la cárcel y tener que irse a Estados Unidos como refugiado político. Su mamá, que tiene cien años, no deja de llorar por él. La entiendo. A mí no hay un día en que no se me salgan las lágrimas lamentando tu ausencia, la falta de noticias, o las noticias a medias. Sé que te tratas con un psiquiatra, pero no me has querido decir el motivo. Hijo, ¿cómo es tu problema de los nervios? ¿Cómo se manifiesta? ¿Es depresión, ira o insomnio? Aquí nunca tuviste crisis de los nervios. Quién sabe cuántas amarguras tengas que no me quieres decir. Y a eso se añade que en el país donde vives han sucedido cosas terribles en los últimos tiempos. Inundaciones, temblores de tierra... Y nosotros aquí, muriendo un poquito más cada día, sin saber nada con exactitud, pues cuando creemos que estás en un lugar estás en otro, ni siquiera tenemos un número de teléfono por si se presentara una urgencia, y pienso que es posible que muchas de las cartas que te hemos mandado se hayan perdido. No sabemos si recibiste un telegrama de felicitación por tu cumpleaños. Y así pasan los días y nosotros orando y esperando. Este año sólo hemos recibido dos cartas tuyas. Las dos malas. En la más reciente eres muy duro conmigo; y la anterior, la anterior es tan triste, tan triste que me llegó muy hondo, causándome mucho dolor y sufrimiento, por todas las cosas que te sucedieron este tiempo que acabas de pasar desempleado. Hijo querido, tú no mereces haber sufrido tanto. Dormiste en un parque, en el metro, en la casa de no sé cuántos amigos. Hace días deseaba escribirte, pero presentía que ya no era la misma dirección. Lo corroboré cuando llegó el telegrama. Te acordaste del cumpleaños de tu padre, ya son sesenta y tres años, ya nos vamos poniendo viejos. Te decía en la carta que nunca mandé que nos vamos a retratar para enviarte la foto. Y que si se podía enviar sin certificar. Dijiste que las cartas tenían que ser sin certificar, pero yo pienso que una que lleve foto debe ser certificada. Te vas sorprender de cómo somos. No te asustes. Tu padre está blanco en canas. Lo conocí rubio y ahora tiene los brazos casi negros de tanto sol que aguanta. Pedalea veinte kilómetros diarios para llegar al trabajo y veinte para regresar. Está flaquísimo. Yo creo que lo hace para entretenerse y no oír mis quejidos de “flauta desafinada y con gripe”, como dices, porque en realidad lo que gana no alcanza. Son diez dólares al mes. Habíamos vivido del dinero que tú nos mandabas; pero en estos meses que te quedaste desempleado vivimos del sueldo de tu papá, esos diez dólares que sólo rinden para comprar la cuota de la libreta de arroz y frijoles y una botella de aceite, cebollas y ajos en el mercado negro. Las cáscaras de plátano de “Rosita” las trae del basurero del comedor de su trabajo. Le pregunté si en la foto que pensamos tirarnos poníamos también a “Rosita”, que lo quiere muchísimo a él. Para mí que adivina que es el que le trae la comida. Bueno, pues no quiso, tiene miedo de que pienses que estamos locos si nos retratamos con un animal. Ya hablé con Chicho, el fotógrafo, y dentro de un mes nos retrata. Es que hay mucha gente que quiere retratarse, nos tuvimos que poner en una lista que maneja Clotilde, su esposa. ¿Te acuerdas que antes nos sacábamos las fotos en el estudio de la calle Libertad? Pues ya es como si no existiera, siempre les falta algún material, explican que el gobierno no se los manda, y nos dicen: “A ver si el mes que viene se puede, compañero, dense una vueltecita”. Pero hace años que es inútil ir. Yo no sé como es que Chicho consigue las cosas para tirar fotos a escondidas en la barbacoa de su casa. Según tu papá se las roba. Al principio tenía miedo de que tirarnos esa foto fuera un pecado, porque dice la Biblia que uno no debe robar ni tratar con gente que roba; pero también leí que lo más grande es el amor, así que como lo hacemos por amor a ti me decidí a ir con Chicho. Nos verás muy mal en esa foto. Él hecho un cadáver prieto de tanto sol, y yo hecha un cadáver blanco y pálido, porque no salgo de la casa. Avísame por telegrama si no quieres que mande esa fotografía, porque lo único que me pides en realidad es que escriba mis memorias. ¿Pero cómo se te ocurre eso, querido hijo? Tu pobre madre no tiene nada interesante que contar, además yo no tengo talento ni me gustaría escribir mis intimidades, y tantas cosas de mí, unas felices, como tu nacimiento, haber conocido a Cristo, haber tenido unos padres que me amaron mucho; y otras muy tristes, haber perdido mis seres queridos, el sufrimiento de tener a mi hijo tan lejos de mí y a la vez tan cerca pues estás siempre en mi mente y en mi corazón. A mí, en lugar de escribir me hubiera gustado pintar. Esos deseos no los pude realizar y sólo alcancé a hacer algunos paisajes. Me iba al río que está por allá, por San Agustín, donde nací, y me quedaba horas pintando cada hojita de los árboles, cada brillo del sol, los reflejos en el agua. Papá se preocupaba de que estuviera ahí sola, pero a pesar de ser un herrero sin letras entendió que era lo que me gustaba. Me compró lienzos, tubos de óleo, pinceles y me inscribió en la Escuela de Artes Plásticas. Ahí conocí a tu padre. Después de eso me casé, naciste tú, murió mi madre, nació María del Carmen, pero también nos quedamos sin ella. Fueron dolores que me duraron años, y ya no hice nada, ni pintar ni mucho menos escribir. Pero en tu papá sí creo que hay un escritor (eso también me hizo feliz, haberlo conocido a él). Yo le digo que yo no sé redactar como él lo hace, pues sabe adornar lo que escribe. En estos días hemos estado revisando todas las cosas que tiene escritas de cuando participó en la lucha contra bandidos en el Escambray, siendo muy joven, y cuando la Crisis de Octubre. Cumplió los veinte años en la costa detrás de un cañón. Cuba estaba rodeada de barcos americanos porque los rusos tenían armas nucleares aquí. Se las llevaron y tu padre se salvó de la guerra que venía. Tiene varias cuartillas, y creo que vale la pena que haga su libro. Y debe de ser pronto. Sería bueno que pudieras estar aquí para que lo ayudaras. ¿No es eso un motivo más para que cambies de opinión y vengas a Cuba? Además él tiene poesías que yo creo que hasta podrías publicárselas. Hubo un tiempo en que pintó, pero ya tampoco lo hace. Lamenta haber llegado a los sesenta y tres años sin haber hecho una exposición personal, pero la vida es de mucha lucha y no hay tiempo casi para pintar. Llega a las siete de la noche, muerto de tanto pedalear, a esa hora se pone a trapear la casa, pues mi problema del corazón no me permite hacer esfuerzos. Comemos todos los días frijoles y arroz, después lava los platos, le pongo agua a hervir, mezcla mitad de agua fría y mitad de agua caliente en un cubo, se baña, coge un libro para leer pero se queda dormido y lo tengo que despertar y llevarlo a la cama. ¿Así quién va a escribir o a pintar? Pero tú sí has podido escribir, hijo querido. Por fin nos llegó tu último libro. Tiene una portada bellísima, está muy bien presentado, y he podido ver que para entenderlo la persona tiene que tener cultura. Y a pesar de que nos alegramos, también nos entristecimos. Nosotros te amamos con la vida y el corazón, no queremos herirte con nada, pero me ha llegado muy profundo eso de tu ficha biográfica donde dice “escritor mexicano de origen cubano”. Yo pensaba que eras escritor cubano que radicaba en México. Tal parece que no sólo te niegas a verme a mí, a Cuba, sino que quieres olvidar lo que eres. Tal vez tengas razón, esto es feo. La casa tiene un techo de fibrosen sostenido por palos torcidos. La calle es polvorienta, la gente se la pasa sentada en la puerta, sucios, llenos de sudor, sin nada que hacer, la sequía mató los jardines. El único tema de conversación es la comida, todos tienen hambre. Muy horrible comparado con los momentos buenos que has vivido afuera, pues si bien es cierto que tuviste que dormir en el metro, ahora ya tienes trabajo otra vez. Por las fotos que mandas se ve que en tu casa todo es nuevo, que tomas vino en copas. Aquí jamás ha habido una copa y mucho menos vino tinto. Cuquito, mi sobrino, se emborracha con alcohol de farmacia. Pero no te engañes, no creas que eres mexicano, o norteamericano si algún día decides irte para allá; no te engañes, eres este polvo que flota en el aire, esa gente con la barriga vacía y dolor en la cabeza, los chillidos de hambre de “Rosita”, que te espera para que te la comas y acabar su infierno en este mundo. Eres también el río en que te bañabas cuando eras niño, los barcos de papel que echabas a navegar en las corrientes cuando llovía, y muchas otras cosas felices que te pasaron en Cuba. No eres mexicano, y eso de “origen cubano” suena tan mal que no parece que se refiere a un escritor. Nosotros pensamos que mejor hubiera sido: “Nació en Holguín, Cuba, en 1968”. Otra cosa respecto a la ficha biográfica. Veo tristemente que se te olvidaron tus dos libritos editados aquí. “La pradera”, Premio de Literatura, 1986, y “Aguas”, Premio de la Ciudad, 1988. Por cierto que “La pradera” tiene un prólogo muy bueno de Fernández del Real. También te dieron menciones nacionales de literatura aquí. ¿Por qué están ausentes esos datos de tu último libro? ¿Qué pasó, hijo querido? Yo amo esos libros tuyos. Tus primeras publicaciones tienen para mí un gran valor. ¿Y para ti? Empiezo a pensar que no, y eso me da miedo. Si ya no te importa lo que escribiste aquí, ¿te importará Cuba?, ¿te importará ver a tus padres? Ya falta muy poco para que se cumplan doce años de no vernos y todavía sigues diciendo que no puedes venir. ¿Acaso tú no confías en Dios? Para Él no hay nada imposible. ¿No tienes deseos de ver esta tierra que te vio nacer y donde hay tantas personas que te amamos y deseamos verte? ¿Por qué tienes tanto miedo a venir? Dios quitará todos los obstáculos que puedan presentarse. Conozco a personas que han ido al extranjero a trabajar por un contrato y se han quedado sin permiso del gobierno cubano, y, sin embargo, ya han vuelto a ver a su familia. Hijo, querido, yo te ruego, te suplico que vengas a vernos. Estoy muy mal de salud, son muchas las enfermedades, así me es imposible hacer un viaje hasta donde tú estás. No sigas con eso de que somos nosotros los que tenemos que ir a verte, pues tú no estás en condiciones de solventar ese gasto. Pero puedes venir si te lo propones. Yo no quisiera irme de este mundo sin volverte a ver. Tal vez ni eso te importe, pues en esta carta tuya sólo hay dureza, no ofreces ningún camino, es como si hubiera que quedarse sentado cruzado de brazos sin siquiera tener la posibilidad de lamentarlo. Para colmo muchas de las palabras no son tuyas, sino de ese libro que se llama “Consolación a Helvia”, de un tal Séneca. Yo quisiera que cuando me escribieras pongas lo que sientes en tu corazón, sí, en “tu corazón” (como le decía Mamá Dolores a Albertico Limonta en “El derecho de nacer”). He podido ver mucha falta de amor en esa carta. ¿Qué te ha pasado, hijito querido? Si supieras cómo estamos tal vez vendrías a vernos. No sólo tu padre y yo, sino tu familia del campo. Allá en San Agustín la casa se les derrumbó completa. El gobierno les hizo tres cuartos con bloques, techo de hojas de cartón con brea y piso de tierra. Es el refugio de mi hermana Palmira, cuadrapléjica. Su hija Gaudelia lo único que hace es parir y parir, de cualquiera sale embarazada. La otra, Auristela, sigue llorando la muerte de su esposo y criando como puede el hijo que le dejó. Palmira dicta todos los días cartas para mí y las manda con el lechero. Quiere que le juguemos un número en la charada, aunque sabe que eso está prohibido. Yo le contesto que sí le aposté al que ella me dijo pero que no tuvo suerte. Dicen que se pone a llorar, pero no me queda otra solución. Quiero ver si tu papá le puede hacer una reja porque los puercos se meten hasta la cama y la huelen, y ella no puede apartárselos, y con sus hijos y sus nietos ni contar. He tratado de salvarlos invitándolos a la iglesia para que cambien de vida. Y por lo menos dos de ellos me hicieron caso. Rubiel y Auristela nos acompañaron en la Celebración Evangélica. ¡Si hubieras visto! Las calles se inundaron de cristianos cantando alabanzas a Dios desde la Avenida de los Álamos hasta la plaza San Isidoro. Quería que esa alegría contagiara a Auristela, que desde que enviudó hace diez años no hace más que amargarse. Empezaron a cantar: “En el altar de Dios el fuego está encendido”, y yo miré a Auristela para ver si por fin se alegraba, pero estaba llorando. La sacamos de la procesión, la llevamos a una calle solitaria, y empecé a preguntarle la causa de aquel llanto. No me respondía nada y seguía lagrimeando. Entonces le gritamos a coro tu papá y yo, y ella se quitó de la oreja el aparato de la sordera, y nos enseñó la pilita. Se le acabó lo que quedaba de carga desde que salimos de la Avenida de los Álamos, y dijo que los gritos más fuertes los oía como susurros. En las farmacias no ha y pilitas de esas, a ver si allá en el extranjero tú puedes comprarle una, porque la pobre está más sorda que una tapia. Tuvimos que regresar. En la calle me estaba esperando Alexis en su silla de ruedas. Tu papa por poco se muere de la rabia, pero se la tragó y se metió a la casa con los demás. Sabe que no me puede prohibir hacer el bien al prójimo. Y es que a Alexis le crecen muchísimo los pelos de la nariz, no puede mover los brazos, la mamá se la pasa toma y toma alcohol el día entero y con la musiquera del radio a todo dar: no deja vivir a nadie. Pero bueno, la cuestión es que no le corta los pelos de la nariz a Alexis ni ningún vecino quiere hacerlo. Sólo yo con aquella tijera vieja que era de tu abuelo. Le hablo a ver si se alegra y le cuento cosas. Pero tiene la mirada perdida y los brazos y las piernas como dos huesitos secos. Hace ya quince años que la policía le dio el balazo en la columna vertebral. Él estaba encaramado en la tapia de la escuela de enfermería mirando a las muchachitas bañarse, lo confundieron con un ladrón, le gritaron “entrégate”, pero salió corriendo y le dispararon. Terminé y lo llevé con su madre, que estaba baila que baila sola. El resto del día no pasó nada que contarte. Auristela y Rubiel se quedaron para dormir en nuestra casa, pues no hubo ningún transporte para el campo donde ellos viven. Auristela no habló porque no entendía lo que le decíamos, Rubiel sólo respondía con “sí” o con “no”. Para mí que ese muchacho es medio bobo, a lo mejor heredó el retraso mental de Mundo, el hermano de tu abuelo que le dio por operarse donde quiera que le daba un dolor. Hasta que le cayó mal un potaje, le dieron cólicos, y ahí mismo se entró a puñaladas. Ojalá a Rubiel no le dé por esa manía de querer operarse él mismo. Le regalé un Nuevo Testamento para niños, de esos que traen caricaturas de Judas Tadeo, Jesucristo y otros personajes. Tu papá se durmió, y como yo no tenía nada que hacer ni con quién hablar me puse a releer tus cartas. Encontré una en la que me di cuenta de que eres muy observador. Recuerdas tus últimas vacaciones universitarias. Tú estabas en el patio y yo también. Me mirabas, pero yo no lo sabía. Dices que te sorprendió la pequeñez de mis manos y la suavidad con que se movían entre las flores, y que de cuando en cuando yo te miraba y hacía una sonrisita de “...sé que estoy haciendo algo de niña pero me da pena que mi hijo me mire”. Pues bueno, de las flores que me hablas te diré que si era la mata de pascua floreció una sola navidad y se secó. Desde entonces no sembré más flores. No podía cargar a tu padre con más cosas. El acueducto nada más funciona uno o dos días a la semana y todo hay que sacarlo con soga del pozo. Él hubiera tenido que trabajar más. Aunque de todas formas cada día es peor. Desde el lunes (y hoy es domingo) se fue a los campos a ver si cambiaba una camisa de mezclilla por comida. Se nos acabó la que dan por la libreta. Yo me la he pasado con cocimientos de hojas de naranja, pero a “Rosita” no le gustan y ese pobre animal ya está ronco de tanto llorar de hambre. Quise que por lo menos estuviera limpio el lugar donde vive y entré a barrer y cuando iba a la mitad me sentí una pierna mojada. Me miré. Estaba llena de sangre y la sangre salía de forma horizontal. Yo estaba sola en la casa con Dios. Traté de ponerme la mano, pero casi no podía. Tuve que dar la vuelta a la casa, entré por la cocina, y me senté a la mesa de comer. “Rosita” se escapó del corral y me siguió hasta aquí. Entonces llamé a Isabel, le grité lo que me pasaba, pero no oyeron nada, nadie vino. La puerquita empezó a lamerme la sangre y así se me estancó. Después me hinché. No puedo caminar ni mis gritos salen de la casa. Tendré que esperar que tu papá vuelva. Ya es mucho tiempo para cambiar una camisa por frijoles. Ojalá no le haya pasado nada. Mientras tanto me he puesto a contestar tu última carta, hijo querido, para pedirte, para suplicarte, que vuelvas a Cuba a ver a tu madre y a tu padre, y para que te comas a “Rosita”, que me rompe el alma de tan flaca que está. Estos tres días se los ha pasado junto a mí, mirándome y llorando. En los ratos que se me cansa la mano de tanto escribir le hablo, le cuento cosas de mi niñez, de unos misioneros americanos que fueron por San Agustín. Y ella, que no recuerdo el nombre, tocaba el piano muy lindo. Aquel es un pueblo de descreídos. Por eso no tienen prosperidad. Hasta los plátanos se dan enclenques. Sólo yo acepté el mensaje del Evangelio. Fíjate..., creo que este animal me entiende, porque cuando le hablo me mira. ¿Qué pasará por la cabeza de “Rosita”? No sé hasta cuándo pueda estar consolándola. Cada minuto la pierna se me hincha más, ahora está morada y supurando un líquido amarillo y pestilente. Me duele la cabeza y tengo fiebre. Espero que me alcancen las fuerzas para explicarle a “Rosita” que cuando tú vengas ella va a morir. Tendré que consolarla. Será difícil. ¿Quién podría aceptar haber pasado toda la vida sin libertad, con hambre, y después morir de una puñalada? “Rosita” sigue llorando, ahora muy bajito, yo creo que ya no le quedan fuerzas. Y no sé cómo empezar a decirle la verdad, además la fiebre me está aumentando, me duele mucho la cabeza, la vista se me nubla. Bueno, recuerda que te suplico que vengas a Cuba, ya ni sé para qué, no tengo la mente clara, creo que voy a dejar de escribir... ** Róger Vilar fernands47@hotmail.com Escritor cubano (Holguín, 1968). Reside en México. Licenciado en educación artística por el Instituto Superior Pedagógico E. J. Varona (La Habana). Tiene además un diplomado en creación literaria por la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México. Ha publicado los libros de cuentos Corceles en la pradera (Holguín, 1986) y Aguas de la noche (Holguín, 1987), ambos editados por el Ministerio de Cultura de Cuba, y La era del dragón (Edamex, 1998). Cuentos suyos aparecen en las antologías Los últimos serán los primeros (1993) y Anuario de narrativa 1994 (1994), ambas de la Editorial Letras Cubanas. Ha publicado material ensayístico en revistas y medios mexicanos. En 2004 fue finalista del premio internacional de cuento "Almafuerte", convocado por la editorial argentina Bellvigraf, con "Asterius", por lo que este cuento apareció en la antología Escritores hispanoamericanos en el mundo. En México ha trabajado como reportero, guionista y asesor de producción y ha ocupado cargos gerenciales en medios de comunicación. === Poemas Miguel Ildefonso ========================================== *** Cruz y ficción Cristo medía 1 m y 64 cm y caminaba por el Centro de Lima eran las 3:30 de la tarde —siempre eran las 3:30 de la tarde Y él caminaba descalzo por Camaná veredas quemadas por el sol su piel ardía y era un extraño color para la temporada pálido como colmillo de elefante Cristo vivía como nosotros del paso del aire del tabaco de una canción en la rockola dormía en la Plaza Francia Y ahora cuando ya tengo su edad y me enfrento todos los días contra la ceguera creo verlo todavía sobre cartones durmiendo con los ojos abiertos Cristo tomaba aguardiente era huraño y cuando hablaba hablaba sólo quizás porque los romanos ya no usaban escudos ni sandalias y el emperador no era de Occidente y nadie quería escucharlo y nadie quería creer y nadie era nadie para lanzar la primera piedra Cristo nunca escribió nada fueron sus apóstoles los que me dijeron que él era Cristo pero yo no vi a ningún apóstol Judas tal vez era el bodeguero Pedro quizás vestido de verde caminaba también por el Centro las cosas no parecen ser las mismas para nosotros Y no porque era enero Y yo estaba por cumplir los cinco años a esta edad tengo más preguntas y las pocas respuestas que poseo son mías: Cristo medía 1 m y 64 cm la cruz es Lima los judíos trabajan en los ministerios el Emperador está en Palacio preparando su discurso... Y Magdalena? Está en Magdalena? (ella volvió al oficio y ahora es una próspera regente) Cristo usaba barba era flaco como John Lennon y jamás entraba a las iglesias no sé si porque tenía vergüenza de su pobreza de su mugre o porque no lo dejaban entrar o simplemente porque la calle era su casa Un día lo vi comiendo de la basura Y nunca más lo vi (de Vestigios). *** Odiseo No sé adónde voy Ni de dónde vengo Ni a qué viene esto Si pienso sólo en una mujer parada En una calle La vida es simple Si sólo se piensa en una mujer parada En una calle Yo pienso en una mujer parada En una calle No pienso adónde va ella Ni de dónde viene Ni a qué vienen estas preguntas No se debe preguntar adónde va ella Ni de dónde viene Ni a qué viene esto o lo otro La vida es simple Si sólo se piensa en una mujer Parada en una calle (de Vestigios). *** Mi propio país Las nubes escribiéndome en millones de lágrimas, las luces que aún permiten reconocer los besos finales del mundo, los ángeles columpiándose en el parque vacío, los años que dejé abandonados en las esquinas, recogerán mi cuerpo. Y no habrá ningún poema que me hable de ti. Mi oración de esta mañana es el frío que carcome los fierros. Mi oración está en el lugar más perdido de este poema: palabras escondidas entre silencios que vienen como vientos a dictarme su inutilidad. Abrazo la sombra del Paraíso mientras espero que cambie la luz del semáforo, sea cualquier ocaso. Abrazo un retorno, aunque no sea otoño, y voy al jardín abandonado de donde nunca se han movido nuestras almas. Hay en los edificios una mirada —a lo lejos— que tiene mucho de divino, puesto que ya no le interesa el tiempo que se demore en aprender a volar. Abrazo a los árboles que se mueven conforme a las estrellas más lejanas, sea cualquier ocaso. Las aves no dejan de cantar el nacimiento del moho en las paredes vacías de las casas. Las ratas no dejan de chillar en los subterráneos, exiliados de luz como yo. Ah este andar por las calles sin que a nadie le importe, Este vivir prisionero del cuerpo. Cómo no envidiar tus aguaceros, Maestro, tus rimados jueves y tus frágiles huesos húmeros. Y aun con toda esta rabia, me preocupo como tú, Vallejo, qué será del que no fue, qué mirará el que creyó, qué es del que espera ver lo que aún no tiene palabras. El único propósito de escribir poemas es el de no tener propósito. Por eso yo presiento en algún lugar de mi existencia la existencia del país. Yo presiento que existen horas que miden el tiempo, pero fuera del tiempo, y desde allí nos dictan los abrazos. Mi oración es una antena oxidada en el techo de cualquier casa. Un pájaro se posa en la antena y se pone a mirar el crepúsculo sin entender nada o tal vez sabiendo que así termina el día y así termina la noche. —Yo buscaba un refugio en la poesía —dije—, lamentablemente ese refugio estaba copado de vacío. —Un refugio es también un diálogo —respondió. (de Canciones de un bar en la frontera). *** El corazón de Dante Aquella noche de 1987 la luna subía por las esferas de las lágrimas de [Beatriz. El sentido de caracol que habitaba en sus huesos guiaba a Dante hacia un [bar. Fuera del bar se había producido un choque entre dos autos. Vidrios demolidos en la pista negra brillaban como las dulces lágrimas de [Beatriz. Dante se sentó en la barra y pidió una cerveza. Del bolsillo de su saco cogió un papel viejo, casi amarillo, y lo desdobló sobre la barra. La música no mataba las intenciones ni las escondía, todo lo contrario, más bien las almas bailaban pegaditas por las esferas de [Beatriz. La mesera rubia se apoyó en la barra, mostrándole el nacimiento de sus senos preguntó a Dante. “¿Estuvo de [viaje?”. El hombre le respondió afirmativamente, guardó el papel, pero se quedó pensando en lo del viaje, puesto que no era cierto que hubiera viajado. Avanzada la noche los bailarines cansados y casi transparentes tan sólo bebían, hablaban de terribles combates como si se tratara de carreras de caballos; más tarde cuando uno decía algo gracioso los otros lo festejaban; así era hasta que terminaban todos por llorar. Dante fue al baño por tercera vez, se lavó la cara, pero no volvió a la [barra. se dirigió a la mesa más cercana a la puerta, sin mirarla cogió de la mano a Beatriz, era pálida como las gaviotas y trémula como un bote perdiéndose en la fría noche. Sin decir nada salió casi arrastrándola: eran dos cuerpos en uno o el mito de Platón por las calles mojadas del Infierno. (de Canciones de un bar en la frontera). *** Má Mamá llevaba siete corazones y un sol cuando la conocí. Esto sucedió por el año 1970, tres años más quizás. Mamá tenía brazos blandos, suaves y fuertes. En su fortaleza, poco a poco, fui escudriñando. Mamá enseñaba. Ella me enseñó a oír el silencio de las estrellas. Un día ella me golpeó en la cara, junto a la nariz. Obviamente, yo Yoré. Pero aprendí que la vida es un largo camino hacia la contemplación. Mamá me hablaba de un pueblo pasado. Las historias las iba tejiendo como un manto que nos iba cubriendo en los inviernos. El tiempo pasado no tenía un monumento en la plaza del pueblo. Pero los niños hacían figuras con el barro arcilloso del río. Mamá nos hizo de ese barro, y nos dejó volar hacia el pasado muchas veces. ¿Qué diría ella, ahora que me encuentro lejos de todo y he perdido las alas? Mamá me llevaba a la feria. Yo Yoraba de todo. Por eso ella me llevaba a jugar con los niños que no lloraban. Una tarde me perdí entre los cajones de frutas. Pasé la barrera de los pájaros. Yo escuchaba un tema de los Beatles. Me perdí entre los mendigos. Cuando estaba a punto de salirme de mi cuerpo oí la voz de mamá. Me sujetó de una mano. Y camino a casa, yo comprendí que bajo la luz del mundo no había nada que temer. Vamos al sol, decía. O si no, de noche, vamos a tomar aire. El tiempo pasado ya estaba escrito en las estrellas. Y la casa crecía mientras subíamos a la azotea. Pasaron años. Muchas explosiones veíamos desde la azotea. Madre, déjame ver las explosiones, le decía. Si vas, hijo, se apagará la luz en un segundo. Madre, si no voy la luz me enceguecerá. Pero si vas, tal vez ya no querrás volver. Mamá lloró en sus siete corazones. Por cada corazón un Ave María. El tiempo pasado se apoderó del presente. Los niños que no lloraban ya no jugaban en la feria. Tiempo después ya no hubo feria tampoco. Mamá trataba de hallarme desde la azotea. Con tanto ruido yo no podía oír su voz. Perdí la luz. Perdí el camino. Por eso ahora escribo este poema. (de Canciones de un bar en la frontera). ** Miguel Ildefonso ildehuan@yahoo.com Escritor peruano (Lima, 1970). Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú (http://www.pucp.edu.pe) e hizo una Maestría en Creative Writing en la Universidad de El Paso, Texas (EUA; http://www.utep.edu). Ha publicado los libros de poesía Vestigios, Canciones de un bar en la frontera y Las ciudades fantasmas. Su poesía ha sido publicada en antologías como La generación del noventa y Poesía peruana siglo XX. Codirige la revista literaria Pelícano. Ha sido finalista en diversos concursos como: Segundo Premio Poesía Juegos Florales Universidad Católica (1991), finalista Premio Poesía Peruano-Japonés (1995), finalista Premio Poesía Copé (1995), Cuarto puesto en el Premio Nacional de Poesía del diario El Comercio (http://www.elcomercioperu.com.pe) “Centenario César Vallejo” (1996), Concurso de Poesía Revista Ajiaco, Arkansas Tech University (http://www.atu.edu, 2002), Segundo Puesto Poesía Erótica Centro Cultural Español (2003), Mención honrosa en el Concurso de Cuento Las Dos Mil Palabras de la revista Caretas (http://www.caretas.com.pe, 2004). Ha ganado los premios: Primer Premio Poesía Juegos Florales Universidad Católica (1995), Primer Premio Copé de Oro Poesía (2002) y Concurso de Cuento “Alfredo Bryce Echenique” (2003). === Las dulces hierbas del estío Ana María Manceda =================== El calor era el compañero continuo de nuestros juegos. Comenzaban por la mañana temprano y luego de una siesta obligada, terminaban cuando la noche, con su frescura, nos acariciaba tendidos en el pasto, tirados boca arriba, viajando por las estrellas. El fondo de la casa estaba dividido en patio, parque, huerta y gallinero. Teníamos sesenta metros de largo para nuestras correrías, ni las plantas de tomates se salvaban, ya que los surcos que las separaban para permitir su riego, eran el refugio ideal de nuestras escondidas. Éramos una pequeña pandilla; los vecinos, Tito y su hermana Betty, de mi edad, mis hermanos menores y yo. Al ser la mayor organizaba los juegos. Mi preferido era filmar películas, los hacía sentar en el pasto o en cajones de manzanas en el gallinero, las estilizadas cañas y las gallinas eran los otros sufridos espectadores ante mis dramáticas actuaciones. Yo era la actriz y los demás personajes, todos terminaban llorando, por supuesto el gallo cacareaba, pues casi siempre me moría o hacía de monja que abdicaba de la vida por amor. Cuando Betty exigía su derecho de hacer ella una película, la sufría especulando con un argumento que diluyera con su dramatismo el esfuerzo de mi amiga, yo Elisa Guzmán no permitiría jamás que su actuación opacara mi juego preferido. Otra diversión que nos fascinaba era organizar el bautismo de las muñecas. Con ayuda de las tías, confeccionábamos los vestidos para la ocasión. Ese día las muñecas de porcelana lucían hermosas. Entre ambas familias reuníamos unas siete. Tito se disfrazaba de cura, con unas grandes carpetas de puntillas al crochet de su madre y la tarde se convertía en fiesta. Masitas, sándwiches y para beber, granadina. Hasta invitábamos a otros chicos de la vecindad. En las tardes en las que el calor se sentía insoportable, conectábamos la manguera y nos empapábamos, por supuesto, teníamos permiso para estar en malla. A la hora de la merienda, hacíamos tiempo cortando de unas hierbas que crecían en la cerca de ligustrum que lindaba con nuestro vecino, unos frutitos de sabor agridulce al que llamábamos “huevitos”. Sentados en el césped, aromatizados por el olor de los tomatales, las flores, el verano y la niñez, comíamos ansiosos sándwiches de tomate con aceite, sal y pimienta acompañados de un cóctel confeccionado con huevos crudos batidos, azúcar y un chorro de vino moscato. No podíamos estar débiles ni delgados. Nuestro vecino de la cerca de ligustrum era don Alberto, nos divertía espiarlo por algún claro de la ligustrina, con la excusa que buscábamos los “huevitos”. Era el vecino más rico, vivía con su mujer, concertista de violoncello del teatro Argentino, un soberbio perro, ovejero alemán y un loro. No tenían hijos, eran socios del Jockey Club y eran los únicos que tenían auto, un descapotable amarillo. Cuando lo manejaba por el barrio la gente se arrimaba a las veredas para admirarlo al pasar. Las amas de casa suspiraban por tener la vida que el matrimonio hacía. El loro “Pepito” estaba enseñado por la mujer de don Alberto para que contestara al saludo de éste. Cuando el viejo paseaba por el parque con su perro, su pelada brillante, su robe de toalla semiabierto, dejando entrever sus flacas piernas, bajo su voluminoso abdomen, le decía: —Buenas tardes, Pepito. —El loro le contestaba: —Buenas tardes, vieja loca, vieja loca. —Nosotros nos tapábamos la boca para no estallar de la risa. Al llegar el otoño aún quedaban tardes calurosas, si bien el perfume en el aire era otro, en la casa se olía el olor a incienso y a las velas que la abuela prendía en el altar de su cuarto por ser Semana Santa. Igualmente se percibía un cambio en el color de la luz solar y la huerta que en verano rebosaba compitiendo con las hierbas del parque, se iba marchitando, permitiendo el lucimiento de los frutales de invierno, que ostentaban la formación de sus frutos. Mi padre tenía que llegar de viaje, la casa se preparaba para recibirlo con empanadas, ahí andaban la abuela, mi tía y mi madre en todos los quehaceres. Con mis hermanos saltábamos cada tanto por unos tirantes del cuartito, donde se guardaban trastos viejos, que hacía de escalera y subíamos a la terraza. Desde ahí podíamos divisar el vasto horizonte, quebrado por alguna arboleda añosa, ya que las casas eran bajas y nos permitía mirar la ruta de acceso al barrio. Ante los retos de mi madre bajábamos corriendo de nuevo a jugar. Al atardecer al fin arribó, traía regalos para todos, para mí un pequeño y maravilloso cordero negro. Parecía un dibujo animado. Ramón correteaba por el césped, un poco descuidado por la ausencia paterna. En esos días, al llegar del colegio y antes de almorzar, tiraba mis útiles en algún sillón del living y desesperada salía a saludar a Ramón. Jugábamos, lo abrazaba, lo besaba, sentíamos un amor mutuo. Los gritos de las mujeres eran el coro que nos acompañaban, el guardapolvo blanco se transformaba en una pintura surrealista de verdes y marrones. Las manos de mi madre quedaban coloradas de tanto fregar en la batea la complicidad de mis juegos con Ramón. Ese período otoño-invierno fue uno de los más felices de mi infancia. Los días feriados, mientras mi padre escuchaba por la radio los discursos de Perón en la Plaza de Mayo y se dedicaba a la huerta, nosotros seguíamos con nuestras correrías. Ramón no se apartaba de mi lado. El ovejero alemán de don Alberto se volvía loco con nuestro bullicio y seguro olía la presencia del corderito. Los padres de Tito y Betty eran antiperonistas, en esas ocasiones aprovechaban a deambular por el fondo de su casa para comenzar, a través de la cerca de alambre que nos separaba, una inocente conversación con mi padre, que terminaba en discusión. Reprochaban la quema de las iglesias y predecían la caída del gobierno de Perón. Mi padre exasperado les decía: —Lo que pasa es que ustedes son unos gorilas. —En el centro de la escena nosotros seguíamos haciendo de las nuestras y en el cerco opuesto, a través de la ligustrina, el ovejero alemán nos ladraba, el loro repetía —Vieja loca, vieja loca —, señal de que don Alberto andaba chusmeando las discusiones de los vecinos. Desde ya que él no se dignaría a discutir, estaba más allá de todo, era el Gran Gorilón. Al anunciarse la primavera, los olores de las flores invadían todo el espacio, la huerta comenzaba a demostrar su presencia, las hierbas resplandecían. En ese tiempo algo personal turbó mis maravillosos días, tuve mi primera menstruación, era señorita. Mi madre asustada, ya que tenía once años, no sabía cómo encarar tan trascendental hecho. Yo lloraba y rezaba, no quería quedar embarazada. Eludía jugar con Tito, creía que ante el menor roce de nuestras manchas venenosas podía embarazarme. Las pobres vírgenes y el Corazón de Jesús de yeso, del altar de mi abuela, estarían agotados por mí súplicas. Pero no claudiqué y seguí con mis juegos. Una noche, agotada por el trajín diario, me dormí leyendo una novela de Alejandro Dumas de una de las revistas literarias que nos traía mi padre. Tuve pesadillas, me desperté al amanecer sollozando y transpirada. Cuando llamé a mi madre noté revuelo en la casa, los mayores iban y venían, cuchicheaban. Mi tía y mi abuela me atendieron, y a fuerza de cariño y mimos lograron que me duerma. Por la mañana, era sábado, toda la familia estaba reunida en la cocina, no me llamó la atención ya que eran comunes esas reuniones cuando estaba mi padre, el mate pasaba de mano en mano mientras se charlaba de cuestiones hogareñas, en las cuales no estaban exentas las discusiones. Pero ese día estaban callados, tuvieron que contarme la trágica realidad; el ovejero alemán de don Alberto había saltado la ligustrina por la noche destrozando a Ramón, mi cordero negro. Fue terrible. De ahí en más las tardes primaverales se oscurecieron como si una fina llovizna de cenizas las cubriera. Sentía una sensación de tristeza, por primera vez conocí el adiós definitivo, la pérdida de alguien muy querido. Mi niñez se esfumaba entre los olores e imágenes con la fugacidad de esa época. La muerte de Ramón fue la bisagra que señalaba con profundo dolor el tránsito hacia la adolescencia. Don Alberto nos citó a mi padre y a mí en su casa. Por primera vez entraba. Era hermosa; muchas plantas, muebles valiosos, fotos en las que se lucía don Alberto junto a premios obtenidos en carreras de auto, otras en el Hipódromo, su esposa ejecutando el violonchelo. Por observar todo casi no escuché lo que discutían. Don Alberto prometió indemnizarnos por el asesinato de Ramón. El tiempo, con su juego perverso, dibujando parábolas entre la inconsciencia y la consciencia, se deslizó inclaudicable. Transitando el último lustro de los cincuenta, la situación política del país era grave, mi padre no dejaba de hablar sobre el tema, la radio ocupó el lugar predominante en las reuniones familiares. Un domingo, a la hora de almorzar, observé con extrañeza que no había movimientos habituales, recién llegada de misa con mi abuela, corrí hacia la cocina para disfrutar de los preparativos. Mis hermanos estaban sentados a la mesa y todo dispuesto para comer. Me explicaron que llegaría un asado de la panadería. Era habitual, cuando el asado era muy grande, que el panadero alquile el horno. Al fin llegó, dispuesto en una inmensa bandeja, se veía dorado con papas de guarnición. Emanaba un exquisito olor que invitaba a comerlo. En un pinche había una tarjeta, en ella estaban las disculpas de don Alberto, nos enviaba un cordero asado con intenciones de paliar en algo la muerte de Ramón. El Gran Gorilón creía que estábamos criando al corderito para comerlo. Me descompuse, una impotencia furiosa me invadió, odié a mis vecinos. A mediados de septiembre los militares derrocaron a Perón. Era la “Revolución Libertadora”. Mi padre estaba de luto, vaticinaba tiempos cruentos para nuestro país. Cuando pasaban por la calle marchas cantando loas al nuevo gobierno, salía desesperado a insultarlos, mi madre lloraba, sabía que podía ir preso. Por las noches comentaban las atrocidades que estaban cometiendo los militares con los peronistas, los comunistas y las organizaciones obreras. Al atardecer había “toque de queda”, no se podía transitar por las calles, las leyes militares eran muy duras. Con Betty, como desafiando la fuga de la niñez, nos escapábamos después de la hora prohibida y nos refugiábamos en la pequeña empalizada de la casa de don Alberto. Ahí escondidas, espiábamos los tanques de guerra que pasaban por las calles escrutando alguna violación del “toque de queda” por parte de grupos de resistencia. Una tarde, en una de nuestras habituales aventuras, en las que de una manera masoquista, sufríamos, pues pensábamos que si nos descubrían iríamos presas y sin más nos fusilarían, escuchamos tiros dentro de la casa de don Alberto. No puedo describir el terror que sentimos. Por supuesto huimos, agachadas, protegidas por el crepúsculo, temblando de miedo, hacia nuestras casas. Don Alberto se había suicidado, no pudo soportar una enfermedad incurable. Con el tiempo su esposa se mudó a un departamento del centro de la ciudad. El ovejero alemán fue regalado a unos amigos del campo, el loro fue obsequiado a mi familia. Aún tengo en mis oídos, cuando al atardecer llegaba del secundario, la metálica voz que repetía: —Buenas tardes, vieja loca, vieja loca. —Entonces sentía una profunda melancolía y me iba hacia el fondo de la casa, quería ver si las hierbas aún resplandecían. ** Ana María Manceda amtaboada@smandes.com.ar Escritora argentina (Tucumán, 1943). Estudió ecología en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (http://www.unlp.edu.ar). Ejerció hasta su retiro la docencia a nivel secundario en geografía y biología en Neuquén, Patagonia Argentina, donde reside desde 1975. Es socia fundadora de la Fundación San Martín de los Andes. Coautora de El libro de los cien años (Fundación San Martín de los Andes, 1999) y de las obras teatrales Corramos, el escrache está a la vuelta (2004), Adelina prende un sahumerio y Los llamadores del viento (2005). Fue seleccionada para antologías de poesía y narrativa por la Editorial Minerva (Córdoba). Textos suyos han sido recogidos en diversas antologías como Analogías (Subsecretaría de Cultura de San Martín de los Andes, 2005), El río demorado (Editorial Dunken, 2006), Poetas y narradores contemporáneos (Editorial de los Cuatro Vientos, 2007) y Mensajeros literarios (Centro de Escritoras Nacionales; Córdoba, 2007). Recibió el 2º premio en Narrativa del Concurso Internacional de Editorial Novelarte (Córdoba, 2006). Ha publicado en revistas digitales como Isla Negra (http://isla_negra.zoomblog.com), Artesanías Literarias (http://www.artesanias.argentina.co.il), Con Voz Propia (http://convozpropiaenlared.blogspot.com), El Cuento Nuestro (http://www.elcuentonuestro.com) y Azul Arte (Uruguay; http://revistaliterariaazularte.blogspot.com), entre otras. === Poemas Pedro Marambio Vásquez ==================================== Las hormigas diligentes llevan en su espalda repartido en migas y gajos el mundo tal vez sea lo único en pie cuando cedan los andamios de la tierra y los árboles mueran en temblor de luz. Las hormigas diminutas que cargan veranos y pétalos en su afán de viaje. A nadie entorpece su caminata ocre y recorren los espacios guiados por la brújula del asombro. Mis ojos son sus cuevas milenarias a ellos llegarán un día seducidas por el fin. En un segundo ellas pueblan los arcadios y los radios verticales de la monotonía y avanzan en sus caravanas festivas tocan el cuesco de mi corazón y luego sazonan la tarde en un rincón de la cocina, a todas partes llevan sus carpas beduinas yo la veo ir y venir y mientras duermo ellas arriman en mi cuerpo sus almas de vigía y hacen festín con las manzanas caídas de la boca sin aliento de mi hermano. === Las huestes de los hombres oscuros llegaron a mi casa de mañana traían el día convertido en lingotes venían de no sé dónde, deliraban habían bebido agua de los páramos la única estrella que estaba en el cielo no brillaba, y no encontraban el pueblo. La nada hervía en sus corazones y si no fuera por los cerros esta historia no sería cierta. Los hombres vestían de negro habían perdido hasta el sueño en la cara y en los brazos tenían rasmilladuras de la muerte. Nunca entendí menos la vida nunca antes sentí tanta cobardía como la vez que se sentaron a la puerta mascando tabaco y limpiando sus fusiles. Mientras fueron mis huéspedes nunca durmieron tenían miedo preferían corretear púberes o en la puna lamerse las heridas la última noche que estuvieron esperaron en vano ver amanecer una mano temblorosa borroneó del iris el brillo de las auroras y para verse los rostros barbudos sólo la luz endeble de sus cigarrillos. Se marcharon no sé a dónde sus cantimploras estaban vacías, la casa quedó con su aroma a desventura y cada vez que me vence el sueño recuerdo que los pájaros del pueblo nunca se les acercaron. === Cuando me nombres en las montañas se irá vertiendo el alba con sus chacales heridos. Cuando me nombres será lo mismo que el amor y sus aguaceros Cuando me nombres alcanzarán sus sílabas las víboras de la vejez y tu corazón tendrá === El aromo me mira “de todas las creaturas —dice— éste está más solo”. Yo doblo mi cabeza con sus cuervos de pantano y no digo nada, todo el entorno llueve se arrima en líneas el paisaje se despluma en albas el gallo y la sombra con su luz atormentada baja a las bocas y las anochece. Yo sólo tengo certeza que giro que relumbran en mis huesos las estrellas de la infancia que suenan las campanas en el oído de mis muertos y la calle donde espero es siempre la misma calle. De todas las creaturas —digo— el aromo es el más cierto. === Alguna vez, madre la muerte tendrá sueño caerán sus ojos de nieve sobre tus dedos inmóviles, y la bruma con que envuelve despertará a la sibila vieja. en vez de ataúdes sobre la costa habrá una hilera de barcazas. Tendrá sueño alguna vez la muerte, chocará el ruido con su magma, la luz sellará las grietas del alma. Aflojarán los tornillos del verbo, la bicicleta del cosmos girará sin pedales. Se hartará de comer sueños sin huesos, lloviznará sobre las tumbas abiertas. Entonces volverás, madre, despierta como una madrugada, a la calle donde tu sombra vaga herida, brillará la luna en tus ojos sin caminos, vendrás tan feliz, tan alerta, creerás haber dormido entera una mañana descansada y sin penas, te despertará el rugido de la pantera cuando respira la humedad de la tierra, irás en romerías con los pájaros a las casas y te serán amadas pero nuevas las caras, sentirá la abuela tu voz cascada, tu aroma a pan recién horneado, dirá que es hora de poner la mesa de levantar las cortinas y prender la mañana en su cocina a leña, estarán recién pintadas las horas y lavadas en vísperas las tragedias. Que algún día madre suceda la muerte esté dormida y tú contenta. ** Pedro Marambio Vásquez pedro.marambio@unap.cl Poeta chileno (Iquique). Ha publicado Elegía para fantasmas, Reinos extraños y Corazón a tientas, y fue compilador de una antología de poetas jóvenes de Iquique. Durante algunos años publicó sus crónicas en el diario El Nortino y fue también columnista en el diario La Estrella de Arica. Desde 2000 ha dirigido el taller De la Esquina y luego el Taller Literario Verbalía, dependiente de la Universidad Arturo Prat (Unap, http://www.unap.cl). También fue profesor en la escuela de arte de una institución que se dedica al desarrollo de la mujer y en la Escuela del Adulto Mayor, organizada por la Universidad Arturo Prat. Su trabajo ha logrado reconocimiento por parte de la comunidad, por el aporte de enseñar y difundir las letras a través de teatro. === El Más Grande Cheo Guzmán ======================================== Después del 30 de octubre de 1974 no supimos más de Renata Baute, la mujer de Tadeo Anzola, mi compadre de sacramento. Ese día el televisor del Bar Renacimiento acaparó la atención de los jugadores de cartas y de los entusiastas borrachines cuyo rito de cotidiana ebriedad administraba atinadamente, con ron y aguardiente de caña, Basil, el libanés. Mi compadre y yo habíamos apostado la cuenta, una vez más, al ganador de la pelea por el campeonato mundial... En Zaire, Foreman y Alí prometían el banquete más grande de la historia en materia de boxeo y, aquí, en este confín humeante y sudoroso, nosotros pretendíamos saber de tácticas, estadísticas y jabs de izquierda en la ilusión casi infantil de transmutarnos en aquellos contendores, por obra y gracia de unas imágenes que parecían extraviarse a intervalos desesperantes en las entrañas del televisor Philco, que reinaba, sin mácula alguna y con sus telarañas circundantes, por encima de las tres mesas de billar. En los días que antecedieron el combate, Tadeo conversaba fervoroso sobre las cualidades inigualables de Cassius Clay (pocas veces lo llamaba Alí, a pesar de la insistencia de Basil). En el viejo autobús que conducía a diario de Caracas a los Valles del Tuy una foto del ídolo sonriente, luciendo una dentadura a prueba de uppers y rectos de derecha, daba la bienvenida a los pasajeros en un trayecto sinuoso y fresco que solía durar algo más de una hora. Se despedía de Renata cada madrugada y retornaba al final de la tarde con la misma alegría de niño pelotero regresando del Plan de Curaciripa después de haber desplumado a sus rivales, alardeando de su invencibilidad. Él la conoció como pasajera dos años antes de su desaparición. Abordó el autobús en la Cortada del Guayabo un mediodía extrañamente soleado y lluvioso al mismo tiempo; traía el olor aduraznado de las montañas de San Diego y unos labios de pomarrosa que no tardaron en apoderarse de la voluntad de mi compadre. Ese día Clay venció al catire Quarry en Las Vegas, Nevada, como un gavilán deshilachando un polluelo. Hubo jolgorio en el Renacimiento y ninguna mesonera pudo arrastrar a Tadeo, que aquella noche durmió calculando la felicidad que podría caber en el lado vacío de su cama. Ella desempeñaba el oficio de enfermera bajo la supervisión del doctor Rotundo Rumazo, un cumanés vivaz, por cuya locuacidad el pueblo le tildara de médico predicante debido a sus célebres reláficas acerca de tenias, vermes y erisipelas con las cuales impresionaba a pacientes hartos de purgarse con sal de higueras y consomé de ajos. Yo llegué a pensar que Tadeo, el autobusero, no conseguiría enamorarla por encima de Rotundo, el cirujano; pero mi compadre demostró ser un peso pesado incomparable en eso de invadir corazones ajenos y rápidamente se hizo de la mejor hembra que subiera a su colectivo jamás. Compraron una casa en las afueras del pueblo con suficiente espacio para guardar el autobús y hacer los trabajos de mecánica en los cuales era muy ducho Tadeo. Ella comenzó a amarlo con comedimiento, un recato de amor en los límites de la decencia, una entrega medida como quien llena un vaso con temor a derramar el líquido. Después se tornó voluptuosa, en celo interminable, para mi compadre que no era menos... ya no importaba si se derramaba la vida entera... A cada regreso lo esperaba la volúpia de Renata, sabía seducirlo con el juego transparente de sus telas y al final siempre terminaba avasallándolo; vivía en un paraíso y ella era la mejor puta del edén. Siempre lo quise como alguien muy cercano, una especie de hermano mayor y compañero de buenas y malas. Por eso le pedí que apadrinara a la niña que me parió Auristela... cuando se dispuso a vivir conmigo cansada de escondérsele a Antonio, el español, que soñaba con llevársela para Madrid en un galanteo demasiado espeso para una flaca tan refistolera. Cuando me obsesioné por las corridas de toros e improvisábamos nuestra fiesta brava con los novillos que llegaban al matadero del pueblo, mi compadre que entendía mi sueño, era mozo de espadas, picador y banderillero... por eso no me importaba ser su sparring cuando sacaba los guantes y comenzaba a moverse como un peso pluma a pesar de su porte de samán... un samán cuya sombra era mi resguardo. La primera pelea de Clay contra Joe Frazier la escuchamos en el radio del autobús; terminamos desconsolados como un par de carajitos sentados en el parachoques tratando de explicar la derrota increíble de Alí. La revancha la escuchamos en un radio-pickup que enchufó el difunto Amílcar Bello en la plaza Bolívar con una luna colorada y licenciosa, exquisita luz para embriagarse en nombre del Más Grande de Todos Los Tiempos. Nos fuimos con una bandada de locos montados en el autobús a celebrar en El Conuco, el único burdel formal y respetado como tal por estos chiribitales, según el negro Macanapo, quien dirigía la tropa con la panza rebosante de cerveza. Varias veces me advirtió Auristela sobre los misterios de Renata, reparaba en detalles que para mi compadre y para mí nunca resultaron significativos. Para ella era sumamente extraño que ningún familiar la acompañase el día del matrimonio, ni que pariente alguno le dispensara visitas y... sus ojos maliciosos, insinuantes, punzantes como aguijones. Tadeo llegó a confesarme que su mujer excedía con demasiada frecuencia los linderos de la lujuria; pero yo, que conozco sus comentarios exageradamente rimbombantes, se lo atribuía a la falta de discreción que lo caracterizaba cuando el tema eran las mujeres. Dos inyecciones de vitaminas me prescribió Rotundo Rumazo para el dolor en el cuello que me mantenía con la cabeza rígida como un gallo en la procura. Le pedí a Renata que me inyectara y se me ocurrió ir a su casa a la hora de regreso de mi compadre, al final de la tarde. Ella estaba hermosa y descalza, como siempre, de pelo recogido luciendo displicentemente el vestido de enfermera luego de la jornada. Preparó la jeringa en un tris y pidió que me bajara los pantalones, no entendí el raro pudor que sentí en ese instante pero supo manejarme con un guiño simple, de absoluta confianza. No percibí el dolor de la punzada, sólo sus manos sorpresivas provocando mi deseo, escrutando espacios con sus labios cárdenos, inclementes, dejándome estático, mudo... y me torné impenitente, ordenanza de mi propio cuerpo que privó sobre mi alma y demolió mi fidelidad con Tadeo, quien minutos después hizo sonar la bocina escandalosa del autobús para devolverme a una forzada normalidad, con su abrazo de gladiador romano, sin sospechas, con el cariño más grande de la vida, reclamando a Renata por una sopa de pollo que quiso compartir conmigo, mientras los grillos de la noche comenzaban un canto repetitivo que laceraba mi espíritu y oprimía mi ultrajado corazón. Zaire era un pedacito de universo, un cuadrilátero iluminado a la espera de Cassius Clay y George Foreman. Mi compadre, inusualmente, se demoró en llegar al Renacimiento y no pudo oír los comentarios de los expertos antes del combate, lo noté un tanto triste, monosilábico al responder... él, cuya locuacidad arropa al mismo Basil y a su incontenible media lengua... Deduje que no había tenido un buen día; fijó sus ojos en el televisor y mientras Alí soportaba en las sogas los golpes de un Foreman embrutecido, nosotros compartíamos una botella de buen whisky, el coraje de Clay bien merecía un escocés. Se fue emocionando a medida que avanzaba la pelea, la estrategia de Alí rendía los frutos esperados y nosotros pedimos otra botella. Pocos se dieron por entendidos cuando Macanapo llegó con el cuento del acuchillamiento de Rotundo Rumazo; el doctor apareció con varias puñaladas dentro del Chevrolet Impala que trastornaba a Julieta Malavé y a otras pacientes consuetudinarias al borde de la hipocondría. Clay ya tenía el control del combate y Foreman era un fardo de músculos sin sincronía alguna, los gritos de Zaire se confundían con los nuestros cuando Foreman cayó como los jabillos de la quebrada si la creciente arremete, constante, voraz, desenterrando sus raíces. Indudablemente, era una noche memorable para los amantes del boxeo y eso justificaba la rasca colectiva. A mí me tocó cargar con mi compadre convertido en Noé ebrio, llorón y parlanchín. Eran las tres y cinco de la madrugada y en el reloj de mi compadre había una pequeña gota de sangre que me hace temblar de miedo hasta el día de hoy. ** Cheo Guzmán escribecuandoquieras@gmail.com Escritor venezolano (Caracas, 1960). Premio Fondec de Primera Novela “Andrés Mariño Palacios” (1989) con Los versos del ilustre. Es ingeniero de Producción egresado de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ, http://www.ufrj.br). === Poemas Clarisa Caropreso ========================================= Domingo 25 de marzo de 2007 Ángeles que se lleva el viento arrancándolos de un tirón. Ángeles que van perdiendo el aliento y van presentando sus credenciales a [Dios. Llenando formularios y permisos de paso hacia las alturas. Con pocas ganas, y razones absurdas. Allá van, a entender un poco más de todo esto. Se elevan en alma y cuerpo. Miles de manos que se prenden de sus alas para retenerlos. Pero carece de poder la débil fuerza de un mortal. No es suficiente para aquel titiritero el motivo terrenal. Los hilos se nos enredan en el cuello y nos cortan la respiración. Cuán pequeños somos... Cuán infinitamente chiquitos... Impotentes, sin voluntad que alcance... Dan ganas de saltar al vacío. Pero si Él decide que es inútil, de nada servirá. Ángeles que no pueden esperar, ángeles que se van. Se van con ellos nuestras almas. Nuestras lágrimas se arrastran pidiendo piedad. Súplicas, pedidos desesperados, de tregua. Que nos regalen un tiempito más. Resulta injusto ver cómo las aves se llevan consigo a los ángeles de viaje. Son tantos los mortales que ofrecen un trueque de cuerpos y se alistan para [emigrar. Quieren ocupar ellos aquel lugar. Pero aquel que elige es rígido en sus decisiones y no cambia nunca su [accionar. Tantas plegarias, tantas rodillas clavadas al suelo, tantas súplicas vanas [al cielo. Y los ángeles se van. Si hubiera forma de arreglar... Si pudiéramos llegar a un acuerdo... Si se pudiera conversar... Sentémonos un rato si es posible, señor... Mi tiempo depende de lo que decidas, pero dame unas horas más. No por mis deseos de vivir, sólo quiero negociar... Hay tantos ángeles con pasaporte que se quieren quedar. Hay tantos demonios que se filtran entre nosotros y deberíamos expatriar. Hay quienes no agotaron en la tierra su oportunidad. Quienes compraron zapatos nuevos y los quieren estrenar. Prepárales el camino, aunque sea de ripio, permíteles caminar. Creo que si tenemos un poquito de paciencia, el cielo puede esperar. Martes 20 de marzo de 2007 Se me van cerrando los ojos con el ritmo presuroso de las agujas. Se bajan las persianas, se agitan los pañuelos en las estaciones. Se despiden de a poco los sueños con un dejo melancólico que duele en los [huesos. Se descuelgan de los cielos, se estrellan contra los cimientos. Cargando sobre los hombros las pesadas valijas consecuencia de un largo [viaje, que extravió su rumbo en los bolsillos de algún turista que [hablaba un idioma extraño. Y se me arruga la piel. Se vuelve pesado mi paso, y el camino se siente rugoso bajo los pies. Se me encorva el cuerpo, tal vez por la prisa de llegar hacia algún lugar. Lugar que desconozco, lugar de existencia dudosa. Pero se trata de llegar. Camino lento. La prisa no atemoriza al tiempo, él siempre ganará. Es inútil acelerar. Se van acotando las experiencias de vida para contar. Las asignaturas pendientes se vuelven silentes. Y no hay testigos que las puedan pronunciar. Todavía quedan huellas en la arena, pero pronto las arrebatará el mar. Se las llevará sin permiso y nadie las reclamará. Se vuelven excesivas las manías y cada vez menos lógicas. Se vuelven nocivas las culpas y redundantes las dudas de cómo hubiera sido, [de haberlo podido cambiar. Reclamos de conciencia y excesos de curiosidad se atropellan en el gris de [lo incierto. Fin del primer acto, y el telón presuroso por bajar. Los aplausos se harán esperar pero no así el final. Las oportunidades se vuelan como polvo de maquillaje por el aire, que vino [a cubrir heridas desmedidas. Efectos especiales que intentan distraer la cruel realidad. Hay poco tiempo, es momento de actuar. Me transpira el cuerpo, sudo frío, derrocho miedo. El tiempo se me arruga en los dedos y no lo puedo sostener. No gobierno el peso de mis párpados. El sueño es pesado, me mantendré despierta... Trataré de inhalar todo el aire que pueda. Me montaré a cada viento que se me presente, intentaré ser valiente y los [voy a domar. Mientras me dé tregua el sueño eterno, y no me venga a buscar. Domingo 25 de marzo de 2007 A las fuentes me remito. Me aferro a las raíces. Con los pies descalzos, amanso el tacto áspero del suelo. Quiero sentir los orígenes del mundo renaciendo en mi cuerpo. Que se me claven las púas de la génesis del arte en la piel. Que me abracen las raíces elevadas como enredaderas, que no me dejen [escapar. Quiero sentir lo profundo en la superficie terrenal. Deseo sumergirme, y en el fondo indagar. No sirvo para lo superficial, no suelo dejarlo pasar. Pedazos de tierra, que se desprenden, se vuelven polvo volátil. Arenas desprendidas de piedras que nos hablan más de historia que el mismo [Ibáñez en la escuela. Vientos que me cantan al oído, silencios desde otro lugar. Huellas que dibujo, sin trazar. Puedo mirar hacia atrás. Tacto, sólo tacto. Cuánta sabiduría esconden las manos. Cuánto aprenden los pies al caminar. Pasar por el tamiz de lo sensible, o filtrar sensibilidad... Desnuda, descalza, en paz. Silencios... Y no me refiero a callar... Quiero sentirlo en el cuerpo, quiero dejarlo penetrar en extremo. Que me sacuda, que me corte la respiración. Deseo que me agite violenta la conmoción. Que me despeine el cabello, que me lo enrede, que me lo confunda en una [maraña imposible de desliar. Que el aire me bese los párpados, me cierre los ojos despacio. Que me arrulle la brisa que se desliza por mi piel. Sobre la tierra me dejaré caer. Dejaré extendido mi cuerpo, me abrazaré al suelo, mis fuerzas dejaré [vencer. Me aferraré a las raíces, beberé de las aguas profundas, pues nací con la [boca seca y nada sacia mi terrible sed. Lunes 2 de abril de 2007 Nostalgia que amanece prendida de los ojos. Confundida entre las sábanas, vestida de recuerdos cercanos. Se despereza sin ánimos, ni voluntad de levantarse. Rememora en silencio su encuentro con la luna y el roce de su piel. La nostalgia no quiere despertar. El tacto extraña, los labios también. Hay nostalgia en el aire, y además en el agua se puede beber. Se desprende de las luces, me baña el cuerpo. Me dibuja miles de sombras en forma de ausencias fantasmagóricas. No se disfraza de compañía mi soledad en este carnaval. Me colmo de huecos cuando no estás. Cuando se queda mi cuerpo y mi alma en estado de abandono. Cuando mi corazón se declara en actitud de espera desesperada. La angustia se cansa de hacer escala en cuerpos ajenos y en el mío se queda [a morar. Estoy tan acostumbrada a la falta de postre, después de cenar. Me he ido a dormir más de una vez sin poderte degustar. Mi castigo, luego de la entrega total, es despertarme en soledad. Y me quedo con la sangre derramada de recuerdos. Con la insatisfacción a flor de piel. Con miles de recuerdos colgados del cuerpo, que piden más. Millones de necesidades sudadas por mis poros. ¿Y las yemas de los dedos?... Ay Dios mío... Ay... si pudieran hablar. Me quedo rebalsada de lágrimas sin razones exactas que manifestar. Y sobran las razones, cuando nadie me puede explicar. Ya no busco excusas que me den motivos valederos que me justifiquen el [camino recorrido hasta acá. Nada tiene razones válidas para justificar tu ausencia en mi vida. Nadie ordena ni siquiera mi nostalgia en medio de este caos. No me queda nada en las manos, sólo recuerdos en la lengua y esta molesta [sequedad. Nostalgia que se queda en mi cama, se aferra a mi almohada. Nostalgia que no se va. Llanto que se sostiene de mi garganta por miedo a caer. Congoja que hace equilibrio en mis cuerdas vocales. Y todos mis sentidos a un pie del abismo, culpa de este maldito cinismo [vital que me obliga a quedarme por este irresponsable e indomable [amor, en un incómodo lugar en el que la razón no me permitiría [estar. Y es que la razón siempre tuvo razones lógicas dignas de escuchar. Y es que yo me he vuelto tan sorda cuando se trata de razonar. Pero la verdad nunca he sido muy lógica en materia de pensar. Siento, y porque siento es que me suelo equivocar. No presiento aún razones suficientes que me den motivos lógicos para amar. Espero no encontrarlos de momento, porque creo que en materia de pasiones a [veces es más digno errar. ** Clarisa Caropreso lali230278@hotmail.com Escritora argentina (Buenos Aires, 1978). Es estudiante. Su obra permanece inédita. ||||||||||||||||||||||| EL REGRESO DEL CARACOL |||||||||||||||||||||| === Los días contados Arnulfo Quintero López ========================= Poesía Editorial Gitanjali/Conac Mérida, 2005 Depósito legal: LF007420058004658 246 páginas “¿Morir?... / Pero si nada hay más bello en su hora / —frente al muro— / que los serenos ojos de los moribundos, / anegados por su propio silencio...”. Así le canta a la muerte el poeta venezolano Fernando Paz Castillo en su extenso poema “El muro”, una de cuyas estrofas reza: “Porque no hay muerte sino vida / del lado allá del canto, del lado allá del vuelo, / del lado allá del tiempo”. Parafraseando estos versos, Arnulfo Quintero López publicó hace poco más de tres lustros su primer poemario: Del lado allá del vuelo, del lado allá del canto, del lado allá del tiempo (1990). Compuesto por poemas y textos en prosa poética, el libro es un repaso del autor por las fuentes de una melancolía que le hace decretar “en estado de sitio la esperanza” y proclamar: “Posiblemente yo muera una tarde, no en París como Vallejo, pero sí con lluvia y la tristeza de haberte visto regresar desde el círculo sin haber adivinado el por qué de mis pasos”. Desde 1990, fecha en que apareció ese primer libro, Quintero López ha publicado otros cinco: Versos de la Taberna del Camino del Olvido (1995), Como un rayito de luna (2000), La esencia del hueso perdido (2004), Adverbios y azares (2004) y De la noche y otros lugares (2004). Todos están contenidos en Los días contados, un recorrido por la obra de este poeta de pluma reposada y, a la vez, vibrante. Quintero no deja de cantarle a la vida, transpuesto el tono pesaroso de su primer libro. Ya el primero de sus Versos de la Taberna del Camino del Olvido invoca la celebración permanente de la vida: “A esta edad / pasados los cuarenta / alto, gordo y hermoso / me celebro // Desnudo / me muestro / al mundo / como grano / de trigo / e invito / a mis amigos / que embriaguen / sus sentidos / y dignifiquen / por favor / la irreverencia”. Ambas cadencias se entrelazarán a lo largo de la obra del poeta, proceso que se puede verificar libro tras libro. En Adverbios y azares, donde adopta un lenguaje sentencioso que recuerda al de un patriarca bíblico, puede cantarle al amor y a la poesía: “La mujer que comparte el lecho de un poeta / y lo llena de amor, / ha simplificado su camino al cielo. / En verdad les digo / en mortales brazos sufrirá / el hastío de los siglos”; pero también puede ser impetuoso: “Quien justifica las ofensas es un cobarde / Por eso les digo: / cuando te peguen en la mejilla derecha / pon la mejilla izquierda y cuando / el muy desgraciado también te pegue en ella, / saca tu revólver y dale un tiro en la cabeza”. Nacido en Anaco, Anzoátegui, en 1949, Arnulfo Quintero López es actualmente vocero de la Red Nacional de Escritores. Comparte la lid poética con el derecho y reside en Barinas, de cuyo Instituto de Cultura y Bellas Artes es presidente. Ha sido, además, profesor de pregrado y posgrado en la especialidad de derecho laboral. La publicación de esta antología es una gran noticia para quienes, como nosotros, siguen con atención la obra de este autor que a mediados de los 90 declaraba: “El fuego / promulga / la síntesis / del beso”. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “...toda auténtica educación como toda auténtica cultura sólo tiene valor en cuanto se elabora en las profundidades del ser; en cuanto surge como voluntad y necesidad interna más que como mecánica imitación de lo que viene de fuera”. Mariano Picón Salas, “Comprensión de Venezuela” (1949). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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